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1.

- Influencias que tiene sobre el desarrollo tecnológico el manejo de las


aguas por parte del imperio romano.

Plutarco refiere que no pudiendo Mario acampado cerca


el Ródano proveer su ejército por las embocaduras de este río que estaban
llenas de arena, hizo abrir un canal de cerca ocho leguas entre el mar y aquel
río, por cuyo medio conducía fácilmente los víveres que necesitaba. Queriendo
Druso Nerón conducir con más prontitud su ejército contra los chancos y frisios,
puso en comunicación por los años 712 de Roma el Rhin con el Isel por medio
de un canal, del que se sirvió después Germánico en el año 16 de nuestra
era. Tácito nos dice que precisado Corbulon por las órdenes de Claudio a
interrumpir su expedición contra los chancos y no queriendo dejar ocioso su
ejército, hizo un canal de unas 22 millas de largo, por el que puso en
comunicación el río Mosa con el Rhin.

Los romanos, no menos que los egipcios y los pueblos del Asia, sin
embargo de que la construcción de sus principales canales fueron obra de su
genio guerrero para facilitar los trasportes y hacer las marchas con más
prontitud, no descuidaron por esto los canales de riego tan interesantes a un
pueblo agricultor. Así es que Catón y la mayoría de los escritores antiguos
consideran como la más rica de las posesiones un campo que se pueda
regar, solum irrigunm. Cicerón considera con razón el riego de los campos
como la causa principal de su fertilidad y le recomienda muy
particularmente: acide ductus aquarum, derivationes fluminum, agrorum
irrigationes. Vitrubio habla de la construcción de estos canales con mucha
extensión, entre otros.

Cuando se estudia o se lee sobre el abastecimiento de agua en el


periodo romano, se tiende a obviar el concepto que ellos tenían de
abastecimiento de agua, y subconscientemente, o puede que en algún caso
conscientemente, nos lo suponemos similar al que actualmente tenemos; pero
esta concepción no era exactamente la romana de aquella época: ellos, más
bien, intentaron llevar el rio a la ciudad, preservándolo en canales, para que no
dejara de tener las mismas características que en su captación, y parecía que
es la desviación de un rio y la partición de este en multitud de venas o tuberías,
pero siempre en funcionamiento continuo, esto es; el agua entraba
continuamente en la conducción central y salía continuamente de los múltiples
ramales: cuando se cerraba un grifo, el agua no se paraba sino continuaba por
otro ramal hasta desaguar.

Es habitual hoy en día entre expertos intentar trasladar el concepto y uso


de caudal actual en aquellas épocas, esto es; el volumen que pasa por la
sección de la conducción en la unidad de tiempo. Aunque los romanos
ocasionalmente lo manejaban, (frontino, III, 2), no era este el que se utilizaba
para la medición del agua que se distribuía; para ello se usaba la unidad de
sección, que era la “quinaria”, que era aquella que tenia 5/4 de dedo, 2’32 cm,
de diámetro y 4’19cm2 de sección. Y muchos trabajos se han afanado y se
afanan, infructuosamente, en encontrar el equivalente entre caudal y quinaria.

Por ello es básico para conocer los elementos esenciales de una red de
abastecimiento de agua romano, dos puntos: el concepto e idea que ellos
tenían de red de abastecimiento de agua para el uso humano; y el tipo y forma
de llevar a cabo esa idea de transporte y distribución de agua.

Concepto en la roma antigua de distribución de agua.

La gran mayoría de las ciudades romanas, como la de otras culturas


estaban asentadas sobre la ribera de un rio normalmente caudaloso; como por
ejemplo Hispalis (Sevilla) a orilla del Betis (Guadalquivir), Caesar Augusta
(Zaragoza) junto al Ebro, Emerita Augusta (Mèrida) con el Guadina, entre otros.
Pero todas ellas tenían también algo en común, como lo tuvo Roma, que no
usaban esas aguas del rio para consumo humano; preferían construir grandes
acueductos o conducciones, con el consabido coste, para la traída del agua de
otro lugar por qué ellos buscaban aguas limpias, puras y lo más sanas y
agradables al gusto y tacto. Teniendo el concepto de agua pura y saludable
muy parecido al que se tiene hoy en día y se ha tenido a lo largo de la historia:
aguas transparentes, lejanas a zonas donde se puedan ensuciar por agricultura
o animales, con poco sabor y poco mineralizadas. Para buscarlas iban a donde
van hoy en día las compañías de aguas y las empresas embotelladoras: a
manantiales de montaña o a ríos de montaña donde haya pocos lodos y
material en suspensión y las aguas son transparentes.

Una vez hallado ese manantial, rio o cualquier fuente de aguas puras y
saludables, la ingeniería hidráulica romana hacia el milagro de trasladar esas
aguas saludables para que en vez de que corrieran montaña abajo,
encauzarlas para llevar el rio de montaña a la ciudad, canalizarlo y distribuirlo;
pero siempre intentando mantener las condiciones en que se encontraba el
agua en la montaña, esto es corriendo y fluyendo continuamente. Para ello,
realizaban dos acciones específicas: preservando el agua del contacto con el
exterior, e impidiendo que estuviera estancada; pero evitando velocidades altas
que erosionasen y arrastren material en suspensión. Estas dos premisas
condicionaron toda la red de abastecimiento a las ciudades, que fue
evolucionando a lo largo de la dilatada historia de la Roma antigua, a la vez
que el propio uso que los romanos hacían de ella.

Los tipos más corrientes de captación de agua usados por los romanos se
clasifican en (Schram, 2004):

1. Manantiales
2. Pozos
3. Galerías de infiltración
4. Ríos y lagos
5. Presas y embalses

El acueducto

De todas estas construcciones hidráulicas romanas, la principal es el


acueducto, símbolo de su avanzada civilización. El acueducto, como suministro
de agua, demuestra un importante desarrollo basado en traer el agua desde un
punto alejado del consumo Su construcción, muy costosa, habitualmente era
costeada con financiación pública y privada; entre los donantes podían figurar
desde el propio emperador, que usaba ésta obra como elemento de
propaganda claramente político, hasta los magistrados, ediles o cualquier otro
personaje famoso de la ciudad deseosos de aumentar su prestigio y
popularidad. La función más importante del acueducto era el trasporte del agua
a la ciudad Los ejemplos de acueductos son muy abundantes en todo el
imperio, y desde luego en Hispania. Destacan por su monumentalidad el de
Tarraco (Tarragona), el acueducto de Segovia, el acueducto de los Milagros, en
Mérida, que trasladaba agua a la ciudad desde el embalse Proserpina, además
de los abastecimientos comentados, quedan restos de otros acueductos entre
los que destacamos el de San Lázaro, en Mérida, menos espectacular que el
de los Milagros pero igual de útil a la hora de dotar de agua a la ciudad. En
Córdoba se han encontrado ruinas de hasta tres acueductos que llevaban el
agua hasta la ciudad; otros se han localizado en Zaragoza, Toledo, Cádiz,
Almuñecar en Granada, Itálica en Sevilla, Andelo en Navarra, Lugo y un largo
etcétera. En todas estas poblaciones se ha atestiguado la existencia de
fuentes, baños y suministro particular que requerían importantes dotaciones.
Según Vitrubio, una vez en las ciudades, las aguas se distribuían en primer
lugar a los servicios municipales, incluyendo fuentes ornamentales y estanques
públicos, en segundo lugar, a las termas y baños públicos y, finalmente, al uso
privado de los propios ciudadanos.

El agua en el baño

Termas y fuentes, junto a los acueductos, constituyen también algunos de los


elementos arquitectónicos más espectaculares que han sobrevivido en las
ciudades del mundo romano. Su construcción es sinónimo de un tipo de vida y
cultura determinada: la cultura del Imperio Romano. Si bien es cierto que se
tiene conocimiento de que el baño era una práctica normal en muchas
civilizaciones de la antigüedad, especialmente el baño privado y doméstico, hay
que señalar que realmente fueron los griegos quienes concedieron al baño una
función social e idearon un edificio especial destinado para tal fin, relacionado
con los ejercicios gimnásticos, cuya práctica estaba tan extendida en la
civilización helénica. Posteriormente, los romanos asimilaron esta característica
del mundo griego. Roma toma la idea de Grecia pero no la reproduce de la
misma forma sino con unas características distintas y muy particulares. Por una
parte, lograron desarrollar monumentalmente un esquema arquitectónico que
había sido siempre eminentemente funcional, desarrollo que corre parejo al de
la construcción urbana en general. El fin primordial de estos edificios es el ritual
del baño, principal protagonista, quedando la gimnasia, más importante entre
los griegos, relegada a un segundo plano. Las termas son unos impresionantes
complejos sanitarios y lúdico-deportivos que representan una de las más
sorprendentes tanto desde su punto de vista constructivo como por el
importante papel social que llegaron a alcanzar. A ellas se acudía con fines de
descanso, higiene, relax y salud corporal, pero también eran la excusa para
hablar de política, en el caso de magistrados y senadores, para tratar
negocios, los empresarios, para buscar favores y/o recomendaciones, o bien
para hablar de cualquier asunto trivial, o para encontrarse con los amigos y
conocidos, el pueblo en general. Por otra parte, Roma difunde estas
instalaciones de forma extraordinaria haciéndolas llegar hasta los lugares más
alejados de su dominio territorial, en ocasiones, el grado de romanización ha
llegado a medirse por la cantidad de edificios termales construidos.

Estos establecimientos fueron inaugurados por Agripa, colaborador del


emperador Augusto, en el último cuarto del siglo I a. C., con la construcción del
primer complejo termal en el campo de Marte, en Roma. Plinio nos indica que
Agripa llegó a inaugurar en Roma hasta 170 baños públicos gratuitos. En el
transcurso del Imperio se fueron extendiendo y multiplicando en casi todos los
lugares, poniendo al alcance de todos los ciudadanos el placer que
proporcionaba el baño. Inicialmente, las termas fueron apadrinadas por los
principales emperadores, que las utilizaron como propaganda política y donde
cada uno intentando sobrepasar a sus antecesores, construía un complejo más
grandioso, costoso y con mayor capacidad que sus predecesores. Así, los
3.000 m de las termas de Nerón quedaron rápidamente superados por los
110.000 m de las de Trajano y, éstos a su vez por los 140.000 de las de
Caracalla. Sin embargo, fue a finales del siglo III d.C. cuando el emperador
Diocleciano construyó las mayores termas de la historia, con 150.000 m., y
capacidad para albergar hasta 3.000 bañistas al día. Muchos de estos edificios
estaban lujosamente decorados con frescos, mármoles, mosaicos y numerosas
estatuas provocando la admiración y el impacto entre los bañistas que a ellas
acudían. El paso por las termas se convirtió en una exigencia diaria que
regulaba el ritmo vital de las jornadas de los romanos, mientras en época
republicana se aconsejaba un baño a la semana, en la imperial, solía ser uno
diario, incluso había quien llegaba a bañarse hasta siete o más veces al día. La
asistencia a los baños estaba al alcance de todos, incluso para los pobres ya
que, o bien eran gratuitos, o había que pagar una cantidad insignificante y
prácticamente simbólica.

Los abastecimientos modernos de agua son máquinas de precisión en


los que se interrelacionan presiones, caudales, topografía, pérdidas y
consumos. Las variaciones de población o la evolución de las necesidades
trastornan la idoneidad de sus dimensiones; el avance vertiginoso de las
innovaciones técnicas dejan obsoletos los más ambiciosos proyectos de otras
épocas: primero la aparición y mejora de las bombas, desde el siglo XVI de
madera, pasando por las máquinas de vapor, hasta los actuales grupos de
presión; luego ya en el siglo XX las depuradoras que pasan de solamente
decantar el agua a procesos de filtrado, decantado, clorado, filtración por
carbón activo, ozonización..., la predicción del comportamiento de la red con
sofisticados programas de cálculo por ordenador aparecidos en la última
década, hasta los modernos sistemas de telegestión surgidos en los últimos
años, que permiten conocer y manipular en todo momento la explotación del
abastecimiento. En el avance y evolución de un abastecimiento, sin embargo,
conviven e interaccionan elementos de todas las épocas, a menudo
condicionando la aplicación de determinadas soluciones.
Bibliografía

http://www.arteespana.com/urbanismo.htm

http://www.traianvs.net/pdfs/2010_10_delapena.pdf

http://mx.selecciones.com/contenido/a2279_como-es-la-canalizacion-del-agua

http://www.depauw.edu/learn/adelantado/issue5_6/molina.html
Introducción

Son muchas las aportaciones que el imperio romano ha realizado al


desarrollo tecnológico a lo largo de la historia. Ya que ellos intentaron llevar el
rio a la ciudad, preservándolo en canales, para que no dejara de tener las
mismas características que en su captación, y parecía que es la desviación de
un rio y la partición de este en multitud de venas o tuberías, y así a través de
los años se ha decidido enfocar la investigación hacia la ingeniería del agua,
por la relevancia que ha tenido en el desarrollo. Aunque el desarrollo de la
tecnología ha sido gradual, los nuevos habitantes trajeron con sus técnicas de
distribución y canalización de agua, con mejoraron el aprovechamiento del
agua. Por estos motivos, este trabajo se centrará en la distribución y
canalización del agua, después de los romanos.
INSTITUTO UNIVERSITARIO POLITÉCNICO

“SANTIAGO MARIÑO “

ESCUELA DE INGENIERIA CIVIL

Manejo de las aguas

PROFESOR: BACHILLER:

Ing. Ponce Noel Liendo Nathaly

CI. 25.452.190

Sección B Tarde

Maturín, 26 de noviembre de 2015


Conclusión

La innovación romana en materia técnica constructiva fue las


construcciones con concreto, comenzaron a utilizarse en las sub-estructuras y
en los cimientos. Pero el gran avance tecnológico de la arquitectura romana, es
la construcción de bóvedas y cúpulas.

A su vez otra obra de gran importancia, que precede a la bóveda y a la


cúpula, fue el arco construido de ladrillo y concreto; el que permitió saltar ríos, y
trasladar agua potable con construcciones monumentales de más de 300 Km. a
Roma.

La arquitectura romana, quizá se destaque más por su carácter de ingeniería.

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