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Demencia tipo
Alzheimer: últimos
avances en el ámbito
neuropsicológico
Febrero, 2014
ÍNDICE
RESUMEN………………………………………………………………………… Pág. 3
1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………... Pág. 4
2. OBJETIVOS……………………………………………………………………. Pág. 7
3. SINTOMATOLOGÍA Y CRITERIOS DIAGNÓSTICOS…………………. Pág. 8
3.1 Diagnóstico diferencial de la EA…………………………………………… Pág. 12
3.2 Diagnóstico cognitivo en la EA EA……………………..……………........... Pág. 14
4. ESTADIOS O FASES DE EVOLUCIÓN……………………………………. Pág. 23
5. SUSTRATO NEUROANATÓMICO………………………………………… Pág. 26
6. TRATAMIENTO………………………………………………………………. Pág. 30
7. FACTORES DE RIEGO Y PREVENCIÓN...……………………………….. Pág. 37
8. COMUNICACIÓN DEL DIAGNÓSTICO Y CUIDADO DEL ENFERMO
CON EA…………………..……………………………………………………...... Pág. 39
9. CONCLUSIONES……………………………………………………………… Pág. 43
10. BIBLIOGRAFÍA……………………..……………………………………….. Pág. 44
11. ANEXOS……………………………………………………………………..... Pág. 50
ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 1. Alois Alzheimer………………………………………………………….. Pág. 5
Figura 2. Criterios diagnósticos para EA del Nacional Institute on Aging
Alzheimer’s Association…………………………………………………………….. Pág. 12
Figura 3. Acumulación de placas en el cerebro……….……………………………. Pág. 24
Figura 4. Avance de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro………………….... Pág. 25
Figura 5. Cerebros con y sin Alzheimer……………………………………………. Pág. 28
Figura 6. Células con y sin Alzheimer observadas a través del microscopio………. Pág. 29
Figura 7. Lesiones características de los cerebros afectados con EA………………. Pág. 29
Figura 8. Ventajas e inconvenientes sobre medicamentos para tratar la EA……….. Pág. 33
Figura 9. Un tratamiento elimina en monos las placas que pueden causar el
Alzheimer……………………………………………………………………………. Pág. 35
Figura 10. Consejos para aquellos que cuidan de una persona con
Alzheimer……………………………………………………………………………. Pág. 40
Figura 11. Científicos catalanes desarrollan un aparato portátil para detectar el VIH o el
Alzheimer…………………………………………………………………………………. Pág. 51
Figura 12. Criterios diagnósticos para la EA según SEN…………………………... Pág. 50
Figura 13. Criterios NINCDS-ADRDA para el diagnóstico de la EA…………….. Pág. 53
Figura 14. Criterios CIE-10 para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer…. Pág. 54
Figura 15. Criterios diagnósticos según DSM-V para la EA………………………. Pág. 55
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RESUMEN ABSTRACT
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1. INTRODUCCIÓN
La demencia es uno de los trastornos cerebrales orgánicos más importantes. Se
manifiesta de forma crónica y progresiva, con presencia de alteraciones en funciones
cognitivas como la memoria, el pensamiento, la orientación, el cálculo, el lenguaje y la
capacidad de aprendizaje sin tener que producir, en principio, un trastorno en la
conciencia. Sin embargo, puede ocasionar un deterioro en el control emocional, en el
comportamiento social o en la motivación. El deterioro producido por la demencia se
refleja en la actividad diaria del enfermo, por ejemplo, en el aseo personal, en el vestirse,
en el comer o en las funciones excretoras. El diagnóstico clínico de la demencia está
basado en la detección de un conjunto de síntomas, siguiendo unos criterios diagnósticos
internacionales aceptados por la comunidad científica (Ochoa, 1996).
Las demencias pueden clasificarse atendiendo a múltiples criterios, uno de los más
utilizados es en función del grado de reversibilidad (Ochoa, 1996 p.39):
En el mundo entero hay unos 35,6 millones de personas que padecen demencia, y
cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos. La EA acapara entre un 60% y un 70%
de los casos (OMS, 2012En España, las tasas de prevalencia para mayores de 65 años se
sitúan entre el 5.2 y el 16.3%, llegando al 22% en varones mayores de 85 años y al 30%
en mujeres del mismo grupo de edad. El riesgo de la enfermedad aumenta bruscamente
con el paso de los años (Prieto Jurczynska, Eimil Ortiz, López de Silanes de Miguel &
LLanero Luque, 2011).
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El primer caso de EA fue descrito en la literatura por Alois Alzheimer (ver Figura
1). Este conocido neurólogo publicó en 1907, el caso de una mujer de 51 años cuyas
facultades intelectuales habían desaparecido gradualmente en cuatro años. Cuando se
realizó la autopsia de su cerebro se descubrieron anomalías características de este tipo de
demencia, tales como la formación de placas seniles y de ovillos neurofibrilares.
Teniendo en cuenta que la edad de la paciente analizada era de 51 años, en un principio de
decidió catalogar como enfermedad la que sufrían todas aquellas personas menores de 65
años que presentaran las anomalías anteriormente citadas. Más tarde, en estudios post-
mortem, se observó que las personas mayores de
65 años afectadas por una demencia senil
presentaban también placas y ovillos
neurofibrilares. Finalmente, se concluyó que en
ambos casos (tanto esta demencia senil como
presenil) se trataba de la misma enfermedad, la
enfermedad de Alzheimer (EA) (Ochoa 1996,
p.18).
¿Por qué aparece la EA? No sé sabe cuál es el motivo, porqué unas personas la
padecen y otras no, lo que sí se sabe es que (Hernández Fleta y Gutiérrez León, 2011):
- no lo produce el estrés.
¿Cuáles son los primeros síntomas? Generalmente los familiares indican que los
primeros síntomas son despistes u olvidos a los que no dan importancia ya que los asocian
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a un proceso de envejecimiento normal. Los síntomas iniciales no van apareciendo todos a
la vez sino poco a poco y progresivamente aumentan en frecuencia e intensidad,
añadiéndosele nuevas alteraciones o dificultades en otras áreas y capacidades. En cada
persona la enfermedad aparece y evoluciona de una manera distinta, pero generalmente
comienza con dificultad para (Hernández Fleta y Gutiérrez León, 2011):
- recordar hechos recientes, por lo que suelen preguntar varias veces lo mismo.
- tomar de decisiones.
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2. OBJETIVO
Objetivo General
Objetivos Específicos
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3. SINTOMATOLOGÍA Y CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
Los criterios diagnósticos más aceptados y utilizados para la EA, en la actualidad
sobretodo en el ámbito clínico, han sido los elaborados por:
Dichos criterios diagnósticos poseen una serie de características comunes. Para realizar
un diagnóstico de EA es necesario que:
Por otro lado, pese a que existe cierto consenso entre los criterios diagnósticos de estos
cinco sistemas de clasificación, también muestran algunas diferencias. En los criterios
diagnósticos de la CIE-10 la duración de la sintomatología debe ser por lo menos de seis meses
lo cual no se recoge en el resto de propuestas realizadas. Otra de las diferencias está en que en
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la CIE-10 se recogen dos tipos de demencia según la edad de inicio de los síntomas: de inicio
temprano (<65 años) y de inicio tardío (> 65 años). Además, los criterios diagnósticos de la
CIE-10 especifican para cada subtipo aspectos del curso clínico y ciertos déficits
característicos: los casos de inicio temprano deben tener un “inicio y evolución rápidos” y un
tipo característico de afectación cognitiva (p. ej., afasia), mientras que los casos de inicio tardío
deben caracterizarse por un inicio muy lento y gradual donde predomine el deterioro de la
memoria sobre otras pérdidas intelectuales.
Los cinco sistemas de clasificación están de acuerdo en que la memoria suele producir
una alteración cognitiva global; no obstante, los criterios establecidos por el grupo NINCDS-
ADRDA, por la Sociedad Norteamericana de Psiquiatría (DSM-V) y por la SEN especifican
que se tiene que confirmar el proceso demencial mediante la realización de una evaluación
neuropsicológica pudiéndose realizar el diagnóstico mediante tres grados de certeza: posible,
probable y definitiva.
Según Fidel Romano, Nissen, Del Huerto Paredes y Parquet (2007), hay que realizar
numerosos exámenes neurológicos [para detectar indicios de enfermedades en alguna parte del
sistema nervioso que pudieran ayudar al deterioro cognitivo (Feria Ochoa, 2005)],
neuropsicológicos [ayudan a diferenciar las fuerzas y debilidades relacionadas con la
demencia, así como las relaciones emocionales del paciente; identifican las deficiencias reales
relacionadas con la función cerebral deteriorada (Feria Ochoa, 2005)] y psiquiátricos [evalúan
si hay enfermedades psiquiátricas como depresión profunda o desórdenes en la personalidad
(Feria Ochoa, 2005)] separados en el tiempo para realizar un diagnóstico lo más certero posible
de EA. De esta forma es factible excluir otras causas de demencia. Para diagnosticar a un
paciente de EA es fundamental realizar (Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y
Otras Demencias, 2010):
Una historia médica completa que incluya información sobre la salud general de la
persona, los problemas médicos anteriores y cualquier dificultad que la persona tenga
en las actividades diarias.
Diversas pruebas médicas complementarias tales como:
a) exámenes de sangre, orina y bioquímicos que ayudan al médico a encontrar otras
posibles enfermedades que causan estos síntomas.
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b) Exámenes genéticos: Existen tres genes que se han asociado a formas preseniles
(formas tempranas, <60 años). autosómicas dominantes de la enfermedad:
b.1) El gen que codifica para la proteína precursora del péptido β-
amiloide (APP). Se encuentra en el cromosoma 21q. Los pacientes con
síndrome de Down (trisomía 21) desarrollan depósitos amiloides y las
características neuropatológicas de la EA a los 40-49 años (García Closas,
2011). El procesamiento de la APP por la β y γ secretasas genera el péptido
Aβ. Las mutaciones en la APP incrementan la cantidad total de Aβ o de
forma selectiva los niveles de Aβ42. Hasta la fecha se han descrito 20
mutaciones ligadas al desarrollo de EA, con edad de inicio en 45-65 años.
Han sido descritas recientemente duplicaciones en la APP que producen EA
de inicio precoz con CAA (angiopatía cerebral amiloidótica). En total las
mutaciones de APP constituyen < 1% del total de casos de EA (Manzano et
al., 2009).
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c) Electrocardiograma (ECG). Es una grabación de la actividad eléctrica del corazón.
El médico puede usar esta prueba para ayudar a descartar otras enfermedades que
pueden causar síntomas parecidos a las de la EA.
d) Electroencefalograma (EEG). Donde se puede observar la actividad eléctrica del
cerebro. Puede dar un buen índice del estado general de la actividad cerebral.
Ayuda a determinar si existen otras enfermedades del cerebro, aunque no puede
diagnosticar específicamente la EA (Feria Ochoa, 2005).
e) Exámenes del cerebro con escáner (TAC) o con Resonancia Magnética Nuclear
(RMN). Revelan anomalías en la parte medial del lóbulo temporal. En los casos
avanzados es posible observar la corteza cerebral atrófica adelgazada y ventrículos
laterales dilatados. También pueden revelar tumores, evidencia de derrames
pequeños o grandes, daño a causa de lesiones por traumas severos de cabeza o
acumulación de líquido.
f) Tomografía por Emisión de Positrones (TEP) permiten determinar la existencia de
un metabolismo cortical disminuido. En general las personas con EA no suelen
tener grandes alteraciones en estas pruebas, como mucho la presencia de atrofia
cerebral (un cerebro disminuido de tamaño).
g) Pueden ser útiles las alteraciones de los niveles de los péptidos amiloides o de la
proteína tau en el líquido cefalorraquídeo.
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Figura 2. Criterios diagnósticos para EA del Nacional Institute on Aging - Alzheimer’s
Association. (Hernández Fleta, J., & Gutiérrez León, M. 2011, p.78). Recuperado de:
http://www.isfie.org/documentos/mafe.pdf
Con los datos recogidos anteriormente se pueden descartar otras causas de demencia,
algunas de las cuales pueden recibir tratamiento curativo, como por ejemplo la falta de
hormonas del tiroides, la depresión, efectos de fármacos sedantes o algunas enfermedades
cerebrovasculares. También se necesitan descartar condiciones como infecciones, deficiencias
vitamínicas, problemas tiroideos, tumores cerebrales, efectos secundarios de fármacos y
depresión Además, la forma de aparición de la demencia (si ha sido bruscamente o más
gradualmente) nos ayuda a decidir el tipo de demencia que afecta a la persona atendida. Como
ya hemos comentado con anterioridad la EA se caracteriza por un deterioro progresivo, sin
cambios muy bruscos (Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y Otras
Demencias, 2010).
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- Envejecimiento natural. Los síntomas de la EA pueden pasarse por alto ya que se
asemejan a las señales del envejecimiento natural. Estos síntomas incluyen olvido, pérdida de
la concentración, pérdida de peso sin explicación y problemas motrices, incluyendo
dificultades leves para caminar (Rohde Calderón, 2009).
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- Hidrocefalia normotensiva. Es un tipo de demencia leve, de inicio insidioso y está
precedida por alteraciones de la marcha e incontinencia urinaria, no tiene más características
cognitivas corticales propias de la EA. Los estudios de neuroimagen permitirán determinar la
dilatación ventricular en ausencia de atrofia cortical y la inversión del flujo del LCR (Acosta
et al., 2012).
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– Estimar a nivel médico-legal el grado de deterioro cognitivo como apoyo a las
interpretaciones de testimonios y peritaciones judiciales, o de cara al establecimiento de
indemnizaciones.
En general, para la valoración del estado cognitivo de los pacientes existen diferentes
instrumentos, se pueden agrupar en tres grandes grupos:
A. Los test de cribado. Son test de fácil aplicación y que requieren poco tiempo para su
aplicación. Evalúan distintos ámbitos cognitivos, como la orientación, la memoria, el
lenguaje, la lectura o las praxias. La puntuación que obtenemos nos proporciona el
índice del estado cognitivo, que a partir de un punto de corte nos da una posible
patología. Estos test nos ayudan a seleccionar a aquellos pacientes a los que es preciso
realizar una exploración neuropsicológica más detallada, pero nunca nos darán un
diagnóstico definitivo. Un buen test de cribado debe ser (Meneu García, 2014):
o Rápido de realizar (debe durar 10 minutos o menos).
o Fácil, puesto que los emplean médicos o profesionales sanitarios que no son
expertos en demencias.
o Simple (cuanta menos instrumentación mejor).
o Aplicable a todo tipo de personas, incluidas las analfabetas.
o Adaptable a todos los idiomas y entornos culturales.
o Además, deben evaluar distintos dominios cognitivos (como lenguaje, memoria,
praxias, etc.) y, por supuesto, su uso no puede estar restringido.
Existen muchos test de este tipo, a continuación se detallan los más importantes
(Meneu García, 2014):
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especialmente en ancianos. Su práctica toma únicamente entre 5 y 10 minutos,
por lo que es ideal para aplicarse en forma repetida y rutinaria.
Test del reloj. Consiste en pedirle al paciente que dibuje un reloj cuyas
manecillas marquen una hora determinada (once y diez en países de habla
hispana). Se puede realizar a la orden y a la copia. Es un test rápido y no se ve
tan influido por el nivel cultural del sujeto, aunque no evalúa la memoria
inmediata.
Test de Pfeiffer. Consta de 10 ítems que evalúan orientación, información y
memoria, y un cálculo simple.
Eurotest. Consiste en una prueba breve y fácil que emplea monedas de curso
legal (euros), y que no se ve afectada por el nivel cultural del paciente;
además, es extrapolable a los países que empleen el mismo tipo de moneda.
Test de los 7 minutos. Combina pruebas de orientación, memoria facilitada y
fluidez (enumerar nombres de animales en un minuto), junto con el test del
reloj. La evidencia clínica es que, por norma general, aplicarlo cuesta mucho
más de 7 minutos.
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variables (edad, nivel educativo, etc.) que afectan al rendimiento de los individuos en
estas pruebas (Tirapu Ustárroz, 2007).
Las baterías generales más usadas son las siguientes (Meneu García, 2014):
Memoria
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Las alteraciones de la memoria en una EA inicial, se diferencian poco de las observadas
en el envejecimiento normal. Por ello, uno de los objetivos de los estudios neuropsicológicos
es diferenciar los rasgos que caracterizan y distinguen a la EA del envejecimiento normal. Los
trastornos de memoria se van presentando de forma insidiosa y afectando a los hechos
recientes, con lo que se alteran las actividades diarias en sus aspectos sociales, familiares y
profesionales. En algunos casos el paciente es plenamente consciente de sus defectos de
memoria y presentan reacciones de ansiedad y de depresión. Con la evolución progresiva de la
EA, la memoria va empeorando dando lugar a una desorientación temporal y espacial con una
implicación importante en la autonomía del paciente. En cuanto a la desorientación, en primer
lugar se manifiesta en tiempo, posteriormente en espacio y finalmente en persona (Alberca
Serrano & López-Pousa, 2002).
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adquieren por repetición). Dichos automatismos pasan a ser recuerdos bien consolidados, por
lo que se convierten en recuerdos estables que apenas se olvidan en individuos sanos y tardan
en alterarse en la EA (Arnedo Montoro, Bembibre Serrano, & Triviño Mosquera, 2013).
Con lo que respecta a la atención, en los estadios iniciales los sujetos con EA presentan
déficit en la atención selectiva (capacidad para dirigir la atención sobre un estímulo relevante e
inhibir otros irrelevantes), principalmente en aquellas tareas que requieren inhibición de
respuestas, selección y cambio atencional rápido. Después, en estadios moderados y severos de
la enfermedad, se observan alteraciones en la atención dividida (capacidad para prestar
atención a dos o más estímulos relevantes al mismo tiempo) y en la atención sostenida
(capacidad para mantener el foco atencional durante un periodo largo sobre un estímulo
relevante) (Arango Lasprilla et al., 2003). En contraste, la capacidad de enfocar y mantener la
atención general, sólo se ve afectada en etapas posteriores de la enfermedad (Weintraub,
Wicklund, & Salmon, 2012).
Lenguaje
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En la fase inicial de la EA, pueden aparecer dificultades del lenguaje en forma de
anomia (desorden neuropsicológico, caracterizado por la dificultad para recordar los nombres
de las cosas), de perífrasis o de nombres poco específicos, impresión semántica, alguna palabra
ómnibus, latencias, circunloquios y pobreza discreta de contenidos. Los pacientes pueden
presentar puntuaciones bajas en tareas de evocación categorial (p. ej., dar nombres de animales
en cierto tiempo). Las tareas de evocación categorial permiten conocer las capacidades léxico-
semánticas, pero están condicionadas por otros componentes cognitivos de la tarea como son la
memoria a corto plazo y las actividades ejecutivas (Alberca Serrano & López-Pousa, 2002).
Las capacidades visoespaciales se dañan en los primeros estadios de la EA. Uno de los
primeros síntomas que inquietan al paciente o a su grupo familiar, consiste en la pérdida de
orientación espacial, siendo relativamente frecuentes los episodios de desorientación en la calle
o en lugares públicos. A medida que progresa la enfermedad, los pacientes pueden confundirse
o perderse en su barrio, y en estadios más avanzados se desorientan en su propia casa (Román
García et al., 2005). Los cambios en la función visuoespacial son evidentes en las tareas
visuoconstructional y tareas que requieren habilidades visuoperceptivas y orientación visual.
Estudios han demostrado que cuando los pacientes de EA realizan una tarea de búsqueda visual
para identificar rápidamente los objetos sobre la base de un conjunto de dos o más
características que se procesan en diferentes regiones corticales (por ejemplo, color y forma),
tardan más tiempo en dar la respuesta en comparación de cuando se es necesario identificar
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objetos únicamente sobre la base de una sola característica. Las personas mayores reaccionan
más lentamente a los estímulos periféricos en comparación con los más jóvenes, y los
pacientes con EA muestran un mayor deterioro. Estos déficits pueden explicar la mayor
incidencia de accidentes automovilísticos en los pacientes con demencia EA (Weintraub,
Wicklund, & Salmon, 2012).
Lectura y escritura
Escritura. En la fase inicial de la EA, la escritura empieza por los aspectos más complejos,
estos es, por la selección de palabras y la producción adecuada de narraciones escritas.
Conforme avanza la EA se puede contemplar la reducción de las capacidades gráficas. En el
caso de la copia puede aparecer el fenómeno de aproximación y superposición al modelo
(closing-in) (Alberca Serrano & López-Pousa, 2002).
Apraxias y Agnosias
Las apraxias son movimientos que requieren una acción voluntaria, seguida de un plan
para ejecutarla (Acosta et al., 2012). Se producen tras la degeneración de los circuitos
frontoparietales y afectan a todas las modalidades: ideomotoras [consiste en la incapacidad de
llevar a cabo ante un pedido una tarea (Román García et al., 2005)], constructivas e ideatorias
[donde el paciente es incapaz de simbolizar de forma adecuada la sucesión o secuencia de
gestos vinculados a un acto motor (Román García et al., 2005)]. Una apraxia especialmente
llamativa en la EA es la del vestido. Los pacientes suelen equivocarse en las prendas que
seleccionan para vestirse (ropa de invierno en verano) y en su colocación (falda como camisa)
(Arnedo Montoro, Bembibre Serrano, & Triviño Mosquera, 2013).
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Las agnosias suelen aparecer también en todas las modalidades. Las visuales son típicas de
estadios más avanzados. Es muy evidente la prosopagnosia; al principio con personas menos
conocidas, pero luego los con conocidos e incluso cuidadores; al final, no reconocen ni su
propia cara en un espejo. Otro tipo de agnosia característico, es la gnosoagnosia o dificultad
para reconocer la presencia de la enfermedad por parte del paciente (Arnedo Montoro,
Bembibre Serrano, & Triviño Mosquera, 2013).
Funciones ejecutivas
Personalidad y comportamiento
En fase inicial de la EA, es frecuente la inhibición social y el desinterés sobre uno mismo y
sobre el entorno, con aspecto de cuadro depresivo y exageración de las características previas
de personalidad. En ciertos casos pueden aparecer ideas delirantes alrededor de prejuicios o
celos, en otros, pueden destacar episodios de confusión psicoticós e incluso la indiferencia
afectiva (Alberca Serrano & López-Pousa, 2002).
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4. ESTADIOS O FASES DE EVOLUCIÓN
o Aprender y recordar
o Pensar y planear
FASE II: dura de 2 a 10 años. En esta fase de la enfermedad es donde se produce una
mayor alteración de la memoria reciente y de la memoria de evocación. Además, se
produce desorientación, falta de espontaneidad, problemas en comprensión, dificultad
manifiesta para leer y escribir, aumento del todo muscular, trastornos de la marcha,
falta de coordinación de los movimientos espaciales y gestuales, mala coordinación
de los músculos que facilitan el habla y reacciones desmesuradas, incluso agresivas,
con respecto al motivo desencadenante. Si no existe una adecuada estimulación, la
fatiga aumenta y la motivación disminuye. Hay presencia de miedos injustificados y
deambulación durante horas. La comunicación pierde calidad hasta llegar a hacerse
imposible. Se pierde también el equilibrio y se modifican y retardan los movimientos.
La creciente confusión hace que cada vez resulte más difícil enfrentarse a la vida
diaria, por lo que se pierde autonomía. Las regiones del cerebro que son importantes
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para la memoria, hablar y comprender el habla y entender la posición de su cuerpo
en relación a los objetos a su alrededor desarrollan más placas y marañas de las que
estuvieron presentes en las etapas tempranas. Muchas personas con la enfermedad de
Alzheimer son diagnosticadas durante estas etapas. (ver Figura 3)
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Enfermedad de Enfermedad de Enfermedad de
Alzheimer muy Alzheimer leve a Alzheimer severa
temprana moderada
A medida que el Alzheimer avanza, los ovillos neurofibrilares se extienden por todo
el cerebro (señalados en azul). Las placas también se extienden por todo el cerebro,
empezando en la neocorteza. Cuando llega la fase final, los daños se han extendido
ampliamente y los tejidos del cerebro se han encogido
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5. SUSTRATO NEUROANATÓMICO
Desde el punto de vista neuropsicopatológico, los sujetos con EA suelen presentar una
serie de cambios característicos a nivel macroscópico como microscópico (Arango Lasprilla et
al., 2003):
a) Placas seniles. Se distinguen dos tipos principales de placas seniles: las neuríticas y las
difusas. Las placas neuríticas son estructuras esféricas de unos 80 µm de diámetro
compuestas por una placa central de amiloide (péptidos fibrilares dispuestos en
láminas, plegados en forma beta) rodeada de neuritas distróficas, astrocitos y de
algunas células microgliales. Con la ayuda del microscopio elecrónico se puede
comprobar que estas neuritas de la placa contienen cuerpos densos de lisosomas,
mitocondrias, vesículas sinápticas y cúmulos de pares de filamentos plegados
helicoidalmente. Sin embargo, las placas difusas no contienen estas neuritas, tienen una
apariencia más amorfa y apenas contienen filamentos de amiloide o de β-amiloide no
esctructurado. Tanto las placas difusas como las neuríticas aparecen en diferentes
proporciones en el neocórtex y en otras regiones del cerebro en personas con EA. Las
neuríticas son más características de la EA, mientras que las difusas se encuentran
también en personas mayores sin demencia (Arango Lasprilla et al., 2003; Acosta et al.,
2012).
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b) Ovillos neurofibrilares. Se producen por la acumulación de fibrillas argirofílicas en
forma de haces citoplasmáticos, que se extienden por la dendrita apical en las neuronas
piramidales y en forma de ovillo en las multipolares y se caracterizan por la lesión
intraneural que afecta al citoplasma de las neuronas más grandes y rara vez afectan a
las medianas o a las pequeñas. Con el microscopio elecrónico se observa que los ovillos
neurofibrilares están formados por filamentos helicoidales pareados, hebras espirales
con una periodicidad característica compuestas predominantemente de una forma
fosforilada anormal tau, y una proteína asociada con los microtúbulos. En los pacientes
con EA estos ovillos neurofibrilares son muy frecuentes en las áreas entorrilanes e
hipocampales, en el locus coeruleus, en el núcleo de dorsal de rafe y en la corteza
cerebral. Por su estado de degeneración, los ovillos pueden ser intracelulares o
extracelulares La formación de los ovillos neurofibrilares está asociada con la muerte
neuronal y se ha encontrado una fuerte correlación entre la degeneración neuronal y la
transición de ovillos neurofibrilares intracelulares a los extracelulares. La proteína tau
normal es soluble, está asociada a los microtúbulos axonales y desempeña un papel
importante en la polimerización y estabilización de los mismos. En cambio en la EA, la
proteína tau está hiperfosforilada e hiperglucosilada. La consecuencia funcional
probable de estos cambios hace disminuir su capacidad de unión a los microtúbulos,
por lo que estos se despolarizan, alteran el transporte axonal y la neurotransmisión
sináptica, lo cual también provoca la muerte neuronal (Arango Lasprilla et al., 2003;
Loizaga Arnáiz, 2004; Acosta et al., 2012).
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d) Degeneración granulovacuolar. Consiste en una alteración de las neuronas y se
localizan exclusivamente en el citoplasma de las células piramidales del hipocampo y
en el núcleo amigdalino. Cada vacuola contiene un gránulo argerofílico denso. Este
gánulo muestra reacciones inmunoquímicas a la antitubulina y a ciertos anticuerpos
antineurofilamentos (Arango Lasprilla et al., 2003; Loizaga Arnáiz, 2004).
e) Cuerpos de Hirano. Son filamentos eosinofílicos en los que se pueden encontrar restos
de amiloide. Estos cuerpos contienen epítopos relacionados con microfilamentos,
neurofilamentos y microtúbulos. Estas estructuras se localizan en las neuronas
piramidales del hipocampo. En la EA son desplazados, frecuentemente, desde el estrato
lacunar (su posición usual) hacia el estrato piramidal (Arango Lasprilla et al., 2003;
Loizaga Arnáiz, 2004).
Figura 5. Cerebros con y sin Alzheimer. (Alzheimer’a Association, 2015) Recuperado de:
http://www.alz.org/espanol/about/el_alzheimer_y_el_cerebro.asp
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Figura 6. Células con y sin Alzheimer observadas a través del microscopio. (Alzheimer’a
Association, 2015) Recuperado de:
http://www.alz.org/espanol/about/el_alzheimer_y_el_cerebro.asp
Figura 7. Lesiones características de los cerebros afectados con EA. A) Una típica
placa neurítica en la cual se aprecia el depósito de fibrillas de β-amiloide estrechamente
asociado con neuritas distróficas. B) Ovillo neurofibrilar intracelular (ONFi) con la forma de
flama. C) Ovillo neurofibrilar extracelular (ONFe) que resulta de la muerte de la neurona.
(Acosta et al., 2012).
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6. TRATAMIENTO
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ayuda a retardar la progresión del deterioro cognitivo y puede ser eficaz para
algunos pacientes en el temprano a etapas intermedias (BrightFocus Fundation,
2013). Hay tres fármacos de este grupo aprobados para el tratamiento de la EA:
donepezilo, rivastigmina y galantamina; no hay evidencia de las diferencias entre
ellos en cuanto a eficacia (Castillo & Villagrasa Sebastián, 2014):
Aricept® (donepezil): Eficaz para una temprana, moderada y severa EA y
lo que hace es prevenir la descomposición de la acetilcolina en el
cerebro efectos secundarios más comunes: diarrea, mareo, pérdida de
apetito, calambres musculares, náuseas, cansancio, dificultad para dormir,
vómitos, pérdida de peso (BrightFocus Fundation, 2013).
Exelon® (rivastigmina): Eficaz para una temprana a moderada EA y
previene la descomposición de la acetilcolina y butirilcolina (una
sustancia química similar a la acetilcolina) en el cerebro efectos
secundarios más comunes: náuseas, diarrea, aumento de la frecuencia de
los movimientos intestinales, vómitos, debilidad muscular, pérdida de
apetito, pérdida de peso, mareos, somnolencia y malestar estomacal
(BrightFocus Fundation, 2013).
Razadyne® (galantamina): Eficaz para una temprana a moderada EA y
previene la descomposición de la acetilcolina y estimula los receptores
nicotínicos para liberar más acetilcolina en el cerebro efectos secundarios
más comunes: náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de peso, mareos, dolor
de cabeza, cansancio (BrightFocus Fundation, 2013).
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glutamatérgico y otros fármacos cuyo mecanismo de acción en esta patología no se
conoce claramente, pero que parecen prometedores (Rocha Mercado y Aguilar
Benavides, 2009). La memantina, Es un antagonista no competitivo del receptor
NMDA, con moderada afinidad al mismo. Esta acción se considera que previene la
neurotoxicidad debida a la persistente sobreestimulación de los receptores NMDA
provocada por el glutamato, lo que parece tener una implicación relevante en la
patogenia de la EA (Castillo & Villagrasa Sebastián, 2014). Promueve la actividad
fisiológica, al modular el receptor NMDA involucrado en mecanismos de
aprendizaje y memoria (Acosta et al., 2012).
A continuación se va a detallar que fármacos se podrían usar para los distintos sistemas
específicos (ver Figura 8):
32
Figura 8. Ventajas e inconvenientes sobre medicamentos para tratar la EA (Rocha Mercado y
Aguilar Benavides, 2009, p. 5).
Debido a que no hay ningún tratamiento farmacológico específico que resulte eficaz
para tratar la EA, el tratamiento no farmacológico resulta de vital importancia y es deseable
siempre que sea posible.
33
- Ergoterapia. Es bueno también que realice actividades manuales, juegos con
pintura, con barro y costura, siempre bajo la supervisión continua de alguien si ha
de utilizar algún instrumento.
- Estimulación social. Hay que fomentar que vengan sus amigos y no hablar como si
no estuviera cuando se reciba una visita.
- Estimulación física. El ejercicio físico mejora los efectos del envejecimiento sobre
la salud física y psíquica de las personas mayores y también se ha demostrado la
existencia de una relación entre la práctica habitual de alguna actividad física y un
menor deterioro cognitivo. El ejercicio también promueve un mejor estado de
ánimo y una mejora de la calidad de vida de pacientes con deterioro cognitivo leve,
por lo que es una actividad recomendable en estas fases iniciales. En personas con
EA establecida, los programas centrados en el fortalecimiento y resistencia de la
musculatura más relacionada con las AVD puede ser una práctica recomendable.
Conviene que pasee a menudo, que no esté sentado mucho tiempo y, si es posible,
hacer una pequeña tabla de gimnasia de veinte minutos diariamente para que mueva
todas las articulaciones.
- Modificación del entorno. Existen otras intervenciones no farmacológicas, citadas
con frecuencia, pero para las que no se dispone aún de evidencia concluyente sobre
su utilidad. Dentro de este grupo hay que considerar, fundamentalmente, las
estrategias de modificación del entorno, como la estimulación con luz, la retirada de
los espejos, el etiquetado de los enseres cotidianos o el mantenimiento de las
puertas abiertas. Aunque hay numerosas publicaciones a este respecto, la mayoría
son estudios con muestras pequeñas o estudios de casos que no permiten extraer
conclusiones sobre su eficacia, aunque pueden ser de utilidad en determinadas
personas.
34
Última noticia sobre las investigaciones en el tratamiento del Alzheimer:
35
Figura 9. Un tratamiento elimina en monos las placas que pueden causar el Alzheimer (Yu et
al., 2014). Recuperado de : http://elpais.com/elpais/2014/11/05/ciencia/1415212610_521889.html
36
7. FACTORES DE RIESGO Y PREVENCIÓN
Los científicos saben que la EA implica el fallo de las células cerebrales pero no se conoce
el por qué. Sin embargo, han identificado ciertos factores de riesgo que aumentan la
probabilidad de que una persona desarrolle el Alzheimer (Snell, 2008):
La edad es el factor de más riesgo para la EA. La mayoría de las personas con esta
enfermedad tienen más de 65 años de edad. La probabilidad de desarrollar el
Alzheimer casi dobla cada cinco años después de cumplir los 65 años. El riesgo
aumenta a casi un 50 por ciento para las personas mayores de 85 años de edad.
El historial genético de su familia. Los resultados de los estudios científicos indican
que aquellas personas que tienen un padre o un hermano con Alzheimer tienen un
riesgo dos o tres veces más alto de desarrollar la enfermedad. El riesgo aumenta si más
de una persona en la familia tiene la enfermedad. Alrededor de un 40% de los sujetos
afectados de EA presentan una incidencia familiar de demencia. Los científicos han
identificado un gen que aumenta el riesgo del Alzheimer pero no garantiza que el
individuo vaya a desarrollar la enfermedad. También han descubierto ciertos tipos de
genes poco comunes que casi garantizan el desarrollo de la enfermedad. Estos genes
han sido detectados en solamente unos cientos de familias extendidas en todo el mundo
y representan menos de 5 por ciento de los casos de Alzheimer. Los expertos creen que
la mayoría de los casos es debido a una combinación compleja de influencias genéticas
y no-genéticas. Se han hallado varios genes anormales, cada uno de los cuales conduce
a un síndrome clínico y anatomopatológico similar, sólo con variaciones en la edad de
inicio y la velocidad de progresión, que sugieren diferencias en los mecanismos
patológicos. Por ejemplo, se ha demostrado que algunos casos de EA familiar tienen
mutaciones en varios genes (App, presenilina 1 y presenilina 2).
Tabaco.
Alcohol.
37
Educación. Se ha recogido un incremento de la EA entre las personas con menor
educación.
Hay estrategias para el envejecimiento sano total que pudieran ayudar a mantener sano
el cerebro y dar protección contra el Alzheimer. Estudios realizados por la asociación del
Alzheimer muestran una conexión entre la salud del cerebro y la salud del cuerpo (Alzheimer’s
Association, 2007).
Mantener una dieta saludable que incluya pescado, frutas y vegetales, pan, cebada y
otros cereales, aceite de oliva y vino tinto.
Beber alcohol puede tener algunos beneficios protectores. No obstante, recuerde no
beber mucho alcohol. Esto significa dos vasos por día para los hombres y un vaso por
día para las mujeres, como máximo.
No fumar
Hacer ejercicio con regularidad.
Realizar actividades mentalmente estimulantes.
38
8. COMUNICACIÓN DEL DIAGNÓSTICO Y CUIDADO DEL
ENFERMO CON EA
Una vez que se hayan completado los exámenes, el doctor revisará los resultados y
compartirá sus conclusiones. Un diagnóstico de Alzheimer refleja el mejor juicio de parte del
doctor acerca de la causa de los síntomas que la persona tiene. El paciente puede pedirle al
doctor que le explique lo siguiente (Alzheimer's Association, 2014):
No todos los individuos están preparados para actuar cuando conocen que tienen una
enfermedad incurable de mal pronóstico. Algunos tienen una reacción que les conduce a la
depresión y con lo que se acentúan más los síntomas de demencia. Otros no aceptan la
enfermedad, creen que los médicos se han equivocado. Esto mismo puede ser una reacción de
los familiares, que buscan otras opiniones para confirmar el diagnóstico (Asociación de
Familiares de Enfermos de Alzheimer y Otras Demencias, 2010).
39
fijar metas a largo plazo, conviene trabajar por el presente y por el futuro inmediato. Todos los
miembros de la familia deben estar informados y participar en la medida de sus posibilidades
del cuidado del enfermo. El cuidado de un enfermo de Alzheimer, a menudo ocupa todo el
tiempo libre de la persona que lo atiende. El cuidador no debe alejarse del resto de la familia ni
de los amigos. Los demás también le necesitan. La persona que cuida al enfermo sufre
numerosos trastornos físicos y psíquicos. Muchos cuidadores se ven obligados a dejar su
trabajo y sus amigos. Esta situación produce una gran angustia (ver Figura 10).
Emociones como la apatía y la depresión, que son frecuentes durante las primeras
etapas medias de la enfermedad (del 40 al 60% de los pacientes), otra tales como agitación
(30%), irritabilidad (30%), delirios (10 a 20%), comportamiento aberrante del motor (15 a
30%) y alucinaciones (6 a 10%) puede ser muy molestos para el paciente y el cuidador
(Pongan et all., 2014). Estas emociones tienen consecuencias significativas para el paciente y
la familia, ya que pueden dar lugar a dificultades en las actividades de la vida diaria e interferir
con la calidad de vida de los pacientes. Se asocian con deterioro cognitivo más rápido.
Aumentan el riesgo de hospitalización, así como el desarrollo de otras complicaciones de la
demencia. Además, pueden llevar a un aumento en los problemas de salud de los cuidadores y
una disminución de su calidad de vida. La gravedad de estas emociones estaba conectada con
la carga y el estado psicológico de los cuidadores. Todas estas consecuencias resultan en un
aumento de los gastos en salud. Por último, pueden precipitar un hogar de ancianos,
independientemente de deterioro cognitivo (Pongan et all., 2014).
Figura 10. Consejos para aquellos que cuidan de una persona con Alzheimer. (Association, A.
2007, p 25). Recuperado de: http://www.alz.org/national/documents/sp_brochure_basicsofalz.pdf
40
Tipos de intervenciones sobre la persona cuidadora.
Quienes cuidan tienen que estar preparadas para responder ante las tareas,
tensiones y esfuerzos que supone el cuidado, afrontando una situación con dedicación y
esfuerzo y en cuyo camino se van viendo expuestas a emociones y sentimientos en
ocasiones contrapuestos. Por un lado pueden aparecer sentimientos de satisfacción por
la labor realizada, por ayudar al bienestar del ser querido, pero por otro pueden aparecer
sentimientos de impotencia, frustración, culpabilidad y soledad o tristeza entre otros por
eso hay que darle mucho apoyo a la persona cuidadora y enseñarle técnicas de tipo
cognitivo-conductual dirigidas a manejar el estrés derivado del papel de cuidador/a
(resolución de problemas, reestructuración cognitiva). También hay que aplicar una
rutina de servicios dirigidos a aliviar la carga (ayuda en el domicilio, ingreso de respiro,
centro de día, etc.) de forma no individualizada (Hernández Fleta y Gutiérrez León,
2011).
41
Última noticia de actualidad:
Figura 11. Científicos catalanes desarrollan un aparato portátil para detectar el VIH o el
Alzheimer (Diéguez, 2014). Recuperado de: http://www.abc.es/salud/noticias/20140810/abci-
dispositivo-como-detectar-alzheimer-201408101330.html
42
9. CONCLUSIONES
Hoy en día disponemos de mucha información sobre la EA, aunque, es
importante seguir con la investigación que permita mejorar la calidad de vida de los
pacientes que padecen esta enfermedad mediante diagnósticos más tempranos y precisos
y tratamientos más adecuados.
Con la búsqueda que he hecho para este TFG, me he podido dar cuenta de cómo
el transcurso de la EA puede perjudicar a las personas, observar los cambios en sus
capacidades y funciones cognitivas y del declive de las mismas. Hay muchas áreas del
cerebro que se ven gravemente afectadas, hasta tal punto que los pacientes que la
padecen fallecen por la imposibilidad ya hasta de poder respirar, porque eso les cuesta
mucho trabajo y esfuerzo y que en muchas ocasiones se ha llegado a decir que los
enfermos están en estado vegetal, ya que están inmóviles y dependen de otros: que les
laven, les peinen, les muevan, les hablen, les vistan, les alimenten, etc.
Esta enfermedad aún no tiene cura conocida actualmente. Por ello que su
tratamiento se basa sobre todo tratar de mejorar la calidad de vida del enfermo y retrasar
el progreso de la enfermedad mediante fármacos anticolinesterásicos y otras técnicas no
farmacológicas que tengan que ver con la estimulación de la persona enferma. Es
importante también destacar el rol que desempeña el apoyo familiar, la práctica de
actividades físicas e intelectuales estimulantes y la persona que cuida al enfermo.
43
10. BIBLIOGRAFÍA O REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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monos las placas que pueden causar alzhéimer. El País, págs. 1-2.
49
11.ANEXOS
ANEXO I. Criterios diagnósticos para la EA según SEN
50
funcional) exclusiva de lóbulos frontales o/y polos temporales, en estadio intermedio o
avanzado de la demencia.
G. Electroencefalograma, o cartografía cerebral, normal en estadios avanzados de la demencia.
Enfermedad de Alzheimer probable:
Deben cumplirse los criterios I, II y III y hallarse ausentes los elementos de V.
Enfermedad de Alzheimer posible:
Se cumplen todos los criterios I, II y III, excepto uno de Ib, Ic o Id, o se da uno o más de V.
Enfermedad de Alzheimer confirmada:
o Enfermedad de Alzheimer probable o posible + criterios neuropatológicos de EA, o
o Demencia
+ criterios neuropatológicos de EA
+ ausencia de otras alteraciones neuropatológicas que pudieran causar demencia, o
o Demencia familiar
+ presencia de una de las mutaciones conocidas como productoras de EA autosómica
dominante (en los genes de la presenilina 1 [cromosoma 14], la presenilina 2 [cromosoma
1] o la proteína precursora del amiloide [cromosoma 21])
Deterioro cognitivo leve atribuible a enfermedad de Alzheimer incipiente
o Deben cumplirse las manifestaciones de I, en un paciente con “deterioro cognitivo ligero”
o Deben estar presentes los elementos de II y III, y
o al menos uno de IVa, IVb, IVc, y
o al menos uno de IVd, IVe, IVf, y
o hallarse ausentes los de V
Demencia combinada:
o Demencia
+ alteraciones clínicas o neuropatológicas características de al menos dos entidades
nosológicas que podrían contribuir a la producción del deterioro cognitivo.
“Enfermedad de Alzheimer con enfermedad vascular cerebral asociada”
o Enfermedad de Alzheimer probable
+ evidencia en la neuroimagen de lesiones vasculares cerebrales, o
o Demencia
+ criterios neuropatológicos de EA + presencia concomitante de lesiones cerebrales
vasculares.
Figura 12. Criterios diagnósticos para la EA según SEN (Robles et al., 2002).
51
ANEXO II. Criterios NINCDS-ADRDA para el diagnóstico de la EA
52
B. Presencia de una segunda alteración, cerebral o sistémica, que podría producir demencia pero
que no es considerada por el clínico como la causa de esta demencia
C. En investigación, cuando se produce deterioro gradual e intenso de una única función
cognitiva, en ausencia de otra causa identificable.
6. Criterios para el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer definitiva:
A. Criterios clínicos de “enfermedad de Alzheimer probable”, y
B. Comprobación histopatológica, obtenida a través de biopsia o autopsia.
53
ANEXO III. Criterios CIE-10 para el diagnóstico de la EA
A) Enfermedad de Alzheimer de inicio precoz: demencia en la EA que se inicia antes de los 65 años. Se
asocia a un deterioro relativamente rápido y a un marcado trastorno de todas las funciones corticales
superiores (afasia, agrafia, apraxia y alexia) que se presentan de forma relativamente precoz en el curso de
la demencia en la mayoría de los casos. Los antecedentes familiares de EA contribuyen al diagnóstico pero
no son un factor necesario para el mismo, como lo son los antecedentes familiares de Síndrome de Down o
de linfoma. Los criterios diagnósticos son:
I. Los criterios para demencia en la EA deben ser cumplidos en su totalidad y la edad de inicio debe ser
antes de los 65 años.
II. Al menos uno de los siguientes criterios debe ser cumplido:
a) Evidencia de un inicio y progresión relativamente rápida.
b) Además del trastorno de memoria, hay afasia, agrafia, alexia, acalculia o apraxia (indicando la
presencia de compromiso de los lóbulos temporal, parietal y/o frontal).
B) Enfermedad de Alzheimer de inicio tardío: demencia en la EA en donde el inicio clínicamente
observable es después de los 65 años, usualmente cerca de los 70 años o después, con una progresión lenta
y usualmente con trastornos de la memoria como rasgo principal. Los criterios diagnósticos son:
I. Los criterios para demencia en la EA deben ser cumplidos en su totalidad y la edad de inicio debe ser
después de los 65 años.
II. Al menos uno de los siguientes criterios debe ser cumplido:
a) Evidencia de un inicio muy lento y de una progresión gradual (3 años o más evaluados
retrospectivamente).
b) Predominio del trastorno de la memoria sobre el trastorno intelectual.
C) Enfermedad de Alzheimer atípica o mixta: demencia en la EA que no cumple los criterios de las dos
anteriores; se incluye demencia mixta (Alzheimer y vascular). Se trata de demencias con importantes
rasgos atípicos o que cumplen ambos criterios de las demencias de inicio precoz y tardío.
D) Enfermedad de Alzheimer inespecífica: no hay criterios específicos definidos.
54
ANEXO IV. Criterios diagnósticos según DSM-V para la EA
55
Figura 15. Criterios diagnósticos según DSM-V para la EA (American Psychiatric Asociation,
2014).
Memoria inmediata.
Memoria de orientación temporal.
Memoria remota semántica.
Memoria de evocación libre.
Memoria de evocación con pistas.
Tiempo medio de aplicación
56
solo el total obtenido, sino también los puntos de cada apartado (De la Vega &
Zambrano, 2011).
Advertencia
El T@M, como test cognitivo de cribado, no sirve por sí solo para diagnosticar una
demencia, aunque sí para seleccionar a aquellos sujetos a los que conviene
examinar más profundamente porque lo sugieran los resultados obtenidos en este
test (De la Vega & Zambrano, 2011).
57
58
ANEXO VI. Memory Impairment Screen (MIS)
59
ANEXO VII. Alzheimer Disease Assessment Scale (ADAS)
60
CONDUCTA COGNITIVA CONDUCTA NO COGNITIVA
Recuerdo de palabras Lloros
Ordenes Depresión
Denominación de objetos y dedos Concentración/distractibilidad
Praxis constructiva Falta de cooperación en los tests
Praxis ideatoria Ideas delirantes (delusiones)
Orientación Alucinaciones
Reconocimiento de palabras Deambulación
Recuerdo de las instrucciones de la
Incremento de la actividad motora
prueba de memoria
Capacidad en el lenguaje hablado Temblores
Comprensión del lenguaje hablado Incremento/decremento del apetito
Dificultad en encontrar las palabras
adecuadas
61
62
63
64
65
ANEXO VIII. Cambridge Index of Mental Disorder in the Elderly (CAMDEX).
Es una prueba complete y larga que incluye una entrevista con el paciente, una
entrevista con el cuidador, un examen cognitivo (CAMCOG) y una parte en la cual se
anotan las observaciones clínicas. Los objetivos principales de esta prueba son permitir
diagnosticar la demencia siguiendo criterios clínicos operativos y estandarizados,
diferenciar entre enfermedad orgánica, demencia multiinfarto y depresión, valorar la
intensidad del deterioro, así como registrar la conducta y adaptación del paciente. Esta
entrevista estructurada incluye el Mini-examen cognitivo, el Mini-Mental State, la
Escala de demencia de Blessed, una escala de organicidad y otra de depresión. Esta
prueba está validada y adaptada a la población española (Arango Lasprilla et al., 2003).
- fluidez verbal
- el MMSE
- proxias constructivas
66
precisión. Esta batería ha sido traducida y adaptada al español (Arango Lasprilla et al.,
2003).
67