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PODER PARA LA VIDA: PRIMERA PARTE

La clave está en el poder


por Jeff Leake
INTRODUCCIÓN

La historia de Justin es increíble. Es maravilloso ver lo que Dios está haciendo en su vida. Antes
que nada, me gustaría desearles un Feliz Año Nuevo a todos. Me alegra que estén en esta
reunión, la de las 11:15 de la mañana. Supongo que podría empezar con la siguiente pregunta:
¿cómo fue el 2014? Quisiera darles algunas opciones. Vi algunas fotos. Tal vez se sientan en
parte así respecto al 2014, como si una aplanadora les hubiera pasado por encima. A veces, nos
sentimos así. Tal vez enfrentó algunas situaciones desagradables. No sé… podría ser. Tal vez se
sintió arrastrado por las circunstancias. Ésa es una buena manera de hacer ejercicio. ¿Vieron
qué lindo? Sí.

Tal vez fue un año humillante. No sé. Dicho sea de paso, esta mujer… yo lo vi. Yo me sentí
identificado con esto porque hay una foto mía en algún lado con algo parecido en la cabeza.
Estuve en algún tipo de obra de teatro cuando tenía unos cuatro o cinco años e hice de girasol.
Les aclaro que nunca van a ver esa foto. Llevaba un saco azul y una corbata roja y pantalones
cortos y medias largas y zapatos, y tenía una flor sobre la cabeza. Más adelante, en otra etapa
de la vida, le dije a mamá: «¿Qué estabas pensando? ¿Cómo pudiste hacerme eso?». Y ella
respondió: «Estabas tan lindo». O tal vez el 2014 lo hizo sentir así. Tal vez todo fue viento en
popa y usted se sintió muy bien. Hoy puede sonreír porque fue un gran año.

No sé cómo fue el año pasado para usted, pero ahora estamos pensando en 2015 y en lo
próximo que sucederá. Cuando imaginamos en el futuro, lo vemos desde la posición en que nos
encontramos en la vida en el momento presente. Algunos de nosotros estamos a penas,
tratando de sobrevivir algunos desafíos. Días atrás tuve una conversación con una persona que
estaba enfrentando algunos desafíos empresariales. Tiene algunas decisiones difíciles que
tomar. Tal vez usted se está preguntando dónde encontrará las respuestas al problema que está
enfrentando, o tal vez esté sufriendo y se pregunta si este año experimentará la sanidad y la
restauración que necesita en su vida o en una relación. O tal vez esté a la espera de algo y se
pregunta si éste será el año cuando llegará o se cumplirá. O tal vez simplemente está inquieto.
Siente que la vida tendría que ofrecer más que lo que está experimentando hoy, o que tiene que
haber algo para lo cual nació, algo más significativo que lo que hace hoy. Hay todo tipo de
sentimientos que surgen cuando estamos frente a la próxima etapa. Esas preguntas despiertan
nuestro anhelo por una respuesta.

Quiero llevarlos a un momento en las Escrituras que es muy similar a esta sensación. Es un
momento de transición. La encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Dicho sea de
paso, como verá en el Minuto APC y en su boletín, hemos pedido que todos lean el libro de los
Hechos durante este mes. Es un libro de 28 capítulos. Si lee un capítulo por día, básicamente
completará la lectura en un mes. El libro de los Hechos es tan maravilloso porque refleja la
historia de la iglesia primitiva inmediatamente después de la resurrección de Jesús. También es
una guía para nosotros, porque presenta un cuadro de cómo debería ser nuestra vida mientras
seguimos a Cristo.

Poder para la vida: Primera parte


En la primera parte del libro de los Hechos, en el capítulo 1, hay un momento de transición
inmediatamente después de la resurrección de Jesucristo. Él se aparece ante sus discípulos y les
muestra que está vivo, y ellos se dan cuenta de que están en un momento de transición.
Mientras miran al futuro, ahora con una nueva comprensión de lo que ha sucedido y de la
resurrección de Jesús, surgen muchas preguntas porque, como sabrá, lo habían seguido a Él
durante tres años con la esperanza de que cumpliera todas las profecías acerca del Mesías que
vendría al mundo. Tenían la expectativa de que el Mesías vendría y establecería el Reino de Dios
sobre la tierra, que establecería la soberanía de Israel sobre la tierra. Tenían la expectativa de
que, cuando Jesús llevara a cabo esas acciones, ellos serían ascendidos y reinarían con Él en la
tierra. Sus esperanzas y sueños, en esencia, consistían en la realización mesiánica de Jesús, la
manifestación de Jesús como Rey sobre todo; esperaban que Dios arreglaría todas las cosas que
estaban quebradas.

Nosotros podemos identificarnos con eso. Tal vez mientras medita en el 2015, dice para sus
adentros: ¿No sería maravilloso si Dios compusiera todo lo que está mal en mi vida? Que Él
mejore las relaciones que están en crisis y que las personas quieran vivir en armonía conmigo.
Que me provea suficiente como para pagar mis deudas. ¿Pueden decir «amén»? Que me den
ese ascenso que tanto anhelo. ¡Aleluya! Lo recibimos, ¿verdad? Que haya más favor y más
soluciones, y que los miembros de la familia que están disgustados, vuelvan y haya
reconciliación.

«Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: “Señor, ¿es ahora cuando vas a
restablecer el reino a Israel?”» (Hechos 1:6).

Este era el pensamiento de los discípulos: que Jesús compondría todo lo que necesitaba arreglo,
que solucionaría todo porque, si había resucitado de los muertos, si había vencido la muerte,
entonces, sin lugar a dudas, Él podía arreglar lo que estaba torcido en el planeta tierra. Le hacen
esa pregunta. Están ahí, con Jesús, en su forma corporal resucitada y le dicen: «Señor, ¿es ahora
cuando vas a restablecer el reino a Israel? ¿Éste es el tiempo en que harás que todas las cosas
sean como deberían ser? Eso es lo que hemos estado anhelando. ¿Es eso lo que nos depara el
futuro?».

«Él les dijo: “No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la
autoridad misma del Padre. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán
poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los
confines de la tierra”» (Hechos 1:7-8).
La respuesta que les da Jesús en Hechos capítulo 1, versículos 7 y 8, es la siguiente. Dice: «No les
toca a ustedes saberlo». Hagamos una pausa por un minuto. No les toca a ustedes conocer. Ellos
preguntaron: «¿Éste es el tiempo en el que arreglarás las cosas? ¿Cómo resolverás todo esto
ahora? ¿Es éste el momento en que establecerás tu reino en la tierra?». A lo cual responde: «No
les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del
Padre». Quiero afirmar que, cuando buscamos a Dios para encontrar respuestas acerca del
futuro, Él con poca frecuencia nos mostrará lo que viene. Básicamente, Él dice: «¿Estás
pensando en el 2015? Bueno, no te toca saber el cuándo ni el cómo ni el qué de lo que sucederá
en el futuro. ¿Sabes por qué? Porque aunque lo sepas, en realidad, las cosas no mejorarán. En
realidad, es más probable que empeoren».

Poder para la vida: Primera parte


Y usted piensa: «Pero Dios realmente quiero saber, porque si sólo me dijeras lo que tienes
planeado y cómo sucederá y los desafíos y las soluciones de varios asuntos y me informaras
cuándo sucederán, entonces podría darte algunas sugerencias y juntos podríamos preparar un
plan que dé buen resultado». Dios no nos da información específica ni nos comunica los
detalles.
¿Sabe por qué? Porque Él lo ama demasiado como para hacer eso, porque… algunos de ustedes
me están mirando con una expresión en el rostro, como diciendo, ¿en serio? Sí, piense un poco
al respecto. Si supiera lo que sucederá en el 2015, estaría muy ansioso. Tener más información
no le daría paz. Se preocuparía mucho más del porvenir, y empezaría a intentar soluciones por
su cuenta para sucesos que ni siquiera han sucedido. Permítame ser sincero: usted arruinaría
todo. Se interpondría en la manera en que Dios está obrando y, por eso, Él no le ha revelado
esas cosas, porque quiere que espere a que Él enfrente con usted lo que suceda conforme se
despliegan los hechos.
Algunos de ustedes tal vez piensen: «No, yo podría manejar todo mejor que eso». No, no, no…
no es así. No podría hacerlo. Necesita esperar, porque saber la información específica acerca del
futuro no le dará paz. De hecho, Él dijo lo siguiente: «Cuando venga el Espíritu Santo sobre
ustedes, recibirán poder y serán mis testigos». Ahora bien, la palabra «testigo» significa que los
discípulos debían testificar acerca de lo que habían visto, que Jesús estaba vivo, y todavía está
vivo hasta el día de hoy. Queremos que Él se revele al mundo, por lo tanto, el poder del Espíritu
Santo nos da la capacidad de hacerlo.
MENSAJE PRINCIPAL: La confianza no surge cuando conocemos los detalles, sino cuando
conocemos la fuente.
Aquí está el punto principal de lo que quiero decir hoy… y es lo siguiente: la confianza no surge
cuando conocemos los detalles acerca del futuro, sino cuando conocemos la fuente, a quién
recurrir y a dónde ir para encontrar fortaleza ante cualquier circunstancia. Porque si alguien
supiera lo que sucederá o cuándo sucederá y cómo manejar la situación, aún no estaría a la
altura de ese reto, porque sencillamente haría todo con sus propias fuerzas.
Más allá de lo que le suceda, de cuándo le suceda, si sabe a quién recurrir, si tiene una relación
con el Dios del Universo, que sabe que está de su lado, si tiene una relación con el Espíritu Santo
en su vida, hay una fuente de sabiduría, vida, gracia y poder mediante los cuales puede vivir, por
lo tanto, es mejor conocer la fuente que conocer los detalles específicos. Tener una mayor
comprensión de lo próximo que sucederá no le dará paz, lo que sí le dará paz es conocer a Aquel
que lo acompaña en cualquier circunstancia.
Tenemos que conocer la fuente. Tenemos que conocer la fuente. Los detalles específicos no nos
servirán. Sólo nos causarán ansiedad. Creo que hay una tendencia a subestimar nuestra
necesidad del Espíritu Santo, en especial entre nuestra generación. Ahora bien, sé que estoy
hablando con muchas y diversas personas. Algunos de ustedes son creyentes con mucha
experiencia. Han seguido a Jesús por mucho tiempo. Algunos de ustedes hace poco llegaron a la
fe. Algunos de ustedes simplemente están explorando todo esto. Quisiera dirigirme en especial
a aquellos de ustedes que han decidido seguir a Jesús. Tendemos a subestimar nuestra
necesidad del Espíritu Santo. Con frecuencia, vivimos con nuestras propias fuerzas. Cuando
enfrentamos desafíos, intentamos resolverlos con mucho esfuerzo y con preocupación,
manipulando las cosas para que sucedan. Nos olvidamos de cuánto necesitamos que el Espíritu
Santo obre en nuestra vida.

Poder para la vida: Primera parte


«No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan
bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo»
(Hechos 1:4–5).

Jesús sabía esto y, antes de dejar la tierra, le dijo a sus discípulos: «No entren en el futuro ni
vayan de Jerusalén, sino esperen». Todos digan la palabra «esperen». «Esperen la promesa del
Padre». Él les dijo lo siguiente: «Miren, si intentan salir y hacer las cosas que los llamé a hacer en
el futuro y las hacen por sus propias fuerzas y su propio esfuerzo y su propia comprensión,
nunca llegarán al destino al cual quiero que lleguen, por lo tanto, esperen. Dejen espacio para
que el Espíritu Santo entre en su mundo y, cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, les
dará el poder». Les dijo: «Esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó
con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo». Esperaron.
Dejaron espacio. Dejaron espacio para que el Espíritu Santo entrara en su mundo y para que
ellos pudieran experimentar su intervención y su investidura de poder sobre ellos. Eso es lo que
necesitamos hacer este 2015.
Hace algunos meses, prediqué un mensaje aquí que algunos de ustedes tal vez recuerdan si
estuvieron en esta iglesia en agosto. Prediqué una serie de sermones y, durante uno de los
mensajes, hablé de este pasaje de las Escrituras. Les presenté una palabra que una madrugada
sentí que el Espíritu Santo me movía a compartir con ustedes. Había estado pensando en el
sermón antes de ir a dormir y sentí este impulso dentro de mí. Sentí que el Espíritu Santo me
decía que les comunicara el siguiente mensaje: «Diles que puedo hacer las cosas mucho mejor
que ellos».
¿Cuántos de ustedes recuerdan ese mensaje? Bien. Fue una declaración un tanto contundente.
Por eso muchos de ustedes lo recuerdan. Me dijo: «Diles que puedo hacer las cosas mucho
mejor que ellos». Mi reacción fue: «Eso no suena muy alentador». Pero ésta es la razón, esto es
lo que estaba diciendo: «Mira, puedo hacer las cosas mucho mejor que tú». Ésa es la realidad. El
Espíritu Santo puede hacer las cosas mejor que usted. No hay punto de comparación entre
usted y Dios Espíritu. Él tiene mucha más sabiduría, mucha más perspicacia, y mucho más poder.
Él tiene una actitud mucho mejor. Él tiene mucho más gozo y mucha más fortaleza, mora en
cada creyente, y quiere compartir con nosotros lo que tiene. Tendemos a vivir con nuestras
propias fuerzas en vez de su fuerza. Nos olvidamos que Él hace las cosas mejor que nosotros,
por eso, si vamos a conducirnos de una manera adecuada en el 2015, tenemos que aprender a
vivir con sus recursos. Por eso, Jesús dijo: «No se vayan. No den un paso hacia el futuro, sino
esperen. Dejen un poco de espacio para que el Espíritu Santo obre en ustedes; necesitan tener
una nueva experiencia con el Espíritu Santo».
Ahora bien, hemos llamado la serie de este mes Poder para la vida, y con un propósito: tengo la
intención y el anhelo personal de entrar a este próximo año dejando lugar en mi vida para que el
Espíritu Santo obre más en mí. Quiero despertar un hambre en usted de recibir más de Dios.
Quiero que usted empiece este año reconociendo que necesita la presencia de Dios, porque Él
quiere derramarse sobre su vida. Entonces, empezaremos esta serie y estudiaremos este
concepto de cómo el Espíritu Santo obra en nosotros.
Punto 1: Necesito tener una experiencia con el Espíritu Santo.
Hablemos de algunas cosas que necesitamos y algunas cosas que buscaremos durante este
tiempo. Lo primero que necesitamos es una experiencia. Necesito una experiencia con el
Espíritu Santo. Hablemos del mejor modelo de este tipo de transformación. Simón Pedro era

Poder para la vida: Primera parte


uno de los principales discípulos de Jesús. Él es un gran ejemplo de cómo el Espíritu Santo puede
cambiar a alguien porque, si lee las historias de Jesús, los cuatro evangelios, los primeros cuatro
libros del Nuevo Testamento —Mateo, Marcos, Lucas y Juan— que narran historias de la vida de
Jesús, encontrará registros de la vida de discípulo de Simón Pedro que muestran lo poco
consecuente que era.
Hasta el momento en que experimentó el poder del Espíritu Santo, Simón Pedro básicamente
vivía mediante sus propias fuerzas, y algunas de las cosas que ofrecía a Dios eran extraordinarias
y otras eran horribles. Hay un momento desagradable, cuando Jesús está ante sus acusadores, y
Simón Pedro niega que lo conoce. Lo negó tres veces. Después, en el momento del cual
acabamos de leer, estaba presente cuando Jesús dijo: «No se alejen de Jerusalén, sino esperen
la promesa del Padre». Cuando experimentó el derramamiento del Espíritu Santo en su vida, se
convirtió en un hombre del todo diferente. Empezaron a suceder cosas sobrenaturales en su
vida y se convirtió en un líder valeroso y lleno de poder, así como vimos en el caso de Justin, un
joven que era drogadicto y que hoy sirve a Dios, hubo una transformación mediante el poder del
Espíritu Santo. Sucedió a causa de una experiencia y gracias a una experiencia.
Todos necesitamos tener experiencias con el Espíritu Santo. Sé que la palabra «experiencia»
espanta a algunas personas, porque algunos no quieren una fe por la experiencia. Quieren una
fe que sea más segura, que esté más contenida porque, cuando uno empieza a tener
experiencias, eventualmente será afectado. La experiencia afecta las emociones. Afecta las
respuestas. A veces, eso en realidad es lo que sienten algunas personas cuando entran en esta
atmósfera, porque animamos a las personas a tener una fe por la experiencia. Algunas personas
dicen: «Creo que esto es demasiado. Veo que la gente responde de manera física y emocional, y
es diferente». Bueno. Algunas cosas en la vida cambian sólo cuando se tiene una experiencia
con Dios. Esto es muy bíblico.
De hecho, hay dos experiencias principales que todos deberíamos tener. Quisiera hablar de
ellas. La primera sucede cuando la persona recibe la salvación y es transformada al rendir su
vida a Jesucristo. Todos debemos llegar al punto de reconocer lo que Jesús hizo por nosotros en
la cruz, que derramó su sangre y murió por nosotros y se levantó del sepulcro. Cuando ponemos
la fe en Jesús, no sólo nuestros pecados son perdonados, sino que el Espíritu Santo viene a
morar en nosotros.
«“¡La paz sea con ustedes!”, repitió Jesús. “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a
ustedes”. Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”» (Juan 20:21-
22).
De hecho, hay una instancia en el capítulo 20 de Juan que registra el primer momento en que el
Espíritu Santo vino sobre una persona. Como verá, hasta el momento en que Jesús se levantó
del sepulcro, el Espíritu Santo operaba en el mundo y a nuestro alrededor, pero no moraba en
ninguna persona porque todavía no era posible. Después de la resurrección de Jesús, la barrera
de nuestro pecado fue quitada y Él entró en la sala en que se encontraban los discípulos. En su
cuerpo de resurrección, Jesús aparece en la sala donde están los discípulos y les dice: «Reciban
el Espíritu Santo». Y la Biblia afirma que sopló sobre ellos, y recibieron el Espíritu Santo,
entonces, por primera vez en la historia de la humanidad, vemos seres humanos que tienen al
Espíritu Santo, y que Él ocupa con su presencia ese espacio muerto y vacío en el interior de la
persona. El Espíritu de Dios moró en estos discípulos, y recibieron el Espíritu Santo.

Poder para la vida: Primera parte


Cuando uno ora para ser salvo, cuando uno entrega su vida a Jesús, al Espíritu Santo, es como si
Jesús nuevamente soplara, y entrara en esa persona. Así es como recibimos al Espíritu Santo.
Algo sucede. Quisiera hacer esta pregunta a nivel personal. ¿Le ha sucedido esto? ¿Ha recibido
al Espíritu Santo en su vida? ¿Ha entregado su vida a Jesús y sabe que el Espíritu Santo está
morando en usted? De no ser así, antes de que termine la reunión, puede experimentarlo. Jesús
soplará sobre usted hoy, y una nueva vida comenzará dentro de usted. Ésta es una de las
experiencias.

Ahora bien, ¿de quién estamos hablando? Del Espíritu Santo. Primero, conocemos a Dios Padre.
Él creó todo. Dios Hijo vino corporalmente al mundo como Jesús. Anduvo sobre la tierra y se nos
reveló, murió en la cruz y resucitó. El Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad,
plenamente Dios, tres personas en un ser, el Espíritu Santo que mora en la vida de cada
creyente. Dios mismo habita en la vida de cada persona que confiesa a Jesucristo. Ésa es la
primera experiencia. Es la experiencia con el Espíritu Santo, la cual llamamos salvación.

También hay algo más. Hay una segunda experiencia. Esos mismos discípulos, que ya habían
recibido al Espíritu Santo en el capítulo 20 de Juan, estaban con Jesús cuando Él dijo: «Todavía
no tienen todo lo que necesitan. No se vayan de Jerusalén. Esperen, porque hay aun más. Ya
recibieron al Espíritu Santo. Ya son salvos, pero no se vayan de Jerusalén, esperen, porque hay
más todavía. Necesitan ser bautizados en el Espíritu Santo. Necesitan que el Espíritu Santo
venga sobre ustedes hasta que no puedan contenerlo, y que les dé poder para que puedan
comenzar una vida sobrenatural». Ser salvos y tener la presencia del Espíritu Santo en nuestro
interior no es suficiente para vivir en el nivel para el cual Dios nos creó. También necesitan tener
esta experiencia en la cual el Espíritu Santo viene sobre ustedes en su poder y comienza a
transformar y a cambiar su vida.

Tal vez usted tuvo esta segunda experiencia, pero dejó que su andar con el Espíritu Santo se
tornara un tanto inactivo. Todos necesitamos ser llenos constantemente, todo el tiempo, con la
nueva obra del Espíritu Santo en nuestra vida. ¿Ha experimentado este segundo momento, en el
cual fue bautizado en el Espíritu Santo? Ésta es la pregunta que le quiero hacer. Usted dirá:
«Todavía no estoy del todo convencido de la necesidad de tener experiencias». Está bien.
Quisiera referir una ilustración que creo que va a entender.

Tenemos la tendencia a pensar que nuestra vida cambia cuando hacemos disciplinas con Dios.
Tenemos nuestros devocionales y ayunamos, como haremos durante este mes. Leemos la Biblia.
Vamos a la iglesia. Participamos en un grupo pequeño y servimos. Éstas son todas disciplinas y
responsabilidades con las que cumplimos, con el fin de que nos ayuden a seguir a Cristo.
También está este otro suceso que ocurre, que es el encuentro directo con la persona del
Espíritu Santo, quien nos cambia.

Supongo que la mejor manera de describir esto de modo sencillo, para que todos lo entiendan
es… ¿cuántos de ustedes han jugado este juego antes? ¿Alguien jugó al Pac-Man? Bien. Pac-
Man, ustedes saben cómo funciona, ¿verdad? Tienen a ese muñequito, y hace waca-waca-waca,
por toda la pantalla. Éste es el objetivo. Uno no puede ganar el juego de Pac-Man a menos que
coma todos los puntitos, ¿es así o no? Podríamos decir que los puntitos son como las disciplinas
diarias. Es la asistencia a la iglesia y dar y servir y orar y todo lo que tenemos que hacer, pero
hay momentos en la vida en que somos perseguidos por diversas cosas. Los fantasmas nos
persiguen y, al parecer, nos alcanzan y nos matan. Esas disciplinas diarias corrientes no son

Poder para la vida: Primera parte


suficientes para enfrentar los desafíos, así que se necesita «la píldora de poder», como en el
juego de Pac-Man, ¿verdad? ¿Sabe qué sucede cuando tenemos esa píldora de poder? El Pac-
Man se vuelve invencible y los fantasmas no pueden detenerlo. Creo que ésta es una buena
explicación de lo que sucede en nuestra vida. Necesitamos las disciplinas diarias.

Algunas cosas sólo suceden en su vida a través de la experiencia directa con el Espíritu Santo,
porque el Espíritu Santo es una persona. Jesús y el cristianismo no son una filosofía. No son una
serie de principios. No son un ritual o una rutina. Tenemos una relación con una persona real.
No es posible que tengamos una relación con alguien real, en especial alguien tan poderoso
como el Espíritu Santo, sin experimentar un cambio. A veces, queremos despersonalizar el
cristianismo, quitarle la emoción o la experiencia y hacer que sea más seguro y que esté más
contenido, algo sobre lo cual simplemente reflexionamos. Pero Dios nos dice: «Hay muchísimo
más. Quiero llenarte de mi poder. Quiero llenarte de vida y gozo y autoridad y una demostración
sobrenatural de las cosas que sólo yo puedo hacer». Usted tiene que abrir su vida a Él para tener
esas experiencias con Dios, a fin de ser transformado.

Sí, lo sé. Sé que hay muchos de ustedes que están en la categoría de cristianos experimentados
quienes, mientras hablo acerca de esto, están sintiendo algo en su interior y dicen: «Ay, yo
recuerdo de esos días en que Dios se movió en mi vida, y quiero una nueva obra de Dios en mi
espíritu».

Sí. Está bien. Muchas gracias. Algunos de ustedes están realmente preparados. Eso es bueno.
Amén. Algunos de ustedes están pensando algo como: «No sé. La verdad es que esto me está
carcomiendo la cabeza. Es un poco… Me pone un poco nervioso, como si estuviera por hacer
algo extraño o medio desatinado. En alguna parte habrá una fila en la cual podré pararme». No,
no, no, no lo haga. Escúcheme. Escúcheme. Si yo le dijera, si le hablara desde aquí como su
pastor y le predicara, si le predicara sólo técnicas de autosuperación, de cómo mejorar su vida,
estaría omitiendo una de las partes centrales del cristianismo: que hay un Espíritu Santo y que Él
quiere obrar en su vida.

Punto 2: Necesito la capacidad explosiva del Espíritu Santo.

«Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos…»
(Hechos 1:8).

Bien. No vamos a crear un espacio donde no se sienta seguro, pero sí lo vamos a desafiar a
pensar acerca de esto porque, en segundo lugar, usted necesita la capacidad explosiva del
Espíritu Santo. Recibirá poder, poder, cuando el Espíritu Santo venga sobre usted. Es un cambio
de vida. Es como deslizarse sobre una ola. Es una fuerza que nos lleva, es poderosa. Es buena, y
es poderosa. Recibirá poder cuando el Espíritu Santo venga sobre usted.

Hablemos acerca del aspecto explosivo. Quiero darle esta ilustración. En mi mano tengo una
rama. Sencillamente es una rama de un árbol común y corriente. Imaginemos que esta rama
está conectada al árbol. Bien. En el capítulo 15 de Juan, si desea leerlo después, Jesús nos
enseña a través de una gran ilustración, nos muestra que Él es la vid y nosotros somos los
pámpanos, por lo tanto, la vida fluye de Él hacia nosotros, para producir fruto.

Poder para la vida: Primera parte


Sólo imaginemos esta rama, sin hojas ni fruto. Conectada a un árbol en algún lugar. Durante el
invierno, esta rama está conectada al árbol y en ella no hay fruto, parece que no tuviera vida. De
hecho, sería difícil percibir la diferencia entre una rama muerta y una rama viva, porque desde
fuera no hay evidencias de vida. Dicho sea de paso, me gustaría agregar, ¿no es genial que sea 4
de enero y que haga 16 grados (Celsius) afuera? ¿Alguien puede decir «amén»? En especial
después del año pasado. Sí. Bueno.

Algo le sucede a esta rama si está conectada a un árbol que da vida. En la primavera, la savia, o
la vida, fluirá a través del árbol hacia la rama y, en última instancia, habrá una explosión.
Aparecerá un pequeño brote y después ese brote se convertirá en una pequeña rama o en una
hoja y, con el tiempo, producirá algún tipo de fruto, si es el tipo de árbol indicado. El cambio
ocurre desde el interior hacia el exterior.

Ahora, quisiera dejar este tema de lado por un momento. Aunque lo voy a volver a tocar.
También tendemos a creer otro mito. Dije que un mito es pensar que si supiéramos todos los
detalles acerca del futuro, tendríamos más paz, y la verdad es que no es cierto. Lo que necesita
es conocer a la persona que estará con usted en el futuro y que lo ayudará a enfrentar todo.
Aquí hay otro de esos mitos. Lo que realmente necesito, Jeff, es que mis circunstancias cambien,
porque si las cosas que me rodean cambian, entonces todo irá mejor, por lo tanto, Dios
simplemente necesita obrar en lo externo. Necesita cambiar a estas personas y necesita cambiar
estas situaciones y necesita sacar algunas cosas del camino y, una vez que empiece a hacer esto
en el exterior, entonces todo saldrá bien.

Ésta es el asunto en cuestión: cuando Dios obra en el mundo, no lo hace con el propósito de
cambiar únicamente su circunstancia. Aunque Él sí la cambia, y espero que obre a favor de usted
en asuntos que necesita realizar este año, pero su principal manera de operar no es desde el
exterior hacia el interior. Lo hace desde el interior hacia el exterior. El Espíritu Santo obra en
usted, generando las cosas que necesitan suceder en usted para que pueda afectar su mundo de
manera positiva. Hay fruto que nace en su vida gracias a la explosión del poder del Espíritu en su
interior, y que se expresa en su vida para que usted se convierta en alguien que cambia el
mundo; hay tantas cosas buenas que pueden suceder en su vida y que afectan al mundo que lo
rodea.

Ahora bien, ésta es la situación: muchos de nosotros vivimos, y creo que nosotros como
pastores —y yo me incluyo— enseñamos principios que básicamente tienen como fin cambiar el
mundo de esta manera. Queremos tomar cinta adhesiva… y conseguir fruto en algún lado y, con
una cuerda y la cinta adhesiva, colocamos algunas hojas en la rama. A simple vista, hay vida,
pero sabemos que es cosmético y artificial. No hay un cambio genuino, sólo se mueven algunas
piezas en el exterior. La planta se ve triste porque en realidad no hay un proceso natural. La
única manera en que se consigue un fruto real y genuino es que el Espíritu Santo lo produzca en
su vida. No sé qué le parece a usted, pero yo no quisiera pastorear esta iglesia usando cinta
adhesiva.

Quiero decirles que en mi vida —no sólo les predico a ustedes en este momento, para el 2015,
yo mismo tengo un hambre desesperante de que el Espíritu Santo obre en mi alma de una
manera nueva. No quiero enfrentar lo que venga con mi carnalidad o solo con mis fuerzas o
intentar resolver los problemas a mi manera. Tengo la esperanza de que el Espíritu Santo obrará
en mi vida porque mis hijos necesitan que yo sea el tipo de padre que produce auténtico fruto

Poder para la vida: Primera parte


del Espíritu Santo. Mi esposa necesita que yo sea esa clase de marido. Ustedes necesitan que yo
sea esa clase de pastor, por lo tanto, debo esperar. Debo ceder espacio. Debo prepararme,
porque quiero que el Espíritu de Dios obre en mí.

Tengo mucho celo por ustedes. No quiero enseñar simplemente cómo añadir más cosas a su
vida con un poco de cinta adhesiva. Quiero que tengan una experiencia con Dios que
estremezca su mundo con la explosión del Espíritu Santo, para que la diferencia sea notoria y
para que todos seamos transformados desde el interior hacia el exterior, porque esto es lo que
Dios quiere hacer en nosotros. Pudiera ser que no han oído antes una enseñanza como ésta. Tal
vez les resulte radical. Quiero reiterar que mi intención no es espantarlos. Sólo quiero
presentarles el desafío del cristianismo bíblico para todos nosotros. La única manera de cumplir
el llamado de Dios es a través de una relación viva, vital, con la persona del Espíritu Santo.

Punto 3: Necesito tener una expectativa del Espíritu Santo.

Eso nos trae al punto tres: necesitamos, por lo tanto, tener la expectativa de que el Espíritu
Santo quiere obrar en nosotros. Él desea hacer en usted, en usted, en usted, en usted, algo
completamente nuevo este año. Mientras hablo, algunos de ustedes ya sienten al Espíritu de
Dios saltando en su interior: «Sí, sí, hazlo». Sólo quiero que sepa que quiere Dios cosas buenas
para su futuro, quiere decirle que lo ama, quiere sanar las heridas de su alma, quiere capacitarlo
para enfrentar las cosas que vendrán, quiere darle significado y propósito a su vida, pero usted
no podrá experimentar nada de eso si se mueve solo en lo exterior o de modo artificial. Tiene
que pronunciar las palabras: «Acepto el desafío. Espíritu Santo, ¿podrías hacer tu obra en mi
vida? Estoy abierto a ti. Quiero que hagas esto en mí», y Él lo hará. Hará lo que prometió en el
capítulo 2 de Hechos.

«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar…Todos fueron
llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les
concedía expresarse» (Hechos 2:1, 4).

Concluiremos la charla con lo siguiente. Era el día de Pentecostés, un día festivo en esa época,
los tiempos de la iglesia primitiva. Estaban reunidos en un lugar y dice que las ciento veinte
personas que estaban congregadas en el aposento alto siguieron el mandato de Jesús de
esperar y dejar espacio para la obra del Espíritu Santo, y fueron llenos. Esto no es algo que se
limita a esos cristianos extraordinarios, o a pastores, o a ministros, o a los que son perfectos.
Esto es para personas como Justin Maslanka, que destruyó su auto como resultado de su
borrachera. Es para personas que no tienen la menor idea de qué se trata el cristianismo, pero
que tienen hambre de Dios. Es para todos. Es para el cristiano experimentado. Es para el nuevo
creyente. Es para la persona escéptica que quiere ver de qué se trata, porque el Espíritu Santo
quiere obrar en la vida de cada uno.

DESAFÍOS
1. Ayuno
2. Reuniones a media semana
3. Leer el libro de Hechos (un capítulo por día)

Quiero presentar ahora algunos desafíos. Esto es lo que haremos en enero: hay algunos desafíos
que quisiera presentarle. Vamos a apartar tiempo para ayunar y orar, y lo vamos a hacer una vez

Poder para la vida: Primera parte


por semana. Lo animo a hacer un ayuno de veinticuatro horas después de la cena del miércoles.
Cene el miércoles, venga a la reunión de grupos pequeños aquí y luego ayune la comida de la
mañana y el almuerzo del jueves, y cene el jueves por la noche. Ahora, ésta es el asunto: ayunar,
dejar de comer, no lo convierte en héroe. ¿Alguien puede decir «amén»? No es algo que
impresiona. No, no. En esencia, es decir a Dios que este año quiere algo más que la gratificación
de sus apetitos naturales: «Quiero que satisfagas el anhelo interior en mi vida de recibir más de
ti».

Ahora bien, siempre hacemos algún tipo de ayuno, y varía según la etapa del año. Hace algunos
años, empezamos con tres días, y luego pasamos a cinco. Y en los últimos años, tal vez ha oído
que hablo acerca de un ayuno de veintiún días, en el que se consume líquidos. Sé que muchos
de ustedes… Casi experimenté una reacción ante eso porque algunos de ustedes me miraron
como si yo estuviera en otra categoría. Usted pensó: «Uy, yo nunca podría hacer eso», y ni
siquiera lo intentaron. En vez de ir al extremo de los veintiún días, vamos a hacer solo uno
porque, ¿adivine qué? Todos pueden dejar de comer una vez al día. Usted lo puede hacer.
Bueno, si tiene algún problema físico, consulte con su médico, pero queremos que la mayor
cantidad de personas participe de alguna manera en el ayuno y la oración, porque será bueno
que todo el grupo se una en esto. Si desea hacer más, cinco, o diez, o siete, o veintiuno, o
cuarenta, lo que decida será muy bueno, pero queremos que todos participen de alguna
manera.

Conclusión del tiempo de búsqueda de Dios


Ayuno de tres días
Asamblea sagrada

Luego, tendremos estas reuniones a mediados de la semana, como siempre, donde habrá
grupos reunidos para estudiar el libro de los Hechos. Queremos que lean el libro de los Hechos
todos los días y, hacia el final del mes, vamos a intensificar el desafío un poco y haremos tres
días [de reunión] justo antes de nuestra asamblea sagrada. Llenaremos este lugar la noche del
miércoles de la asamblea sagrada. Juntos, tendremos un mes poderoso, por eso, quisiera que
participe. Es muy bueno ayunar y orar con otras personas porque, en ese caso, nos rendimos
cuentas los unos a los otros. En nuestro grupo pequeño, mientras todos ayunan y oran,
informamos a otros miembros del grupo de nuestra experiencia. Es genial. Dará un paso
adelante en su relación con Dios. Luego, cuando nos reunamos los fines de semana, creeremos
que Dios se moverá de una manera poderosa en nuestra vida. ¿Puede decir «¡Amén!»?

Inclinemos nuestra cabeza para orar. Quiero presentar la primera pregunta, que está basada en
la primera experiencia. ¿Ya recibió la salvación? Quiero preguntar, ¿alguna vez entregó su vida a
Jesús? ¿Hizo una oración para pedir a Jesús que perdonara sus pecados a través de su sacrificio
en la cruz y que el Espíritu Santo vinera a morar en su interior? ¿Conoce al Espíritu Santo? ¿Vive
dentro de usted hoy? No le estoy pidiendo que se una a la iglesia ni que sea más religioso. Sólo
le pregunto: ¿Vive el Espíritu Santo en su interior? Si no está seguro, y quiere que eso suceda,
quiere que Jesús lo perdone y quiere comenzar a vivir, que el Espíritu Santo viva en usted,
oremos ahora mismo.

Quiero que haga lo siguiente. Si no está seguro de que lo experimentó y quiere tener la
seguridad, quiere entregar su vida a Cristo, quiere que el Espíritu de Dios comience a morar en
su interior, haremos lo siguiente: voy a contar hasta tres. Cuando llegue al número tres, si quiere

Poder para la vida: Primera parte


hacer esa oración, quiero que levante la mano. Sólo mantenga la mano levantada. Ésa será su
voluntad que declara: «Dios, estoy aquí. Mírame. Haz esto en mi vida». Luego, todos oraremos
como grupo en un minuto. Bueno. Si no está seguro de que lo experimentó, éste es su
momento. Cuando llegue al número tres, levante la mano. Bueno. Cuando diga el número tres…
uno, dos, tres. Si eso lo describe a usted hoy, levante la mano, diga: «Soy yo. Quiero rendir mi
vida a Jesucristo. Quiero que el Espíritu Santo venga y viva en mi interior». Quiero preguntar una
vez más. Veo varias manos levantadas. Mantengan las manos levantadas. Si no levantó la mano
la primera vez, vamos a hacerlo una vez más. Uno, dos, tres… levante la mano si se perdió la
oportunidad en ese primer momento. Bien.

¿Podemos orar todos juntos? Todos los que están en la sala, ¿podrían mirar hacia el cielo?
¿Harían la siguiente oración conmigo en voz audible? Digan: «Jesús, agradezco que estés
dispuesto a perdonarme, que pagaste el precio por mi pecado cuando moriste en la cruz. Te
pido que me perdones ahora mismo. Limpia mi vida de todo pecado del pasado y hazme justo
delante de Dios, abro mi vida a ti y te invito, Espíritu Santo, a vivir en mí. Me rindo a ti. Haz tu
voluntad en mí. Renuévame. Haz lo que quieras en mí, pues confío mi alma a tu cuidado. En el
nombre de Jesús. Amén. Amén.

Vamos a dar un aplauso a aquellos que tomaron esa decisión hoy. Amén. Estoy orgulloso de
ustedes por haber dado ese paso. Hay varias cosas que recomendamos que hagan, pero me
encantaría verlos pasar por el Centro de Bienvenida después de la reunión para conocer a
algunos de nuestros líderes, sólo para animarlos. Les daremos un regalo ahora mismo y los
ujieres que están en el pasillo se encargarán de ellos. Es un librito que ayudé a escribir, titulado
Next Steps in Learning to Follow Jesus [Los siguientes en nuestro aprendizaje de seguir a Jesús].
Son siete días de lectura, así que simplemente los ayudará a empezar empezar su relación con
Dios o a reanudarla. Estamos orgullosos de ustedes por haber dado ese paso de hacer esa
oración, y por tomar esa decisión hoy.

¿Por qué no nos ponemos de pie todos? Éste es otro elemento de este mes en particular de
oración y de énfasis sobre el Espíritu Santo. Tenemos diversos tiempos y etapas como familia
aquí en la iglesia. A veces, llevamos a cabo todo tipo de actividades en el vestíbulo en los meses
de invitación, tales como Touch a Truck (Toca un camión) y Candy Town (El pueblo de golosinas),
y muchas entretenidas actividades con galletas y otras golosinas. Nos permite tener momentos
de comunión y conocernos. Sin embargo, éste no va a ser un mes así. Este mes tendremos
momentos de encuentro después del sermón o el mensaje. Quiero que ustedes tengan siempre
presente que la reunión no termina cuando termina el mensaje. Bueno. Vamos a tomar unos
cinco minutos y los quiero a guiar a dar unos pasos con el Espíritu Santo. El de hoy es muy
sencillo. Sólo dedicaremos algunos momentos para adorar.

Quiero decirles lo que haremos ahora. El Espíritu Santo no operará en nuestra vida a menos que
activemos su obra, lo cual implica que Él ya está viviendo en su interior, si es creyente, pero
cuando comience a alabar, con su boca, cuando levante las manos o incluso cuando comience a
orar: «Dios, muévete en mi vida», ésta participa con su confesión, mediante sus labios,
mediante su alabanza y mediante sus acciones, y abre ese espacio. Abra espacio.

A veces, queremos que esté todo programado, pero solamente tener buenos pensamientos
acerca de Dios no activa su obra en nuestra vida. Nuestra voluntad de usted debe estar
involucrada y ésa es la razón por la cual desafiamos a las personas a participar en algún tipo de

Poder para la vida: Primera parte


expresión durante el tiempo de adoración. No es necesario que deje de lado su personalidad.
Por favor, si es tímido o introvertido, está bien. Puede permanecer de pie, pero simplemente
tiene que hacer algo para decir mediante su propia voluntad, «Dios, quiero que obres en mí»,
sea al pronunciar las palabras «Espíritu Santo, muévete en mi vida» de manera que solo usted lo
oiga, o al cantar con los demás, o lo que sea cómodo para usted.

Algunos de ustedes no son introvertidos. Sencillamente son expresivos. Quieren gritar. Quieren
pasar al frente. Quieren arrodillarse. Queremos que sean libres para ser quienes son, pero
queremos que se sientas desafiados a hacer algo para expresar la presencia de Dios en su vida.
Si se siente cómodo mirando hacia el Cielo y levantando las manos, hágalo ahora mismo. Sólo
tomemos un momento para darle la bienvenida a este lugar. Recuerden, Él es una persona. El
Espíritu de Dios es una persona. Está presente aquí ahora mismo. Vive en su interior todo el
tiempo. Ahora quiere hacer más en su vida, si tan sólo lo deja y, por eso… Espíritu Santo,
estamos abiertos a ti. Haz tu voluntad en nosotros ahora. Te damos la bienvenida hoy, oh, Dios.
Oh, Espíritu Santo, haz tu voluntad en nosotros. Haz tu voluntad. Vamos a cantar una canción
que cantamos antes. Cantemos juntos. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Declarémoslo: «Santo,
santo, santo».

Bueno, ahora Kay va a continuar dirigiendo la adoración así que, si desea quedarse y pasar más
tiempo en la presencia de Dios, lo puede hacer, pero quiero orar por ustedes. Pongan la mano
sobre su corazón ahora, y permítanme orar por todos los que están presentes. Declaro ahora
sobre su vida que hoy es un nuevo día. Algo ha comenzado a cambiar en su interior. La dureza
en su interior ha comenzado a suavizarse, esa dureza… tal vez el resultado del dolor, la
vergüenza o la culpa, una dureza relacionada con el ritmo de su vida. Dios está suavizándola
ahora en el nombre de Jesús. Está comenzando a abrir espacio en su vida y en su espíritu en los
cuales el Espíritu Santo comenzará a moverse con fuerza.

Incluso ahora mismo, declaro que dentro de usted habrá una erupción volcánica del Espíritu de
Dios. Declaro que comenzará a derramarse y a afectar sus relaciones. Afectará la atmósfera de
su hogar. Tendrá una nueva revelación de quién es Dios. Él le recordará cuánto lo ama, pero
incluso ahora mismo, incluso ahora, ese cambio está comenzando dentro de su espíritu. Lo
declaro sobre usted ahora mismo. Declaro que éste será el mejor año que ha tenido en su vida.
Será el año con la mayor intimidad con Dios que jamás ha conocido. Lo declaro sobre su vida
ahora mismo. En el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús. Amén. Amén. Dios lo bendiga.

Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL®, NVI® Propiedad literaria
© 1999 por Biblica, Inc.™ Usado con permiso. Reservados todos los derechos mundialmente.

Poder para la vida: Primera parte

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