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CASO ORO 2

EMBAJADAS Y RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL


En junio de 2010 la embajada española en Atenas fue asaltada por un grupo de manifestantes,
supuestamente incontrolados, que irrumpieron en el local diplomático por la fuerza, causando
importantes daños materiales en las instalaciones. Durante el asalto resultaron dañados en forma
irreparable diversos bienes muebles y obras de arte afectas a la embajada, y desaparecieron dos
cuadros de Malenkovich, famoso pintor del siglo XIX, que ha resultado imposible localizar con
posterioridad. Igualmente desaparecieron, sin que sea posible identificar las causas y sus autores,
documentos depositados en el archivo consular de la embajada y que se referían a nacionales
españoles instalados en Atenas desde el final de la segunda guerra mundial. Por último, en el curso
del asalto, tanto el embajador como otros agentes y personal al servicio de la embajada sufrieron
agresiones de distinto tipo y gravedad. Ha de tenerse en cuenta que los asaltantes participaban en
una manifestación convocada para protestar contra las medidas económicas y sociales del gobierno
del primer ministro Papandreu, ante la quiebra general del país, y que en los días anteriores se
habían producido fuertes críticas contra España por la retirada de la ayuda del gobierno socialista de
Rodriguez Zapatero, ante la estrepitosa caida de la bolsa española en más de un 40% en los últimos
días de mayo del mismo año, lo que provocó un colapso total en la economía española. A pesar de
que el recorrido de la manifestación discurría frente a la embajada española, las autoridades griegas
no adoptaron ninguna medida especial para garantizar la seguridad de la misión diplomática.
Responda de forma razonada a las siguientes preguntas:
1. ¿Es responsable Grecia por el asalto de los manifestantes a la embajada española y por los
atentados derivados de la misma?
2. ¿Es responsable por algún otro hecho referido en el relato?
3. En caso de ser responsable el Estado griego, ¿qué tipo de reparación sería la adecuada en
función del caso?
PRIMERA PREGUNTA:
Para responder a esta pregunta resulta necesario recordar que hay un hecho internacionalmente ilícito,
desencadenante de responsabilidad internacional, cuando un comportamiento, consistente en una acción u
omisión, es atribuible según el Derecho internacional a un Estado, y constituye una violación de una
obligación internacional de dicho Estado. Además, aun no considerándose el daño o perjuicio como
elemento independiente del hecho ilícito internacional (el daño inherente a todo hecho internacionalmente
ilícito es el que al mismo tiempo es inherente a toda violación de una obligación internacional), en el caso
que nos ocupa y por el contenido de la obligación primaria que ha podido ser conculcada, se requiere un
acontecimiento exterior de carácter perjudicial. Se precisa, por lo tanto, la perpetración de actos
generadores de daños, según Jiménez de Aréchaga.
Así lo ha considerado la Comisión de Derecho Internacional, que aprobó en el año 2001 el proyecto de
artículos sobre “la responsabilidad internacional del Estado por hechos internacionalmente ilícitos”.
Proyecto que, junto al instrumento convencional aplicable al caso, la Convención de Viena de 1961 sobre
relaciones diplomáticas en la que España y Portugal son parte, tendremos en cuenta a efectos de
determinar si el Estado portugués ha incurrido en responsabilidad internacional frente a España.
Como nos indica el supuesto, el asalto a la embajada española y los atentados derivados de la misma se
llevaron a cabo por un grupo de particulares, supuestamente incontrolados, en el curso de una
manifestación. Y, según las reglas de atribución contenidas en el proyecto de artículos citado, salvo en
determinados supuestos que no se dan en este caso, los comportamientos de los particulares no se
consideran como hechos del Estado.
Ahora bien, que el comportamiento de los particulares no pueda ser considerado atribuible en sí mismo al
Estado griego, no significa que dicho Estado esté exonerado de toda responsabilidad respecto de dichos
hechos, pues su propio comportamiento fue incompatible con sus obligaciones internacionales. Vid
sentencia caso Corfú de 1949. Es una obligación de carácter consuetudinario
SEGUNDA PREGUNTA:
Como ha señalado la sentencia del TIJ de 24 de mayo de 1980 recaída en el asunto relativo al personal
diplomático y consular de los Estado sUnidos en Teherán, efectivamente, que el comportamiento de los
particulares en sentido estricto no sea atribuible al Estado griego, no significa que éste no pueda ser
considerado internacionalmente responsable por su pasividad o falta de diligencia en la prevención o
represión de tales comportamientos. En este caso, el Estado no estaría asumiendo como suyos los hechos de
los particulares, sino respondiendo internacionalmente por sus propios hechos en cuanto constitutivos de la
violación de una obligación internacional de vigilancia y protección. Este deber de protección es
especialmente estricto respecto a los agentes y misiones diplomáticas, plasmado en el artículo 22.2 y 29 de la
Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas.Se ha producido un daño ( acontecimiento
exterior de carácter perjudicial ). Se atribuye al estado griego los hechos de sus órganos o agentes en
calidad de tales ( policía y autoridad gubernativa, por la no adopción de medidas preventivas. ) El art. 6
CDI considera atribuible al estado todo hecho de un órgano suyo, cualquiera que sea su posición superior o
inferior. Vid. Sent. Barcelona-Tractión.
Según las normas de derecho diplomático, la salvaguardia del principio de inviolabilidad de las personas de
los agentes diplomáticos y de los locales de las misiones diplomáticas se concreta en una obligación de
protección por parte del Estado receptor. Dice al respecto el párrafo 2 del artículo 22 de la citada
Convención que dicho Estado “tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para
proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la
misión o se atente contra su dignidad”. También el artículo 29 señala en referencia a la persona del agente
diplomático que el Estado receptor “adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier
atentado contra su persona, su libertad y dignidad”.
Por lo tanto, según las normas de la Convención de Viena, Grecia tenía, en cuanto Estado receptor, la
obligación de adoptar las medidas apropiadas para asegurar la protección de la embajada de España, su
personal, bienes, archivos y documentos, máxime cuando debía haber advertido- por el ambiente hostil
contra el estado español el recorrido de la manifestación- la posibilidad de los incidentes en el curso de los
cuales se produjeron los daños. El hecho internacionalmente ilícito del que Grecia es responsable
constituye, así, una conducta pasiva al faltar a la diligencia debida no protegiendo adecuadamente, más allá
de la protección ordinaria, los locales de la misión diplomática española en Atenas frente a actos dañosos
realizados por particulares.
TERCERA PREGUNTA:
Con respecto a la obligación de prevención a cargo del estado habrá que tener en cuenta la mayor o menor
previsibilidad de disturbios o la especial vulnerabilidad de los locales oficiales extranjeros. Ahora bien
habiendo incurrido Grecia en responsabilidad internacional frente a España y concretándose dicha
responsabilidad en el deber de reparar, queda por determinar el tipo de reparación que operaría en el caso
que nos ocupa. Según el proyecto de artículos citado, el Estado está obligado no sólo a hacer cesar el hecho
ilícito y, si las circunstancias así lo exigían, a ofrecer seguridades y garantías de no repetición, sino también
a reparar íntegramente o in toto, el perjuicio causado por ese hecho, bien entendido que el perjuicio
“comprende todo daño, tanto material como moral, causado” por el mismo (art. 31.2).
Respecto a las modalidades posibles de reparación del perjuicio o reparación stricto sensu, el art. 34 del
proyecto enumera la satisfacción, la restitución y la indemnización, ya sea de manera única o combinada.
La satisfacción es la forma adecuada de reparación de los perjuicios no materiales mientras que la
restitución (o compensación por equivalencia, en su caso) y la indemnización opera esencialmente en el
campo de los daños patrimoniales.
Siendo la restitutio in integrum o restitución en especie la forma más perfecta de reparación pues consiste en
restablecer la situación que existía antes de la comisión del hecho ilícito, ocupa el primer lugar respecto de
cualquier otra forma de reparación siempre que ésta no sea materialmente imposible. Era posible la
reconstrucción del edificio de la embajada y aquí se aplicó la restitutio in integrum. A la luz de los datos
aportados, desaparecieron dos cuadros de Malenkovich cuya localización posterior no fue posible así como
documentos depositados en el archivo consular de la embajada relativos a nacionales españoles instalados
en Grecia desde el final de la II guerra mundial y sin que fuera posible identificar las causas y los autores.
Asimismo, fueron dañados en forma irreparable diversos bienes muebles y obras de arte afectas a la
embajada. Respecto a estos daños sólo cabía la reparación por equivalencia. Esta forma de reparación
reviste usualmente la modalidad de una indemnización pecuniaria. Sin embargo, también es posible que la
reparación se realice en especie. Por ejemplo, la entrega a España por Grecia de obras de arte para sustituir
a las que desaparecieron de la embajada española, como podrían ser obras de autores griegos clásicos,
como el discóbolo de Mirón. En cuanto a las agresiones al embajador y otros agentes y personal al servicio
de la embajada sólo es posible la indemnización.
La indemnización consiste en el pago de una suma de dinero en compensación por perjuicio sufrido por el
Estado lesionado, que no ha sido reparado mediante restitución en especie o acudiendo a otra modo de
reparación. De este modo opera con carácter sustitutivo de la restitución o incluso alternativamente,
cuando ésta no es suficiente para completar en su integridad la reparación debida al Estado en cuestión.
También es posible que dicho autor prefiera este tipo de reparación aún siendo posible la restitución en
especie. En cuanto a la satisfacción, constituye una forma particularmente adecuada para reparar los daños
morales, inmateriales, ocasionados al Estado y puede consistir, entre otras modalidades en una presentación
de excusas al Estado lesionado que puede revestir, como sería el caso, la forma de una declaración oficial
del Gobierno portugués, el castigo de los culpables u otras formas de prestación.
1.- Gran Bretaña es responsable, ya que no puso los medios precisos para defender una misión diplomática en
un período de crisis y de tensión por las manifestaciones, previamente advertida por la Embajada japonesa,
pero con la omisión del deber de protecciòn de las autoridad britànicas, màs que probada.. Violación de la
Convención de <Prevención de 1977. De acuerdo a la Convención de Viena de 1961, se ha producido una
violación del art. 22 que exige el respeto a la inviolabilidad de los locales de la misión diplomática permanente,
así como el incumplimiento del art. 24 sobre inviolabilidad de archivos y documentos dondequiera que se
encuentren ( art. 24 ). El estado receptor, en definitiva, no ha adoptado las medidas adecuadas para impedir
cualquier atentado contra su persona, libertad y dignidad. La no adopción de medidas especiales cuando debían
ser tomadas hace incurrir al estado inglès en un acto ilícito que da lugar a responsabilidad internacional de este
( art. 1 del proyecto de CDI ). Tanto objetiva como subjetivamente cabe atribuir responsabilidad a Gran
Bretaña. Art. 3 CDI consistente en comportamiento omisivo que constituye una violación internacional del
estado. Vid sentencia caso Corfú de 1949. Es una obligación de carácter consuetudinario
2,3.- Se ha producido un daño ( acontecimiento exterior de carácter perjudicial ). Se atribuye al estado inglès
los hechos de sus órganos o agentes en calidad de tales ( policía y autoridad gubernativa inglesa, por la no
adopción de medidas preventivas. ) El art. 6 CDI considera atribuible al estado todo hecho de un órgano suyo,
cualquiera que sea su posición superior o inferior. Vid. Sent. Barcelona-Tractión. No es responsable por los
hechos de los particulares ( asaltantes ) ya que no se consideran hechos del estado, lo que no impide su
responsabilidad por su pasividad o falta de diligencia en la prevención o represión. Con respecto a la obligación
de prevención a cargo del estado habrá que tener en cuenta la mayor o menor previsibilidad de disturbios o la
especial vulnerabilidad de los locales oficiales extranjeros. En la reparación cabe la compensación del perjuicio (
resarcimiento, satisfacción ) y la cesación de la situación ilícita o vuelta a la legalidad. Gran Bretaña deberá
presentar excusas y castigar a los culpables de la falta de previsión de tales acontecimientos, junto con la
seguridad de no repetición de tales acontecimientos. La indemnización se regirá por la regla de la
proporcionalidad. La satisfacción es otra de las medidas que puede exigir Japòn para enjugar sus daños
morales.

Primera pregunta: ¿Cuáles son los elementos del hecho internacionalmente ilícito generadores de una posible responsabilidad
internacional de Estados Unidos?
Todo hecho internacionalmente ilícito del Estado genera responsabilidad internacional. Este principio básico de Derecho
internacional general ha sido confirmado por el artículo 1 del Proyecto de Artículos de la Comisión de Derecho Internacional sobre
responsabilidad internacional de los Estados por hechos internacionalmente ilícitos, aprobado en 2001.
A la hora de apreciar, por lo tanto, si el Estados Unidos ha incurrido en responsabilidad internacional hay que determinar si se dan las
condiciones necesarias para la existencia de un hecho internacionalmente ilícito, es decir, los elementos constitutivos de ese hecho.
Estos elementos son dos (artículo 2 del Proyecto). Por un lado, para poder atribuir la responsabilidad del hecho al Estado en cuestión,
su comportamiento debe constituir una violación de una obligación jurídica internacional que incumbe a un Estado en ese momento.
Por otro lado, el comportamiento debe poder atribuirse a ese Estado en virtud del derecho internacional.
En primer lugar, hay violación de una obligación internacional cuando el comportamiento de un Estado, constituye un
incumplimiento por ese Estado de una obligación internacional que tiene a su cargo, entendiendo por obligación la exigibilidad de
una conducta de acción u omisión impuesta por la norma de derecho internacional y sea cual fuera el origen de esa obligación. En el
supuesto de hecho, la obligación internacional incumplida deriva de una norma convencional, la Convención de Chicago sobre
Aviación Civil Internacional de 1944, en la que Estados Unidos y Portugal son parte. En virtud de esta Convención, todo Estado tiene
soberanía completa y exclusiva sobre el espacio aéreo que se levanta sobre su territorio, exigiendo a aeronaves de Estado de otro
Estado contratante obtener la correspondiente autorización para volar por dicho espacio. Resulta evidente, por lo tanto, que el
comportamiento de Estados Unidos no estuvo en conformidad con lo que de él exigía esa obligación, puesto que penetró en el
espacio aéreo de Portugal sin la debida autorización.
En segundo lugar, hay que determinar si es posible atribuir dicho comportamiento lesivo de una obligación internacional al Estado en
cuestión, como así ocurre en el supuesto ya que el vuelo no autorizado por el espacio aéreo de Portugal es realizado por una aeronave
de Estado estadounidense, siendo atribuible dicho comportamiento al Estado de matrícula de la aeronave. Además, el ilícito es
atribuible a Estados Unidos con independencia de que no se hayan causado daños materiales a Portugal. Efectivamente, si bien en los
orígenes de la responsabilidad internacional la comisión de un daño material al sujeto lesionado era un elemento esencial del ilícito
internacional, hoy en día se admite la posibilidad de responsabilidad internacional sin la comisión de dicho daño. Y es que, como
señalara la CDI, toda violación de una obligación internacional engendra un perjuicio, material o no, al Estado cuyo derecho
subjetivo resulta lesionado. En el caso de que se hubiesen producido dichos daños materiales, los mismos se tendrían en cuenta a la
hora de determinar las modalidades de reparación y, en su caso, su cuantía.
En fin, en el supuesto concurren los elementos constitutivos del hecho internacionalmente ilícito generadores de responsabilidad
internacional.
Segunda pregunta: A la luz de los datos aportados, ¿podría Estados Unidos invocar alguna circunstancia de exclusión de la
ilicitud de su comportamiento exonerándole así de responsabilidad internacional?
Hay casos en que el comportamiento de un Estado está en principio en contradicción con una obligación internacional contraída por
él respecto de otro Estado y, sin embargo, por la concurrencia de determinadas circunstancias, se excluye que el comportamiento
haya sido ilícito y, por tanto, origine responsabilidad.
Como circunstancias excluyentes de la ilicitud, el Proyecto de Artículos de la CDI, artículos 20 a 25, incluye las siguientes:
consentimiento del Estado lesionado, la legítima defensa, las contramedidas, la fuerza mayor, el peligro extremo y el estado de
necesidad.
A la luz de los datos aportados en el supuesto de hecho, la circunstancia que podría invocar Estados Unidos como excluyente de la
ilicitud de su comportamiento sería la fuerza mayor. Una situación de fuerza mayor, según el artículo 23 del Proyecto, tiene lugar
cuando se reúnen tres elementos a) el hecho en cuestión debe ser suscitado por una fuerza irresistible o por un acontecimiento
imprevisto, b) la situación es ajena al control del Estado y c) en esas circunstancias es materialmente imposible cumplir con la
obligación internacional. Efectivamente, en este supuesto concurrieron dichos elementos puesto que a consecuencia de un
acontecimiento natural o físico y sin posibilidad real de eludir sus efectos, la aeronave de Estados Unidos perdió el control,
desviándose al espacio aéreo situado sobre el territorio de otro Estado, Portugal y resultándole materialmente imposible cumplir con
su obligación internacional de volar sobre dicho espacio con la correspondiente autorización
Conviene diferenciar la fuerza mayor de los supuestos de peligro extremo y de estado de necesidad. En estas tres situaciones, el
Estado en cuestión se ve obligado en la práctica a actuar de manera contraria a las exigencias de una obligación internacional que le
incumbe. Ahora bien, a diferencia del peligro extremo (que consiste en el peligro para las vidas del autor del hecho ilícito o de otras
personas confiadas a su cuidado, -art. 24-) o del estado de necesidad (consiste en un grave peligro para los intereses esenciales del
propio Estado o de la comunidad internacional en su conjunto -art. 25-), en una situación de fuerza mayor el comportamiento del
Estado es involuntario, impuesto, o por lo menos no entraña ningún elemento de libre elección.
Finalmente, el Estado no podría invocar esta circunstancia si la situación de fuerza mayor se debiera, únicamente o en combinación
con otros factores, al comportamiento del Estado, o cuándo éste hubiera asumido el riesgo de que se produjera la situación (art. 23.2).
Tercera pregunta: En caso de controversia entre ambos Estados, ¿a qué medios de solución podrían recurrir?
Si se suscita una controversia sobre el caso, los Estados partes deberán atenerse a lo dispuesto en la cláusula relativa a solución de
controversias del Convenio de Chicago. En particular, el artículo 84 establece que “si surge un desacuerdo entre dos o más Estados
contratantes sobre la interpretación o la aplicación del presente Convenio y de sus anexos que no pueda ser solucionado mediante
negociaciones, será decidido por el Consejo*, a petición de cualquier Estado interesado en el desacuerdo. Ningún miembro del
Consejo votará cuando éste trate de una controversia en la que dicho miembro sea parte. Todo Estado contratante podrá, con sujeción
al artículo 85, apelar la decisión del Consejo ante un tribunal de arbitraje ad hoc aceptado por las otras partes en la controversia, o
ante la Corte Permanente Internacional de Justicia*. Tal apelación se notificará al Consejo dentro de los sesenta días de recibida la
notificación de la decisión del Consejo”.
*Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional
*hoy Corte Internacional de Justicia

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