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Jengibre: ¿de verdad vale

para todo?
Quemagrasas, analgésico, antiemético, remedio contra los resfriados... Muchos
recurren a la especia como una solución natural. Analizamos sus bondades

Gonzalo de Diego Ramos


La planta en diferentes estados.
En la cocina occidental el uso del jengibre como ingrediente se
limitaba a la preparación de dulces como los caramelos, las
galletas o la tradicional bebida de cócteles y combinados ‘ginger
ale’. Sin embargo, el auge que viven desde hace años los
restaurantes orientales ha abierto a los 'gourmets' y cocinillas del
otro lado del planisferio las múltiples posibilidades culinarias de la
especia.
Por lo mucho que se habla de ella tanto en los medios como a
través del boca a boca, resulta evidente que el jengibre es un
alimento que se encuentra hoy especialmente de moda.
Civilizaciones de la Antigüedad como India y China lo empleaban
ya por las propiedades medicinales que se le atribuían. La planta
llegó a Europa a través de Grecia y Roma y el propio Galeno decía
servirse del jengibre para corregir tumores, defectos del cuerpo y
tratamientos de parálisis en sus pacientes. En época medieval,
cuando medio kilo de jengibre tenía un valor similar al de una
oveja, el médico persa Avicena elogiaba sus cualidades
afrodisíacas, como un estimulante para mejorar el rendimiento
sexual entre los varones.
Se destacan sus efectos en la
reducción del colesterol y en el
mantenimiento de los niveles
de azúcar en sangre
De la misma familia que la cúrcuma y el cardamomo, la parte de la
planta que se utiliza tanto en cocina como para remedios naturales
es su raíz o rizoma, plagada de sus inconfundibles formas
bulbosas. India, China y Nepal son los principales productores,
pero son las variedades cultivadas en la isla caribeña de Jamaica
y en Kenia las más apreciadas por su sabor.
Las bondades en boca de todos
Presente en multitud de listas que siguen la tendencia de los
superalimentos, todo el mundo habla hoy de los beneficios que
se le atribuyen. ¿Pero es cierto todo lo que se comenta?
Los análisis en el laboratorio han identificado más de 110
sustancias en su composición. Sus compuestos fenólicos
ayudan a aliviar la irritación gastrointestinal, estimular la
producción de saliva y bilis y suprimir las contracciones gástricas
a medida que los alimentos y los líquidos se mueven por el tracto
digestivo. Las infusiones de jengibre incrementan la temperatura
corporal favoreciendo la sudoración, siendo también una óptima
ayuda para los resfriados. Por el mismo motivo, se le atribuye al
jengibre la capacidad para acelerar el metabolismo y ayudar en
los programas de pérdida de peso.
Según un estudio de la Universidad de Georgia, el gingerol
presente en el alimento tiene propiedades analgésicas que
ayudan a reducir el dolor muscular. Otras investigaciones destacan
sus efectos para aliviar la artritis, si bien existe
una controversia entre la comunidad médica referida a esta
última dolencia. Diferentes trabajos sugieren sus posibles efectos
beneficiosos en la reducción del colesterol y en el mantenimiento
de unos correctos niveles de azúcar en sangre. Por último son
muchos los especialistas que recomiendan el jengibre para aliviar
las náuseas y vómitos durante el embarazo o en tratamientos
con quimioterapia, así como para prevenir mareos.

Si lo consumes fresco, evita los


rizomas más irregulares, son
duros y difíciles de pelar
Pero no todo es de color de rosa: antes de que nos lancemos a la
frutería o al herbolario, conviene deshacer ese mito que asegura
que se trata un alimento seguro para cualquier tipo de consumidor.
Las reacciones alérgicas al jengibre no son comunes, pero
cuando se presentan suelen manifestarse a través de erupciones
cutáneas. Su ingesta puede causar dolores de estómago,
hinchazón y gases, sobre todo cuando se toma en polvo. Los
sujetos con úlceras e inflamación intestinal pueden presentar a
veces reacciones adversas al jengibre fresco y, al contener
oxalato, los rizomas están contraindicados para quienes
son propensos a desarrollar cálculos renales.
El jengibre influye también en la tensión arterial, la coagulación de
la sangre y el ritmo cardiaco, por lo que los pacientes afectados
de problemas cardiovascularesdeberían consultar antes su
consumo con su médico o especialista.
Cómo tomarlo
Las tres formas más típicas de consumirlo son las raíces frescas,
las secas y el jengibre en polvo. Este último formato se emplea
a veces como saborizante en recetas como el pan de jengibre, las
galletas, las tartas o para la elaboración del 'ginger ale'.
El jengibre confitado o cristalizado se utiliza para postres y es el
resultado de hervir la raíz en azúcar hasta que queda reblandecida.
El jengibre en escabeche o gari es el típico que se sirve con el
sushi o el sashimi para limpiar las papilas gustativas y realzar los
sabores, y se consigue cuando se conservan los rizomas en
vinagre de arroz.
Para los que prefieran consumirlo fresco, se recomienda evitar las
raíces más irregulares, ya que son más duras, fibrosas y difíciles
de pelar. Se pueden almacenar en la nevera hasta tres
semanas siempre que no se les retire la piel. Tienen un sabor que
es a la vez picante y refrescante, causado por compuestos como
los gingeroles y shogaoles, que puede generar rechazo en los
paladares menos habituados. En el caso del jengibre seco, la
conservación se debe llevar a cabo en un recipiente hermético, en
un lugar fresco, oscuro y seco durante no más de seis meses. Para
preparar una infusión basta añadir unas rodajas de jengibre fresco
a la cacerola antes de que el agua empiece a hervir. Si quieres
evitar el azúcar, puedes utilizar canela o miel como edulcorante,
así como unas gotas de limón para añadirle un toque ácido.

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