Você está na página 1de 4

Revoluciones y rebeliones de la Europa Moderna, cinco estudios sobre sus precondiciones y precipitaciones.

La fronda, Roland Mousnier.


El autor propone analizar no sólo los precipitantes de la gran “revuelta” la Fronda (1648-1653), sino, en realidad
analizar las luchas e interacciones dentro de los diversos grupos de la sociedad francesa, las tensiones y los
choques de los intereses políticos y sociales detectados a lo largo de la primera mitad del siglo XVII (1600-50)
que parecen ser rasgos permanentes de la sociedad.
El autor entiende a la Fronda como expresión de una sociedad y de un Estado en profunda crisis.
La primera y más importante precondición: LA GUERRA: la guerra civil (1614-1629) y la guerra de los 30 años,
Francia se inserta en la misma entre 1624-1935, apoyando a los enemigos de los Habsburgo, finalmente
declarándole la guerra en 1935 (tanto a Austria como a España y sus aliados) “la guerra abierta”, la misma finaliza
en 1659 con la Paz de los Pirineos. El propósito de insertarse en la guerra consistía en mantener la independencia
de Francia, derrumbando con las pretensiones de hegemonía mundial de los Habsburgo y asegurándose los
territorios necesarios para la defensa de Francia contra la invasión.
Estas guerras requerían de un gran esfuerzo nacional y representaba una pesada carga para los recursos del país.
El gobierno real se adaptó a la guerra, se convirtió en un gobierno de guerra, transformándose más en una
dictadora o monocracia que en una monarquía. Se hizo necesario obligar a todo el mundo a obedecer, alentando
el patriotismo y una mentalidad militar. En la búsqueda de conseguir dinero para las tropas, el gobierno aumentó
los impuestos y creo nuevos, que perjudicaban a algunas ciudades y corporaciones que estaban exentos de los
mismos. Violó además las libertades y privilegios locales y provinciales.
Ejemplos:
El distrito financiero de Burdeos.
Impuestos como la talla, el taillon, eran destinados al ejército. La población, además, tenía que suministrar los
alimentos. A esto se le sumaba la leva de hombres, lo que privaba la mano de obra a la agricultura y a la artesanía,
en un momento en el que el trabajo manual era el más productivo.
Además este “diluvio de contribuciones” cayó sobre los franceses en un momento en que su capacidad de pago
había disminuido a causa de la prolongada recesión económica del siglo XVII. Sumándose a este contexto,
grandes CALAMIDADES ATMOSFÉRICAS, lo que perjudicó a las cosechas y al aumento del precio del pan,
el alimento más importante. De esto derivaron escasez de alimentos, epidemias, plagas y una alta tasa de
mortalidad.
Este conjunto de calamidades o “mortalités” tuvo lugar entre 1630-1632 y durante la época de la Fronda
1648-1653.

La provincia de Guyena.
Calamidades atmosféricas, malas cosechas por inexistencia de tierras cultivables, hambre, epidemias perdida de
mano de obra productiva, irrupción del comercio, etc. (Una sola mortalité costaba una tercera parte de los
habitantes). Todos estos hechos provocaron una CRISIS ECONÓMICA.

Apenas había terminado las consecuencias de una mortalité, reaparecía otra, y a partir de 1630 Francia sufrió
crecientes dificultades económicas y sociales que alcanzaban proporciones catastróficas. Esto resultó en un
permanente estado de inquietud. Los disturbios se hicieron frecuentes y todo parecía maduro para la
revuelta.
Surgieron una serie de motines aislados en contra de los soldados.
Las tensiones y disturbios fueron mayores en las regiones de campos cercados, donde modestos aparceros,
con la ayuda de sus familias y de pocos braceros asalariados cultivaban explotaciones pequeñas o de tamaño
medio para su propia subsistencia. Sus reservas de grano eran pequeñas y dos malas cosechas lo dejaban en ruina.
Los impuestos reales y los derechos señoriales resultaban muy pesados y los empujaban a una revuelta. Revueltas
contra los funcionarios de la Hacienda Real, rara vez atacaban a la nobleza militar local y nunca al sistema
señorial, ya que éste sistema les permitía a los campesinos ser propietarios de sus parcelas y la ley los protegía
contra el desahucio por parte de los señores.
En cambio, en los campos abiertos, cultivos a gran escala de los terratenientes franceses, grandes cultivadores
con medios capitalistas cultivaban extensas áreas, utilizando servidores, criados y jornaleros asalariados. Estos
cultivadores contaban con los medios para aguantar las malas cosechas, se interesaban en mantener el orden
social, por lo que esta región no participó de las rebeliones.

El autor, analiza luego, las tensiones generadas entre el rey y los miembros de la familia real y “los grandes”
(duques, condes, marqueses, barones), manifestadas en una serie de revueltas por parte de los príncipes y los
grandes, entre 1610 y 1648 (año en que inicia la Fronda).
Indica, que si bien estas REVUELTAS estaban animadas por INTERESES EGOÍSTAS, tenían también
una BASE CONSTITUCIONAL.
Existía un a CONSTITUCIÓN CONSUETUDINARIA, compuesta por edictos reales registrados por los
parlamentos, y de ciertos hábitos y costumbres, las cuales constituían las Leyes Fundamentales del reino: una
CONSTITUCIÓN DE FACTO.
Los príncipes entendían que las mismas habían sido violadas por el rey y por lo tanto sus revueltas eran
LEGÍTIMAS, porque intentaban reestablecer la constitución.
Los reyes reconocían el derecho de los miembros de sus familias a participar en el gobierno; mientras el rey fuera
menor de edad (Luis XIII hasta 1614 y Luis XIV hasta 1651, época de la Fronda), el gobierno estaba presidido
por el tío del rey y formado por los príncipes de sangre y por demás príncipes leales al rey. Hasta que el rey no
cumpliera los 21 años debían gobernar los citados anteriormente. Por lo tanto los príncipes consideraban que
debían gobernar hasta 1621 con Luis XIII y 1658 con Luis XIV. Y aun cuando el rey tuviera mayoría de edad
debía pedir consejo a sus asesores naturales (príncipes de sangre y los grandes), al mismo tiempo debía gobernar
observando los mandatos de Dios (contrato entre el rey y el pueblo, mediante el cual debía proteger sus vidas,
propiedades, religión, libertades y privilegios). Sus prerrogativas derivaban de las leyes fundamentales, que
estaban más allá de su poder y constituían la base legal de la monarquía.
Formalmente, el rey gobernaba a través de un Consejo de Estado compuesto por sus créatures personales o por
las créatures del primer ministro, sus favoritos. El lema de estos hombres era la “razón de Estado”, la prosperidad
y grandeza del Estado era condición para el bienestar y la felicidad de todo el pueblo, para alcanzarla el rey y sus
ministros eran libres para ignorar las leyes, los privilegios y derechos. Los príncipes criticaban esta política y
abogaban por la antigua constitución consuetudinaria.
Cuando los príncipes se revelaban, utilizaban a sus fieles seguidores. La base de la sociedad era la FIDELIDAD,
la lealtad personal, esto no es feudalismo, porque el inferior no rendía al suprior homenaje ni esperaba a cambio
un feudo.
Cuando el Estado se derrumbó en la Fronda, el rey y la monarquía fueron salvados por unos miles de Créatures
del joven rey que le seguían siendo fieles porque eran sus hombres, sus adictos. Los príncipes también tenían sus
créatures y éstos a la vez tenían los suyos. Entonces, cuando los príncipes se revelaban les seguían miles de
personas, fieles a los mismos.

Luego, el autor, analiza la rebelión de los funcionarios reales y del Parlamento.


El gobierno de guerra encontraba oposición y revuelta de las corporaciones burocráticas. Dentro de éstas los
magistrados debían fidelidad al rey (obediencia) y a la vez debían respeto a la dignidad de sus cargos (respeto a
la justicia, a la equidad a las layes positivas y morales), por ello debían protección al pueblo contra e poder
absoluto del rey. Cuando creían que una orden real estaba equivocada, estos consejeros del rey intentaban retrasar
la ejecución de las órdenes, pero los parlamentos podían hacer aún más. En época de guerra, estos procedimientos
no eran aceptables, por lo que el rey debía recurrir a comisiones especiales, como los intendentes, quienes hacían
cumplir a autoridad del rey y movilizaban los recursos para las guerras.
Estos actos del rey amenazaban los intereses materiales y su influencia social. Los funcionarios eran personas
privilegiadas, exentos de la tala y demás contribuciones, y en tiempos de guerra, éstos debían contribuir con los
gastos del Estado. Estos y otro métodos, eran implementados por el rey que irritaban a los funcionarios antiguos
(crear nuevos caros y venderlos).
Por otro lado, el parlamento también sufrió una serie de cambios (creación de una nueva cámara, nuevos cuerpo
de funcionarios, creación de un nuevo semestre para cada parlamento), creando consecuencias desastrosas para
los antiguos funcionarios. Estos comenzaron a perder su reputación, su poder y sus beneficios.
La naturaleza de los cargos hereditarios creó otros choques entre el gobierno y los funcionarios: “la Paulette”,
creada por el gobierno, garantizaba la herencia del cargo o al menos el capital en él invertido, en el caso de que
se venda el cargo, cuando moría le funcionario, sin embargo, esto se concedía cada nueve años, lo que hacía que
el gobierno pueda o no renovarlos. Esta medida presionaba financieramente a los funcionarios, ya que obligaba a
que todos los que se beneficiaran de la Paulette, debían realizar un préstamo al estado. Esto generó una gran
oposición del parlamento, conduciendo a una revuelta general.
El parlamento de parís dio a sus actos una base constitucional, proponiendo una teoría política revolucionaria,
constituyendo la base de una oposición constante que se convirtió en rebelión en 1615 y 1648. Evidenciando la
constante crítica del parlamento al Gobierno, acción política muy peligrosa., ya que los parlamentos de as
provincias tomaron la misma posición. (EL AUTOR EXPLICA TODA LA POLÍTICA, PERO LO
IMPORTANTE ES EL CARÁCTER REVOLUCIONARIO DE LA MISMA).

Agobiado por las exigencias financieras de la guerra, el gobierno real violaba continuamente los privilegios de
los estados provinciales: la convocación a los estados provinciales era cada vez menos frecuente; imposición de
nuevos tributos y nuevos funcionarios reales para su recaudación etc.
Estos abusos reales produjeron la indignación del pueblo y a veces unieron a todos los estratos de la población
contra el rey. Los habitantes consideraban a las provincias como su patria y a los miembros de los estados
provinciales como sus protectores o “padres de país”.
Lo mismo ocurría con los municipios, éstos contaban con una serie de privilegios y franquicias otorgadas por
varios reyes, y en muchos casos el gobierno se vio obligado a limitar algunas de estas franquicias, lo que condujo
a la oposición, rebelión y sublevación.
Aquí el autor propone el ejemplo de la ciudad de Angers, una ciudad vasallo del rey, a cual equivalía a una
pequeña república con gobierno y administración propias, sin embargo a fines del siglo XV, los magistrados
reales, las familias más importantes, obtuvieron una concesión real, esto es, que el gobierno municipal se
convirtiera en un monopolio de unas cuantas familias de magistrados reales, una pequeña oligarquía que
consideraba al ayuntamiento como propiedad suya y al gobierno municipal como su herencia. Situación que no
cambió hasta 1601, cuando las parroquias, el clero y la universidad obtuvieron de nuevo el derecho a elegir alcalde
y los regidores, sin embargo, a causa de su propio poder los magistrados reales continuaron ocupando los cargos.
La lucha por los cargos municipales dividió a los habitantes del municipio. Por lo que la administración municipal
entró en pugna con los profesionales liberales los artesanos, el clero católico, la universidad, creando una situación
muy conflictiva. En Angers las revueltas fueron causadas por violaciones de privilegios y libertades municipales.
Luego de la guerra civil de 1614-20, la ciudad fue saqueada y el pueblo echó la culpa a la aristocracia judicial,
por lo que ésta debió pedir ayuda al gobierno. Desde entonces Richelieu y luego Mazarino agentes reales
intervinieron y recaudaron lso impuestos al tiempo de agregar nuevos, la ciudad debía ahora albergar y alimentar
a cientos de prisioneros de guerra y a pagar para aprovisionar al ejército. Creando así una gran resistencia a los
tributos por parte de la población, amotinándose. Finalmente para 1648, el gobierno real alojó en la ciudad a
varios escuadrones de caballería obligando a la población a pagarlos. Los soldados obtuvieron dinero de los
vecinos por medio de extorciones, saqueos, robos, etc. Preparando el camino para la sublevación de la ciudad.
Finalmente, el autor, presenta el caso de los gentilhombres, una parte de la nobleza, que frustrada pro su posición
en el Estado y la sociedad, tenía motivos también para revelarse.
Creían que tenían el derecho de ejercer el poder político, judicial y administrativo.
Entendían que el reino había sido creado por la espada y la sangre de la verdadera nobleza, los gentilhombres, y
que el reino se seguía manteniendo gracias a su espada y su sangre. Por lo que su sangre les daba el derecho a
mandar. Pero los gentilhombres habían sido despojados de su derechos por los plebeyos, el estado llano: los
simples burgueses, mercaderes monopolizaban los cargos reales, y los gentilhombres entendían que aquella
nobleza de toga (burgueses y mercaderes que ocupaban cargos reales), no era la verdadera nobleza.
Los gentilhombres pretendían ser juzgados por otros gentilhombres, así como los plebeyos eran juzgados por
plebeyos. También protestaban con su inmunidad fiscal, ya que fue violada, se veían perjudicados por los
impuestos que el gobierno les aplicaba a los arrendatarios de sus tierras y a sus censatarios. También protestaban
con que no los dejaban dedicarse al comercio.
Se sentían despojados de todos sus derechos, privilegios y libertades, y como resultado a menudo se unían a las
revueltas de los príncipes de sangre y de los grandes del reino.
Eran antagonista de los funcionarios de la Hacienda real y el Consejo Real, y en muchos casos, los gentilhombres
incitaban y dirigían a sus campesinos en sublevaciones, con quienes tenían intereses comunes.

Por lo tanto, el autor concluye con que Príncipes, grandes, gentilhombres, funcionarios, mercaderes,
artesanos, campesinos, provincias y municipios tenían razones para recurrir a la revuelta, y algunos de
ellos así lo hicieron a menudo. Sin embargo, NO todos re revelaron, las revueltas fueron cosas de
MINORÍAS. Un gran número de los habitantes del reino siguieron leales al rey y obedientes al Estado,
aunque compartiesen ideas con lso rebeldes, prevalecieron en ellos otros sentimientos.
Es importante entender, que la división entre súbditos reales y rebeldes supuso un corte vertical en la
jerarquía de la sociedad francesa, ya que NO FUE UN CONFLICTO DE ESTRATOS SOCIALES, DE
ÓRDENES, NI DE CLASES.
Solo se unieron a la revuelta “algunos nobles”, “algunos campesinos”, “algunos gentilhombres”, etc. NO
TODOS.

Você também pode gostar