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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO,

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS,


ESCUELA DE DERECHO.

SUSTENTANTE

Anny Fernández Peralta 100260424

ASIGNATURA

Criminología - DER 337

PROFESOR

José Pérez Vólquez

TEMA

La influencia del medio en el comportamiento criminal.

SECCIÓN

16

Santo Domingo, República Dominicana.


19 de Noviembre del 2016
Introducción
Todos los humanos tenemos tendencias criminales pero hay algunos factores que
influyen en el desarrollo del comportamiento, ya sean causados genética o
socialmente, definiendo el crecimiento y la personalidad de un individuo.

Cuando hablamos de una persona desestabilizada mentalmente, podemos


observar que la mayoría de los casos se han desarrollado por hechos traumáticos
durante su infancia y adolescencia. Existen varias ramas especializadas en este
tipo de comportamientos humanos; como son: psicología, psicología forense,
psiquiatría, sociología, etc.

La preocupación por entender y elaborar políticas públicas de prevención de la


delincuencia ha cobrado gran relevancia en numerosos países del mundo. Una de
las variantes más preocupantes del comportamiento delictivo es aquel
protagonizado por jóvenes y menores de edad, ya que puede acarrear
consecuencias futuras negativas, tanto para ellos como para su entorno.

Cómo prevenir comportamientos delictivos ha sido materia de gran debate, ya


que los factores asociados son usualmente complejos. La investigación nacional e
internacional indica que el desarrollo del comportamiento delictivo puede
entenderse como producto del interjuego de numerosas variables sociales,
familiares o individuales. El presente documento realiza una revisión bibliográfica
de la literatura nacional e intencional en materia de factores de riesgo y
delincuencia juvenil, para aportar a mejorar la calidad de la discusión acerca del
desarrollo de una política pública de prevención primaria y secundaria.
En este ensayo, se revisa la investigación en factores de riesgo asociados al
desarrollo del comportamiento delictivo en la literatura internacional desde la
perspectiva del desarrollo psicosocial, y cómo éste se relaciona con otros
comportamientos de riesgo que se manifiestan preferentemente en la etapa
juvenil o adolescente.

Posteriormente, se exponen los antecedentes nacionales respecto de los factores


de riesgo asociados al desarrollo del comportamiento delictivo juvenil.

Finalmente, esperemos que el presente trabajo de investigación sea de gran


ayuda y agrado para el lector, y que pueda servir de material de apoyo para los
futuros trabajos referentes a la delincuencia

1. La influencia del medio en el comportamiento criminal.

Los factores más influyentes para el desarrollo de una conducta criminal, son los
relacionados a la sociedad:

Las teorías sociológicas, en cambio, dan importancia absoluta o predominante a


los factores externos o sociales y confieren escaso valor a lo individual (los
hombres, naciendo iguales, serán buenos o malos conforme al ambiente en el cual
vivan y se desarrollan).

Por esto desde hace mucho tiempo, en criminología se habla de factores


endógenos y exógenos (internos y externos) de la criminalidad; los primeros han
sido definidos como aquellos que por su naturaleza son intrínsecos al sujeto, en
tanto que ser biológico y psíquico (la herencia, por ejemplo); y los segundos, como
aquellos que siendo extraños a la naturaleza constitutiva del ser humano, la
influyen en forma variable según las condiciones del medio y la capacidad de
percepción del sujeto. A estos últimos se los divide en físicos (medio ambiente no
constituido por seres humanos, altitud, latitud, clima, medios de comunicación,
barrio, habitación, etc.), familiares (antecedentes de la familia, su composición, sus
condiciones morales, económicas y culturales) y sociales (amistades, trabajo,
centros de diversión, organización social y política, la cultura del medio, la
economía, la influencia religiosa, etc.).

En realidad, entre estos factores (endógenos y exógenos) existen relaciones


inescindibles y sólo se los separa con fines de estudio, pues, tanto los unos como
los otros influyen en la producción del delito, concurriendo en constelación.

Quedó señalado que los factores sociales de la criminalidad son elementos


extraños a la naturaleza constitutiva del ser humano, pero que la influyen en forma
variable según las condiciones del medio y la capacidad de percepción del sujeto;
agregamos ahora, que la Sociología Criminal ha destacado la importancia de los
factores político, cultural, educativo, económico y ecológico entre otros

1.1 El factor político:

Cuando se habla de este factor se está haciendo referencia al gobierno, a la


administración pública. En este sentido, si se considera la criminalidad como un
fenómeno sociopolítico, aparece adecuado pensar que la misma siempre estará
presente en toda sociedad que tenga un gobierno que la gobierne o la
“desgobierne”, según expresa (con mucho acierto, creemos.) Manuel López Rey
(1976).
En realidad, en sentido estricto, sin organización política no existiría el delito
(Parámele, 1925) puesto que ningún hecho es considerado delictivo hasta que el
Estado le da esa definición. En este sentido, la naturaleza de los delitos está en
gran parte determinada por la naturaleza de la organización política vigente en un
tiempo y lugar dados; así, por ejemplo, en USA. Habrá algunos delitos que no
existen en la UU.RR.SS y viceversa (aunque también los habrá similares).

Por otra parte, cuando el gobierno es mal administrador (gobiernos ineficaces y


corruptos), puede constituirse en factor inmediato de producción de conductas
delictivas (los comentarios huelgan); también lo será en forma indirecta, en la
medida en que cree condiciones favorables a la conducta delictiva y no tome las
pertinentes medidas de prevención

1. 2 el factor cultural

Cultural es el nombre con que se designa a todas las realizaciones características


de los grupos humanos.

Para la escuela positivista moderna el delito refleja, en buena parte, el ritmo


evolutivo cultural de toda sociedad: a mayor cultura y desarrollo de la tecnología,
el delito, en consecuencia, presentará variaciones cualitativas y cuantitativas.

Dentro de esta perspectiva, la Sociología Criminal se ha ocupado de estudiar,


entre otras, las relaciones posibles entre criminalidad y grado de instrucción,
criminalidad y medios colectivos de difusión (cine, televisión, radio y prensa)
criminalidad y actividades recreativas.
Criminalidad y medios de comunicación social: El cine, la televisión, la radio y la
prensa no son malos ni buenos en sí mismos (sólo son vehículos de difusión); si
pueden serlo los mensajes que por su intermedio llegan al público.

Entre los investigadores europeos, es criterio generalizado que el cine tiene


efectos perniciosos sobre los espectadores juveniles, por su característica falta de
espíritu crítico y por su tendencia hacia la identificación, que los puede llevar a
reproducir conductas que han visto en las pantallas.

La televisión cumple un papel similar al del cine, con la ventaja del relativo
aislamiento del espectador, pero con la desventaja de la invasión del hogar y la
gratuidad del espectáculo; hechos que favorecen el que diariamente la violencia,
el crimen, el desorden familiar y la negación de los valores morales establecidos,
sean proyectados dentro del hogar.

Aquí el problema reviste mayor gravedad por el poco o ningún control de calidad
en la programación de las televisoras comerciales; y porque, además de a los
jóvenes y adultos, su influencia alcanza también al público infantil

1. 3 el factor económico

En verdad, el factor económico en la criminalidad es de extrema complejidad,


baste saber que, por ejemplo, tanto la pobreza como la riqueza pueden influir en
su producción.
a.- En relación con la pobreza, es un hecho que la carencia de los medios
indispensables para la satisfacción misma de las necesidades individuales y
familiares (falta de trabajo, de vivienda adecuada, de servicios elementales, etc.),
puede crear en los individuos un estado emocional susceptible de transformarse
en sentimiento de inferioridad y de frustración que, así mismo, puede convertirse
en odio o resentimiento hacia toda la sociedad, considerada como responsable de
tales penurias. También puede generar rebeldía constante que suele traducirse
en frecuente violación a las leyes, consideradas como instrumento de opresión y
explotación; pudiendo además, generar irrespeto hacia las autoridades; actitudes
todas ellas que pueden desencadenar en perpetración de delitos.

b.- En cuanto a la riqueza, no es menos cierto que las situaciones de bonanza y de


extrema facilidad para la obtención de los bienes en la sociedad de consumo (lo
cual conlleva a la pérdida de la conciencia del valor de los objetos) se constituye,
en gran medida, en fuente de la más moderna criminalidad: la criminalidad no
convencional (económica, de cuello blanco, de los poderosos

1. 4 el factor ecológico

La ecología es el estudio de las relaciones entre los organismos y sus habitats.


Tiene tres ramas: botánica, animal y humana. A esta última se le denomina
también Ecología Social, en cuanto se la considera una rama de la Sociología que
se ocupa del estudio de las áreas de habitación humana y de la distribución
espacial de los rasgos o complejos sociales y culturales.

Ahora bien, en relación con la delincuencia, vamos a encontrar que a comienzos


del siglo pasado Adolfo Quételet, publicó su famosa obra “Física Social” en la cual
dio a conocer sus no menos famosas “Leyes térmicas de la delincuencia”,
basadas en la influencia del medio geográfico sobre el individuo, las cuales
formuló en la forma siguiente:

1.- En invierno se comete mayor número de delitos contra el patrimonio que en


verano.
2.- Los delitos contra las personas se cometen en mayor número en verano.
3.- Los delitos contra las personas tienden a aumentar según nos aproximamos al
ecuador y, a la inversa, los delitos contra la propiedad disminuyen.
4.- Los delitos sexuales se cometen con mayor frecuencia en primavera.

2. Qué es la muchedumbre y la multitud?

Las ciencias jurídicas no se han ocupado del todo con respecto al fenómeno del
linchamiento, mejor conocido como el delito de las multitudes. Sólo se advierte la
irresponsabilidad penal de las multitudes frente a este tipo de delito, y, en general,
a cualquiera.

Es bueno empezar con un ejemplo ilustrativo: Ocurrió que, en Concepción,


Argentina, en tiempos de Martínez Rosas, “una multitud pedía la cabeza de un
ladrón, a grandes voces, frente a su casa. En esto, un individuo se puso a exigir
además, a voz en cuello, la cabeza de su sastre, a quien le debía una suma que
aquel le cobraba con mucha exigencia. Entonces, todos se pusieron a pedir la
cabeza del inocente comerciante, y creyéndolo un enemigo común, se
apoderaron”.
La relación del caso que acabamos de hacer (citado en una obra inédita del
maestro dominicano don Leoncio Ramos), sirve para comprender la
criminodinámica del delito cuando no actúa en un hombre solo, o en una banda,
sino en una masa de personas, es decir, en una multitud.

Nace con una burla, un grito, un asesinato, esta genera una furia en alguien, a la
gente le parece un hecho cómico, o una actitud ridícula de parte del hombre que
discute con un muchacho, pero si de pronto el hombre le pega al chico, la gente
pasa de esa reacción de carcajada a una reacción de indignación. Pueden linchar
al sujeto, porque toda la violencia que surge de una multitud es completamente
espontánea.

Los individuos que en tales situaciones cometen los crímenes más atroces, son
incapaces de realizarlos fuera de la multitud, y si se les preguntara qué les indujo a
proceder mal, a veces no podrían explicarlo con exactitud.

Me permito llamar su atención en ese sentido, para que se comprenda el porqué


del linchamiento, y cuáles hilos invisibles lo gobierna. Para ello es sumamente
importante definir la multitud en relación a muchedumbre, conceptos muy
parecidos, pero diferentes. En el primero, es decir, en la multitud, se trata de una
reunión de elementos heterogéneos, de personas desconocidas, inorgánicas. La
muchedumbre, al decir de penalistas como Rossi o Jiménez de Asúa, consideran
que una “muchedumbre” “es la matriz de las multitudes”, que es “una reunión de
individuos idénticos por temperamento o por relación de intereses, que operan en
las mismas circunstancias de tiempo y de lugar, motivada por causas únicas
idénticamente concordantes” (sic).
Recordemos el ejemplo hecho por Solón que ha llegado a convertirse en un
adagio muy conocido: senatore boni viri, senatus autem mala bestia (un senador,
individualmente, es una buena persona; pero que actuando en el Senado, se
convierte en un mal hombre). Eso es un ejemplo de muchedumbre. No se actúa de
manera espontánea, como en la multitud. No un hecho que sugestione.
Este efecto de la “sugestión” que se apodera de la masa ha sido demostrado hoy,
científicamente, y admitido por las ciencias humanas, que observan al hombre: la
psicología, sociología y la criminología (juntas las tres, equivalen a la gran
antropología).

El individuo puede ser puesto en un estado tal, que su personalidad consciente es


transformada, al grado de que obedecen todas las sugestiones del evento
hipnotizador (en algunos casos la impresión del delito que se observa), y le sume
en tal estado, llegando a realizar actos “delictuosos”, o “contrarios a su carácter y
a su educación o hábitos”, como acaba de demostrarlo el hecho aciago que
algunos hemos presenciado por la Internet, sobre un ladrón que tenía azotado a la
localidad, y que fue sorprendido, arrojado de un segundo piso, linchado y
asesinado, por un miembro de la multitud. Cuando un agente policial quiso
aprender al que hizo los disparos, la multitud se lo arrebató, impidiendo que se lo
llevaran. Por suerte luego fue identificado y detenido por la Policía y sometido a la
acción de la Justicia.

De ese hecho podemos extraer las variadas características de la multitud: es


decir, la impulsividad, movilidad, irritabilidad, sugestibilidad, credulidad,
exageración, simplismo de sentimientos, intolerancia, autoritarismo,
conservadurismo y moralidad. Todos estos sentimientos duran un instante.
Desde el punto de vista moral, estos impulsos a los cuales obedece la multitud,
pueden ser, según las excitaciones, generosos o crueles, heroicos o pusilánimes,
pero será siempre de tal modo imperioso, que el mismo interés de conservación,
no podrá dominarlos.
Una evocación final: hay que prestarle atención a los linchamientos, ya que éstos
son fenómenos situados en la última línea de la tolerancia social. El que hemos
presenciado está relacionado a los delincuentes comunes, mañana puede recaer
en los actores políticos, que actúan con irresponsabilidad. Olvidé una
característica más: la imitación, luego de producirse un linchamiento, suele
liberarse una energía inconsciente en la masa que busca repetir este tipo de
conducta. Más que un contagio, es un efecto del corazón humano.

3. Herencia, carácter y personalidad.

Todo estudio criminológico se hace en función de la personalidad y del contexto


social en el que vive el individuo, pero ¿cual se de estos dos aspectos resulta ser el
más importante?

Para responder a la pregunta, se hace necesario apoyarnos en la psicología,


disciplina que estudia los aspectos de la psique interna del ser humano, además
de la conducta, constituyéndose en una gran ayuda a la criminología, en el estudio
de la personalidad criminal.
La personalidad puede ser definida como un conjunto de características en
nuestra conducta que nos diferencian de otros, y que a su vez resulta de la
intervención de factores endógenos y exógenos. La criminología clínica es la rama
encargada de estudiar la personalidad criminal.
Uno de los factores endógenos más importantes es el temperamento, pues ayuda
a constituir nuestra personalidad. Los estudios hechos por Jerome Kagan ,
descubrieron señales de timidez en un grupo de niños de 21 meses, con lo que se
demuestra que el temperamento es algo con lo que nacemos.
Transcurridos algunos años descubre que los niños que eran sumamente
sensibles y temerosos se convierten también en adultos tímidos. Esta timidez con
la que nacen algunos niños se basa en la excitabilidad de un circuito nervioso
ubicado en la amígdala, este circuito resulta ser para algunos más excitable que
para otros, haciendo que busquen alejarse de lo desconocido. Pero la conclusión
más importante a la que llega Kagan ,es que la tendencia a la timidez surge
durante el primer año de vida y son las lecciones emocionales de la infancia las
que pueden tener un impacto profundo sobre el temperamento de los niños ya
sea ampliando o amortiguando una predisposición innata a la timidez; con las
experiencias adecuadas la amígdala excitable puede ser domada. Vemos
finalmente que el temperamento como factor endógeno, solo funciona como
forma de predisposición, probabilidad mas no destina a los ser humanos a vivir
con la personalidad con que nacemos, el factor exógeno familia y educación
también son importantes.

Resulta entonces importante para la criminología, el estudio de la personalidad y


del contexto social; pero no solo respecto de las personas que cometen actos
delictivos tipificados en la ley penal, sino también en el análisis de las
personalidades que podrían constituirse un riesgo o predisposición para delinquir,
como son el alcoholismo, drogadicción.
El estudio de la conducta delictiva muchas veces nos muestra algunos aspectos
de la personalidad del sujeto, pero la explicación real de porque cometió
determinado delito, la encontramos en sus historia familiar, en la descripción de su
ámbito social, cultural, en fin en su historia de vida.
A este conjunto de personas que cometen actos delictivos, se les asocia con una
conducta antisocial, que podemos definir como un comportamiento general de
violación y desprecio a los derechos de los demás, que empieza en la niñez,
continúa en la pubertad y en la adultez.

Las personas antisociales se caracterizan en general, por una inestabilidad


conductual, además de no poseer un pensamiento lógico por su falta de madurez,
muchas veces su forma de comunicación es hostil, se burla de las personas y
aunque tiene sentimientos de inferioridad, tiende a sobrevalorarse, pueden incluso
culpar a las víctimas por ser tontos o débiles o merecer ser víctimas, y lo más
importante es que su sentimiento de culpa está disminuido.

Pero específicamente son cuatro las características que definen una conducta
como antisocial, pero conviene aclarar que estas características las podemos
encontrar en cualquier persona y no solo en los que hayan cometido un delito. Las
personas antisociales son : a) EGOCENTRICAS, tienen sobrevalorada su propia
personalidad, solo se preocupan por ellos, piensa que todo lo que hace lo hace
bien, carecen de empatía, tratan de tener siempre la razón, y tienen la necesidad
de de ser aceptados y reconocidos; b) AGRESIVAS, estas personas no pueden o
se les hace difícil controlar sus impulsos, pueden ser irritables y agresivos, son
poco tolerantes a la frustración, c)LABILES, son seres inestables emocionalmente ,
suelen tomar decisiones sin pensar; d) INDIFERENTES AFECTIVAMENTE.
Lo importante de la descripción de estas características, se halla creo en
encontrar la razón, de porqué algunas personas poseen esa conducta, cuáles son
los factores que causaron esa conducta antisocial.
Si lo analizamos rápidamente llegaríamos a la conclusión que los factores sexo,
edad, salud, familia y educación, sobre todo esta, coadyuvaron de manera
conjunta a la creación de una conducta antisocial; pero creo que además de esos
factores que ya hemos estudiado, lo importante es la personalidad con la que
nacemos. Parece ser que la inteligencia y el temperamento son determinadas por
la herencia genética, pero el pensamiento y el comportamiento no.

Existen casos en los que, son los propios hijos de los agentes delictivos, quienes
denuncian a sus padres ante las autoridades judiciales, reniegan de haber nacido
de un padre delincuente, rechazan en todo sentido la idea de ser como ellos. Esa
conducta repulsiva, nace enteramente de una persona que tiene un carácter
decidido, poco manipulable, con el que me atrevo a decir que algunas personas
nacen, además del factor externo, que sería vivir en un mundo lleno de corrupción.

Pero además de la Escuela Psicológica, que sostiene que la conducta se puede


explicar principalmente a través de las interpretaciones psíquicas y de su
interacción con el medio, el conductismo en cambio, defiende el empleo de
procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento
observable, considerando el entorno como una serie de estímulos respuesta.
El conductismo busca minimizar el estudio de los procesos mentales, para
sustituirlo por el estudio directo de los comportamientos de los individuos en
relación con el medio.

Creo que en la actualidad es necesario que aunemos esfuerzos, y usemos ambas


teorías en bienestar de la sociedad, las dos ayudarán mucho al estudio de la
criminología, ya que las experiencias de un niño en su entorno familiar y social, y el
modelo de educación que se siga son aspectos que dejan una huella en su futuro
como ser individual, pero también es necesario realizar la observación y análisis
profundos de cada caso individualmente a fin de descubrir lo que los factores
criminógenos que influyeron en ellos y así poder predecir las consecuencias de
estos.

Conclusion

La prevención de la delincuencia juvenil es parte esencial de la prevención del


delito en la sociedad. Si los jóvenes se dedican a actividades lícitas y socialmente
útiles, se orientan hacia la sociedad y enfocan la vida con criterio humanista,
pueden adquirir actitudes no criminógenas.
Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario que toda la
sociedad procure un desarrollo armonioso de los adolescentes, y respete y cultive
su personalidad a partir de la primera infancia.

A los efectos de la interpretación de las presentes Directrices, se debe centrar la


atención en el niño. Los jóvenes deben desempeñar una función activa y
participativa en la sociedad y no deben ser considerados meros objetos de
socialización o control.

En la aplicación de las presentes Directrices y de conformidad con los


ordenamientos jurídicos nacionales, los programas preventivos deben centrarse
en el bienestar de los jóvenes desde su primera infancia.

Deberá reconocerse la necesidad y la importancia de aplicar una política


progresista de prevención de la delincuencia, así como de estudiar
sistemáticamente y elaborar medidas pertinentes que eviten criminalizar y
penalizar al niño por una conducta que no causa graves perjuicios a su desarrollo
ni perjudica a los demás. La política y las medidas de esa índole deberán incluir:
La creación de oportunidades, en particular educativas, para atender a las
diversas necesidades de los jóvenes y servir de marco de apoyo para velar por el
desarrollo personal de todos los jóvenes, en particular de aquellos que están
patentemente en peligro o en situación de riesgo social y necesitan cuidado y
protección especiales;

La formulación de doctrinas y criterios especializados para la prevención de la


delincuencia, basados en las leyes, los procesos, las instituciones, las
instalaciones y una red de servicios, cuya finalidad sea reducir los motivos, la
necesidad y las oportunidades de comisión de las infracciones o las condiciones
que las propicien; Una intervención oficial que se guíe por la justicia y la equidad, y
cuya finalidad primordial sea velar por el interés general de los jóvenes; La
protección del bienestar, el desarrollo, los derechos y los intereses de todos los
jóvenes; El reconocimiento del hecho de que el comportamiento o la conducta de
los jóvenes que no se ajustan a los valores y normas generales de la sociedad son
con frecuencia parte del proceso de maduración y crecimiento y tienden a
desaparecer espontáneamente en la mayoría de las personas cuando llegan a la
edad adulta; La conciencia de que, según la opinión predominante de los
expertos, calificar a un joven de “extraviado”, “delincuente” o “pre delincuente” a
menudo contribuye a que los jóvenes desarrollen pautas permanentes de
comportamiento indeseable.

Deben crearse servicios y programas con base en la comunidad para la


prevención de la delincuencia juvenil, sobre todo si no se han establecido todavía
organismos oficiales. Sólo en última instancia ha de recurrirse a organismos
oficiales de control social.

Bibliografia

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