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DE LA INDIGNIDAD

ART. 1009.- (Motivos de indignidad).


Para suceder no basta ser capaz, esto es, con tener la personalidad o existir al momento
de la apertura de la sucesión. Es necesario, además no ser indigno de recibir la herencia.
Una persona capaz de heredar puede verse en ciertas circunstancias, impedida por la ley
de recibir la herencia de determinado causante por haber incurrido en indignidad contra
este. El asesino -dice Kipp- no puede heredar a quien ha asesinado.
Hay indignidad de heredar, cuando la ley priva con efectos retroactivos (art. 1012) a
determinadas personas de un derecho sucesorio que le había sido deferido en virtud de la
ley sea por causa de muerte o de una disposición testamentaria con respecto a un
determinado causante por haber cometido ciertos delitos graves señalados taxativamente
por la ley (Enneccerus).
Sobre la base de estas consideraciones previas, se puede formular con Capitant una
noción de la indignidad en materia sucesoria, diciendo que es la causa de exclusión de un
heredero capaz de suceder, que la ley establece ciertos casos, como sanción de una falta
grave cometida contra el difunto. Como causa de penalidad civil tiene carácter personal y
no alcanza a los descendientes del heredero excluido. Y no puede comunicarse o afectar a
los descendientes del indigno (art. 1014 y 1088), porque es una incompatibilidad o una
especie de pena que solo afecta personalmente a quien incurre en ella.
El art., declara en el caso 1) del art. 1009, la indignidad se produce de pleno derecho, sin
necesidad de declaración judicial y el art. 1011, exige sentencia declarativa del juez
competente para los demás casos del art. 1009.
Estas disposiciones, son resultado de una confusión derivada del escaso conocimiento de
la doctrina sobre el particular. La palabra indignidad, supone dos sentidos:
1) designa la situación jurídica definida por la ley: el estado de indigno, que existe al
margen de todo intervención judicial.
2) designa igualmente la exclusión engendrada por ese estado, que es automática y no
tiene que ser pronunciada (Mazeaud).
ART. 1011.- (Acción de impugnación).
Los herederos interesados en la exclusión, no accionan la impugnación. Accionan la
comprobación de la indignidad para que la exclusión se opere por ministerio de la ley. Ello
resultará evidente, de la sentencia que condena al heredero como autor del homicidio o
de la denuncia calumniosa. Así explican la materia los autores (Planiol y Ripert, entre
otros).
ART. 1012.- (Efecto retroactivo de la sentencia).
La pérdida de derechos de pleno derecho impuesta por el art. 1010, ha de interpretarse
como posibilidad de probar su indignidad aun después de su muerte (Planiol y Ripert). Y
sus efectos retroactivos (art. 1012), impiden alegar la procedencia de ellos solo desde la
fecha de la sentencia declarativa de indignidad. Estas soluciones, son tan simples y
armónicas con las necesidades de la practica -dicen Planiol y Ripert, que los autores la
adoptan sin vacilación.
Entre los efectos de la indignidad (art. 1012), ha de considerarse, en primer termino, que
ella solo rige, en relación con la herencia de la persona con respecto a la cual se haya
mostrado indigno el heredero (Mazeaud).
ART. 1013.- (Restituci¾n de bienes y frutos).
El indigno deviene ajeno a la sucesión desde el día de la apertura de la misma, aun cuando
la causa de la indignidad (falta de denuncia de la muerte violenta del de cujus), sea
posterior a la muerte. Debe restituir los bienes que hubiera recibido y los frutos que
percibido.
La situación de los hijos del indigno ha variado. Las legislaciones seguidoras del sistema
francés, particularmente, negaban la sucesión, por derecho de representación, a los hijos
del indigno. El Código, en esta materia ha dado un avance destacable, siguiendo al Cgo.
italiano (art. 468) y las orientaciones de la doctrina moderna también recogidas en el
Anteproyecto de reforma del Código Civil francés. El art. 1089, reconoce el derecho de
representación, entre otros casos, a los hijos del indigno de suceder, lo que reduce la
indignidad a su verdadera esfera de carácter rigurosamente personal, por aplicación del
principio de la personalidad de las penas (Mazeaud), y la indignidad no se comunica a los
descendientes del indigno (Messineo).
ART. 1014.- (Indignidad del progenitor). El excluido por indignidad no tiene sobre los
bienes de la sucesión deferidos a sus hijos, los derechos de usufructo o administraci¾n
que la ley concede a los progenitores.
ART. 1015.- (Rehabilitación del indigno).
La doctrina francesa negaba la posibilidad de rehabilitación (art. 1015), porque
consideraba la indignidad una pena pública. Corresponde a la legislación italiana la
iniciativa de conceder al testador la facultad de perdonar, sin la limitación incluida en el
prg. I.
Sin negar que la indignidad tiene carácter público -dice Scaevola- cuando el ofendido
otorga su perdón y aunque se opine que la indignidad es una pena verdadera, nadie podrá
considerarla de carácter social, estando, como está, sujeta a las relaciones puramente
particulares y afectando también a las indiscutibles facultades del dueño de una cosa para
disponer de ella libremente.
No todas las causas de indignidad son perdonables. Según el art. no lo son las causas
señaladas en el caso 1) del art. 1009. Tampoco la de no denunciar la muerte violenta del
de cujus, que no pudo conocer por ser posterior al fallecimiento. Este segundo caso, ha
dado lugar a diversas dudas y discusiones sobre la posibilidad de un anticipado perdón, lo
cual carece de base seria, sobre todo por la cantidad de abusos a que se prestaría.

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