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La llamada “Ciencia Política” es la rama del saber que estudia el Estado en general,

considerando tanto su naturaleza, como sus leyes y formas de realizarse. Tiene por objeto propio al
Estado y todo lo relacionado al mismo, en un sentido general.

Por su parte, la actividad política, como toda actividad humana, consiste en un “hacer”, y
según su contenido, se la puede clasificar y definir como política agonal, política arquitectónica, o
política plenaria.

La doctrina conceptualiza a la “política” como la actividad humana destinada a ordenar


jurídicamente la vida social, pues tiene por objeto mediante dichas acciones crear, obtener, influir,
conservar, modificar o extinguir el Poder, la organización del mismo, o el orden social donde dicho
poder es ejercido.

2.- La política como ciencia.-

Si bien ARISTÓTELES entendía a la ciencia como el conocimiento de un objeto a través de las


causas primeras, lo que equivaldría a estudiar dicho objeto (en este caso, la política) desde una
perspectiva filosófica, modernamente se asigna a la ciencia un sentido eminentemente despojado de
cuestiones filosóficas, entendiendo por “Ciencia” a todo conocimiento sistematizado de un objeto de
estudio.

Así, distinguiremos a la Filosofía Política respecto a la Ciencia Política.


La primera tiene por objeto de su estudio a las ideas que explican y fundamentan tanto la
existencia como el ejercicio del poder político, indagando su esencia, sus propiedades, causas y
efectos.

Desde el punto de vista científico, podemos conceptualizar a la “política” como el estudio de la


organización y gobierno de las comunidades humanas.

Etimológicamente, política proviene de “polis”, denominación que se le otorgaba a las “ciudades-


estado” en la Antigua Grecia (en el siglo V a.C.), época en que dicha comunidad se destacó por el
florecimiento del pensamiento político y filosófico, y que cobijó a los grandes pensadores que
fundaron la filosofía occidental y el estudio de la política como realidad social.

3.- Posibilidad del conocimiento de la política.-

Como la política es una actividad humana, y como tal se traduce en acciones vinculadas al poder,
para que sea posible el conocimiento científico de la política deberemos encontrar características
permanentes en la naturaleza de tales acciones humanas, a pesar de que en la realidad histórica se
presenten cambios de estados, de regímenes, ideologías y constituciones que hagan a cada
formación política como única en su existencia histórico-temporal.
La indagación, detección, sistematización y estructuración de dichas características
permanentes en el accionar humano respecto al poder, será tarea de la ciencia política.

4.- Acepciones de la palabra política.-

El vocablo “política” tiene diferentes acepciones, que nos obliga a delimitar y definir
expresamente qué entendemos por tal, a los efectos de nuestro objeto de estudio, el Derecho
Político.

Ya expresamos que se puede entender la política como una actividad, o como una ciencia.
También que en su acepción etimológica, política deriva de “polis”, y en tal sentido “Politeia”
(política) significa “estar en orden”, pues el “polites” (ciudadano) es quien organiza la vida social y
participa en el ordenamiento de la polis.

Por otra parte, la política en una acepción corriente, no técnica, está relacionada tanto con el
Estado, como con el Gobierno, y los partidos políticos. Mientras que, en sentido científico, la política
es entendida como fue definida supra (ver parágrafo 2).

5.- Ciencia política, teoría del estado y derecho político.-

La UNESCO, con la finalidad de fijar tanto el objeto de estudio, como los límites de la Ciencia
Política, en 1948 elaboró una “lista tipo” de materias comprendidas por la misma. Ellas son:

• Teoría Política (comprensiva de: Teoría Política, y la Historia de las Ideas Políticas);
• Instituciones Políticas (comprende: Constitución, Gobierno central, regional y locales,
administración pública, funciones económicas y sociales del gobierno, e instituciones políticas y
comparadas);
• Partidos políticos, grupos y opinión pública (comprende: partidos políticos, grupos y asociaciones,
participación del ciudadano en el gobierno y en la administración, y opinión pública);
• Relaciones Internacionales (comprende: la política internacional, la organización internacional, y el
derecho internacional).

El Derecho Político no debe confundirse con la Ciencia Política, pues mientras que ésta
estudia al Estado en general, su naturaleza, sus leyes y sus formas, el Derecho Político es una rama
del derecho público, y tiene por objeto de estudio la estructura dinámica de la organización política,
así como sus relaciones y funciones, describiendo y explicando los fenómenos políticos y su
recepción en el ordenamiento jurídico estatal9.
También se debe distinguir entre Derecho Político y la Teoría del Estado, pues ésta estudia el
origen, evolución, estructura, justificación, funcionamiento y finalidad del Estado, describiendo y
explicando la realidad estatal, así como su aplicación concreta, mediante criterios teóricos (lógicos)
y prácticos (verificables fácticamente).

Dentro de la materia “Derecho Político” que se dicta en la Facultad de Derecho, también se


estudia la “Teoría del Estado”, así como la “Teoría de la Sociedad” y las relaciones del Estado con
grupos sociales y factores de poder.
6.- La política como actividad: política arquitectónica, agonal y plenaria.-

El hombre tiene una inclinación natural a vivir en comunidad, es un “animal social” en la


terminología aristotélica. Por tanto, al compartir comunitariamente su existencia, aparece la
necesidad inevitable de organizar tal coexistencia. Y ahí nace la actividad política, y con ella el
mando y la obediencia, gobernantes y gobernados.
Quienes mandan, deberán diseñar y ejecutar el plan de gobierno mediante diversas acciones
políticas. Como se organiza el mismo mediante la actividad política, por ser tal actividad ordenadora
de la convivencia social, se la designa como política arquitectónica: mediante el ejercicio del poder
político, se organiza y realiza la convivencia humana. Es decir, es la acción ejercida por los
gobernantes.
La actividad política, no obstante, y justamente por ser una actividad, no es una realidad
estática, sino dinámica. Permanentemente, los seres humanos que conviven bajo un sistema de
organización del poder, lucharán por permanecer en el poder (si son quienes gobiernan), o por
conquistar o limitar al mismo (si son los gobernados).

A la puja entre los diferentes grupos políticos para acceder al mando político, e imponer y
aplicar sus propios planes de gobierno, se la denomina política agonal. Es de la esencia de la
política el conflicto, la que innumerables veces en la historia de la Humanidad degeneró en guerras y
luchas civiles.
Definimos como política plenaria a la acción conjunta de todos los grupos políticos de un
sistema de poder organizado, que se manifiestan en la sociedad civil para el logro del bien común.
En ella, participan tanto los gobernantes (quienes detentan el mando, y realizan la política
arquitectónica) como los gobernados (quienes obedecen, y realizan la política agonal).

El Estado, para llevar a cabo su empresa comunitaria, deberá requerir de la cooperación de


ambos extremos de la relación de poder (gobernantes y gobernados), pues quienes obedecen
también participan del plan fijado por los gobernantes, dado que sin determinada colaboración y
aceptación del mismo no será posible su efectiva realización. Así, la política plenaria consistirá en
una cooperación en la organización, dirección y ejecución de la empresa comunitaria total.

7.- Relación de la política con una concepción del hombre y de la vida (cosmovisión):
cristianismo, antropologías orientales, teorías monistas.-

A) Política y Cosmovisión.

Toda actividad humana tiene una finalidad, un objetivo, pues no se concibe un obrar sin una
finalidad determinada. Al definir la política como una actividad humana, participa de la necesidad
teleológica de la misma.

Así, al tener una finalidad, la política estará influenciada por las ideas, los principios, y la
concepción del hombre y de la vida (la cosmovisión) que posean quienes lleven a cabo dicha
actividad. Por eso, la política se encuentra estrechamente vinculada con la filosofía, la moral y la
religión, dado que los sistemas de pensamiento y creencias del ser humano influyen directamente
en los fines políticos que se fijen quienes detenten el poder.

La Constitución o Ley Fundamental de un Estado, siempre tendrá un sustrato ideológico, una


filosofía política a realizar y respetar: en ella encontraremos los valores políticos de la comunidad
política que la estableció, así como la idea sobre el sistema u orden político que deberá llevar
adelante la empresa comunitaria.

La doctrina denomina “fórmula política” a la expresión ideológica que organiza jurídicamente


la convivencia política en una estructura social. Tal forma política puede ser liberal, democrática,
socialista, marxista, etc., y variará según la sociedad y el momento histórico en donde se plasme.

-Nuestra Constitución Nacional, sancionada en 1853 (con sus posteriores reformas), plasma en el
Preámbulo de modo genérico los fines que deberá perseguir el Estado Argentino, fluyendo del
mismo y de todo su articulado una filosofía política liberal y una estructura de estado y de gobierno
republicano, democrático, representativo y federal (art. 1° CN). Se fijan como fines del Estado:
“constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa
común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad…”. Las reformas
constitucionales posteriores, introdujeron instituciones de filosofía social democrática, y de
democracia participativa-

Una misma sociedad, podrá fijarse en diferentes momentos históricos, una fórmula política
diferente, total o parcialmente a la que detentaba con anterioridad. Así, el pueblo argentino en 1853
se fijó una fórmula política liberal y de democracia representativa, que luego a través de sucesivas
reformas constitucionales mutó hacia una filosofía con tintes de socialdemocracia, con instituciones
de democracia semidirecta.

B) Cristianismo:

El Cristianismo parte de la base de que el ser humano fue creado por Dios a su imagen y
semejanza: es una criatura libre, dotada de un alma inmortal y trascendente. Por tanto, al ser todos
los hombres “hijos de Dios”, todos poseen la misma naturaleza y origen, y el mismo destino divino.

Así, al otorgarle al hombre una naturaleza divina, lo reviste de una indiscutible dignidad, que
lleva a considerar al Estado como un medio para que el hombre pueda realizar su proyecto de vida y
alcanzar la vida eterna: el Estado, sociedad política necesaria para la existencia social del hombre, es
un instrumento al servicio del ser humano. El bien común de los hombres, será la finalidad esencial
de la comunidad política estatal.

C) Antropologías orientales:

Entre las cosmovisiones orientales, podemos mencionar al Brahmanismo, Budismo, Taoísmo


y Confusionismo.
El Brahmanismo afirma que el “Brahma” es el principio del Mundo y constituye la única
realidad, por lo cual lo que el hombre conoce mediante los sentidos es sólo apariencia, y por tanto, el
mal. Así, el hombre y la naturaleza son malos.

El Budismo acentúa ese rechazo a la naturaleza, afirmando que el mal es existir, la felicidad
consiste en disolverse en el Nirvana, que es definida como una suerte de “nada mística”.

Ambas doctrinas, Brahmanismo y Budismo, conducen a un apartamiento de la vida


humana en sociedad, así como a la indolencia e indiferencia por todo lo relacionado a lo
temporal y terrenal. En términos filosófico políticos, esa indiferencia frente a todo lo
existente, llevan a un individualismo absoluto y a una pobreza política acentuada, siendo
propicia tal filosofía para la implantación de cualquier clase de despotismo y absolutismo17.

Por su parte, el Taoísmo surge con LAO-TSE en la China de los siglos V y IV A.C.;
sosteniendo que todo ser humano debe pasar por Tao (el camino) para llegar al Nibbam, en
el que se funden con el principio de toda actividad. Como el destino de todo ser humano
está decretado de antemano, es un deber no intervenir en nada, sino tan sólo dejar que el
Universo siga su curso, sólo cuidando cada uno de sí mismo.

KUNG-FU TSE (o CONFUCIO), en el siglo VI a.C., funda el Confusionismo, el cual


sostiene la existencia de un Ser Superior, de quien debían la existencia todos los seres
vivos, y del cual derivaba el poder el Emperador, quien debe rectificar al pueblo y
conducirlo a la práctica de la virtud. Pero si el Emperador no cumple con tan sublime deber,
y oprime a su pueblo, éste se le aparta y pierde su derecho a mandarlo18.

Es decir, reconoce el derecho de resistencia a la opresión, que desarrollará SANTO


TOMÁS DE AQUINO siglos más tarde. No obstante, el Confusionismo no tuvo influencia en
el sistema político de su tiempo, y en la historia China prevalecieron sistemas de gobierno
absolutistas.

D) Teorías monistas:

La filosofía política occidental, durante la Ilustración, abandona las teorías


trascendentes, reemplazándolas por teorías inmanentes, donde se centran en el ser
humano toda causa, principio y fin de la actividad creadora.
Se reemplaza el teísmo o creencia en un Ser Superior, por un humanismo que
sustituye el culto a Dios, por la razón humana. Será la razón la que creará, mediante la
ciencia, el sistema de gobierno ideal para alcanzar la felicidad del ser humano.

Fruto de esta tendencia política fueron el despotismo ilustrado (que depositaba la


confianza en un grupo selecto de gobernantes) y la democracia rousseauniana (donde era
la voluntad general del pueblo la que gobernaba). También tiene su origen en el
humanismo el liberalismo clásico, individualista y antitradicional.
Las teorías monistas se pueden clasificar en idealista y materialista. El monismo
idealista lo representa HEGEL, cuyo pensamiento considera que todas las cosas son
reductibles a la unidad. El Absoluto crea el universo, luego la Idea está fuera de sí
(antítesis) encarnándose en la naturaleza, y finalmente la Idea es en sí y para sí (síntesis),
generando la vida humana individual, el “Espíritu Subjetivo”.

Por encima del mismo, aparece el “Espíritu Objetivo”, que contiene el derecho, la
moral y la ética, cuya encarnación más perfecta es el Estado. Así, el hombre se perfecciona
participando y brindándose al Estado, que tiene por finalidad su expansión, su desarrollo y
su poder. Claramente, en esta concepción filosófica el Estado es ontológicamente superior a
la persona humana, desembocando en una sumisión total del hombre al Estado.

Esta doctrina posibilitó la fundamentación de los totalitarismos genocidas que


conoció la Humanidad durante el Siglo XX (nazismo, fascismo, comunismo).

El monismo materialista fue desarrollado teóricamente por MARX, en el cual la


materia reemplaza el lugar que tenía la Idea en el sistema hegeliano. Así, explica la historia
y naturaleza apoyándose en dos pilares: el materialismo y la dialéctica.
La materia tiene dos propiedades: el movimiento y la infinitud. La materia siempre
ha existido y existirá. Así, junto al evolucionismo que enseñó DARWIN en la misma época,
expresa que el hombre es un ser que alcanzó cierto desarrollo biológico, y por tanto no
tiene un alma inmortal espiritual, ni un destino personal ni trascendental.

Por tanto, despojado de toda trascendencia e inmortalidad espiritual, la comunidad


debe buscar su propio bienestar, encarnado en el Estado, haciendo predominar lo colectivo
sobre lo personal, sacrificando las libertades individuales en pos de los fines del Estado.

Experiencias históricas basadas en el marxismo se conocieron durante el Siglo XX,


siendo la Unión Soviética y la República Popular China los principales exponentes de tales
teorías.

8.- Relación de la política con la ética; distintas posiciones.-

La ética se encuentra íntimamente relacionada con la política, dado que toda acción
humana tiende a una finalidad, y mediante los principios éticos los seres humanos fijan
prioridades, fines y formas de actuar en sociedad.

Los hombres se organizan en sociedad, y crean un sistema de gobierno, para


perseguir determinados fines, sintetizados en el “bien común”. Para alcanzarlo, realizan
acciones políticas. Así, toda práctica política, fundada en una fórmula política, está
impregnada de una ética y una cosmovisión. Por tanto, según cuál sea la cosmovisión
adoptada, serán los principios y hábitos políticos a desarrollar.
Fue MAQUIAVELO quien acuñó por primera vez la palabra “Estado”, y desvinculó la
moral de la praxis gubernamental. En su libro “El Príncipe”, expuso una ética utilitaria en la
que se prioriza la obtención de los fines propuestos por el gobernante, por sobre los
medios a emplear para la consecución de tales fines.
Esta concepción ética, sacrifica de ser necesario los fines que individualmente
puedan detentar los hombres, en pos de asegurar la subsistencia, permanencia y
engrandecimiento del Estado.
Desde una óptica tanto liberal como socialdemócrata, se sostiene que el fin del
Estado no es reemplazar al hombre en el logro de sus fines, sino que debe arbitrar los
medios para que los hombres puedan realizar libremente sus fines propuestos.

9.- La prudencia política.

A) Concepto y partes de la prudencia:

La prudencia consiste en actuar eligiendo el bien. Por tanto, la prudencia presupone


el conocimiento del bien, tanto de los principios que deben aplicarse, así como de las
circunstancias en las que dichos principios deben aplicarse.

SANTO TOMÁS califica a la prudencia en: individual (referida al bien humano del
individuo), y social (referida al bien humano de una asociación), la cual a su vez puede ser
familiar, o política (referida al bien común del Estado); esta última, a su vez, puede ser
arquitectónica (de los gobernantes), u obedencial (de los gobernados).
La Prudencia tiene una faz cognoscitiva, integrada por: la memoria, la inteligencia,
el raciocinio, la solercia, y la docilidad. Mediante estos tres últimos (raciocinio, solercia y
docilidad), se acceden a los primeros dos (memoria e inteligencia).

El raciocinio permite, partiendo de lo conocido, arribar al conocimiento de otras


cosas. La solercia o sagacidad, es la aptitud para hallar rápidamente el modo de afrontar lo
inesperado. Mientras que la docilidad es la orientación del espíritu de quien está dispuesto
a aprender, a observar la realidad.
La inteligencia es la captación, con vistas al obrar, de una realidad concreta guiada
por la aprehensión de los primeros principios. Y la memoria o experiencia se extraen las
enseñanzas y argumentos para el obrar político futuro; las medidas tomadas en el presente,
que tendrán eficacia futura, no deben desconocer el pasado.
A su vez, la Prudencia también tiene una faz imperativa, integrada por: la
providencia (facultad de apreciar si determinada acción concreta realmente conducirá al fin
propuesto), la circunspección (atender a las circunstancias actuales, para establecer lo más
conveniente al fin propuesto), y la precaución (permite distinguir entre el bien y el mal).

B) Vinculación de la prudencia política con la justicia y la fortaleza:


La prudencia, asimismo, tiene vinculación con la Justicia y la Fortaleza. Esta última
es entendida como la disposición a realizar el bien, a costa de cualquier sacrificio; mientras
que la Justicia consiste en dar a cada uno lo suyo, es la virtud más importante que debe
poseer el gobernante.

La Justicia presupone la existencia de un derecho, natural o divino, que indica reconocer en


el otro los derechos que posee. El imperio de la justicia, y por tanto del derecho, es
fundamental para posibilitar la paz social, y con ello la subsistencia de toda sociedad. Tanto
PLATON, como CICERON y SAN AGUSTIN colocaron a la justicia como pilar esencial de toda
organización política. La doctrina católica entiende a la justicia como testigo de la
adecuación de todo sistema político al derecho natural, siendo el fundamento ético de su
legitimidad.

10.- Relación de la política con la economía.-

Las relaciones que se pueden dar entre la Política y la Economía son de


subordinación (política respecto a la economía, o viceversa), así como de coordinación
entre ambas, o desconocimiento entre sí.

A) Subordinación de la Política:

El materialismo histórico de MARX interpreta la Historia teniendo a la Economía


como motor central de la misma, estructurando al resto de la sociedad, y entre ello a la
Política.

La estructura económica determinará directamente la superestructura de las


instituciones jurídicas y políticas de la sociedad, en cada situación histórica determinada.

B) Subordinación de la Economía:

Es el filósofo alemán STAMMLER quien expresa que todos los actos económicos y
sociales del hombre, sólo pueden existir en cuanto regulados de un modo determinado. Por
tanto, la estructura económica de toda sociedad está sometida a los organismos políticos
que la regulan e intervienen.

También CUNNINGHAM participa de la misma idea, al sostener que la vida


económica de Inglaterra ha estado influida, directa e ininterrumpidamente, por los
acontecimientos políticos.
C) Coordinación entre Política y Economía:

La convivencia social organizada en una estructura política, implica la necesidad de


coordinar aspectos económicos de dicho cuerpo social humano. Así, toda actividad del
Estado, tanto la política como la económica, están orientadas a la realización continua del
bienestar común de la sociedad organizada.
En la búsqueda de tal finalidad común, de las condiciones externas necesarias para
que la ciudadanía pueda desarrollar su plan de vida, aparece la relación de las actividades
políticas y las económicas.

En el caso argentino, la Constitución liberal de 1853 regula figuras e institutos de


vinculación entre economía y política, como por ejemplo ciertas atribuciones del Gobierno
Federal (ej. potestad de fijación de impuestos, derechos aduaneros, etc.) y del Poder
Legislativo (ej.: coparticipación federal, emisión de la moneda, etc.).

D) Desconocimiento mutuo:

El liberalismo económico que pregona Adam SMITH29, la teoría clásica liberal


económica, también conocida como teoría del laissez faire, de la que participan Jeremy
BENTHAM, David RICARDO31 y los fisiócratas, sostiene que existen reglas económicas que
son aplicables, cualquiera fuera el gobierno y los sistemas jurídicos y políticos en los cuales
deban darse.

Pero tal separación absoluta entre Economía y Política resultó necesaria atenuarse
en la práctica, para lograr una concepción social más justa, lo que obligó a dejar de lado la
separación radical entre ambas disciplinas.

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