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TRABAJO PRACTICO

¿QUE ES EL SER?

El ser es infinito, sin límites, inconmensurable – No puede medirse - . Su idea cubre la máxima y total
extensión en más vasta acepción de la palabra. Y porque el ser abarca todo, sin dejar residuo alguno,
en principio es indefinible, pues, toda definición, para determinar con exactitud su objeto,
necesariamente, lo delimita y aísla de los demás y aquí se da el caso singular de que "lo demás"
también es el "ser". Circunscribirlo es una operación verdaderamente inconcebible: el ser es todo, y
todo cae dentro del ser. Por consiguiente, a falta de otro concepto inclusivo que contenga el ser, el
método definitorio del género próximo y la diferencia específica, es impracticable.

El intento de explicar al ser por la enumeración de sus inagotables caracteres, uno tras otro, no es
hacedero porque como género supremo, en verdad, carece de notas distintivas y, en consecuencia, de
él puede predicarse todo, absolutamente todo, lo que, paradójicamente, equivale a no enunciar nada.

Una vía de aproximación es el circunloquio sugestivo: el ser abarca todo, lo conocido y lo no conocido,
lo actual y lo posible, lo concreto y lo abstracto (ser ideal), lo inmediato y lo ignoto, lo transitorio y lo
eterno.

Sin embargo, no carecemos por entero de alguna noción del ser. Aunque indefinible, trabamos
contacto directo con él. Además de percibir la presencia con que los objetos externos delatan su
existencia, cada uno de nosotros en una intuición introspectiva y radical se siente así mismo como
algo, algo que es, como un ser, y postula y confirma su existencia al decir: "yo soy". El ser lo llevamos
en nosotros.

El “Deber”.

También el "deber" es una idea renuente a la determinación conceptual. Rebasa cualquier intento de
encerrarla en una definición. Mas, nuestra conciencia capta intuitivamente los deberes, cada uno de
los cuales al ser apropiado implica la exigencia inexcusable de su realización en la conducta humana.
Esta impulsión apremiante hacia su efectividad en obras, expresan los términos "deben ser".

Nuestra vivencia interna nos persuade de cuan reatados estamos a ciertas reglas de conducta
obligatoria: cuando una persona nos solicita un falso testimonio, la petición choca con nuestra
conciencia, vale decir, con una actitud previa que nos impone la veracidad. Así tenemos experiencia
íntima del "deber ser" veraces.

"Lo que es característico de la experiencia del deber es, precisamente, que aprehendemos en ella un
impulso a la acción, que se presenta como una demanda independiente de todo lo que nuestros
deseos, inclinaciones e intereses nos sugieren"

El hombre en contacto con el “ser” y “deber ser”.


De esta manera, aunque indefinibles, el "ser" y el "deber ser" no son ignorados completamente. Un
instantáneo movimiento intuitivo nos pone en contacto con ellos. Todos, en un modo u otro, nos
sentimos partícipes en el ser y obligados a actuar o inhibirnos – Impedir o reprimir el ejercicio de
facultades o hábitos - en situaciones específicas.

Características del “ser” y “deber ser”.

Estas dos categorías "ser" y "deber ser", a más de heterogéneas – compuesto de partes de diversa
naturaleza -, son primarias porque cada una constituye el fundamento de estructuras completamente
diversas, la una de todo lo que es -del ser real e ideal-y la otra del orden normativo con sus
imperativos que se traducen en deberes u obligaciones.

Relación entre el “ser” y “deber ser”

Desde el punto de vista lógico son independientes e irreductibles: del "ser" no se puede inferir
válidamente el "deber ser", ni viceversa.

Dadas ciertas condiciones, de lo que "es" concluimos que algo "será" en el futuro, pero no cómo "debe
ser"; por ejemplo, verificamos que en pasado, próximo y lejano, algunos hombres victimaron a otros, y
esto nos lleva a pensar, coherentemente, que en el futuro, mientras no cambien los factores sociales y
humanos, habrá homicidios; pero no podemos sentar que el hombre, mejor dicho, que algunos
hombres "deben ser" homicidas.

Tampoco del "deber ser" se puede deducir correctamente el "ser"; por ejemplo, partiendo de la norma
"el hombre debe ser bueno" es inaceptable enunciar que el género humano, sin exceptuar a nadie, es
bueno; correlativamente, un "deben ser" que nunca fue del todo obedecido, pese a su reiterada
violación, afirma incólume la obligación de cumplirlo: "no matarás".

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