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4. El espacio físico
Además de poseer determinadas propiedades que lo distinguen, como la amplitud, la
estabilidad y la comodidad, tiene la capacidad de ser medible y está determinado por
variables psicológicas, sociales, culturales y económicas, entre otras. Cabe pensar de qué
manera cada grupo institucional concibe el espacio físico en el que trabaja, el tipo de
vinculación que establece y, desde allí, cómo lo usa y dispone de él. Es un objeto
observable mediante el cual pueden estudiarse los climas grupales, las relaciones
interpersonales y las representaciones circulantes sobre cada uno, los otros y las tareas.
El espacio físico es una condición clave en las prácticas. Tiene un efecto de provocación
sobre el tipo de material que allí surge y sobre los significados que éste porta para las
personas. No es lo mismo asesorar en el despacho del director que en la sala de maestros;
constituye una condición difícil de modificar.
Otra cuestión a considerar es la representación y los significados que circulan sobre los
espacios físicos destinados a tareas de asesoramiento, como el gabinete de una escuela, el
departamento de orientación o el despacho de la asesora; estas representaciones
circunscriben la función de ayuda en estos espacios.
En esta perspectiva, adoptar criterios sobre el uso y la distribución del espacio supone
considerar las posibilidades y las limitaciones que éstos brindan tanto desde el punto de
vista material como simbólico.
El andamiaje no es un marco fijo y rígido que todo lo prescribe y al cual hay que amoldarse,
sino que implica un conjunto de orientaciones que se relacionan con aquello que en el
trabajo de asesoramiento puede predecirse y proyectarse dejando lugar a lo que escapa a
toda posibilidad de anticipación. En efecto, el andamio es siempres movimiento y hacer a
medida. Como el montaje entre la escena de trabajo del asesorado y la escena de trabajo
con el asesor nunca es perfecto, sino que siempre implica un “ajuste-desajuste”, el
encuadre operará como garante para captar y sostener este movimiento.
En cambio, cuando el encuadre se conmociona en su cualidad de “andamio”, de
apuntalamiento, de intermediario y filtro, el acto de trabajo de asesorar se convierte en un
espacio de insatisfacción y sufrimiento.