El delito de colusión prescrito en el 384º del Código Penal, importa un delito típico cuando el agente siempre en su condición de funcionario o servidor público, concertándose con los interesados en los convenios, ajustes, liquidaciones o suministros, defrauda al Estado o alguna entidad estatal en los contratos suministros, licitaciones, concurso de precios, subastas o cualquier otra operación semejante en la que intervenga por razón de su cargo o comisión especial. De acuerdo con la Ejecutoria Suprema recaída en el R.N. Nº 740- 2003 del 4 de junio de 2004. “El perjuicio patrimonial, debe interpretarse como detrimento o daño económico sufrido por el Estado, o la entidad estatal correspondiente, como consecuencia del acto ilícito de concertar”. Al respecto Rojas F (2007) en su obra: “Delitos contra la Administración de Publica”; la conducta o comportamiento típico en relación con los momentos de ejecución – consumación está así dado por la concertación dolosa con la consiguiente defraudación patrimonial a los intereses del Estado. La divergencia en cuanto al delito de Colusión tiene que ver con el momento en que este se consuma o perfecciona, surgiendo dos posturas contrapuestas: señalando un sector que se trata de un delito de peligro y mera actividad, que no requiere la producción efectiva de un perjuicio patrimonial para el Estado, para que se consume. Otro sector señala, por el contrario, que el delito de Colusión es un delito de resultado, que para consumarse requiere necesariamente se efectivice un perjuicio patrimonial para el Estado. En la misma línea se ha generado la discrepancia se da entre los penalistas Fidel Rojas Vargas y Manuel Abanto Vásquez; al referir Abanto que “Para la doctrina, por lo general, es un delito de ‘peligro’ (en relación con el perjuicio patrimonial efectivo) y de mera actividad donde no es posible la tentativa, pues antes de la ‘concertación’ no habría aparentemente nada; el delito se consumaría con la simple ‘colusión’ o sea con el acto de concertación. Precisando por el contrario Rojas Vargas, que el delito de Colusión, previsto en el artículo 384 de nuestro Código Penal, es un delito de resultado, es decir, requiere -ya que la norma penal así lo plantea-, que se produzca defraudación a los intereses del Estado u organismos sostenidos por él, esto es, que se dé el perjuicio económico. En tanto Percy García Cavero, asumiendo una postura cercana a la de Rojas Vargas, sostiene no estar de acuerdo con que el delito de Colusión Desleal es uno de mera actividad y se inclina por sostener que se trata de un delito de resultado en su modalidad de peligro concreto, por lo que no será suficiente una concertación defraudadora, sino que deberá determinarse además que en el caso concreto la afectación al patrimonio no se ha producido por casualidad. 2. Aplicación de la pena. Dentro del marco de pena establecida en el Artículo 384° “(…) no menor de tres ni mayor de quince años”, la pretensión Fiscal contenida en la acusación escrita y requisitoria oral es de 05 años de pena privativa de libertad. El tribunal, teniendo en cuenta para los efectos de la graduación de la pena a imponer, entre otros, los criterios previstos en los artículos 45° y 46° del Código Penal. La comisión del delito concibe las consecuencias jurídicas que resulta necesario individual cuantificar en sujeción a los requerimientos de nuestro ordenamiento penal y a criterios sustentados jurisprudencia y la doctrina relevante, todo esto con el propósito de no colisionar el principio general proporcional de las penas reconocido por el artículo VIII del Título Preliminar y el articulo 46 del Código Penal, que expresa que las penas deben ser proporcional a la gravedad del injusto penal. La determinación de la pena debe ser acorde a las especificaciones normativas acogidas por la ley y a criterios de percepción valorativa propios del magistrado. El Acuerdo Plenario N ° 1/2000 - Chiclayo, su fecha 13 de octubre del 2000; precisa que el por el Principio de Proporcionalidad y Razonabilidad, la pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho; consagrado en el numeral VIII del Título Preliminar del Código Penal, teniendo en consideración las circunstancias en que se suscitaron los hechos. Al respecto Antonio García y Pablo de Molina, (2009) “Derecho Penal – Parte General, Fundamentos”; la proporcionalidad en esta última instancia mide el impacto que sobre los ciudadanos tiene la intervención estatal, de la lógica de la moderación en el ejercicio del poder con la carga o el deber de punir que al Estado incumbe. Su razón de ser reside en la necesidad de legitimar la acción estatal por el fin al que sirve que, es por lo demás, el que determinará el peso y la medida de los instrumentos que lícitamente pueden utilizarse (Pena), para evitar así que el ciudadano se convierta en un mero objeto o destinatario de la intervención pública. El problema de los límites al “ius puniendi” preocupa, y preocupa con razón, porque el Estado social de nuestro tiempo tiene una declarada vocación intervencionista. Y, sobre todo, porque la intervención penal es, siempre, una intervención traumática, dolorosa, restrictiva, con elevadísimos “costes sociales. La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de la Republica en el R.N. N° 4674-2005, al emitir sentencia con fecha 28 de febrero del año 2007 ha precisado que: “(…) una de las formas reparatorias es la atenuación proporcionada y excepcional de la pena en función a los daños sufridos por duración excesiva del procedimiento penal (…)” De acuerdo con la Serie de Jurisprudencia 3 Academia de la Magistratura; el impacto social del hecho cometido (grado de nocividad social de la conducta incriminada). Siendo deberes del Estado - entre otros - “Garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación…” (Artículo cuarenta y cuatro de la Constitución Política del Perú); y “Constituye supuesto de confesión sincera el hecho que los inculpados desde su declaración ante la policía hayan reconocido su culpabilidad y descrito la forma en que cometieron el delito, en forma sincera, espontánea y creíble. En este caso el juzgador puede reducir la pena por debajo del mínimo establecido por la ley”. La condena a José Enrique Martin Linares Barriga como cómplice del delito contra la Administración Pública – Colusión Desleal– en agravio del Estado; cuatro años de pena privativa de libertad, suspendida condicionalmente por el término de prueba de tres años. 3. Establecer el grado de participación de cada uno de los sujetos involucrados en el delito. José Enrique Martin Linares Barriga: Se le acusa como cómplice en el delito de Colusión Linares Barriga es acusado en condición de cómplice del delito de Colusión Desleal. Considero que Linares Barriga no tiene una versión uniforme con relación al cargo efectuado por el Ministerio Público, conforme se advierte su manifestación policial; quien le asegura realizar el trámite respectivo, tanto más, si también le había requerido de dicha circunstancia al propio General Guevara Guerra, para posteriormente variar su versión inicial y señalar en su declaración instructiva como en el Juicio Oral, que se limitó a cumplir una orden del Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, a quien le prestaba servicio de secretario, desconociendo los pormenores del trámite de adjudicación del vehículo ahora cuestionado. Ambos argumentos de defensa expuestos por el acusado Linares Barriga no justifican su conducta ni mucho menos lo eximen de responsabilidad penal, tanto más si se tiene en cuenta que su primera versión de los hechos admite tener pleno conocimiento de haber sido beneficiario de una adjudicación de vehículo del ejército cuando no reunía los requisitos para participar en dicho trámite, acción que realizó para entregar la unidad vehicular al acusado Guevara Guerra, circunstancia ésta que es corroborada por el sentenciado Rodríguez Cesti, quien al rendir sus respectivas declaraciones en las diferentes etapas del proceso, precisó que personalmente le indicó al acusado Linares Barriga sobre el trámite a seguir para dicho fin, significándose, que previamente había sido llamado vía telefónica por el acusado Guevara Guerra para que le adjudique el vehículo, el que al encontrarse impedido legalmente para ser beneficiario, optaron en aparentar la adjudicación del mismo al secretario de éste ahora acusado Linares Barriga. Por otro lado, en cuanto al precepto de obediencia debida o cumplimiento de orden superior que también alega el acusado Linares Barriga, se tiene que conforme refiere el profesor Felipe Villavicencio que: “ (…) es necesario que el subordinado tenga competencia para ejecutar el acto ordenado, en virtud de la relación jerárquica, el subordinado se encuentra obligado a actuar respecto de ciertos márgenes y respecto de ciertas materias” 21 requisitos para participar en dicho trámite, acción que realizó para entregar la unidad vehicular al acusado Guevara Guerra, circunstancia ésta que es corroborada por el sentenciado Rodríguez Cesti, En cuanto al precepto de obediencia debida o cumplimiento de orden superior que también alega el acusado Linares Barriga, se tiene que conforme refiere el profesor Felipe Villavicencio que: “ (…) es necesario que el subordinado tenga competencia para ejecutar el acto ordenado, en virtud de la relación jerárquica, el subordinado se encuentra obligado a actuar respecto de ciertos márgenes y respecto de ciertas materias” El acusado Linares Barriga ha sustentado como argumento de defensa que actuó bajo el cumplimiento de su función y acatamiento de una orden superior y que sólo se limitó a presentar la solicitud ante el Servicio de Material de Guerra y luego firmó los documentos (actas entrega y adjudicación). No obstante, debe señalarse que la orden estaba referida a una adjudicación de vehículo dado de baja, por el cual nunca se efectuó el trámite en el área militar correspondiente y mucho menos se desembolsó dinero como precio por el referido vehículo, toda vez, que el acusado Linares Barriga, tenía pleno conocimiento que la camioneta materia de adjudicación no iba a ser utilizada por éste, sino entregada ilegalmente para el uso personal del acusado Guevara Guerra; significándose, que su actuación no sólo se limitó a firmar los documentos antes referidos, sino a realizar el seguimiento correspondiente del trámite ilegal, así como, también posteriormente gestionar la tarjeta de propiedad a su nombre ante la autoridad administrativa. Guido Eduardo Guevara Guerra: Se le acusa como Instigador del Delito de Colusión Guevara Guerra es acusado en condición de instigador del delito de Colusión Desleal, quien incitó a su ayudante el Capitán de Infantería del Ejército José Enrique Martín Linares Barriga, para que éste inicie los trámites de adjudicación del vehículo RGQ 043, al no cumplir el acusado Guido Guevara Guerra, con los requisitos exigidos en las normas vigentes para adjudicarse en propiedad un vehículo dado de baja15, para lo cual no se conformó ninguna comisión conforme a lo prescrito en la Directiva Nº 02 CL -“B”. 1 y sólo se dio cumplimiento a una exigencia de éste a través del Jefe del Servicio de Material de Guerra Aldo Wilfredo Rodríguez Cesti, vehículo que al final estuvo en poder del acusado desde setiembre del año 1998 hasta diciembre del año 2007. Guevara Guerra, acusado tiene la condición jurídica de reo ausente, tal como se aprecia en la resolución de fs 437 y existiendo indicios de presunta responsabilidad penal, de conformidad con el artículo 321 del Código de Procedimientos Penales, deberá reservársele el proceso hasta que sea habido y puesto a disposición del órgano jurisdiccional. 4. Establecer los conceptos de pacto colusorio y sus modalidades. El acuerdo colusorio. - El delito de colusión implica una relación bilateral que se ve reflejada en el acuerdo colusorio que debe existir entre el funcionario público y el particular interesado. En primer lugar, el sujeto activo y el particular interesado deben celebrar un acuerdo colusorio, este acuerdo debe cumplir el requisito de ser fraudulento, dado que tiene un fin ilicito y con el que se busca defraudar al Estado. La jurisprudencia en este orden de ideas afirma en la Ejecutoria Suprema recaída en el recurso de nulidad N° 027-2004, en el expediente N° 20-2003, emitida el 1 de octubre de 2004. “El delito de colusión viene a ser el acuerdo clandestino entre dos o más agentes para lograr un fin ilícito con perjuicio de un tercero”. En segundo lugar, la concertación debe darse de manera dolosa, en vista de que el funcionario público privatiza dolosamente o con conocimiento su actividad funcionarial, representando más los intereses particulares que los del Estado. En tercer lugar, puesto que la conducta típica “concertar”, según el tipo penal, debe darse “para defraudar al Estado”, el acuerdo colusorio debe ser idóneo para defraudar dichos intereses. En cuanto a las formas de colusión, se hace referencia a las siguientes modalidades: a) Los acuerdos tácitos. - que es donde se incluyen las formas tácitas de imitación o equiparación voluntaria del comportamiento, que resulta en la coordinación consiente de los actores de este tipo de conductas delictivas, estos acuerdos se dan sin un acuerdo expreso, pero que manejan la intención (dolo) de realizar el pacto colusorio. b) Los acuerdos explícitos. – estos actos se realizan de manera consciente, acordad e intencionada por los actores de la conducta delictiva en este tipo penal. En este acto colusorio se adoptan decisiones conjuntas, acordadas y premeditadas que se manifiestan en la realización de conductas que encuadran en el tipo penal de colusión. c) Modalidades Generales Horizontal: entre dos agentes en el mismo nivel de la cadena productiva. Ej. Dos fabricantes de cerveza que se reparten el mercado geográfico. Vertical: entre dos agentes en distinto nivel de la cadena productiva. Ej. Un Productor y sus distribuidores celebran contratos de exclusividad. d) Modalidades Específicas Oferta encubierta: Está diseñada para dar apariencia de competencia. Ej. Cuando un competidor presenta una oferta más alta que el ganador acordado o condiciones técnicas que de plano sabe que serán rechazadas. Supresión de Oferta: Cuando uno o más competidores acuerdan abstenerse de presentar ofertas o retirar las presentadas. Rotación de Oferta: Cuando acuerdan tomar turnos para adjudicarse un Rotación de oferta: contrato. Reparto de Mercado: Cuando acuerdan dividirse el mercado geográfico o a Reparto de mercado: ciertos clientes. Prueba de indicios del acuerdo colusorio
Un último punto relevante sobre el acuerdo colusorio, justamente
por su naturaleza subrepticia o clandestina, necesita de diversos indicios para poder ser probado judicialmente. Algunos aspectos sintomáticos que deberían ser tomados en cuenta para sospechar de la posible comisión de un delito de colusión son la regularización posterior al contrato, elegir sin justificación el monto más alto que el Estado deba pagar a cambio de la prestación de bienes y/o servicios, la sobrevaluación desproporcionada de bienes, la aceptación de bienes o servicios en mal estado, la multiplicidad de normas de contratación estatal infringidas, etc.
REFERENCIAS.
MONTOTA VIVANCO, Yvan. Aspectos relevantes del delito de
colusión tipificado en el artículo 384° del Código Penal peruano. Actualidad Jurídica, N° 171, p. 100.
359 GUIMARAY MORI, Erick. (2011, octubre). La tipificación
penal del delito de colusión. Boletín Anticorrupción, N° 7, p. 4.