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2016 Volumen 17 Nº 11 - http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n111116.html

REDVET - Revista electrónica de Veterinaria - ISSN 1695-7504

Un caso clínico de sarna sarcóptica en el ganado ovino - A clinical


case sarcoptic mange in sheep

Babaahmady, Ebrahim

Facultad de Veterinaria, Universidad de Ilam, Ilam, Iran.


Tel. 09188404264 ebrahim_12@yahoo.com

Resumen

La sarna sarcóptica es una enfermedad muy contagiosa, de la que se han


descrito brotes en numerosas especies. Las principales sarnas que afectan al
ganado ovino son la sarcóptica, la soróptica, la corióptica y la demodécica. De
todas las sarnas que afectan al ovino, la sarcóptica es la más importante por
las pérdidas económicas que produce debido a una menor producción y al
incremento en las actuaciones veterinarias. No obstante, no es un parásito
exclusivo del ovino, sino que puede afectar a más de cien especies de
mamíferos, incluido el hombre, por lo que también hay que considerar sus
repercusiones en la salud pública. La sarna sarcóptica o “sarna seca” está
producida por var. ovis ( por el ácaro Psoroptes ovis, Sarcoptes scabiei,
Chorioptes ovis, Psorergates ovis) y la principal manifestación es la aparición
de lesiones costrosas muy pruriginosas. Las ovejas afectadas desarrollan
lesiones grandes cubiertas por una costra amarillenta y escamosa,
acompañadas de daño en la lana y el cuero. Este artículo realiza un reporte
de caso clínico de la enfermedad de una oveja y el parásito de un rebaño
afectado.

Palabras claves: Sarna sarcóptica, contagiosa, oveja, lesiones, pérdidas


económicas, hombre

Abstract

Sarcoptic mange is a highly contagious disease, which outbreaks have been


reported in many species. The main mange affecting to sheep are, the
soróptica, chorioptic and demodectic.Of all the scabs that affect sheep,
sarcoptic is the most important for the economic losses that occur due to
lower production and increased veterinary activities. However, it is not an
exclusive parasite of sheep, but can affect more than one hundred species of
mammals, including man, so, also have to consider their impact on public
health. Sarcoptic mange or "dry scab" is produced by var. ovis (Ovis
Psoroptes by the mite, Sarcoptes scabiei, Chorioptes ovis, ovis Psorergates)
and the main event is the appearance of very itchy crusted lesions. Affected

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sheep, are developed large lesions covered by a flaky crust and yellow,
accompanied by damage to wool and leather. This article presents a clinical
case report of a sheep disease and parasite of an affected flock.

Keywords: sarcoptic mange, contagious, sheep, injuries, economic losses,


man

Introducción

La sarna ovina es una enfermedad contagiosa altamente prurítica. Los ácaros


de la sarna afectan al ganado ovino en todo el mundo, aunque de modo más
agudo en las regiones de ambos hemisferios con inviernos fríos. Las especies
principales son Psoroptes ovis, que causa la sarna psoróptica. P. ovis es un
ácaro minúsculo (0,4 a 0,7 mm de largo) que afecta a las ovejas en todo el
mundo. El ciclo vital suele durar de 10 a 12 días. Las hembras adultas ponen
unos 100 huevos. De estos emergen pequeñas ninfas que, tras pasar por
varios estadios y mudas, dan lugar a los adultos. La transmisión de un
hospedador a otro se hace por contacto. Ni los ácaros, ni sus huevos son
capaces de sobrevivir más de 2 o 3 semanas fuera de un hospedador
(máximo de 48 días en laboratorio)[1].

Fig. 1. Presentación del cuadro lesional en hombros, dorsos y los flancos

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Fig. 2. Piel inflamada y engrosada, cubierta de pequeñas costras secas y amarillentas.

Animales fuertemente infestados pueden fallecer por deshidratación,


neumonía o septicemia. La sarna psoróptica se desarrolla de ordinario durante
la estación fría. Culmina al final del invierno o inicios de la primavera. La
enfermedad permanece latente durante el verano, temporada en la que los
ácaros sobreviven las condiciones estivales adversas (microambiente seco y
cálido tras la esquila y la exposición al sol) en áreas del cuerpo protegidas (el
períneo, las orejas, etc.) [2].

Var. Ovis, Sarcoptes scabiei causa la sarna sarcóptica o escabiosis, el arador


de la sarna, específica del ganado ovino y responsable de la sarna sarcóptica.
Habito en las zonas del cuerpo de escaso pelo, en las capas profundas de la
piel donde la hembra abre sus túneles. Este acaro es mucho menor que
Psoroptes, midiendo 150 a 300 micras de longitud. Los adultos son muy
pequeños (0,3 a 0,5 mm). Los dos pares posteriores de patas no se extienden
más allá de las márgenes del cuerpo. Los succionadores tarsales se
encuentran en el primero y segundo pares de patas en la hembra; y en el
primero, segundo y cuarto pares en el macho. {3} Las hembras preñadas
excavan túneles en la piel en los que depositan sus huevos durante unos 2
meses. El ciclo vital puede completarse entre 10 y 14 días. Afecta sobre todo
a las partes desprovistas de lana como la cara y las patas. Los adultos viven
unos 2 o 3 meses. La supervivencia fuera del hospedador, se reduce a unos
pocos días. Al excavar la piel, las hembras se alimentan de los líquidos que
resultan de la disolución de los tejidos del hospedador mediante enzimas
digestivas. Esta actividad causa una intensa comezón en el hospedador que
reacciona rascándose vigorosamente. Esto a su vez provoca heridas que
pueden infectarse con bacterias secundarias. La piel se inflama, engrosa y
acaba cubierta de costras. Sin embargo, el daño es de ordinario menos grave
que el causado por la sarna psoróptica.[4]

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Chorioptes ovis causa la sarna corióptica, que afecta sobre todo a las patas
traseras, las pezuñas y al escroto de los carneros y es de ordinario menos
dañino que Psoroptes o Sarcoptes. Se trata de un acaro de mediano tamaño,
que mide de 180 a 400 micras. Su aspecto general es similar al de Psoroptes,
excepto que sus elementos de succión se encuentran en pedículos no
segmentados. Las partes afectadas se caracterizan por la formación de
escamas y arrugas en la piel. Las infestaciones generalizadas así como las
infecciones bacterianas secundarias son raras. El impacto económico es menor
que el de otros tipos de sarna. La localización en la piel de este parasito es
semejante a la de psoroptes.[5]

Psorergates ovis es un ácaro minúsculo (0,2 mm de largo) que afecta


especialmente a ovinos de raza merina en Australia, pero que también se da
en otras regiones (Nueva, Zelanda, África del Sur, EE.UU., etc.). Es muy
irritante para el ganado que se rasca, se muerde y se frota contra objetos.
Esto estropea la lana que sufre mermas cuantitativas y cualitativas. Las
infestaciones del ganado con ácaros reciben la denominación médica de
acarosis. Popularmente también se las denomina roña.[6]

Parece haber variantes con respecto a las diferentes preferencias de sitios y


huéspedes, y una habilidad diversa para causar enfermedad grave. También
ha habido ciertas especulaciones acerca de que los ácaros se adaptan a los
cambios de la piel, y la proporción de variantes altamente patogénicas y
relativamente no patogénicas, se altera durante este proceso. Los patrones de
adaptación a las especies de huéspedes o sitios del cuerpo aún no son
comprendidos del todo, y los estudios experimentales sobre transferencia de
especies cruzadas son contradictorios. La variante de P. ovis que causa la
sarna ovina, una enfermedad grave, se registra en muchos países,
especialmente en Iran. Este artículo realiza un reporte de caso clínico de la
enfermedad de una oveja y el parásito.[7]

Material y método

Se estudió 5 rebaños ovinos en pastoreo libre. Los exámenes para revelar


ectoparásitos en la práctica clínica médico veterinaria se realiza
principalmente mediante raspado de la piel (método de examen directo) en
los casos en que se sospecha sarna. Es necesario efectuar un raspado
profundo mediante un bisturí sin filo, hasta producir hemorragias puntiformes.
Con esto es posible alcanzar el estrato papilar. Se humedece el área que va a
ser raspada con agua o solución salina fisiológica, de tal forma que el material
de raspado que se recoja se vaya adhiriendo a la hoja del bisturí y puede ser
pasado a un portaobjetos o colocarse sobre una lámina y aplicarse un
cubreobjetos y presionarse ligeramente. Entonces examinar cuidadosamente
mediante un microscopio utilizando objetivo a seco de pequeño aumento.[7]
Se aconseja también el uso de un escalpelo sumergido en aceite mineral para
la toma de la muestra.

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Resultados

Para lograr un diagnóstico fiable se identificó los ácaros en frotis de la piel


tomados de las partes húmedas de una lesión y examinados bajo el
microscopio.

Se observó variedad de este acaro en la roña común de la oveja. Se localizó


superficialmente en la piel, viviendo en los surcos formados por su actividad
en el huésped. Psoroptes ovis, es el mayor de los ácaros de la sarna
encontrados en ovejos. Su cuerpo mide 300 a 600 micras y es el único acaro
que presenta succionadores tarsales originados en pedículos segmentados.
Dichos elementos de aspiración se hallan en el primero, segundo y cuarto
pares de patas en la hembra; y en el macho se hallan en el primero, segundo
y tercer pares de patas. Para tirar fotos del microscopio hacen falta los
cerramientos adecuados.

Discusión

El raspado cutáneo debe realizarse cuidadosamente, puesto que si no se


incluyen ácaros el más esmerado examen microscópico será por supuesto
inútil. Las lesiones de desarrollo reciente con más probabilidad albergaran
parásitos que las antiguas.[8] La periferia de la lesión es una fuente más rica
que el centro de la misma. Si se han aplicado medidas terapéutica, los ácaros
serán escasos y más difíciles de encontrar. El aceite tiende a clarificar las
costras de suero y otros residuos, haciendo más fácil el examen. Asimismo
evita la desecación del espécimen si se cree que va a haber alguna demora.[9]
Puede realizarse también el método directo empleando una solución alcalina.
Sustituyéndose por solución de hidróxido de sodio o de potasio el agua o el
aceite y mezclarse con el producto del raspado sobre una laminilla.[10]

Los signos clínicos suele empezar en la cabeza: labios, nariz, zonas peri-
orbitales, cara y superficie externa de las orejas. Debido al rascado, los ácaros
se extienden a las cuartillas y Suele afectar con frecuencia a espalda, sobre
todo a los hombros y los flancos (Fig 1), rodete coronario, escroto, zona
inguinal, nalgas y cola.[11] El principal signo clínico es el prurito, que es muy
intenso; los ovinos están inquietos, se frotan y muerden las áreas afectadas.
La piel está húmeda y caliente con eritema intenso, pápulas y vesículas. En
apenas una semana, la piel está inflamada y engrosada, cubriéndose de
pequeñas costras secas y amarillentas. Los animales se rascan
continuamente, lo que origina alopecia, exudación y excoriaciones
secundarias, (Fig 2).[12]

A las tres o cuatro semanas, las zonas lesionadas están alopécicas y las
costras alcanzan los 3-4 mm de espesor, con fisuras y agrietamientos
(hiperqueratosis) que dan el aspecto de barro seco (sarna seca).[13] Hay un
olor desagradable debido a que la sangre rezuma por las grietas de las
costras. Los animales afectados comen menos y están emaciados, las lesiones
en los párpados pueden llegar a imposibilitar la visión al impedir que se abran

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y, debido a las lesiones en los labios, se dificulta la ingesta de alimento y


agua, por lo que los animales pueden llegar a morir por inanición.[14]

En el diagnóstico de la sarna sarcóptica es importante contemplar de forma


conjunta los datos epidemiológicos, los signos clínicos y los análisis de
laboratorio. Además, es preciso establecer el diagnóstico diferencial con otros
procesos dermatológicos. Aunque no hay signos patognomónicos, la
observación de una dermatosis limitada a la cabeza o que se ha iniciado en
ella, con mucho prurito y de elevada contagiosidad en colectivos permite
hacer un diagnóstico de presunción. Sin embargo, hay que diferenciar de
otros procesos como eccema facial, reacciones alérgicas, dermatofitosis,
dermatofilosis, ectima contagioso, dermatitis por Pelodera spp., estafilococias,
tembladera, pediculosis, así como de otras sarnas.[15]

Se han puesto a punto otras técnicas de diagnóstico a nivel experimental o en


otras especies animales, incluido el hombre, como la reacción en cadena de la
polimerasa (PCR), la tinción de lesiones (se esparce tinta sobre la piel a
examinar y se frota, luego se elimina la tinta con alcohol; si hay túneles, la
tinta ha penetrado en ellos y se ven caminos oscuros y tortuosos), pero no se
adaptan bien a su uso en el ovino o bien hay muchos falsos negativos. Las
lesiones observadas en los cortes histológicos tampoco son definitivas para el
diagnóstico y tampoco es tan sencillo observar ácaros en ellos.[16]

En los últimos años se han desarrollado diversas técnicas inmunológicas como


ELISA y Western blot cuyos resultados son muy buenos para el diagnóstico,
pero son complicados de aplicar de forma rutinaria por las dificultades de
obtener antígeno de forma continuada al no existir un sistema de
mantenimiento in vitro de los ácaros. Una variación de estas técnicas que se
está estudiando actualmente se basa en el uso de proteínas recombinantes lo
que permitiría obtener antígeno de forma constante y sería más fácil de
estandarizar. Algunas de las proteínas recombinantes que han demostrado
experimentalmente su validez diagnóstica son la MSA1 y sus dos fragmentos
Ssag1 y Ssag2, la paramiosina y un fragmento suyo, la proteína rSsGST01, el
ASA1, el Ssl20, la proteína rSars 14.3, etc.[17]

Otra novedad diagnóstica es el empleo de las proteínas de la respuesta aguda


inflamatoria cuya concentración sérica aumenta o disminuye, según la especie
animal y la proteína, en la fase aguda de la infección tras un estímulo
inflamatorio (en este caso, la presencia del ácaro). En la sarna sarcóptica se
podrían usar para el diagnóstico como marcadores inespecíficos de infección
clínica y subclínica activas, discriminando de procesos crónicos y de animales
no infectados.[18]

Debido a la elevada contagiosidad, el control de la sarna sarcóptica requiere


diseñar programas sanitarios que combinen la prevención de la infección en
individuos sanos con el tratamiento de los animales infectados.[19]

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Entre las medidas preventivas generales destaca la realización de un examen


exhaustivo de los animales antes de incorporarlos al rebaño y, en caso de
sospecha de sarna, aplicar un tratamiento acaricida y mantener a los animales
en cuarentena estricta. Si en un rebaño hay pocos animales afectados, se
puede proceder al aislamiento de los infectados y sospechosos hasta que se
hayan recuperado o se haya descartado la infección, tratando si ésta se
confirma. Cuanto más precozmente se detecte y antes se aplique esta
medida, mejores resultados se obtendrán. Además, se debe intensificar la
vigilancia para detectar otros animales sospechosos.[17]

Cuando el número de animales afectados sea elevado se puede proceder a


tratar todo el rebaño. Los ovinos con lesiones crónicas que no responden al
tratamiento deben eliminarse. Otras medidas generales son evitar compartir
áreas de pastoreo con rebaños infectados y rumiantes silvestres, así como la
limpieza y desinfección de las instalaciones y los fómites. Igualmente, es muy
interesante aplicar un tratamiento profiláctico a ovejas sanas que se
incorporan a rebaños con problemas de sarna.[15]

El tratamiento con productos acaricidas es la principal medida a aplicar. Los


primeros tratamientos tradicionales (mezcla de desechos de aceite de oliva,
extracto de altramuz y vino, raíces de narcisos, mezclas de alquitrán-grasa y
de orina de asno-tierra, baños de arsénico, azufre y nicotina) fueron
sustituidos por órgano-clorados y órgano-fosforados que también dejaron de
usarse por su toxicidad.[13] Actualmente disponemos de una amplia gama de
sustancias activas para el tratamiento de la sarna sarcóptica en los ovinos que
se administran por vía parenteral o tópica. Entre ellos, destacan, por ser las
más usadas, dos lactonas macrocíclicas, la ivermectina y la moxidectina, que
normalmente se dan en dos dosis separadas entre siete y diez días, por vía
parenteral, para que actúen frente a larvas que vayan eclosionando, al no
disponer de actividad ovicida.[11] El rascado desaparece normalmente a los
siete días de iniciado el tratamiento, y en uno o dos meses no se observan
lesiones clínicas de sarna ni ácaros en los raspados cutáneos. En casos graves
puede ser recomendable un tercer tratamiento a los 56 días.[9]

Tanto en el hombre como en los animales, se han descrito casos de


resistencia a la permetrina, ivermectina o lindano. El desarrollo de resistencia
a los acaricidas puede ser debido a una modificación del sitio de acción que da
lugar a insensibilidad al fármaco o a un aumento de la capacidad para
metabolizarlo.[7]

El uso de vacunas reduce el riesgo de desarrollo de resistencias a los


acaricidas, la presencia de residuos farmacológicos en las canales y productos
procedentes de animales tratados, los efectos nocivos sobre organismos del
medio ambiente y los efectos tóxicos sobre las personas que los manipulan.[5]
Igualmente, el estudio de los mecanismos moleculares implicados en la
inactivación del complemento puede dar lugar al desarrollo de nuevas
estrategias de control de la sarna sarcóptica. Se han ensayado diversas

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vacunas frente a la sarna sarcóptica en varios hospedadores con resultados


esperanzadores; sin embargo, todavía no hay vacunas disponibles.[3]

Un punto clave de la recuperación de los animales es la terapia antibacteriana,


tanto para evitar o controlar infecciones secundarias como para facilitar
posteriormente la aplicación del acaricida y, en consecuencia, su eficacia.[6] Si
se va a aplicar un producto por vía tópica, se recomienda reblandecer y
eliminar escamas y costras, así como cortar el pelo en las zonas afectadas.
Igualmente hay que considerar las posibilidades de supervivencia y las
diferentes vías de transmisión para poder prevenir o reducir las posibilidades
de difusión dentro de la explotación.[9]

El ciclo anual de los ectoparásitos está directamente relacionado con las


condiciones climáticas, por lo que resulta evidente la influencia del cambio
climático en estas enfermedades, especialmente en los animales en pastoreo.
A esto habría que añadir el marco legislativo actual, cada vez más
proteccionista con el medio ambiente y, por tanto, dirigido a minimizar el uso
de sustancias potencialmente contaminantes, como lo son los pesticidas.[12]
Todo apunta a que los aumentos en las denuncias de casos de sarnas y
garrapatas en los ovinos en otros países están relacionados con estas
cuestiones. A pesar de ello, casi todas las líneas de investigación de los
últimos años sobre la sarna sarcóptica (diagnóstico inmunológico y molecular,
patogenicidad, respuesta inmunitaria, desarrollo de vacunas, etc.) son
referidos a otras especies animales y al hombre, en el que un reciente estudio
señala que se producen 300 millones de casos anuales. En este contexto, no
disponemos de datos actualizados sobre la prevalencia real de las sarnas en
los ovinos ni tampoco sobre la extensión de las resistencias a los acaricidas,
siendo, por tanto, necesario que se mejoren los protocolos de control y que se
investiguen nuevos fármacos con actividad acaricida.[14]

Conclusión

El método de análisis de raspados cutáneos tienen alta exactitud para


determinar la presencia/ausencia de infección. El resultado permite una
extrapolación adecuada de la técnica a otras poblaciones/subpoblaciones
ovinas. Realizar estudios de análisis de factores de riesgo y para monitorizar
la eficacia de programas de control y erradicación, la necesidad de identificar
y aplicar medidas eficaces.

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