"Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es:
Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es." (Marc.12:29)
Los dos mayores mandamientos son:
1- Conocer que Dios es UNO y amarlo íntegramente.
2- Amar al prójimo –nuestro semejante- como a nosotros
mismos.
Procuraremos aquí, centrar nuestra atención en el primero
de estos dos mandamientos del Señor.
Al hablar de la Unicidad de Dios, queremos dar a entender
un asunto de carácter absoluto; es decir, no admitimos que la Divinidad constituya una unidad compuesta. La razón es que, generalmente toda unidad compuesta está integrada por elementos del mismo género, naturaleza y valor (sólo en algunos casos muy excepcionales no es así). Por ejemplo, el pueblo, del cual leemos en Gén.11:6, que era uno, indicando allí la Biblia una unidad compuesta; y entendemos que esto hace que sea del tipo de unidad de carácter y valor relativo, no absoluto; por lo tanto, está sujeto a cambios y divisiones. No ocurre esto con la Unicidad de Dios, pues, ésta es de carácter y valor absoluto, y en consecuencia, no es susceptible de modificaciones y es indivisible. Esto significa que realmente Dios es UNO de manera absoluta. De no ser así, Él no podría ser Eterno, ni Omnipotente, ni Omnipresente.
En la Biblia podemos ver claramente que, cuando Dios se
dispuso crear el Universo y al hombre, se manifestó como Dios Creador Único: indivisible. Gén.1:1, "En el principio creó Dios los cielos y la tierra." Gén.1:27, "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…" Gén.2:4- 7, "… Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo… y toda hierba del campo… Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser (alma) viviente."
También, podemos ver que, cuando Dios redimió a Israel
de la esclavitud de Egipto, se reveló a Moisés igualmente como el Dios UNO, el Absoluto Dios: "El que es lo que Es en sí Mismo y por sí Mismo" (Ex.3:14).
Y, al hablar de la redención de toda la humanidad, Dios
también se reveló como Dios Único: el Salvador insustituible. Is.45:20-22, "… Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más."
El apóstol Pablo escribió que Dios es UNO: 1ªCor.8:4-6, "…
no hay más que un Dios… sólo hay un Dios…"; Ef.4:5-6, "un Señor… un Dios…"; 1ªTim.2:5, "Porque hay un solo Dios…" El apóstol Judas escribió acerca del "… único y sabio Dios, nuestro Salvador…" (vs.25).