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ELLERO BABINI
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En 1971 estas ideas fueron retomadas en los capírulos iniciales de
los Punti fermi (Klarstellungen, Herder, Freiburg 1971), en particular
en el capítulo «El Dios persona},) (p. 63-74 de la edición italiana:
Punti fermi, Rusconi, Milano 1972). Pero ha sido después sobr~ todo
en la Teodrammatica (el primero de los cinco monumentales volúme-
nes que componen esta obra maestra es de 1973) cuando Balrhasar
ha desarrollado y ha profundizado definitivamente en ésta su concep-
ción de fondo sacando también todas las consecuencias de la funda-
mentación teológica de la «persona» humana.
Antes de poder hablar de persona en sentido propio, recuerda
Balthasar, existe el concepto de «individuo» dentro de una especie na-
rural (considerando el reino animal en su totalidad; recordemos que
Aristóteles describía al hombre como animal racional, o político:
zoon politikon).
Respecto al ser humano más precisamente, existe para Balrhasar
el concepto de «sujeto espiritual» (Geistsubjekt).
LA FUNDAMENTACION DEL CONCEPTO DE "PERSONA>, EN H. U. VaN BALTHASAR 111
1. Cfr. Theodramatik, II, 2, p. 187. Al respecto ver también Verbum Caro, p. 63; Wahr-
heit der Welt, p. 20055.
112 ELLERO BABINI
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La más resuelta afirmación solamente lograría subrayar qué es él
para aquél que lo estima o lo ama 2 •
La única solución al problema se obtiene elevándolo a un nivel
superior, es decir, pasando del ámbito filosófico al teológico. La indi-
vidualización y la salvaguarda del «quién» sea propiamente el sujeto
espiritual no puede llegar, afirma Balthasar, «a partir de la esfera del
mundo impersonal (que solamente confiere señales empíricas) o de la
esfera de la comunidad (donde uno no puede dar a otro más que in-
certidumbres, garantías precarias), sino únicamente a partir del sujeto
absoluto, es decir, de Dios. Allí donde Dios le dice a un sujeto espiri-
tual quién es él para Él, Dios verdadero que permanece eternamente,
allí donde le dice al mismo tiempo para qué (wozu) existe él-confi-
riéndole así su misión autentificada por Dios-, allí se puede decir de
un sujeto espiritual que es persona» (Theodramatik, JI, 2, p. 189).
Más allá de toda señal empírica, que describe al sujeto espiritual
sólo por aproximación, dentro de un género, «sólo a partir de Dios,
dicho sujeto puede ser determinado y designado en su unicidad cua-
litativa y esta determinación expresa al mismo tiempo el "quién" yel
"para qué", el sentido, la tarea, la misión» (Ibid., p. 201)3.
Sólo Aquél que ha creado al hombre y le ha llamado, escogiéndo-
le, elevándole a la comunión consigo, puede decirle quién es en reali-
dad, habilitándole para ser su «partner» o más exactamente (como
Balthasar se expresa en la Teodrammatica) «Mitspielen>, co-actor del
drama humano-divino universal.
A este respecto, notemos cómo justamente del ámbito del teatro,
derivó, en el mundo greco-romano, el término «persona», que signifi-
caba originariamente máscara teatral. Pero al sentido actual del tér-
mino se llegó, como especialmente ha documentado A. Grillmeier en
sus estudios4, gracias al valioso e insustituible trabajo de reflexión teo-
lógica de los Padres de la Iglesia y de los primeros grandes Concilios,
concretamente Nicea y Calcedonia.
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Quienquiera que junto a Jesús pretenda aún reivindicar la defini-
ción de «persona» puede apelar a este derecho «sólo a causa de su rela-
ción con Él y de su provenir de Él. No se puede hablar de identidad
entre el yo y la misión, como existe en Jesús, en ninguna de estas
otras personas; pero se puede ciertamente hablar de participación en
su sujeto espiritual y en una parte o aspecto de su misión universal»
(Ibid., 11, 2, p. 190).
Dentro de la incomparable unicidad de Cristo, que es el único
que representa plenamente a Dios ya su Reino en el mundo, hay es-
pacio para otras análogas misiones personales (y personalizadoras), las
cuales no constituyen, como en Cristo, una síntesis a priori con su
persona, sino que «pueden llegar a ser sintetizadas, a posteriori, con
las personas espirituales (Geistpersonen) creadas y elegidas; y pueden
ser aceptadas y cumplidas por los pecadores -aunque sólo parcial-
mente- o rechazadas del todo» (Ibid.). Advirtamos cómo en este
caso Balthasar usa el término «Geistpersoll», que está significativa-
mente a medio camino entre «Geistsubjekt» y «Persoll».
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