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1. INTRODUCCIÓN.
En esta intervención quiero presentar algunas de las ideas de Slavoj Zizek sobre las
crisis del capitalismo actual haciendo énfasis en su dimensión política y social. El
examen del esloveno sobre el fenómeno político lo señala como un espacio de
contradicción irresoluble, algo que nunca termina (ni puede) cerrarse en un orden
compacto, unitario y universal. Es esta característica lo que hace que la política sea un
campo agonístico y expresivo de fuerzas que va cuajando en precarios e inestables
órdenes. La representación de una totalidad social (por ejemplo la idea de una sociedad
– estado, sociedad – asamblea, o sociedad –mercado) no es más que algo ilusorio, una
ficción, y lo que hay realmente es un vacío, que sin embargo se mueve, pero que nunca
llega a puerto, en el sentido de fijar una identidad u ordenamiento discursivo no flotante
(Avalos, 2006: 250, Larraín, 2010:157)
De lo dicho, ya algo asoma relativo a la cuestión de la ideología. La política es un
espacio de ilusiones y fantasías, que puede estabilizar un cierto orden social.
Celebrando nupcias entre Hegel, Marx y Lacan, Zizek pretende tener un arsenal de
instrumentos para mostrar como la ideología es una ficción operativa que genera
nuestra realidad. Esa realidad poderosa y organizativa de cotidianidad queda de tal
manera dispuesta que desactiva la crítica, se naturaliza y se presenta, justamente, como
lo no – ideológico por excelencia. La sociedad, sin embargo, más que un fenómeno
reducible a una esencia o a una lista de rasgos fundamentales, es un espacio sobre-
determinado por luchas y fuerzas. La condición de posibilidad de lo social es un residuo
o huella que impide que podamos reducir la realidad social a la racionalidad (Larraín,
2010: 159). La realidad social no puede ser simbolizada completamente y eso le da a
las ideologías su carácter “exagerado” y tendiente a la totalización. Sostener que nos
podemos remitir a una unidad, consenso, universalidad, fundamento común,
comunidad, espacio neutral, destino único, son las formas de ocultar que hay algo que
sencillamente “no cierra”, ni como relación ni como idea, en el vínculo social. Esto se
refleja directamente en el rechazo de Zizek a cualquier intento de reconciliarnos con el
capitalismo, volviéndolo más humano, sustentable, multicultural, solidario, etc. sin
embargo, la realidad social, y sobre todo la política, es una pantalla cargada con los
deseos de las fuerzas en pugna. El orden social es, siguiendo el énfasis estructuralista
lacaniano, un encadenamiento de significantes que para poder formar un sistema u
orden deben remitir a un Significante Amo que fija o anuda los significados, pero que
en sí mismo nunca tiene un contenido específico o significado estable (Larrain:2010
158, Avalos, 2006:253)
2
1
Ese “como sí” se basa en una transformación del dinero en una especie de mercancía “sublime” que no resulta
afectada por los procesos materiales.
3
la cognición que se realiza gracias a la forma mercancía. Lo que afirma Sohn – Rethel es
bastante fuerte: las principales estructuras del pensamiento abstracto (en especial del
matemático) se fundan en la forma mercancía que introduce la idea de intercambio
abstracto y calculabilidad en las relaciones de mercado propias del mundo capitalista –
burgués.
Para que el intercambio funcione tanto el proceso como la abstracción, debe
naturalizarse y ahí es donde entra a operar la ideología. Una realidad es ideológica:
“…cuya existencia implica el no conocimiento de sus participantes en lo que se refiere
a su esencia – es decir, la efectividad social cuya misma reproducción implica que los
individuos <<no sepan lo que están haciendo>>”2. La efectividad social aludida aquí
es la imagen del intercambio de mercancías como un supuesto acto libre, equivalente,
basado en intereses particulares de intercambiantes que no responden a un Amo, sino
a una coordinación de acciones que se pretende totalmente desfetichizada, trivial,
pedestre. Este intercambio corresponde al nivel de las cosas, no de las personas.
La ideología actúa como una fantasía inconsciente que estructura nuestra realidad
en lo que hacemos, siendo posible una distancia cínica o irónica de ella que, aún así, la
reproduzca3. Para Zizek, la realidad misma es ideología, en tanto que los actores no
saben cómo se han generado las condiciones bajo las cuales viven y que ellos
reproducen cotidianamente, incluso estando informados de su carácter ideológico. La
ideología le presta a la realidad la apariencia de una totalidad completa y cerrada, que
sólo es interrumpida cuando lo que no ha sido completamente engullido por el sistema
hace su interrupción como síntoma (Lo Real). Esta es una falla constitutiva de todo
sistema: una alteridad sobre la que se funda el sistema, que lo permite, pero que al
mismo tiempo resulta reprimida, ocultada y negada. Lo que el filósofo crítico tiene que
desocultar está dado no en el nivel sobre las creencias de la realidad sino en la realidad
misma, en la red de praxis e imágenes concretas que dan vida al sistema4.
El capitalismo actual no inaugura una era postideológica como sostienen muchos,
sino que consagra la dominación última de la ideología sobre toda realidad. La sociedad
aparece totalmente organizada y administrada por las redes de intercambio global que
se sustentan en una supuesta libertad personal plenamente realizada en la neutralidad
y naturalidad de los procesos de distribución de bienes y poder. Contrariamente a esa
apariencia, la sociedad está cada vez más supeditada a los intereses de los grandes
capitales transnacionales que colonizan no sólo mercados, sino estados, territorios y
subjetividades. En esta situación, el sujeto posmoderno, democrático, tolerante,
consumista, libre, está más dominado que nunca. La fantasía fundamental del
capitalismo tardío es la de una economía despolitizada, que es un punto de partida tanto
2
Zizek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Siglo XXI, 2003. Pág.: 47-
3
Zizek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Siglo XXI, 2003. Pág.: 61
4
Etchegaray, Ricardo. Dominación e ideología en Zizek. Pág.: 3
4
para los defensores del capitalismo como para una importante parte de la izquierda de
la era postindustrial5.
3. EL CAPITAL COMO MOVIMIENTO AUTORREFERIDO Y CATASTRÓFICO.
En Repetir Lenin, Zizek describe al capitalismo global como el efectivo “fin de la
historia”. Esto tiene que ver con que la lógica de la dinámica capitalista se eleva a
principio social fundamental planetario: el capital como un movimiento monetario
especulativo infinito que sólo pervive si se excede a si mismo6 La circulación
autopropulsada del capital es lo Real último, aquello que, por su lógica, se resiste a todo
control consciente. Este movimiento enmarca todas las actividades y luchas cotidianas,
la realidad, pero eso no es visto desde la perspectiva de los sujetos, pues sólo desde la
perspectiva del conjunto del sistema se alcanza la comprensión de su telos inmanente
que se orienta al valor de cambio y al circuito monetario como capitalización creciente.
Por ende, el capitalismo alcanza su máxima expresión en el mercado especulativo de
valores, y, al mismo tiempo, sus crisis se muestran de manera más transparente no
como una desviación particular sino como un rasgo estructural y sistémico7. Por lo
tanto, el mensaje de Zizek es que no hay que moralizar ni psicologizar las crisis, como
tampoco hay que pretender corregir un exceso financiero dentro de un capitalismo
esencialmente positivo. El capitalismo está caracterizado por una tendencia estructural
al desequilibrio y a la crisis que es un ingrediente propio de su dinámica reproductiva.
La relación del capitalismo con las catástrofes generadas por él es paradójica: son el
principal argumento en su contra el sistema al mismo tiempo que el desafío contra el
cual prueba el sistema su eficacia adaptativa y oportunista. El capitalista es un sistema
que se presenta aparentemente sin un “afuera” que le ponga límites, pues todos los
límites los halla dentro de sus fronteras y bajo su lógica.
La forma de capitalismo global postindustrial digitalizado es la forma prototípica del
capitalismo, esto quiere decir, el estado donde la contradicción fundamental entre valor
de cambio y valor de uso se haya máximamente expresada en la autonomía que
adquiere el valor de cambio frente a las necesidades y capacidades económicas de la
población. La contradicción entre valor de uso y valor de cambio se traduce en la
separación, cada vez más pronunciada entre la producción real y la economía virtual –
espectral de las finanzas. Se trata de una locura especulativa donde el dinero
autonomizado de la esfera productiva ya no puede seguir creciendo sin hacerlo a costa
de una ficción y de variadas crisis.
Zizek contrapone la imagen de los sectores especulativos de la banca y los ejecutivos hi
– tec con lo “real” de las crisis y catástrofes ecológicas, sanitarias, sociales y
humanitarias que están asociadas a este modo de operar8. Lo real del funcionamiento
5
Etchegaray, R. op. Cit. Pág.: 14
6
Zizek, Slavoj. Repetir Lenin. Akal, 2004, pág.: 77
7
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Akal, 2013, pág.: 139
8
Lo real como aquello que no alcanza a ser simbolizado.
5
9
Zizek, Slavoj. Repetir Lenin. Op. Cit. Pág.: 80.
10
Zizek, Slavoj. Repetir Lenin. Op. Cit. Pág.: 82
6
Sin embargo, para Zizek el dinero no puede tomarse como verdadero sujeto o
sustancia de la historia simplemente porque la raíz de todo valor, riqueza y
acumulación está en la extracción de plusvalía, o sea, en el trabajo. Ese proceso circular
de autoengendramiento de dinero no es más que una ilusión ideológica que esconde la
clásica explotación de la clase proletaria. Para poder conjurar este efecto es necesario
“repetir la crítica de la economía política”11. Sin embargo, plantea, es erróneo y
simplista sostener una visión del sistema económico como una mera abstracción en
cuya base encontramos procesos y gente “real”. El problema es que la abstracción que
representa el movimiento del capital está determinando de hecho los ritmos de la
producción, la distribución, el consumo, la inversión industrial, el empleo y los
movimientos demográficos más significativos12. La solución a la crisis no pasa
entonces, por volver a una economía real, reconectando el sistema con los valores de
uso, y dejando de lado una circulación que se ha vuelto excesivamente autónoma. Más
bien hay que reconocer que hoy la producción se insufla de vitalidad gracias al sector
financiero y especulativo. Pero, por el otro lado, esta autonomía del sistema económico
se sostiene gracias a una dimensión política e institucional, el poder estatal que se niega
y oculta ideológicamente pero que se está haciendo de hecho más fuerte en un entorno
neoliberalizado. El deber entonces de una crítica de la economía política es poder
rastrear los elementos de decisiones dentro de esa lógica pseudonatural del sistema (y
en sus crisis) que dan forma a las estructuras institucionales que generan
continuamente las condiciones para este estado de cosas. Sin embargo, finalmente, hay
que reconocer que todas estas decisiones están condicionadas por imperativos
sistémicos urgentes que emanan del dominio económico, donde las alarmas de la
pérdida de competitividad, de desaliento a la inversión, o de inminente colapso llevan
a tomar decisiones que constriñen más aún la capacidad política de resolución y
contención de problemas y, por ende, vuelven aún más catastróficos los efectos para la
población. No hay aquí contradicción sobre el papel del estado bajo el neoliberalismo:
sigue siendo eficiente para crear las condiciones para reproducir y asegurar los
movimientos de capitales, pero es débil e ineficiente para regular la economía, proteger
el trabajo y asistir a la población.
Zizek sostiene que el capitalismo domina como una lógica anónima que asume una
supuesta neutralidad funcional que lleva a una despolitización radical de lo
económico13 El funcionamiento del sistema económico se toma como un dato objetivo
de la realidad, un punto de partida obligado que no cabe criticar sino aceptar como un
marco de procedimientos y operaciones neutrales ineludibles para políticas de
izquierda y derecha. La misma premisa está presente en las formas de entender las
crisis económicas y las medidas propuestas (todo el lenguaje sacrificial de “apretarse el
cinturón”, etc.) Este tipo de afirmaciones representan la manera en que la ideología se
instala en tiempos supuestamente postideológicos: contraponer una economía
11
Zizek, Slavoj. Repetir Lenin. Op. Cit. Pág.: 84
12
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Op. Cit. Pág.: 140.
13
Zizek, Slavoj. El espinoso sujeto. pág.: 374.
7
14
Zizek, Slavoj. El espinoso sujeto. pág.: 377.
15
Zizek, Slavoj. El espinoso sujeto. 372
16
Zizek, Slavoj. Repetir Lenin. Pág.: 88
8
la crisis. Esto se ha resuelto en los últimos colapsos, por una visión de realismo
moderado capitalista: mantener algo de los sueños de consumo a costa de aceptar las
amargas consecuencias del sistema sobre las vidas de los trabajadores. El flujo
constante de imágenes, experiencias, intensidades puntuales que buscamos en los
objetos que consumimos, es un correlato de la virtualidad del flujo circulatorio del
capital (ahora dinero digital) que debe estar en movimiento constante para no morir.
Del mismo modo, las experiencias se agotan rápidamente y deben dar lugar a una nueva
búsqueda de experiencias, que se agotarán más rápidamente que las primeras…. Los
objetos (en su utilidad) devienen vaporosos mientras que los compromisos virtuales
(pagos, contratos, respeto de derechos, impuestos, registros de deuda, etc.
“objetivados” en memorias digitales) se mantienen indestructibles. Sin embargo, dice
Zizek, hay una materialidad que permite todo el intercambio pseudo – personalizado
de mercancías y servicios, que es el trabajo precario invisibilizado de múltiples
maneras17
El consumismo trabaja sobre el goce para administrarlo y “pasarlo por contabilidad”,
para lo cual debe podarlo de todo exceso, volviendo nuestro trato con los objetos de
consumo, seguros y saludables. Así es como se llega a la situación de café sin cafeína,
chocolate sin grasa, cigarros sin nicotina, etc. Esa regulación de los placeres proviene
de un discurso cuyo origen está en la ciencia y en la universidad. Las relaciones con los
prójimos, con el otro, comienzan a disminuir, también, los elementos excesivos, y tomar
la forma de contratos mercantiles entre socios libres, racionales e iguales. Las
asimetrías, las tensiones, los peligros, los excesos se reducen para poder manejar la
diversidad de expectativas de placer en medio de pseudo-vínculos. Si, entonces, por un
lado, el intercambio mercantil aparece pseudopersonalizado, por el otro tenemos
relaciones interpersonales pseudomercantilizadas. Este empobrecimiento en medio de
la sobre-pseudo-estimulación se explica por la ya descrita ausencia de una orientación
global en la sociedad tardocapitalista: un vacío de situaciones y apuestas que obliguen
a un compromiso amoroso, moral o político o más arriesgado, vacío que facilita poder
administrar la diversidad privatizada de forma más efectiva. Incluso hoy, en tiempos de
conciencia ecológica, esta distancia fabricada se aplica incluso a nuestros problemas y
responsabilidades colectivas: el mercado crea estrategias para ofertarnos no sólo
productos sanos y saludables, sino ecológicos, sustentables, responsables social y
medioambientalmente, incorporando esa preocupación en su precio (lo que nos ahorra
culpa y remordimientos éticos). En síntesis, Zizek desconfía de estas formas de
consumo saludable, ético y multicultural, pues son una astuta forma de edulcorar la
lógica manipuladora y depredadora del capitalismo global. Sin embargo la contraparte
de este fenómeno se da en el encuentro, la irrupción mejor dicho, de la violencia urbana
insensata donde el prójimo, que creía puesto a una distancia segura, aparece
arrolladoramente y sin ningún tipo de regulación.
17
Zizek, Slavoj. Repetir Lenin. Pág.: 91
9
18
Zizek, el año que soñamos peligrosamente. 2013, 16
19
10
Hay una aproximación posmoderna en el análisis de Negri que habla del trabajo
inmaterial como un flujo excesivo que no puede ser encorsetado por un sistema cuyas
premisas han quedado atrás en la historia.
Lo que hace Zizek es señalar que esta multitud interconectada no hace sino
reproducir la lógica excesiva de un capital virtualizado y digitalizado. Las relaciones
productivas lejos de alcanzar una transparencia y horizontalidad anti jerárquicas y no
mercantilizadas, ocultan el hecho de que éstas han sido cosificadas y mercantilizadas.
Las experiencias, los saberes, las conexiones, la creatividad, el trabajo en equipo son
hoy “gestionados” para extraer de ellos plusvalía. Esto genera todo un espectro de
saberes para hacer rendir el máximo nuestras capacidades, saberes, posiciones,
actitudes en las relaciones con el otro, acompañado de toda una mitificación del héroe
(o antihéroe) que sabe obtener el éxito gestionando astutamente su entorno y teniendo
la “actitud” adecuada. Lo que tenemos enfrente es que las relaciones entre personas
asumen la forma de relaciones entre cosas, no sólo la fuerza de trabajo se vende como
algo corpóreo sino mi fuerza “cognitiva”, “creativa” y “afectiva” se coloca a disposición
del capital.
Hay que comprender entonces que la crítica al capitalismo ya no puede tener
como sujeto las instituciones disciplinarias y autoritarias del trabajo, la escuela y la
familia. El post fordismo (externalización, trabajo en red, interactivo, etc.) la flexible
educación personalizada (y privatizada) y nuevas formas de contratos amorosos y
sexuales han dado una apariencia de nueva libertad a nuestra sociedad. Con la crítica
del capitalismo “pesado” ha habido un aprendizaje que ha permitido colonizar espacios
que antes eran sino “públicos” al menos “estatales”, por ejemplo las prisiones, la
protección jurídica, la seguridad ciudadana, la protección de la propiedad privada, la
orientación y cuidado afectivo, etc.
Ni Marx ni Negri pudieron ver el hecho de que se privatizara el intelecto general. En
esto es clave entender el paso de la ganancia a la renta. Los medios de producción del
intelecto general (computadores, cables de fibra óptica, aparatos móviles, señales de wi
– fi, programas de oficina, etc.) cada vez son más gratuitos y accesibles, pero quienes
usufructúan de los procesos creativos, de innovación, de saber son agentes privados:
gestores del conocimiento y de las relaciones (especialistas, asesores, evaluadores,
certificadores, managers, coachers, inversores etc.). Incluso podríamos añadir que hay
un inminente monopolio de aquellas redes y nodos que vehiculan nuestras
interacciones virtuales, lo que significa grupos o individuos que adquieren un poder
sobre la economía y la población enorme, sin ningún tipo de control o supervisión
pública o ciudadana20. Para que esta clase pueda legitimar sus pretensiones necesita
del aparato estatal que genera las condiciones institucionales y legales para su
despliegue21.
20
Zizek, Slavoj. El espinoso sujeto. pág.:380.
21
Zizek, slavoj. Primero como tragedia, después como farsa. Akal, 2011. Pág.: 95
11
22
Zizek, slavoj. Primero como tragedia, después como farsa. Op. Cit.: 95
23
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Op. Cit. Pág.: 19
24
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Op. Cit. Pág.: 22
25
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Op. Cit. Pág.: 22
12
26
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Op. Cit. Pág.: 21
27
Zizek, Slavoj. Bienvenidos a tiempos interesantes. Pag.: 20
28
Zizek, Slavoj. El año en que soñamos peligrosamente. Pág.: 25
29
El año en que soñamos peligrosamente. Pág.: 27
13
“canallas”. El mundo funciona como una Esparta Universal con tres clases: 1) la clase
militar (EEUU) 2) la clase productiva (Asia, Europa, Latinoamérica) 3) La clase “ilota”
(el resto del mundo)30
¿Qué esperanzas políticas se pueden abrigar a partir de los colapsos financieros
recientes? Zizek plantea que el escenario de crisis es tan posible, incluso más, un
resurgimiento del populismo racista, el incremento de la pobreza y nuevos
fundamentalismos, que una revitalización de la lucha emancipatoria radical. Una crisis
desata tanto un cuestionamiento radical como regresiones “a lo básico”.
Zizek utiliza la tesis central de Naomi Klein en su Doctrina del Shock 31 para sostener
que los colapsos económicos pueden ser utilizados para revigorizar el capitalismo. De
hecho, el discurso de los fervientes adeptos al neoliberalismo generalmente explica las
crisis económicas con un “exceso de intervencionismo” y con “obstáculos al libre
mercado”. En general, estas explicaciones no distan muchos de aquellas que,
considerando el capitalismo esencialmente eficiente y deseable, ven las crisis como
cuestiones de desviación, incluso de perversiones puntuales, de una lógica razonable.
El punto es que con esta versión de las cosas se toman medidas de shock, que, al largo
plazo, agravan las crisis. Un caso que cita Zizek es como en la crisis de las puntocom se
les dio facilidades crediticias al sector inmobiliario (el que justamente provocaría la
crisis del 2008). Los salvatajes estatales a grandes bancos y empresas emblemáticas
han sido utilizados para debilitar las protecciones sociales y libertades sindicales, lo
mismo puede decirse de las medidas de ajuste estructural impuestas a países
endeudados, y de los planes propiciados por la UE a naciones en quiebra.
Cuando se trata de recuperar la dimensión política de la economía Zizek apela al
concepto marxista de lucha de clases para rescatar un sentido más auténtico de la
política de izquierda. Se trata de un antagonismo que atraviesa todo el campo social, y
que determina las posiciones de clase dentro de otros antagonismos sociales (de
género, raciales, ecológicos, etc.) El ejemplo de la apropiación de las luchas feministas
por parte de las clases altas (que rechaza el machismo patriarcal de las clases bajas) es
ilustrativo de este punto.
Zizek sostiene que la lucha de clases sobredetermina las otras luchas, o sea, define las
coordenadas económicas generales en las que se va a expresar los conflictos de género,
raciales, étnicos, religiosos, etc. La lucha de clases apunta a una contradicción social que
no puede resolverse como diferencias que se reconocen mutuamente, pues se trata de
30
El año en que soñamos peligrosamente. Pág.: 28
31
Donde se sostiene el capitalismo avanzado ha utilizado el miedo y el terror en estrategias de shock (golpes de
estado, terrorismo de estado, violaciones a los derechos humanos) como forma de instalar las condiciones para
reformas liberales (o neoliberales) de mercado.
14
eliminar una diferencia, aniquilar la función del antagonista (el capitalista, la burguesía,
etc.) por la vía de la destrucción del sistema que genera esa función.
Aunque se muestra escéptico respecto del futuro de los movimientos de protesta
surgidos el 2011, y especialmente crítico con el apoliticismo de los indignados o de la
carencia de programa de los movimientos Occupy, hay un elemento rescatable en estos
eventos: la izquierda está volviendo a la vieja idea de que las crisis y las catástrofes no
son por desviaciones o corrupciones puntuales sino un rasgo estructural del sistema.
De todas formas, llama a adoptar la posición de observador distante ante las crisis, no
caer en la tentación de actuar por pasión o por heroísmo. Lo mejor, a su juicio, es leer
el reciente despertar de los movimientos emancipatorios como señales de futuro, de lo
que podría ser una sociedad no capitalista.
8. CONCLUSIONES.
De la presentación sumaria y apretada que hemos presentado quisiéramos extraer
conclusiones acotadas a dos cuestiones: las aporías que presenta la noción de crisis y el
uso de la noción sistémica. Tal como lo presenta Zizek, la generalidad de las crisis que
asistimos serían, tal como lo plantea Ana Carrasco – Conde, crisis – colapsos que
constituyen meros parcheamientos del sistema. En ellos es posible restituir la
apariencia de normalidad, aunque sea por un tiempo brevísimo. El efecto de estar
sometidos a este tipo de crisis es el de crisis “estiradas” en el tiempo, que se vuelven
permanentes y normales al punto de que son acompañadas de un recetario de medidas
y estrategias de sobrevivencia de corto plazo. Sin embargo el efecto global corresponde
más bien a un estancamiento de la vida y un “lento presente” (Cadahía y Velasco, 2012)
Estas crisis funcionan como purgas estructurales que higienizan el sistema de
temporales elementos desestabilizadores pero no alteran la trayectoria principal de la
lógica sistémica. La reincorporación de la normalidad no excluye el uso de las medidas
drásticas y violentas. De hecho, lo que apunta Zizek es que las crisis como colapsos
pueden ser previstas, especuladas y manipuladas, han permitido aplicar “terapias de
shock” que profundizan las lógicas y racionalidades económicas neoliberales. Incluso
si pensamos en algunas crisis como auténticos acontecimientos económicos y políticos
que tocan la arquitectónica general de los poderes que imperan sobre la población, se
trata, a la larga de reestructuraciones de gran escala que coinciden con procesos de
profundización radical y expansión de las lógicas globales de mercado. El capitalismo
ha mostrado extensamente su capacidad plástica de generar nuevos esquemas ya sea
echando mano de la técnica o colonizado ámbitos del mundo de la vida que lograban
preservarse fuera de lógicas mercantiles.
Esto pone en cuestión la idea de que las crisis son oportunidades para una auténtica
revolución o transformación de lo que hay. Incluso incorporando la idea de la
insignificancia de las instituciones del capitalismo reciente, la idea de que no
proporcionan un sentido global que enmarque sus oscilaciones, la crisis no deviene por
eso terminal o crónica. Las instituciones políticas democrático – liberales
15
advertidos de todos los desastres que está dejando este modelo de sociedad sin
embargo seguimos adelante como si no pudiese haber otra alternativa. A la separación
moderna de la economía, ética y la política hoy le sigue la separación interna de la
economía, donde los elementos financiero especulativos se han convertido en la lógica
dominante por sobre la economía real (el trabajo, el salario, el crecimiento económico,
etc.) Por eso no cabe otra fórmula para señalar la condición de nuestro presente sino
como un estado de heteronomía social, política y moral, que ha naturalizado el orden
económico y lo ha convertido en el marco biopolítico de gobernanza y administración
de la vida de las poblaciones. La extensión de la forma mercancía bajo la forma de
relaciones personales mercantilizadas o relaciones mercantiles personalizadas da
cuenta de un proceso de colonización profundo.
Aunque no lo puedo desarrollar acá pienso que es fundamental hacer el vínculo
entre la racionalidad formal – técnica – instrumental moderna y la forma sistémica del
mercado. A pesar del papel de mero coordinador y asignador de recursos por medio
del sistema de precios, el mercado aparece hoy como un medio de poner a disposición
técnica de control y administración una serie de elementos que considerábamos
sustraídos a las lógicas mercantiles. La capacidad de procesar informáticamente toda la
realidad ha producido un ensanchamiento de la racionalidad gestionaria que ocnsiste
en última instancia en reducir todo a una lógica de la equivalencia, de la mismidad de
lo identitario. El sistema económico aparecería como una fuerza neutral e
impenetrable, una “mano de dios” ciega y arrolladora que pondría a disposición del
dominio racional todos los sustratos ecológicos, espirituales, y humanos del cosmos.
Según Zizek lo único que parece poder ponerle freno a este avance es una repolitización
de la economía. Nosotros preferimos los límites éticos: restituir el valor de la persona
humana como totalidad infinita, abierta y vulnerable cuya dignidad no reposa, ni debe
reposar sobre ninguna pertenencia o condición social. Debemos articular un nuevo
principio ético pos-social, radicalmente universal como argumento central del espíritu
de resistencia ante la arremetida antisocial de los poderes globales.