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La seguridad ciudadana:

un reto de las democracias


21 La seguridad en América Latina y Europa
fernando carrión

29 La inseguridad ciudadana en América Latina


fernando carrión m.

53 Reforma policial en América Latina


lucía dammert

65 Joven, crimen y estigma


carlos mario perea restrepo

95 Políticas locales de seguridad ciudadana en Europa: el caso de Barcelona


jaume curbet

110 Otra mirada a la experiencia de seguridad y convivencia en Bogotá


maría victoria llorente

126 Democracia y seguridad en un mundo globalizado y de riesgos. Algunas


anotaciones
kl aus bodemer

140 Hipertrofia represiva: la cuestión carcelaria en América Latina


jorge núñe z vega
La seguridad en América Latina y Europa
fernando carrión
Investigador FLACSO-Ecuador

introducción política prioritaria, así por ejemplo, un es-


La violencia es una de las principales pro- tudio desarrollado por Naciones Unidas en
blemáticas sociales y urbanas en el mundo. Si 135 ciudades de los cinco continentes, mos-
bien no se trata de una problemática entera- tró que la inseguridad ocupa el tercer lugar en
mente nueva, en las últimas décadas muestra las preocupaciones de los alcaldes (Marcus,
un proceso de incremento, generalización y 2003,36).
diversificación que conllevan impactos so-
ciales, culturales, políticos y económicos de Lamentablemente, a pesar de la prioridad
relevancia. Es un fenómeno mundial en el de la temática en la agenda pública y políti-
que se hace necesario resaltar que en Esta- ca, el conocimiento sobre la misma es limi-
dos Unidos y Europa la situación se eviden- tado. No sólo el conocimiento sobre las
cia a inicios de la década de los ochenta, causas y características del fenómeno es es-
mientras que en América Latina se presenta caso, sino también los mecanismos de polí-
con mayor magnitud en los años noventa. tica que pueden utilizarse para disminuir su
intensidad. Adicionalmente, los estudios
En la actualidad, una de las preocupaciones comparados, a nivel nacional y regional,
más importantes que existen es la seguri- son aún más restringidos a temas específi-
dad, particularmente la vinculada con la se- cos, lo que inhibe la transferencia de cono-
guridad ciudadana. Es decir, la problemática cimiento, así como de las prácticas que
delictual urbana, así como al temor ciuda- resultan positivas (y negativas) en la preven-
dano, expresado principalmente por la per- ción y control de la violencia.
cepción de un incremento en la probabi-
lidad de ser víctima de un delito. Los Esto significa que hace falta comparar re-
resultados del Latinobarómetro del año giones y países para construir visiones más
2003 muestran que la población de diversos comprensivas y, sobre todo, para enfrentar
países de América Latina considera que la la violencia en el campo transnacional en el
delincuencia y las drogas se ubican entre las que se encuentra su desarrollo. De esta ma-
principales prioridades públicas. De igual nera, se concuerda con Der Ghougassian
forma, diversos análisis muestran que el (1999), quien indica que la existencia de un
tema de la seguridad se ubica en la agenda área de integración supranacional, que fun-

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ciona como territorio unificado para las y problemas que plantea el concepto de Se-
operaciones delictivas, genera también un guridad Humana, propuesto por Naciones
gran potencial para la cooperación interna- Unidas, en un mundo donde la situación
cional a nivel de seguridad ciudadana. posterior al 11 de Septiembre enraiza la pre-
sencia del temor y la diferenciación con
Pero es necesario hacer hincapié en la ne- «otros» considerados peligrosos o amena-
cesidad de miradas que permitan la compa- zantes.
ración de realidades diversas, no a la manera
de que un caso se convierta en el rasero de me- Seguidamente, los artículos de Jaume
dida del otro, sino que en el símil se puedan Curbet y Fernando Carrión describen la si-
encontrar similitudes, sinergias y diferen- tuación de Europa y América Latina, res-
cias. Tampoco se trata de presentar casos pectivamente. No sólo en términos de ca-
que se agotan en sí mismos, sino de buscar mi- racterización del fenómeno sino también
radas transversales que permitan conocer el fe- debatiendo el lugar donde se instala la segu-
nómeno en su dimensión global y extraer ridad en la agenda pública y la importancia
experiencias intercambiables. que adquieren fenómenos como la migra-
ción, el terrorismo y el narcotráfico.
En este esfuerzo, el presente número de la
revista Quórum aporta al debate y a la difu- Sin duda, las instituciones policiales en el
sión de las nuevas perspectivas de conoci- control y prevención de la criminalidad tie-
miento y de política que permitan atenuar nen un rol fundamental, no sólo por el mo-
los impactos de la violencia. La compara- nopolio del uso de la fuerza, legítimo en el
ción permitirá interpretar un problema que marco de un Estado de Derecho, sino tam-
tiene características y dinámicas diversas, bién porque representan la posibilidad de
pero también similitudes que se enmarcan establecer mecanismos de coordinación y
en un fenómeno de la internacionalización colaboración con la comunidad. Lamenta-
del delito. blemente, las instituciones policiales en
América Latina han sufrido un proceso de
El contenido de la revista incluye cinco deterioro, marcado por la falta de profesio-
artículos, elaborados por destacados espe- nalización, presencia de prácticas de abuso
cialistas en la temática de Europa y América del uso de la fuerza y corrupción. El artícu-
Latina. En primer lugar, se presenta un lo de Lucía Dammert presenta una breve
acercamiento conceptual, desarrollado por caracterización de los procesos de reforma
Klaus Bodemer, quien presenta las perspec- desarrollados en la región en la última déca-
tivas y debates sobre la seguridad como valor da. Adicionalmente, propone los principa-
de Estado, recordando que la modernidad les desafíos para estas instituciones.
fue un proyecto de seguridad, pero, a su vez,
interrogándose sobre el impacto que tiene Otra institución que juega un rol central
sobre los procesos de consolidación demo- en la agenda de la seguridad es el sistema
crática. El autor reconoce las oportunidades penitenciario. En este sentido, la principal

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respuesta frente al aumento delictual en el que, por el contrario, siguen creciendo, in-
mundo ha sido el endurecimiento de las pe- novándose y volviéndose más violentos.
nas y, por ende, el aumento de la población
encarcelada. En América Latina esto ha ge- De estas grandes cifras se pueden ver algu-
nerado un incremento en los niveles de ha- nas expresiones: el 77 por 100 de los homi-
cinamiento carcelario, una disminución en cidios son de hombres; el 46.8 por 100 son
el impacto de los procesos de rehabilitación del grupo etáreo, correspondiente a los jó-
o resocialización y un aumento de los pro- venes (15 a 44 años). Más del 60 por 100
blemas violentos intracarcelarios. Esta situa- de los suicidios son de varones, y el grupo de
ción se plantea en el artículo de Jorge población de más de 60 años es el más pro-
Núñez, quien caracteriza los principales clive al suicidio.
problemas que enfrentan los sistemas peni-
tenciarios en América Latina en la actua- Si se hace un corte regional según el tipo de
lidad. ingresos promedio por país, es fácil colegir
que las violencias han crecido, aunque de
A continuación se presentan algunos de manera distinta. Así, tenemos que las muer-
los principales temas que aparecen en el de- tes violentas en los países de ingreso bajo y
bate sobre la seguridad ciudadana en Améri- medio fue de 32.1 por cien mil habitantes,
ca Latina, así como los elementos principa- más del doble de la tasa en los países de in-
les de comparación con Europa. gresos altos (14.4 por cien mil). Las regio-
nes más violentas son África, con 22 homi-
la violencia en el mundo cidios por cien mil habitantes, y las
La violencia se ha generalizado por el mun- Américas (Norte, Centro y Sur América),
do con una velocidad e intensidad nunca con 19 por cien mil. Y las tasas más bajas de
antes vista. Se dice que el siglo en el que en- homicidios se ubican en el Pacífico Occi-
tramos será incluso más violento que el pa- dental (4 por cien mil) y Europa (6 por cien
sado. Al extremo se ha llegado que cada mil).
año, según la OMS, mueren 520.000 per-
sonas por homicidios, 815.000 por suici- El reverso de la situación son los suicidios:
dios y 310.000 por acciones bélicas, lo cual el Pacífico Occidental es la región que tiene
da una suma de 1.659.000 personas muertas la más baja tasa de homicidios y, paradóji-
por violencia en el mundo. camente, la más alta de suicidios (21 por
cien mil). Luego le sigue Europa, con ra-
Esto significa que mueren al año, por he- zonamiento similar, con 19 suicidios por
chos de violencia, siete veces más personas cien mil habitantes. En definitiva, tenemos
que las que murieron con el azote del tsuna- que, mientras en las regiones más ricas la
mi en el Sudeste Asiático. Sólo en América La- gente muere por suicidios, en las más po-
tina fallecen por homicidios no menos de bres lo hace por homicidios, siendo los pri-
140.000 habitantes. Y lo más grave de la si- meros más altos en el balance general; es de-
tuación es que estos delitos no bajan sino cir, muere más gente por suicidios que por

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homicidios (OMS). En términos cualitati- produce cada vez más violencia en ámbitos su-
vos, se puede afirmar que las preocupacio- pranacionales2. Se debe remarcar que la per-
nes en las regiones ricas tienen que ver con el cepción de inseguridad en las dos realidades
terrorismo, mercados ilegales y percepción es bastante alta, a pesar de las desiguales ta-
de inseguridad; mientras en los pobres tie- sas de violencia.
nen presencia los delitos a la propiedad (ro-
bos, hurtos) y a las personas (homicidios), El ejemplo de las pandillas globales es
enmarcados en el concepto de violencia co- muy sintomático: nacen de la emigración
mún o social. de los países pobres (origen) hacia los ricos
(destino), y, como en éstos los discriminan
Si bien hay diferencias entre las regiones, no y rechazan, generan mecanismos de sobrevi-
se puede desconocer que hay ciertas simili- viencia: se organizan, adoptan modismos
tudes y también puntos de encuentro. idiomáticos, se identifican por símbolos y se
Mientras las violencias en los países desarro- defienden. Cuando en los países de destino
llados están vinculadas al racismo, la xeno- la situación se hace intolerable, son expulsa-
fobia, la familia, los mercados ilegales (dro- dos. Regresan a su lugar de origen, con la
ga, armas) y la inmigración, entre otras experiencia y relaciones que les permiten re-
causas, en los países de América Latina tienen producir esas condiciones en el lugar del
que ver con las desigualdades sociales, la cual provienen y luego, además, enlazar el
precariedad de las instituciones. Por eso es país de origen con el de destino, dando lugar
que las grandes políticas que se plantean al nacimiento de las pandillas globales3.
para reducir la violencia tienen que ver, en
los países ricos, con el cerrar las fronteras a la los impactos de la violencia
emigración y con la estigmatización del in- El crecimiento, generalización y diversifica-
migrante1, y en los países pobres, con im- ción de la violencia empieza a tener im-
portantes políticas sociales (Chile, Costa portantes efectos en múltiples escenarios y
Rica y Uruguay). Por otro lado, se debe seña- esferas del quehacer humano. Según un es-
lar que los tiempos de ocurrencia de los au- tudio, encargado por el Banco Interameri-
ges delincuenciales son distintos: mientras cano de Desarrollo (BID, 2000), «la violencia
los momentos más altos de la violencia en es el principal problema económico y social
Europa se registran entre 1960-80, en Amé- de América Latina».
rica Latina empiezan a crecer sostenidamen-
te a mediados de la década de los ochenta. Económico, en términos de que «la vio-
lencia sobre los bienes y las personas repre-
Sin embargo, lo que se debe entender es senta una destrucción y transferencia de re-
que, por un lado, se ha configurado un cursos de, aproximadamente, 14.2 por 100
mundo transnacional del crimen, la delin- del PIB Latinoamericano; es decir, US$
cuencia y el temor, que no reconoce fronte- 168.000.000». Esta constatación lleva a
ras y que actúa de manera interrelacionada a concluir que «la violencia es en la actualidad
nivel mundial, y, por otro, que esta relación –sin duda– la limitante principal del de-

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sarrollo económico en América Latina». Los gitimidad, se procesa fuera de ellas. La im-
gastos en protección y los efectos directos punidad, los linchamientos, el ajuste de
del crimen representan alrededor del 6 por cuentas muestran el desarrollo de un poder
100 del PIB de Estados Unidos (Ratinoff, paralelo al del Estado, que además es pene-
1996). En Canadá, se estima que la violen- trado y erosionado bajo distintas formas.
cia contra las mujeres impone un coste Las instituciones se debilitan por la incapa-
anual de 684 millones de dólares al sistema cidad que muestran a la hora de enfrentar la
de justicia criminal y 187 millones a la poli- violencia, así como por el fenómeno de in-
cía (Graves, 1995). Y lo paradójico viene filtración al que son sometidas por las orga-
dado: el acceso a la seguridad se ha converti- nizaciones criminales
do no en un derecho, sino en una mercancía
que se transa en el mercado y en un elemen- Pero también tiene impactos políticos en
to adicional en la diferenciación social, que los procesos electorales, al extremo de que,
termina siendo causa y efecto de mayores hoy día, prácticamente no hay elección po-
violencias. lítica que no tome en cuenta este tema
como eje de campaña. Es más, se ha conver-
En términos sociales, según la tasa de ho- tido en un caballo de batalla de los sectores
micidios, en Latinoamérica hay 140.000 más conservadores de la sociedad para im-
homicidios al año y 54 familias son robadas pulsar propuestas de control, orden, disci-
por minuto. Aparte de ello, la población plina y valores, entre otras.
empieza a adoptar mecanismos de autode-
fensa, lo que le lleva a modificar su conduc- Y los impactos en la ciudad se podrían in-
ta cotidiana: cada acción de autodefensa es, dicar a través de cuatro expresiones que pro-
a su vez, causa y efecto de un nuevo com- duce la violencia en la ciudad. El primero,
portamiento social: angustia, desamparo, que la violencia reduce el tiempo de la ciudad.
aislamiento, desconfianza, agresividad e in- ¿Qué es lo primero que le dicen a un visi-
dividualismo, propios de las sociedades del tante cuando llega a una ciudad? Que no
temor en las que vivimos. salga de su alojamiento pasadas ciertas horas
de la noche, por los problemas de violencia
En términos políticos, hay impactos evi- existentes. En segundo lugar, hay una dis-
dentes dentro de los lentos procesos de con- minución del espacio de la ciudad, porque
solidación democrática que vive la región. hay senderos, calles, plazas y parques por los
La violencia se ha convertido en un tema que no se puede transitar, debido a los altos
político, al extremo de que no hay candida- grados de violencia existentes. ¿Entonces,
to que no lo contemple en su campaña elec- qué significa esto? Que la ciudad pierde el
toral. La violencia tiende a convertirse en espacio y pierde el tiempo. En tercer lugar, la
un mecanismo de solución de los conflictos, violencia erosiona la ciudadanía y el sentido
los mismos que deberían ser procesados por de comunidad cuando, por ejemplo, la soli-
las instituciones existentes para el efecto daridad frente a la adversidad desaparece:
(policía, justicia). Pero, como no tienen le- ayudar a una persona accidentada o a al-

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guien que ha sido asaltada es imposible. Y O lo que es lo mismo, el salto a la segu-
en cuarto lugar, la ciudad empieza a ser un es- ridad ciudadana no es un acto voluntarista
pacio donde se desarrollan nuevas formas de política pública, sino un cambio histó-
de segregación urbana, a la manera de frag- rico en los procesos sociales, que conduce a
mentos aislados, convirtiéndose en una una transformación de las relaciones entre
constelación de espacios inconexos. Se de- la sociedad y el Estado. Es decir, la seguri-
sarrollan barrios cerrados y autosuficientes, dad ciudadana no es exclusivamente una
donde no pueden entrar personas sin identi- respuesta al incremento de la violencia
ficarse previamente. Entonces, se desintegra sino, principalmente, un cambio estructu-
la ciudad como unidad y se crea el foraneís- ral en la relación de la población con el
mo urbano. Estado.

las políticas: del control de la Esta mutación ocurre en el momento en


seguridad ciudadana que se entra en una nueva lógica estatal;
En general, se puede afirmar que el enfoque tra- esto es, cuando queda atrás la guerra fría y
dicional de enfrentar la inseguridad está aso- se estructura el Estado social de derecho
ciado al concepto de seguridad pública, don- bajo formas democráticas. En este momen-
de se ve a la violencia como un problema de to es lógico que el tema de la protección es-
orden público, que erosiona las instituciones tatal ya no se centre en sí mismo (estado
estatales y donde estos actos son ejecutados céntrico), esto es, en el mantenimiento del
por un enemigo interno. De ahí que el es- orden público estatal, sino que se desplace
quema central de la política de seguridad se hacia la ciudadanía. El primer caso opera la
defina por la trilogía: policía-justicia-cárcel. lógica del enemigo interno, construida bajo
la guerra fría, y el segundo, nacido de la ne-
En otras palabras, las políticas hegemóni- cesidad del mantenimiento de los derechos y
cas son de represión o control (la policía, la de las libertades de la ciudadanía.
justicia y el sistema carcelario son las pie-
dras angulares y dominantes), de privatización Por eso, históricamente, la seguridad ciu-
o seguridad privada (seguros, guardianía pri- dadana nace en España con el fin de la dic-
vada, porte de armas) inscritas en la vía tadura franquista y la aprobación de la
mercantil y las llamadas políticas preventivas, Constitución, en el año de 1978. Desde allí
como si fueran originarias de matrices con- se podría afirmar que este nacimiento y
ceptuales distintas. Frente a ellas emergen aporte español le otorga la carta de origina-
propuestas innovadoras, vinculadas con las lidad a Europa. En América Latina ocurre
corrientes de la denominada seguridad ciu- lo mismo con la extinción de las dictaduras,
dadana, en el marco de un nuevo contexto a principios de la década de los ochenta del
histórico de la sociedad mundial que busca, siglo anterior, en que empiezan a producirse
en última instancia, redefinir la relación en- signos alentadores en la transformación es-
tre las instituciones gubernamentales y la tatal, que conduce a la disyuntiva de la se-
población. guridad ciudadana: o más seguridad (con-

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trol y privatización) o más democracia (de- nicipios y la ciudadanía, que empiezan a te-
rechos y libertades); esto es, dentro del con- ner roles cada vez más significativos. La
cepto seguridad ciudadana, a cuál compo- misma policía debe redefinir su función,
nente se le asigna más importancia: a la vinculándose más a la población (policía co-
seguridad (Colombia) o a la ciudadanía munitaria), especializándose (el peso de in-
(Bogotá). teligencia por sobre la represión) y descen-
tralizándose (policías municipales), entre
Mientras la inseguridad va ligada a la otros.
desprotección, la seguridad ciudadana se
refiere a la existencia de un orden público De ahí que hoy día tengamos un cruce
ciudadano, que elimina las amenazas de de instituciones nacionales y locales que,
violencia en la población y permite la con- tendencialmente, tienen un movimiento
vivencia segura. Se trata de la existencia de contradictorio de dirección hacia lo local
una organización social, a la cual el ciuda- (municipalización) y hacia lo supranacio-
dano pertenece y defiende. Se refiere al re- nal (internacional). Mientras Europa está
conocimiento de los derechos de los otros en un proceso de consolidación de los dos
(la libertad), y en el límite, cuando hay un ámbitos con, por un lado, el fortalecimien-
hecho violento, tiene que ver con la res- to de las políticas locales (modelo de Bar-
tauración del daño causado y el castigo al celona), y desde lo supranacional con las
culpable, pero como disuasión. La seguridad entidades desarrolladas en el marco de la
ciudadana protege a la ciudadanía en el Unión Europea (Foro Europeo de Seguri-
ejercicio público y privado de los derechos dad Urbana, nacido en 1992), en América
y deberes. La seguridad ciudadana se ob- Latina todavía se está en una situación pre-
tiene en un Estado social de derecho, don- caria, donde lo internacional sólo aparece a
de la libertad del «respeto al derecho aje- través de convenios interinstitucionales
no» es legal, legítima y democrática. En por sectores, y, por otro, sólo algunas ciu-
suma, es la función socializadora que pro- dades y municipios tienen propuestas inte-
vee la sociedad y sus instituciones: la con- resantes de seguridad ciudadana. El nivel
fianza. nacional está prácticamente ausente en
este campo.
En este proceso hay actores instituciona-
les y sociales que deben redefinir sus funcio- Es importante resaltar que, en el ámbito
nes, y otros, por el contrario, asumir nuevas local europeo, hay una tradición interesante
atribuciones. De allí que tengamos necesa- de seguridad ciudadana, en tanto que en
riamente una disminución del peso asignado, América Latina existen casos de excepción y
por ejemplo, a las Policías Nacionales y recientes que no terminan por configurar
al sistema de justicia, como elementos cen- una tendencia general. Es que en Latinoa-
trales de la seguridad pública; y, como con- mérica este quiebro no tiene más de diez
trapartida, el traspaso de algunas de sus años mientras en Europa llevan no menos
competencias a instituciones, como los mu- del doble. •

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notas
1. «La criminalidad está ligada en la mayoría de los de bancos, del blanqueo de dinero, del tráfico de
países europeos a la inmigración. Muchos países tienen niños y mujeres, del secuestro, el vicariato, el
la tentación de creer que realizando todo lo posible por patrimonio cultural, entre otros.
cerrar sus fronteras a la inmigración, tendrán éxito en 3. Este fenómeno de las pandillas globales se puede
controlar la criminalidad» (Marcuse, 2004, 37). percibir con los ejemplos significativos de los
2. Casos de la organización delictiva internacional Pachuchos entre México y Estados Unidos, las
se producen, por ejemplo, alrededor del narcotráfico Maras entre Centro América y Norte América (que
(países productores, consumidores, lavadores, ya ha producido una primera cumbre presidencial)
tránsito), de la venta ilegal de armas, de los y los Latin King a lo largo de América Latina,
inmigrantes ilegales, del tráfico de órganos, del robo Estados Unidos y Europa.

bibliografía
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La inseguridad ciudadana en América Latina
fernando carrión m. 1
Coordinador del Programa de Estudios de la Ciudad de FLACSO-Ecuador

resumen
El trabajo hace un análisis de la violencia en América Latina, mos-
trando que ha habido un crecimiento importante, que se ha pro-
ducido una transformación significativa y que ha adoptado nuevas
formas. Se ha convertido en un problema social con más de
140.000 homicidios anuales, hay una pérdida económica no menor
al 14 por 100 del PIB anuales (168.000 millones de dólares), las
instituciones democráticas se erosionan y las ciudades se amura-
llan. Hay diferencias regionales: el área andina es la más compleja
con Colombia a la cabeza, luego le sigue Centro América y finalmente
el Cono Sur.

Palabras clave: Violencia urbana. Criminalización. Percepción


de inseguridad. Impacto y recuperación. Seguridad ciudadana.
Gobernabilidad.

abstract
The article analyzes the violence in Latin America, showing
that has been an important growth; that a significant trans-
formation has taken place and that has adopted new forms. It
has become a social problem, with more than 140,000 annual
homicides, and an economic loss no inferior to 14 por 100 of
the GIP (168 billion dollars), the democratic institutions ero-
de and the cities are walled. There are regional differences:
the Andean area is the most complex with Colombia at the
top, followed by Central America and finally the Southern
Cone.

Key words: Urban Violence. Criminalization. Insecurity percep-


tion. Impact and recovery. Citizen security. Gobernability.

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introducción gión, no se puede dejar pasar por alto que
Si bien la violencia urbana existe desde que hay un desigual tratamiento. Así, tenemos
existe la ciudad, es difícil desconocer que, que en Colombia hay un desarrollo mayor
durante estos últimos años, se ha converti- del conocimiento respecto de los restantes
do en uno de los temas más importantes de países, sustentado en una mejor informa-
la urbe andina contemporánea, debido, en- ción empírica, en una comunidad académi-
tre otras cosas, a las nuevas formas que ha ca que lo estudia y en una estructura admi-
asumido, a los impactos sociales y económi- nistrativa que ejecuta políticas públicas.
cos y al incremento alarmante de su magni-
tud. Las violencias se han extendido en todos No se puede desconocer que, reciente-
los países y ciudades de la región, pero con pe- mente, hay un desarrollo interesante en el
culiaridades y ritmos de intensidad propios a resto de los países andinos, que tienen que
cada urbe y cada cultura2. ver con propuestas innovadoras en materia
de control y prevención de la violencia ur-
La violencia urbana se ha expandido con bana, que superan aquellas concepciones
mucha fuerza en las ciudades de la región, a que postulan su tratamiento con una acción
través del incremento real de los eventos de- sobre los síntomas mediante la acción policial,
lictivos y del cambio en la percepción de la po- la privatización de la seguridad y el incre-
blación, provocando mutaciones manifies- mento de penas. En tal sentido, algunos go-
tas en las urbes latinoamericanas. Allí están las biernos nacionales y locales, instituciones
transformaciones en el urbanismo (amura- policiales, ONG y organismos académicos
llamiento de la ciudad, nuevas formas de han iniciado investigaciones y tomado me-
segregación residencial), en los comporta- didas específicas para prevenir la violencia
mientos de la población (angustia, desam- que, por el poco intercambio que existe en la
paro), en la interacción social (reducción de región, las posibilidades de dilucidarla y de en-
la ciudadanía, nuevas formas de socializa- frentarla se reducen.
ción) y en la militarización de las ciudades,
amén de la reducción de la calidad de vida de Las propuestas que surgen son mucho
la población. más abarcativas e innovadoras, pero revelan
la necesidad de conocer y diagnosticar pro-
La importancia creciente que adquiere la fundamente y con mayor sentido práctico.
delincuencia común en las ciudades, aún no Existe un grupo importante de investigado-
tiene un correlato respecto de su conoci- res que está desentrañando el fenómeno de la
miento. Pero tampoco se le ha concedido la violencia en ciudades que requieren profun-
importancia necesaria, ni ha sido incorpora- dizar los mecanismos de intercambio, cola-
da en la discusión de los problemas del de- boración y comparación de las experiencias.
sarrollo y de las formas de vida urbana, con
la urgencia y la prioridad que se merece. Se A pesar de la creciente importancia que
debe resaltar, de todas maneras, que si bien tiene el tema, no existen muchos antece-
esta situación es generalizada en la subre- dentes que busquen confrontar opiniones

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sobre la temática. El poco intercambio de aproximaciones conceptuales
experiencias sobre estas actividades en la re-
gión, ha reducido las posibilidades de en- 1. Elementos conceptuales
tender y enfrentar los problemas urbanos. La violencia no es un problema, es una
De ahí que sea necesario reforzar y estimular relación social
un proceso de intercambio entre personas e No se puede desconocer que el tema de la
instituciones que trabajan sobre la inseguri- violencia, como fenómeno social, existe
dad ciudadana. desde tiempos inmemoriales y que, por tan-
to, no es nuevo, al grado que se podría decir
Aunque justo es decir que, en estos últi- que es consustancial a la sociedad. Tal afir-
mos años, su preocupación se incrementó mación replantea la tradicional aproxima-
sustancialmente, de ahí que se hayan reali- ción al tema de la violencia desde aquellas
zado varias reuniones y publicaciones, mos- metodologías que la interpretan como re-
trando que el tema ha logrado cierta legiti- sultado de un conjunto de patologías socia-
midad que va más allá de la amplia les (disfuncionalidades) o individuales (bio-
demanda de seguridad de la población. lógicas o psicológicas).

El presente trabajo se ubica dentro de un La violencia debe ser comprendida más allá
marco explicativo que tiene un contenido del análisis patológico de las conductas indi-
más político-social que biológico, psicológi- viduales y ser concebida a partir de lo que es:
co o legal-criminalista. Ello significa que la in- un tipo particular de relación social entendida
terpretación se enmarca dentro de una con- en el contexto de un proceso histórico parti-
cepción de la violencia urbana, como un cular. Esta consideración de la violencia
hecho social. Sin embargo, en la literatura como relación social permite conocer la orga-
actual se evidenciarán matices, por ejemplo, nización del delito, las distintas formas que
entre autores que encuentran explicaciones asume, el proceso que la define y, sobre todo,
del fenómeno reciente de la violencia en diseñar políticas preventivas que vayan más
aspectos coyunturales, generales3 o particu- allá de lo punitivo, represivo y de control.
lares4, y otros que lo hacen a partir de la Así, la violencia aparece menos como un pro-
agudización de ciertas situaciones estructu- blema y más como el producto de «una rela-
rales5. ción social particular de conflicto, que invo-
lucra, por lo menos, a dos polos con intereses
El trabajo es un primer intento de siste- contrarios, actores individuales o colectivos,
matización a nivel subregional andino, que no pasivos o activos en la relación» (Guzmán, 4).
trata de presentar las ideas como si fueran
definitivas y tampoco concluyentes. Es un Y esto es más claro en ciertos países
primer producto y acercamiento que surge –como Colombia–, donde no sólo el nivel y
de la necesidad de comparar e intentar algu- la multiplicidad de las formas de violencia
nas preocupaciones desde una aproxima- lo hacen peculiar, sino también la recurrencia
ción personal. y permanencia del fenómeno en el tiempo.

quórum 12 fernando carrión m. I 31


Las dinámicas de las violencias cada una con dinámicas particulares, que se
La violencia no es un hecho puntal que cruzan, combinan y superponen. Esto sig-
concluye con una víctima y un victimario, nifica que no hay un proceso unidireccio-
porque, por un lado, es un proceso histórico nal, sino varios procesos que se unen; lo
que tiene historia. La violencia tiene recu- cual trae una gran complejidad a la hora de
rrencia cíclica, porque la violencia es un entenderlas y, por tanto, mitigarlas.
proceso que tiene historia –una historia de
la violencia–. En otras palabras, hay una no- Hoy es más claro el fenómeno de la diver-
ción de historicidad de la violencia, porque sidad de las violencias porque aparecen nue-
se trata de un fenómeno social y, por tanto, vas, se transforman la viejas y se incrementan
cambiante. Es decir, y siguiendo a Guzmán todas. En algunos casos, las formas finales
(1994), «hay factores históricos coyuntura- pueden ser parecidas (secuestro), pero su ló-
les que están detrás de los niveles altos o ba- gica interna puede ser distinta (política,
jos de la violencia homicida». económica). De allí que –en algunos casos–
se las confunda en el análisis y se las enfren-
Y, por otro, es un proceso que tiene etapas te como si fueran lo mismo. Esto significa
anteriores y posteriores, que hay un mo- que la violencia no es una que tiene múltiples
mento anterior de organización del delito y formas, sino que son múltiples violencias
de percepción de inseguridad (prevención), que pueden tener –incluso– las mismas for-
una etapa de violencia propiamente dicha mas. Esta condición plural de la violencia
(control) y otra posterior de impacto y re- obliga a crear políticas que asuman esta di-
cuperación (rehabilitación)6. versidad, a través de que a cada tipo de vio-
lencia se debe responder con un tipo parti-
La violencia es un fenómeno que proviene cular de estrategia.
de múltiples causas, algunas de las cuales
dependen del momento y del lugar. Las Mientras la inseguridad va ligada a la des-
causas pueden provenir de factores estructu- protección, la seguridad ciudadana se refiere
rales (desigualdad, ingobernabilidad), insti- a la existencia de un orden público ciudada-
tucionales (policía, familia) y situacionales no que elimina las amenazas de violencia en
(porte de armas, alcohol). Porque la violen- la población y permite la convivencia segura.
cia tiene un origen multicausal, sus políticas Se trata de la existencia de una organización
deben ser integrales. social a la cual el ciudadano pertenece y, por
tanto, le defiende. Se refiere al reconoci-
Uno de los problemas que tiene la com- miento que se hace del otro y de sus dere-
prensión del fenómeno de la violencia es su chos (el tema de la libertad), y, en el límite,
pluralidad. No se trata sólo de la existencia de cuando hay un hecho violento, tiene que ver
múltiples causas que generan un mismo fe- con la restauración del daño causado y el
nómeno, sino que existen distintas causas castigo al culpable, pero como disuasión. La
que se expresan en diferentes violencias. En seguridad ciudadana se diferencia de la segu-
otras palabras, existen múltiples violencias, ridad nacional o pública, en tanto estas últi-

32 seguridad ciudadana quórum 12


mas se constituyen desde una concepción es- que va desde una perspectiva metodológica
tado-céntrica y la primera desde la ciudadanía7. denominada epidemiológica, hasta acciones
En suma, la seguridad ciudadana busca dar específicas para reducirla9. También el BID ha
seguridad a la ciudadanía en el ejercicio pú- desarrollado importantes iniciativas que
blico y privado de los derechos y deberes pueden encontrarse en la definición meto-
(Delgado y Maduel, 21, 1994). Por eso, la dológica del «marco de referencia para la ac-
seguridad ciudadana se obtiene en un Esta- ción» (BID, 1999) y las «notas técnicas de
do Social de Derecho donde la libertad del prevención de la violencia» (BID, 2000 a);
«respeto al derecho ajeno» es legal, legítima además se debe resaltar el estudio destinado
y democrática (igualdad y diversidad). En a mostrar los costes económicos que trae la
suma, es la función socializadora que provee violencia (BID, 2000 b). El PGU-AL
la sociedad y sus instituciones: la confianza. (1994) realiza un seminario en Cali y publi-
ca un libro pionero sobre seguridad ciuda-
Este conjunto de violencias no se expre- dana, donde se discuten las propuestas lo-
san de manera pura. De ahí que la relación cales que más interés despiertan para
que existe entre ellas lleve a confundir los ti- enfrentar la violencia. La CEPAL (1999)
pos de violencias (la violencia común como realiza un diagnóstico de la problemática y
si fuera política), a creer que todas son una de las salidas de política que se han diseñado.
misma (no se reconoce la pluralidad), a des- CLACSO (2002) conforma un grupo de
conocer el paso de unas a otras8, a tener for- trabajo sobre la temática para hacer una re-
mas parecidas y a que algunos actores pueden flexión más académica, y FLACSO-Ecua-
ser los mismos (el sicario). En otras pala- dor (2002) publica una compilación de es-
bras, cada violencia tiene su propia dinámi- tudios que van desde una perspectiva
ca; pero, en su conjunto, existen constantes regional, pasando por lo nacional y lo local.
que permiten configurar una historia de la
violencia en un lugar determinado. Esto significa que hace falta comparar los
casos de los países y construir visiones regio-
2. El objeto de conocimiento regional nales más comprensivas. Una óptica de con-
América Latina no ha sido reflexionada junto y una reflexión supranacional pueden
–como unidad o totalidad– desde la pers- aportar a la comprensión andina de los fe-
pectiva de la violencia. Existe una produc- nómenos de la violencia. Para ello se deben
ción bibliográfica bastante importante, de- realizar estudios transversales, comparativos
sigual en cantidad y calidad, sobre cada uno y generales, que permitan encontrar algunas
de los países, así como sobre algunas ciuda- constantes y determinaciones comunes y
des en particular. Se debe indicar que hay extraer experiencias intercambiables. Más
publicaciones y propuestas importantes, importante aún si se tiene en cuenta que la
que han surgido principalmente de organis- violencia se encuentra en una fase de inter-
mos internacionales. En esa perspectiva, la nacionalización, propia de la dinámica global-
OPS (1994) ha logrado hacer propuestas local que sigue a la lógica de la violencia en
continentales para enfrentar la problemática el mundo actual10.

quórum 12 fernando carrión m. I 33


la violencia latinoamericana Cuadro n.º 1
Tasas de homicidios en América Latina
1. Los Andes en el contexto de América Latina y el Caribe (por cada 100.000 personas)
Según un estudio del BID, para 1990, el Fines año Fines año
promedio mundial de la tasa de homicidios 70/prin. 80/prin.
fue de 10.7 por cien mil habitantes, y el de año 80 años 90
América Latina de 22.9. Esto significa que
Guatemala
Latinoamérica tiene una tasa de más del do-
El Salvador — 150
ble del promedio mundial (Buvinic, Morri-
Colombia — 150
son y Shifter, 1999).
Jamaica 20,5 89,5
Brasil — 35,0
En una investigación de la OPS (1997) se se-
Nicaragua 11,5 19,7
ñala que la tasa de homicidios para América La-
México — 18,3
tina en 1994 fue de 29 por cien mil habitan-
Venezuela 18,2 17,8
tes, y que entre 1984 y 1994 la tasa de
Trinidad & Tobago 11,7 15,2
homicidios aumentó en más del 44 por 100.
República Dominicana 2,1 12,6
Adicionalmente, se tiene que son muy pocos
Perú — 11,9
los países que tienen una tendencia decre-
Panamá 2,4 11,5
ciente en las tasas de homicidios, lo cual les
Ecuador 2,1 10,9
convierte en una excepción a la norma: la
Estados Unidos 6,4 10,3
mayoría de los países tienen un crecimiento
Honduras 10,7 10,1
significativo en sus tasas de homicidios.
Argentina — 9,4
Costa Rica 3,9 4,8
Para el Banco Mundial (1997), en Améri-
Uruguay 5,7 5,6
ca el fallecimiento por causas externas (ho-
Paraguay 2,6 4,4
micidios, accidentes y suicidios) representa
Chile 5,1 4,0
el 20.5 por 100 del total de años perdidos
2,6 3,0
por muerte y discapacidad en los hombres.
Este dato, a nivel mundial, es de 15.3 por Fuente: OPS, «Programa de Análisis de la Situación de Salud»,
1997, citado por el Banco Mundial, «Crimen y Violencia como Te-
100. La OMS estima que alrededor del 7 mas de Desarrollo en América Latina y el Caribe», 1997.
por 100 de las defunciones se deben a estas
causas, y casi la tercera parte de las lesiones por
accidentes y violencias. cias de recursos es aproximadamente del
14.2 por 100 del PIB latinoamericano. Es-
El BID (2001) estima que la violencia en tas cifras significan que «la violencia, medi-
América Latina arroja resultados franca- da por cualquiera de estos indicadores, es
mente alarmantes: cada año, cerca de cinco veces más alta en esta región que en el
140.000 latinoamericanos son asesinados; resto del mundo». Por tanto, América Lati-
54 familias son robadas por minuto, 28 mi- na se ha convertido en el continente más
llones al año. La destrucción y transferen- violento del mundo.

34 seguridad ciudadana quórum 12


Pero como todo promedio esconde dife- giones menos violentas de América Latina,
rencias, se pueden encontrar situaciones di- con una tasa promedio de homicidios del
versas, por ejemplo, si tomamos dos criterios 6.2 por cien mil habitantes en 1999, pero
de agregación territorial: el de los países y el con un crecimiento del 14.8 por 100 entre
de las subregiones. Entre los primeros, tene- 1984-94. En contrapartida, tenemos a la re-
mos una dispersión sumamente alta que se gión andina, con una tasa de 51.9 homici-
expresa en una brecha de 50 veces entre el dios por cien mil habitantes y un crecimien-
país que tiene la tasa más alta –El Salvador– to espectacular en la década de 105.9 por
con el que tiene la más baja –Chile–. Los 100. Esto significa que la tasa de homici-
países que tienen las más altas tasas de homi- dios en la región andina creció en más de
cidios por cien mil habitantes son El Salvador siete veces en relación al Cono Sur.
(150), Guatemala (150) y Colombia (89.5),
aquellos que tienen las más bajas son: Chile También se debe destacar que América
(3), Uruguay (4.4) y Costa Rica (5.6), siendo Central crece de manera importante con
las tasas de estos últimos comparables con una tasa del 20.5 por 100, con el rasgo dis-
las tasas de los países europeos. tintivo de haberse producido procesos de
pacificación en Guatemala, El Salvador y
Por otro lado, si analizamos la dispersión Nicaragua. Esto nos hace pensar que se ha
desde la perspectiva de las regiones se puede pasado de un tipo de violencia política ha-
llegar a ver que el Cono Sur es una de las re- cia otra más bien común; esto es, de una

Cuadro n.º 2
America Latina y el Caribe 1984-1994: Tasas de homicidio por 100 mil habitantes
1984 1994
Regiones Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
América Central y Caribe Latinoa 17.5 31.5 3.8 21.1 38.1 4.0
Área Andinab 25.2 46.6 4.2 51.9 96.6 7.7
Caribe Inglésc 15.2 17.6 2.8 18.7 13.1 4.2
Cono Surd 15.4 19.3 1.8 16.2 10.5 1.9
Brasil 23.2 42.4 4.0 30.1 54.8 5.2
México 18.2 33.3 3.1 19.5 34.8 3.8
Fuente: OPS, 1998
a
América Central y Caribe Latino: Costa Rica, EL Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.
b
Área Andina: Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
c
Caribe Inglés: Anguila, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Guyana, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Saint Kitts y Nevis, San-
ta Lucía, Suriname y Trinidad y Tobago.
d
Cono Sur: Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.

quórum 12 fernando carrión m. I 35


violencia donde los actores del conflicto es- De esta aproximación se puede llegar a las
taban identificados, polarizados y tenían una siguientes conclusiones:
unidad de mando explícita, hacia otra don-
de la dispersión de los actores, la desarticu- • Desde 1985 se vive un ciclo expansivo y
lación de un mando único y el contar con de transformación de la violencia en toda
armamento y no con actividades económi- América Latina.
cas estables, hacen más compleja la violen-
cia y mayor su incremento. Lo paradójico • Latinoamérica tiene una tasa de homici-
de la violencia Centroamericana: la tasa de dios que supera en un 114 por 100 la tasa
homicidios en tiempos de paz es mayor a promedio mundial; el área andina supera a la
los momentos de guerra. de América Latina en un 79 por 100; y Co-
lombia rebasa al promedio de la región An-
Llama la atención que todas las subregio- dina en un 49.3 por 100.
nes tengan un crecimiento importante en
las tasas de homicidios, aunque sea clara- • América Latina es el continente con ma-
mente superior el de la subregión andina: yor cantidad de homicidios del mundo, los
en otras palabras, se puede afirmar que esta- Andes la subregión más violenta de Latino-
mos viviendo –desde mediados de la década américa y Colombia el país andino con ma-
de los ochenta del siglo pasado– una ten- yor tasa de homicidios. En números absolu-
dencia generalizada de crecimiento de la tos se estima en 36.000 los homicidios al
violencia en América Latina. Que si bien año producidos en Colombia.
pueden existir algunos países que bajen rela-
tivamente sus tasas de homicidios, éstas no ter- 2. La violencia en los Andes
minan por generar un impacto que modifi- De acuerdo a las tasas de homicidios, es cla-
que la tendencia general, prevaleciente en ro que la subregión andina es la que más
todas las subregiones y, más aún, en el con- abona en el comportamiento violento de
junto de América Latina. América Latina, aunque lo hace gracias al
peso que tiene Colombia, que es el único
La otra característica digna de resaltarse país que está por encima de la media subre-
tiene que ver con la variable de género: exis- gional andina (51.9)11.
te una tasa promedio para América latina de
22.9 por cien mil homicidios, que está Sin embargo, no se puede dejar de tener
compuesta por un 41.3 de homicidios mas- en cuenta el crecimiento acelerado de Vene-
culinos y 4,5 femeninos. Esto significa que zuela, que en quince años ve crecer su tasa
existe una relación cercana de un número de homicidios en un 88 por 100, así como
diez veces mayor de hombres que de mujeres. tampoco el aumento de la tasa correspon-
En otras palabras, los homicidios en Améri- diente a los tres países del centro-sur de los an-
ca Latina son fundamentalmente masculi- des. Si bien Perú, Bolivia y Ecuador tienen
nos; tendencia más clara en el caso de la re- tasas por debajo del promedio latinoameri-
gión andina. cano, no se debe dejar de mencionar que

36 seguridad ciudadana quórum 12


mantienen un nivel importante de creci- Este dato subregional andino contiene
miento. dos extremos interesantes de analizarse: por
un lado, Colombia tiene la tasa más alta
El gran salto del crecimiento de la violen- (65.5), y, por otro, Bolivia (9) con una de las
cia en el Área Andina se produce a partir de más bajas. Es importante esta comparación,
1985, gracias al peso que tienen Colombia porque hay una corriente de interpretación de
y Perú, que más que cuadruplican sus tasas de la violencia que se sustenta en la hipótesis
homicidios en el quinquenio. Es un mo- de que las violencias se originan en la pobre-
mento en el que coinciden la violencia del za, el narcotráfico, el déficit de Estado y la
narcotráfico con la violencia política en los dos diversidad social (étnicos).
países (FARC y ELN en Colombia y Sende-
ro Luminoso y MRTA en Perú). Estos supuestos pierden sustento en la
comparación, porque Colombia no debería
Posteriormente, en los primeros cinco tener el nivel de violencia que la caracteriza,
años de la década de los noventa se mantie- en tanto es uno de los países latinoamerica-
nen las tasas de homicidios en un nivel nos que tiene una larga tradición de gobier-
alto, pero siempre en alza aunque a un ritmo nos civiles, elegidos democráticamente, y un
más lento de crecimiento. En este período crecimiento económico sostenido. Y Boli-
baja un tanto la tasa de Colombia, aunque via, en cambio, tiene las condiciones para
los otros países siguen con la tendencia cre- ser uno de los países más violentos: es un
ciente. país pluriétnico, menor desarrollo relativo,
fuerte presencia dictatorial, escaso peso es-
Cuadro n.º 3 tatal y productor de narcóticos. Sin duda
Área andina 1980, 1990 y 1995: tasas de que esta comparación queda por hacerse.
homicidio por cada cien mil habitantes Por lo pronto, se puede formular la hipóte-
sis de que en Bolivia se canaliza la conflicti-
Países Fines del Fines del Última vidad social a través del sistema político y de
70-prin. 80-prin. cifra una sociedad civil fuerte. Pero también pue-
del 80 del 90 disponible, de ocurrir, que cada país tenga un tipo de
alrededor violencia propia, que le sea característico
de 1995 de su conflictividad o que, lo que en un país
Colombia 20.5 89.5 65.0 puede ser una causa o factor en un momen-
Venezuela 11.7 15.2 22.0 to determinado, en otro país o momento
Perú 2.4 11.5 12.6* puede ser otra.
Ecuador 6.4 10.3 14.8**
Bolivia 3. El coste económico de la violencia
Fuentes: Ayres (1998), OPS (1998), Perú Instituto INEI (1998), Paz Frente a este comportamiento de la crimi-
Ciudadana (1998), BID (1998). nalización en el área andina, se tiene como co-
* Fajnzylber y otros (ed): Crimen y violencia en América Latina. rrelato inmediato el peso significativo del
Banco Mundial: DC. ** FLACSO-Ecuador, 2003. coste económico de la violencia, al extremo

quórum 12 fernando carrión m. I 37


de que, según el BID, «la violencia es en la ac- un ejercicio estadístico, teniendo como base
tualidad –sin duda– la principal limitante los costes de la violencia y las tasas de homi-
para el desarrollo económico de América cidios en los tres países estudiados por el
Latina»12. Así tenemos que el coste econó- BID (Colombia, Venezuela y Perú)13, pode-
mico promedio de la violencia en Latinoa- mos llegar a la conclusión de que el prome-
mérica es del 14.2 por 100 del PIB (BID, dio regional andino es de 13.86 por 100 del
2000); lo cual significa 160.000 millones de PIB, un poco más bajo que el promedio de
dólares o cerca del 25 por 100 de la deuda ex- América Latina (14.2 por 100), y de que en
terna de América Latina. Ecuador los costes de la violencia serían de 6.2
por 100 y en Bolivia de 9.5 por 100 del
Si comparamos los cuadros de Tasas de PIB. De ahí se desprenden los altos costes
Homicidios por país (Cuadros 1 y 3) con el de que tiene la violencia y cómo éstos se con-
Coste Económico de la Violencia (Cuadro 4), vierten en un factor contrario al desarrollo.
se puede concluir que a una mayor tasa de
homicidios se tiene un mayor coste econó- Por otro lado, tenemos que los países con
mico de la violencia. Que en la relación de ho- las más altas tasas de homicidios son los
micidios por coste, Colombia y Perú tienen que destinan la mayor cantidad de recursos
un comportamiento relativamente parejo económicos a la seguridad. El coste de la
(2.6 y 2.5 respectivamente), mientras que violencia en Colombia, que tiene una tasa de
Venezuela lo tiene un poco más bajo (1.9). 65 homicidios por cien mil, fue del 24.7
por 100 del PIB, y en El Salvador (con cer-
Desgraciadamente, en Ecuador y Bolivia ca de 150) del 24.9 por 100, dos de los paí-
no se han hecho estudios del coste econó- ses con las tasas más altas del mundo. En
mico que tiene la violencia. Pero si hacemos contrapartida tenemos a Costa Rica, Chile

Cuadro n.º 4
Costes económicos de la violencia social en seis países latinoamericanos
(expresado como porcentaje del PIB de 1997)
Brasil Colombia El Salvador México Perú Venezuela
Pérdidas
En salud 1,9 5,0 4,3 1,3 1,5 0,3
Pérdidas
Materiales 3,6 8,4 5,1 4,9 2,0 9,0
Intangibles 3,4 6,9 11,5 3,3 1,0 2,2
Transferencias 1,6 4,4 4,0 2,8 0,6 0,3
TOTAL 10,5 24,70 24,9 12,3 5,1 11,8
Fuente: Juan Luis Londoño (1998). Epidemiología económica de la violencia urbana.

38 seguridad ciudadana quórum 12


y Uruguay, que tienen las tasas de homici- puesto que apoye a la disminución de la
dios más bajas de América Latina, y son los violencia, se tendría más recursos para lo so-
países que cuentan con los presupuestos cial y ayudaría a reducir el déficit presu-
más altos destinados a la inversión social. puestario. Adicionalmente, no habría la ne-
Ergo: la mejor política de seguridad ciuda- cesidad de los ajustes, habría más recursos
dana es aquella que diseña buenas políticas económicos, mejoraría la calidad de vida y
sociales y con recursos económicos signifi- las instituciones se fortalecerían.
cativos14.
4. La violencia urbana
Esto quiere decir que el incremento de los La violencia no sólo ha crecido sino que
gastos en seguridad conduce a una disminu- también se ha diversificado en sus carac-
ción de los recursos destinados a lo social, terísticas, tanto en el tiempo como en el
porque hay un comportamiento inversa- espacio. Es así que han aparecido nuevas
mente proporcional. Esto es una lógica con- violencias, inéditas manifestaciones de las
traria a la disminución de la violencia y pró- antiguas, el incremento notable de todas
xima al incremento de los costes que se ellas15 y un cambio en sus expresiones en el
incurren en ella. Si se diseñara un presu- territorio.

Cuadro n.º 5
Inversión social per capita en América Latina, 1997
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600 1800

Argentina 1570

1371

Brasil 951

725

Panamá 683

550

Promedio 457

391

México 352

317

Perú 169

148

El Salvador 147

133

Bolivia 119

107

71
Guatemala
58

Nicaragua 49

quórum 12 fernando carrión m. I 39


La violencia es un proceso que tiene histo- mas livianas, tráfico de niños, secuestro y si-
ria; por eso crece y cambia. La gran trans- cariato17. Esta modernización de la violen-
formación en la hora actual tiene que ver cia tiene un nivel de operatividad y efectivi-
con la aparición de una violencia moderna dad que supera las destrezas profesionales y
que supera y coexiste con la tradicional. La tecnológicas de las fuerzas del orden. Con el
violencia tradicional es la expresión de un desarrollo de la violencia moderna, la tradi-
hecho cultural (asimetría familiar, mecanis- cional recibe una gran influencia, al grado
mo lúdico) o de una estrategia de supervi- de que la primera se apoya en la segunda,
vencia para ciertos sectores empobrecidos porque allí recluta su gente y en ese mundo
de la población. se mimetiza.

Y la moderna16, que es aquella que se or- Si bien la violencia moderna constituye


ganiza explícitamente con el fin y la disposi- un espacio que no reconoce las fronteras, no
ción explícita de cometer un acto violento. es menos cierto que su carácter ubicuo tien-
Este tipo de violencia se desarrolla a través de a privilegiar lo urbano. De ahí que estemos
de organizaciones con recursos, criterio em- viviendo un proceso de urbanización de la
presarial, tecnología avanzada, nuevos acto- violencia en la subregión andina; o lo que es
res, transnacionalización del delito e infil- lo mismo, que la violencia andina se ha
tración en el sistema social. Este tipo de transformado en fundamentalmente urba-
violencia se expande con fuerza en la región na, lo cual –bajo ningún punto de vista–
desde la mitad de la década de los ochenta y significa que la ciudad sea por sí misma
es el que genera el incremento de los hechos fuente de violencia.
delictivos.
Con la urbanización acelerada de la sub-
La modernización y las nuevas formas de las región, hoy tenemos que la mayor parte de la
violencias no sólo han acarreado el naci- población vive en ciudades y que, por tanto,
miento de nuevos actores y la transforma- la mayor cantidad de delitos se concentran
ción de los anteriores, sino que la propia or- en las urbes. En el caso ecuatoriano se tiene que
ganización del delito requiere de otros los homicidios son fundamentalmente ur-
personajes: el sicario, el pandillero, el ga- banos: de los 1.834 homicidios que se con-
mín, etc., todos de condición juvenil. A tra- tabilizaron en 1999, el 77.5 por 100 se pro-
vés de la modernización se produce la gran dujeron en las ciudades; es decir, 1.422.
transformación e incremento de la violen- Con estos datos se puede afirmar que hay
cia: su internacionalización, que proviene un desplazamiento de la violencia del campo
de la constitución de mercados ilegales que de- a la ciudad.
sarrollan verdaderas empresas transnaciona-
les del delito en ámbitos como: narcotráfi- Las ciudades colombianas de «Bogotá, Me-
co, asalto a bancos y casas comerciales, robo dellín y Cali concentran aproximadamente
de vehículos, depredación del patrimonio el 30 por 100 de la población colombiana y
cultural, trata de blancas, comercio de ar- aportan cerca del 40 por 100 de los homici-

40 seguridad ciudadana quórum 12


Cuadro n.º 6
Tasas de homicidios por 100.000 habitantes (1980-2000)

1980 1985 1990 1995 2000


Colombia 20.5 42 89.5 65.9
Bogotá 28.9 55.8 58.9 34.8
Cali 30.9 70 88.9 110.9 103.0
Medellín 66.9 335.9 169.1
Venezuela 12.9 10 15.2 22.9
Caracas 18.9 14 28.9 52.9
Perú 2.4 3 11.5 10.3
Lima 25.6 28.9
Ecuador 6.4 10.3 13.4 15.9
Quito
Bolivia 16.7 22.8
La Paz
Promedio AL
15.9 18 25.9 30.9
Fuente: Juan Luis Londoño (1998). FLACSO-Ecuador (2003), Piqueras, (Mimeo), Acero, Hugo (2002), Quintana (2003), Gaitán F.
(1998).

dios, lo que permite ilustrar la hipótesis del homicidios a nivel nacional (Quintana). En
proceso de urbanización de la violencia» Perú, Lima concentra casi el 60 por 100 de
(Zuluaga). En Bolivia, las tasas de homici- la población urbana y de los delitos del país
dio por departamento permiten relacionarlas (Piqueras, Mimeo).
con el grado de urbanización y concentra-
ción demográfica. Así, conforme el proceso Por otro lado, si comparamos las tasas de
de urbanización y migración campo-ciudad homicidios de los promedios nacionales con
se incrementa, las tasas de homicidio se las correspondientes a las ciudades más im-
concentran más en los tres departamentos portantes de cada país, vemos que –en ge-
del eje central del país (La Paz, Cochabam- neral– las urbes tienen tasas superiores a las
ba y Santa Cruz), espacio geográfico que de los países. Es decir, que las tasas de las
asimila en mayor proporción los flujos mi- ciudades principales son bastante superiores
gratorios. En 1995, los tres departamentos a los promedios nacionales. El Caso Co-
del eje central concentraban el 81 por 100 lombiano quizá sea el más aleccionador, y la
del total de homicidios cometidos en el ciudad más violenta, sin duda, es Medellín,
país. En cambio, el año 2001, la misma re- aunque con una tendencia hacia el descenso,
gión concentró el 95 por 100 del total de desde 1990.

quórum 12 fernando carrión m. I 41


Lo que sí se evidencia es una falta de las propuestas de política
correlación entre urbanización y violencia, La violencia común es una de las expresio-
porque, según ello, Venezuela debería ser la nes más claras de la inseguridad ciudadana.
más violenta y Bolivia la menos. Los datos Sin embargo, los gobiernos locales y nacio-
del cuadro anterior con el siguiente, nos nales de la región y la propia sociedad aún
muestran una realidad distinta. El predomi- no la han asumido con la debida propiedad,
nio de la población urbana, el incremento al extremo de que el enfrentamiento al he-
del número de ciudades y la generalización de cho delictivo arroja resultados más bien preo-
la urbanización, no son causales o factores cupantes.
del incremento de la violencia. Lo que ocu-
rre es que en las ciudades se concentra el Instituciones fundamentales, como la po-
mayor número de casos de violencia porque licía y la justicia, se desacreditan por fuera y
hay más población, pero extraer de ahí una se corroen por dentro, y los habitantes se re-
correlación de que a mayor urbanización ma- cluyen en un mundo privado cada vez más
yor violencia, hay una distancia muy grande. complejo18. La justicia acumula más casos
de los que ventila y, en general, se erosiona a
Si bien no es fácil encontrar causalidades pasos agigantados.
o determinaciones de la ciudad a la violencia,
sí se puede afirmar que la violencia no es ex- Intentando sistematizar las principales
clusiva de la ciudad, y que ésta se comporta concepciones que rigen en el enfrentamien-
más bien como un escenario social más de to de la violencia urbana, se pueden encon-
aquélla. trar dos vertientes fundamentales: la una,

Cuadro n.º 7
Nivel de urbanización por país, Área Andina, años seleccionados 1950-2000

País * Nivel de Urbanización (porcentajes)


1950 1960 1970 1980 1990 2000
Venezuela 46.8 61.2 71.6 79.4 84.0 86.9
Colombia 37.1 48.2 57.2 63.9 69.5 73.9
Perú 35.5 46.3 57.4 64.6 58.9 72.8
Ecuador 28.3 34.4 39.5 47.0 55.1 65.3
Bolivia 37.8 39.3 40.7 45.5 55.6 62.5
Total Área Andina 37.1 45.9 53.3 60.1 64.6 72.3
Total América Latina 41.4 49.3 57.5 65.0 71.1 75.4
Ordenados decrecientemente por nivel de urbanización en 2000
Fuente: Naciones Unidas (2000).

42 seguridad ciudadana quórum 12


inscrita en una política estatal –hoy domi- El Estado (policía, ejército y justicia) se
nante–, que propugna el control de la vio- convierte en el depositario de la seguridad y
lencia vía represión y privatización, y la otra garante de la protección colectiva de la po-
como la seguridad ciudadana, que se inscribe blación; quienes exigen mano dura a la fuer-
en una relación sociedad-estado que, a la za pública y al conjunto de los aparatos esta-
par que enfrenta al hecho delictivo, busca tales para que se protejan sus bienes y vidas.
construir ciudadanía e instituciones que En este caso, las acciones fundamentales se
procesen los conflictos democráticamente. dirigen hacia el control de la violencia bajo
una óptica represiva, que se caracteriza por:
1. La primera tiene dos salidas equívocas:
reprimir y privatizar a) Ante el desbordamiento de los sistemas
Para hacer frente a la violencia delictual ur- judiciales y penitenciarios, por la magnitud
bana, las autoridades han planteado dos sa- de la violencia y sus nuevas formas, se exige
lidas: la represión y la privatización. En ge- una reforma a los códigos penales, dirigida a
neral, estas políticas asumen el control de la modificar los tipos de delito y a incrementar
violencia desde una óptica inscrita en los las penas. El concepto de delito y de delin-
marcos de la seguridad nacional y del Estado, cuente cambia en la visión estatal; que es,
con lo cual no hay una diferenciación, por en última instancia, la que crea y define la
ejemplo, entre el acto de violencia política figura del delito y las penas correspondientes.
con el de violencia común o de narcotráfi- Se aumentan las penas a cierto tipo de deli-
co, porque –según su preceptos– todas las tos y también nuevos tipos de delincuentes
violencias socavan las bases de la convivencia (los niños y los jóvenes). Pero lo más grave es
de la sociedad y del Estado, en tanto afectan el avance de la impunidad20 y la saturación de
la propiedad privada, rompen las reglas del las cárceles, en muchos casos con personas
mercado y deslegitiman la acción estatal. sin sentencia o inocentes.

En una constatación por medirse estadís- b) El enfrentamiento al hecho delictivo,


ticamente, se puede señalar que la mayoría mediante el uso de la fuerza. Allí se inscri-
de las violencias se dirigen hacia la pobla- ben, por ejemplo, los operativos que perió-
ción y una minoría hacia el Estado19. Pero la dicamente se realizan para controlar la de-
acción del Estado es inversamente propor- lincuencia común en las poblaciones de
cional, a pesar de que en la actualidad las bajos ingresos. En general, se caracterizan
violencias afectan más a los ciudadanos y a sus por ser parte de una estrategia de represión,
instituciones, que al Estado y sus órganos. amedrentamiento y seguridad inscritas en
En general, los Estados latinoamericanos una concepción antisubversiva. Son opera-
prestan mayor atención a las violencias ma- ciones, tipo rastrillo, que se desarrollan con
cro, relacionadas con el narcotráfico y la gran despliegue informativo y de fuerzas.
guerrilla, que a las comunes, siendo paradó-
jicamente que la mayor cantidad de vícti- Ecuador duplicó la población carcelaria
mas provienen de esta última. en los últimos años. Hay un policía por

quórum 12 fernando carrión m. I 43


cada 500 habitantes, a lo cual deberían su- proviene del cambio en la política de equili-
marse las policías municipales, las privadas brios entre la policía y la justicia, expresado
y de tránsito, el ejército y la formación de en el debilitamiento del poder judicial y la
grupos civiles y paramilitares. Existen no imposición de políticas represivas sobre las
menos de 250 empresas de seguridad priva- preventivas.
das reconocidas y no menos de 200 infor-
males. De esta manera, la seguridad tiende a ser pa-
trimonio exclusivo de aquellos sectores so-
El Estado se ve desbordado en sus capaci- ciales que pueden adquirirla y, por tanto, un
dades y pierde su condición de garante de la factor regresivo adicional de la calidad de
seguridad ciudadana, ante las limitaciones vida de la población.
de las políticas represivas y de control, y
ante el aumento de la delincuencia y la co- 2. La gobernabilidad de la violencia
rrupción de los aparatos punitivos21, todo lo En contrapartida a la concepción dominan-
cual conduce –en un contexto de moderni- te, poco a poco va tomando existencia una vi-
zación del estado– a la privatización de la sión alternativa a la anterior, que ve con
seguridad. preocupación la renuncia del Estado a su rol
de corrector de las desigualdades a todo ni-
De allí que se perciba la privatización de vel, a su condición de árbitro en la reso-
algunos segmentos de la actividad de seguri- lución de los conflictos y a su cualidad de
dad, permitiendo que ciertos sectores socia- garante del interés colectivo. Lo cual produ-
les –entre los cuales se encuentran policías ciría un proceso contradictorio de construc-
jubilados– promuevan empresas de seguri- ción de ciudadanía y participación de la
dad privada, con base a un personal con sociedad civil (en eso consistiría la seguri-
poca formación y sin un control real. Adi- dad ciudadana).
cionalmente, se desarrollan un conjunto de
actividades económicas, vinculadas a la se- En este contexto, la seguridad ciudadana
guridad, como la venta de servicios y merca- se desarrollaría en un espacio social en cons-
derías: armas, alarmas, seguridades, defensa trucción, donde la participación permitiría
personal, perros, etc. Este marginamiento enfrentar los eventos sociales y naturales
en la administración de justicia produce un que tiendan a socavar lo social, lo público,
copamiento del control de la violencia por las base materiales de la convivencia, las ins-
parte de la sociedad civil, a través, por ejem- tituciones de intermediación social, etc. Es
plo, de la justicia por su propia mano. Los una propuesta que busca gobernar la vio-
cementerios clandestinos se multiplican por lencia desde el diseño de políticas sociales,
la existencia de grupos paramilitares que se de- urbanas y de control, orientadas hacia la
dican a la «limpieza social» (Colombia) o protección ciudadana.
«profilaxis social» (Venezuela). La experien-
cia muestra que este fenómeno de asesinato Es una concepción que se arma sobre la
de delincuentes, prostitutas y homosexuales base de dos puntas: una que busca estructu-

44 seguridad ciudadana quórum 12


rar una propuesta de carácter general, y Por ejemplo, se pueden mencionar el for-
otra, más heterogénea, que tiende a desarro- talecimiento de las iniciativas de las autori-
llarse desde la particularidad de ciertos go- dades regionales y locales y su coordinación
biernos locales, siendo quizá donde se están interinstitucional, a través de los Consejos
haciendo las propuestas más innovadoras en Seccionales de Seguridad. También, a la
materia de control y prevención de la vio- modernización de la justicia y al impulso a
lencia urbana. nuevos procedimientos institucionales no
judiciales para dirimir querellas entre ciuda-
Los postulados que van tomando un mayor danos: los Conciliadores en Equidad, la am-
peso en el enfrentamiento del hecho delicti- pliación del Código del Menor, los Jueces
vo provienen principalmente de la vertiente de Paz, las Comisarías de la Familia, la re-
epidemiológica, que tienen en la Organización ducción de la impunidad, la protección y
Panamericana de la Salud y en la Alcaldía de promoción de los derechos Humanos, entre
Cali a sus dos más importante impulsores. otros23.
Y el escenario nacional más interesante y de
mayor aliento en el enfrentamiento a la vio- En general, dentro del territorio Colom-
lencia es el colombiano, donde se vienen biano se han creado múltiples proyectos e
aplicando un conjunto de acciones de nivel instituciones que trabajan sobre el tema: se tie-
local y nacional con resultados interesantes. nen estrategias nacionales, planes regionales
El hecho de que Colombia tenga el nivel y planes locales. Hay un marco institucional
más alto de violencia del mundo, la con- altamente diversificado por sector (familia,
vierte también en el lugar donde se la en- escuela, juventud, mujer) y ámbito (comunal,
frenta bajo múltiples y variadas formas22, local, regional, nacional)24. Existen ópticas
convirtiéndose en el mejor laboratorio de preventivas (educación, empleo, participa-
estudio y de experimentación de la región. ción), coercitivas (policía, ejército, justicia).
Asimismo, en Colombia se percibe una
Colombia aprobó en 1991 la nueva nueva actitud por parte de los partidos polí-
Constitución que consagra la democratiza- ticos, organizaciones populares y medios de
ción, la descentralización y la participación comunicación frente al tema.
ciudadana, como marco para el diseño de
una política nacional contra la violencia. En Si a nivel nacional se ha desplegado una
el mismo año, se formula la Primera Estrategia propuesta tan amplia, no es menos cierto
Nacional contra la Violencia, y en 1993 la que a nivel local se tienen también expe-
Segunda, en donde se reconoce la existencia riencias puntuales bastante interesantes.
de varias violencias a las cuales les corres- Quizá, las más acabadas puedan ser las que se
ponderían políticas específicas. Fueron es- vienen impulsando en las ciudades de Cali y
trategias destinadas a enfrentar el tema de la de Medellín, a través de estrategias explíci-
seguridad del Estado y a consolidar el orden tas para enfrentar la problemática, mediante
público, y, por primera vez, hicieron refe- la formulación de sendos planes integrales
rencia a la seguridad ciudadana. denominados: Desarrollo Seguridad y Paz

quórum 12 fernando carrión m. I 45


(DESEPAZ) y Plan Estratégico de Seguri- tradicional enfoque del control de la violencia
dad para Medellín y el Area Metropolitana, por vías represivas y asumir una visión de
respectivamente. tipo preventiva. La tercera, intenta enfrentar la
problemática desde una perspectiva descen-
En el primer caso, el de la ciudad de Cali, tralizada, donde lo municipal tiene un peso
tiene como referente y actor institucional importante. La cuarta, asumirla dentro de
principal a la Alcaldía de la Ciudad, que ha una concepción de planificación, justo en un
emprendido un programa que cuenta con momento en que se encuentra más desacre-
cinco proyectos: 1) Conocer el problema ditada. La quinta, su pretensión de ser una
desde la perspectiva de la epidemiología de la propuesta interdisciplinaria e integral.
violencia. 2) Fortalecer el orden institucio-
nal ciudadano a través de un Consejo de Se- Pero también está el de la ciudad de Me-
guridad25, mejora de la Policía y el apoyo a la dellín, donde el Gobierno Nacional, ante la
Personería. 3) Educación para la Paz y la gravedad de la violencia del narcotráfico y el
Convivencia, a través del uso de los medios narcoterrorismo, decide crear una Consejería
de comunicación, apoyo al sistema escolar y Presidencial, con el fin de coordinar la ac-
el fortalecimiento de la estructura familiar. ción de los organismos nacionales hacia la
4) Participación y solidaridad comunitarias ciudad y de sus municipios conexos y pro-
con la creación de los Consejos de Gobierno piciar la concertación de autoridades nacio-
Comunitario26, Consejos de Seguridad Co- nales, locales y la ciudadanía. Se diseña el
munitarios, las Juntas Administradoras programa «Promoción de la Convivencia
Locales, los Comités Intersectoriales y la Pacífica en Medellín y su Área Metropolita-
Educación para la Participación y la Convi- na», que busca promocionar una cultura de
vencia Comunitaria. 5) Promoción del de- la convivencia y civilidad, contraria a los
sarrollo Social de sectores críticos y en alto métodos violentos de resolución de conflic-
riesgo. tos, que propenda al desarme de la pobla-
ción, deslegitime la retaliación y las respues-
De esta experiencia piloto se trasciende a la tas violentas, y promueva la defensa de los
Organización Panamericana de la Salud. La ciudadanos.
División de Promoción y Protección de la
Salud de la OPS formula el Plan denomina- conclusiones
do «Salud y Violencia: Plan de Acción Re-
gional», que tiene algunas innovaciones que El tema de la delincuencia urbana y, por
vale resaltar: oposición, el de la seguridad ciudadana, sin
ser homogéneo en el conjunto de las ciuda-
La primera, es su contenido regional y la des de la región, necesita ser asumido de
forma metodológica de combinar experien- manera inmediata. Sin lugar a dudas, es un
cias novedosas de distintos lugares con crite- problema internacional, de interés colectivo
rios de expertos provenientes de disímiles y público, que compromete al conjunto de la
procedencias. La segunda, dejar de lado el sociedad y sus instituciones. Así como no es

46 seguridad ciudadana quórum 12


un problema de exclusiva responsabilidad justicia. En suma, se requiere de una insti-
de la policía y la justicia, ni tampoco es sólo tucionalidad que procese los conflictos, sobre
del gobierno, la población no puede ex- la base de una pedagogía de la convivencia
cluirse y quedar pasiva27, porque el paterna- ciudadana inscrita en una estrategia de or-
lismo estatal no conduce a la formación de den público democrático.
ciudadanía28.
Como la violencia recrudece cuando la
Siendo la ciudadanía la fuente y fin de la sociedad no logra institucionalizar mecanis-
violencia urbana, se requiere su participa- mos no violentos de resolución de conflic-
ción en la solución del problema (por ejem- tos, es hora de modernizar y descentralizar
plo, en vez de privatizar la policía, dotarla el sistema judicial en su conjunto, para hacerlo
de ciudadanía). Pero también una nueva menos politizado y más eficiente. Y, por
institucionalidad que la asuma, en la que otro lado, hay que reducir la conflictividad ju-
bien podría participar la Municipalidad, dicial, por ejemplo, con la introducción de la
por ser el órgano estatal más cercano a la so- justicia comunitaria, la conciliación y el ar-
ciedad civil y a la vida cotidiana. bitraje para descongestionar el sistema judi-
cial, y con la puesta en práctica de agencias
Pero no será suficiente si no se hace un comunitarias, comisarías de familia o de gé-
control de la apología de la violencia que rea- nero. En otras palabras, es el momento para
lizan algunos medios de comunicación y en introducir mecanismos alternativos de solu-
especial la televisión, si no se modifican los ción de conflictos que respeten la diversidad
factores de la cultura lúdica, basada en el al- y de que se pongan a prueba aspectos de la jus-
cohol, el control de las armas de fuego, el ticia consuetudinaria.
desarme de la población y su monopolio
por el ejército y la policía, la iluminación y Es singular la importancia de la investiga-
transporte barrial, el desarrollo de campa- ción, articulada al diseño de políticas y
ñas de seguridad ciudadanas y defensa civil. programas públicos. Pero debe ser una in-
Enfrentar la violencia exige una visión y ac- vestigación que combine aspectos teóricos-
ción globales, porque en el mejor de los ca- analíticos y descriptivos. Éste es un campo
sos «las medidas aisladas sólo tienen efectos que requiere por igual un desarrollo teórico
marginales» (Ratinoff-Bid, 1996). y una producción de información confiable.
La dispersión de fuentes, la disparidad de
En el campo penal, se debe avanzar más datos, los problemas de definir y clasificar la
en la búsqueda de una racionalidad jurídica, violencia, los problemas culturales de los
fundada en el derecho ciudadano, en la des- denunciantes, las características del hecho
burocratización y agilidad de la justicia más delictivo, etc., hacen del problema de la in-
que en el incremento de las penas. Hay que formación un aspecto medular.
diseñar mecanismos que tiendan a resolver
pacíficamente los conflictos y espacios, Al respecto se pueden señalar dos expe-
donde la ciudadanía pueda conciliar y hacer riencias interesantes: la del Distrito Federal de

quórum 12 fernando carrión m. I 47


México, donde se ha conformado una red mete al conjunto de la sociedad y sus insti-
de información en materia de prevención tuciones (no sólo a la policía). Sin embargo,
del delito y justicia penal, y el de Cali, don- siendo la ciudadanía la fuente y fin de la
de se busca unificar los registros de infor- violencia urbana, se requiere su participa-
mación, mediante el establecimiento de un ción en la solución del problema. Pero tam-
Consejo de Seguridad coordinado por la Al- bién se deberá crear una nueva instituciona-
caldía, que permite, entre otros aspectos, lidad que la asuma, en la que bien podría
afinar la obtención, procesamiento y análi- participar la Municipalidad por ser el órgano
sis de la información. estatal más cercano a la sociedad civil y a la
vida cotidiana.
Es necesario repensar, redefinir y fortale-
cer los espacios de socialización fundamentales Esta institucionalidad debería elaborar un
de la sociedad urbana latinoamericana: la plan de acción y una propuesta de concerta-
familia, la escuela, los medios de comunica- ción con distintas entidades públicas, priva-
ción, la ciudad, etc., así como la creación de das y comunitarias para que, por ejemplo,
nuevos «lugares» y mecanismos institucio- controlen la defensa y exaltación de la vio-
nales para la solución de los conflictos, de lencia en los medios de comunicación,
pedagogía para la convivencia, la comunica- como la televisión, modifiquen los factores
ción y la expresión de sentimientos. de la cultura basada en el alcohol, controlen
las armas de fuego, desarmen a la población
No se puede luchar contra el crimen sin la civil, aumenten la iluminación y el trans-
existencia de una política social explícita. El porte barrial y desarrollen campañas de se-
control, bajo ningún punto de vista, puede eli- guridad ciudadana y defensa civil.
minarse, pero sí debe transformarse. Hay
que conformar una estrategia de orden pú- Obligan a diseñar estrategias ciudadanas
blico democrático donde la policía, la justi- de prevención y control, inscritas en visio-
cia y los derechos humanos jueguen otro nes de gobierno de la seguridad, que vayan
papel. más allá de la policía y del estrecho marco
nacional. Es necesario construir una «go-
Hasta ahora, se ha enfrentado el problema bernabilidad de la violencia» que surja de
de manera policial y con resultados no muy una estrategia y que vaya de lo local a lo in-
positivos. Se trata de un problema nacional ternacional, pasando por la escala nacional,
de interés colectivo y público, que compro- y que involucre a la sociedad toda. •

48 seguridad ciudadana quórum 12


notas
1. Coordinador del Programa de Estudios de la violencia social, con resultados altamente
Ciudad de FLACSO-Ecuador, Editorialista Diario preocupantes.
Hoy y Concejal del Municipio de Quito 9. La OPS (1994) impulsó un Plan de Acción
(fcarrion@flacso. org. ec) Regional sobre Violencia, que innovó el campo a
2. «No existe ni una expresión uniforme ni unívoca través de una estrategia integral de prevención que
de la violencia en su conjunto, sino que la misma se involucraba a varios de los sectores sociales,
caracteriza por la diversidad de sus formas y por sus instituciones y organismos que tienen algún tipo de
ambigüedades» (Villavicencio, 3). compromiso y responsabilidad en la construcción
3. «La violencia es uno de los reflejos más de la seguridad ciudadana. El Plan superó la
dramáticos de los procesos de globalización concepción dominante de la violencia, que consistía
mundial» (Castillo). en la prioridad asignada al control, y en la práctica,
4. El caso particular de Medellín, inscrito en la en una nueva visión que se expresa: por un lado, en
violencia desatada por el narcotráfico, que se hizo un conjunto significativo de propuestas en el
fuerte en la ciudad y que implantó un modelo ámbito local y, por otro, en una gran sensibilización
sustentado en la confrontación directa, a diferencia de la cooperación internacional. El enfoque del Plan
del de Cali, que lo expandió a través de su se caracterizó por la concepción epidemiológica, lo
infiltración dentro de la sociedad y el Estado. cual permitió enfrentar la violencia como un
problema de salud pública, desde las causas y sus
5. La erosión institucional, principalmente de la factores determinantes.
policía y la justicia, que en general se vive en la
región, podría ser un factor estructural común. 10. Existencia de un área de integración
supranacional que funciona como territorio unificado
6. La seguridad ciudadana debe versar sobre el
para las operaciones delictivas, que saca ventajas de
conjunto del proceso; esto es, que todas y cada una
éste ámbito pero que también genera un gran
de las etapas deben ser atendidas, teniendo en
potencial para la cooperación internacional a nivel de
cuenta que las etapas anteriores son un dique para
seguridad ciudadana (Der Ghougassian, 1999).
las posteriores. Desgraciadamente, las políticas que
mayor peso tienen se han dirigido más hacia el 11. El alto nivel de violencia que vive Colombia le
control y menos hacia las otras fases, en particular convierte en el país con mayor tasa de homicidios
hacia la prevención de la violencia. del Área Andina, y es tal la magnitud que
distorsiona las tasas generales de la subregión. Sin
7. «La seguridad ciudadana se refiere al derecho (y
por tanto deber) que le asiste al ciudadano o, en embargo, no se trata de un problema actual, pues
sentido más amplio, al integrante de una sociedad hay una persistencia en el tiempo que da lugar a
organizada, de desenvolver su vida cotidiana con el pensar en la existencia de una «cultura de la
menor nivel posible de amenazas a su integridad violencia» (De Roux, 1994), que se expresa a través
personal, sus derechos cívicos y el goce de sus de diversos tipos (política, económica, común, etc.)
bienes. Hace referencia al vínculo entre la persona y y formas en el territorio (campo, ciudad, regiones).
el estado» (Aguilera G., 13, 1999). 12. A lo cual puede añadirse –sin temor a
8. En El Salvador y Guatemala, la culminación de la equivocación– que también es una limitante para la
guerra civil, que se vivió hasta principios de los años democracia, porque corroe y deslegitima a las
noventa, condujo al incremento de la violencia instituciones democráticas como, por ejemplo, el
común. Por eso la importancia de entender la sistema judicial, la Policía, y el Parlamento.
diferencia existente entre los distintos tipos de 13. Si extraemos el promedio de las tasas de
violencia es muy necesaria. El caso de Centro homicidios de los tres países (33.2 por cien mil) y el
América lo ilustra de manera prístina. En la promedio del coste de la violencia (13.86 por 100),
sub-región se pasa de la violencia política a la podemos obtener un factor de relación entre los dos

quórum 12 fernando carrión m. I 49


(2.39), que dividido para la tasa de homicidios de Colombia, sólo 21 son denunciados a las
Ecuador (14.8) y Bolivia (22.8) nos permite tener autoridades. De éstos, 14 procesos prescriben por
un coste aproximado para cada uno de los dos diferentes causas y únicamente 3 terminan con
países. sentencia. Esto quiere decir que la probabilidad de
14. Según Naciones Unidas, los países en desarrollo que un delincuente no reciba un castigo es del 97
destinan entre el 10 y el 15 por 100 de sus por 100 (El Tiempo de Bogotá, 27 abril de 1994).
presupuestos nacionales a la policía y a la justicia 21. «La corrupción y, junto a ella, la impunidad,
penal. Y lo que es más grave, estas políticas de conducen a la criminalización de la propia policía y
control no han dado los resultados deseados, porque al desarrollo del crimen organizado». (Oviedo, 1995)
la criminalidad mundial aumentó en un 5 por 100 22. Como señala el Ex Alcalde de Cali, Dr. Rodrigo
anual (CIPC, 1995). Guerrero, la cacería de tigres sólo es posible
15. Allí tenemos, por ejemplo, las denominadas realizarla donde hay tigres.
pandillas juveniles en casi todas nuestras ciudades, 23. Se recomienda revisar el trabajo de Camacho,
el narcotráfico y sus secuelas, así como también su Alvaro «¿Seguridad para la gente, o seguridad para el
desarrollo tecnológico y la nueva organización del Estado?», Universidad Nacional de Colombia, 1994.
delito. 24. Se han creado, entre otros, los siguientes
16. «Un segmento de la actividad delictiva se ha organismos: Consejerías Presidenciales, Centros de
modernizado en el país y supone la conformación Conciliación Ciudadana, Conciliadores en Equidad,
de organizaciones más complejas, con mayores Comisiones Especiales de Quejas, Casas de la
recursos económicos, un arsenal sofisticado y Juventud, Centros locales de Amor a Buenaventura,
contactos y relaciones con el sistema social Juntas de Participación, Comisarías de Familia,
establecido» (Del Mastro, 1994). Consejos de Seguridad, Comisión de Paz, Oficinas
17. Así como un automóvil o un cuadro robado en de Derechos Humanos, Núcleos de Vida
Ecuador se envía a Perú o Colombia para su Ciudadana. A éstos deben sumarse los organismos
comercialización, el Ecuador se convierte en tradicionales de la policía, justicia, municipios,
mercado para los bienes sustraídos en otros países. gobierno nacional, etc.
18. «El Estado no tiene legitimidad porque ha dado 25. Es una reunión semanal presidida por el Alcalde
un trato represivo a conflictos y porque sus agentes y con la participación de representantes de la
han incorporado la lógica privada (limpieza social, policía, fiscal seccional, funcionarios municipales,
violación de derechos humanos, corrupción) a la tránsito, etc., con el fin de analizar y tomar
función pública más esencial a la sociedad: la decisiones respecto del problema.
seguridad ciudadana y la justicia. Esta realidad da 26. Son reuniones semanales que sostiene el Alcalde
lugar a que se multipliquen diversas formas de y su equipo de gobierno, en cada una de las
«justicia privada» y a que se generalice una comunas, con las Juntas Administradoras Locales
mentalidad autodefensiva de la población» (JAL), con el fin de definir las necesidades
(Corporación Región-Medellín). comunales, el cumplimiento de las obras y el
19. «El porcentaje de muertos como resultado de la seguimiento presupuestario.
subversión no pasó del 7.5 por 100 en 1985, que 27. «¿Cómo se puede pedir a las autoridades
fue el año tope. Mucho más que la del monte, las efectividad en la lucha contra la delincuencia si los
violencias que nos están matando son las de la calle» ciudadanos no están dispuestos a ayudar a ser
(UNC, 1988, 18). protegidos?» (Castillo, 8).
20. Según Armando Montenegro, Ex-Director de 28. «La seguridad ciudadana, más allá de su carácter
Planeación Nacional de Colombia, la probabilidad de tema ideologizado, es ante todo un derecho al
de que un delincuente sea capturado y juzgado es que le corresponde un deber» (Camacho, A. 1,
casi nula. Por cada 100 delitos que se cometen en 1994).

50 seguridad ciudadana quórum 12


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52 seguridad ciudadana quórum 12


Reforma policial en América Latina
lucía dammert
Coordinadora del Programa de Seguridad y Ciudadanía FLACSO-Chile

resumen
Este artículo presenta los diversos procesos de reforma policial
desarrollados en América Latina en la última década. Sin lugar a
dudas, en un continente marcado por el aumento de la violencia
y la criminalidad, las policías adquieren un rol central en la go-
bernabilidad nacional. Así, el retorno de la democracia ha gene-
rado una mayor dependencia gubernamental hacia las policías,
principal institución encargada del orden y la estabilidad públi-
ca, pero éste no se ha visto complementado por un cambio ins-
titucional que conlleve mayores niveles de profesionalización y
eficacia.

Palabras clave: Reforma policial. Violencia y criminalidad.


Corrupción. Instituciones policiales. Policía comunitaria. Gober-
nabilidad nacional.

abstract
This article presents the diverse processes of police reform develo-
ped in Latin America in the last decade. Without doubt, in a con-
tinent marked by the increase of the violence and the criminality,
the police acquire a central roll in the national governability. Thus,
the return of the democracy has generated a greater governmental
dependency towards the police, the main institution in charge of the
order and the public stability; but this has not been complemented
by an institutional change that entails higher levels of professiona-
lization and effectiveness.

Key words: Police reform. Violence and criminality. Corrup-


tion. Police institutions. Community police. Nacional gobernabi-
lity.

quórum 12 lucía dammert I 53


introducción de los cuerpos policiales, con énfasis en el
En un continente marcado por el aumento de Estado de Derecho, incentivando una doc-
la violencia y la criminalidad, las policías trina y gestión policial moderna. De igual
adquieren un rol cada vez más central en la manera, el Estado debe establecer mecanismos
gobernabilidad de los países. Paradójica- de balances y controles mutuos para limitar
mente, el retorno de la democracia ha gene- el uso de la fuerza, la violación de derechos
rado una mayor dependencia gubernamental humanos, la ineficiencia e, incluso, la inefi-
hacia las policías, principal institución en- cacia del accionar policial.
cargada del orden y la estabilidad pública.
Sin embargo, este rol protagónico no se ha vis- El presente artículo tiene por objetivo sis-
to complementado por un cambio institu- tematizar las diversas experiencias de refor-
cional que conlleve mayores niveles de pro- ma desarrolladas en la región en las últimas
fesionalización y eficacia. décadas. En este proceso se busca identificar
los elementos que han conllevado a proce-
Por el contrario, la utilización excesiva de sos erráticos de implementación, así como
la fuerza, la corrupción y la participación en aquellos elementos que sirven de base para
actos delictivos son elementos cotidianos en la generación de cambios durables.
prácticamente todos los países de la región.
las instituciones policiales
Este contexto ha generado la implementa- en américa latina
ción de diversas iniciativas de reforma, que En América Latina existe una diversidad de
buscan no sólo impactar sobre la gestión, instituciones policiales. Por un lado, se pue-
sino también sobre la doctrina y la cultura den caracterizar por el ámbito de acción, así
institucional. Más aún, en la mayoría de ca- pueden ser nacionales (como Carabineros
sos, las experiencias son incipientes y los re- de Chile o la Policía Nacional de Colom-
sultados variados e incluso contradictorios. bia), regionales (en aquellos países federales
como México, Brasil y Argentina) e, incluso,
Ahora bien, los problemas de la policía in- locales (algunos municipios cuentan con
terpelan a la sociedad como un todo y a la fuerzas policiales propias). Por otro lado, de
calidad del Estado democrático en su con- acuerdo a sus objetivos específicos, encon-
junto. De esta manera, no se puede analizar tramos instituciones dedicadas únicamente
a las policías como entes aislados del resto a la investigación policial (como la policía
del aparato gubernamental, sino que, por el judicial de Córdoba) o aquellas dedicadas a
contrario, es necesario reconocer los desafíos la prevención y control de la criminalidad.
que impone al ejercicio democrático para
poder enfrentarlos como política de Estado. Más allá de estas diferencias, las institu-
De esta forma, corresponde al Estado otorgar ciones policiales pueden ser caracterizadas
los presupuestos necesarios para que las ins- en rasgos generales como «... las personas
tituciones policiales funcionen con calidad, así autorizadas por un grupo para regular las
como diseñar los procesos de capacitación relaciones interpersonales dentro del grupo

54 seguridad ciudadana quórum 12


a través de la aplicación de la fuerza física» las estadísticas presentadas en Brasil y Ar-
(Bayley, 2001). gentina) o a la violación de otros derechos
humanos (Ecuador, Perú…). Esta utiliza-
Esta definición tiene tres elementos cen- ción de la fuerza se evidencia especialmente
trales: fuerza pública, uso de la fuerza y pro- en los procesos de detenciones, así como en
fesionalización. Con relación a lo primero, el tratamiento de la población carcelaria.
la institución policial responde a las necesi-
dades de la sociedad en su totalidad, lo cual En tercer lugar, la institución policial de-
la obliga a responder de forma equiparable bería ser un cuerpo profesional, capaz de
ante las diversas presiones de la ciudadanía. desarrollar iniciativas de prevención, con-
Sin embargo, esta característica se ha erosio- trol e investigación criminal de forma eficaz
nado en la última década en prácticamente to- y eficiente. Esta preparación profesional es
dos los países de la región, por dos procesos fundamental, además, por el hecho de brin-
paralelos. En primer lugar, el aumento del darle a las policías cierta autonomía frente
financiamiento privado y la carencia de re- al mando político, en relación a la toma de de-
gulación para este flujo tienen un impacto cisiones de intervención y a la aplicación de
negativo evidente en la distribución de la conocimientos técnicos en su quehacer; sin
infraestructura y atención policial, lo que a su embargo, de ninguna forma le otorga inde-
vez deteriora el sentido público de la insti- pendencia completa. En este sentido, la res-
tución. En segundo término, el explosivo ponsabilidad de la seguridad debe ser asu-
crecimiento de la seguridad privada pone en mida por el poder político, así como las
jaque al accionar policial, ocupando sus es- estrategias utilizadas podrán ser evaluadas
pacios, limitando su accionar y, en algunos ca- por su impacto. Lamentablemente, en algu-
sos, debilitando su capacidad de respuesta. nos casos es la misma opinión pública la
Así, la proliferación de empresas de seguri- que presiona para destinar más policías al
dad, paradójicamente, aumenta la sensación patrullaje, lo que genera una disminución
de desprotección de muchos ciudadanos de los períodos de capacitación del cuerpo
que no tienen acceso a dicho servicio, así policial. Si bien hay elementos específicos
como de aquellos que invierten en dichos que deben ser enfrentados, como los años
mecanismos de encierro y alarma colectiva. de escolaridad exigidos para entrar y for-
marse en la institución, en el fondo se evi-
En segundo lugar, las policías debieran ser dencia necesario redefinir el tipo de policía
las instituciones que detentan el monopolio que necesitamos. De acuerdo a esto se po-
del uso de la fuerza legítima del Estado. Es así drá establecer un perfil adecuado, tanto en
cómo, en el marco del Estado de Derecho, se su capacitación como en sus habilidades
puede utilizar la fuerza para reestablecer el personales.
orden social. Lamentablemente, en muchos
casos la fuerza se utiliza de forma ilegítima, Especialmente en América Latina, Bayley
conduciendo al aumento de los ciudadanos señala dos temas recurrentes en su organiza-
muertos por las policías (como lo muestran ción policial. Primero, la diferencia entre se-

quórum 12 lucía dammert I 55


guridad interna y externa no se ha desdibu- durante los primeros años de democracia,
jado históricamente. Las fuerzas militares fueron pocos los países que pudieron generar
han jugado (y en algunos países aún lo un cambio en la gestión y doctrina policial en
mantienen) un papel central en el manteni- América Latina.
miento del orden interno. Esta situación se
consolida con la estructura militarizada de De esta manera, la reforma de las policías
las policías que, en diversos países de la región, no es sólo una necesidad para responder a
mantienen incluso dependencia administra- los problemas de delincuencia presentes en
tiva y funcional del área militar. todos los países de la región, sino también
un elemento fundante del proceso de con-
No cabe duda de que el rol de la policía es solidación democrática en la región.
aún más complicado allí donde su legitimi-
dad y autoridad están en disputa. Un se- La expectativa pública, sin embargo, puso
gundo elemento caracterizador de las poli- énfasis en la posibilidad de que una policía
cías latinoamericanas es que son vistas por más eficiente y efectiva podría resolver el
la ciudadanía con desconfianza, debido a la problema de la seguridad. Situación que se
poca eficiencia, la corrupción y la baja pro- apoyaba en intervenciones realizadas en los Es-
fesionalización de sus miembros. Así por tados Unidos de Norteamérica, donde la so-
ejemplo, en El Salvador, José Miguel Cruz ciedad parecía incluso dispuesta a sacrificar,
explicita que la práctica, a lo largo de la his- en cierta medida, la protección de sus dere-
toria, de emplear a las fuerzas de seguridad chos civiles en favor de una mayor seguri-
para proteger los intereses de los grupos dad. Paradójicamente, en América Latina
acomodados ha socavado su legitimidad a esta disponibilidad se observa especialmente
ojos de los estratos sociales más bajos (Cruz, en aquellos países que han sufrido dictaduras
en prensa). militares, por lo que los esfuerzos para pro-
mocionar el respeto a los derechos humanos
la reforma policial y la responsabilidad del gobierno, en las
como principal respuesta pública nuevas democracias, se enfrentaron con una
En un contexto marcado por la creciente carga adicional.
presencia de la criminalidad, la desconfianza
ciudadana hacia las policías, el desarrollo de Sin duda, la reforma policial es sólo un
prácticas corruptas y el uso excesivo de la elemento de las políticas para disminuir la
fuerza, han hecho que la reforma de la poli- criminalidad. Sin embargo, durante la pri-
cía se haya convertido en la principal res- mera mitad de los años noventa, ésta se vio
puesta de política pública en la región. como la principal salida para enfrentar esta
problemática.
Cabe mencionar que estas reformas se ins-
criben dentro de lo que O´Donnell llama Así, se ha limitado el desarrollo de una
«la tercera generación» en el proceso de con- perspectiva sistémica e integrada que inclu-
solidación democrática. Ya que, sin duda, ya, por lo menos, programas e iniciativas

56 seguridad ciudadana quórum 12


dedicados a: 1) prevención del crimen (edu- de la función y doctrina policial. En gene-
cación, protección infantil y bienestar fami- ral, estas reformas se realizan en dos vérti-
liar, recreación, empleo, patrullas de rutina ces: la capacidad operativa (eficiencia y eficacia
y sensibilización de la comunidad, entre de la policía) y la responsabilidad democrá-
otros); 2) represión del crimen e investiga- tica (las respuestas de la policía al control
ción (policía con o sin uniforme, forenses político y a su respeto por los derechos civi-
criminalistas, inteligencia criminal), 3) en- les y humanos). De esta forma, se busca au-
juiciamiento (fiscales públicos, juzgados, mentar los mecanismos de fiscalización y
–incluyendo jueces y cargos administrati- control de las instituciones policiales, no
vos, abogados para la defensa–); 4) sistema sólo en términos de actuación en el marco
penitenciario (construcción, mantenimien- de la ley sino también por la eficacia y efi-
to, vigilancia), y 5) rehabilitación peniten- ciencia de las iniciativas desarrolladas.
ciaria y post penitenciaria (empleo, asistencia
personal y familiar, tratamiento anti-dro- Estos cambios fueron revisados en Latino-
gas). américa, donde el incremento de la sensa-
ción de inseguridad, la corrupción y la ine-
Sin duda, la reforma policial es un ele- ficacia del accionar policial mostró la
mento central del proceso, pero no puede, necesidad de cambios profundos en su doc-
por sí solo, prevenir y controlar la violencia trina y gestión. De esta forma, se pueden
y la delincuencia en un determinado país. evidenciar cuatro procesos ocurridos en las
Así por ejemplo, una mayor presencia poli- últimas décadas: la creación de nuevas insti-
cial y represión del crimen tiene como con- tuciones policiales en aquellos países que
secuencia un mayor número de detenidos, sufrieron guerras civiles, como El Salvador; las
que no siempre son culpables. Este proceso reformas parciales, ocurridas en Argentina y
tiene efectos negativos, como el colapso del Colombia; las iniciativas de policía comuni-
sistema judicial y el sistema penitenciario, taria (Chile, Guatemala y Brasil), y las ini-
así como un proceso de «olvido» sobre la ciativas innovadoras, desarrolladas por di-
importancia de la rehabilitación. A cambio, versas instituciones en la región.
el sistema judicial colapsado se vuelve más
vulnerable a la ineficiencia, la injusticia, la Nuevas policías
corrupción y el abuso. Y las prisiones, so- Hasta mediados de los años noventa, la po-
brepobladas y con infraestructura precaria, licía centroamericana era un elemento central
se vuelven violentos y peligrosos almacenes para el mantenimiento del orden interno y
humanos, conocidos también como escue- apoyo de las Fuerzas Armadas. De esta forma,
las del delito. su subordinación doctrinal y de gestión era
evidente. Así por ejemplo, en Honduras, la
¿qué se entiende Fuerza de Seguridad Pública estaba bajo el
por reforma policial? mando de las fuerzas armadas; mientras que
La experiencia Europea y de Norteamérica en El Salvador, en 1992 (fecha en que se fir-
muestra importantes cambios en aspectos maron los acuerdos de paz), las tres institu-

quórum 12 lucía dammert I 57


ciones policiales dependían del Ministerio evidenciado por la disminución del alto gra-
de Defensa. do de aprobación social que tenía dicha ins-
titución.
De esta manera, los efectivos policiales es-
taban entrenados casi exclusivamente para Paradójicamente, en la actualidad se apre-
enfrentar la insurgencia armada y para coo- cia un regreso paulatino de los militares a
perar con los militares en el mantenimiento funciones de mantenimiento del orden pú-
del orden interno. Situación que iba en des- blico. Situación que se justifica en la sensación
medro de la formación y capacitación en de inseguridad de la población y en la aparente
funciones propias de la policía, como la pre- limitada efectividad de la nueva institución
vención y el control de la criminalidad. policial.

Adicionalmente, la participación de policías Reformas policiales


en enfrentamientos con la población y la ex- A diferencia de los procesos presentados
trema utilización de la fuerza generaron la previamente, la mayoría de las iniciativas
necesidad de definir nuevas institucionali- vinculadas con las instituciones policiales
dades con legitimidad y cierto reconoci- en América Latina se relacionan con esfuer-
miento ciudadano. De esta forma, se crea- zos más bien parciales de cambio, tanto en
ron instituciones policiales prácticamente la doctrina como en la gestión policial. En
nuevas en la región. líneas generales, la causa principal de estas
reformas fue la preocupación de la sociedad
En El Salvador, la creación de una nueva por el fuerte incremento del crimen y la vio-
policía nacional fue uno de los acuerdos cen- lencia, junto con la percepción general de la
trales del Tratado de Paz de 1992, que dio fin fuerza policial, como una institución co-
a una larga y dramática guerra civil. De esta for- rrupta e ineficaz. Las reformas giraron, so-
ma, se trató de limitar la participación de las bre todo, en torno a esfuerzos graduales por
fuerzas de policía como elementos que sirven reorganizar a la policía, purgar a los oficiales
a fines políticos, ya que, en el viejo régimen, corruptos y mejorar el reclutamiento y for-
las fuerzas de seguridad representan los inte- mación, así como aumentar la vigilancia y
reses de los estratos sociales altos; un ejemplo participación de la sociedad civil.
de ello es el hecho de que las fuerzas de segu-
ridad nacional se usaron para mantener el or- Cabe destacar que, en la mayoría de casos,
den en las plantaciones de café, en las épocas dichos procesos se enmarcaron en contien-
de recolección de la cosecha. das políticas y no incluyeron el apoyo insti-
tucional. Por ende, contaron con una am-
Esta nueva policía nacional se conformó plia resistencia institucional e, incluso, un
con veteranos de la guerrilla y de la armada, constante rechazo de la sociedad1.
al igual que con nuevos reclutas. Lamenta-
blemente, el proceso fue exitoso en sus inicios Diversos son los casos donde se imple-
pero posteriormente fracasó, lo cual se vio mentaron estas reformas. A continuación se

58 seguridad ciudadana quórum 12


presenta brevemente la experiencia de Ar- grantes de la fuerza serían puestos a prueba
gentina, Colombia y Perú, que muestran por el plazo de un año, durante el cual se ana-
elementos comunes a otras experiencias de lizaría su conducta, y en caso de comprobarse
la región. irregularidades, se los separaría de la institu-
ción mediante un despido deshonroso. De
Argentina igual forma, se modificó la Ley de Procedi-
Promediando la década de los años noventa, miento Criminal, con el objetivo de mejorar el
Argentina asistió a un aumento de la preo- control de las actividades de la policía y modi-
cupación pública sobre la denominada crisis ficar su relación con el poder judicial.
de seguridad, que tuvo como elemento cen-
tral la baja eficacia y alta corrupción de las Este inicio de reforma sufrió diversos con-
instituciones policiales. En este marco, di- tratiempos, signados especialmente por la
versas provincias del país enfrentaron inicia- constante negativa de los oficiales por acep-
tivas de reforma de la institución policial tar los cambios propuestos. Situación que se
(Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Mendo- mantuvo en el año 1997, cuando se pro-
za son sólo algunos ejemplos). Sin duda, la ex- mulgó el «Plan de Reorganización General
periencia de la Provincia de Buenos Aires, del Sistema Integral de Seguridad e Investi-
que representa más de un tercio de la pobla- gación de los Delitos de la Provincia de
ción nacional y cuenta con una de las policías Buenos Aires», cuya primera medida dispu-
peor evaluadas en el país, es un ejemplo pa- so la intervención de la Policía a efectos de su
radigmático del objetivo, resultados y pro- reorganización y estableció un plazo de no-
blemáticas de estas iniciativas. venta días para dicha acción.

La Policía de la Provincia de Buenos Aires El interventor destituyó a toda la plana


es reconocida históricamente por los altos supervisora de la fuerza policial, desmanteló
niveles de violencia rutinaria y la sistemática las líneas de mando y ordenó el retiro de
violación de los derechos humanos, perpe- más de 300 comisarios generales y comisa-
trada por ciertos «grupos operativos» al in- rios mayores. De igual forma, se promulgó la
terior de su estructura (Saín, 2002). No Ley 12.090, que creó el Ministerio de Justi-
obstante, a fines de 1996, los graves hechos cia y Seguridad, con funciones en la gestión
de violencia policial, incluyendo la deten- de las áreas de seguridad, investigaciones
ción y el procesamiento judicial de oficiales policiales, justicia, sistema penitenciario y
implicados en el ataque terrorista contra la relaciones con la comunidad.
sede de la Asociación Mutual Israelita Ar-
gentina (AMIA), generaron cambios en la Este proceso de reforma ha pasado por
jefatura policial. etapas diversas de avance y retroceso, mar-
cadas principalmente por el interés y utili-
Es así como se aprobó la Ley de Emergencia zación política de la temática. En este senti-
Policial (Ley 11.880), que modificó la estruc- do, los cambios no pueden ser analizados en
tura de la Policía e impuso que todos los inte- su integralidad, ya que las denuncias de co-

quórum 12 lucía dammert I 59


rrupción y de utilización excesiva de la fuer- Perú
za son aún cotidianas. El caso peruano muestra también la impor-
tancia del liderazgo civil en el proceso de re-
Colombia forma de la policía, así como los vaivenes
El proceso de reforma de la Policía Nacional políticos a los que ésta es sometida. En este
de Colombia se generó al interior de la ins- caso, la preocupación central de la institu-
titución, a partir de mediados de los noven- ción policial, durante los ochenta e inicios
ta, debido a la percepción general de una de los noventa, fue el combate al terrorismo
institución penetrada por la corrupción y el y al narcotráfico. Esta situación generó un
narcotráfico. Sin duda, el liderazgo del jefe paulatino abandono de las estrategias poli-
de la policía, José Serrano, nombrado en el ciales vinculadas con la seguridad interna,
año 1994, brinda un elemento central a este un aumento de la violación de los derechos
proceso, el cual se inició con una purga de humanos y una corrupción e ineficiencia
más de 7.000 funcionarios policiales de todos crecientes.
los rangos de la institución, así como con la
modificación de la estructura y la cultura En este proceso se evidenció la necesidad de
institucional. En este sentido, se desarrolló una reforma de la estructura y la doctrina
una perspectiva gerencial, basada en la pla- policial, que incluyera la recuperación de las
nificación estratégica, que permitía espacios labores propias de una policía preventiva,
de libertad y cierta autonomía a los jefes re- así como la regulación de los servicios loca-
gionales, los cuales teóricamente podrían les (serenazgos) y privados de seguridad. En
diseñar e implementar iniciativas focaliza- este contexto, el Ministro Rospigliosi y,
das de control y prevención. posteriormente, Costa tomaron las pro-
puestas de las «Bases para la Reforma Poli-
Las reformas realizadas por Serrano tuvie- cial», preparado por el Gobierno de Valen-
ron un impacto positivo sobre la percepción tín Paniagua en el 2002. Paralelamente, el
de la población, que reconoce el esfuerzo rea- Congreso de la República había avanzado
lizado por aumentar la efectividad y el pro- en la misma dirección y contaba con un
fesionalismo de la institución policial. proyecto de ley sobre el tema, situación que
permitió lograr un consenso ciudadano y
Ahora bien, este proceso resaltó la capaci- político.
dad de la policía para superar problemas de
corrupción y demostró su efectividad en la Así, en enero de 2003, se aprobó la Ley del
captura de narcotraficantes importantes. Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana,
No obstante, los resultados han sido mucho junto con otras normas enviadas por el Eje-
más parciales en la mejora de la organiza- cutivo entre las que se encuentra la creación
ción interna y los procedimientos, lo que ha del sistema de seguridad ciudadana.
terminado con nuevos escándalos de corrup-
ción, que reaparecieron públicamente a Este proceso involucró un cambio en la
principios del año 2003. relación entre la policía y la ciudadanía,

60 seguridad ciudadana quórum 12


buscando involucrarlas en la prevención y el policías, que permitan una efectiva interre-
control de la delincuencia a nivel local. Para lación con la ciudadanía. Las iniciativas de
esto se dio principal interés a la infraestruc- policía comunitaria, desarrolladas en Amé-
tura de las comisarías, así como a la aten- rica Latina, son recientes y han sido poco
ción brindada a los denunciantes. De igual estudiadas. El experto en temas policiales,
forma, involucró un cambio en la estructu- Hugo Frühling, ha realizado una de las pri-
ra de la institución. Tanto la creación de las meras sistematizaciones de diversos casos en
divisiones de seguridad ciudadana en cada la región y establece algunos elementos que
región, como la mejora en la organización requieren ser enfatizados.
de las comisarías y la simplificación de sus
trámites administrativos, son aspectos im- En primer lugar, estas iniciativas generan
portantes en el esfuerzo por hacer más efi- cierta disminución de algunos delitos, así
ciente la labor policial y reducir los índices de como del sentimiento de inseguridad de la
inseguridad y de delito. población, que observa una mayor presen-
cia policial en las calles. Adicionalmente, se
No obstante las buenas intenciones, am- evidencia una mejor imagen ciudadana res-
bos ministros tuvieron un período de no pecto de la institución, y, principalmente,
más de dos años (no consecutivos) en sus de los oficiales a cargo del patrullaje vecinal.
cargos, lo que significó importantes avances Finalmente, los esquemas de policía comu-
y retrocesos en la estrategia planteada. nitaria involucran una disminución de las
posibilidades de abuso policial o uso inne-
Policía comunitaria cesario de la fuerza, debido al conocimiento
La relación con la comunidad se ha conver- que tiene la población de los oficiales a car-
tido en uno de los elementos centrales de go del patrullaje.
cualquier estrategia de prevención y control
del delito. Es así como la mayoría de insti- Por otro lado, estos esquemas no son mé-
tuciones policiales de la región han adoptado todo eficaz para controlar el crimen (Rico y
un discurso que pone énfasis en la impor- Chinchilla, 2003, p. 102), sino más bien
tancia de la colaboración con la comunidad. para enfrentar algunas situaciones concre-
El abanico de acciones consideradas comu- tas, a nivel local. De igual forma, se eviden-
nitarias es amplio y abarca iniciativas, como cia que las propuestas son de difícil adapta-
grupos vecinales de vigilancia, asistencia a ción en las estructuras policiales, debido a la
cuentas públicas, generación de financia- necesidad de descentralizar la toma de deci-
miento para las policías locales y participación siones y disminuir la forma militarizada de su
en proyectos de prevención. accionar, siendo estas últimas dos de las
principales características de las policías lati-
Lamentablemente, estas iniciativas se han noamericanas. Otra de las limitantes se rela-
quedado en muchas ocasiones a nivel del ciona con su evaluación, debido a la necesi-
discurso político e institucional y no se han dad de definir cuáles son los indicadores de
visto reflejadas en cambios al interior de las eficiencia y, sobre todo, en el plazo en que

quórum 12 lucía dammert I 61


éstos pueden ser evaluados. En este sentido, prensa). De esta forma, los intereses priva-
la participación limitada de ciertos miem- dos, unidos con centros de investigación en
bros de la institución en estrategias comuni- la temática y las policías, pueden generar
tarias parece erosionar las bases mismas de mecanismos de inversión en programas co-
un modelo alternativo de funcionamiento munitarios de participación de la ciudada-
policial en la región. nía, de mejora de la eficacia y transparencia
de las acciones policiales, entre otras activi-
Otras innovaciones dades.
Además de los procesos de cambio analizados
previamente, en la región encontramos Al mismo tiempo, es posible observar el
otros esquemas de cambio menos difundi- desarrollo de procesos no tan alentadores,
dos, pero, por cierto, interesantes. A conti- como lo son aquellos que, debido al incre-
nuación se presentan dos casos que conside- mento del crimen, unido al proceso de res-
ramos emblemáticos, no sólo por los temas ponsabilización de la sociedad, pueden ge-
que plantean, sino también porque repre- nerar mecanismos no deseados de justicia
sentan una tendencia generalizada en la re- en mano propia. Un caso tal vez extremo se
gión. presenta en el Estado sureño de Guerrero,
en México, donde la ciudadanía cooperó
En primer lugar, la necesidad de una es- para dar respuesta a la percepción de ineficacia
trecha colaboración entre la policía y el sec- e, incluso a veces, de abuso de las fuerzas de
tor privado es un tema aún en debate, que policía estatales. Así, las comunidades indí-
pretende superar la ya tradicional colabora- genas crearon una policía local, formada
ción financiera para la compra o manteni- casi en su mayoría por voluntarios, cuya le-
miento de infraestructura básica de la policía galidad es cuestionada por parte de las auto-
en un cierto sector y desarrollar nuevas herra- ridades estatales. En este caso, no sólo se
mientas de cooperación. convirtieron en una patrulla comunitaria,
sino que, de hecho, pasaron a reemplazar a la
Un ejemplo de estas iniciativas la presenta institución dedicada a velar por el orden
el instituto contra la Violencia de Sao Paulo, público. Sin duda, estas iniciativas, llama-
que describe una reciente asociación entre el das de «policía comunitaria», pueden con-
sector público y privado para mejorar el vertirse en el germen de un nuevo autorita-
mantenimiento del orden y contribuir a la rismo local que imparte justicia y castigos.
prevención del crimen en un área metropo-
litana que sufre severos niveles de violencia cri- a modo de conclusión,
minal. A partir de un esfuerzo conjunto de ¿avance o retroceso?
asociaciones de empresarios, instituciones Los procesos de reforma han enfrentado di-
académicas y empresas de comunicación, se versos problemas. En primer lugar, la reac-
establece una respuesta creativa de la sociedad ción al interior de la institución, que perci-
civil para mejorar la eficiencia policial al be las nuevas directrices como amenazantes.
igual que su eficacia (ver Mesquita Neto, en En segundo término, la negación de la opi-

62 seguridad ciudadana quórum 12


nión pública o los grupos políticos conser- mática. Tal vez el más importante es el re-
vadores, que ponen en duda la eficacia de conocimiento general de la necesidad de cam-
estos procesos en el combate a la delin- bio en las instituciones policiales, la dis-
cuencia. minución del uso ilegal de la fuerza, su
desmilitarización y paralela profesionaliza-
En tercer lugar, el apoyo político ha sido ción. De igual manera, el reconocimiento,
errático. De cierta forma, se podría afirmar desde las mismas policías, de la necesidad
que las reformas no han sobrevivido al cam- de establecer mecanismos de colaboración
bio de liderazgo en las instituciones o en el con la ciudadanía, que permitan disminuir
ámbito político. Por ende, todas estas ini- la desconfianza y aumentar la legitimidad
ciativas no han perdurado en el tiempo y su del accionar policial.
camino de implementación muestra múltiples
avances y retrocesos. En síntesis, los resultados muestran por
ahora la complejidad de reformar las insti-
Por otro lado, no es del todo evidente que tuciones policiales en la región. Pero tam-
estos cambios afecten las tasas de delitos de- bién abren un camino hacia la consolida-
nunciados o la sensación de inseguridad de la ción de una visión moderna, eficiente,
población. Situación que le imprime un transparente y responsable del funciona-
mayor nivel de tensión política, al no mostrar miento policial en América Latina. En este
resultados inmediatos. marco, se plantean desafíos que no sólo in-
volucran el tipo de policía que tenemos,
A pesar de los problemas mencionados, sino, especialmente, la calidad misma de
diversos son los avances logrados en esta te- nuestras democracias. •

nota
1. Bayley (2001, p. 25) enfatiza que «si la incidencia inhibida». La reforma en estos casos puede ser vista
del crimen y el desorden se percibe como como una distracción de la aplicación efectiva de la
inaceptable o creciente, la reforma policial será ley.

referencias
Bayley, David H. 1990: Patterns of Policing: A Cruz, José Miguel (en prensa): «Violencia,
Comparative International Analysis (New Inseguridad Ciudadana y las Maniobras de las
Brunswick: Rutgers University Press). Elites: La Dinámica de la Reforma Policial en El
— 2001. Democratizing the Police Abroad: What Salvador» En: Bailey, John y Dammert, Lucía (edit).
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ojp. usdoj. gov/nij). Privadas para la Reforma Policial en Brasil: Instituto

quórum 12 lucía dammert I 63


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y Dammert, Lucía (edit). Public Security and Police Públicos de la Universidad de Chile.
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Rowland, Allison (en prensa): «Respuestas Locales a Santiago.
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Bailey, John y Dammert, Lucía (edit). Public Tiempos de Guerra? La Reforma Policial en
Security and Police Reform in the Américas. Colombia». En: Bailey, John y Dammert, Lucía
University of Pittsburgh Press. (edit). Public Security and Police Reform in the
Rico, José María y Chinchilla, Laura (2003). Américas. University of Pittsburgh Press.
Seguridad ciudadana en América Latina. S XXI, Costa, Gino (2004): «Nuevo enfoque de seguridad
México. ciudadana post Fujimori: Desafíos, realizaciones y
Frühling, Hugo (2003): Policía Comunitaria y tareas pendientes» En: Dammert, Lucía (Edit).
Reforma Policial en América Latina. ¿Cuál es el Seguridad Ciudadana: Experiencias y desafíos.
impacto? Serie Documentos del Centro de Estudios Programa URBAL, Valparaíso.

64 seguridad ciudadana quórum 12


Joven, crimen y estigma
carlos mario perea restrepo
Profesor invitado de la Universidad de la Ciudad de México, profesor asociado del Instituto de Estudios
Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia

resumen
La inseguridad se transforma en nudo político de la mayor rele-
vancia. La ciudadanía la reconoce como la mayor fuente de preo-
cupación colectiva, incluso por encima de los siempre acuciantes
problemas económicos con su carga de desempleo y miseria. Antes
que los desvelos por la mejora en las condiciones de existencia, en
un contexto en donde a todas luces la pobreza se agiganta, la gente
se siente interpelada por la amenaza sobre su vida y su patrimonio.
Mientras tanto el Estado, en la otra orilla, hace del tema un lema de
su intervención pública. Los políticos la encuadran en el centro de
sus campañas electorales, al tanto que las administraciones inyectan
grandes presupuestos en la renovación de sus aparatos de represión
y control. La legitimidad pasa ahora por ahí, por la capacidad de la
gestión política para contener el crimen y aminorar su presencia.

Palabras clave: Inseguridad. Desempleo y miseria. Terror y con-


trol social. Joven y actividad criminal. Pandillaje y sicariato. Victi-
mización.

abstract
The insecurity is turned into a political knot that has a big
relevance. The citizenship recognizes the insecurity as a great
source of collective preoccupation, even over the always pressing
economic problems, with its load of unemployment and misery.
Before the sleeplessness by the improvement in the conditions of
existence, in a context in where the poverty is bigger day after day,
people feel like interbare by the threat on their life and their
patrimony. The state, in the other border, makes with that subject
an slogan to justify its public intervention. The politicians fit it in
the center of their electoral campaigns, while the administrations

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 65


inject great budgets in the renovation of their machinery of
repression and control. So, the legitimacy has to do with the
capacity of the political management to contain the crime and to
reduce its presence.

Key words: Insecurity. Unemployment and poverty. Terror and


social control. Young people and criminal activity. Gangs and
hired assasins. Victimization.

terror y control social la gente se siente interpelada por la amenaza


El pánico recorre la ciudad. La gente expe- sobre su vida y su patrimonio. Mientras
rimenta la amenaza creciente de un crimen tanto el Estado, en la otra orilla, hace del
que acecha en la puerta de la casa o a la tema un lema de su intervención pública.
vuelta de la esquina1. Lo afirman las en- Los políticos la encuadran en el centro de
cuestas de victimización. La población se sus campañas electorales, al tanto que las
siente intimidada por la posibilidad de administraciones inyectan grandes presu-
convertirse en víctima de alguna de las va- puestos en la renovación de sus aparatos de
riadas formas de criminalidad2. No importa represión y control. La legitimidad pasa
la condición social. El miedo se extiende ahora por ahí, por la capacidad de la gestión
con mayor fuerza entre los sectores popula- política para contener el crimen y aminorar
res3. Ante el hecho, la ciudadanía toma la su presencia.
iniciativa, constituye entidades encamina-
das a denunciar el crimen y a presionar una No obstante, multiplicidad de indicios re-
acción eficaz por parte del Estado. La vida comiendan la sensatez frente a la oleada de pá-
privada se atiborra de sistemas de seguri- nico que se apodera de la conciencia ciuda-
dad, mientras el ciudadano común se vale dana de la ciudad. Frente a un universo
de estrategias a la mano como mantenerse mediático empeñado en estimular sin más
recluido en el recinto seguro de su casa4. El la sensación de inseguridad, las evidencias
terror recorre la ciudad. dan cuenta de realidades más complejas en
marcha. En contravía de la extendida idea
La inseguridad se transforma en nudo po- de un crimen incontrolado, los datos mues-
lítico de la mayor relevancia. La ciudadanía tran que no todos los indicadores se han
le reconoce como la mayor fuente de preo- disparado: la violencia es el mejor ejemplo5.
cupación colectiva, incluso por encima de Para comenzar, a lo largo de las dos últimas
los siempre acuciantes problemas económicos, décadas, la curva de homicidios tiene un
con su carga de desempleo y miseria. Antes comportamiento sin ascensos sorpresivos6.
que los desvelos por la mejora en las condi- De igual modo, la muerte no se riega por
ciones de existencia, en un contexto en todos lados, el país se divide entre regiones
donde, a todas luces, la pobreza se agiganta, donde campea el signo de la muerte y otras

66 seguridad ciudadana quórum 12


donde no se tiene noticia de un asesinato el estigma
durante los últimos cuatro lustros7. Igual, el La consideración de la actividad criminal
homicidio no toma como escenario exclusi- del joven reviste la mayor importancia. Fi-
vo y preferente la ciudad; la violencia crítica nalmente, lo joven se constituyó, por derecho,
toma cuerpo, ante todo, en la vereda cam- en una categoría de la criminalidad, y las in-
pesina y rural8. Y para completar, los jóve- vestigaciones académicas y las políticas pú-
nes, de quienes nos ocuparemos en extenso blicas le incluyen como un capítulo obli-
en estas páginas, no son los más destacados gado de sus análisis y estrategias9. Parece
protagonistas de la criminalidad y la violen- entonces que ser joven y ser violento, de un
cia; son los adultos. tiempo para acá, vienen a ser una misma y
única cosa. Se les asocia no sólo en el acto
El crimen está presente, no cabe duda. Es sangriento, se les funde también en el hecho
un dilema esencial del mundo actual y la so- criminal. Abundan los protagonistas de la
ciedad tiene razones para sentirse preocupa- ilegalidad, no cabe duda; el narcotráfico y el
da. Empero, cuando la inseguridad se con- crimen organizado lo testifican. En medio
vierte en el principal y más acuciante de ellos, sin embargo, lo joven no pierde su
problema ciudadano, es preciso mirar con lugar: se le contempla como encarnación de
detenimiento lo que allí está en juego. Por la inseguridad urbana, ese perturbador pero
principio, es imprescindible desmontar sus firme sentimiento que recorre hoy la ciu-
equívocos, como este que le achaca al joven dad.
el papel estelar de la criminalidad. Los datos
evidencian una realidad distinta, en cuyo Sin ir tan lejos, el alcalde de un importan-
caso el imaginario tenaz del joven peligroso te municipio conurbano de la ciudad de
queda reducido a mero estigma, portador México, empeñado en reducir los altos índi-
de consecuencias amargas. El lugar del cri- ces de criminalidad, decreta la práctica de
men proviene hoy, no de su crecimiento ili- redadas dirigidas «particularmente [hacia
mitado y sin cauce, sino de su estratégico los] jóvenes que anden por las calles sin des-
papel en mediaciones esenciales de la repro- tino, debido a que muchos de ellos son po-
ducción social. Penetra procesos económi- tenciales delincuentes»10. Tal conversión del
cos y políticos, pero también la esfera cultu- joven en delincuente potencial no es un
ral, como bien lo ponen en escena las simple sesgo ideológico o partidista, es una
pandillas y las bandas. Entonces, si el cri- imagen con potente agencia social. Así, el
men no lo devora todo, el pánico que cunde mismo día, el periódico La Jornada, desde
aquí y allá debe ser visto como un privile- su visión de izquierda, en su nota editorial
giado mecanismo de dominación social: denuncia la transgresión que tales medidas
ante la fractura de los vínculos, la deriva de represivas entrañan, frente a principios bási-
los símbolos y la degradación del poder, cos de la constitución, la libertad de movili-
agenciadas en esta era de mutación neolibe- zación y los derechos individuales. Nada
ral, el terror se erige en sustituto del lazo so- que objetar. Mas el editorial ni menciona el
cial perdido. otro rostro del conflicto, enmudece frente a

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 67


la criminalización de los jóvenes, esa funes- vida colectiva, tanto como su condición ile-
ta visión sobre la que suelen desplegarse las po- gal, hacen de su registro estadístico una tarea
líticas públicas contra la inseguridad11: el espinosa y difícil. La situación, de por sí
asalto brutal a las escuelas populares me- compleja, se agrava más en México, un país
diante medidas abusivas, como requisas y donde, por principio, se desconfía de los re-
exámenes de consumo lo confirman. portes oficiales. Abundan las razones. No
sólo falta sistematización en el registro de
El imaginario del joven asesino y malhe- los datos, tanto en el consenso sobre las ca-
chor no tiene vigencia sólo en México. En tegorías de recolección como en la periodi-
Latinoamérica cobra particular fuerza, hasta cidad de los mismos14; sino además es de
el grado en que varios países adoptan la ma- todos conocida la abierta manipulación po-
cabra práctica de asesinar muchachos con lítica de la información. El poder institucio-
quienes mantiene algún conflicto. Ahí están nal se reserva la potestad de determinar el
la sombra negra en Centroamérica y las operacio- monto y la naturaleza de los hechos que se-
nes de limpieza en Colombia, los escuadro- rán de dominio público, mientras un perver-
nes de la muerte en Brasil y los cruentos en- so sistema de distribución de las asignacio-
frentamientos con la policía en Venezuela12. nes presupuestales produce el falseamiento
La creencia se extiende y en las políticas pú- de los datos15. México está lejos de un siste-
blicas del continente, se afirma «que los jó- ma de información de dominio público,
venes son el epicentro de casi todos los epi- objeto de controversia a partir de registros
sodios de violencia existente (tanto en su fiables y consistentes, una condición esen-
calidad de víctimas como en su calidad de cial de la apuesta democrática.
victimarios)»13. Lo joven mutó en operador
semántico del crimen. El estigma se perfila, Sin embargo, la dificultad de la situación no
cargado de consecuencias. No puede ser de puede llevar, sin más, al desconocimiento
otro modo en la era donde la inseguridad de la masa de información producida en el
asciende a la urgencia más sentida entre la país. En primer término, no se pueden co-
población. Lo joven gana su puesto junto al locar en el mismo saco todos los delitos.
terrorismo, el tráfico de narcóticos y la co- Mientras resulta engorroso ocultar el homi-
rrupción, sentado en el panteón de los de- cidio, puesto que existe de por medio la evi-
monios de la criminalidad contemporánea. dencia de un cadáver, no se sabe la dimensión
La pregunta obliga, ¿el estigma se sostiene? precisa del atraco callejero, puesto que se
denuncia con dificultad. La diferencia, que
la evidencia obliga a discriminar entre delitos, lleva al se-
Antes de entrar en materia, unas palabras en gundo elemento. Las fuentes no son homo-
torno a la estadística en que se basa la argu- géneas y, por tanto, no se les puede mirar
mentación. Pensar el crimen, hoy día, resul- con una sola lupa. En México existen cua-
ta difícil sin el concurso de la información tro series de información en el tema. Las de-
numérica. Los tropiezos surgen de inmedia- nuncias ante la PGR, reportadas por los Es-
to, su ramificación en variadas esferas de la tados16; el Ministerio Público, con sus datos

68 seguridad ciudadana quórum 12


sobre procuración de justicia, incluyendo trastación de la información19. De lo con-
información sobre las averiguaciones pre- trario, renunciar al tratamiento estadístico
vias y las sentencias; la Secretaría de Salud y del crimen bajo el pretexto de su irremedia-
las estadísticas vitales, con registros de delitos ble calidad, significa tanto como plegarse
contra la vida, en especial homicidios y le- inanes a los imperativos del autoritarismo:
siones personales; y, por último, las encues- el crimen ha de ser asunto de controversia
tas de victimización, sondeos entre la opi- pública, interesada pero abierta20.
nión pública en torno a la experiencia de la
criminalidad. En este contexto, abordaremos la cone-
xión entre el crimen y la generación joven,
La primera, las denuncias ante la PGR, acudiendo a la información disponible en
reciben todo el peso de la manipulación ins- tres tipos de delitos: contra la vida, contra el
titucional. Sus reportes hacen parte de la in- patrimonio y contra la salud –donde se ras-
termediación política entre los Estados y el trea la actividad de narcotráfico–. Puesto
Gobierno central, de manera que sus registros que, tanto en la Secretaría de Salud como
resultan poco fiables. Sirven apenas como en el Ministerio Público, se desglosa la
punto de referencia. En cambio, las dos si- edad, la mirada de cada uno de estos delitos
guientes no enfrentan una presión similar, arroja una panorámica del desempeño cum-
sus dificultades vienen antes de su esfera de plido por los ciclos generacionales iniciados
acción. El aparato de justicia enfrenta el de- a los quince años, ese momento en que
safío de su recortada capacidad de acción arranca la juventud a título pleno.
frente al crimen. Se calcula que tan sólo se
denuncia el 25 por 100 de los delitos come- Nuestro tratamiento comparativo se reali-
tidos, de los cuales sólo un 18.2 por 100 zó mediante el recurso a cuatro procedi-
concluye con investigación satisfactoria17: mientos. En primer lugar, se procesan las ta-
sus datos son bastante reducidos frente a la sas, esto es, la proporción del número de
magnitud real de la criminalidad. Entretan- delitos de cada edad respecto a su pobla-
to, por las clínicas de la Secretaría de Salud no ción21. Tal la estrategia para realizar compa-
pasa la totalidad de los homicidios perpetra- raciones de poblaciones dispares, como es el
dos, sus reportes son un tanto bajos. Final- caso de la edad22. Después, se calcula el por-
mente, las encuestas de victimización son centaje de diferencia, en relación con la me-
un esfuerzo privado, ajeno a los intereses dia general23. El dato arroja una medida de la
políticos y estatales, sus limitaciones nacen distancia que guarda cada edad con respecto
más bien de las condiciones de aplicación al valor promedio. En tercer lugar, se esta-
de sus cuestionarios. Cada serie acusa su blecen unos niveles de calificación de los
precariedad, en el caso de las denuncias porcentajes, considerando los grados de dis-
francamente decisivas, en el caso de las otras persión de los datos: como los delitos contra
tres, relativas y ponderables18. La posible la vida se agrupan con bastante proximidad,
imagen del crimen en México exige el em- se fijó el punto crítico de 20 por 100 para
pleo de toda suerte de estrategias de con- los valores medios (entre 20 y –20 por 100),

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 69


incrementando de allí hacia los lados un 30 menores, la omisión de ayuda, el abandono
por 10024. Por último se buscó, en todos los y la violencia intrafamiliar, cada uno abierto,
casos, armar series temporales de la mayor a su vez, en diversas modalidades. Para efec-
longitud posible25: nada más la visión de la du- tos de nuestro cometido, nos centraremos
ración media posibilita una afirmación cer- en los homicidios y las lesiones personales
tera sobre el comportamiento de las genera- no fatales.
ciones.
En primer término el homicidio, el mejor
Hace falta sólo una precisión, los criterios indicador de la actividad criminal no sólo
de edad empleados. Limitándonos a las eda- porque su registro se acerca con mucho a la
des entre los 15 y los 45 años, en el intento realidad29, sino porque su ejecución supone
de comparar jóvenes y adultos, se estable- el límite donde se pretende clausurar el con-
cieron tres categorías de edad. La Edad 1 flicto, vulnerando el sagrado principio de la
segmenta cada cinco años, posibilitando vida30. Durante la década de los años no-
una mirada fina de los distintos cortes de venta, la tasa de homicidio nacional ha ve-
edad26. La Edad 2 establece tres rangos, cada nido bajando de manera sostenida: en 1992
uno de 10 años: JOVEN de 15 a 24; ADUL- tuvo un valor de 17, en 2002 de 1031. Em-
TO JOVEN de 25 a 34; ADULTO de 35 a 44. pero, en la perspectiva comparada, tanto
Finalmente, la Edad 3 divide en dos rangos, con Latinoamérica como con el resto del
jóvenes de 15 a 29 y adultos de 30 a 44. En- mundo, la violencia en México no deja de
tre la 2 y la 3 nos resulta más conveniente la ser alarmante –se ubica en el noveno lugar
primera porque define de manera más es- entre las 74 naciones reportadas por el in-
tricta unos límites de edad, resistiéndose a forme mundial citado32–, amén de la situación
extensiones desmedidas; de modo distinto, en localidades críticas como Guerrero, Oaxaca
la Edad 3 es laxa, se empleó para evitar que y Michoacán, con tasas de 37.5, 36.9 y 29.5
la discusión contra el estigma puesto sobre respectivamente33.
el joven se «liquidara» con un mero estable-
cimiento de fronteras estadísticas27. Ade- La información sobre las causas de muerte
más, diversas entidades nacionales e inter- lo confirma34. A nivel nacional, el homici-
nacionales entienden lo joven como el dio intencional se mantiene estable, ocu-
período de vida acotado entre los 12 y los pando el octavo lugar en 1980, 1990 y
29 años28. 2000, momento en que, a nivel del planeta,
se ubica en el puesto 22 (Cuadro n.º 1)35. El
delitos contra la vida cuadro se agrava una vez se desagregan las
Los delitos contra la vida incluyen una va- edades. En los mismos tres años, los jóvenes
riada gama de actos, donde se ve lesionada de 15 a 24 años tienen en el homicidio su
la integridad física de una persona. El códi- principal y primera causa de muerte. No
go penal los desglosa en 35 tipos, entre los son los únicos, sin embargo, es también la
que cuentan el homicidio, el aborto, el sui- causa número uno entre los adultos jóvenes
cidio, las lesiones, la tortura, el maltrato a y la segunda entre los adultos36. Comienza a

70 seguridad ciudadana quórum 12


Cuadro n.° 1
Puesto de homicidio y suicidio entre las causas de muerte por edad
en México. 1980-1990-2000
Nacional 15-25 años 25-34 años 35-44 años
1980 1990 2000 1980 1990 2000 1980 1990 2000 1980 1990 2000
Homicidio intencional* 8 8 8 1 1 1 1 1 1 2 2 2
Suicidio*** 41 32 26 8 5 3 16 11 5 23 18 13
Fuente: Dirección General de Información en Salud. Secretaría de Salud
*** Agresiones (Homicidios)
*** Lesiones autoinfligidas intencionalmente.

deshacerse el imaginario criminal del joven, ta con el estigma, no se sostiene la idea de


no hay diferencia entre las edades. En el pe- muchachos violentos a edades cada vez más
ríodo por excelencia productivo, el que flu- tempranas, como sí sucede en Colombia37.
ye entre los 15 y los 45 años, el homicidio se En México, de manera distinta, los chavos
convierte en la primera o segunda causa de fa- entre 15 y 19 no caen asesinados en propor-
llecimiento desde hace un cuarto de siglo. ciones comparables al resto de las edades.
Pululan experiencias complejas que les en-
El dato es indicativo, introduce una imagen rolan bien pronto, como las bandas, de las
inicial de la situación en marcha; con todo, que hablaremos más adelante. No obstante,
es apenas una tendencia global. Los datos todo indica, en contra de lo esperado, un
de la Secretaría de Salud arrojan una ima- menor nivel de violencia entre las pandillas.
gen de la condición generacional de las víc- Se agrieta la difundida idea del chavito vio-
timas del homicidio, según lo revela la com- lento, emblema del pánico urbano por su
paración de sus tasas promedio, entre los disposición a matar por el más nimio detalle.
años de 1980 y 2000 (Gráfico n.º 1). En la
Edad 1, destaca la baja participación de los Una vez se agrupan los datos en categorías
chavos menores de 20 años: son los únicos de edad más amplias, la situación es de nue-
ubicados en el rango Bajo (color verde). De vo reveladora. Con claridad, en la Edad 2 es
ahí en adelante, todos caen en el rango Me- menor la participación de los jóvenes como
dio del gris, con valores entre 20 y –20 por víctimas del asesinato. La diferencia es pro-
100. Por cierto, los jóvenes ubicados entre tuberante: mientras caen en el rango Bajo,
20 y 24 años tienen una tasa igual a los ma- los demás se ubican en el gris medio por en-
yores de 40: los valores más altos están entre cima de la media. Acudiendo a la misma
los 25 y los 39 años. fuente, pero mirando hacia los Estados, el
cuadro descrito se confirma. En efecto, en
En particular, la violencia hace sus víctimas ningún caso los jóvenes pasan de los valores
de los 20 años en adelante. En abierta dispu- medios, otra vez entre los años de 1980 y

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 71


Gráfico n.º 1
Tasa de homicidio por edad. 15-44 años
Tasa promedio 1980-2000. Víctimas: Secretaría de Salud
EDAD 1
40
35 34,2 32,6
29,7 31,7
29,6 28,8
TASA/100.000
HABITANTES

30
25
20
14,7
15
10
5
0
15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 MEDIA
EDAD

EDAD 2
35
33
30 31,1
28,8
25 22,2
TASA/100.000
HABITANTES

20
15
10
5
0
15-24 25-34 35-44 MEDIA
EDAD

EDAD 3
35
30 31,5
28,8
25 24,9
TASA/100.000
HABITANTES

20
15
10
5
0
15-29 30-44 MEDIA
EDAD

RANGOS*
Desbordado Mayor a 80

Muy alto Entre 50,1 y 80

Alto Entre 20,1 y 50

Medio Entre 20 y –20

Bajo Entre –20,1 y –50

Muy bajo Entre –50,1 y –80

Ínfimo Menor a –80,0

Fuente: Cálculos nuestros sobre Dirección General de Información en Salud.


* Establecidos sobre la distancia respecto de la media: [tasa edad - tasa media/tasa media]*100

72 seguridad ciudadana quórum 12


2000, mientras, entre los mayores, sucede de 16 años, los jóvenes menores de 20 años, de
algo distinto. De un lado, los adultos jóvenes vuelta, descollan en la Edad 1, por el rango
de tres Estados (Guerrero, Michoacán y Bajo en que se sitúan entre los presuntos de-
Oaxaca) exhiben valores en el rango Des- lincuentes (color verde)39. El contraste es
bordado, cuatro se sitúan en Muy Alto (Du- considerable con la década de los 20. En am-
rango, Morelos, Nayarit y Sinaloa) y uno bas categorías, tanto de 21 a 25 como de 26 a
más en Alto (México). Igual, los adultos en- 30, sus valores sobrepasan el 20 por 100 de
tre 35 y 44 años manifiestan valores por en- diferencia con la media, ubicándose en el
cima de los jóvenes. Dos son Desbordados rango de Alta violencia (amarillo). La década
(Guerrero y Oaxaca), uno Muy Alto (Mi- de los 30, por su parte, cae en el rango Medio
choacán) y cinco más Altos. de los grises. Desde la óptica de los victimarios,
se confirma la reducida participación de los
Y si alguien quisiera objetar las fronteras en- más jóvenes, mientras las demás edades se di-
tre las edades recién empleadas, la Edad 3 ferencian por décadas: en México el homici-
vuelve y valida la situación. Aun desde el am- dio lo cometen, ante todo, las personas entre
plio criterio que se alarga hasta los 29 años, los 20 y 30 años.
jóvenes siguen siendo menos violentos. Los
valores se acercan, de 15 a 29 años, con una En la Edad 2, las tres categorías de edad se
tasa de 25, mientras que de 30 a 44, con una de encuadran en el punto Medio. Los jóvenes
32. Claro, atendiendo al criterio de los rangos, se sitúan ligeramente por debajo de la me-
ambas edades caen en el nivel de los grises, dia, mientras los adultos jóvenes, un poco
apenas diferenciadas, poniendo en evidencia por encima. Y una vez se salta a la Edad 3, las
la simetría en la participación, aunque con va- cosas cambian un poco. Las dos edades caen
lores ligeramente menores hacia los jóvenes. una vez más en el punto Medio gris. Pero la
Los datos de las víctimas de homicidio confir- jerarquía ha variado, los jóvenes se colocan en-
man entonces la menor presencia juvenil. Los cima de la media, mientras los adultos lo
jóvenes no son las principales víctimas de la hacen por debajo40. Los datos son revelado-
violencia; todo lo contrario, los adultos se per- res, las aseveraciones lanzadas a propósito
filan como sus más destacados receptores. de las víctimas las validan los victimarios41: la
violencia homicida se ejerce de manera sin-
Si tal resulta desde la óptica de las víctimas, gular durante la década de los 20, se prolon-
un cuadro similar se dibuja desde la orilla ga atenuada hasta los 45, mientras se exime
opuesta, la de los victimarios (Gráfico n.º 2). con notoriedad de los chavos entre 15 y 19.
Apelando a las estadísticas del Ministerio Pú-
blico entre los años de 1985 y 2000, se obtie- Aparece, entonces, el segundo tipo de de-
ne información de los presuntos delincuentes lito contra la vida, las lesiones personales no
y los sentenciados, esto es, aquellas personas fatales, entendidas como aquella situación
sometidas a un trámite penal por la comisión donde un golpe propinado a una persona le
de un delito cometido, para el caso de homi- obliga a solicitar un servicio de atención
cidio38. En esta oportunidad, con una serie médica. Los datos confirman las tendencias

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 73


Gráfico n.º 2
Tasa de homicidio por edad. 15-44 años
Tasa promedio 1985-2000. Víctimas: Ministerio Público
EDAD 1
25
21 20
20
TASA/100.000
HABITANTES

17
15
15 13
12
10
10

0
16-20 21-25 26-30 31-35 36-40 41-45 MEDIA
EDAD

EDAD 2
20

15
TASA/100.000
HABITANTES

17
10 15 14,67
12

0
16-25 26-35 36-45 MEDIA
EDAD

EDAD 3
20

17
15 15
TASA/100.000
HABITANTES

13
10

0
16-30 31-45 MEDIA
EDAD

RANGOS*
Desbordado Mayor a 80

Muy alto Entre 50,1 y 80

Alto Entre 20,1 y 50

Medio Entre 20 y –20

Bajo Entre –20,1 y –50

Muy bajo Entre –50,1 y –80

Ínfimo Menor a –80,0

Fuente: Cálculos nuestros sobre Arango y Lara (2003).


* Establecidos sobre la distancia respecto de la media: [tasa edad - tasa media/tasa media]*100

74 seguridad ciudadana quórum 12


anotadas a propósito del homicidio, en par- reducir a su adversario. Es cierto, primero,
ticular de los victimarios. Los jóvenes me- dentro de las fronteras nacionales. En con-
nores de 20 años están por debajo de todas las traste con la media nacional de todas las
edades, con la excepción de los mayores de 41 edades –y ya no con la media de los 15 a los
a 45, con tasas de 56 y 46, respectivamen- 44 años–, las posiciones se modifican (Grá-
te42. Las golpizas encuentran su mayor recu- fico n.º 3): los menores de 20 años dejan de
rrencia en la década de los 20, con su mayor ser el punto bajo y pasan a ocupar el rango
ascenso entre los 21 y los 25 y luego entre Medio del gris; y de allí para arriba, de los
los 26 y los 30, con tasas de 93 y 86. Su in- 20 hasta los 45, se escala más todavía hasta el
cidencia disminuye para la década de los 30, rango Desbordado. Entre los 15 y los 44
más rápido en las lesiones que en el homici- años se cometen el 71 por 100 del total de ase-
dio, pues cae con fuerza de los 35 en ade- sinatos ocurridos en México entre 1980 y
lante. La Edad 3, por su parte, coloca a las dos 2000. Y es cierto, segundo, en el contexto
edades en los puntos medios, aunque a los internacional: los jóvenes mexicanos de 15
jóvenes de 15 a 29 con un indicador arriba a 29 tuvieron en el 2000 una tasa de homi-
de la media, mientras los adultos de 30 a 45 cidio de 14.6, y los adultos de 30 a 44, de
con uno abajo (77 y 60 en su orden). El re- 17.3. Ambas desbordan la media mundial
sultado es consistente con el arrojado por de las mismas edades, entre los jóvenes en el
los victimarios, jóvenes y adultos compar- rango de Alto y entre los adultos, peor toda-
ten el ejercicio de la violencia. vía, en el rango de Muy Alto44.

Los delitos contra la vida no sostienen el delitos contra el patrimonio


pretendido protagonismo de los jóvenes en el y la salud
ejercicio cruento. No lo tienen en el homici- Los delitos contra el patrimonio personal
dio como tampoco en las lesiones personales, constituyen el segundo escenario donde se vi-
donde podría esperarse una participación ju- sualiza al joven en el teatro de la criminalidad
venil por encima de la de los adultos. No es así, nacional. Como en los delitos contra la vida, lo
los grandes matan y propinan golpizas con la componen un total de 35 tipos, entre los que
misma intensidad de los chavos, en varias se cuentan el robo, el fraude, la estafa, la ad-
oportunidades, incluso con intensidad ma- ministración indebida, la usura, el daño con-
yor. El paisaje ofrecido por el conjunto de los tra la propiedad ajena y el abuso de confianza,
delitos contra la vida lo sanciona: las distintas cada uno con sus respectivas clasificaciones.
edades permanecen en el rango medio43. Para el caso, se posee información de dos in-
dicadores donde se discrimina la edad, el total
Es indispensable dejar el punto claro: los de delitos contra el patrimonio y el robo.
jóvenes no son los furibundos ejecutores del
asesinato y la pelea, como lo hace creer el El tratamiento comparativo de los datos
mendaz estigma que les ha colgado la era de respecto al patrimonio mantiene las estrate-
la inseguridad. Empero, ello no significa gias reseñadas arriba para los delitos contra la
que no acudan a la fuerza en el intento de vida, sólo que con valores diferentes a las

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 75


Gráfico n.º 3
Tasa de homicidio por edad. México, 1980-2000*
EDAD 3
40
35 34 33
30 32
30
TASA/100.000
HABITANTES

30
25
20 16,2
15
15
10
5
0
15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 MEDIA*
EDAD

RANGOS*
Desbordado Mayor a 80

Muy alto Entre 50,1 y 80

Alto Entre 20,1 y 50

Medio Entre 20 y –20

Bajo Entre –20,1 y –50

Muy bajo Entre –50,1 y –80

Ínfimo Menor a –80,0

Fuente: Cálculos nuestros sobre Dirección General de Información en Salud. Secretaría de Salud
* Comparación respecto a la media nacional
** Establecidos sobre la distancia respecto de la media: [tasa edad - tasa media/tasa media]*100

fronteras entre los rangos. En este caso, se tasa general de delitos mexicana del año
trata tanto de cantidades más elevadas 2000, con una magnitud de 1.434, se ubica
como de datos con mayores grados de dis- por debajo del promedio, que es de 4.04747.
persión. Mientras la media nacional de ho- Algo similar ocurre con el robo, el delito de
micidio entre los años de 1980 y 2000 es de mayor ocurrencia nacional, puesto que suma el
28, la de patrimonio entre 1985 y 2000 es 39 por 100 del total de denuncias48; en el pe-
de 135 delitos patrimoniales por 100.000 ríodo que corre entre 1997 y 2001, puntuó
habitantes45. De tal modo, se fijó el punto una tasa de 546 robos por 100.000 habitantes49.
crítico del rango Medio en 40 por 100, ex- Como se afirmó antes para el homicidio, la
tendido entre 40 y –40 por 100, creciendo de tasa de robo mexicana no se ubica en los lími-
ahí hacia los lados en otros 40 puntos46. tes superiores; sin embargo, su magnitud no
es nada despreciable50. El punto de compara-
Considerando la masa total de denuncias ción es de nuevo Colombia, una nación cuya
ante las procuradurías de justicia, México se situación de conflicto endémico se traduce en
ubica, dentro del concierto mundial, en el ni- elevados niveles de violencia, acompañados,
vel medio de criminalidad. En comparación al mismo tiempo, de una baja incidencia de
con datos de un estudio realizado en 1994, la delitos económicos: su tasa de robo, entre los

76 seguridad ciudadana quórum 12


años de 1995 y 1999, es de 265. La violencia, superan al enmarcarse en el rango Muy Alto
por fuerza, no se traduce en la proliferación en naranja, mientras el siguiente rango de
incontrolada de la máquina criminal. El fenó- edad, entre 26 y 30, cae también en el nivel
meno se verifica dentro del mismo México. Alto, pero con una tasa menor respecto a los
Los Estados con más elevadas tasas de violen- chavos menores de 20. Las otras dos Edades
cia –Guerrero, Oaxaca y Michoacán– son en- validan, sin discusión, la jerarquía juvenil
tidades con tasas de robo por debajo de la me- en el robo: tanto de 16 a 25 como de 16 a 30
dia51. se sitúan en el rango Alto, mientras los
adultos permanecen estacionados en el nivel
En este contexto, viene la mirada sobre el medio del gris –y de 36 a 45 en el Bajo.
comportamiento generacional. En materia
de transgresiones al patrimonio económico, Por desfortuna, la información sobre el
las edades se mantienen, en las tres Edades, ilícito del robo enmudece de aquí hacia de-
en el punto Medio del gris. La excepción vie- lante en lo atinente a la edad. Primero, no
nen a ser los jóvenes de 21 a 25, en el rango se sabe cuál es el peso generacional en la eje-
Alto, con una tasa de 208, y los mayores de 41 cución del robo, según sean éstos calificados
a 45, en el rango Bajo. Visto en su globali- o simples. La diferencia es determinante, los
dad, el delito es compartido por todas las primeros se califican por su gravedad en tér-
edades, adultos y jóvenes hacen parte del es- minos del uso de la violencia, el allanamien-
cenario criminal. Mirando los números, con to de morada u otro atenuante, impidiendo
todo, la situación muestra a unos jóvenes con ponderar la influencia de la edad en rela-
una más destacada intervención. En las tres ción a uno u otro. Segundo, dentro de los
edades, el grupo de los 21 a los 25 supera los robos calificados, no se desagrega la edad en
demás. De tal modo, así como en el homici- términos de robo a banco, habitación, ne-
dio se verificó su ejecución en todas las edades, gocio, transeúnte, vehículo o transporte,
aun cuando más en los adultos, en los críme- imposibilitando toda aseveración sobre la
nes económicos la situación cambia en rela- eventual especialización en función del mo-
ción con su destacado operador: es una acti- mento de la vida. Tales disecciones resulta-
vidad en la que participan todas las edades, rían de marcada importancia para nuestro
pero los jóvenes llevan la delantera. propósito. En el caso de Colombia, una vez
las pandillas comienzan a proliferar bajo su
La afirmación se profundiza frente a la modalidad actual, las estadísticas empiezan
consulta más puntual del robo (Gráfico a reflejar un notable incremento del atraco a
n.º 4). Los jóvenes sobresalen de manera transeúntes: si en 1980 fue el 8 por 100 del
destacada, incluyendo el grupo que hasta total de delitos, para 1998 había pasado a
aquí manifestó niveles reducidos de crimi- ser el 27 por 10052. En congruencia con los
nalidad: hablamos de los jóvenes de 16 a 20 datos oficiales, la labor etnográfica en tres
años, ubicados en el rango Alto del amari- ciudades mostró que la actividad delictiva
llo, con una tasa de 115 (71.8 por 100 arri- de las pandillas, en materia económica, se
ba de la media). Los jóvenes de 21 a 25 los centra en el atraco callejero, el asalto a casas

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 77


Gráfico n.º 4
Tasa de robo por edad. Presuntos delincuentes 15-44 años
Tasa promedio 1985-2000
EDAD 1
140
130
120 115
TASA/100.000
HABITANTES

100 97
80 78
60
60
44
40 22
20
0
16-20 21-25 26-30 31-35 36-40 41-45 MEDIA
EDAD

EDAD 2
150
TASA/100.000
HABITANTES

100
88
134 78
38
50

0
16-25 26-35 36-45 MEDIA
EDAD

EDAD 3
120

100 114
TASA/100.000
HABITANTES

80
78
60

40 42

20

0
16-30 31-45 MEDIA
EDAD

RANGOS*
Desbordado Mayor a 80

Muy alto Entre 50,1 y 80

Alto Entre 20,1 y 50

Medio Entre 20 y –20

Bajo Entre –20,1 y –50

Muy bajo Entre –50,1 y –80

Ínfimo Menor a –80,0

Fuente: Cálculos nuestros sobre Arango y Lara (2003).


* Establecidos sobre la distancia respecto de la media: [tasa edad - tasa media/tasa media]*100

78 seguridad ciudadana quórum 12


de habitación y a negocios locales; la conexión ción al robo de vehículos y personas lo testi-
con el crimen organizado se da tan sólo en monia.
unas pandillas, no en todas, siguiendo ca-
racterísticas típicas del crimen de la ciudad en Queda, entonces, el otro escenario, sus-
cuestión53. ceptible de poner sobre el tapete el lugar del
joven en el crimen, los delitos contra la sa-
Los registros mexicanos callan al respecto, lud56. El rubro contiene 11 clasificaciones,
obligando a dar rodeos. Que las pandillas ca- distribuidas entre contagio y propagación
pitalinas en México no se comportan igual a las de enfermedades, inseminación artificial,
colombianas, lo revela un estudio en marcha en falsificación o adulteración de alimentos y
la delegación Iztapalapa54. Las conexiones con atentado contra la salud, algunas con sus es-
el crimen organizado son más fluidas, en mu- pecificaciones. Su capacidad demostrativa
cho, como resultado de la mayor presencia de proviene de un delito más incluido en el
personas adultas portando consigo una soste- marbete «en materia de narcóticos». Es el de
nida trayectoria criminal55. Sirve de ejemplo mayor incidencia dentro de los delitos fede-
el robo de coches, una práctica generalizada rales, asociado a la posesión y comercio de
en la que participan, de bulto, grandes y pe- psicoactivos, castigando con sanción penal
queños. Sin embargo, con sus excepciones, el cualquiera de los eslabones de la empresa,
atraco callejero es más frecuente en los grupos sea la producción, el procesamiento, la co-
donde la cantidad de adultos se reduce, con- mercialización o el consumo: lo mismo, por
firmando la primacía de esta actividad entre desgracia, no se tiene esta clasificación desa-
los jóvenes y, en especial, entre los más chavos gregada por edad.
menores de 20 años. Es lógico, quien tiene
conexiones de alto nivel y obtiene de ello ju- La serie, en este caso, es más reducida, va
gosos dividendos, no se expondrá al azar de nada más de 1996 a 2000, desde el año en que
un asalto callejero cuyas ganancias son las más el delito de narcotráfico comienza a ser con-
de las veces reducidas. signado en los registros de las averiguacio-
nes previas. Los jóvenes vuelven y asumen
En todo caso, los jóvenes ocupan un des- un bajo perfil, como en el homicidio (Gráfi-
tacado puesto en el arrebato del patrimonio. co n.º 5). Los menores de 20 bajan hasta el
Como en la violencia, comparten la respon- nivel de Muy Bajo en azul. Los jóvenes in-
sabilidad con los adultos, pero, a diferencia de mediatos ya se ubican en Alto, al igual que de
ella, los jóvenes son ahora sus destacados los 26 a 30. De ahí para adelante, vuelve y cae,
protagonistas. Como no había acontecido primero al Medio y luego al Bajo57. Con es-
antes, los menores de 20 años se tornan visi- tos valores iniciales, las otras Edades ponen al
bles, no en los delitos contra el patrimonio en joven por debajo: la 2 lo deja en el nivel
general, sí en el robo. De allí en adelante, se Bajo, al tiempo que pone a los adultos en el
ponen siempre al frente, un nivel por encima Medio; la 3 ubica ambas edades en el gris,
de los adultos. Las bandas parecen cumplir su los jóvenes con un ligero valor positivo por en-
papel: su condición urbana con la dedica- cima.

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 79


Gráfico n.º 5
Tasa de delitos contra la salud. Presuntos delincuentes 15-44 años
Tasa promedio 1996-2000
EDAD 1
40
34
32
30
TASA/100.000
HABITANTES

30
24
22
20 16
13
10

0
16-20 21-25 26-30 31-35 36-40 41-45 MEDIA
EDAD

EDAD 2
40

30
TASA/100.000
HABITANTES

30
20 24,4
20 19
10

0
16-25 26-35 36-45 MEDIA
EDAD

EDAD 3
28

26
26
TASA/100.000
HABITANTES

24
24
22
22

20
16-30 31-45 MEDIA
EDAD

RANGOS*
Desbordado Mayor a 80

Muy alto Entre 50,1 y 80

Alto Entre 20,1 y 50

Medio Entre 20 y –20

Bajo Entre –20,1 y –50

Muy bajo Entre –50,1 y –80

Ínfimo Menor a –80,0

Fuente: Cálculos nuestros sobre Arango y Lara (2003).


* Establecidos sobre la distancia respecto de la media: [tasa edad - tasa media/tasa media]*100

80 seguridad ciudadana quórum 12


la ciudad y el campo En México no se puede afirmar otro tanto, la
Sólo resta una consideración: la ciudad mayoría de sus grandes conglomerados ur-
como espacio de germinación de las más banos poseen un bajo ejercicio sangriento:
destacadas identidades juveniles, incluidas el 41 por 100 cae en el nivel Bajo, al tanto que
las violentas58. Para comenzar, en dirección otro 49 por 100 en el Medio61.
opuesta a la sugerida por el sentimiento de in-
seguridad reinante en la ciudad, la violencia Como muestra el Gráfico n.º 6, los por-
homicida no se desborda en las urbes. Du- centajes de diferencia de las ciudades son
rante el año 2000, los 62 municipios del más reducidos en comparación con los na-
país, que albergan 250.000 habitantes o cionales. Sucede en todos los grupos de
más, produjeron el 45.5 por 100 del total edad: el homicidio urbano se encuentra
de homicidios nacionales, mientras sus ha- siempre por debajo. Sólo entre los 15 y los 19
bitantes sumaron el 44.2 por 100 de la po- llegan casi a igualarse. Resultan evidentes
blación59. Tal equilibrio no se constata en los menores niveles de participación de la
todas partes60. Sea el caso de Colombia, ciudad, en el homicidio. El perfil medio de
donde por encima de su cruento conflicto la ciudad no apoya la creciente inseguridad ex-
armado, en gran medida desarrollado en el perimentada entre sus gentes, como míni-
campo, la relación entre ciudad y violencia va mo obliga a tomar distancia del sentimiento
en otra dirección: entre 1993 y 2000 las 23 de violencia desenfrenada que suele acom-
ciudades capitales, de más de 100.000 habi- pañar las resonantes campañas contra la cri-
tantes, contribuyeron con el 56.4 por 100 minalidad. De nueva cuenta, los jóvenes le
de las muertes, cuando su aporte a la pobla- propinan duro revés al estigma que pende
ción fue del 39 por 100. La elevada violen- sobre su cabeza. Sería de esperar que la calle
cia colombiana es, en buena medida, urbana. de la gran urbe, el territorio natural de la
Gráfico n.º 6
Tasa promedio de homicidio. Nacional y Municipios grandes*
México 1980-2000
40

35 Tasa nacional

Tasa municipios*
30
TASA/100.000
HABITANTES

25

20

15

15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44

Fuente: Cálculos nuestros sobre Dirección General de Información en Salud. Secretaría de Salud
* Municipios de más de 250.000 habitantes, incluyendo 13 delegaciones del DF

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 81


pandilla y los desafueros juveniles, reflejara un índice
su visible protagonismo violento. No apare- La panorámica de la información presenta-
ce ni entre los 15 y los 24 años, como tam- da hasta ahora aún no da licencia para formu-
poco entre los 15 y los 29; mucho menos de lar un enunciado concluyente. En ocasiones, los
los 15 a los 19, donde se llega incluso al ni- jóvenes se encuentran abajo, es el caso del ho-
vel de Muy Bajo, en comparación con el micidio, las lesiones y el narcotráfico; en otras
país en su totalidad. se plantan arriba, como en el robo, donde al-
canzan una distancia notable. Es preciso un
Idéntica realidad se constata entre los 17 paso más, uno desde donde sea factible una
municipios más violentos, entre los 62 de más visión de conjunto, frente a la pregunta de
de 250.000 personas. En todos los casos, los nuestro interés: el papel criminal del joven.
más jóvenes por debajo de 20 caen en un nivel
inferior respecto a sus mayores inmediatos. En En el empeño acudiremos a un índice de cri-
los tres municipios, donde alcanzan el rango minalidad resultante de la combinatoria de al-
Alto –los conurbanos de Chimalhuacán y gunos de los delitos presentados. Se combinan
Naucalpan y la ciudad norteña de Culiacán–, el homicidio en sus dos variantes –como vícti-
los jóvenes de los 20 en adelante se sitúan dos mas y como victimarios–, las lesiones persona-
rangos más arriba en Desbordado. Los mu- les no fatales, el robo y el narcotráfico; se exclu-
chachos, ni siquiera los urbanos, son los prin- yen los datos sobre la ciudad y el mundo. Se
cipales impulsores de la violencia: agrupados procede, pues, con la operación llana de un
en la Edad 2, los jóvenes de 15 a 24 están por promedio: la sumatoria de los porcentajes de
debajo de los adultos jóvenes en 14 de los mu- diferencia, dividida entre el número de casos
nicipios violentos, en los otros tres se igualan. sumados –en esta ocasión cinco–, siguiendo las
tres Edades empleadas. Así, el índice arroja un
Por último, el robo sí es un delito ante porcentaje de diferencia global que compara
todo urbano. En efecto, los 62 municipios entre sí las edades, expresando la proporción de
de más de 250.000 habitantes hacen el 74 la participación de cada una de ellas dentro
por 100 del total de denuncias por robo, de la empresa criminal. El panorama dibuja-
cuando su contribución poblacional está re- do es concluyente, se aprecia en el Gráfico
ducida al 41 por 100. El porcentaje de dis- n.º 762. Lo sintetizaremos en cinco enunciados:
tancia entre las tasas es notable. Mientras
los municipios exhiben, entre 1997 y 2001, Primero, la responsabilidad sobre la crimi-
una tasa de 955 robos por 100.000 habitan- nalidad mexicana se comparte de manera si-
tes, el país tiene, en el mismo período, una de métrica entre los jóvenes y los adultos, afirma-
546: entre una y otra hay un porcentaje de di- ción que continúa con validez, aun al asumir un
ferencia de 74.9 por 100, esto es, en robo criterio tan flexible como aquel que lleva el lí-
las ciudades alcanzan, respecto a la nación, mite de lo juvenil hasta los 30 años. Lo mues-
un rango Alto. Por desgracia nada se puede tra la Edad 3: el linde de los 30 no abre terri-
afirmar respecto a la edad, los datos munici- torios distintos, sino que, a uno y otro lado, las
pales no la consignan. edades se instalan en el nivel Medio del gris.

82 seguridad ciudadana quórum 12


Gráfico n.º 7
Índice delictivo por edad. 15-44 años

EDAD 1
60

40
DE RANGOS*
PROMEDIO

20

-20

-40
16-20 21-25 26-30 31-35 36-40 41-45
EDAD

EDAD 2
20

10
DE RANGOS*
PROMEDIO

–10

–20

–30
16-25 26-35
36-45
EDAD

EDAD 3
20

10
DE RANGOS*
PROMEDIO

–10

–20
16-30 31-45
EDAD

RANGOS*
Desbordado Mayor a 80

Muy alto Entre 50,1 y 80

Alto Entre 20,1 y 50

Medio Entre 20 y –20

Bajo Entre –20,1 y –50

Muy bajo Entre –50,1 y –80

Ínfimo Menor a –80,0

* Establecidos sobre la distancia respecto de la media: [tasa edad - tasa media/tasa media]*100

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 83


Segundo, la edad del crimen por excelen- un protagonismo violento
cia es la década de los años 20. En la Edad 1, Entonces, si la delincuencia se convierte en
tanto de los 21 a los 25 como de los 26 a los usanza entre personas que van de los 16 a
30, se encuadran en el nivel Alto. El consi- los 40 años, ¿qué guarda el imaginario que
derable peso de esta década, sin embargo, hace del joven el emblema de la inseguri-
no termina de modificar la nivelación entre dad? En mayor proporción que los jóvenes
jóvenes y adultos expresada en la Edad 3: los adultos son matados, lesionan y son gol-
explica el mayor valor de los 16 a los 30, peados, consumen y distribuyen drogas,
pero no cambia el nivel igual en el que se mientras no dejan de robar, aunque lo ha-
instala una y otra edad. gan con menos ímpetu. De ser así las cosas,
¿por qué se achaca al joven la violencia y la cri-
Tercero, acudiendo a la Edad 2 –según se minalidad, tal y como lo asevera, sin ningún
aseveró la que nos resulta más conveniente empacho, el alcalde de Tlalnepantla, traído a
en tanto se apega a un criterio más justo de cuento al comienzo del texto?
lo joven–, los jóvenes vuelven y se instalan
en el mismo rango de los adultos jóvenes, el Diremos, pues, que el estigma se crea, no
gris Medio. Con la diferencia de que ahora los en relación a la magnitud de la participa-
jóvenes hacen gala de un valor un tanto más ción de los jóvenes, sino más bien en cone-
pequeño. xión con la forma en como lo hacen. Cierta-
mente, en Latinoamérica, a partir de la
Cuarto, los jóvenes por debajo de los 20 década de los años ochenta, ganan presencia
años están involucrados en las prácticas cri- diversos escenarios de conflicto donde los
minales, es indudable. Pese a sus más bajas jóvenes aparecen como intérpretes estelares.
participaciones, siguen parados en el nivel Las cuadrillas de pandilleros, entregados de día
de los grises. Sin embargo, lo hacen con entero a la esquina, hostigando la zona y
igual intensidad a como lo hacen los adultos perturbando la convivencia; el muchacho
de la década de los 30: los tres cortes de sicario, dispuesto a cumplir su tarea de
edad en la Edad 1 clasifican en el nivel Me- muerte a cambio de una paga; las barras de
dio, aunque con un porcentaje más reducido hinchas embravecidos, empeñados en arra-
entre los menores. sar todo cuanto se interponga en su camino;
los porros, grupos de choque organizados
Por último, quinto, la intensidad en la ac- por actores políticos empeñados en desha-
tividad criminal comienza a decaer después de cer la movilización y la protesta. Con la ex-
la cuarta década. No más hasta los 40 años se cepción del último, una modalidad de larga
alcanza el nivel Bajo con la mancha verde. trayectoria exclusiva de la pugna política
La visible distancia, establecida desde los mexicana63, los tres restantes gozan de carre-
40, da cuenta del nivel Bajo que toma el ras desiguales en el continente. Uno y otro
rango de los 36 a los 45 en la Edad 2. Los hacen su contribución a la configuración de
extremos jalan, lo hacen los menores de 20, la imaginería violenta, en particular el pan-
mucho más los mayores de 40. dillero y el sicario64.

84 seguridad ciudadana quórum 12


La pandilla cumple destacado papel. He- respecto a otras latitudes, como el caso de
cha dueña de un territorio, sobre el que im- Colombia, donde en zonas populares de
pone una voluntad de hierro, introduce más dos ciudades viven 58 pandillas, conforma-
de una turbulencia en la convivencia. Si- das en un 90 por 100 por muchachos me-
guiendo la impronta del desanclaje y la uni- nores de 25 años68. De manera distinta, al
versalización de los esquemas de identidad, se menos en el contexto de la gran urbe mexi-
desparrama por el globo entero, ocupando cana, los adultos tienen una presencia nada
la colonia popular de la nación pobre, pero despreciable. En 20 pandillas de las que se
también el suburbio del país industrializa- tiene información en una zona de la delega-
do. Así es, pese a enormes diferencias, y no ción Iztapalapa del Distrito Federal, el 36
dejan de germinar en África y Latinoaméri- por 100 de sus integrantes son adultos ma-
ca tanto como en Europa y Estados Uni- yores de 25 años69. Los jóvenes, sin embargo,
dos65. De la mano de su extensión planetaria, siguen manteniendo la primacía: casi dos de
se convierte en una forma de habitar la cada tres están por debajo de los 25 años, el
ciudad. 40 por 100 es menor de 20 y una buena
proporción no cumplen ni siquiera los 16
México no se exime de su presencia66. (el 14 por 100)70.
Bajo el nombre de chavos banda, tuvieron
su primera explosión hacia la segunda mi- El pandillero intimida, su exceso alimenta
tad de los años setenta, experimentando su la imagen del joven catalizador de la insegu-
gran desarrollo durante la siguiente década. ridad. Vive sumergido en un tiempo parale-
Tiempo atrás circularon algunos de sus an- lo, sus ciclos de actividad marchan por fue-
tecedentes, como los famosos pachuchos, ya ra de los horarios socialmente establecidos:
visibles a fines del decenio de los cuarenta67. desisten de las aulas escolares, desprecian el
No obstante, será en los ochenta cuando oficio estable y suelen quebrar los modos de
proliferarán en la calle de la ciudad, combi- relación con la familia. El pandillero arque-
nando la potestad territorial y el distancia- típico es un joven arrimado de día entero a
miento de los flujos de la vida corriente. De la esquina. Además, las prácticas conflicti-
ese entonces para acá, sus aristas compo- vas de consumir droga, robar y violentar, sin
nentes se han venido endureciendo, infla- las que la pandilla pierde su fisonomía, tri-
madas por la progresiva difusión de la cri- turan las inervaciones del orden colectivo: el
minalidad en el escenario local. El primer «viaje» del consumo renuncia a la razón y su
chavo banda, de alguna manera animado voluntad disciplinante, el robo desdice de la
por la contestación, se transforma en la ban- propiedad privada y el trabajo como vía al
da actual, conectada al crimen organizado, disfrute, la violencia pone en suspenso el sa-
entregada al consumo sostenido y presta a grado derecho a la integridad. Su centro de
desatar una violencia sin miramientos. referencia es entonces el barrio, por lo gene-
ral un puñado de cuadras, territorio donde
La afluencia de jóvenes por la pandilla es ejerce soberanía plena71. Desde esas condi-
inobjetable. En México, con menor fuerza ciones, la pandilla hace estallar un conflicto

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 85


artero, su proliferación lanza un ácido desa- local negoció con el Gobierno poniendo
fío al proyecto cultural de la ciudad. Para- término a las famosas «oficinas», los lugares
dos frente a un tejido urbano que ofrece ex- de reclutamiento del más cruel y sofisticado
clusión nada más, multitud de jóvenes de sicariaje73. Desde ese entonces, la práctica
las barriadas populares hacen de la margina- continúa en Colombia, por supuesto, no
ción un estilo de vida. No una marginación tan cercana a la arena pública sino más bien
cualquiera, una fractura ciega con la vida ligada a la «tramitación» de toda suerte de
corriente y sus usos, con la ley y la norma situaciones en lo local: la deuda no pagada,
instituida. el padre con la afrenta de una hija violada,
el acoso sostenido de un pandillero. De las 45
El sicario hace una contribución similar. pandillas de dos ciudades sobre las que se
Su imagen clásica vino a ser el muchacho de posee información precisa, 10 se encuen-
apenas quince años, disparando desde una tran ligadas al «oficio»74.
moto a un ministro de justicia, custodiado
por vehículos atiborrados de guardaespal- Mientras tanto en México, con la difusión
das72. El arrojo de la empresa no podía pro- del negocio de la droga, se extiende el ajus-
vocar sino espanto y estupor. Uno llegó a ticiamiento privado, mediante el arreglo
entregar su vida, ultimando a un candidato con un mercenario. En el curso de tres años,
a la Presidencia de la República, en el interior entre 2000 y 2002, la prensa reportó 124
de un avión, impedido para emprender noticias de homicidios ligados al narcotráfi-
cualquier escapatoria. El cuadro se difundió co, con un saldo de 333 muertos75. En múl-
por el mundo, los tensos elementos que le tiples casos, el perfil del asesinato habla de
componían anunciaban como ave del mal cobros de cuentas entre el crimen organiza-
agüero la crisis cultural que sobrevendría de do, ejecutado por escuadrones que ultiman
ese momento en adelante. Ciertamente, el con un tiro de gracia en la cabeza; en otros,
ingreso de los chavos a la arena de la dispu- el homicidio se perpetra mediante la acción
ta política, cumpliendo el oficio de la muer- fulminante de un sicario, contratado a cam-
te a cambio de un dinero, quebraba el sagra- bio de una paga, cuyo monto varía en función
do principio de una sociedad que, ufanada de la jerarquía de la víctima76. A cuenta de
de su racionalidad técnica, se siente capaz la elevada impunidad de tales aconteci-
de aplazar y «derrotar» la muerte: el sicario le mientos, sólo en contadas oportunidades se
pone imagen al silencio que acalla el morir en establece la identidad de los victimarios.
la sociedad del progreso, desbaratando las Nada cierto se puede decir entonces sobre
coordenadas de una existencia joven, pensa- sus edades. A lo sumo, a veces se habla de
da en función de la construcción de un futuro adultos, otras de jóvenes y unas más de una
venidero. mezcla de unos y otros. El sicario de Amores
Perros, la película mexicana de Iñarritu, en
El espectacularismo de los sicarios colom- donde interviene la trata con un experimen-
bianos quedó atrás, enterrado en la segunda tado asesino, no es un energúmeno joven de
mitad de los años ochenta, cuando la mafia las pandillas que aparecen en la primera his-

86 seguridad ciudadana quórum 12


toria, sino un veterano y frustrado hombre nadie más lo hace, la pandilla y el sicariato
de edad. La figura mexicana del asesino a representan al joven por fuera de toda nor-
sueldo no parece ser sólo la de un joven, la mativa: permanecen ajenos a las valoraciones
práctica tiene más de un adepto. De nuevo, que forjan el denso tejido de la vida, intoxicados
sobre la averiguación en la delegación Izta- de la disposición a imponer su extravío por la
palapa, resulta que en los 20 grupos censados violencia. Es cierto, el pandillero y el sicario en-
14 reportan actividades de sicariato. Los jó- carnan uno de los nudos más complejos de la
venes están allí. Es más, los extraviados dis- sociedad contemporánea; sin embargo, la in-
puestos a «rifársela» toda, son los más solici- tensidad y extensión de su presencia parecen
tados, una acción de tan elevado riesgo lo no responder al paroxismo que quiere confe-
aconseja. rirle una atolondrada y asustada opinión pú-
blica. Los datos hacen tambalear los lugares
En los dos casos, los elementos en juego imaginarios de lo urbano, cuando menos
son más que complejos. El pandillero se obligan a pensar en multiplicidad de actores cri-
para en el afuera y asedia la convivencia; el si- minales y violentos en mucho agenciados
cario lo congela todo, arrancando por el va- por adultos. La menor participación de los
lor canónico de la vida. Es cierto, los jóve- menores de 20 años, junto a una violencia no
nes ingresan a los escenarios de conflicto, desbordada en las ciudades, le pone cortapisas
haciendo su propia apuesta; la preocupa- a la publicitada imaginería del «potencial de-
ción por su lugar dentro del ejercicio crimi- lincuente» juvenil.
nal y violento está de antemano legitimada.
Empero, una realidad bien distinta asoma Allí habita, más bien, la manera de nombrar
detrás de la estigmatización y el señalamien- la incertidumbre y el pánico, apoderado de la
to, pues, como mostramos, la actitud delin- conciencia ciudadana en la ciudad. La iden-
cuencial de los jóvenes no se diferencia del tidad entre inseguridad y joven criminal
comportamiento criminal de los adultos. convierte la dolencia estructural de la socie-
Unos y otros delinquen, a veces más unos, a dad en mera naturaleza, en simple accidente
veces más otros, en oportunidades mediante provocado por la droga, la inmadurez y el
experiencias donde destaca el joven –la pan- desatino. En realidad, la raíz es otra, anida
dilla y el sicariato las de mayor peso–, en en otra parte. Lo joven es uno de sus len-
ocasiones mediante dispositivos dominados guajes, una más de sus expresiones, notable
por los mayores. en razón de la desproporción que, por pro-
venir de los jóvenes, se torna más visible: la
el pánico deriva juvenil, hasta el escarceo con la
Ante la masa de datos, el estigma, insostenible, muerte, enrostra a una sociedad que no
se revela como una macabra tentativa de do- haya el camino para incorporar a sus nuevas
mesticar el pánico que cunde en la ciudad. generaciones.
Las expresiones conflictivas de los jóvenes
desempeñan un importante papel en la cons- El «desmadre» juvenil, que el pandillero y
trucción de tal agenciamiento social. Como el sicario llevan al extremo, no es sino la tra-

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 87


ducción de una honda crisis que conmueve correas fluidas, elaboradas con el material
a la sociedad en su conjunto, una sociedad duro del dinero y el deseo. Lo muestra el
donde se desdibujaron las coordenadas del conflicto ocasionado por la economía de la
vínculo con el otro, se deshicieron las marcas droga en el nivel internacional, tanto como
para narrar la identidad y se confundieron el amargo conflicto desatado por el consu-
los resortes que sostienen la dominación. Si mo y las mafiosas locales en el barrio popu-
el muchacho prescinde de su trámite por las lar. Las pandillas son un buen ejemplo, pero
mediaciones colectivas –de la escuela a la no el único. Los datos presentados ponen
iglesia, pasando por la organización local–, de manifiesto que, al lado del despropósito ju-
lo hace en resonancia con un mundo donde venil, es preciso buscar otros tantos media-
se deslíe el vínculo social, desde la organiza- dores responsables de la criminalidad.
ción política hasta el estado-nación. Si el jo-
ven abomina de la valoración y el signifi- La sociedad que estigmatiza al joven, en
cado, lo hace en conexión con la deriva realidad, no es sino aquella colectividad im-
simbólica imperante, acicate de un orden pedida para reconocer la honda crisis que la
donde no existe proyecto ni sentido posible atraviesa y el papel de catalizador que de-
diferente al apetito del mercado. Si las nue- sempeña la gramática criminal. A cambio se
vas generaciones abusan del poder y desatan limita a buscar chivos expiatorios, una manera
una cruenta violencia, lo hacen como vivo de mitigar el pánico y la soledad. El lugar de
reflejo de una economía que extravió su la criminalidad en la sociedad contemporá-
nexo con la sociedad –como lo practica la nea surge, no de su incremento desbordado
imposición neoliberal–, dinamitando la co- –México tenía tasas de criminalidad por en-
nexión que debiera mantener el poder y el cima de las actuales77–, sino de su ingreso a
futuro colectivo. la tramas de la cultura, convertido en posible
estilo de vida. La paranoica reiteración de la
En el centro de la crisis anida la criminali- inseguridad pierde sus supuestas bases obje-
dad, convertida en factor de rentabilidad de tivas. Empero lo que tiene de cierto, la cri-
una economía que no logra salir de la crisis, minalidad proviene, no de unos desquicia-
pero también en eslabón de la reproducción dos jóvenes que perdieron toda referencia,
de la ilegalidad en la vida cotidiana. Del or- sino de la invasión del crimen al tejido so-
den internacional a la calle de la ciudad –y en cial, incorporando por igual sus diversas
tantos lados a la vereda rural–, se tienden edades. •

notas
1. Este trabajo cuenta con el invaluable aporte 2. La última encuesta del ICESI (2002) revela que
de Carlos Alberto Zamudio, Jesús Salazar, un poco menos del 50 por 100 de la población
Taina Trujillo, Rosa Rodríguez y César mexicana tiene el sentimiento de inseguridad. El
Huerta. panorama se agrava en el Distrito Federal, el
porcentaje asciende al 90 por 100. Este País (1999).

88 seguridad ciudadana quórum 12


El fenómeno es generalizado, se le encuentra igual 9. Dos buenos ejemplos. En el Informe Mundial
en el mundo entero. La percepción ciudadana de un sobre la Violencia y la Salud (2002) los jóvenes son
crimen en ascenso en Estados Unidos llegó en 1998 el primer capítulo, mientras no se hace nada
al 52 por 100, pero en 1989 fue del 84 por 100. parecido con los adultos. En el seminario
Chabat y Bailey (2001). En Colombia, un último internacional Políticas de prevención del crimen y la
reporte oficial afirma que en Cali y Bogotá menos violencia en ámbitos urbanos realizado en Bogotá en
del 30 por 100 de sus pobladores se siente seguro. mayo de 2003, todos los países asistentes hacen de
Dane (2004). lo joven un nudo articulador de su discurso. Las
3. El fenómeno del temor al crimen toma cuerpo, memorias del evento en Llorente y Rubio (2003).
de preferencia, en las ciudades y los sectores 10. La Jornada (4 de junio de 2004, p. 1 y 31). La
desfavorecidos. Ugalde (2004). medida policial supone la requisa arbitraria de
4. En México han crecido las entidades privadas en cualquier persona que camine por la calle después
contra de la criminalidad. Muestra de ello, el de las 10 de la noche. El municipio en cuestión es
Instituto Mexicano de Estudios de la Criminalidad Tlalnepantla de Baz, ubicado al norte del Distrito
Organizada (IMECO), México Unido contra la Federal.
Delincuencia, el Instituto Ciudadano de Estudios 11. El vínculo entre joven y criminal asume diversas
sobre la Inseguridad (ICESI). La marcha del 27 direcciones. En su versión positiva, cuando se trata
junio de 2004, donde se llenaron las calles del de pensar las causas de la criminalidad, el tema casi
centro del Distrito Federal, bien muestra la obligado viene a ser el desempleo juvenil. Por
preocupación ciudadana. De otro lado, en 1997 supuesto, ello es cierto, pero a fuerza de no incluir
México fue el tercer comprador de dispositivos de una visión global termina por reforzar el pánico y
seguridad en el mundo. Chabat y Bailey (2001). sus estigmas. Mirar La Jornada (26 de junio de
Para los comportamientos en el Distrito Federal, 2004, p. 17).
González-Placencia (1999). 12. Equipo de Reflexión y colaboradores (2001);
5. La violencia es una de las expresiones del crimen, Perea (2004a).
no la única. Entre la una y el otro existen relaciones 13. Rodríguez (2004, p. 36).
complejas. Sea el caso, Colombia tiene la tasa de 14. En una entidad federativa, se reportan los datos
homicidios más alta de la región, y, sin embargo, su de una manera, y en otra, con un criterio diferente,
tasa de delitos contra el patrimonio es más reducida por demás sometidos a numerosas fluctuaciones en
que la mexicana. Lo mismo dentro de México, las el tiempo. Cuesta creerlo, el Distrito Federal está
entidades de más elevada tasa de violencia hoy todavía en el intento de unificar su información
–Guerrero, Oaxaca y Michoacán–, tienen a su vez y de adquirir, por fin, los computadores y
bajas tasas de robo. programas adecuados.
6. Entre 1979 y 2002 el homicidio no tiene picos 15. La asignación de la federación a los Estados en
bruscos. Luego de un ascenso lento durante los años materia de seguridad dependía de su «adecuado»
ochenta, evidencia una disminución durante la década comportamiento, leído en términos de disminución
siguiente. El tema se trabajó en otro texto, los datos de los indicadores de criminalidad. En la reunión de
de esta nota y de las dos siguientes en Perea (2004). los procuradores de justicia de los Estados celebrada
7. La violencia elevada entre los años de 1995 y 2002 a mediados del 2004 en Coahuila, se formuló un
se centraliza en zonas de Oaxaca, Guerrero, Sinaloa, pacto colectivo para poner término al hábito de
Chihuahua, Baja California, Michoacán, México, «maquillar» la información. La Jornada (junio de
Morelos y Durango. Esto es, 9 de los 32 Estados. 2004).
8. De los 641 municipios con violencia elevada en 16. En México no existe un sistema de registro en
el año 2000, el 57 por 100 tiene menos de 15.000 el nivel primero del crimen, esto es, la policía
habitantes, y el 76 por 100 menos de 30.000. preventiva. Tampoco se sabe de la información del

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 89


Servicio de Medicina Forense (Semefo), otra 23. Otra vez es una regla de tres: [(media de la edad
entidad donde se debiera llevar un registro – media de todas las edades) / media de todas las
minucioso de los asesinatos. En realidad, la única edades]*100.
manera de garantizar la validez de la información de 24. Alto entre 20.1 y 50 por 100 (Bajo entre –20.1
un país es la coincidencia entre las diversas y –50); Muy Alto entre 50.1 y 80 por 100 (Muy
instituciones que intervienen en un mismo proceso: Bajo entre –50.1 y –80); y Desbordado mayor a 80
por ejemplo en el homicidio, donde entrarían las (o ínfimo de –80 hacia abajo). La prueba de
denuncias, la secretaría de salud y el Semefo. eficiencia del criterio adoptado reside en que el 90
17. Esto es, del total de delitos sólo un 4.6 por 100 por 100 de las tasas nacionales se agrupan dentro de
recibe trámite satisfactorio; el resto permanece en la la frontera de 80 y –80 por 100.
impunidad. Zepeda (2004, p. 219). 25. La información de la Secretaría de Salud con
18. Se han elaborado importantes trabajos a partir información sobre homicidio tiene datos entre 1980
de los reportes oficiales. Es el caso del Consejo y 2000; la información de las averiguaciones previas
Nacional de Población con los índices de y los sindicados –dando cuenta del homicidio, los
marginación, Consejo Nacional de Población delitos contra el patrimonio y los delitos contra la
(2001), así como del Instituto Nacional Indigenista salud–, va de 1985 a 2000.
con los indicadores sociales y económicos de las 26. La Secretaría de Salud registra desde los 15 años,
etnias nacionales, Serrano, Ambriz y Fernández mientras las estadísticas judiciales lo hacen desde los 16.
(2002). 27. Estamos conscientes de la discusión sobre lo
19. La comparación de series temporales es una. En que significa ser joven y su traducción en términos
este texto le apostaremos a otra: la puesta en estadísticos. De muchas maneras, los menores de 15
paralelo de diversos cortes sobre la información, años ingresan en multitud de experiencias juveniles,
como bien es el caso de la edad, donde es posible así como que lo joven parece alargarse cada vez más
valorar la consistencia de una fuente a otra. Si la hacia arriba. En todo caso preferimos no abusar de
participación de los jóvenes en el asesinato resulta la noción: poco tiene que ver un muchacho de 13
simétrica entre la Secretaría de Salud y el Ministerio años con un hombre adulto joven de 28.
Público, se puede asumir que estamos ante una 28. El Instituto Mexicano de la Juventud sigue este
aproximada radiografía de lo real. criterio. Pérez (2002). La OPS / OMS (2002) lo
20. El Instituto Nacional de Ciencias Penales define entre los 15 y los 29 años.
(Inacipe) elaboró un valioso trabajo de creación 29. En la tramitación de la muerte intervienen
de una base de datos sobre criminalidad, varias instituciones en una situación donde es difícil
recogiendo datos dispersos del INEGI. Arango y ocultar un cadáver. Existen situaciones, por
Lara (2003). supuesto, como las fosas comunes halladas tiempo
21. Es una regla de tres sencilla: si X cantidad de después; no es lo común, menos en el contexto de
delitos se cometieron entre el total de la población, la ciudad.
cuántos se cometerían entre 100.000 personas. Tasa 30. En lo jurídico, el homicidio se divide en
= (X cantidad de delitos * 100.000) / total de la homicidio intencional, donde se comete un
población. De ahora en adelante todas las tasas son asesinato con dolo y conciencia; y homicidio
por 100.000 habitantes. imprudencial, donde se mata sin intención, como
22. Los jóvenes son más numerosos que las otras en un accidente de tránsito. Nos ocuparemos tan
sólo del homicidio intencional.
edades. Entre los 16 y los 25 años suman el 34.6
por 100 de la población de 11 a 45 años; entre los 31. El homicidio se trabaja en otro texto. Perea
26 y los 35 años, el 24.3 por 100; entre los 36 y los (2004).
45, el 19.6 por 100. La tasa permite comparar la 32. Organización Panamericana de la Salud /
edad al margen de su tamaño. Organización Mundial de la Salud (2002).

90 seguridad ciudadana quórum 12


33. Tasa promedio 1979-2002. El homicidio 44. La tasa mundial entre los 15 y los 29 años fue
disminuye pero se extiende a nuevas geografías: durante de 11.8, y entre los 30 y los 44, de 11.4.OPS /
los noventa pasó hacia los Estados de la frontera. OMS (2002).
34. Dirección General de Información en Salud. 45. Cálculos propios a partir de Arango y Lara
Secretaría de Salud. (2003). La tasa de delitos patrimoniales se refiere a
35. La posición del homicidio a nivel mundial en las averiguaciones previas, esto es, a los presuntos
OPS / OMS (2002, cuadro A. 6, pág. 310). delincuentes.
36. Recordamos la Edad 2: joven de 15 a 24; adulto 46. Rango Alto entre 40.1 y 80 (Bajo entre –40.1 y
joven de 25 a 34; adulto de 35 a 44. –80); Muy Alto de 80.1 a 120 (Muy Bajo de –80.1
a –120); y Desbordado de 120 por 100 para arriba
37. En Colombia, los chavos menores de 20 sí (Ínfimo de –120 por 100 para abajo).
incrementan su participación en el homicidio; pero
lo hacen con la misma intensidad que los adultos de 47. Mirar Zepeda (2004, Cuadro I. 1, p. 40-41).
30 a 35. Perea (2004b). Por supuesto, al dato mexicano le caben múltiples
consideraciones. Como se dijo, se calcula apenas en
38. Presunto delincuente es la persona sometida a un 25 por 100 la cantidad de delitos denunciados.
una averiguación previa, esto es, el trámite legal
48. Luego vienen Otros delitos con 33 por 100 y
puesto en marcha toda vez que el Ministerio
lesiones con 17 por 100. El homicidio copa tan sólo
Público encuentre méritos para abrir investigación
el 2 por 100 del total. Los datos son un promedio
de una denuncia. Sentenciado, de manera distinta,
entre 1997 y 2001.
es quien cursa el proceso penal y recibe condena por
parte de un juez. Los datos han sido tomados de 49. El dato de robo se refiere, en este caso, a las
Arango y Lara (2003). denuncias. De ahí su valor más elevado respecto a
las averiguaciones previas que supone el ejercicio de
39. Los datos de víctimas y victimarios no son
una investigación por parte del Ministerio Público.
comparables de manera directa. Ambos apuntan a
realidades distintas, así como lo muestran sus 50. Zepeda (2004, p. 58) reporta datos de
valores diferenciados: la tasa nacional de las víctimas Argentina con una tasa de robo de 1976, Costa
de homicidio es de 28.8 (Secretaría de Salud), Rica, 1246; Chile, 592 y, Honduras, 167.
mientras la tasa nacional de los presuntos es de 15 y 51. Guerrero con 303 robos por 100.000
de los sentenciados de 14 (Ministerio Público). habitantes, Oaxaca con 178 y Michoacán con 260.
Entre los datos de presuntos delincuentes y 52. Cálculos nuestros sobre Revista Criminalidad.
sentenciados existe un comportamiento simétrico, 53. 9 de 10 pandillas practican el atraco callejero;
razón por la que nos circunscribiremos a los 1 de 2 frecuentan el asalto a casas y comercios
presuntos. locales. En Bogotá, la ciudad grande, tiene alguna
40. Queda en pie el interrogante de si no se trata de presencia el asalto bancario y de automóviles,
una justicia que se aplica con más decisión sobre los mientras en Neiva hay una conexión fluida con la
jóvenes, con menor capacidad para evadirla. guerrilla y el robo internacional. Perea (2004b,
41. La confirmación de los victimarios permite Cuadro n.º 15).
asegurar que no se trata de jóvenes violentos que 54. Movilización colectiva, crimen y poder.
matan ante todo a adultos indefensos. Las dos Universidad de la Ciudad de México.
fuentes distintas arrojan un comportamiento similar 55. La edad en las pandillas del DF se mirará más
de las edades, de tal suerte que los datos se validan. adelante.
42. La tasa media en este caso es de 69. Cálculos 56. Los delitos contra la salud entran en la
propios sobre Arango y Lara (2003). jurisdicción de los delitos federales, que suman nada
43. Los datos del conjunto de delitos contra la vida más el 6 por 100 del total de delitos denunciados
ha sido tomado también de Arango y Lara (2003). entre 1997 y 2001.

quórum 12 carlos mario perea restrepo I 91


57. Dado el reducido valor de las tasas y su Subdelegación de Desarrollo Social (1987), Castillo,
correlativa baja dispersión, se volvió a tomar el Zermeño y Ziccardi (1988); de los más recientes
criterio de clasificación de los niveles empleado en Urteaga (2000) y Fajardo (2003). Asimismo está el
el homicidio. Medio entre 20 por 100 y –20 por trabajo sobre comunicación de Reguillo (1991) y el
100, y de ahí hacia los lados un 30 por 100. de los pachucos de Valenzuela (1988).
58. Hasta donde se tiene noticia, en México no hay 67. Octavio Paz hace de ellos una simbología de lo
pandillas en el sector rural. En Colombia tampoco, mexicano en su Laberinto de la Soledad (¿?).
pese a que muchas zonas agrarias alimentan una 68. Las dos ciudades son Neiva y Bogotá. Perea
suerte muy variada de actores armados. (2004b).
59. En el Distrito Federal se sumaron las 13 69. Es imposible acceder a una información
delegaciones de más de 250.000 habitantes. Los 12 nacional. Desde 1996 aparece registrado el
municipios conurbanos del Estado de México con «pandillerismo» como un delito contra la seguridad
el mismo tamaño poblacional se contabilizan pública. Aparece en los reportes de averiguaciones
aparte. previas –esto es, los delitos que dieron origen a una
60. Con mayor razón si se considera que los investigación del Ministerio Público–. Por
mismos 62 municipios aportan más del 70 por 100 desfortuna, los datos son asistemáticos. La tasa
de los robos nacionales, según veremos ahora. nacional promedio llega apenas a 0.4, no alcanza ni 1.
61. Incluye municipios y delegaciones del DF con Estados donde se tiene certeza de su presencia no
más de 250.000 habitantes. reportan el delito, como el Distrito Federal y el
62. Para el establecimiento de los rangos del índice, Estado de México.
dado que las fronteras entre los tipos de delitos son 70. Los datos sobre las pandillas del DF hacen parte
distintas, se optó por el criterio más restrictivo: el de la citada investigación en curso. Movilización
utilizado en los delitos contra la vida y contra la colectiva, crimen y poder. Universidad de la Ciudad
salud. de México.
63. En otros lugares los jóvenes hacen parte de 71. La mixtura de los tres elementos constituye la
grupos de choque, como los pandilleros en tomas pandilla, diferenciándola de los chavos parados en la
de tierra en la Costa colombiana. Sin embargo no se esquina consumiendo. Primero, el tiempo paralelo:
trata de una experiencia «institucionalizada» como el pandillero rompe las rutinas socialmente
en México. establecidas mientras los otros jóvenes permanecen
64. Las barras bravas surgen en toda Latinoamérica, ligados, así sea con conflictos, a las rutinas de la
incluido México. Sin embargo, son escasos los familia, la escuela o el trabajo. Segundo, el afuera: la
estudios al respecto. Los porros han sido objeto de pandilla asume como hábito permanente de vida el
una mirada mayor, aunque también escasean los consumo, el robo y la violencia, a diferencia de
estudios. Mirar Adler Lomnitz (2003). grupos que pueden asumir uno u otro. Tercero, la
territorialidad: la pandilla no es nada sin la
65. En el mundo entero se riegan las pandillas, en referencia a un espacio local donde ejerce su poder.
los países del norte ligados a conflictos étnicos y
racistas. El neo-nazismo en Alemania es un buen 72. La figura típica fue el sicario «paisa», como se
ejemplo, Funke (2000). El último informe mundial llama a los naturales de la región de Antioquía en
de violencia, en un recuadro dedicado a las Colombia, la zona de donde salieron los más
pandillas, dice que «se encuentran pandillas de renombrados sicarios por su conexión con el cartel
jóvenes en todas las regiones del mundo». de Medellín, en su época el gran centro de control
Organización Panamericana de la Salud – de la distribución de cocaína en el mundo.
Organización Mundial de la Salud (2002, p. 39). 73. Salazar (1990) y Salazar y Jaramillo (1992).
66. Literatura de los primeros chavos banda en 74. En este caso las ciudades son Barranquilla y
León (1984), Gomezjara y otros (1987), Bogotá. Perea (2004b).

92 seguridad ciudadana quórum 12


75. Se hizo una lectura sistemática de La Jornada 76. Por el asesinato de un policía judicial de Sinaloa
entre los años señalados, registrando los casos de se pagó la suma de $15.000. La Jornada (febrero 16
homicidios ligados al narcotráfico. La selección de 2002).
original reposa en el archivo personal de Eduardo 77. La segunda mitad de los años noventa es señalada
Correa Senior. como el momento de pico de la criminalidad.

bibliografia
Arango, Arturo y Lara, Cristina (2003): Sistema de exploratorio acerca de la actitud de los capitalinos
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94 seguridad ciudadana quórum 12


Políticas locales de seguridad ciudadana en Europa:
el caso de Barcelona
jaume curbet
Consultor de Administraciones Públicas

resumen
Se argumenta que en la Europa del último cuarto del siglo XX se vi-
vió un cambio en torno al control social de la violencia, debido al
surgimiento de la Unión Europea y a la expansión del crimen or-
ganizado. Los Estados europeos son desbordados por el crecimien-
to de una violencia que recurre a las nuevas tecnologías y se afian-
za con la fuerza de la expansión capitalista global. La UE enfrenta
el reto de combatir el crimen organizado y el terrorismo, así como
los gobiernos locales deben hacerlo por la delincuencia y la insegu-
ridad. La situación es ilustrada mediante el caso de Barcelona,
donde las tensiones entre los procesos globales y locales se materia-
lizan en la llamada glocalización, en la que las competencias estata-
les de justicia y seguridad son transferidas a la UE mientras que las
políticas de seguridad ciudadana son localizadas. Por último, se
afirma que el debate actual oscila entre un «populismo punitivo»
que demanda la intensificación de la represión penal y una bús-
queda de nuevas formas de «gobernanza de la seguridad» basada en
la justicia social.

Palabras clave: Control social de la violencia. Crimen organiza-


do y terrorismo. Delincuencia e inseguridad. «Glocalización». Po-
pulismo punitivo. Gobernanza de la seguridad.

abstract
It is argued that in the Europe of the last quarter of the 20´s
century was lived a big change around the social control of the
violence, due to the emergence of the European Union and the
expansion of the organized crime. The European States are
overflowed by the growth of a violence that resorts to the new
technologies and it is consolidated with the force of the global

quórum 12 jaume curbet I 95


capitalist expansion. The UE faces the challenge to fight with the
organized crime and the terrorism, as well as the local
governments must fight with the delinquency and the insecurity.
The situation is illustrated by the case of Barcelona, where the
tensions between the global and local processes are materialized in
the called «glocalization», in which the state competitions of
justice and security are transferred to the UE, whereas the policies
of citizen security are located. Finally, the article affirms that the
present discussion oscillates between a «punitive populism» that
demands the intensification of the penal repression and a search of
new forms of «gobernability of the security» based on social
justice.

Key words: Social control of the violence. Organized crime and


terrorism. Delinquency and insecurity. «Glocalization». Punitive
populism. Gobernability of the security.

la globalización del crimen sorteando los obstáculos a la plena integra-


organizado y el terrorismo ción.
Europa, en el transcurso del último cuarto
del siglo XX, se ha convertido en un escena- Como es sabido, esta etapa decisiva del
rio idóneo para rastrear los ejes principales proceso de integración europea coincide
de transformación del control social de la con el desplome del sistema comunista en
violencia, en un mundo marcado por el de- los países de la Unión Soviética y de la Europa
sarrollo intensivo de las nuevas tecnologías oriental, así como con la consiguiente caída
de la información y la comunicación, así del Muro de Berlín. De esta forma, uno de los
como por una extraordinaria expansión de elementos cruciales para la constitución de
una nueva modalidad de capitalismo global. la UE, la implantación de la libre circula-
ción de personas y mercancías entre los Es-
¿Por qué Europa? La Europa de los últi- tados miembros, habrá de verse sustancial-
mos veinticinco años ya no es, tan sólo mente alterado por el impacto provocado
–como sí lo fue hasta el final de la Segunda por la sorpresiva eliminación del Telón de
Guerra Mundial–, el suelo compartido por Acero que, durante décadas, había separado
una yuxtaposición trágica de viejos Estados- a los países europeos.
nación. Si bien, por una parte, se resiste a
desaparecer el horror fratricida en los Balcanes, A su vez, el desmembramiento de las re-
por otra, el proceso de construcción de la públicas que integraban la Unión Soviética,
Unión Europea (UE) –al ritmo a veces exas- juntamente con la transición precipitada
perante de la burocracia de Bruselas– sigue del comunismo al capitalismo, facilitaron la

96 seguridad ciudadana quórum 12


práctica desaparición de los mecanismos uno de los actores destacados en el proce-
públicos de control de la economía y, por so de creación del nuevo orden mundial.
consiguiente, se facilitó también la apari- Fruto de esta visión estratégica, los prin-
ción de una economía criminal1, basada en la cipales mercados criminales mundiales
depredación masiva e impune de los recursos –particularmente los de drogas, armas y
energéticos, las industrias rentables, los bie- seres humanos– experimentan un creci-
nes del Estado e incluso el armamento con- miento desconocido hasta entonces. De
vencional, químico y nuclear, por parte de tal forma que, a mediados de los años no-
redes flexibles de crimen organizado esta- venta, las estimaciones más prudentes5 si-
blecidas mediante acuerdos de colaboración tuaban el total de los ingresos generados
entre las antiguas y las nuevas mafias rusas y por el conjunto de los mercados crimina-
la Mafia siciliana y los Cárteles de Colom- les gestionados por el Crimen Organiza-
bia principalmente2. do Global –lo que vendría a ser el produc-
to criminal bruto– en una cantidad no
Esta eclosión del crimen organizado en inferior a los 800.000 millones de dólares
los países de la ex Unión Soviética, a partir anuales, es decir, el equivalente al 15 por
del final de la década de los ochenta, no 100 del total del comercio mundial
puede considerarse, bajo ningún concepto, (Maillard, pp. 48).
como un fenómeno localizado. Por el con-
trario, forma parte indisociable e incluso En este nuevo escenario global, la colosal ca-
principal de un proceso, de alcance mun- pacidad de mediatización de la economía y la
dial, por el que las tradicionales mafias lo- política mostrada por las redes flexibles del cri-
cales3, sin perder sus raíces, aprovechan las fa- men guarda un escaso parecido con los tó-
cilidades aportadas por la globalización picos, aún firmemente asentados en el ima-
económica y de las comunicaciones para ginario social, acerca de la antigua mafia y
establecer una extensa y eficaz red de acuer- sus instrumentos más característicos: la coac-
dos de colaboración entre todas ellas, que ción, la corrupción o el blanqueo de dinero.
les permitirá dar un salto exponencial tanto Porque ya no se trata, al hablar hoy de
en lo que se refiere al ámbito y al volumen blanqueo de dinero, del resultado de la am-
de sus actividades criminales como, espe- pliación gradual de la cadena de lavanderías
cialmente, al rendimiento que de ellas ve- utilizada inicialmente por la mafia de Chi-
nían obteniendo. cago, en los años treinta, para reintroducir
en la economía legal (lavar) el dinero (sucio)
A principios de los noventa4, por tanto, procedente de sus negocios ilegales. Actual-
puede hablarse ya con propiedad de la mente, el equivalente al antiguo blanqueo
existencia de lo que Castells (2001) de- de dinero, constituye un complejísimo pro-
nominaría Crimen Organizado Global. ceso financiero que mueve centenares de
Esta novedosa configuración en red, per- miles de millones de dólares en los merca-
mite a las mafias tradicionales, más que dos financieros mundiales6 con la inmedia-
una simple adaptación, convertirse en tez y el anonimato que permiten las nuevas

quórum 12 jaume curbet I 97


tecnologías de la información y la comuni- de un sistema financiero global orientado,
cación, mediante las ingenierías más sofis- casi exclusivamente, a la maximización
ticadas, diseñadas por los abogados y los –socialmente irresponsable– de beneficios
economistas más prestigiosos, a través de re- privados a corto plazo?8
conocidas instituciones de crédito y de in-
versión y recurriendo a los mismos paraísos Lo cual nos lleva, desdichadamente, a un
bancarios y fiscales7 a los que acuden los de- nuevo interrogante: ¿Dónde se hallan los lí-
fraudadores de las haciendas públicas de mites a la expansión metastásica, en las esfe-
todo el mundo, así como los recaudadores ras de la economía y de la política, de este
de fondos ilegales de cualquier tipo y proce- descomunal poder surgido de la sombra de la
dencia. globalización? Porque, si bien resulta cada
día más difícil distinguir, con la requerida
Un fenómeno de estas características y nitidez, la economía legal de la criminal,
magnitud no parece que pueda pasar fácil- tampoco es más fácil medir el nivel de inter-
mente desapercibido, encubierto bajo la ferencia del Crimen Organizado Global en los
consideración de efecto colateral, o bien ámbitos críticos de la gobernabilidad de no
como una simple anomalía que, eso sí, de- pocos Estados. Huelga decir que, así como
berá ser, y por consiguiente lo será tarde o en el caso del blanqueo de dinero, también en
temprano, subsanada por el propio sistema el de otros instrumentos tradicionales de las
económico globalizado. La comprensible mafias como lo son la coacción y la corrup-
ausencia de datos empíricos fiables, en un ción, nos hallamos ante un auténtico cam-
ámbito que sigue regido drásticamente por bio de escala. Aunque sin renunciar a los
la «ley del silencio», no parece razón sufi- viejos procedimientos artesanales de coac-
ciente para cerrar en falso algunas preguntas ción o corrupción puntual de unos funcio-
no menos razonables que inquietantes: ¿En narios determinados, la nueva mafia global
qué medida la concentración de un poder desarrolla sistemas industriales que le permi-
financiero desmedido en las manos de ma- ten «adquirir» organismos públicos al com-
fias de base nacional puede estar condicio- pleto (algún cuerpo policial, en México,
nando gravemente el margen de maniobra pongamos por caso) y, en última instancia,
de las políticas económicas de países como implementa estrategias informacionales de
México, Colombia, Venezuela o Turquía, injerencia en los procesos de formación
pero también de Austria, Italia, Rusia o Japón? de opinión pública (a través de la penetración
O bien, ¿cuál puede ser la incidencia econó- en la propiedad de medios de comunica-
mica y social de la entrada de enormes flujos ción), así como en la gobernabilidad (espe-
de dinero procedente de la economía crimi- cialmente mediante la extensión, manifiesta
nal en el sector inmobiliario de algunos paí- en algunos países europeos durante la últi-
ses europeos? Y, aún más, ¿hasta qué punto la ma década, de la «política del escándalo»).
enorme masa de dinero procedente de las
actividades del Crimen Organizado podría Nada parece indicar, pues, que nos hallemos
estar contribuyendo a la deriva especulativa simplemente ante un efecto indeseado, co-

98 seguridad ciudadana quórum 12


lateral, del comúnmente conocido como sueño de los capitalistas: crecimiento eco-
proceso de globalización. Sin embargo, no nómico al servicio del interés particular, sin
deberíamos menospreciar nuestra enraizada el lastre de la solidaridad ni el control del
tendencia a contemplar los fenómenos cri- Estado. Podría decirse, pues, parafraseando
minales desde esta perspectiva. Efectiva- la célebre fórmula de Clausewitz, que la cri-
mente, considerar el Crimen Organizado minalidad organizada viene a ser, en la era
Global como una excrecencia del progreso de la globalización económica, la continua-
supone, inevitablemente, reducir el fenó- ción del comercio por otros medios.
meno a uno más de aquellos males que,
aunque producidos socialmente, deberían No es de extrañar, por tanto, que los deci-
ser extirpados sin mayores contemplacio- monónicos sistemas estatales de justicia cri-
nes. Pero, ¿cómo practicar una cirugía limpia minal europeos se hayan visto literalmente
que permita acabar con un mal tan extendi- desbordados, en las dos últimas décadas del
do sin, a su vez, dañar irreparablemente el siglo pasado, por la audacia con la que las
cuerpo en el cual se ha desarrollado? redes del crimen se han aposentado en el
nuevo orden global. En lo que constituye,
Parece evidente que, desde esta peculiar en la realidad de los hechos, un auténtico
visión, un tanto simplista y maniquea, re- desafío al viejo Estado-nación, la emergen-
sulta harto difícil apreciar las interrelaciones cia del Crimen Organizado Global consigue
de todo orden que vinculan, de forma in- agrietar, de un solo golpe, dos de sus pilares
quietante, al Crimen Organizado Global básicos: la regulación cívica de la economía y
con la formación del mundo contemporá- el monopolio de la violencia. No se trata,
neo; y, por consiguiente, la debilidad del especialmente en este último caso, de una
diagnóstico reduce enormemente la even- fanfarronada, sino de una confrontación ex-
tual eficacia de la terapia propuesta. Otra plícita y brutal, que no deja lugar a dudas:
cosa sería, claro está, si pudiéramos, como entre los años 1971 y 1992 fueron asesinados
propone Maillard, dejar de imaginarnos el por las mafias 26 magistrados europeos.
crimen como un virus que ataca un cuerpo
sano. Entonces, quizá nos fuera posible in- El conglomerado de Estados-nación en
dagar, con más lucidez que farisaico escán- que está fragmentado el Viejo Continente,
dalo, el origen psicosocial del fenómeno de la de repente, se ve impotente para enfrentarse
criminalización de la economía y la política. a un rival surgido de las propias entrañas de
Porque, en última instancia, el éxito del las sociedades europeas, al que no contienen
Crimen Organizado Global no se podría las fronteras y que no se amedrenta ante la in-
entender fuera del contexto de una sociedad timidación penal. Resulta llamativo, cuan-
que ha elevado la lógica de la competitivi- do no dramático, contemplar las dos veloci-
dad y de la maximización del beneficio par- dades a que avanzan, en esa peculiar carrera,
ticular al grado de imperativo natural. Los por una parte, las redes flexibles del crimen
valores que sustentan la nueva mafia supo- y, por la otra, la oxidada maquinaria policial
nen, de hecho, la realización del auténtico y judicial de los Estados europeos. La dispa-

quórum 12 jaume curbet I 99


ridad, por supuesto, se hace cada vez mayor trata, pues, de un proceso irreversible hacia un
y, de esta forma, se ponen en evidencia las desenlace fatal para las sociedades libres? En
limitaciones del ámbito estatal para desarro- cualquier caso, se trata de un peligro real y,
llar estrategias eficaces de lucha contra el más allá de estériles polémicas entre opti-
Crimen Organizado Global. mistas y pesimistas acerca del resultado fi-
nal, eso es lo único que parece que debiera im-
Uno de los componentes esenciales del portar.
proceso de unificación europea no podía ser
otro, por tanto, que la necesidad imperiosa de Esta incosciencia relativa, aunque genera-
dar lugar a un espacio transnacional de lu- lizada, no sólo entre las elites políticas, sino
cha eficaz, primero, contra la criminalidad también en la sociedad, de la amenaza que
organizada y, más tarde, contra el terroris- supone el Crimen Organizado Global con-
mo. Lo cual, no cabe duda, no resulta fácil de trasta, a su vez, con el pánico a escala mun-
asumir por parte de las asentadas burocra- dial que ha sido capaz de provocar la irrup-
cias estatales. Pero tampoco es menos com- ción espectacular del nuevo terrorismo
plejo armonizar este propósito con otros transnacional. Lo cual, me atrevería a aven-
que ocupan posiciones prioritarias en el turar, viene dado básicamente por la dife-
proyecto europeo; en particular, la creación rencia crucial entre la invisibilidad social de
de un mercado y una moneda únicas y la los efectos devastadores de las redes globales
correspondiente libertad de circulación de del crimen, y la extraordinaria visibilidad
mercancías y personas. Todo ello permite que han alcanzado, en la era de la informa-
entender que el proceso de creación de un ción, las audaces acciones terroristas. Esta
espacio europeo de justicia y seguridad esté notable diferencia en cuanto a la visibilidad
jalonado de enfrentamientos ideológicos, de los efectos inmediatos, de una y otra for-
obstrucciones gremialistas, ralentizamientos ma de violencia organizada, se refleja dra-
burocráticos y vetos estatales. máticamente en la figura emergente de las
víctimas del terrorismo en contraposición a
Qué duda cabe que esta ineptitud mani- las desconocidas, a pesar de innumerables,
fiesta de los Estados a la hora de organizar víctimas de la depredación a gran escala per-
una respuesta europea a los nuevos retos cri- petrada por el Crimen Organizado Global.
minales, contrasta ostensiblemente con la
eficacia con la que las nuevas mafias se arti- Aunque conmocionados por ambos gol-
culan en redes ya no sólo en el ámbito euro- pes, los Estados, no sólo europeos, parecen
peo sino también mundial, y, como hemos más preparados, y en cualquier caso mejor
visto, logrando una expansión colosal de los dispuestos, para enfrentar el reto terrorista a
mercados ilegales de armas, drogas y perso- escala global. Por lo menos, en términos re-
nas, así como una acumulación no menos lativos. Ello se refleja en la creciente prioridad
asombrosa de recursos económicos y de ca- acordada por las policías estatales y los servi-
pacidad para mediatizar nada menos que la cios de inteligencia a la lucha contra el terro-
economía y la política a escala global. ¿Se rismo, al volumen de los medios asignados,

100 seguridad ciudadana quórum 12


a los acuerdos de cooperación internacional de inseguridad objetiva, en tanto que la inse-
en los ámbitos policial y judicial, a la impli- guridad ciudadana es una sensación (por
cación de los ejércitos y, en el caso de la UE, más justificada que pueda aparecer) que
al avance en la integración comunitaria de añade una dimensión de inseguridad subjeti-
las políticas antiterroristas. Pero no sólo en va. Esta distinción resulta relevante, por
la esfera estatal, también en los medios de una parte, para poder disponer de diagnós-
comunicación (la opinión publicada) y en ticos precisos de la evolución de ambos y,
la opinión pública se refleja nítidamente por otra, para escoger estrategias adecuadas a
esta priorización de la lucha contra el terro- cada situación: políticas de prevención, para
rismo por delante de la lucha contra la cri- hacer frente a la delincuencia, o políticas de se-
minalidad organizada a escala global. Con guridad para atajar la sensación de inseguridad;
lo cual, dado que el crimen organizado basa y, como ha sido el caso dominante en los
su éxito en la más estricta discreción (la «ley años noventa en muchos países europeos, po-
del silencio») y el terrorismo en la máxima líticas integradas de prevención y seguridad 9.
publicidad (difusión del terror), podría sos- Pero también, conviene mantener presente
tenerse que, paradójicamente, ambos están esta distinción, a fin de reducir las ocasiones
logrando, en términos estratégicos, sus res- propicias a la manipulación del fenómeno
pectivos propósitos. social de la inseguridad ciudadana, ya sea
con propósitos políticos o bien económicos.
la localización de la delincuencia
y la inseguridad ciudadana Al hablar de delincuencia, inevitablemente,
El Estado-nación, en el Viejo Continente, incurrimos en una generalización poco es-
no sólo ve cuestionado su monopolio de la se- clarecedora. No cabe duda de que poco tienen
guridad pública desde la esfera supraestatal, que ver los homicidios (si es que tiene algún
por parte del Crimen Organizado Global, sentido explicativo juntar en una misma ca-
sino también desde la infraestatal, debido al tegoría los ajustes de cuentas de la criminali-
fenómeno de inseguridad ciudadana asocia- dad organizada y los crímenes pasionales)
da a la delincuencia que se instaló en las so- con los robos en automóviles: ni en las causas
ciedades europeas, a lo largo del último que los originan, ni en los efectos que se deri-
cuarto del pasado siglo. van de cada uno de ellos, ni tampoco, por
consiguiente, en las correspondientes estrate-
Conviene insistir, aun a riesgo de incurrir gias de prevención (situacional10 o bien so-
en obviedad, en que nos hallamos ante dos fe- cial11). No se trata, sin embargo, de una tor-
nómenos de naturaleza y características peza. Al reducir la totalidad de las violencias
muy distintas –la delincuencia y la inseguridad sociales (que suponen la manifestación ex-
ciudadana–, por más que su interrelación trema de conflictos de distinta naturaleza) a
pueda resultar social y políticamente deter- la categoría única de «delincuencia», pode-
minante. Para decirlo en pocas palabras, la mos seguir confiando irreflexivamente en la
delincuencia es un hecho (aunque sea social- acción protectora de medidas simples de ca-
mente construido) que constituye un factor rácter general, como pudiera serlo la «pre-

quórum 12 jaume curbet I 101


vención mediante la represión», y, al mismo deñable de delitos de los cuales sí son cons-
tiempo, ahorrarnos la siempre incómoda ta- cientes los agresores y las víctimas, incluidos
rea de rastrear las causas que originan cada aquellos que, por distintas razones, ni son
uno de los distintos conflictos. averiguados por la policía ni denunciados
por parte de las víctimas (la cifra negra de la
¿Qué propósito puede tener, pues, pre- delincuencia). En algunos países europeos
guntarse si aumenta o bien disminuye «la como Reino Unido y los países escandina-
delincuencia»? En todo caso, difícilmente vos o ciudades como Barcelona, vienen uti-
aumentan a la vez todas las conductas tipifi- lizándose encuestas de victimización, las cua-
cadas como delito y en todas partes por les, mediante el estudio de una muestra
igual. Aún menos probable resulta que se representativa y suficiente de la población,
mantenga constante una línea de crecimien- aportan la información más fiable de que se
to o bien de disminución. Más bien, la evo- dispone acerca de la extensión real del con-
lución del conjunto de las conductas delicti- junto de delitos. En el tercer nivel encontra-
vas, en las sociedades europeas, se asemeja a mos la delincuencia que es conocida por la po-
un paisaje de dunas en el que se pueden ob- licía, mediante la denuncia efectuada por
servar tanto plácidas continuidades como las víctimas (índices de denuncia) o bien de-
bruscos y a veces inexplicados sobresaltos. bido a su propia investigación. Esta infor-
Lo cual no evita que, desconocedores de la mación concerniente a los delitos conocidos
letra pequeña de los artículos de los crimi- por la policía es, con frecuencia, la más uti-
nólogos en las revistas especializadas, en los lizada (incluso allí donde ya se dispone de
titulares de los periódicos, las cabeceras de los encuestas de victimización) tanto en los me-
informativos televisivos, las conversaciones dios de comunicación como en el debate
en los cafés o en el mercado, así como en los político para sostener el aumento o bien la
discursos políticos, predominen no ya las disminución de la delincuencia y, conse-
preguntas sino directamente las afirmacio- cuentemente, para promover las correspon-
nes categóricas acerca del, habitualmente dientes políticas de seguridad. Lo cual no
alarmante, aumento de la delincuencia. deja de resultar un despropósito, puesto que
el total de los delitos que figuran en las esta-
Pero, ¿de qué estamos hablamos cuando dísticas policiales puede aumentar o bien
sostenemos que la delincuencia aumenta o disminuir sin que necesariamente haya au-
bien disminuye? Imaginemos una pirámide mentado o disminuido la delincuencia real.
de cinco niveles. En un primer nivel encon- Ello se explica, básicamente, por el hecho
traríamos la totalidad de las relaciones delic- que pueden crecer las denuncias mientras
tivas que se producen en la sociedad, inclui- disminuyen los delitos y viceversa. El senti-
das aquellas de las que no son conscientes do común parece indicar que deberían con-
–de su carácter de delito– ni el agresor ni la trastarse las dos fuentes de información (ín-
víctima, y de las cuales, obviamente, no po- dices de victimización y de denuncia) antes
demos tener un conocimiento fiable. En un de efectuar pronunciamientos categóricos
segundo nivel aparece el volumen nada des- con relación a la evolución experimentada

102 seguridad ciudadana quórum 12


por la delincuencia en un momento y lugar secuencia temporal de más de veinte años,
determinados. El cuarto nivel corresponde a viene a ilustrar dos hechos significativos y, a
la delincuencia que llega a los tribunales, ya su vez, perfectamente complementarios. En
sea mediante la denuncia directa, a través de primer lugar, se constata que existe una inse-
la policía o de la acción de la Fiscalía. Final- guridad objetiva que expresa una relación
mente, el quinto nivel contiene exclusiva- razonable entre el miedo que experimenta el
mente la delincuencia que ha sido senten- ciudadano y su nivel de exposición cierta a
ciada condenatoriamente por los tribunales. una o varias formas concretas de agresión
La información sobre ambas (la delincuencia delictiva (vulnerabilidad). En segundo lu-
que llega a los tribunales y las sentencias gar, se detecta una inseguridad subjetiva que
condenatorias) se recoge en las series esta- se expresa como un miedo difuso a la delin-
dísticas judiciales. cuencia que no necesariamente se corres-
ponde con la vulnerabilidad específica del
En definitiva, por un lado, la escasa fiabi- ciudadano que la experimenta.
lidad de los instrumentos disponibles para
medir la delincuencia y, sobre todo, compa- Esta doble, aunque indisociable, constata-
rar los índices delictivos de los distintos paí- ción ha sido, sin embargo, la piedra de to-
ses y, por supuesto, de las ciudades, y, por el que de una incesante e irresuelta discusión, en
otro, el uso inadecuado e incluso abusivo de toda Europa, acerca del fenómeno de la in-
indicadores deformantes de la realidad (las seguridad ciudadana. Así, desde posiciones
estadísticas policiales), no debiera ser consi- políticas conservadoras, se prefiere enfatizar
derado como una simple insuficiencia me- las relaciones de causa (aumento de la delin-
todológica, sino como un problema político cuencia) – efecto (consiguiente inseguridad)
de primer orden. Sin embargo, siendo como que, en determinadas circunstancias, vincu-
es la delincuencia uno de los problemas que lan ambos fenómenos12. Por su parte, desde
más preocupan a la ciudadanía, llama la la izquierda, se insiste en la dimensión sub-
atención la indolencia política generalizada jetiva de la inseguridad ciudadana y, conse-
con la que se desatiende la conveniencia de cuentemente, en su carácter de fenómeno
verificar, mediante diagnósticos fiables, la construido socialmente, no exento de mani-
verdadera peligrosidad del mal que se da pulación torticera a través de los medios de
por supuesto. comunicación13 e inductor del desarrollo ver-
tiginoso de la industria privada de la seguri-
La ciudad europea pionera en el desarro- dad. Tal y como es propio de las discusiones
llo de estrategias locales integradas de pre- del tipo botella-medio-llena o botella-me-
vención de la delincuencia y la inseguridad dio-vacía, parece evidente que, también en
ciudadana, Barcelona, dispone desde el año este caso, se corre el riesgo de perder la pers-
1983 de una encuesta anual dedicada a me- pectiva global del problema.
dir la evolución, por una parte, de la delin-
cuencia, y, por la otra, del sentimiento de in- Cabe, pues, remarcar que la conversión
seguridad de los ciudadanos. Una respetable del fenómeno de la inseguridad ciudadana

quórum 12 jaume curbet I 103


en problema político de primer orden cuencia, lo cual promueve una cultura de la
–efecto que en algunos países europeos se impunidad y la consiguiente sensación de
observa en la década de los setenta y en vulnerabilidad de amplios sectores sociales
otros durante los ochenta–, no se entende- ya no sólo a las depredaciones sino también
ría sin la concurrencia de dos circunstancias a las agresiones personales, dando lugar así a
cruciales y a las que, probablemente, no se la aparición de un miedo difuso aunque ge-
les haya prestado toda la atención requeri- neralizado al delito que, a su vez, fomenta la
da. Se trata, en primer lugar, del aumento privatización de la seguridad.
significativo de las depredaciones de bienes
(los robos o hurtos, generalmente furtivos, la glocalización16 de la seguridad
sin confrontación entre autor y víctima) Como es sabido, la llamada globalización
que acompañan, como si de su reverso se económica –predominantemente financiera
tratara, a la expansión de la sociedad indivi- y de inspiración neoliberal– ha venido a
dualizada de consumo. Esta delincuencia de mermar drásticamente la capacidad del Es-
depredación se asemeja a una disputa de tado-nación no sólo para adecuar mínima-
gran amplitud y larga duración en torno a mente el curso de la economía a los intereses
los bienes de consumo semiduraderos, una sociales –como había venido siendo, desde
disputa entre los que tienen acceso a ellos, el final de la Segunda Guerra Mundial, el
con más o menos facilidad, y los que se ven rasgo distintivo de los Estados sociales y de de-
más o menos radicalmente privados de recho en Europa–, sino también para ejer-
ellos. Y no se trata de una cuestión baladí en cer con solvencia el atributo común a todo Es-
una sociedad donde estos bienes proporcio- tado: el monopolio de la violencia.
nan un estatus. Tal vez sea éste el motivo
por el cual esta modalidad de delincuencia Este doble impacto en la línea de flota-
tiene más que ver con la inseguridad que ción de la soberanía estatal habría de suponer,
cualquier otra forma de victimización (Ro- ante todo, la supresión del efecto preventivo
bert, pp. 105). Pero, también, debe tomarse básico ejercido por las políticas sociales, de-
en consideración la incapacidad de la poli- sarrolladas en Europa en el marco del Esta-
cía –y, por extensión, del conjunto del siste- do de bienestar, con el propósito de contener
ma de justicia penal– para impedir la reite- el riesgo de exclusión económica y social
ración, y con ello la cronificación, de la que amenazaba a amplias capas de la pobla-
delincuencia predativa14. Sólo así puede ción. Se desarmaba, de esta forma, el instru-
contemplarse la secuencia completa, y orde- mento primordial para cerrar, ni que fuera
nada debidamente –dado que en este caso sí parcialmente, las puertas de acceso a la de-
que el orden de los factores altera el produc- lincuencia predativa asociada al desarrollo
to–, del proceso de producción del «proble- masivo de la sociedad de consumo de bienes
ma de la inseguridad ciudadana»: se inicia semidurables. Es decir, se privaba al Estado de
con la extensión de las depredaciones, se la capacidad de intervenir, de una forma efi-
agrava sustancialmente por la negligencia caz, sobre las causas sociales de este fenóme-
policial 15 ante la pequeña y mediana delin- no delictivo. Es ante este nuevo escenario

104 seguridad ciudadana quórum 12


que, especialmente en la década de los transferencia progresiva de competencias es-
ochenta, se registran los esfuerzos más signi- tatales en materia de justicia y seguridad a la
ficativos –de entre los cuales destaca el pro- UE, y, hacia abajo, impulsa la descentraliza-
tagonizado por la ciudad de Barcelona17– ción al ámbito local de las políticas de segu-
por desplegar políticas de prevención social de ridad ciudadana (contratos locales de prevención
la delincuencia que, de alguna forma, consi- y de seguridad 18).
guieran atenuar los efectos dañinos –expre-
sados, en este caso, en el crecimiento tanto de No es ésta, sin embargo, la única tensión
los índices de victimización como del fenó- centrífuga que debe soportar el monopolio
meno social de la inseguridad ciudadana– estatal de la violencia. Al mismo tiempo que
de un crecimiento económico socialmente el proceso glocalizador desgaja el núcleo de
irresponsable. las competencias propias del Estado-nación
en materia de seguridad, otra fuerza no me-
La incapacidad del Estado para restringir, nos poderosa, la privatización, viene a trans-
en sus fuentes, la expansión tanto de la de- formar el contenido mismo del bien público
lincuencia de la impotencia (pequeña y me- de la seguridad. La incapacidad estatal para
diana delincuencia) como de la delincuencia garantizar, de forma efectiva, la seguridad
de la prepotencia (criminalidad financiera, de los ciudadanos, así como la consiguiente
criminalidad organizada), se ve agravada pérdida de legitimidad, han supuesto, de
por la negligencia mostrada por las policías es- hecho cuando no de derecho, la devolución
tatales a la hora de impedir la cronificación gradual de una parte nada desdeñable de di-
de las manifestaciones socialmente más da- cha responsabilidad –antaño indiscutible-
ñinas, en la esfera global, del terrorismo, el mente colectiva– a los individuos; es decir,
tráfico de drogas, armas y personas y, más se espera que cada uno sea capaz de defender
recientemente, el cybercrimen; y, en la esfe- su persona y sus bienes. Sólo así se explica el
ra local, de la delincuencia predativa y las crecimiento espectacular que viene experi-
agresiones. Situación, ésta, que viene a po- mentando, particularmente en los últimos
ner de manifiesto la dificultad intrínseca veinte años, la industria y el comercio de la
que experimentan las viejas policías euro- seguridad entendidos en su sentido más
peas para, por una parte, enfrentarse con amplio; pero también, en otro orden de co-
éxito a los nuevos fenómenos criminales sas, los esfuerzos estatales no sólo por acercar
transfronterizos y, por la otra, compatibili- la justicia y la policía a la comunidad (poli-
zar la protección del Estado, es decir, el man- cía de proximidad 19) sino para conseguir la
tenimiento del orden, con la protección de implicación de los ciudadanos en las políti-
los ciudadanos, o sea, la atención eficaz de cas públicas de seguridad (comisiones de se-
las crecientes demandas sociales de seguri- guridad urbana).
dad. Puede decirse, por tanto, que los Esta-
dos-nación europeos se ven sometidos, en el Sometidas como están a las poderosas
último cuarto de siglo, a una creciente tensión fuerzas centrifugadoras de la glocalización y la
glocalizadora que, por elevación, alienta la privatización, las políticas de seguridad pa-

quórum 12 jaume curbet I 105


recen debatirse, en este inicio de siglo, tanto tro de la acción pública. Aunque, en el pri-
en el espacio europeo como en el seno de mer caso, parece tratarse esencialmente de
los Estados miembros, entre una tendencia ha- una reacción más simbólica que eficaz y, en
cia un «populismo punitivo» –que vincula la el segundo, de un intento por recuperar la
seguridad a la intensificación de la represión legitimidad perdida, lo cierto es que en am-
penal de aquellas formas de delincuencia a bos casos lo que está en juego es la reconfi-
las que se atribuye la responsabilidad de la guración de un Estado fuerte. La cuestión
inseguridad ciudadana (tolerancia cero 20)– y es, sin embargo, si lo que se demanda es un
la búsqueda de nuevas formas de «gobernan- poder estatal para imponer autoritariamente
za 21 de la seguridad» —que faciliten un el orden dictado por el neoliberalismo glo-
punto de equilibrio entre las respuestas a las bal o bien un poder estatal capaz de promo-
causas de los comportamientos marginales y ver democráticamente una seguridad basa-
aquellas que sitúan a las víctimas en el cen- da en la justicia social. •

notas
1. A mediados de los noventa, las estimaciones más elevaba esta estimación hasta el billón anual en
prudentes calculaban entre un 60 por 100 y un 80 1993, que era casi la misma que el presupuesto
por 100 la infiltración mafiosa en el sistema federal de los Estados Unidos en aquel mismo
bancario ruso (Maillard, pp. 72). momento (Castells, 2001, pp. 202).
2. Ver Castells (2001, pp. 214-226). 6. Se estima que, anualmente, podrían
3. La Cosa Nostra siciliana (y sus asociadas, la reintroducirse en la economía legal unos 480.000
Camorra, N’dranghetta y Sacra Corona Unita), la millones de euros procedentes de los tráficos de
mafia norteamericana, los cárteles de Colombia y de drogas, armas y seres humanos (Maillard, pp. 50-
México, las redes criminales nigerianas, los yakuzas 52).
japoneses, las Tríadas chinas, la constelación de 7. Estados Unidos y Europa están a la cabeza de la
mafias rusas, los traficantes de heroína turcos, las mayoría de estas creaciones; el auge de las cuales
cuadrillas armadas de Jamaica y una miríada de data de finales de los setenta.
agrupaciones regionales y locales de todos los países. 8. «Miles de millones de dólares parecen evadirse
4. Aunque el proceso de internacionalización de las con cierta regularidad de la superficie de la tierra,
principales mafias locales se había iniciado, en sin que nadie sepa cuál es su destino final. Cada
paralelo al de las grandes empresas, entre las décadas país publica unas estadísticas sobre su PIB y sobre
de los cincuenta y de los setenta (Maillard, pp. 70). sus intercambios comerciales. Lógicamente, el
5. La Conferencia de 1994 de Naciones Unidas conjunto de los intercambios internacionales
sobre el Crimen Organizado Global estimó que el debería estar equilibrado: lo que unos compran,
tráfico global de drogas suponía en torno a 500.000 otros lo venden y recíprocamente. Sin embargo, las
millones de dólares estadounidenses anuales; es balanzas de pago de los países registran cada año
decir, era mayor que el comercio global de petróleo. unos saldos negativos que representan una media de
Los beneficios generales de toda clase de actividades 100.000 millones de dólares al año. Entre 1977 y
ilegales se situaron en una cifra tan elevada como 1989, más de 800.000 millones de dólares
750.000 millones de dólares anuales. El Centro desaparecieron de las contabilidades nacionales.
Nacional de Información Estratégica, por su parte, Desde entonces, el fenómeno ha ido en aumento.

106 seguridad ciudadana quórum 12


Entre 1989 y 1998, miles de millones de dólares nutrir el sentimiento de inseguridad. En este
desaparecieron de las cuentas del planeta. Pero no concepto de prevención se incluye una acción de
de los paraísos bancarios y fiscales. Por supuesto, animación social y cultural, dirigida a mejorar
esto no sólo es imputable a las organizaciones globalmente las condiciones de vida en un barrio,
mafiosas. Pero nadie sabe cómo explicar este agujero con la esperanza de actuar indirectamente sobre la
negro de la economía mundial, ni explicar por qué delincuencia.
se hizo tan voraz a partir de los ochenta. A menos 12. Esta óptica se expresa en la síntesis que Wesley
que se asocie la explosión de las finanzas Skogan (1990) hizo del célebre artículo de Wilson y
especulativas y la curva paralela del poder de las Kelling (1982) sobre las ventanas rotas: «cuando se
mafias y de la corrupción con el fenómeno de la deja acumular en un barrio los signos de desorden
falta de normas que hubo en esa época a nivel social (alcoholismo, bandas, acoso y violencia en la
mundial» (Maillard, pp. 74). calle, tráfico de droga) y los de desorden físico
9. Durante los años noventa, algunos países como (vandalismo, abandono de los edificios,
Inglaterra, los Países Bajos y Francia, que durante el acumulación de basuras y escombros), se socavan
decenio anterior habían tenido un papel importante los mecanismos de control informal, el sentimiento
en la elaboración de las políticas de prevención, de inseguridad y la delincuencia aumentan, el
continuaron influyendo en el desarrollo de políticas mercado de la vivienda se desestabiliza y todas las
de prevención y de seguridad –inspiradas en el familias que tienen los medios para ello tratan de
comunitarismo norteamericano– en diversos países irse a vivir en otro lugar para escapar a la
europeos. Este modelo dominante –que se estigmatización de una zona que se hunde en una
caracterizaba por una política pública que espiral de desorden».
privilegiaba la prevención de la victimización 13. «Los medios de comunicación alimentan una
mediante medidas técnicas y situacionales– no preocupación que no han creado, unos puntos de
pudo, sin embargo, contener el aumento de la cristalización sobre violencias emblemáticas, y su
pequeña y mediana delincuencia ni disminuir la peso sobre el miedo sólo es perceptible en caso de
inseguridad ciudadana. Con frecuencia incitados consonancia entre la vivencia del lector o del
por partidos de extrema derecha, los gobiernos de espectador y el mensaje mediático» (Robert,
algunos países europeos (Austria, Bélgica, Italia) pp. 79).
desarrollan, desde finales de los noventa, unas 14. «La profesionalización, el desarrollo tecnológico
políticas aún más securitarias. (sobre todo la motorización) y el peso creciente de
10. La estrategia de prevención técnica y situacional las reivindicaciones corporativistas tuvieron una
–que fue desarrollada en Inglaterra, en los años consecuencia no buscada: el alejamiento de los
ochenta, bajo el gobierno conservador– busca policías de las labores de seguridad pública, de la
disuadir a los delincuentes de sus intenciones, presencia en el espacio público, que al ser constante
multiplicándoles los obstáculos (cámaras, códigos resultaba disuasiva» (Robert, pp. 65).
digitales, espacios hiperprotegidos, etcétera). 15. Una encuesta realizada en Francia (IHESI,
11. En la estrategia de prevención social –que fue 1999) reveló que la policía resolvía menos del 15
promovida por gobiernos socialdemócratas, durante por 100 de los robos y menos del 10 por 100 de las
la década de los ochenta, en Francia, los Países violaciones. El 80 por 100 de los casos se
Bajos, Bélgica y la ciudad de Barcelona– los archivaban, en parte, debido a la falta de
destinatarios de los programas son, sobre todo, los identificación de los autores. Desanimadas, mal
autores potenciales de actos delictivos, pero también tratadas en las comisarías, numerosas víctimas no
los comportamientos incívicos (término que designa denunciaban y cuando lo hacían, en muchos casos,
el vandalismo, las «malas formas», los era a petición de las compañías aseguradoras.
comportamientos provocativos), que no son 16. Término utilizado por Beck (1998, 77 y ss.)
sancionados por la ley, pero que contribuyen a retomándolo de Robertson (1995) para señalar la

quórum 12 jaume curbet I 107


realidad de un Estado-nación en fase de proyectos de prevención (eminentemente de tipo
explosión/implosión. Si el espacio Estado-nación se situacional) de la delincuencia.
revela demasiado pequeño ante los nuevos flujos 19. El reto de acercar la policía a la población sólo
sociales, económicos y tecnológicos, se muestra en tiene sentido en un modelo en el que la policía no
cambio demasiado grande para gestionar o
esté únicamente al servicio del Estado, sino que
representar la creciente diversificación y diversidad
también sea responsable de la prestación de un
que aparece en su seno, dejando así un espacio
servicio público a los ciudadanos, prestación que
emergente al ámbito local (Borja y Castells 1999,
pp. 18). sólo es posible con la cooperación de estos últimos.
En un modelo en el que prevalezca el
17. Ver, para una descripción detallada del modelo mantenimiento del orden, esta proximidad estaría
Barcelona, Lahosa y Molinas (2004). Para un
claramente contraindicada.
análisis crítico, ver Antillano (2002).
20. La idea de tolerancia cero, legitimada por la tesis de
18. El objetivo de los contratos locales, establecidos
las ventanas rotas, ofrece una estrategia para reafirmar
por el Estado con las municipalidades durante los
años noventa en países europeos como Francia o la soberanía estatal, para imponer la disciplina y el
Bélgica, consiste en mejorar la tarea policial en el orden y para arrebatar las calles a los desviados.
ámbito local, el acercamiento de la policía 21. El término se usa aquí en el sentido que
comunitaria a los ciudadanos y el impulso de explicita Prats (2005).

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quórum 12 jaume curbet I 109


Otra mirada a la experiencia de seguridad y convivencia
en Bogotá1
maría victoria llorente 2
Investigadora Asociada del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (CEDE)
de la Universidad de los Andes

resumen
El texto hace un análisis de las exitosas administraciones municipales
de Bogotá en la implementación de políticas de seguridad y convi-
vencia ciudadana, durante el período 1995-2003, las cuales han
sido tomadas como referentes para la gestión de programas locales
en América Latina. Sin embargo, los resultados observados deben ser
interpretados con mayor cautela y menor ligereza, pues este caso
no es un modelo terminado sino un proceso en construcción. El
artículo contiene los indicadores de descenso del crimen en Bogo-
tá, una reflexión sobre las políticas de seguridad desarrolladas durante
el mencionado período, y una interpretación de lo sucedido que
brinda sugerencias. El caso muestra la importancia de gestionar
municipalmente políticas que mejoren la seguridad de los ciudada-
nos/as, muestra a la vez los grandes retos que quedan por delante y
evalúa el impacto de las intervenciones.

Palabras clave: Administraciones municipales de Bogotá. Políti-


cas de seguridad y convivencia ciudadana. Liderazgo local. Victi-
mización. Modernización policial.

abstract
The article analyzes the municipal Bogotá administrations, that
were really successful in the implementation of security policies
and citizen coexistence, during the period 1995-2003; which have
been taken as referents for the implementation of local programs
in Latin America. Nevertheless, the results must be interpreted
with more caution and less lightness, because this case is not a
finished model but a process in construction. The article contains
the indicators of reduction of the crime in Bogotá; a reflection on
the developed policies of security during the mentioned period;

110 seguridad ciudadana quórum 12


and an interpretation of the past facts, that offers suggestions. The
case shows the importance of manage municipal politics that
improves the security of the citizens. Simultaneously, it shows the
great challenges that are ahead and evaluates the impact of
the interventions.

Key words: Municipal Bogotá administrations. Security and


citizen coexistence policies. Local leadership. Victimization. Police
modernization.

Durante la última década ha sido creciente Ante el entusiasmo con el que se ha publi-
la preocupación en América Latina por en- citado el caso de Bogotá, como un ejemplo a
contrar modelos contextualizados de inter- seguir, y la unanimidad con la que se ha liga-
vención, que permitan controlar el crimen do la caída del crimen en la ciudad con las
y la violencia, en línea con la consolida- políticas de seguridad, lideradas por las tres
ción democrática de los países de la región. últimas administraciones municipales, pare-
Dentro de este contexto, las políticas de se- ce importante analizar el impacto de estas
guridad y convivencia, implementadas en medidas. Esto con miras a dar más elementos
Bogotá en el período 1995 a 2003, se han de juicio, respecto de la pertinencia de repli-
constituido en ejemplo pionero de las posi- car esta experiencia o algunos aspectos de la
bilidades que hay para gestionar progra- misma. El presente artículo intenta hacer
mas desde lo local con aparentes resultados algo de esto y plantea que los resultados ob-
exitosos en cuanto a la reducción del cri- servados en Bogotá deben ser interpretados
men y de la sensación de inseguridad de con mayor cautela y menor ligereza de la
los ciudadanos. En efecto, el caso de Bogo- que se ha tenido hasta el momento. Además,
tá parece esperanzador para la región. Esta se señala que este caso, más que un modelo ter-
ciudad, capital de Colombia con cerca de minado –como se ha querido presentar en
siete millones de habitantes, reputada por ocasiones–, es un modelo en construcción.
ser una de las naciones más violentas del
hemisferio occidental, ha experimentado, El artículo está dividido en tres secciones.
desde 1994, un descenso continuo en los En la primera, se presenta brevemente la
principales indicadores de crimen. Particu- evolución de los indicadores más sobresa-
larmente notoria ha sido la caída de la tasa lientes de crimen en Bogotá; en la segunda,
de homicidios, pese a los períodos de re- se reflexiona sobre las políticas de seguridad
crudecimiento del conflicto interno en el desarrolladas en la ciudad desde mediados
resto del país y a la crisis económica de la se- de los noventa y, finalmente, en la tercera
gunda mitad de los noventa que golpeó a parte se trata de interpretar lo sucedido y
Colombia y, por supuesto, también a su sugerir algunas lecciones relevantes para Bo-
capital. gotá y otros contextos urbanos.

quórum 12 maría victoria llorente I 111


bogotá más segura ron, aunque en menor medida, las muertes en
En 1993, se registraron en Bogotá 77 homi- accidentes de tránsito, así como los registros
cidios por cada cien mil habitantes, el índi- policiales de atracos callejeros y de hurtos a
ce de homicidios más alto en la historia de la automotores y a residencias (Gráfico 2). De
ciudad. En 2004, después de un descenso manera consistente, se dio un leve descenso
continuo, esta tasa fue casi cuatro veces in- en la llamada «criminalidad real», según se
ferior y se situó en 22 homicidios por cada observa en dos encuestas de victimización
cien mil habitantes. Esta caída resulta más realizadas en 1995 y 2004, aun cuando lo
llamativa cuando se observa que, en el mis- mismo ocurrió en otras ciudades principales
mo lapso, la tendencia de los homicidios a del país. Así, en 1995, el 17 por 100 de los
nivel nacional y en otras zonas urbanas de bogotanos fue víctima de algún delito,
importancia en el país no siempre fue des- mientras que en 2004 lo fueron el 13 por
cendente (Gráfico 1). Después de ser reco- 100. Algo similar ocurrió con los índices de
nocida como una de las ciudades más inse- victimización de las otras dos grandes urbes
guras del continente, actualmente Bogotá se colombianas (Cali y Medellín): en 1995 el
distingue por tener un índice de muertes 15 por 100 de los habitantes de estas ciuda-
violentas relativamente bajo, dentro del des fue víctima de algún delito, frente al 12
contexto latinoamericano. por 100 en 20043.

Pero en este período no sólo cayeron los Por otra parte, si bien algunas encuestas
homicidios en Bogotá. También disminuye- muestran un apreciable incremento en la

Gráfico n.º 1: Tasa de homicidios por 100.000 Hab.


Principales ciudades de Colombia, 1980-2004
140

Bogotá

120 Colombia

Promedio 3 Ciudades*

100

80

60

40

20

0
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004

* Incluye los tres centros urbanos más grandes de Colombia después de Bogotá: Cali, Medellín y Barranquilla

112 seguridad ciudadana quórum 12


Gráfico n.º 2: Principales delitos contra el patrimonio
Bogotá, 1994-2004
30.000

Robo residencias Robo comercio


25.000
Robo personas Robo automotores
Número Casos

20.000

15.000

10.000

5.000

0
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Fuente: CIC-Policía Nacional

sensación de seguridad de los bogotanos, administración municipal; 2) la novedad en


paradójicamente, durante el mismo perío- el discurso y en el enfoque de política, 3)
do, el índice de incidentes reportados por la labor de la policía metropolitana y, 4) la
las víctimas a las autoridades se mantuvo en continuidad tanto en la voluntad política de
un nivel inferior al 30 por 1004. Esto suge- priorizar estos temas como en el desarrollo
riría que la aparente mejoría en la percep- de las principales líneas de acción.
ción sobre la situación de seguridad en la
ciudad, no alcanzó a afectar la confianza El liderazgo adoptado por la alcaldía en la
ciudadana en las autoridades5. Con todo, la gestión de la seguridad local ha sido de la
reducción continua de la tasa de muertes mayor importancia. Más aún cuando se
violentas en Bogotá, junto con la novedad considera el carácter centralizado que, tradi-
de la propuesta política de la administra- cionalmente, ha tenido el manejo de la se-
ción municipal, han convertido este caso en guridad en Colombia, que hace que algunas
un referente de primer orden tanto en el de las instituciones claves para la prevención
país como a nivel latinoamericano. y el control del crimen, como la policía y la
justicia, sean aquellas encargadas del orden
gestión de la seguridad en bogotá: nacional. Pero este proceso no se dio en el
liderazco local, nuevos enfoques y vacío. Estuvo antecedido por una política
continuidad 6 impulsada por el gobierno nacional, a prin-
La gestión de la seguridad ciudadana en Bo- cipios de los noventa, con la cual se les abrió
gotá, entre 1995 y 2003, tiene cuatro rasgos espacio a los alcaldes para que pudieran
distintivos: 1) el liderazgo ejercido por la ejercer el liderazgo que les otorga la Consti-

quórum 12 maría victoria llorente I 113


tución de 1991, frente a la seguridad en sus mentaria, se desarrollaron herramientas
respectivas jurisdicciones7. para la recolección y análisis de información
de distintas fuentes sobre delitos y violencia
Por otra parte, hay que mencionar otro en la ciudad. Así, se crea el Observatorio de
antecedente que tiene que ver con cambios Violencia y Delincuencia, que fue moderni-
efectuados, también a principios de los no- zado dando origen, en 2000, al Sistema Uni-
venta, en la administración municipal. Se ficado de Información de Violencia y De-
destaca la adopción, en 1993, de un nuevo es- lincuencia (SUIVD).
tatuto orgánico para la ciudad que, además de
reordenar el gobierno distrital, le otorgó au- Esta institucionalización de la gestión de
tonomía fiscal suficiente para sanear sus fi- las políticas de seguridad y convivencia es-
nanzas. Esto último fue clave para que Bogotá tuvo acompañada de un incremento sin
pudiera disponer de recursos para asignar a sus precedentes, en Bogotá y en el resto de las
iniciativas de seguridad y convivencia. ciudades del país, de las inversiones para el sec-
tor. Esto, sin duda, fue clave para que el
El punto de quiebra en el ejercicio del li- municipio pudiese ejercer su liderazgo, en
derazgo frente a los temas de seguridad y especial frente a la policía. En efecto, la in-
convivencia de la ciudad, sin duda lo repre- versión de la alcaldía en estos programas
senta la primera alcaldía de Antanas Moc- pasó de poco más de 15 millones de dólares,
kus (1995-1997). Por primera vez, se plantea entre 1992-94, a 39 millones de dólares en-
una agenda de la ciudad en la cual estos te- tre 1995-97, hasta alcanzar un pico de 72
mas y, en particular, la «defensa de la vida», millones de dólares durante la administra-
son uno de los ejes del plan de gobierno. ción de Enrique Peñalosa (1998-2000) y
Dentro de este contexto, se empezó un pro- luego situarse, durante la segunda alcaldía
ceso de institucionalización del manejo de de Mockus (2001-2003), en 55 millones de
las respectivas políticas. En primer lugar, se dólares (Llorente y Rivas 2004, pp. 29)8.
creó una oficina asesora del alcalde que, Pero, además, se dio una diversificación en
posteriormente, se transformó en un ente la asignación de los recursos para financiar
orgánico de la alcaldía, responsable de ges- una amplia gama de intervenciones. Sin
tionar las políticas en este campo. En segun- embargo, se mantuvo la tradición de darle
do lugar, se potenciaron mecanismos para el prioridad al gasto en policía, de modo que
seguimiento de la situación de seguridad en se asignó cerca de tres cuartas partes del to-
la ciudad y para la concertación de inter- tal de la inversión del sector, entre 1995 y
venciones con otras instituciones. Entre 2003, a programas de dotación y, en menor
ellos, está la formalización de reuniones pe- medida, de capacitación de la policía me-
riódicas del Consejo Distrital de Seguridad, tropolitana.
como escenario para la toma de decisiones, al
cual asisten funcionarios de la administra- Como ya se mencionó, la novedad en el
ción municipal y de otras entidades, como enfoque de las políticas de seguridad y con-
la policía y la fiscalía. De manera comple- vivencia experimentadas en Bogotá ha sido

114 seguridad ciudadana quórum 12


otro elemento notable de este caso. A esto se como espacios de orientación para la resolu-
le suma el hecho de que hubo una combi- ción de conflictos familiares, y la preven-
nación de acciones para mejorar la capaci- ción de la violencia intrafamiliar, así como
dad de sanción del Estado, con intervencio- el desarrollo de mecanismos alternativos de re-
nes para prevenir factores de riesgo de solución de conflictos, en particular la crea-
diverso orden. ción de unidades de mediación y concilia-
ción en todas la localidades de Bogotá.
Dentro de la propuesta de «cultura ciuda-
dana»9 de Mockus, han llamado la atención Durante la alcaldía de Peñalosa, se continuó
las medidas inspiradas en el enfoque de la con todas las iniciativas de seguridad ciuda-
salud pública que, como tal, se centra en ac- dana del primer período de Mockus, pero se
ciones para prevenir la ocurrencia de even- le dio un nuevo énfasis a las políticas, to-
tos que predisponen o precipitan situacio- mando en cuenta la teoría de la «ventana
nes violentas (Acero et. al. 1998, pp. 3). Las rota» y el principio de la «cero tolerancia»11,
iniciativas que mayor publicidad han recibi- a partir de la muy popular experiencia de
do son las políticas de desarme ciudadano y Nueva York (Alcaldía 2000, pp. 20-22).
de regulación del consumo de alcohol. En Este enfoque de política cayó sin duda
ambos casos, se combinaron acciones peda- como anillo al dedo para un alcalde cuyo
gógicas orientadas especialmente hacia los propósito central de gobierno era propor-
jóvenes, con medidas de tipo administrati- cionar espacios públicos ordenados y de ca-
vo, como son la prohibición al porte de ar- lidad para todos los bogotanos. Así, son em-
mas de fuego los fines de semana y festivos y blemáticas las intervenciones iniciadas,
la restricción del horario de venta de bebi- desde 1998, para recuperar grandes ejes via-
das alcohólicas, mejor conocida como la les y zonas de alto deterioro físico y social,
«hora zanahoria»10. especialmente en el centro de la ciudad.

Pese a la centralidad de estas iniciativas en Entre estas recuperaciones se destaca la re-


las políticas de Mockus en sus dos adminis- construcción de la Avenida Caracas12, que,
traciones, hay que señalar otros aspectos de tradicionalmente, era percibida como una
importancia dentro de sus propuestas. Por de las vías más inseguras de la ciudad por el
un lado, está el mencionado liderazgo adop- alto índice de atracos callejeros (Niño et. al.
tado frente a la policía, que se expresó tanto 1998). También está la intervención de la
en el incremento de los recursos asignados, zona llamada «El Cartucho», identificada
como en el seguimiento sistemático de los como la más violenta de Bogotá13, donde,
indicadores de crimen y de la labor policial además, había una elevada concentración
en la ciudad. Por otro lado, se encuentran de personas dedicadas al acopio de material
intervenciones frente a jóvenes en riesgo y reciclable, de habitantes de la calle, de dro-
una serie de programas orientados hacia la gadictos y de estructuras criminales involu-
convivencia. Entre estos últimos están el cradas en diversas actividades delictivas,
fortalecimiento de las comisarías de familia, como la comercialización de drogas ilícitas

quórum 12 maría victoria llorente I 115


y el mercado negro de armas de fuego y de reducía la tasa de efectivos asignados a la ciu-
mercancías robadas. A estas intervenciones, dad, la cual pasó de 18 a 15 uniformados por
se les sumó el Programa Misión Bogotá, cada diez mil habitantes, entre 1995 y 2003 res-
con el cual se buscó integrar a la comunidad pectivamente (Llorente y Rivas 2004, pp. 5).
en acciones de recuperación del orden social
y físico en sitios puntuales de la ciudad, En este aspecto coincidieron iniciativas de
donde se conjugaban problemas de convi- modernización, adoptadas por la propia
vencia y de utilización inadecuada del espa- institución a nivel nacional, desde media-
cio público con una alta percepción de inse- dos de los noventa, con el apoyo constante
guridad por parte de la población. dado por las administraciones de Mockus y
Peñalosa a la función de la policía en la ciu-
También son importantes, dentro del en- dad. En este sentido, hay que tener en cuen-
foque adoptado por Peñalosa, las medidas ta el proceso de reforma de la Policía Nacio-
orientadas hacia el fortalecimiento de la ca- nal, impulsado desde 1995, que propugnó
pacidad de controlar el delito y de sancionar por un nuevo modelo de gestión institucio-
infractores, expresadas en el incremento de nal, a partir del cual se adoptó un plan es-
los recursos para la policía metropolitana, tratégico anual que incluía metas operati-
así como en la creación y recuperación de vas. Así, la Dirección Nacional empezó a
espacios de retención de infractores y con- evaluar anualmente a los departamentos de
traventores14. En este caso, se readecuó y policía de todo el país sobre la base de indi-
amplió al doble de su capacidad la cárcel cadores, como la reducción del 10 por 100 en
municipal, al tiempo que se construyó una los delitos de impacto social, la recupera-
Unidad Permanente de Justicia (UPJ) como ción de vehículos hurtados, el decomiso de ar-
centro de retención transitoria15. mas y la captura de personas requeridas por
la justicia. De igual forma, son destacables
El tercer elemento clave de la gestión de se- los esfuerzos municipales expresados en un
guridad en Bogotá, entre 1995 y 2003, tiene seguimiento permanente a la labor policial
que ver con cambios notorios en el desempe- y en el aumento sin precedentes de las in-
ño de la policía metropolitana. Durante este versiones en la policía. En este caso, los re-
período, se observa una mejora considerable en cursos se destinaron en su mayor parte (86 por
la efectividad policial en indicadores, como 100) hacia mejorar su movilidad y su capa-
las capturas de personas requeridas por la jus- cidad de respuesta a los requerimientos ciu-
ticia, que registraron un extraordinario au- dadanos, así como hacia la adecuación de
mento de más del 500 por 100, o como los de- los puestos de policía en la ciudad (Llorente
comisos de armas de fuego, que se triplicaron y Rivas 2004, pp. 21).
(Llorente y Rivas 2004, pp. 5). También se da
una reducción apreciable del tiempo de res- Dentro del proceso de modernización de
puesta de la policía a las llamadas ciudadanas la Policía Nacional, surgieron otras iniciati-
de 20 a 5 minutos (Acero 2003, pp. 56). Y lo vas orientadas hacia el acercamiento de los
más llamativo es que esto se hizo mientras se ciudadanos a la policía y a los temas de se-

116 seguridad ciudadana quórum 12


guridad en sus comunidades, las cuales reci- convivencia en las agendas de Mockus y Pe-
bieron apoyos de la alcaldía y del sector pri- ñalosa.
vado. Es el caso de los frentes locales de se-
guridad, iniciados en 1996 como programa hacia una experiencia de seguridad
de vigilancia vecinal, y que, actualmente, en bogotá
representan el esfuerzo más consolidado de la Una conclusión importante, que se obtiene
policía por movilizar a la comunidad en tor- de sólo mirar la evolución histórica de los
no a su seguridad. También está el progra- homicidios en la ciudad, es que la tendencia
ma de policía comunitaria, impulsado des- ascendente, iniciada a mediados de los
de 1999 y que incorpora, como parte de sus ochenta, se quebró en 1994, es decir, un
estrategias, a los frentes locales de seguri- año antes de que se arrancara con las inter-
dad. Esta modalidad de policía, pese a la venciones de Mockus y Peñalosa. Esto hace
popularidad de que gozó en sus inicios, no se que difícilmente se pueda asociar la rever-
desarrolló plenamente y se mantuvo con un sión de la tendencia de los homicidios en
número reducido de mil efectivos, que ope- Bogotá con las acciones implementadas du-
ra de manera poco articulada con los demás rante estas administraciones. Lo cierto es
servicios de policía16. que la pregunta sobre las causas de esta re-
versión sigue aún abierta. De cualquier ma-
Finalmente, el último rasgo distintivo de nera, es muy factible que los esfuerzos loca-
la gestión de la seguridad ciudadana en Bo- les, llevados a cabo entre 1995 y 2003,
gotá, durante el período considerado, ha ayudaran a que se mantuviera la tendencia
sido la continuidad. Ésta se expresó, tanto decreciente de la violencia en la ciudad.
en el ejercicio del liderazgo de la adminis- Pero, determinar la magnitud del impacto o
tración municipal sobre los asuntos de segu- las medidas que más incidieron en este pro-
ridad de la ciudad, como en el desarrollo de ceso, no es fácil.
las distintas líneas de acción frente a la poli-
cía, la justicia, la recuperación de zonas crí- Desafortunadamente, no hay informa-
ticas y el conjunto de programas de convi- ción suficiente ni líneas de base para hacer
vencia. Independientemente de los énfasis evaluaciones precisas del efecto de las dis-
de cada plan de gobierno, se mantuvieron tintas medidas sobre la caída de los indica-
los esfuerzos en estas áreas y, quizá más im- dores de crimen, para así determinar su efi-
portante, se perfeccionaron de una admi- ciencia en términos de costo-beneficio. En
nistración a otra las intervenciones. Así, po- esto caen, sobre todo, la mayoría de las in-
dría decirse que el caso de Bogotá, más que tervenciones de corte pedagógico, en las
un modelo terminado, ha sido un proceso que se utilizaron campañas y procesos de
de construcción que se gesta con la intro- capacitación, así como las acciones en mate-
ducción de nuevas reglas de juego para el ria de mecanismos alternativos para la solu-
manejo de la ciudad a principios de los no- ción de conflictos y de prevención de la vio-
venta y se materializa con el lugar central lencia intrafamiliar. Aun así, tomando en
que ocuparon los problemas de seguridad y cuenta alguna información disponible, es

quórum 12 maría victoria llorente I 117


posible avanzar en una interpretación quizá tados del estudio de Villaveces y su grupo–.
más cauta de lo sucedido en Bogotá, sobre En este experimento, después de seis meses de
todo, en cuanto a los resultados frente a la aplicar estrictas medidas de restricción al
reducción de la violencia homicida. porte de armas de fuego ilegales en una
zona específica de la ciudad que presentaba
En el caso de las medidas de restricción al altos índices de criminalidad, se redujeron a
horario de consumo de alcohol y al porte de cerca de la mitad los delitos cometidos con es-
armas de fuego los fines de semana y festi- tas armas. A manera de control, se tomó
vos, se encuentra el trabajo de Llorente, otro vecindario de la ciudad igualmente
Núñez y Rubio (2000), que buscó determi- violento, en el cual no se supervisó el porte
nar el efecto de estos controles sobre la ten- ilegal de armas. A diferencia de la zona in-
dencia de los homicidios de la ciudad. A tervenida, en esta última no se observó nin-
partir de un análisis de series de tiempo en el guna variación significativa en los índices de
cual se incluyeron los datos semanales de violencia armada.
homicidios en Bogotá, entre 1989-1999 y
los períodos de vigencia de dichas medidas, Adicionalmente, en el mencionado estu-
se concluyó que se había sobredimensionado dio de Llorente, Núñez y Rubio (2000), se hi-
el impacto de las mismas17. Según las medi- cieron ejercicios para estimar el impacto de los
ciones realizadas, estos controles tuvieron decomisos de armas de fuego, realizados por
un efecto sobre el descenso de los homici- la policía en la ciudad, entre 1996 y 1999, y
dios en la ciudad que, en el mejor de los ca- se halló que, por cada arma adicional deco-
sos, sería del 8 por 100 para el control del misada, se daba una reducción de apenas un
alcohol y del 14 por 100 para la restricción séptimo de homicidio18. Este resultado sor-
del porte de armas de fuego. Los resultados, prendente, en la medida en que por enton-
en el caso del control a las armas, son com- ces alrededor del 70 por 100 de los homici-
parables con los del estudio de Villaveces dios de la ciudad se cometían con arma de
et. al. (2000), en el cual se utilizaron datos de fuego, se podría explicar por el hecho de
Cali (1993-94) y Bogotá (1995-96) y se en- que los decomisos de estas armas se hicieron
contró que en Cali, durante los períodos de sin focalizar las zonas más violentas de la
restricción, la tasa de homicidios se redujo ciudad, según se observa al comparar la dis-
en un 14 por 100, frente a los períodos de tribución geográfica de los homicidios y de los
no restricción, mientras que en Bogotá la decomisos, realizados por la policía en Bo-
caída fue del 13 por 100. gotá entre 1997 y 1999.

Aunque esta evidencia resulta relevante, Es posible que no se hicieran mayores es-
dista mucho de los resultados obtenidos en ex- fuerzos por focalizar las intervenciones de
perimentos controlados, como el famoso este tipo, dado el diagnóstico predominan-
Kansas City Gun Experiment (Sherman, te en ese momento, según el cual la violen-
Rogan y Shaw 1995) –según lo contrasta el cia en Bogotá es originada en problemas
propio Sherman (2000) al analizar los resul- generalizados de convivencia –en particu-

118 seguridad ciudadana quórum 12


lar la intolerancia ciudadana, potenciada nes comparables en el crimen por razones
por factores de riesgo como el elevado con- que se desconocen. Además, otro aspecto
sumo de alcohol, el porte indiscriminado que resta por evaluar es si, a partir de estas me-
de armas de fuego, la violencia intrafami- didas, se produjo o no algún tipo de reloca-
liar y el maltrato infantil (Acero et. al. lización del crimen.
1998)–. Pero, como lo demuestran estu-
dios posteriores, este diagnóstico no tomó en Otro elemento de las políticas de seguri-
cuenta tres aspectos notorios de la violen- dad y convivencia, implementadas en Bo-
cia homicida en la ciudad, durante la se- gotá entre 1995 y 2003 que se ha intentado
gunda mitad de los noventa: 1) la alta con- evaluar, ha sido la prevención de la violencia
centración de los homicidios en unos intrafamiliar. Los principales estudios dis-
pocos focos y la persistencia en el tiempo ponibles (Rubiano et. al. 2003 y Alviar et.
de este patrón geográfico, 2) el mayor nú- al. 2003) se han centrado en analizar el fun-
mero de muertes los aporta la violencia, cionamiento de las comisarías de familia y
producto de ajustes de cuentas y de atra- coinciden en señalar que su gestión ha sido
cos, que aquella asociada a agresiones en el relativamente efectiva, según la percepción
hogar y a riñas que, al calor de los tragos, cul- de los usuarios19. Sin embargo, ambos estu-
minan fatalmente, y 3) la convergencia dios muestran también que subsisten serios re-
geográfica entre los focos de intensa violen- tos respecto del tratamiento que le dan las
cia y la presencia de estructuras criminales, comisarías a los casos de violencia contra las
asociadas a mercados ilegales y a activida- mujeres, indicando que la eficacia de las in-
des ilícitas y del «bajo mundo» (Llorente tervenciones, en particular de las concilia-
et. al. 2001, Formisano 2002). ciones, disminuye notablemente cuando se
trata de este tipo de incidentes.
En lo que respecta a las recuperaciones de
zonas críticas de la ciudad, se han observa- Pese a la relevancia que pueden tener este
do, en algunos casos, dramáticas reduccio- tipo de evaluaciones para mostrar aspectos
nes en los atracos callejeros y en los homici- institucionales susceptibles de mejorar, hay
dios, que coinciden con los períodos de que señalar que, hasta el presente, no se ha he-
intervención. Es el caso de la Avenida Cara- cho un análisis sobre el impacto de las co-
cas, donde se observó una reducción, entre misarías en términos de la prevención de la
1999 y 2003, de más del 60 por 100 en los violencia intrafamiliar, ya que, para empe-
homicidios y cercana al 100 por 100 en los zar, no existen datos que permitan saber si
atracos callejeros (Llorente y Rivas 2004, el fenómeno se ha incrementado o no en la
pp. 33). De igual forma, en la zona del Car- ciudad. Lo único que sabemos es que la so-
tucho, entre 2000 y 2003, cayeron los ho- licitud por servicios de atención ha crecido no-
micidios y los atracos en más del 70 por 100 tablemente en los últimos años, pero ello
(Ibid.). Pero en otros sitios del centro de la simplemente puede obedecer a que también
ciudad, que también fueron objeto de inter- se aumentó la oferta de tales servicios en
venciones similares, no se dieron reduccio- Bogotá.

quórum 12 maría victoria llorente I 119


Por otra parte, hasta hace muy poco, se ha medidas que buscan incidir en comporta-
empezado a evaluar en Colombia el supues- mientos facilitadores de la violencia, para
to comúnmente aceptado, según el cual este las cuales no se encontraron indicadores
tipo de violencia tiene una incidencia direc- adecuados, por lo cual se utilizó la tasa de
ta sobre la que ocurre por fuera del hogar. muertes en accidentes de tránsito como una
Ya existe alguna evidencia que corrobora, aproximación, aunque imperfecta y burda,
para el caso de Bogotá, el riesgo que representa al cambio en la cultura ciudadana; 4) las
específicamente el maltrato infantil severo medidas diseñadas bajo la teoría de «ventanas
en el trayecto que emprenden ciertos indivi- rotas», que incluyen indicadores como el
duos durante su preadolescencia hacia el control a la prostitución y el gasto en la re-
crimen y la violencia (Klevens et. al. 1997 y cuperación de vías y en espacio público.
2001; Llorente y Chaux 2004). Pero no
sólo no se sabe acerca de la labor de las co- La evidencia encontrada en este estudio
misarías de familia frente al maltrato infan- muestra que los cuatro tipos de medidas ex-
til en Bogotá, sino que, además, es razonable plican, en algún grado, la reducción en las
esperar que una posible reducción de este tasas de homicidios y de atracos en Bogotá du-
tipo de incidentes, en virtud de la actividad rante los últimos años. Sin embargo, las me-
de estas entidades y su efecto sobre la vio- didas «garrote» explican esta reducción en
lencia en general, sea observable en el me- una mayor proporción, en particular la tasa
diano o, mejor, en el largo plazo. de capturas que, para el caso de homicidio,
contribuyó en un 53 por 100 a la caída, y, en
Finalmente, vale mencionar el estudio de el caso de los atracos, en un 76 por 100. Esta
Sánchez, Espinosa y Rivas (2003), en el contribución es seguida de lejos por la de las
cual se analiza la caída del crimen en Bogo- medidas de cultura ciudadana, las cuales,
tá, usando datos de atraco callejero y de ho- según las mediciones realizadas, explican el 11
micidios por localidades de la ciudad, du- por 100 del descenso de los homicidios y el
rante el período 1994-200220. En éste se 12 por 100 de la caída de los atracos. Aun-
buscó cuantificar la contribución en la re- que estos resultados son consistentes con es-
ducción de estos delitos de distintas medi- tudios sobre el caso de la caída del crimen
das adoptadas por las últimas administra- en Nueva York (Corman y Mocan 2002), y
ciones, clasificándolas en cuatro categorías: pese al rigor con el cual se analizaron los da-
1) las «zanahorias», que son aquellas que tos disponibles, la ausencia de indicadores
afectan a las condiciones socioeconómicas adecuados para las medidas orientadas al
(incluye indicadores de gasto social, de ne- cambio de comportamientos ciudadanos le
cesidades básicas insatisfechas y de desem- resta contundencia a las conclusiones.
pleo); 2) el «garrote», que corresponde a ini-
ciativas de disuasión e incapacitación (tasas de Además, es importante matizar sus resul-
capturas por delitos, decomisos de armas tados a la hora de diseñar políticas públicas
por homicidios y de policías por habitan- en seguridad y convivencia. Si bien es claro
tes); 3) las «zanahorias-garrote», que son las que las medidas «garrote» han desempeña-

120 seguridad ciudadana quórum 12


do un papel central en la reducción de los ín- precisamente ante el incremento de la ame-
dices de criminalidad en Bogotá, su alcan- naza disuasiva del encarcelamiento.
ce en el mediano y largo plazo puede ser li-
mitado. En este sentido, resulta muy El caso de Bogotá es, sin duda, un buen
pertinente el debate planteado por Blums- ejemplo de la importancia que tiene el que
tein (2003), acerca de la efectividad del en- se gestionen, desde el nivel municipal, políti-
carcelamiento –y de sus funciones de cas tendentes a mejorar las condiciones obje-
disuasión e incapacitación–, como estra- tivas y subjetivas de seguridad de los ciuda-
tegia central utilizada en Estados Unidos danos. También es un buen ejemplo de las
en las últimas dos décadas para controlar el múltiples iniciativas que, a este nivel, se pue-
crimen. den impulsar y construir de una administra-
ción a otra. A la vez, este caso muestra los
Como muestra este autor, las medidas de grandes retos que hay en cuanto al diagnós-
«mano dura», como el encarcelamiento, si tico, a la focalización de acciones y a la eva-
bien tienen efectos inmediatos en el caso de luación de impacto de las intervenciones.
infractores violentos, ya que claramente los in- Pero más allá de las mediciones que nos in-
capacita para acceder a otras víctimas, su diquen qué acciones fueron más o menos
impacto es bastante más limitado cuando se eficaces, parece fundamental que se hubiese
trata de disuadir a delincuentes vinculados a priorizado en los planes de gobierno el tema
mercados ilegales. Esto último lo ilustra con de la seguridad ciudadana y de la defensa de
el caso de los mercados de drogas ilícitas en la vida y que se hubiese mantenido en el
Estados Unidos, y observa que el encarcela- tiempo un liderazgo en la materia que con-
miento de delincuentes asociados a estos vocara y congregara a la ciudadanía. Con el
mercados suele generar una mayor actividad nuevo gobierno municipal (2004-2006), es-
de aquellos infractores que no son encarce- tos temas han perdido importancia en la
lados, así como el reclutamiento de otros agenda de la ciudad y ya empiezan a aparecer
grupos, por lo general infractores más jóve- señales de alerta que auguran nuevos retos
nes y más dispuestos al uso de la violencia, para la seguridad y la convivencia en Bogotá.

notas

1. Este artículo se desprende de un estudio del caso 3. Datos del módulo de criminalidad de la Encuesta
sobre las políticas de seguridad ciudadana en Bogotá Nacional de Hogares – ENH90, aplicada en 1995
financiado por el Banco Interamericano de por el Departamento Administrativo Nacional de
Desarrollo (BID) (Llorente y Rivas 2004). Las Estadísticas (DANE) y de la Encuesta de
opiniones e interpretaciones, así como los posibles Victimización realizada en 2004 por el DANE y el
errores y omisiones, son responsabilidad exclusiva Departamento Nacional de Planeación (DNP).
del autor y no comprometen al BID. 4. La Encuesta Social que realiza Fedesarrollo en
2. Bogotá. Colombia. E-mail: pazpubl@uniandes. cuatro grandes ciudades colombianas desde 1999,
edu. co indica que Bogotá se destaca por el apreciable y

quórum 12 maría victoria llorente I 121


sostenido aumento en la sensación de seguridad de Seguridad realizada a principios de los noventa, al
los ciudadanos al pasar de 19 por 100 en 1999 a 42 incremento de los recursos de la ciudad logrados
por 100 en 2003 (http://www. fedesarollo. org ). gracias a la capitalización de la empresa de energía y
No obstante, a partir de las encuestas de al acceso a fuentes de financiación externas (Riveros
victimización citadas en la nota # 1, se tiene que 2002). Entre estas fuentes externas se destaca el
mientras en 1995 el índice de denuncia en Bogotá préstamo para el Apoyo a la Convivencia y la
fue del 30 por 100, en 2004 fue poco menos del 29 Seguridad realizado por el Banco Interamericano de
por 100. Desarrollo (BID) ejecutado entre 1998 y 2004, el
5. Un dato que apoya esta idea es que cerca de la cual ascendió a 10 millones de dólares más
mitad de las víctimas de Bogotá que manifestó no 6.6 millones de dólares de contrapartida.
haber denunciado lo hizo precisamente porque 9. La «cultura ciudadana», entendida como un
pensó que las autoridades no harían nada o porque marco mínimo que regula los comportamientos
en un incidente anterior había denunciado y no ciudadanos, fue el eje central del plan de gobierno
pasó nada (Encuesta de Victimización de 2004, de Mockus en sus dos administraciones. Dentro
DANE-DNP). de este contexto, el conjunto de sus iniciativas
6. Una descripción detallada sobre las políticas en se orientó a armonizar los sistemas reguladores
este campo y sus desarrollos durante el período básicos de los individuos y la sociedad: la
1995 a 2003 se encuentra en Llorente y Rivas ley, la moral y la cultura. Ver Mockus 1994
(2004) y Martin y Ceballos (2004). La versión y 2001.
oficial se resume en: Acero (2003) y Alcaldía Mayor 10. En la práctica, la restricción al porte de armas
de Bogotá (2003). de fuego se aplicó en Bogotá entre 1995 y 2000,
7. El Gobierno del Presidente Gaviria (1990-1994) pero de manera intermitente debido a la oposición
representa un punto de quiebra importante en del Ejército Nacional, entidad que en Colombia
Colombia frente al manejo de los temas de tiene la potestad sobre los permisos de tenencia y
seguridad. Fue el primero en estructurar un porte de armas de fuego sobre todo el país. La
programa integral para afrontar la crítica situación «hora zanahoria», por su parte, consistió en limitar
de seguridad interna contenido en la «Estrategia el horario de venta de bebidas alcohólicas en la
Nacional contra la Violencia» (1991) y su ciudad a la 1:00 a.m. Esta medida estuvo en vigor
continuación «Seguridad para la Gente» (1993). desde 1995 hasta 2002, cuando el propio Mockus,
Durante este gobierno se desarrolló un enfoque apoyándose en la disminución sostenida de las
nuevo para el país en el cual se intenta delimitar las muertes violentas en la ciudad, aplicó lo que
funciones de las fuerzas militares y de la policía y a denominó la «hora optimista», con lo cual volvió a
la par se aborda el problema de la administración de ampliar el horario de venta de alcohol hasta las
justicia y de su necesaria reforma. Como parte 3:00 a.m.
central de este enfoque se abren espacios 11. La teoría de las «ventanas rotas», propuesta por
institucionales para que los civiles jueguen un papel los criminólogos estadounidenses Wilson y Kelling
más activo en el diseño de las políticas públicas de hace dos décadas, pone de relieve el impacto del
seguridad, así como en la correspondiente desorden social y del deterioro del entorno físico en
planeación y asignación de recursos. Los principales las percepciones y condiciones de seguridad de las
documentos de política y las normas más relevantes comunidades (Wilson y Kelling 1982, Skogan
expedidas durante esta administración se recogen en 1990, Kelling y Coles 1996). La «cero tolerancia»
Presidencia de la República 1994a, 1994b y 1994c. fue el desarrollo que se le dio a esta teoría en la
8. Según lo explica Héctor Riveros (Secretario de ciudad de Nueva York durante la década de los
Gobierno del período Peñalosa), este aumento de la noventa, y consistió en volcar el control policial
inversión en el sector fue posible gracias a una hacia las infracciones menores con miras a prevenir
reestructuración del Fondo de Vigilancia y la comisión de delitos más graves.

122 seguridad ciudadana quórum 12


12. Esta avenida se convirtió en una de las rutas estimaciones indicadores sobre las variaciones
principales de Transmilenio, que es el sistema de temporales del consumo de estas bebidas en la
transporte masivo que empezó a construirse durante ciudad, pero no se encontró información
las alcaldías de Peñalosa y Mockus como una solución disponible para ello.
a la situación crítica del transporte público en Bogotá. 18. Esta medición se logró a partir de un modelo
13. Esta zona, ubicada en el centro de la ciudad, era econométrico sencillo que buscaba hallar la
particularmente crítica por su alta concentración de elasticidad de homicidios: armas de fuego
homicidios. Así por ejemplo, entre 1997 y 1999 decomisadas, es decir, la caída porcentual en el
presentó una tasa promedio de homicidios fuera de número de homicidios generada por un porcentaje
toda proporción de 40 mil por 100 mil habitantes de armas decomisadas por parte de la policía. Para
(Echandía 2000). las estimaciones se utilizaron datos mensuales de
14. En Bogotá, al igual que en el resto del país, la homicidios y de decomisos de armas de fuego para
situación de los sitios de reclusión era caótica de el período 1996-1999 en las diecinueve localidades
tiempo atrás. Las condiciones eran indignas, de la ciudad.
inadecuadas y totalmente insuficientes. Además, los 19. Por ejemplo, a partir de una encuesta aplicada
espacios de retención temporal de las estaciones de en Bogotá a familias con violencia intrafamiliar, se
policía permanecían hacinados. obtuvo que el 34 por 100 consideró que la
15. En la Cárcel Distrital son recluidos los intervención de la comisaría sirvió mucho, mientras
individuos que cometen infracciones menores cuya que entre el 17 por 100 y el 26 por 100 de los
pena es inferior a 24 meses. A la UPJ son entrevistados reportó lo mismo con respecto a las
conducidas, por un período máximo de 36 horas, acciones de otras instituciones públicas de la ciudad
las personas capturadas en flagrancia mientras se les que también tienen responsabilidades en la materia
define su situación jurídica, así como los infractores (Rubiano et. al. 2003, pp. 97).
de normas administrativas contenidas en los 20. Se utilizaron modelos de econometría espacial
códigos de policía y de tránsito. para estimar las determinantes de la caída de los
16. Sobre el origen y desarrollo de los frentes locales homicidios y de los atracos en la ciudad. Además, se
de seguridad y del programa de policía comunitaria, realizaron ejercicios de descomposición para
ver Llorente (2004). cuantificar la contribución de las distintas variables
17. En el caso del control al consumo de explicativas en la dispersión de la tasa de homicidios
alcohol, habría sido mejor incluir en las y atracos entre las diferentes localidades.

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quórum 12 maría victoria llorente I 125


Democracia y seguridad en un mundo globalizado
y de riesgos. Algunas anotaciones
kl aus bodemer
Doctor en Ciencias Políticas. Director del Instituto de Estudios Iberoamericanos, Hamburgo

resumen
Existe un amplio consenso respecto a que, tanto en el Norte como
en el Sur, los gobiernos nacionales actúan en un contexto nacional
e internacional cada vez más interconectado, complejo y menos
calculable. Hay sobre todo dos conceptos que discuten este fenómeno
ya hace alrededor de dos décadas: el de la globalización y el de la so-
ciedad de riesgo. En el primer caso se trata de un concepto poco
preciso, muchas veces contaminado por disputas político-ideológi-
cas y paradigmas controvertidos. Sin embargo, a pesar de estas
controversias existe consenso en que se ha desarrollado en los esta-
dos-nación modernos un proceso de disolución de fronteras, el
cual ha cambiado profundamente las actitudes en la economía, la cul-
tura y la política, tradicionalmente organizadas a nivel del estado-
nación.

Palabras clave: Globalización. Sociedad de riesgo. Internaciona-


lización. Transnacionalización. Privatización. Modernidad.

abstract
There are a big agreement about the idea that: as much in the
North as in the South, the national governments act in a national
and international context more and more interconnected,
complex and less predictable. There are two concepts that discuss
this phenomenon since two decades ago: the concept of
globalization and the concept of «risk society». The first concept is
not a detailed or precise concept, and often is contaminated by
political and ideological disputes and controversial paradigms.
Nevertheless, in spite of these controversies, all agree with the idea
that it has been developed in the modern states a process of
dissolution of borders, which has deeply changed the attitudes in

126 seguridad ciudadana quórum 12


the economy, the culture and the policy, traditionally organized at
the level of the state nation.

Key words: Globalization. Risk society. Internationalization.


Transnationalization. Privatization. Modernity.

seguridad/ inseguridad: Por eso, en el debate público y científico,


una realidad y un concepto el término seguridad es muchas veces utilizado
multifacéticos de forma peyorativa y, a veces, sobrecargado
La seguridad es una necesidad básica del ser de suspicacia. Hay consenso en cuanto a
humano y un bien colectivo clásico, y por que la seguridad es una construcción social,
ese motivo el mantenimiento o la reconsti- que tiene poco que ver con hechos sociales
tución de la seguridad ocupa un lugar des- concretos (las constataciones claras sobre los
tacado en la escala de valores de la pobla- riesgos económicos del desarrollo de la cri-
ción. La seguridad es uno de los deseos minalidad) y más bien con ciertas eviden-
elementales de las sociedades modernas cias supuestas. Por eso es difícil definir el
ante el rápido cambio social, económico y término seguridad, como concepto de las
político, y tiene una categoría prioritaria en ciencias sociales y, en el mejor de los casos,
el debate actual. La seguridad externa y la sólo se puede enmarcar su sentido. La segu-
interna han formado siempre parte impor- ridad y la inseguridad son términos norma-
tante de las tareas más destacadas del Esta- tivamente muy cargados y que se han ido
do y de sus instituciones políticas –y no transformando, como afirmó décadas atrás
sólo a partir del 11 de septiembre de 2002–. el filósofo alemán Franz Xaver Kaufmann,
Pero hay que tener en cuenta que el mante- en el «símbolo de la palabra de una idea de
nimiento de esa seguridad, por parte del valor societal» (Kaufmann 1970, pp. 62).
Estado, con ser fundamental y responder al
un viejo anhelo de toda sociedad, no debe ha- En este primer acercamiento al tema, se
cernos olvidar otro deseo también viejo, el pueden diferenciar cuatro conceptos de se-
miedo de los ciudadanos al excesivo poder de guridad (véase Glaessner 2002, pp. 4):
ese Estado.
1. Poder confiar, no ser defraudado y evi-
Mantener la seguridad tiene un precio tar riesgos. Se asocia con este término la au-
–como sostenían ya los pensadores de la fi- sencia de o la protección contra peligros.
losofía política clásica, desde la antigüedad–,
y para alcanzarla tenemos que renunciar a 2. Seguridad del estatus, mantenimiento
una parte de nuestra libertad y someternos, del nivel de vida alcanzado por los indivi-
más o menos de manera voluntaria, a un duos y/o grupos sociales y la preservación
conjunto de reglas, de prescripciones y de del estatus quo social y político, en el cual los
restricciones. ciudadanos se han instalado.

quórum 12 kl aus bodemer I 127


3. Cierta configuración institucional, ridad es tarea del Estado y de sus instancias.
que parece idónea para defenderse contra Sin embargo, frente a los nuevos desafíos de
las amenazas internas y externas al orden so- seguridad (tráfico de drogas, criminalidad
cial y político. organizada, volatilidad de los mercados de
capitales, terrorismo internacional, etc.), las
4. Y en sentido jurídico, la integridad instituciones estatales disponen, cada vez
de derechos, cuya protección es tarea prin- menos, de las capacidades para responder
cipal del Estado. Algunos autores hablan adecuadamente a estas amenazas y se en-
de la seguridad como un derecho funda- cuentran sobrepasadas a la hora de diseñar
mental del hombre y, en términos legales, estrategias eficaces e implementarlas con
significa la protección frente al ejercicio éxito. El conservadurismo estructural de las
arbitrario del poder y el respeto de las reglas instituciones y su insistencia en la solución de
de la convivencia y del modo de vida indi- los problemas a corto plazo no es apto para
vidual. responder adecuadamente al surgimiento
acelerado de los nuevos desafíos. El mono-
Las sociedades modernas, vistas desde el polio del poder y de la regulación del Estado
individuo particular, son cada vez más com- se ve cada vez más amenazado desde arriba
plejas y, al mismo tiempo, menos transpa- (internacionalización y transnacionaliza-
rentes. La percepción de la realidad tiene lí- ción) y desde abajo (privatización), y no se vis-
mites y la complejidad creciente de todas las lumbra todavía qué puede reemplazar a este
esferas de la vida hace cada vez más difícil monopolio estatal.
juzgar seriamente y decidir de forma racional.
La relación del ciudadano con un medio Estas premisas nos acercan al núcleo del
cada vez más complejo puede ser percibida problema. Desde Thomas Hobbes y John
por éste como una sobrecarga, por una Locke, las cuestiones de la seguridad (públi-
adaptación exitosa o fracasada, como una ca) y de orden ocuparon el centro de las ta-
oportunidad para la acción individual o co- reas del Estado, abarcando siempre dos as-
lectiva. El sociólogo alemán Niklas Luh- pectos: la protección de los ciudadanos
mann ha elaborado en detalle la hipercom- contra el Estado y la protección de los ciu-
plejidad de las sociedades modernas, que dadanos entre ellos, por parte del Estado.
hace difícil pronosticar su desarrollo futuro y, En este sentido, la seguridad puede ser des-
por tanto, produce más bien inseguridad crita con el término moderno «función del
que seguridad (Luhmann 1989). Estado» (Glaessner 2002, pp. 4 y ss). Hoy
día, bajo los imperativos de la globalización,
La promesa de seguridad en el mundo el desarrollo demográfico y los movimien-
moderno es cada vez más frágil y la sensa- tos de migración, que tanto erosionan los
ción omnipresente es la inseguridad. Esta rasgos culturales tradicionales y los sistemas
inseguridad en el espacio económico, políti- de seguridad social, y, además, bajo las ame-
co y social tiene varias dimensiones y aspec- nazas del crimen organizado y los cambios
tos internos y externos. Combatir la insegu- dramáticos en el sistema internacional, las

128 seguridad ciudadana quórum 12


coordinadas de la política han cambiado un recuerdo histórico: el proyecto
drásticamente. de modernidad fue siempre un
proyecto de seguridad
Todos estos fenómenos son factores de in- Vale recordar que el proyecto de moderni-
seguridad, frente a los cuales la política debe dad fue siempre un proyecto de seguridad,
buscar respuestas a sabiendas de que, en con- tanto en la teoría política como en la realidad,
textos de estructuración (Habermas) y bajo el y vamos a dar algunos ejemplos de la filoso-
panorama arriba descrito, no se puede ha- fía política y de la ingeniería política. En el si-
blar de garantía de seguridad, sino más bien glo XVII, Descartes intentó superar la in-
de reducción de inseguridad, en el ámbito seguridad de la duda por el método, el
económico, político y social. camino seguro. En los comienzos del pensa-
miento moderno sobre el Estado, se plasmó
A continuación quisiera concentrar mis la idea de que la primera y más importante ta-
observaciones en tres aspectos del debate so- rea del Estado era la de garantizar, hacia
bre seguridad, que nos prometen ciertos be- adentro, la seguridad, para evitar la guerra
neficios analíticos y enseñanzas prácticas: civil y tomar las medidas necesarias de pro-
tección contra los enemigos externos. De
Primero: el proyecto de modernidad fue esta manera, Thomas Hobbes recomendó,
al mismo tiempo un proyecto de seguridad. para evitar la inseguridad de la lucha de to-
dos contra todos, la creación del dios mortal,
Segundo: mirando al mundo de hoy, los del Leviatán. El monarca absoluto logró ter-
paradigmas de la globalización y de la sociedad minar con las guerras de confesión de los
de riesgo son dos corrientes de pensamiento siglos XVI y XVII, consideradas por sus pro-
que, según mi modo de ver, engloban en for- tagonistas como «guerras justas», y el resul-
ma convincente y comprensiva la nueva fase tado fue una concentración de la de fuerza
post fordista, post industrialista, del capitalis- en manos del Estado absolutista. La consti-
mo moderno. El foco central (y también una tución del monopolio de poder moderno
restricción pragmática) será la vinculación de estatal, la «estatización del poder» (Rein-
estas ofertas macro con la democracia. hard 1999, pp. 351 y ss), fue legitimado
por la función de Estado de garantizar
Tercero: qué papel cumple el nuevo con- la protección y la seguridad de sus ciuda-
cepto de seguridad/inseguridad humana danos.
que se ha desarrollado desde los años 1990 en
la cooperación al desarrollo. Como veremos, La necesidad de seguridad fundamentó
este concepto –y eso es, sin ninguna duda, también, desde Max Weber, la racionaliza-
un paso hacia delante– va más allá del deba- ción del derecho. Y, como Eric Jones nos ha
te que, durante décadas, se quedó en los enseñado en su libro «The European Mira-
muros del pensamiento estratégico-militar e cle», de 1981, la capacidad del «disaster ma-
ideológico de la bipolaridad, aunque tenga nagment» fue una de las particularidades
también sus trampas y sus límites. que explica la ventaja de los Estados nacionales

quórum 12 kl aus bodemer I 129


europeos frente a los imperios asiáticos un Estado seguro/de seguridad. Y a partir
(Breuer 2001, pp. 266). En la misma línea de de ahí, se puede comprender el riesgo como
argumentación se puede decir que también el una técnica específica del manejo de las in-
Estado benefactor se ha constituido como seguridades.
un Estado seguro y de seguridad, tal como
lo analizaremos a continuación. globalización y democracia,
¿hacia un nuevo autoritarismo?
el estado benefactor es, Como ya he mencionado, existe un amplio
en realidad, un estado seguro consenso respecto a que, tanto en el Norte
y de seguridad como en el Sur, los gobiernos nacionales ac-
El ejemplo más impactante y también el túan en un contexto nacional e internacional
más vinculado con las corrientes del pensa- cada vez más interconectado, más complejo
miento arriba mencionadas es, sin ninguna y menos calculable. Hay, sobre todo, desde
duda, lo que ha caracterizado el desarrollo hace dos décadas, dos conceptos que prota-
europeo del siglo XIX: la gran inseguridad gonizan la discusión: el de la globalización y
de aquella época fue, como nos enseñan los el de la sociedad de riesgo. En el primer
historiadores, la cuestión social. El peligro caso, se trata de un concepto poco preciso,
de la lucha de clases, como consecuencia del contaminado. Muchas veces, por disputas
avance del sistema capitalista, exigía, desde político-ideológicas y paradigmas contro-
la perspectiva de la burguesía, medidas de vertidos (Bodemer 1996). Sin embargo, hay
cerco y de domesticación. Bismarck y otros consenso en que se ha desarrollado un pro-
optaron por la estrategia del crecimiento ceso de disolución de fronteras en los esta-
económico, por establecer reglas procedi- dos-nación modernos que ha cambiado
mentales de distribución y estándares socia- profundamente las actitudes en la econo-
les mínimos, garantizados por el Estado, mía, la cultura y la política, tradicionalmen-
para asegurar los riesgos individuales de la te organizadas a nivel del estado-nación.
clase trabajadora (contra enfermedad, acci-
dente, vejez, desocupación, etc.). De estos tres campos afectados –el econó-
mico, el cultural y el político– nos interesa,
Con estas medidas de pacificación, em- especialmente el último, es decir, la relación
prendidas políticamente en forma inteli- compleja entre globalización y democracia,
gente, el término riesgo fue más allá de los porque se trata de un campo teórica y polí-
aspectos tecnológicos: incluyó también di- ticamente muy minado y sobre el que existe
mensiones económicas y sociales de la so- una amplia literatura. Por falta de tiempo y
ciedad. Se puede decir, sin exagerar, como espacio, me voy a restringir sólo a algunas
ha explicado con detalle el teórico francés de sus facetas.
Francois Ewald, en su libro sobre la formación
del état providence (Ewald 1986), que la se- Políticamente, la globalización ha condu-
guridad es el manejo más usual de la con- cido a una pérdida de soberanía (Sassen
tingencia. El Estado benefactor es, repito, 1996) o, por lo menos, a una pérdida de au-

130 seguridad ciudadana quórum 12


tonomía (Dittgen 1999) del Estado nacio- difundida, destaca que la pérdida de sobera-
nal, que se concreta, en primer lugar, en un nía o autonomía del Estado no está sólo
traspaso de competencias de la regulación asociada con una pérdida de gestión, sino
política en dos direcciones: hacia abajo, el también con un déficit de legitimación y de
nivel subnacional, y hacia el nivel suprana- democracia, respectivamente (Habermas
cional e internacional. 1998). Los indicios al respecto son llamati-
vos. Observamos que en los países desarro-
En los países desarrollados, el Estado na- llados, y también en los del Sur, hay una cri-
cional tiene el monopolio de la fuerza legíti- sis de confianza. Esta crisis, que en primer
ma, pero no el de la gestión política lugar es una crisis de representación, se re-
(Scharpf 1998, pp. 82), y en América Latina, fiere prioritariamente a las instancias inter-
muchas veces el Estado no dispone ni de la medias entre el Estado y la sociedad, es decir,
fuerza ni de la gestión. Se están formando a los partidos políticos y a los grupos inter-
nuevos espacios políticos más allá del Estado medios de presión. Los actores de la articu-
nacional. Al mismo tiempo, observamos lación de los intereses societales y de su
que el proceso de la globalización va acom- agregación en demandas políticas disponen,
pañado, cada vez más, por una regionalización cada vez menos, de capacidad de integra-
y una creciente fragmentación, tanto eco- ción, y algunos indicadores apuntan a la
nómico-social como cultural y política creciente volatilidad del comportamiento
(Menzel 1998). Tanto en los países miem- electoral, el reemplazo de cleavages políticos
bros de la Organización para la Coopera- por issues, a la fragmentación del sistema de
ción y Desarrollo (OCDE) como en los del partidos y a la creciente brecha entre los ciu-
Sur, se está produciendo una fragmentación dadanos y la clase política.
de la estructura social, acompañada por un
creciente proceso de individualización. Pa- Frente a los déficits de legitimación y de
ralelamente, aumentan la desigualdad, la se- representación están surgiendo –ésa es la
gregación y la polarización socioeconómica. otra cara de la moneda– nuevas formas de
En el ámbito social y de los estilos de vida participación política, articuladas por movi-
individuales se destaca, además, una hete- mientos indígenas (como, por ejemplo, en
rogenización sociocultural. Al mismo tiem- Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Guatemala),
po, se están formando, en el proceso de de autoayuda y/o de protesta social (los pi-
la de-diferenciación cultural o re-tradicio- queteros en Argentina, los «sin tierra» en
nalización del mundo y de la vida respecti- Brasil). Este proceso es la expresión de una
vamente (Habermas 1994), nuevas identi- nueva articulación política directa, que algu-
dades. nos observadores califican como un nuevo
empuje democrático. Por otra parte, estas
Nuestra pregunta central es, por tanto, nuevas formas de articulación político-so-
cómo estas tendencias macro –globalización cial están muchas veces acompañadas por
y fragmentación– afectan a la democracia un nuevo autoritarismo, visible en el surgi-
(Held 1995). Una hipótesis, ampliamente miento de nuevos líderes populistas outsi-

quórum 12 kl aus bodemer I 131


der, de un nacionalismo étnico, de nuevas Pero las causas de este fracaso no están, se-
corrientes de la derecha, de un regionalismo gún el autor, en impedimentos externos o
separatista y de un fundamentalismo reli- en una implementación insuficiente del
gioso, tanto en Europa, como en América proyecto, sino en su lógica interna. La maxi-
Latina (Loch, Heitmeyer 2001, pp. 15; Peetz mización de los riesgos, entendidos como
2001; Werz 2003). efectos colaterales inciertos de las acciones,
en el marco del capitalismo post-industrial,
Estas experiencias, que surgen en casi todas es el precio que hay que pagar por el mante-
las regiones del mundo, han motivado al so- nimiento de la modernidad. Se trata, según
ciólogo alemán, Wilhelm Heitmeyer, de la Beck, de una ley forzosa de la evolución. La
Universidad de Bielefeld, a formular una hi- causa no es la modernidad completa, sino la
pótesis, basada en datos empíricos, en la modernidad incompleta, el medio camino
que afirma que las diferentes variantes del en el que vivimos hoy.
capitalismo moderno se están desarrollan-
do, cada vez más, en una dirección autorita- El riesgo es la potencialidad de un peligro
ria, llevan consigo la destrucción social y es- y los peligros se transforman en riesgos, por
tán afectando masivamente la sustancia de las acciones del hombre. Los megapeligros,
la democracia liberal (Heitmeyer 2001). La como los de la energía atómica, los ecológi-
combinación entre un «nuevo autoritaris- cos, los químicos y los genéticos, no se pue-
mo», con elementos neopopulistas, y unas den delimitar temporal ni espacialmente, ni
democracias meramente electorales, carac- se los puede calcular y, mucho menos, com-
terizadas por la exclusión social, un sistema pensar. Los riegos van más allá del manejo
de seguridad quebrados, una creciente inse- de los peligros tradicionales. La seguridad
guridad pública y el desencanto político, es de la vida cotidiana existe sólo con reservas y
responsable de que los ciudadanos se vean puede ser puesta en peligro, a cualquier hora
cada vez menos protegidos y asegurados por y en cualquier lugar, por catástrofes que sur-
las autoridades políticas contra las crecien- gen en otros lugares del mundo, porque este
tes inseguridades de su entorno. mundo, como todo lo que en él existe, se ha
transformado en un campo de experimento.
la sociedad de riesgo. ¿fin de la
seguridad? El principio de seguro socializa los peli-
¿Qué es el concepto la «sociedad de riesgo», gros en riesgos y emancipa a la sociedad ha-
respecto a la democracia y al tema de la se- cia una tolerancia jamás esperada hacia los
guridad / inseguridad? riesgos. El catastrofismo latente de la socie-
dad de riesgo comienza donde encuentra
La hipótesis central del bestseller del soció- sus límites la capacidad de dar seguridad
logo alemán, Ulrich Beck, La sociedad de (Blanke 1991, pp. 281). Hoy día no se pue-
riesgo del año 1986, es que el proyecto de de garantizar el fin de la lucha de clases
la modernidad, que ha caracterizado los úl- porque las medidas del Estado benefactor
timos dos siglos, está a punto de fracasar. ha llegado a su fin. En estos tiempos de la

132 seguridad ciudadana quórum 12


globalización ningún gobierno puede ga- marse, en cualquier momento, en una ca-
rantizar un crecimiento económico relativa- tástrofe. Una consecuencia de eso es que la
mente continuo y con unos márgenes de credibilidad se erosiona cada vez más por-
distribución, porque eso significaría un que se está diluyendo el consenso básico, en
consumo creciente de la energía y de los re- el cual se ha basado, hasta ahora, el desarro-
cursos naturales, y una complejidad en au- llo. De esta manera, se está desmoronando
mento del medio ambiente. La catástrofe el contrato social del Estado benefactor que,
ecológica, inminente en el ámbito planeta- como subrayábamos más arriba, siempre
rio, es el precio de la solución procedimen- fue un Estado «de seguro». La disminución
tal del conflicto de clases, a través de la in- del conflicto que alcanzó el Estado benefac-
clusión social y la externalización de los tor de la época de posguerra, por el creci-
costos, y es también el precio del triunfo de miento y por los mecanismos de concerta-
la libertad y de la igualdad. La remoción de ción y coparticipación, está siendo socavada
este peligro sólo puede llevarse a cabo con por la intensificación del conflicto, como
un nuevo empuje del aumento de compleji- una consecuencia del crecimiento de los
dad. Pero, sin embargo, los riesgos de la ci- riesgos.
vilización no se reducirán con este empuje,
porque el aumento del riesgo es el precio del Este diagnóstico, extraído por Beck de la
mantenimiento del estatus quo, en un nivel experiencia de los países desarrollados, es
cada vez más complejo (Blanke 1991, más dramático en los países del llamado
pp. 285). Tercer Mundo y, entre ellos, los de América
Latina, en lo que ni siquiera se ha alcanzado
El peligro omnipresente amenaza, según el estado de modernización, aunque sea a
Beck, no sólo la vida física, sino la vida social, medio camino, que es el punto de partida
el conjunto de todas las instituciones y es- del diagnóstico de Beck. Vale la pena men-
tructuras de la sociedad. También la auto- cionar, de manera esquemática, algunos de
nomía de los sistemas parciales de la socie- estos impedimentos:
dad –según Niklas Luhmann, una de las
conquistas de los tiempos modernos– expe- 1. La mayoría de los países de América
rimenta un proceso de erosión. Las institu- Latina y del Caribe se encuentran, en el me-
ciones estatales y de derecho han abandona- jor de los casos, a medio camino hacia una
do, desde hace tiempo, sus competencias y modernidad respecto del Norte. Su inser-
las han delegado a los expertos, enraizados ción en el mundo globalizado es y sigue
fuera del sistema político. Con esta delega- siendo periférica, más defensiva que proacti-
ción, argumenta Beck, las instituciones llegan va (Arocena 2004); su industrialización es y
a una contradicción extremadamente explo- siegue siendo trunca (Fajnzylber 1983); sus
siva. Mientras estas instituciones prometen, aparatos estatales son y siguen siendo poco
por un lado, una seguridad absoluta, legali- eficientes, sus instituciones representativas
zan, por el otro, actitudes que ofrecen sólo frágiles. Los sistemas democráticos carecen
una seguridad relativa y pueden transfor- de bases sociales y económicas sólidas, y

quórum 12 kl aus bodemer I 133


son, en su mayoría, frágiles, defectuosos y nizaciones voluntarias, la mayoría de las na-
no están lo suficientemente inmunizados ciones de la región carece aún de un con-
contra los bacilos del autoritarismo y el junto vigoroso de instituciones no guberna-
clientelismo, la corrupción y el populismo. mentales, a través de las cuales se puedan
Según los datos recientes del Latinobaróme- expresar, mediar y someter o no a la consi-
tro (y otros datos empíricos), la cultura po- deración de las autoridades, de manera con-
lítica de las sociedades latinoamericanas es gruente con las demandas de la gente
reflejo de una realidad política, económica y común. Los actores sociales «clásicos» –sin-
social y de una sensación térmica que no dicatos, grupos empresariales, organizacio-
suscita un gran optimismo (véase Hakim, nes profesionales y asociaciones cívicas– si-
Lowentahl 1996, pp. 303 y ss). guen siendo débiles y fragmentarios, y
tienen una base demasiado estrecha para de-
2. Las legislaturas y los sistemas judiciales sempeñar papeles políticos efectivos. La
carecen, en gran parte de América Latina, prensa representa sólo una gama limitada de
de autonomía, jerarquía, recursos y compe- opiniones y es, en muchos casos, económi-
tencia, los elementos necesarios para desem- camente dependiente de fuentes de finan-
peñar plenamente sus funciones constitu- ciación del gran capital financiero. En gene-
cionales. Los presidentes suelen recurrir a ral, no es un freno eficaz ante la corrupción
procedimientos excepcionales para eludir el o el abuso de poder.
proceso legislativo, menospreciando así a las
instituciones formales del gobierno, com- 5. Después de casi dos décadas de expe-
prometiendo las normas jurídicas y soca- riencias post-autoritarias, los expertos y los
vando la legitimidad democrática. ciudadanos comunes se preguntan si los ac-
tores e instituciones, con estas característi-
3. Los partidos políticos, en diversos países cas, están en condiciones de enfrentar, de
de América Latina y el Caribe, carecen de manera efectiva, los desafíos de la globaliza-
vínculos efectivos con las bases electorales y, ción y de las sociedades de riesgo, sin perder
por lo general, son poco más que vehículos la confianza de su electorado. Y se plantean
para impugnar elecciones y distribuir pre- si los políticos pueden explotar, de manera
bendas y rentas. Raras veces ofrecen progra- convincente y orientados hacia el bien co-
mas coherentes y suelen ser manipulados mún, el margen de gestión restringido que
para estar al servicio de las ambiciones per- les queda.
sonales de sus dirigentes. (Hakim, Lowenthal
1996, pp. 303). 6. El fracaso ante este desafío en gran
parte de las élites políticas se refleja con
4. La democracia en América Latina no toda claridad en el comportamiento ciuda-
cuenta con una participación ciudadana dano. En muchos países de la región, el pro-
sostenida. Aunque la transición a gobiernos ceso democrático se ve amenazado porque
electoralmente democráticos y liberales esti- los ciudadanos dejan de participar activa-
muló el surgimiento y crecimiento de orga- mente en la vida política, debido a la desilu-

134 seguridad ciudadana quórum 12


sión, la apatía o a la sensación de que han alarma es la decreciente valoración del siste-
sido excluidos o perjudicados injustamente. ma democrático y el hecho de que el porcen-
Muchos ciudadanos están hartos del discur- taje de población que prefiere un gobierno
so de sus representantes, que, desde la déca- autoritario, si es capaz solucionar los proble-
da de los ochenta hasta hoy, les piden sacrifi- mas económicos pendientes (Latinobarómetro
cios, como consecuencias de los programas 2004; UNDP 2004), está aparentemente en
de ajuste, que serán compensados un incier- aumento.
to mañana. La sensación de que cada vez les
queda menos dinero en el bolsillo y de que su ¿Qué tiene todo eso que ver con el tema
situación económica ha empeorado desde de la seguridad / inseguridad? La sensación y
los años de la transición democrática, se la realidad de la inseguridad, crecientemen-
agrega al comportamiento de una gran par- te difundida en los países de América Latina
te de la élite política, caracterizada por la y del Caribe, no tiene su base –en eso existe
corrupción, las prácticas clientelares y el un consenso amplio–, como en las décadas
mal manejo de los fondos públicos. La cre- anteriores, en conflictos clásicos: guerras in-
ciente desconfianza en la política, que se ma- terestatales, fronterizas (con la excepción
nifiesta en el hecho de que, en muchos paí- del conflicto armado entre Perú y Ecuador
ses, se vote a favor de políticos recién en 1996 y las turbulencias fronterizas re-
llegados, con recetas de corte populista, refleja cientes entre Colombia y Venezuela) o civi-
la poca estima por los dirigentes democráti- les (con la excepción de Colombia), sino en
cos establecidos, la frustración por los ma- los fenómenos económicos, políticos, socia-
gros resultados de la ingeniería política y la les y culturales de la vida cotidiana, discuti-
decepción por el continuo deterioro econó- dos, desde la primera mitad de los años no-
mico y social, en un mundo cada vez más venta, en el ámbito político y científico,
inseguro y menos calculable. bajo el lema de la «seguridad humana».

Cada una de estas amenazas o impedimen- de la seguridad tradicional


tos a la profundización democrática en Amé- a la seguridad humana.
rica Latina, han sido enormemente exacerba- oportunidades y riesgos
das por la crisis económica y la deuda social
acumulada. Las cifras al respecto son bien co- 1. La nueva conceptualización de la seguridad
nocidas y no es necesario repetirlas aquí. El por el PNUD
modesto crecimiento económico a lo largo Los múltiples y rápidos cambios aconteci-
de las últimas dos décadas, la brecha crecien- dos a nivel internacional durante la última
te entre ricos y pobres y la casi desaparición década del siglo pasado –el fin de la Guerra
de la clase media –el caso más espectacular es Fría y su lógica; la globalización y la entrada
el de Argentina– han erosionado, cada vez del capitalismo en la época postfordista; los
más, la cohesión social, con el riesgo de que llamados «nuevos desafíos» de seguridad,
también el proceso democrático y la estabili- como el tráfico de drogas, el crimen organi-
dad política estén en peligro. Una señal de zado transnacional, las migraciones masi-

quórum 12 kl aus bodemer I 135


vas, los desastres naturales y sus diversas re- to food, employment and environment secu-
percusiones; el genocidio y los crímenes de rity». (PNUD 1993, pp. 2.)
lesa humanidad; los abusos contra la infan-
cia; la creciente inseguridad pública, sobre Y el informe de 1994 concretó el concep-
todo en los grandes conglomerados pobla- to (PNUD 1994, pp. 30), diferenciando
cionales, y, finalmente, la expansión del te- entre dos aspectos fundamentales:
rrorismo internacional– han estimulado el
debate científico y la fantasía política para 1. Seguridad humana, que significa la
encontrar respuestas teóricas y prácticas protección contra amenazas, como el hambre
adecuadas. Este debate ha desembocado, y la enfermedad.
entre otras cosas, en una nueva conceptuali-
zación de la seguridad que, más allá de su 2. La protección contra sorprendentes y
estricto sentido militar, engloba ahora ele- dolorosas perturbaciones en la vida cotidia-
mentos económicos, sociales, tecnológicos e, na. (PNUD 1994 pp. 28.)
incluso, ecológicos. Así, en los años ochenta
y, particularmente, en los noventa, el debate La seguridad humana tiene cuatro carac-
sobre la seguridad internacional fue ampliado, terísticas:
con el fin de incorporar categorías innova-
doras, como seguridad cooperativa (Achar- 1. Un deseo universal;
ya 2001), la seguridad societal, la seguridad
global, la seguridad democrática y la seguri- 2. una dependencia mutua entre los ele-
dad humana. Este último término, que se mentos particulares de la seguridad humana;
impone cada vez más en el debate interna-
cional, es un concepto multidimensional, 3. la prevención de una ingerencia ex
amplio y polivalente, que ha provocado post;
fuertes controversias sobre la noción de derecho
de intervención humanitaria. 4. centrarse en el ser humano.

El Programa de las Naciones Unidas para El concepto de la seguridad humana parte


el Desarrollo (PNUD), en su Informe sobre básicamente de la convicción de que cada
Desarrollo Humano del año 1993, fue el persona debería ser capaz de manejar su vida
que, por primera vez, reenfocó el término por sus propios esfuerzos y tener medios su-
«seguridad» desde los Estados hacia los seres ficientes de subsistencia. No es un concepto
humanos en estos términos: defensivo, como, por ejemplo, la seguridad
territorial o militar, sino un concepto inte-
«The concept of security must change – from gral y proactivo. (PNUD 1994 pp. 29.)
an exclusive stress on national security to a
much greater stress on peoples security, from se- En el año 1999, el PNUD retomó el con-
curity through armaments to security through cepto de la seguridad humana en su infor-
human development, from territorial security me anual, y lo llamó «desarrollo con cara hu-

136 seguridad ciudadana quórum 12


mana» (PNUD 1999), relacionándolo con seguridad y, al mismo tiempo, fundar nue-
una lista de amenazas: desde la pérdida del vamente la legitimación de la cooperación,
puesto de trabajo y el colapso de los merca- que actualmente corre el riesgo de perder,
dos financieros hasta el sida, el calentamiento tanto la importancia política como los re-
global y los sindicatos criminales mundia- cursos financieros.
les. «La globalización», subraya el informe,
«amplía los chances para el progreso hu- 3. Los peligros del concepto de la seguridad
mano de unos, disminuye los de otros y so- humana
cava la seguridad humana.» (PNUD 1999, La cara opuesta de este concepto es la visión
pp. 53.) de que el mundo está poblado de enemigos
de los Estados, de los pueblos, de las cultu-
2. La seguridad humana como medida para ras y de las sociedades, y es poco probable
relegitimizar la cooperación al desarrollo lograr un estado de distensión y de relaciones
Para el PNUD, existe una vinculación im- pacíficas y políticas de solidaridad. El reco-
plícita entre la promoción del concepto de nocimiento del hecho de que sin desarrollo
desarrollo humano, por un lado, y, por otro, no hay seguridad y sin seguridad no hay de-
el rol mundial y la dotación financiera del sarrollo, formulado ya décadas atrás en el
sistema de Naciones Unidas, más específica- Informe Brandt, corre el riego de desequili-
mente, la financiación de la cooperación al de- brarse. Si en el discurso sobre el desarrollo
sarrollo. Este razonamiento trata de afron- predomina la seguridad, se puede producir
tar, principalmente, el hecho de que, en un una de-solidarización, un pensamiento que
mundo dominado por el pensamiento neo- prime la fortaleza, en detrimento de una
liberal reacio a las transferencias públicas, la política activa de cooperación al desarrollo
cooperación al desarrollo pierde cada vez (von Braunmühl 2002, pp. 47). Además,
más importancia. De hecho, la cuota de los ese discurso pierde de vista la relación estre-
fondos de la cooperación al desarrollo en los cha entre desarrollo, seguridad y derechos
presupuestos públicos de los países de la humanos. Hay que diferenciar las políticas
OCDE, está cayendo de forma continua. que ponen el centro de su atención, como
Las dudas frente a la eficacia, la necesidad y pasó durante la Guerra Fría, en el miedo, la
el sentido de la cooperación al desarrollo sensación de amenaza y la defensa, de las
surgen y acrecientan, junto a la restricción que configuran su pensamiento basándolo
de los espacios de coordinación del desarro- en la empatía y la solidaridad como sus
llo, la desilusión de la lucha por el equilibrio grandes pilares. Y hay que diferenciar tam-
social global y la conciencia de los límites bién las que basan su política de seguridad
ecológicos de la modernización. en los derechos humanos y aquellas en que la
política de derechos humanos se subsume
En este contexto, la seguridad humana, en el discurso de seguridad.
como concepto integral, permite acatar los
déficits globales de la cooperación al desa- Resumiendo, a pesar de que el concepto
rrollo como parte de potenciales riesgos de de la seguridad humana, formulado y pau-

quórum 12 kl aus bodemer I 137


latinamente revisado por el PNUD, signifi- bal de transformación: el desarrollo huma-
ca un verdadero progreso conceptual y prác- no como derecho humano. Este fenómeno
tico, comparado con el concepto de seguri- es aún más evidente en el debate de seguridad
dad tradicional, en los últimos años ha (norteamericano) post 11 de septiembre,
tomado, frente a los «nuevos desafíos» de que refuerza cada vez más un pensamiento
seguridad, una dirección problemática y polarizado: «nosotros y los otros», mostran-
corre el riesgo de bloquear el potencial glo- do así ciertos elementos paranoicos. •

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quórum 12 kl aus bodemer I 139


Hipertrofia represiva: la cuestión carcelaria
en América Latina
jorge núñe z vega
Investigador FLACSO Ecuador

resumen
El texto es un estudio comparativo de países latinoamericanos
donde se muestra la problemática del incremento acelerado de la
población carcelaria desde principios de la década anterior. El estu-
dio dice que la situación carcelaria depende de las reformas políti-
cas y económicas de cada estado, donde lejos de responder a una dis-
cusión de la política criminal, las políticas se dirigen hacia un
endurecimiento de la penalización y la expansión de la población car-
celaria, lo que no guarda proporción con el incremento de la de-
lincuencia. Prueba de ello es la política antidroga de los países an-
dinos, donde la presión internacional, a través de la imposición de
cuotas de incautación de drogas y de detenciones, engendra una
lógica represiva al margen de la propia dinámica del delito. Estas
políticas criminales y penitenciarias sobre drogas ilegales afectan
además a los grupos más vulnerables del campo del narcotráfico.
En Ecuador esto se aprecia en el porcentaje de mujeres privadas de
libertad, en Bolivia con la cantidad de campesinos presos por esta
clase de delitos.

Palabras clave: Población carcelaria. Política criminal y peniten-


ciaria. Política antidroga. Endurecimiento de la penalización. Di-
námica del delito. Reforma del Estado.

abstract
The article is a comparative study of Latin American countries,
where is shown the problematic of the accelerated increase of the
prison population, since the beginning of the previous decade.
The study says that the prison situation depends on the political
and economic reforms of each state that, far from respond to a
discussion of criminal policy, go towards a hardening of the

140 seguridad ciudadana quórum 12


penalization and the expansion of the prison population, which
does not keep relation with the increase of the crime. Proof of it,
is the antidrug policy of the Andean countries, where the
international pressure, through the imposition of seizure fees of
drugs and the arrests, generates a repressive logic on the margin of
the dynamic of the crime. These criminal and penitentiary policies
on illegal drugs, in addition, affect the most vulnerable groups of
the drug trafficking. In Ecuador this is appreciate in the
percentage of women deprived of their freedom; in Bolivia,
because of the amount of imprisoned farmers that commited this
class of crimes.

Key words: Prison population. Criminal and penitentiary


policy. Antidrug policy. Hardening of the penalization. Crime
dynamic. State reform.

introducción constatación empírica, sirve para justificar


El incremento sostenido y acelerado de la reformas en los sistemas penales y carcela-
población penitenciaria es un fenómeno ge- rios de la región, lo cual, por decirlo menos,
neralizado en América Latina. En todas las es preocupante.
cárceles, el número de personas excede la
capacidad física, y en la mayoría, los niveles Ecuador es un buen ejemplo de lo anota-
de hacinamiento son críticos. (Carranza, do. La tasa de homicidios por cien mil habi-
2003) Esta realidad nos enfrenta a la si- tantes subió de 10.3, a principios de los
guiente pregunta: ¿Cómo interpretar la si- noventa, a 15, en 2000. El porcentaje de
tuación carcelaria de la región sin ocultar personas encarceladas se mantuvo relativa-
particularidades, ni caer en descripciones mente estable: cerca del 20 por 100 del total
meramente institucionales? de la población en los últimos ocho años.
Mientras, la fundación Marcha Blanca, gru-
Lecturas que den cuenta de esta interro- po que demanda más seguridad al Estado,
gante son cada vez más necesarias, debido a propone que los municipios asuman res-
que la circulación de discursos que advier- ponsabilidades penales y penitenciarias para
ten a diario sobre la inseguridad y el incre- mejorar la respuesta institucional1.
mento de la violencia, en ámbitos políticos y
académicos, actualizaron y reforzaron una Otro argumento, un tanto más sofistica-
vieja creencia que mira en la cárcel un indi- do, que suele utilizarse para explicar el au-
cador de la delincuencia. Así, habría más mento de la población penitenciaria, lo re-
gente presa porque los delitos aumentaron. laciona con el crecimiento demográfico.
Aunque la afirmación no resiste la más leve Desde este punto de vista, la razón para

quórum 12 jorge núñe z vega I 141


Cuadro n.º1
Variables que inciden en el crecimiento de la población penitenciaria
en países de América Latina
Años Crecimiento por Crecimiento por mayor
País Aumento aumento demográfico uso de la prisión
1992 1999 Número % Número %
Argentina 21,016 38,604 17,588 1,800 10 15,788 90
Bolivia* 6,235 8,315 2,080 296 14 1,784 86
Brasil 114,377 194,074 79,697 13,701 17 65,996 83
Colombia 33,491 57,068 23,577 3,867 16 19,710 84
Chile 20,989 30,852 9,863 2,282 23 7,581 77
Perú 17,350 27,452 10,102 2,448 24 7,654 76
Fuente: Carranza, 2003.
* El dato de Bolivia es de 1997.

que existan más personas presas es que la El ensayo retoma los casos de Argentina,
sociedad está integrada por más gente. En el Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador,
siguiente cuadro observamos que el incre- Perú y Venezuela. Si bien es un limitante no
mento de la población penitenciaria obe- analizar todas las realidades nacionales de la
dece, principalmente, al mayor uso de la región, estos países permiten distinguir y
prisión y, en menor grado, al crecimiento observar tendencias. El periodo de referen-
demográfico. cia es la década de los noventa. Sin embargo,
las características de los procesos políticos y
En este contexto, las ideas del artículo sociales aludidos extienden ocasionalmente
pretenden mostrar la forma en que los pro- la temporalidad hasta los ochenta.
cesos de construcción del Estado en el senti-
do weberiano, es decir, como producción y la entrada del estado de bienestar
reproducción de aparatos legales y burocrá- en américa latina
ticos altamente racionalizados, definen la A pesar de haber compartido elementos co-
realidad de las cárceles en América Latina. munes con Europa, sobre todo después de
Por un lado, se relaciona los indicadores pe- la Segunda Guerra Mundial, las diferencias
nitenciarios en América Latina con las refor- de orden histórico, económico y político
mas políticas y económicas de los Estados nos impiden hablar en rigor de Estados de
durante los noventa. Por otro, se atiende a Bienestar en América Latina2. (Barba, 2004)
las políticas criminales y penitenciarias deri-
vadas de la estrategia antidroga liderada por En primer lugar, las instituciones del Es-
Estados Unidos, desde finales de los ochen- tado de Bienestar europeas nacen, a finales
ta, en los países andinos. del siglo XIX, ligadas a la emergencia del ca-

142 seguridad ciudadana quórum 12


pitalismo. La creación del seguro social res- Por estas razones, la cuestión del bienestar
ponde a procesos políticos donde los traba- en América Latina es un hecho particular.
jadores estuvieron en capacidad de exigir al Además, las diferencias culturales y sociales en-
Estado que se reduzcan las diferencias socia- tre los países latinoamericanos también defi-
les, producidas por el mercado, y se eleve su nieron las formas del bienestar en la región.
calidad de vida. (Isuani, 2000) De modo En este sentido, Barba (2004) identifica tres
que la estructura del bienestar en Europa es tipos ideales de regimenes de bienestar: uni-
anterior a la «Gran Depresión» de 1929. En versalistas, duales y excluyentes, dependien-
cambio, para América Latina las instituciones do de las formas históricas en que se articu-
típicas del bienestar aparecieron en el si- laron la política social, el funcionamiento
glo XX, después de la crisis del modelo libe- de la economía, particularmente el mercado
ral, lo que las vincula más al ámbito econó- laboral, y las estrategias de bienestar de los
mico que al político. hogares. (Barba, 2004)

Un segundo punto es el contexto econó- Los regimenes universalistas estuvieron


mico, en el que se inscribe la construcción de vigentes en Argentina y Chile durante los
Estados de bienestar. En Europa, el pleno setenta y se caracterizaron por un sistema de
empleo, institución básica del modelo key- seguridad social de alta cobertura, acceso a
nesiano, se articuló fácilmente a la estruc- sistemas de salud y educación primaria y se-
tura original del bienestar, ya que al pro- cundaria. Este modelo de protección se basa
mover la intervención del Estado en el en el trabajo formal y, por ende, estratifica
mercado laboral para evitar la caída del los beneficios a través de incorporaciones
consumo, se amplió también la cobertura controladas de grupos emergentes, dando
social de sus instituciones. Mientras, en los prioridad a los funcionarios del Estado,
países latinoamericanos la adopción del profesionales y trabajadores urbanos.
bienestar se produjo en el marco de procesos
de industrialización, vía sustitución de im- Los regimenes duales surgieron en Brasil,
portaciones, donde los Estados privilegia- Colombia y Venezuela y en ellos encontra-
ron la seguridad social, ligada al empleo mos provisión de educación a nivel prima-
formal, excluyendo, desde el inicio, a los rio, con cobertura casi total hasta los seten-
grupos desheredados del mercado laboral. ta; sistemas de salud y seguridad social,
(Barba, 2002) ligados al empleo formal, e incorporación
de los sectores más pobres a través de redes
Finalmente, el Estado de Bienestar en Eu- clientelares. Sin embargo, fueron margina-
ropa se desarrolla en el marco de institucio- das las zonas rurales. El tipo excluyente
nes democráticas, lo que permitió incorporar presente en Ecuador, Bolivia y Perú, en
a la ciudadanía en su lógica. En tanto, la au- cambio, evidenció procesos más lentos de
sencia de sistemas políticos democráticos en cobertura de la seguridad social, restringida
América Latina estimuló el apareamiento básicamente a sectores públicos, incorporación
de redes clientelares. (Barba, 2004) estratificada social y étnicamente a los servi-

quórum 12 jorge núñe z vega I 143


cios de salud y educación, así como redes noventa. Para los regimenes duales y exclu-
clientelares en las relaciones entre el Estado yentes fueron los noventa el período decisi-
y los sectores más pobres de la sociedad vo. En los regimenes universalistas el proce-
(Vásconez, 2004) so ha sido gradual, mientras en los duales y
excluyentes las mediadas fueron muy rápi-
adiós al bienestar latinoamericano das. (Barba, 2004)
La crisis del modelo de sustitución de im-
portaciones, a principios de los ochenta, Las transformaciones sufridas por los Es-
convirtió a los organismos financieros inter- tados han sido desiguales: Argentina y Chi-
nacionales en actores protagónicos de las le liberalizaron sus regimenes de bienestar,
reformas políticas y económicas de los Esta- con relativo éxito en Chile y muy pobre en
dos, en América Latina. Si los países de- Argentina. Brasil se distingue por su poca
sarrollados han hecho caso omiso de las disposición a implementar las reformas
recomendaciones del Fondo Monetario In- –hasta 1996 solamente había impulsado la
ternacional, del Banco Mundial y del Banco apertura comercial y la reforma financiera–.
Interamericano de Desarrollo, parecería que Colombia lo ha hecho de forma conserva-
Latinoamérica entró sin beneficio de inven- dora y en Venezuela fueron un fracaso. Perú
tario en los llamados procesos de ajuste es- ha avanzado radicalmente en la implemen-
tructural y estabilización económica deriva- tación de las reformas y Bolivia y Ecuador
dos del Consenso de Washington3. (Isuani y sufrieron crisis que frenaron los procesos.
Nieto, 2002)
la receta oculta:
La receta inicial era relativamente sencilla: políticas criminales y carcelarias
estabilizar la inflación, liberalizar el comercio Loïc Wacquant (2002) afirma que, en los
y eliminar la regulación financiera, tareas últimos veinte años, el desmantelamiento
que podía realizar el jefe del ejecutivo, sin del Estado de Bienestar en Estados Unidos
tener que buscar consensos en la clase polí- y Europa implicó el incremento de políticas
tica ni persuadir a ningún grupo social. La criminales y carcelarias. En América Latina se
segunda parte, políticamente más compleja, confirma esta relación cuando observamos
incluía la reforma fiscal, la privatización del que, entre 1992 y 1999, la población peni-
sector público y la reforma de la seguridad tenciaria aumentó en un promedio del 83
social. por 100. Y, de acuerdo a la tasa de personas
privadas de libertad por cada 100.000 habi-
Con esta consigna los gobiernos de turno tantes, Argentina, Chile y Bolivia casi du-
empezaron la reforma. Los regimenes uni- plican este indicador en diez años. La tasa
versalistas fueron los primeros que comen- promedio de todos los países en 1992 es de
zaron el proceso en los setenta, pero lo in- 77 personas, frente a 109 en 2002 y 144
terrumpieron por las distintas crisis que presos considerando los picos más altos de
generó, retomando la agenda a mediados de la serie, es decir, el doble del promedio del
esa década y continuando a lo largo de los año de referencia (ver Cuadro 2).

144 seguridad ciudadana quórum 12


Cuadro n.º 2
Población penitenciaria en países de América Latina (tasas por cien mil)

Años
País
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Argentina 63 64 68 74 97 96 99 106
Bolivia 80 86 102 110 97
Brasil 75 81 82 93 104 115 132 135 137
Colombia 92 96 96 97 119 128 127 137 145 156
Chile 155 155 150 155 163 172 181 205 214 216 212
Ecuador 74 81 81 84 94 80 78 69 61 59
Perú 77 80 83 88 96 100 104 108 107 103 103
Venezuela 102 112 106 98
Fuente: Carranza, 2003.

El único país que presenta un decremento Al relacionar los tipos de regimenes de


en la tasa en 2002 es Ecuador (ver cuadro 1), bienestar con los indicadores de los sistemas
un fenómeno que se explica por la promul- de cárceles en la región, si bien existe un au-
gación de leyes de rebajas de penas que dis- mento general de la población penitenciaria
minuían la condena a la mitad automática- en todos los países, incluido Ecuador, ya
mente, mecanismo que fue eliminado en que desde el 2001 la curva de crecimiento
2001 por el Congreso Nacional y que es, ac- vuelve a subir notablemente, observamos
tualmente, uno de los ejes del repertorio dis- que los regimenes universalistas presentan
cursivo en la lucha del Comité Nacional de In- cierta estabilidad durante la primera mitad
ternos del país, al lado de la aplicación de los de los noventa y, a partir de allí, el creci-
beneficios de ley, como la prelibertad para miento es sostenido. Es lamentable no con-
los detenidos por delitos de drogas ilegales, a tar con información en tasas de Argentina,
quienes se les ha negado este derecho in- después de 1999, ya que el país atravesó una
constitucionalmente hasta ahora4. crisis económica y política extremadamente
grave, que afectó a gran parte de la pobla-
Hay que considerar también que la gente ción. Pero al analizar el cuadro 1 vemos que
que pasó por la cárcel, cuando cumplió su este país, entre 1992 y 1999, es el de mayor
pena, quedó sometida a tutela policial. Por incremento en la población penitenciaria
tanto, aunque la tasa baje, debido a un flujo (90 por 100) y el de menor crecimiento de-
de ingresos y egresos rápido, como en el caso mográfico (10 por 100) de América Latina5.
ecuatoriano, o más lento, como en el resto
de países, miles de personas quedan cada El caso de Chile es también sugerente, sobre
año conectadas a los aparatos policiales y todo debido a que este país ha sido el referen-
carcelarios del Estado. te de los efectos positivos de la reforma del

quórum 12 jorge núñe z vega I 145


Estado en América Latina6. Además de tener tiene instituciones de bienestar que los dife-
la tasa más alta de todos los países y el rango rencian aún más del resto de realidades.
de aumento más grande, es el único caso del
cono sur donde el porcentaje de mujeres pre- la cruzada antidroga de
sas supera el 5 por 100, alcanzando un 8 por estados unidos en el mundo andino
100 en 2005. (Dammert y Díaz, 2004). Las políticas criminales y carcelarias sobre
drogas ilegales están íntimamente relaciona-
Finalmente, los regimenes duales eviden- das con la estrategia antidroga, liderada por
cian un incremento más lento pero sosteni- Estados Unidos desde finales de los ochenta.
do, a lo largo de la década. En Brasil y Co- A mediados de esa década, el presidente Ro-
lombia ningún año desciende la tasa y, nald Reagan declaró que las drogas ilegales
comparando estos dos países, vemos que son un asunto de seguridad nacional. En
Colombia, todos los años, tiene la tasa más 1989, George H. W. Bush lanzó la «Iniciati-
alta que Brasil, a pesar de tener menos habi- va Andina», como parte de una estrategia
tantes7. La situación en los regimenes exclu- para erradicar la producción de drogas ile-
yentes es disímil. En Perú, la tendencia es gales en la región. (Youngers y Rosin, 2005)
creciente y constante hasta 1999, que es
cuando comienza a bajar. Bolivia sólo pre- La visión militar del fenómeno impuesta
senta datos desde 1997 hasta 2002 y la tasa por Estados Unidos, no tardó en incluir a
crece hasta 2000 y baja en 2001; sin embar- las fuerzas armadas de los países andinos en
go, este país es el segundo en porcentaje de las tareas policiales. A finales de los noventa,
incremento de la población penitenciaria: se firmaron convenios con Ecuador, Cura-
86 por 100 entre 1992 y 1999. Para Ecuador, sao y El Salvador para realizar labores de in-
la serie crece hasta 1996, descendente hasta terdicción, a cargo del Departamento de
2001 y, nuevamente, va en aumento por las Defensa norteamericano, utilizando, para el
razones apuntadas arriba. efecto, bases aéreas de estos países. Para ha-
bilitar estas locaciones militares, Washing-
De lo expuesto hasta aquí, podemos afirmar ton ha gastado 137 millones de dólares, de los
que en países con regímenes de bienestar cuales casi la mitad fueron asignados a equi-
universalitas es mucho más evidente un ma- par la base Manta en Ecuador. Es decir, ese
yor uso de la cárcel ligado a las transforma- país recibió sólo por este concepto treinta
ciones del Estado durante los noventa. Ar- millones menos de los que su Estado invirtió
gentina y Chile nos muestran claramente en Bienestar Social durante 20038.
esta tendencia. El caso de Brasil no es claro
porque se confunde con el resto de países, La asistencia económica de Estados Uni-
incluidos en categoría dual, donde encon- dos para el control de drogas ilegales ha in-
tramos países andinos ligados a la dinámica crementado gradualmente a lo largo de la
de las drogas ilegales. Además este país no década, sobre todo en los países andinos.
ha participado activamente de la reforma Washington aportó en programas antidro-
política y económica, así que todavía man- gas a las policías y fuerzas armadas de Amé-

146 seguridad ciudadana quórum 12


rica Latina y el Caribe más de 2.737 millo- dores, mulas (gente que lleva pequeñas can-
nes de dólares, entre 1997 y 2002. Sin contar tidades de alguna droga en maletas o dentro
paquetes especiales como el Plan Colombia, de su cuerpo), pequeños expendedores y
la «ayuda antidroga» norteamericana, en traficantes de drogas ilegales.
2000, fue de 117 millones de dólares para
policías y militares. Monto que sería exage- En Bolivia, antes de la discusión de la lla-
rado si no tuviéramos que compararlo con mada ley 1008 (Ley de Regulación de Sus-
la escandalosa suma de 1.97 billones de dó- tancias Controladas, julio de 1988), los vo-
lares gastados por ese país en ese mismo ru- ceros de la embajada de Estados Unidos
bro, desde la implementación del Plan Co- afirmaron que la ley antidroga era esencial
lombia. (Isacson, 2005) para levantar la suspensión temporal de la
asistencia económica que mantenía su país.
Además, Estados Unidos presionó a los (Ledebur, 2005). La versión ecuatoriana de
Gobiernos de los países andinos para que esta ley, denominada 108 (Ley de Sustan-
impulsen legislaciones antidrogas especiales y cias Psicotrópicas y Estupefacientes, 1991),
severas. Los casos de Ecuador y Bolivia nos nace en un contexto donde el presidente, de
muestran la forma en que las embajadas tendencia social demócrata, era cuestionado
norteamericanas influenciaron en la expedi- sobre este tópico por el partido demócrata
ción de esta clase de leyes, centradas en la cristiano. Así que su apoyo incondicional a la
criminalización indiferenciada de consumi- ley antidroga pretendía demostrar a Estados

Cuadro n.º 3
Ayuda estadounidense militar y policial para América Latina y el Caribe, 1997-2002

Program Level of aid


(millions of U. S. dollars)
Counterdrug Programs More than 2,737 (92 por 100)
International Narcotics Control More than 1,769
Sections 1004 (Defense Dept. Counternarcotics) Approx. 705
Emergency Drawdowns 192
Sections 1003 (Defense Dept. Counternarcotics) 61
Discretionary Funds from ONDCP 10
Nondrug Programs More than 230 (8 por 100)
Excess Defense Articles (EDA) 73
Foreign Military Financing (FMF) 71
International Military Education and Training (IMET) 62
Antiterrorism Assistance (ATA) 25
JCETs, exercises, intelligence agencies, etc. Unknown
Fuente: Isacson, 2005.

quórum 12 jorge núñe z vega I 147


Unidos el compromiso del Gobierno con la • La creación de instancias de juzgamien-
lucha contra las drogas, a cambio de un tra- to espacial (Bolivia, Colombia y Perú).
tamiento flexible en el resto de temas bilate-
rales, particularmente el comercial. (Ed- • Establecimiento de jurisdicciones mili-
wards, 2003) tares para algunos casos (Venezuela y Co-
lombia).
A criterio de Irigoyen y Soberón (1994),
en los países andinos aparecieron verdade- • Nombramientos de jueces secretos, tes-
ros subsistemas penales, caracterizados por tigos secretos y ocultamiento temporal de
acoger la normativa internacional de las pruebas (Colombia).
drogas ilegales, sin guardar ninguna cohe-
rencia con la legislación interna, ni propor- • Extensión del plazo de prescripción de
cionalidad entre el delito y la pena y tampo- la acción judicial y la propia pena (Bolivia,
co distinguir entre campos de control, Ecuador y Perú).
como el consumo, cultivo, procesamiento y
tráfico. En esta línea, los autores señalan la ins- • Limitación de derechos y beneficios
tauración de procedimientos especiales en procesales ordinarios (Bolivia, Ecuador, Perú
materia de drogas ilegales: y Venezuela).

• Es recurrente la ampliación de los pla- • Medidas cautelares especiales, como


zos de detención policial para los casos rela- prohibición de vender bienes, clausura de
cionados con drogas (en Perú se pasa de las establecimientos y decomiso (Ecuador, Co-
24 horas a 15 días; Bolivia a 48 horas). lombia y Venezuela).

• Son frecuentes la ampliación de atribu- • Limitación del secreto bancario (Ecua-


ciones y otorgamiento de valor probatorio a dor y Perú).
la acusación del personal policial (Ecuador y
Bolivia) y la desaparición de etapas judiciales • Inversión de la carga de la prueba,
(sumario o instrucción en Bolivia). En Co- transfiriéndola al inculpado o a terceros
lombia, la policía aumenta su poder por el va- (Bolivia y Ecuador).
lor probatorio de las diligencias de la destruc-
ción de plantaciones y sustancias incautadas y • La consulta de oficio de sentencias (Bo-
la posibilidad de ocupar pistas de aterrizajes. livia, Perú y Ecuador).

• Creación de órganos especializados • Negación de beneficios de ley como la


(Ecuador, Bolivia, Colombia). prelibertad (Ecuador, Perú y Venezuela).

• La creación de sistemas diferenciados Si bien, en la mayoría de países, existieron


de delitos con procedimientos especiales reformas a estas leyes, debido a las críticas
(Ecuador y Colombia). de varias organizaciones de derechos huma-

148 seguridad ciudadana quórum 12


nos (Bolivia en 2001 y Ecuador en 1997), Perú tenía menos de 50.000 hectáreas de
en todos los países se ha mantenido la es- cultivos, frente a las casi 100.000, de 1996.
tructura básica del marco jurídico. Antes de La producción de cocaína cayó dramática-
concluir esta sección, valdría preguntarse mente de 606 toneladas métricas, en 1992,
por los resultados de este gigantesco desplie- hasta 192 toneladas, en 2000. En contraste
gue policial, militar y penal antidroga en con esta situación, Colombia pasó, de ser
América Latina. un país encargado del procesamiento y tráfi-
co de drogas ilegales, a constituirse en el
En Bolivia y Perú, países donde cultural- mayor productor de hoja de coca en el
mente la hoja de coca tiene usos tradiciona- mundo, en 1999, duplicando la producción
les de larga data, la producción disminuyó de Bolivia y Perú juntos. Entre 1989 y
durante los noventa. No obstante, es perti- 1998, la producción de hoja de coca incre-
nente señalar que en ambos casos la produc- mentó en 140 por 100: de 33.999 a 81.400
ción de coca, a inicios de los ochenta, incre- toneladas métricas. Esta expansión ocurrió
mentó, en respuesta a la expansión del a pesar de los programas de fumigación que,
mercado de cocaína a nivel mundial. En sólo en 1998, cubrieron 65.000 hectáreas
Bolivia, los cultivos de coca para mascar, de cultivos. Además, el país mantuvo su po-
antes de este período, eran de la región de sición de principal refinador de cocaína,
Yungas en el Departamento de La Paz, abasteciendo el 80 por 100 del mercado
mientras las nuevas plantaciones aparecie- norteamericano, y, durante los noventa, la
ron en el Chapare, durante los setenta. Los producción de amapola, materia prima de
cultivos de coca en Perú, antes de la escalada la heroína, escaló de cero, en 1989, a 61 to-
de la demanda internacional, tenían mayo- neladas métricas, en 1998. (Bagley, 2003).
ritariamente usos tradicionales, y en peque-
ña escala servían para el comercio legal de Bruce Bagley (2003) explica estos resulta-
bebidas suaves. Después del apareamiento dos, más agrios que dulces, de la política an-
de la industria del narcotráfico, la produc- tidroga, desde el punto de vista de la econo-
ción de coca en el país se hizo muy comple- mía política del narcotráfico. Según el
ja, debido a varios factores, entre ellos los autor, el puente aéreo que permitía a las or-
conflictos entre los campesinos y grupos sub- ganizaciones traficantes colombianas llevar,
versivos como Sendero Luminoso. (Thoumi, desde Perú y Bolivia, pasta básica de cocaína
2003). a Colombia para su posterior refinamiento,
colapsó a causa de la interdicción a media-
Durante los noventa, los cultivos de coca dos de los noventa. Esto incidió negativa-
bolivianos bajaron de 48.800, en 1996, has- mente en los precios de la hoja de coca boli-
ta 38.000 hectáreas, en 1998. La produc- viana y peruana, además de incentivar los
ción de cocaína declinó de 248 toneladas cultivos en territorio colombiano.
métricas, en 1992, a 77 toneladas, en 1999,
y, para el año 2000, la producción del alca- Por otro lado, la dinámica del tráfico in-
loide descendió a 55 toneladas. En 1999, ternacional también cambió durante los no-

quórum 12 jorge núñe z vega I 149


venta. El desmantelamiento de las grandes dios económicos sobre el tema. (Rivera,
organizaciones colombianas de traficantes, 2004).
a comienzos de la década, y la vinculación
de grupos mexicanos al negocio del trans- los efectos de
porte, configuró una nueva estructura la política antidroga
del comercio ilegal. Para Mónica Jacobo en el sistema penitenciario
(2003), el tráfico de drogas ilegales se adap- El punto anterior nos muestra la forma en
tó fácilmente a las condiciones impuestas que Estados Unidos influyó en las políticas
por la política antidroga; en lugar de existir criminales y carcelarias de la región andina
pocos carteles grandes, ahora encontramos y en la configuración actual de la economía
pequeños cartelitos, articulados entre sí por política del narcotráfico, de acuerdo con las
un sinnúmero de redes de relaciones econó- funciones de cada país en la producción y
micas que desbordan las fronteras nacionales. tráfico internacional de drogas ilegales. Fal-
Los capos pueden haber caído, y, con ello, ta explicar cómo afecta esta política antidro-
incluso tal vez disminuya la violencia, pero los ga, de corte militar y penal, en los sistemas
contactos del contrabando se han multipli- carcelarios de los países andinos.
cado y, por ende, no hay razón para que se re-
duzca la cantidad de droga ilegal en el mer- La participación de las fuerzas armadas en
cado. tareas policiales conectó a la institución con
el fenómeno delincuencial, lo que implicó
Al parecer, Ecuador juega un papel simi- la redefinición de sus funciones tradicionales
lar al que cumplió, a principios de los no- y el aumento de la fuerza represiva del Esta-
venta, dentro de la economía política del do. A través de la creación de policías espe-
narcotráfico. Es un punto de conexión para ciales antidroga, se articuló a los sistemas
el tráfico de cocaína y, aunque en menos carcelarios a la dinámica internacional de la
cantidad, de heroína hacia mercados inter- interdicción. Ambos fenómenos generan la
nacionales, a través de la carretera paname- hibridación y dislocación de los aparatos de
ricana norte y los puertos marítimos de seguridad estatales en la región.
Manta, Guayaquil, y Puerto Bolívar. Los ae-
ropuertos internacionales son utilizados en El tema de las unidades especiales anti-
menor grado para el tráfico, debido al incre- droga en los países andinos muestra cómo
mento de los controles existentes. También es las relaciones de cooperación y coordina-
funcional a esta industria para el comercio ción con las agencias antinarcóticos han
clandestino y el abastecimiento de precur- producido desigualdades al interior de las
sores químicos. En el país también se ha se- instituciones policiales locales, lo que, al
ñalado el incremento de actividades relacio- mismo tiempo, ha generado cambios en la
nadas con el lavado de dinero, después de la organización y funcionamiento de la poli-
dolarización, decretada en 2000; sin embar- cía. Es común en la región andina la presen-
go, las referencias han sido principalmente cia de grupos espaciales antidroga que operan
periodísticas y aún no encontramos estu- con relativa independencia de la jerarquía

150 seguridad ciudadana quórum 12


institucional, cuentan con mejores equipos cantes, y que, en consecuencia, el apresa-
y reciben contraprestaciones formales o in- miento no disminuya la producción y el
formales por su trabajo. tráfico.

La corrupción es un problema particular Desde el punto de vista de los actores de


en las operaciones policiales antidroga. En la industria, la realidad ecuatoriana nos
ocasiones, la policía «arregla» con un grupo muestra una característica propia de los sis-
de traficantes para perseguir a otro. Uno de temas de cárceles, ligados a la lógica anti-
los casos más sonados, en los que las agen- droga. De las mujeres presas, el 76 por 100
cias antinarcóticos estadounidenses partici- se hallan privadas de libertad por delitos re-
paron, fue la persecución a Pablo Escobar, lacionados con drogas ilegales, y la gran ma-
jefe del cartel de Medellín. Durante el ope- yoría de las veces se involucraron a la indus-
rativo, la policía especial antinarcóticos de tria en la etapa del transporte, como mulas,
Colombia hizo un pacto con los Pepes, un es decir, recibieron entre 3.000 y 5.000 dó-
grupo vinculado al cartel de Cali, que buscaba lares por llevar pequeñas cantidades de dro-
liquidar al Escobar. (Neild, 2005). gas en su cuerpo o en maletas. Otro grupo sig-
nificativo se vio envuelto en el negocio
A más de ello, el protagonismo de las po- porque su marido estaba articulado a él y,
licías antinarcóticos, en materia judicial, en menor escala, la mujer cumplía un papel
también ha irradiado el sentido de la espe- económicamente relevante en el negocio.
cialización en el campo penal. Los casos rela-
cionados con drogas ilegales son mundos Hecho que se explica porque las asime-
aparte, dentro del sistema jurídico, no sólo trías de género, circundantes en la sociedad,
porque las leyes y procedimientos lo hacen operan al momento de organizar las relacio-
diferente, sino porque prácticamente todos nes sociales dentro del narcotráfico y las
los actores, incluido el acusado, conocen y mujeres son de los actores con menos poder
reconocen que la dinámica tiene reglas de en este campo. Es lógico, por tanto, pensar
juego propias. Los jueces saben que tienen que son los grupos más vulnerables frente a
que ser severos, los fiscales que están someti- la criminalización de la droga9.
dos a la policía, los presos enfrentados a sen-
tencias largas, etc. De acuerdo con la estadística, este fenó-
meno es generalizado en la región andina.
De esta forma, la política antidroga en la re- Como vemos en el cuadro, la población
gión andina ha engendrado una racionali- carcelaria por sexo muestra que hay más
dad de la represión en la que no importa mujeres privadas de libertar en los países
realmente el delito que se persigue. El obje- andinos, indicador que, en promedio, lle-
tivo es apresar gente con drogas ilegales, da ga alrededor del 9 por 100 y en Bolivia al-
igual si son los últimos eslabones de la in- canza el 12 por 100; frente a un 5 por
dustria del narcotráfico, como consumido- 100 de promedio de Argentina, Brasil y
res, campesinos, mulas o pequeños trafi- Chile.

quórum 12 jorge núñe z vega I 151


Cuadro n.º 4
Población penitenciaria: total y por sexo en países de América Latina

Población Sexo
País
peniten. Hombres Mujeres
Argentina (2003) 51,998 40,393 2,294
Bolivia (2003) 6,768 5,949 819
Brasil (2004) 330,642 319,731 10,911
Colombia (2004) 68,020 63,385 4,635
Chile (2005) 64,828 59,659 5,169
Ecuador (2003) 9,866 8,862 1,004
Perú (2004) 32,129 29,816 2,313
Venezuela (2003) 21,342 19,933 1,409
Fuente: Argentina: Datos provinciales y federales 2003. Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (SNEEP) www. pol-
crim. jus. gov. ar/Sneep/introduccion. htm. La información correspondiente a internos por sexo se basa en el total de datos remitidos
desde los establecimientos, y debido a que no todos los centros enviaron a tiempo la información requerida, ésta difiere del total de la
población penitenciaria (51.998 personas). Bolivia: Datos a diciembre de 2003. Primer censo efectuado por la Dirección de Régimen Pe-
nitenciario e International Centre for Prison Studies (ICPS) www. prisonstudies. org. Brasil: Datos a Junio de 2004. International Cen-
tre for Prison Studies (ICPS) www. prisonstudies. org. Colombia: Datos nacionales a Diciembre de 2004. Instituto Nacional Penitencia-
rio y Carcelario (INPEC) www. inpec. gov. co. Chile: Datos a Enero de 2005. Gendarmería de Chile www. gendarmeria.
cl/estadisticas/estadisticas. htm. Incluye el sistema abierto y cerrado. Ecuador: Datos a 2003. Dirección Nacional de Rehabilitación So-
cial. Boletín Estadístico 2003-2004. Perú: Datos a Octubre de 2004. International Centre for Prison Studies (ICPS) www. prisonstudies.
org. Venezuela: Datos a Julio de 2003. International Centre for Prison Studies (ICPS) www. prisonstudies. org.

Por otro lado, mientras en Argentina la de su población penitenciaria, de los cuales


población penitenciaria, clasificada por de- el 60 por 100 tienen nacionalidad colom-
litos, mayoritariamente pertenece a tipos biana.
penales relacionados con la propiedad pri-
vada y el porcentaje de extranjeros no llega Hace falta realizar un análisis más fino
al 4 por 10010, en Bolivia el 54 por 100 de para comprender la relación profunda en-
gente está detenida por delitos sanciona- tre los sistemas de cárceles en la región an-
dos por la Ley de Sustancias Controladas dina y el campo del narcotráfico, a nivel in-
(1.008), y la Pastoral Penitenciaria de ese fraestatal. Tomando en cuenta los casos de
país afirma que, entre los 3.656 casos de Ecuador y Bolivia, observamos que las per-
drogas ilegales, no existen «peces gordos». sonas privadas de libertad por las leyes anti-
La mayoría de personas privadas de liber- drogas son generalmente los actores con
tad son campesinos, pequeños vendedores y menos poder, dentro de la industria del
consumidores11. En cambio, los extranje- narcotráfico: mulas en Ecuador y campesinos
ros en Ecuador representan el 10 por 100 en Bolivia.

152 seguridad ciudadana quórum 12


Por ahora es evidente que la lógica represi- de incautación de drogas y de detenciones, en-
va de la interdicción sólo ha fomentado el gendra una lógica represiva al margen de la
crecimiento de la industria y algunos cam- propia dinámica del delito.
bios en la estructura productiva y organiza-
cional de las drogas ilegales a nivel regional. • La política antidroga liderada por Esta-
Realidad que dista mucho del sueño esta- dos Unidos ha reforzado la capacidad repre-
dounidense; por el contrario, al enfocar lo siva de los Estados en la región andina, al
que Youngers (2005) denomina efectos co- presionar para que las fuerzas armadas parti-
laterales de la política antidroga, observa- cipen en tareas de interdicción y apoyar la
mos que las cárceles de los países andinos creación de unidades especiales de policía
sirven para confinar a grupos ligados preca- antidroga.
riamente a dicha economía ilegal.
• Al involucrar a los militares en el trabajo
conclusiones policial antidrogas, se conecta a la institu-
• En América Latina existe una relación ción castrense con el fenómeno delincuen-
entre la implementación de las reformas po- cial, lo que obliga a redefinir sus funciones.
líticas y económicas del Estado y la situa-
ción del sistema penitenciario. • En los países andinos las políticas cri-
minales y carcelarias sobre drogas ilegales
• Esta relación no es mecánica, depende dependen de la estrategia estadounidense.
de las políticas criminales y carcelarias
adoptadas en cada país. Además, el mayor • Estas políticas son las que más impac-
uso de la cárcel también responde a proce- tan en la situación carcelaria de los países
sos de política pública relacionados con la andinos.
implementación de estrategias de control y
prevención del delito a nivel nacional y local. • Las políticas criminales y penitenciarias
sobre drogas ilegales afectan a los grupos
• Las respuestas del Estado, frente al in- más vulnerables del campo del narcotráfico.
cremento de la población carcelaria, no se En Ecuador, esto se aprecia en el porcentaje
han orientado hacia una discusión sobre las de mujeres privadas de libertad y en Bolivia
políticas criminales; la tendencia es cons- por la cantidad de campesinos presos por
truir más cárceles y, en algunos casos, priva- esta clase de delitos.
tizar la rehabilitación social.
• Lo anterior sugiere un impacto diferen-
• No siempre hay una relación causal en- ciado de la política antidroga, que depende en
tre el incremento de la población peniten- gran medida de la economía política del
ciaria y la delincuencia, y esto es especial- narcotráfico, aunque, como se señaló antes,
mente evidente con la política antidroga en los sectores más afectados siempre son los
los países andinos, donde la presión inter- que tienen menos poder en la cadena de
nacional, a través de la imposición de cuotas producción.

quórum 12 jorge núñe z vega I 153


notas

1. La fuente de la tasa de homicidios es Carrión como derechos sociales; sus instituciones son el
Fernando, 2004. «La inseguridad ciudadana en la seguro social universal (no sólo para el empleo formal)
Comunidad Andina». En ICONOS, n.º 18 y sus políticas tratan de activar el mercado laboral.
FLACSO Ecuador. El porcentaje de internos por (Esping – Andersen, 1990; Marshall 1975; Lautier,
delitos de homicidio puede verse en el Boletín 2001, Skocpol 1987; tomado de Barba, 2004)
Estadístico anual de la Dirección Nacional de 3. Termino acuñado por John Willianson para
Rehabilitación Social de Ecuador. Y la propuesta de referirse a un conjunto de ideas generales que
Marcha Blanca se encuentra en varios comunicados
influyen en el diseño de políticas públicas
y documentos públicos distribuidos por la
orientadas a superar la crisis del modelo de
organización; el utilizado en este artículo fue
industrialización vía sustitución de importaciones,
entregado al autor durante un Seminario realizado
por FLACSO el 31 de marzo y 1 de abril de 2005. las mismas que son aceptadas por organizamos
internacionales, inversionistas financieros,
2. La teoría distingue tres tipos de Estado de funcionarios de gobierno y asesores económicos.
Bienestar. En el modelo residual, que tiene como eje
el mercado, las políticas públicas se orientan a 4. Boletín Informativo 2002.El sistema
corregir externalidades de la economía, no intentan penitenciario ecuatoriano en cifras. Dirección
modificar la estructura social generada por el libre Nacional de Rehabilitación Social de Ecuador.
flujo de la oferta y la demanda y asume que sólo 5. La curva de crecimiento anual de la población
hay que proteger transitoriamente a los pobres penitenciaria desciende entre los años 1997 y 2001
incapaces de satisfacer sus necesidades pero que y aumenta notablemente desde ahí hasta el
están dispuestos a reintegrarse al mercado laboral. 2003.Boletín Informativo 2002.El sistema
Los regímenes conservadores son esencialmente penitenciario ecuatoriano en cifras. Dirección
políticos porque conciben el bienestar de manera Nacional de Rehabilitación Social de Ecuador.
corporativa; el problema fundamental es preservar
6. No se cuenta con cifras de Argentina desde 1999.
las diferencias de estatus; su institución
fundamental es el seguro social ligado al empleo 7. La comparación de las tasas entre Colombia y
formal; su cobertura es expansiva y gradual; el Brasil en le cuadro sólo es posible desde 1995 hasta
enfoque de política social es moderadamente el 2001 debido a la ausencia de datos, en el caso de
desmercantilizador y se basa en el principio de Brasil tampoco hay datos de 1996.La información
subsidiaridad que supone la intervención pública de Venezuela es muy limitada, sólo cuatro años,
sólo cuando la familia es incapaz de proteger a sus como para agruparla en alguna tendencia.
miembros. Finalmente, los modelos universales son 8. Ministerio de Economía Finanzas.
desmercanitizadores; buscan alentar
9. Dirección Nacional de Rehabilitación Social. El
significativamente la estructura social generada por
el mercado y romper con los privilegios de los Sistema Penitenciario en Cifras. 2003-2004.
grupos organizados; asumen la pobreza y la 10. Sistema Nacional de Estadísticas sobre
desigualdad no como asuntos derivados de las Ejecución de la Pena (SNEEP). Informe preliminar
limitaciones de las personas sino como productos SNEEP año 2003
del funcionamiento del mercado. Su principio 11. La Prensa. Editorial, La Paz-Bolivia Edición de
básico es fijar para todos los ciudadanos y Enero 8, 2005. http://www. laprensa. com.
ciudadanas niveles mínimos de bienestar entendidos bo/20050108/editorial/vineta. htm

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CENTRO DE INICIATIVAS DE
COOPERACIÓN AL DESARROLLO

El CICODE, Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Alcalá se constituye con


el propósito de satisfacer los objetivos de formación, investigación y asistencia técnica de la propia comu-
nidad universitaria e instituciones y personas dedicadas a la cooperación al desarrollo, especialmente en
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El Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo promueve la colaboración con centros e institucio-
nes similares dedicados a la cooperación al desarrollo, a fin de aunar los esfuerzos internacionales y canali-
zar los recursos eficazmente.

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• Convivencia y Seguridad: Un reto a la gobernabilidad.
En colaboración con el Banco Interamericano de
Desarrollo. Julio 2000.
• El Ombudsman Iberoamericano y los Derechos de la
Infancia. Noviembre 1999.
• El Fortalecimiento del Ombudsman Iberoamericano.
Octubre 1998. (En libro y CD-ROM).
• América Latina: Modernización de los Servicios
Públicos y Cooperación al Desarrollo. 1996.
• La tutela de los derechos fundamentales y el Defensor
del Pueblo. Laura Villalba Benítez. Junio 2003.

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