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Primera pregunta: ¿Cuáles son los elementos del hecho internacionalmente ilícito generadores de una posible responsabilidad
internacional de Estados Unidos?
Todo hecho internacionalmente ilícito del Estado genera responsabilidad internacional. Este principio básico de Derecho
internacional general ha sido confirmado por el artículo 1 del Proyecto de Artículos de la Comisión de Derecho Internacional sobre
responsabilidad internacional de los Estados por hechos internacionalmente ilícitos, aprobado en 2001.
A la hora de apreciar, por lo tanto, si el Estados Unidos ha incurrido en responsabilidad internacional hay que determinar si se dan las
condiciones necesarias para la existencia de un hecho internacionalmente ilícito, es decir, los elementos constitutivos de ese hecho.
Estos elementos son dos (artículo 2 del Proyecto). Por un lado, para poder atribuir la responsabilidad del hecho al Estado en cuestión,
su comportamiento debe constituir una violación de una obligación jurídica internacional que incumbe a un Estado en ese momento.
Por otro lado, el comportamiento debe poder atribuirse a ese Estado en virtud del derecho internacional.
En primer lugar, hay violación de una obligación internacional cuando el comportamiento de un Estado, constituye un
incumplimiento por ese Estado de una obligación internacional que tiene a su cargo, entendiendo por obligación la exigibilidad de
una conducta de acción u omisión impuesta por la norma de derecho internacional y sea cual fuera el origen de esa obligación. En el
supuesto de hecho, la obligación internacional incumplida deriva de una norma convencional, la Convención de Chicago sobre
Aviación Civil Internacional de 1944, en la que Estados Unidos y Portugal son parte. En virtud de esta Convención, todo Estado tiene
soberanía completa y exclusiva sobre el espacio aéreo que se levanta sobre su territorio, exigiendo a aeronaves de Estado de otro
Estado contratante obtener la correspondiente autorización para volar por dicho espacio. Resulta evidente, por lo tanto, que el
comportamiento de Estados Unidos no estuvo en conformidad con lo que de él exigía esa obligación, puesto que penetró en el
espacio aéreo de Portugal sin la debida autorización.
En segundo lugar, hay que determinar si es posible atribuir dicho comportamiento lesivo de una obligación internacional al Estado en
cuestión, como así ocurre en el supuesto ya que el vuelo no autorizado por el espacio aéreo de Portugal es realizado por una aeronave
de Estado estadounidense, siendo atribuible dicho comportamiento al Estado de matrícula de la aeronave. Además, el ilícito es
atribuible a Estados Unidos con independencia de que no se hayan causado daños materiales a Portugal. Efectivamente, si bien en los
orígenes de la responsabilidad internacional la comisión de un daño material al sujeto lesionado era un elemento esencial del ilícito
internacional, hoy en día se admite la posibilidad de responsabilidad internacional sin la comisión de dicho daño. Y es que, como
señalara la CDI, toda violación de una obligación internacional engendra un perjuicio, material o no, al Estado cuyo derecho
subjetivo resulta lesionado. En el caso de que se hubiesen producido dichos daños materiales, los mismos se tendrían en cuenta a la
hora de determinar las modalidades de reparación y, en su caso, su cuantía.
En fin, en el supuesto concurren los elementos constitutivos del hecho internacionalmente ilícito generadores de responsabilidad
internacional.
Segunda pregunta: A la luz de los datos aportados, ¿podría Estados Unidos invocar alguna circunstancia de exclusión de la
ilicitud de su comportamiento exonerándole así de responsabilidad internacional?
Hay casos en que el comportamiento de un Estado está en principio en contradicción con una obligación internacional contraída por
él respecto de otro Estado y, sin embargo, por la concurrencia de determinadas circunstancias, se excluye que el comportamiento
haya sido ilícito y, por tanto, origine responsabilidad.
Como circunstancias excluyentes de la ilicitud, el Proyecto de Artículos de la CDI, artículos 20 a 25, incluye las siguientes:
consentimiento del Estado lesionado, la legítima defensa, las contramedidas, la fuerza mayor, el peligro extremo y el estado de
necesidad.
A la luz de los datos aportados en el supuesto de hecho, la circunstancia que podría invocar Estados Unidos como excluyente de la
ilicitud de su comportamiento sería la fuerza mayor. Una situación de fuerza mayor, según el artículo 23 del Proyecto, tiene lugar
cuando se reúnen tres elementos a) el hecho en cuestión debe ser suscitado por una fuerza irresistible o por un acontecimiento
imprevisto, b) la situación es ajena al control del Estado y c) en esas circunstancias es materialmente imposible cumplir con la
obligación internacional. Efectivamente, en este supuesto concurrieron dichos elementos puesto que a consecuencia de un
acontecimiento natural o físico y sin posibilidad real de eludir sus efectos, la aeronave de Estados Unidos perdió el control,
desviándose al espacio aéreo situado sobre el territorio de otro Estado, Portugal y resultándole materialmente imposible cumplir con
su obligación internacional de volar sobre dicho espacio con la correspondiente autorización
Conviene diferenciar la fuerza mayor de los supuestos de peligro extremo y de estado de necesidad. En estas tres situaciones, el
Estado en cuestión se ve obligado en la práctica a actuar de manera contraria a las exigencias de una obligación internacional que le
incumbe. Ahora bien, a diferencia del peligro extremo (que consiste en el peligro para las vidas del autor del hecho ilícito o de otras
personas confiadas a su cuidado, -art. 24-) o del estado de necesidad (consiste en un grave peligro para los intereses esenciales del
propio Estado o de la comunidad internacional en su conjunto -art. 25-), en una situación de fuerza mayor el comportamiento del
Estado es involuntario, impuesto, o por lo menos no entraña ningún elemento de libre elección.
Finalmente, el Estado no podría invocar esta circunstancia si la situación de fuerza mayor se debiera, únicamente o en combinación
con otros factores, al comportamiento del Estado, o cuándo éste hubiera asumido el riesgo de que se produjera la situación (art. 23.2).
Tercera pregunta: En caso de controversia entre ambos Estados, ¿a qué medios de solución podrían recurrir?
Si se suscita una controversia sobre el caso, los Estados partes deberán atenerse a lo dispuesto en la cláusula relativa a solución de
controversias del Convenio de Chicago. En particular, el artículo 84 establece que “si surge un desacuerdo entre dos o más Estados
contratantes sobre la interpretación o la aplicación del presente Convenio y de sus anexos que no pueda ser solucionado mediante
negociaciones, será decidido por el Consejo*, a petición de cualquier Estado interesado en el desacuerdo. Ningún miembro del
Consejo votará cuando éste trate de una controversia en la que dicho miembro sea parte. Todo Estado contratante podrá, con sujeción
al artículo 85, apelar la decisión del Consejo ante un tribunal de arbitraje ad hoc aceptado por las otras partes en la controversia, o
ante la Corte Permanente Internacional de Justicia*. Tal apelación se notificará al Consejo dentro de los sesenta días de recibida la
notificación de la decisión del Consejo”.
*Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional
*hoy Corte Internacional de Justicia