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1. En las Escrituras, el nombre de una persona tiene gran significado pues frecuentemente describe quien
es y revela algo de su carácter. ¿Cuáles son los nombres dados a Dios en las siguientes Escrituras y qué
nos enseñan acerca de Su inmutabilidad?
a. Yo SOY El que SOY (Éxodo 3:14). El nombre proviene del verbo hebreo hayah, que significa
“ser” o “existir”. No solamente denota la naturaleza eterna y auto-existente de Dios, sino que
también denota Su inmutabilidad.
Él no solamente “siempre es”, sino también “siempre es lo mismo”.
b. La ROCA (Deuteronomio 32:4). Este nombre no necesita mucha explicación.
No hay muchas cosas dentro de la creación que son más permanentes e inmutables que la piedra,
roca, y las montañas que las forman. Es un consuelo saber que aún esta metáfora es limitada.
Cuando todas las rocas de esta tierra sean convertidas en polvo, Dios será el mismo.
2. Habiendo considerado los Nombres de Dios que hablan de Su inmutabilidad, ahora consideraremos
algunas de las más importantes declaraciones hechas en las Escrituras.
¿Que nos enseñan acerca de la naturaleza inmutable de Dios y Su relación con Su creación?
¿Cómo demuestran Su grandeza?
Salmo 102:25-27 “Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.26 Ellos
perecerán, más tú permanecerás; Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los
mudarás, y serán mudados;27 Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.”
Malaquías 3:6 “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”
Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el
cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
3. Habiendo considerado las muchas Escrituras que hablan de la inmutabilidad de la naturaleza de Dios,
ahora consideraremos los pasajes que hablan específicamente acerca de la inmutabilidad de Su Palabra y
Consejo.
¿Qué nos enseñan los siguientes Escrituras acerca de Su inmutabilidad?
¿Qué nos enseñan acerca de la relación de Dios con Su creación, especialmente con el hombre?
Salmo 33:11 “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por
todas las generaciones.”
Nota: En I Samuel 15:29, las Escrituras declaran que Dios “no es hombre para que se arrepienta.”
De este pasaje y de otros, es claro ver que la inmutabilidad de Dios se extiende aún a Sus consejos y
voluntad.
Él es perfecto en sabiduría y por eso no erra en lo que decreta.
Él es todo poderoso y por eso es capaz de llevar a cabo todo lo que ha decidido.
Pero ¿Cómo podemos reconciliar esta enseñanza con las otras Escrituras que parecen enseñar lo
contrario?
En Génesis 6:6, Dios se arrepintió de haber creado al hombre.
En Éxodo 32:9-14, Dios se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a Su pueblo.
Por fin, en Jonás 3:10, Dios se arrepintió del mal que había dicho que iba a llevar a cabo sobre la ciudad
de Nínive.
¿Se contradicen las Escrituras? ¿Cambia Dios de opinión?
Estos pasajes son recordatorios para nosotros de que la inmutabilidad de Dios no significa inmovilidad.
Él es siempre el mismo, pero Su relación y trato con hombres mutables variará según el comportamiento
de ellos ante Él (Jeremías 18:7-10; Ezequiel 18:21-24).
Esta no es una contradicción de Su inmutabilidad sino la evidencia de ella.
Él siempre responderá a las acciones de los hombres en una manera consistente con Sus atributos
inmutables.
Isaías 14:24 “Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he
pensado, y será confirmado como lo he determinado;”
Isaías 46:9-10 “9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no
hay otro Dios, y nada hay semejante a mí,10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la
antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;”
Daniel 4:34-35 “34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue
devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es
sempiterno, y su reino por todas las edades.35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como
nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien
detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?”