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con los ácidos que forman pasan del aire a las nubes mediante solubilización en el agua de las gotas que
forman las nubes.
Una gran parte del SO2 (dióxido de azufre) emitido a la atmósfera procede de la
emisión natural que se produce por las erupciones volcánicas, que son fenómenos
irregulares. Sin embargo, una de las fuentes de SO2 es la industria metalúrgica.
El SO2 puede proceder también de otras fuentes, por ejemplo como el sulfuro de
dimetilo, (CH3)2S, y otros derivados, o como sulfuro de hidrógeno, H2S. Estos
compuestos se oxidan con el dioxígeno atmosférico dando SO2. Finalmente el SO2 se
oxida a SO3 (interviniendo en la reacción radicales hidroxilo y oxígeno) y este
SO3 puede quedar disuelto en las gotas de lluvia. Las emisiones de SO2 se generan
en procesos de obtención de energía: el carbón, el petróleo y otros combustibles
fósiles contienen azufre en unas cantidades variables (generalmente más del 1 %), y,
debido a la combustión, el azufre se oxida a dióxido de azufre.
S + O2 → SO2
Los procesos industriales en los que se genera SO2, por ejemplo, son los de la
industria metalúrgica. En la fase gaseosa el dióxido de azufre se oxida por reacción
con el radical hidroxilo por una reacción intermolecular.
SO2 + OH· → HOSO2
seguida por
HOSO2· + O2 → H2O· + SO 3
En presencia del agua atmosférica o sobre superficies húmedas, el trióxido de
azufre (SO3) se convierte rápidamente en ácido sulfúrico (H2SO4).
SO3(g) + H2O(l) → H2SO4(l)
Otra fuente de dióxido de azufre son las calderas de
calefacción domésticas que usan combustibles que contiene
azufre (ciertos tipos de carbón o gasóleo).
Cómo se mide el pH
En los laboratorios se emplean numerosos dispositivos de alta tecnología para
medir el pH. Una manera muy fácil en la que puedes medir el pH es usando
una tira de papel tornasol. Cuando tocas algo con una tira de papel tornasol, el
papel cambia de color dependiendo de si la substancia es ácida o básica. Si el
papel se vuelve rojo es porque la substancia es ácida, y si se vuelve azul
quiere decir que la substancia es básica.
Carbón
El carbón, combustible fósil de uso más común para la generación de energía eléctrica, es una
compleja combinación de compuestos orgánicos y materia mineral inorgánica.
Combustóleo
El combustóleo, aceite combustible residual derivado de la destilación del petróleo crudo, es el
combustible líquido más utilizado para la generación de electricidad.
Gas natural
Después del carbón y el combustóleo, el gas natural es el tercer tipo de combustible más
usado para la generación de energía eléctrica. Además de metano —su principal componente
(85-90%)—, el gas natural contiene propano, etano, butano, algunos gases inertes como
nitrógeno, helio y dióxido de carbono, y cantidades traza de otros gases.
Recalcó que entre las características más comunes de esas avenidas de acidificación están la
denudación del terreno, defectos físicos en el suelo y la vegetación, así como presencia de gases en
forma casi sostenida.
El volcán Turrialba inició desde el 2005 con una vigorosa fase de desgasificación que promueve un
callejón de acidificación similar a los otros volcanes citados. El área de impacto total mide unos 2,5
kilómetros de ancho y unos 3,5 de largo.
Volcán Poás
Por su parte, la zona de mayor impacto por lluvia ácida en el volcán Rincón de la Vieja comprende
unos 2 km de ancho por unos 4 kilómetros de largo, hacia el oeste del cráter principal. El área de
afectación es fácilmente reconocible en los alrededores del cráter activo, el cono Von Seebach y las
laderas empinadas al oeste.
La zona verde colindante en ambos márgenes varía desde arbustos leñosos y enanos hasta plantas
rastreras densamente distribuidas a lo largo del callejón desnudo. Aunque la emanación de este
volcán es menor a la de los otros dos, el efecto de aniquilación se ha mantenido por siglos, de
acuerdo a recuentos históricos.
El concepto de lluvia ácida engloba cualquier forma de precipitación que
presente elevadas concentraciones de ácido sulfúrico y nítrico. También
puede mostrarse en forma de nieve, niebla y partículas de material seco que
se posan sobre la Tierra.
La capa vegetal en descomposición y los volcanes en erupción liberan
algunos
químicos a la atmósfera que pueden originar lluvia ácida, pero la mayor parte
de estas precipitaciones son el resultado de la acción humana. El mayor
culpable de este fenómeno es la quema de combustibles fósiles procedentes
de plantas de carbón generadoras de electricidad, las fábricas y los escapes
de
automóviles.
Cuando el ser humano quema combustibles fósiles, libera dióxido de azufre
(SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) a la atmósfera. Estos gases químicos
reaccionan con el agua, el oxígeno y otras sustancias para formar soluciones
diluidas de ácido nítrico y sulfúrico. Los vientos propagan estas soluciones
acídicas en la atmósfera a través de cientos de kilómetros. Cuando la lluvia
ácida alcanza la Tierra, fluye a través de la superficie mezclada con el agua
residual y entra en los acuíferos y suelos de cultivo.
La lluvia ácida tiene muchas consecuencias nocivas para el entorno, pero sin
lugar a dudas, el efecto de mayor insidia lo tiene sobre los lagos, ríos,
arroyos,
pantanos y otros medios acuáticos. La lluvia ácida eleva el nivel acídico en los
acuíferos, lo que posibilita la absorción de aluminio que se transfiere, a su
vez,
desde las tierras de labranza a los lagos y ríos. Esta combinación incrementa
la toxicidad de las aguas para los cangrejos de río, mejillones, peces y otros
embargo, en un ecosistema interconectado, lo que afecta a algunas especies,
con el tiempo acaba afectando a muchas más a través de la cadena
alimentaria, incluso a especies no acuáticas como los pájaros.
La lluvia ácida también contamina selvas y bosques, especialmente los
situados a mayor altitud. Esta precipitación nociva roba los nutrientes
esenciales del suelo a la vez que libera aluminio, lo que dificulta la absorción
del agua por parte de los árboles. Los ácidos también dañan las agujas de las
coníferas y las hojas de los árboles.
Los suelos que son regados con esta agua también se ven afectados. Los
ácidos cambian la composición de los mismos, eliminando algunos nutrientes
importantes que necesitan las plantas y aumentando la cantidad de metales
que se convierten en graves tóxicos.
Este problema puede llegar a ser mucho más grave durante las lluvias
fuertes o al escurrimiento de la nieve cuando se derrite en la primavera.
Estos tipos de aumentos breves se conocen como acidificación episódica.
España
Cataluña
1. Barcelona: 6’8
2. Agullana: 7’0
3. Sta. Mª de Palautordera: 5’5
4. Sta. Pau: 6’8
5. Begur: 5’7
6. Cercs: 6’5
7. Bellver de Cerdaña: 7’0
8. Pardines: 7’3
9. Sort: 7’3
10.Gandesa: 7’4
11. La Sénia: 7’1
Este Asiático
Estados Unidos
Bibliografía
Geographic, N. (9 de 9 de 2010). National Geographic. Obtenido de National Geographic:
http://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/lluvia-acida