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La investigación en y desde el psicoanálisis

MARIO OROZCO GUZMÁN1

Resumen
El presente ensayo establece las condiciones de convergencia inicial entre psicoanálisis e investigación y des-
construye el momento de su deslinde. Este momento define una auténtica postura de escucha y abre el desplie-
gue de la investigación psicoanalítica más allá del horizonte de la clínica.
Descriptores: Trauma, catarsis, investigación, significante, Bilderscrift, einziger Zug, identificación, pulsión de
saber.

The investigation into and from psychoanalysis

Abstract
This essay attempts to establish the conditions of initial convergence between psychoanalysis and research, by
deconstructing their break up moment. This moment defines an authentic listening position therefore broadening
the field of psychoanalytical research beyond the horizons of clinic.
Keywords: Trauma, catharsis, research, signifier, Bilderschrift, einziger Zug, Identification, pulse of knowing.

[ Artículo recibido el 30/05/2008


Artículo aceptado el 29/07/2008
Conflicto de interés no declarado ]
1 Psicoanalista. Miembro de Espace Analytique. Licenciado en Psicología y Maestría en Clínica por la Facultad de Psi-
cología de La Universidad Autónoma de Querétaro, México. Doctor en Psicología por la Universidad de Valencia, Es-
paña (Departamento de Personalidad: Enfoques Clínicos y Sociales). Profesor Investigador de la Facultad de Psico-
logía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en la cual se desempeña actualmente como Direc-
tor: www.psicologia.umich.mx

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E n un principio, cuando Freud emprende los pri-


meros abordajes de la histeria, la investigación que
dominio. Quiere que le cuenten cómo pasaron las co-
sas, cómo fueron esas escenas donde el afecto se
prendió al acontecimiento para no soltarse nunca
realiza sobre la producción de los síntomas, sobre la más de él. Quiere que el sujeto evoque y cuente,
cronología en los avatares de la presencia y presenta- cuente y evoque un escenario, un escenario pautado
ción de los síntomas, sobre los tiempos de aparición en acciones que lo enmudecieron. Quiere que el su-
de los síntomas, es solidaria de su método psicotera- jeto haga narración, relato de una escena, para la
péutico sustentado en la catarsis. El caso Anna O., cual no cuenta con palabras, o al menos no contó con
narrado por Breuer, le había enseñado que la funda- palabras en ese momento. Pretende que el sujeto ha-
ción y la fundamentación de la histeria radicaba en ga “despertar” el recuerdo del hecho provocador con
afectos estancados, en particular, en este caso, en “plena luminosidad”, es decir, bajo todos los reflecto-
enojos atascados, que era indispensable hacer decla- res sobre la escena, que convoque el afecto que
rar. Breuer encauza el discurso, le pone causa al dis- acompañó o mal acompañó dicho hecho-no dicho.
curso de Anna: el padre enfermo. Como lo destaca En el preámbulo a su novela La Nuit Sacrée, Tahar ben
Emilio Rodrigué: “El primer acierto terapéutico del Jelloun, expone la gravedad y gravitación de lo silen-
médico del Toque de Oro fue vincular el mutismo de ciado en la historia del sujeto: “Ce ne sont pas les an-
Anna con la problemática paterna… Parte de la ob- nées qui pèsent le plus, mais tout ce qui n’a pas été
servación de que ciertas palabras significativas, emi- dit, tout ce que j’ai tu et dissimulé. Je ne savais pas
tidas durante la víspera, podían introducirse en la qu’une memoire remplie de silences et de regards
hipnosis espontánea como un grano de arena en el arrêtés pouvait devenir un sac de sable rendant la
ombligo de una ostra. La paciente girando en torno marche difficile”.3 Lo no-dicho ralentiza la historia de
de esos significantes, comenzaba a urdir una histo- todo ser humano, hace pesada la existencia al deve-
ria…”.1 La palabra, como lo indicaba la propia Anna nir carga y cargamento de síntomas que simbolizan
O. con la expresión de Talking Cure, vendría a liberar lo que debería haberse enunciado. El afecto queda fi-
un afecto adherido al acontecimiento traumático, al jado a lo indecible. De allí que la tarea que Freud pro-
acontecimiento que la enmudeció. Sólo la palabra pone para la liberación de los síntomas es hacer que
podría separar el afecto del acontecimiento. Una bue- el sujeto no se ahorre detalles en el relato en torno al
na definición de trauma podría ser, en este contexto suceso traumático. Es posible que eso resultará bas-
de la falta de palabra, la persistencia y la consisten- tante atractivo para las denominadas histéricas: no
cia de un afecto pegado tenazmente al acontecimien- ahorrarse detalles en la descripción del suceso de la
to. Antes de que Freud descubra el afecto insertado seducción. De ese modo, detallando el acontecimien-
en los juegos simbólicos del desplazamiento y la sus- to ellas mismas profundizaban en su historia, hacían
titución, de la transformación en lo contrario y su que su historia diera la impresión de ser bastante
conversión en angustia, se encuentra con el afecto in- profunda. Freud calcó esta impresión al presentar pa-
movilizado, con el afecto atrapado en el aconteci- ra su postura teórica la denominación de psicología
miento, incluso con el afecto atrapado en el cuerpo. de las profundidades. Ya la exhortación a revelar to-
Freud designa en qué consiste la investigación que do, bajo la cual se ejercía la praxis catártica, sin omi-
lleva a cabo en relación al síntoma histérico, en Sobre tir aspectos aparentemente nimios, podría resultar
el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos: Comunica- sumamente tentadora en la medida en que iba más
ción preliminar: estriba en buscar su proceso de pro- allá de la consigna de la confesión –restringida al
ducción inicial, es decir, en descubrir en qué ocasión universo del pecado.
se produjo el síntoma por vez primera. La cuestión de Es la razón por la cual en el caso Katharina, aten-
la primera vez le obsesiona. El alcance trascendente, dido en sus vacaciones, haciendo una excursión por
transhistórico, del suceso acrisola su obstinación. Le las montañas de los Alpes, bien provisto de su hipó-
inquieta la cuestión de cómo fue esa primera vez y en tesis de la seducción Freud ya sabe por dónde averi-
qué forma se presentó el síntoma. Por eso pregunta, guar, ya sabe por dónde abrir la senda de la investi-
inquiere, por ejemplo, en el caso de Emma von N.,2 gación. Es una chica que se queja de que le falta…el
“¿por qué se aterroriza tanto?”, ¿En qué momento en aire. Esa es una cuestión que podría presentarse co-
su niñez se presenta esta experiencia de terror? Freud mo típica en la histeria: es que me falta…amor, com-
indaga bajo hipnosis, le pregunta al polo oscuro de la prensión, cariño, voluntad, etc. Siempre hay una falta
conciencia, a la conciencia dormida, reducida en su de por medio. Siempre hay una falta en el medio o en

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medio. Freud parte de una idea que sólo a él se le pu- viar al mundo del dolor. Actúa como un Sherlock Hol-
do haber ocurrido en la profundización histórica de la mes –como alguien que ya sabe anticipadamente,
cual era testigo: los ataques de los histéricos provie- por diversos indicios, de que se trata la cuestión o la
nen de ataques…sexuales. Por eso le pedía a una his- situación. Exactamente como cuando a este célebre
térica como Katharina, encontrada en la cima de la personaje, en el relato Una aventura regia, lo visita el
montaña y en la cima del fastidio y el sufrimiento, rey de Bohemia angustiado, desesperado, encubierto
que le contará cómo es la experiencia del síntoma, de en un disfraz. Holmes lo descubre y le dice que su
esa “Atemnot”,4 falta de aire… Curiosamente esta ex- problema es que una mujer del mundo de la ópera
presión que se emplea para indicar disnea y sofoca- con la que ha tenido relaciones íntimas pretende
ción también quiere decir falta de aliento, que puede chantajearlo. El reconocido como uno de los más há-
tener una resonancia más poética. Como siempre, se biles policías psicólogos del mundo ya sabe de ante-
topa con un discurso vacío anclado en los vaivenes mano quién es el que viene a visitarlo y la causa de
del síntoma, que describe las sensaciones en el cuer- su angustia. A pesar de que le ha advertido a su ami-
po, la impresión de que se va a morir, los corajes co- go Watson de que “desconfié de los juicios prematu-
tidianos, la soledad repartida o esparcida. Pero en un ros porque inconscientemente nos obligan a ajustar
momento surge una frase que podría resultar algo pi- los hechos a la teoría y no la teoría a los hechos”.6 De
cante y que da una torsión al discurso, que habría este modo a la manera de psicólogo policía, Freud le
que sopesar: “siempre creo que alguien está detrás y arroja su teoría como hecho, desde el lugar de aquel
me agarrará de repente” (ich blaub’ immer, es steht que sabe lo que ignora el sujeto que sufre el síntoma:
jemand hinter mir und packt mich plötzlich an). Tal “Si usted no lo sabe, yo le diré de dónde creo que le
vez no esté de más señalar que anpacken también se han venido los ataques. En algún momento, dos años
emplea como forma de plantear el hecho de abordar atrás, usted ha visto o escuchado algo que la emba-
o atacar un problema. Freud señala un ataque de an- razó mucho, que preferiría no haber visto”.7 Adjunta-
gustia sabiendo que la angustia se podía remitir a ríamos que eso que vio la violó y la embarazó. Fue
una experiencia sexual, a una experiencia de desbor- una visión pregnante o “preñante”. En seguida reac-
de donde lo sexual escapa abruptamente al orden de ciona y confiesa: “¡he pillado a mi tío con la mucha-
la comprensión, una vivencia de excitación sexual sin cha, con Francisca, mi prima!”.8 Freud señala, a pro-
ligazón. Tiene el ataque en el síntoma y ahora tiene pósito del síntoma recurrente de vómito en esta chi-
que investigar el ataque en la causa o la causa en el ca, que Breuer y él han comparado la sintomatología
ataque, en el atentado. Y se pregunta ¿quién o qué ha histérica con una escritura figural que, tras descubrir
tentado a esta criatura de ánimo o alma virginal (vir- algunos casos bilingües, atinábamos a leer. En ese al-
ginales Gemüt)? Desde luego conviene señalar que, fabeto, vómito significa asco”.9 Freud emplea el tér-
como lo afirma Rodrigué, “Katharina no era una sim- mino Bilderschrift10 que denota escritura jeroglífica,
ple campesina. Conocía la vida de la ciudad, había re- ideográfica, pictográfica. Y siguiendo la trama signifi-
sidido durante años en Viena. Sabía tocar un instru- cante podría haber agregado que la secuencia ma-
mento musical…Investigaciones recientes han per- reos-vómito-asco conduce a embarazo. En efecto, la
mitido llenar lagunas y saber más sobre el destino de escritura del síntoma, la escritura que da paso a las
Katharina. Aparentemente no volvió a tener ahogos y formaciones del inconsciente es señalada como una
quedó libre de síntomas”.5 Encontrar la palabra para escritura analítica, del tipo de los jeroglíficos egip-
desahogar el terror de la intrusión incestuosa del tío cios o la escritura china. Se trata de una notación y
permitió a esta chica una experiencia liberadora. no de una sugestión, como señala Bernard Portier11
Freud, dejando de acosar con preguntas a esta su- en la revisión que hace de la historia de la escritura
puesta virginal criatura, dará paso a una modalidad de Février. En la escritura primordial, la escritura sin-
de cura que puede prescindir de la investigación his- tética se basta con un dibujo para sugerir toda una
tórica. proposición y toda una oración. En cambio, en la es-
No obstante, Freud se atreve a estas alturas, en las critura analítica un dibujo no sugiere todo, una ima-
alturas de los Alpes, a decirle a esta virginal criatura gen en sí misma no contiene todo el mensaje que se
de dieciocho años que él sabe de dónde vienen sus pretende transmitir. Por eso los dibujos del niño y los
ataques. El posee la clave del asunto, posee la llave sueños de los adultos nos fascinan porque en calidad
que abre el misterio de su sufrimiento. No por nada de arquetipos configuran imaginariamente el mundo
para eso o por eso es un doctor llamado a curar, a ali- del sentido, el universo pleno de sentido. Pero en

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realidad, invocan la palabra, precisan la presencia de de irrupción del sexo del otro sobre un presunto es-
otros signos, para que su mensaje sea legible en más tado virginal. Lo que está escrito en el síntoma es la
de un sentido. Se trata en esta modalidad de escritu- violación incestuosa cometida contra una supuesta
ra de signos que remiten a otros signos, de signos o virgen por parte de un tío sometido al vértigo enlo-
notación de vocablos que representan ideas y combi- quecedor del goce.
nación de ideas. La confluencia inicial entre psicoanálisis en tanto
Si el síntoma es algo a leer o en el síntoma hay al- experiencia clínica y en tanto proceso investigativo es
go a leer, si en el síntoma hay algo escrito en sentido destacado por el mismo Freud al principio del prefa-
figurativo, si hay una especie de escritura pictográfi- cio a la obra de Theodor Reik denominada El ritual:
ca, una serie de jeroglíficos, también se puede pensar “Por lo tanto, el psicoanálisis, que al principio fue
que en la escritura hay un síntoma, que la escritura se una cuestión de tratamiento médico, se orientó des-
inscribe como síntoma que revela la verdad compro- de sus inicios hacia la investigación, al descubrimien-
metida en el sujeto, la verdad mutilada, la verdad en to de mecanismos de naturaleza encubierta, pero de
condiciones de mediación conflictiva en el sujeto. efectos trascendentes”.14 La investigación estaba ad-
Por tanto, en el amanecer del psicoanálisis, en su pe- herida al tratamiento en la medida en que se propo-
numbra contorneada de luz, hay investigación sobre nía rastrear los resortes históricos del síntoma. En
el síntoma como escritura y sobre el escrito como este prefacio Freud plasma el compromiso científico
síntoma del deseo no reconocido, del deseo desco- de “extender”15 el quehacer investigativo del psicoa-
nocido. Por tanto, desde ese momento se abre una nálisis a otros ámbitos del psiquismo como son la
manera distinta de investigar lo escrito y la escritura poesía y la religión. Se estudia la poesía en función
como revelaciones veladas de lo reprimido. La inves- de la histeria y la religión a partir de la neurosis ob-
tigación analítica es desde su prehistoria proceso y sesiva. La histeria hace civilización en el marco de su
arte de lectura de lo que deseo escribe en los márge- discurso fantasmático materializado en síntoma. La
nes de la razón, en los límites de la transmisión. Lo neurosis obsesiva hace cultura religiosa en el anda-
cual se conecta con el planteamiento de Lacan acer- miaje de sus rituales. El síntoma no necesariamente
ca de concebir a la neurosis como un criptograma en es factor de aislamiento, de ruptura de lazo social,
cuya estructura el significante “représente un sujet como el mismo Freud lo sospechaba. Hay un enclave
caché…pour un autre signifiant”.12 civilizatorio, de inscripción en coordenadas sociocul-
En los meandros de este caso que venimos co- turales del síntoma. La mímica de los histéricos apa-
mentando se observa algo fundamental en la historia rece como re-presentación poética para otros. La re-
del psicoanálisis: cuando Freud renuncia a la investi- ligión de los obsesivos parece particular en sus por-
gación in situ, a la investigación dentro de la experien- menores exhaustivos pero apela a un orden sagrado
cia de la cura, cuando Freud renuncia a desear saber que siempre se empalma con un estado colectivo. La
a detalle la experiencia de los orígenes del síntoma, filosofía de los paranoicos puede tener bastantes
aparece el fantasma, aparece el deseo vestido de fan- adeptos, puede devenir finalmente sectaria.
tasma. Freud se detiene cuando se da cuenta que es- El aspecto más sinuoso del sentido investigativo
tá indagando demasiado, que ha querido ver dema- en psicoanálisis es subrayado precisamente por
siado: “¿Quizá vio algún desnudo? ¿Cómo estaban las Theodor Reik. Éste le comunica a Freud la posibili-
dos personas en el dormitorio?”.13 Decide, o algo en dad de comparar el método de investigación psicoa-
él decide, que mejor la chica le diga lo que se le ocu- nalítica, acucioso en detalles aunque parezcan irrele-
rra sin marcarle el rumbo a su discurso. Y la chica co- vantes, con el proceso lógico, deductivo, de Sherlock
munica los asedios del tío en relación con ella. Los Holmes. Freud deja muy claro que su investigación
asedios eran precisamente algo que permitían al tío no es de esta índole. No tiene nada que ver con pro-
hacerse una especie de dios, pero terrible. Es decir, cedimientos detectivescos. Su apuesta va más en el
se le aparecía por todos lados, era ubicuo, en sus pre- sentido, lo señala, de una experiencia más bien liga-
tensiones sexuales. El vómito lleva escrito en su tex- da al campo del arte. Por tanto, evoca la figura del
to no sólo el asco promovido por el rostro desafora- crítico de arte llamado Giovanni Morelli. Diestro en
do del deseo innombrable del tío, deseo incestuoso, presentar una posibilidad de discernir la autoría au-
sino también el embarazo que comparte con su pri- téntica de una obra pictórica. Esta posibilidad no es-
ma –la cual efectivamente había quedado embaraza- triba en la delimitación general de la temática en la
da–, el embarazo como experiencia de asalto sexual, obra de un autor. Consiste más bien en invocar los

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rasgos parciales que trazan en la diferencia creativa labios, las líneas de la nariz o el contorno de alguno
un soporte identificatorio del autor: “Morelli estudia- de los ojos, el plegado de las cortinas o el desplega-
ba el estilo personal con que cada artista pintaba las do del caminar en un personaje como Gradiva. Este
uñas, los lóbulos de las orejas, la nariz, la disposi- empeño por captar en filigrana el rasgo por rasgo en
ción de los cortinados y otros detalles. Su minucioso reiteración identificatoria es lo que implica la lectura
método de observación y comparación evaluaba de- investigativa del psicoanálisis. En función de ello el
talles tan insignificantes como los párpados, los ca- análisis del discurso que emprendemos como praxis
bellos o el cutis de los modelos a los que otorgaba la investigativa es concreto, tomando como punto de
misma importancia que a la firma del pintor. Al igual anclaje e identificación el significante en su tropel di-
que en la investigación psicoanalítica, el significado versificado. Lacan va a destacar precisamente cómo
de lo que parece intrascendente deriva del hecho de lo que el denomina punto de almohadillado permite
que los rasgos invisibles constituyen pruebas o indi- hacer jugar a su alrededor, como significante nuclear,
cios que revelan aspectos desconocidos o difíciles de un vasto contingente discursivo, abriendo distintos
abordar. El genial Freud aplicó un método similar pa- circuitos de connotaciones. Este punto donde se en-
ra penetrar en los vericuetos del alma humana”.16 Es traman distintas polarizaciones de la palabra centra y
indispensable, hacer un ejercicio desconstructivo de descentra la investigación analítica en el ámbito lite-
este discurso. Podríamos afirmar que la manera pe- rario: “Que se trate de un texto sagrado, de una nove-
culiar de trazar los rasgos en la tela constituye tam- la, de un drama, de un monólogo o de cualquier con-
bién la firma del autor. Es una manera de a-firmarse, versación, me permitirán representar la función del
de a-firmarse en los trazos, en los rasgos que lo dife- significante por un artificio especializante, del que no
rencian y a la vez lo identifican. En este contexto no tenemos razón alguna para privarnos. Ese punto alre-
podemos decir que se trate de rasgos invisibles. Los dedor del que debe ejercerse todo análisis concreto
trazos se despliegan en un plano que los hace iden- del discurso, lo llamaré punto de almohadillado”.18 La
tificables. Lacan, en su seminario sobre La identifica- investigación por el análisis concreto del discurso es
ción, también distancia el proceso identificatorio del intervención, es lectura del carácter irradiante de la
orden imaginario al proponer que lo que hay de con- palabra, de la palabra que traspone el orden del sig-
creto en la experiencia analítica en relación a la iden- nificado, que se sostiene en rasgos, en esos trazos
tificación es una identificación de significante. Y se- que afirman y confirman la condición significante del
ñala que lo que tiene de común todo significante es sujeto.
el hecho de estar constituido como rasgo y tener es- Una reciente colección de cuentos de horror per-
te rasgo “pour support”.17 Lo mismo si se trata del mite dar cuenta de situar este punto de inserción de
“einziger Zug”, del rasgo único, del trazo del uno, nos la trama discursiva, ese punto de tensión y torsión
encontramos en la dimensión de la identificación del discurso, donde se anudan las significaciones. Se
que marca diferencia, de lo que permite identificar trata de la serie de cuentos sobre horror que integra
un trazo de firma en una revelación del sujeto como Carlos Solana19 en la edición de Edimat. Cuatro, de
significante. diez en conjunto, son los relatos donde aparece una
El método investigativo en psicoanálisis no opera, mujer como figura determinante y acrisolada de te-
no se desliza, por lo invisible, de los rasgos que se rror: La mujer india de Bram Stoker, La mujer alta de Pe-
imprimen para leer ahí la particularidad de una auto- dro Antonio de Alarcón, La muerte enamorada de
ría artística. Sea en la clínica o ante una obra literaria Théophile Gautier y Sredni Vashtar de Saki (H. H. Mun-
se encuentra con significantes, con significantes sos- ro). Cada uno de estos relatos se polariza, centra su
tenidos por trazos, por rasgos, con significantes ras- drama y terror, en una presencia terrible de la mujer.
gados o desgarrados, con significantes trazados o En la narración de Stoker ese punto de convergencia
destrozados, con significantes que desvelan lo su- radica en un aparato de tortura, en una máquina de
puestamente invisible. La más elevada abstracción matar que se llama “La virgen de hierro” y se convier-
para hacerse saber, para devenir visible, se hace indi- te en instrumento de venganza de una gata negra, la
cio de sujeto, de subjetividad candente, por la vía del cual ha visto morir a uno de sus cachorritos a manos
significante, por los trazos de la palabra. El rasgo del de un personaje de nombre Hutcheson. En el cuento
uno se reitera. Como bien lo dice Reik, se puede vol- de Alarcón la trama gira en torno a la presencia de
ver detalle característico, presente en la manera pro- una mujer destacada como alta y que se constituye
pia, única, de pintar o describir las comisuras de los en una figura de terrible persecución y muerte para el

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personaje llamado Telésforo. En la muerte enamora- parciales del cuerpo. El saber es pulsional en psi-
da de Gautier una mujer de nombre Clarimonda, que coanálisis en tanto inquiere, pregunta, interroga,
“podía ser ángel o un demonio”, como cuenta el rela- investiga, desde el cuerpo, con el cuerpo, por el
to, viene a transformar en pánico el deseo que irrum- cuerpo, y todas las preposiciones separables que
pe de manera desaforada en la vida de castidad abso- se quieran agregar.
luta, de ausencia de falta (“Nunca había sentido que 2. La investigación entonces convoca toda demanda
me faltase algo”), del sacerdote llamado Romualdo. de saber. En esa demanda de saber, o la investiga-
En la narración de Saki, aparece un niño desahuciado ción como pulsión de saber combina la puesta en
sometido a una estricta y severa vigilancia por parte operación, el trabajo de la energía de la pulsión de
de su prima-tutora. La cual es calificada por el chico, ver, con la sublimación del apoderamiento. El sa-
llamado Conradín, como la Mujer. En torno a la Mu- ber, en tanto pulsión incitante, en tanto demanda,
jer confluyen los discursos sobre la condición des- involucra la mirada, la mirada que explora y se ten-
tructora de los mimos, la hipocresía de los cuidados, sa en la exploración, la mirada que busca y en esa
la necesidad de recurrir o de acudir a la fantasía para búsqueda se pierde. La gran apuesta de la investi-
sostenerse en vida ante la presencia mortífera de la gación radica en la acción de descubrir, de quitar
Mujer. Cuando la fantasía ya no es suficiente espacio los velos de un misterio. Radica en la sorpresa que
de protección el niño busca el lugar de los fantasmas, golpea la mirada, en el experimento, la situación,
convoca a los fantasmas ante el “tiránico hostiga- el hecho, que revienta el espejo de la mirada. La
miento” de la Mujer. El significante de “enemiga” que mirada, causa de deseo, vehículo del deseo, es mi-
se emplea para la designación de la Mujer en este rada sorprendida y desprendida: Pero también la
cuento también aparece en el relato de La mujer alta. investigación pone a prueba la captura vía la fuer-
Esta recurrencia del significante no hace sino condi- za pulsional. Freud adscribía el apoderamiento a
cionar el punto de almohadillado. El fantasma le res- las pulsiones parciales orales y sádico-anales. Se
ponde a este niño siempre derrotado por la omnipo- trata de apoderarse del objeto parcial, del pecho y
tencia de la Mujer cuando cobra cuerpo de hurón al del excremento. Se trata de apoderarse de estos
cual denomina Sredni Vashtar. Esta figura es invoca- objetos parciales, de tomar poder sobre ellos, pa-
da como Dios y como deus ex machina viene a salvar al ra evitar la pérdida, la separación, el corte. De
pequeño atacando y liquidando violentamente a la igual modo el investigador quiere apoderarse de
Mujer. De este modo, se puede ilustrar un ejercicio de su objeto… de conocimiento. Esa postura de to-
investigación cifrando la operación convergencia del mar poder sobre el objeto de conocimiento supo-
significante. Figuras de la Mujer, modalidades figura- ne que lo domine y por tanto supone una relación
tivas que se despliegan en relatos que suscitan terror. agresiva, implica, entonces, una experiencia de
Presencias de Mujer que aterra, presencia de mujer alienación donde termina por no saberse quién
aterradora, porque resulta una entelequia de la falta domina a quién.
de castración en el Otro primordial, en la Madre Om- 3. La investigación arranca con las cuestiones sexua-
nipotente. les que se le plantean al niño como enigmas que
Luego entonces consideramos que ahí donde co- no resolverá, que no podrá resolver pues inelucta-
mienza la investigación termina el trabajo de la cura. blemente lo rebasan. La primera cuestión que se
¿Por qué? Porque la investigación enfocada desde el le plantea tiene que ver con una amenaza. La in-
psicoanálisis presenta las siguientes vertientes: vestigación nada en un contexto, en una condi-
1. Emana del fondo corporal de las pulsiones, del ción de amenaza de privación. El niño investiga
trasfondo sexual de las pulsiones. Por lo que su porque está angustiado, porque se siente en peli-
satisfacción proporciona goce, como Lacan lo se- gro de perder un lugar privilegiado. No investiga,
ñala. Es decir, en la medida en que la investigación no se investiga, cualquier cosa. Se investiga aque-
surge de un cuerpo sometido a la presión de la ex- llo que lo privará de una condición de resguardo
citación intraorgánica va en pos de un placer in- narcisista, de cuidados y de amor. Esa amenaza
tenso, exige placer desbordante, un placer desafo- cobra cuerpo, tiene cuerpo, tiene cuerpo de otro,
rado, desmedido. La investigación, asemejada al de otro que lo empujará al descuido y al desamor.
saber puesto que Freud habla tanta de Wi_trib o Por eso se abre la primera pregunta de investiga-
de Forschertrieb, pulsión de saber o de investiga- ción: ¿De dónde vendrá este otro privador? ¿Cuál
ción, compromete el cuerpo, implica las tensiones es su origen o su procedencia? La primera pregun-

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ta de investigación es sobre el origen. Y esa pre- pene. Se explora y esa exploración es turbulenta, tur-
gunta arrastra la cuestión del origen del mundo, ba mucho, masturba, ya que encara la posibilidad de
del ser humano, de la miseria, de la lucha de cla- perder lo que se tiene o de obtener lo que no se tie-
ses, de las constelaciones galácticas. Esa primera ne. ¿No podríamos pensar que una investigación se
cuestión no tiene respuesta. Por eso nos hacemos puede transfigurar míticamente en una travesía para
investigadores. Llevamos la cuestión a otros te- encontrar el tesoro enterrado en no sé qué isla igno-
rrenos. Freud diría que la sublimamos. Sólo con- ta? La búsqueda del tesoro en la investigación refle-
torneamos la respuesta, sólo nos aproximamos. ja la búsqueda del falo, esa premisa fundamental que
No hay respuesta a esa cuestión porque existe un define la relación del ser humano con el deseo ¿Có-
real que aún no se alcanza y cuando virtualmente mo encontrarlo? ¿Cómo dar con él? Por eso llega a
se cree que ya está al alcance ya hemos olvidado ocurrir que después de una investigación nos encon-
la cuestión. La respuesta está en el cuerpo, en los tremos con lo que no buscábamos y que no encontre-
cuerpos de los padres, en lo que pasa dentro de mos lo que nos proponíamos buscar.
los cuerpos, en lo que es el funcionamiento de los Una reflexión para concluir. Si la investigación en
órganos y lo que éstos expulsan. Como esta lejos su fondo pulsional es apetencia de saber, apetencia
de este real, de este imposible, el niño, hace lo de ver y apoderarse del objeto se entiende porque el
que muchos investigadores que aún no arriban a psicoanálisis nace en el momento en que renuncia a
la respuesta, a la solución, inventan, se inventan investigar dentro de la cura renunciando a la mirada
respuestas, basculan de una fantasía a otra. Por que domina y al poder sobre el analizante. Renuncia
más educación sexual sobre la concepción y el a la mirada poderosa del hipnotizador para quedarse
embarazo, el niño se queda en la estacada, frus- con la escucha, para quedarse en escucha. Es la re-
trado. nuncia a la mirada que asume Edipo cuando se saca
los ojos de las órbitas. Se arranca los ojos como tes-
El niño no se interroga por la diferencia sexual, por timonio de lo fatua y engañosa que resulta la mirada.
la diferencia entre niños y niñas en primera instancia. Suscita espejismos. Ya se ha visto mucho de la mise-
Freud lo señala muy bien. La mirada en principio es- ria humana, ya se ha visto mucho de la histeria, ya se
tá atrapada en un esquema-certidumbre donde los la ha visto mucho, ya se la ha vestido mucho, ya se la
cuerpos son homogéneos. No existe la alteridad cón- ha revestido demasiado, ahora se trata de escuchar,
cavo-convexo en el registro visual que cobija los como ruge el deseo, como clama el deseo, en ella.
cuerpos con indiferencia. Esta mirada sólo puede in- Ahora se trata de escuchar también cómo clama el
terrogarse sobre la criatura que vendrá o sobre la fi- deseo en el investigador, cómo busca y se propone
gura amenazante que ya está ahí y que es el padre todo tipo de proezas con tal de hacerse un camino en
privador, en tanto sustrae al niño de la presencia in- la apuesta por descubrir y encontrar el tesoro perdi-
mediata y segura de la madre. Porque el padre es un do de sus deseos infantiles.
enigma para el niño en la medida que marca el ries-
go de pérdida de la supuesta relación de plenitud con Bibliografía
su madre. La madre no es cuestionada. Porque ma- AUTORES VARIOS (2004). Relatos de terror. Colección
Eclipse. Madrid: Edimat.
dre sólo hay una. Lo que indica que la unidad, en su
DOYLE, C. (1980). Una aventura regia, en Aventuras de Sher-
virtualidad maravillosa, es figura materna, figura de lock Colmes. México: Porrúa.
pliegue y repliegue en la madre y con la madre. En FREUD, S. (1980). Estudios sobre la histeria, OC V. II. Buenos
cambio, el padre si será cuestionado como inminen- Aires: Amorrortu.
te agente de privación. Sin embargo, el cuerpo pro- — (1984). Studien über Hysterie. GW, I, Frankfurt am Main:
pio, en la medida que acarrea sensaciones satisfacto- Fischer.
rias, experiencias de tensión y placer, sobre todo en LACAN, J. (1990). L’Identification, Leçon du 22 novembre
1961. Buenos Aires: Paidós.
la zona genital, provoca, y provoca preguntas. Y pro-
— (1990) Las psicosis. Buenos Aires: Paidós.
voca exploraciones. Las primeras exploraciones en el PORTIER, B. (1985). El lenguaje, Diccionario de Lingüística.
campo investigativo son en el contorno, en los bor- Bilbao: Mensajero.
des, del cuerpo. Son exploraciones masturbatorias REIK, T. (1995). El Ritual, Estudio psicoanalítico de los ritos re-
porque tienen que ver con un cuerpo más turbado ligiosos, Buenos Aires: Acme-Agalma.
que nunca, turbado de más por las interrogantes en RODRIGUÉ, E. (1996). Sigmund Freud, El siglo del psicoanáli-
relación con la dialéctica de presencia-ausencia del sis, Buenos Aires: Sudamericana.

61 Revista de Educación y Desarrollo, 9. Octubre-diciembre de 2008.


Orozco Guzmán
ARTÍCULOS

Notas 10 Sigmund Freud, Studien über Hysterie, GW, I, Frank-


1 Emilio Rodrigué, Sigmund Freud, El Siglo del Psicoanálisis, furt am Main, Fischer, 1999, p. 189.
Buenos Aires, Sudamericana, 1996, p. 237. 11 Bernard Portier, El Lenguaje, Diccionario de Lingüística,
2 Sigmund Freud, Estudios sobre la Histeria, OC V. II, Bue- Bilbao, Mensajero, 1985, p. 125.
nos Aires, Amorrortu, 1980, p. 75. 12 “Representa un sujeto oculto para un otro significan-
3 “No son los años lo que más pesa sino todo lo que no te”. Jacques Lacan. L’Identification, Lecon du 14 mars
ha sido dicho, todo lo que he callado y disimulado. 1962. Traducción personal.
No sabía que una memoria llena de silencios y mira- 13 Sigmund Freud, Estudios sobre la Histeria, OC, V. II, Bue-
das detenidas podía devenir un saco de arena que nos Aires, Amorrortu, 1984, p. 145.
hacía la marcha difícil”, Tahar Ben Jelloun, La Nuit Sa- 14 Sigmund Freud, prefacio a Theodor Reik, El Ritual, Es-
crée, Paris, Seuil, 1987, p. 5. Traducción personal. tudio Psicoanalítico de los Ritos Religiosos, Buenos Aires,
4 Sigmund Freud, Studien über Hysterie, GW, I, Frankfurt Acme-Agalma, 1995, p. 9.
am Main, Fischer, 1999, p. 185. 15 Ibid; p. 11.
5 Emilio Rodrigué, op. cit. p. 255. 16 Theodor Reik, op. cit, pp. 16-17.
6 Conan Doyle, “Una Aventura Regia”, en Aventuras de 17 Jacques Lacan, L’Identification, Leçon du 22 novembre
Sherlock Holmes, México, Porrúa, 1980, p. 10. 1961.
7 Sigmund Freud, Estudios sobre la Histeria, OC, V. II, Bue- 18 Jacques Lacan, Las Psicosis, Buenos Aires, Paidós,
nos Aires, Amorrortu, 1984, p. 143. 1990, p. 382.
8 Ibid, p. 143. 19 Relatos de Terror, Colección Eclipse, Madrid, Edimat,
9 Ibid; pp. 144-145. 2004.

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