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Peter Burke: "La estrategia del miedo

para evitar la revuelta es una constante


histórica"
"Las reformas impopulares son el mayor peligro para un
Gobierno"
Paco Cerdá 07.11.2013 | 01:58
Peter Burke, durante la entrevista. /
Daniel Tortajada

Catedrático emérito de Historia cultural


de la Universidad de Cambridge y
especialista en historia cultural moderna,
Peter Burke (Londres, 1937) analiza la
situación actual y asegura que tiene
semejanzas con la crisis de 1929, pero
también diferencias "en la respuesta de
los políticos".

-Sostiene que la Historia no puede


escribirse de forma objetiva. ¿Por qué?

-¡Porque somos humanos! Y como


humanos, tenemos unas actitudes y
valores que nos condicionan. Eso puede
observarse de forma cotidiana. Si tres
personas presencian el mismo hecho,
tendrán versiones distintas del mismo. Así
pues, a lo más que podemos aspirar es a
tratar de ser justos. Además, el esfuerzo
de objetividad máxima implica sacrificar
ciertas cosas, como la claridad. Evitar el punto de vista del historiador para ser lo más
imparcial posible produce, en ocasiones, un relato difícil de entender.

-¿Quiénes serán los ganadores de la Historia actual y cómo la contarán a la siguiente


generación?

-Es más fácil valorar eso en una guerra que en la política. Pero se puede apreciar que el
cambio en el equilibrio de poderes con el ascenso de China y la creciente presencia de la
voz de los musulmanes tendrá su correlación en la versión de la Historia que se escriba.
Además, podemos predecir que en la cuestión medioambiental todos seremos perdedores.

-¿Qué grandes manipulaciones de la Historia sigue sufriendo hoy la población?

-¡Hay tantas?! Una de ellas es el uso de un doble lenguaje con el que cada bando narra un
conflicto. Cuando alguien pone una bomba, si son los otros, son 'terroristas'; si son los
nuestros, son una 'guerrilla urbana' u otro término menos duro. Además, todos
distorsionamos nuestro propio recuerdo del pasado. Tendemos a mitologizar el pasado. Es
como la entropía de la naturaleza: podemos detectarla, pero no escapar de ella.

-El olvido de la gente común y corriente, eclipsada por los grandes personajes y las grandes
gestas, es una lacra de la Historia. ¿Hay que reivindicar al hombre normal?

-La mayor revolución historiográfica en los últimos doscientos años ha sido la inclusión en
la Historia de las personas ordinarias y de todas las actividades humanas, y no solo la
guerra y la política. Hay que recordar que en la famosa expedición por África, David
Livingstone no iba solo, sino que formaba parte de una expedición más amplia. Ese
enfoque es una revolución.

-En la actual crisis económica y su repercusión en los más pobres, ¿qué grandes pautas
observa que hayan servido en otros periodos?

-Hay semejanzas con la crisis de 1929, pero también diferencias en la respuesta de los
políticos.

-Me refería a la gestión política. ¿Tal vez la estrategia de infundir miedo a la población para
que no se rebele?

-Sí, la estrategia del miedo para evitar la revuelta es una constante en la historia de la
humanidad. Pero me interesa más, como constante histórica, la teoría de por qué la gente se
rebela. Las primeras teorías afirmaban que la población se rebela cuando las cosas van a
peor. Por ejemplo: sube el precio del grano y estalla la Revolución Francesa. Sin embargo,
tanto los historiadores como los teóricos sociales han subrayado, más recientemente, que
las rebeliones se asocian a la ruptura de las expectativas crecientes. Cuando las cosas dejan
de ir a mejor y se habían creado grandes expectativas, es cuando la gente se siente más
insatisfecha. Más todavía que si las cosas van a peor de forma lenta y progresiva. Por tanto,
las expectativas defraudadas son el contexto más propicio para que estallen las revueltas.
Eso significa que el momento más peligroso para un Gobierno es cuando aplica reformas
que no contentan a la población, porque la gente quiere otro tipo de reformas o a otro ritmo.

-Expectativas frustradas y reformas criticadas por la población. Está describiendo España.


¿Augura aquí una revuelta?

-No conozco suficiente el clima de la opinión pública española como para hacer vaticinios.
Pero la teoría de las generaciones explica un hecho de España: hace cuarenta años hubo una
generación que creyó que la Transición era buena y se movió al grito de 'nunca más una
Guerra Civil'. Ese consenso se ha roto. La generación en el poder se arriesga más en su
relación con el pasado.

-Una parte de España se niega a recuperar la memoria histórica del franquismo para no
reabrir heridas. ¿Es eso justificable?

-La reconciliación es importante y no se puede luchar la misma Guerra Civil generación


tras generación. Pero entiendo que eso es más fácil de decir para un británico desde la
distancia que para un español.

-En un mundo obsesionado por el futuro y las tecnologías, ¿por qué hay una búsqueda de
los orígenes y las raíces?

-Son dos fenómenos ligados. En los últimos 200 años hemos vivido un proceso de
aceleración de la Historia. La gente tiene la sensación de haber perdido sus raíces y de
sentirse desorientada. Y el tipo de pasado que la gente quiere conocer es el pasado que ha
vivido o que le han contado en su casa.

-Usted ha afirmado que hay tres obstáculos a la democratización del conocimiento: los
intereses de las grandes compañías, la censura de los gobiernos y el aislamiento de los
expertos. ¿Cuál le preocupa más?

-En la actualidad, el más peligroso es la censura gubernamental.

-¿Por qué sigue siendo útil?

-Ningún Gobierno puede operar sin secretos. Todo Gobierno aspira a silenciar a las
personas que quieren revelar esos secretos, y los casos de Wikileaks y Snowden son
paradigmáticos. En un mundo ideal podría existir una transparencia completa y no tendría
sentido la existencia de servicios secretos. Pero en el mundo real, a ningún Gobierno se le
ocurriría suprimir su espionaje.

https://www.laopinioncoruna.es/contraportada/2013/11/06/peter-burke-estrategia-miedo-
evitar/779883.html

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