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HISTORIA
^ mvmdo
A ntigvo
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.
ROMA
Director de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)
Diseño y maqueta;
Pedro Arjona
F. Bajo
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 5
Indice
Págs.
Introducción ................................................................................................................ 7
Bibliografía ................................................................................................................... 62
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 7
Introducción
¿m
Basílica de Majencio.
10 A k a l Historia del M undo Antiguo
HELENA-
1
>CONSTANCIO CLORO • TEODORA FAUSTA
(Esposa de Constantino)
►CONSTANTINO- «FAUSTA
(Hija de Maxim iano)
CRISPO
M I
T
-♦•JULIO CONSTANCIO GALLA
ΓΓΤΤ ▼
HE LEN A· ►JULIANO GALLO
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>>>>
DALMACIO HANIBALIANO
La familia Constantiniana.
Cabeza de
Museo del C tolio, Roma.
Versión pagana de la conversión de curó el mal con un mal mayor: hizo prepa
Constantino rar un baño más caliente de la cuenta y ha
Cuando todo el poder estuvo en manos de ciendo entrar a Fausta, la sacó muerta. In
Constantino, ya no escondió la mezquin timamente consciente de sus crímenes así
dad que le era natural. Celebraba aún los como de su desprecio por los juramentos,
ritos ancestrales, no por respeto, sino por consultó a los sacerdotes sobre el modo
interés; por esta razón también obedecía a en que expiar sus fechorías. Pero mientras
los adivinos que, como él mismo había que éstos le habían respondido que no
comprobado, le habían anticipado la ver existía ninguna clase de purificación capaz
dad respecto a todo cuanto le había acon de borrar tales impiedades, un Egipcio lle
tecido. Pero cuando volvió a Roma, hen gado de España a Roma y que había enta
chido de arrogancia, decidió que su pro blado relación con las mujeres del palacio,
pio hogar fuese el primer teatro de su im llegó hasta Constantino y le aseguró que la
piedad. Su hijo Crispo honrado, como se fe de los cristianos perdonaba todo peca
ha dicho antes, con el título de César, fue do y prometía a los impíos que la adopta
sospechoso de relaciones culpables con ban la absolución inmediata de toda culpa.
su madrastra Fausta, y él le hizo matar sin Constantino acogió muy favorablemente
tener en cuenta las leyes de la naturaleza. esta exposición y rechazó las creencias de
Además, como la madre de Constantino, los ancestros, compartiendo después las
Helena, se sintiese desolada por tal des que el Egipcio le había comunicado.
gracia e incapaz de soportar la muerte del
joven, Constantino, a modo de consuelo, Zósimo, Historia Nueva,, II, 29
de los territorios lim ítrofes entre am G eneralm ente es aceptado por los
bos Im perios. El C ésar designado fue historiadores que la causa de los con
B assianus, amigo de Licinio y c u ñ a flictos que volvieron a plantearse en
do de C onstantino, que, por instiga tre am bos Em peradores a partir del
ción de Licinio, preparó un com plot 320 fueron las divergencias religiosas.
destinado a asesinar a C onstantino y A unque tam bién podría ser que la
este acontecim iento llevó a la guerra nueva actitud de hostilidad a la Igle
a am bos E m peradores. L icinio fue sia, p o r parte de Licinio, fuera la con
vencido en Cibalae, en P anonia, en el secuencia y no la causa de otro tipo
314, pero su d errota no le im pidió de diferencias y problem as existentes
n om brar Augusto a uno de sus duces, entre los dos Em peradores. C om o por
Valente, destinado p o r él a suceder a ejem plo el hecho de que la idea de la
C onstantino en Occidente. La segun reu n ificació n del Im p erio bajo un
da batalla se libró en el Campus Ar- solo m ando, estuviese presente en los
diensis, en Tracia, y el resultado no fue planes de uno o de am bos príncipes.
decisivo para ninguna de las dos p ar La respuesta definitiva no nos es co
tes. No obstante se llegó a la conclu nocida, pero perm anece el in terro
sión de un tratado de paz: Licinio gante de por qué Licinio, que había
hizo m atar a Valente, y cedió a C ons hecho gala de u n a actitud claram ente
tantino las diócesis de P anonia y M a cristianófila, decidió que pronto, tras
cedonia, incluida Grecia. siete años de gobierno, adoptar una
C onstantino, por su parte, ren u n política hostil hacia la Iglesia. Algu
ció a la prerrogativa que tenía, com o nos au to re s p re te n d e n que fue el
prim er Augusto, de legislar por cuen conflicto arriano, que había estallado
ta propia. poco antes en O riente, el que influyó
H asta el 324, el Im perio fue u n a es en la nueva orientación religiosa de
pecie de confederación m al avenida, Licinio (Tuillier, 1975). A ún así, resul
con escasa cohesión* a pesar de las ta difícil de ex p lica r el co m p o rta
m uchas analogías que se encuentran m iento de Licinio, teniendo en cuen
en las gestiones de uno y otro Em ta, adem ás, la enorm e im plantación
perador. que el cristianism o tenía entonces en
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 15
Oriente. Sin duda él sabía que cual dioses. Es sabido que en el Código
quier disposición contraria a los cris Teodosiano se contem plan en los pri
tianos le atraería un a gran im popula m eros años, disposiciones idénticas
r id a d , lo q u e c o n f ir m a E u s e b io de Licinio y C onstantino, pro h ib ien
cu an d o nos dice que los cristianos do cualquier dispensa de las obliga
o r ie n ta le s c o m e n z a r o n a v e r en ciones de los curiales (C.Th. XII, 1, 1 y
C on stan tin o a su defensor y an im a 5) y castigando con la deportación a
ron a éste a que les liberase de Licinio los que escapasen a tales obligacio
(Eus. Vit. Const. IV, 32). Tam poco re nes (C.Th. XII, 1, 6).
sulta m uy digna de fe la afirm ación La perm isividad que, en el caso de
de Eusebio y Teodoreto de que los los clérigos, concedió C o n sta n tin o
arríanos fuesen favorcidos por Lici poco después, desapareció en el 320
nio y que fueron ellos quienes le im (C. Th. XIV, 41 y 2, 3) al obligar a los
pulsaron a luchar contra C onstanti clérigos y laicos curiales a hacer fren
no (Eus. Vit. Const. I, 56; H.E. X, 8, 8; te a sus obligaciones. N o obstante,
Theod. H.E. I, 19). En prim er lugar, perm itió que no cum pliesen los ri
porque no consta que Licinio haya tuales religiosos vinculados al acceso
prodigado nunca sus sim patías hacia a las m agistraturas m unicipales (C.
los a rría n o s (a u n q u e sí su esposa Th. XIV, 2,5), puesto que el cum pli
C o n sta n c ia ), com o tam p o co p a re m iento de estos ritos podría d ar lugar
ce cierto que C o n sta n tin o pudiese a conflictos de conciencia entre los
ser co nsiderado un cam peón de la cristianos. Sin em bargo ninguna ex
o rto d o x ia a n te s d el C o n c ilio de cepción sem ejante aparece en el C ó
Nicea. digo Teodosiano para la parte orien
La hostilidad hacia los cristianos tal del Im perio. Es por tanto, bastante
de Licinio se m anifestó en una serie lógico suponer que puesto que Lici
de m edidas concretas, puesto que no nio no había em itido ninguna deci
hubo un edicto general, tales como: sión p artic u la r para los cristianos,
obligar a los funcionarios de la adm i aplicase la m ism a disposición a todos
nistración im perial a sacrificar a los sus súbditos, paganos y cristianos. La
dioses o dim itir (Eus. H.E., X, 8, 10; negativa de algunos de estos últimos
Vit. Const. I, 52-54); que las asam bleas a cum plir con los sacrificios rituales,
cristianas fueran mixtas, m edida que, suponía una negativa a integrarse en
probablem ente, tenía com o fin evitar la curia y, en consecuencia, les sería
las querellas dogm áticas entre arria- im puesto el castigo correspondiente;
nos y no arríanos, pues es sabido que así parece confirm arlo la sorprenden
Arrio tenía un gran núm ero de segui te acusación de Eusebio, de que Lici
dores entre las mujeres. El m ism o in nio persiguió a los cristianos inscri
terés de zan jar las controversias de biéndolos en el álbum de las Curias.
bió inspirar la prohibición de que los La batalla entre C onstantino y Li
obispos salieran de sus diócesis y ce cinio nos es presentada de nuevo por
leb raran sínodos (Eus. H.E. X, 8, 17). los autores cristian o s de la época,
Las infracciones parece que eran se com o una segunda guerra de religión.
veram ente castigadas y si hem os de (Además de los autores citados; So-
creer a Eusebio, se llegó en algunos zom. VII).
casos a la aplicación de penas capita La prim era derrota de Licinio, en el
les (Eus. H.E. H, 8; Vit. Const. II, 2 y 324, tuvo lugar cerca de A ndrinópolis.
30-34). N o obstante, estos castigos a Licinio se retiró posteriorm ente a Bi-
los que alude Eusebio, debían im po zancio y nom bró Augusto a uno de
nerse a la prim era de estas disposicio sus funcionarios, M artiniano. En la
nes, la que alude a la obligación de segunda y definitiva derrota, jugó un
los funcionarios de sacrificar a los papel decisivo la flota constantinia-
16 A k a l Historia del M undo Antiguo
Arco de Constantino.
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 17
sión celeste que decidió la conversión Pero adem ás, no sólo estos relatos
del príncipe. Eusebio no com enta este sino las obras de am bos autores son
episodio en la Historia Eclesiástica, objeto de m últiples interpretaciones,
silencio sorprendente dada la im por al igual que la Historia Eclesiástica de
tancia del acontecim iento, pero sí en Sozom eno. Ya nos hem os referido a
la Vida de Constantino, aunque en dos cóm o, d e lib e ra d a m e n te o no, h a n
pasajes, y, con ciertas variantes. En sido om itidos o falseados en estas
prim er lugar, nos dice que este hecho obras algunos aspectos de la política
trascendental se produjo antes de la de Licinio y del propio M ajencio. O b
batalla de Puene Milvio y que el E m viam ente son obras de carácter pro
perad o r vio en el cielo «el lum inoso pagandístico, cuyo fin es ensalzar el
trofeo de la cruz acom pañado de las triunfo del cristianism o y a C o n stan
palabras “con éste vencerás11» ( V.C., tino: es el caso del De mortibus persecu
28, 2). Posteriorm ente, nos dice que la torum, de Lactancio, claram ente pan-
conversión fue el resultado de dos fletario. A ún así, re su ltan im p re s
apariciones, la antes señalada, m ás la cindibles para el estudio de la época
que tuvo la noche siguiente en la que c o n sta n tin ia n a , sobre todo la VC.
se le apareció C risto con un signo Pero la valoración de esta fuente en
confusam ente descrito p o r Eusebio tró en un debate particular a partir de
(VC . 1, 29-31) que m uchos autores los trabajos de Grégoire, en los que
entienden que se trata de un cristo- expone num erosos argum entos cuyo
gram a ^ (Alfoldi, 1948; Vogt, 1949); resultado es que la Vida de Constanti
para otros se trataría de una cruz, en no, de Eusebio de Cesarea, es el p ro
vez de u na rho\ (ver G uarducci, ducto de u n falsificación de época
1980) y para otros se trataría de una teodosina. M uchos de estos argum en
tau dentro del num eral griego diez, tos al cabo del tiem po han sido des
esto es, % que habría que interpretar pejados; sin em bargo, subsisten aún
com o tria decennia (Piganiol, 1936), m uchas dudas sobre la obra en sí y
aludiendo a la visión que C onstanti so b re los d o c u m e n to s del p ro p io
no tuvo y que nos es descrita p o r el C onstantino insertos en la obra. Al
p an eg irista del 310, q u ien dice, en gunos autores, aú n aceptando global
presencia del E m perador, lo que este m ente la autenticidad, adm iten que
m ism o le habí contado: que Apolo se hay interpolaciones en el texto (ver
le h abía aparecido y le había ofrecido H onn, 1940) y todavía hoy los estu
dos coronas en cuyo interior C ons diosos de la época co n tin ú an ofre
tantino vio un signo que identificó ciéndonos argum entos en contra o a
com o la prom esa del dios de que rei favor de la autenticidad de los m is
naría treinta años (Paneg. lat. VII, 21, mos (así, Pietri, 1983).
4-8). Lactancio, finalm ente, no habla En segundo lugar, y aunque acep
de visión, sino de un sueño habido la tásem os alinearnos al lado de los más
noche antes de la batalla de Puente fervientes defensores de la autentici
M ilvio, au n q u e la descripción que dad de estos textos, nos encontraría
hace del signo que Dios le m ostró en mos con que difícilm ente puede de
el sueño tam bién se ha prestado a ducirse de ello, que C onstantino haya
distintas interpretaciones: «...ut cae- sido cristiano desde el m om ento en
leste signum Dei notaret in scutis atque que la tradición sitúa su conversión.
ita proelium committeret. Facit ut iussus En los escritos constantinianos que
est transversa X littera, summo capite Eusebio edita en su Vida de Constanti
circumflexo, Christum in scutis notat. no, el príncipe habla frecuentem ente
Quo signo armatus exercitus capit fe de la «divinidad», del Dios m uy alto,
rrum (De mort. 44, 4 ss). (Véase texto del «Dios omnipotente» términos am-
núm ero 2). bigüos y que son com unes a los paga
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 19
del 319 (C.77?. XVI, 2, 2) a los bienes En la base de estas restricciones sin
de todos los clérigos, lo que en cierto duda se encontraba la necesidad de
m odo suponía la concesión al ordo organizar esta duplicidad de jurisdic
clericalis de un estatuto jurídico p arti ciones paralelas: la secular y la ecle
cular, que aparece, con tales privile siástica, establecidas sobre la base de
gios, claram ente diferenciado de los m utua independencia. N o debieron
cristianos laicos. ser infrecuentes las contradicciones
entre am bos trib u n ales tales com o
b) La jurisdicción eclesiástica que un clérigo, depuesto p o r el tribu
nal eclesiástico, fuera declarado ino
En una disposición del 318, C o n stan cente en el proceso ante los jueces ci
tin o estab lece que sea el trib u n a l viles, o viceversa.
episcopal quien juzgue a todo aquel
que desee ser juzgado según la ley
cristiana, incluso en el caso de que la c) La manumissio in ecclesia
c a u sa h u b iese sido ya p re se n ta d a
ante los tribunales civiles. Además, La legislación im perial sobre las m a
declara que la sentencia em itida por num isiones eclesiásticas es significa
el tribunal episcopal sería inviolable tiva de la im portancia social concedi
y su ejecución sería asegurada por la da por el poder político a los clérigos.
fuerza pública (C.Th., 27, 1). De una Volterra considera que estas disposi
sentencia posterior del m ism o E m pe ciones suponen un punto de encuen
rador se desprende que la voluntad tro verdaderam ente notable entre el
de un a sola de las partes en litigio, E m perador y los principios sociales
bastaba para arrastrar a la otra ante
La manumisión en la iglesia (18 de abril
el tribunal episcopal. A ñade que, en del 321)
cuanto a la m ateria a juzgar, incluía
todo tipo de causas y que sus senten El emperador Constantino Augusto al obis
cias eran sacrosantas y sin posibili po Hosio.
dad de apelación (Const. Sinnond. I, Que quienes con sentimiento religioso
han concedido en el interior de una iglesia
año 333). Lo extrem ado de tal conce la libertad merecida a sus esclavos, se
sión ha hecho que algunos autores considere que la han dado con los mismos
pongan en duda su autenticidad (así efectos jurídicos que cuando es concedida
p or ejem plo, De Francisci). la ciudadanía romana con cumplimiento
Posteriorm ente, a p artir de los su de las form alidades; pero ha parecido
cesores de C onstantino, los trib u n a oportuno admitir tal efecto sólo para quie
les eclesiásticos sufrirán u n proceso nes la hayan dado en presencia de los sa
restrictivo: prim ero, se les conceden cerdotes. Por otra parte, permitimos a los
clérigos que, al conceder la libertad a sus
com petencias para ju zg ar delitos civi
servidores, no solamente les concedan el
les, pero leves, no de carácter crim i pleno disfrute de la libertad, sino también,
nal. M ás tard e se in ten tó que sus cuando dan la libertad por estipulación
com petencias se lim itasen a los asu n testamentaria o deciden darla con pala
tos de carácter religioso excluyendo bras cualesquiera, que la libertad se ob
las causas civiles. Pero esta precisión tenga automáticamente desde el día mis
es extrem adam ente vaga, pues m u mo en que se hizo pública la voluntad, sin
chos conflictos de carácter religioso necesidad de te stig o o in té rp re te del
p o d ían ser al m ismo tiem po asuntos derecho.
Dado el catorce de las calendas de
crim inales. No en vano la futura ins
mayo en el segundo consulado de Crispo
titución de la Inquisición se sustenta, y Constantino (18 de abril del 321).
en gran parte, en las com petencias ju
rídicas otorgadas al tribunal episco Código Teodosiano, IV, 7, 1;
pal en esta época. trad. J.J. Sayas
24 AkaI Historia del M undo Antiguo
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San Atanasio. Miniatura de un manuscrito griego
del siglo XII. Biblioteca Nacional. Paris.
Sobre las inmunidades de los clérigos En lo que respecta a los clérigos que po
(30 de junio del 360) seen propiedades fondarias, sin embargo,
Vuestra Sublime Autoridad decretará no
El mismo Augusto (Constancio) y César solamente que de ninguna manera ellos
(Juliano) a Tauro, prefecto del Pretorio. puedan eximir a las unidades de tierras im
En el sínodo de Ariminum (359), cuando ponibles de otros hombres del pago de las
se sostuvo una discusión relativa a los pri tasas, sino también que dichos clérigos
vilegios de las iglesias y los clérigos, se sean obligados a realizar pagos fiscales
elaboró un decreto a este efecto, a saber, por las tierras que ellos mismos poseen.
que las unidades de tierra sometidas a tri Pues, en verdad ordenamos a todos los
buto que resulten pertenecer a la Iglesia clérigos, en la medida en que son terrate
sean liberadas de cualquier servicio públi nientes, que asuman los pagos provincia
co obligado y que se vean libres de cual les de los débitos fiscales, especialmente
quier entorpecimiento. Nuestra sanción, desde el momento en que en la Corte de
dada anteriormente, viene a rebatir este Vuestra Tranquilidad otros obispos proce
decreto. dentes de zonas de Italia, así como los ve
Pero a los clérigos y a aquellas personas nidos de Hispania y Africa, han estimado
a quienes un uso reciente ha empezado a que esta regulación es muy justa y que,
llamar «sepultureros» debe ser concedida además de esas unidades imponibles de
exención de servicios públicos obligato tierra y de la declaración fiscal que corres
rios de naturaleza baja y del pago de tasas, ponde a la Iglesia, todos los clérigos de
si, por razón de llevar un negocio de muy ben de ser requeridos para realizar todos
pequeña escala, tuvieran que adquirir co los servicios públicos obligatorios y para
mida y ropas pobres para sí mismos. Sin proporcionar transporte.
embargo, aquellos otros cuyos nombres Dado como carta la víspera de las ca
estaban incluidos en el registro de comer lendas de julio, en Milán, en el año del dé
ciantes en el momento en que los pagos cimo consulado de Constancio Augusto y
de tasas fueron oficialmente hechos, asu el tercer consulado de Juliano César (30
mirán las tareas y pagos de tasas de los de junio del 360).
comerciantes en la medida en que entra
ron con posterioridad en la condición de Código Teodosiano, XVI, 2, 15;
clérigos. trad. J.J. Sayas
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 31
lito entre los em peradores rom anos y la barba». Esta parece que fue escrita a
que no siem pre fue apreciado por sus raíz del incendio del tem plo de Apolo
súbditos. Gregorio N azianzeno le lla en D afne (Antioquía), del que el E m
m a «sofista coronado» y ciertam ente perador culpó a los cristianos y en
las pretensiones intelectuales de Ju ella se refleja el pesim ism o del autor
liano —que le confirieron un estilo de ante la incom prensión existente entre
gobierno tan diferente al de C ons él —y su obra religiosa— y los antio-
tan cio — es objeto de burla para el quenos. Pero, adem ás, poseem os dis
obispo cristiano (Greg. Naz. D.V., 30, cursos y cartas del E m perador a n u
IV, 112). m erosos personajes así com o m uchas
La m ayoría de las obras de Juliano de las respuestas de algunos de éstos.
que se h an conservado son de carác Tal vez entre todas sus cartas, sea la
ter filosófico-religioso: Contra Hera- dirigida a Temistio, poco después de
clios, La Madre de los dioses, Helios-Rey su nom bram iento com o Em perador,
y C o n tra los c ín ic o s ig n o r a n te s . no sólo la más bella y espontánea,
O tras, sin ab a n d o n a r esta tem ática sino tam bién u n a de las m ás intere
que le obsesionaba, se centran en la santes, puesto que nos desvela la con
fam ilia im perial: Elogio de Eusebia, cepción del poder de Ju lian o y las lí
Elogio de Constancio y El banquete. Se neas generales de su program a de go
conservan tam bién algunos fragm en bierno. En ella se m anifiestan sus de
tos de u na obra que pretendía ser una seos de tolerancia religiosa.
refutación del cristianism o: Contra los Adem ás de los escritos de Juliano,
Galileos. U na obra de difícil clasifica poseem os los testim onios excepcio
ción es el Misopogon o «el enemigo de nales de A m iano M arcelino y de Li-
34 A ka l Historia d el M undo Antiguo
Juliano el Apóstata.
36 Akal Historia d el M undo Antiguo
Las obras de Juliano —pagano fer similar a la que describe los libros her
v o ro so y d ec id id o a re v ita liz a r el méticos.
p a g a n is m o — nós in fo rm a n a b u n U no de los rasgos de la religiosidad
dantem ente sobre su. filosofía, religio de Juliano que m ás pábulo ha dado a
sa. La m ayoría de sus reflexiones se los ataques verbales de los cristianos,
insp iran directam ente en los «libros fue seguram ente su afición a los cul
herm éticos», com pendio del p aganis tos mágicos. Esta afición —sin atre
mo neoplatónico de la época, aunque vem os a afirm arlo— pudo deberse a la
los autores que h a n estudiado p ro influencia que sobre Juliano tuvieron
fu n d am en te las obras religiosas de Prisco y sobre todo M áxim o de Efeso.
Juliano coinciden en que hay en ellas Este extraño personaje que, p ro b a
elem entos filosóficos que son ap o rta blem ente con razón, ha sido presen
ción del propio Juliano (especialm en tado tradicionalm ente com o uno de
te, Bidez, 1930). los mayores charlatanes de todos los
Juliano define las relaciones entre tiem pos, inició a Juliano, en torno al
el Dios Suprem o y el Sol com o los 352, en no se sabe qué m isterios (de
cristianos de su tiem po definían los
vínculos entre Dios Padre, y el Hijo: Desventuras del Emperador Juliano
El Dios Suprem o ha creado a Helios- Que nuestra línea paterna arranca del mis
Sol con su propia substancia; así H e mo origen que la de Constancio es cosa
lios es sem ejante y consusbstancial al conocida, pues nuestros padres fueron
Dios C reador (.Helios-Rey, c. 31). H e hermanos nacidos de un mismo padre. Y a
nosotros, que éramos sus parientes tan
lios es un dem iurgo o m ediador entre
cercanos, ese clem entísim o em perador
el Dios C reador y la creación. Pero ¡cómo nos ha tratado!: a seis primos míos,
adem ás es Helios quien ha orientado que eran también suyos, a mi padre, que
la colonización griega, a través de su era tío suyo, y además a otro tío común por
oráculo, en Delfos, y tam bién la fun parte de padre y a mi hermano mayor los
dación de Rom a y su esplendor son hizo matar sin juicio, y a mi y a mi otro her
obra suya (c. 39, 40). Helios es general mano, aunque quiso matarnos, finalmente
m ente identificado con Apolo, pero nos envió al exilio, del que a mi me llamó,
otras veces lo es con M itra, con M ar mientras que a él lo salvó el título de César,
aunque fue degollado poco después...
te, con Serapis o con Júpiter. O tal vez
¿Cómo podría hablar de los seis años que
no se trate sino de m anifestaciones pasamos en una propiedad exraña, igual
distintas del m ism o dios Sol. que los que son encerrados en fortalezas
De la carta que le escribe Salustio entre los persas, sin que ningún extraño se
en el 362 y que es resultado de las nos acercara y sin que se permitiera a
conversaciones religiosas entre éste y nuestros antiguos conocidos-visitarnos, vi
Juliano, se desprenden algunas ideas viendo apartados de todo estudio serio, de
interesantes sobre los mitos y los ri toda conversación libre, educados en me
tos. Así, por ejem plo, los mitos se ju s dio de una brillante servidumbre? De allí
tifican, entre otras razones, porque fui sacado a duras penas gracias a los dio
ses, por fortuna, pero mi hermano fue en
im piden que la gente inculta tenga, al cerrado en la corte por una mala fortuna
contacto con los dioses, em ociones como ningún otro hombre ha sufrido ja
brutales. Los ritos son im portantes más. Pues si él mostró un carácter duro y
porque se debe otorgar a los dioses violento, sin duda aumentó con su educa
algo de lo m ucho que se les debe, ción montaraz. Creo que es justo que esta
pero son las p alabras de la oración responsabilidad recaiga sobre el que nos
las que d an vida al sacrifico y las proporcionó a la fuerza semejante educa
que hacen posible que 'éste adquiera ción, de la que a mí los dioses me purifica
un c a rá c te r m ágico. En la m ism a ron y salvaron gracias a la filosofía, pero
de la que a él nadie le liberó.
carta se habla de la transm utación
de las a lm a s q u e es, en e se n c ia , Juliano: Discurso, IV, 3-4
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 39
«nullas infestas him inibus bestias, ut dieron una serie de arreglos de cuen
sunt sibi ferales plerique Christiano tas y desórdenes graves: el obispo
rum, expertus». arriano Jorge fue m asacrado en Ale
C onocem os de esta época una anéc ja n d ría con otros dos funcionarios
dota m uy significativa de la benevo cristianos. Gregorio de N azianzo nos
lencia de Juliano: un obispo arriano relata el caso del obispo M arcos de
de C alcedonia, viejo y ciego, salió al A retusa que había destruido un tem
paso del E m perador cortándole el ca plo pagano y que fue condenado —
m ino y se puso a insultarle delante de p o r la com isión judicial nom brada
la m uchedum bre porque iba a sacrifi por Ju lian o — a construirlo de nuevo;
car a u n a estatua de la Victoria de com o se negara a hacerlo, fue entre
C onstantinopla. Juliano se conform ó gado a la población, que le castigó
con burlarse de este obispo al que el d u r a m e n t e ( O r a t. IV , 88-89; cf:
G alileo, dijo, no h ab ía devuelto la Braum , 1978).
vista (Socr. III, 12 y Sozom. V, 4). C om o era previsible la Iglesia per
C iertam ente, aunque las pretensio dió algunas de las ventajas que había
nes de tolerancia de Juliano hayan logrado de C onstantino y C onstan
sido ciertas, bien pronto se com probó cio: supresión de la jurisdicción epis
que el deseo de venganza de los paga copal en m ateria de delitos civiles;
nos y la intransigencia de los cristia restitución a sus curias de los curiales
nos no iban a hacer viable una convi que h ab ían escapado de ellas para
vencia sin problem as. Así se suce hacerse clérigos y abolición de las ge
n erosidades económ icas que había nom bre de M azaca. Además, enroló
iniciado C onstantino. en el ejército a los clérigos de la ciu
C iertam ente —y com o parece que dad y le im puso una m ulta de 300 li
el propio Juliano su p o n ía— la liber bras de oro (Piganiol, 1939). Por el
tad de culto y pro p ag anda concedida contrario, a G aza, que había conti
a todas las religiones y sectas no hizo nuado siendo pagana, la recom pensó
sino avivar las querellas entre los ca concediéndole el puerto de Constantia
tólicos y los donatistas, los arríanos, (M aioum m a). Sócrates tam bién dice
los melecianos..., y, consiguientem en que excluyó a los cristian o s de la
te, el cristianism o se debilitaba m ien guardia pretoriana y del gobierno de
tra s el p a g a n is m o se ib a fo r ta le las provincias ya que su propia ley,
ciendo. decía, les p ro h ib ía u sar la esp ad a
E n ju n io del 362 Juliano prom ulgó (Socr. III, 13, 15).
la fam osa ley de enseñanza, en virtud Pero no puede en absoluto soste
de la cual los profesores de gram áti nerse, en contra de lo que afirm a G re
ca, retórica y filosofía serían en ade gorio de N azianzo, que Juliano persi
lante nom brados por el poder central, guiera a los cristianos. Y es otro escri
previa propuesta de los m unicipios to r c ristia n o , n a d a so sp ec h o so de
que atestiguarían la «m oralidad» del sim patías hacia Juliano, quien lo re
candidato (C. 77?. XIII, 3, 5). Esta ley conoce: «Juliano rechazó la excesiva
discrim inatoria seguirá en vigor bajo crueldad de la época de Diocleciano,
los sucesores de Juliano con la dife sin d ejar por ello de perseguirnos;
rencia de que los candidatos en vez pero yo llam o persecución al hecho
de ser preferiblemente paganos, serían de inquietar de alguna m anera a las
cristianos (Braum , 1978; M arrou, H. gentes de paz» (Socr. III, 12). Si he
I., 1963). Juliano explica en u n a carta mos de creer a Libanios, algunas de
las razones que le h ab ían im pulsado estas gentes de paz hab rían sido auto
a tom ar tal decisión: «H om ero, H e res de com plots contra el E m perador
siodo, Dem óstenes, H eródoto, Tucídi- (Liban, Ep. 1120; Or. XII, 85; XVIII,
des... ¿es que no creían ellos que los 110).
dioses eran los guías de toda educa La realidad es que en este corto
ción? Yo encuentro absurdo que el tiem po —veinte m eses— que duró el
que com ente sus obras desprecie a los gobierno de Juliano, se puso de m an i
dioses que ellos h a n h o n rad o . N o fiesto la im posibilidad de conviven
obstante y por absurda que me parez cia pacífica entre estas dos religiones.
ca esa inconsecuencia, yo no exijo de Las tensiones y rencores desatados
los educadores de la ju v en tu d que rom pieron el equilibrio de la balanza
cam bien de opinión, sino que les dejo y Juliano, lógicam ente, tom ó partido
elegir: o que dejen de enseñar lo que p o r el p ag a n ism o . D esp u és de su
no tom an en serio, o bien, si quieren m uerte no volvió a h ab er ningún otro
c o n tin u a r sus lecciones que p re d i E m perador pagano, por lo que este
q u e n p rim e ro co n el e je m p lo ...» efím ero m andato de Juliano fue la úl
(Epist. 61. c.). tim a oportunidad del paganism o; un
Es verdad que a p artir de esta fecha paganism o que por otra parte, no h a
la disposición de Ju lian o hacia los bía logrado fortalecerse su ficien te
cristianos se tornó m enos benevolen mente, pues el proyecto de Juliano de
te. Algunos ejem plos característicos reorganizar el clero pagano —tal vez
de estas agrias relaciones son: el cas la tarea m ás necesaria— in sp irán d o
tigo que aplicó a C esarea de C apado- se, en opinión de Labriolle (1934), en
cia, que había destruido sus tem plos la organización eclesiástica, no pudo
y a la cual Juliano borró de la lista de llevarse a cabo antes de la m uerte
c iu d ad es y le devolvió su an tig u o del Em perador.
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio ¿J3
de los im puestos a los que se som etía Es u n a idea aceptada que durante
al campo. Sin em bargo y aunque ya este período hay u n a tendencia, d en
se ha ab an d o n ad o la vieja idea del tro de las distintas regiones, hacia el
d esp o b lam ien to de las ciu d ad e s a policultivo, lo que les perm ite tener
p artir del siglo III, la teoría de M az- u n a cierta autarquía sin perjuicio de
zarino ha sido contestada p o r otros las exportaciones que d istrib u irían
estudiosos que se in clinan a pensar los excedentes. De este policultivo
que hubo u na notable decadencia de puede ser un indicio las representa
las ciudades durante el siglo IV (Piga- ciones figuradas de algunos m osai
niol, 1955). cos, sobre todo los africanos.
La segunda teoría se basa sobre C om o dijim os antes, las m inas h a
todo en las fuentes literarias general bían pasado a ser un m onopolio del
m ente pesim istas sobre la situación Estado y los metallarii h ab ían sido
del campo. Entre varios textos, elegi reducidos a un estado de servidum
mos uno que se sitúa en época de bre com parable al de los colonos de
C onstantino, en el 312, y donde el a u los grandes dom inios. Este m onopo
tor anónim o del panegírico a C ons lio, ratificado p o r C onstancio, se opo
tantino presenta un a situación de d e ne al principio de liberación intro d u
solación en el com arca de los Eduos: cido por Juliano quien restableció la
«En Arebrignus... ya no se cultiva la libertad de explotación de las m inas,
vid sino en un solo lugar; el resto son al m enos las de oro. Las leyes del 365
b o sq u es y rocas in accesibles... E n y 367 (C.J. IV, 40, 2) determ inaban el
cuanto a la llanura que se extiende a estatuto de los buscadores de oro,
sus pies y que llega al Saona fue en considerándola una profesión inde
otros tiempos, así me h an dicho, cul pendiente. La única condición que se
tivada sin interrupción... pero hoy las les im ponía era la obligación de en
devastaciones h an obstruido los ca tregar una cantidad de polvo de oro
nales, las tierras bajas... se h an tran s (balluca) a título de tasa. No obstante
form ado en tierras pantanosas». (Pa- este régimen liberal no sobrevivió a la
neg. Lat. VIII, 6, 7). Tam bién según el época de Juliano: las leyes del 369-70
autor, en dirección a Bélgica, las tie prohibieron a los particulares buscar
rras tienen el m ism o aspecto de a b a n oro y ordenaron que los metallarii o
dono y p o breza. Pero a ú n así, las m ineros fuesen conducidos de nuevo
fuentes literarias no inform an gene a sus m inas (ver, Piganiol, 1945).
ralm ente, sino sobre zonas concretas
que, efectivamente, en razón de las b) Artesanado y comercio
invasiones, de cam bios clim áticos u
otros factores, h an podido llegar a Los artesanos c o n tin u a ro n siendo,
ab an d o n arse; pero en n in g ú n caso durante esta época, obreros libres en
tienen un valor general. su gran m ayoría. Así parece confir
Por lo dem ás, la única innovación m arlo una ley de C onstantino (C.T.
que se constata para este período fue XIII, 4, 2) donde hace una enum era
la gran im plantación del m olino de ción de los artesan o s que estaban
agua, en sustitución del m olino m a exentos de los munera sordida y donde
nual. En época de C onstantino sabe al m ism o tiem po se constata la gran
mos que una aldea llam ada Orcistos diversidad de oficios existentes tanto
hab ía incorporado num erosos m oli en las ciudades como en los pueblos.
nos de agua, puesto que en su entorno M ucho m ás dura debía de ser sin
había agua ab u n d a n te /G rac ias a este em bargo, la situación de los obreros
avance técnico el sitio progresó hasta de los talleres estatales cuyo rendi
el punto de dejar de ser un vicus (al m iento era estrecham ente vigilado a
dea), para convertirse en una ciudad. través de una severa disciplina. Por
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 45
su trabajo recibían un salario perió dad determ inada que a una corpo
dico determ inado. ración en sentido estricto. Por la polí
En lo referente al com ercio tam po tica de requisiciones a la que antes
co se aprecia ningún cam bio sensible nos hem os referido, el Estado podía
respecto a la época inm ediatam ente obligarles eventualm ente al transpor
anterior ni posterior. Según el autor te de m ercancías generalm ente desti
de la Expositio totius mundi, a m edia nadas al abastecim iento de las dos
dos del siglo IV el com ercio era muy grandes capitales del Im perio. La ne
intenso en el M editerráneo oriental, cesidad de asegurar el panis gradilis, o
donde destacaban por su prosperidad distribuciones gratuitas de pan a los
los puertos de: Tiro, Seleucia, L aodi ciudadanos, es sin duda una de las
cea, A lejandría, Efeso, C orinto. razones p rin cip ales que explica la
En el M editerráneo O ccidental — política de requisiciones y la estatali-
m enos conocido por el autor— pare zación de determ inadas corporacio
ce que la actividad m arítim a era m u nes, así com o la p ro m u lg ació n de
cho m enor. Al igual que en la época edictos fijando el m axim um de los
an terio r la m ayoría de los grandes p ro d u c to s a lim e n tic io s. M e d ia n te
barcos eran propiedad de navicularii uno de estos edictos logró Juliano h a
o arm adores organizados en corpora cer s a lir de los g ra n e ro s el trigo
vinculados a un puerto o a una p ro alm acenado.
vincia. Según Rougé (1966) estos cor- En lo referente al transponte por
pora aludirían más bien a una activi tierra, cabe destacar el em peño, tanto
46 A ka l Historia del M undo Antiguo
de C o n stantino com o de C onstancio gar a requisar los bueyes con los que
p or m ejorar la posta pública. Esta no un cam pesino estaba arando (Liban.
sólo servía para el desplazam iento de XVIII, 143).
los funcionarios sino para el traslado Las soluciones que aporta C ons
de los im puestos pagados en especias tan tin o son: la institución de unos
y otras m ercancías estatales. En una agentes in rebus que inspeccionarían
disposición del 339 (C.Th. VIII, 5, 3), los perm isos para circular y la crea
dirigida al prefecto de O riente, C ons ción de un scrinium u oficina encar
tantino alude al m al estado en que gada de los desplazam ientos im peria
este servicio se en co n trab a: en ese les. C onstancio legisló en el m ism o
año apenas se le p o dían ofrecer al sentido: vigilando la entrega de per
E m perador un a veintena de anim ales misos oficiales de circulación e im pi
de tiro. Los perm isos para viajar en la diendo que los gobernadores siguie
posta pública debían concederse con ran com etiendo abusos en la utili
ex cesiva fa c ilid a d . A d em ás d e s d e ' zación de la posta (C.Th. VIII, 5, 8, 9,
C o n stantino los clérigos y los obispos 10). Pero los problem as no parecen
req u erían co n stan tem ente perm isos re su elto s a ú n b a jo J u lia n o (C.Th.
de viaje para asistir a sus frecuentes VIII, 5, 12). Las propias leyes nos in
concilios. Así esta desorganización fo rm a n so b re los a b u so s q u e se
era penosa para los m unicipios cerca guían com etiéndose.
nos que se veían obligados a incesan Juliano prohibió las requisiciones
tes prestaciones. Se dio el caso de lle- que sobrepasaban lo perm itido; pro
hibió tam bién que se utilizaran los
Consecuencias de la política monetaria carros de la posta para el traslado de
de Constantino m ercancías privadas, y retiró al clero
Fue en época de Constantino cuando una cristiano el derecho de viajar con car
excesiva prodigalidad asignó el oro, en lu go al Estado.
gar del bronce — hasta entonces muy
apreciado— a los comercios viles, pero el
origen de una tal avidez es, según se cree, c) Política monetaria
el siguiente. Cuando el oro, la plata y gran
La lla m a d a reform a m o n etaria de
cantidad de piedras preciosas deposita
das en los templos fueron confiscadas por
C onstantino se basa en que a diferen
el Estado, aumentó el deseo que todos te cia de los tetrarcas que h ab ían conse
nían de poseer y regalar. A consecuencia guido inspirar confianza en la m one
de esta abundancia de oro, las casas pri da de cobre, a fin de proteger el poder
vadas de los poderosos se enriquecieron y adquisitivo del pueblo, a p a rtir de
aumentaron su nobleza en detrimento de C onstantino la estabilidad y la ab u n
los pobres, los más débiles, que se encon dancia de los solidi aureos redujo rá
traron oprimidos por esta violencia. Así los pidam ente el valor de las m onedas de
pobres, en su aflicción, se veían empuja
bronce que hasta entonces eran de
dos a diversas tentativas criminales y no
mostrando ningún respeto hacia el dere
uso corriente en las com pra-ventas y
cho, ningún sentimiento de piedad, confia en el pago de im puestos. De aquí re
ban su venganza al mal: frecuentemente sultó una gran inestabilidad en los
ocasionaron al Imperio graves daños, des precios, y la m ina de los tenuiores cu
poblando las campiñas, perturbando el or yos salarios e ingresos se pag ab an
den con sus saqueos, suscitando el odio y, co n e sta m o n e d a in f la c c io n a d a ;
de una iniquidad a otra, favorecieron a los m ientras que la m oneda de oro salió
tiranos, que son mucho menos producto
pronto de este circuito com ercial para
de la audacia que de los tizones encendi
dos para hacer valer la gToria de sus
utilizarse sólo en las transacciones
méritos. entre los potentiores o tesaurizarse. En
este com portam iento m onetario ha
Anónimo, De rebus bellicis, 2 visto M azzarino u n a de las causas de
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 47
capitatio. Este im puesto pesaba sobre vincia entera. Además, estim aban el
la población agrícola y sobre los pro núm ero de unidades —caput (varia
pietarios de tierras, fuesen estos ple ble según el sexo o la edad de los
beyos o clarissimi (ver Deléage, 1945). tra b a ja d o re s)—. El im p u esto final
El sistema de la iugatio-capitatio supo descansaba sobre la sum a de las dos
nía la existencia de dos im puestos clases de u n id ad es im ponibles. Se
distintos superpuestos y equivalentes. daba a conocer a las curias locales el
U no de ellos afectaba a la cantidad núm ero total de las unidades fiscales
de tierra considerada una u n idad (iu- de su com unidad y se las hacía res
gum) im ponible. El otro afectaba al ponsables del cobro de los impuestos.
rendim iento de trabajo del hom bre Adem ás de estos im puestos, los se
(caput). El sistema consistía en que los nadores y los d ecu rio n es p ag a b an
funcionarios del fisco —en base a los otro im puesto enm ascarado bajo for
catastros, a evaluaciones y encues m a de donativos generosos —pero
tas— estim aban el núm ero de u n id a obligatorios—, el aurum oblaticium y
des, iugera, de un dom inio, de las tie el aurum coronarium.
rras de u n a ciu d ad o de u n a p ro C onstantino com pletó la reform a
50 A ka l Historia d el M undo Antiguo
fiscal de D iocleciano creando unos nes de los clérigos no les aum entaría
nuevos im puestos, llam ados de clase, las inm unidades. Pero, adem ás, se re
que afectaban a un am plio espectro fiere de form a expresa a los clérigos
social. negotiatores o com erciantes que esta
— A los senadores les im puso una b an inscritos en el registro. Estos p a
contribución escalonada en tres cate rece que, bajo pretexto de ayudar a
g o rías —según la fo rtu n a que p o los p o b re s, h a b ía n c o n se g u id o la
seyeran— que se elevaba a: 1/4 libra exención del im puesto llam ado chry
de oro, 1/2 libra y 1 libra. Este im sargira, com o lo indica la ley del 353
puesto se llam ó la collatio glebalis o {C.Th. XVI, 2, 10), por la que conce
gleba senatorial. día: la exención del im puesto obliga
— El otro im puesto desansó p rin torio y de todos los im puestos ex
cipalm ente sobre los com erciantes y traordinarios, no sólo a los clérigos,
artesanos y se llam ó auri lustralis co sino «a las m ujeres de los clérigos y
llatio y chrysargira en Oriente. Pese a tam bién a sus hijos y a sus servidores,
su d esig n ació n parece que no era los de sexo m asculino, y fem enino,
obligatorio que se pagara en m oneda así com o a los hijos de éstos». Esta
de oro. A este im puesto se encontra c o n c e s ió n h a b ía d e s p e rta d o u n a
ban tam bién obligadas las prostitutas oleada de vocaciones religiosas entre
e incluso cam pesinos que iban a ven los com erciantes y artesanos; de ahí
der sus productos directam ente a las la contrariedad expresada por C ons
aldeas. tancio cuando contesta a los obispos
Este últim o im puesto fue tal vez el de R ím ini: decide que se retire a los
m ás im p o p u lar. Los escritos de la clérigos negotiatores la posibilidad de
época nos han dejado el relato de las negarse a pagar las cargas fiscales in
desgracias que el cobro de este im herentes a su trabajo.
puesto provocaba (Zosim. II, 38). Sin em bargo la política fiscal de
Ya nos hem os referido a las exen C onstancio, tan severa con los p arti
ciones fiscales que C onstantino con culares, fue muy generosa con los clé
cedió a las propiedades eclesiásticas. rigos. En el 349 (C.Th. XVI, 2,9) exime
C o n sta n cio , cuya av aricia fiscal a los clérigos de las cargas curiales, lo
nos confirm a A m iano cuando, con que decidió la huida de num erosos
palabras muy duras habla de la flagi curiales a las filas del clero.
tatorum rapacitas inexpleta (XXI, 16, La política fiscal de Juliano fue sin
17), suprim ió casi todas las exencio duda el m ayor m érito de este E m
nes concedidas a título individual, a perador.
personajes im portantes del Im perio A las reducciones fiscales que co n
[C.Th. XI, 1,1), pero m antuvo consi cedió a la G alia, cuando aún era C é
derables inm unidades a favor de las sar, hay que sum ar las concedidas a
iglesias cristian as y de los propios m uchas otras ciudades del Im perio,
bienes personales de los clérigos. entre ellas A ntioquía (Jul. Misop. 37,
En el 360, los obispos reunidos en 4; Lib. Oral. 16, 53).
el C oncilio de R ím ini acuerdan pedir Además, al im puesto del oro coro
al E m perador que tanto sus bienes nario le devolvió Juliano su antiguo
com o los de la Iglesia fuesen libera carácter cerem onial y voluntario de
dos de toda publica functio. C o n stan ja n d o de considerarle un im puesto
cio, a las excesivas exigencias de es (C.Th. 12, 13, 1). Esta m edida fue una
tos, les contesta con una ley {C.Th. más de las m uchas que adoptó para
XVI, 2, 15) de la que se desprende: fortalecer a las curias: obligó a que
que los bienes de las iglesias perm a volvieran a ellas todos los que las h a
necerían exentos de casi todos los im b ían dejado para ingresar en el clero,
puestos (Vogler, 1979) y que a los bie en época de C onstancio; les devolvió
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 51
tam bién las tierras y bienes que h a form a constitucional y adm inistrati
bían pasado a ser propiedad de p arti va del Im perio, que no su frirá ya
culares, del Estado o de la Iglesia; exi grandes m odificaciones hasta el final
m ió a los curiales de la chrysargyra o de la historia del Im perio O ccidental
lustralis collatio, salvo en el caso de y h a s ta el sig lo V II en la p a r te
que se entregasen a operaciones de oriental.
gran envergadura (C.Th. 12, 1, 50 y 13, N o es fácil precisar el sentido de to
1, 4). Perdonó tam bién m uchos de los das y cada una de las reform as em
im p u esto s atrasad o s. E sta d isp o si prendidas pero, aun a riesgo de sim
ción, no obstante, sólo puede confir plificar el problem a, en su conjunto
m arse para el caso de Africa, puesto ob ed eciero n a dos razo n es fu n d a
que es al vicario de Africa a quien el mentales: la necesidad de acercar la
E m perador dirige el contenido de la a d m in is tra c ió n al p u e b lo y sobre
ley (C.Th. 11, 28, 1). N o obstante ha todo, de asegurar y controlar la per
sido interpretada p o r m uchos autores cepción de los im puestos.
com o una ley de carácter general (ver: Respecto a la adm inistración cen
Stein-Palanque, 1959). tral, C onstantino m odificó el anterior
L am en tab lem en te la m ayoría de consilium principis que pasó a desig
estas m edidas fiscales tan benévolas narse sacrum consistorium y a cuyos
no sobrevivieron a su autor. m iem bros C o n stan tin o concedió el
título de comes. Com o posteriorm ente
b) Reformas administrativas este título se extendió a otros m uchos
funcionarios civiles y m ilitares, los
L as re fo rm a s a d m in is tr a tiv a s de m iem bros perm anentes del C onsejo
C onstantino son un com plem ento de del E m perador fueron llam ados co
la gran o b ra refo rm ad o ra de D io mites consistorii y el resto de los comi
cleciano. tes divididos en tres categorías en vir
C on C onstantino se term ina la re tud de su im portancia. Al frente del
52 A ka l Historia del M undo Antiguo
consistorio puso al quaestor sacri pala ciorum, que era, por tanto, el jefe de la
tii que con ayuda de los scrinia u ofici C ancillería imperial.
nas imperiales, redactaba las leyes y Era, en cierto modo, el m aestro de
respuestas del Em perador. cerem onias de la corte, aunque, com o
Creó tam bién una schola notario decim os, ejercía tam bién el control
rum, a cuyo frente estaba el primice sobre los despachos u oficinas de la
rius notariorum , g e n e ra lm e n te el corte, y por extensión, sobre la adm i
miembro más antiguo. Estos notarii nistración local y provincial.
además de actuar com o secretarios en A dem ás de la «escuela» de n o ta
el c o n sisto rio , a c tu a b a n ta m b ié n rios existía otra schola de agentes in re
como com isarios im periales en las bus que parece fue creada por Diocle-
provincias, investidos con poderes ciano pero que sólo bajo C onstancio
extraordinarios. A dem ás u surparon II a d q u ir ió u n m a y o r au g e. Sus
algunas de las funciones que ante m iem bros constituían una especie de
riormente habían sido competencia de policía o confidentes del E m perador
los magistri scriniorum. Tam bién tue («los ojos y los oídos del E m pera
creado por C onstantino (Crook, 1955) dor»). C ontrolaban la gestión de los
la figura del quaestor Sacri palati. Este, altos fu n c io n a rio s p ro v in ciales, el
actúa como portavoz del E m perador servicio de la posta pública, etc.
en el seno del consistorio, redacta sus D entro del servicio palatino, la lis
discursos y p rep ara el program a a ta de los diferentes servidores es real
discutir en el consistorio. m ente im presionante: los que aten
Al frente de los magistri scriniorum d ían la m esa y la alcoba del E m
(esto es, los jefes de los distintos des perador, a cuyo frente estaba el Cas
pachos) se encontraba el magister offi trensis sacri p a la tii (q u e A m ia n o
XXVI, 8, 5) llam a «m inistro del vien tre ellas, el propio Juliano. La aporta
tre y de la garganta»); la guardia im ción más importante de Constantino y
perial com puesta por palatini y protec Licinio en el ám bito de la adm inistra
tores domestici; el servicio de la C á ción provincial se refiere a las prefec
m ara im perial o cubiculum a cuyo turas del pretorio.
frente se encontraba el G ran C h am N o se conoce el proceso seguido
belán (praepositus sacri cubiculi); tanto por esta institución desde la época de
éste com o el personal a sus órdenes C o n s ta n tin o -L ic in io h a s ta el 337,
eran eunucos. C abe señalar el enor cuando, ya bajo los hijos de C onstan
me poder que llegó a adquirir bajo tino, la institución prefectoral apare
C o n stan cio II el G ra n C h am b elán ce claram ente configurada en núm e
Eusebio, co n denado a m uerte bajo ro y com petencias. A partir de este
Juliano (D unlap, 1924). m om ento, los prefectos del pretorio
La estructura ad m inistrativa p er serán tres (tal vez en relación con la
m aneció durante el m andato de Ju existencia de tres A ugustos): uno,
liano, aunque el núm ero de notarii, de Leontius, en esa época, para Oriente,
agentes in rebus y sobre todo de perso y dos para Occidente. De estos dos,
nal dom éstico fue rebajado en una uno estaba al frente de la prefectura
p ro p o rc ió n enorm e, tal com o nos constituida por las diócesis de H ispa
confirm an las fuentes literarias y, en nia, Bretaña y las dos G alias; el otro,
54 A ka l Historia del M undo Antiguo
Cambios administrativos realizados por como Chipre y las Cicladas, salvo Lem
Constantino nos, Imbros y Samotracia. Dio al segundo
prefecto Macedonia, Tesalia, Creta, Grecia
Cambió enteramente las funciones admi con las islas que la rodean, los dos Epiros,
nistrativas establecidas desde hacía largo el llírico, la Daia, el país de los Tribales, la
tiempo. Había, en efecto, dos prefectos del Panonia hasta Valeria y finalmente la Mesia
pretorio que ejercían en común su cargo, Superior. El tercer prefecto tuvo toda Italia,
de tal manera que dependían de sus cui Sicilia y las islas vecinas, Cerdeña, Córce
dados y de su poder no solamente los ga y la Libia desde Sirtes a Cerne. Al cuar
cuerpos de tropas afectos al Palacio, sino to le correspondió la Galia Transalpina y
también los que estaban encargados de la España, así como la isla de Britania.
seguridad de la Ciudad y los que estaban Después de haber fraccionado de este
establecidos en todas las fronteras. Por modo la función prefectoral todavía se es
otra parte, la función del prefecto, conside forzó en dism inuirla por otros procedi
rada como la segunda después de la fun mientos adicionales. Mientras que, por
ción imperial, comportaba el suministro de ejemplo, los soldados estaban por todas
subsistencias y la represión, gracias a cas partes mandados no sólo por centuriones
tigos apropiados, por faltas com etidas y tribunos, sino también por los que se lla
contra la disciplina militar. man duques y que ocupaban en todas
Ahora bien, Constantino, al modificar partes el puesto de generali, creó jefes de
esta notable organización, dividió en cua soldados puestos al frente uno de la caba
tro esta función única. Atribuyó al primer llería y otro de la infantería y le s transfirió la
prefecto todo Egipto con la Pentápolis de facultad de mandar a los soldados y de re
Libia, el Oriente hasta Mesopotamia, Cili primir sus faltas, privando igualmente de
cia, Capadocia, Armenia, todo el litoral este poder a los prefectos. Indicaré a con
que va de la Panfilia hasta Trapizonte y a tinuación los inconvenientes que se deri
las guarnicio nes dispuestas cerca del varon de ello...
Faso, confiándole igualmente la Tracia li
mitada por la Mesia hasta Hemo y por el Zósimo, Historia Nueva, II, 32-33;
Rodopo hasta la ciudad de Topero, así trad. J.J. Sayas
56 Akal Historia del M undo Antiguo
b) Los humiliores
Cubículo pintado. Catacumbas de
D entro de este título genérico se, in S. Sebastián, (siglo IV). Roma.
cluyen diversas categorías cuya situa
ción, ciertam ente, era bastante dife hereditarias. Sin duda las más nece
ren te: co m e rc ia n te s, a rte sa n o s, la sarias son las que perm iten el abaste
plebe u rbana y rústica, los colonos y cim iento de víveres y útiles: los p a n a
los esclavos. En la polarización social deros, los que aseguran el transporte
del Bajo Im perio, las clases interm e de los alim entos, los talleres im peria
dias no tienen u na consideración es les donde los artesanos fabrican ar
pecial: por debajo de los curiales, en mas y objetos esenciales para los ejér
las ciudades, sólo está la plebe o, lo citos, los talleres m onetales o cecas;
que es lo mismo, los que no poseen tam bién los objetos de lujo que con
tierras. sum e la corte y los senadores, deben
El nuevo régim en corporativo de ser asegurados por las corporaciones
los artesanos y com erciantes es muy de negotiatores. Es sobre estos sobre
diferente al de los collegia del Alto los que el Estado ejerce un control
Im perio. Las profesiones útiles al Im m ucho m ás férreo.
perio se convierten en obligatorias y La pérdida de libertad profesional
58 Akal Historia del M undo Antiguo
tencial se apoya fu ndam entalm ente a los gastos culturales. Así, m ientras
en su a d a p ta c ió n a la nueva re a que en el sistem a asistencial anterior
lidad bajoim perial: no había interm ediarios —y cuando
— La Iglesia se adecuó perfecta los había, éstos eran funcionarios que
m ente a la nueva organización social no percibían ninguna parte de la ca n
polarizada, sin establecer considera tidad global destin ad a a ser d istri
ciones de tipo jurídico-político: los ri b u id a—, en el nuevo sistem a asisten
cos eran benefactores de la Iglesia, ya cial cristiano, la Iglesia encontró el
fuesen senadores o libertos y los po m edio de asegurar e increm entar su
bres eran incluidos entre los b en e propio patrim onio, adem ás de hacer
ficiarios. frente al quehacer asistencial que se
— El sistem a de entregar d o n ati le encom endaba: rescate de prisione
vos a la Iglesia p ara que ésta los desti ros —a m anos de los b árb aro s—, m a
nase a fines benéficos, resultaba, ade nutención de huérfanos y viudas, au
m ás, m ucho m ás económ ico a los xilio a los enferm os y ocasionales
potentiores que las d o n a c io n e s d i m edidas de distribución de víveres en
rectas. ciudades coyunturaím ente en estado
— Por últim o, la Iglesia actuaba de extrem ada carestía.
com o interm ediaria entre los b en e Así pu es, el siste m a a s is te n c ia l
factores y los beneficiarios. Pero, en eclesiástico se im puso sobre el paga
función de las reglas adm inistrativas no, no en razón de su m ayor eficacia
eclesiásticas, la Iglesia retenía u n a caritativa, sino en función de que se
parte su stancial de estoS donativos conform ó en el contexto político-so
que se destinaba: al salario del obis cial bajoim perial y, p o r tanto, estaba
po, al salario del clero y al m an ten i más capacitado para dar respuesta a las
m iento de los edificios eclesiásticos y necesidades planteadas en esta época.
Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio 61
62 A ka l Historia del M undo Antiguo
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