Voy a todo lo que doy,
Si a lo divinal se arriba
voy derecho y no me quito.
Desviarme no necesito,
por fortuna. Aquí les voy.
Voy derecho a lo que voy.
Ya lo dije, y lo repito:
voy derecho y no me quito,
voy derecho a ver quién soy.
Al fin decidido estoy.
Pero espérenme tantito.
No me apresuren, que pierdo
la cordura, el juicio, el juego,
no me apresuren que luego
enloquecido me acuerdo
de lo que he sido, y de lerdo
voy a dar con el que fui,
digo, me aparto de mí,
me entretengo con la vida
que llevé, toda perdida…
No me apresuren así.
Muy, muy perdido no andaba,
la verdad, no obstantemente.
Retomo el hilo. No cuente
esta entretención, que acaba
aquí mismo. ¿Dónde andaba?
En que iba derecho, cierto,
y no nadando de muerto,
yendo a ver quién soy de
hecho.
Pongo la mano en el pecho,
pura arena del desierto.
Ya sé quién soy, soy el aire
y el fuego y el agua y más,
soy de esos cuatro la paz
al centro y como al desgaire.
Ora aunque me hagan desaire
vengo a encontrarme
conmigo.
Si conmigo doy, les digo,
y si no también, ni modo.
Voy derecho y un recodo
busco ya, un pequeño abrigo.
¿Dónde abrigarme podré,
dónde de ser yo me escapo?
Si me tomo este guarapo
acaso lo lograré.
Pero por mucho, bien sé… abajándose, humillado,
en modo alguno será. contrito entro en tal estado.
Mi palabra me dirá: Lo demás, ya en mí no estriba.
¿No que en pos de ti ibas Décima, aquí me despido,
recto, me trajiste claridad,
derechito? Haz lo correcto, con ella mi libertad,
Hazlo, por tu vida, ya. libre estoy de tanto ruido
Iba de prisa y me paro que me tenía consumido.
a desenredar el tema. ¿Qué más pido? Soy verdad.
Menos que tema es problema,
resolverlo saldrá caro.
Mas resolverlo es preciso, Ricardo Yáñez
hay que salir del hechizo
que me ha convertido en
piedra.
Quiero fluir como hiedra
que al final arroyo se hizo.
¿Será?, ¿podré? Si te callas,
oigo que una voz me dice,
puede que tu voz te avise
que dentro de ti ya te hallas.
No necesitas más rayas,
ya dibujaste el dibujo
que te dice: No eres brujo,
pero has deshecho la fuerte
brujería que la muerte
en tu corazón indujo.
Suavemente vuelve en ti,
despierta, el cuerpo acomoda
a tu alma, y de aquesa boda
nazca el espíritu. Di
conmigo: No me perdí,
me estaba esperando, es todo.
Ya mi nombre no es apodo
y lo que nombra es lo real.
Sigo siendo el animal,
mas humano me hallo el
modo.
En humano convertido
mi animal, abajo, arriba,
es raíz celeste y viva
fronda donde ha escurecido.
Espíritu decidido
de oblación es mi saliva.