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La papa se cultiva en más de 100 países, en clima templado, subtropical y tropical.

Es
esencialmente un "cultivo de clima templado", para cuya producción la temperatura representa
el límite principal: las temperaturas inferiores a 10° C y superiores a 30° inhiben
decididamente el desarrollo del tubérculo, mientras que la mejor producción ocurre donde la
temperatura diaria se mantiene en promedio de 18° a 20° C.
Por ese motivo la papa se siembra a principios de la primavera en las zonas templadas y a
fines del invierno en las regiones más cálidas, y en los lugares de clima tropical caliente se
cultiva durante los meses más frescos del año. En algunas tierras altas subtropicales, las
temperaturas benignas y la elevada radiación solar permite a los agricultores cultivar la papa
todo el año, y cosechar los tubérculos a los 90 días de haberlos sembrado (en climas más
fríos, como en el norte de Europa, pueden ser necesarios hasta 150 días).
La papa es una planta que tiene una gran capacidad de adaptación y se da bien sin que el
suelo ni las condiciones de cultivo sean ideales. Sin embargo, también es víctima de una serie
de plagas y enfermedades. Para prevenir la acumulación de patógenos en el suelo los
agricultores evitan cultivar papas en la mismas tierras todos los años. En cambio, rotan los
cultivos en ciclos de tres o más años, alternando por ejemplo con maíz, frijoles y alfafa. Se
evita producir otros cultivos vulnerables a los mismos patógenos de la papa –como el tomate–
a fin de interrumpir el ciclo de desarrollo de las plagas.
Con buenas prácticas agrícolas, incluida la irrigación cuando sea necesaria, una hectárea de
papas en las regiones templadas del norte de Europa y de América del Norte, puede producir
más de 40 toneladas de tubérculos frescos a cuatro meses de la siembra. Sin embargo, casi
en todos los países desarrollados la producción promedio es mucho más baja, desde escasas
5 hasta 25 toneladas, debido a la falta de semillas de buena calidad y de cultivares mejorados,
a un uso inferior de fertilizantes e irrigación, y a problemas de plagas y enfermedades.
El suelo y la preparación de la tierra
Las papas pueden crecer casi en todos los tipos de suelos, salvo donde son salinos o
alcalinos. Los suelos naturalmente suelos, que ofrecen menos resistencia al crecimiento de
los tubérculos, son los más convenientes, y los suelos arcillosos o de arena con arcilla y
abundante materia orgánica, con buen drenaje y ventilación, son los mejores. Se considera
ideal un pH de 5,2 a 6,4 en el suelo.
El cultivo de papas requiere una gran preparación del suelo. Es necesario rastrillar el suelo
hasta eliminar todas las raíces de la maleza. Por lo general es necesario arar tres veces,
rastrillar con frecuencia y aplicar el rodillo, para que el suelo adquiera la condición adecuada:
suave, bien drenado y bien ventilado.
La siembra
Por lo general no se lleva a cabo con semillas, sino con "papas semillas", que son pequeños
tubérculos o fragmentos de éstos, los cuales se introducen a una profundidad de 5 a 10
centímetros en la tierra. La pureza de los cultivares y la salud de los tubérculos semilla son
esenciales para obtener una buena cosecha. El tubérculo semilla debe estar libre de
enfermedades, tener buenos brotes y pesar de 30 a 40 gr. El uso de semilla comercial de
buena calidad puede aumentar la producción del 30 % al 50 %, en comparación con la semilla
del agricultor, pero las ganancias previstas deben compensar el costo más elevado.
La densidad de cada hilera de papas depende del tamaño de los tubérculos, y el espacio entre
las hileras (véae abajo) debe permitir el aporque del cultivo. Por lo general se siembran unas
dos toneladas de papas semillas por hectárea. En las zonas áridas de secano, el cultivo de
papa en suelos planos produce cosechas más abundantes (gracias a una mejor retención de
la humedad en el suelo), mientras que en condiciones de regadío la papa se cultiva
principalmente en camellones.
Etapas del desarrollo del cultivo
1. Tubérculo semilla sembrado
2. Crecimiento vegetativo
3. Inicio de la producción de tubérculos
4. Crecimiento de los tubérculos
1
2
3
4

Cuidado del cultivo


Durante el crecimiento del follaje de la papa, que toma alrededor de cuatro semanas, es
necesario combatir la maleza para que el cultivo tenga una "ventaja competitiva". Si la maleza
es grande hay que elminarla antes de iniciar la formación de los camellones. Éstos se forman
amontonando tierra, tomada de entre las hileras, en torno al tallo principal de la papa. Los
camellones, o aporques, sirven para que la planta se mantenga vertical y la tierra esté suelta,
impide que las plagas de insectos, como la polilla del tubérculo, llegue a los tubérculos, y
contribuye a prevenir el crecimiento de maleza.
Una vez formados los camellones se elimina, mecánicamente o con herbicidas, la maleza que
crece entre las plantas de la papa y encima del camellón. Los camellones se deben formar
dos o tres veces, con intervales de 15 a 20 días. La primera vez se hará cuando las plantas
hayan alcanzado de 15 a 25 cm de altura, la segunda vez muchas veces se lleva a cabo para
cubrir los tubérculos.
Aplicación de abono y fertilizantes
El uso de fertilizantes químicos depende de la cantidad de nutrientes presentes en el suelo
(las tierras volcánicas, por ejemplo, por lo común carecen de fósforo), y para la producción
comercial de regadío por lo general se utiliza una gran cantidad de fertilizante. Sin embargo, la
papa prospera con la aplicación de abono orgánico al inicio de cada nueva rotación, porque
ofrece un buen equilibrio de nutrientes y mantiene la estructura del suelo. La aplicación de
fertilizantes se debe calcular correctamente de acuerdo a la cosecha prevista, el potencial de
la variedad y la utilización prevista de la cosecha.
Suministro de agua
El suelo debe mantener un contenido de humedad relativamente elevado. Las mejores
cosechas, en cultivos de 120 a 150 días, se obtienen con de 500 a 700 mm de agua. En
general, la falta de agua hace disminuir la producción cuando se produce a mitad o fines del
período de desarrollo, más que si falta al inicio. Cuando hay poca agua, ésta se concentra en
obtener la producción máxima por hectárea en vez de aplicarse a una superficie más amplia.
Debido a la poca profundidad de las raíces de la papa, la respuesta productiva a la irrigación
frecuente es considerable, y se obtienen cosechas muy abundantes con sistemas de riego
automático que sustituyen a diario o cada tercer día el agua perdida por evapotranspiración.
En condiciones de clima templado y subtropical de regadío, un cultivo de unos 120 días
produce cosechas de 25 a 35 toneladas por hectárea, mientras que en las zonas tropicales
son de 15 a 25 toneladas por hectárea.
Plagas y enfermedades
Para combatir las enfermedades, algunas precauciones básicas pueden ayudar a evitar
grandes pérdidas: la rotación de cultivos, el uso de variedades tolerantes y de tubérculos
semilla saludables y certificados. No existen sustancias químicas para combatir las
enfermedades bacterianas y virales, pero se pueden controlar mediante una vigilancia
constante (y fumigación cuando sea necesario) de los áfidos que son sus vectores. La
gravedad de las enfermedades fúngicas, como el tizón tardío depende principalmente,
después de la primera infección, del clima. La persistencia de las condiciones favorables, si no
se fumiga, puede propiciar la rápida propagación de la enfermedad.
Las plagas de insectos pueden destruir velozmente un cultivo de papas. Las medidas
recomendadas para combatirlas son la vigilancia constante y la protección de los enemigos
naturales de las plagas. Incluso los daños que produce el escarabajo colorado de la papa, una
plaga importante, se puede reducir destruyendo los insectos, sus huevos y sus larvas cuando
aparecen a principios de la temporada. La sanidad, la rotación de cultivos y el uso de
variedades resistentes de papa ayudan a prevenir la propagación de los nematodos.
Cosecha
Cuando las hojas de la planta de la papa se ponen amarillas y los tubérculos se desprenden
con facilidad de sus estolones, significa que la papa está madura. Si las papas van a
almacenarse en vez de consumirse enseguida, se dejan en el suelo para que la piel se haga
más gruesa, porque una piel más gruesa previene las enfermedades que se producen durante
el almacenamiento y evitan que la papa se encoja por pérdida de agua. Sin embargo, si se
dejan los tubérculos en el suelo demasiado tiempo, aumenta la posibilidad de que contraigan
la enfermedad fúngica llamada viruela de la papa.
Para facilitar la cosecha, el follaje de la planta de la papa se deberá eliminar dos semanas
antes de sacar los tubérculos de la tierra. De acuerdo al volumen de producción, las papas se
cosechan con tridente, arado o con cosechadoras comerciales de papa que extraen la planta
del suelo y eliminan la tierra de los tubérculos por vibración o aplicación de aire. Durante la
cosecha es importante no lastimar o producir algún tipo de lesión en los tubérculos que
puedan servir de ingreso a las enfermedades durante el almacenamiento. Para facilitar la
cosecha, las trepadoras de la papa se deberán eliminar dos semanas antes de sacar los
tubérculos de la tierra.
Almacenamiento
Dado que los tubérculos recién cosechados son tejido vivo y, por lo tanto, susceptibles de
descomponerse, es indispensable almacenarlos correctamente, tanto para prevenir las
pérdidas postcosecha de papas destinadas al consumo fresco o para la industria, como para
garantizar un suministro adecuado de tubérculos semilla para la siguiente temporada agrícola.
El objetivo del almacenamiento tanto en el caso de las papas destinadas al consumo fresco
como para la industria, es evitar que se pongan verdes (que se acumule clorofila bajo la piel,
la cual se asocia a la solanina, que es un alcaloide potencialmente tóxico), y que pierdan peso
y calidad. Los tubérculos se deben mantener a una temperatura de entre 6 º y 8 ºC, en un
ambiente oscuro y bien ventilado, con una humedad relativamente elevada (del 85 % al 90 %).
Los tubérculos semilla, en cambio, se almacenan bajo luz difusa para que mantengan su
capacidad de germinación y para alentar la formación de brotes vigorosos. En algunas
regiones, como el norte de Europa, donde sólo hay una temporada agrícola y es difícil
almacenar los tubérculos de una temporada a la siguiente sin el uso de costosa refrigeración,
una solución puede ser sembrar fuera de la temporada.

Introducción

La preparación del suelo juega un papel importante en el cultivo de papa. El número de


labores y el tipo de implementos utilizados serán distintos según el estado que presente el
terreno. La preparación del suelo depende del tipo de suelo, la humedad y las condiciones
climáticas (Muñoz y Cruz, 1984; Neira, 1986; Oyarzún et al., 2002).

Sistemas de labranza

Existen al menos tres sistemas de labranza:

Labranza manual. Normalmente se utiliza en lotes con pendientes pronunciadas. Se basa en


el trabajo del hombre y en la tracción animal mediante implementos tradicionales o mejorados,
para labores de aradura, surcado o rastra (Muñoz y Cruz, 1984; Oyarzún et al., 2002).

Labranza mecanizada. Se lo hace mediante tractores e implementos como arados de discos


y vertedera, rastras y surcadoras. El arado de vertedera y rastra de discos son efectivos para
terrenos en descanso (potreros viejos), mientras que el arado de vertedera permite incorporar
en forma más eficiente el material vegetal (Muñoz y Cruz, 1984; Oyarzún et al., 2002).

Labranza de conservación o reducida. Consiste en reducir al mínimo el laboreo del suelo,


con el fin de preservar sus propiedades físicas, químicas y biológicas (Oyarzún et al., 2002).

Labores de siembra

El cultivo de papa es exigente en cuanto a la preparación del suelo. Se busca dejar el terreno
con una buena estructura, razonablemente suelto (no pulverizado), sin capas compactas o
piedras. En general el laboreo de un lote en rastrojo o barbecho (periodo de descanso del lote
posterior a la cosecha) recientes, exigirá menor número de labores que aquel lote con un
período de descanso más largo o un terreno con pastura (Naranjo, 1978; Neira, 1986;
Pumisacho y Velásquez, 2009). Las principales labores de siembra son:

Arada. Se realiza unos dos meses antes de la siembra. Consiste en la roturación de la capa
superficial, a fin de aflojar el suelo, incorporar los residuos vegetales y controlar malezas. En
suelos pesados una arada profunda puede mejorar la estructura. Se aconseja un período de
15 a 30 días entre aradas a fin de permitir una adecuada descomposición de los residuos
vegetales. La profundidad aproximada de la arada es de 30 cm (Naranjo, 1978; Muñoz y Cruz,
1984; Oyarzún et al., 2002; Pumisacho y Velásquez, 2009).
Cruza. Esta actividad le sigue a la arada, y se realiza en sentido contrario. Tiene como fin
romper los terrones grandes (Pumisacho y Velásquez, 2009).

Rastra. Involucra pases cruzados del campo para desmenuzar los terrones del suelo, a fin de
obtener una cama superficial suelta, de 10 a 20 cm de profundidad (Muñoz y Cruz, 1984;
Oyarzún et al., 2002; Pumisacho y Velásquez, 2009).

Los implementos utilizados para realizar estas labores pueden ser: cultivadores con púas
rectas; (ii) cultivadora reciprocante; (iii) rotavator; y (iv) rastra de discos. Todos estos
implementos tienen la función de disminuir el tamaño de los terrones (Sims y Rodríguez,
1978.)

Desinfestación del suelo. Antes de sembrar es necesario realizar el combate de ciertas


plagas del suelo, en lugares donde existen problemas (Naranjo, 1978; Muñoz y Cruz, 1984;
Neira, 1986).

Surcado. Se debe realizar un día antes de la siembra con el fin de mantener la humedad en el
terreno. La distancia entre surcos está determinada por: (i) la topografía del terreno; (ii) la
costumbre local; (iii) los implementos disponibles; y (iv) el hábito de crecimiento de la variedad
sembrada (Neira, 1986). En terrenos inclinados se debe seguir las curvas de nivel o trazarlos
perpendiculares a la pendiente. Los surcos deben tener una gradiente del 2% y su
profundidad puede ser de 10 a 15 cm. Como regla general las variedades nativas requieren de
surcos más anchos que las variedades mejoradas (Muñoz y Cruz, 1984; Neira, 1986;
Oyarzún et al., 2002; Pumisacho y Velásquez, 2009). Las variedades de tipo andígena como
Uvilla, Bolona y Chola, desarrollan estolones largos y por ello se les siembra a una distancia
considerable (más de 1 m). Las variedades mejoradas como INIAP-Fripapa, INIAP-Rosita,
INIAP-Gabriela, INIAP-Margarita, etc., pueden ser sembradas a una distancia de 1 m o menos
(Muñoz y Cruz, 1984; Neira, 1986; Oyarzún et al., 2002).

Siembra

La calidad de la siembra influye en el éxito del cultivo de la papa. La siembra correcta asegura
una emergencia rápida y uniformidad del cultivo. Un cultivo uniforme hace más fáciles las
labores culturales y permite la identificación visual de plantas enfermas (Neira, 1986).

 Profundidad de siembra. Depende de la humedad y temperatura del suelo, del


tamaño de los tubérculos y sus brotes (Naranjo, 1978; Muñoz y Cruz, 1984; Neira,
1986; Oyarzún et al., 2002). Cuando hay suficiente humedad, los tubérculos deben ser
tapados con una capa de 5 cm de tierra. En terrenos secos se recomienda taparlos con
una capa de 8 a 12 cm de tierra (Muñoz y Cruz, 1984; Oyarzún et al., 2002).

 Distancia de siembra. Las distancia de siembra depende de: la variedad, las


condiciones de crecimiento y el tamaño deseado de los tubérculos a la cosecha
(tubérculos medianos a grandes para consumo y procesos industriales; tubérculos
pequeños destinados a semilla y congelados) (Muñoz y Cruz, 1984; Neira, 1986;
Oyarzún et al., 2002). La distancia entre surcos puede ser de 0.90 a 1.20 m,
dependiendo de la variedad. Si es de origen tuberosum, como INIAP-Fripapa e INIAP-
Margarita, la distancia debe ser menor; si es de origen andigena, como Superchola la
distancia debe ser mayor (Pumisacho y Velásquez, 2009). Muñoz y Cruz (1984)
recomiendan distancias de 0.15 a 0.60 m entre plantas, y distancias de 0.90 a 1.60 m
entre surcos. Pumisacho y Velásquez (2009) recomiendan distancias de 0.30 a 0.50 m
entre plantas, y distancias de 1.00 a 1.20 m entre surcos. En la producción de semilla
se recomienda distancias de 1 m entre surcos y 0,25 m entre plantas (Montesdeoca,
2005).

 Densidad de siembra. Tradicionalmente, la densidad de un cultivo se ha expresado


como número de plantas por unidad de área. Sin embargo, en el cultivo de papa cada
planta proveniente de un tubérculo forma un conjunto de tallos, cada uno de los cuales
forma raíces, estolones y tubérculos. Como resultado, la densidad efectiva de una
parcela de papa equivale a la densidad de plantas multiplicada por la densidad de tallos
(Neira, 1986; Oyarzún et al., 2002).

La densidad de plantas se determina mediante la siguiente fórmula:

Área de terreno (m2)

Densidad de plantas= ————————————————————————————–

Área que ocupa una planta (m2)

Donde,

Área que ocupa una planta (m2) = Distancia entre plantas (m) x distancia entre surcos (m)

Ejemplo. Se necesita conocer la densidad de plantas para una siembra de 1 ha, con una
distancia entre plantas de 0.3 m entre plantas y 1.5 m entre surcos.

Área de una planta = 0.3 m entre plantas * 1.5 m entre surcos = 0.45 m2

10 000 m2

Densidad de plantas= ——————————————————————– = 22 222 plantas

0.45 m2

 Densidad de tallos. A menor densidad de tallos corresponde menor cantidad de


tubérculos en su mayoría de tamaño grande, pero se reduce el número de tubérculos
por unidad de área. Con el aumento de la densidad de tallos se produce gran cantidad
de tubérculos de tamaño pequeño y aumenta el número de tubérculos por unidad de
área (Neira, 1986; Oyarzún et al., 2002). La densidad de los tallos se puede calcular
con más precisión al momento de la madurez fisiológica, cuando es más fácil separar
los tallos principales de los secundarios. El tallo principal nace del brote del tubérculo-
semilla, en tanto que el tallo secundario nace de la yema subterránea del tallo principal
(Pumisacho y Velásquez, 2009).

Para obtener la densidad de tallos por m2 se aplica la siguiente fórmula (Oyarzún et al., 2002):

Número total de tallos principales

Densidad de tallos = ——————————————————————————

(n x 10 m de surco) x (distancia entre surcos)


n = número de sitios muestreados.

Ejemplo:

 Número total de tallos (seleccionados en cuatro sitios al azar de 10 m c/u) = 440


 Área muestreada (4 sitios * 10 m c/u) = 40 m
 Distancia entre surcos = 1.1 m

440 tallos

Densidad de tallos = ———————————————————————-

40 m * 1.10 m

Densidad de tallos = 10 tallos/ m2

 El número de tallos principales depende del tamaño de la semilla, variedad, número de


brotes y método de siembra. A su vez, el número de brotes depende del número de
brotes por tubérculo y del número de tubérculos sembrados. Finalmente, el número de
brotes por tubérculo depende del tamaño de la semilla, de la variedad, del tratamiento
que se haga a la semilla y de la edad fisiológica de la misma. Las variedades nativas se
caracterizan por generar un gran número de tallos, mientras que las mejoradas tienden
a producir de tres a cuatro tallos por tubérculo-semilla (Neira, 1986; Oyarzún et al.,
2002).

 Se debe tener en cuenta que en condiciones de baja producción, la alta densidad de


tallos reducirá el rendimiento. En la producción de papa para semilla se busca
generalmente reducir el tamaño del tubérculo. Por eso se usa una densidad más alta
que en la producción de papa para consumo. Investigaciones han demostrado que los
mejores rendimientos para producción de semilla se obtienen con una densidad de 30 a
40 tallos/m2 (Oyarzún et al., 2002).

Labores culturales

Las labores o prácticas culturales comprenden tres actividades básicas: el retape el rascadillo
y los aporques. Estas labores pueden efectuarse manualmente, por tracción animal o tracción
mecánica, y se realizan después de que las plantas han emergido (Oyarzún et al., 2002). La
anticipación o retraso de estas prácticas afecta el desarrollo del cultivo (Neira, 1986).

Retape. Esta labor se realiza comúnmente en la provincia de Carchi entre los 15 y 21 días
después de la siembra. Ayuda a incorporar la fertilización y controlar las malezas (Oyarzún et
al., 2002; Pumisacho y Velásquez, 2009).

Rascadillo o deshierba. Mediante esta labor se controla las malezas y se remueve


superficialmente el suelo para evitar la pérdida de humedad. Esta labor se realiza de 30 a 50
días después de la siembra. Sin embargo, esto depende de la humedad presente y de la
preparación del suelo. Si el nivel de humedad es bajo y si el suelo se ha preparado en forma
adecuada, la cantidad de malezas será menor. En extensiones pequeñas se puede realizar
esta labor en forma manual utilizando azadón, o por tracción animal. En extensiones grandes
o de topografía ligeramente plana se puede utilizar un cultivador tiller (Naranjo, 1978; Muñoz y
Cruz, 1984; Neira, 1986; Oyarzún et al., 2002; Pumisacho y Velásquez, 2009). Otra alternativa
es la aplicación de herbicidas entre 20 a 25 días después de la siembra, usando Afalon ,
Karmex o Sencor (Naranjo, 1978; Muñoz y Cruz, 1984; Neira, 1986).

Medio aporque. El medio aporque es un primer colme de tierra alrededor de las plantas y a lo
largo de la línea de siembra. La época propicia para realizar esta labor se encuentra entre los
50 a 80 días después de la siembra. Su función es proporcionar soporte a la planta, aflojar el
suelo y controlar malezas. Esta labor se realiza en forma manual o en forma mecanizada
(tractor o yunta) (Naranjo, 1978; Muñoz y Cruz, 1984; Neira, 1986; Oyarzún et al., 2002;
Pumisacho y Velásquez, 2009).

Aporque. Esta labor se realiza entre los 90 y 110 después de la siembra. Cumple las mismas
funciones que el medio aporque, además de brindar un ambiente propicio para la tuberización.
Con esta labor se da forma definitiva a los surcos (Naranjo, 1978; Muñoz y Cruz, 1984; Neira,
1986; Oyarzún et al., 2002; Pumisacho y Velásquez, 2009).

En clones precoces estas labores se adelantan y algunas de ellas no se realizan. Por ejemplo,
en los clones Carolina y Libertad se realiza un aporque definitivo entre 40 a 50 días después
de la siembra, cuando las plantas tienen una altura de 18 cm (A. Taipe, comunicación
personal).

Labores de saneamiento

Las actividades de saneamiento en el cultivo de papa se efectúan con mayor frecuencia en


lotes de producción de semilla (Neira, 1986). El saneamiento puede realizarse mediante dos
métodos:

1. Marcación de plantas. Consiste en señalar las mejores plantas utilizando estacas o


etiquetas. De estás plantas se obtendrán los tubérculos-semilla para la próxima campaña
(Neira, 1986). Esta labor se denomina “selección positiva” (Hidalgo, 1999).

2. Descarte de plantas. Es el método más efectivo para mantener la sanidad del cultivo.
Consiste en la erradicación y posterior eliminación de todas las plantas enfermas, débiles,
voluntarias y mezclas varietales. La remoción debe ser completa (estolones, tubérculos y
follaje). Se recomienda de 2 a 3 descartes durante el ciclo del cultivo (Naranjo, 1978; Neira,
1986). Esta labor también se denomina “roguing”. (Sola, 1986; Montesdeoca, 2005).

Las condiciones que se debe tomar en cuenta para realizar el descarte son las siguientes
(Neira, 1986):

 Uniformidad del cultivo. Es más eficiente hacer el descarte de plantas en lotes


uniformes.
 Humedad del suelo. La humedad debe ser la apropiada antes del descarte ya que en
plantas marchitas es difícil reconocer los síntomas de enfermedad.
 Luz. Los síntomas de mosaico viral se aprecian mejor bajo condiciones de luz
uniforme. El momento ideal para observar es un día nublado.
 Agua en las hojas. Oculta la manifestación de mosaicos.
 Viento. Dificulta la observación al agitar las hojas.
 Limpieza de las hojas. Se debe evitar realizar aspersiones antes del descarte para
que no haya restos de pesticidas sobre las hojas.

Labores de conservación
Las labores de conservación contribuyen a mantener las características físicas, químicas y
biológicas del suelo para así mejorar su estructura y fertilidad. Las principales labores de
conservación son las siguientes (Merchán et al., 2009):

 Obras mecánicas: Terrazas de banco, terrazas de formación lenta, zanjas de


desviación.
 Prácticas culturales: Cobertura vegetal.
 Prácticas agronómicas: Cultivo en contorno, curvas de nivel, cultivo en fajas,
asociación de cultivos, rotación de cultivos.
 Sistemas agroforestales: Cortina rompevientos, barreras vivas, linderos, bosquetes,
bosques, fajas.

Las labores de conservación para prevenir los diferentes tipos de erosión se presentan en la
Tabla 1.

Tabla 1. Labores de conservación de acuerdo al tipo de erosión.

Tipo de erosión y agente causal


Eólica. Desprendimiento de las partículas del suelo provocado por el viento.
Hídrica. Causada por la acción de gotas de lluvia, las cuales dispersan las partículas del suelo hacia o

superficies.

Labores de conservación

 Coberturas vegetales
 Cortinas rompevientos, se puede utilizar ciprés (Cupressus macrocarpa)
 Cercas vivas, se puede utilizar qishwar (Buddleis incana), yagual (Polylepis lanuginosa) y retam
 (Spartium junceum)

 Coberturas vegetales
 Zanjas de desviación
 Barreras de piedra
 Terrazas de formación lenta

Fuente: Merchán et al. (2009).

Sistema de huacho rozado (Cartagena et al., 2004)

El huacho rozado es un sistema precolombino de labranza reducida y cobertura que se aplica


en el cultivo de papa. Lo practican agricultores de la provincia del Carchi y en un bajo
porcentaje en Salinas, provincia de Bolívar. Este sistema se aplica para convertir un pastizal
viejo en un cultivo de papa, con rendimientos iguales o superiores a la labranza convencional.
Al ser un sistema manual previene la erosión y compactación del suelo. Además, la pudrición
de la cobertura vegetal (comúnmente llamada chamba) permite la actividad microbiana,
creando un ambiente antagónico para el desarrollo de gusano blanco (Premnotrypes vorax) y
lancha (Phytophthora infestans).
Los requerimientos para establecer una parcela con huacho rozado son las siguientes:

 Potrero con kikuyo (Pennisetum clandestinum) de más de tres años.


 Pendiente entre 15 y 45 %.
 Precipitación al menos 1000 mm anuales.
 Jornaleros capacitados.

Para establecer el sistema se realizan las siguientes labores:

Pastorear. Consiste en llevar el ganado al lote para dejar la pastura a una altura de 4 cm.

Doblar. Con un azadón se corta el potrero en pedazos rectangulares que miden en promedio
35 cm de ancho por 55 cm de largo (chamba). Luego se doblan hacia adentro y de esta
manera se forma el camellón o huacho rozado. La calle corresponde al espacio de donde se
cortaron las chambas para cada surco. La distancia entre surcos es de 1.35 m y se construyen
a favor de la pendiente. Esta labor se realiza 15 días antes de la siembra.

Picar. Luego del doblado de chambas y 8 días antes de la siembra, se desmenuza la tierra de
las calles con un azadón para aflojar el suelo, el que se coloca sobre el surco (comúnmente
llamado huacho).

Sembrar. La siembra se realiza a los 15 días posteriores a la preparación del suelo. Cuando
el pasto está en proceso de descomposición y presenta una coloración café oscura y un nivel
de humedad del 40%, se colocan los tubérculos a razón de 2 por sitio. La siembra puede ser
de dos formas:

 Piquete. Consiste en realizar un corte con azadón para levantar la chamba, formando
una pequeña abertura donde se colocan los tubérculos. Luego se les cubre con una
delgada capa de tierra y luego se aplica fertilizante.

 Encima del surco. Se riega fertilizante químico y se cubre con tierra. Luego se colocan
los tubérculos para ser cubiertos con tierra que se alza desde la calle.

Las labores culturales para el sistema de huacho rozado son las siguientes:

 Retape. Se cubre con tierra los tubérculos al aparecimiento de los primeros brotes.
Esta labor se realiza entre los 15 a 21 días después de la siembra.

 Deshierba (medio aporque). Consiste en ejecutar un control oportuno de las malezas.


En caso de rebrote de kikuyo, se puede realizar el control manual de 35 a 40 días
después de la siembra utilizando un azadón o machete, o con la aplicación dirigida de
glifosato entre los surcos.

 Aporque. Consiste en alzar la tierra al surco para sostener a las plantas, a fin de cubrir
los estolones y dejar los surcos bien formados. El período para realizar esta labor está
entre los 60 y 80 días después de la siembra.

 Cosecha. En este sistema la cosecha tarda un poco más que en la labranza


convencional, debido a que hay que levantar la cobertura vegetal en descomposición y
el suelo no se encuentra suelto.
Capacitación a agricultores

Merchán et al. (2009) desarrollaron una guía para facilitar el aprendizaje sobre el manejo
integrado del suelo en el cultivo de papa, la cual cubre los siguientes temas: (i) componentes
del suelo; (ii) vida del suelo; (iii) análisis de suelo; (iv) fertilización adecuada; (v) elaboración
de abonos orgánicos; (vi) causas de la erosión del suelo; y (vii) prácticas de conservación de
suelo. Mora et al (2010) elaboraron un boletín divulgativo para facilitar la identificación y
control de las enfermedades del suelo en el cultivo de papa.

Referencias

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