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SUMA: DERECHO DE PETICIÓN

SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DR. TABARÉ


VAZQUEZ

El Sindicato de Policías de Montevideo –SIFPOM-,


representado en este acto por su presidente, Sra. Patricia
Alejandra Rodríguez Cédula de Identidad 40316237, por su
Secretario General Fabrizio Daniel Rios Vargas Cédula de
Identidad 2517816.9 y compareciendo el asesor jurídico Dr.
Washington Abdala Cédula de Identidad 1327452.9,
constituyendo domicilio en Ituzaingó 1538 del departamento
de Montevideo, teléfono 2915 21 98 venimos a presentar en
este acto, Derecho de Petición (conforme a lo previsto por
los Art. 30 y 318 de la Constitución de la República; Artículos
117 y 118 del Decreto 500/991; y demás normas
concordantes y complementarias) en mérito a las siguientes:

1- Por el presente derecho de petición se solicita se incluya


en el proyecto de rendición de cuentas la derogación del
inciso F del artículo 37 de la Ley Orgánica Policial 19.315 y
en consecuencia la habilitación a los efectos de permitir la
actividad en materia de seguridad privada de la policía
nacional.

2- En tal sentido y para dar cumplimiento al derecho de


petición, solicitamos el inmediato ejercicio de su
competencia en la materia, de forma que permita
restablecer un criterio de igualdad que ambiente la
posibilidad de que los funcionarios policiales puedan
desempeñar “actividad privada” para lo cual resulta
imprescindible la derogación del inciso F del artículo 37
de la Ley Orgánica Policial 19.315 que establece las
Prohibiciones del personal policial cuando sostiene que

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están imposibilitados de: “realizar tareas de vigilancia,
custodia o asesoramiento en materia de seguridad”.

3- La legitimación se da en esas actuaciones por cuanto nos


vemos lesionados en nuestro interés directo, personal y
legítimo conforme lo dispone la Constitución de la
República, así como el Código General del Proceso en su
artículo 509 numeral primero así lo demandan.

4- Nuestro derecho en calidad de peticionantes es directo


puesto que no es ni futuro, ni eventual, ni está diferido en el
tiempo. Es ahora que estamos siendo impedidos de percibir
menos ingresos que otros ciudadanos que realizan esas
tareas. No es un impedimento que se desarrollará, se está
obstruyendo desde el nacimiento de la ley vigente de
manera injusta esa acción y solo produce un estado de
“ficción” jurídica dado que muchos policías y ciudadanos
(que los contratan) acuden a formas jurídicas que encubren
esa tarea.

5- Resulta poco serio (y penoso) que los comercios acudan a


formas laborales encubiertas: reponedores, servicios de
organización, cajeros auxiliares y las más diversas ficciones
jurídico-laborales, cuando en realidad lo único que se
pretende con la contratación de un policía es una actividad
de “seguridad privada” que resulta imprescindible en
los tiempos de extrema inseguridad que se están
viviendo.

6- Las consecuencias de semejante irracionalidad las


conocemos todos: el funcionario policial desarrolla la
tareas de manera poco eficaz, muchas veces sin el

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despliegue efectivo de todo su potencial –atento a que teme
perder su empleo en el Ministerio del Interior al estar en
una situación de ilegalidad-, el empleador no recibe el
servicio para el que lo contrata y la norma jurídica es
violentada del principio al fin. Toda una evidencia
empírica que no se compadece con un estado de derecho
que debe existir como marco de garantías y derechos, y no
como un territorio liberado al que hay que “puentear” para
obtener la seguridad fáctica que se reclama.

7- El derecho de petición que estamos llevando a cabo es un


derecho legítimo, además, porque se ambienta desde la
potestad de quien está lesionado por la Administración y
tiene la vocación jurídica y el amparo para realizar ese
pedido en sentido estricto. Una norma jurídica no debe
cercenar derechos sin algún fundamento racional, lógico y
sensato. Si una norma jurídica es injusta merece ser
derogada.

8- Fundamentar que este daño resulta doloroso, injusto e


inexplicable –para la policía y para la ciudadanía- es una
evidencia que la población conoce y por tanto es un
reclamo a todas luces evidente. Por ello, hay una amplia
mayoría de los uruguayos que solicitan que la policía
nacional pueda volver a desarrollar “actividad de seguridad
privada” destinada a la defensa de la propiedad, los
domicilios y principalmente de “la vida” de aquellos que así
lo entiendan necesario atento a sus necesidades
ciudadanas. Es notorio que la delincuencia conociendo
esta falencia se abusa de pequeños comercios, locales
con baja protección, negocios de variada forma jurídica
donde la policía no está presente en la zona, en esas

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calles, cuadras o locales de la localidad que sea. De esta
forma la asimetría es evidente: zona sin protección policial
es un blanco fértil para la delincuencia. Y no debería ser
nunca el Estado quien ambiente un clima de fragilidad para
que el bien jurídico tutelado mayor, como es la vida, se
encuentre en franca desprotección y sin normas que
permitan defenderla.

9- En consecuencia, los reclamantes somos conscientes que


nos asiste la razón ante la evidencia de un tratamiento
asimétrico, diferencial e injusto que no se sostiene ante
el derecho constitucional, ante el derecho
administrativo, ante el derecho laboral y ante las
normas respectivas de la propia materia a la que hacemos
referencia. Las leyes que cercenan derechos laborales son
excepcionales, requieren un fundamento especialísimo y
exigen un grado de solidez que justamente no es el caso
que analizamos.

10- Los policías no podemos desarrollar una tarea para


la que estamos preparados, en la que tenemos
competencia y en la que somos idóneos para llevar
adelante semejante trabajo. Es paradójico, pero se le
desplaza semejante tarea a otros actores de la sociedad que
no cuentan con la preparación que posee la policía siendo,
además, la policía la única institución que tiene el
monopolio del uso de la fuerza bajo parámetros de
legalidad y legitimidad únicos.

11- La prohibición obedece en el presente a un criterio


inexplicable dado que el mismo policía puede tener
otro trabajo de otra naturaleza jurídica, sin embargo, de

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lo que conoce sobradamente, de eso tiene este muro
insalvable. No es racional entonces el argumento de la
recarga horaria. O por lo menos no es real o verdadero. Son
miles los policías que tienen dos empleos.

12- Se podrá rastrear en el marco jurídico y se podrá


argumentar que la injusticia a la que hacemos referencia
fue fruto de una expectativa de “dedicación total” a la
tarea policial. Esa evidencia no se ha constatado y si bien
la recuperación salarial es real, ella no permite la
dedicación exclusiva. Lo sabemos todos. Lo paradójico es
prohibirle al policía hacer lo que más sabe y ambientarle el
derecho laboral en áreas en las que carece de preparación.

13 - Estamos sosteniendo que el régimen que debe regir la


vida laboral de los funcionarios policiales, debe tener la
misma matriz jurídica, los mismos derechos, las mismas
conquistas que aquellas que poseen otros trabajadores
de la vida del país. Se está tratando de manera desigual
(negativamente) a funcionarios que tienen la misma entrega y
dedicación, con el agregado que además poseen
especialidades propias y sin embargo han quedado relegados
por razones inexplicables. ¿O se les impide a los médicos
trabajar en lo público y en lo privado? ¿ O acaso esa
prohibición alcanza a otros profesionales? ¿No pueden acaso
los Contadores trabajar en la Administración Central y
también en empresas particulares? No se concibe en tiempos
como los presentes -donde la presencia policial es cada día
más una demanda aguda de la sociedad- como se mantiene
este temperamento. Inclusive, en horas como las actuales, es
mucho mejor para la Administración que los policías tengan
trabajos que les permitan mejorar sus ingresos de forma

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“limpia” y no ambientar contrataciones bajo parámetros
“informales”. Ganaría la Administración, el trabajador y los
administrados.

13- El Principio de Igualdad no es una norma abstracta,


es una consigna de carácter sólido que ordena a la
Administración jamás actuar con discrecionalidad para con
nadie, a no desbordar su actuación con órdenes irritantes y
a considerar al funcionario en sus derechos reales. Tanto el
Dr. Gonzalo Aguirre Ramirez como el Dr. Ramón Valdes
Costa tienen relevante referencia al respecto que viene al
caso si se revisan sus escritos. (El principio de Igualdad,
FCU, 1997).

15 - El poder discrecional del Estado no puede llevar a


situaciones como la que estamos planteando donde el no
respeto por la tarea de algunos resulte ofensivo y
menoscabante para aquellos que así están ubicados en
esa situación. Hoy la policía percibe que tiene una “capitis
diminutio” en su proceder cotidiano ante la prohibición que
padece.

16 - Atento a la creación de un Organismo Central a cargo


de la presidencia de la república, por orden del Señor
Presidente que se ocupa de los temas de seguridad, en el que
participan el ministerio del Interior, el Mides, la fiscalía de
Corte, la Agesic, el Ceip, el BPS y el Codicen, y como se asumen
competencias directas en materia de seguridad, solicitamos al
Señor Presidente Dr. Tabaré Vázquez que tenga a bien
considerar el derecho de petición sobre la derogación de la
norma referida.

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17 - Sería de enorme significación que ello se produjera,
ambientaría una expectativa de más seguridad fáctica en el
país y terminaría con un circuito oscuro de contrataciones
que todos advierten y no se pueden detener. Cuando algo es
una “necesidad” el derecho no debe obstruir sino
comprender y normatizar esa situación. Ya vendrá el
decreto que regule ese comportamiento, sus topes horarios y
sus exigencias, pero lo inmediato es la derogación de una
norma injusta.

18- Como bien lo reseñó el Presidente se debe “mejorar la


coordinación con el objetivo de lograr una correcta
aplicación del nuevo código del proceso penal” (en
relación a una mejor vinculación entre policía y fiscales) por
lo que la presencia policial requerida por los ciudadanos no
debería ser denegada en el caso que se la pudiera abonar de
forma profesional –en caso de comercios, locales, particulares
o emprendimientos de diversa naturaleza- y así satisfacer un
reclamo que los servicios de seguridad carácter privado no
pueden desarrollar con la misma eficacia atento a los
impedimentos que poseen en materia de seguridad y que
todos conocemos sobradamente.

19- Conociendo el buen talante del señor Presidente y su


actitud de cambio ante circunstancias que así lo ameritan,
confiamos plenamente que en las normas que serán
promovidas por el Poder Ejecutivo en la rendición de cuentas,
esta mínima derogación normativa, pero gigante en términos
de actuación policial, sea una realidad con lo que –de alguna
forma- se pueda colaborar en el combate al delito y así acotar
la presencia de un flagelo que a esta altura viene preocupando
a la sociedad toda.

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Por todo lo expuesto al Sr. Presidente solicitamos:

1- Que se tenga por presentado es presente Derecho de


Petición.
2- Que se incorpore al proyecto de ley de rendición de
cuentas una disposición que disponga la derogación del
inciso F del artículo 37 de la Ley Orgánica Policial 19.315
y en consecuencia la habilitación al personal policial de
realizar tareas de vigilancia, custodia o asesoramiento en
materia de seguridad privada.

Patricia Rodriguez.
Presidenta del SIFPOM

Fabrizio Daniel Rios.


Secretario General

Dr. Washington Abdala.


Asesor Letrado del Sindicato

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