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Economía Social

Colección
Para que el conocimiento nos sirva a todos
Publicación del Proyecto de Modernización del Estado, Jefatura de Gabinete de Ministros y
del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universitarias,
Ministerio de Educación de la Nación.

Av. Julio A. Roca 782 – Piso 12


(C1067ABP) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
E-Mail: modernizacion@jgm.gov.ar
www.modernizacion.gov.ar

Pizzurno 935 – Piso 2


(C1020ACA) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
E-Mail: voluntariado@me.gov.ar
www.me.gov.ar/voluntariado

Edición, corrección y composición general:


Proyecto de Modernización del Estado y Programa Nacional de Voluntariado Universitario.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, agosto de 2008.

ISBN 978-950-00-0689-7

Los editores no se responsabilizan por los conceptos, opiniones o afirmaciones vertidas en


los textos y en las notas de los colaboradores de esta publicación, que son de exclusiva res-
ponsabilidad de sus autores.

Arias, Gonzalo
Economía social. - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educación, 2008.
150 p. ; 21x14 cm. - (Para que el conocimiento nos sirva a todos; 1)

ISBN 978-950-00-0689-7

1. Educación Superior. 2. Voluntariado. I. Título


CDD 378.365

Fecha de catalogación: 05/08/2008


Indice
¿Cómo formar para la solidaridad?
Juan Carlos Tedesco . ..................................................................................... 11
Una colección para que el conocimiento nos sirva a todos
Alberto Dibbern ............................................................................................. 17
Los desafíos éticos pendientes en un mundo paradojal:
El Rol de la Universidad
Bernardo Kliksberg.......................................................................................... 21
Exclusión, Economía Social e Innovación Popular.
Las empresas recuperadas por sus trabajadores
Héctor Hugo Trinchero ................................................................................... 39
Responsabilidad Social: el sector comprometido de la economía
Federico Saravia.............................................................................................. 51
Economía Social
Rubén Daza..................................................................................................... 61
Universidad y Cooperativismo: Crónicas de un encuentro
posible y necesario
Juan Carlos Junio ........................................................................................... 77
La Economía Social como un marco de sentido para
las relaciones entre la Universidad y las Comunidades
José Luis Coraggio........................................................................................... 89
Oikonomias. La búsqueda de la Felicidad
Estela Cammarota........................................................................................... 107
Promoción, Desarrollo y Fortalecimiento de la Economía Social:
Experiencias y aportes desde el Voluntariado Universitario
Gonzalo Arias y Mercedes Tarzibachi.............................................................. 123
Ferias francas: Experiencias de Producción y Comercialización.
Alternativas para el Desarrollo Socioeconómico de la localidad
de Herradura, provincia de Formosa
Miryan Ayala................................................................................................... 143
Experiencias y Conclusiones: Programa de Voluntariado Universitario.
Universidad y Economía Social
María Inés del Milagro Combina..................................................................... 157
El Voluntariado Universitario como expresión de la articulación
interinstitucional. Proyecto de Fortalecimiento Integral de
Cooperativas Apícolas
Lina de las Mercedes Coronado....................................................................... 169
Diseño como aporte estratégico a la Producción Regional
y Nacional. Desarrollo y Análisis de casos de intervenciones
con empresas recuperadas
Esteban Javier Rico y Lucas Giono.................................................................. 181
Asesoramiento y Apoyo Técnico a familias campesinas
del departamento de Lavalle, provincia de Mendoza,
para elaboración y comercialización de alimentos
elaborados artesanalmente
Lucía Alicia Vignoni........................................................................................ 193
Financiamiento para la agricultura familiar.
Una propuesta desde la Universidad
Ramón Cieza; Sergio Dumrauf; Mariana Barros;
María Romina Mele; María del Carmen Servat; Constanza Bruno;
Ismael Malbrán; María Sol Vignasse; Eugenia Gualberto;
Jessica Grandinetti; Flavia Picón; Paula Fontana; Miguel Mele...................... 209
¿Cómo formar para la solidaridad?

Juan Carlos Tedesco*

* Ministro de Educación de la Nación.


Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

U
n grupo de investigadores americanos realizó hace algunos años
una interesante experiencia sobre las prácticas solidarias. Se selec-
cionó un conjunto de grupos de estudiantes a los cuales sus res-
pectivos profesores les pidieron que hicieran un dibujo. Una vez finalizada
la tarea, los profesores eligieron un dibujo al azar y anunciaron a su grupo
que ese dibujo había sido considerado el mejor y que, por ello, tendría un
premio en dinero. Cuando los estudiantes seleccionados fueron llamados
a recibir el premio, el profesor les informó que uno de sus compañeros
padecía una grave enfermedad cuyo tratamiento era muy costoso, y que la
familia carecía de los recursos suficientes para hacer frente al tratamiento.
Los profesores ofrecieron a los estudiantes premiados la posibilidad de
ceder el premio para ayudar a la familia del compañero enfermo a finan-
ciar el tratamiento. En un porcentaje muy alto, los estudiantes premiados
aceptaron donar la suma recibida.
La misma experiencia fue repetida con otro conjunto de grupos de es-
tudiantes a quienes se les pedía que hicieran el dibujo, pero, en este caso,
los profesores anunciaban que se seleccionaría el mejor y que el mejor
sería premiado. Los estudiantes realizaron el dibujo sabiendo que compe-
tían por un premio. El resto de la experiencia siguió un proceso similar al
anterior pero, en estos grupos, el porcentaje de respuestas solidarias bajó
significativamente.
Los resultados de esta experiencia pueden ser interpretados de diversas
maneras, pero resulta claro que en el marco de los patrones culturales do-
minantes, la solidaridad está asociada a aquello que obtenemos sin haber
competido o luchado. Solidaridad y competencia serían, en cierto sentido,
contradictorios y excluyentes. Hacerse cargo de esta hipótesis implica asu-
mir que estamos ante un problema de enorme importancia y complejidad.
Promover solidaridad en un sentido profundo y convertir la solidaridad en
un pilar del funcionamiento de nuestra sociedad, supone ir más allá de la
caridad y del asistencialismo. No se trata de subestimar la importancia de
esas cualidades y estrategias. Sólo pretendo postular que la magnitud de
los fenómenos de exclusión que caracterizan a la sociedad actual, reclama
estrategias que permitan trascender esas prácticas.
En este sentido, se abren dos líneas de reflexión y de acción. La primera
es de carácter macro-social y político. Desde este punto de vista, es preciso
enfrentar la discusión acerca del nuevo pacto, del nuevo contrato social
que permita garantizar la inclusión social de todos los ciudadanos. Ya no
estamos en una sociedad que puede funcionar con la solidaridad “orgá-

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Economía Social

nica”, similar a la que existe entre las partes del organismo humano. Esta
solidaridad mecánica, no-voluntaria, está basada en que cada parte del
organismo es necesaria, cumple una función imprescindible para el equi-
librio y el funcionamiento del sistema. Nuestra sociedad ha roto ese equi-
librio y tiene una enorme capacidad excluyente. Puede dejar afuera a im-
portantes sectores de la población y puede apelar a fórmulas autoritarias,
de las que tenemos una larga tradición, para mantenerse políticamente. La
solidaridad que exige esta nueva sociedad no es mecánica sino consciente.
Es una solidaridad específicamente humana y, por ello, voluntaria. Para
poder vivir juntos debemos querer vivir juntos. Solidaridad y competencia
pueden articularse si asumimos que la competitividad genuina no es indi-
vidual sino social. Debemos ser competitivos como sociedad, como equipo
y como comunidad.
Es en este sentido que se abre el interrogante crucial acerca de cómo
formar para la solidaridad. La experiencia relatada más arriba nos pone
ante la necesidad de reconocer que todos tenemos una determinada repre-
sentación inicial de los valores, que condiciona nuestro comportamiento.
El primer paso de cualquier metodología para enseñar valores es conocer
cuál es esa representación inicial. Sólo con este conocimiento podemos
diseñar estrategias de cambio de esas representaciones iniciales.
Pero también sabemos que esas representaciones iniciales están profun-
damente establecidas en nuestras estructuras de personalidad. Cambiarlas
implica algo más que manejar información y conocimientos. Las experien-
cias educativas destinadas a promover valores deberían ser experiencias
que movilicen las diferentes dimensiones de la personalidad, en especial la
dimensión afectiva y emocional. Necesitamos, por ello, que se generalicen
y multipliquen experiencias como las sistematizadas en esta publicación,
motorizadas por miles de docentes y estudiantes universitarios compro-
metidos en acciones concretas al servicio de las necesidades y demandas
de la comunidad, algunas relacionadas con las viejas deudas que tenemos
como país y otras, igualmente urgentes y estratégicas, que tienen que ver
con los desafíos futuros.
La Universidad puede y debe tener un rol activo con el propósito fun-
damental de profundizar la vinculación de la educación superior con la
comunidad y, a su vez, incentivar el compromiso social de los estudiantes
universitarios, promoviendo su participación voluntaria en proyectos so-
ciales orientados a mejorar la calidad de vida de su población y estimular
el desarrollo local.
En este debate sobre la transformación de la Universidad y su función
social en el nuevo contexto global, es central y estratégico disponer de

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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

herramientas que fortalezcan la comunicación y la articulación tanto al


interior del sistema universitario como entre el Estado y las universidades,
y entre las universidades y la comunidad. Estas herramientas son funda-
mentales para cumplir con el compromiso de todos los actores en la cons-
trucción de un país más justo.

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Una colección para que
el conocimiento nos sirva a todos

Alberto Dibbern*

* Secretario de Políticas Universitarias.


Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

D
esde el 2006, la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministe-
rio de Educación, a través del Programa Nacional de Voluntariado
Universitario, viene apoyando distintas experiencias impulsadas
por estudiantes y docentes de universidades nacionales, dirigidas a mejo-
rar la calidad de vida de la comunidad mediante la transferencia del cono-
cimiento producido en las propias instituciones de educación superior.
El propósito es desarrollar y fortalecer el vínculo de las Universidades
Públicas e Institutos Universitarios Nacionales con las demandas de la po-
blación y, a su vez, incentivar el compromiso social de los estudiantes,
docentes e investigadores de nivel superior universitario, promoviendo su
participación voluntaria en proyectos sociales.
A través de esta práctica solidaria, los alumnos no sólo devuelven a la
sociedad la posibilidad de estudiar que reciben de ella, sino que, a su vez,
transitan una experiencia de aprendizaje orientada a abordar profesional-
mente problemáticas sociales concretas.
Con una tercera convocatoria en marcha, la participación de la comu-
nidad universitaria se ha incrementado un 60% respecto de 2006 y 2007.
Actualmente, conforman el Programa 850 proyectos de más de 37 institu-
ciones universitarias nacionales, con la participación de cerca de 17.000
estudiantes, 4300 docentes e investigadores y más de 1600 organizaciones
de la sociedad civil y otras instituciones con fuerte presencia comunitaria.
En su gran mayoría, los proyectos de voluntariado universitario desplie-
gan sus acciones articulándose con distintas organizaciones sociales e ins-
tituciones que ya se encuentran trabajando en la comunidad. Municipios,
escuelas, hospitales, comedores, centros culturales, cooperativas, fábricas
recuperadas, sociedades de fomento, iglesias, entre otras, contribuyen con
los más diversos saberes y recursos, todos ellos vitales para la viabilidad de
las propuestas y para su continuidad en el tiempo.
Entre los ejes temáticos abordados por los proyectos seleccionados, se
destacan la educación, la atención y promoción de la salud, la participa-
ción ciudadana, el acceso público a la información y comunicación, la pro-
moción de derechos, la preservación del patrimonio histórico y cultural,
el medio ambiente y los recursos naturales, el desarrollo comunitario del
deporte y la recreación, y el acceso y mejora de la vivienda, infraestructura
y servicios sociales básicos.
Los aprendizajes y resultados alcanzados son muy importantes pero es
necesario continuar trabajando para acercar aún más a la Universidad con
las demandas de la población. Ante los desafíos que el país atraviesa en

17
Economía Social

el siglo XXI, es central y estratégico que el sistema universitario participe


activamente en la producción y distribución del conocimiento.
Con ese objetivo, presentamos esta colección destinada a difundir las
acciones que estudiantes y docentes realizan cotidianamente para resol-
ver distintas problemáticas sociales vinculadas a tres de los ejes temáticos
abordados por el Programa: Economía Social, Acceso Público a la Infor-
mación y Comunicación, y Participación Ciudadana y Promoción de De-
rechos. Además de ilustrar las características y los alcances de las distintas
experiencias en marcha y contar con el aporte de especialistas y referentes
de cada área, se busca dar mayor visibilidad al fuerte compromiso social
que estudiantes, docentes e investigadores universitarios han asumido con
sus comunidades.
De esta manera, aspiramos a sumar un nuevo espacio de intercambio y
reflexión que fortalezca y promueva la comunicación entre las universida-
des, y entre las casas de estudio y la comunidad.

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Los desafíos éticos pendientes
en un mundo paradojal:
El Rol de la Universidad*

Bernardo Kliksberg **

* Una versión original de este trabajo fue expuesta por el autor al recibir el Doctorado
Honoris Causa de la Universidad Rey Juan Carlos.
** Pionero de la ética para el desarrollo, el capital social y la responsabilidad social
empresarial. Precursor de una nueva disciplina, la gerencia social. Asesor de más de 30
países y numerosos Presidentes. Asesor especial de ONU, UNICEF, UNESCO, OIT, OEA,
OPS, y otros. Actualmente Asesor Principal de la Dirección del Programa Regional del
PNUD para América Latina y Director del Fondo España-PNUD “Hacia un desarrollo
integrado e inclusivo en América Latina y el Caribe”. Autor de 47 obras y centenares de
trabajos, traducidos a diversos idiomas. Designado Profesor Honorario, Emérito y Doctor
Honoris Causa por numerosas Universidades, entre las últimas Doctor Honoris Causa
de la Universidad Rey Juan Carlos de España y Profesor Honorario de la Universidad
Católica del Perú. El conjunto de su obra científica ha sido declarada por unanimidad
de interés nacional por el Senado Argentino. Condecorado, premiado, y designado
visitante ilustre por Gobiernos y ciudades de todo el Continente. Premio 2004 de la
AMIA (Comunidad Judía Argentina), Premio 2005 de la Fundación Empresarial por el
Desarrollo Sostenible, y Premio Educar 2006 de la Iglesia Católica Argentina.
Entre sus últimas obras se hallan los best sellers internacionales: “Hacia una economía
con rostro humano” (14 ediciones), y “Más ética, más desarrollo” (14 ediciones). Su más
reciente obra fue preparada con el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, “Primero la
gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo
globalizado” (editada en España por Planeta/Deusto, 2008).
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

I. Un siglo contradictorio

H
acia dónde va el género humano. El escenario del siglo XXI pre-
senta direcciones contradictorias. Es un mundo signado por una
explosión inédita del conocimiento aplicado, por la globalización,
por los grandes desequilibrios, por la complejidad, y por la incertidumbre.
En las últimas décadas se ha desarrollado una ola de revoluciones cien-
tífico-tecnológicas que ha hecho crecer exponencialmente las capacidades
para producir y circular bienes y servicios. Las “rupturas epistemológicas”
simultáneas en campos como la comunicación, la informática, la robótica,
la genética, la biotecnología, la ciencia de los materiales, y muchos otros,
han corrido totalmente las fronteras de lo posible. Desde el trazado del
mapa genético de los seres humanos, hasta el almacenaje para su uso de
gran parte del conocimiento disponible en Internet, una multitud de in-
novaciones han abrió paso a la expansión acelerada de las posibilidades de
producción, y la ampliación considerable de la esperanza de vida.
Los grandes cambios en las estructuras productivas y tecnológicas se de-
sarrollan en el entorno de la “aldea global”, el mundo globalizado, donde
países y personas están estrechamente interconectados, y los niveles de
interdependencia son altísimos. Un cambio en un punto significativo del
sistema trae impactos inmediatos en vastas áreas del mismo.
En la nueva historia de la humanidad, viene avanzado paso a paso la de-
mocratización, portadora de dignificación, y derechos básicos, pero se pre-
senta en muchos lugares endeble y vulnerable ante la existencia de profun-
dos desequilibrios que crean tensiones extremas.
Poniendo el foco en las fuentes básicas de la inestabilidad, el ex Secre-
tario General de la ONU, Kofi Annan (2006), resaltaba, al dejar su cargo,
que “sin una medida de solidaridad ninguna sociedad puede ser verdade-
ramente estable. No es realista pensar que algunas personas pueden de-
rivar grandes beneficios de la globalización, mientras millones de otras
son dejadas al margen o arrojadas a la pobreza abyecta. Debemos dar a
los otros seres humanos al menos una oportunidad de compartir nuestra
prosperidad”. A las profundas tensiones socioeconómicas se han sumado
las ambientales.
Las emisiones de dióxido de carbono, contribuyente clave al calentamien-
to global, han alcanzado el nivel más alto de los últimos 650.000 años. Si
no se toman las decisiones adecuadas en los próximos 10 años, la situación
puede llegar al punto de no reversibilidad. El actual Secretario General de la
ONU, Ban Ki-Moon (2007), ha prevenido que hay riesgo de “una doble ca-

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Economía Social

tástrofe con tempranos reveses para el desarrollo humano de los pobres del
mundo, seguidos luego de peligros a largo plazo para toda la humanidad”.
La convivencia de direcciones de desarrollo conflictivas, progreso tecnoló-
gico y productivo continuo y grandes carencias, y desigualdades, democra-
tización y guerras, terrorismo asesino, y xenofobias, avances materiales en
la vida cotidiana, y deterioros agudos del medio ambiente, internacionaliza-
ción, y difícil equilibrio con el desarrollo local, crea un planeta de extrema
complejidad. Una de las manifestaciones centrales de los grados de comple-
jidad es la incapacidad de prever las incertidumbres severas. Predominan
en la realidad lo que el Premio Nobel, Ilya Prygogine, llama “las estructuras
disipativas de final abierto”, procesos de gran fluidez y volatilidad, frente a
los cuales las predicciones se estrellan.
Es hora de retomar con fuerza en este escenario, las preguntas que dieron
dirección a la humanidad en la historia, los grandes interrogantes éticos.
¿Hacia dónde vamos?, ¿a qué tipo de sociedad aspiramos?, ¿qué perfil de
ser humano estamos impulsando?, ¿cuáles deben ser las prioridades de esta
etapa histórica? ¿qué responsabilidades deben asumir los principales acto-
res sociales? Este orden de preguntas, marginadas con frecuencia por los
pragmatismos e inmediatismos, es el que puede dar la más sustancial de las
brújulas orientadoras, la de los valores.
Intentaremos aportar algunos elementos a la reflexión, imprescindible y
postergada sobre éstas y otras preguntas similares. Para ello, nos proponen
desenvolver a título introductorio tres momentos de análisis sucesivos. En
primer lugar, señalaremos algunos de los mayores desafíos éticos de nuestro
tiempo; luego, siempre de la mano de la ética para el desarrollo, incursio-
naremos en las responsabilidades que deben asumir los diferentes actores
sociales frente a ellos; por último, pondremos en el centro el rol que le co-
rresponde a la Universidad en este siglo, pleno en oportunidades y contra-
dicciones.

II. Desafíos éticos claves


Nuestro tiempo presenta una serie de problemas que son abordados
normalmente como económicos, y sociales. Ciertamente lo son, pero el
acercamiento usual deja de lado que, ante todo, son de naturaleza ética,
porque hacen a valores axiales para el sentido mismo de la vida.
Entre ellos se hallan los siguientes:
1. La Pobreza No Puede Esperar
A pesar del potencial productivo fenomenal disparado por las revolu-
ciones científico-tecnológicas, una parte importante del género humano
padece carencias agudas. Casi 1.200 millones de personas viven por deba-

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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

jo de la línea de la pobreza extrema, teniendo que subsistir con menos de


un dólar diario. Cerca de 3.000 millones están en la pobreza, con ingresos
menores a dos dólares diarios. A pesar de que técnicamente el mundo pue-
de hoy producir alimentos para 13.000 millones, el doble de su población
actual, 845 millones sufre hambre, 1.100 millones no tienen agua potable,
2.600 millones no cuentan con una instalación sanitaria, y 2.000 millones
no tienen electricidad.
La pobreza no es neutra. La pobreza “mata”, o enferma, quitando años
de vida saludable. Mientras que la esperanza de vida en el mundo desarro-
llado bordea los 80 años, en Africa llega escasamente a los 50 años. Unos
10 millones de niños mueren anualmente por causas evitables ligadas a la
pobreza, uno cada tres segundos. El agua contaminada que ingieren pro-
duce 1.800.000 muertes de niños anuales, 4300 por día. Cada un minuto
muere una madre durante el embarazo o el parto. Son 500.000 muertes
anuales de madres, el 99% en el mundo en desarrollo. Mientras que en
Noruega muere una madre cada 14.000 partos, en América Latina es una
cada 160 partos.
Por todo ello, concluyó el Diálogo Mundial de las Religiones sobre el
Desarrollo (1999): “Todas las religiones ven a la extrema pobreza en el
mundo actual como una ofensa a la humanidad y una ruptura de la con-
fianza con la familia humana”.
2. Las Familias en Serios Riesgos
La familia, institución pilar de la sociedad, afronta serias dificultades
bajo el impacto de la pobreza. En primer término, frustra la misma crea-
ción de millones de familias. Muchas parejas jóvenes que quieren formar-
las, no pueden hacerlo por las severas incertidumbres económicas. No
tienen posibilidades de vivienda, ni seguridades mínimas de trabajo y sus-
tento. Eso genera un indicador poco analizado que es sustancial, la “tasa
de renuencia” a formar familia por razones socioeconómicas.
Por otra parte, numerosas familias se quiebran ante el desempleo pro-
longado y la falta de futuro. El continuo ascenso del número de madres
pobres jefas de hogar en los países con altas tasas de pobreza lo ilustra.
También expresan la tensión extrema que viven muchas familias, su “im-
plosión” ante las carencias, y la falta de esperanza. Es el ambiente en donde
una de las posibles manifestaciones perversas será la violencia doméstica.
3. Niños Indefensos
El debilitamiento y la ruptura de la familia dejan a los niños sin su prin-
cipal institución protectora. Muchas sociedades además de no tener activas
políticas de protección a la familia, tampoco hacen mucho por los niños.

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Economía Social

Según los datos de la OIT, uno de cada seis niños de 5 a 17 años es ex-
plotado a través del trabajo infantil. Utilizados como mano de obra barata,
en condiciones con frecuencia inadmisibles, millones de niños trabajan
en tareas agrícolas con productos sometidos a químicos y pesticidas, en
las minas, y en las fábricas, empleando maquinarias peligrosas. Las conse-
cuencias son como refiere la OIT: “Muchos de esos niños se ven forzados
a arriesgar su salud, y sus vidas, e hipotecar su futuro como adultos pro-
ductivos”. UNICEF (2007) ha determinado que “180 millones de niños
son sometidos a las peores formas de trabajo infantil, a trabajos peligrosos,
esclavitud, trabajos forzados, reclutamiento forzado en ejércitos, prostitu-
ción y otras actividades ilegales”. Con razón, denuncia el problema como
“una cicatriz en la conciencia mundial del siglo XXI”.
Los niños que trabajan no pueden estudiar. Más de 120 millones de ni-
ños no van a la escuela. A esto, se suman formas extremas de explotación
de los niños como su integración a la fuerza a ejércitos, y la trata de niños.
Se estima que en el 2000 fueron traficados 1.200.000 niños.
4. Discriminación de Género
Con avances muy significativos producto de largas luchas en lo jurídico,
político, educativo, y en la integración laboral, subsisten, sin embargo, im-
portantes formas de discriminación de género. Una cultura con valores ma-
chistas y de inferiorización de la mujer es el trasfondo de muchas de ellas.
Dos terceras partes de los analfabetos del mundo son mujeres. El 57%
de las niñas no termina el colegio secundario.
La discriminación laboral es constante. En el mundo en desarrollo, las
mujeres tienden a ser relegadas a tareas menores, y a la economía informal.
Casi la mitad de las mujeres que trabajan en otros sectores distintos de la
agricultura lo hacen en el sector informal en 7 de 10 países de América
Latina y en 4 países asiáticos analizados. En dos de los países más poblados
del mundo como India e Indonesia, el 90% de la mano de obra femenina
no agrícola trabaja en la economía informal.
A igual responsabilidad, su remuneración es menor. En la industria, en
27 de 39 países con datos disponibles, los sueldos de las mujeres son de
un 20 a un 50% menor que los de los hombres.
La labor que realizan en el hogar, paralelamente a su integración al mer-
cado laboral, asegurando su funcionamiento y velando por la educación de
los hijos, es desvalorizada, a pesar de su rol fundamental.
Manuel Castells ironizó con precisión sobre el significado de la situa-
ción: “Si las mujeres que no hacen nada, dejaran de hacer esa nada, la
mayor parte de las ciudades modernas dejaría de funcionar”.
A pesar de los progresos, también sigue siendo limitada la presencia de

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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

la mujer en los altos niveles de decisión política. A inicios del siglo, sólo 9
mujeres eran Jefas de Estado, sólo el 8% de los Ministros eran mujeres, y
las mujeres sólo eran el 11% de los parlamentarios del mundo.
Una expresión extrema de discriminación continua, en plena actividad,
es la violencia. Según la Organización Mundial de la Salud, más mujeres
mueren de violencia en el mundo que de cáncer.
El feminicidio es casi impune en algunos lugares. En la misma América
Latina, junto a los centenares de homicidios impunes en Ciudad Juárez
que adquirieron notoriedad mundial, se produjeron 3300 asesinatos de
mujeres en Guatemala en los últimos 7 años, y 1000 en Honduras en si-
milar período con un mínimo porcentaje de identificación y punición de
los homicidas.
5. El Relegamiento de las Poblaciones Indígenas
Existen en el mundo 5000 pueblos indígenas, de larga historia, e impor-
tantes tradiciones culturales, que viven en 70 países. La mayor parte de
ellos tiene una relación entrañable con la naturaleza.
Sin embargo, tienden a ser los más pobres entre los pobres. Así el 80%
de los 40 millones indígenas de América Latina, se halla por debajo del
umbral de la pobreza. Tienen en muchos países las peores tasas de morta-
lidad materna, y mortalidad infantil.
Sufren discriminaciones permanentes. Sus tierras y sus bosques han sido
permanentemente objeto de disputa, y han sufrido atropellos. El deterioro
del medio ambiente los ha afectado particularmente.
Se ha intentado con frecuencia borrar su identidad cultural, subestimán-
dola, y presionándolos a dejarla.
6. El Ascenso de las Inequidades
Las altas inequidades se han disparado en el mundo actual. Las diferen-
cias de ingreso entre el 20% más rico y el 20% más pobre, que eran de 30
a 1 en 1960, pasaron en 1990 de 60 a 1, y llegaban de 74 a 1 en 1997.
El 10% más rico tenía en el 2005 el 54% del ingreso mundial, y del otro
lado, el 40% de menores ingresos sólo el 5%. A las disparidades en los
ingresos, se suman brechas de gran envergadura en otros campos. El 20%
más rico tiene el 82% de las exportaciones mundiales de bienes, el 20%
más pobre sólo el 1%. Las inversiones van hacia el 20% más rico que atrae
el 68% de ellas, el 20% más pobre sólo recibe el 1%. También, el 20% más
rico tiene el 95% del crédito. Todas las brechas interactúan y se refuerzan
las unas a las otras, generando un “círculo perverso” que las refuerza.
La Universidad de las Naciones Unidas midió en el 2006 la distribución
de la riqueza en los hogares del mundo. Estimó el valor de los activos

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Economía Social

físicos y financieros de las personas, menos las deudas, estableciendo su


capital. El 10% más rico tiene una proporción mucho mayor del capital
mundial, que la que tiene en los ingresos. Concentra el 85% de dicho ca-
pital versus el 54% en los ingresos. El 50% más pobre sólo tiene el 1% del
capital mundial. El nivel de concentración es tal que el 1% de los adultos
más ricos del mundo tiene el 40% del capital mundial.
Ante este panorama de disparidades, la ONU ha destacado que “las des-
igualdades globales en ingresos y estándares de vida han alcanzado pro-
porciones grotescas”.
Hoy las ciencias del desarrollo han demostrado que los costos que se
pagan por estas inequidades son elevadísimos. Son una razón central de
la pobreza mundial persistente. En los países con alta desigualdad, los au-
mentos del Producto Bruto, tienen un efecto muy reducido en la pobreza.
El Banco Mundial (2005) estima que a bajos niveles de desigualdad un
1% de incremento en el Producto Bruto puede reducir la pobreza extrema
en un 4%. A altos niveles de desigualdad en cambio, tiene cero efectos en
términos de reducción de dicha pobreza.
Las altas disparidades generan “el accidente de nacimiento” que congela
la movilidad social, promesa básica de los sistemas democráticos. Según el
nivel socioeconómico del hogar en que se nace, la educación de los padres,
la región, será el capital de salud, y el capital educativo de las personas, lo
que influirá decisivamente en su destino.
Esa “trampa de hierro” ha mostrado su consistencia con toda fuerza en
América Latina, una de las regiones más desiguales del planeta. Las dife-
rencias iniciales pesan decisivamente en el futuro laboral. Según las esti-
maciones de la CEPAL, se necesitan doce años de escolaridad para tener la
posibilidad de conseguir un empleo decente, y no caer debajo de la línea
de la pobreza. A pesar del potencial del Continente, el 70% de los niños,
que vienen de padres que no terminaron la escuela primaria, tiene menos
de esos 12 años de escolaridad.
Las elevadas inequidades crean profundas fracturas en la cohesión so-
cial, condición fundamental para un crecimiento económico sostenido, y
para la atracción de inversiones.
Lo previno el Consejo de Europa (2004) cuando definió a la cohesión
social como “la capacidad de una sociedad para asegurar el bienestar de to-
dos sus miembros, al minimizar las disparidades y evitar la polarización”.
En un mundo con agudas disparidades entre países, y al interior de los
mismos, los déficits de cohesión social son marcados. Crean el campo propi-
cio para fenómenos de xenofobia, racismo, y el ascenso de la criminalidad.

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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

7. Una Nueva Disparidad: La Vulnerabilidad Ecológica


El Panel de la ONU sobre cambio climático galardonado con el Premio
Nobel, conformado por 2000 científicos de 130 países, resalta en su infor-
me final que se están verificando los peores escenarios que había previsto
en sus tres informes previos. Había estimado que la temperatura podía
elevarse de uno a cuatro grados al final del siglo con consecuencias de-
sastrosas, pero el crecimiento de las emisiones de gases contaminantes en
el 2006 ha superado los pronósticos, y sino se cambian las políticas, el
aumento puede llegar a 6 grados en el 2030.
Asimismo, se ha acelerado el deshielo de los glaciares árticos, que puede
llevar a rápidos aumentos en el nivel de los mares. Sino se llevan adelante
agresivas políticas de reducción de emisiones, puede haber desastres cli-
máticos globales que transformen a países en islas, reduzcan en un 50% la
producción agrícola de Africa, y causen una disminución de un 5% en el
Producto Bruto Mundial.
Para amplios sectores pobres, el cambio climático no es un escenario
proyectado. De hecho son una de las primeras víctimas directas de sus
impactos. El documentado “Informe de Desarrollo Humano 2007” del
PNUD, dedicado al cambio climático advierte que “a medida que aumenta
el nivel del mar, ciudades como Londres y Los Angeles pueden enfrentar el
riesgo de inundaciones porque sus habitantes están protegidos por moder-
nos sistemas de defensa. Por el contrario, cuando el calentamiento global
altera los patrones climáticos en el Cuerno de Africa, significa la pérdida
de cosechas y hambrunas”.
Los más vulnerables son quienes dependen de la agricultura, o la pes-
ca, viven cerca del agua, habitan en viviendas precarias (1000 millones
de personas residen en tugurios), no tienen posibilidad de irse, ni tienen
protecciones. Los desequilibrios climáticos están haciendo que las reservas
de peces desciendan, tierras arables se vuelvan infértiles, y más personas
queden sin agua potable.
Según el informe del PNUD, entre el 2000 y el 2004, 264 millones de
personas fueron afectadas por desastres climáticos. El 98% vivían en países
en desarrollo. En los países ricos de la OCDE, sólo 1 de cada 1500 habitan-
tes fue impactado, mientras que en los países en desarrollo 1 de cada 19.
La vulnerabilidad de los pobres es 79 veces mayor.
Ya hay en el mundo 25 millones de refugiados climáticos. No son reco-
nocidos por el derecho internacional que sólo preveía la protección y el
asilo de quienes escapaban de guerras o persecuciones.

27
Economía Social

Las sequías, las tormentas más intensas, las inundaciones, y otras ex-
presiones del deterioro ecológico, están eliminando los avances que países
pobres habían hecho respecto a las metas del milenio.
La salud pública de los pobres está aún más comprometida. Los cambios
pueden crear condiciones de riesgo aun mayores para enfermedades que
los afectan en primer lugar. Así, se estima que las víctimas del paludismo,
que actualmente causa la muerte de un millón de personas por año, pue-
den aumentar de 220 a 400 millones.
Pobreza que mata, familias destruidas, niños indefensos, mujeres discri-
minadas, pueblos indígenas marginados, desigualdades extremas, un apar-
theid climático como lo llamó el Arzobispo Desmond Tutu, Premio Nobel
de la Paz, a los efectos del cambio climático sobre los pobres, no son temas
adicionales de la agenda macroeconómica mundial. Son desafíos éticos
ineludibles, que están amenazando el derecho más básico, el derecho a la
vida de amplios sectores de la población del planeta.

III. La hora de la responsabilidad social


¿Existe la posibilidad de enfrentar y superar los desafíos éticos plantea-
dos, o responden a una especie de ley inevitable de la naturaleza como
plantean algunas voces justificatorias? Según ellas, la pobreza, las privacio-
nes de muchos, y las desigualdades son parte de un orden natural.
Las perspectivas espirituales no dan ningún lugar a estas visiones. En pri-
mer término, resaltan el carácter único de cada ser humano y su igualdad
esencial ante la Divinidad. Toda vida merece en ellas el máximo respeto.
El Obispo Diarmud Martin (2002) señala que “las situaciones de pobreza
extrema constituyen una ofensa a la dignidad de la persona humana”.
Por otra parte, en el Antiguo Testamento, fuente espiritual de algunas de
las religiones mayores, la voz de los Profetas exige: “No habrá pobres entre
vosotros”. Las interpretaciones bíblicas indican que los Profetas eran, ante
todo, la conciencia moral en acción. No decían lo que iba a suceder, sino lo
que debería suceder. Se rebelaban contra la existencia de la pobreza y recla-
maban que, contando la humanidad con un potencial infinito de recursos,
la sociedad debe organizarse para erradicarla.
Avanzar en esa dirección no es una opción, sino es asumir responsabilida-
des básicas. El Papa Benedicto XVI (2006) plantea así que deberíamos dirigir
nuestros pensamientos hacia “los niños forzados a servir como soldados en
un mundo violento, los niños que tienen que pedir, los niños que sufren
privaciones y hambre, los niños que no tienen amor”, y pedía a la Divinidad
“que nos ayude para hacer nuestra parte para que la dignidad de los niños
sea respetada”. Un prominente pensador judío, el Rabino Abraham Yoshua
Heschel (1959), decía que hacernos responsables por los otros no merece

28
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

ningún premio, ni distinción, es simplemente “la manera de vivir correcto”.


En un mundo que puede, pero que no hace lo necesario, ha llegado la
hora de que cada actor social asuma sus responsabilidades sociales. Juan
Pablo II (2000) invitó:

“A los economistas y líderes profesionales financieros, así como a los lí-


deres políticos a reconocer la urgencia de asegurar que las prácticas eco-
nómicas y que las políticas vinculadas tengan como meta el bien de cada
persona, y de la persona en su totalidad”.

Una parte del pensamiento económico de más circulación ha sugerido


implícitamente la necesidad de separar ética y economía. La economía sería
un área a manejar por técnicos experimentados, y la ética pertenecería a
otra esfera esencialmente espiritual, y no debería interferir.
Esta escisión ha causado mucho daño. La economía nació como una dis-
ciplina presidida por valores éticos, y respetuosa de los mismos. Fue así en
el pensamiento de Adam Smith, que identificó valores éticos que son clave
para que los mercados puedan funcionar eficientemente, en el de David
Ricardo, Stuart Mills, y otros fundadores.
La ética debería orientar y regular la economía. Lo exigía Juan Pablo II
(2000) cuando planteaba que:

“Una economía que no tenga en cuenta la dimensión ética no puede lla-


marse a sí misma una economía en el sentido de un uso racional y cons-
tructivo de la riqueza material”.

La superación de la escisión entre ética y economía abre la agenda de las


responsabilidades de los principales actores sociales, como el Estado, la
empresa privada, y la sociedad civil en todas sus expresiones. A ellos de-
bería agregarse la responsabilidad que tendrían que asumir los países ricos
a través de la solidaridad internacional. La asunción de responsabilidades
sociales por parte de todos ellos, y la acción coordinada pueden hacer
diferencias muy relevantes.
Las políticas públicas, que en una sociedad democrática encarnan la ac-
ción colectiva, son una de las responsabilidades centrales. Deben tener
como altísima prioridad, garantizar a todos los ciudadanos, junto a las
libertades públicas, sus derechos básicos a educación, salud, trabajo, y vi-
vienda. Ya en 1989, la Asamblea General de la ONU había sancionado por
unanimidad “el derecho al desarrollo”, y había estipulado que los primeros
responsables de asegurarlo eran los gobiernos.
Los países más prósperos han tenido como uno de los motores de su

29
Economía Social

progreso, activas políticas públicas, y un aparato público profesional, esta-


ble, y eficiente, con fuertes controles de transparencia, que han creado am-
plias coberturas de servicios colectivos, y han potenciado al mismo tiempo
las posibilidades de las empresas, y de la sociedad civil.
El argumento de reducir al mínimo la actividad pública, con frecuencia
recomendado a los países en desarrollo, no se ha cumplido en las econo-
mías desarrolladas integrantes de la OECD, como puede apreciarse en el
cuadro siguiente (2007):

Incremento del costo del Gobierno


La proporción del Producto Bruto Interno destinado a los impuestos ha
aumentado desde 1975 en la mayoría de los países.
Ingreso fiscal como porcentaje del PIB

1975 2006 PRELIMINARY PERCENTAGE


POINT CHANGE

1. Sweden 41.6% 50.1% +8.5


2. Denmark 38.4 49.0 +10.6
3. France 35.4 44.5 +9.1
4. Norway 39.2 43.6 +4.4
5. Finland 36.5 43.6 +7.0
6. Italy 25.4 42.7 +17.3
7. Austria 36.7 41.9 +5.2
8. Netherlands 41.2 39.5 -1.7
9. Britain 35.3 37.4 +2.1
10. Spain 18.4 36.7 +18.3
11. Germany 34.3 35.7 +1.4
12. Portugal 19.7 35.4 +15.7
13. Canada 32.0 33.4 +1.4
14. Turkey 16.0 32.5 +16.5
15. Ireland 28.7 31.7 +3.0
16. Switzerland 24.5 30.1 +5.6
17. United States 25.6 28.2 +2.6
18. Greece 16.9 27.4 +10.5
19. Japan 20.9 27.4 +6.5
20. South Korea 15.1 26.8 +11.7
Fuente: Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo.
The New York Times, October 18, 2007.

30
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Como puede advertirse, todos los países de la tabla incrementaron el


financiamiento de la acción pública en los últimos 30 años. En todos ellos,
desde el 27 al 50%, su Producto Bruto. En América Latina, después de las
ortodoxias de los 90, el financiamiento público quedó reducido al 18% del
Producto Bruto, y en el camino muchos servicios esenciales, y los sistemas
de educación y salud, experimentaron serias dificultades.
Junto al Estado, la empresa privada puede dar una contribución sustan-
cial al enfrentamiento de los desafíos éticos pendientes, a través de la idea
de Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
La ciudadanía está exigiendo continuamente en las sociedades demo-
cráticas ética a los líderes políticos, y a los altos funcionarios públicos. Esa
demanda se ha extendido con fuerza creciente a los empresarios privados.
Sociedades civiles cada vez más articuladas, pequeños accionistas, que re-
claman cambios en la transparencia y conducción corporativa después de
Enron, y otros episodios similares, y consumidores conscientes presionan
en su conjunto para que las empresas sientan que deben ser responsables
no sólo ante sus propietarios, sino también ante todos los involucrados y
afectados por su acción.
La agenda de la RSC movilizada por la sociedad pide a las empresas:
buenas relaciones con su personal, juego limpio con los consumidores
(precios razonables, productos de calidad y saludables), preservación del
medio ambiente, comportamiento ético en sus inversiones en países en
desarrollo, e integración activa a los grandes esfuerzos por el bien común.
La era de la empresa centrada en sí misma, ha sido superada por la de la
filantropía empresarial. Ella, a su vez, está dejando paso a la visión de una
empresa que no sólo dona dinero, sino que coopera activamente con las
políticas públicas y la sociedad civil, en amplios programas sociales, edu-
cativos, de salud, ocupacionales, y otros, contribuyendo con alta gerencia,
Internet, canales de distribución, y otros componentes de sus activos tec-
nológicos.
Junto a las políticas públicas, y a las empresas, la sociedad civil debe asu-
mir su responsabilidad social, a través, entre otras vías del fortalecimiento,
del voluntariado. Su potencial de aporte a grandes causas colectivas es
formidable. Desde la Madre Teresa de Calcuta con su lema de “no esperes
que los pobres vengan a ti, sal a su encuentro”, hasta la Premio Nobel Mé-
dicos sin Fronteras, una gama muy amplia de organizaciones humanita-
rias hace la diferencia continuamente. Una investigación de la Universidad
John Hopkins (Salomón y otros, 2003) sobre 35 países en su gran mayoría
desarrollados, encontró que el 20% de los adultos, alrededor de 190 millo-
nes de personas, son voluntarios. En el 2000, 10 millones de voluntarios

31
Economía Social

vacunaron a 550 millones de niños, produciendo el equivalente a 10.000


millones de dólares.
La Asamblea General de la ONU (2002) ha declarado al respecto: “El vo-
luntariado es un componente importante de toda estrategia para reducción
de pobreza, desarrollo sostenible, salud, desastres e integración social”.
A las combinaciones virtuosas entre políticas públicas, empresas con
responsabilidad corporativa, y sociedad civil movilizada, debe sumarse
una renovación de la responsabilidad de los países ricos, a través de la so-
lidaridad internacional y la creación de condiciones económicas más justas
que favorezcan el esfuerzo productivo de los países en desarrollo.
La ONU ha estimado que con el 1% de los ingresos de las 200 personas
más ricas del planeta, se podría asegurar educación primaria para todos.
Sachs (2003) calculó que lograr que todas las personas tengan agua pota-
ble y saneamiento, que todos los niños puedan ir a la escuela, y financiar
adecuadamente la lucha contra el SIDA, la malaria, y la tuberculosis re-
quiere recursos menores al 1% del Producto Bruto de los países ricos. La
Organización Mundial de la Salud estima que 8 millones de vidas podrían
salvarse anualmente a un costo de 5.700 millones de dólares en inver-
siones en salud. Se gastó en el 2006, en armamento, más de 20 veces ese
monto, 1.149.347 millones de dólares, cifra récord.
Con mejoras, las contribuciones del mundo rico siguen estando dis-
tantes del 0.7% del Producto Bruto fijado por la ONU. En el 2006, los
22 donantes mundiales más importantes redujeron su volumen de Ayuda
Pública al Desarrollo en un 5.1% respecto al año anterior. La ayuda repre-
sentó el 0.3% de su Ingreso Nacional Bruto. El 0.7% sólo fue cumplido por
Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda y Luxemburgo. La ayuda de USA
representó el 0.17% de su Producto Bruto. La de Japón era del 0.19%.
Por otra parte, se estima que los países pobres pierden anualmente más
de 700.000 millones de dólares en exportaciones posibles por las barreras
proteccionistas, y las políticas de subsidios de los países ricos.
El Primer Ministro de Noruega, Jens Stoltenberg (2007), resumió con
precisión las posibilidades en una reciente conferencia en la ONU. Mostró
que se podrían reducir muchísimo las muy elevadas tasas de mortalidad
materna, y mortalidad infantil, si se apoya enérgicamente desde la solidari-
dad internacional varias políticas esenciales cuyo costo es muy limitado:

• Dar a todos los niños después de su nacimiento un paquete de vacu-


nación con todas las vacunas claves. Su costo es sólo 20 dólares.
• Generalizar la lactancia materna, decisiva para la salud futura de los
niños, a través de los apoyos adecuados a las madres pobres.

32
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

• Proporcionar antibióticos simples.


• Incentivar los controles de las madres en las clínicas.

IV. El rol de las universidades


La Universidad del siglo XXI debe aspirar a la excelencia científica y
tecnológica. En un siglo de “conocimiento intensivo” como lo llamó Lester
Thurow, el progreso estará estructuralmente ligado a las capacidades ins-
taladas en cada sociedad para generar, absorber, y adaptar, a través de la
innovación doméstica, tecnologías de punta.
Como pilar de la investigación, la transferencia de conocimientos, y la
preparación de las nuevas generaciones de profesionales, la Universidad
no puede conformarse con “rendimientos mediocres”. Debe autoexigirse y
pedir a todos sus estamentos, que conformen equipos que marchen en di-
rección de las nuevas fronteras tecnológicas. Por otra parte, debe enlazarse
activamente con los sectores productivos.
La base de la creatividad tecnológica y la competitividad de algunas de
las naciones más exitosas de las últimas décadas ha estado en su apuesta a
la educación, la investigación, y la generación de triángulos virtuosos entre
las políticas públicas, las empresas privadas, y el sistema científico.
Así, Finlandia, que encabeza la tabla mundial de progreso tecnológico y
era hace 35 años una sociedad atrasada, ha dado un salto gigantesco invir-
tiendo en educación, ciencia y tecnología, y garantizando la posibilidad de
completar estudios universitarios a toda la población.
Sólo el 0.5% de los alumnos no termina la escuela básica, y el país enca-
beza el informe PISA de rendimiento escolar comparado. Tras esos logros,
se considera a la educación como una carrera muy respetada y apreciada
socialmente, a tal punto que todos los docentes de la escuela básica deben
ser Licenciados en Pedagogía, además de especialistas en la materia que
dictan. Las Universidades del país están ligadas estructuralmente a las po-
líticas públicas y al aparato productivo.
Estos adelantos educativos han posibilitado que un país de 5.5 millones
de habitantes sea el líder mundial en campos tecnológicos tan complejos
como la telefonía celular. Una empresa finlandesa, Nokia, tiene actualmen-
te el 39% del mercado mundial de teléfonos celulares, que ha llegado a los
1.100 millones de usuarios.
Pero junto con su rol científico y tecnológico, y su gran importancia
como centro de cultura, la Universidad tiene en este siglo una respon-
sabilidad social clave que debe asumir a plenitud. Tiene que estar en la
avanzada de la lucha por enfrentar los desafíos éticos de nuestro tiempo.
No puede ser una entidad más en ese esfuerzo, ni seguir a los otros actores,
debe marcar caminos.

33
Economía Social

Esta responsabilidad social debe materializarse en políticas concretas


con expresión institucional.
Entre ellas, en primer lugar hay un tema central, que es el de la forma-
ción ética de los jóvenes que acuden a ella. Debe garantizarles, como se
mencionó, una preparación profesional de la mejor calidad. Pero ello no
basta. La tenían quienes encabezaron el fraude de Enron, uno de los mayo-
res de la historia económica moderna, o los similares en otras empresas lí-
deres. Habían sido formados en algunos de los mejores MBA existentes, en
pleno dominio de las tecnologías gerenciales y financieras más sofisticadas,
pero carecían de responsabilidad en la utilización de dichas tecnologías, y
causaron graves daños a la sociedad.
Diversos estudios demostraron un vacío de discusión ética pronunciado,
en dichos MBA, que han reaccionado rápidamente tratando de fortalecer
por todos los medios este campo de interés vital, que había sido poster-
gado.
La Universidad debe preparar economistas, administradores, médicos,
abogados, ingenieros, y especialistas de todos los campos, que tengan una
sólida base de responsabilidad, para que decidan en base a valores morales
fundamentales sobre los dilemas éticos que se les planteen, y para que
asuman compromisos de servicio con los más débiles.
Esa preparación requiere trabajar no sólo con textos, sino con expe-
riencias concretas, y contacto activo con la realidad. El ideal no es dictar
una materia de ética en el currículum, sino transversalizar la enseñanza de
la ética aplicada, trabajando en cada área los problemas éticos propios de
la misma, y en todas, el compromiso con la construcción de un mundo
solidario.
En segundo lugar, la responsabilidad social debe estar presente en la
agenda de investigación, priorizando temáticas que representan los proble-
mas más apremiantes de la población. Con frecuencia, eso no ha sucedido.
Es lo que resaltaba Gates cuando al crear su Fundación planteaba que el
95% de la investigación médica estaba concentrado en las enfermedades
del 5% de la población mundial, y que la Fundación se proponía aportar
a las totalmente desatendidas por la investigación que eran las típicas de
los pobres.
En tercer lugar, la Universidad, una de las mayores concentraciones de
conocimiento, debe aportarlo a la sociedad, participando activamente en
el debate público de los grandes temas, particularmente los sociales. No
puede ser ajena a las discusiones sobre cuestiones como, entre muchas
otras, la creación de trabajo, la discriminación de género, la exclusión so-
cial, las causas de la criminalidad, y las inequidades.

34
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

En las sociedades democráticas la formación de las políticas públicas


que se adopten está fuertemente influída por ese debate. El aporte de la
Universidad desde la investigación seria, y la voz de la ciencia, pueden
aportar mucho al mejoramiento de la calidad del debate, y la visualización
de alternativas de decisión que no sean “más de lo mismo”.
En cuarto lugar, la Universidad debe extender su acción educativa a la
sociedad en su conjunto mediante una tarea sistemática que coloque su
potencial docente y de investigación al servicio de empresas, sindicatos,
organizaciones de la sociedad civil, y muchas otras instituciones. Especial-
mente, es importante la labor que puede hacer capacitando y empoderan-
do a los desfavorecidos.
En quinto lugar, la Universidad integra jóvenes que tienen un potencial
de voluntariado muy importante. Debe promover y apoyar la puesta en
marcha de ese potencial. Eso tendrá efectos educativos de primer orden, y
puede ser una fuente de aportes muy significativos a las mejores causas.
La Universidad del siglo XXI, el siglo de las grandes oportunidades
tecnológicas, pero al mismo tiempo de la pobreza y el sufrimiento social
inadmisible, debe autoreformarse tecnológicamente para ser base del pro-
greso, pero debe, ante todo, renovar sus responsabilidades sociales, para
ser más que nunca una referencia de construcción, paz, y justicia para los
pueblos.
Una vieja enseñanza presente en muchas cosmovisiones espirituales
dice: “Más vale encender una luz que maldecir a la oscuridad”. La Uni-
versidad puede encender muchísimas luces de esperanza en este mundo
paradojal.

Referencias Bibliográficas
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Benedicto XVI. “Misa de Navidad”, The Washington Post, December 25, 2006.

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Martin, Diarmud. “La iglesia y los problemas económicos y sociales medulares de


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marginada”, El Ateneo, Buenos Aires, 2002.

35
Economía Social

Naciones Unidas. “Resolución aprobada por la Asamblea General”, 10 de enero de 2002.

Sachs, Jeffrey. “Asegurar el futuro en la cumbre de Evian”, El País, España, 2 de junio de


2003.

Salomon, Lester M. y otros. “Global civil society. An overwiew”, John Hopkins University,
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Stoltenberg, Jens. “Disertación en la ONU”, New York. September, 26, 2007.

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“The World Faith Development Dialogue”, 1999.


UNICEF. “Informe sobre el estado de la infancia en el mundo”, 2007.

36
Exclusión, Economía social e
Innovación Popular.
Las empresas recuperadas por sus
trabajadores

Héctor Hugo Trinchero*

* Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.


Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

L
a dictadura militar instaurada en nuestro país en 1976 generó las
condiciones para una concentración de capital sin precedentes y la
des-industrialización relativa producto de una apertura indiscrimi-
nada de la economía. Al mismo tiempo, el desarrollo de procesos de pro-
ducción flexibles configuró a escala planetaria una ofensiva política contra
la organización del trabajo (con sus modalidades particulares de instru-
mentación en el Sur y el Norte de la economía mundial) dando lugar, junto
a otras situaciones sociales, a un deterioro de la denominada “sociedad
salarial” (Castel, 1999), expulsando grandes masas de población por fuera
de los circuitos mercantiles; es decir, de la puja salarial en el campo de las
relaciones entre capital y trabajo.
El proceso denominado “globalización” tuvo su referencia sociológica
en la noción de exclusión. Esta noción pretendió representar la realidad
de una “nueva” pobreza que siendo semejante a la descripta para el siglo
XVIII no avizoraba perspectivas de empleo por el capital como se teorizó
para el siglo XIX, ni de los beneficios de la seguridad social conquistados
en algunos períodos del siglo XX. Completaría el panorama la presencia
de una gran heterogeneidad de identidades en el sujeto social (género,
etnicidad, edad, etc.), invisibilizadas, según se sostiene, tras la noción de
clase. A partir de este análisis, la “cuestión social” fue planteada también en
el marco de una caracterización de la lucha social en términos de “nuevos
movimientos sociales”.
Por cuestiones de espacio no voy a detenerme aquí en el análisis de esta
categoría hoy muy usada en el análisis social1. Me permito señalar única-
mente que la mirada que promueve dicha noción de exclusión tiene como
primera consecuencia la siguiente caracterización: ya no sería el capital el
que debe hacerse cargo de este sector del trabajo a partir de la mediación
salarial, sino la “política” y más precisamente la política social. Una segun-
da consecuencia es que la exclusión tiende a marcar un status del sujeto,
en tanto sujetado por la situación de “estar afuera”, de “no pertenecer” de
estar “desafiliado”, en un proceso de des-socialización (Castel, 1999:38), y
no por su capacidad de producción, su productividad en tanto sujeto. Esta
mirada que concibe al sujeto expropiado por el capital como un status de-


1
Para un análisis pormenorizado de mi interpretación de esta noción puede consultarse el
artículo “Economía política de la exclusión. Para una crítica desde la experiencia
de las empresas recuperadas por sus trabajadores” (ERT). Cuadernos de Antropología
social Nº 26, op. Cit.

39
Economía Social

finitivo es altamente pesimista aunque no realista. Su pesimismo radica en


que al sujeto excluido sólo le resta luchar por su “inclusión”, algo que por
otra parte sólo puede ser concebido en términos ideológicos. Esta mirada,
no es otra que el reverso de aquella que piensa que a la clase obrera “inclui-
da” sólo le es legítimo preocuparse por la lucha salarial. Aquí también es
importante señalar que el concepto de exclusión social no logra dar cuenta
de las relaciones sociales que son productoras de sujetos y las luchas de
éstos por el cambio de dichas relaciones sociales.
Organismos internacionales de financiamiento de políticas públicas
como el Banco Mundial y el BID vienen promoviendo formas focalizadas
de “contención” según el sector “excluido” del cual se trate, en un doble
juego de diferenciación-desplazamiento como intento de cristalización de
situaciones sociales.
Desplazamiento de los conflictos hacia ámbitos locales, particulares y
territoriales. Este modo de conceptualizar tiende al mismo tiempo a des-
dibujar la inteligibilidad de las luchas del trabajo por su liberación en la
actual dinámica de las relaciones de producción. Así, y con más insistencia
desde la década del 80 y 90, se ha enfatizado sobre la emergencia de un
“tercer sector” de la sociedad (y por supuesto de la economía), que en oca-
siones y no por casualidad se confunde o asocia con el de “sociedad civil”.
Este tercer sector tendería a representar un conjunto de actividades
orientadas por organizaciones autoidentificadas como de carácter no-mer-
cantil. Se trata de empresas de perfil comunitario y social, organizaciones
y redes de trabajo voluntario y solidario no gubernamentales que abarcan
un sinnúmero de procesos de trabajo y que dan empleo a una creciente
cantidad de trabajadores no ocupados directamente por las organizaciones
empresariales típicamente capitalistas. El incremento de las actividades en
estas organizaciones se lo asocia en forma directa con el crecimiento del
desempleo estructural.

Las empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT) y


la innovación social
El fenómeno de las empresas recuperadas por sus trabajadores se ha
desarrollado en aquel contexto. La mayoría de las ERT se encuentran en
el Gran Buenos Aires: 24% en la Ciudad de Buenos Aires, 56% en el co-
nurbano bonaerense y 20% en distintas provincias del interior del país,
respondiendo, en una lógica relativamente proporcional, a la localización
general del conjunto empresarial del país. La recuperación de empresas se
incrementa sustancialmente a partir de 1999 y tiene su pico en el marco de
la crisis política de 2001, es decir desde el momento de agudización de la

40
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

protesta social en la Argentina. El promedio de trabajadores por ERT es de


64,5 trabajadores, siendo que la mayoría de ellas pertenece al denominado
sector de las PyMEs (Pequeñas y medianas empresas) aunque algunas del
conjunto sean empresas de gran envergadura en cuanto a la cantidad de
trabajadores y el producto. El 76% produce artículos de consumo final, el
43% de consumo intermedio y sólo el 4% materias primas2. La puesta en
producción por parte de los trabajadores de estas empresas ha resultado
altamente problemática por varios motivos (independientemente de los
estructurales), especialmente porque se ha dado en el marco de un fuerte
conflicto social y legal, en muchos casos con violencia y represión por
parte de las autoridades estatales. El informe referido sostiene que aque-
llas empresas que no han pasado por una situación de alta conflictivi-
dad en el proceso de recuperación por sus trabajadores son las que mayor
productividad alcanzan. Esto se explica, en parte, también, porque en el
conflicto un sector del personal tiende a buscar otros horizontes laborales,
principalmente, el personal administrativo3. En el marco de la experiencia
de autogestión obrera me interesa señalar que el movimiento de las ERT
vuelve a poner en el centro de la escena a los trabajadores desocupados
en resistencia, en el seno de la producción. Precisamente, la lucha por la
recuperación de las empresas y el movimiento de autogestión obrera que
impulsan la mayoría de ellas resiste las pretensiones de naturalización de
la situación de este sector de la clase trabajadora en términos de excluidos
sociales. Implica, más allá de sus heterogeneidades y dificultades especí-
ficas, un proyecto de resistencia que les da un lugar en la disputa por el
campo económico en términos concretos (independientemente de los aná-
lisis susceptibles de realizar en torno a sus posibilidades y limitaciones).
Esto significa, al menos en parte, que este movimiento vuelve a situar la
lucha social y política por el trabajo en el centro de las contradicciones de
la sociedad, es decir, la que existe entre el trabajo y el capital.


2
Datos obtenidos de Ruggeri, Andrés, Martínez, Carlos y Trinchero, Hugo. “Las empresas
recuperadas en la Argentina. Informe del 2do. relevamiento entre empresas recuperadas
por los trabajadores”.


3
La gran mayoría de las ERT sufrieron un proceso de vaciamiento y/o quiebra fraudulenta.
En muchos casos, el vaciamiento significó un grave impedimento para la continuidad
de la producción, por la falta de maquinarias esenciales, siendo en algunos casos dicha
falta prácticamente total. En general, el proceso de vaciamiento y/o quiebra ha llevado
bastante tiempo, implicando el deterioro no sólo de la relación laboral sino también de
la infraestructura y la inserción en el mercado de los productos correspondientes. De allí
que la gestión obrera de la empresa resulte en estos casos mucho más desafiante.

41
Economía Social

Desde lo conceptual es importante tener en cuenta que las ERT preten-


den ser asimiladas a la llamada “economía social” o “economía solidaria”.
Esta caracterización, fundada tal vez en el hecho de que la gran mayoría de
las ERT se organizaron como cooperativas de trabajo, implica otra particu-
laridad que también me interesa resaltar. Dicha particularidad se expresa
en el hecho de que esas formas cooperativas no resultan del asociativismo
de desocupados promovidos por ONG’s, o por las políticas sociales del Es-
tado, de acuerdo a las recomendaciones de los organismos internacionales
de crédito, o particulares que ven en el cooperativismo la mejor forma de
lograr objetivos de realización de determinado proyecto, sino de la ne-
cesidad de mantener en funcionamiento una empresa quebrada por sus
patrones a riesgo de caer en el desempleo estructural.
Según lo dicho anteriormente, la caracterización de la economía social,
independientemente de los esfuerzos realizados por muchos autores, agru-
pa procesos y organizaciones muy disímiles que no tienen una expresión
siquiera de articulación propia que pudiera caracterizar prácticas y accio-
nes conjuntas entre sus agentes. Mientras que las distintas fracciones de
capital se organizan en cámaras y asociaciones en pos de sus intereses es-
pecíficos y el Estado se configura como un conjunto de instituciones arti-
culadas para garantizar la reproducción de los “incluidos”, el denominado
sector social de la economía, expresa intereses difusos, diversos, y por lo
tanto, escasamente compatibles para su articulación social (Rebón, 2004;
Fajn, 2003; Heller, 2004).
Entiendo que la economía social debe ser analizada en el marco de su
dialéctica contradictoria. Así, aquello que el capital promociona como su
política de control social y elusión de las resistencias del trabajo a la acumu-
lación y concentración capitalista genera al mismo tiempo potencialidades
(siempre en un contexto de extremas constricciones, tal las reglas del juego
del capital) propias al desarrollo de alternativas para la misma clase traba-
jadora. Como en otras oportunidades, es la propia resistencia creativa del
trabajo la que también puede construir, en parte, los contenidos de aquello
que la ingeniería social del capital desarrolla como economía del tercer sec-
tor o economía social, teniendo en cuenta, además, que lo que hoy se “des-
cubre” tras esa noción tiene una genealogía más profunda en la experiencia
histórica de los trabajadores argentinos (Elgue y Ciezas, 2005:145-147).
En tanto categoría que interpela a la clase trabajadora en su calidad de
“desocupados”, la economía social está sujeta también a la resignificación
que la resistencia del trabajo produce en torno a su sentido social. Desde
dicha situación, puede entonces entenderse a la “economía social” como un
espacio de disputa política.
En el sentido anteriormente descrito, puede decirse que las ERT han ten-

42
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

dido a transvasar la noción de economía social como política económica


de la exclusión social al incorporar la defensa del trabajo a un proyecto que
re-sitúa a los trabajadores dentro del aparato productivo, y lo hacen de una
forma que también les permite discutir las relaciones sociales en las que se
insertan, y participar desde allí en la disputa política y económica.
También, su negatividad, respecto a la cristalización de los trabajadores
como excluidos y pertenecientes al tercer sector, se evidencia en el hecho
de que la experiencia de los trabajadores lleva en su seno los límites de la
empresa capitalista en cuanto al sostenimiento del trabajo. De haber sido
trabajadores organizados gremialmente para la lucha salarial, típica de la
relación mercantil del trabajo con el capital, pasaron a ser trabajadores que
se encuentran frente al imperativo de sostener el trabajo y el salario por sus
propios medios. Sin embargo, por más solidarias que sean las relaciones
sociales al interior de una empresa, necesariamente deberán enfrentarse al
problema de insertarse en relaciones mercantiles que poco y nada tienen
que ver con los objetivos, al menos expresos, de lo que se denomina eco-
nomía social o solidaria como mecanismo auto centrado de reproducción
de la vida.
A modo de ejemplo, resultaría difícil categorizar algunas empresas re-
cuperadas como economía solidaria si observamos, por ejemplo, el caso
de una empresa metalúrgica que ocupa a más de 100 trabajadores y que
produce insumos para la producción de maquinaria pesada, ya que aquí
los trabajadores vuelven a enfrentarse con sus capacidades y limitaciones
al capital en su propio terreno. No por casualidad y conscientes de esta si-
tuación, mas allá de diferencias claramente expresadas, las empresas recu-
peradas por sus trabajadores se han organizado en movimientos políticos
reivindicativos que han puesto sobre el tapete, discutiéndolo críticamente,
el remanido intento de separar la lucha social de la lucha política y de cla-
ses, que el neoliberalismo ha pretendido imponer como modelo.
Una cuestión que ha sido parte importante de las discusiones en el seno
de las organizaciones que nuclean a las ERT, es que desde el punto de
vista del “mercado” las empresas desbastadas por el propio capital resultan
“inviables”. Sin embargo, desde el punto de vista del trabajo, al no seguir
la lógica destructiva de la competencia capitalista hacia la concentración,
sino aquella que prioriza garantizar el empleo de la capacidad de trabajo,
deberían motorizar criterios de eficiencia y eficacia de otro tipo4. De todas


4
Por ejemplo, entre otros posibles, la eficacia en la creación de empleos productivos
respecto al nivel de productividad tomado tanto el nivel de producción de cada empresa
o en su conjunto, comparado con otras empresas ya sean de una determinada rama o
incluso como totalidad de la actividad empresarial privada.

43
Economía Social

maneras, es importante indicar que estas iniciativas de los trabajadores al


poner en funcionamiento empresas que en sus condiciones actuales resul-
tan inviables para el capital, somete al trabajo a un conjunto de restriccio-
nes. Entre otras, pueden señalarse las siguientes:

• La reinserción en la cadena de valor en la cual fue gestada originaria-


mente la empresa.
• La capacidad de gerenciamiento en un contexto competititvo.
• La formación de capital (desarrollo tecnológico).

Desde un inicio, las demandas de las ERT tuvieron como principal ob-
jetivo la expropiación (para resolver la cuestión legal de la tenencia obrera
de la empresa). A sabiendas de que estas cuestiones implican una capaci-
dad de ejercicio de estas reivindicaciones, las ERT se organizaron políti-
camente, aunque respondiendo a distintas variantes y modalidades. Estas
demandas y luchas por la expropiación, dieron lugar a varios casos de re-
soluciones legales favorables (aunque con variaciones importantes en sus
contenidos) y recientemente a la generación de una Ley de Expropiación
en la Ciudad de Buenos Aires y la incorporación de proyectos semejantes
en otras provincias y en el ámbito nacional. Es importante destacar que
estos avances, más allá de sus distintas formas jurídicas, fueron producto
de la lucha y la organización política conjunta de la mayoría de las ERT,
independientemente de las modalidades organizativas que asumieron y de
una representación política atravesada por los cuestionamientos emergen-
tes de la lucha social.
Un tema escasamente explorado del proceso reciente de autogestión en
las ERT es el de la capacidad innovativa tecnológica, organizacional y so-
ciocultural del trabajo, para hacer funcionar en situaciones impensables
para el capital. Si uno de los problemas centrales de la capacidad de per-
sistencia de una ERT es la superación de la crisis de inserción en la cadena
de valor, un rasgo a destacar en la mayoría de los casos es la capacidad
creativa del trabajo puesta en práctica para resolver algunas cuestiones
puntuales en tal sentido. Algunos ejemplos tomados al azar dan cuenta de
lo expresado:

• La empresa IMPA recuperada por sus trabajadores, tuvo que enfren-


tarse a las reticencias de su tradicional proveedor de insumos, en este
caso aluminio (ALUAR). Para ello, recuperaron técnicas de reciclado
de dicho insumo, haciendo convenios con cartoneros proveedores de
envases que contienen aluminio. Esto significó una menor calidad de

44
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

algunos productos aunque lograron mantener la producción también


orientándola principalmente hacia productos alternativos a la anterior
gestión. Se ha conformado, en convenio con la Facultad de Filosofía y
Letras, un bachillerato para adultos.
• En la fábrica de tractores ZANELLO, luego de la recuperación, diseña-
ron un modelo de gestión novedoso consistente en la integración de la
cooperativa en una sociedad anónima donde participan las cadenas de
comercialización (vendedores y concesionarios), profesionales califica-
dos en el diseño y el municipio donde se asienta la planta en Córdoba.
Crearon, entre otros productos, el primer tractor a GNC recientemente
presentado en la feria rural.
• CANTERAS SIME. Esta empresa, recuperada luego de un vaciamiento,
se enfrentó al problema de la falta de maquinarias y de mercado para
sus actividades tradicionales. Los trabajadores recurrieron al aprove-
chamiento de la conchilla propia del yacimiento y la aplicaron a la
producción de alimentos de consumo animal dado su alto contenido
en calcio natural.
• SUPERMERCADOS TIGRE. Frente al vaciamiento de la empresa por la
política de concentración en el rubro por parte del Capital, los trabaja-
dores, imposibilitados de recrear el sistema de mercadeo propio de la
empresa, decidieron hacer un convenio con la Universidad de Rosario
y reconstruir el Comedor Universitario en un sector del inmueble, y un
convenio con el municipio para instalar una feria de micro emprendi-
mientos promocionados por el propio Estado.
• CERAMICAS ZANON. Se crearon diseños Mapuche en la línea de
cerámicos que produce la empresa. Además se construyó un espacio
organizativo-político popular novedoso.
• Chilavert. Empresa gráfica dedicada tradicionalmente a la produc-
ción gráfica artística de alta calidad. En ella funciona hoy un Centro
Cultural y un Centro de Documentación sobre la experiencia de las
distintas empresas recuparadas y el movimiento de ERT´s que es sos-
tenido mediante un convenio con la Facultad de Filosofía y Letras, a
través de su Programa Facultad Abierta. Dicho Centro de documen-
tación es consultado permanentemente por los propios trabajadores
de las empresas recuperadas y numerosos especialistas nacionales e
internacionales.

Estas experiencias, entre muchísimas otras que aquí damos cuenta en


forma muy sintética y restringida, indican que, a pesar de las limitaciones
encontradas y más allá de la gran heterogeneidad de situaciones de inno-

45
Economía Social

vación obrera, conforman un proceso de experiencia social y formación


política y económica de especial interés para, por ejemplo, el estudio de las
nuevas subjetividades del trabajo frente a los desafíos de la autogestión.
La experiencia de la toma de fábricas y empresas, y la autogestión de
las mismas por trabajadores previamente despedidos, se han configurado
como una modalidad alternativa resistente frente a la flexibilización om-
nipresente y además como un proceso amplio de control social del trabajo
frente a los desmanes del capital sin trabajo.

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47
Responsabilidad Social
El sector comprometido
de la economía

Federico Saravia*

* Secretario de Extensión Universitaria, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de


Buenos Aires.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

L
os efectos de la escalada neoliberal –propia de las últimas décadas– y
un férreo mecanismo de concentración económica generaron nue-
vas realidades, que llegaron incluso a resignificar fenómenos con
existencia previa y transformar su naturaleza, debido al cambio de las con-
diciones objetivas del entorno. La retracción de la presencia del Estado
como regulador de las relaciones sociales y el avance del mercado como
árbitro de la inclusión social, de acuerdo a las reglas que impone en las po-
blaciones humanas, replanteó el mapa de la exclusión social: emergió un
nuevo tipo de pobreza que encontró variantes distintivas en formaciones
sociales que, en muchos casos, eran portadoras de una tradición centena-
ria, dentro de un marco donde se vio actualizada su vigencia.
Este desplazamiento del Estado como artífice de la integración social y
actor central de la cohesión comunitaria, contribuyó a relativizar la inci-
dencia de la democracia como medio en el que se operan las efectividades
conducentes a estos fines, como también la ciudadanía, en cuanto concep-
to referido a los sujetos de derecho que participan en las decisiones del
conjunto que integran.
La consolidación de criterios, tales como la competitividad, la maximi-
zación de beneficios (el principio del lucro y la conquista), puede leerse
como la contrapartida de un desplazamiento operativo de las nociones
más vinculadas a una perspectiva comunitaria, como son la integración
misma, el igualitarismo, la pertenencia y la consecuente solidaridad.
El protagonismo creciente de las grandes empresas como instituciones
de poder operó fuertemente sobre las poblaciones humanas, cambiando
su consideración de ciudadanos a la posición funcional de consumidores,
en un marco donde los intereses particulares se pretenden absolutos con
el fin de excluir toda posible solidaridad o reconocimiento de necesidades
comunes.
Una de las consecuencias de este cambio radical fue la devaluación de
la cuestión social que, por su vinculación con las categorías desplazadas
–Estado, ciudadanía, comunidad–, por el avance conceptual del mercado
y por el avance ideológico de la economía como aparente conocimiento
verdadero, sufrió un vaciamiento de sustantividad, quedando relegada al
lugar de incluido subordinado, bajo el control de las instituciones del nue-
vo orden.
De esta manera, se puede observar una cierta apropiación de la cuestión
social por parte del nuevo orden de la globalización, como medio para in-
corporarla en situación de subordinación. De este modo, la cuestión social

51
Economía Social

reaparece en distintas nociones como la responsabilidad social –referida a


la actividad empresaria, con alcance definido, mayormente, por las propias
empresas– o la de “economía social”1.
Por eso, referirse a la cuestión de la “economía social” implica el interro-
gante de hasta qué punto es pensable una economía que no lo sea. Porque,
en más de un sentido, toda economía es social: sea por el contexto en el
que tiene lugar, por la pertenencia de sus actores, por la incidencia inelu-
dible que tiene en la vida de los conjuntos sociales en los que se desarrolla
o, incluso, por sus condiciones mismas de posibilidad.
En este sentido, no es de menor importancia que, además, este inte-
rrogante se plantee con un mayor énfasis en los comienzos del siglo XXI,
ya que, al igual que durante la mayor parte del siglo XX –y de manera
creciente– son las organizaciones en sus diferentes formas, tipos, tamaños,
orígenes, las que explican la casi totalidad del desarrollo de la vida. Tanto
las actividades como las acciones de los hombres y mujeres de estas épo-
cas, pueden ser explicadas, casi en su totalidad, por su relación y forma de
interacción, pertenencia u oposición a tan diversas organizaciones.
Es interesante ver que, dentro de las organizaciones –con un peso cre-
ciente en el transcurso del siglo XX– han sido las empresas –en sus diver-
sas formas, tipos y tamaños– las que han estado al frente del desarrollo
de la vida en gran parte del globo terráqueo, cumpliendo de esta manera
un rol vital en el crecimiento de la adoración por el mercado y sus efectos
deseados y derrames posibles.
No obstante, no es menos cierto que, cuando se habla de “economía
social”, se lo hace respecto a una serie de prácticas, donde la participación
de los actores tiene lugar con características específicas que la diferencian
del esquema de funcionamiento económico que predomina en el estilo
occidental. Este sistema es más conocido bajo la denominación de capi-
talismo; en él, el rol de las empresas como organizaciones fundamentales
y las administración de las mismas, no sólo se edifica como central, sino
como determinante en términos de resultados, objetivos y posibilidades
de inserción primero, y crecimiento después del colectivo social, cada vez
más globalizado y con una creciente pretensión de homogeneización del
mismo.


1
El término “economía social” suele utilizarse, desde la ortodoxia económica, como un
eufemismo para referirse a un plexo de actividades que son comprendidas, desde esa
perspectiva, como una red de formaciones pre-capitalistas o, en el mejor de los casos,
como proto-capitalistas. Es decir, se parte de considerarlas en inferioridad de condicio-
nes, por debajo de los parámetros mínimos establecidos para reconocerles legitimidad
como actores económicos, atribuyéndole una informalidad y una precariedad organiza-
cional generalizadas que, en el mejor de los casos, configura una verdad a medias.

52
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Entonces, la necesidad de crear un significante para la terminología “eco-


nomía social”, implica no sólo una práctica, sino también una visión alter-
nativa de la economía, que se diferencia tanto de la economía estatal como
de la economía de mercado, abarcando una diversidad de formaciones
organizacionales por las que se canaliza la iniciativa, la vocación, la acción
y la necesidad de pertenencia, además de formalizar emprendimientos de
participación en los mercados.
Este carácter alternativo es el que ha llevado, desde distintas perspec-
tivas, a caracterizar a las organizaciones de la “economía social”, básica-
mente, por la negativa. Desde un enfoque primordialmente estatal, se las
definía como organizaciones no-gubernamentales, emparentándolas así
con otras organizaciones que, por sus características, no se asemejan a
aquellas que hoy enmarcamos en la “economía social”, demostrándose,
por lo tanto, insuficientes.
Por el contrario, desde un enfoque mercantil, estas organizaciones eran
definidas como sin fines de lucro, sin poder comprender en la definición a
todas las organizaciones hoy enmarcadas, ya que muchas sí tienen el lucro
como fin, seguramente no único y, quizás, contrario a principios como la
maximización de la riqueza como valor primordial. A partir de un enfoque
centrado en las relaciones entre el Estado y el mercado, las organizaciones
de la “economía social” aparecen como pertenecientes a un tercer sector.
De todas maneras, estas definiciones han demostrado claramente su de-
ficiencia para dar cuenta de su naturaleza en una forma satisfactoria, para
un espacio conceptual que incorpora el principio de solidaridad a un ám-
bito signado tradicionalmente por la competencia y el lucro como criterios
excluyentes. El avance, en el sentido de la conceptualización de lo que
se ha dado en llamar Sociedad Civil –entendida como el segmento de la
sociedad organizado de acuerdo a parámetros que lo distinguen tanto de
la organización estatal como de la organización mercantil–, ha permitido
aislar, con una mayor precisión, a los emergentes de la “economía social”.
Teniendo en cuenta que la “economía social” abarca distintas formas vin-
culadas con lo que se conoce como asociativismo, –tales como mutuales,
sociedades laborales, asociaciones, cooperativas, empresas recuperadas,
fundaciones, etc.– cabe destacar que, en ese marco, cobra una especial
importancia el cooperativismo por tratarse del aspecto de la “economía
social” que alcanzó mayor difusión, contando con una historia y un desa-
rrollo que le confieren relevancia propia.
Con todo, si algo caracteriza a la “economía social”, es que en su diná-
mica suele prevalecer la iniciativa vinculada al trabajo, antes que al capital
–por definición, escaso en su universo–, al tiempo que se verifica el mayor

53
Economía Social

acento en una distribución más equitativa de funciones e ingresos y una


tendencia a la democratización de las decisiones.
El carácter alternativo de la “economía social” se revela en su funciona-
lidad complementaria de hecho, ya que su desarrollo ha tenido lugar ma-
yormente en los intersticios, en las zonas grises, en los espacios de ausen-
cia de la cobertura estatal y en la periferia de los mercados convencionales.
Relacionadas históricamente con corrientes políticas de tradición adver-
sativa o, al menos, crítica frente a la dinámica del capitalismo, no puede
sorprender el hecho de que, desde la perspectiva económica clásica –de
profunda raíz liberal y posteriores derivaciones neoliberales–, se observe a
las organizaciones de la “economía social” apropiándose “indebidamente”
de segmentos de la actividad económica, reservada en su totalidad para el
despliegue de las empresas privadas, tal como las entiende la ortodoxia.
Las empresas privadas proponen, casi a modo de contraoferta, desarro-
llarse como socialmente responsables. Será un poco antojadizo, pero no por
eso menos pertinente, mencionar que es en los albores de este siglo cuando
más impulso comienza a dársele a la RSE y a la necesidad de la creación
y cuidado del Capital Social, como iniciativa exclusivamente empresaria.
Afortunadamente, de a poco, brota la reacción y son varios los actores so-
ciales que comienzan a involucrarse en ella y la llenan de contenido y di-
námica.
Por efecto de la última oleada neoliberal, esta alineación entre una con-
cepción de la actividad económica y la articulación del campo de conoci-
miento que la sustenta, se verifica en los ámbitos universitarios específicos
donde la formación de grado suele evitar –aunque cada vez en menor me-
dida– las cuestiones relativas a la “economía social”, para centrarse muchas
veces, en una visión reduccionista que limita, además, el radio de acción
de los profesionales formados en ese paradigma, que viene demostrando
su dificultad para dar respuesta a las demandas de la realidad presente.
El proceso globalizador generó un cambio de contexto para el conjunto
de las relaciones sociales (entre ellas, las de tipo económico), resignifican-
do funciones y potenciales en el seno de las poblaciones bajo su influjo. Si
bien la globalización constituye un fenómeno complejo, donde se solapan
evoluciones de distinto tipo, interrelacionadas en un mutuo condiciona-
miento, esto no es un obstáculo para reconocer líneas directrices que le
confieren la coherencia necesaria para abordar su análisis. Es innegable
que la variable comunicacional es uno de los campos donde la transforma-
ción es constatable de manera cotidiana.
La globalización de las comunicaciones, en convergencia con la mercan-
tilización del mundo, configura dos factores de relevancia para compren-

54
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

der la transición de un orden centralmente industrial a un orden de tipo


tecnológico, que caracteriza el presente de la globalización.
Esta transición de tipo global –podría decirse, de carácter paradigmáti-
co– puede ser entendida, a su vez, como una serie de transiciones agre-
gadas, más puntuales, más específicas, pero que responden a una lógica
congruente y se integran en una evolución general. Porque el pasaje del
orden industrial al orden tecnológico de la actualidad trajo aparejados,
entre otras cosas, cambios en la importancia relativa de los factores que
hacen a la formación del valor en los mercados, con una participación
creciente del valor intangible sobre el valor tangible, en la constitución del
valor económico. Primó lo inmaterial por sobre lo material, lo que implica
a su vez, posiblemente, el mayor desafío para los profesionales contables a
la hora de reflejar estos cambios en la naturaleza misma, en la actividad de
las empresas en marcha.
Esta dificultad no es otra que la de cuantificar de manera fehaciente el
valor económico de la información: de eso se trata cuando hablamos de
intangibles. Es información que, en un entorno envolvente de procesos de
comunicación, cobra valor económico en la medida que, cada vez más, no
sólo los productos, mercancías o mercaderías sino también individuos y
organizaciones, tienen valor para el mercado: no ya por lo que comuni-
can, sino meramente porque comunican. Porque en los mercados de hoy,
mercancías, individuos y organizaciones participan a su vez de un ágora
global que, al mismo tiempo, configura una suerte de meta-mercado –el
denominado mercado de la opinión pública–, donde el valor de tener un
nombre –una marca, en términos de mercado– hace derivar consecuencias
económicas, tanto del prestigio como del desprestigio.
La determinación que ejerce lo que efectivamente comunica –ya sea un
producto, un individuo o una organización– sobre su valor de mercado,
constituye la base de lo que se conoce como economía de la información,
en cuanto núcleo duro de la llamada Sociedad del Conocimiento que da
identidad a la época en que vivimos. De eso, se deriva la necesidad de
configurar nuevas subjetividades, acordes a las nuevas exigencias que en-
frentan individuos y organizaciones para su incorporación y permanencia
en los mercados y en las condiciones actuales. Asimismo, la consolidación
de individuos y organizaciones como sujetos de conocimiento, plantea un
reposicionamiento de los procedimientos establecidos para la formación
de los individuos y la transferencia en ellos de la información útil y nece-
saria. Esto viene a desmentir la caracterización de la educación como un
gasto, para poner en evidencia su insoslayable carácter de inversión dada
su proyección estratégica en el marco de la economía de la información.

55
Economía Social

Pero esta constatación que las nuevas realidades traen respecto de la


educación como inversión estratégica fundamental para un desarrollo eco-
nómico adecuado, por lo tanto sustentable, lejos de constituir una coar-
tada para el statu quo, representa el mayor desafío de eficacia y eficiencia
para la comunidad educativa en su conjunto. El rol protagónico que la
educación tiene reservado en el diseño y realización del futuro deseado,
trae a colación la responsabilidad social que le corresponde en consecuen-
cia. Esto se deriva de la ampliación del concepto de responsabilidad social,
originalmente utilizado como necesario principio regulador de la actividad
empresaria, considerando las consecuencias que provoca en su entorno
social. De esta forma, la noción de responsabilidad social remite, prima
facie, a una gestión equilibrada de los impactos que la actividad empresaria
genera en los distintos públicos vinculados con ella en forma directa, y
de las externalidades que afectan a terceros no relacionados directamente,
como es el caso típico de los daños producidos a causa de la contamina-
ción ambiental. El salto inductivo que implica la ampliación del campo
de la responsabilidad social concuerda con una perspectiva orientada a la
articulación sustentable entre democracia y capitalismo, cuyas trayectorias
de evolución han mostrado no pocos puntos de contradicción entre las
prácticas, intereses e instituciones en las que se encarnan una y otro.
Si la responsabilidad social se puede establecer en correspondencia con
la posición relativa de individuos y organizaciones en una escala social
determinada –criterio que, en el contexto de un mercado, fija el mayor
nivel de responsabilidad para el que ocupa la posición dominante–, resulta
evidente su proyección en el ámbito de la comunidad universitaria. Pero la
responsabilidad social universitaria no se limita a un trabajo en el futuro,
sino que está llamada a una decidida acción en el presente y, por lo tanto,
obliga a un compromiso claro con la memoria colectiva de la comunidad
de la que es emergente. De igual manera, la responsabilidad social univer-
sitaria no se limita a un sector en particular, sino que abarca al conjunto
institucional y a los diversos actores que en las distintas instancias parti-
cipan de ella.
En la comunidad universitaria –al igual que en la comunidad nacional–
puede afirmarse (como suele hacerse) que “somos todos responsables”.
Para trascender la media verdad, es necesario completar esta afirmación,
porque, si bien es cierto que la responsabilidad nos alcanza a todos, no lo
hace en la misma medida. Precisamente, la responsabilidad social hacia el
interior de la comunidad universitaria es correlativa con la participación
efectiva en las decisiones que afectan al conjunto y generan impacto en su
entorno social. Esta línea de razonamiento incluye, asimismo, la respon-

56
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

sabilidad política de las instancias estatales de decisión que establecen las


condiciones fácticas en las que se desenvuelve la actividad universitaria y
educativa en general (particularmente, en lo atinente a la educación públi-
ca, en lo que hace a su marco normativo y presupuestario).
En ese mismo sentido, cabe destacar que, en el ámbito de la educación
pública, la responsabilidad social universitaria asume características dis-
tintivas, alineadas con una gratuidad sostenida con los aportes tributarios
del conjunto de la sociedad, aun de aquellos integrantes sin posibilidades
concretas de acceso a la educación superior. Esta situación implica una
suerte de deuda social a priori, que hace ineludible un compromiso soste-
nido con el destino común. En el caso de la Universidad de Buenos Aires,
esta actitud ha sido permanente a lo largo de su historia.
Este compromiso con el destino común se manifiesta, inicialmente, en
los tres pilares de la Universidad Pública: la investigación, la docencia y
la extensión. En un primer abordaje (rápido e inevitablemente esquemáti-
co), podemos decir que, respecto de la “economía social”, el compromiso
de la investigación refiere a la búsqueda de soluciones y alternativas con
relación a necesidades concretas. En cuanto al compromiso de la docencia
–más allá del voluntariado sistemático que implica la actividad docente en
las condiciones actuales, producto de una serie de desajustes estructurales
sedimentados a lo largo de varias décadas–, este compromiso se manifiesta
a través de contenidos específicos y su incorporación en la formación de
los futuros profesionales. En relación con la extensión universitaria, este
compromiso representa, posiblemente, el mayor de los desafíos, ya que es
el canal de vinculación con los diversos actores de la comunidad en la que
la Universidad se inserta.
Esta comunicación directa con la sociedad, sus necesidades y demandas,
hace de la extensión universitaria una herramienta fundamental para la
puesta en acto efectiva de ese compromiso. Esto convierte a la extensión
en un ámbito propicio para el desarrollo de proyectos sociales, particular-
mente en lo que se refiere al voluntariado, cuya relevancia en la Argentina
se puso de manifiesto a medida que fue avanzando el conocimiento públi-
co de las consecuencias sociales de la implementación del neoliberalismo
a lo largo de varias décadas.
El voluntariado suele focalizarse en la atención directa de necesidades
sociales, lo que evidencia una fuerte convergencia de objetivos con la “eco-
nomía social”, en cuyo marco presenta posibilidades ciertas de articula-
ción sustentable, toda vez que contribuya a procesos de formalización que
permitan trascender el umbral de precariedad propio de una democracia
en reconstrucción. Esto implica avanzar en el sentido de un voluntariado

57
Economía Social

universitario que, sin dejar de lado la atención de necesidades urgentes,


amplíe su campo de acción proyectándose estratégicamente, asumiendo
funciones alineadas en mayor medida con la economía de la información,
o lo que es lo mismo, reforzando su naturaleza educativa, a los fines de
multiplicar organización en el campo de la “economía social” y mejorar la
calidad de las instancias organizativas existentes en una institucionaliza-
ción progresiva.
Este es el mejor momento para recordar, fomentar y abrazar la au-
tonomía universitaria y sus principales valores y principios inalienables,
para continuar el largo recorrido de contribuir, desde la Universidad, en
la construcción de una comunidad organizada de manera creciente, con
valores y acciones socialmente responsables que repongan el tejido social
y, de esta forma, colaboren –al menos desde el ámbito académico– en la
acción de volver a pensar la economía, en su conjunto, como una activi-
dad y una ciencia social. Dicho en palabras de Bernardo Kliksberg: “Una
economía con rostro humano que haga eje en el hombre. Entonces, no
serán necesarias terminologías como ‘economía social’, ya que estaríamos
incorporando cuestiones que son inherentes a ella”.

58
Economía Social

Rubén Daza*

* Ingeniero.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

E
conomía social o economía popular o solidaria son nombres que se
dieron o dan a una alternativa de economía a la de mercado. Hasta
hace pocos años se la identificaba con el cooperativismo y el mutua-
lismo, incluso éstas todavía mantienen las estructuras institucionales que
solo modificaron el nombre -cambiando justamente por el de “economía
social”- INAES pero no la misión.
Igualmente se utiliza para distinguir del sector público y de la economía
privada de naturaleza capitalista como tercer sector. También en muchos
casos se distingue economía formal -mercado- de la informal -economía
social lo cual genera acciones estatales extremas de persecución o políticas
tipo asistencial, es decir para profundizar la pobreza y la informalidad-.
Es por todos conocidos que las reglas que rigen la economía de mercado
promueven el individualismo y la acumulación sin que aparezcan condi-
cionantes que tengan en cuenta a aquellos que no alcanzan los niveles de
competencia necesarios, sea por incapacidades individuales o estructura-
les y/o ambientales.
Tampoco existen condicionantes en cuanto a la explotación de los recur-
sos naturales. Me refiero a la base conceptual de los sistemas de produc-
ción mas allá de los llamados a hacerlos sostenibles o inventar los bonos
de carbón u otras iniciativas que son búsquedas correctoras que generan
las fuerzas impulsoras de las leyes del libre mercado.
La globalización y la apertura económica en la Argentina, obviamente de-
jaron sólos a aquellos actores que estaban en condiciones de competir - en
todos los productos cercanos a comodities - por economía de escala o por
tecnología, y también sobrevivieron los que tenían productos o servicios
diferenciados.
Fue como una gran red arriba de la Argentina, con nudos que integraban
las grandes empresas o explotaciones competitivas mundialmente y algu-
nos retazos -zonas- que quedaron enganchados porque sus condiciones
estructurales, institucionales educativas, etc. lo permitieron. Un ejemplo
puede ser Rafaela, entre otros. La inmensa mayoría se cayó por los agujeros
de esa red que eran muy grandes, ya que no había forma de sostenerse.
Obviamente que las instituciones del Estado, que supuestamente servían
para apoyar al sector económico, se adecuaban a esa realidad y ponían lo
mejor para apoyar a los competitivos, mientras paralelamente creaban pro-
gramas asistenciales para asistir a esa economía de pobres, formalizando y
profundizando su realidad. Proceso del cual todavía no lograron salir -pese
a los esfuerzos que realizan- porque sus estructuras quedaron fuertemente

61
Economía Social

ligadas a condiciones e intereses de la otra realidad. Me refiero a la mayoría


de las instituciones técnicas y científicas.
De esa fenomenal exclusión que continúa hoy -pero atenuada por el tipo
de cambio que actúa de barrera por un tiempo- surgió una impresionante
cantidad de emprendedores, que tomando diferentes formas representan
hoy no menos del 30 % del empleo.
A continuación, mostraré dos ejemplos: la provincia de Salta y de Cha-
co. Con actividades económicas muy diferentes y con políticas de for-
malización mas persistentes en Salta, lo cual se aprecia en el número de
trabajadores privados registrados.

Contexto económico-laboral- Salta


Según datos del último trimestre de 2007 – AFIP y EPH –, la pro-
vincia de Salta tiene una tasa de actividad económica del 41,9 %,
que representa a 514.000 personas que trabajan o buscan trabajo
activamente. Asimismo, la tasa de desocupación del conglomerado
Salta Capital es del 9,6 %, que proyectada al conjunto provincial
representa 50.200 personas desocupadas. Esto significa que exis-
ten en el territorio provincial aproximadamente 463.800 personas
ocupadas.
Por otro lado, el conjunto de trabajadores registrados en el Régi-
men Nacional de Seguridad Social –Sistema Integrado de Jubilacio-
nes y Pensiones – muestra 94.357 trabajadores privados y 47.257
empleados públicos lo que hace un total de 141.614 trabajadores
formales.
Esto indica que existen – 463.800 menos 141.614 – 322.186 tra-
bajadores en negro que responden a los siguientes grupos: personas
con planes jefas y jefes con contraprestación, trabajadores en rela-
ción de dependencia no registrados y emprendedores o cuentapro-
pistas.
Estoy en condiciones de afirmar que existen más de 170.000
cuentapropistas, emprendedores, famiempresas, integrantes de la
formidable “economía social” o popular que duplican a todos los
trabajadores de la actividad privada.

Contexto económico-laboral - Chaco


Según datos del último trimestre de 2007 – AFIP y EPH –, la pro-
vincia de Chaco tiene una tasa de actividad económica del 34,2 %,
que representa a 375.000 personas que trabajan o buscan trabajo
activamente. Asimismo, la tasa de desocupación del conglomerado

62
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Gran Resistencia es del 5,8 %, que proyectada al conjunto provincial


representa 20.500 personas desocupadas. Esto significa que exis-
ten en el territorio provincial aproximadamente 354.500 personas
ocupadas.
Por otro lado, el conjunto de trabajadores registrados en el Régi-
men Nacional de Seguridad Social –Sistema Integrado de Jubilacio-
nes y Pensiones – muestra 54.943 trabajadores privados y 75.000
empleados públicos provinciales y 2000 empleados públicos nacio-
nales lo que hace un total de 131.943 trabajadores formales.
Esto indica que existen – 354.500 menos 131.943 – 222.557
trabajadores en negro que responden a los siguientes grupos: per-
sonas con planes jefas y jefes con contraprestación, trabajadores en
relación de dependencia no registrados y emprendedores o cuen-
tapropistas.
Estoy en condiciones de afirmar que existen más de 130.000
cuentapropistas, emprendedores, famiempresas, integrantes de la
formidable economía social o popular que duplican a todos los tra-
bajadores de la actividad privada.
Estos salteños y chaqueños, que todos los días deben sobrevivir
con sus actividades de producción y de servicios prácticamente sin
apoyo del Estado, deben ser el sujeto de una política de desarrollo
de la economía social.
Si esta gente contara con financiamiento, asistencia técnica, o
apoyo administrativo, se constituiría en la gran base emprendedo-
ra que permitiría una mejora sustancial de la distribución de la
riqueza.
Como vemos, la cantidad de puestos de trabajo de la economía social
representa el doble del trabajo en blanco de las empresas privadas que
compone la economía de mercado. También existen cooperativas y mono-
tributistas en la economía formal que integran la economía social.
Veamos a continuación una caracterización de esta economía social in-
formal.
Son personas de escasos recursos que ponen en marcha emprendimien-
tos familiares como respuesta a la falta de empleo, llegándose a constituir
en muchos casos, en la única fuente de ingresos familiar. Otra caracterís-
tica de los integrantes del sector social es que no tienen oportunidad de
obtener un empleo formal por falta de formación. En algunas casos no
tienen una experiencia laboral en relación de dependencia, en otros casos
se trata de personas de edad avanzada que perdieron su empleo durante
los procesos de privatización y modernización de la industria. Entre las

63
Economía Social

características más sobresalientes del perfil y del comportamiento de los


micro emprendedores se destacan las siguientes:

• Alto grado de creatividad y de ingenio. Desarrollado por la necesidad


de solucionar cotidianamente problemas de toda índole con un míni-
mo de recursos.
• Persistencia para afrontar las dificultades. El nivel de conocimientos
empíricos y la experiencia emprendedora que poseen son considera-
bles.
• Capacidad de asumir riesgos. Los pocos recursos que poseen los com-
prometen sin mayor dificultad.
• Generalmente no hacen planes. Son “cortoplacistas”, no prevén el fu-
turo ni tienen una visión estratégica al tomar sus decisiones.
• Por lo general, conciben su empresa como una extensión de su hogar,
en donde se comparten aspiraciones, recursos, actividades, tiempo y
espacio.
• Alto grado de confianza en sí mismos. Lo cual los lleva a comporta-
mientos individualistas y a ser desconfiados y escépticos. No se apro-
pian de un conocimiento hasta no experimentarlo y validarlo ellos mis-
mos.
• En mayor o menor grado, su actitud, razonable y lógica debido a sus
circunstancias, es de lucha individual por la subsistencia cotidiana.
Para ellos, no tiene mucho sentido la satisfacción de las necesidades
de sus clientes, ni tampoco el mejoramiento continuo de la calidad de
sus productos, excepto que vean resultados en el corto plazo y con baja
inversión.

En cuanto a las características de los emprendimientos creados por este


sector, se destacan las siguientes:

• Carece de plena identidad. Generalmente se comparte la actividad del


hogar con la actividad emprendedora, el trabajo, el tiempo y el espacio,
en muchos casos, son comunes.
• Su tamaño es reducido y el capital de trabajo es exiguo.
• No hay diferencia entre el capital y el trabajo. El dueño de los activos
al mismo tiempo aporta su trabajo.
• Predomina la forma de trabajo artesanal, intensiva en mano de obra,
con máquinas y herramientas tradicionales.
• Es informal en la medida que experimenta dificultades para ajustarse a
las normas y reglamentaciones laborales y tributarias.

64
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

• Se le dificulta acceder a los mercados de capital, al crédito institucio-


nal. Es habitual entre los emprendedores acudir al crédito extraban-
cario, por la oportunidad, agilidad y facilidad de garantías, a costa de
pagar intereses muy altos. Ej. Prestamistas, pasamanos.
• Tiene limitaciones para vincular mano de obra calificada. Se observa
una alta rotación laboral debido a las condiciones de trabajo. Aprove-
cha la mano de obra ociosa que pueda existir en los grupos familiares.
• La seguridad social y los servicios de salud son, en la mayoría de los casos,
inaccesibles para el microempresario y sus trabajadores y con frecuencia
esta situación pone en peligro la estabilidad de la microempresa.
• Los volúmenes de facturación son bajos.
• Los márgenes de rentabilidad de estas actividades van del 40% al 50%,
por cuanto aprovechan instalaciones y costos operativos en su mayoría
existentes, siendo de escaso valor los costos incrementales.
• Se basa en aprovechar oficio y/o habilidades de los componentes del
grupo.
• El apoyo crediticio constituye para cada uno de ellos un capital de
trabajo.
• Estos tomadores de crédito no tienen acceso a la banca formal debidoa:--
- No poseer garantías reales al momento de solicitar el crédito.
- El alto riesgo de no - devolución del préstamo solicitado.
- Elevado costo de transacción.
- No poseer documentación formal que acredite la marcha de la em-
presa.
En este sentido en mediano y largo plazo, la tendencia indica que:
- No existen mecanismos creados a los fines de apoyar a la formación
de garantías.
- Las famiempresas no pueden por sí misma generar fondos de rein-
versión.
- Para las instituciones crediticias es un hecho generalizado que estas
microempresas presentan un alto riesgo y no se prevén análisis es-
pecíficos para cada empresa.
- Elevado costo de transacción, originado por la institución crediticia.
- Son informales y no ven como ventaja pasar a situación formal, y
por lo tanto no van a tener, en el mediano plazo, la necesidad de
poseer documentación formal.
- La tendencia también indica que en el mediano plazo estas empre-
sas no podrán mejorar su situación de accesibilidad a los créditos
ofrecidos por las actuales instituciones financieras.
- Es importante destacar que en la actualidad más del 30 % de los

65
Economía Social

emprendedores encuestados participan de alguna forma de finan-


ciamiento informal (pasa manos). Esta forma de asociarse pone de
manifiesto un fuerte compromiso solidario (“hoy por ti mañana por
mí”). Otra actividad en donde manifiestan gran cooperación es en
las compras conjuntas o viajes a Bs. As, donde conjuntamente con-
tratan servicios de transporte para efectuar el viaje.

Otra característica de estos tomadores de crédito es la conducta de res-


peto hacia los compromisos que se asumen, sobre todo se da en las mu-
jeres.

• Las operaciones de venta son al contado, por lo que mantienen liqui-


dez para el cumplimiento de sus obligaciones.
• En cuanto al tipo de actividad, muestra una gran dispersión. A conti-
nuación una muestra en la capital de Jujuy.

a) Elaboración de comidas 17,4 %


b) Confección y reparación de prendas 12,9 %
c) Mini mercadito 11,4 %
d) Peluquería/cosmetología 6,8 %
e) Metalmecánica 6,1 %
f) Artesanías 3,8 %
g) Servicios de construcción 3,8 %
h) Fabricación y reparación de calzados 3,8 %
i) Elaboración de pan 2,3 %
j) Joyerías/relojerías/regalos 2,3%
k) Otros 29,4 %

Otra característica importante en los tomadores de estos créditos es la


cuestión de género, ya que el 66 % corresponde al sexo femenino.
La situación actual de las famiempresa revela que:

- El 40% de las empresas no tiene infraestructura propia, es decir la


obra civil, instalaciones y maquinarias se utilizan tanto para activi-
dades de la empresa como para las de la familia. Así sucede que se
produce y vende en la casa o se produce en la casa y se vende en
otro lugar, o ambos casos.

66
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

- Solo el 20% de las empresas están registradas en algún organismo


oficial de control u organismo recaudador (Renta Provincial, AFIP);
en cambio, los impuestos municipales de habilitación del negocio
o bromatología, lo pagan el 90 % de estas empresas.
- El 50% de las famiempresas no lleva ningún registro contable, y el
40% lleva registros simples de ingreso y gastos. El resto lleva regis-
tros contables formales.
- Casi la totalidad de las empresas no tiene ninguna norma de segu-
ridad en el trabajo.
- El control de calidad del proceso y del producto es precario y no
normalizado.

Características Sociales
Las características sociales de los tomadores de estos créditos son:

• Situación habitacional:

En este aspecto se encuentra que el 81% tiene vivienda propia, el 10,6%


vivienda prestada y el 8,4% prestada.

• Grupo familiar:

En este caso se divide en:

- Constitución del grupo familiar

El 46% de los administradores de estas famiempresas pertenece a fami-


lias numerosas: el 28% a familias tipo, el 16% a jefe/a de hogar y el 10% a
soltero/a.

- La situación familiar del empresario y el grado de influencia que


tiene esta situación en la propia empresa familiar.

En este punto, la situación se analiza teniendo en cuenta:

1. Estado civil de los emprendedores


2. Madres / padres a cargo de hijos
3. Violencia familiar
4. Estado de ocupación o desocupación del padre/madre de familia

Para estos aspectos, la investigación muestra: casi el 45% de las familias


no tiene un matrimonio legalmente constituido, es decir viven en concu-

67
Economía Social

binato; la madre soltera vive en la casa de sus padres o los emprendedores


están separados (generalmente de hecho).
Es importante analizar este dato porque cuando se inicia la actividad
de la famiempresa, ésta nace como un proyecto familiar y la inestabilidad
propia que generan las situaciones de separación familiar, tienen influencia
inmediata y directa en la empresa.
Relacionado con el trabajo de las mujeres a cargo o iniciadoras de las fa-
miempresas, en no pocos casos, se produce a consecuencia de que el padre
se queda sin trabajo. De esta manera, es la mujer quien toma la iniciativa
de auto sustento económico a través de iniciar su propio negocio.

Cobertura social
La situación actual de las famiempresas, en cuanto a cobertura social,
indica que el 67 % de los administradores de las unidades económicas
estudiadas no paga obra social, es decir no tiene ninguna asistencia médi-
ca y ante una situación de emergencia por enfermedad de algún miembro
del grupo familiar recurre a hospitales públicos. Esta realidad, en algunos
casos, es determinante para la supervivencia da la famiempresa. Ejemplo:
el testimonio de jefas de hogar que tuvieron que parar sus actividades por
largos períodos ante la enfermedad de un hijo.
En la actualidad, existen programas provinciales y nacionales que brin-
dan asistencias en forma general a las familias, por ejemplo, los comedores
infantiles. Pero no son programas que abarquen aspectos tanto sociales
como económicos. O sea que brinden apoyo en cuanto a capacitación en
gestión microempresaria, asistencia jurídica- contable y social, es decir
programas integrales.
Es interesante como se revelan los contrastes en el cuadro comparativo
de la economía social y de la economía de mercado.

68
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Item Economía de Mercado Economía Social


Capital No importa el origen – necesidad Al servicio de las personas y de la
de aumentar para beneficiar a sus comunidad
dueños
Empresario Individualista – afán de lucro Desarrollo personal en una comunidad
Más Gano – Más quiero que se realiza
Productividad En función de bajar costos Mejorar la calidad laboral
Consumidor El que puede pagar El que tiene una necesidad
Renta Función del Capital Personas y Trabajo
Universidad Elitista, Cientifista, Cerrada, Profesionales comprometidos, Exten-
Gerente, Dependencia sionista, emprendedora
Formación Focalizado en función de las Universal, en función comunidad
Profesional empresas Accesible a todos, permite ascenso
laboral
Salud Centrado en la enfermedad – Preventiva – hospitales públicos efi-
vaciamiento del hospital público – cientes
sistema de prepagas
Educación Individualista - Enciclopedista Seres sociales – emprendedores
–educación crítica - popular
Industria Enclaves – Proveedores foráneos Integradora – Vertical – Concentrada
sin integración vertical en la región geográficamente donde está la pro-
– M.O. barata – Sin sostenibilidad ducción primaria – Precio Justo
ambiental
Tecnología Para economía de escala Apropiada
Turismo 5 estrellas – masivo – Cultura hospitalaria e identidad anfi-
sin control ambiental triona - integrador
Abastecimiento Centralizado – alto costo Descentralizado – Ferias – productor
intermediación - consumidor
Principal Actividad Comodities Productos diferenciados –Incorpora-
económica ción de afecto
Municipios Obras públicas – ABC – Asistencial Solidario – Mapa de capacidades –
– Centrado en necesidades –Pasivo ABCDE – Gestión asociada –Involu-
–clientelar –limitaciones técnicas cramiento de la comunidad
Ruralidad Políticas sectoriales desintegradas – Territorios proyectos con ejes estra-
pool de siembras tégicos
Personas Tayloriano Centro de la economía


69
Economía Social

Item Economía de Mercado Economía Social


Sujetos de crédito Personas con patrimonios y Lo- Los pobres con alguna actividad Eco-
bby Político nómica Formal o Informal
Capacitación para Un contador - Carpeta hecha por Encuentros para compartir los Princi-
acceder al crédito un contador pios Eticos y Organizativos
Criterios de evalua- Garantías suficientes porque se Confianza a partir del conocimiento de
ción desconfía su actividad y del medio donde desa-
rrollan las mismas
Aseguramiento del Presión Legal Grupos Solidarios
reembolso
Criterios políticos Créditos. Grandes sumas Desarrollo de pequeños emprende-
dores
Control Individual Grupal
Montos Lo más alto posible Chico. Devolución a Corto Plazo
Instalaciones Grandes Edificios Of. Simples/Ubicadas donde se
desarrollan las actividades (mimetiza-
dos con el medio)
Género Hombres Mujeres mayoritariamente
Administradores Gerentes ONG
Periodicidad Mensual – Semestral Semanal – Quincenal
Personal Lobistas burócratas esperan a Militantes Comprometidos que van
los clientes en busca del cliente a sus ámbitos de
trabajo
Información relevante Niveles de depósitos, reembol- Profundizan el autoconocimiento y las
sos, morosidad redes locales
Políticas de promoción Proyectos entidades/peajes téc- Estructuras accesibles a todos
nicos - políticos económicos
Control Centrado en la legalidad que pro- Centrado en la atención de la comu-
vee la corrupción nidad

No todo lo formal es economía de mercado ni todo lo informal es “eco-


nomía social”. Está claro que no existe una acción integral que permita
aprovechar esta formidable fuerza socio-económica.
Se abre un debate si realmente el sistema de formalización debe seguir
las mismas reglas de la economía de mercado.
En realidad, el debate es si esta “economía social” se integra al sistema de
economía de mercado o se construye un nuevo sistema político-institucio-

70
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

nal que la promueva, es decir estaríamos planteando lisa y llanamente un


sistema político diferente al que existe en la Argentina.
Creo que necesitamos construir una única estructura económica donde
convivan los distintos emprendimientos, que permita al Estado actuar so-
bre los sectores más débiles para alcanzar un piso de rentabilidad compa-
tible con la calidad de vida deseable.
Si la “economía social” tiene como prioridad la reproducción de la vida
sobre la reproducción del capital, entonces la economía social está más
ligada al desarrollo que al crecimiento. Sin que esto signifique exclusividad
para uno u otro tipo de economía.
Desarrollo es aumento de capacidades; en cambio, crecimiento está más
ligado a llenar las capacidades existentes.
El desarrollo, como su nombre lo indica, es largar el rollo, o como lo
expresa este término en portugués desenvolvimento, desenvolverse. Para
largar el rollo o desenrollarse o desenvolverse se hace necesario tener con-
fianza, condición clave para lograr el desarrollo.
Si lo importante es la calidad de vida y no la acumulación de capital, los
niveles de rentabilidad son menores a los que necesita un empresario sin
responsabilidad social que le impone una permanente acumulación.
En los últimos años, quedó claro que el crecimiento no garantiza distri-
bución más justa de la riqueza. El crecimiento se realiza sobre las estruc-
turas PRE-existentes.
El desarrollo es aumento de capacidades, fortalecimiento de redes sociales
y económicas, es intercambio de conocimiento, es aumento de confianza
que disminuye costos de control, son reglas de juego que generan premios y
castigos en función de trabajar asociados, más solidarios, más cooperativos,
adquirimos estas actitudes y aptitudes porque nos conviene desde la eco-
nomía porque somos competitivos, desde lo social porque distribuimos la
riqueza con más justicia, desde lo moral porque todos somos más dignos al
convivir en una comunidad organizada con justicia.
El crecimiento económico se da la mayoría de las veces sin modificar la
competitividad de una manera genuina, sino aprovechando condiciones
extra-sistema-económico, precios internacionales de commodities favora-
bles, tipos de cambio que generan ventaja comparativa no competitiva,
inversiones externas que no controlamos, o cualquier otra situación no-
genuina. Mejorar las condiciones de las capacidades del sistema lleva un
tiempo, y después de esos años primaverales, reaparecen -muchas veces
con mayor crueldad- los viejos problemas estructurales con menos credi-
bilidad de la sociedad, y lo peor, con mayor incapacidad para la solidari-
dad y la creatividad.

71
Economía Social

El crecimiento se da normalmente sobre las estructuras existentes, ob-


viamente en aquellos sistemas económicos donde a las ventajas compara-
tivas se le agregaron ventajas competitivas. Son estos sectores los que más
rápidamente crecen y los que aprovechan ese crecimiento para aumentar
sus capacidades y normalmente incorporar nuevas tecnologías e inversio-
nes que refuerzan obviamente la concentración, aumentando la relación
inversión puesto de trabajo. Por el contrario, los sectores afines o de ser-
vicios que no disponen de igual competitividad aumentan los puestos de
trabajo.
Las condiciones para lograr el crecimiento necesitan entonces de deci-
siones o situaciones que son independientes de la organización económica
social, en cambio, el desarrollo necesita trabajar sobre las personas y sobre
las instituciones porque implica aumentar relaciones, generar consensos,
fijar reglas de juegos, sistemas de premios y castigos, que promuevan la
innovación, y el asociativismo.
El crecimiento, entonces, se da sobre aquellas estructuras preexistentes
que son aquellas que cuentan también con la colaboración de las institu-
ciones técnicas del Estado que en los períodos depresivos quedan traba-
jando con estos sectores para justificar su existencia, y cuando se vuelve a
los mejores tiempos ya no se acuerdan como atender a los sectores menos
competitivos, y se dedican al asistencialismo técnico.
El sistema financiero se comporta de la misma manera. Las pocas accio-
nes para los actores de la “economía social” se circunscriben a programas
interesantes, pero de laboratorio y no tienen impacto, y en aquellos don-
de los montos pueden ser importantes, los ejecutores no entienden o no
les interesa para nada el desarrollo, están acostumbrados al know how del
clientelismo.
El sistema impositivo y los programas de subsidios refuerzan los siste-
mas fuertes y debilitan más los débiles, aumentando la desigualdad.
Es decir que para mantener el crecimiento, las actitudes a adoptar pasan
fundamentalmente por mejorar el lobby, y mejorar el sistema de presión.
Esto es válido para los Estados, las empresas y los gremios. Creo que se
puede detallar una cantidad de ejemplos sin mucho esfuerzo.
Obviamente que estos procesos llevan a un aumento de la desigualdad.
Se pueden considerar distintas fuentes de desigualdad de acuerdo a los
conceptos mostrados. La desigualdad regional es, evidentemente, la más
marcada por los datos socioeconómicos de todos los centros de informa-
ción estatales o privados. No hay duda que el norte argentino, con datos
similares, tiene iguales características estructurales -ver informe PNUD
2005 donde se los llama la región crítica, los territorios del desafío- la

72
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

descripción de la región como verdaderos enclaves de grandes empresas o


grupo de empresas en determinadas actividades económicas aisladas del
conjunto de la actividad económica del lugar donde están asentadas.
No más de un 10 % de sus insumos son provistos por las empresas loca-
les, a mayor tamaño de la empresa, más commodities y más industrializa-
do o más tecnología, aun cuando sea producción primaria cada vez pesan
menos lo que se gasta en insumos, servicios y mano de obra local.
Cuando estamos en una etapa de crecimiento, estos grupos hacen crecer
rápidamente el Producto Bruto geográfico, pero tienen poca influencia en
una distribución de la riqueza más justa, al contrario contribuyen a aumen-
tar la desigualdad. Con una economía informal que supera el 50 %, que
está afuera de todas o de la mayoría de las ventajas del momento con estruc-
turas con escasa o nula participación del Estado en sus distintas formas, en
general participa trabando el desarrollo de los emprendedores más activos.
Ya intenté describir qué pasa impositiva, financiera, técnica, tecnológica
y administrativamente, cómo el sistema juega en general en contra, y cómo
los lobbies ayudan a mejorar las condiciones de los grupos concentrados.
Cómo se construye confianza. Para esto necesitamos trabajar con ideas
de mediano y largo plazo, lo que no impide obtener resultados en el corto
plazo.
Cuáles son algunas condiciones para conseguir lo opuesto al desarro-
llo, es decir, cómo logramos individualismo, dependencia de la asistencia,
disminución de la participación, bajar la credibilidad en los dirigentes, en
general, y de los sociales en particular.
Qué es una estructura clientelar. Es un sistema de gestión socioeconó-
mico, donde los integrantes de una comunidad para acceder a sus nece-
sidades o demandas deben pasar por una serie de peajes de tipo técnicos,
políticos, y económicos. Obviamente no se trata de un sistema universal,
donde los requisitos para acceder a un servicio o producto del Estado son
claros, y básicamente no dependen de la adhesión o no al otorgante.
Esto indica que para acceder tengo que recurrir a lobbies, relaciones,
presiones, sometimientos varios, o sea que no me alcanza con cumplir
requisitos. Por supuesto, esto genera en todos los ámbitos una fuerza im-
pulsora contraria a la capacidad, al esfuerzo, y a la solidaridad.

Conclusión
Las estructuras crean culturas que favorecen o crean resistencias al desa-
rrollo. Debemos promover estructuras económicas que les permitan a los
emprendedores de la economía social disponer de sus partes. Así, se po-
drían impulsar cambios, que conviertan al norte argentino en un produc-

73
Economía Social

tor de alimentos, limitando el avance de la soja, controlando el ambiente,


mejorando la oferta para controlar la inflación, y en definitiva, logrando
una mejor distribución de la riqueza. Todo por la vía de la Estructura pro-
ductiva y no por la vía asistencial.
Si se proyectan los datos de Salta y Chaco estamos en condiciones de
afirmar que existen unos 250.000 pequeños productores olivícolas, viña-
teros, camélidos, hortícola, apicultores, madereros, etc. que no tienen la
estructura productiva como la tiene un mediano o un grande. No cuentan
con las partes de esa estructura organizativa, llámese financiera o comer-
cial, desde la logística o de la tecnología, de la asistencia técnica, la sanidad
o las certificaciones. Es decir, todo está lejos para ellos.
Se debe, con una visión sistémica, tomar una actividad económica y
tratar de armarle una matriz, donde de un lado se encuentre toda la ca-
dena de valor, desde la tierra, la semilla, todas las partes del componente
productivo, que tenga en cuenta la cosecha, la logística, el producto final,
si el mismo tendrá como destino la industria o el producto fresco y, del
otro lado de la matriz, colocar todos los organismos nacionales, provincia-
les y municipales que están en condiciones de hacer un aporte para que
confluyan todos en una única estructura para esa actividad económica es-
pecífica.
Por otro lado, en la estructura productiva deben estar todos los sectores
presentes. Tienen que estar todos, los grandes, los pequeños y los media-
nos. El que sobrevive y aquel joven que quiere iniciarse en la actividad.
Todos deben tener la posibilidad de acceder, pero el Estado debe estar pre-
sente más intensamente en aquellos más débiles; para lo cual es necesario
tipificarlos, categorizarlos, para que pueda tener más presencia en calidad
y cantidad, en los que más lo necesiten: con asistencia técnica, vacunas,
capacitación, asistencia financiera, entre otros.
Por último, se debe hacer uso de todas las herramientas disponibles
como viveros de empresas, gestión del consumidor, sistemas de certifica-
ción, comercio justo, precios sostén, sistemas de comercialización directos
al consumidor, sistemas de formación en oficios universales, micro finan-
zas, uso de tierras estatales para jóvenes emprendedores, combinar inver-
sión pública y privada con reglas de juego que permitan competitividad
del conjunto, pero con precios justos para todos, y tantas otras tecnologías
de gestión, que permitan lograr el objetivo del desarrollo de una economía
social que garantice igualdad de oportunidades para todos.

74
Universidad y Cooperativismo:
Crónicas de un encuentro posible
y necesario

Juan Carlos Junio*

* Director del Centro Cultural de la Cooperación.


Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

A modo de introducción: los caminos comunes recorridos

L
as relaciones entre la institución universitaria y el movimiento co-
operativo han recorrido un camino de encuentros, que merecen va-
lorarse para proyectar un vínculo de mutuo enriquecimiento, pero
también de desencuentros, especialmente en el período más crudo de la
aplicación del neoliberalismo educativo.
Hoy, en el contexto de un verdadero cambio de época para Nuestra Améri-
ca, se generan caminos de construcción colectiva que auguran crecimientos
reales tanto en la vida de las Universidades Públicas como de las Coopera-
tivas.
En este artículo proponemos establecer líneas de abordaje que den cuen-
ta de las posibles formas, mecanismos y dinámicas de vinculación, recu-
perando algunos elementos de la historia, valorando nuevas experiencias
del presente que se vienen ensayando, y proyectando así fecundos tránsitos
conjuntos.
Insistimos en la necesidad de reconocer la existencia de un trayecto ya
recorrido, en el que existen ámbitos y experiencias compartidas, influen-
cias mutuas, proyectos en curso que ameritan ser recuperados para una
potencial alianza estratégica entre la Universidad Pública, ámbito privile-
giado en la producción de conocimiento riguroso y científico, y las coope-
rativas. En el área del cooperativismo de crédito, la referencia del Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos resulta insoslayable, con su principal
entidad asociada, el Banco Credicoop.
Sólo a modo de enumeración, podemos hacer un primer repaso de ex-
periencias compartidas.
En el plano de los aportes concretos a un modelo productivo y social
que fomente la generación de PyMEs, nuestra entidad bancaria cooperativa
lanzó el programa “Emprendedor Siglo XXI”, que vincula orgánicamente
a la CAIXA, una gran institución bancaria de carácter social de Barcelona,
con un conjunto de universidades de nuestro país y con nuestra entidad.
El objetivo es fomentar entre los estudiantes un portal de acceso libre y
gratuito que da herramientas para el diseño de micro emprendimientos
productivos, en proyectos individuales o colectivos a partir de lo cual al
menos uno de los participantes sea miembro de la comunidad universi-
taria. Quienes presentan un diseño de micro emprendimiento someten
dicho proyecto a un análisis de la institución universitaria que, tras su
aprobación, gestiona ante el Banco un crédito subsidiado para los nuevos
emprendedores. Casi treinta universidades han integrado este convenio

77
Economía Social

que tiene el auspicio del Ministerio de Educación de la Nación, el Consejo


Interuniversitario Nacional (CIN), la Secretaría de Pequeñas y Medianas
Empresas (dependiente del Ministerio de Economía de la Nación), el INTI
y la Agencia de Ciencia y Tecnología. Actualmente, ya están desarrollando
estos proyectos varias decenas de empresas creadas. Su implicancia resulta
doblemente relevante: se generan nuevos emprendimientos productivos
que crean riqueza y puestos de trabajo, a la par que se fortalece –en un ida
y vuelta- la transferencia mutua de conocimientos entre nuevas formacio-
nes productivas y la teoría que circula en la institución universitaria.
En un nivel menos avanzado, se prevé un presupuesto de apoyo finan-
ciero para proyectos denominados “Incubadora de Empresas” y, una vez
creadas dichas empresas, los de “Cambio de Escala” (que impulsan un
salto en el desarrollo de las empresas creadas).
Tal vez la experiencia más valiosa en la articulación Universidad – Movi-
miento Cooperativo haya sido la Planta de Alimentos Sociales en conjunto
entre el Banco Credicoop con la Universidad del Litoral. Para su mate-
rialización, se constituyó una Sociedad Mixta, donde ambas instituciones
conformaron el directorio de la nueva entidad. Es decir, representantes de
la Comunidad Universitaria y del Movimiento Cooperativo integran la di-
rección de una empresa creada con fines eminentemente sociales, compar-
tiendo las tareas de difusión, gestión e inserción social en territorios donde
todavía el hambre sigue dejando su marca, sobre todo en los niños.
En un orden complementario, se desarrollaron valiosas iniciativas de
formación educativa conjunta. Señalamos sólo un par de ejemplos: la Fun-
dación Banco Credicoop articuló con la Facultad de Ingeniería de la Uni-
versidad de Buenos Aires una Especialización para Dirigentes de PyMEs.
Con la Universidad Nacional del Litoral, se implementó una Tecnicatura
en Previsión Social por una demanda de PREVISOL, la Administradora de
Fondos de Jubilaciones y Pensiones que el movimiento cooperativo impul-
só y creó en el momento de la sanción de la cuestionada Ley de Solidaridad
Provisional de Domingo Cavallo. Esa entidad está integrada, además del
Banco Credicoop, por cooperativas de consumo, producción, energía, sin-
dicatos y otras entidades sociales.
También en el plano de la asistencia social se han desarrollado inicia-
tivas desde el movimiento cooperativo. Un buen ejemplo es el convenio
que la Federación de Entidades Solidarias de Salud Cooperativa (FAESS)
– integrante de nuestro movimiento- desarrolló en Gualeguaychú con la
Universidad Nacional de Entre Ríos, el Círculo de Almaceneros y con el
Municipio. Se trata de un Plan de Atención Primaria de la Salud. Atentos
a las necesidades no cubiertas de la población, se generó una propuesta

78
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

conjunta de prestación de salud que se desarrolla con un fuerte sentido


social y participativo.
El aporte a la conformación de una nueva cultura crítica y auténticamente
creativa, ha sido una constante a lo largo del medio siglo de nuestra vida.
La editorial Desde la Gente, del Instituto Movilizador, es un claro y va-
lioso ejemplo de esa vocación, con sus más de dos millones de ejemplares
ya editados con la participación de escritores argentinos y latinoamerica-
nos. La narrativa, el cuento, la novela, el ensayo y la poesía encontraron un
trascendente ámbito de expresión. La presencia de sus más de 200 títulos
en las universidades es muy valorada por estudiantes y docentes.
Finalmente, nuestro Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”
es una iniciativa que se nutre de jóvenes artistas, y estudiantes y graduados
universitarios del ámbito de las Ciencias Sociales. Nuestro Centro pre-
tende constituirse en fuente de producción de pensamiento crítico, asu-
miendo los debates de la época, analizando críticamente el capitalismo
en sus formas actuales. Se trata de contribuir a desentrañar su lógica y
sus argumentos en la búsqueda de nuevas formas alternativas al nuevo
orden imperante, e incluso en cierto modo anticipándolos y hasta con-
cretándolos. Esperamos que una nueva camada de jóvenes intelectuales
y artistas trascienda desde sus campos específicos hacia la acción política,
superando uno de los axiomas ideológicos más nocivos del neoliberalis-
mo: la separación de la cultura, la educación y las artes con la política. Fue
éste uno de los corolarios esenciales de las ideas del sistema en esta fase de
su dominio. De allí que nosotros, los que soñamos y luchamos desde los
albores del cooperativismo, con un cambio social de carácter progresista,
debamos incluir a la política entre las prioridades de la batalla cultural.
Este proyecto ya en pleno desarrollo y con una importante legitimidad
ya lograda, sólo es posible, por el aporte de la Universidad Pública que la
nutre con sus jóvenes estudiosos.
Sólo mencionamos hasta aquí, y a modo de ejemplo, una cantidad de
iniciativas que ya unen a las Universidades y al Movimiento Cooperativo.
Sin embargo, consideramos que estamos en una fase germinal de este pro-
ceso, y que hay posibilidades ciertas de potenciar proyectos compartidos.
Nuestro movimiento despliega estas acciones y construye estos proyec-
tos, a partir de la profunda convicción de que es imprescindible generar
iniciativas concretas entre sectores de la economía social y de las insti-
tuciones que representan al sector público, en el plano educativo, de la
salud, de la previsión, de la cultura, etcétera.
En este sentido, somos conscientes de que existen tradiciones históricas
e ideológicas distintas, y que a veces encarnamos proyectos diferentes, sin

79
Economía Social

embargo nuestra convicción es clara: es imprescindible unir a lo diverso,


porque nos enriquece y nos posibilitará confrontar con lo antagónico.
Nuestro movimiento ha recorrido un largo camino de medio siglo, no
desprovisto de triunfos y derrotas muy vinculadas a los distintos momen-
tos políticos de alternancia de gobiernos democráticos y dictaduras a lo
largo de ese período. Siempre hemos seguido con especial interés la vida
de nuestras universidades, de allí que observamos con preocupación la
crisis de la institución universitaria que debe repensarse tras el diluvio
neoliberal. Pero nos interesa referirnos ahora a nuestro movimiento co-
operativo.

El cooperativismo como proyecto transformador


El cooperativismo es una doctrina1 (fundada en un conjunto de valores2),
una propuesta organizativa y de gestión (centrada en la síntesis de eficiencia
y democracia al interior de las entidades solidarias), una perspectiva polí-
tica (que asume un fuerte compromiso con la construcción de sociedades
igualitarias centradas en la ayuda mutua y el esfuerzo propio), una tradición
cultural (que se reconoce en su propio desarrollo histórico), y un movimien-
to social basado en la recreación permanente de sus valores y principios de
amplios alcances políticos, económicos, culturales y sociales.
Desde esta identidad rica y compleja, cabe señalar que toda cooperativa
genuina debe sustentar en sus prácticas cotidianas valores y principios que
le den sentido, y legitimidad ante sus asociados.
Se trata, en primer término, de un proyecto de personas con necesidades,
intereses y objetivos comunes, que se despliegan de modo colectivo para sa-
tisfacerlas. Pero además de dar respuesta a esas demandas expresas –lo cual
presupone un elevado grado de eficacia en la gestión del proyecto común
entre los cooperadores-, es imperioso que la gestión de dicho emprendi-
miento se realice de modo democrático.

1
“Doctrina” es definida como “una expresión abarcativa, entendida como un conjunto de
valores, principios y prácticas cooperativas que cada movimiento social logra conformar
partiendo de la práctica concreta. Esta práctica concreta, a su vez, está formada por la
experiencia viva en el desarrollo histórico de cada movimiento y las ideas y mensajes de
sus inspiradores, iniciadores y/o ejecutores”. Esta definición aparece en Laks, Jacobo.
“Valores Básicos y Principios de la Cooperación”, en Revista de Idelcoop- Año 1994- Vo-
lumen 21 Nº 88.
2
El tema de los valores aparece fuertemente resaltado en el mencionado artículo de Jacobo
Laks, quien afirma allí que los valores son “la guía ética de la actividad, la meta de
perfección humana y social a la que aspiran los cooperadores en su accionar”. En el caso
del cooperativismo, se trata de la ayuda mutua, la solidaridad y la equidad (en Laks,
Jacobo. Ob. cit.) También, en términos de organizaciones democráticas, la igualdad es
un valor privilegiado.

80
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

En las cooperativas, la inclusión de sus miembros no admite discrimina-


ción alguna, a partir de lo cual se debe constituir un gobierno democrático
que contemple al conjunto de las voces que la integran.
La actividad específica debe generar un excedente económico que vaya
asegurando su solidez a la vez que se democratiza la entidad, ya que su
objeto social no es el lucro sino la prestación de servicios con un sentido
solidario. En ese sentido, es dable señalar que la experiencia histórica
demuestra que con los excedentes que produce la cooperativa se debe
priorizar la capitalización de la misma, asegurando su fortaleza para su
obligada misión de competir con otras empresas de su ramo de carácter
capitalista.
Otra definición de vital importancia es el compromiso de los coopera-
dores con la comunidad, priorizando su vínculo con las instituciones y la
gente de su propia zona de influencia. El concepto de “lo local” debe estar
incorporado en la acción de la cooperativa nutriéndose del pulso y los va-
lores de su propia comunidad.
Por su parte, debe defenderse la autonomía e independencia de las coo-
perativas –ya que es su membresía, y sus ámbitos de gestión, quienes toman
las decisiones atinentes al funcionamiento y orientación de estas organiza-
ciones solidarias- en relación a intereses del Estado, el capital, los partidos
políticos, organizaciones religiosas, etcétera.
La noción de “educación”, como actividad fundamental de las coopera-
tivas para sus propios integrantes, es importante por sus principios, pero
también por su aporte a la democratización de su vida institucional. A par-
tir de su incorporación a este tipo de organizaciones populares, los coope-
radores deben comprender que educarse en los ideales de la cooperación y
el humanismo progresista, los enriquece, liberando lo mejor de sí mismos
para transformarlo en aporte a la sociedad. Mediante la aplicación de este
concepto, la cooperativa se transforma en una institución que confluye y
aporta a la educación del pueblo, en un sentido principista opuesto al prag-
matismo e individualismo de época.
La historia del movimiento cooperativo es una historia de luchas, apren-
dizajes, construcciones y rupturas.
Hemos sostenido denodadamente, a lo largo de nuestra dilatada historia,
la naturaleza democrática, participativa y emancipadora del cooperativismo
como movimiento social.
Lo cierto es que creemos haber logrado el objetivo de existir y crecer
sin despojarnos de los principios y valores que dan el sentido y el tono de
nuestra identidad. Quizás sea ésta, una de las conclusiones más interesantes
de nuestra experiencia.

81
Economía Social

Nuestro movimiento cooperativo de crédito ha emprendido en todos los


contextos políticos y económicos relaciones con la Universidad Pública en
la medida en que fueron viables proyectos conjuntos. Lo que se expresó
como cúmulo de experiencias aisladas –enumeradas anteriormente– es el
anuncio posible de relaciones más fértiles y enriquecedoras, tanto para las
Universidades como para las Cooperativas.
Estas posibilidades, sin embargo, sólo pueden calibrarse a la luz de un
análisis histórico que dé cuenta de los límites y los alcances de un vínculo
potencial y aún pendiente.

La Universidad: interpelada por la historia nacional


La institución universitaria, concebida como vértice de los Sistemas
Educativos Nacionales, tiene un origen que preexiste a los propios Estados
Nacionales: el límite de los siglos XI y XII parecen ser el punto de partida
de las Universidades Modernas.
En todo caso, dichas Universidades son integradas a los sistemas edu-
cativos nacionales desde finales del siglo XIX, como parte de una política
educativa estatal, como red institucional de formación de élites intelectua-
les y cuadros de gobierno.
Sin embargo, muy pronto se vio atravesada por conflictos que la interpe-
laban por el sentido que se le daba a la institución. La rebelión estudiantil
en la Córdoba de 1918 constituyó un innegable punto de referencia para
pensar una Universidad científica, al servicio del desarrollo social, demo-
cráticamente gobernada y con una pedagogía que promueva la autonomía
de pensamiento y la producción colectiva de conocimientos.
La marca establecida por los estudiantes del ´80 en la Universidad de
Córdoba, condicionada históricamente por un clericalismo anacrónico,
dejó una impronta muy profunda y abrió las puertas a una nueva época en
nuestro país, que se propagó rápidamente a todo el continente.
La Universidad Reformista, sin embargo, adelantó ya fuertes coinciden-
cias con las formulaciones del cooperativismo: el trabajo colectivo al servi-
cio de un conocimiento que debía ser socialmente distribuido; los mismos
valores de solidaridad y encuentro; una defensa inclaudicable del interés
público; y la firme determinación en defensa de la democratización de las
prácticas institucionales.
Caben señalar dos períodos en que esta perspectiva avanzó sustantiva-
mente en los compromisos asumidos por los reformistas originarios.
La Universidad Pública del período 1956-1966 constituyó un laborato-
rio de producción científica y colectiva al servicio de un modelo de país
igualitario, democrático, desarrollado de modo armónico y equilibrado.

82
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

De este período, emergen tres científicos que recibieron el reconocimiento


del Premio Nobel, y que expresaron un proyecto de Universidad Pública y
Democrática cuya herencia cabe recuperar.
Este proyecto fue abortado por la fuerza a partir de la dictadura oscuran-
tista de Onganía que implicó un severo golpe a los sueños de un desarro-
llo científico autónomo que apuntalara un proyecto nacional soberano, y
sustantivamente democrático. En esa oprobiosa página de nuestra historia
se registra uno de los puntos de encuentro históricos entre la Universidad
Pública y el Cooperativismo. Tanto la Universidad, como el Instituto Mo-
vilizador de Fondos Cooperativos fueron objeto de una recrudecida hosti-
lidad del gobierno de facto. La Universidad fue avasallada y reprimida por
la tropa del onganiaje, inspirada en su arcaísmo ideológico y en el mandato
de las corporaciones económicas, que pugnaron por generar una ruptura
en la Universidad que resultara funcional a la nueva fase del modelo capi-
talista que se imponía en todo el mundo a paso redoblado. Por su parte, el
movimiento cooperativo debió soportar también un durísimo ataque desde
esa política restauradora del viejo orden conservador. De las casi mil cajas
de crédito cooperativas que existían antes del golpe, apenas sobrevivieron
cuatrocientas.
El período 73-74, muy breve y aunque por cuestiones ideológicas dife-
rentes a la tradición reformista, mostró una Universidad comprometida con
los intereses populares. La interminable lista de víctimas de la Triple A y la
posterior represión genocida de la Dictadura a los claustros, dan cuenta de
la determinación del poder real, económico y cultural, por frenar abrup-
tamente el proceso en ciernes, para remodelarlo y hacerlo funcional a la
necesidad del modelo neoliberal.
Sin embargo, esas experiencias históricas de Universidad Pública, Demo-
crática y Popular deben ser capitalizadas en la búsqueda de nuevos puntos
de partida de cara al futuro.

El interregno neoliberal
A partir de la liquidación física de profesores y estudiantes, la dictadura
genocida -con el imprescindible antecedente de Ivanisevich, Otalagano y
la falange ultramontana de las vertientes fascistas- pretendió erradicar todo
vestigio de Universidad científica y popular, y su proceso de imbricación
con un proyecto transformador político.
La misma ofensiva se perpetró sobre el conjunto de organizaciones po-
pulares –el movimiento cooperativo de crédito no fue ajeno a este proceso-
y la destrucción del tejido social mayoritario de nuestro pueblo, la deses-
tructuración del modelo productivo preexistente fueron causas operantes
en la reconfiguración del orden social.

83
Economía Social

En el contexto de las políticas neoliberales –inauguradas por el gobierno


de Isabel Perón a través de su ministro Celestino Rodrigo, profundizadas
por la dictadura, continuadas tímidamente por el gobierno constitucional
de Alfonsín y desplegadas con gran determinación por el menemismo–, las
Universidades también fueron objeto de intervención estatal desde un Esta-
do conceptualmente neoliberal.
Se intentaron profundos procesos de mercantilización en varios sentidos.
En primer lugar, convirtiendo al propio sistema universitario en un mercado
en el que compiten en su seno instituciones en función de captar la matrí-
cula.
En segundo lugar, convirtiendo al propio conocimiento en una mercan-
cía: subordinando la formación de profesionales o la producción de co-
nocimiento – investigación, o las propuestas de “extensión” universitarias
en insumos funcionales a la dinamización del orden capitalista de época,
separándolo deliberadamente de las necesidades de la sociedad.
En tercer lugar, convirtiendo a la Universidad en una institución gober-
nada con los cánones jerárquicos (y antidemocráticos) de una empresa
capitalista.
Si bien las grandes reservas democráticas de los claustros limitaron
mucho que se avance en ese sentido, es preciso resaltar el daño que las
políticas educativas neoliberales generaron a la Universidad Pública, ins-
trumentando procesos de privatización y de destrucción de un modelo
gubernamental colectivo y democrático que represente a todas las partes
involucradas.

Crisis y Oportunidad
El 19 y 20 de diciembre se cerró un ciclo y se abrió una nueva etapa para
el país y para nuestro pueblo.
El cambio de siglo, por su parte, fue prolífico en medidas políticas para
América Latina. La Universidad sustentada en la mentalidad de los noven-
ta ya no cuenta con el consenso social que supo conseguir por entonces.
Sin embargo, la crisis de sentido –que expresa múltiples crisis simultáneas-
la pone en el arduo desafío de repensarse a sí misma, tras la experiencia
dura del neoliberalismo argentino.
¿Cuáles serían los caminos posibles de articulación entre Universidad
y Cooperativismo? Entendemos que ambas partes tenemos para ofrecer
aprendizajes de prácticas, procesos y producciones así como asociarnos
en iniciativas que tengan impacto social, particularmente en relación a los
sectores populares que dan sentido a nuestra existencia.
La Universidad puede apropiarse de nuestra experiencia de gestión de-

84
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

mocrática, aunque tiene un propio acervo en materia de democracia en el


gobierno heredado de los postulados de la Reforma.
A su vez, resultaría enriquecedor con vistas al futuro, promover en la
formación profesional el enfoque filosófico, político y gubernamental del
cooperativismo.
En materia de investigación, también es importante que la producción
del conocimiento fomente la respuesta a preguntas que respondan a nece-
sidades de nuestras mayorías sociales, y se comprometa especialmente con
la labor de las cooperativas.
Finalmente, en la extensión universitaria se pueden encontrar otros
cauces de trabajos conjuntos que nos enriquezcan mutuamente y que fa-
vorezcan la vinculación entre actores colectivos que defiendan el interés
mayoritario de nuestro pueblo.
En síntesis, estamos ante un escenario nuevo y desafiante, con distintas
complejidades y contradicciones, y con un sector de privilegio activo y
decidido a rearticularse en términos políticos. Sin embargo, son inéditas
posibilidades de revisar nuestras prácticas y avanzar en la transformación
de una realidad que aún tiene tantas asignaturas pendientes para asegurar
la dignidad y la autonomía a quienes, con su trabajo, crean cada día las
riquezas y hacen andar las ruedas de la Historia.
Una vez más, el camino se presenta incierto y con grandes obstáculos,
pero nuevamente será apasionante. De eso se trata siempre.

85
La Economía Social como un marco
de sentido para las relaciones entre la
Universidad y las Comunidades

José Luis Coraggio*

* Investigador-Docente Titular y Director Académico de la Maestría en Economía Social


del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Ex - Rec-
tor de la misma universidad.
jlcoraggio@yahoo.com.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

¿Qué economía tenemos?

L
a denominación que se utiliza para dar nombre a este volumen pue-
de parecer redundante. ¿Puede acaso haber una economía que no
sea social? Creemos que no. Sin embargo, existe una corriente de la
teoría económica, con pretensión de constituirse como pensamiento único,
que viene afirmando, más o menos explícitamente, que la economía es una
segunda naturaleza, que se rige por leyes objetivas que sólo pueden ser in-
vestigadas y explicadas como indicaba el positivismo que se debe investigar
el sistema planetario o las microestructuras de la materia, que están exentas
de valores y que deben ser respetadas so pena de provocar un caos social.
Ese discurso no es sólo académico, lo palpamos en los medios de comu-
nicación, en la información sobre “la economía” que se da cada día. Nos in-
vitan a creer que unos indicadores cuantitativos, cuyo significado profundo
es ajeno a la comprensión de la mayoría de la sociedad, nos informan sobre
el estado de salud y hasta el humor de “los mercados”, principalmente los
financieros, el núcleo duro de “la economía”. Y si el experto comentarista
dice que todo anda bien, mejor prevenirse, sobre todo cuando hemos visto
que las bolsas suben cuando aumenta el desempleo, o cuando bajan los
salarios, o que pueden bajar cuando aumenta el gasto público en educa-
ción… En otro lado, generalmente vinculado o cercano a las páginas rojas
de la prensa, tenemos noticias sobre otra esfera del mundo: sobre “lo so-
cial”, sobre otros indicadores construidos a imagen y semejanza de los “eco-
nómicos”, que ni siquiera se refieren a toda la sociedad sino a los pobres, a
los indigentes, a los excluidos, a los más vulnerables. Mientras el mundo de
“lo económico” aparece como legal y formal, el de “lo social” se nos presenta
como informal, subterráneo, oscuro. Para uno tenemos tasas de crecimien-
to, para el otro tasas de carencias y miserias humanas múltiples. Sería de
buen sentido preguntarse: ¿cómo es que las carencias y sus formas opuestas
(la opulencia, el consumo suntuario) no son parte de lo económico, cómo
es que la economía se analiza por separado de la sociedad?
Esta dicotomía se manifiesta incluso en la organización del Estado: por
un lado, están los ministerios de “la” economía, “las” finanzas, “la” produc-
ción, “la” infraestructura y, por otro, los ministerios o secretarías del “frente
social”: desarrollo social, salud, educación, vivienda… Incluso ministerios
como el de trabajo se ubican en el primer bloque, más ligados a los conflic-
tos entre empleadores y empleados o al empleo formal que a las múltiples
formas de trabajo que realmente existen en la sociedad o al sistema de
garantías del derecho al trabajo que establece nuestro sistema legal.

89
Economía Social

Dicho lo cual, hay que agregar que en el imaginario social también se


reflejan esas categorías. Las investigaciones muestran que muchos benefi-
ciarios de planes y programas de “promoción del empleo”, pensados para
activar laboralmente a los ciudadanos desocupados a partir de emprender
por su cuenta actividades mercantiles o comunitarias, siguen consideran-
do como un “verdadero” trabajo, o un trabajo digno, a aquel empleo asa-
lariado con patrón, en condiciones cada vez más marcadas de precariedad
y al que, si accede, lo hace compitiendo en el “mercado” de trabajo con
otros trabajadores. Y de esa forma no llega a reconocer que tanto ese em-
pleo precario, en negro, sin derechos, compitiendo con otros en su misma
condición, como aquel trabajo asociativo en el emprendimiento mercantil
o comunitario que encaran, padecen de las mismas condiciones de des-
protección pública al trabajo que necesita “la” economía para acumular,
invertir y lograr sus tasas de crecimiento.
Se puede armar un piquete para reclamar bolsas de alimentos como para
reclamar “planes”, indicando que ambos son percibidos como formas de
asistencia. Y muchos entrevistados atribuyen su desempleo a su propia res-
ponsabilidad, no a un sistema construido para excluir a mayorías para que
pocos acumulen sin límite, aquí y en la economía global. De hecho, esas
ideas de qué es “el” trabajo, de qué es “lo” digno, de quién es responsable
de la pobreza o la indigencia, son dominantes porque se han convertido en
sentido común a través de la convergencia de muchos factores: las historias
de trabajo y conquista de derechos sociales que tanto cientos de miles de
jóvenes pueden oír de sus padres y abuelos sin haber podido experimentar
algo similar, los duros golpes que nuestro pueblo ha sufrido por la dictadura
militar, por la hiperinflación, por el desarme de la seguridad social, por el
desarraigo de la migración sin esperanzas, por el desempleo sin retorno y por
el hambre, todo ello empaquetado como “llegó la hora de la verdad” por la
producción sistemática de significados de ideología conservadora que hacen
los medios masivos de comunicación. Con ello, se ha erosionado la cultura
de derechos sociales que había llevado décadas construir. En una sociedad
desprotegida, más que un derecho de realización de las propias capacidades,
el trabajo se ha convertido en un medio (escaso) para sobrevivir.
Desde las ciencias de la economía y desde la política, la hegemonía del
pensamiento neoliberal lleva a un realismo construido (como la realidad
social misma) que indica que si respetamos la lógica de la economía de
mercado todo irá bien y una vez que salgamos de la emergencia necesita-
remos poca política social, por lo que la que tengamos ahora no debe es-
tructurarse como una política duradera, de transformación social, ni como
derechos establecidos sino como decisiones contingentes, ni es necesario

90
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

definir una estrategia de largo plazo. Increíblemente puede seguir pensán-


dose así aunque haya que asistir a millones para asegurar gobernabilidad o
para cumplir con mínimos estándares morales de equidad social.
De hecho, con o sin estrategia, ante el empobrecimiento masivo, los
recursos de las políticas sociales han venido incidiendo en la economía
cotidiana de millones de personas, sus hogares, sus comunidades. Como
bien planteara Polanyi, la historia muestra que la economía, lejos de ser
siempre la misma y universal, se construye y puede institucionalizarse no
sólo a través del principio de mercado –que librado a sus propias leyes
puede tender a desencajarse de la sociedad y de la voluntad social- sino
también a través de los principios de redistribución, de reciprocidad y de
autarquía doméstica1. De todas maneras, también para que el mecanismo
de mercado opere hace falta construcción social y decisión política, como
por ejemplo estatuir un sistema jurídico de contratos y reglas de la propie-
dad privada y pública con garantía del Estado. En los últimos treinta años,
hemos visto como se deconstruía una economía de mercado regulado y se
construía otra, de mercado más y más liberado a las iniciativas de actores
tremendamente desiguales hasta que, ante la crisis económica, social y
política inevitable, nuevamente el Estado comenzó a limitar la capacidad
destructiva del mercado global. Recién en el 2008, volvemos a ver resurgir
un discurso con una base social preocupante que propugna menos Estado
y más mercado, como si nada hubiéramos aprendido.
Otra cosa es demandar mejor Estado de modo que, por ejemplo, aplique
cabalmente y de manera suficiente ese principio que, afirma Polanyi, opera
en muchas sociedades como condición de su reproducción como comuni-
dad integrada: el principio de redistribución. Este principio se puede apli-
car a la institucionalización de la economía mediante sistemas de límites a
la acumulación privada, la recaudación impositiva sobre ganancias, rentas
e ingresos altos o sobre los consumos suntuarios, todo ello para financiar
una distribución secundaria compensadora que el mercado no produciría:
el derecho a ingresos monetarios no vinculados al trabajo asalariado (como
en parte hace el plan Jefas y Jefes de Hogar desocupados), la cobertura de
pensiones y jubilaciones como derecho adquirido por una vida de trabajo y
de aporte y no como mero reparto de una caja exhausta por la misma pre-
cariedad del trabajo asalariado, el acceso a créditos (como el Programa de
Bancos Populares de la Buena Fe), a recursos materiales (suelo urbanizado o


1
Ver: Polanyi, Karl, “La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de
nuestro tiempo”, Fondo de Cultura Económica, México, 2003; “The economy as an
instituted process”, en Trade and Market in the Early Empires. “Economies in History
Theory”, New York, 1957; “El sustento del Hombre”, Barcelona, 1994.

91
Economía Social

materiales para la construcción de la propia vivienda), a educación y capa-


citación, a servicios médicos y medicamentos, a alimentos como insumos o
como comidas, a semillas y técnicas para sembrar, consumir e intercambiar
(como el programa Pro-Huerta o los programas para la pequeña agricultura
familiar), etc. Este criterio puede extenderse a los servicios públicos subsi-
diados (agua, energía, transporte, comunicación, etc.), y hasta a los servicios
de seguridad personal (si están dirigidos a proteger a las personas y sus
propiedades y crear un ambiente de convivencia). Pero todas esas políticas
pueden implantarse como parte de una economía que sigue dominada por
el principio de mercado cuyos efectos sociales -deseados o no deseados- son
compensados marginalmente y calculando los límites de lo soportable2. Más
abajo planteamos la diferencia que hacen las prácticas de construcción de eco-
nomía social.
El economicismo, que tan hondo ha calado en el sentido común y en el
pensamiento de muchos científicos, se basa en un postulado que -para quien
no quiere ver la verdadera historia- parece autoevidente: a nuestra sociedad
le sobra naturaleza y trabajo, mientas le falta capital, el sector privado usa
los recursos mejor que el Estado, por lo que conviene privatizar todo lo que
pueda ser negocio y cobrar menos impuestos a los que pueden acumular e
invertir. Como consecuencia, los recursos públicos deben ser escasos ante
tantas necesidades aún sin satisfacer por el mercado, y por lo tanto hay que
usarlos con mesura y focalizarlos en las situaciones más preocupantes evi-
tando que esto afecte la “cultura del trabajo” y alivie la presión para buscar
trabajo asalariado3.
El proyecto conservador economicista ha dado lugar -comenzando bien
antes de los 90, pero claramente en esa década bajo el consejo de organis-
mos internacionales que comenzaron a financiar con prioridad ya no obras
para el desarrollo económico sino programas sociales y de reforma de las
prácticas del Estado en materia de política social-, a una combinación de
políticas de ajuste estructural -que redujeron efectivamente la capacidad
del Estado para redistribuir recursos- con criterios de asistencia focalizada


2
Ver: Franz J. Hinkelammert, “El sujeto y la ley”, EUNA, Heredia, 2005.
3
Es más, en el extremo, se postula que si se pudiera reemplazar un sistema complejo
de intervenciones sectoriales (salud, educación, alimentación, vivienda, subsidios al
transporte, la energía, el agua, etc.) por un pago en dinero (tanto mejor si es con tarjeta de
débito) para que cada beneficiario ejerza su libertad de consumidor en el mercado, tanto
más nos ahorraríamos de gasto público y tanto más crecería la economía. Claro que, en
una economía de mercado, tal pago apenas cubriría la canasta considerada suficiente para
superar la indigencia pues en caso contrario afectaría el piso de la negociación salarial y
por tanto las posibilidades de crecimiento por la inversión de capital. Y la misma economía
de mercado hará que buena parte de esa transferencia de ingresos realimente la misma
economía monopólica (como los supermercados) que excluyó a sus “beneficiarios”.

92
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

para mejorar las probabilidades de subsistencia de los más pobres de entre


los pobres, al punto que, como un funcionario de UNICEF afirmara hace
ya mucho tiempo, en la Argentina, cada vez más, la política social se redu-
cía a repartir comida.
Eso implicó pasar de un modelo de política social que estaba orientado
por una cultura de derechos universales, particularmente centrada alre-
dedor de los derechos del trabajador, a una de asistencia a beneficiarios-
clientes en condiciones de emergencia, atendidos por una multiciplicidad
de programas gestionados por el Estado o por la miríada de ONGs que se
desarrollaron a tal fin. Un problema de este enfoque fue que la “emergen-
cia” demostró ser una situación estructural, y organismos como el Banco
Mundial comenzaron a reconocer que estábamos ante un cambio de época
productiva, por el cual el crecimiento del PIB podría ahora darse sin creci-
miento del empleo. A eso, organismos como la OIT agregaron que podría
haber aumento del empleo, pero que ya no era suficiente con los viejos
indicadores, sino que había que analizar la calidad del empleo. Y así, los
indicadores comenzaron a mostrar que se podía ser empleado y pobre al
mismo tiempo y que la precariedad se extendía a los empleados a todos
los niveles4.

¿Qué es la economía social?


Es difícil, salvo que nos ciegue el teoricismo, admitir que la economía
puede tomar un rumbo natural que acaba con la vida en sociedad. No hay
esferas naturalmente separadas: la económica, la social, la política, sino
que la sociedad como un todo institucionaliza de determinada manera su
economía, y en esto juega un papel importante la política. Así como se de-
cidió construir una economía de mercado libre, abierto al juego de fuerzas
globales, ahora, con la mediación del Estado o directamente, sectores des-
protegidos de la sociedad comienzan a advertir que es necesario desarro-
llar estrategias de producción autónoma, construir redes de ayuda mutua
y autoprotección en base a los principios de autarquía y de reciprocidad,
y participar en la gestión del principio de redistribución reclamando can-
tidad y calidad de bienes públicos, entre los cuales entra la regulación
progresiva de los mercados por el Estado.
La economía social no es la economía popular, menos aún es la eco-
nomía de los pobres. Una economía social comienza a surgir cuando las
personas y familias, con el reconocimiento y apoyo de los actores públicos,


4
Ver: Coraggio, José L. “De la emergencia a la estrategia. Más allá del ‘alivio a la pobreza’”,
Espacio Editorial, Buenos Aires, 2004.

93
Economía Social

cooperan en comunidades, asociaciones y redes, porque advierten que son


artífices de una parte al menos de sus condiciones de vida y que la solida-
ridad es no sólo un valor sino una necesidad para sobrevivir o para vivir
mejor. Para producir, compartir y disfrutar juntos es preciso una trama de
relaciones sociales, intersubjetivas, de confianza, de identidad compartida,
de necesidad mutua ante un mundo que excluye brutalmente. Ayuda mu-
cho tener confianza en lo público, estatal o no, y para ello ser partícipe de
las decisiones públicas, como en tantas comunidades del mundo andino
ocurre con los gobiernos locales y sus comunidades.
Si la economía es una construcción social en el seno de procesos so-
cioeconómicos y políticoculturales, y no una catástrofe cuasinatural inde-
pendiente de la acción humana, o que depende de actores que escapan a
nuestro control, cabe plantear la posibilidad de reabsorberla en la socie-
dad, de ganar autonomía y hasta soberanía, como ya plantean los movi-
mientos por la soberanía alimentaria, los movimientos por la defensa de
los territorios de los pueblos originarios, los movimientos medioambienta-
listas, los movimientos de resistencia a las megainversiones (desde la gran
minería hasta los grandes edificios urbanos) que no sólo producen riqueza
sino que destruyen hábitats y la vida misma con sus efectos indirectos no
contabilizados como resultado económico, o los movimientos de promo-
ción de economía solidaria, que organizan la producción en redes, en coo-
perativas, que comercializan juntos, que arman redes mutuales de ahorro
y crédito, que avanzan con propuestas de institucionalizar la participación
de los ciudadanos sobre los criterios de uso de los recursos públicos (pre-
supuesto participativo, gestión asociada, etc.) aunque en las construccio-
nes de sentido mediáticas aparezcan como manifestaciones “sociales”.
En resumen, la economía que tenemos es, en su núcleo dominante,
una construcción que se encierra autistamente en la mutua relación entre
variables económicas y que no tiene más sentido que la maximización
del crecimiento de la riqueza definida como la masa de valor de mercado
generado y/o apropiado por los individuos y personas jurídicas de una
sociedad. Lo que le pasa a la sociedad es visto como un efecto no deseado
por nadie, sea bueno o sea malo para la gente. Pero la economía real como
un todo, la empírica es una economía plural, que contiene otras formas de
organización de los recursos y de resolución de las necesidades que -algu-
na vez en los intersticios y temporalmente, pero cada vez más de manera
duradera- vienen supliendo y con magnitudes significativas lo que ya no
puede llamarse “fallas del mercado” porque son constitutivas de un mer-
cado liberado de límites sociales y políticos. Por eso, es preciso diferenciar
a la economía social como la que, dentro de esta misma sociedad, se cons-

94
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

truye cotidianamente, en parte por la acción defensiva solidaria aunque


fragmentada de los sectores populares ante la exclusión, en parte por la
acción concertada concientemente orientada por valores que apuntan a
sustentar una buena sociedad, una sociedad más igualitaria, incluyente,
democrática.
Para orientar nuestras acciones voluntarias desde la Universidad, es en-
tonces fundamental tener claro que una economía social existe como tal
no porque sea la economía popular, la de los sectores populares -aquellos
que son “informales” y luchan por sobrevivir y que la construcción de
sentido hegemónica ubica como protagonistas de “lo social”- sino cuando
está orientada por la racionalidad reproductiva de la vida de todos y no
por la sobrevivencia o la maximización del resultado para los miembros
de un grupo dado u organización. Es economía social cuando sus actores
reflexionan, por ejemplo, sobre la justicia de los intercambios que realizan5
o sobre la irracionalidad del consumo que agota las bases naturales de
la vida o amontona irracionalmente desperdicios irrecuperables. Es una
economía que supera las estrategias microsociales y se hace cargo de los
problemas de su entorno, que es parte de las condiciones colectivas de re-
producción de la gente que allí habita. Así, antes de pedir la multiplicación
de las rutas para el transporte automotor reflexiona sobre la necesidad de
transporte personal y de cargas y considera los diversos modos de definirla
y encararla, valorando las ventajas de un buen sistema de transporte co-
lectivo. Así también, evalúa desde una región la vulnerabilidad social que
genera y los costos y desbalances energéticos asociados a la especialización
en una producción “competitiva” y el consecuente desplazamiento interre-
gional y mundial de alimentos. Una sociedad local contribuye a construir
una economía social a medida que puede superar el inmediatismo (esto re-
quiere tener asegurada la subsistencia) y va institucionalizando su economía
agregando un quinto principio a los cuatro de Polanyi: el principio del plan
de lo complejo, de anticipación de los efectos no deseados de las acciones
fragmentarias de una economía de mercado, a tener en cuenta lo del “pan
para hoy, hambre para mañana”.
Lo público -estatal, paraestatal y no estatal- juega un papel fundamental
en esta construcción, y la producción de bienes públicos es una condición
crítica para la construcción de una economía social. Como ha dicho no hace
mucho uno de los más destacados economistas argentinos, el Dr. Julio G.
H. Olivera:


5
Sobre las complejidades del concepto de precio justo, ver Luis Razeto, “Aporte a la reflexión
sobre ‘precio justo’”, en Otra Economía. Revista Latinoamericana de Economía Social y
Solidaria, Volumen I - Nº 1 - 2º semestre, 2007 http://www.riless.org/otraeconomia

95
Economía Social

“...el desequilibrio primario es el concerniente a la producción y la ocupa-


ción. Este desequilibrio nace directa o indirectamente de la insuficiencia en
la provisión de bienes públicos, desde la seguridad jurídica hasta la salud,
la educación y la paz social. El deterioro así ocasionado en el proceso de
producción, afecta negativamente los ingresos públicos. El déficit fiscal re-
sultante se traduce a su turno por el saldo adverso de las cuentas con el
exterior”.
“Los bienes públicos no son sustitutos sino complementos insustituibles de
los bienes privados: esta es la idea directriz que se refleja en el Plan Fénix.
Por lo tanto, la actual recesión [escribe en 2001] no es (...) una altera-
ción transitoria del equilibrio sino una deficiencia crónica, una debilidad
estructural, destinada a persistir mientras no alcance la oferta de bienes
públicos el nivel indispensable para la plena utilización de los recursos pro-
ductivos. (...) lo que está en debate no es una postura ideológica –estatismo
contra liberalismo, planificación central versus economía de mercado- sino
una cuestión científica susceptible de ser tratada objetivamente”6.

El papel de la Universidad en relación a la economía social


Como anticipaba Polanyi y confirmaba Bourdieu7, a raíz del proyecto
conservador de liberación de las fuerzas de mercado de las trabas del Es-
tado y de los sindicatos, se ha ido construyendo la posibilidad de que la
economía se convierta en un autómata que existe como una esfera rela-
tivamente autonomizada de la sociedad y de la política. Pero esto no ha
sido sin intentar reestructurar desde esa lógica economicista instituciones
culturales tan significativas como la educación, la comunicación social o
la ciencia y la tecnología. Como indica el profesor Olivera, nos referimos a
bienes públicos que han sido sometidos a la presión privatizadora y mer-
cantilista. Y esto no ha ocurrido sin que el economicismo penetre en las
instituciones y prácticas de la cultura misma.
Si alguna vez se elegían las carreras por la vocación, ahora predomina
el cálculo sobre los ingresos que podrán obtenerse si es que no de la pro-
babilidad de obtener algún trabajo, algún ingreso. Si la búsqueda de la
verdad era un interés capaz de frenar el interés por el dinero, los sistemas


6
“El Plan Fénix”, Discurso del Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas,
Dr. Julio H. G. Olivera, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos
Aires, el 6 de septiembre de 2001. Ver: “Hacia el Plan Fénix, Diagnóstico y Propuestas”, en
Enoikos, Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Año IX, no 19, p. 16 y 17, UBA,
Buenos Aires.

7
Bourdieu, Pierre. “Las estructuras sociales de la economía, Manantial”, Buenos Aires; “Le
champ economique”, Actes de la recherche en Sciences sociales. Economie et economists,
septembre, 1997.

96
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

de incentivos monetarios en base a indicadores cuantitativos de trabajos


científicos publicados o la obtención de “subsidios” para poder investigar
han ido ligando la ciencia y la tecnología a ese mismo sistema productivo
que excluye y precariza socialmente. Los medios de comunicación masi-
va, centrados en el rating y en la maximización de fondos obtenidos por
la propaganda se han convertido en un mecanismo de reproducción del
deseo que dirige las mentes de niños, jóvenes y adultos al consumo de lo
que se quiere vender (sea bueno o malo para los clientes), y que produce
una concepción de la “buena vida” que condena a todos, sea cual fuere su
nivel de logro monetario, a vivir insatisfechos.
La comunidad universitaria argentina ha logrado mantener una auto-
nomía difícil de sostener en el campo de fuerzas del economismo predo-
minante. Por lo pronto, y fundamentalmente, ha logrado mantener una
franja valiosa de acceso amplio a la educación superior gratuita. Con ello,
está produciendo uno de esos bienes públicos esenciales sin los cuales una
buena economía no podría ser siquiera pensada por varias décadas. Al
dar acceso al ciudadano -aún desigual pero mucho más amplio que el que
daría el mercado educativo al consumidor- al conocimiento científico, al
pensamiento humanista crítico, a las artes, la Universidad está sosteniendo
la posibilidad de desarrollo de capacidades humanas fundamentales para
participar en la construcción cotidiana de una mejor economía y una me-
jor sociedad.
En la Universidad hay importantes grupos de investigación que orientan
sus trabajos evadiendo el oportunismo, pensando en objetivos que tras-
cienden su propia reproducción como elite, que trabajan por identificar y
corregir los efectos “no deseados” de una economía que destruye posibi-
lidades de vida tanto como produce y reconcentra riqueza privada a nivel
global. Existen también grupos con autonomía de pensamiento como para
participar en el desarrollo, cada vez más visible, de una teoría crítica de
esta economía, desde los más diversos campos disciplinarios que, todavía,
tienen que aprender a trabajar solidariamente sobre ese objeto complejo
que son “las economías” que se dan en una sociedad8.
A esto se agregan acciones expresamente dirigidas a la construcción de
una economía social desde ámbitos locales, o al menos al fortalecimiento
de la economía popular que radica en el ámbito territorial de cada estable-
cimiento universitario. A esto apuntan miles de activistas voluntarios que
sobrepasan el protocolo de la institución universitaria academicista, de la


8
Sobre esto, puede verse: Coraggio, José Luis, “Desafíos en la formación profesional. El
rol de la universidad”, en Coraggio, J. L., “Economía social, acción pública y política”,
Ediciones CICCUS, Buenos Aires, 2007.

97
Economía Social

universidad “enseñadero”, y usan los grados de libertad que la institución


permite o encarnan las políticas expresas que definen sus autoridades para
ocuparse de la economía real de la gente. Una parte de esas valiosas expe-
riencias son recogidas en esta obra y ofrecidas como un bien público, que
nos sirve para aprender de la sistematización y problematización crítica
que debe caracterizar estas acciones.

¿Cuál es el sentido del trabajo voluntario que hacemos?


¿Qué desafíos enfrentamos?
La investigación objetivante produce un conocimiento valioso. La Inves-
tigación participativa o la participante, y a la vez, aseguran también que el
conocimiento no quede encapsulado en los ámbitos académicos sino que
sea compartido y coproducido con la sociedad. La formación científica o
humanista de alto nivel de abstracción es necesaria, pero también lo es la
formación práctica cercana a la empiria de actores directamente involucra-
dos en la construcción de una economía mejor.
En todo eso, cada Universidad es una concreción de la institución UNI-
VERSIDAD, que convive con la economía popular y la economía social en
proceso en las localidades y zonas rurales de sus ámbitos de referencia,
con sus actores efectivos y no con los modelos que los retratan como roles
puros en una estructura. Siendo grande la responsabilidad de actuar para
transformar la realidad social, es útil tener una noción de qué es aquello
en que vamos a participar, tendiendo puentes virtuosos, pero además efi-
caces entre nuestro lugar como universitarios –investigadores, docentes,
estudiantes, “no docentes”- y las prácticas que las mayorías vienen desa-
rrollando en la lucha ya no sólo por la sobrevivencia sino por una vida
mejor para todos.
Estamos participando, sepámoslo o no, en la construcción de una eco-
nomía en transición, plural, multiactoral, desigual, inorgánica, sometida a
las fuerzas del mercado y del poder institucionalizado, pero que comien-
za a generar actores ejemplares, a decantar experiencias que se difunden
sin vivirse como modelos a replicar mecánicamente, generando redes de
aprendizaje donde los universitarios también aprendemos y mucho, y
donde podemos comprender y actuar más racionalmente en la realidad si
nos involucramos y no nos vemos como “agentes externos”. Y ese proceso
es local pero también global9. La construcción de una economía social está


9
Particularmente nos diferenciamos del enfoque de desarrollo local, entendido como cre-
cimiento económico en un ámbito local que opera como enclave a partir de la identi-
ficación y producción de bienes o servicios transables en base a su competitividad con
regiones más amplias o internacionalmente. El supuesto de que el crecimiento de la

98
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

ocurriendo no sólo en toda Latinoamérica sino en regiones como Canadá


y Europa. Ocupa universidades, sindicatos, ONGs, iglesias, movimientos
sociales identitarios, ecologistas, feministas, y genera políticas públicas,
programas de posgrado, equipos de investigación y acción10.
Esta economía en transición es sumamente heterogénea, pero debemos
evitar que sea homogenizada nuevamente por el criterio monetario. La cali-
dad no se puede reducir a cantidad, y homogeneizar, modelizar, buscar “la”
forma a replicar, es contribuir a la entropía que pretenden quienes reducen
este mundo al mundo de la pobreza. Incluye muchos actores, algunos en
gestación, sin duda con contradicciones y conflictos, como todo proceso
social complejo. Incluye, por supuesto, a las formas más tradicionales de
la economía social: las mutuales y cooperativas, grandes, medianas y pe-
queñas, esperemos que con su ideario de solidaridad rejuvenecido a partir
del debate pendiente sobre su rol histórico como proyecto de resistencia y
de construcción de autonomía de los trabajadores. Pero en la experiencia
actual no sólo de la Argentina sino de América Latina es, sobre todo, una
economía ampliamente abarcadora de muchas viejas y nuevas formas no
categorizadas como “económicas” para el sentido común legitimador de
esta sociedad (y para el cooperativismo formalizado). Incluye así las uni-
dades domésticas con su economía de producción/reproducción (el oikos)
y sus extensiones, que siguen la misma lógica de la reproducción de sus
miembros que tiene la unidad doméstica, como son los emprendimientos
familiares o asociativos, o los colectivos de diverso tipo que se forman para
redefinir y resolver necesidades compartidas, como el caso del MTD So-

producción de riqueza conlleva el desarrollo, ha sido sistemáticamente cuestionado por


la realidad en muchos más casos de los que ha sido confirmado. Preferimos pensar en
“otro desarrollo”, con obvias condiciones económicas pero no economicista, ni menos
aún mercantilista, que más bien continúa o se pone en marcha como una contribución
desde lo local al desarrollo humano sustentable de la sociedad como un todo. Algunas
versiones del llamado “desarrollo endógeno” enfatizan las condiciones sociales, de cali-
dad institucional, políticas, culturales (frecuentemente denominado el “territorio”), pero
finalmente apuntan a que son necesarias para lograr la inserción en el mercado global. La
conclusión de que la calidad de la vida humana, de su sociedad, de sus instituciones es
condición para el desarrollo es una tautología que sólo el economicismo predominante
puede explicar. En todo caso, el trabajo voluntario suele centrarse en grupos, microrre-
des, prestando poca atención al contexto de conjunto (la sociedad local) o a los procesos
más amplios de reproducción en que se insertan las intervenciones localizadas. Una
cabal comprensión de estas conexiones entre lo global y lo local es fundamental para la
eficacia de las acciones emprendidas. Sobre esto puede verse José L. Coraggio, “La gente
o el Capital”, Espacio Editorial, Buenos Aires, 2004.
10
Ver: Laville, Jean Louis (Comp), “Economía Social y Solidaria”. Una visión europea,
Ungs/Altamira/Osde, Buenos Aires, 2004. Consultar el sitio de la Red de Investigadores
Latinoamericanos de Economía Social y Solidaria: www.riless.org

99
Economía Social

lano en Buenos Aires o el más antiguo de Ciudad Mosconi; incluye las re-
des de ayuda mutua, de compra o venta conjunta, las multifacéticas ferias
periódicas (eventos mercantiles, culturales, de formación, como las Ferias
de Misiones), las comunidades étnicas o territoriales autoorganizadas para
coordinar las actividades productivas y acciones colectivas de sus miem-
bros (como puede ser la Red PUNA en el Norte o el Mercado de la Estepa
en el Sur), los comedores colectivos autogestionados articulados con las
huertas comunitarias, las asociaciones barriales y las mutuales y coopera-
tivas de producción conjunta del hábitat y la infraestructura urbana, las
empresas recuperadas y sus organizaciones de apoyo, los sindicatos que
aún luchan por los derechos de todos los trabajadores, asociados a ellos o
no, las formas de banca solidaria en pugna con el mero microcrédito como
negocio, las instancias democratizadas de gestión gubernamental (como
el presupuesto participativo iniciado ya en Rosario y varios otros puntos
del país, o la experiencia de la gestión asociada del Parque Avellaneda en
Buenos Aires), los sistemas alimentarios autogestionados a diversas esca-
las territoriales como las comunidades étnicas mapuches, o como quienes
viven con el (y no del) bosque chaqueño, con otra concepción de la vida
y de la naturaleza, los mercados solidarios con moneda social propia, que
sobreviven en varios puntos del país a ese laboratorio mundial del trueque
que fuimos durante la segunda mitad de los ´90, la participación de pro-
gramadores argentinos en la red global de producción del software libre
que abarca a 30.000 programadores de todo el globo y compite con el
gran monopolio de Microsoft, o la participación de nuestros productores
comunitarios en redes internacionales de comercio justo, y muchas otras
formas de organización de la acción conjunta que surgen en la lucha por la
sobrevivencia y por un mundo mejor.
Para que todo esto -que ya existe y llega a atravesar cada tanto la resis-
tencia de los medios de comunicación (que se ocupan de resignificarlas
como exóticos “rebusques” y no como apuestas permanentes a otra socia-
bilidad)- sea ECONOMÍA EN TRANSICIÓN falta agregar una voluntad
política, un sentido fundamental: que sus actores se articulen y propendan
por los más diversos medios –de lo micro local a lo meso (las redes, las
cadenas de intercambio multirecíproco, los sistemas locales de producción
y reproducción) y hasta lo global- a lograr la reproducción ampliada de la
vida de todos, donde la vida de cada uno está vinculada estrechamente con
la posibilidad de vida digna de los otros que conforman la trama de comu-
nidades o la sociedad. Esa ampliación de la dimensión de la solidaridad y
la justicia social más allá del grupo particular, constituye un núcleo crítico
de la lucha contra el sentido común legitimador, individualista y particu-

100
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

larista que todavía predomina, y es la verdadera base de la sostenibilidad


de las experiencias de economía social.
Como universitarios, como intelectuales que incursionan en la acción
instrumental para cambiar el mundo o como técnicos que no quieren re-
nunciar a ser intelectuales, tenemos que admitir una mirada autocrítica
sobre nuestro hacer y nuestro pensar. En el sentido más rico de la palabra
Política, esto implica no tener proyectos de poder corporativos y reconocer
respetuosamente al otro en su rica diversidad, tejer alianzas, contribuir a
recuperar e hibridar recursos públicos, sociales y privados, superar la idea
de que se trata de acompañar acríticamente políticas de turno o de asistir
por propia iniciativa a los más pobres para que sobrevivan en una emergen-
cia pasajera o para que se puedan integrar a la misma economía que los ex-
cluyó; implica vernos no como incubadores de emprendimientos sino como
parte de esa otra economía en construcción, como trabajo vivo altamente
calificado capaz de generar un valor social agregado solidariamente en ese
encuentro sinérgico de saberes y energías; implica vernos no como donantes
unilaterales sino como partícipes en una red de reciprocidad a la cual apos-
tamos con nuestro trabajo voluntario11 y de la cual recibimos mucho.

El término “trabajo voluntario” envuelve prácticas y relaciones muy diversas, que debe-
11

ríamos diferenciar. Así, el trabajo voluntario puede ser gratuito, desinteresado, brindado
filantrópicamente a otros en necesidad de ese abajo o sus productos. (Evidentemente no
todo trabajo gratuito es voluntario, yendo del trabajo de reproducción familiar basado en
relaciones de reciprocidad, a los trabajos obligados por relaciones de sujeción –inclusive
el trabajo esclavo que hoy resurge en el mundo). El trabajo voluntario puede estar expli-
cado por una conducta individual guiada por valores morales, de reconocimiento de la
necesidad de otros, o por una conducta instrumental (lograr determinado cambio en el
otro, con o sin su voluntad), o puede ser resultado de una conducta instrumental cuya
comprensión requiere conocer las instituciones que lo pautan. Por ejemplo, una Univer-
sidad puede incluir en la currícula de formación pasantías o prácticas pre-profesionales,
que van dirigidas a diversos sectores u organizaciones pertinentes para esas prácticas y
que tienen como sentido originario completar el aprendizaje del estudiante, que están
pautadas por contratos más o menos formales entre la Universidad y las organizaciones
sociales, instancias del Estado o empresas. Del lado de éstas puede haber el interés de
contar con un trabajo con nulo o muy bajo costo, en aras de la ganancia, o ser visto como
un acto pautado como “responsabilidad empresarial”. El trabajo voluntario puede ser
entonces una donación desinteresada o un eslabón en una cadena de relaciones interesa-
das. En esta presentación, estamos pensando fundamentalmente en un trabajo gratuito,
dado y recibido como parte de una relación de donación (en el sentido Maussiano de
donación: dar-recibir y retribuir, como modo no mercantil de construir relaciones que
integran una sociedad). Sin embargo, la gratuidad para el que lo recibe puede ir acompa-
ñada de una prestación remunerada por terceros a quien lo presta. El abuso del trabajo
voluntario, sacándolo de la matriz del don al instrumentarlo como recurso para obtener
determinados beneficios, ha hecho que los trabajadores organizados pugnen por limitar
y reglamentar estas formas de actividad. No debemos dejar de mencionar la posibilidad
del trabajo voluntario como forma placentera de autorrealización personal, pero en el

101
Economía Social

Los ejercicios reflexivos a veces encuentran orientaciones valiosas en la


crítica del mismo lenguaje que usamos para plantear los problemas. Entre
tantas cosas, es importante que no nos invada subliminalmente el econo-
micismo con su jerga aparentemente neutral. Podemos hablar con la mejor
intención de no ser “ofertistas”, de atender a las “demandas” de la socie-
dad, que supuestamente reflejarían sus necesidades reales. Nuestros pro-
yectos no dependerían por tanto de nuestras capacidades o necesidades
de formación y práctica sino de las necesidades de la gente. Este discurso
puede ser engañoso. Porque los estudios que realizamos nos muestran que
las demandas efectivas dependen de las ofertas consideradas posibles por
los demandantes. Porque la misma realidad nos indica que también para
las experiencias de trabajo voluntario siguen haciendo falta otros recursos,
y que esos recursos suelen venir marcados con anticipaciones de cuales
deben ser esas necesidades y por tanto prefigurando la demanda. ¿Será
posible romper con ese esquema de mercado donde se encuentran oferta
y demanda y se igualan en un intercambio (aunque no haya precio por los
servicios) y pensar otro esquema, de mutuo reconocimiento, de apren-
dizaje conjunto, donde podamos, por ejemplo, definir realmente en un
encuentro entre la comunidad organizada y la Universidad qué podemos
hacer juntos? ¿Podrá ser que en ese encuentro, que no es un seminario ni
un taller sino un hacer y pensar juntos, se incluya en la agenda la cuestión
de cómo funcionan la institución universidad y la institución organización
social o municipio, y cómo nuestras relaciones mismas han sido pautadas
por una tradición de extensionismo, de relación territorial entre el gobier-
no local, el locus de la universidad y el territorio de las organizaciones
sociales? ¿Podremos confrontar la visión que ve estas acciones como el
necesario lado de “responsabilidad social” que toda Universidad debe te-
ner para legitimarse mientras sigue haciendo “lo verdaderamente serio”,
enseñar e investigar lo que la sociedad o el sistema de gestión que tiene
recursos reclama?
Cuando nos metemos con la economía enfrentamos muchos desafíos:
prácticos y políticos, de identidad, pero también teóricos, tecnológicos,
comunicacionales, y para nada se trata de hacer algo como ciudadanos

contexto de esta obra nos estamos limitando al trabajo para otros. Finalmente, el trabajo
voluntario adquiere un sentido diverso cuando es resultado de una relación contractual
(de ayuda, no en sentido mercantil) entre iguales que lo acuerdan libremente, o cuando
es sistemáticamente provisto desde quienes tienen una posición superior en un sistema
de posesiones, capacidades, o jerarquías. Esto es una tensión estructural del trabajo vo-
luntario, y ha dado lugar a prácticas claramente pautadas formal o informalmente por las
universidades, cuidando o contribuyendo a aumentar la autonomía de quienes reciben
los beneficios previstos de dicho trabajo.

102
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

los fines de semana mientras el resto de la semana “trabajamos”. Como


muchas otras formas de trabajo no reconocidas, el trabajo voluntario para
construir otra economía es un trabajo, que la economía de mercado no
valora ni valorará, pero la sociedad y la otra economía sí.

103
Oikonomias
La búsqueda de la felicidad

Estela Cammarota*

* Ingeniera Industrial - Consultora Organizacional en el ámbito privado y público.


Profesora Regular de las materias Dirección General, Planeamiento a Largo Plazo,
Seminario de Integración y Aplicación de la Licenciatura en Administración y
Seminario de Integración y Aplicación con orientación en Proyectos Sociales (Facultad
de Ciencias Económicas -UBA-Profesora de la Maestría en Magistratura de la Facultad
de Derecho (UBA) y de la Maestría en Turismo de la Universidad Nacional de San
Martín.
Investigadora UBACyT y CIC.
Coordinadora General de las Actividades de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA)
en los Centros Universitarios de las Cárceles.
ecammarota@gmail.com.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Oikonomias, la búsqueda de la Felicidad

E s muy interesante observar, a partir de las diversas fuentes disponibles,


la evolución del concepto Economía.
Cuando se la concibe y es bautizada, allá en la lejana Grecia, el nombre
que se le impone “oikonomias” contrae dos palabras: la primera es “oikos”,
que quiere decir “casa”, y “nomos”, “nemein”, “nemó”, cuyo significado
corresponde a “regla”, “norma”, “administración”. Es decir, la “Administra-
ción de la casa o familia”.
Esta casa podría ser la elemental y básica, representada por la organiza-
ción familiar, núcleo y origen de la sociedad, cuyo ADN impregna con sus
improntas las conductas sociales. Pero también, tal como era la preocupa-
ción de Aristóteles, la Gran Casa, el Planeta.
De modo que, en el punto de partida, estaba la idea de la aplicación
inteligente y cuidadosa, claramente “ajustada a la norma”, de los bienes
completamente generosos y abundantes de la Naturaleza. Aristóteles la
define como “la ciencia del abastecimiento que trata del arte de la adquisi-
ción”. Notablemente, toma en el mismo párrafo las palabras ciencia y arte,
la una con un objeto de estudio preciso, búsqueda de leyes que la explican,
metodología de análisis y verificación, y la otra con todo lo humano que
representa, como habilidad que varía de acuerdo con los individuos y sus
personales características. Y es este mismo filósofo el que pone a la Política
por encima de todas las ciencias, considerando a la Economía subordinada
a ella, en la búsqueda del objetivo humano primordial: la Felicidad.
Amartya Sen1, en su libro “Sobre Etica y Economía”2, menciona, además
del anterior origen griego más basado en valores, otro de la misma época,
de carácter más técnico: el Arthasastra (que, según él, significa en sánscrito
algo así como “instrucciones sobre la prosperidad material”) de Kautilya,
consejero y ministro del emperador de India, en el que se incluyen cuatro
campos del saber: 1) la metafísica; 2) el conocimiento de la justicia y la


1
Amartya Kumar Sen, economista bengalí, destacado por sus elaboraciones sobre el ham-
bre, la teoría del desarrollo humano, la economía del bienestar y los mecanismos subya-
centes de la pobreza. Recibió el Premio Nobel de Economía en 1998 por su trabajo en
el campo de la matemática económica y el Bharat Ratna. Demostró que el hambre no es
consecuencia de la pobreza sino de desigualdades derivadas de los mecanismos de distri-
bución de riqueza. Dentro de las discusiones de orden económico, incluyó las cuestiones
de valores, influyendo fuertemente en los planes de desarrollo y en la elaboración de
políticas de las Naciones Unidas.

2
Sen, A.K. “Sobre Ética y Economía”, Madrid, Alianza Editorial S.A, 1999.

107
Economía Social

injusticia, 3) la ciencia del gobierno y 4) la ciencia de la riqueza, contem-


plando en estos dos últimos aspectos el carácter logístico del arte de gober-
nar. Para Amartya Sen, este enfoque coincide con los de otros pensadores
que van surgiendo a lo largo del tiempo, para los que no se plantean las
reflexiones de carácter ético acerca de “cómo hay que vivir” o “fomentar lo
bueno para el hombre”, sino que su objetivo se centra en cómo encontrar
los medios adecuados para alcanzar los fines propuestos.
Con el devenir de los tiempos y la historia, y el cambio en las relaciones
y las ideologías imperantes, todos estos conceptos fueron cobrando dife-
rentes matices. Así, en 1615, Antoine de Montchrestein3, efectivamente la
califica como “Economía Política”, dado que considera a la ciencia de la
administración de la riqueza común al Estado y a la familia. Y en 1776,
Adam Smith4 escribe su renombrado tratado “Investigación sobre la Natu-
raleza y Causas de la Riqueza de las Naciones”, en el que abre las puertas
al Capitalismo al expresar que la compulsa de los empresarios en forma
libre buscando su propio interés, sin la regulación del Estado, permite or-
ganizar de modo más eficaz la Economía. Smith toma a la Economía como
una rama de la Etica.
El pensamiento de Karl Marx5 queda expresado en 1867, en “El Capital”,
que introduce el concepto de plusvalía6. Para él, la propiedad privada es,
desde el punto de vista social, completamente indeseable, así como tam-
bién injusta la existencia de personas que obtengan rentas por la simple
razón de ser propietarios.
Lionel Robbins7, por su parte, define a la Economía como “la Ciencia
que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y


3
Antoine de Montchrestein, economista francés del siglo XVII.

4
Adam Smith, (1723-1790), economista y filósofo británico, catedrático de Filosofía
Moral en la Universidad de Glasgow. Fuertemente influido por los filósofos de la época
David Hume, Voltaire confiaba en que “la mano invisible del mercado” podía
producir el bienestar para todos.

5
Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán, creador junto con Friedrich Engels del socia-
lismo científico (comunismo moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la
historia contemporánea. Considera que la historia de la sociedad es la historia de las
luchas entre los explotadores y los explotados, es decir, entre la clase social gobernante
y las clases sociales oprimidas. Partiendo de estas premisas, Marx concluyó en su Mani-
fiesto Comunista que la clase capitalista sería derrocada y suprimida por una revolución
mundial de la clase obrera que culminaría con el establecimiento de una sociedad sin
clases.

6
La plusvalía equivale al beneficio que el capitalista obtiene por la apropiación del
trabajo excedente no pagado a los asalariados. Para Marx y Engels, expresa el grado de
explotación de los trabajadores.

7
Lionel Robbins (1898-1984), economista británico. Uno de los primeros en definir la
Economía.

108
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

medios escasos que poseen unos usos alternativos entre los cuales hay que
“optar” y en “Un Ensayo sobre la Naturaleza y la Significación de la Ciencia
Económica”, publicado en 1935, expresa que “no parece lógico relacionar
la Economía con la Etica”, inaugurando una perspectiva entonces novedo-
sa, pero común en la actualidad.
En la década del ´30, John Maynard Keynes8 elabora una teoría que dis-
cute los principios sustentados por la corriente clásica, acerca de que las
recesiones se corrigen en forma automática. Aseguraba que debían ser los
gobiernos (factor ignorado hasta entonces), los que tendrían que convertir-
se en instrumentos económicos activos y compensar (a través de políticas
económicas adecuadas) la insuficiencia de inversión privada durante una
recesión con la reducción de impuestos y, sobre todo, con el incremento
del gasto público. Su modelo no considera el crecimiento (es estático),
pero se constituye en referente fundamental para las corrientes de pensa-
miento posteriores.
Para Paul Anthony Samuelson9, la Economía es “el estudio de la mane-
ra en que los hombres y las sociedades utilizan – haciendo uso o no del
dinero- unos recursos productivos escasos para obtener distintos bienes
y distribuirlos para su consumo presente o futuro entre las personas y
grupos que componen la sociedad”. Siguió a Keynes en sus elaboraciones,
desarrollando técnicas matemáticas para explicar las relaciones entre los
fenómenos económicos, tales como las fórmulas que vinculan el Producto
Nacional Bruto con los niveles de empleo, y para el análisis del equilibrio
entre los precios y la oferta y la demanda.

Sobre la compleja realidad


Como se ve, en toda esta evolución han aparecido algunos enfoques
simplificadores, que tienden a explicar, a veces de manera solamente ma-
temática, lo que requiere ser visto desde una concepción integral. La rea-
lidad es compleja porque de ella sólo se conoce la versión del observador,
y los observadores somos tantos como humanos hay en este mundo. De


8
John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico. Sus ideas generaron una nue-
va escuela de pensamiento económico denominada keynesianismo o “nueva ciencia eco-
nómica”. Influyó de forma determinante en el diseño de las políticas económicas de
muchos países desde la finalización de la II Guerra Mundial. Su principal obra, La Teoría
General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero (1936), es uno de los tratados teóricos más
importantes del siglo XX.

9
Paul Anthony Samuelson (1915-), economista estadounidense, catedrático del
Instituto de Tecnología de Massachusetts, Premio Nobel de Economía en 1970. Estudió
en las Universidades de Chicago y Harvard. Es autor de uno de los libros económicos
más vendidos: Economía: Un análisis introductorio, (1948).

109
Economía Social

modo que la objetividad del cálculo, no puede de ninguna manera repre-


sentar por sí solo lo que de verdad ocurre.
Esto establece el carácter no exacto de esta ciencia, su condición huma-
na, subjetiva y cambiante.
Se complica aún más, cuando se observa que la racionalidad que acom-
paña al desarrollo de esta ciencia en cada época, va en línea directa con
lo que expresa el lenguaje del grupo de dominación. Si bien los hallazgos
de tipo metodológico han provisto interesantes herramientas para expli-
car los acontecimientos y realizar las prospectivas necesarias, también han
contribuido a crear realidades y han sido muchas veces utilizados para
manipular los resultados.
De esta manera, podemos afirmar que, dado que la materia de la que
se nutre se relaciona con el comportamiento humano, se trata sin duda
de una ciencia social. Como se ha visto, su concepción y conclusiones
se alinean en cada momento de la Historia, con las diferentes corrientes
ideológicas presentes, y las metodologías de las que se sirve son un reflejo
de las mismas.

La pérdida del rumbo


¿Qué ha pasado en relación con su objeto de estudio?
Volviendo al punto de partida y a los propósitos inicialmente estable-
cidos, aparece el abandono del fin original. No está presente la adminis-
tración de la Casa Grande, ni la sabia aplicación de los recursos para su
criatura más valiosa, el Ser Humano, en la obtención de su felicidad. O
¿acaso somos felices? ¿Toda esta tecnología ha acompañado el desarrollo
de mecanismos y recetas que nos permitan alcanzar una vida más plena
y dichosa?... La instigación a un consumo desmedido y a la lucha salvaje
para la obtención del mejor precio y la mayor ganancia, no parece hasta
ahora haber conseguido un efecto de alegría y armonía en las personas. Lo
que se observa es cada vez más un modelo de existencia vertiginosa, mar-
cada por la velocidad, el apuro, el cansancio, la presión por seguir perte-
neciendo a un sistema que no libera, que esclaviza, atando correas fuertes
entre objetos materiales innecesarios y los desvelos de cada día.
Si efectivamente tener más fuera sinónimo de satisfacción y realización
plenas, si una sociedad con sus necesidades básicas satisfechas, con exce-
dentes importantes y niveles significativos de confort, pudiera obrar de
ejemplo a seguir, garantizándonos futuras generaciones sanas de cuerpo
y alma, sin duda podríamos copiar confiadamente lo que hacen muchos
países del primer mundo. Pero es interesante detectar dos cuestiones: que
para lograrlo, estas naciones necesitan que nos encontremos en la situa-

110
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

ción de inferioridad en la que estamos, y que, en verdad, sus índices de


suicidios y adicciones relatan la otra cara de lo que se da en llamar “Pro-
greso”.
Entonces, en este esquema, la conclusión es que el concepto de social se
ha desintegrado, pues existe una condición de insolidaridad necesaria en
el criterio utilizado: no es posible que todos compartamos todos los bene-
ficios. Es necesario que alguien pierda. Y esto es una falacia.

La trampa
El engaño aparece claramente en dos ámbitos: el paradigma de la escasez
y la creación del dinero. Ambos, constituyentes estructurales de la cultura
diseñada e instalada.
Bernard Lietaer10 es el autor de un libro maravilloso: “El futuro del di-
nero. Cómo crear nueva riqueza, trabajo y un mundo más sensato”11. La
primera reflexión que realiza es que, según Benjamín Franklin, si hace
doscientos años todos hubieran trabajado en actividades productivas, la
jornada laboral podría haberse reducido a cinco horas. Hace apenas sesen-
ta, la perspectiva para Estados Unidos estaba estimada en 20 horas sema-
nales, para obtener todos los bienes y servicios necesarios para nuestra so-
ciedad occidental. Otro pronóstico de los últimos treinta años, vaticinaba
la posibilidad de que las personas se jubilaran a los 38 años. Sin embargo,
agrega, “en la actualidad asistimos a una feroz lucha en pos de puestos de
trabajo”. Y procede a comentar las condiciones impactantes por desocu-
pación y subocupación en países de Europa, Japón y Estados Unidos. A
esta descripción podríamos añadir otra, característica de las condiciones
laborales en nuestro país: la sobreocupación, de modo tal que los que tra-
bajan ocupan su tiempo completo, realizando diferentes actividades con el
fin de integrar una base aceptable de remuneración. En relación con estos
excesos, Lietaer menciona el “trabajolismo” o adicción al trabajo, que mu-
chas veces no responde a una característica psicológica sino a “un requisito
básico para mantener el puesto”.
Indudablemente, la tecnología propia de la era industrial, juega un pa-
pel preponderante en estas cuestiones, generando efectos nocivos cuando,
lejos de aliviar concretamente las tareas pesadas, difíciles o imposibles, in-

10
Bernard Lietaer (1942-), Magister en Administración de Empresas del Instituto de Tec-
nología de Massachusetts y en Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Lovaina. Trabajó
en el mercado de sistemas monetarios y contribuyó al primer proyecto de la creación de
la moneda única de la Comunidad Europea.
11
Lietaer, Bernard. “El futuro del dinero. Cómo crear nueva riqueza, trabajo y un mundo más
sensato”, Buenos Aires, Longseller/ Errepar, 2005.

111
Economía Social

vade el espacio humano de diversas maneras, reemplazando a las personas


y privándolas de sus fuentes de trabajo.
Además surgen otras trampas. La competencia desmedida que aparece
por los espacios cada vez más reducidos, obliga, tal como señala André
Gorz12, a autoproducirse (“trabajo de producción de sí mismo”), hacién-
dose necesario dedicar tiempo y energía en forma paralela a la actividad
laboral, para aumentar las competencias a fin de calificar en un mundo
altamente exigente. De este modo, es habitual que los perfiles disponibles
superen los requerimientos de los puestos inmediatos, pues se pone empe-
ño en la proyección futura, de modo tal que siempre las capacidades, fruto
del esfuerzo, estarán por encima de la retribución del momento, generan-
do sensación de insatisfacción y frustración.
En medio de tanta fiebre productiva, lo que se abona fuertemente es una
permanente sensación de desesperante pobreza. Habíamos partido de una
representación de la Casa Planetaria, amplia, rica, infinita en posibilidades.
¿Cómo fue, entonces, que se instaló el miedo a la pérdida, a la miseria?...
Con terror nos repetimos: el Universo es escaso. Algo en este proceso ha
colaborado para tal tremenda creencia.

El dinero
La realidad es que lo que es escaso, determinado, finito, es el dinero,
creación completamente humana. He aquí la verdadera trampa.
Por alguna razón, hemos aceptado a ciegas y comprendido que la verda-
dera riqueza estaba en la obtención, conservación y acumulación de los bi-
lletes pedazos de papel y de las monedas placas de metal que representan,
en el imaginario general, la potencialidad necesaria para seguir obteniendo
más y más de esos mismos elementos. Elementos, objetos, que por ser ta-
les, concretos y artificiales, tienen una dimensión discreta y acotada. Una
especie de sábana corta que, en las noches de frío, nos encuentra con los
pies a la intemperie por la escasez de su tamaño.
De esta manera, nuevamente hemos abandonado la noción del Plane-
ta. Nuestra propia dimensión humana es mucho más grandiosa que lo
que podamos acumular en nuestras bolsas. Pues, ¿qué no es capaz de
crear, inventar, poner en marcha el genio del Hombre?... Desde la rueda
y la palanca, hasta los viajes al espacio, desde la pintura sobre la tela del
pintor hasta la pieza musical que deleita el alma, el Hombre ha demos-
trado ser como una semilla llena de sorpresas que guarda en su interior

André Gorz, sociólogo contemporáneo, autor de “Misères du prèsent, richesse du possible”,


12

Éditions Galilée.

112
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

el milagro increíble y extraordinario de la vida. Es inaudito que pueda


pensar, entonces, que la mera falta de esos billetes y monedas, signifiquen
la extracción y eliminación de sus manos de la grandiosa potencialidad
de su esencia.
Sin embargo, ha pasado. Hemos sido engañados y nos creímos desde los
siglos de los siglos, que el paradigma válido era el de la tramposa escasez.
En varias de las definiciones de Economía, en el comienzo del capítulo,
he subrayado por mi cuenta esa palabra. Creo que habría que aprender
realmente a trabajar y aceptar la abundancia absolutamente disponible en
el Universo, no contemplada en este sistema que sobredetermina ciertos
modos de vivir, funcionales para que una parte de la Humanidad pueda
seguir oprimiendo a la otra, con la complicidad inconciente de los mismos
oprimidos, que solamente recogen y pretenden ese modelo difundido.
En la entrevista a Bernard Lietaer hecha por la periodista Sarah van Gel-
der, editora de Yes, periódico de futuros positivos, EUA, 1998, el escritor
dice:

“Cuando un banco entrega la suma de cien mil dólares con una hipoteca,
en realidad lo que el banco está creando es el dinero principal e inicial o
sea los 100.000, que Ud. gasta y que entonces hace circular la economía.
Pero el banco cuenta, en realidad, con que Ud. devolverá 200.000 dóla-
res en los próximos veinte años; sólo que no crea estos segundos 100.000,
lo cual significa que, al contrario, el banco lo manda al duro mundo para
que se pelee contra todo el mundo y le traiga esos segundos 100.000
dólares. (…) En realidad eso quiere decir que cuando el banco verifica
su credibilidad, realmente lo que está chequeando es cuán capaz es Ud.
de competir y vencer a otros jugadores. En otras palabras, cuán capaz
podrá llegar a ser de extraer esos segundos 100.000 dólares que el banco
nunca creó y que, de fracasar en este juego, le hará perder su casa o
cualquier otro patrimonio colateral que Ud. tendrá que resignar.”

Así, aparece el Hombre en contra del Hombre, pues su creencia más


íntima será la de que lo que le falta a uno, el otro lo tiene. Y por lo tanto,
éste es su enemigo. De este error conceptual, deriva la salvaje competencia
y los sistemas de enriquecimiento deshumanizados.
La abundante Tierra, el maravilloso Planeta, aparece así como reducido,
pobre, limitado. Y los seres humanos nos traicionamos y aún nos matamos
por obtener lo “poco” que semejante cofre lleno de tesoros aparenta ofrecer.

113
Economía Social

Egoísmo
“¿Por qué debe ser únicamente racional perseguir el propio interés ex-
cluyendo el de todos los demás?”, se pregunta Amartya Sen en la obra ya
citada. Y critica duramente la posición de los economistas que, basados en
las doctrinas Smithianas, y amparados en las mismas, proclaman al egoís-
mo como la racionalidad para la toma de las decisiones, al considerar que el
actor busca y es natural que así sea solamente su propio beneficio.
En realidad, apunta Sen, el mismo Smith lo desaconseja y aún más, lo
condena, cuando plantea, en su obra máxima, que “el hombre debe consi-
derarse a sí mismo como un ciudadano del mundo, un miembro de la vasta
comunidad de la naturaleza”, y que “para el interés de esta gran comu-
nidad, debe, en todo momento, estar dispuesto a sacrificar sus pequeños
intereses”. Una amplia comunidad de economistas ha leído con sus propios
cristales a este paradigmático pensador, y ha cubierto sus interpretaciones
con el velo de la indiferencia.
Sólo de esta manera se explica, por ejemplo en nuestro país, que existan
criaturas que mueran por desnutrición en una porción del paraíso terrenal.
O que amplias extensiones de bosques nativos sean deforestadas para de-
dicarse al cultivo de la soja transgénica, malogrando los suelos y dejando
a toda una enorme parte de la población rural en condiciones de extrema
pobreza, obligados a emigrar hacia los centros urbanos ya saturados de
habitantes, agrandando los asentamientos precarios y encontrando en la
recolección de los desperdicios su fuente de vida.
Patrick Viveret13, cuya lectura recomiendo enfáticamente, casi violenta
al lector de su conferencia pronunciada (no leída) en el Fórum Europa
en Barcelona, en el año 2001, mostrando la ruptura de la base ética (los
subrayados y negritas son míos):

“El agua, como tal, no tiene valor económico, pero desde el momento
en que está contaminada y se tiene que descontaminar y sustituir por
agua mineral, tiene valor económico y se contabiliza en los indicadores
de crecimiento. Al ser negocio pasa a formar parte del PIB. El aire sólo
se contabiliza en el PIB cuando se tiene que descontaminar, o se tienen
que atender las enfermedades respiratorias provocadas por el aire con-
taminado. Ambos ejemplos, evidencian que en la medición del PIB, con-
siderado como el alfa y omega de nuestros indicadores de desarrollo por
la mayoría de los economistas, políticos, e incluso sindicalistas y líderes

Patrick Viveret, filósofo francés, director del proyecto “Nuevos factores de Riqueza”, en-
13

cargado por Lionel Jospin, Primer Ministro de Francia.

114
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

sociales, hay una parte considerable de destrucción ecológica y humana


que interviene y hace aumentar este indicador del crecimiento. Si hay
un barco petrolero que se accidenta cerca de la costa derramando el
petróleo que guardaban sus depósitos, es algo excelente para el índice de
crecimiento, porque se tendrá que sustituir el petrolero, las aseguradoras
tendrán que pagar, habrá un juicio. En definitiva, habrá cantidad de
flujos monetarios generados por el accidente, que harán aumentar el
PIB. Lo mismo sucede con los accidentes de carretera y con los accidentes
domésticos. Es decir, a partir del momento en que se genera negocio,
aunque se trate de una actividad destructiva, el PIB aumenta, pero si
sucede al revés, no cuenta. Valga un ejemplo. Si cuando el petrolero sufre
el accidente, hay asociaciones del voluntariado que tienen la “mala idea”
de ir a descontaminar gratuitamente las playas, tal acción no contará a
los efectos del PIB, al contrario, al no generar riqueza monetaria estarán
contribuyendo a que el PIB sea más bajo, pero si ese trabajo lo hubieran
hecho personas remuneradas, el PIB habría aumentado”.

Algo surge con claridad, estamos haciendo mal, puesto que ni siquiera
hemos logrado ser felices.

Retorno al hogar
Es así como la Economía se detuvo y, mirando para atrás, decidió regresar
al origen. Y siendo que ya había hecho un recorrido diferente de aquél que
inicialmente se había propuesto, hubo de ponerse de nuevo nombre. Y re-
cuperó la adjetivación de Social, que nunca debió haber perdido.
Entiendo como Economía Social a la ciencia social que estudia la obten-
ción, producción, aplicación, intercambio y distribución de los recursos y
bienes y servicios resultantes, dentro de una comunidad, focalizando en el
interés general, la dignidad de la vida humana, el cuidado del ambiente,
rescatando potencialidades y fomentando capital social.
Si bien se ha situado su ámbito de estudio en el espacio que queda entre
lo estatal y lo privado, o sea en lo que se promueve desde las organizaciones
del tercer sector, fundaciones, asociaciones civiles, cooperativas, mutuales y
otras, habría que reclamarle a su incumbencia el abarcar también lo estatal,
pues de otra manera demostraría la desnaturalización del objeto fundamen-
tal de los gobiernos: el bienestar general, más amplio e importante que el
restringido al interés privado, propio de los particulares, de carácter funda-
mentalmente económico.
Esta resignificación de la Economía y su retorno a las fuentes, enfatiza
sobre otros aspectos: la cooperación, la creación de redes, la participación,
la sinergia, el protagonismo, la valoración de las capacidades individuales

115
Economía Social

y grupales, la producción de consensos, la autonomía, la independencia, la


soberanía, la unión, la fe, los valores, en fin, principios de los que partir, y a
los que llegar. Modos de conducta en los que cada uno y todos, somos seres
únicos y especiales que merecemos toda la atención y el cuidado solidario.
En el decir de Heloísa Primavera14, tal como aparece en su artículo “Ge-
rencia Social y Epistemología: Reflexiones acerca de la Construcción de He-
rramientas de Intervención”.

“Las nuevas prácticas, originadas en/y fundantes a la vez del cambio de


postura epistemológica, se traducen en nuevas habilidades lingüísticas
complejas (de impacto sobre el lenguaje y las emociones), las que se cor-
poreizan, a su vez, en nuevos tipos de conversaciones que cambian el
curso de los acontecimientos en la medida en que hacen impacto sobre los
resultados de los proyectos sociales. Interpretaciones tranquilizantes em-
piezan a dar lugar a interpretaciones generativas, las quejas y las justifi-
caciones son remplazadas por la búsqueda de soluciones, con la adopción
de criterios de responsabilidad compartida y ampliada”.

De este tipo de pensamiento, que trabaja sobre los modelos mentales y


culturales y la ampliación del lenguaje, surgen propuestas que requieren
asentarse sobre otra clase de creencias: los bancos de microcréditos, las
redes de trueque, las monedas complementarias15, los bancos de tiempo.
Alzados desde un paradigma en el que la abundancia es el eje rector, en
el que se derriban viejos fantasmas inhibidores y el Hombre y la Mujer se
plantan con toda su capacidad. Donde la escasez no existe y en el que el di-
nero se revela con su justo sentido. En el que la riqueza es posible, tangible,
alcanzable y sostenible. Para todos.
Esta ruptura requiere un fuerte trabajo bautizado por Heloísa Primavera

Este artículo fue publicado como capítulo en la obra de Litllejohn, S. y Fried Schnit-
14

man, D. “Nuevos paradigmas en Mediación: Destrezas y perspectivas”, Buenos Aires,


Paidós. La autora es Docente y Coordinadora del Area de Gerencia Social de la Maestría
en Administración Pública de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
de Buenos Aires/INAP, donde está a cargo de un Programa de Investigación y Difusión
de Innovaciones en Gerencia Social. Integró el Grupo Impulsor de la Red del Trueque
Solidario, a cargo de la difusión de la experiencia al interior y exterior del país, siendo
miembro fundador de la RedLASES, Red Latinoamericana de Socioeconomía Solidaria
(www.redlases.org.ar) y creadora del grupo de trabajo sobre Moneda Social del Polo
de Socioeconomía Solidaria de la Alianza para un mundo responsable y solidario (ww.
redlases.org.ar y www.alliance21.org)


15
www.redlases.org.ar

116
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

como Programa de Alfabetización Económica del Adulto16, productor de


capacidades y conocimiento específicos, así como también, de una ardua
tarea de difusión y generación de confianza. De esta manera, sus primeros
objetivos son capacitar y restaurar el tejido social resquebrajado y dolorido,
desmotivado y descreído. Lo que implica un tratamiento cuidadoso, soste-
nido, responsable, sobre esa comunidad que va a recibirlo.

La Deuda Académica
Los intelectuales contemplamos los fenómenos que nos rodean. Los re-
cortamos. Los comparamos con las teorías en uso. Les adjudicamos razones
y leyes. Trabajamos la realidad en los laboratorios y las aulas.
Pero la verdad nos interpela a la salida de las Universidades, en los montí-
culos de desperdicios que nos esperan en sus esquinas, como monumentos,
clasificados y dispersados por manos de excluidos que cifran en su conte-
nido la esperanza de la comida del día.
Un día de 1974, el profesor Muhammad Yunus17 descubrió, recorriendo
el campus de su Universidad en Dhaka, en la lejana Bangladesh, que toda la
ciencia que enseñaba como profesor universitario era incapaz de solucionar
la pobreza de su vecina aldea de Jofra:

“Recuerdo el entusiasmo con que enseñaba las teorías económicas, de-


mostrando que ellas aportaban respuestas a problemas de todo tipo. Yo
era muy sensible a su belleza y elegancia. Entonces, de pronto, comencé
a tomar conciencia de la vanidad de esa enseñanza. ¿Para qué servía, si
la gente se moría de hambre en las calzadas y en los portales?”

Este episodio marcó su vida y transformó la condición de vida de muchí-


16
“…Para hacer contrapunto al Programa de Alfabetización Informática lanzado por el
gobierno nacional, mostrando que la prioridad es la economía aquí/ahora y no la capa-
citación para el futuro...”, que incluye como principios rectores: Ser solidario, o sea- en
la práctica - consumir cada mes la misma cantidad que se produce o un poco más, pero
no ahorrar (especialmente atento a la teoría de Silvio Gesell). Ser emprendedor, lo que
quiere decir incrementar progresivamente la producción/consumo personal para/desde
la Red del Trueque Solidario, reemplazando los productos consumidos en el mercado
formal por productos de la Red. Ser políticamente responsable, o sea jugar un rol activo
en el desarrollo de la Red o del Nodo al que se pertenece, contribuyendo con algunas
horas de trabajo semanal para el bien común, en acciones concertadas con los demás.
17
Muhammad Yunus. “Hacia un Mundo sin Pobreza” Santiago de Chile, Editorial Andrés
Bello, 1997, Nació en Chittagong, Bangladesh. Es Economista, Doctorado en la Univer-
sidad de Vanderbilt (EEUU). Profesor de la Universidad de Tennesee (EEUU) y Profesor y
Director del Departamento de Economía Rural en la Universidad de Chittagong. Creador
del Banco Grameen. Fue acreedor al Premio Príncipe de Asturias de España y al Nobel de
la Paz de 2006.

117
Economía Social

simas personas. Pues de él nació la necesidad de hacer valer, con sentido


social, la sabiduría de su intelecto. Y de haber contribuido con 27 dólares
para solucionar la pequeña pero asfixiante deuda de 42 mujeres de la aldea,
pasó a crear un Banco, el Grameen18 (propiedad en un 6% del gobierno
y en un 94% de los receptores de préstamos), que ya tiene más de 2200
sucursales y alrededor de 19.000 empleados, le ha prestado dinero (4.560
millones de euros) para microemprendimientos a millones de personas en
todo el mundo, en un 96% mujeres, de las más pobres entre las más pobres,
sin necesidad de garantías y estimulando en las mismas capacidades para
organizarse en red y administrarse, a la vez de comprometerse a aplicar los
recursos obtenidos en forma prioritaria, en la solución de sus problemas
habitacionales, de higiene, de educación de los hijos, de salud y de alimen-
tación. El éxito de su sistema se demuestra en las altas tasas de devolución
del crédito (98,85%), el que Yunus considera “un derecho humano”.
Considero, con admiración, que éste es un gesto con las variantes me-
todológicas y culturales correspondientes a imitar. La clausura del conoci-
miento solamente para el provecho propio, la especulación interesada o el
engrandecimiento del ego, me parece una oscura forma de inmoralidad de
parte de los “pensadores”. La realidad toda se ofrece como un libro abierto
y generoso. En sus páginas leemos y aprendemos, y tenemos la obligación
de crecer y hacer crecer hacia formas más altruistas de relación.
Esto es lo que viene sintiendo y experimentando la comunidad académi-
ca. Existe un revisarse y evolucionar, con un sentido más profundo de la
verdad. La Economía Social ha dejado de ser un objeto de estudio simple-
mente, para convertirse en un espacio de práctica y acción.
En nuestras aulas, desde hace años, estamos incentivando la interven-
ción social para el mejoramiento de la vida de la comunidad. Nuestros es-
tudiantes, en particular, levantan con su formación numerosas herramien-
tas que les permiten gestar proyectos, planificarlos e impulsarlos en forma
sustentable, con importante impacto social. Aprenden a mirar la realidad
en forma crítica y a operar sobre ella. Reúnen sensibilidad y pragmatismo,
aportando desde la experiencia en el mundo de las empresas en el que se
desempeñan.
A partir de esta sensibilización especial, por ejemplo, es que el Ministerio
de Educación ha impulsado, además, su Programa de Innovación Curri-
cular Universitaria con foco en la Responsabilidad Social Universitaria y
la Creación de Redes, en cuyo marco la Facultad de Ciencias Económicas
ha generado un Seminario de Integración y Aplicación con orientación en
Proyectos Sociales. En él, nuestros estudiantes que finalizan sus estudios

Datos agosto de 2006.


18

118
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

de grado de la Licenciatura en Administración, tienen la posibilidad de


profundizar en los temas afines y de relevar problemas del contexto, propo-
niendo proyectos cuya viabilidad debe ser asegurada, y que contarán desde
el Ministerio, con el apoyo económico y organizativo necesarios para poder
ser implementados en forma concreta. De esta manera, la idea deja de ser
un mero ejercicio teórico y se convierte en una práctica real.
Y también en el marco universitario, bajo la supervisión de la ya men-
cionada Profesora Heloísa Primavera, vamos constituyendo y fortaleciendo
entre nuestros recién graduados y estudiantes, un equipo de promotores
sociales jóvenes, con capacidad para transmitir habilidades y fortalezas a
actores sociales en posición de impulsar proyectos sociales (Proyecto Co-
librí: www.redlases.org.ar/colibri). Durante nuestras prácticas, realizamos
ejercicios de mercados de trueque y monedas complementarias, a fin de
incorporar herramientas que nos permitan rediseñar los modos de relación
social.

Producto Interno Dulce


Vivian Labrie, autora canadiense, en su ponencia19 “Sentar las bases de
sociedades sin pobreza, ¿es posible? Algunos pasos en esa dirección en
Québec”, define20:

“El Producto interno dulce y el Gasto interno duro: para romper el


marco que oculta a las personas pobres del Producto interno bruto, el
Producto interno dulce (PID) ha sido definido como todas las contribu-
ciones no-monetarias, no-canjeadas y/o no-canjeables que participan en
la riqueza humana y colectiva y el Gasto interno duro (GID) ha sido
imaginado para designar cada ocasión en la que hay un costo en la vida
y la vitalidad de la gente, de la sociedad, del planeta, sin que este costo
sea contabilizado o canjeado”.

Es impresionante lo que se produce durante una práctica colectiva de


trueque. Disponemos nuestras mesas con productos variados para inter-
cambiar. Calculamos los créditos que supone cada una y salimos a ofre-
cerlos a cambio de los objetos y servicios promocionados por los otros
grupos. A su vez, recibimos las demandas de los demás interesados, de
manera que nuestra mesa se va vaciando de nuestras ofertas y colmando
con artículos de diferentes procedencias.
19
“Riqueza, moneda, lucha contra la pobreza: nuevos enfoques, puesta en red y encuentros
de experiencias”. Taller - Foro social Mundial - Porto Alegre - Enero 2003.
20
www.produitinterieurdoux.org

119
Economía Social

Al final del ejercicio, una simple mirada al conjunto permite reconocer,


con enorme alegría, que es mucho mejor que el que comenzó. Por dos
razones: por un lado, hemos salido a cambiar en función de la necesidad
o del placer, dando lo que nos sobraba o nos interesaba menos, y recibien-
do lo que más queríamos o necesitábamos. Por el otro, la relación social
nos ha puesto en contacto con el otro, sus capacidades, sus intereses, sus
potencialidades. Nos hemos descubierto negociando y defendiendo el va-
lor de lo que pensamos más importante. Nos hemos comunicado, tejido
redes, establecido amistades y tendido vínculos.
En fin, llenado de energía y de felicidad…
Felicidad: Producto interno dulce. Que era ni más ni menos que el ob-
jetivo inicial y fundamental de la Economía, cuando se hacía llamar OI-
KONOMIAS.

120
Promoción, Desarrollo
y Fortalecimiento
de la Economía Social:
Experiencias y aportes desde el Voluntariado
Universitario

Gonzalo Arias*
Mercedes Tarzibachi**

* Coordinador del Programa Nacional de Voluntariado Universitario


(www.me.gov.ar/voluntariado).
** Asistente Técnica.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

E
n la Argentina, el fenómeno de la economía social resurge y se re-
nueva en el marco de las profundas transformaciones experimen-
tadas en el conjunto de nuestra sociedad durante la década del
noventa y los primeros años del nuevo milenio. Los diversos emprendi-
mientos económicos solidarios se multiplican a lo largo de todo el territo-
rio nacional, como una respuesta a la crisis socio-económica generalizada.
Ante un Estado desmantelado e imposibilitados de obtener respuesta en
el mercado de trabajo, los sindicatos y otras organizaciones de la sociedad
civil, los sectores sociales más duramente golpeados ponen en juego su
capacidad reactiva y creativa a través de iniciativas de economía social,
que se constituyen en una auténtica “tecnología popular de sobrevivencia”
(Saguier, 2005: 84).
Lejos de ser un hecho novedoso, este desarrollo recrea prácticas, estra-
tegias y formas de organización con vastos antecedentes históricos. No
obstante, la fuerza y vitalidad que asume en los últimos anos, ha ido afian-
zando una lógica fuertemente renovada en el ámbito económico-social de
nuestras comunidades, con importantes implicancias tanto para los secto-
res más vulnerables y participantes directos de la experiencia, como para
el conjunto de nuestra sociedad.
En ese entonces, se elaboraron distintas perspectivas sobre este fenóme-
no emergente. Existe una mirada, que podríamos denominar como liberal,
que concibe a las iniciativas de economía social en términos de “tercer
sector”. La economía social surgiría, friccional y provisoriamente, ante las
imperfecciones coyunturales de los mercados y ante la imposibilidad del
Estado de corregirlas. En esta línea, la economía social constituiría una
experiencia temporal de subsistencia, activada y desactivada según la di-
námica del mercado (Nosetto, 2005: 82).
Esta mirada explicaría por qué, pasado el estallido social de diciembre
de 2001 y frente a la reactivación económica, la relativa normalización de
los mercados y la reconstitución de la autoridad y legitimidad política,
algunos sectores plantean una reducción de expectativas respecto a los
alcances y la importancia de la economía social, como alternativa viable
frente a la economía pública y privada.
Sin embargo, existe otra perspectiva que sostiene como posible y desea-
ble la existencia de una economía plural en el marco de la cual la econo-
mía social pueda ocupar un rol significativo junto al mercado y al sector
público. Se trataría de una economía regida por la convivencia de tres
principios económicos. Mientras la economía privada funciona de acuer-

123
Economía Social

do al principio de intercambio y la economía pública por el principio de


redistribución, la economía social encuentra su eje en la puesta en prácti-
ca del principio de reciprocidad, donde las relaciones interpersonales, los
lazos sociales y el sentido de comunidad devienen prioritarios frente a la
motivación egoísta (Nosetto, 2005: 88).
Lo valioso de este planteo es que introduce a la economía social en otro
registro. Como señala José Luis Coraggio en su artículo, la economía social
es “social” no porque sea una economía de pobres para pobres sino, “cuan-
do está orientada por la racionalidad reproductiva de la vida de todos y no
por la supervivencia o la maximización del resultado para los miembros de
un grupo u organización”.
Para desarrollar y consolidar una economía social así concebida y lograr
su verdadera integración a una dinámica productiva de crecimiento real,
es necesario el compromiso y la acción concurrente de diversos actores,
entre los cuales, por supuesto, se encuentra la Universidad, sobre todo, la
Universidad Pública.
Con el propósito de avanzar en esta dirección, el Programa Nacional de
Voluntariado Universitario introduce a la economía social como uno de
los ejes temáticos prioritarios en torno al cual promover y profundizar la
función social de las universidades públicas de todo el país.
Para ello, anualmente convoca a estudiantes, docentes e investigadores
universitarios a formular y ejecutar proyectos de voluntariado a través de los
cuales sus conocimientos académicos y profesionales son puestos al servicio
de la promoción, desarrollo y consolidación de las más diversas iniciativas
de economía social distribuidas a lo largo de todo el territorio nacional.
El artículo presenta la experiencia de esta iniciativa y busca mostrar la
infinidad de maneras en que la Universidad y los emprendimientos de la
economía social pueden generar espacios de articulación y trabajo conjun-
to, que permiten, no sólo avanzar en el fortalecimiento de las asociaciones
económicas solidarias, sino también profundizar la excelencia académica
y pertinencia social de los conocimientos, prácticas y recursos humanos
generados por la propia institución universitaria.

El universo de la Economía Social:


naturaleza, potencialidades y necesidades del sector
La propuesta de la economía social1 hace referencia “a la posibilidad de


1
También denominada Economía Solidaria, Economía Asociativa, Economía Social y Soli-
daria, Economía del Trabajo, entre otros. Si bien los distintos nombres suponen algunos
matices en definiciones y conceptos, también plantean muchas características comunes.
Aquí utilizamos el término Economía Social, ya que en el último tiempo es el que ha
tenido mayor aceptación entre los autores y actores sociales vinculados al tema.

124
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

generar inclusión social a través de la pertenencia a emprendimientos pro-


ductivos que recuperen las capacidades y habilidades de las personas, a la
vez que los constituyan en sujetos productivos y creativos y con creciente
grado de autonomía y de capacidad de trabajo en equipo, a través de lazos
de cooperación” (Abramovich y González, 2005: 31).
Se trata de iniciativas y organizaciones orientadas hacia la reproducción
con calidad creciente de la vida de sus miembros y sus comunidades de
pertenencia. Esta es la principal diferencia con la economía y las empresas
capitalistas, cuya lógica de funcionamiento es la maximización del creci-
miento de la riqueza entendida como capital.
Por esto, se presenta a esta economía y a estas empresas como “sociales”,
porque el fin último es producir sociedad y no sólo utilidades económicas.
La reproducción y acumulación del capital tienen límites políticos y éticos
en la medida que están conscientemente orientados por los principios de
igualdad, inclusión, democracia, justicia, y solidaridad.
Se reconoce que la economía está inserta dentro de una sociedad - no
de agentes económicos a históricos - sostenida por personas inscriptas en
relaciones sociales. Implica relaciones económicas que, más que reprodu-
cir el capital, lo que intentan es reproducir sociedad, priorizando los lazos
sociales sobre la acumulación de la riqueza.
De este modo, la economía social remite tanto a un sector económico
específico como a una ética que lo informa. Estos principios éticos podrían
sintetizarse en: (a) la supremacía del trabajo sobre el capital; (b) la finalidad
de servicio más que de lucro; (c) la autonomía de gestión respecto del Estado
y (d) los procesos de gestión democrática.
Para identificar este tipo de emprendimientos, Abramovich, Hintze,
Montequín y Vázquez (2003) proponen una serie de criterios:

• Tienen como razón de ser el cumplimiento de objetivos sociales y dan


respuesta a necesidades concretas de sectores vulnerables de la pobla-
ción.
• Producen bienes o servicios destinados al mercado, a fin de lograr su
autosostenimiento.
• Asignan los beneficios económicos obtenidos en función de los fines
sociales.
• Adoptan un modelo democrático y participativo en su gestión y toma
de decisiones.
• Están vinculados con las comunidades locales y comprometidos en su
desarrollo.

Dentro del sector de la economía social, es posible diferenciar dos gran-

125
Economía Social

des categorías de emprendimientos: los microemprendimientos y los em-


prendimientos productivos sociales. (Abramovich y González, 2005:32 y
34).
Los microemprendimientos son actividades económicas informales de
autoempleo que en su mayor parte surgen como estrategias de los hogares
de trabajadores excluidos del empleo asalariado, en las que se pone en
actividad el principal recurso de sus miembros (el trabajo) para la pro-
ducción de bienes y servicios, destinados en general para la venta en el
mercado (Abramovich y González, 2005: 32).
Los emprendimientos productivos sociales son, en cambio, iniciativas de
tipo asociativo que producen bienes y servicios para vender en el mercado
como medio para conseguir un fin social que, en la mayoría de las veces,
es la inclusión a través del trabajo. Es un rasgo diferencial el hecho de que
este objetivo social, claramente distinto al del fin puramente económico de
lucrar, se explícita (Abramovich y González, 2005: 34).
La economía social es, entonces, un fenómeno sumamente heterogé-
neo que abarca un amplio espectro de iniciativas, actividades y formas
de organización de los recursos y de resolver necesidades. En este sec-
tor, coexisten trabajadores autónomos, emprendimientos familiares y no
familiares de baja productividad, redes de productores y consumidores,
movimientos sociales que luchan por los derechos humanos, cooperati-
vas, mutuales, empresas recuperadas, organizaciones y redes de pequeños
productores agropecuarios, de campesinos e indígenas, redes de artesanos,
asociaciones de cartoneros, huertas comunitarias, ferias sociales, red de
trueques, entre otras.
En general, suelen señalarse como algunas de sus dificultades más fre-
cuentes la baja dotación de capital, el escaso acceso al crédito y subsidios,
la incapacidad de cálculo económico, el bajo costo monetario por pues-
to de trabajo, la deficiente comercialización de los productos y servicios
ofrecidos y la baja competitividad frente a la producción de la empresa
moderna.
Debajo se puntean algunas de las necesidades, demandas y desafíos más
urgentes que deberían abordarse para lograr el desarrollo y consolidación
de un sector de economía social en la Argentina (Saguier, 2005: 87 y 88)
(Abramovich y Vázquez, 2005: 42). La Universidad puede realizar aportes
fundamentales en éstas y otras dimensiones del sector.

• Mejorar significativamente los niveles de autopercepción mediante el


establecimiento de una identidad colectiva del sector. Esta no es una
tarea sencilla debido a que una de las características centrales del mis-
mo es su gran heterogeneidad. Según los autores, este proceso tendría

126
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

que contemplar la profunda identidad común como la propia diver-


sidad, reconociéndola y afirmándola como parte de la extraordinaria
riqueza y posibilidades del sector.
• Promover, generar y participar en espacios de encuentro y debate que
faciliten e instalen una modalidad sistemática de cooperación y ade-
cuadas articulaciones al interior del sector de la economía social, así
como con el sector privado y público de la economía.
• Definir y sostener una estrategia coordinada e inteligente respecto del
Estado en todos sus niveles.
• Capacitación y asistencia técnica
Principalmente, en función del tipo de producción y actividad especí-
fica que realiza la empresa social. Entre las modalidades de formación,
también aparecen las relacionadas con aspectos de comunicación so-
cial (interna y externa) y con cuestiones de trabajo asociativo y partici-
pación en la toma de decisiones.
• Apoyo a la comercialización
Respecto a este punto, los autores señalan la importancia de fortalecer
las estrategias de vinculación de los emprendimientos con los veci-
nos del barrio o localidad, así como con otros emprendimientos de la
economía social a los que puedan ofrecer (y de los que puedan reci-
bir) aquello que necesitan en condiciones favorables, creando circuitos
productivos y comerciales.

En este punto, el rol de los municipios resulta estratégico, fomentando el


establecimiento de ferias en espacios públicos, apoyando con infraestruc-
tura organizativa y difusión a los grupos de emprendedores que intentan
hacerse un lugar en el mercado. En general, estos productores no acceden
a los canales formales y masivos de comercialización y consumo. La cons-
trucción de mercados locales o solidarios podría ser un importante aporte
en este sentido.

• Apoyo económico-financiero
Los emprendimientos de economía social tienen serias restricciones
para financiarse. Generalmente, resultan excluidos del acceso al cré-
dito en instituciones bancarias comerciales. Respecto a los subsidios,
muchas veces se señala que éstos vienen atados a condiciones muy
rígidas que si no son correctamente evaluadas pueden constituirse en
un traba para la sustentabilidad del emprendimiento.

Es significativo señalar que cualquier iniciativa tendiente a atender las


necesidades de este sector, no sólo debería estar dirigida a perfeccionar

127
Economía Social

los aspectos técnicos de sus actividades y su organización sino, además,


orientada a fortalecer la especificidad de la economía social, sus principios
éticos y su lógica de funcionamiento para que la vinculación con el merca-
do y el Estado sea a partir de esta particularidad.
En el marco del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, prác-
ticamente todas las Universidades Públicas del país llevan adelante pro-
yectos sociales dirigidos a fortalecer la vinculación de la Universidad con
las organizaciones de la economía social. En el marco de estas propuestas,
se abordan muchas de estas necesidades y potencialidades de desarrollo
del sector.

Fortaleciendo la función social de la Universidad


frente a la economía social
El Programa Nacional de Voluntariado Universitario se crea en marzo
de 2006 con el propósito de desarrollar y fortalecer la vinculación de las
Universidades Públicas e Institutos Universitarios Nacionales con la co-
munidad y, a su vez, incentivar el compromiso social de los estudiantes,
docentes e investigadores de nivel superior universitario, promoviendo su
participación libre y solidaria en proyectos sociales orientados a mejorar
la calidad de vida de la población mediante la construcción de alternativas
de desarrollo local.
Para alcanzar estos objetivos, se impulsa el Voluntariado Universitario,
entendiendo a éste como:

• prácticas de intervención social realizadas por los estudiantes universi-


tarios;
• destinadas a atender necesidades y demandas de una comunidad y;
• planificadas en función de favorecer la excelencia académica y el com-
promiso social de los futuros profesionales.

A través de esta práctica solidaria, los estudiantes no sólo devuelven


a la sociedad la posibilidad de estudiar que reciben de ella sino que, al
mismo tiempo, transitan una experiencia de aprendizaje orientada a abor-
dar profesionalmente problemáticas sociales concretas. De esta manera, se
espera que el voluntariado universitario conjugue su fin solidario con uno
pedagógico-formativo, y así avanzar en la promoción, desarrollo y fortale-
cimiento de la función social de la Universidad pública y gratuita.
El Programa convoca anualmente a todas las instituciones universitarias
públicas de la Argentina para que docentes y/o investigadores y estudian-
tes de estas casas de estudio presenten proyectos fuertemente vinculados a

128
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

su formación disciplinar y planificados en función de atender las deman-


das y necesidades de desarrollo de las comunidades destinatarias de tales
iniciativas.
Las propuestas remitidas deben estar diseñadas e implementadas por
equipos integrados por:

• docentes e investigadores de materias afines a las carreras que prosi-


guen los estudiantes;
• al menos diez estudiantes regulares de Universidades Nacionales, Pro-
vinciales e Institutos Universitarios Nacionales;
• contar con el apoyo y la participación de instituciones y organizaciones
públicas o privadas de la comunidad. Esta articulación es formalizada
a través de la firma de una carta de compromiso, donde las partes ex-
plicitan el alcance de las tareas a realizar.

Las iniciativas pueden tener una duración de seis meses a un año y para
su implementación reciben apoyo económico por parte del Programa por
un valor de hasta $20.000.
La evaluación de los proyectos presentados está cargo de un Consejo
Asesor2 especialmente conformado para este propósito, y la calificación y
selección de los mismos se realiza de acuerdo a criterios tales como: rele-
vancia y pertinencia; impacto en la población destinataria; originalidad e
innovación de las propuestas; claridad en los objetivos y la formulación de
los proyectos; factibilidad; interdisciplinariedad; compromiso de partici-
pación de organismos gubernamentales o no gubernamentales en el desa-
rrollo del las acciones y la articulación del voluntariado con otros espacios
de formación (trabajo de campo, prácticas pre-profesionales, créditos, etc.)
o con proyectos de investigación afines a la problemática abordada.
Como resultado de las convocatorias 2006 y 2007, el Programa apoya
un total de 850 proyectos inscriptos en más de 37 instituciones univer-
sitarias. Esto representa más de 16.000 estudiantes, 4300 docentes e in-
vestigadores y 1600 organizaciones de la comunidad comprometidos en
iniciativas de voluntariado universitario3.


2
Integran el Consejo Asesor: Dos (2) representantes de la Secretaría de Políticas Univer-
sitarias del Ministerio de Educación de la Nación; un (1) representante del Programa de
Educación Solidaria del Ministerio de Educación de la Nación; dos (2) representantes del
Consejo Interuniversitario Nacional (CIN); dos (2) representantes de organizaciones no
gubernamentales vinculadas a temáticas universitarias; dos (2) representantes de organi-
zaciones gubernamentales vinculadas a temáticas universitarias.

3
Para conocer el listado completo de los proyectos que conforman el Programa consultar
en www.me.gov.ar/voluntariado

129
Economía Social

Los proyectos de voluntariado universitario en economía social


El Programa establece a la economía social como uno de los ejes temáti-
cos prioritarios para el desenvolvimiento de los proyectos de voluntariado
universitario.
A través de las convocatorias 2006 y 2007, se están llevado adelante 114
proyectos pertenecientes a 27 universidades e institutos universitarios de
todo el país. Esto representa a más de 1900 estudiantes y 650 docentes e
investigadores actualmente involucrados en acciones en las que los conoci-
mientos y las disciplinas adquiridas durante su formación universitaria, son
puestos al servicio de la atención y resolución de problemáticas concretas
vinculadas a la promoción, desarrollo y fortalecimiento de los emprendi-
mientos de economía social. Estas prácticas, por otra parte, se realizan con-
juntamente con aproximadamente 280 organizaciones de la sociedad civil
y otras instituciones con fuerte presencia comunitaria (Cuadro N° 1).

Cuadro N° 1: Cantidad de proyectos, universidades, estudiantes, docentes/


investigadores e instituciones de la comunidad participantes en iniciativas
de economía social. Año 2006 y 2007.
CONVOCATORIAS 2006 2007 TOTAL
Proyectos 52 62 114
Universidades 23 21 27 *
Estudiantes 950 1006 1956
Docentes e investigadores 320 332 652
OSC y otras instituciones 140 147 287

Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universita-


rias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.
(*) No todas las universidades e institutos universitarios con proyectos aprobados trabajan
en torno a la economía social. Por otra parte, hay universidades que participan los dos años.

Si bien para la presentación de los proyectos se exige como requisito


un mínimo de 10 estudiantes y un docente/investigador, la respuesta de
ambos actores superó notablemente el nivel de participación previsto. Más
del 60% de las experiencias en economía social involucra entre 11 y 20
estudiantes y el 21%, 21 o más alumnos (Gráfico N° 1).
Este propósito pedagógico del voluntariado universitario se potencia
aún más si se atiende al carácter interdisciplinario y transdisciplinario de
los equipos técnicos que impulsan los proyectos. El 40% de éstos son di-
señados e implementados por dos o más facultades. Por otra parte, en las

130
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

experiencias impulsadas por una sola facultad se suelen involucrar dos o


más carreras, departamentos/institutos de investigación o cátedras.
Si bien entre los proyectos que trabajan con emprendimientos de econo-
mía social es frecuente la presencia de disciplinas vinculadas a las ciencias
económicas, las ciencias sociales y humanidades y las ciencias agrarias y
veterinarias, también es muy significativa la participación de estudiantes y
docentes de las ciencias exactas y naturales, ciencias de la salud, piscolo-
gía, derecho, ingeniería, arquitectura y diseño. Incluso hay propuestas que
integran a disciplinas artísticas en sus propuestas de intervención.
Este rasgo de los proyectos es sumamente valioso, ya que como toda
realidad social compleja, los emprendimientos de economía social presen-
tan necesidades en diversas dimensiones de su quehacer. En general, las
acciones planteadas suelen abordar no sólo los aspectos estrictamente eco-
nómicos, sino también los relacionados con otras carencias o dificultades
también sensibles para el desarrollo integral de estas experiencias asocia-
tivas. En este sentido, además de fortalecer la producción y comercializa-
ción de los emprendimientos se trabaja simultáneamente en problemáticas
educativas, en la atención y promoción de la salud de sus miembros, en el
acceso a información y comunicación, la preservación y uso responsable
del ambiente y recursos naturales directamente involucrados en la activi-
dad económica. Asimismo, también suelen abordarse diversas necesidades
edilicias, de infraestructura o servicios sociales básicos propios de estos
emprendimientos.
Por otra parte, los proyectos que se desenvuelven en el marco de la
economía social despliegan sus acciones articulándose con distintas orga-
nizaciones sociales e instituciones que ya se encuentran trabajando en la
comunidad. El 44% se vincula con al menos una organización de este tipo,
el 30% con 2 o 3 y el 26% con 4 o más (Gráfico N° 3). El desarrollo de
acciones conjuntas con este actor social es un factor decisivo para asegurar
la pertinencia, viabilidad, institucionalización, fortalecimiento y sustenta-
bilidad del voluntariado universitario en la comunidad.
Entre las instituciones con las que articulan más frecuentemente, se en-
cuentran las cooperativas (de trabajo, de vivienda, de electricidad, etc.), las
mutuales, empresas y fábricas recuperadas, las uniones y movimientos de
trabajadores rurales, campesinos e indígenas, escuelas técnicas y agrope-
cuarias, comedores comunitarios, centros vecinales, radios comunitarias,
postas sanitarias y centros de salud, parroquias, asociaciones de profesio-
nales (como la Asociación de Ingenieros Agrónomos o la Asociación de
Técnicos Agropecuarios). Los proyectos también establecen lazos de co-
operación e intercambio con organismos gubernamentales entre los cuales

131
Economía Social

Gráfico Nº 1:
Estudiantes participantes en los proyectos de economía social
70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

10 estudiantes 11 a 20 21 o más

Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universita-


rias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.

Gráfico Nº 2:
Docentes e investigadores participantes en los proyectos de economía social

50%
45%
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
1 docente 2a4 5 o más

Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universita-


rias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.

se destacan las municipalidades, diversas áreas de los gobiernos provinciales


(como Desarrollo Rural, Salud, Cultura, Producción y Trabajo, y Turismo),
programas nacionales sensibles al sector (como el Programa Social Agrope-
cuario o el Proyecto de Desarrollo Rural de las Provincias del Noreste -PRO-
DERNEA-), servicios penitenciarios de diversas jurisdicciones y otras insti-
tuciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) e, incluso, el mismo Con-
sejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

132
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Gráfico Nº 3:
Articulación de los proyectos de economía social con otras instituciones
50%
45%

40%

35%

30%
25%

20%
15%

10%
5%
0%
Articula con al menos 1 Articula con 2 o 3 Articula con 4 o más
institución instituciones instituciones

Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universita-


rias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.

Para ilustrar el rol que la Universidad puede y debe asumir en el desa-


rrollo y consolidación de un sector de economía social, debajo se reseñan
algunas experiencias de voluntariado universitario implementadas en rela-
ción a las necesidades y demandas de los emprendimientos de economía
social identificados en el apartado anterior. Más adelante, se realiza una
sistematización más extensa de otros proyectos que trabajan en este mismo
eje temático.

• Promoción, generación y participación en redes y espacios


de cooperación, intercambio y encuentro entre organizaciones del sector
- Fortalecimiento vincular y productivo de las organizaciones de la eco-
nomía social. Desde la Universidad Nacional de Mar del Plata, estu-
diantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (licencia-
turas en Administración, Economía, Turismo y Contador Público),
la Facultad de Ingeniería (Ingeniería de Alimentos) y la Facultad de
Psicología, desarrollan diversas actividades con miembros de orga-
nizaciones de la economía social de la ciudad de Mar del Plata, en
especial cooperativas, con el propósito de fortalecerlas en el aspecto
vincular y productivo.
En relación al primer aspecto, se está trabajando en la generación
de una red vincular sustentable y operativa entre los miembros de
cada institución y en la promoción de espacios de encuentros entre
las distintas organizaciones, con el objetivo de difundir los valores

133
Economía Social

cooperativos y fortalecer lazos de solidaridad. El propósito último


es establecer una Red de Organizaciones de la Economía Social de
Mar del Plata.
Simultáneamente, se brinda capacitación y acompañamiento en el
uso y desarrollo de diversas herramientas administrativas, conta-
bles y económicas-financieras necesarias para la organización, pla-
nificación y gestión de las entidades de la economía social. También
se abordan conocimientos para la elaboración y comercialización
de los productos elaborados por las cooperativas.
El equipo técnico está integrado por docentes con formación
pertinente para el acompañamiento y formación de los estudiantes
durante su práctica como voluntarios. Los profesores pertenecen
a las cátedras de Análisis y Evaluación de Proyectos, Psicología de
Grupos y al equipo de extensión “Acompañando Emprendedores”,
perteneciente a la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo So-
cial.
Las actividades se realizan conjuntamente con el Instituto Movi-
lizador de Fondos Cooperativos (IMFC) y la Federación de Coope-
rativas de Trabajo de Actividades Portuarias, Pesqueras, Navales y
afines (FECOOAPORT), entidades de reconocida trayectoria y por-
tadoras y difusoras de los valores de la Economía Social.

• Establecimiento de una estrategia coordinada e inteligente respecto


del Estado en todos sus niveles
- Promoción de la Agricultura Urbana y Peri-Urbana en los barrios de
Luján. Un equipo multidisciplinario de profesionales y estudiantes
universitarios de la Universidad Nacional de Luján (conformado
por ingenieros agrónomos, licenciados en información ambiental
y trabajadores sociales), brinda acompañamiento y capacitación a
granjas y huertas familiares y a emprendimientos agroindustriales
de pequeña escala (elaboración de conservas de alimentos), con
el propósito de fortalecer su desempeño y vinculación con pro-
gramas estatales de apoyo a la producción agro-ecológica como el
Programa PROHUERTA. Entre otras acciones, se busca promover
la conformación de una red de productores y el establecimiento de
una feria de productos agro-ecológicos. Esta iniciativa articula con
el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Muni-
cipalidad de Luján y otras instituciones intermedias.

134
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

• Capacitación y asistencia técnica


- Capacitación en sanidad de bovinos y caprinos de familias de pequeños
productores lecheros de las provincias de Corrientes y Formosa. Estos
pequeños productores generalmente realizan sus actividades eco-
nómicas siguiendo un patrón costumbrista y tradicional. Si bien
estas unidades cuentan con mucha experiencia en el aspecto pro-
ductivo, no poseen aún formación necesaria respecto a las condi-
ciones sanitarias básicas para el control y posterior erradicación de
enfermedades reglamentadas a nivel nacional, como Brucelosis y
Tuberculosis.
Estudiantes de Veterinaria de la Universidad Nacional del Nordeste
realizan una capacitación dirigida a promover una metodología de
trabajo que incluyan los aspectos higiénicos y sanitarios vinculados
al manejo del rodeo (bovino y caprino), el ordeñe y conservación
de la leche y la elaboración de los derivados lácteos.
El objetivo es obtener la denominación en origen. La obtención de
derivados de buena calidad permite una mejora considerable en la
comercialización y, por consiguiente, en la rentabilidad.

• Apoyo a la comercialización
- Hilanderas y tejedoras del sur de Mendoza, Universidad Nacional de
Cuyo. En las reservas naturales de Llancanelo y Payunia existe un
grupo de tejedoras e hilanderas que desarrolla un conjunto de pro-
ductos tejidos al telar. Este emprendimiento presenta problemas
de comercialización debido a que el grupo de tejedoras y los pro-
ductos que fabrican no tienen desarrollada una imagen publicitaria
que los identifique y les permita mejorar las ventas. Estudiantes
de las facultades de Artes y Diseño (Diseño Industrial con orienta-
ción en Producción y Gráfica), de Ciencias Políticas Sociales (Lic.
en Administración Pública) y las Ciencias Agrarias (Ingeniería en
Recursos Naturales Renovables) están llevando adelante un pro-
yecto de voluntariado con el propósito de resolver las dificultades
de comercialización que han puesto en peligro la continuidad del
emprendimiento. La actividad consiste en intervenir en el proce-
so productivo de los tejidos y su comunicación publicitaria, desde
una perspectiva que rescate las técnicas y estéticas heredadas por
comunidades aborígenes. A través de las herramientas de diseño de
producto y gráfico, se aporta valor agregado a la cadena productiva
de tejidos artesanales. Asimismo, se trabaja en el desarrollo de una
imagen corporativa (diseño de marca, diseño de envases y conte-

135
Economía Social

nedores de los productos, diseño de etiquetas, diseño de folletos,


diseño de afiche publicitario y página web). El proyecto también
promueve un uso sostenible de la fauna nativa mediante la utiliza-
ción de lana de guanaco esquilada en silvestría, apuntando a elevar
el estándar de calidad de los productos de manera integral.

• Apoyo económico-financiero
- Programa universitario de microcrédito para el desarrollo. La Uni-
versidad Nacional de Tucumán sostiene un proyecto destinado a
fortalecer los procesos de autoempleo de jóvenes desocupados o
subocupados de la ciudad de Tucumán (sin posibilidades de acceso
al crédito formal), a través del otorgamiento de microcréditos de
garantía solidaria. Los estudiantes acompañan a los emprendimien-
tos en la formulación y desarrollo de los proyectos de inversión
y realizan la evaluación de la progresión económica de las finan-
zas del programa de microcrédito. Esta experiencia articula con la
Asociación de Socorros Mutuos Barrios del Sur, la Fundación Cal-
chaquí para el Desarrollo Regional y la Asociación de Técnicos de
Programas y Proyectos Sociales.
- Apoyo financiero y técnico para pequeños productores agropecuarios del
Gran La Plata. Desde la Universidad Nacional de La Plata se está
implementando un programa de microfinanzas destinado a peque-
ños productores agropecuarios de la región periurbana del Gran La
Plata (Berisso, Ensenada, Parque Pereyra), con especial atención en
las problemáticas de las mujeres y los jóvenes. A través del otor-
gamiento de pequeños préstamos y fondos rotatorios, se pretende
mejorar la capacidad productiva de los predios rurales y potenciar
la organización de los productores.
Esta actividad principal es acompañada por capacitación y asis-
tencia técnica en producción animal (manejo, reproducción, ali-
mentación, instalaciones, genética y comercialización); producción
agroecológica; gestión económica de las unidades productivas y las
organizaciones y formas asociativas.
El equipo técnico está conformado por estudiantes de Veterinaria,
Agronomía, Ciencias Forestales, Derecho, Comunicación Social y
Sociología, acompañados por docentes de la cátedras de Economía
Agraria de la Facultad de Ciencias Veterinarias y la cátedra de So-
cioeconomía de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales y la
Secretaría de Extensión de esa misma facultad. El proyecto trabaja
articuladamente con la Asociación Civil Carlos Lebed, la Asocia-

136
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

ción Civil Martín Fierro, el Movimiento de Trabajadores Desocu-


pados de La Plata y Berisso, y ha recibido el apoyo del Ministerio
de Asuntos Agrarios y del Programa Nacional de Investigación y
Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (IPAF)
del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

• Fortalecimiento de los emprendimientos de economía social


en aspectos institucionales y organizativos
- Estrategias de comunicación y comercialización para el fortalecimiento
de las organizaciones de productores familiares de Bernardo de Irigoyen
y San Antonio. En el noreste de Misiones, estudiantes de antropo-
logía y comunicación social trabajan en el fortalecimiento de orga-
nizaciones de productores familiares mediante la implementación
de estrategias de comunicación interna y externa. Se desarrolla un
programa radial, boletines y folletos con el propósito de socializar
entre los miembros las decisiones y acciones adoptadas por las aso-
ciaciones, y difundir los productos elaborados entre otras organiza-
ciones de la región como el Estado provincial y los diversos agen-
tes económicos que actúan en los mercados a los cuales pretenden
acceder. Participan del proyecto el Instituto Nacional de Tecnolo-
gía Agropecuaria (INTA – Centro Regional Misiones), la Unión de
Trabajadores Técnicos Rurales de Misiones, la Cooperativa de Dos
Hermanas y la Municipalidad de San Antonio.
Prácticamente ninguno de los proyectos de voluntariado universitario
en economía social circunscribe su acción en uno sólo de estos ejes de
intervención. Por el contrario, generalmente realizan actividades dirigidas
a abordar simultáneamente dos o más de los aspectos y las necesidades
mencionados previamente.

El voluntariado universitario como actor de la economía social


La experiencia del Programa en estos años de implementación, contrasta
significativamente con las expectativas más pesimistas sobre la naturaleza
y las posibilidades del sector de la economía social en la Argentina.
Lejos de la apuesta liberal que considera al sector como una respuesta
coyuntural y provisoria de los sectores populares frente a la exclusión, el
actual contexto económico y político, significativamente distinto al de la
década de los 90 y primeros años de este siglo, no implicó la desaparición
de la economía social. Por el contrario, estos emprendimientos han logra-
do sostenerse en el tiempo, diversificándose, generando nuevas iniciativas,
formas de organización y resolución de necesidades a lo largo de todo
nuestro país.

137
Economía Social

Por otro lado, si bien aún queda mucho camino por recorrer, la Univer-
sidad y la comunidad universitaria también han profundizado su compro-
miso y vinculación con estas iniciativas. Un indicador de esto es el nivel de
participación registrado en la tercera convocatoria del Programa. En 2008
se han recibido más de 145 proyectos de voluntariado universitario que
abordan distintos aspectos y necesidades de las experiencias de economía
social. Esto representa un incremento del 40% respecto a la cantidad de
propuestas recibidas en los años anteriores.
Desde sus inicios, el Programa ha buscado que el voluntariado universi-
tario se constituya en una práctica que permanentemente conjugue su fin
solidario con un propósito pedagógico. La idea es que a través del compro-
miso y solidaridad con las iniciativas de economía social, los estudiantes,
docentes e investigadores pongan en juego los conocimientos disciplinares
aprendidos y producidos durante su formación universitaria. Se busca que
aquello que aporten solidariamente sea precisamente el saber científico y
profesional que pueda resultar relevante para el abordaje de alguna necesi-
dad o demanda que de un emprendimiento económico solidario.
Así concebida y planificada, esta práctica solidaria se constituye tam-
bién en una práctica pedagógica para los estudiantes. Es una oportunidad
para continuar su formación, para revisar, cuestionar e integrar los cono-
cimientos a la luz de problemáticas sociales concretas, y para transitar,
con la orientación del docente, una práctica pre profesional con un fuerte
contenido social.
Por otra parte, el voluntariado universitario es un espacio pedagógico
porque permite aprender saberes que generalmente no son contemplados
ni adquiridos durante el tránsito por la Universidad. Esto se aplica, por
ejemplo, a la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, al trabajo en
equipo o al aprendizaje de habilidades vinculadas al diseño, formulación,
implementación y evaluación de proyecto sociales.
Sin embargo, el principal potencial formativo se vincula al hecho de que
a través de estos proyectos se intenta comprometer a la Universidad y a la
comunidad universitaria en una propuesta que trasciende la simple acción
de “transferir” o “aplicar” saberes absolutamente verdaderos a la comuni-
dad organizada en un emprendimiento de economía social. La intención
es precisamente la contraria. El voluntariado universitario propone que
esos conocimientos científicos y profesionales sean puestos en juego y en
cuestión en un espacio de encuentro e intercambio con la diversidad de
saberes que la comunidad posee y que ha ido desarrollando en su lucha
por una vida mejor y más digna.
A partir de este intercambio de saberes y de su integración en una prác-
tica dirigida a resolver una problemática social concreta, los estudiantes

138
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

y la comunidad producen nuevos conocimientos de una gran pertinen-


cia tanto para el desarrollo de la economía social como para la formación
profesional de los estudiantes. Muchos de estos saberes generados en el
marco de los proyectos, han sido compilados en distintos materiales de
sistematización y difusión (libros, folletos, manuales, programas en radios
comunitarias, etiquetas y envases de productos elaborados por distintos
microemprendimientos, etc.).
La economía social es un proceso en construcción y, como se menciona
previamente, para que sea capaz de integrarse a una dinámica de real cre-
cimiento en el marco de la economía nacional requiere del apoyo y acción
concurrente de múltiples actores. El voluntariado universitario constituye
una herramienta de gran potencial para profundizar el rol que en este
proceso le cabe desempeñar a la Universidad. Para que deje ser un agente
exógeno que aplica o transfiere conocimientos y tecnologías generadas en
los claustros universitarios y se implique como parte de un desarrollo a
través del cual la propia Universidad también es transformada.

Referencias Bibliográficas
Abramovich, A.L. y Vázquez, G. “La difícil construcción de una economía social”, en
Segundo Encuentro del Foro Federal de Investigadores y Docentes, “La Universidad y la
Economía Social en el Desarrollo Local”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires,
2005.

Nosetto, L. “Inscripciones teórico – políticas de la economía social”, en Tercer Encuentro


del Foro Federal de Investigadores y Docentes, “La Universidad y la Economía Social en el
Desarrollo Local”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005.

Saguier, M.L. “Desarrollo y consolidación en Argentina de un sector de economía social:


Algunos desafíos urgentes”, en Segundo Encuentro del Foro Federal de Investigadores
y Docentes “La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local”, Ministerio de
Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005.

139
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Ferias Francas:
Experiencias de Producción
y Comercialización. Alternativas para el Desarrollo
Socioeconómico de la Localidad de Herradura,
provincia de Formosa

Miryan Ayala*

* Universidad Nacional de Formosa, Facultad de Recursos Naturales, Cátedra Sociología


Rural y Extensión Forestal.
facrecursosnar@unf.edu.ar; mirayala@arnet,com.ar.

141
Economía Social

142
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

I. Presentación

E
l presente proyecto de voluntariado pretende contribuir a minimi-
zar a través de la capacitación, los efectos de las debilidades identi-
ficadas en la cadena agro – comercial de productos frutihortícolas,
iniciada en la Localidad de Herradura con la producción, y finalizada en la
Feria Franca de la ciudad de Formosa con la comercialización.
La propuesta busca fortalecer los aspectos básicos relacionados con la
planificación y organización productiva desde la cosecha hasta la post co-
mercialización y que resienten a toda la cadena, afectando críticamente la
situación socio – económica de los productores agropecuarios en general.

II. Generalidades del contexto

1. Caracterización de la provincia y de la zona


La provincia de Formosa, ubicada en la Región del Gran Chaco America-
no (Región Chaqueña), posee una superficie de 72.066 Km2 y una pobla-
ción de 486.559 habitantes, según datos de la Dirección Provincial de Es-
tadísticas y Censos. Desde el punto de vista ambiental, presenta marcados
gradientes climáticos que permiten distinguir tres zonas con características
bien diferenciadas: 1) La Zona oriental húmeda, que presenta precipitacio-
nes medias de 1200 mm. No hay estacionalidad hídrica ni térmica bien de-
finida. 2) La Zona Central o de transición con una marcada estacionalidad
hídrica y térmica. Presenta un amplio rango de variación pluviométrica,
que va desde los 1100 mm anuales en Pirané, hasta los 750 mm anuales en
Las Lomitas. 3) La Zona Occidental o Semiárida, que se caracteriza por su
marcada estacionalidad hídrica (casi el 60% de las lluvias caen en verano)
y las lluvias son escasas (varían de este a oeste de 750 mm hasta 500 mm/
año) (Ver mapa 1).
El Ministerio de la Producción ha regionalizado la provincia según varia-
bles agroecológicas y agroeconómicas. Considerando las primeras existen
ocho regiones: Litoral, Subtropical Norte, Pirané Sur, Pirané Norte, Cen-
tral Sur, Central Norte, Centro Oeste y Extremo Oeste.
La localidad de Herradura se ubica en la Región Litoral, puntualmente
en el Departamento Laishí que posee 404 EAPs (Establecimientos Agrope-
cuarios), (4,5%) con límites definidos y 305.961 has (5,9%) de la superfi-
cie con el 92% de la superficie incorporada dentro del tipo “explotaciones
con límites definidos” a las unidades de producción (Ver mapa 2).
La Región posee alrededor de 264.019 habitantes localizados mayorita-

143
Economía Social

riamente en la zona urbana (96%) y sólo 10.692 (3,9%) en zonas rurales.


Se caracteriza porque la actividad económica principal es la ganadería
extensiva, realizándose sólo agricultura para consumo. Entre un 65% y
70% de los suelos posee aptitud para la ganadería lo cual explica que el
94,4% sean explotaciones ganaderas y 5,4% explotaciones mixtas y sólo
un 0,3% explotaciones agrícolas.
En este contexto, es preciso que la Universidad, dadas las funciones de
docencia-investigación y extensión, dirija sus esfuerzos a contribuir al for-
talecimiento de emprendimientos productivos en marcha a través de la
asistencia técnica para mejorar los procesos productivos, y promover, a
través de la capacitación y la asistencia técnica sobre cooperativismo, pro-
cesos productivos y la utilización de estrategias apropiadas de comerciali-
zación que favorezcan el desenvolvimiento de los mismos.

III. Antecedentes y fundamentación teórica

1. Ferias Francas: desarrollo histórico y características


Las ferias francas son originarias de Brasil, donde, a partir de los ´70,
cobraron importancia en la formación de redes de poder compuesta por
actores colectivos.
Las expectativas de agricultura alternativa existentes en la Argentina, en
general, poseen un carácter local y no tienen gran difusión. No obstante,
en la mitad de la década del ´90 aparecen las “ferias francas” en la provincia
de Misiones, que actualmente representan la experiencia de producción y
comercialización alternativa de mayor importancia social.
En la provincia de Formosa, las ferias francas surgen como medio de
solución de problemáticas relacionadas con la actividad diaria del pequeño
productor agropecuario (categorizado así por el INDEC, por poseer menos
de 10 Ha.). En estos tipos de Ferias, el productor comercializa su produc-
ción, caracterizada por un escaso volumen y diversidad; por la inexisten-
te creación de valor a estos productos primarios y problemáticas básicas,
como por ejemplo aquellas vinculadas al manejo y planificación de sus
respectivas explotaciones.
Si bien el productor feriante todavía se encuentra en una etapa muy pri-
maria en lo que respecta a la participación de ferias comerciales, eviden-
ciado por su escasa organización, niveles muy bajos de producción, y co-
nocimiento escaso o nulo en lo que respecta a venta directa (Marketing) y
comercialización, todos estos factores reflejan el nivel de organización de la
Feria misma, que sólo puede demostrar desarrollo si cada productor crece
individuamente, tendiente a la conformación de pequeñas organizaciones.

144
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Previo relevamiento de datos en la Feria Franca del Barrio 2 de Abril


(Ciudad de Formosa), en donde participan productores feriantes de loca-
lidades vecinas (en un radio de 200 Km. aproximadamente), se pudieron
detectar necesidades concretas, relacionadas al ámbito de la comercializa-
ción (como aspecto principal).
Sin embargo, se debe tener en cuenta que en una Cadena Agroalimenta-
ria, la comercialización es el último eslabón involucrado. Por ello, se deben
atender problemáticas relacionadas a la cuestión y que tienen su origen en
el manejo de la producción misma.
Tanto la producción agrícola como la de ganado menor, presenta de-
ficiencia en el manejo, consecuencia directa del grado de capacitación e
instrucción de los potenciales beneficiarios, pero también atribuibles a la
escasez de herramientas y maquinarias para el trabajo.
La falta de capacitación en cuanto a manejo pre-cosecha, cosecha y
post- cosecha desemboca en inconvenientes manifestados al momento
de la comercialización. Es común observar en los pequeños productores
agropecuarios de Formosa (que son el 80% del total de los productores,
8300 aproximadamente) la falta de planificación en el período de pre - co-
secha, el acostumbramiento al monocultivo y a la escasez de alternativas
de producción, y la falta de organización entre ellos con el objeto de lograr
volúmenes de producción para acceder a nuevos y grandes mercados.
En la etapa siguiente, se suman inconvenientes al momento de la cose-
cha, que se reflejan en productos de baja calidad en los aspectos organo-
lépticos, falta de mecanismos de conservación y almacenamiento, entre
otros.
Los factores antes mencionados se traducen en el período post-cosecha
en disposición de sus cultivos en envasados y empaquetados muy rudi-
mentario o inexistentes, productos de huertas y granjas sin clasificación
alguna, muy baja calidad en presentación, etc.
Por último, estas falencias terminan por caracterizar a una Feria Franca
con deficiencias apreciables a simple vista y con cuestiones relacionadas
directamente con el Marketing. Estas situaciones problemáticas se pue-
den atribuir a factores vinculados con la falta de estipulación de precio,
mala presentación de productos (el 90% sin envase), inexistencia de valor
agregado, y dificultades de los productores en los mecanismos de ventas
directas. Estas son manifestaciones claras de la problemática general, que
en un plano más abarcativo, derivan en una retribución injusta por el es-
fuerzo que implica el trabajo rural, y la insatisfacción general, tanto de los
oferentes como de los demandantes, afectando a todo el circuito o cade-
na comercial, como actualmente puede verificarse en las Ferias todos los

145
Economía Social

sábados del año, dejando entrever las grandes pérdidas ocasionadas para
todos los participantes de la cadena agroalimentaria.

IV. Las Ferias Francas como empresas sociales


para el desarrollo local
En los últimos años, ha emergido con fuerza el modelo de desarrollo
local y en él la “nueva economía” o economía social solidaria.
El desarrollo, según el diccionario, significa “desenvolvimiento”, “desen-
rollar” hacia mejores condiciones de vida de las existentes. De esta manera,
podemos entender al desarrollo como la evolución hacia mejores condi-
ciones de vida.
Para Max Neef, el Desarrollo debe ser a escala humana, es decir debe
abarcar la realización plena de las necesidades existenciales y axiológicas
del hombre mediante el empleo de satisfactores adecuados. Para compren-
derlo mejor es válido tomar la definición de las necesidades realizadas por
Abraham Maslow, quien clasifica a las mismas en básicas o existenciales y
sociales, expresando que las personas no pueden pasar a un nivel superior
de necesidad sin haber satisfecho las inferiores.
La economía social considera a la economía desde una perspectiva hu-
mana, y en este sentido es preciso dirigir la mirada hacia grupos sociales
que participan activamente en la producción de dicha economía.
Según autores como Caracciolo Basco y Foti Laxalde, en el marco de la
economía social funcionan tres tipos de organizaciones económicas:

• De autoproducción, que incluye tanto a unidades domésticas como


comunitarias
• De subsistencia
• Capitalizada o empresa social

Las dos primeras tienen por objetivo asegurar la vida o la reproducción


de la mano de obra a través del autoconsumo o del ingreso obtenido por
la venta desde una producción en el mercado. Está integrada por una gran
heterogeneidad de actores para quienes su fuerza y su valor económico
radican en su propio trabajo, como por ejemplo, los que recuperan una
fábrica, los que venden productos en una esquina, en una feria, etc.
Al tratar de relacionar la economía social solidaria y el desarrollo local,
es posible observar, tal como lo expresan Liliana Bonacita y Claudio Lowy,
los emprendimientos de economía social solidaria en el desarrollo local,
que presentan un conjunto de características comunes planteadas desde la
organización y un desarrollo desde la base.

146
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Siguiendo con los mencionados autores, el desarrollo local pone énfasis


en lo territorial, y los emprendimientos de economía social solidaria en el
sistema social.
En tanto, ambas resaltan la importancia de la satisfacción de las necesi-
dades no contempladas en la economía tradicional dominante, así como
la distribución de satisfactores de necesidades entre los diferentes actores
sociales, que vienen a complementar las ineficiencias del mercado como
regulador de las relaciones de producción, intercambio y de distribución.
Los emprendimientos de economía social solidaria presentan un con-
junto de cualidades que permite identificarlas como:

• Participación voluntaria de sus integrantes


• Promoción de la realización de las necesidades de los diferentes actores
que lo integran
• Toma de decisiones democráticas que considera primero a las personas
y no tanto a los recursos
• Promoción de la autogestión
• Conformación de los mismos según necesidades, afinidades y capaci-
dades de las personas
• Tendencia a trabajar en redes
• Distribución equitativa de los beneficios
• Criterio cooperativo de trabajo y producción

La vocación de CEPES es considerar a la Economía Social, como toda


actuación económica que interviene en el mercado o en la sociedad, que
independientemente de su fórmula jurídica, comparte los principios de:
“Organización democrática”, “la persona antes que el capital”, “propiedad
horizontal”, “reparto de beneficios/resultados con criterio colectivo”, “es-
pecialmente solidaria con el entorno” y “provocadora de cohesión social”.
El desarrollo de emprendimientos de economía social solidaria permi-
tiría, a la vez de satisfacer necesidades de actores sociales locales, incre-
mentar los recursos disponibles por el gobierno local o municipal. Estos
recursos pueden ser monetarios o no, pero facilitarían la realización de
las diferentes demandas de los actores locales, quienes son los artífices y
partícipes del desarrollo local.
Como señala Barreiro:

“Si la cooperación y la asociación son un factor clave para el éxito del


desarrollo local, debemos averiguar cómo funciona, cómo se genera y por
qué determinados territorios son proclives a que sus agentes colaboren y

147
Economía Social

otros, en cambio, son débiles en las acciones cooperativas, que son las
que, finalmente, activan y combinan los recursos existentes de una ma-
nera adecuada. Esto es, que producen desarrollo para el territorio.”

Investigar sobre el funcionamiento de este proceso es un gran desafío


que coloca a las Universidades como centro de origen de los conocimien-
tos, en un rol protagónico de singulares características, y con ello en su rol
de Extensión. Junto con la Investigación se convierten, más que nunca en
los ejes primordiales de vinculación con el medio. Por ello, éste es uno de
los grandes desafíos para la cooperación y los actores nacionales, regio-
nales, provinciales y municipales, actuando en el desarrollo local, cons-
truyendo territorios sustentables en su dimensión económica, ambiental,
social, y política.

V. Las Ferias Francas como experiencia del Voluntariado


Ferias Francas: experiencias de producción y comercialización alterna-
tivas para el desarrollo socioeconómico de la localidad de Herradura, pro-
vincia de Formosa, es un proyecto de voluntariado universitario que lleva
dos años de ejecución, y tiene como principal actividad la realización de
talleres de capacitación en temáticas relacionadas fundamentalmente con
aspectos básicos de planificación y organización productiva, desde la cose-
cha hasta la post-comercialización.
Los talleres tienen como objetivo sensibilizar y movilizar a los asistentes
en torno a las capacidades necesarias para generar procesos de desarrollo
local adaptados a las características de cada comunidad mediante los em-
prendimientos generados, y favorecer la incorporación de aptitudes y la
modificación de actitudes en las personas.
Se presta especial atención a las relaciones interpersonales, los vínculos,
la cooperación, la generación de confianza en los otros, la valorización de
las culturas locales y la incorporación de aptitudes para la participación en
los programas y proyectos que afectan a la comunidad en su conjunto.
El dispositivo didáctico a emplear se basa en metodología de tipo par-
ticipativa que consistirá en breves exposiciones de contenidos teóricos
combinados con utilización de técnicas de trabajos grupales y plenarios
de síntesis. Los talleres son concebidos como un espacio para pensar los
problemas y transformar los obstáculos en herramientas. Se pone énfasis
en el proceso y no tanto en la transmisión de contenidos y los integrantes
del equipo actúan como facilitadores del trabajo grupal. Los jóvenes vo-
luntarios, alrededor de quince, todos de la Universidad Nacional de For-
mosa pertenecen a las Carreras de Técnico en Agronegocios, Licenciatura

148
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

en Nutrición, Contador Público, Psicopedagogía, e Ingeniería Zootecnista.


Los docentes que participan pertenecen a las Carreras Técnico en Agrone-
gocios e Ingeniería Zootecnista.
En sus inicios, y una vez conformado el equipo interdisciplinario, se
efectúa un trabajo articulado con la Escuela de Nivel Medio de la localidad
de Herradura, capacitando a jóvenes hijos o familiares de feriantes y cur-
santes del primer año polimodal en la modalidad de Producción de Bienes
y Servicios. Debe aclararse que el 90% de los jóvenes proviene de zonas
rurales y sólo el 10% pertenece a zonas urbanas, con condiciones econó-
micas extremas, y con un índice de repitencia del 20% aproximadamente,
y de deserción escolar del 10%.
Con la implementación de las actividades del voluntariado universitario
se benefician alrededor de 50 familias, es decir entre 250 a 280 personas,
aproximadamente. Casi la totalidad de los beneficiarios son pequeños pro-
ductores agropecuarios de familias numerosas con alto índice de pobreza
(promedio de hijos 6); de los cuales el 50% participa en la Feria Franca de
la Ciudad de Formosa; mientras que el otro 50% es un grupo potencial de
participantes. El nivel de instrucción general es de ciclo básico incomple-
to. La mayoría (80%) obtiene su único ingreso de la Feria.
Entre las especies que producen, pueden mencionarse: poroto, man-
dioca, batata, hortalizas de estación, etc. mientras que un grupo menor
produce, además, queso y miel.
Es posible visualizar escaso volumen de producción, niveles de calidad
por debajo del requerimiento de la oferta y poca o nula diversificación
productiva, entre otros.
Antes de la elaboración del Proyecto, primeramente se realiza un diag-
nóstico de tipo rápido acudiendo a informantes calificados (beneficiarios,
autoridades provinciales y organizaciones del tercer sector) y fuentes se-
cundarias de información.
Como resultado del mismo, se identifica un conjunto de problemas que
se detalla a continuación:

• Los pequeños productores de Herradura que participan de la Feria


Franca carecen de experiencias de trabajos grupales; de organización y
gestión de la producción entre otros temas que deben tenerse en cuen-
ta en una economía social solidaria.
• Se desconocen diversas estrategias o canales de comercialización para
los productos por lo cual comercializan los mismos a través de inter-
mediarios o a precios muy bajos sin tener en cuenta la rentabilidad del
emprendimiento.

149
Economía Social

• No se articulan acciones con diversos programas para favorecer el éxito


y la sustentabilidad en el tiempo de los emprendimientos productivos.

Entre los objetivos planteados al momento de la presentación del pro-


yecto, se pueden mencionar: contribuir a mejorar el nivel de Calidad de
Vida de familias de pequeños productores agropecuarios, provenientes de
la Localidad de Herradura (Formosa), a través del perfeccionamiento del
manejo agrícola de sus pequeñas explotaciones, en la búsqueda de rentabi-
lidad, sustentabilidad, y sostenibilidad en el mediano y largo plazo.
El plazo inicial de ejecución del proyecto fue de diez meses, y las metas
a alcanzar se subdividieron en cuatro períodos de orden evolutivo: difu-
sión, organización y concientización de beneficiarios directos; organización
para el trabajo en equipo y planificación de producción; especialización,
comercialización y marketing y evaluación de resultados y promoción de
los mismos.
En los dos primeros meses se busca concientizar al 100 % de los benefi-
ciarios del proyecto sobre la importancia del manejo eficiente y oportuno
de los recursos con que cuentan en sus respectivas explotaciones, con la
intención de lograr la comprensión de la relevancia de las ventajas y des-
ventajas de mejorar la comercialización.
En el tercer y cuarto mes del proyecto se trata de lograr la formación y
preparación de equipos de trabajo (sub – divididos por lo menos en tres
categorías, según sus respectivas orientaciones), con el fin de desarrollar
producciones en forma organizada, sosteniendo a la planificación como
factor determinante para el logro de los fines propuestos. En el inicio de
este periodo, se verifican también los ingresos por ventas hasta ese mo-
mento, y se intenta promover un aumento de por lo menos el 40% de sus
ingresos.
Se realizan, además, talleres específicos con cada temática donde se
abarcan aspectos relacionados a:

• Manejo General de la Cosecha y Post -producción


• Comercialización y mercadeo
• Marketing y Venta Directa

Como complemento de las actividades de formación, se efectúan visitas


a la feria y a las chacras para entrevistas a las familias, y además, asistencia
técnica directa en terreno relacionados con los procesos productivos. Du-
rante estas visitas se complementan la formación del estudiante y la praxis
de los productores.

150
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Con posterioridad, y durante el desarrollo de la segunda fase del proyec-


to, se efectúan visitas a otras ferias francas de la provincia. En este sentido,
se toma contacto con la Asociación de Cunicultores, Criadores de Aves y
Abejas de Villafañe, localidad del sur de la provincia de Formosa.
Dicha asociación acompaña a doce productores feriantes, todos peque-
ños productores que reciben asistencia técnica directa del Programa Pro-
Huerta del INTA y del Programa Social Agropecuario en temas específicos
de producción.
La posibilidad de conocer otras experiencias, de intercambiar conocimien-
tos y recibir de parte de los pequeños productores saberes empíricos ha mo-
tivado a los alumnos a dar continuidad a las tareas solidarias emprendidas.
Actualmente, los voluntarios trabajan en el ámbito de la feria franca de
Formosa, donde ofrecen a los productores un servicio que contribuye a
mejorar la presentación de los productos y por ende la comercialización.
Además, han participado del Primer Encuentro de Productores Feriantes
del Sur de la Provincia, donde tuvieron la oportunidad de tomar contacto
directo con instituciones, técnicos y productores de las localidades de Villa
Dos Trece, El Colorado, San Martín (Chaco), compartiendo sus conoci-
mientos y experiencias con la gente.
El Voluntariado Universitario, como programa de extensión que pro-
mueve el trabajo solidario de docentes y estudiantes, es un proceso y como
tal debe ser valorado por las amplias posibilidades y oportunidades que
brinda con relación a los siguientes aspectos: aplicación de los conoci-
mientos técnicos específicos de la formación con relación a sus destinata-
rios que son las personas, y en situaciones concretas demandadas por la
comunidad, el aprendizaje compartido entre docentes, estudiantes y pro-
ductores, y la articulación y el intercambio concreto con otras instituciones
del medio (Escuelas, ONGs, Programas).
Fundamentalmente, debe tenerse presente en programas de estas carac-
terísticas, la revalorización de la formación profesional “con sentido social”
de todos los estudiantes, puesto que los destinatarios de su labor futura
son las personas.

Referencias Bibliográficas
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alumnos acerca de los conocimientos de las ciencias sociales. Un estudio de la asignatura
Extensión Rural de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de
Córdoba”, 2000.

Bonavita, Liliana y Lowy, Claudio. “Emprendimientos de Economía social en el Desarrollo


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Economía Humana, Uruguay, 1999.

Quiñónez, Daniel. “Informe para Mesa Provincial”, Formosa, Argentina, 2005.

Sánchez, Sonia y otros. “Aproximación a un concepto de Extensión Rural como base para la
formación del grado universitario”, Facultad de Ciencias Agrarias. UNL, 2003.

152
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Anexo del capítulo

Mapa 1. Provincia de Formosa: división política

Mapa 2. Departamento Laishí: localización de zona de trabajo

153
Experiencias y Conclusiones:
Programa de Voluntariado Universitario.
Universidad y Economía Social.

María Inés del Milagro Combina*

*
Universidad Nacional de Jujuy, Facultad de Ciencias Económicas.
micombina@fce.unju.edu.ar.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Proyecto de voluntariado universitario:


“Asistencia técnica a microemprendimientos productivos”

“La Universidad no es nada si no es útil a la sociedad, y ésta se ne-


garía a sí misma si no entiende y ayuda a la Universidad, porque la
Universidad debe educar, enseñar e investigar para ser beneficiosa a la
sociedad”.

Miguel de Unamuno

Introducción

E
l Proyecto “Asistencia técnica a microemprendimientos producti-
vos”, fue presentado en la primera convocatoria realizada por el
Programa de Voluntariado Universitario de la Secretaría de Polí-
ticas Universitarias en el año 2006, como iniciativa de un grupo de alum-
nos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de
Jujuy.
En mi carácter de profesora auxiliar de la cátedra Formulación y Evalua-
ción de Proyectos, fui invitada por los alumnos a participar en la coordina-
ción del proyecto, que felizmente fue aprobado y financiado.
Los objetivos del proyecto se centraron básicamente en brindar capaci-
tación y asistencia técnica a microemprendimientos de la ciudad de Palpa-
lá (Provincia de Jujuy), en situación de vulnerabilidad social, para dotarlos
de las herramientas necesarias para el manejo de la información, lograr su
fortalecimiento organizacional y empresario, e incorporarlos a la Economía
Formal.
A nivel académico, los estudiantes avanzados de ciencias económicas
demandan acreditación de trabajos complementarios, que les permitan
una formación académica integral, ausente en muchos casos por la falta de
aplicación práctica de los conceptos teóricos adquiridos, en concordancia
con el contexto inmediato, para su efectiva aplicación a casos reales.
Los microempresarios a capacitar fueron seleccionados de la base de da-
tos del Área Formulación de Proyectos del Instituto Municipal de Desarro-
llo, dependiente de la Municipalidad de Palpalá, organismo externo a la
Facultad con el cual se articuló el desarrollo del proyecto.
Se seleccionaron los siguientes tipos de microemprendimientos:

157
Economía Social

• Microemprendimientos unipersonales: sean beneficiarios o no de pla-


nes sociales, cuyos ingresos no superen los $ 12.000 anuales.
• Microemprendimientos asociativos: incluidos en algún plan social,
(Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la
Obra”) que tienen una sola actividad económica y conforman grupos
de trabajo de hasta 3 personas. Los ingresos brutos de estos microem-
prendimientos no superan los $12.000 anuales por integrante.

Origen del Proyecto


Para la solución del flagelo de la desocupación, la Municipalidad de Pal-
palá, a través del Instituto Municipal de Desarrollo, alentó la conformación
de micro emprendimientos asociativos y pequeñas cooperativas de traba-
jo, mediante el otorgamiento de subsidios y la organización de diversos
cursos, jornadas y ferias. Sin embargo, estos nuevos microempresarios
provenían de una cultura de trabajo orientada a la “relación de dependen-
cia” sin poseer experiencia en la actividad independiente y asociativa, que
requiere características especiales.
Al carecer de formación u orientación empresaria, en la mayoría de los
casos no cuentan con los conocimientos, técnicas y habilidades para or-
ganizar la información contable que les permita: medir el rendimiento de
sus operaciones productivas, comerciales y financieras, conocer sus costos
y beneficios, acceder a la Economía Formal y obtener los beneficios de la
Seguridad Social, entre otros.
Observando esta problemática, es que un grupo de estudiantes de la Fa-
cultad de Ciencias Económicas de la UNJu, se decidió a brindar en forma
voluntaria su formación profesional en pos de la capacitación y asistencia
técnica de este sector de la comunidad.
Estos pequeños emprendedores no pueden contratar un estudio espe-
cializado en la materia, pues no cuentan con los medios económicos para
hacerlo. Y si bien conocen su oficio, poseen grandes debilidades en la
gestión y liderazgo de sus empresas y un marcado desconocimiento acer-
ca de las formas de organizar la información contable indispensable para
obtener parámetros de calidad y eficiencia en las operaciones productivas,
comerciales y financieras.
La ciudad de Palpalá, cabecera del departamento del mismo nombre,
está ubicada al sudoeste del territorio de la provincia de Jujuy, a 13,7 km
de la ciudad capital de la Provincia, San Salvador de Jujuy. Posee una su-
perficie de 467 km2 y se encuentra a 1125 mts. s.n.m. Tiene una pobla-
ción de 48.083 habitantes y, aproximadamente, el 50 % de la misma se
encuentra bajo la línea de pobreza.

158
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Objetivos y desarrollo del proyecto


Partiendo del hecho de que, en general, en las microempresas subsisten
problemas de rentabilidad, sustentabilidad y competitividad, la guía orien-
tadora del trabajo fue posibilitar una mejora en la toma de decisiones, ba-
sada en información fehaciente, en la utilización de recursos y en el acceso
de los microempresarios a herramientas básicas de gestión.
Si bien este objetivo fue el que acompañó, con un pleno sentido solida-
rio, el accionar de los voluntarios, no se deben dejar de mencionar otros
que estuvieron presentes durante todo el desarrollo del proyecto, y que
consistieron en completar la formación académica recibida en la Facultad
mediante la realización de prácticas pre-profesionales y actividades de ex-
tensión, como así también fortalecer la responsabilidad y el compromiso
social de futuros Contadores Públicos y Licenciados en Administración,
en la utilización de los conocimientos adquiridos en la Universidad para la
obtención de beneficios sociales.
Las actividades propiamente dichas estuvieron orientadas a capacitar a
los microempresarios en temas económicos, administrativos y financieros
desde un punto de vista eminentemente práctico y accesible a su forma-
ción, para orientarlos en aspectos tales como: la determinación de sus cos-
tos, la fijación del precio de venta de sus productos, la comercialización de
los mismos, la registración contable de sus actividades, la preparación de
la documentación que requieren organismos diversos (financieros, impo-
sitivos, etc.), y la elaboración de un Plan de Negocios, como así también
promover su incorporación a la Economía Formal a través del Registro
Nacional de Efectores.
La presentación y lanzamiento del proyecto se realizó en el mes de di-
ciembre de 2006, en un salón cedido por la Municipalidad de Palpalá, al
cual concurrieron los emprendedores, autoridades provinciales, munici-
pales, académicas y público en general. En el mismo, se dieron a conocer
las características del Programa de Voluntariado Universitario, y los objeti-
vos concretos del proyecto a desarrollar, dejando por sentado ante toda la
comunidad la responsabilidad que asumían los estudiantes voluntarios.
Participaron del proyecto dieciocho estudiantes voluntarios y su trabajo
se organizó a través de seis grupos de tres integrantes cada uno, a los cuales
se asignaron tres empresas bajo su responsabilidad.
El punto de partida fue la elaboración de diagnósticos a cada una de
las microempresas, mediante la técnica FODA (análisis y determinación
de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) con el objeto de
tener un conocimiento cabal de la situación de cada una de ellas. Para
la realización de los diagnósticos los alumnos elaboraron encuestas que

159
Economía Social

debieron responder los microempresarios, por lo que su participación fue


fundamental para el éxito de esta etapa.
Si bien no todos los aspectos detectados a través de los diagnósticos
fueron negativos, vamos a mencionar los problemas que aparecieron como
comunes a las microempresas analizadas, ya que a partir de ellos se planifi-
caron las actividades siguientes. Se puede definir como el “gran problema”
la falta de información para la toma de decisiones, y a partir de allí pode-
mos enumerar otros que constituyen causa o consecuencia del mismo: la
fijación del precio de venta de sus productos sin considerar si cubre o no
los costos, el desconocimiento total de sus costos, la no registración de sus
operaciones (no saben si ganan o pierden), se confunden las finanzas de
la microempresa con las finanzas de la familia, y otros, como la carencia
de estrategias de marketing, tecnología básica y en algunos casos obsoleta,
y la informalidad que les impide comercializar con ciertas empresas que
requieren facturas para comprarles sus productos.
Una vez procesados los resultados de esta primera etapa, cada grupo
procedió a asistir técnicamente a los microempresarios a su cargo en aque-
llos aspectos detectados como problemáticos, convirtiéndose esta parte del
trabajo en la más enriquecedora para ambas partes, en virtud de que a
partir del mismo, los alumnos voluntarios pudieron experimentar la po-
sibilidad de ser “asesores” de una empresa, preparándose para su futuro
desempeño profesional, y los microempresarios, insertos en un sector de la
economía imposibilitado de contar con asesoramiento profesional, se sin-
tieron acompañados con una capacitación personalizada y a su medida.
Por otra parte, se analizaron los problemas comunes a todas las microem-
presas visitadas y se elaboró un programa de capacitación que se desarrolló
a través de talleres, que fueron dictados por los mismos alumnos o por
representantes de organismos vinculados al quehacer empresario. Como
producto de cada encuentro, se les entregó a los asistentes material sobre
el tema objeto del curso, siempre con la visión de que sea instructivo y
accesible para sus destinatarios.

El Rol de los participantes


Al hablar de los roles de los participantes del proyecto, cabe destacar
el protagonismo que asumieron en todo momento los estudiantes volun-
tarios: desde la formulación del proyecto hasta la selección del docente
responsable, el contacto con la entidad externa a la Universidad, y la pla-
nificación y ejecución del proyecto en todas sus etapas.
La idea central se basó en que ellos fuesen los gestores de su actividad
de asesoramiento, aplicando sus conocimientos académicos desde la etapa

160
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

misma de planificación de las actividades, de administración de los re-


cursos en pro de los objetivos y tiempos planteados, contacto inicial con
los microempresarios, elaboración de la encuesta de diagnóstico, y demás
tareas inherentes al desarrollo propiamente dicho del proyecto.
Es decir que el propio proyecto fue una “empresa”, cuya misión era la
de capacitar a los microempresarios detectados por el Instituto de Desa-
rrollo de la Municipalidad de Palpalá, empresa que debía contar con un
presupuesto, administrarse en forma eficiente y lograr sus objetivos en el
tiempo planeado.
Fueron necesarias muchas reuniones para organizar las actividades,
hubo momentos de zozobra cuando se visitaron algunas microempresas
y los voluntarios se dieron con la negativa a recibir capacitación, pero, en
términos generales, se puede afirmar que la experiencia fue sumamente
enriquecedora, ya que los estudiantes volcaron los conocimientos adquiri-
dos en la Facultad para asesorar a los emprendedores.
La consigna planteada por el docente responsable fue la de acercarse al mi-
croempresario como un profesional lo haría con su cliente, con seriedad por
la responsabilidad asumida, con respeto y sobre todo con humildad, sin ol-
vidar que estaban prestando un servicio. Asimismo, orientar el asesoramien-
to y capacitación al público objetivo, teniendo en cuenta su idiosincrasia y
su formación, de manera que sea útil la información que se les brindase.
Es sabido que si el mensaje no es recibido correctamente por el desti-
natario, de nada sirve la excelencia del mismo. Por esa razón, se insistió
mucho en esta consigna: que los conocimientos adquiridos por los estu-
diantes en la Facultad debían transmitirse y llegar al receptor de forma
inteligible, adaptándolos a su propia realidad, en un lenguaje claro y sin
tecnicismos innecesarios.
Consideramos que otra de las cuestiones que impactó en la formación
de los estudiantes fue conocer la realidad que viven las empresas en el día
a día, muy distinta y distante de la planteada en los libros de administra-
ción, muchas veces dedicados por entero a empresas grandes, con otra
realidad socio-económica, y con un contexto cultural diferente, que está
fuertemente arraigado en la provincia de Jujuy, y en la ciudad de Palpalá
en particular.
Si bien este vasto sector social está plagado de un sinfín de iniciativas
económicas, el trabajo se desarrolló en microempresas en situación de vul-
nerabilidad social, es decir, emprendidas por personas de escasos ingresos.
Sin embargo, la situación que atraviesan, el medio en el cual se desenvuel-
ven, y la influencia cultural en la forma de manejar sus empresas, no dista
del grueso de las micro y pequeñas empresas de la provincia.

161
Economía Social

Cabe destacar que durante el desarrollo del proyecto, los estudiantes


identificaron saberes vinculados a la economía en las prácticas cotidianas
de los microempresarios asistidos, que no se aprenden en la Universidad,
ya que difieren de las características propias de la gran empresa, como por
ejemplo:

• Muestran gran flexibilidad de adaptación ante cambios en la demanda


del mercado. A una gran empresa le resulta difícil cambiar las líneas
de producción o adaptar un producto a las exigencias nuevas del con-
sumidor, porque ello le representa la necesidad de efectuar grandes
inversiones tanto en equipo como en personal. En cambio, las microe-
mpresas pueden, sin realizar grandes erogaciones, modificar y aún
cambiar totalmente su producción frente a nuevas demandas.
• La inexistencia de una estructura burocrática (las decisiones son toma-
das generalmente por el director fundador de la empresa) trae como
consecuencia que las decisiones se adopten con rapidez. De esta mane-
ra, las microempresas pueden responder en forma más ágil e inmediata
frente a un problema determinado o frente a una necesidad de adapta-
ción, en comparación con la gran empresa.
• Cuentan con personal que conoce prácticamente todos y cada uno de
los procesos y procedimientos de la empresa, facilitando la rotación de
puestos y los reemplazos.

También resultó muy interesante e ilustrativo para los alumnos, conocer


de cerca procesos productivos que sólo conocían en forma teórica a través
de los libros, y ello a pesar de tratarse de procesos obsoletos o anticuados
en el caso de las microempresas visitadas.
El docente responsable cumplió principalmente la función de coordinar
las actividades, indicar pautas de trabajo, realizar el control de gastos y
acompañar a los estudiantes a lo largo del desarrollo del proyecto.
Cabe destacar que algunos de los aprendizajes de los alumnos también
hicieron sentir su efecto en el docente, ya que muchas veces en el desarro-
llo de nuestra actividad académica nos abstraemos de la realidad que se
vive en el seno de las empresas, más aún cuando éstas se alejan del modelo
de empresas que enseñamos en las aulas.
Por esa razón, y a partir de esta experiencia, es que podemos afirmar la
necesidad que tenemos, como docentes de ciencias económicas, de incluir
en nuestras cátedras la ejemplificación de las situaciones sin dejar de lado
la inclusión de las características propias de las microempresas, como par-
te importante de la economía de nuestra provincia.

162
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Además, el hecho de “salir de las aulas” para desarrollar una actividad


de este tipo, permitió un acercamiento distinto a los alumnos, un cono-
cimiento más cabal de sus intereses, capacidades, sus miedos al futuro
laboral, aspectos que serán importantes considerarlos y tenerlos en cuenta
en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
La comunidad a la que estuvo dirigida el proyecto de voluntariado se
vio impactada positivamente, ya que el financiamiento externo, que estu-
vo presente en algunas de las microempresas visitadas, es sólo una de las
cuestiones que hacen a su existencia. Considerando que se trata de empre-
sas integradas en su mayoría por desocupados, es absolutamente necesaria
su capacitación en aspectos técnicos que ellos desconocen, por no haber
desarrollado nunca una actividad independiente, y sobre todo, el cambio
de mentalidad, el internalizar el hecho de que la empresa son ellos y si no
hacen las cosas bien (planificar, administrar en forma eficiente los recur-
sos, mantener los gastos controlados, etc.), la empresa no sobrevivirá.
El grupo al que finalmente se dirigieron las actividades de asistencia téc-
nica y capacitación, una vez descartadas las que no aceptaron, se mostró
sumamente entusiasmado y agradecido por el servicio de los voluntarios.
Un sector que se caracteriza por sentirse excluido del sistema, esta vez fue
parte de un proyecto que lo tuvo como destinatario.
Las microempresas que participaron del proyecto fueron dieciocho, den-
tro de los siguientes rubros de actividad: jardín maternal, producción de
huevos, producción de pollitos bebé, producción de gallinas parrilleras,
producción de artesanías en barro, marroquinería, bloquera, fabricación
de macetas, producción de artesanías en madera, elaboración de pocho-
clos, comercialización de artículos descartables (de plástico), elaboración
de miel, fabricación de puntas para rejas, bombas de agua, etc., produc-
ción de artesanías en yeso, fabricación de pañales, elaboración de masas
y tortas.
En cuanto a la organización social con la cual se articuló el proyecto,
El Instituto Municipal de Desarrollo, dependiente de la Municipalidad de
Palpalá, prestó su colaboración desde el inicio, al poner a disposición del
grupo su base de datos de microemprendimientos y colaborar en distintas
instancias del desarrollo del proyecto, ofreciendo sus salones para el acto
de inicio y para la realización de los talleres de capacitación.
Se pudo verificar concretamente la posibilidad de trabajo conjunto en-
tre la Universidad y los actores sociales, en este caso una institución mu-
nicipal, para lograr objetivos comunes, que benefician a un sector de la
sociedad.
Asimismo, la Universidad también tuvo un proceso de retroalimenta-
ción en su relación con el Instituto Municipal de Desarrollo, ya que los

163
Economía Social

alumnos recibieron información de primera mano acerca de programas de


financiamiento vigentes destinados a microemprendimientos, diseño de
los proyectos, etc.

Economía – Solidaridad
En el contexto actual, pleno de individualidades y donde todo se valora
por el beneficio económico que reporta, parece difícil vincular la Econo-
mía con la solidaridad y con el ejercicio de una actividad cuya realización
y resultados se miden de otra manera. Más extraño aún puede resultar a
muchos sectores de la sociedad, que un grupo de personas, sin buscar
ningún tipo de compensación, destinen su tiempo y esfuerzo a desarrollar
un trabajo solidario.
Por esa razón, es muy importante que la Universidad haya desarrollado
el Programa de Voluntariado, implicándose como institución académica
en su entorno y vinculándose a través del programa con organizaciones
del tejido social, brindando asimismo la posibilidad a los estudiantes de
participar y comprometerse en aras de un trabajo solidario.
La Economía Social se abre paso en medio de un mundo en el cual
priman los intereses del capital financiero, en un intento de impregnar la
realidad de valores tales como la solidaridad y la cooperación. Uno de los
caminos es, justamente, acercar el conocimiento desde los centros de for-
mación e investigación científica hacia los microempresarios, facilitando y
promoviendo el desarrollo de sus capacidades emprendedoras.

Conclusiones
Las microempresas generan valor económico con impacto social, crean
empleos estables y ayudan a combatir la pobreza y la desigualdad. Por
estas razones, toda política o medida tendiente a fortalecer a este sector es
sumamente valiosa para la sociedad.
Todo apoyo que se les brinde, ayuda a la supervivencia de las microe-
mpresas en un mundo cada vez más competitivo, y permite que sigan
contribuyendo a combatir uno de los mayores males de la región: el des-
empleo.
Los gobiernos (nacional, provinciales y municipales) reconocen, a pesar
de los esfuerzos destinados a fortalecer a este tipo de empresas, sobre todo
con el aporte de créditos, que deben trabajar en conjunto con otros secto-
res para impulsar su desarrollo y crecimiento.
“El trinomio teoría-práctica-investigación, es el factor que debe ser im-
pulsado por las Instituciones de Educación Superior, empresarios e indus-
triales, gobierno y colegios de profesionales graduados universitarios, ya

164
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

que esto proporcionará la información fidedigna que proyectará contun-


dentemente la MiPyME, pero sobre todo, encontrará el mecanismo que
proporcione una actividad económica sustentable a la sociedad, con un
trabajo digno e ingreso justo…”1.
Cabe aclarar que la sigla MiPyME hace referencia a las micro, pequeñas
y medianas empresas.
Se concluye que las Universidades deberían colaborar en mayor medida
con el sector microempresario, asumiendo el compromiso de su respon-
sabilidad social, proporcionándoles asesoría y capacitación, de modo que
puedan desarrollarse en forma eficiente.
La Universidad también se verá beneficiada al contar con información
real de lo que sucede en el interior de las microempresas - qué problemas
concretos afrontan los emprendedores - y podrá darles soluciones. Es una
gran oportunidad para los alumnos practicar el ejercicio profesional en el
ámbito mismo de la empresa, y sentir que son capaces de brindarles solu-
ciones y garantizar su éxito y supervivencia.


1
Chirino Sierra, Alejandro. “Presentación”, en Regalado Hernández, Rafael; “Las MiPyMES
en Latinoamérica. Estudios e investigaciones en la Organización Latinoamericana de Ad-
ministración”, 2007.

165
El Voluntariado Universitario como
expresión de la articulación
interinstitucional.
Proyecto de Fortalecimiento integral de
Cooperativas Apicolas

Lina de las Mercedes Coronado.*

*
Universidad Nacional de Santiago del Estero, Secretaría de Extensión Universitaria y
Bienestar Estudiantil.
extens@unse.edu.ar
lina_coronado@yahoo.com.ar
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Introducción

L
a producción apícola tiene un enorme potencial en Santiago del Es-
tero. La necesidad de capacitación a pequeñas cooperativas apícolas
se hace imprescindible a partir de estudios de campo realizados en
las localidades de Silípica, Arraga, Zanjón, donde se observa la carencia de
conocimientos teóricos prácticos que demandan capacitación a nivel de
formación integral, es decir el aprendizaje en gestión organizativa, recur-
sos humanos y técnicos productivos, afianzamiento de los conceptos bá-
sicos del asociativismo cooperativo, eficiencia en las áreas de producción
y comercialización.
El proyecto se desarrolló durante seis meses, con veintidós alumnos de
diferentes carreras de las Facultades de Humanidades, Ciencias Sociales
y de la Salud, Ciencias Forestales y Agronomía y Agroindustria, acom-
pañados de tres docentes de las mismas Facultades y dos organizaciones
sociales, el Instituto Provincial de Acción Cooperativa y la Asociación de
Técnicos Agropecuarios de la Provincia.
Pensar la UNSE desde la “contribución al estudio del sistema universita-
rio argentino”, enfoque coordinado por José Luis Coraggio y Adolfo Vispo,
implica considerar las afirmaciones tales como que “no hay diagnóstico
sin sentido, ni lecturas ingenuas de los diagnósticos y afirmaciones con
pretensiones de objetividad”, en cuanto pone en sobre aviso, en primer
término, a los propios docentes interesados en hacer un aporte “desinte-
resado” que permita un reposicionamiento de la UNSE ante las formas de
abordar las exigencias de un contexto en permanente cambio, a partir del
análisis de los servicios que brinda a la sociedad y al Estado, y en segundo
término, a los actores sociales involucrados en la demanda, orientada a
lograr mejorar la productividad en la consolidación de la cohesión social,
y a alcanzar beneficios de tipo cultural y político.
El sinceramiento en el diálogo de la UNSE con su medio, requiere la
manifestación clara de las ideas, que cada uno de los actores sociales las
exprese de forma alternada en busca de avenencias, de consensos.
El escenario en el que la UNSE protagoniza su rol, coloca en un lugar de
privilegio a la Extensión, a través de la cual busca la institucionalización
de prácticas que devuelvan a la sociedad el equilibrio que requieren las
relaciones con el “afuera” en el marco de su realidad compleja, en la que
se evidencian resistencias, competencias, direccionalidad de los cambios y
tensiones por falsas dicotomías detectadas.

169
Economía Social

Con una mirada más positiva y esperanzada se presagia la presencia de


una gestación emergente, de una visión dinámica de su quehacer a partir
de la puesta en marcha del Programa de Voluntariado Universitario que
promueve la vinculación de la Universidad Pública e Institutos Universita-
rios Nacionales con la comunidad en la que se inserta.
Se trata de “afianzar, desde la política de Estado, una Universidad inclu-
siva que asuma un rol protagónico en la construcción de una sociedad en
la que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se dis-
tribuyan democráticamente …..”. “Así, como la imperiosa necesidad de re-
construir la economía y los lazos sociales….”. Y “promover un proyecto de
desarrollo sustentable…”, “que fortalezca el vínculo entre los estudiantes
universitarios y sus comunidades.” (Resolución 1061. Programa Nacional
de Voluntariado Estudiantil).
La Universidad, a través del Voluntariado Universitario, pone a dispo-
sición de esas comunidades la “transferencia de ciencia y tecnología”, y
se compromete con la misión de contribuir con “otros agentes sociales
el diseño y ejecución de políticas públicas que garanticen el cambio so-
cial mediante la superación de la fragmentación social”. (Resolución 1061.
Programa Nacional de Voluntariado Estudiantil).
La inserción de esta política de Estado resulta entonces ser una “forma
concreta de contribuir a solucionar problemas que afectan a las comuni-
dades, de colaborar activamente en la mejora de actividades culturales,
ambientales, sociales y productivas”.

Desarrollo del proyecto


El Proyecto de Fortalecimiento Integral a Cooperativas Apícolas se ubi-
ca en el eje temático de la economía social, ligada intrínsecamente a una
pequeña comunidad santiagueña con escaso desarrollo económico. Una
comunidad que tímidamente inicia hace unos años un proyecto de auto-
desarrollo, con apoyo del gobierno provincial, oportunidad en la que se
constituyen en una organización cooperativa, por lo que reciben materia-
les para el inicio de las actividades, quedando pendiente la capacitación
técnica, que hasta hoy estaba ausente.
La Universidad acude para tratar, de resolver la crisis de una cooperati-
va apícola santiagueña. En reuniones preliminares, intentó establecer una
consciencia crítica y una nueva actitud ante la realidad, teniendo en cuenta
las circunstancias y las potencialidades internas de los sujetos individuales
y colectivos, sosteniendo que la autogestión y la sustentabilidad del pro-
yecto a mediano y largo plazo, es posible mediante el aprovechamiento y
potenciación de los recursos disponibles, tanto materiales como espiritua-
les, proponiendo así un avance inmediato, mediante la puesta en práctica

170
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

nuevamente del proyecto inicial, resaltando las potencialidades latentes, y


las premisas del futuro.
Para lograr poner en marcha los procesos sociales comunitarios, y en este
caso los especialmente cooperativos, se hace imprescindible, en primer lu-
gar, el conocimiento del grupo en cuestión, y de sus reales potencialidades
para la aplicación de la filosofía cooperativa. Teniendo en cuenta que el
cooperativismo es un proceso que surge desde la base donde se construye,
se hace necesario identificar sus fortalezas y debilidades, y despejar el en-
tramado que obstaculizó el alcance de logros en su momento inicial.
La cooperativa apícola, sujeto social central de este proyecto, busca, me-
diante experiencias de trabajo alternativo, cambiar sus ejes de producción
cotidiana. Luego de haber pasado por diferentes etapas, la de constitución,
producción, amesetamiento y decaimiento de la producción, intentan for-
talecerse a través del desempeño de roles de gerenciamiento y negociación
como meta prioritaria.
La comunidad impactada por el proyecto es la localidad de Arraga. Los
integrantes de la Cooperativa pertenecen, además, a las localidades de
Zanjón, Silípica, Simbol. La población es de corte netamente rural, y se
ubica geográficamente a 25 kilómetros de la ciudad Capital, con un con-
trol social muy desarrollado, propio de las poblaciones pequeñas alejadas
de las ciudades populosas, ya que apenas supera los dos mil habitantes.
Los integrantes de esta pequeña población, santiagueños en transición
rural-urbana, se dedican a explotar sus fincas o chacras, en las cuales pro-
ducen verduras, hortalizas, maíz, frutas de estación. A partir de la desapa-
rición de los Ferrocarriles, otro sector de la población se ha convertido en
trabajadores golondrinas, migrando estacionalmente a las cosechas inter-
nas y externas del ámbito provincial, y los demás sobreviven insertos en
economías de subsistencia, dedicándose a la cría de ganado menor y un
cerco familiar.
En este marco, se inscribe tímidamente la Cooperativa como una estrate-
gia no sólo de auto desarrollo, sino también alimentaria, y como una forma
alternativa de retener a los jóvenes en su lugar de origen, ya que la pro-
ducción apícola y la cercanía de la ciudad Capital genera un ingreso extra
para las familias, las que tratan denodadamente de incorporar la actividad
dentro de la economía lugareña.
Dentro de esta comunidad, hay alumnos que concurren a la UNSE. Una
alumna de la Carrera de Educación para la Salud, en charlas informales en
la cátedra de Desarrollo Humano y Salud, abordó el tema de los proyectos
inconclusos, el apoyo inicial del Estado, y cómo cuando las lides electora-
listas decaen, también lo hace el apoyo Estatal.

171
Economía Social

En su relato mencionó el caso de la Cooperativa, de cómo sus inicios


habían sido pródigos y de cómo hoy estaba prácticamente abandonada por
sus integrantes. Al interesarnos en el aula sobre el tema, la alumna hizo
un relato más pormenorizado sobre la Cooperativa. En años anteriores, de
corte netamente electoralista, desde el gobierno de la provincia impulsaron
el Programa Apícola Provincial, en el cual se entregaban colmenas, núcleos
y todas las herramientas necesarias para poner en funcionamiento un em-
prendimiento de esa naturaleza. Los pobladores formaron la Cooperativa
esperanzados en esta nueva posibilidad de generar trabajo, especialmente
para los jóvenes de las localidades antes mencionadas.
La prometida capacitación técnica no llegó nunca a los emprendimien-
tos. Así fue como los miembros de la Cooperativa iniciaron sus actividades
con los pocos conocimientos que poseían sobre el tema. En los primeros
dos años, funcionó satisfactoriamente, pero comenzó a declinar hasta lle-
gar a un amesetamiento por otros dos años más, hasta que finalmente la
producción prácticamente desapareció.
Poco tiempo después, llegó a la Universidad la 1º Convocatoria del Vo-
luntariado Universitario, entonces surgió la posibilidad de presentar un
proyecto para la Cooperativa. Con un grupo de alumnos nos dirigimos a
la localidad de Arraga para entrevistarnos con los integrantes de la Coo-
perativa.
En el comienzo, se presentaron factores obstaculizadores como descrei-
miento y desconfianza de parte de los integrantes de la cooperativa y de
la comunidad en general, dando por sentado que era un proyecto políti-
co partidario. Ante la negativa a la participación y las dudas planteadas
en las reuniones preliminares, docentes y alumnos dimos un giro en las
explicaciones, hasta que los vecinos de Arraga comprendieron que era la
Universidad y no otra entidad política quien sustentaba la participación en
el Proyecto de Voluntariado.
Los factores que propiciaron la participación de la población beneficiaria
del proyecto, fueron fundamentalmente el hecho de ser independientes
de la política provincial y nacional, entendida ésta en cuanto partidaria, y
fundamentalmente la participación desinteresada y voluntaria de alumnos
y docentes universitarios. La emoción nos embargó cuando agradecieron
nuestra presencia y manifestaron “nunca soñamos que la Universidad se
acercara a nosotros, humildes pobladores de una pequeña población rural
santiagueña”.
El afianzamiento de la cooperativa en sus estructuras asociativas, como
demanda del medio, dio lugar a la aparición de alumnos, docentes y di-
rectivos de la Universidad que impulsaron y acompañaron a los coopera-

172
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

tivistas en el proceso de cambio que estaban dispuestos a iniciar. Dada la


particularidad de la actividad, se convenció a las autoridades del Institu-
to Provincial de Acción Cooperativa y Mutual (IPAC) de participar en la
puesta en marcha de una micropolítica de desarrollo tendiente a alcanzar
las competencias requeridas en el marco del Programa de Voluntariado
Universitario.
También participaron de la capacitación un docente de la Escuela de
Agricultura de Zanjón dependiente de la UNSE y dos técnicos de la Aso-
ciación de Técnicos Agropecuarios de la Provincia, ambos egresados de la
mencionada escuela, y sostén de los 25 alumnos de las diferentes carreras
de la UNSE anteriormente mencionadas.

“La inclusión de las actividades de extensión en la agenda universitaria


como cuestión prioritaria en el nuevo milenio, alude a la necesidad de
un análisis crítico de las formas operativas que circulan en la UNSE”.

Agüero,M

La experiencia que le tocó vivir a toda la comunidad educativa durante


la última intervención federal al ser llamada a diagnosticar y monitorear el
fortalecimiento de las instituciones, luego de haber vivido su resquebraja-
miento, dio lugar a un sector de docentes y alumnos a mantener la práctica
de “rendir cuentas”, lo que implica reconocer el problema que se soslaya,
la verdad que se calla, y el dilema que se plantea al dar respuestas a las
necesidades que toman visibilidad social.
Se trata de hacerse cargo de informar al otro generalizado, de explicar, de
justificar, de responder sobre las acciones y sus resultados. Este punto de
partida facilitó la participación de la Universidad a través de la Secretaría
de Extensión Universitaria en el Programa de Voluntariado Universitario,
que involucró a alumnos de carreras de grado de Licenciatura en Admi-
nistración de Empresas, de Contador Público Nacional. Además colabo-
raron Técnicos en Apicultura de las carrera de Ingeniería en Agronomía y
Agroindustrias, Ingeniería Forestal, Técnicos en Viveros y Jardines, Licen-
ciatura en Educación para la Salud, un docente capacitador en Apicultu-
ra, un docente investigador en el área de cooperativismo, los integrantes
del consejo de administración de la cooperativa bajo el asesoramiento de
la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNSE, motivados por una
población estudiantil de alumnos de la Escuela Agrotécnica de Zanjón,
dependiente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, que en la

173
Economía Social

relación enseñanza-aprendizaje, descubrieron el valor de las colmenas que


permanecían apiladas en un rincón de las quintas familiares, como resabio
de proyectos truncos, abordados en el pasado por padres que hoy son,
en su mayoría, trabajadores golondrinas destinatarios de políticas sociales
focalizadas como clientelares.
Es en este punto, donde el Voluntariado hace su aparición en el escena-
rio múltiple: en la Universidad, la localidad de Arraga, las organizaciones
sociales y el Estado.
Las Facultades de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, Cien-
cias Forestales, Agronomía y Agroindustrias, se proponen “trabajar jun-
tas”, para poner en funcionamiento su potencialidad científica-tecnológica
para transformar y resolver el problema de incapacidad de las instituciones
del Estado, en este caso particular del IPAC, y para responder a la demanda
concreta de los pobladores de las localidades antes mencionadas, que per-
dieron en la práctica su entidad pública de cooperativas apícolas.
El ejercicio de integrar teoría y práctica, propio del campo académico,
facilitó el diálogo entre profesionales, alumnos, autoridades y ciudadanos
en relación a la capacitación sobre organización, manejo, y mantenimiento
de la producción apícola a cargo de los docentes y alumnos de la Escuela
de Agronomía. También, dio lugar a promover e insertar a los padres en el
proyecto de Fortalecimiento Integral de Cooperativas Apícolas, quienes se
resistían en los momentos iniciales a políticas partidarias, al clientelismo
y a quedar atados a políticas cuyos recursos se distribuyen entre grupos y
líneas que participan del partido o la coalición gobernante, identificación
que no compartían.
Una vez superados estos aspectos que obstaculizaron la participación de
padres e hijos en el proyecto, se potenciaron los facilitadores asociados a la
demanda de temas puntuales de capacitación: principios y organización de
la cooperativa, normalización, funcionamiento, confección y presentación
de documentación requerida por el organismo de control, y resolución de
la problemática de producción en general. “Les permitió transitar por una
senda de desarrollo económico, en el sentido de buscar la forma en que la
cultura deje de impedir que sus recursos puedan transformarse en rique-
zas acumulables, repartibles y disfrutables” (Berdhart 2005).
Los aprendizajes alcanzados por los docentes estuvieron vinculados a
la selección de los integrantes del equipo de trabajo para desarrollar este
emprendimiento. Se dejó de lado el amiguismo, el favoritismo, la gau-
chada, y se optó por una búsqueda exhaustiva y realista en términos de
las actitudes y aptitudes a poner en juego para exponerse en un escenario
adverso al ejercicio de la solidaridad, como lo hicieron todos y cada uno
de los involucrados.

174
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Se ha tenido una oportunidad muy concreta, no de solucionar problemas


de clientelismo político, corrupción, etc., pero fue una experiencia que me-
joró sustancialmente la tarea productiva cotidiana de la población, objetivo
principal del proyecto. También fomentó la conducta ética a nivel práctico
de los estudiantes, docentes y la responsabilidad social de la UNSE, que
incorpora en su rutina dar cuenta de sus acciones solidarias y voluntarias.
Aprenden que la formación en valores es también una responsabilidad so-
cial de la Universidad, de apuntalarlos a través de la revisión de los propios
comportamientos de respeto a las personas, a la verdad, al cumplimiento de
la palabra dada, y a la excelencia académica.
Se trata de una “metodología, un entrenamiento” de docentes que hagan
de su actitud docente una forma de enseñanza, expresada en el respeto
por el otro. Esta actividad desarrollada en el proceso de construcción del
proyecto, fue un camino transitado con alumnos y vecinos con quienes se
hicieron múltiples reuniones durante los seis meses que duró el proyecto,
tiempo en el que se puso en juego la construcción de la confianza entre los
diferentes actores sociales intervinientes.
La UNSE se abrió a trabajar de una manera innovadora que dio lugar a
pasar de las palabras a los hechos, como una manera superior de enseñar,
de aprender y de construir un capital social en torno al servicio mediante
la cooperación. Se trata de instalar una nueva sensibilidad de la labor pe-
dagógica institucional, que se alía con estudiantes, a través del Proyecto
Nacional de Voluntariado Universitario como producto del capital social,
proyecto sobre el cual Kliksberg afirma que “el voluntariado puede jugar
un rol macroeconómico de primera línea. Para eso hay que estimularlo,
hay que defenderlo”. Las afirmaciones emitidas en el año 2005 en el Foro
Ecuménico Social siguen teniendo vigencia en la población elegida “movi-
lizada a través del voluntariado y de la participación ciudadana”.
Más, si se han fortificado los lazos personales al despertar en los estu-
diantes el interés por el “otro”, al enseñar aprendiendo y al aprender en-
señando, al vencer las inseguridades que se vivieron desde la instancia de
pensar el proyecto, pasar por la etapa de ejecución, hasta alcanzar la meta
propuesta de fortalecer a la cooperativa apícola. Todavía quedan cuestio-
nes pendientes, acciones pensadas pero no ejecutadas, como la intención
de alcanzar la participación ciudadana en las políticas públicas. También
se logró que los mismos sean ejecutores parciales de la misma, en cuanto
permanece un divorcio entre los niveles decisores y los niveles ejecutores.
Separación que debe ser superada para que los estudiantes aprendan a
desempeñar “el rol protagónico en la construcción de una sociedad en la
que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se distri-
buyan democráticamente”.

175
Economía Social

Una de las tareas más impactantes en el trabajo de campo fue la trans-


misión de los contenidos básicos, que tuvo que ser rediseñada por la com-
plejidad de los conceptos. Una vez superada esa instancia, la capitación no
resultó ser una simple capacitación o una simple “bajada al aula”, sino que
se convirtió en una situación hegeliana con un enfoque dialéctico entre
lo universal (la capacitación), lo particular (el proyecto) y lo singular (los
integrantes de la cooperativa y sus adherentes), en una relación procesual
en movimiento, y en un desarrollo que implicó permanentemente un en-
riquecimiento hacia ambas partes, una retroalimentación entre la teoría
(capacitación) y la práctica de los beneficiarios con su bagaje de saberes
previos y de experiencias anteriores basadas en las prácticas de ensayo
y error, donde el conocimiento de los actores locales jugó un rol indiso-
ciable, donde se ensamblaron los conocimientos teóricos de docentes y
alumnos y los prácticos de los lugareños.
Es en este punto donde se dan las relaciones Estado-comunidad. Un
prisma científico de análisis de esta relación son la Políticas Sociales, ya
que desde el ámbito político se pretendió desde la antigüedad buscar so-
luciones a la relación contradictoria de las grandes brechas socio-econó-
micas, lo cual originó mediaciones, y políticas sociales de diferente índole
para propiciar el avance de la igualdad social a partir de la acción política
del Estado, aunque a veces ese avance no sea para todos, sino para las elites
que alternan el poder en un sentido paretiano, en cada momento histórico
que les toca vivir.
Los logros alcanzados a nivel material se efectivizaron a través de la en-
trega de materiales como: colmenas, núcleos, herramientas en general que
reforzaron los ya existentes. Y los logros a nivel producción y capital social
superaron las expectativas esperadas por el grupo en general.
Luego de la entrega de materiales y la reestructuración de los contenidos
de capacitación, el fantasma de lo político partidario aún nos acompañaba.
Poder establecer un feed back, que creímos inalcanzable, fue un proceso
lento, pero en la segunda semana todo cambió, y las sonrisas junto a los
mates poblaron los encuentros. Recién aquí el equipo tuvo la certeza de
que la relación Universidad-comunidad sería un éxito.
Es en este punto donde la Universidad marca un momento particular
mediando desde lo universal a lo particular. Así en el colectivo imaginario
de la comunidad, el Estado se transforma en Universidad y de ella parten
las políticas y propuestas hacia la sociedad civil, y en ese nivel la comuni-
dad “siente” que la “políticas públicas son un instrumento fundamental,
pero ven a la Universidad como disociada del Estado, donde el estableci-
miento de prioridades y la asignación de recursos financieros, donde el

176
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

apoyo al desarrollo de las fuerzas productivas, parten de la Casa de altos


estudios, y no del Estado Nacional.
Al finalizar la aplicación del Proyecto Nacional de Voluntariado Univer-
sitario, la producción de miel, polen y otros derivados se hizo realidad, en
primer lugar en el consumo familiar de lo producido, y en segundo térmi-
no, una comercialización exitosa que coronó la aplicación del proyecto en
la comunidad de Arraga.
A los miembros de la Cooperativa se sumaron sus hijos adolescentes,
quienes participaron activamente del emprendimiento. Especialmente en
la fase de comercialización en las localidades vecinas y en la ciudad Ca-
pital.

Conclusión
A modo de conclusión, podemos afirmar que el proyecto que nos ocu-
pa logró el afianzamiento de la construcción del capital social y cultural
de los integrantes de las cooperativas involucradas en el mismo. Se logró
la elaboración de una actividad de auto desarrollo sustentable, a través
de la intervención del Programa Nacional de Voluntariado Universitario,
partiendo desde la circulación de información, conocimientos, prácticas,
comercialización en un proyecto compartido por toda la comunidad.
Esta nueva construcción de la actividad económica alude a la participa-
ción y colaboración de nuevos actores: alumnos y docentes de la UNSE en
primer término, al IPAC y a la Asociación de Técnicos Agropecuarios de la
Provincia y a la Escuela Agrotécnica de Zanjón dependiente de la Univer-
sidad Nacional de Santiago del Estero, como entes organizacionales llama-
dos a impulsar, acompañar y/o conducir a la Cooperativa para la puesta en
acción de una nueva fase de producción, con apoyo institucional, y con
una ejecución abordada de manera conjunta.

“ De allí es que toma sentido el rol de las organizaciones estatales en


cuanto tienen la posibilidad de convertirse en co-constructores del capital
social, moldeando interacciones con una sociedad articulada en redes, en
las que el clientelismo no es la mediación principal”.

Brusco, Valeria, 2005

177
Economía Social

Referencias Bibliográficas
Agüero, Mafalda: UNSE. “Diálogo con la sociedad”, IX Jornadas de Investigación, Jujuy,
2008.

Bernhardt, Alejandro. “Factor cultural de desarrollo económico”, Foro Ecuménico Social,


Año 1, Nº 1, 2004.

Brusco, Valeria. “Democracia local y capital social”, Edit. EDUNTREF, 2005.

Coronado, Lina. “Fortalecimiento de redes interinstitucionales educativas y cooperativas”,


“Tesis Maestría en Gerencia Social”, 2007.

Kliksberg, Bernardo. “Hacia una economía con rostro humano”, Fondo de Cultura
Económica, 2002.

Kliksberg, Bernardo. “Foro Ecuménico Social”, 2005.

Kliksberg, B y Tomasini,L. Compiladores. “Capital social y cultura: claves estratégicas para


el desarrollo”, BID. Fondo de Cultura, Bs As, 2000.

Kliksberg, Bernardo. “Los nuevos desafíos éticos de la Argentina y América Latina”, Foro
Ecuménico Social, Año 2. Nº 2, 2005.

Lasa, Daniel, Compilador. “Pensar la Universidad presente y futura”, Edit. TELMAPCH,


Universidad Nacional de Villa María, Córdoba, 2008.

178
Diseño como aporte estratégico
a la Producción Regional y Nacional
Desarrollo y Análisis de casos de
intervenciones con empresas recuperadas

Esteban Javier Rico y Lucas Giono*

*
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
esteban.javier.rico@tlps.com.ar.
http://www.tlps.com.ar.
Economía Social

180
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Resumen

E
l presente trabajo tiene como punto de partida la conferencia “Di-
seño Gráfico como aporte estratégico a la producción regional y
nacional”, dictada por Esteban Javier Rico en septiembre de 2003
en las “1ª Jornadas sobre el Diseño para el Desarrollo Regional y Nacional”
en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Nordeste,
Resistencia, Chaco.
Se analizarán las intervenciones de extensión universitaria y la produc-
ción de nuevos conocimientos sobre los casos abordados en la cátedra li-
bre “Taller Libre de Proyecto Social” de la Facultad de Arquitectura, Diseño
y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (en adelante FADU-UBA),
y apoyados por el Programa de Voluntariado Universitario del Ministerio
de Educación de la Nación. Los trabajos desarrollados incluyen aspectos
de investigación, extensión y formación de voluntarios (estudiantes y gra-
duados) y fueron desarrollados en conjunto con diversas empresas recupe-
radas y organizaciones sociales entre los años 2002-2007 sobre los campos
disciplinares del diseño gráfico, diseño industrial, diseño de indumentaria
y textil y diseño de imagen y sonido.

Introducción
Buscamos generar un espacio en el que estudiantes, docentes y profesio-
nales aprendan, investiguen y aporten para dar respuesta a las demandas
sociales y populares que ha generado la situación de crisis de la Argentina
y la necesidad de organizarse para resolverlas. Entendemos esta propuesta
como parte de la construcción de un proyecto de país, en el que el cono-
cimiento académico y el trabajo de los profesionales esté al servicio de las
necesidades populares y encuentre un campo fértil para desarrollarse y
crecer en la Argentina.
Las demandas surgen a partir de que la mayoría de los emprendimien-
tos productivos autogestionados se afirmaron como una alternativa de
recuperación de fuentes de trabajo y con su desarrollo comenzaron a sur-
gir necesidades concretas de asistencia en diseño de producto, imagen y
comunicación. Asimismo, la formación de asambleas y otras formas de
organización, que toman las problemáticas ambientales o regionales, re-
quirieron de formas más definidas y funcionales de comunicación para
potenciar el alcance de su inserción social. Consideramos a estas organi-
zaciones asamblearias como otro de los grandes emergentes sociales de la
crisis.

181
Economía Social

Con estas demandas, buscamos nuevas metodologías para dar respuesta


a problemáticas de identidad visual y comunicación gráfica, programas
de comunicación externos e internos, desarrollo comercial sustentable y
capacitación de los trabajadores para la gestión del trabajo autogestiona-
do. La experiencia de autogestión que desarrollaron los trabajadores como
respuesta frente a la crisis de 2001, necesita el fortalecimiento del vínculo
entre Universidad e industria.
A su vez, nuestro objetivo central es académico, y su objetivo es aportar
y emprender la tarea de construir proyectos de vinculación académica y de
transferencia social desde la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanis-
mo, con una actitud abierta, libre y creativa, de compromiso con la realidad
del país y la profesión. Pretendemos cambiar con las “concepciones únicas
de la enseñanza y la práctica del diseño” que responden mayoritariamente
a las necesidades de los sectores dominantes, que son los que acceden al
diseño. Concebimos que tanto la formación académica como el ejercicio
profesional deben estar al servicio de los sectores populares, donde no se
accede muchas veces al ejercicio y aporte de las prácticas profesionales de
las disciplinas del diseño.
Creemos firmemente que el diseño es un aporte estratégico en el desa-
rrollo local y regional y que puede consolidar junto al trabajo y saberes de
miles de trabajadores, la experiencia de recuperación de estas fuentes de
trabajo que necesitan seguir creciendo.

Los aportes desde el conocimiento universitario


y las prácticas disciplinares
¿Puede ser el diseño un factor estratégico de desarrollo en la periferia del
mundo y en tiempos de crisis o post-crisis?
Comenzamos con una pregunta a la cual se van a suceder otras y sin
aventurar en todas las respuestas posibles, podríamos decir que tenemos
algunas certezas (modestas) y queremos pensarlas junto a ustedes, desde
una mirada crítica, pero a la vez constructiva desde acá, ahora, desde la
periferia del sistema capitalista mundial.
Nos interesa detenernos en un análisis sintético del contexto macroeco-
nómico mundial y en especial en la producción de objetos, y rescatamos
esta visión de Peter Druker: “La corporación mundial (léase también ca-
pitalismo) tal cual hoy la conocemos con más de 120 años de antigüedad,
no parece probable que vaya a sobrevivir a los próximos 25 años; legal y
financieramente sí, pero no estructural y económicamente”. Estas palabras
dan cuenta de una visión, de una magnitud del cambio en proceso y de las
contradicciones internas del propio sistema desde su propio seno a través

182
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

de un vocero, pensador y especialista del metacapitalismo. En el contexto


mundial (lo macro), las multinacionales, las corporaciones, y las grandes
empresas han pasado por diferentes etapas de su desarrollo del taylorismo
y del fordismo hacia la planificación y más tarde por la invasión de ideas
japonesas hacia la calidad e innovación.
Estamos frente a una producción de objetos industriales para el con-
sumo y a una oferta diversificada de servicios que satura al consumidor,
llegando a conformar lo que se denomina la “sociedad del excedente”, que
nada tiene que ver con la idea de personas, de trabajadores que tienen po-
sibilidades de desarrollo individual y personal, sino por el contrario tiene
que ver con el concepto de la indiferenciación. El “Funky Business”, con-
cepto desarrollado por dos académicos suecos de economía Kjell Nords-
tröm y Jonas Ridderstråle, se basa en la descripción de la “sociedad del
excedente”: “Empresas similares, que producen, para personas similares,
con estudios similares, en trabajos similares, con ideas similares, cosas si-
milares, a precios similares y con calidad similar”. ( Nordström y Ridders-
tråle: 2000).
Entonces nos preguntamos: ¿en qué lugar de todo esto está el aporte de
las disciplinas del diseño? Calidad e innovación, ¿es sinónimo también de
trabajo más justo? o, ¿a veces la calidad no se encuentra cerca de la explo-
tación de los recursos del trabajo y de los trabajadores?
En el país y en la región como reacción, como contrapartida quizás, se
fue profundizando la crisis, con una gran expresión manifiesta en todos
los índices y sectores hacia finales de 2001, y desde ahí abajo surgieron
nuevos emergentes productivos autogestionados para rearmar el mapa del
sistema con nuevas formas de articulación social, cultural, productiva y
económica basadas en lo social y en un proyecto que reclamaba un nuevo
marco conceptual y abordajes profesionales especializados, que aportaran
al cambio de estructura y pudieran consolidar lo mejor de estos emergen-
tes sociales.

El diseño, un factor estratégico


¿Cuáles son las formas de articulación más aptas entre tecnologías de
punta, tecnologías artesanales, tecnologías aparentemente obsoletas, y so-
bre todo, conocimientos y saberes tecnológicos que potencian la creatividad
y la innovación?
Esta pregunta de la socióloga Alcira Argumedo enfoca, a nuestro criterio,
los aspectos centrales del desarrollo del Diseño en la región, intentando re-
correr un territorio más amplio de mirada frente a los únicos objetivos de
los ‘90, de “competitividad” y “eficiencia”, muy lejos del humanismo que
cobijó a las primeras nociones del diseño (Ledesma: 2003,12).

183
Economía Social

Cuando nos referimos al diseño como factor posibilitador, estamos ha-


blando de conocimiento puesto en acción como recurso estratégico, te-
niendo en cuenta que el conocimiento técnico académico es una de las
formas del conocimiento. Su potencialidad se despliega si es capaz de ar-
ticularse con el conocimiento y los saberes sociales y culturales que están
desplegados en el conjunto de la sociedad, porque es este pensamiento
colectivo, estas formas de cooperación las que dan potencialidad, creati-
vidad, capacidad de innovación a este recurso estratégico, lo cual supone
nuevas formas de organización de los procesos de trabajo que eliminan dos
aspectos fundamentales. Primero, la idea taylorista, segmentación, proce-
sos simplificados, estandarizados, y segundo, la idea de la línea de montaje
donde la duración del movimiento es mesurado (Coriat, [1979] 1997).
En la revolución industrial era más eficiente si repetía infinita cantidad de
veces la misma actividad sin tener una idea del conjunto de trabajo como
en el famoso obrero de Charles Chaplin en Tiempos Modernos.
Las nuevas formas de organización del trabajo de las empresas recupera-
das suponen cooperación, pensamiento colectivo, articulación de distintos
saberes, y sobre todo el hecho de que cada uno de los participantes tenga
una idea de conjunto del proceso de trabajo porque esto lo hace más efec-
tivo en su tarea específica (Argumedo, 2003).
La intervención desde el pensamiento universitario y desde el campo
disciplinar proyectual del diseño hacia los actores intervinientes en el
seno de la comunidad, generó nuevas formas de construcción colectiva
del conocimiento y transferencia. Emergieron, sin dudas, facilitadores que
se configuraron como verdaderos factores estratégicos, generando un ins-
trumento eficiente en la producción de valor de las economías regionales
del país.
Somos conscientes que el rol de la extensión universitaria desde el cam-
po disciplinar del diseño (gráfico, indumentaria, imagen y sonido, arqui-
tectónico, e industrial) nunca puede considerarse en forma solitaria, sino
por el contrario, necesita de los diferentes agentes que hacen al desarrollo
local: acompañado de políticas activas desde los gobiernos, instituciones
del tercer sector, las empresas y las diversas organizaciones vecinales, gre-
miales y culturales; a través de la integración efectiva de programas con
financiamiento estratégico.

El desafío y los aportes desde la interdisciplina


Entendemos al diseño como un factor estratégico y un instrumento efi-
ciente en la producción de valor de las economías regionales periféricas
latinoamericanas. Desde este punto de partida, docentes, investigadores,

184
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

graduados y estudiantes, nos propusimos asistir en diversas problemáticas


abordadas desde la práctica proyectual de las diferentes disciplinas del
diseño en un trabajo conjunto con trabajadores de los emprendimientos
productivos autogestionados, cooperativas y otras formas asamblearias de
los nuevos emergentes sociales.
El proyecto tiene un enfoque, a partir de la formación académica, hacia
estudiantes y graduados de indumentaria y textil, diseño gráfico, industrial
e imagen y sonido, para que desarrollen sus capacidades creativas proyec-
tuales, no sólo como una solución “eficiente” de mercado sino como la
construcción de nuevas imágenes y comunicación para nuevas identidades
y nuevos productos para nuevas necesidades productivas.
El proyecto de agrupación y trabajo académico surge por iniciativa de
docentes, investigadores, graduados y estudiantes en el año 2002 y se
formaliza dentro del Taller Libre de Proyecto Social, en la Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos, y desde
este núcleo se expande al trabajo con diversas cátedras de las diferentes
carreras de esa casa de estudios, proponiendo trabajar en conjunto los in-
tegrantes del Taller con los alumnos de las cátedras. Algunas cátedras han
tomado, como proyectos de su cursada, trabajos sobre diversas problemá-
ticas de fábricas recuperadas y emprendimientos productivos autogestio-
nados. Hasta la actualidad han participado más de 800 estudiantes en las
actividades de transferencia de conocimientos al grado.
Los casos de trabajos pioneros desde el año 2002 son las empresas re-
cuperadas “Brukman, Cooperativa 18 de Diciembre” y “Coop. de trabajo
Renacer ex Aurora Ushuaia”; la primera, fábrica textil, y la segunda, me-
talúrgica, ex Aurora Grundig. En ambos casos se abordaron aspectos de
asistencia y voluntariado en el desarrollo conceptual del diseño, que fue
tratado desde el entramado social y político, considerando los hechos y la
historia de lucha por la recuperación, atravesado por las necesidades reales
del mercado.
Fue a través de un grupo interdisciplinario de Diseño Gráfico, Industrial,
Indumentaria-Textil e Imagen y Sonido, que se intervino en el análisis y
la aplicación concreta de los saberes disciplinares para construir nuevas
identidades, desarrollo de comunicación y producto, que acompañen el
desarrollo de las empresas sociales como nuevos emergentes de la crisis.
Esto implicó poder construir miradas críticas hacia la práctica discipli-
nar y su enseñanza y formación, y marcó instancias novedosas de cómo
abordar con nuevas metodologías la construcción social desde disciplinas
proyectuales.

185
Economía Social

Destacamos algunos de los trabajos principales:

• Diseño Gráfico, nivel 2, Cátedra Pujol (DG): identidad visual para


Brukman (2004), con la participación de 60 estudiantes.
• Diseño Gráfico, nivel 1, Cátedra Saavedra (DG): identidad visual para
B.A.U.E.N. (2006), con la participación de 80 estudiantes.
• Diseño por computación, Cát. Díaz Cortez (DG): propuestas de sitios
web para Brukman, Renacer, C.U.C., B.A.U.E.N., (2006) con la parti-
cipación de 300 estudiantes.
• Diseño por computación, Cát. Díaz Cortez (DG): propuestas de sitios
web para Chilavert y el Centro de Documentación de Empresas Recu-
peradas por sus Trabajadores (2007), donde participan 250 estudian-
tes aproximadamente.

Trabajamos con los siguientes Objetivos Generales:

• Pensar propuestas de intervención desde otra concepción del diseño


gráfico, industrial y textil para las “empresas sociales”.
• Elaborar propuestas flexibles y participativas que permitan evaluar los
problemas a abordar y elaborar un programa de soluciones proyectua-
les.
• Realizar en el contexto del Taller Libre de Proyecto Social, y a partir de
la convocatoria de diferentes cátedras de la FADU – UBA, trabajos con
alumnos para empresas recuperadas, cooperativas y asambleas multi-
sectoriales.
• Brindar asistencia a través de la Extensión Universitaria con los traba-
jos de la cursada de las cátedras (que tienen acreditación académica),
generando su implementación concreta en las empresas recuperadas.
• Fortalecer la capacitación de los estudiantes participantes en búsqueda
de un perfil de graduado que pueda contemplar integralmente el con-
junto de las necesidades de sectores sociales marginados. Para esto es
necesario desarrollar contenidos específicos y generar conocimientos
hoy ausentes o relegados en la currícula de nuestras carreras.

Pensando la identidad en torno a la fundamentación social,


política-ideológica hacia nuevos enfoques disciplinares del diseño

“El concepto de identidad es tal vez uno de los más afectados por la
imposición aún hegemónica de las diversas teorías de la globalización.
Como ya es sabido, el rasgo común de las mismas es negar la condición

186
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

de imperialismo del actual sistema mundial, y por consiguiente, anular


la contradicción entre países opresores y países oprimidos como deter-
minante del mismo, desplazando la centralidad del Estado-nación como
espacio aún vigente en el que se articulan y cobran sentido los conflictos
y luchas sociales que se suceden en el mundo actual. En oposición a la
pretendida vigencia de una economía e incluso sociedad global “mundia-
lizadas”, sitúa lo que denomina “particularismos” étnicos, religiosos, etc,
a los que presenta como resistencias atávicas, fundamentalistas, irracio-
nales, a la inevitabilidad de la globalización, a la que considera análoga
a las leyes de la gravedad.”
Jorge Carrizo

El desafío del pensamiento crítico universitario, desde las diferentes dis-


ciplinas del diseño, responsables entre otras cosas de la construcción de
subjetividad contemporánea, es un aporte para salir de la trampa de la
“fatalidad de las leyes de la gravedad” sobre la construcción de la visión
y representación del mundo. Cómo tratar el concepto de identidad en el
mundo del siglo XXI, en tiempos donde los logros individuales (y por
supuesto los colectivos) parecieran no poder solidificarse en bienes y ac-
ciones duraderas y posibles de ser valoradas por las personas. La identidad
juega al límite de la presión por ser quien debo ser, por ser quien soy y a su
vez por tratar de adoptar la identidad del deseo de ser (¿propio o ajeno?).
Daría la sensación que continuamente estamos patinando sobre el hielo
quebradizo y nuestra seguridad de ser quienes debemos ser (desde el im-
perativo categórico Kantiano) depende de la velocidad con que nos mane-
jamos. Velocidad para marcarnos, para igualarnos o para diferenciarnos.
Al decir de Zymunt Bauman, en el fondo, el problema consiste en afe-
rrarse rápidamente a la única identidad disponible y mantener unidos sus
pedazos mientras se combaten fuerzas erosivas y presiones desestabiliza-
doras para que todo se mezcle y se confunda para tratar de que uno cambie
y renueve “Su identidad”. A fin de cuentas, la identidad significa (al igual
que antaño significaban la resurrección y la reencarnación) la posibilidad
de “volver a nacer”, es decir dejar de ser la persona que se és y convertir-
se en otra persona que no se és todavía. Este fue el desafío académico al
vincularnos con cada empresa recuperada y al tener que pensar nuestros
aportes profesionales hacia la identidad y la simbolización.
El grupo Ad-Hoc del IKae Frankfurt detallaba en sus siete tesis y reivin-
dicaciones algo que creemos importante compartir y poner en debate a
través de este artículo producto de los procesos de revisión hacia nuestras
prácticas y enfoques disciplinares.
Citamos aquí su Tesis Nº 4: la verdadera esencia de la comunicación

187
Economía Social

(léase también diseño gráfico y publicidad) en el capitalismo organizado


es un efecto acumulativo: su función consiste en imponer una definición
general de la realidad social que legitime el poder.
En este dilema crítico, mirado desde la práctica disciplinar profesional,
nos enfrentamos en el 2002 a los efectos devastadores de la crisis argenti-
na comenzada muchos años antes, pero que estalló con fuerza el 19 y 20
de diciembre de 2001, constituyendo un quiebre en las representaciones
de la visualidad hegemónica (podríamos preguntarnos si hoy sigue ese
quiebre).
Fue un tiempo, entonces, de nuevas estrategias hacia la enseñanza, hacia
la investigación, hacia la extensión, hacia el proyecto intelectual desde la
Universidad que debía tomar el verdadero camino de la identidad nacional
y popular. Ese punto de partida basado en el conocimiento colectivo fue
transformador para repensar la identidad visual, la identidad del producto
y la identidad del habitar con acciones proyectuales concretas, con comi-
tentes reales, que entiendan las necesidades de las mayorías y convoquen
a la acción de un cambio radical de las injusticias sociales.
Logramos poner en discusión aquellas “posiciones y acciones proyectua-
les dominantes”, que debajo de objetivos de extensión universitaria “filan-
trópica” no hacían otra cosa que encubrir acciones para la reproducción y
permanencia de la integridad del sistema hegemónico, confundiendo el rol
de la Universidad y aceptando mansamente “lo posible con lo dado” como
plantea León Rozitchner, en referencia al papel de muchos intelectuales en
la década pasada.
Estamos construyendo nuevas formas de enseñanza de nuestras disci-
plinas, estamos día a día aportando críticamente a la constitución de iden-
tidades individuales dentro de un proyecto colectivo. Este es el desafío al
que agradecemos que cada empresa recuperada, cada organización social
nos haya enfrentado y lo siga haciendo, para desarrollar nuevos enfoques
de la enseñanza del diseño a partir de la práctica de estudiantes junto con
docentes, investigadores y graduados.
DG Esteban Javier Rico y DG Lucas Giono
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo – Universidad de Buenos
Aires
Director: Profesor DG Esteban Javier Rico
Co-Director: DG Lucas Giono
Equipo Docente: DG Florencia Croccia – DG Lorena Carreira – DG Ma-
riano Addesi – DIS Luciana González - Ana Turrillo - DG Martín Díaz Cor-
tez – DG Aníbal Orestes Ocampo – DG Christian Sesin – DI Lorena Ihan
Contacto con el Proyecto: esteban.javier.rico@tlps.com.ar
Sitio del Proyecto: http://www.tlps.com.ar

188
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Referencias Bibliográficas
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tural”, Buenos Aires, 2003.

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son Education, Madrid, 2000.

Peters, Tom.“El meollo del Branding”, Ed. Nowtilus, Madrid, 2002.

189
Asesoramiento y Apoyo Técnico
a familias campesinas
del departamento de Lavalle,
provincia de Mendoza,
para Elaboración y Comercialización
de alimentos elaborados
artesanalmente.

Lucía Alicia Vignoni*


*
Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Agrarias.
Economía Social

192
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

E
l proyecto de voluntariado surge del compromiso social que estu-
diantes de las carreras de Ingeniería Agronómica, Bromatología y
Licenciatura en Bromatología de la Facultad de Ciencias Agrarias,
asumen al conocer regiones de la provincia con una fuerte demanda de
capacitación y ayuda para comenzar a planificar las necesarias actividades
básicas previas al desarrollo comunitario. Los estudiantes interesados pro-
piciaron la participación de docentes, lo que posibilitó fortalecer la fun-
ción social de la Universidad pública.

Ubicación geográfica
La provincia de Mendoza, ubicada en el centro oeste del país, forma par-
te de la región de Cuyo. La superficie de 148.827 km2, se divide adminis-
trativamente en 18 departamentos. La altitud oscila entre los 600 metros,
en el este, y los 6000 metros de la cordillera principal y cordillera frontal,
en el oeste, con un máximo de 6959 metros (cerro Aconcagua). Las pre-
cipitaciones son escasas y, alcanzan valores de 192 milímetros anuales en
el este y de 343 milímetros en el sur. La zona de máxima aridez se registra
en el noreste, con valores inferiores a los 100 milímetros de precipitación
anual. El régimen de lluvias es estival.
La estructura económica de Mendoza se caracteriza por la producción
e industrialización de productos agrícolas. La abundante cosecha de vid,
frutas y hortalizas dio origen a una importante industria vitivinícola y de
producción de conservas. Aproximadamente el 2% del territorio se ocupa
con sus principales cultivos. Mendoza exporta anualmente productos por
un valor aproximado de 220 millones de dólares. Esos productos son:
vino, mosto y frutas frescas, e incluso maquinaria industrial. Esta provin-
cia es la principal productora de ajo y tomate, a nivel nacional, que en gran
parte se exportan deshidratados a países latinoamericanos y europeos.
Su bajísima densidad poblacional (3,1 hab/km²) y sus rigurosas carac-
terísticas (temperaturas extremas, bajas precipitaciones), han hecho que
estas tierras sean conocidas como el desierto mendocino.
Las actividades del proyecto se desarrollan principalmente en el sector
noreste de Mendoza, dentro de los departamentos de Lavalle, Las Heras
y San Martín, y en el departamento de 25 de Mayo en la provincia de
San Juan. Esta zona posee clima templado y seco, aunque en verano las
temperaturas son altas debido a la gran irradiación solar y la presencia
de suelos arenosos y salinos, que favorecen la absorción de las escasas
precipitaciones. En época de invierno se registran temperaturas muy bajas

193
Economía Social

con fuertes heladas. Con frecuencia sopla viento cálido del norte y viento
zonda. Su terreno presenta características de una amplia llanura con pen-
diente noreste.
Las condiciones ecológicas de la zona, netamente rural, con precipita-
ción promedio de 180 mm anuales, determinan dos agroecosistemas dis-
tintos: uno el de secano y otro la zona bajo riego.
La zona de trabajo se puede dividir en los siguientes grupos de base:

• Zona de secano: El Encón, San Miguel, Jocolí Norte, Isla con Jume, San
José, San Antonio, Retamo, Retiro, y La Verde.
• Zona irrigada: Jocolí, Salvatierra, Paramillo, 3 de Mayo, Villa Tuluma-
ya, San Francisco, Costa de Araujo, Divisadero, Estación Moluche, Bajo
Las Ranas, Bestani, Andacollo, La Estación, Gustavo André, San Pedro,
Puesto Viejo, y El Central.

Antecedentes
La Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), organización cam-
pesina con la cual se está desarrollando el proyecto, se conformó en el año
2001 en el norte de la provincia de Mendoza, con el acompañamiento de
la Asociación CAXI para el Desarrollo Integral.
Desde los primeros años de organización, los estudiantes de la Facultad
de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, han realizado
pasantías de convivencia como forma de conocer desde adentro la realidad
de las familias de trabajadores rurales y poder identificar las problemáticas
del sector. A partir de dichas pasantías, surgieron actividades específicas
como jornadas de trabajo comunitario, apoyo en emprendimientos pro-
ductivos, etc.
En el año 2004, se firmó un convenio marco entre la Universidad Nacio-
nal de Cuyo y la Asociación CAXI con el objetivo de implementar acciones
tendientes a desarrollar, en forma conjunta, proyectos de carácter acadé-
mico, científico y cultural (colaboración técnica, transferencia tecnológica,
pasantías, etc.). En el marco de ese convenio, se firmó un convenio espe-
cífico con la Facultad de Ciencias Agrarias.
De manera recíproca, la Asociación CAXI y la UST han colaborado en la
formación de los estudiantes compartiendo su experiencia en diversas jor-
nadas y congresos, como han sido las Jornadas de Extensión y Desarrollo
Rural, Jornadas de Agroecología, Congresos de la Federación Argentina de
Estudiantes de Agronomía, etc.
Todas estas actividades realizadas por los estudiantes, fueron voluntarias
sin ningún tipo de financiamiento para cubrir los gastos de pasajes y/o
viáticos.

194
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

El proyecto
En el año 2006, un grupo de estudiantes de agronomía y de bromatolo-
gía desarrollaron junto con las organizaciones mencionadas, un proyecto
de voluntariado estudiantil destinado a promover y desarrollar la produc-
ción agroalimentaria tanto como la comercialización de sus productos en
el marco de la Red de Comercio Justo.
El proyecto fue aprobado y financiado por el Programa Nacional de Vo-
luntariado Universitario dependiente de la Secretaría de Políticas Univer-
sitarias del Ministerio de Educación de la Nación.

Organizaciones sociales participantes


Existe en la región que comprende el proyecto, dos organizaciones de
campesinos e indígenas, la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST)
y la Unión de Jóvenes Campesinos de Cuyo (UJOCC).
Estas instituciones nuclean a 300 familias compuestas por hombres y
mujeres que vienen trabajando hace cuatro años en forma horizontal, au-
tónoma y democrática. El trabajo se realiza en grupos de base y cada mes
participan en reuniones de delegados, las cuales son rotativas. Estas orga-
nizaciones tienen como principio: garantizar el acceso a la tierra, al agua y
a una alimentación suficiente y sana, luchar contra la concentración de los
recursos, velar por la educación y la salud de las comunidades, trabajar de
forma comunitaria, y por el uso racional y sustentable de los recursos na-
turales. Sus pilares son la autonomía política, la construcción democrática,
y el direccionamiento colectivo. La Asociación CAXI es la ONG que brinda
apoyo técnico y metodológico a dichas organizaciones como parte de las
acciones que ayudan a alcanzar el desarrollo regional.

Problemática que se busca atender


La UST elabora alimentos como conservas y confituras utilizando ma-
terias primas producidas en la zona. Se utilizan principalmente tomates
(triturado, pulpas y tomate pelado en conserva) y frutas diversas para la
elaboración de jaleas, mermeladas, frutas en almíbar, hortalizas para su
conservación en vinagre, escabeches, etc. Como la zona es la principal
productora de melones, se busca su utilización, dado que no se adaptan
por su tamaño o forma para la exportación o consumo en fresco, para la
elaboración de confitura como en almíbar concentrado y diluido. Este pro-
ducto permite agregar valor a una materia prima de muy bajo costo, lo que
posibilita ofrecer un alimento no tradicional que deja un mayor margen
en la comercialización que puede entregarse como delicatesen a mercados
con mayor exigencia en diversidad de productos.

195
Economía Social

A partir del trabajo realizado en conjunto con la Asociación CAXI para


el Desarrollo Integral y la Unión de Trabajadores sin Tierra (UST), se pu-
dieron detectar una serie de necesidades y demandas concretas a las que se
pretendió ayudar a dar solución mediante la acción de los voluntarios.
La observación participante a través de los años de voluntariado reali-
zados en las comunidades que habitan la zona norte de la provincia de
Mendoza, como en sus organizaciones, permitió diagnosticar que pese a
los esfuerzos de la comunidad organizada, no se pudo lograr una inser-
ción estable en los mercados, detectando algunos causales como falta de
calidad, discontinuidad de producción o imposibilidad de la correcta aten-
ción de las necesidades de la demanda, lo que dificultó el mejoramiento
socioeconómico de la comunidad.
Desde la Unión de Trabajadores sin Tierra, surgió la demanda concreta de
capacitación y generación de espacios de articulación para la producción
y comercialización de los productos por ellos elaborados, dado que pese a
presentar ventajas competitivas desde algunos puntos de vista, como bajo
uso de insumos, elaboración artesanal e impacto ambiental positivo, no se
habían posicionado en forma estable en los mercados.
Con la comercialización de los productos elaborados se busca generar
una fuente de trabajo comunitario para evitar la migración del campo a
la ciudad, fundamentalmente por parte de los jóvenes, por falta de al-
ternativas productivas sostenibles. También se apunta al desarrollo de la
comunidad, ya que en este sector se afirma y afianza cada vez más un mo-
delo agropecuario que lleva a la pérdida de los elementos constitutivos del
ecosistema tales como suelo, nutrientes, microorganismos, fauna, flora,
diversidad genética y agrícola, comunidades, ecosistemas, paisajes, etc.
Por otra parte, en el marco de la Soberanía Alimentaria, se busca fortale-
cer el autoconsumo dentro de esta organización generando la producción
necesaria y los mecanismos internos para intercambiar los productos entre
las familias miembros de la UST.
La producción de alimentos requiere de un sistema adecuado de con-
trol y del conocimiento de normas de calidad fundamentales a la hora de
garantizar alimentos saludables. La implementación de normas requiere
de conocimientos específicos sobre los sistemas de monitoreo, adecuación
edilicia, recabado de datos, trazabilidad, análisis de control, uso correcto
del instrumental, calibrado de equipos, cuidados y precauciones en el ma-
nejo del laboratorio, garantizando, de esta forma, alimentos sanos y bajo
las normas vigentes.
Dada la situación problemática de las familias campesinas de la UST del
departamento de Lavalle, explicada precedentemente, se detecta la necesi-
dad de capacitación, asesoramiento y adquisición de equipamiento, para

196
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

lograr el objetivo de mejorar la calidad de los alimentos elaborados, res-


pondiendo a los requerimientos de la demanda, adecuación a las norma-
tivas vigentes, estabilidad de la producción y mejoramiento de la red de
comercialización para lograr una inserción estable en los mercados.
De lo expuesto, surge la necesidad de brindar capacitación a los pro-
ductores/elaboradores en normas de calidad agroindustrial, para lo que se
programaron talleres de capacitación. También asesoramiento técnico en
los procesos de elaboración de alimentos y la metodología de control, para
lo cual se realizó la selección y adquisición de instrumental de laboratorio
específico para el control de las operaciones unitarias críticas que aseguren
la calidad de alimentos exigida por la legislación vigente. Resulta impor-
tante la sistematización de los saberes populares como factor esencial de la
producción campesina.
La problemática de la producción de alimentos de calidad debe trabajar-
se simultáneamente con el concepto del desarrollo del autoconsumo como
realidad esencial de la lucha por la soberanía alimentaria, en la búsqueda
de lograr la sustentabilidad económica del grupo participante a partir de
la continuidad del modelo de gestión desde el segundo año de ejecución
del proyecto, trabajando activamente en el desarrollo de la red de comer-
cialización.
El proyecto en desarrollo tiene como objetivo general contribuir al mejo-
ramiento de la calidad de vida de las familias rurales organizadas.

Participantes:
Destinatarios directos:
Dentro de la zona y las organizaciones sociales descritas, se nuclea una
comunidad de 1500 personas distribuidas en 300 familias que vienen tra-
bajando en forma autónoma y comunitaria para lograr educación, uso ra-
cional de los recursos naturales, y alimentación sana y suficiente.
Destinatarios indirectos:
Por otra parte, el proyecto también considera generar beneficios indirec-
tos a otros actores sociales como lo son otras familias de la zona que no se
encuentran integradas a las organizaciones campesinas mencionadas, que
pueden mejorar sus medios de vida al existir la posibilidad de ser provee-
dores de materia prima para los miembros de la comunidad organizada.
Así como también las actividades y resultados influyen en las comunidades
rurales de zonas cercanas, que pueden replicar el modelo de autogestión.
La gestión del gobierno municipal se ve beneficiada al disminuir el núme-
ro de habitantes desocupados, promover el desarrollo de la zona y reducir la
migración hacia los centros urbanos, evitando la formación de asentamien-

197
Economía Social

tos marginales. Esto ayuda a la conducción provincial al evitar la formación


de bolsones de pobreza, desocupación, aumento de necesidades básicas in-
satisfechas y deterioro de la calidad de vida de sus habitantes con aparición
de enfermedades propias de la pobreza: desnutrición y tuberculosis.
Participantes docentes:
La participación de docentes tiene que ver con la afinidad social con los
estudiantes, y con la posibilidad de acceder a consultas sencillas sin nece-
sidad de demostrar los conocimientos teóricos impartidos. Las consultas y
asesoramientos son informales, acercando materiales para difusión, sugi-
riendo productos a elaborar, controles, cuidados, revisión de informes, y
alentando en la labor. Los docentes se benefician al acceder a una realidad
que está alejada de los ámbitos académicos. Las tecnologías a las que se
acceden, en muchos casos no especificadas en las aulas, parecen en desuso
al haber sido reemplazadas por innovaciones industriales.
Las actividades permiten que la Universidad devuelva a la sociedad una
parte de lo que la misma sociedad ha invertido para su existencia.
Destinatarios estudiantes:
Los estudiantes voluntarios se ven ampliamente beneficiados, desde el
mismo momento de la concepción del proyecto, puesto que surge des-
de el seno del estudiantado la idea de participación activa, desinteresada,
de adquirir un rol activo y comprender la responsabilidad de asumir un
compromiso social, y principalmente en ser partícipes activos de la propia
formación profesional.
La práctica profesionalizante, que posibilita las actividades contempla-
das en el proyecto, enriquece enormemente la formación del futuro pro-
fesional. Ya lo decía Wilbert J. McKeachie: “Si no se ofrece en el aula una
oportunidad para practicar el comportamiento adulto, tal comportamien-
to no se aprenderá”.
Aunque siempre se puede pecar por omisión no puede dejar de mencio-
nar se a algunos de los principales partícipes de esta travesía. En especial a
los alumnos Víctor Marino, y Alejandro Tonolli (hoy ya egresado y docen-
te) y al resto de los voluntarios:
• Aragones, Eliana
• Bilbao, Tania
• Correa, Cristian
• Ferrer, César
• Giamportone, Bárbara
• Manduca, Anita
• Olmedo, Federico
• Ortiz, Rodrigo

198
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

• Pessina, Alcides
• Pérez, Mariela
• Sales, Lorena
• Sanhueza, Gabriel
• Troncoso, Mariana
• Szymansky, Carolina
• Sánz, Nicolás
• Bustos Escalona, Gracia

Además, numerosos grupos de estudiantes rotativos participaron en jor-


nadas de trabajo voluntario. Aunque no figuren aquí sus nombres, la labor
realizada ayuda a lograr los objetivos propuestos.

Actividades
Las actividades comenzaron antes de la concreción del proyecto median-
te el contacto con las organizaciones sociales de la zona. Una vez detectada
la necesidad de capacitación, se trabajó en la formulación del proyecto
para lo cual se buscó información bibliográfica y documentación cientí-
fica. Se realizaron distintas actividades para lograr la concreción de los
objetivos, entre las que se destacan:

• Capacitación a grupos de familias campesinas del departamento de La


valle sobre:
- Calidad y manipulación higiénica de alimentos
- Legislación alimentaria
- Trazabilidad y comercialización
- Elaboración de conservas de frutas y hortalizas
- Manejo de instrumental para control de calidad de procesos y
productos
- Producción hortícola, y zootécnica ecológica e integrada
• Organización de reuniones y talleres para:
- Promover el autoconsumo y la comercialización de los productos
elaborados
- Fortalecer una red de comercio justo
- Definir estrategias de producción y comercialización
- Estudiar la adecuación de la infraestructura existente
- Manejar el instrumental de laboratorio para controles analíticos
• Realización de jornadas de trabajo comunitario para:
- Refacción del local de comercialización
- Elaboración de conservas

199
Economía Social

- Construcción de una fábrica de conservas


• Realización de tres ferias de Comercio Justo en la ciudad de Mendoza
• Búsqueda de presupuestos para la adquisición de materiales, insu-
mos, equipos, etc.
• Organización de una Peña del Comercio Justo
• Elaboración de materiales gráficos de difusión destinados a la
distribución entre los grupos de base implicados en la producción
• Publicación de material sobre sistematización de los métodos tradicio-
nales de producción y elaboración
• Registro audiovisual de actividades
• Muestra de productos agroecológicos y manufacturas realizadas en
Ferias y exposiciones en distintos puntos del país
• Adquisición de materiales y equipos de laboratorio para control de
producción

Los estudiantes interactuaron con los participantes de las organizaciones


sociales para integrarse a las actividades que venían realizando y hacer
el aporte voluntario de capacitación y trabajo para alcanzar las metas de
beneficio mutuo. Hay experiencias ya sistematizadas en www.caminosal-
campo.blogspot.com.
Un ejemplo de organización, trabajo, resultados.

“Lo importante es que en todos nuestros actos tengamos un fin definido


que deseemos alcanzar, a la manera de los arqueros que apuntan hacia
un blanco claramente fijado”

Aristóteles

La Unión de Trabajadores Rurales sin Tierra y la Asociación CAXI para el


desarrollo integral trabajan desde hace años en el logro del encadenamien-
to productivo. Resulta de especial interés detallar un ejemplo. Los siguien-
tes datos han sido aportados por la Ing Agr. Natalia Manini de CAXI.
Encadenamiento productivo de Tomate: este sistema se viene practicando
en la organización desde hace algunos años. Se encadena la producción de
tomate, la elaboración y la comercialización del producto elaborado. Inicial-
mente, se proveía a los grupos productivos los insumos para producir. Los
distintos actores de la cadena reciben los insumos, devolviendo el equivalen-
te de los mismos con la producción a la cual se dedican. Cada eslabón tiene
sobrantes que se comercializan y permiten un ingreso extra a las familias.
Este esquema de trabajo en el que se solicitan insumos que luego son de-
vueltos para que otro los utilice se llama “esquema de fondos rotatorios”.

200
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Se realizan periódicamente evaluaciones entre actores de la cadena para


determinar los limitantes y las potencialidades.
Se ha avanzado en la integración de eslabones de manera vertical (vive-
ro, etiquetado y empaque) y horizontal (número de chacras productivas
involucradas, número de centros de elaboración, acopio, empaque y co-
mercialización).
Un aspecto importante sobre el que también se avanzó tiene que ver con
la posibilidad de retribuir el trabajo de manera semanal. Anteriormente
los ingresos por el trabajo de elaboración de tomate se percibían cuando
la producción se comercializaba. A través de la creación de un fondo rota-
torio de trabajo, el trabajo se retribuye en plazos cortos, cuando se comer-
cializa el producto, se vuelve a formar el fondo.
Otros avances tienen que ver con el tiempo de planificación y control de
los eslabones, el análisis de problemas, la mejora de la logística de coordi-
nación y la incorporación de tecnología. Todas las etapas son supervisadas
técnicamente para garantizar la calidad y cantidad de los productos. En la
temporada 2007/2008, el volumen de producción quintuplicó en número
el de la temporada anterior. A continuación se destacan aspectos impor-
tantes del encadenamiento en la temporada.

Esquema del encadenamiento productivo del tomate

201
Economía Social

Producción de plantines en invernadero


Es el primer eslabón de la cadena. Ingresan en éste semillas, agroquí-
micos y tierra preparada, necesarios para la producción de plantines.
También se emplea el fondo rotatorio de trabajo para retribuir el mismo.
De esta manera, se obtienen plantines de tomate que son entregados al
siguiente eslabón integrado por los grupos “chacareros”. Una vez cubier-
ta la cuota necesaria de plantines para el encadenamiento, el sobrante se
comercializa.
Se ha trabajado al máximo de capacidad, se ha llenado el vivero cuatro
veces lo que equivale a una cantidad aproximada de 670.000 plantines.
Participan en el trabajo de este eslabón de la cadena 3 personas de manera
permanente y 10 personas en momentos puntuales.

Producción de chacras de tomate


Los plantines del invernadero son recibidos por distintos grupos de cha-
careros. Además de las plantas, se garantiza desde la cadena el combustible
necesario para la preparación del terreno y los agroquímicos para garanti-
zar la sanidad de las hortalizas.
El equivalente al monto que se recibe es devuelto en cajas de tomate, etc.
Se ha estimado que la mitad de la producción que se obtiene a partir del
aporte de insumos es la que se devuelve, y la mitad restante se comercializa
dentro o fuera de la organización.
La superficie cultivada esta temporada ha sido de alrededor de 5 Has, en
dos chacras ubicadas en la zona de Puesto Viejo (San Martín) y El Chilcal
(Lavalle).
Si bien se planifica la plantación de tomate para abastecer a las fabricas
elaboradoras durante los dos meses y medio de elaboración, las inclemen-
cias climáticas ocasionaron “baches” en el aprovisionamiento, obligando a
las fábricas a comprar materia prima por fuera de la cadena. Las chacras
son trabajadas de manera familiar por la incapacidad económica de con-
tratación de mano de obra. El número de personas que participa de este
eslabón se estima en 12.

Centros de elaboración de tomate


Es el eslabón en el que más experiencia se tiene dentro de la organiza-
ción. La mayoría de los grupos de base que componen la UST trabaja en la
elaboración de conservas.
Desde hace dos temporadas se cuenta con un local para elaborar, que se
adapta a la normativa vigente. Esto, además de facilitar las tareas, permitió
iniciar los trámites de habilitación para comercializar los productos en el

202
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

mercado formal a través de la obtención de los números de Registro Nacio-


nal de Establecimiento (RNE) y Registro Nacional de Producto Alimenticio
(RNPA), incrementando la demanda del producto elaborado y por consi-
guiente de toda la cadena.
En esta etapa del encadenamiento, se recibe el producto de parte de los
chacareros a un valor pautado con antelación, que resulte justo para am-
bos eslabones, independientemente del valor de mercado que tenga. En la
fábrica se elabora tomate triturado, tomate entero, etc.
El tomate se recibe y se procesa. El resultado de la producción ingresa en
el eslabón siguiente que es la comercialización.
En la temporada 2007/2008, funcionaron dos centros de elaboración.
Uno en la localidad de Jocolí, (Lavalle) y otro en el distrito de Costa de
Araujo (San Martín). Ambos centros fueron provistos principalmente por
las chacras participantes del encadenamiento más cercanas.
Se elaboraron alrededor de 12.000 unidades entre tomate entero y tritu-
rado. En cada centro elaborador participaron 10 personas que se organi-
zaron en turnos. A partir de la utilización de fondos rotatorios de trabajo,
se pudo garantizar la retribución de manera semanal, constituyéndose el
trabajo en las fábricas en una verdadera alternativa de empleo. Hay que
destacar que la mayoría de los participantes de la UST son obreros rurales,
que trabajan de manera estacional y precaria.
En ambas fábricas y previo al inicio de la elaboración, se realizaron va-
rios talleres de capacitación, para la manipulación de alimentos y el uso de
instrumental para garantizar la calidad (potenciómetros, refractómetros).
También, y atento a las experiencias anteriores, se consensuó un protocolo
de elaboración para uniformizar los productos resultantes.
Otro de los aspectos en los que se trabajó es el seguimiento de registros.
Se han llevado registros de trabajo, volumen, calidad de materia prima y
producto obtenido. También se realiza como práctica el loteo de la pro-
ducción. Esto contribuye a lograr la trazabilidad de los productos que se
comercializan, y a garantizar la calidad de los mismos.
En ambos centros de elaboración, se realiza seguimiento técnico per-
manente.
Este eslabón reúne trabajo y capital de los eslabones anteriores. A partir
de las mejoras tecnológicas y de organización del trabajo, se ha llegado
a un costo por botella que contempla los costos de producción de los
eslabones anteriores y el trabajo de los elaboradores, sin tornarse en un
producto de elevado precio final.

203
Economía Social

Comercialización
Los productos elaborados a partir de la cadena del tomate, y otros ela-
borados en la fábrica y en otras comunidades, son comercializados por un
equipo. Desde el año 2006, y a partir de iniciativas de la organización, se
formó en la cuidad de Mendoza una Red de comercio justo. La misma está
integrada fundamentalmente por estudiantes de distintas disciplinas que
distribuyen los productos. También hay experiencias de venta en comer-
cios de la zona de Lavalle y a otras organizaciones sociales. Para la comer-
cialización se hace necesario el etiquetado y embalado en palets, en el que
participan alrededor de 20 personas.
La obtención de las habilitaciones municipal y provincial abriría la posi-
bilidad para comercializar mucho más que los volúmenes actuales.
Se estima que participan de todos los eslabones de manera directa 62
personas, que reciben a través del sistema de fondos rotatorios de trabajo
una retribución monetaria simultánea al trabajo.
El número de beneficiarios total se estima en unas 250 personas, entre
quienes se favorecen por proveer insumos como la leña, aprovechar las
capacitaciones, ser vendedores de los productos, etc.
El desafío para las temporadas siguientes es mejorar la logística de co-
municación entre eslabones, bajar los costos de producción y ampliar las
posibilidades de trabajo a más participantes de la UST.

“Finalmente cabe agregar que la virtud más importante de esta expe-


riencia es la de practicar otro tipo de relaciones entre colectivos de traba-
jo a las que el mercado impone, y que éstas sean exitosas”.

Manini, N.
Logros y resultados
Los voluntarios, estudiantes y docentes del proyecto, colaboraron en los
sistemas productivos en marcha, aportando trabajo en los procesos de pro-
ducción, realizando el análisis de los productos, y logrando una mejora en
la eficiencia de trabajo.
A través del proyecto, se pudo adquirir materiales de laboratorio, poten-
ciómetros, refractómetros, insumos varios, maquinarias, etc., con los que
se pudieron analizar los alimentos producidos de manera de asegurar su
adecuación a la normativa alimentaria vigente. Se capacitó a los elaborado-
res en el uso y cuidado del instrumental adquirido.
Se han realizado los trámites necesarios para obtener el Registro Na-
cional de Establecimiento (RNE), y comenzado a preparar las memorias
descriptivas de elaboración para obtener los Registros de Producto Ali-
menticio (RNPA) para cada producto elaborado.

204
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Se organizaron salidas a campo con numerosos grupos de estudiantes de


las distintas carreras de la Facultad de Ciencias Agrarias, como una par-
te importante de comunicación de actividades, reflexión participativa, en
búsqueda de que los participantes se involucren en la realidad social, eco-
nómica y productiva de las organizaciones y se retroalimente el sistema.
Se logró mejorar el flujo de la información.
Se correlacionaron conocimientos tradicionales y científicos, contem-
plando la variable intergeneracional.
Se amplió la red de comercio justo existente como parte de la cadena
agroalimentaria.
Los participantes recibieron capacitación directa en diferentes temáticas,
materiales de apoyo, ayuda concreta para mejora de instalaciones, adqui-
rieron habilidades para el autocontrol de producción, y se relacionaron
con diferentes grupos sociales, pudiendo realizar un trabajo mancomuna-
do con intercambio de saberes.
Con respecto a la articulación de la currícula de las carreras de Ingenie-
ría Agronómica, Bromatología e Ingeniería en Recursos Naturales Renova-
bles, numerosos espacios curriculares reconocen las actividades del volun-
tariado como Trabajos Prácticos, Actividades de Extensión, y créditos de
Asignatura Electiva.
El objetivo general planteado de Contribuir al mejoramiento de la cali-
dad de vida de las familias rurales organizadas, se logró ampliamente, se
potenciaron las capacidades de los participantes, se colaboró en la ense-
ñanza, se mejoró la calidad de los productos, se fortalecieron acciones de
solidaridad y aprendizajes compartidos, y se comenzó un trabajo que debe
continuar y reotroalimentarse continuamente con nuevos participantes.
Se continúa trabajando en:
Consolidación de la red de comercio justo como parte de la cadena
agroalimentaria. Completar las capacitaciones y asistencias técnicas. Capa-
citación sobre producción hortícola y zootécnica con prácticas ambienta-
les correctas, producción orgánica, legislación del sector, comercialización
solidaria, diseño de productos, y normativas y trazabilidad.
Difusión de las cartillas elaboradas. Elaboración de nuevos materiales de
capacitación y difusión, publicaciones gráficas. Desarrollo de un sitio web
que contenga la crónica de la experiencia en formato de weblog.
Realización de una feria-exposición mensual. Participación en ferias y
exposiciones para la difusión de los productos agro ecológicos y manufac-
turas respetuosas del ambiente.
Mejoramiento de la fábrica en infraestructura y en instrumental para
elaboración y control de productos. Análisis bromatológicos completos a
los productos elaborados en la Organización campesina.

205
Economía Social

Reuniones y jornadas para definir estrategias de comercialización.


Realizar salidas de campo para llevar a cabo la investigación participativa
sobre hábitos productivos y de consumo de campesinos.
Y para ir terminando….
Se logró una activa integración de los voluntarios con la comunidad.
Estas experiencias son por demás beneficiosas para la formación de los
futuros profesionales, ya que se internalizaron saberes distintos a los que
se dan en los ámbitos académicos científicos de las aulas universitarias.
Debieron tomar decisiones de gestión concretas, inversiones, resolución
práctica de dificultades, búsqueda de información, conformar equipos de
trabajo con diferente nivel de capacitación, y por sobre todo comprender
que el país y particularmente muchas zonas rurales de la provincia de
Mendoza están conformadas por grupos muy necesitados de ayuda, lejos
de las sofisticadas tecnologías que se estudian en las teorías de las aulas y
en las prácticas de las grandes empresas, a las que es posible enseñar, ayu-
dar, y ser consciente de poder ser partícipe en la mejora de la calidad de
vida de muchos argentinos necesitados, pero ávidos por aprender.
Se destaca la capacidad para el trabajo independiente de los estudiantes.
Sólo han requerido ayudas puntuales, algunas consultas, algunas opinio-
nes, destacándose las capacidades adquiridas que muchas veces no son
reconocidas y hasta desmerecidas en los propios ámbitos de enseñanza.
Estos versos, quizás, pueden describir el sentir de los voluntarios.

Somos tripulantes de una misma travesía,


Si navegas feliz, todos nos alegraremos;
Si enfrentas el peligro, todos nos atreveremos,
Si no te animas, te ayudaremos;
Si tú te hundes, todos nos hundiremos;
Si tú te salvas, todos nos salvaremos.

Lo que hagas por ti, lo harás por todos nosotros;


Lo que dejes de hacer, lo extrañaremos;
Confía en los demás y en ti confiaremos;
Tus triunfos y fracasos serán nuestros;
Si logras llegar, todos llegaremos.
……..
Roberto Gómez S.

206
Financiamiento para la agricultura
familiar. Una propuesta
desde la Universidad.

Ramón Cieza, Sergio Dumrauf, Mariana Barros,


María Romina Mele, María del Carmen Servat, Constanza
Bruno, Ismael Malbrán,
María Sol Vignasse, Eugenia Gualberto,
Jessica Grandinetti, Flavia Picón, Paula Fontana
y Miguel Mele.*

*
Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Facultad
de Ciencias Veterinarias.
cieza@agro.unlp.edu.ar; bancosocial_lp@yahoo.com.ar.
Economía Social

208
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

Introducción

L
a crisis desatada hacia fines de 2001 devino, entre otras consecuen-
cias, en un inevitable y necesario replanteo de las instituciones pú-
blicas en general. La Universidad, como actor público, ocupa un
lugar trascendente en el debate que vincula al conjunto de las instituciones
en su relación con el resto de la sociedad, ya que la generación de cono-
cimiento no puede quedar al margen, y debe nutrirse de la problemática
socioeconómica de la cual es parte.
Desde la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales se ha planteado aten-
der con mayor compromiso la demanda de la sociedad en general y la de
los pequeños productores del área de influencia en particular, a través de
la capacitación, la asistencia técnica y la generación de proyectos conjun-
tos que contengan sus necesidades e intereses. Por la especificidad de los
conocimientos involucrados, la producción, distribución y consumo de
alimentos desde una perspectiva regional es el eje que atraviesa el replan-
teo de esta unidad académica. En este marco y como complemento de las
actividades de extensión, en el año 2005 se crea el Banco Social de la Fa-
cultad de Ciencias Agrarias y Forestales a la que posteriormente se le suma
la Facultad de Ciencias Veterinarias; primera experiencia en el país de una
entidad de microcrédito implementada desde una Universidad, cuyos des-
tinatarios son pequeños productores agropecuarios y/o agroindustriales
excluidos del sistema formal de crédito. En esta propuesta, los estudiantes
voluntarios acompañan el proceso grupal, interviniendo en la operatoria,
conociendo otra realidad y articulando los aprendizajes en beneficio de la
agricultura familiar.

Agricultura familiar y economía social


En las últimas décadas, el proceso de concentración económica y exclu-
sión social reconfiguró al agro argentino. La creciente introducción de ca-
pital transnacional en el sistema agroalimentario, potenciado por los cam-
bios científicos-tecnológicos de la llamada Revolución Verde, trajo entre
otras consecuencias la tendencia a una homogeneización de los agroeco-
sistemas y el desplazamiento del sector de los pequeños productores y de
formas tradicionales de producir.
En la pequeña producción familiar, tuvieron lugar simultáneamente dos
procesos relevantes: a) una modificación de la estructura agraria, ya que
entre censos se da una reducción significativa del orden de 103.000 pro-

209
Economía Social

ductores1. b) una búsqueda de alternativas productivas y laborales para en-


frentar la crisis y poder mantenerse dentro de los sistemas productivos2.
Entendemos a la Pequeña Agricultura Familiar como un tipo de produc-
ción donde la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente
integradas. La agricultura es un recurso significativo en la estrategia de
vida de la familia, la cual aporta la fracción predominante de la fuerza de
trabajo utilizada en la explotación, y la producción se dirige tanto al au-
toconsumo como al mercado3. Teniendo en cuenta los aspectos sociales y
culturales, el concepto de Agricultura Familiar se ve enriquecido tal como
lo define el Foro Nacional de la Agricultura Familiar, siendo una “forma
de vida” y “una cuestión cultural”, que tiene como principal objetivo la
“reproducción social de la familia en condiciones dignas4.
En la zona de Influencia de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLP
predomina la horticultura como actividad primaria principal, y en menor
medida otras producciones como la floricultura y la producción de ani-
males menores. El partido de La Plata, junto al de Florencio Varela y al de
Berazategui, conforma un importante núcleo de producción hortícola, re-
presentando el 62% de la superficie total del Cinturón Verde Bonaerense,
el cual abastece de hortalizas frescas a más de 10 millones de personas del
área metropolitana. La superficie hortícola del partido de La Plata corres-
ponde a 2879 hectáreas de las cuales 991 son bajo cubierta, siendo la más
importante del país.
Cuenta con 1047 Explotaciones Hortiflorícolas con distintas formas de
tenencia, principalmente el arriendo o la propiedad5. En esta región coexis-
te la producción empresarial, con una producción familiar con diferentes
grados de capitalización. Dentro de estos últimos, los menos capitalizados
se caracterizan por tener cultivos principalmente a campo, pudiendo en al-
gunos casos tener una pequeña porción de cultivo bajo cubierta. Además,
no poseen la propiedad de la tierra, arrendando superficies entre 1/2 y 4


1
Ver. Anexo Nº 8. Documento Base del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo
tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar, INTA, 2005.

2
“La Pequeña Agricultura Familiar Problemas, oportunidades y líneas de acción”,
Documento del CIPAF-INTA, Año 2006.

3
Incluye las diversas formas de intercambio de bienes, formales e informales. Ver:
Documento Base del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo tecnológico para
la Pequeña Agricultura Familiar, INTA, 2005.

4
Si bien dicha definición es dada para la Agricultura Familiar (no para la Pequeña AF),
la mirada amplia de corte socio-cultural que la constituye, también abarca el complejo
universo de la P.A.F. Para mayor detalle respecto de la caracterización y la categorización
esbozada en el Foro acerca de la AF, ver Documento Foro Nacional de la Agricultura
Familiar, Segundo Plenario, Agosto, 2006.

5
Datos proporcionados por el censo Hortifloricola 2005. DPE. Pcia de As. As.

210
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

hectáreas. En términos generales, carecen de maquinaria propia, debién-


dola alquilar para la preparación del suelo. La producción es diversificada
y en la mayoría de los casos orientada a los mercados concentradores loca-
les. Una gran parte de éstos no cuentan con apoyo técnico, salvo aquellos
involucrados en programas de intervención estatal. El manejo de la unidad
de producción es típicamente tradicional, con bajos niveles de inversión
por unidad de superficie e ingresos que sólo le permiten su reproducción6.
La relación capital/trabajo es claramente desfavorable, la productividad se
basa en el uso intensivo de la mano de obra; carecen de garantías reales
para acceder al sistema financiero formal; su propia condición de “mar-
ginados del sistema” conlleva a una profunda desigualdad inicial en sus
oportunidades de competencia; prevalece la incertidumbre, el riesgo y la
imposibilidad de planear el futuro próximo de sus emprendimientos. Es-
tas unidades domésticas combinan distintos tipos de formas de sistemas
de aprovisionamiento para la reproducción de la vida, los mismos son
combinados entre la realización del fondo de trabajo7 y la apropiación
por parte de éstas, de los aportes externos que permiten la subsistencia de
sus integrantes. Se destacan por la gran utilización de su fuerza de traba-
jo como principal fuente de ingresos, pudiendo ser ámbitos autónomos,
de carácter unipersonal o integrado por varias personas (familia amplia-
da), con el fin de generar un ingreso que no siempre alcanza el nivel de
subsistencia. Lo mencionado anteriormente da como resultado un marco
conceptual distinto al de la maximización del beneficio económico, pues
dentro de esta racionalidad sustantiva se destacan otros principios y va-
lores, en los que se fundamenta la economía social centrada en el trabajo
y que no está guiada por la racionalidad instrumental. En ese sentido, la
reproducción ampliada de la vida8 es condición inherente al planteo de


6
Cieza, R. “Adopción de tecnologías de bajo impacto ambiental en le Cinturón Hortícola
Platense”, en “Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales”, Nov
2005, FCE-Bs.As, 2005.

7
El fondo de trabajo de una unidad doméstica es definido como el conjunto de
capacidades de trabajo que pueden ejercer en condiciones normales los miembros
hábiles de la misma. Su realización abarca, sucintamente, las siguientes formas: trabajo
mercantil por cuenta propia (productores), trabajo asalariado, trabajo de producción de
bienes y servicios para el autoconsumo, así como el trabajo específicamente dedicado a
la formación y capacitación.

8
El concepto de reproducción ampliada hace referencia a que durante un plazo
determinado (por ejemplo, intergeneracional), a partir de una situación dada, la unidad
doméstica sostiene dinámicamente (según evolucionen las necesidades de sus miembros
con su propio desarrollo y el del medio social) los niveles de calidad de vida alcanzados
históricamente por el conjunto de sus miembros. El concepto de reproducción propuesto
se centra en los condicionantes económicos de la calidad de vida (no contempla, por

211
Economía Social

sustentabilidad de los agroecosistemas, entendida ésta como la “capacidad


de los sistemas productivos para mantener a lo largo del tiempo sus niveles
de productividad”9. Sólo será posible en la medida en que las Unidades
Domésticas mantengan y/o mejoren sus condiciones de vida, y viceversa,
ya que no podrán reproducirse en condiciones severas de degradación del
agroecosistema.

El camino recorrido
El proyecto Banco Social surge en el mes de mayo de 2005 como una
organización de microcrédito que brinda esquemas de financiamiento y
asistencia técnica a pequeños productores agropecuarios de la zona de in-
fluencia, que por su condición socio-económica están imposibilitados de
acceder a sistemas de crédito formal. Originalmente se presentó como un
complemento a las estrategias de extensión universitaria de la citada uni-
dad académica, sin embargo, con el tiempo, esta opción fue variando hacia
un proyecto de extensión propio. A mediados del año 2005, se recibió el
primer financiamiento del Ministerio de Desarrollo Humano y Trabajo de
la Provincia de Buenos Aires, de $ 45.000 para la realización de los présta-
mos. La metodología utilizada por el equipo promotor fue la articulación
con todos los actores que trabajaban en aspectos socio productivos en la
región, entre ellos, Cambio Rural Bonaerense, Asociación de Producto-
res sin Agrotóxicos del Parque Pereyra, Cooperativa de La Costa de Beris-
so, Cooperativa de Trabajadores Rurales, Cooperativa de Productores del
Parque Pereyra, Grupo de Tomate Platense, Grupo Unión Agrícola. Los
solicitantes del crédito son, en su gran mayoría, pequeños productores
familiares hortícolas, y en menor medida, granjeros, florícolas, apícolas,
y/o agroindustriales (Gráfico 1). Los productores asistidos se localizan en
los partidos de La Plata, Berisso, San Vicente y Berazategui, en un radio de
hasta 80 kilómetros de la Facultad10. El 85 % de los tomadores de crédito
es de sexo masculino y en su gran mayoría entre los 25 y 45 años. Se en-
cuentran excluidos del sistema formal de créditos (bancos y financieras),
quedando como alternativa la posibilidad de establecer relaciones finan-
cieras con los usureros locales o las casas proveedoras de insumos. Por

ejemplo, los efectos de la represión política, la violencia familiar u otras fuentes sociales
de sufrimiento no derivadas de modificaciones en los recursos y relaciones económicas).
En todo caso, la operatividad de éstos u otros conceptos dinámicos de calidad de vida
constituye un problema de difícil resolución. Coraggio 2002.
9
Simón Fernández. “Economía Ecológica”, 2002.
10
A pesar del importante radio de influencia que abarca el proyecto, los grupos asistidos se
concentran en aquellos sectores del territorio donde predomina la agricultura familiar.

212
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

otra parte, su situación conlleva grandes dificultades para llevar adelante el


proceso de reproducción, no sólo por la cuestión financiera, sino en otros
aspectos como capacitación, tenencia de la tierra, nivel de capitalización,
infraestructura (caminos, electrificación), hábitat, deficiencias en la aten-
ción primaria de la salud, problemas de deserción escolar, entre otros.
A las devoluciones mensuales se les han sumado aportes provenientes
del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y un refondeo del Minis-
terio de Desarrollo Humano de la Provincia de Buenos Aires, que forman
el actual fondo rotatorio.
Por potra parte, se han pedido créditos al Programa Fuerza Solidaria con
el objeto de atender demandas por un monto mayor de grupos con los que
se venía trabajando. La disposición de fondos permite aumentar el monto
de dinero para préstamos, la cobertura zonal, la retribución al trabajo de
campo y el número de prestatarios. En la actualidad, se trabaja con 17 gru-
pos operativos de productores de entre tres y doce participantes cada uno,
y un monto de dinero prestado superior a los $ 200.000 pesos.
Gráfico 1: Actividades Financiadas por el Banco Social de la FCAyF en
Porcentaje

Fuente: Elaboración Propia

Los créditos entregados son, en su gran mayoría, individual o unifami-


liar, y en menor medida, grupales, aunque es condición necesaria ser parte
de un grupo para acceder al mismo. El trabajo a través de grupos es la cla-
ve del funcionamiento de la propuesta, ya que sólo de manera colectiva se
pueden abordar integralmente las problemáticas y sus posibles soluciones.
Del mismo modo, la garantía para el préstamo es solidaria, fortaleciendo
los grupos conformados, y generando confianza en los nuevos.

Equipo promotor, criterios y estrategias de funcionamiento


El proyecto surge desde un equipo promotor de carácter interdiscipli-
nario, conformado por docentes, profesionales y alumnos voluntarios de
la Universidad Nacional de La Plata, en sus inicios pertenecientes a las

213
Economía Social

Facultades de Ciencias Agrarias y Forestales y de Ciencias Veterinarias,


sumando posteriormente otros actores de las Ciencias Sociales. A la fecha,
nos encontramos con un equipo de 14 personas estables11, pudiendo in-
gresar nuevos voluntarios para tareas puntuales. Las múltiples miradas a la
problemática de la producción familiar en general, y el financiamiento en
particular, enriqueció la estrategia de intervención desarrollada, pudiendo
abordar aspectos técnicos productivos, económicos financieros y sociales
en forma simultánea. El equipo conjuga capacidades, apuntando a fortale-
cer experiencias grupales que de acuerdo al grado de desarrollo alcanzado
necesitan financiamiento para sostener o potenciar sus estrategias de tra-
bajo. En este sentido, el Banco Social acuerda con grupos de productores
la modalidad de apoyo, teniendo como premisa fundamental el uso del
microcrédito como instrumento de organización y mejora de las condicio-
nes de vida de los productores usuarios del financiamiento. Como criterio
fundamental, la propuesta funciona como una herramienta a los fines de
mejorar la calidad de vida de los pequeños productores. Esto significa que
no se posiciona como un “Banco” convencional, sino, por el contrario,
busca ser un complemento de las acciones de extensión de la Universidad
o de las estrategias de intervención de los organismos u organizaciones que
trabajan en el territorio.
Los estudiantes voluntarios trabajan en toda la operatoria del microcré-
dito, colaborando en la formulación de los proyectos, el seguimiento de los
emprendimientos y las tareas de apoyo en terreno al fortalecimiento grupal
y la asistencia técnico-productiva. Dentro de los objetivos de aprendizaje,
la estrategia se orienta a promover operaciones cognitivas que incluyen el
desarrollo de habilidades prácticas en el análisis de los sistemas produc-
tivos, su manejo tecnológico y en la gestión en general del predio, y en
particular de los microcréditos destinados a la producción.
Las actividades realizadas y la modalidad de trabajo están en permanen-
te evaluación, previendo que el proyecto se adecue a las necesidades finan-
cieras de los productores destinatarios. En este sentido, en mayo de este
año, se conformó un “Consejo de Productores” constituido por dos repre-
sentantes por grupo, a los fines de definir el funcionamiento del Banco So-
cial, explorar nuevas fuentes de financiamiento acordes a las necesidades,
y tratar conjuntamente otras problemáticas que excedan a los créditos.
La acción interinstitucional es una premisa de la propuesta, donde se
trabaja con otros organismos gubernamentales y no gubernamentales que

El Equipo Técnico estable está conformado por 3 Ingenieros Agrónomos, 3 Veterinarios,


11

1 Contador, 1 Abogado, 1 Trabajador Social y 5 alumnos voluntarios de las carreras de


Ing. Agronómica y Cs. Veterinarias.

214
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

se encuentran en el territorio a los fines de articular acciones para la pe-


queña agricultura familiar.
Desde el año 2007, se inició desde el equipo un proceso de investiga-
ción desde un enfoque interdisplinario, a partir de una sistematización
de la experiencia y una reflexión teórica acerca de esta herramienta como
utilidad para la agricultura familiar. Por otra lado, se formó parte de un
proyecto de investigación del INTA, denominado “Análisis de Sistemas de
Comercialización y financiamiento para la pequeña agricultura familiar en
las regiones NEA, NOA y Pampeana” (TNTER 2322), en ejecución desde
el 01/01/08 y finalización el 31/12/10. El proyecto Banco Social se refe-
rencia como un estudio de caso en el marco de una línea específica en el
mencionado proyecto. En éste, se busca analizar las experiencias de finan-
ciamiento con el propósito de contribuir a la promoción de herramientas
que mejoren el acceso al crédito y el fortalecimiento de las organizaciones.
Por otra parte, promueven generar tesis de grado y postgrado asociados a
la temática de microfinanzas y mercadeo para la pequeña agricultura fami-
liar, usándose la propuesta en marcha como estudio de caso.

Impactos en la agricultura familiar


Estamos en condiciones de diferenciar dos niveles de impacto en el pro-
yecto en cuestión. Por un lado, el impacto en los aspectos productivos de
los predios de los productores familiares; por el otro, a nivel grupal, en
cuestiones vinculadas al fortalecimiento del grupo u organización.
Con respecto al impacto en los predios, los aspectos más significativos se
vinculan a las mejoras en el proceso productivo, a partir de la adquisición
de insumos (semillas, abono orgánico, etc.), el alquiler de maquinaria para
el laboreo que le permite aumentar la superficie plantada, entre otros.
También el acceso a tecnologías de insumos como el polietileno les ha
permitido adelantar la producción e ingresar al mercado con productos
de mayor precio. En otros casos, se ha logrado la diversificación del pro-
ceso productivo a partir de incorporar nuevas producciones al sistema,
por ejemplo gallinas ponedoras o pollos parrilleros, los cuales permiten
aumentar los productos en repartos domiciliarios. Si bien han sido pocos
los casos, algunos han utilizado el crédito para la compra o reparación de
alguna maquinaria que le permita mejorar la producción, como un sistema
simplificado de riego, o aperos para tracción a sangre. El carácter distintivo
de los tomadores de crédito es que ya estaban dentro del proceso produc-
tivo y de alguna u otra forma tenían una estrategia comercial para colocar
su producción, aunque perfectible en muchos de los casos. Por lo tanto,
el crédito ha servido como un aporte de dinero extra en un momento

215
Economía Social

determinado, lo cual favorece la mejora en algunos aspectos de la produc-


ción. Resulta importante rescatar el carácter estratégico del microcrédito,
tomando en cuenta la estacionalidad de la producción. Los productores
familiares carecen, en su gran mayoría, de un fondo de ahorro que les
permita hacer frente a las necesidades de reinversión, dando continuidad
al proceso productivo, por medio del acceso a un sistema ágil y de base
solidaria.
En cuanto al segundo aspecto, la estrategia llevada a cabo por el equipo
técnico ha buscado el fortalecimiento de éstos a través de la generación
de confianza por medio de las garantías solidarias, y el contacto cotidiano
entre los productores prestatarios y los promotores del Banco Social. La
garantía solidaria implica que la totalidad de los miembros del grupo se
avalan entre sí para tomar sus créditos, respondiendo, en caso de atraso o
falta en los pagos, por el miembro del grupo en cuestión. Esta modalidad
implica que los integrantes del grupo y los promotores del banco se invo-
lucren en el sistema productivo de sus pares, buscando soluciones en con-
junto ante eventuales problemas en el proceso de producción que impo-
sibiliten en tiempo y forma las devoluciones. Sin embargo, esta respuesta
no ha sido homogénea en todos los grupos, pues en aquellos que no había
una fuerte base grupal las garantías solidarias han puesto de manifiesto lo
que estaba latente en las relaciones interpersonales.
Si el sistema de garantía solidaria a nivel del grupo funciona en forma
aceitada, permite pensar en forma conjunta la posibilidad de nuevos de-
safíos grupales tanto en aspectos financieros (nuevas líneas de crédito),
así como en otras estrategias que contribuyan a la mejora de la calidad
de vida de los pequeños productores. Por lo tanto, el equipo de trabajo
orienta sus esfuerzos en consolidar vínculos, en generar estrategias reso-
lutivas desde el interior del grupo ante eventuales situaciones conflictivas;
y en la convicción en que éste es un adecuado sistema a seguir no sólo
en los aspectos del financiamiento, sino en las múltiples necesidades que
pudiesen surgir.
Es de rescatar que los grupos involucrados comienzan a operar solidaria-
mente en el manejo del dinero, lo que los involucra para trabajar con mon-
tos mayores a futuro, generando lazos de confianza y capacidades grupales.
Inicialmente se conforman pequeños fondos de ahorro con parte de los cré-
ditos otorgados para el uso de cualquier miembro del grupo en situación de
necesidad, los que luego pueden derivar en los gastos para la conformación
de una organización mayor (Cooperativa, Asociación Civil) o la compra de
una maquinaria o infraestructura utilizada por la totalidad del grupo.
Es relevante plantear el efecto multiplicador que tiene la experiencia en
la conformación de nuevos grupos de productores familiares o el forta-

216
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos

lecimiento de otros desmotivados por diferentes circunstancias. Muchos


productores han conocido la experiencia a partir de vecinos o familiares,
lo que motivó a que los mismos conformen grupos de trabajo para poder
acceder a la propuesta. En los casos de aquellos productores familiares que
no contaban con grupos de pertenencia o el grupo se hubiese desmem-
brado, se promueve la participación en instancias grupales como requisito
para el acceso a un nuevo crédito. Juntarse con el vecino y poder discutir
en un marco de confianza, aspectos productivos, comerciales, pero tam-
bién de caminos, de salud, de educación, etcétera, implicó un salto cualita-
tivo en la búsqueda de mejoras para sus condiciones de vida que exceden
ampliamente las cuestiones financieras.

Conclusiones
La adaptación de una entidad de microcrédito a la realidad socio pro-
ductiva de los productores familiares de la zona de influencia ha permitido
ampliar la vinculación de la Universidad con el medio productivo, en tanto
la necesidad permanente de financiamiento universaliza la demanda de los
productores. A partir de la misma, se inician y/o readecuan otras acciones
de extensión universitaria que promueven la mejora de la calidad de vida
de la agricultura familiar, con un sector que ha estado invisible a los ojos
de la mayoría de las instituciones públicas y privadas.
La forma de intervención flexible, en cuanto a las necesidades y posibili-
dades de los productores y el grupo como unidad básica para la interven-
ción, ha sido una opción que aporta a la mejora de la producción familiar
de la región. La puesta en funcionamiento de la estrategia de financiamien-
to conlleva la necesidad de generar y sostener una estructura operativa,
involucrada y comprometida diariamente en la continuidad del proyecto.
La conformación y permanencia de un equipo interdisciplinario, hetero-
géneo, conformado por estudiantes voluntarios, profesionales y docentes,
que esté evaluando y retroalimentando el proceso, es un aspecto central
que enriquece aún más la propuesta. En este marco, se produce un proceso
de formación continua de los estudiantes voluntarios, los cuales desde la
práctica articulan conocimientos, conformándose como futuros agentes de
desarrollo rural para la agricultura familiar.
El camino iniciado permite evidenciar la importancia de estrechar, ligar
y potenciar esta herramienta con otros actores, instituciones, y organiza-
ciones del sector. Nuestro anhelo es que en un futuro estas acciones, junto
a otras, puedan incidir en el diseño de políticas públicas y normativas para
los pequeños productores familiares. En tanto, se cree que la misma prác-
tica pone a prueba, modifica y readecua los instrumentos programáticos
diseñados e implementados.

217

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