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1 Timoteo 4:1-2 – El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se

apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de


demonios, mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia.
(NBLH)
En este pasaje, Pablo le escribe a Timoteo dándole una especial advertencia acerca de “las doctrinas de
demonios”. Si bien en estos dos versículos encontramos muchas cosas dignas de analizar, en este caso
quiero centrarme específicamente en esta frase. ¿A qué se refiere el apóstol? ¿Cuál es el punto? ¿Cómo
puedo reconocerlas? Pues bien, de este texto surgen algunas pistas que nos van a ayudar a entender de qué
se trata:

1. Primero, estas doctrinas van a aparecer especialmente en los últimos tiempos. Sin dudas que,
viendo la sociedad actual, podemos reconocer que la venida de nuestro Señor está cada vez más
cercana. Por ende, si asumimos que estamos en los tiempos finales, tenemos que ver las doctrinas
de demonios dando vueltas en nuestros días, así como también lo estaban en la época de Timoteo.
Aunque éstas parecen ir en aumento con el correr del tiempo.
2. Segundo, estas doctrinas van a venir de parte de mentirosos, que ya han llegado a tal punto en su
perseverancia en el pecado, que no sienten ninguna culpa por seguir desobedeciendo a Dios y
haciendo tropezar a otros.
3. Tercero, Pablo indica algunas doctrinas de demonios como para ejemplificar lo que viene
diciendo. Ellas son la prohibición del casamiento y la abstención de ciertos alimentos. En el caso
de la primera, tiene que ver con obligar a ciertas personas a hacer votos de castidad; si bien la
Palabra dice que si podemos permanecer solteros mejor, no hay un mandato al respecto (1 Cor
7:8-9). Por su parte, en el caso de los alimentos, la Biblia es clara reiteradamente que podemos
comer cualquier cosa, pero siempre considerando que si algún hermano, más débil en la fe,
prefiere guardarse de comer ciertos alimentos, tenemos que respetarlo (ver Romanos 14).

Hasta acá pudimos llegar a la conclusión de que hay doctrinas de demonios circulando por nuestra
sociedad en nuestros tiempos, y que dos de ellas tienen que ver con el prohibir a la gente el casarse y el
impedir la ingesta de ciertos alimentos. Sin embargo, todavía no está claro el asunto. Es por ello que, para
entenderlo, tenemos que analizar un poco el comportamiento de Satanás.

1- Satanás cambia la Palabra de Dios


Génesis 3:1 – La serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo
que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: “¿Conque Dios les ha dicho: ‘No
comerán de ningún árbol del huerto’?” (NBLH)
En este pasaje nos encontramos en la caída, cuando Satanás tentó a Eva para que ella comiera del fruto
prohibido. Quien había recibido el mandato fue Adán (Gn 2:15-17) y es por ello que decimos que el pecado
vino por él, aunque la mujer fue la primera en haber comido. No obstante, vemos que al presentarse, el
diablo no expresa el mandato claramente. Y no sólo eso, sino que además siembra duda en Eva. ¿De
verdad Dios dijo eso? ¿Estás segura? Eso mismo es lo que hace hoy en día con nosotros; hace que nuestras
convicciones respecto a la Palabra se ablanden, lo que termina llevando a que dudemos de cualquier cosa
que allí está escrita. Ponemos excusas como “esto es para el pastor” o “esto era para aquella época”; todo
con el único motivo de autojustificar nuestros malos comportamientos y de poder seguir pecando sin culpa.
¡Es un error gravísimo!
Además de hacernos dudar de la Palabra, Satanás la tuerce. Cambia algunas cositas; detalles mínimos que
parecen insignificantes, pero que terminan llevando los textos en otras direcciones. Un claro ejemplo de
esto es la referencia a que el Verbo era “un” Dios, como Juan 1:1 dice la Biblia de los Testigos de Jehová;
al agregar ese artículo indefinido, la quitan a Jesús el carácter único de ser Dios y Hombre; de ser la Palabra
encarnada. Y así sucede con muchas sectas: Toman la Biblia y la cambian a gusto. La realidad es que al
hacer eso no innovan, ya que el primero que lo hizo fue el propio Satanás. Dios nunca había dicho que no
podían comer de ningún árbol, sino de uno específico.

2- Satanás saca de contexto la Palabra de Dios


Mateo 4:5-6 – Entonces el diablo Lo llevó a la ciudad santa, y Lo puso sobre el
pináculo del templo, y Le dijo: “Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito
está: ‘A Sus angeles Te encomendara,’ Y: ‘En las manos Te llevaran, no sea que Tu
pie tropiece en piedra.’” (NBLH)
En este caso, vemos como Satanás cita directamente la Palabra de Dios, buscando tentar a Jesús. El
problema con esto es que toma este versículo totalmente fuera del contexto en el que viene hablando el
Salmo 91. Concretamente, Satanás cita el pasaje Sal 91:11-12. La cuestión es que, si lo leemos entero,
vemos que el punto no es que ningún mal va a sucederle a los creyentes (se ve claramente en la Palabra, y
también lo vemos en nuestras vidas – Hechos 14:22), sino que el foco está en el hecho de que podemos
estar seguros en la esperanza que tenemos de salvación. No importa todo lo que puede pasarnos, podemos
mirar más allá, en la gloria futura que recibiremos, y eso nos va a ayudar a ver todos los males de este
mundo como insignificantes. Si habitamos al abrigo del Altísimo, no lo vamos a tentar a que él demuestre
que sus promesas son reales, porque creemos en ellas por fe, sin necesitar ninguna prueba al respecto. Esto
sucede cuando verdaderamente caminamos en la voluntad de Dios. Podés seguir leyendo sobre el Salmo
91 acá.
La cuestión es que Satanás, al usar este pasaje, toma alevosamente dos versículos sueltos y no considera
todo el contexto que los rodea; es más, ni siquiera considera el contexto general de la Palabra. No podemos
hacer doctrina por medio de un versículo.

3- Satanás hace que las personas se luzcan por sobre Dios


1 Crónicas 21:1 – Satanás se levantó contra Israel y provocó a David a hacer un censo
de Israel. Dijo, pues, David a Joab y a los jefes del pueblo: “Vayan, cuenten a Israel
desde Beerseba hasta Dan, y tráiganme el resultado para que yo sepa el número de
ellos. (NBLH)
En principio no parece que haya nada malo en estos pasajes. Si no fuera porque la primera palabra del
capítulo es Satanás, es difícil que pensemos que algo anda mal en todo esto. Simplemente vemos a David,
rey de Israel, haciendo un censo de su ejército. ¿Cuál era la cuestión? Que David hacía esto para
vanagloriarse en su poderío militar, olvidándose que toda victoria y todo lo que él tenía venía de parte de
Dios. Joab intenta disuadirlo de cometer este pecado, pero él ignora su sugerencia (1 Cr 21:3). Satanás
estaba detrás de todo esto porque quería llevarlo a cometer el mismo pecado de orgullo que él cometió, al
sentir que podía ser su propio Dios; que no necesitaba del Señor.
Esto mismo pasa hoy en día en tantas iglesias en las cuales los pastores son prácticamente endiosados;
casi que pesa más su palabra que lo que dice la Biblia misma. Nos encontramos por todos lados con carteles
con sus caras, y toda la gente sale hablando de lo bien que habla y de las cosas que hace el pastor, pero
todos se olvidan completamente de Cristo. Nuestro Señor es dejado a un lado para dar lugar a figuras
humanas que toman el centro de la escena de la adoración, diciendo que lo que ellos hacen está dirigido
por el Espíritu. Pero hay una cosa que es clara: Donde no hay Evangelio no hay mover del Espíritu.

Conclusión
Por tanto, a partir de este análisis, podemos concluir que las doctrinas de demonios se presentan en nuestros
días de la siguiente manera:

 Por medio de la gente que hace cambios sutiles en la Palabra, para cambiar su significado.
 Por aquellos que sacan de contexto la Palabra, dándole el significado que ellos mismos quieren y
creando doctrina a partir de ello.
 Por todo hombre que busque ser exaltado por encima de Dios. El centro de nuestras iglesias tiene
que ser Cristo y el Evangelio, y no el pastor ni ninguna otra persona. Tengamos cuidado en hacer
que el hombre tenga más importancia que el Evangelio, porque en ese caso estaríamos cometiendo
el mismo pecado de orgullo que Satanás.

Las mismas estrategias usadas por Satanás desde el comienzo de la historia, son las usadas hoy en día por
los falsos maestros que actúan bajo su influencia. El diablo es mentiroso desde el principio y va a pretender
engañarnos, pero si permanecemos firmes en la Palabra, estando arraigados en Cristo como nuestra piedra
angular, entonces no caeremos en sus artimañas. Considerando estas cosas entendemos de qué se tratan
estas doctrinas, y tenemos que procurar estar especialmente atentos a ellas con el fin de no ser engañados.
¡Qué Dios nos ilumine para poder detectarlas y desecharlas!

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