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ENRIQUE FLORESCANO, ETNIA, ESTADO Y NACION ENSAYO SOBRE LAS IDENTIDADES COLECTIVAS EN MEXICO AGUILAR ETNIA, ESTADO Y NACION © 1996, Enrique Florescano De est edicién © D.R.1997, Aguilar, Alea, Taurus, Alfguara S.A. de CV. Av, Universidad 767, Col. del Valle Mérico, 03109, DF. Teléfono 6888966 1+ Ediciones Santillana SA. Galle 861025. Bogors, Colombia + Santillana S.A. “Torrelaguna,60-28043. Madrid, Espafa, Santillana S.A, Avda San Felipe 731, Lima, Per Editor Sansilane S.A, Av. Romulo Gallegon, Ff Zulia Ler piso Boleita Nie. Caracas 1071, Venezu, 4+ Editorial Seni Ine P.O. Box 462 Hato Rey, Puerto Rico, 00919, “+ Sanillaa Publishing Company Ine 2043 N. W_87 th Avenue Mises, FL, 33172 USA, 1+ Ediciones Santillana SA(ROU) Javier de Viana 2380, Montevideo 11200, Uruguay. + “Aguila, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A Beazley 3860, 137. Buenos Aires, Argetina ‘Aguilar Chilena de Ediciones Lda. Dasro de Valdivia 92, Santiago de Chile + Sancilana de Costa Rea, S.A, ‘Apdo. Postal 878-1150, San José 1671-2080 Costa Rica Primera edicin en Aguilar: octubre de 1997 Drimersreimpresdn: febrero de 1998 ISBN: 968-19-0546-3, Disef: Proyecto de Enric Satué (© Disco de cubiera: Carlos Aguisre ini, Estado 9 nacn ttm de imprimir on febrero de 1988, cn LitogrficaIngramex,.A.de CV. Centeno 162, Col. Graniss amends, CP. 09810, México, DF. Diagramacion y formacion Victor Hugo Diaz Hirst: Cuidado de aes Sara Haseln yy Freja Conantes Inpresoen México Todos oe derahot reservados. Fata poblccn no pus se eee todo nice parte irxinada en anntide porn sta de ‘ecipeacis deinformacén ening forma pos ning meio 2 ‘pecnice, fxogumic, ctr, magne, rupee, par fneeopia ‘Seinlguec cr, sine! perazo previo por xin dees Indice PROLOGO 1. LA MATRIZ NATIVA La diversidad natural de Mesoamérica_ De la banda errante a las primeras organizaciones politicas: los olmecas Los reinos de la época clisica El derrumbe de la época clasica y la aparicion de los estados multiétnicos Los estados del Posclisico Ascenso y caida de la Confederacion Mexica El legado politico de los pueblos mesoamericanos II. Los INDIGENAS ¥ LA SOCIEDAD COLONIAL El origen de la discordia, Sujecion y sobrevivencia de la poblacion indigena 95 100 122 167 183 183 192 La diversidad étnica y cultural del virreinato “El arte de las artes”, © la ingenieria de la dominacion La organizacin estamental La violencia colectiva: una tipologia de sus manilfestaciones Causas y consecuencias de la violencia colectiva La patria criolla El embate de la ilustracion Persistencia y transformacion de la identidad indigena La participacion indigena en el escenario nacional III, Ex ESTADO NACIONAL Y LOS INDIGENAS El nacionalismo insurgente El rompimiento de la estructura centralista y la aparicién de los conflictos regionales Las pugnas entre las élites regionales y el resurgimiento de las rebeliones indigenas La campaiia ideologica contra los pueblos indios El malestar campesino: explosiones y reacciones, 1820-1870 Invasiones extranjeras, crisis politica formacién de la Guardia Nacional Una histeria colectiva: el fantasma de la guerra de castas La generacion de la Reforma y su proyecto de integracién nacional Secularizacién y afirmacion del Estado 209 215, 232 243 269 291 301 318 329 333 334 431 453 IV. SALDOS DE UN SIGLO DE LUCHAS INDIGENAS ¥ CAMPESINAS Guerra de castas 0 lucha de clases? Sobre las causas de las rebeliones campesinas La contradiccién generada por la Independencia: Ia oposicion entre las etnias, el Estado y la nacion Los efectos de las luchas campesinas en el desarrollo histérico nacional El ascenso del nacionalismo Las propuestas de fines de siglo para resolver la desintegracion de la nacion 473 474, 481 486 488 494 501 122 ETNIA, ESTADO Y NACION Ascenso y caida de la Confederaci6n Mexica Al comenzar el siglo Xi1, una banda de cazadores y recolectores que se hacia lamar mexica irrumpié en Jas tierras densamente pobladas del valle de México, Los habitantes de esta region, que tenian siglos de vivir en ella y cultivarla, los miraron con desprecio y apenas consintieron que se establecieran en las éreas libres de los margenes de la laguna, Doscientos afos mis tarde, los advenedizos se habian convertido en el pueblo dominante y encabezaban el Estado mas po- deroso de Mesoamérica, un dominio s6lo comparable al que diez siglos antes ejercié Teotihuacan en esa re- gion (FIG. I. 52), Del prodigioso ascenso de los mexicas a la supre- macia politica hay por lo menos dos versiones. La pri- mera, elaborada por los historiadores, intenta recons- truir el proceso real que los levé a esa posicion; la segunda es una versién mesiénica del destino mexica, fabricada por ellos mismos cuando estaban en la cis. pide de su poder y que sintetiza las pulsiones profun- das que animaron a sus dirigentes. En las paginas que siguen procuro unir ambas versiones con el propésito de presentar la interpretacién que me parece mas aproximada a la realidad historica. En las reconstrucciones del pasado mexica sobresa- Jen tres momentos decisivos de esa historia: la migra- cién desde el norte hacia el altiplano central, que cul- mina en la fundacién de México-Tenochtitlan; el triunfo sobre los tepanecas, que seftala el momento de inde- pendencia y ascenso del poder mexica; y la fundacion de la Triple Alianza, que inicia el periodo de expan- sién por los confines de Mesoamérica. Quiz una de las causas de la migracion de los pue- blos antiguamente asentados en el norte de México fueron los cambios climaticos ocurridos entre 1210 y 1310, cuando se resintieron un desecamiento en lo que LAMATRIZ NATIVA 123 ‘core 0 russia AZIECA Rechon aatan ees Bom t We fons Sees FIGURA 152. Bl salle de Mics bajo uber mesic. Ardedor dela antigua laguna de la Lan lot mexca tefl aah fndaron 2 chery centro pad Bn apa ecdetal se fund Tenechelan. Bla pats, ua por Us aguas dues ds lagas de Kchiiley Chale, eecirn pueblos comes 2onas ‘erie. Dib basa on Ca, Sway Beso, 1988, 1. 14 EINIA, ‘ADO Y NACION hoy es el sudoeste arido de Estados Unidos de Améri- ca, y una fuerte sequia entre 1276 y 1299, seguida por la desaparicion de bosques y la erosion del suelo, fe- n6menos que probablemente influyeron en el despobla- miento de esa region.” El empuje de los cazadores y recolectores del norte hacia el sur coincide también con el derrumbe del Estado tolteca (1200) y la disolucién de las fronteras que antes contenian a los pueblos ndmadas, Una consecuencia de esas perturbaciones es el arribo a la cuenca de México, durante el siglo Xill, de oleadas sucesivas de pueblos nortefios. Las fuentes nahuas Haman a esos grupos chichimecas, nitcleo de inmigrantes al que pertenecen los llamados matlatzincas, tepanecas, tlahuicas, malinalcas, colhuas, xockimilcas, chalcas y huexotzincas, cuyos relatos hist6ricos dicen que se asentaron en el altiplano antes que los mexicas. Hacia fines del siglo XIII estos grupos ha- bian fundado mas de cincuenta pequefias organizacio- nes politicas, cada una con su propio gobierno, su centro politico-religioso y sus frontcras reconocidas.™ Los textos que narran esas migraciones son recons- trucciones de acontecimientos ocurridos muchos afios antes. Sin embargo, no por ello dejan de informar sobre el proceso de choque y adaptacién que se dio entre los anti- gu0s y los nuevos pobladores. La entrada de los chichime- as por la parte oeste del lago de Tetzcoco, en la regién que mas tarde se lamaria Acolhuacan, tal y como la narran el Cédice Xolotl o el Mapa Quinatzin, describe un © Emmanuel Le Roy Ladurie, Hstri del cima desde l ano mil. México, Fondo de Cultura Economica, 1991, pp. 384387; véase también Michae) Coc, Dean Snow y Elizabeth Benson, Atlas of Ancient America, Nueva York, Facts on File Publications, 1988, p, 7 (Edward! E. Calne, “Patterns of Empise Formation in the Valley of Mexico, Late Posclassc Period, 12001521", en George A. Collier, Renato I. Rosaldo y John D. Wirth (comps), The Tica and dstee Sates, 1400-1800, Nueva Yrk, Academe Press, 1982, pp, 4462. Lor estudios mas recientes vobre el ‘origen y desarrollo del imperio mexica estan contenidos en la obra colect va publicada por Frances F, Berdan etal comps), Aztec Imperial Strategies, Washington, Dumbarion Oaks Research Library and Collection, 106. LA MATRIZNATIVA 125, proceso de aculturacion que ninguna otra fuente registra con tanta riqueza de detalles. En ese cddice, como en los anales y textos historicos nahuas, la figura central es el dirigente que conduce la migracién de su pueblo —en este caso, Xélotl. Las primeras laminas del codice mues- tran a los chichimecas que invaden las tierras del valle vestidos con pieles toscas, armados de arcos y flechas, en busca de lugares donde asentarse, Deciden explorar las areas no ocupadas de la parte oriental del valle; vi ven en lugares precarios y mas tarde fundan los pobla- dos de Oxtoticpac, Coatlinchan y Huexotla. No incursionan en la region de Chalco-Atenco, porque esa area ya esté habitada por grupos que viven en pueblos muy bien trazados, con plazas y templos de piedra labra- da, y campos cultivados, entre los que descuellan las chinampas, los sembradios permanentemente irtigados, El cédice pinta a los pobladores del sur de los lagos como gente civilizada que usa vestidos de algodn, habla una lengua elegante y conoce los secretos de la agricultura, los calendarios y la escritura. Habilmen- te, los chichimecas comienzan a casarse con las hijas de estos antiguos pobladores, aprenden los rudimen- tos de la agricultura intensiva y el regadio, y adoptan el néhuat! como lengua. Sus descendientes fundan el prestigioso reino de Tetzeoco, gobernado por lideres como Ixtlilxéchitl y Netzahualcéyotl, quienes estable- cen gobiernos regidos por leyes y le confieren im- portancia a los conocimientos agricolas, hidraulicos Y astronomicos. Ellos fueron los creadores de escue- las dedicadas a la formacion de los dirigentes y los fundadores de la biblioteca mis rica del altiplano central, con lo que adquirieron fama de ser un pue- blo civilizado.”” El transito civilizador de los némadas chichimecas también ejemplifica el paso de un grupo tribal a una 9 Vase ChulesF. Dibble, Gide Xda, México, Universidad Nacional Aut noma de Misco, 180, 2 vk; frome A, Ofer, Late end Pay Ate Teac, Cambri, Camlrige Univerty Pes, 2h Jose Las Mate, Necahall Vide yam, Mesico, Fondo do Citra Pesca 1975. 126. ETNIA, ESTADO Y NACION organizacién politica basada en un gobierno centra- lizado con marcadas divisiones sociales. Al entrar en contacto con los grupos supuestamente toltecas del valle, los jefes chichimecas cambiaron sus habitos de cazadores por las costumbres agricolas, al mismo tem: po que sus linajes hereditarios adoptaron las formas de gobierno de los cacicazgos y reinos del valle, Los Jefes tribales se casaron con las hijas de los antiguos gobernantes “toltecas” y de esta mezcla surgieron las dinastias hereditarias que gobernaron la regién has. ta la invasion espafola.” En el lado occidental del valle, se desarroll6 otro reino poderoso, gobernado por los tepanecas, que tuvo por capital a la ciudad de Azcapotzalco. El cacicazgo tepaneca alcanzé su momento de gran poderio bajo el gobierno de Tezozémoc, quien fue nombrado tlatoani en 1371. Tezozomoc se distingui6 por sus cualidades guerreras y por ser un estratega habil y un politico capaz de disenar grandes metas y realizarlas a través de los medios mas sutiles y prag- maticos. Una de las tacticas que empleé para exten- der el poder tepaneca fue la formacion de ejércitos dedicados al dominio de los pueblos vecinos, a los que luego les impuso tributos. Los mexicas entraron en contacto con ese reino poderoso por medio de la guerra, pues Tezoz6moc los hizo soldados auxilia- res de su ejército, Bajo la direccién de los capitanes tepanecas, los mexicas se volvieron diestros en las tecnicas guerreras y en el negocio de obtener tribu: tos de los pueblos sometidos. Aprendieron esas y otras artes en las incursiones que los tepanecas pro- movieron en la regién de Cuernavaca, los valles de Toluca y Puebla, y las tierras irrigadas del sur de la laguna.” La historia de los mexicas no se comprende sin la historia social y politica de los pueblos establecidos 2 Calnok, "Patterns of Empire Formation inthe Valley of Mexico”, pp 505 1 Richard F Townsend, The Ades, Landes, Thames ad Hudson, 182, pp 57 LA MATRIZ.NATIVA. 127 en los alrededores de la gran laguna antes de su lega- da. La mitica peregrinacion desde la nebulosa Aztlan comienza a tener visos de realidad cuando arriban al transparente anfiteatro del valle de Mexico, sembra- do de pueblos con una historia que se hundia en los tiempos mas remotos (F1G. I. 53). Apenas se ins- talan en Chapultepec, uno de esos sitios cargados de historia, suscitan la repulsa de los pueblos de Colhuacin, Azcapotzalco, Xaltocan, Chalco y Xo- chimileo (FiG. I. 54). De Chapultepec huyen hacia los terrenos pedrego- sos de Tizapan, donde los sefiores de Colhuacan los aceptan en calidad de vasallos y les imponen tributos humillantes. Sin embargo, su estancia en el pueblo en a sone ee “sgTEQUIXQUIAC. FIGURA 1.53 Hinrerio rbable dla wt fase 1 la migracton mesica ox tl salle de Mec. Dib basade om Dasergr, 1987 96: 128 ETNIA, ESTADO Y NACION FIGURA 154 Guerm de CChaputepec contra os rmsta. la dencha det Ueendarn cer sealed porn chap ka pie (cera det chapalta! ew al tatoant sma Hats Fentade ex ou toe, radeado porte ects (pe comorgen re Fuarafa tomada de Lafay, Manas Tsar, 1972, pl IX donde era fama que se habian refugiado los toltecas expulsados de Tula, los familiariza con ese legado que seguia siendo un simbolo de prestigio entre los linajes gobernantes del valle de México. Mas tarde, los mexi- cas diran que en Colhuacan entroncaron con el linaje tolteca y se haran lamar Culhua, Sin embargo, su re lacién con ese pueblo termina en una expulsion ver gonzosa, que sus cr6nicas ocultan. Vuelven entonces a vagar por las orillas de la laguna y otra vez son echados de todas partes. Acorralados en las ciénagas, no les queda més salida que refugiarse en un islote que nadie reclama, “en medio de los juncos, en me dio de las caiias”. Ahi se establecen y en 1325 0 1345 fundan una aldea, que aman México-Tenochtitlan. Uno de sus primeros actos es levantar un templo para el culto de Huitzilopochtli, el lider que los guié hasta ahi y a quien veneran como su dios patrono.” La aldea de México-Tenochtitlan se fund6 en el centro de un territorio poblado por importantes gru pos étnicos, entre ellos los culhuas, de ascendencia tolteca, al sur, los acolhuas al este, y los poderosos ‘Chestian Duvergor, El orgen de ls azteca, Mexico, Editorial Grialbo, 1987, pp. 40.95 y 232°241; Mary G. Hodge, “Political Organization of the Cental Provinces", en Frances F Berdan ef al (comps), Aster Imperial Strategies, pp. 17-45. LA MATRIZ.NATIVA 129 tepanecas al occidente (FIG. I. 55). Estos pueblos se habian mezclado tiempo atras con los habitantes mas, antiguos de la region, pero la convivencia entre gru- pos de etnias y tradiciones diferentes siempre fue con- flictiva, como lo muestran sus historias, Como quie- ra que sea, la competencia entre estados con poder semejante fue uno de los rasgos caracteristicos de la cuenca de México desde fines del siglo XTi, y uno de los estimulos que favorecié la aparicién de ambicio. 808 proyectos imperiales. EI buen discernimiento de los lideres mexicas los llevé a unirse con sus vecinos mas fuertes, los temi- 7 FIGURA 1.55. Princip i Les pape ies d a ewe CCaena de Mecca, Diba Dbacado on Hes, 198%, pian | 130 ETNIA, ESTADO Y NACION bles tepanecas, en calidad de tibutarios y guerreros. Por sus servicios recibieron tierras, uno de los premios mis codiciados por los vencedores de las guerras inter- mitentes y el mas escaso de los recursos del lugar. Asi, gracias a su desempefio como guerreros, los mexicas empezaron a ensanchar su base territorial, Cada triun- fo guerrero y cada asignacion de nuevos suelos se con- virtié en una celebracion de Huitzilopochtl, e! lider que los condujo a la tierra prometida.”* En la tradicion del valle de México solo dos grupos tenian acceso directo a la tierra. En primer lugar, los nobles, quienes podian adquirirla por herencia fami- liar, En segundo lugar, los macehualtin o campesinos, quienes tenian derecho a ella por ser miembros de un calpolli o barrio, una corporacién de antigua raigam- bre que tenia sus propios terrenos, templos y cultos. Cada calpolli disponia de parcelas de temporal o re- gadio (chinampas), y sus dirigentes acostumbraban asignar lotes individuales a los jefes de familia en for ma hereditaria, con la obligacion de pagar un tributo y servicios personales al calpolli y al altépetl, que era el Estado territorial mas amplio. Una de las primeras instituciones que los mexicas adoptaron de la tradicién politica del valle fue la del Hatoani (el que habla, literalmente), que concentra- ba la fuerza social y politica de los maltiples calpolli y también era la cabeza de un linaje extenso, cuyas ramas estaban representadas por un feteuctin (senior) El tlatoani fue el jefe politico, religioso y administra tivo de su territorio y su tecpan o teccalli (palacio) era el nucleo del conjunto urbano y el centro econd- mico del reino. Por su parte, el calpolli (gran casa, caserio) constituia la unidad territorial basica del altépetl, esa antiquisima organizacién politica de los pueblos del Altiplano. Y asi el altépetl comprendia un territorio relativamente extenso, una poblacion asentada en diversos calpolli, un gobernante dinasti- 7 Ross Hassig, Aztec Warfare Imperial Expansion and Political Conta, Norman, University of Oklahoma Press, L6H, pp. 14547 LA MATRIZ NATIVA 131 _co (el tlatoani), un templo donde se adoraba al dios Jancestral y una plaza que servia de mercado y area eeremonial.” Esta armazin politica de remotos orige- nes fue adoptada por los mexicas pocos aflos después de su llegada al valle Luego de la fundacion de Tenochtitlan, el segundo episodio importante de la historia mexica fue la guerra ‘contra sus antiguos protectores, los tepanecas. Aun cuan- do los mexicas proclamaron en sus cronicas que tenian su propio tlatoani desde la fundacion de Tenochtitlan (FIG. I. 56), en realidad todavia eran subordinados de Tos tepanecas y del astuto ‘Tezoz6moc. Esta situacion ‘cambi6 con el ascenso al poder de Itzcoatl, el cuarto tatoani mexica, quien goberné de 1427 a 1440. Poco después de su entronizacion muri Tezoz6moc y su le “gitimo heredero fue asesinado por el ambicioso Maxtlat, quien usurp6 el cargo. Esta pugna por el poder dividié y debilits a los tepanecas; entonces los mexicas deci- dieron enfrentarlos. Primero aplicaron la estrategia de alianzas que habian aprendido durante su estancia en el valle, Atrajeron a su causa a Netzahualeéyotl, el jefe acolhua que aspiraba al trono de Tetzcoco, y luego a Totoquihuaztli, el sefior de Tlacopan que dominaba la region occidental del valle. Con estas fuerzas, mas el apoyo de los huexotzincas y los tlaxcaltecas (aliados de Tetzcoco), los mexicas sitiaron a los ejércitos de Maxtlatl en Azcapotzalco. Al cabo de un asedio que se prolon- 6 por I14 dias, los tepanecas sufrieron una derrota aplastante (FIG. I. 57). % Véase Pedro Carrasco, “Social Organization of Ancient Mexico”, en Robert Wauchope (comp), Handbook of Middle American Indians, Austin, University of Texas Press, 1971, vol. 10, pp. 35235%; Frederic Hicks, *Prehispanic Backzound of Colonial Political and Economic Organization Central Mexico", Ronald Spores (comp), Supplement tthe Handbook of Middle American Indians. Ethnohistory, Austin, University of Texas Pres, 1966, pp. 40-43; James Lockhart, The Nabuas after the Conquer. A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico, Sistenth Through Eighiconk Centuries, Stanford, Stanford University Press, 1992, pp. 1520; y eLarticulo antes ctado de Mary G. Hodge, “Poliical Organization of the Cepiral Provinces" LAMATRIZ.NATIVA 133, La caida de Azcapotzalco trajo consigo la destruc ibn del reino tepaneca, el ascenso de Tenochtitlan y Ja aparicién de una nueva estructura de poder en el valle de México. Hasta ese momento el poder del Uatoani mexica habia sido limitado por el peso de los lideres tradicionales asentados en la organizacion co- munitaria de cada calpolli —la unidad corporativa de la que procedian el tributo, la fuerza laboral y los dio- ses tutelares. La funcion primaria del calpolli era la administracién de las tierras de cultivo, alrededor de las cuales se establecian los lazos de parentesco y soli- daridad de sus miembros. Cada calpolli estaba prest- dido por un consejo de ancianos elegido popularmen- te y era por tanto una estructura corporativa que opo: nia resistencia y limites a las disposiciones del mando central.” El triunfo sobre los tepanecas permitié una reorganizacién de esta relacién, pues elevé el rango de los capitanes y los pipiltin (nobles). Otro resultado del triunfo mexica fue el nuevo reparto de tierras que IGURA 1.57. Guera ‘ontra Accapacalea Bite lamina de Monwirt Tovar raga fomor ‘camp cor Aecpet al, emprendida po es Gjerde Tisewoy Tacepan A la equrda se cl emblema de Tc ol xopel gue brta de une pied la eck obec alot ‘tendinds el templo de Ascapotsaleo. Fotografia tomada de Lafaye Movuseit Tver 1972, pel. Donald V, Kurt, “The Legitimation ofthe Artec State", en Claessen y Skalnik, The Barly State, pp. 7-174 134 ETNIA, ESTADO Y NACION hizo Itecéatl entre los capitanes y combatientes, y la creacion de una fuente de riqueza independiente de los macehuales y los calpolli. Se asent6 entonces una ideologia de clase que favorecié al grupo de los pipiltin como una nobleza hereditaria que descendia de los legendarios gobernantes toltecas.” De la guerra tepaneca surgié una estructura de poder mas dependiente del tlatoani. Itzcéatl elev6 a las mas altas posiciones a sus familiares y a los guerreros desta- cados y dispuso las nuevas reglas del ascenso politico. Dos de sus parientes cercanos, Tlacaélel y Motecuhzoma Ihuicamina, ocuparon los cargos politicos mis altos: Tlacaélel fue nombrado Sefior de la Casa de Jas Flechas (el cuartel y almacén general del ejército) y luego se convirtié en cthuacéatl, principal consejero del tlatoani; Motecuhzoma ascendié al rango de wacateccatl, puesto militar equivalente a general del ejército, mientras que su aliado Netzahualeéyotl obtuvo el cargo de tlatoani de Tetzcoco, Ademis, las refor- mas introducidas por Itzcéatl hicieron que estos per sonajes integraran el Consejo Supremo de Tenochtitlan. En adelante, la eleccién de un tlatoani implicé el nombramiento de su grupo mas cercano de colaboradores, entre quienes habria de escogerse al futuro tlatoani,” EI triunfo sobre los tepanecas también hizo surgir una nueva organizacién politica: la Triple Alianza, que unified los reinos de México-Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan en una poderosa confederacién de rasgos imperiales (FIG. I. 58). Los aliados que las circunstan- cias unieron para combatir el poder tepaneca afianza ron sus lazos por razones estratégicas y politicas. Los tres reinos estaban asentados en el privilegiado medio de la cuenca de México y tenian acceso a las tierras % Calnek, *‘Pattemns of Empire Formation inthe Valley of Mexico", pp. 5253, # Rudolph Van Zantwik, The Aztec Arrangement, Norman, University of Oklahoma Press, 1985, pp, 110-113; Joyee Marcus, Mesoamerican Wren Syutems, pp. 265-260; Ross Hassig,Aitee Werfare, pp. 4147 LA MATRIZ NATIVA 135, FIGURA 1.58. dominio imperial de la Triple Alinca. Este mapa se elabord a part de lox estudon gue adentficarm aos pueblos sometidos a ls mexicas @ ‘rincipies del siglo X01. Dibuj basade on Coe, Snow y Benson, 1988, . 146. 136 ETNIA, ESTADO Y NACION irrigadas, los bosques circundantes y los recursos flu: viales, Pero s6lo Tenochtitlan podia atacar a las otras apitales desde cualquier punto del lago, mientras zcoco y Tlacopan estaban muy distantes para pres: tarse auxilio y carecian de la fuerza necesaria para enfrentar el poder mexica por separado, El éxito de esta organizacién residié en la implan- tacién de un gobierno peculiar. En vez de imponer un dominio territorial sobre los pueblos conquista- dos, la Triple Alianza ejercié una hegemonia politica que respetaba el gobierno local a cambio del pago de un tributo en bienes y servicios. Era un sistema politico que dejaba en manos de los reinos someti- dos el control de su organizacion y la preduceién de la riqueza, tareas que demandaban un esfuerzo ago- biante y un considerable personal administrativo. La Triple Alianza impuso a los pueblos sometidos la ta- rea de organizarse y producir bienes, mientras el po- der central conservaba su propia fuerza y recibia una parte de los productos generados por sus dependien- tes. Con esta organizacion, el gobierno imperial acep- taba que cada pueblo conquistado conservara suis propias leyes, costumbres, dioses y ceremonias, aun- que fueran diferentes de las mexicas, Quiza esta inter- ferencia limitada en los asuntos locales hizo mas acepta- ble la dependencia politica y menores los riesgos de sublevacion. Pero no permitio crear vinculos fuertes con el poder central, porque mantuvo las antiguas lealtades étnicas, territoriales y religiosas que se con- centraban en el altépetl y sus calpolli La organizacién de la Triple Alianza es entonces. muy distinta del modelo imperial definido por los. clasicos de la teoria politica. Algunos, por ejemplo, sostienen que el objetivo principal del imperio es la expansi6n territorial, el control efectivo de las areas sometidas y el mantenimiento de las fronteras por medio de un ejército regular.™ Ross Hassig difiere 2» Vease por ejemplo Kael von Clansewite, Ox Har, Nueva York, Random House, 1943. Una abra de consulta obligada sobre estos temas es la de LA MATRIZ NATIVA 137 de esa interpretacion y considera que la Triple Alianza comandada por los aztecas era un gobierno imperial con caracteristicas peculiares. Por ejemplo, la expan- sin politica no implic6 el dominio territorial directo. La seguridad interna del imperio estaba garantizada por el control limitado de una parte de las actividades politicas y econémicas de los pueblos subordinados. Por ailtimo, la imposicion o el reconocimiento de go- bernantes locales sustituyé al sistema de gobierno ab- soluto. Esto es, se trataba de una hegemonia politica mas que de un dominio territorial.” Otro rasgo del Estado mexica era su caracter secu- lar, mas asentado en el poder politico que en el relt- gioso. En Teotihuacén, por ejemplo, el simbolismo religioso es claramente superior a los emblemas del poder politico: el templo parece imponerse al pala- cio. En Teothuacan el Estado estaba fuertemente cen- S..N. Eisenstadt, Las sistemas poltticas de los imperis, Madrid, Revista de Occidente, 1966, 70 En la caracterizacion que Calnek hace del imperio azteca en su ena yo "Patterns of Empire Formation" (pp. 56:58), dice: “The pattern of empire formation described to this point involved the subordination but no absorption of conquered citystaes, which normally retained a great deal of autonomy in the conduct of purely iternal affairs.” Y mis ade- lante agrega: “The Triple Alliance did not, however, adopt an attitude of complete laissez faire toward their subjects. Local rulers were expected (o spend several months in each year at the imperial capitals: their sons may have remained there to be educated and to serve as hostages for the good behavior oftheir parents.” Véase también Hassig, Aztec Warfare, pp. 11-13, 19 y 26, La tesis de Hassig sobre el imperio mexica se basa en Ja desarrollada por Edward N. Luttwak para explicar el imperio roma ro; véase su obra The Grand Strategy of the Roman Empire, Balimore, JJotns Hopkins Unwersity Press, 1976, Segiin Pedro Carrasco, “Las unt ‘dades politcas mayores, como el llamado imperio atece, eran alanaas ‘luctuantes, con funciones Ismitadas, de unidades poliicas autonomas y iis perdurables, las cuales estaban a su ver subdivididas en segmentos {que eran sobre todo seftoriosterltorlales.” Agrega que “Los tes reinos ue conformaban el imperio azteca era cada uno wn conjunta de sei0- tos, encabezados por el mis importante de ellos, cuyo rey era el sobers no del reino en st conjunto,” Vease st ensayo “La sociedad mexicana antes de la conguista”, pp. 180 y 212 138 ETNIA, ESTADO Y NACION FIGURA 159. Va ‘comporaina del tas eudades de (ajadar ole misma (scale. Diba basa ‘lesion, Kovalewsi, tralizado y tenia gran capacidad para movilizar a la poblacién en tareas especificas, perfectamente plani- ficadas por la autoridad central. Asi lo revela la di- mension misma de la ciudad, mucho mayor que Monte Alban y Tenochtitlan (FIG. I. 59), Bl trazo y la organizacion urbana de Teotihuacan muestran la pre- sencia de un Estado capaz de ordenar minuciosamen- te la explotacién del suelo, los tipos de vivienda, la arquitectura de los templos, la administacion de los recursos agricolas y artesanales, los mercados, el co- mercio exterior y el calendario de las ceremonias religiosas.”” Del tlatoani Itzcéatl (1427-1440) a Motecuhzoma Zocoyotzin (1502-1520) se suceden una tras otra las ‘TEOTIHUACAN, PRAMIOE DEL SOL. LUMaTE APRORIMADO DEL {CENTRO CIVICO CEREONAL [EXTENSION pavaMA 0€ 10S PERIODS POSTERIORESA LA FASETZACUALLL Blanton, Kowalesi, Felnman y Appel, Ancient Mesoamerica, pp. 16016, LA MATRIZ.NATIVA 139 QP MONTEALBAN, recnocermrowne, | neneA00 LUMITE MAXIMO I TLATELOLCO: ort veep e Siew. I Hee = YPALAcios PLAZA PRINCIPAL conquistas del expansivo Estado mexica (FIG. I. 60). Simultineamente al proceso de conquistas, los diri gentes afirman su dominio sobre los otros grupos so- iales y el Estado incrementa su poder mediante el control de los medios de produccién. Después de la guerra contra los tepanecas (1428), el Estado mexica se apropié de las tierras de ese reino y las distribuyé entre la nobleza y los capitanes de la guerra. A su vez, los recursos adquiridos le permitieron promover inno- vaciones tecnologicas, evidentes en los grandes pro- gramas dedicados a ampliar el érea irrigada y a regu: Jar el sistema lacustre. Los dirigentes mexicas también definieron nuevas normas para regir los mercados, los tributos y el reparto de los bienes. La base del sistema estatal de distribucién de bienes era el tributo impuesto a las provincias dominadas. El tributo proveniente de los pueblos sometidos se convirtio en la mayor fuente de riqueza del Estado mexica.** Sin embargo, el ascenso politico de los mexicas y su irrefrenable avance hacia ambas costas, y hacia el "81 Kurt, “The Legiimation of the Aztec State", p. 177. Los mis recientes ‘atudios sobre la expansion mexica se encuentsan en la obra de Frances F Berdan etal, Aztec Imperial Straepes. Sobre el wibuto, véase el estudio de Frances Berdan en est obra, “The Tabutary Provinces", pp. 15-135 140 ETNIA, ESTADO Y NACION [ere socororm save EB moron ai a ee [ro mmonoenotrecines coo 06 mexco ‘octane mcico seme ricura Leo Comste: norte y el sur de Mesoamérica no pueden atribuirse dels tlaque meics ex Sinsemeie* — s6lo a'la habilidad de sus jefes militares. Tras ese en- Mewansnia, wwe 1427) Cumbramiento encontramos una ideologia conquista- dora al servicio del Estado. Dos mitos alimentaron esa ideologia: el de la creacion del Quinto Sol, que atribuyé a los mexicas la tarea de mantener la energia vital del cosmos, y el mito del pueblo predestinado, que cohesiono la identidad mexica y legitimé sus am- biciones imperiales, De modo semejante a los pueblos anteriores, los mexicas construyeron su propio mito del origen del Tirnsend, 1992. LAMATRIZNATIVA 11 ‘cosmos y los seres humanos. Ese mito refiere que hubo ‘cuatro intentos frustrados de creacién cuando todo era caos y oscuridad. Luego de ellos, los dioses que mane- {aban las distintas fuerzas sobrenaturales se reunieron en Teotihuacan y acordaron la creacion de un nuevo sol que alumbrara el universo y lo pusiera en movi- miento. Dos dioses fueron designados para acometer esa empresa: Tecuciztécatl y Nanahuatzin. Ambos se aplicaron a hacer ayunos y ofrendas, Pero mientras el primero derrochaba riqueza en sus vestidos y hacta ofrendas ostentosas, Nanabuatzin tenia el cuerpo cu- bierto de lagas, Hevaba ropas risticas y sus ofrendas eran humildes. Asi, cuando los dos fueron lamados a arrojarse al fog6n en que habria de verificarse el sacri- ficio supremo, Tecuciztécatl se aprest6 primero pero desisti6 tres veces. Ante esa falla, Nanahuatzin cobro valor y de inmediato se arrojo al fuego, seguido mas tarde por el vacilante Tecuciztécatl. Al amanecer se ilu- mind el cielo y hacia el este surgieron dos nuevos as- tros: primero el radiante sol y luego la luminosa luna. La alegria que produjo a los dioses el ver los dos astros brillantes fue seguida por la consternacion al advertir que permanecian inméviles en Ia orilla este del cosmos. Alarmados, se consultaron entre st y deci dieron sacrificarse ellos mismos para alimentar al sol y ponerlo en movimiento. Asi lo hicieron y entonces 1 sol comenzé su acompasada trayectoria de este @ este, que dio origen al dia y la noche, las estaciones y el fluir incesante del tiempo. Otro relato cuenta que desde ese momento el sol impuso la guerra y exigid corazones humanos como alimento divino. Una vez creados el sol y la luna, el dios Quetzalcoail acometio la tarea de formar a los seres humanos, que fueron % Los diferentes textos nahuas que narran el origen del cosmos han sido ‘agrupados por Angel Maria Garibay en Teagonia¢ historia de fos mexicanas, México, Editorial Porria, 1965; vase tambien Jess Monjaris Rutz (coord), Mitoscoomeginicor del Mexico indigena, Mexico, lnsutwto Nactonal de An- ‘ropologia e Historia, 187, Una interpretacion de esta cosmogonia puede verse en Florescano, Memoria mexicana, cap. 2 142 EINIA, ESTADO Y NACION alimentados con la masa del maiz y nacieron con la mision de reverenciar y nutrir a los dioses. La cosmogonia del Quinto Sol reconoce como un don divino la aparicion del orden, lo mismo que la crea- cién del sol y los seres humanos, y establece la relacién esencial entre el mantenimiento de la vida en el mundo ¥ el sacrificio. El relato cosmogénico destaca varias veces cl esfuerzo de los dioses por imponer el orden y crear la vida en el mundo: su propio sacrificio es e] momento decisivo de esta serie de esfuerzos para imprimisle mo- vimiento al sol. Y precisamente lo que subraya el mito es que si el sentido de la creacién divina fue instaurar la vida en el mundo, el sentido altimo de las criaturas terrenas es el de mantener con su propia sangre el oF- den creado y la vitalidad del universo.* Asi, al reelaborar el antiquisimo mito de la creacién del mundo, los mexicas le agregaron el mensaje de que para mantener la energia césmica era forzoso ali- mentar el sol con corazones humanos. De esta mane- ra irrumpe en el antiguo mito una deidad solar belige- rante y su relato se torna una celebracién de la guerra y una exaltacién del pueblo escogido para cumplir esa misién. Asimismo, al narrar la participacion de Nanahuatzin y ‘Tecuciztécatl en la creacin del sol y la luna, el mito establece una oposicién entre las pobla- ciones sedentarias oriundas del valle y los pueblos recién Hlegados. Algunos autores han observado que la descripcion de Tecuciztécatl como personaje rico y ostentoso es una representacion alegorica de los pueblos agricolas sedentarios, mientras que la de Nanahuatzin, el dios humilde, pobre, casi desnudo pero resuelto y valero- so, es una imagen especular de los mexicas. El simbolismo de ambos dioses, sus ofrendas y su dispo- sicién animica manifiestan dos mundos diferentes. El sol es el dios de los grupos némadas y cazadores, mien- ‘1 Florescano, Memoria mexicana, pp. 123-124, La intervencion dela ileo- Jogi rligiosay mesianieaen la expansion mexica fue sefialada por Nigel Davies, EF impeio azteca, México, Alianza Editorial, 1202, pp, 258-285 LAMATRIZ NATIVA 143 tras que la luna es la vieja deidad del agua y Ia fertili- dad de los pueblos agricolas. En este juego de oposici nes, el arrojo de Nanahuatzin, aun enfermo, pobre y sin méritos, lo convierte en el sol, la deidad suprema de la nueva era. En cambio, el temor y la indecision de Tecuciztécatl lo vuelven una deidad de la noche, un seguidor perpetuo del astro luminoso, Esta alegoria expresa un trastocamiento del orden antiguo: el pode- Toso y rico se torna débil, en tanto que el pobre se convierte en sol, potencia creadora y conquistadora.”* En la Leyenda de los soles y la Historia de los mexicanos por sus pinturas, luego del relato de la creacién del sol, vienen los textos que se refieren al origen de la guerra, sagrada. Aqui, otra vez, resalta la misién de los mexicas para procurarle corazones al sol y se reitera la legitims- dad que les asiste para dominar a las poblaciones autéctonas. Esos relatos registran la primera guerra, sacrificial, la primera ofrenda de corazones para el sol recién creado, y son por ello un paradigma en las gue- ras que después emprenderdn los mexicas. Subrayan que, aun cuando el sol convocé a los pobladores origi- narios a hacer la guerra y ganar corazones, éstos se dedicaron a cazar para si mismos, ala disipacion sexual y a la embriaguez, olvidando la mision de los seres nacidos bajo el Quinto Sol. Frente a esta falta, el mito sefiala que quienes si aceptaron esa mision y la cum: plieron fueron los ailtimos en ser engendrados. Uno de los textos relata que éstos son los mexicas, la ultima de las tribus que vino al mundo cuando éste estaba ya poblado por quienes fueron engendrados primero."* St Florescano, Memoria mexicana, pp, 123-125; con respecto a estas inter: pretaciones veuse Jacques Soustele, La pensée casmolagigue des ancien: ‘mexicans, Pass, Hermann et Cie Editeurs, 1940; Duverger, El orien de los astecas, p. 286; Michel Graulich, Mythes et rtuels du Mesigue ancien prebispanique, Bruscas, Palas des Académie, 1982, pp. 118-120, y del mismo autor, Qutzaledatly e epeioms de Tollan, Ambetes, Instituut voor ‘Amerikanistiek, 1988, pp. 121-125 © Vease Walter Krickeberg, Mito y leyendas de ls astecs, incas, mayar y imuiscas, México, Fondo de Cultura Economica, 1971, pp. 3234 y 214215, 4 ETNIA, ESTADO Y NACION El conflicto entre antiguos y nuevos pobladores casi siempre se presenta bajo la forma de una oposicién entre los hijos primogénitos —ricos, ostentosos, pusilé- nimes, licenciosos y malos guerreros— y los hijos segun- dos —pobres, sobrios, esforzados y habiles combatien- tes—, que a pesar de su ntimero inferior consuman el destino prefigurado por su dios. Christian Duverger ha advertido en esta preferencia por el hijo menor una evidencia inequivoca de la recomposicién azteca de los mitos.” La reelaboracién mexica de los mitos desembocd en una reconstruccién retrospectiva de su pasado, hecha cuando los aziecas contemplaron sus origenes humildes desde la caspide del poder adquirido y de- cidieron reescribir ese pasado, con un sentido que correspondiera al presente glorioso y a un futuro ain mas prometedor. El pueblo excepcional que ascen- did a la cima del poder y la civilizacion desde los origenes menos halagitefios, asumié también la tarea de distinguirse de las demas naciones construyendo un pasado particular, sin parangén con el de otros pueblos, En los textos que narran la migracion mexica so- bresale el caracter de pueblo escogido que su dios les habia asignado. Aunque los mexicas reconocen que eran originarios de Chicoméztoc (lugar de las siete cue- vas), el mitico lugar de origen de las tribus chichimecas de que eran parte, también proclaman su diferencia al afirmar que provienen de Aztlan, un paraje nortefio también mitificado, pues ya no se trata de la region desértica propia de Chicoméztoc, sino de una isla ro- deada de agua y tierras fertiles (FiGs. I. 61 y 62). 8% Con respecto ala interpretacion del episodio de los mimixcoa y la primera guerra que origina el sacrificio humano, véase Graulich, Mythes e rituels du Mesigue, pp. 16:65. El autor cita sn episodio ‘muy semejante a éste, relatado en el Popol Vuh, donde los quichés, invasores de las terras de los agricultores autoctonos, juegan el papel de los cinco mimixcoa. Véase tambien Duverger, EZ origen de fos aztecas, pp. 325 y 343347; y Graulich, Quetzaledatl y ef espejiomo de Tollen, pp. 131-182. LA MATRIZNATIVA 145, En sus afanes de diferenciacién, los aztecas echaron mano del prestigioso pasado tolteca (que en los he- FIGURA 161, Represen tect dels fees ‘nas iin de (Chcomato, agar de nacimentade Lr eras hichinecas gue mas tarde 1 atentarn om aceon ‘te Meta Ags 5 la {fier de xn cor, pobleds ‘plantas propia de ute de Mei (ct) ater, halter por (hfe trib: Diao aude ona Hari Taeca Chchineca, F164 146 ETNIA, ESTADO Y NACION FIGURA 182.4) Lamina dete Tie deta engrieacon gue muita la sala de or acters de a ia de Atlan yon aj act fo monte tera del lade dca Enel suri de la mona ew a cade Hretsdopctls salir det ‘pier de a pj, De ta Figura baa ue discs, ‘motorman fs inal de a palabra ‘One lamina del some Cade 2B) musa el excrntro de las etc ec trib, epresentadas or on Indisdu frie ou eta Estes ers om ts smatasnces, tepance, elias, matinee, ‘olhaar, wahimies, ‘hase yhueesncas, cen vines Tos cas reamadan coming ads por es acne y ta sacri. EL saree gue teabera ak rip carp a di. Hutcepchl. Dies asador en Kegsboragh, 1964, ol ame FI chos historicos correspondia mas bien a Teotihuacin), que exaltaron hasta volverlo una edad de oro, Procla. maron su identidad con los toltecas porque éstos ha- bian sido los primeros chichimecas en Iegar a Mesoamérica y los primeros en fundar un reino me- morable. Simulténeamente se apropiaron del aura cultural que le atribuia a Tula la creacion del calenda- rio, la astronomia, la escritura, la agricultura, las cien- LAMATRIZ NATIVA 147 cias y las artes. De este modo se hicieron de una ge- nealogia de padres fundadores que los ligaba con los origenes mismos del cosmos y los hacia participes de Jas hazafias mas notables de los seres humanos.” Los mexicas elaboraron otra mitologia fundamen- tal en torno al fin de su migraci6n y la fundacion de su capital en un islote de la cuenca lacustre (FIG. 1 33). El establecimiento en México-Tenochtitlan tiene un simbolismo triple: significa el fin de la dura prue- ba de la peregrinacion, el inicio de la sedentarizacion 1 Florescano, Memoria mexicana, pp. 283237. El procedimlento de apro parte inventar ancestros prestgioses es un rasgo comin de las nacio- hes. Véase Smith, The Edinte Origin of Nations, pp. 191-198 FIGURA 163 La undacin del cd de Mic ein l Cae Mendes Baca laminae oer ls ion dela ciudad om fat pares barr 4 le teginda det guia sta Tech node ts tics fis eadactrs de la prernaion al tera promatdn. Foto Barada on fl Clie Mendecina Tam. 7 M8. ETNIA, ESTADO Y NACION y la génesis de la ciudad mas poderosa de la historia nahua. Cuando se afianz6 el poder mexica, sus dirigentes ‘emprendieron la reescritura radical del pasado, pro- bablemente durante los gobiernos de Itzcdatl (1427- 1440) y de Motecuhzoma Ihuicamina (1440-1469). En esos afios la peregrinacion dejé de ser Ia angustiosa bisqueda de un espacio propio entre territorios hosti- les, y se transformo en el recorrido edificante de un pueblo elegido, con etapas marcadas por hechos pro- picios o infaustos que adquirieron el fulgor de lo pre- destinado. Segin esta nueva version de la historia, su peregrinar culminé en el descubrimiento de la vision anunciada desde el inicio de la emigracion, Al llegar al lugar sefialado en las orillas de la laguna, los sacer dotes que cargaban la imagen de Huitzilopochtli reco- nocieron goz0s0s el sitio predestinado y los ancianos, llorando, dijeron: ‘De manera que aqui es donde seri, puesto que vimos lo que nos dijo y ordeno Huitzilopochtli[..] “el lugar don- de grita el aguila, se despliega y come, el lugar donde nace el pez, el lugar donde es desgarrada la serpiente, México Tenochtilin” Esta vision retrospectiva del sitio fundacional integra las siguientes tres imagenes arquetipicas de la mitologia azteca: la identificacion de México-Tenochtitlan con ‘Aztlan, el lugar de origen; la idea de que México se funda en un territorio no ocupado; y el mensaje simboli- co del aguila y la serpiente como augurio del futuro im- perio universal del pueblo escogido para alimentar al sol. La similitud entre el punto de partida y el de Hegada {una isla) le otorga a México el caracter de doble tierra ancestral: al hacer equivalente el lugar de origen con el sitio donde se funda Tenochtilin, el territorio invadido 6 Femando Alvarado Tezozomoc, Grénica Mexicaytl, México, Imprenta Universitaria, 1949, p. GS y LA MATRIZ NATIVA 149 se convierte en un lugar que los aztecas “ya habian po- seido en otros tiempos” y que recuperaban luego del penoso ciclo de la migracién.”” Christian Duverger defiende la hipotesis anterior y considera que este empefio de legitimar la ocupa- cién de México encuentra una explicacién en las nuevas investigaciones, que han revelado la existen- cia de un asentamiento humano previo a la inva sion mexica. Segin Duverger, los otomies ya ha- bian ocupado el sitio, que lamaron Amadetzand (en medio de la luna o en medio del agua). Los aztecas tradujeron este topénimo al nahuatl, difuminaron el pasado olomi ¢ inventaron el artificio de que durante la peregrinacién se Wamaron mexitin. De este modo, el nombre de México, interpretado como ‘Mexi-(tin)-co, (el lugar de los mexitin), consumé la apropiacion y avalé el derecho a realizarla.” Duverger sostiene que el verdadero nombre azteca de Mexico es Tenochtitlan. En los cédices no existe un glifo pictogralico que represente a México; la ciudad siempre aparece significada con el famoso tenochili, el nopal que crece sobre la piedra y en el que se posa el dguila, em- Véase Duverger, El origen de les azteca, pp. 10-104, 107-117, 123138 y Graulich, Mythes et rituels du Mexigue, pp. 201-211. A principios de siglo, Eduard Seler, el gran estudioso de la religibn y la mitologia mexicana, sostenia que la patra original de los aztecas, es decir Aztlan, *no es sino tun cuadro reflejado, gloificado y traducido a lo mitico de la habitaciio hhstriea de los aztecas, a chudacisla de Tenochulén en medio del lago de México”; ctado por Krickeberg, Mas y lgendas,p. 229, Apoyado en. esta idea, Walter Krickeberg setala que “la peregrinacion de los aztecas hhasa su Hegada a Tollan debe entenderse también sélo miticamente” (ibid, p. 229 1 Krickeberg, did. pp. 148150 y 154157. Exeavaciones recientes en el fvea del Templo Mayor de Tenochtilin indican que hacia el ato 1,000 habia una pablacion en ese lugar que, con motivo de una inundacson, lo abandon®, Véase Doris Heyden, Origen de un simbolo, Mexico, Departs ‘mento del Distrito Federal, 1984, pp. 8586. Vease una tess diferente a fugu expuesta en Carlos Martner Marin, "La cultura de los mexicas du Fante la migracion, Nuevas ideas” en XXXV Congreso Internacional de Ame reanistas. Actas y Memorias, 1964. vol 2, pp. 113123. 150 EINIA, ESTADO Y NACION FIGURA 166. Buena de a funda de Mes: Tacialon on lagu ve al agate comionds in ‘life Tach, ane dels mos fondaions dele cadad ‘ido asad o0 Du, 1962, p32 blema de la ciudad en todos los textos y pinturas. Es un vocablo formado por las voces tet! (piedra), nochdli (tuna, el fruto del nopal) y tan (lugar de); literalmente, lugar del tunal sobre la piedra. Asi aparece en las pinturas relativas a su fundacion, donde se ve la laguna, la pie- dra, el nopal y el aguila, con los simbolos guerreros: un escudo y flechas, o el glifo del at tlachinolli (agua que- mada o agua hirviente), simbolo de la guerra (FIGS. 1 LAMATRIZ NATIVA. 151 Este emblema es un compendio de la mentalidad conquistadora mexica. Hoy se sabe que la piedra re presenta el corazon sacrificado de Copil, el hijo de ‘Malinalxdchitl, la hechicera y hermana de Huitzilo~ pochtli, apartada durante la peregrinacion y abandona- da por la tribu azteca a causa de un conilicto con el dios, Refugiada en Malinalco, procred a Copil y le in- fundid su odio a Huitzilopochtli, Cuando los mexicas ya estén asentados en Chapultepec y son hostigados por los pueblos vecinos, Copil intenta dirigit una suble- vacién contra ellos, pero Huitzilopochdli se anticipa, le arranca el corazon y hace que uno de los sacerdotes lo FIGUEA 165, Reprsen acide lugar donde se ends Moxie Teno, om Ue cul el snp nace de ane fir lend em lagna (Cipl 9Ts frts de sepals carzons Iamases, Abo del pice el dele v6 gif de a gure, ail acl Diluje sade ox el ‘monarent Hamad Toc dela Gur Sagrada. Maaco Nevinal de Arp 152 ETNIA, ESTADO Y NACION arroje al centro de la laguna, donde se convierte en la piedra sobre la cual crece el nopal (FIG. 63). Asi se aclara el sentido de este episodio misterioso: ‘Tenochtitlan se funda en ese lugar porque ahi fueron sacrificados por primera vez los enemigos de Huitzilopochtli y del pueblo mexica." EI nopal evoca el arbol césmico, el eje vertical del universo que es un simbolo comin de Mesoamérica Pero en el simbolismo mexica ese eje esta representado por una planta propia del norte, y mas aiin por su fruto, Ja tuna, que los pueblos de las Inuras nortefias apreciaban por su pulpa roja y jugosa, calmante de la sed. Alfonso Caso ha sefialado la importancia de la tuna en la icono- grafia sacrificial, y el Cadice Florentino despeja cualquier duda al respecto: “los corazones de los cautivos sacrifi- cados los llamaban cuauhnochtli Hlazoti (preciosas tunas del aguila). Se apoderaban de ellos y los elevaban ha- cia el sol; asi lo alimentaban, le daban de comer”. Tam- bién el “Teocalli de la guerra sagrada”, la mas antigua representacion mexica de la fundacion de Tenochtitlan yuna conocida limina del Cédice Mendocino, confirman esta interpretacion: en esas imagenes el aguila apresa la tuna, el corazon humano (FIGS. I. 63 y 65). El éguila aparece en varias imagenes devorando un ave o una serpiente, y como un doble del sol encarna su faz diurna y su movimiento ascendente hacia el cenit (FIG. I. 64). Es el ave solar por excelencia, un depredador, un cazador. En las representaciones alt- de al triunfo del sol sobre las fuerzas de la noche y de Ja Gerra, asi como a la victoria de los guerreros inva- sores sobre los pobladores originarios, El glifo del Sobre ef significado simbélico de la muerte de Copil vianse Heyden, Méxic,ovigen de un simbol, pp. 2329; Duverge, El eign de ls ziecas PP. 361386; Graulich, Mythe ef rituels du Mextque, p. 245, 4 Dice un texto que despues de haber extraido los contzones os sacendo- tes “los pontan en ol ceavlxicall (vaso del guia). Y & los cautivos que ‘motian en el sacrificio los Hamaban guawhteca (hombres del guia)” Duverger, EY ergen dé ls aztecas, pp. 359 y 361-362. LAMATRIZ NATIVA. 153 atl tlachinolli (agua quemada), esculpido en el mo- pumento de la fundacion de Tenochtitlan bajo el pico del aguila, significa el aguila que lama a la guerra (FiG. I. 65). El atl tlachinolli y los escudos y flechas del glifo de la fundacién, son los simbolos de la gue- rra sagrada que nutre al sol y asegura el equilibrio césmico, como misién del pueblo mexica, Junto con las profectas, este simbolismo guerrero conforma un himno comin que celebra la conquista: Desde este lugar (México‘Tenochtitlan) ha de ser cono- cida la fuerza de nuestro valeroso brazo y el animo de nuestro valeroso corazén con que hemos de rendir a todas las naciones y comarcas, sujetando de mar a mar todas las remotas provincias y ciudades, haciéndonos sefiores del oro y plata, de las joyas preciosas, plumas y ‘mantas ricas [...] Aqui hemos de ser sefiores de todas, estas gentes, de sus haciendas, hijos e hijas; aqui nos han de servir y tributar, en este lugar se ha de edificar la famosa ciudad que ha de ser Reyna y Senora de to- das las demas, donde hemos de recibir todos los Reyes Senores, y donde ellos han de acudir y reconocer como a Suprema Corte." Como se advierte, el mito de la peregrinacién mexica y el mito de la fandacién de ‘Tenochtitkan es- tan unidos por Huitzilopochtli, el numen tutelar mexica que guia la migracion del pueblo escogido y sefiala el lugar privilegiado de la fundacion. A su vez, esta figu- ra emblematica del espiritu conquistador mexica tie- ne su propio mito, un relato que es el nitcleo del que emana la ideologia estatal de los aztecas. El mito del origen de Huitzilopochtli cuenta que un dia, cuando Coatlicue (la diosa madre de la tierra) 8 Veanse Duvergers EL orgen de ls astecas, pp. 854364 y 70; Graulieh, Myths et ritecls du Mexign, pp. 243:215. La ca del texto nal corres ponde al llamado Codie Ramin, Relacon del erigen dels indi que habi Tan esta Nucsa Espasa segin sue Mitorias, Mexico, Editorial Leyenda, 19, pp. 37-38 154 EINIA, ESTADO Y NACION estaba barriendo el templo en la parte més alta del cerro de Coatepec, cayé una bola de plumas del ci Jo y ella la guardé en su seno, ocasionando la gesta. cin milagrosa de Huitzilopochtli. Al notar el emba- azo, sus otros hijos se ofendieron y acordaron matar ala madre y al hijo que crecia en sus entrafias, Pero cuando Coyolxauhqui, la hija que habia decidido castigar a su madre, se preparaba a cumplir sus de- signios, ocurrié el alumbramiento prodigioso de Huit- zilopochtli, quien nacié ya maduro y poderosamente armado, y de inmediato decapité a su hermana, des- membré su cuerpo y lo despeié desde lo alto del monte de Coatepec. Luego, Huitzilopochtli se impu- so a los numerosos centzon-huitzanahua, sus cuatro- cientos hermanos, y asi revelé el valor y la fuerza aniquiladora que habrian de distinguir al pueblo mexica."* EI mito del nacimiento prodigioso de Huitzilo- pochtli y su victoria sobre los enemigos que lo en- frentaron se convirtié en una imagen central de la memoria mexica: cada vez que sus gobernantes reedificaron el Templo Mayor, mandaron reproducit en esculturas impresionantes la escena en que Huit- zilopochtli decapita y desmembra el cuerpo de Coyolxauhqui, y cada afio reactualizaron ese acto me- morable como un episodio dramatico en las escali- natas del gran teocalli, ante miles de espectadores fascinados (FIG. I. 66). El poder manifiesto de Huitzilopochtli en el cerro de Coatepec es el fundamento mitico del Templo Mayor como simbolo de la ideologia guerrera del Es- tado mexica. Coatepec, el sitio en que por primera ver encarné el dios tutelar mexica, se repetia simboli- camente en el Templo Mayor, el escenario donde se 4 Con respecto al mito del nacimiento de Hustalopoehtli y Ia decapita iim de Coyobvauligui, wiase Sahagiin, Historia general de la caas de la ‘Nucea Epona, introducciéa, paleogratiay notas de Alfiedo Laper Austin y Josefina Garcia Quintana, México, Consejo Nacional para la Cultura y Tas Artes, 1980, 2 vols. pp. 202204, LA MATRIZ.NATIVA 155 FIGURA 16, Eve d proclamaba el poderio militar mexica y cuyo edificio M6URA 166 Eval era asimismo un cerro rodeado de serpientes. La capi la sur del Templo Mayor era el recinto exclusive de Huitzilopochtli, el lugar privilegiado donde se ofren- daban los tributos de las provincias sometidas. En ese mismo lugar se hacia el sacrificio masivo de los prisio- neros de guerra, que fue el acto principal en la ce monia de ascension al trono de Motecuhzoma (iilim ime le Dit de Ps 156 ETNIA, ESTADO Y NACION Thuicamina, y luego se convirtio en el rito que cele: braba la entronizacién de cada nuevo tlatoani y la ampliacion del Templo Mayor. El crecimiento del tem- plo era asi una demostracion mas del poder expansi- vo de la nacién mexica.” La ideologia guerrera cuyo mas alto simbolo era el Templo Mayor fue legitimada por la religion, el otro componente inseparable de ese Estado conquis- tador. Las paginas anteriores muestran que en las culturas mesoamericanas la politica y la religion se dieron juntas. Pero quizd su mejor ejemplo sea la obra de legitimacion que hicieron las instituciones religiosas de los ideales mexicas. Gracias al simbolismo religioso, el programa politico de los di- rigentes descendié de las alturas del palacio real al conjunto de la poblacién. El culto estatal mexica tenia por centro el Huey teocalli 0 Templo Mayor y el area ceremonial que lo rodeaba, con los monumentos que celebraban a los gobernantes, los dioses y los ancestros. Los puntales que sostenian ese culto eran dos: un grupo de perso- nas especializadas en el sacerdocio y la administra- cion del Estado, y un complejo calendario que regia las actividades individuales y colectivas, civiles y reli- giosas, urbanas y rurales. Los mexicas perfeccionaron la institucién que per- mitié a los primeros estados mesoamericanos prepa- rar a un personal adicto y profesional: el calmécac. Esta institucién era la escuela donde los hijos de los nobles aprendian los principios basicos de la religion. y las normas que regian la conducta moral y la vida piiblica, junto con el arte de hablar, los oficios espe- Gializados, el conocimiento del calendario, la escritu- 1a, las ciencias y el manejo del gobierno. Ademés del calmécac, cada barrio o calpolli tenia su telpochcalli 18 Véase Johanna Brod, “Templo Mayor as « Ritual Space", en Johanna, Brodla, David Carrasco y Fdwardo Matos Moctezuma (comps. The Temple of Tewchtttan, Berkeley, University of California Pres, 1987, pp. 2, LA MATRIZ.NATIVA 157 {casa de jovenes), donde la gente del comin recibia adiestramiento militar y educacién basica.” El culto estatal mexica estaba regido por un calendario solar de 18 meses de 20 dias cada uno. Al final de cada ciclo habia un gran festival, dedicado a uno 0 vatios dio- ses. Era un calendario que dependia del movimiento del sol y del aiio agricola, y que tenia fuerza como instrumen: to de control social. Una de sus principales divisiones rom. pia el afio en dos: la estacién de lluvias, xopan (el tiempo verde), y la temporada de secas, tonalco (el tempo del calor). Los 18 festivales que se celebraban alo largo del aio afin de mes estaban dedicados a las principales deidades ¥y convocaban a toda la poblacion. Aun cuando cada festi- val se ofrecia a una deidad, las ceremonias se pueden agrupar en tres tipos: las dirigidas a las montafias y el agua, para asegurar la Iluvia; las dedicadas a la tierra el sol y el maiz, para asegurar la fertilidad y la abundancia de las cosechas, y las cclebradas en honor de los dioses de los grupos éinicos.” Una de esas ceremonias sobrepasaba a todas en dramatismo, esplendor y despliegue de mensajes poli ticos: la entronizacién de un nuevo tlatoani. Este acon- tecimiento, que convertia a un hombre mortal en el responsable de mantener el orden y la energia del cosmos, se dividia en cuatro pasajes: 1) retraimiento y penitencia, 2) investidura y coronacién, 3) campafla de guerra y 4) confirmacién de la autoridad real 9 Vease Jacques Soustelle, La vida ction de os axtcas, México, Fondo de Cultura Econémica, 197, pp. 72176; y Alfredo Lépes Austin, La edvcacin cde las angus nahuas, Mésico, Ediciones del CaballitoSEP, 1862, 2 vols, {© Pedro Catrasco, “Las fiestas de los meses mexicano" en Barbro Dallgren (coord), Messanérica. Homenaje al doctor Paul Kirehhajf, Mexico, Insaco [Nacional de Anteopologia e Historia, 1979, pp. 51%; Johanna Broda, “Las festas aztoeas de los dioses dela iva", Revista exatola de antopo {ota americana, vol. 6, L971, pp. 243327; dela misma autora, “The Sacred Landscape of Avtec Calendar Festivals: Myth, Nature and Society", en David Carrasco (comp., To Change a Place: Astec Ceremonial Landscape, Niwot, University of Colorado Pres, 1091, pp. 71-120; y Tenensend, Zhe Axlecs, pp. 127-1, 158 ETNIA, ESTADO Y NACION La ceremonia de entronizacion de un nuevo tlatoani comenzaba con los dias de duelo que seguian a la muerte del gobernante anterior. El tlatoani electo se alejaba del contacto social y entraba en una fase de ayuno, penitencia y meditacion, Este pasaje se inicia- ba con el despojo de sus vestiduras y simbolos de au- toridad. Cubierto por un sencillo taparrabo, era con. ducido por los gobernantes de Tetzcoco y Tlacopan a la plataforma donde se levantaba el Templo Mayor. Ahi, simulando una gran debilidad fisica era ayudado por los miembros del consejo en su lento ascenso a la capilla de Huitzilopochtli. Al llegar a lo alto se le po- nia una capa negra y verde, que simbolizaba su retiro de la vida ordinaria. Luego quemaba incienso frente al santuario de Huitzilopochtli y descendia lentamen- te las escaleras del templo. Acompafiado por sus consejeros, el gobernante elec- to entraba en el edificio llamado Tlacockcalco, el cuartel general del ejército, para pasar un periodo de cuatro dias y cuatro noches de retiro, ayuno, bafios rituales y penitencia. En estos dias sus oraciones se dedicaban a Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, la deidad ancestral y la protectora de la realeza, respectivamente. A esta fase de penitencia y humildad segufa la bri- llante fiesta de coronacién, que simbolizaba el regre- so al seno de la sociedad y la asuncién del alto car go. En esta ocasién las ceremonias se desarrollaban en el palacio real, donde el tlatoani era rodeado por los nobles y los mas altos funcionarios del rei- no. El tlatoani de Tetzcoco tenia a su cargo impo- nerle las insignias y la vestimenta real: la corona de oro incrustada de piedras verdes; la esmeralda res- plandeciente que le colgaba de la parte inferior de la nariz; las orejeras de esmeralda engarzadas en oro; los brazaletes y las perneras del mismo metal; las sandalias de piel de jaguar y la fina capa de henequén ricamente pintada. Luego de vestirlo, el Uatoani de Tetzcoco lo tomaba de la mano y lo con- ducia al trono llamado asiento del Aguila 0 de ja- LA MATRIZ NATIVA guar, por la piel que lo cubria. Como se advierte, en la ceremonia se conjugaban la investidura, la coronacién y la entronizacion Una ver vestido, coronado y sentado en su trono, el tlatoani era llevado en litera al Templo Mayor. Ahi hacia su primera aparicién publica, investido con los atributos y simbolos de la realeza. En lo alto del templo ejecutaba el sacrificio de su propia sangre frente a la capilla de Huitzilopochtli, entre la humareda del copal, el redoble de los tambores, el tatido resonante de las, trompetas, el silbido de los caracoles y el arrebato de los cantos que encomiaban su vinculo con el dios an- cestral, del cual habia devenido la encarnacion terrena, Del Templo Mayor el tlatoani descendia a la plaza central; en el monumento del Vaso del Aguila re- petia el rito del derrariamiento de su propia san- gre, ofrecia copal y refrendaba el pacto de conser- var el movimiento del Quinto Sol. De ahi era con- ducido en su magnifica litera al coateocalli, el re- cinto que albergaba a los dioses de las provincias conquistadas, donde nuevamente ofrendaba el sa- crificio de su sangre y reafirmaba la intencién de mantener el ciclo de festivales religiosos. El acto nal tenia lugar en el templo llamado Yopico, de dicado a las deidades del interior de la tierra, don- de una cueva simulaba la entrada al inframundo. La visita del tlatoani a ese templo simbolizaba la unién bienhechora de los gobernantes de ‘Tenochtitlan con las potencias fertilizadoras del in- terior de la tierra. Al regresar al palacio real co- menzaba la ceremonia de los discursos: los ancia- nos, nobles, capitanes y altos funcionarios sefala- ban al soberano sus deberes y hacian votos por el buen desempefo de su cargo. Antes de ser plenamente confirmado, el tlatoani tenia que ofrecer una prueba de sus habilidades guerreras, que implicaban la captura de prisioneros para alimen- tar al sol y la obtencién de nuevos tributos. Como se ha visto, ésta era una de las responsabilidades mas 159

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