sé si era realmente humano o demonio, pero sí sé que mi vecino era una especie de monstruo. Podía caminar entre la sociedad con normalidad, y había matado ya a muchas niñas, muchachas y mujeres adultas. Si hubiera descubierto que yo sabía quién era, me habría matado a mí también. Así que lo llamé demonio, y como no había nadie más que pudiera hacerlo, lo maté. Creo que era lo que había que hacer. Al menos los asesinatos se detuvieron. Bueno, se detuvieron un tiempo. Verás yo también soy un monstruo, pero no un demonio sobrenatural, solo una simple chica seriamente dañada. He pasado toda mi vida tratando de mantener mi lado oscuro oculto, donde no pudiera lastimar a nadie, pero luego apareció el demonio y pues la única forma de detenerlo fue dejando salir mi lado oscuro. Y ahora no sé cómo encerrarlo. A mi lado oscuro le llamo maléfica, es el lado que sueña con momentos sangrientos e imagina cómo te verías con un cuchillo degollando tú cuello. Tengo personalidades múltiples, escucho voces, es difícil de explicar. Pienso en muchas cosas terribles y quiero hacer cosas terribles, aunque a veces sienta miedo, pero es más fácil negociar con ese lado de mí si pretendo que es alguien más. Antes no entendía de lo que era ser un asesino, pero ahora creo que sí. Ahora puedo sentirlo en lo más profundo de mis huesos y es tan insistente e inevitable. Tenía seis años, jugaba con mis amiguitas como era de costumbre, solía tener una hermosa infancia, disfrutaba correr, gritar, reír, amaba hacer lo que todos los niños hacen a esa edad. Amaba a mi familia demasiado, y ahora ya no sé si es amor o como llamarle a este sentimiento, no puedo explicarlo. Era la pequeña Rous, ayudaba a mamá en los que haceres del hogar pues a mi corta edad no ha hacía mucho; ordenar, barrer, lavar trastes, aunque no lo hacía perfecto pues estaba chiquita, pero la intención de ayudar a mamá era lo que contaba. Y de mi papá que te digo, él era mi ejemplo a seguir, un hombre trabajador, ordenado y cuando podía ayudaba a mamá en la casa aun después de llegar cansado del trabajo, ahora supongo que en estos tiempos ya no quedan hombres así. Respecto a la escuela tenía buenas calificaciones, me gustaba participar en los eventos de la escuela, recuerdo participar en un evento grande de reinado a nivel intercolegial nacional, ´´´miss chiquita´´ los maestros me buscaron a mí por mi entusiasmo, aunque no todos estaban de acuerdo, pero me bastaba el apoyo de mi familia y algunos maestros. Se llego el día del concurso y todo marcho bien, sentí una adrenalina de felicidad al quedar en las tres últimas y aunque no gane quede de princesa, pero eso ya era un avance para mí, era un logro más en mi vida. fui tan querida en mi escuela maestros, compañeros me halagaban con palabras bonitas; —Rous la mejor, Rous aquí y allá, me sentía tan feliz al tener el apoyo de mis padres y toda mi familia. En el barrio, me llevaba bien. con todos, tenía el cariño de las personas, les gustaba tocar mi larga cabellera. Pase tantos momentos felices, pero no todos los momentos bonitos y felices duran para siempre. Una tarde de mayo, estábamos en primavera y jugaba como lo hacía de costumbre, pero esa tarde me cansé de tanto jugar, la verdad era raro, yo nunca me cansaba era imparable. Me fui a recostar en la cama de mi nana, me dormí, luego sentía una incomodidad en medio de mis piernas un dolor fuerte, pensaba que era un sueño y me daba vueltas de un lado a otro, pero luego escuché una vos que dijo… —Qué le estás haciendo a Rous; el contesto -Nada la veo dormir. Para mi desgracia me di cuenta, que no era un mal sueño, y entre dormida me senté abrí mis ojos, y para sorpresa un demonio, había tocado mis partes íntimas. Sentí tanto dolor físico y moralmente, ese demonio era parte de mi familia, me arrebato la felicidad, el amor y la inocencia. Le pregunte porque me estaba tocando a lo que respondió… —Yo no te toque, no te hice nada, y si vas de chismosa a ver qué tal te va. No dije nada me bajé de la cama y fui a buscar a mis papás, pero no estaban, me fui a llorar sin entender la situación yo estaba confundida, era una niña. Se llego la noche mis padres llegaron y les comenté lo sucedido sin importar aquellas amenazas. Tenía plena confianza en ellos, estaba segura de que me ayudarían… cuando comente lo sucedido mi padre respondió. — Rous!! a ti nadie te manda a dormir en casas ajenas. Le respondí: —No es una casa ajena papá es la casa de la nana. Mi madre se metió y contesto —Sí, es la casa de tú nana, pero tú tienes tu casa. Solo bajé la cabeza y no dije nada al ver mi reacción me preguntaron —Donde esta él. Les dije que había salido, estábamos esperándolo en la sala cuando volvió abrió la puerta y mis padres rápidamente le preguntaron. —¿- Qué le hiciste a la niña? El tranquilamente y sereno contesto -Yo no le hice nada a Rous, que puedo hacerle o te hice algo Rous. Pregunto… como yo estaba con mis papás no le tuve miedo y le dije -Sí vos me tocaste, —¿Es cierto eso? — pregunto mi papá y él le dijo: —Pues revísenla y si no hay nada de que me puedan culpar yo los meteré a la cárcel por difamación, como se ponen a creer que yo le hare algo a la pequeña Rous es apenas una niña, dijo con un tono muy molesto. Mi papá solo le dijo: - Mas te vale que sea cierto lo que dices. Pero al llegar a casa, mis padres me regañaron a mí, como si era yo la culpable de todo lo sucedido, me decepcione tanto de ellos y cambie un tanto o quizás mucho. Desde aquel día todo cambio para mí, aquella niña ya no era feliz, me volví fría ya no era sociable, amigable, detestaba todo y a todos. En la escuela baje mis calificaciones, ya no participaba en nada a raíz de eso algunos niños se aprovecharon y se burlaban de mí. Gritaban con burla. —¿Qué le pasa Rous? —¿Qué le pasa a la niñita? ¡Yo solo lloraba en silencio, claro! No sé si después de lo que me sucedió la desgracia me perseguía en realidad no comprendo aun muchas cosas. Paso el tiempo y cuando tenía 9 años otra vez paso algo similar. Recuerdo que en la escuela había dos malditos niños que hacían mi vida más difícil. Pasaban tocándome las piernas, besándome a la fuerza eso pasaba cuando nos tocaba hacer aseo a mí me tocaba con ellos dos y otra niña más, pero a ella no la molestaban. Todo era solo contra mí y nuevamente lo hice saber… a la maestra le pedí que me cambiara de horario de aseo y que me pusiera con otros niños porque Kevin y Luis molestaban mucho. La profesora dijo —Rous usted ya tiene un horario de aseo y si la molestan es porque usted se lo busca, nadie molesta a alguien solo porque quieren. —Ellos me tocan, ellos me besan y levantan mi falda, son unos demonios me agarran a la fuerza —dije —Ella molesta dijo —Ve como se expresa de sus compañeros y así quiere un cambio de horario. Pasaron dos semanas y todo era igual nadie hacía nada, varias ocasiones llegue a casa llorando y mi mamá preguntándome — ¿Rous que te pasa, te hicieron algo? Yo como ya sabía que no me habían creído una vez no quería decirle nada a ellos. Pero a la siguiente semana ellos se sobrepasaron me tocaron más de la cuenta, llegué molesta y llorando a casa y dije a mamá —Estoy harta, me quiero morir. Y ella —pero porque mi niña si la vida es bella. —Kevin y Luis me han estado tocando y besando a la fuerza y la profesora no hace nada ya di la queja, pero solo les dijo que no me molestaran- le conteste. Faltaba poco para que mi papá llegara de trabajar, al llegar mi mamá le conto lo que me estaba sucediendo y esa era la razón por la cual yo llegaba llorando a casa. —¿Es cierto eso Rous? —pregunto. y yo asenté con la cabeza diciendo sí. — déjame estar estos cabrones —dijo muy molesto.
Kevin y Luis pasaban todos los días a eso
de las ocho de la noche por la casa, porque iban a jugar a una cancha de futbol, ellos eran de esos niños que nunca presentaban la tarea, que nunca hacían caso pues sus padres eran unos borrachos y problemáticos. Esa noche mi papá los espero y pudo agarrar a uno, Kevin era el que mas me molestaba. —Tú eres el que pasa molestando a mi hija —dijo papá. —yo no sé de qué habla señor- respondió llorando Kevin. —estas seguro —mi papá sosteniéndole de una mano y en la otra tenía un cinturón para pegarle a Kevin. mientras Luis de largo le gritaba. —SE VA ARREPENTIR VIEJO ESTUPIDO! — Si sus padres no les han enseñado a respetar yo sí — dijo molesto. Mientras yo solo reía y le preguntaba al maldito —que se siente estar acorralado y sin poder hacer nada. A lo que respondió —perdón no lo volveré hacer. Obviamente mi padre no lo castigaría sabíamos que, si hacia eso podía tener problemas, pero por ese momento sentí felicidad, sí de esa extraña y malvada que te da cuando estas viendo sufrir al que te hizo daño, disfrute tanto ese momento. Lo mejor fue al día siguiente en la escuela, podía ver su cara de odio contra mí y hasta tuve el valor de saludarlo y decirle —hola Kevin no quieres jugar hoy — y me eché a reír. El en verdad le había tenido pánico a papá esa noche porque solo dije eso y se fue no dijo nada. Pasaron los días y ellos no me volvieron a molestar. Lo que paso en primero y segundo año de colegio en resumido, no tenía amigos, seguía igual de sola como en la escuela desde aquel día. El tiempo paso rápido, yo crecía tenía quince años y ya cursaba noveno de primaria ahí empecé hacer amigos, y a ser mas sociable. Ellos preguntaban… —¿por qué nunca te llevabas con los demás? ¿no te gusta la compañía? —no sé — dije, evadiendo la respuesta que se cruzaba por mi mente. —hay no seas aburrida, vente con nosotros. Y me apartaron un puesto donde ellos y hasta me jalonearon. Después de poco tiempo me hice amiga de ellos nos llevábamos seis en total, nos salíamos de clase todos los días, nos íbamos a la casa de uno de los seis ahí nos drogábamos y tomábamos mucho alcohol, yo en principal era la que mas tomaba llegaba a casa borracha y drogada, tenia demasiadas peleas con mis padres me castigaron muchas veces, pero de nada sirvió yo me hacía más rebelde con ellos. A decir verdad, me gustaba sentir dolor. Un día una amiga me traiciono, una vez más Rous fue violada. Aunque creo que esta vez si fue mi culpa o no… ese día que paso todo no estaba tomando, lo que me extraño es que mi amiga me dio algo de tomar y me dijo. —te traigo un jugo tu preferido Rous. -vaya que milagro que hoy no me das algo de alcohol — dije. ella solo se dijo a reír y dijo. —no todo en la vida tiene que ser alcohol Rous. Nos tiramos una risa las dos. Me tome el jugo y a los pocos minutos todo me daba vueltas, recuerdo que le pregunte que me había dado y ella solo respondió con una vos quebrantada. —lo siento Rous. Vi entrar un hombre, claro que lo reconocí era un amigo de ella y no cualquier amigo era el hombre que nos facilitaba las drogas y la bebida y como yo nunca lo acepté, nunca quise tener algo con él. Y me confié, porque él me decía nunca te obligare hacer algo que no quieras. Pero obviamente sabia lo que planeaba y era lógico algo quería porque nadie te regala drogas o alcohol cuando ese es su negocio. Recuerdo que le dije —que me disté, porque clara se esta yendo, no te vayas no me dejes. Gritaba y sentía que todo me daba vueltas y me dormí… Al despertar él estaba encima de mí y yo forcejeaba con él y me pego y me gritaba. Aun escucho su vos en mi mente, fue a dejarme a casa porque él ya sabía dónde yo vivía. —Cuidado con mandarme a la policía o meter a clara en problemas, te ira mal, Rous mi amor muy mal a ti y a tu familia. Cuando entro a casa mi mamá, pregunta. - que te ha pasado Rous. — ¿por qué vienes tal golpeada? Y dijo a llorar. —Me violaron mamita- dije. Mi papá muy molesto me pregunto si yo sabía quién había sido. Les dije que sí y les conté como había sucedido todo. No quise poner una denuncia por no poner en peligro a mi familia y me enfermé. Enfermé de odio hacia mí, contra mi familia y más hacia los hombres. Padecía de ataques de miedo sentía como si alguien me perseguía, escuchaba voces que decían. —matar, matar, matar… —Rous nadie te quiere, todos te odian, no sirves. Era algo que escuchaba todos los días y no seguí más en el colegio. Estuve hasta con psicólogos, pero nada parecía mejorar. Yo solo quería matar a todo hombre que se me pusiera enfrente, sentía asco por ellos, mi familia no me soportaba, porque peleaba hasta con ellos y me burlaba de ellos, me cortaba enfrente de ellos y me burlaba. Me había vuelto loca una psicópata. A veces hablaba con maléfica mi otra yo la parte que quería matar así me controlaba un poco, nunca llegue hacerle daño a mi familia de matarlos, pero si moralmente. Pasaba encerrada en mi cuarto, escuchando música eso era algo que me relajaba y no pensaba hacer cosas estúpidas. Y así fue mi vida hasta la edad de veinte años. Salía me divertía cambie un tanto con mi familia nos llevábamos mejor y mi otra personalidad a maléfica ya la podía controlar. Pero luego todo cambio debido a unos asesinatos que estaban sucediendo en la ciudad. Yo por mi parte sospechaba de mi vecino, sospechaba de el porque me tiraba una mirada como de deseo le tenía asco. Era raro no tenía amigos y vivía solo, era alto y fornido caminaba siempre con una chaqueta negra larga, tampoco era amable y nadie lo conocía. Un día le comente sobre los asesinatos, yo estaba en el patio de mi casa y justamente el estaba saliendo y aunque no me daba buena impresión hablarle lo hice por mis sospechas. —Buenas tardes señor John. —Buena tarde señorita hermosa- contesto. —qué opina usted de lo que está sucediendo con ese asesino asqueroso que mata inocentes, ya van diez muertes y la policía no encuentra al ese maldito-. Le dije. —Rous yo no puedo opinar nada, hay veces que ni la policía es capas de entender algunas cosas. Dijo con una sonrisa y me hecho una mirada de pies a cabeza. —bueno, no lo interrumpo mas veo que va de salida, que le vaya bien. —nos vemos Rous-. Dijo. No sé porque, pero algo me decía que el asesino era el, así que lo seguí, luego de caminar y tomar autobuses porque los asesinatos no eran en un mismo lugar. Lo vi caminar con una muchacha por cierto era bonita los seguí y la llevaba al bosque. Se me hizo raro pero yo vi que ella lo abrazaba así que dije que solo eran ideas locas mías decidí regresarme a casa. Para mi sorpresa al día siguiente por las noticias, otra victima y era la muchacha que vi con él. Ahí estaba más que claro que el agua era él. Sentí tanta rabia al ver que ese maldito asesino a once mujeres y yo no pude salvar a la última. Digo ultima porque planee mi venganza y para mi el era un demonio, así como los que me violaron a mi y nunca hice nada pero ya era tiempo de que no siguiera más. Espere a que el saliera como lo hacia siempre todas las tardes me metí a su casa como pude. El tenia un cuarto donde tenia cosas como para torturar a alguien asi que él me facilito el trabajo, maléfica estaba tan emocionada y Rous con un poco de miedo y algo nerviosa. Lo espere y cuando llego le golpee la cabeza con un bate y cayo al suelo lo lleve al cuarto y lo amarre en una meza, cuando despertó me dijo. —qué haces Rous. —oh no, no soy Rous soy maléfica y esta noche te matare. En carcajadas. —hay muchacha no te atreverás hacer nada, a ti te mataré igual que a todas las demás-. Dijo. —no claro que no, yo ya pase por algo asi y por suerte no me mataron y hoy toca vengarme. —y porque no lo haces con los que te lo hicieron. Dijo. Agarre un cuchillo y se lo ensarte en una pierna, le salió mucha sangre y yo disfrutaba ver su dolor. Arranque carne y comía de él definitivamente nada de Rous en mí. El gritaba pero nadie podía escucharlo ese cuarto quedaba debajo de su casa. Le dije… —hiciste un cuarto para torturar y te torturare a ti. —eres una maldita psicópata dijo. Le clave un clavo en el ojo y gritaba pidiendo perdón pero ya no servía de nada, luego le di con una almágana en los dedos, abrí su pecho y le saque el corazón lo mate y por una vez en mi vida volvió la felicidad a mí. Lo enterré ahí me costo toda la noche entera cavar un hoyo para que el mal olor del cuerpo no saliera y lave el cuarto. Por fin los asesinatos iban a parar, y por el no preguntaría porque nadie lo conocía. Llegue a casa al día siguiente, y mi mamá me pregunto. —de dónde vienes tan feliz y porque vienes sucia. —porque hoy más que nunca me siento viva. Lo que ella no sabía, era que su hija había matado un demonio, un animal y lo había hecho sufrir, y eso era felicidad para ella.
Lo malo fue que yo, ahora quería matar a
todo aquel que hacia daño, matar y matar porque yo era la asesina de demonios y quería acabar con todos. Los asesinatos de mujeres pararon y por un buen tiempo. Pero mi necesidad de tomar venganza se sentía aún más. Así que me aleje y me fui tan lejos donde no habitaba nadie pasaron unos dos años y me tranquilicé. Quizás lo que hice estuvo mal, o quizás bien, pero por lo menos ya no sufría tanto eso fue como una descarga de mí. Rous volvió a mi y era tiempo de volver a casa, hablar con la verdad hacer justicia con los que me hicieron daño. Desde el tiempo de mi infancia sufrí era tiempo de ser feliz y enfrentar todos los miedos.