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LA EVALUACIÓN DE LOS DOCENTES: SUS PROPÓSITOS Y CONTROVERSIAS

Autora: Ana MaríaGonzález Ortiz


ana.gonzalez@cid.edu.mx
Coautor: SalvadorRuíz López
salvador.ruiz@cid.edu.mx
Coautor: Héctor Mario Armendáriz Ponce
hector.armendariz@cid.edu.mx

Institución: Centro de Investigación y Docencia


País: México

Resumen

El trabajo que se presenta forma parte de una investigación más amplia denominada
“La escuela primaria, dinámica institucional y reforma educativa” realizada en los
municipios de Juárez, Chihuahua y Ahumada. El procedimiento metodológico seguido
consistió en el método de encuesta a través de la aplicación de un cuestionario para
docentes, participando 1113 profesores de 150 escuelas de los subsistemas estatal y
federalizado. El instrumento incluye preguntas relativas a la formación docente, las
condiciones laborales, el currículo, la organización y gestión institucional y la
evaluación, componentes que enmarcan las acciones de la actual reforma educativa.
Como objetivo general se propone: rescatar aspectos de la evaluación de los
profesores de primaria en el marco de la Reforma Integral de la Educación Básica
(RIEB).
Los resultados comprenden un avance del análisis de los datos recabados en torno a la
evaluación de los profesores, que evidencian un porcentaje significativo (61.1%) de
quienes no participaron en la evaluación universal. Asimismo es revelador el hecho de
manifestar como razón principal para participar en Carrera Magisterial, el incremento de
sus ingresos. Sin duda que la evaluación docente desde la perspectiva del
mejoramiento profesional constituye una alternativa que favorece mejores resultados
educativos, para ello es imprescindible cruzar la barrera del pago al mérito, el control
administrativo, así como la exclusión de exámenes estandarizados, acciones que
constituyen una práctica alejada de una verdadera cultura de evaluación.

Palabras clave: calidad de la educación, carrera magisterial, evaluación de profesores.

Problematización
Por lo menos en las dos últimas décadas, las reformas educativas han sido una
tendencia global que se caracteriza por la descentralización de los servicios, mayores
niveles de autonomía para las escuelas, sistemas de evaluación de la calidad
educativa, nuevas formas de gestión e inversión en la profesionalización docente, entre
otros aspectos. Desde esta perspectiva, los cambios se enfocan a la mejora en la
calidad y la equidad (Gajardo, 2009). Entre múltiples acciones derivadas del enfoque de
la calidad, se puede encontrar que el discurso de la evaluación, permea la actividad

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educativa en todos sus ámbitos. “La cultura de la evaluación penetró e impregnó la
gestión y la vida académica” (Muñoz y Rodríguez, 2004, p. 13).

Referente a la evaluación, en México la actual reforma al artículo 3º constitucional,


plantea en la fracción III, la evaluación obligatoria para el ingreso al servicio, la
promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional. El surgimiento
de estos cambios constitucionales, ha generado amplios debates, inquietud entre los
docentes y francas manifestaciones de inconformidad.

Así también, en este rubro, se propuso la creación del Sistema Nacional de Evaluación
Educativa. La concreción de esta directriz, se dio con la definición del Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación (INEE) como organismo autónomo encargado de
“evaluar la calidad, el desempeño y resultados del sistema educativo nacional en la
educación preescolar, primaria, secundaria y media superior” (DOF, 2013, p. 2).
Si bien desde los noventa se ha dado la evaluación docente a través del Programa de
Carrera Magisterial (CM), sus resultados se han utilizado básicamente en la promoción
de niveles que representan incremento de ingresos. De esta manera la pregunta que
guía el estudio está referida a la percepción de los profesores de primaria en los
procesos de evaluación docente. Como objetivo general se propone: rescatar aspectos
de la evaluación de los profesores de primaria en el marco de la Reforma Integral de la
Educación Básica.

La Reforma de la Educación Primaria que está en marcha, para los docentes


representa el conocimiento y comprensión del enfoque que sustenta el plan de
estudios, un nuevo mapa curricular, nuevos contenidos, formas de evaluación. De
manera concreta, en el rubro de la evaluación de los profesores es importante indagar
acerca de ¿Cuál es la participación de los profesores en la evaluación universal?;
desde su perspectiva, ¿Qué representa la evaluación universal en su tarea docente?;
¿Qué opinan de carrera magisterial?; ¿Cuál es el propósito de su participación en este
programa de escalafón horizontal?

Estrategia metodológica
El avance de resultados que aquí se presentan corresponden al análisis de la
información recabada a través de un cuestionario en el que participaron 1113 docentes
de los subsistemas federalizado y estatal de los municipios de Juárez, Chihuahua y
Ahumada los cuales fueron elegidos a través de un muestreo aleatorio simple. El
cuestionario fue diseñado con la participación de estudiantes de los posgrados y
académicos del cuerpo académico de Política y gestión en educación del Centro de
Investigación y Docencia (CID) y el Centro Chihuahuense de Estudios de Posgrado
(CCHEP).

El instrumento comprende 158 ítems, de los cuales, para fines de presentación de los
resultados de este trabajo, se tomaron aspectos relacionados con la evaluación y el
desarrollo profesional enmarcados en la Reforma Integral de la Educación Básica
(RIEB). Para la confiabilidad del instrumento, se sometió a una prueba piloto, en la que
se realizaron dos aplicaciones con una diferencia de dos semanas entre la primera y la
segunda aplicación. Posteriormente cada uno de los ítems se evaluó mediante un

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coeficiente de correlación para conocer el grado de estabilidad del instrumento,
utilizando como estadístico de prueba la “r” de Pearson para los ítems de opción
múltiple y “alpha” de Cronbach para las escalas, de tal manera que la versión final la
versión final de los instrumentos presenta índices de correlación de 0.81 en “r” de
Pearson y 0.78 para alpha de Cronbach.

Análisis de resultados
La evaluación implica la valoración del desempeño de los profesores, sujetos
conformados históricamente en diversos contextos lo cual hace compleja esta actividad
dado que en el aula convergen intereses, necesidades, creencias y experiencias que
trascienden lo estrictamente señalado en el currículo.

En el contexto de la política educativa actual, derivado del eje V “Evaluar para mejorar”
en el marco de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), surge en mayo de 2011
el Acuerdo para la Evaluación Universal de docentes y directivos en Servicio de
Educación Básica con el propósito de elevar la calidad educativa.

Si bien la evaluación universal se planteó como un mecanismo obligatorio para ser


considerado en el programa de Carrera Magisterial (CM), aplicándose en junio de 2012
a maestros de primaria, en el análisis de resultados, 61.1 % -que corresponde a 680 de
1113 profesores que colaboraron en el estudio-, manifestaron no haber participado en
la evaluación universal y un 34.3 % -382 profesores- quienes sí lo hicieron, como puede
apreciarse en el gráfico No. 1.

Gráfico 1. Participación en la Evaluación Universal

También declaran en diferentes niveles de dificultad lo que les representa cumplir los
estándares de la evaluación universal: el 30.5% expresa que es difícil, al 31.9% les
parece ni fácil no difícil; 20.3% fácil y .9% muy fácil. Los componentes de dicha
evaluación, referidos al aula son: la planeación (selección de contenidos y propósitos,
diseño de estrategias didácticas, mecanismos de evaluación); gestión del ambiente de
clase (relaciones interpersonales, manejo de grupo); gestión curricular (conocimiento de
la asignatura, relaciones entre asignaturas); gestión didáctica (presentación curricular,

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atención diferenciada, organización del grupo, relación de aprendizaje alumno maestro,
recursos didácticos, manejo del tiempo, etc.) y evaluación (autoevaluación, evaluación
de alumnos).

Con relación a la evaluación de los docentes, el deterioro del salario ha constituido un


factor determinante de la búsqueda individual por mejorar las percepciones
económicas, si bien la valoración de las competencias profesionales en unidades de
diagnóstico que comprendió la Evaluación Universal, se orientó hacia la definición de
trayectos formativos, en realidad a través de Carrera Magisterial, se fomenta el
individualismo y competitividad, pues a partir de las puntuaciones obtenidas, se mejoran
sus ingresos salariales haciendo a un lado las finalidades sustantivas del trabajo
académico (Ibarra y Porter, 2007).

Esta situación se hace evidente al preguntarles a los profesores acerca de las


principales razones para inscribirse en el programa de Carrera Magisterial: 23.3 %
manifiestan como primera razón el incremento de sus ingresos seguido de quienes
expresan que es la actualización con un 21.3 % (ver gráfico No. 2). El porcentaje de
18.8% que no contestaron corresponde a los profesores del subsistema estatal quienes
no participan en este programa.

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Gráfico 2. Razones para participar en Carrera Magisterial

La tendencia de la evaluación de premios y recompensas limita las posibilidades del


trabajo colegiado y colaborativo como estrategia para revisar los problemas de las
instituciones y acudir a la búsqueda de alternativas de solución de manera conjunta. De
acuerdo a Ibarra y Porter, “la intención de la evaluación debería ser la de propiciar el
auto-reconocimiento del individuo en su quehacer cotidiano, mediante la valoración
reflexiva de sus resultados, para poder alcanzar así un mejor desempeño” (2007, p. 1).

Discursivamente se plantea que la evaluación de los profesores será el referente para


mejorar su desempeño a través de procesos formativos, lo que redundará en la calidad
de la educación. Para el 17. 9 % de los profesores, los cursos de CM apoyan siempre
el mejoramiento de su práctica docente, mientras que el 24.9% que manifiestan que
casi siempre y 19.7 % algunas veces. Referente a que los cursos son novedosos e
interesantes, 27.2 % dicen que algunas veces, 19% casi siempre y 8.9 % siempre.

El discurso de la calidad educativa ha representado el bastión de los gobiernos


desde las últimas décadas, dado su origen empresarial, de siempre se ha cuestionado
su transferencia al ámbito educativo. De esta manera los planes de desarrollo
gubernamental, acuerdos, alianzas, planes y programas de estudio sustentan sus
acciones desde esta perspectiva

La RIEB constituye la estrategia principal para lograr el objetivo planteado en el


Programa Sectorial 2007-2012 referente a elevar la calidad de la educación. A propósito
de ello, los profesores opinan estar de acuerdo con un 39.6% que impulsa el
mejoramiento de la calidad educativa, 32.6% no están de acuerdo ni en desacuerdo y
9.1% en desacuerdo (ver gráfico 3).

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Gráfico 3. La RIEB impulsa el mejoramiento de la calidad educativa

Esto denota que el discurso ha permeado en las expectativas que los profesores
tienen de la actual reforma, lo cual resulta significativo. Sin embargo los resultados de
las últimas reformas son poco alentadores como menciona Casanova (2012)

Creo que todos estamos desencantados de las múltiples reformas que se


plantean y que se resumen en nueva terminología o nueva normativa que
no llega nunca al aula, es decir, que nunca repercute en la mejor
formación de los niños y jóvenes en etapas educativas, especialmente las
comprendidas en edades obligatorias. En principio, el fallo reside en que
cuando se plantea y se pretende cambiar el modelo educativo, el sistema
en su conjunto, se aborda su estructura, la organización del profesorado,
las materias que deben desarrollarse…, pero casi nunca se llega a una
definición del currículum que ofrezca respuestas válidas y viables a las
necesidades personales contextualizadas en el mundo cercano (ahora
también virtual, alejado pero próximo), al igual que a los requerimientos
sociales exigidos por la nueva realidad del entorno (p.7).

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Actualmente ser docente comprende una serie de rasgos y características definidas a
partir de requerimientos educativos relacionados con aspectos pedagógico-didácticos,
políticos e institucionales, enmarcados en el enfoque por competencias.

En este sentido, los profesores en un 20.7 % dicen estar en desacuerdo respecto de


que se pueden identificar las competencias docentes a través de la evaluación de su
desempeño, 24.7 % no están ni acuerdo ni en desacuerdo y solo una tercera parte
(31.6%) dicen estar de acuerdo (ver, gráfico 4).

Gráfico 4. Las competencias docentes se reflejan en la evaluación de su


desempeño

Lo cierto es que la evaluación de la práctica educativa comprende una multiplicidad de


tareas que involucran espacios tanto institucionales como áulicos, por ello autores como
Duhalde (1999), Fierro (1999) y García (2008) plantean la interrelación que existe entre
aspectos político-institucionales, administrativos y normativos con el acontecer en el
aula, dado que en este espacio se construyen significados y sentidos y se manifiestan
interacciones y relaciones que si bien tienen como punto de partida el currículo, la
relación educativa se constituye en una relación social que se presenta en
determinadas condiciones sociohistóricas.

Es necesario reconocer la complejidad de la docencia y por lo tanto su evaluación ya


que representa valorar procesos de enseñanza y aprendizaje en un contexto
determinado que comprende dimensiones del quehacer institucional (Rueda, 2006 y
Fernández, 2008). “La evaluación de los profesores es un tema clave que permite la
reflexión sintética sobre la enseñanza y el aprendizaje y proporciona elementos para la
comprensión de las complejas relaciones sociales que se establecen en los salones de
clase” (Rueda, 2006, p.13).

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Conclusiones
La evaluación de los profesores por sí misma, no constituye la panacea para mejorar la
calidad educativa. Los propósitos de su realización manifestados en la reforma del
artículo 3º, han generado desconfianza e incertidumbre lo cual se evidencia en la poca
participación que manifiestan los profesores haber tenido en la evaluación universal.

Desde el Acuerdo por la Modernización de la Educación Básica en 1992, el programa


de Carrera Magisterial representa para los maestros pertenecientes al subsistema
federalizado, el mecanismo para incrementar su salario, por ello, como puede
identificarse en los resultados, hay un porcentaje significativo de participación.

Los profesores manifiestan con reserva que la evaluación permita identificar sus
competencias profesionales, dado que la educación constituye un proceso complejo
que no se limita al trabajo en el aula sino que está estructurado en bienes simbólicos
que no se pueden medir ni generalizar.

En el avance de resultados presentados, es posible identificar la presencia de


actividades en torno a la evaluación con la tendencia más hacia atender la calidad de la
forma que reconocer la calidad de los procesos académicos (Díaz B. 2005 y Rueda,
2008), por ello es menester profundizar en los significados que tienen para los
profesores, los propósitos y formas de evaluación que se han realizado.

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