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“Esperando a Godot”

Samuel Beckett

(Fragmentos)

ESTRAGON: Tuve un sueño.

VLADIMIR: ¡No me lo cuentes!

ESTRAGON: Soñaba que...

VLADIMIR: ¡NO ME LO CUENTES!

ESTRAGON (con un gesto hacia el universo): ¿Te basta esto?


(Silencio) No eres nada amable, Didi. ¿A quién quieres que cuente mis pesadillas más
íntimas, sino a ti?

(…)

POZZO: Ya comprendo. Haberlo dicho antes. ¿Por qué no se pone cómodo? Intentemos ver
claro. ¿No tiene derecho? Sí. Entonces, ¿no quiere? Es un buen razonamiento. ¿Y por qué no
quiere? (Pausa) … Señores, les diré por qué.

VLADIMIR: ¡Cuidado!

POZZO: Para impresionarme, para que no le deje.

ESTRAGON: ¿Cómo?

POZZO: Quizá no me haya expresado bien. Trata de inspirarme piedad para que no me
separe de él. No, no se trata exactamente de eso.

VLADIMIR: ¿Quiere usted deshacerse de él?

POZZO: El desea quedarse conmigo, pero no se quedará.

VLADIMIR: ¿Quiere usted deshacerse de él?

POZZO: Cree que, viéndole tan eficaz cargador, le emplearé como tal en el futuro.

ESTRAGON: ¿Y usted no quiere?

POZZO: En realidad, carga como un cerdo. No es su trabajo.


VLADIMIR: ¿Quiere usted deshacerse de él?

POZZO: Cree que al verle infatigable, me arrepentiré de mi decisión. Tal es su lamentable


cálculo. Como si me faltasen peones. (Los tres miran a Lucky) ¡Atlas, hijo de Júpiter!
(Silencio) Ya está. Supongo que he contestado a su pregunta. ¿Algo más? (Usa el
pulverizador).

VLADIMIR: ¿Quiere usted deshacerse de él?

POZZO: Piensan que yo hubiera podido estar en su lugar y él en el mío. Si el azar no se


hubiera opuesto. A cada cual lo suyo.

VLADIMIR: ¿Quiere usted deshacerse de él?

POZZO: ¿Qué dice?

VLADIMIR: ¿Quiere usted deshacerse de él?

POZZO: Naturalmente. Pero en lugar de echarle, como muy bien hubiera podido hacer,
quiero decir, en lugar de ponerle de patitas a la calle, es tal mi bondad que lo llevo al
mercado de San Salvador, en donde espero sacar algo de él. Lo cierto es que a seres como
éste no se les puede echar. Para hacerlo bien, sería necesario matarles.

(…)

POZZO: Las lágrimas del mundo son inmutables. Cuando alguien empieza a llorar, alguien
deja de hacerlo en otra parte. Lo mismo sucede con la risa.

VLADIMIR: Intenta andar.

POZZO: ¿Saben quién me ha enseñado estas cosas tan hermosas? (Pausa señalando a Lucky)

¡Él!

VLADIMIR (mirando hacia el cielo): ¿No llegará nunca la noche?

POZZO: Sin él jamás hubiera pensado, jamás hubiera sentido más que cosas rastreras,
vinculadas a mi profesión de... ¡qué más da! La belleza, la gracia, la verdad máxima, era
incapaz de ellas…

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