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RECOLECCION DE LOS EMBRIONES

G. A. Palma

Introducción

Los embriones bovinos, destinados a un programa de TE pueden ser obtenidos del útero por medios no
quirúrgicos. Su recolección y transferencia con éxito dependen de varios factores. En primer lugar de la
resistencia de éstos para sobrevivir y llegar a término después de ser recolectados del tracto genital,
evaluados in vitro y transferidos a un genital receptor, con cambios de medio y temperatura. En
segundo lugar depende de que la técnica de obtención no ponga en peligro la integridad del tracto
genital, a fin de poder repetirla tantas veces como sea deseable y conveniente. La primera técnica de
recolección de embriones bovinos usada hace aproximadamente dos décadas, fue quirúrgica. La misma
requería anestesia general, inducida por medio de barbitúricos y mantenida por medio de inhalación
(halotano). Por medio de una incisión de 15 cm de longitud en la línea media, por delante de la glándula
mamaria, se extraían los cuernos uterinos con los ovarios. El lavaje de los cuernos y oviductos se
llevaba a cabo el día 5-7 introduciendo catéteres de goma a través de la pared dorsal del cuerno uterino
y en la ampolla del oviducto. Cada cuerno era lavado con volúmenes variables de 40-60 ml de una
solución buffer (M 199). La manipulación quirúrgica del útero y de los ovarios conduce a lesiones que
provocan formación de fibrina y adherencias. Para minimizar ese efecto fue necesario trabajar con
buenas condiciones de asepsia, lavando el útero y los órganos adyacentes con solución fisiológica
estéril, conteniendo heparina. Con estas precauciones era posible llevar a cabo el lavaje a una vaca
sólo tres veces como máximo, lo que constituye una seria limitante en el uso repetido de esta técnica.
La tasa de éxito varió entre 50 y 70% de embriones y ovocitos obtenidos, en función del número de
cuerpos lúteos presentes. Otra variante de la recolección quirúrgica fue el by-pass propuesto por
TESTART y GODARD-SIOUR (1975), colocando la sonda a través de la pared uterina por medio de
vaginotomía (Fig. l) bajo anestesia epidural.

Fig. 1: Método transvaginal (TESTARD y


GODARD SIUR, 1975)

Después de la colocación, el catéter de goma era fijado por medio de un balón inflable. El útero era
lavado con 50-70 ml de medio. Esta técnica permitió obtener 40-50% de embriones. Las infecciones y
adherencias en los cuernos uterinos y oviductos constituyeron las desventajas que limitaron, como en el
caso anterior, la repetibilidad de la recolección e impidieron su difusión en la práctica. Ello provocó uno
de los mayores cambios en la técnica de transferencia de embriones de la década del `70. Aunque las

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primeras experiencias con la recolección no quirúrgica de embriones se remontan a la década del


cuarenta (ROWSON y DOWLING, 1949), recién a partir del trabajo de SUGIE y col. (1972) se
obtuvieron resultados satisfactorios y repetibles (SEIDEL y col., 1977).

Métodos no quirúrgicos de recolección

La posibilidad de colocar en la especie bovina la sonda a través de la cérvix abrió nuevas posibilidades
a la recolección de embriones, simplificando el procedimiento y disminuyendo el trauma uterino. Para
ello se crearon diferentes modelos de catéteres: rígidos (SUGIE y col., 1972), semirígidos (RASBECH,
1976) y flexibles (DROST, 1976; NEWCOMB y col., 1978; HAHN, 1978). Los mismos podían tener 2
vías, una para insuflar el balón de goma e inmovilizar el catéter y la segunda para inyectar y recolectar
el medio. RASBECH desarrolló en 1976 un sistema semirígido de recolección, a partir de una sonda
Foley de 2 vías. El volumen de aire a insuflar oscilaba entre 12-15 ml. La inyección de medio se llevaba
a cabo con una jeringa de 60 ml. La sonda Foley era introducida en un tubo rígido, quedando libre el
extremo anterior, a partir del balón para el aire y el extremo posterior. Los resultados obtenidos por el
autor (tabla 1) indican el éxito de la técnica propuesta, que constituyó el punto de partida de los
catéteres flexibles de 2 vías, empleados actualmente. Las experiencias y recomendaciones de
RASBECH siguen aún vigentes.

Tabla 1: Resultados obtenidos con la recolección no quirúrgica de embriones con el catéter semirígido
de RASBECH (1976)

CL Ovocitos/embriones Medio de lavaje


Vaca (n) recolectados (n) recolectado (%)

Nr. izq. der. izq. der. izq. der.

1 7 6 7 4 86 96

2 2 3 2 3 100 100

3 9 7 7 4 100 100

4 6 3-4 5 3 100 100

Los catéteres de 3 vías permiten inyectar el medio por la segunda vía mientras la tercera conduce el
líquido fuera del útero. En la actualidad se emplean catéteres rígidos y flexibles, de 2 y 3 vías, y 3
métodos de recolección (PALMA y col., 1991):

Circuito cerrado con flujo continuo


Circuito cerrado con flujo discontinuo
Circuito abierto con flujo discontinuo

Circuito cerrado con flujo continuo

Con este método (ELSDEN, 1976; GREVE y col. 1977) se emplean catéteres de 3 vías, rígidos
(CASSOU, 1984, Foto 1) o flexibles (BRAND y col., 1978). Una vía, destinada a la inyección del medio
de lavaje, se conecta al frasco que contiene la solución por medio de una tubuladura de goma látex o
silicona. La solución puede inyectarse por gravedad, colocando el frasco con el medio a
aproximadamente 1 m por encima del frasco recolector o con una jeringa, con el mismo procedimiento
que el método de flujo discontinuo (Fig. 2 y 3). Por la segunda vía se inyecta aire o medio para llenar el
balón y por medio de una tercera vía se recolecta la solución de lavaje, sin interrumpir la descarga.

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Fig. 2: Esquema del circuito cerrado con flujo continuo adaptado de ELSDEN (1976)

Circuito cerrado con flujo dicontinuo

Con este método se usa el catéter de 2 vías (Foto 3, Fig. 3a), una jeringa de 50-60 ml (Fig. 3b), una
válvula automática o manual (Fig. 3c), una unión de vidrio o plástico en forma de T o Y (Fig. 3d) y las
tubuladuras (Fig. 3 I y II). La válvula, que se coloca a la salida del frasco (Fig 3 c), permite extraer el
medio e inyectarlo en el interior del cuerno uterino. Luego de la inyección de un volumen variable de
medio (30-50 ml) se interrumpe el flujo de llenado para proceder a la segunda maniobra; el cuerno es
vaciado por la misma vía. Al ocluir la tubuladura de inyección (Fig. 3) la unión de vidrio en Y desvía el
medio a la segunda tubuladura (Fig. 3 II) que lo conduce al frasco recolector.

Fig. 3: Esquema de circuito cerrado con flujo discontinuo (adaptado de


BRAND y HOOGEKAMP, 1986)

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Circuito abierto con flujo discontinuo

Inyección y recolección con una jeringa.

Esta técnica se emplea con los catéteres flexibles de 2 vías (Fotos 3, 4, 5 y 7) y no requiere de
tubuladuras (Fig. 4). El medio se inyecta y recolecta por la misma vía y con la misma jeringa (50 ml).
Con ésta se descarga un volumen de medio fijado por el operador (Fotos 1 y 2) quien, como en el caso
anterior, debe palpar el cuerno uterino determinando y controlando su llenado a fin de evitar lesiones de
la pared uterina por exceso de medio. Las maniobras siguientes variarán de acuerdo al tipo de técnica
de lavaje que se aplique. Algunos operadores fijan y masajean el útero durante la inyección del medio.
Esta operación es particularmente importante cuando el animal no está fijado con una elevación del tren
anterior, que facilite el retorno del líquido de lavaje. Las dimensiones y peso del útero requieren que
éste sea elevado por el operador. Cuando la donante es fijada con una elevación anterior algunos
operadores no manipulan los cuernos uterinos, sólo verifican una vez el llenado. Luego retiran el brazo
del recto y continúan con la inyección de medio hasta completar el volumen preestablecido de líquido.
La recolección de los embriones en esta posición facilita el lavaje en animales con pariciones múltiples,
aun cuando se emplee además el masaje de útero. Esta forma es aplicada en los Centros de TE donde
ya se cuenta con la infraestructura necesaria. Presenta la ventaja que la manipulación no irrita al animal
y facilita la operación. Mientras se descarga la jeringa en el frasco recolector el catéter es ocluido con
una pinza hemostática o un clamp.

Fig. 4: Esquema del circuito abierto con flujo discontinuo. Inyección y recolección con una jeringa

Foto 1: Recolección por medio del sistema del sistema abierto. El operador inyecta el medio de lavaje
regulando el volumen de inyección y masajeando suavemente el cuerno uterino

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Foto 2: La recolección del medio inyectado se lleva a cabo aspirando el medio con ligera presión
negativa y elevando simultáneamente el cuerno uterino por su pared ventral

Ventajas y desventajas de tres métodos de recolección

Todas las técnicas, con sus diferentes modificaciones, como así también los catéteres mencionados se
emplean en la práctica con el mismo éxito. Por lo tanto, las diferencias entre ellos, como así también las
ventajas y desventajas observadas, no constituyen elementos de juicio excluyentes de uno u otro. El
operador será el que determine, en función de su experiencia, medios e infraestructura disponible, qué
técnica es la más adecuada para su modus operandi. Independientemente de esos factores, su
destreza es el factor más importante en la tarea de obtener los embriones.

El sistema de circuito cerrado con flujo continuo (fig. 5) permite, en su concepción teórica, un lavaje más
aséptico frente al método de inyección y extracción con jeringa, ya que el medio es conducido desde el
útero hasta el filtro o el frasco de recolección sin solución de continuidad. Ello es particularmente
importante cuando los lavajes se llevan a cabo en lugares abiertos. Sin embargo la tubuladura no es
fácil de lavar y secar, lo que puede provocar en la práctica, contaminaciones bacterianas, como
consecuencia de un lavado insuficiente o químicas, provocadas por un mal enjuagado o por la
deposición de sustancias esterilizantes (dióxido de etileno) en los restos de humedad.

Fig. 5: Circuito cerrado de 3 vías (Cassou, IMV, Francia)

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El sistema de circuito abierto con jeringa no emplea tubuladuras y las jeringas son descartables o de
fácil lavado y esterilización, razón por la cual el riesgo de falta de limpieza e insuficiente secado es
mínimo. Con este sistema se debe tener siempre la precaución de obturar el catéter a fin de no perder
el líquido que pueda quedar en el útero mientras la jeringa con el medio recolectado es descargada en
el frasco recolector. Esta maniobra es sencilla y rápida si la donante es un animal manso y/o está bien
preparado (anestesia epidural, tranquilizante etc.). Sin embargo debe repetirse entre 14 y 20 veces por
animal, de acuerdo al volumen de lavaje empleado. Ello, en una vaca indócil o intranquila puede
conducir a complicaciones con pérdida de medio. Los programas de TE ambulantes constituyen una
limitante adicional para este método, dado que la infraestructura disponible en condiciones extensivas
es muy variable y en muchos casos inadecuada para la recolección de los embriones.

El sistema de circuito cerrado con flujo continuo, como ya fue mencionado, facilita el lavaje por que la
entrada y salida del medio se realiza en forma automática y continua, disminuyendo el tiempo de lavaje.
El riesgo de pérdida de medio como consecuencia de movimientos bruscos de la donante es
considerablemente menor. El sistema de circuito cerrado con catéteres rígidos (3 vías) es tan costoso
que no se emplea uno por animal sino el mismo para varios lavajes sucesivos. Ello aumenta el riesgo
de contaminación bacteriana siendo esa, posiblemente, la razón por la cual su uso no está extendido.
Por otra parte el catéter es de acero y permanece en el cuerno uterino durante el lavaje. Su empleo es
especialmente riesgoso en animales indóciles o intranquilos por peligro de lesiones de la pared uterina.
La vía destinada al retorno del medio posee orificios de reducida dimensión. Para evitar que ésta pueda
taparse con el mucus cervical se recomienda inyectar 10-20 ml de medio cuando el catéter atravesó la
cérvix. Otra forma que además evita el pasaje del mucus cervical al útero es aspirando el mucus con
una pipeta de inseminación por medio de una jeringa antes de introducir el catéter de recolección. La
sonda puede también taparse con coágulos de sangre o restos de mucosa, como consecuencia de la
laceración del endometrio, lo que impide el retorno del medio. En ese caso se deberá conectar una
jeringa a la tubuladura de esa vía para destaparla mediante la inyección del líquido de lavaje. El
circuito cerrado con flujo discontinuo tiene menos riesgos de taparse al disponer de una vía común
de inyección y recolección. El catéter de doble vía que se emplea para ello dispone además de orificios
considerablemente mayores. Si éstos se taparan con mucus o coágulos, la siguiente inyección de
medio los liberará.

Los catéteres, disponibles en el mercado, constituyen también un tema per se en cuanto a sus precios.
El catéter de 3 vías de acero es el más costoso. Su precio pone en duda su empleo si el profesional
destina un catéter por donante como lo dispone la Asociación Internacional de Transferencia de
Embriones. Los catéteres flexibles de 2 vías, que se ofrecen específicamente para TE (Foto 3), son más
accesibles que los primeros, pero constituyen una inversión de importancia de acuerdo a la cantidad
que se disponga. El catéter armado a partir de una sonda Foley (Foto 4) reduce los costos
sensiblemente sin disminuir el éxito de recolección con respecto a los anteriores.

SUBRAMANIAN y DEVARAJAN (1991) presentaron un método "vagino-cornual" de recolección para las


vaquillonas donantes cruza Bos indicus x Bos taurus. El mismo tiene como objeto mejorar la recolección
de los embriones de donantes que por la edad o la raza (Bos indicus) permiten obtener tasas de éxito
menores que vacas adultas y razas europeas. La colocación del catéter se lleva a cabo por medio de un
by-pass a través de la pared antero-lateral de la vagina (fornix) a los cuernos uterinos (antes de la
bifurcación), con una vaina rígida, que permite atravesar las paredes vaginal y uterina según el método
de TERSTARD y GODARD-SIUR. La recolección se lleva a cabo con un catéter flexible. Los autores
concluyen en la aplicabilidad de la técnica para el tipo de donantes descrito, acentuando la ausencia de
un efecto negativo sobre la fertilidad de las mismas. Sin embargo recomiendan el entrenamiento en la
práctica de la técnica antes de aplicarla en animales de valor. Queda por establecer la repetibilidad de
la misma teniendo en cuenta las perforaciones de la pared uterina.

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Foto 3: Catéter flexible de 2 vías, modelo Minitüb, Alemania

Foto 4: Catéter flexible de 2 vías, armado a partir de una sonda Foley (LAMPETER, 1977)

Foto 5: Punta metálica (según LAMPETER) de un catéter flexible. Antes del lavaje debe controlarse la
integridad del balón

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Preparación de la donante, anestesia epidural

La preparación del animal dependerá de varios factores, entre los que se encuentran la infraestructura
disponible de acuerdo al tipo de establecimiento ganadero (producción intensiva o extensiva), la
docilidad del animal como así también la destreza y experiencia del operador.

Antes de la operación de lavaje es necesario vaciar el contenido rectal, precisar la posición y


dimensiones del útero y la respuesta ovárica al tratamiento superovulatorio (No de cuerpos lúteos,
presencia de folículos). El vaciado del recto y la toilette de la región peri anal son las primeras
maniobras. Usualmente se continúa con la tranquilización y anestesia local de la donante (PETERS y
BALL, 1986; MAPLETOFT, 1986).

A fin de contar con una buena relajación del recto se puede aplicar anestesia epidural baja (HALL,
1974; LUMB y JONES, 1979), administrando 4-6 ml de Lidocaina (2%), en el espacio comprendido entre
la primera y segunda vértebra coccígea. La cánula se coloca en una posición de 90o para atravesar la
piel. Luego en un ángulo de 45o desde la piel hacia craneoventral. Cuando la aguja ingresa al canal
medular circula aire en su interior, que provoca, en algunos casos, un ligero zumbido. Una prueba más
segura es la aplicación de unas gotas de anestésico en la entrada de la aguja, que serán aspiradas al
interior del canal vertebral, si ésta está bien colocada. Si la aguja llegase a topar una superficie ósea
significa que llegó al piso de la 1o vértebra coccígea. En ese caso retirar la aguja aproximadamente 0,5
cm (WESTHUES y FRITSCH, 1960). La inyección debe aplicarse lentamente y sin resistencia alguna.

El inicio del bloqueo sensitivo y motor se hace evidente por la flaccidez de la cola, por la falta de
respuesta del esfínter anal y de la vulva al pellizco. A pesar que la relajación de la cola es inmediata, la
acción anestésica sobre el recto y el esfínter del ano requiere 10 minutos aproximadamente. Por otra
parte puede producirse un efecto anestésico incompleto, con una buena anestesia de la cola (flaccidez)
pero insuficiente anestesia de los órganos de interés, causado por lo general por una incorrecta
administración. En ese caso deberá suplementarse o repetirse la dosis. Es importante destacar que una
insuficiente anestesia epidural puede ocasionar el fracaso del lavaje en animales indóciles.

Al levantar la cola para inmovilizarla, después de la administración del anestésico, ocurre -en algunos
casos- el ingreso de aire al recto. Ello constituye una seria complicación por que el mismo pierde
sensibilidad y capacidad de expulsar el aire. Si este fuera el caso se recomienda hacer caminar al
animal a fin de que la prensa abdominal ejerza presión sobre el recto y expulse el aire retenido. Otra
alternativa es eliminar el aire por medio de aspiración con un tubo flexible (RUBIN, 1991), para lo cual
se emplean una bomba aspirante de pequeño poder. Levantar y fijar la cola sólo después que el
operador introdujo el brazo en el recto. La vulva y la región que la rodea deberán ser lavadas,
desinfectadas (iodo povidona, alcohol 70%) y secadas.

Cuando se trabaja con hembras indóciles es conveniente emplear una combinación tranquilizante y
relajante de 100-200 mg de clorhidrato de ketamina y 0,5-1,5 ml de xilazina (0,1%) totales, según el
peso del animal. También es posible la administración de sólo uno de ambos productos. Después de su
aplicación es importante dejar a la vaca tranquila durante 10-20 minutos, a fin de que los ruidos y el
contacto con el animal no perjudiquen el efecto de los medicamentos. Por esta razón el tranquilizante se
aplica en general después de la rectalización y antes del resto de los preparativos (toilette perianal,
anestesia epidural, materiales etc.)

Previo a la introducción del catéter de lavaje se puede aspirar el mucus cervical con una pipeta de
inseminación y una jeringa de 20 ml y aumentar la luz cervical con ayuda de un dilatador de acero
inoxidable (foto 6). Este instrumento es, además, de utilidad para determinar el diámetro de la luz
cervical a través del grado de dificultad para atravesar la cérvix. Los operadores, que adecuan
diferentes modelos y/o tamaños de catéteres según el diámetro del cuello del útero, podrán determinar

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con ayuda del dilatador cual será el instrumento más adecuado para el lavaje. Si la cérvix presentó
resistencia al pasaje, el dilatador se deja colocado en la luz cervical -no en el cuerpo del útero - durante
2-5 minutos. Mientras tanto se puede llevar a cabo la palpación diagnóstica del útero y los ovarios, a fin
de determinar dimensión, forma, y respuesta superovulatoria (No de cuerpos lúteos y folículos), datos
de importancia para el protocolo de cada donante. Algunos operadores no emplean el dilatador y otros
lo hacen cuando el grado de oclusión cervical es tal que no permite la introducción del catéter de lavaje.
La desventaja de esta forma de trabajo es la extracción del catéter de la vagina con el riesgo de
arrastrar impurezas en el segundo intento. No es necesario esterilizar el dilatador ni el mandril, bastará
con un buen lavado y posterior tratamiento con un desinfectante de superficie (alcohol etílico 70%,
isopropílico 70%, etc.).

Foto 6: Dilatador cervical

Colocación del catéter y lavaje del útero

Antes de colocar el instrumento, éste debe ser enjuagado con la misma solución destinada el lavaje
(PBS + 1% SFB). Ello contribuirá a lubricar y eliminar las impurezas que pudieran haber quedado
después de una esterilización con gas (óxido de etileno).

El catéter es introducido en el vestíbulo de la vulva, separando sus labios. Los catéteres de goma o
silicona, a diferencia de los de acero, requieren para ello un mandril. Para atravesar la cérvix el
operador debe fijarlo por delante de la punta del catéter modificando su posición hacia arriba y abajo
como así también en forma lateral sucesivamente, empujando suavemente el instrumento hacia craneal
simultáneamente. Al llegar al último anillo se deberá presentar el cuerno uterino, ligeramente elevado,
frente a la punta del catéter. En este momento es imprescindible tener especial precaución de controlar
la fuerza que se ejerce sobre el catéter, a fin de no atravesar bruscamente la cérvix y perforar la pared
uterina. Cuando el instrumento alcanzó el cuerno del útero, éste último se endereza levantándolo de su
cara ventral mientras se avanza el catéter muy suavemente hasta el 1/3 medio del órgano.

No deberá existir resistencia alguna, si así ocurriera se debe retroceder el instrumento, presentar el
cuerno uterino (estirarlo suavemente) y avanzar nuevamente.

El ligamento intercornual, la curvatura uterina y el extremo anterior del cuerno deben ser puntos de
referencia permanente del grado de avance del catéter. Una vez alcanzada la posición próxima a la
deseada (por ejemplo borde del ligamento intercornual) se libera el catéter del mandril, se desplaza este
último unos centímetros hacia caudal y se deslizan ambos suavemente hacia craneal, unos 5 cm.
Repetir la operación un par de veces hasta comprobar una óptima colocación del catéter en el cuerno
uterino. De esta forma es posible colocar el catéter sin manipular excesivamente los cuernos. Después
de esta maniobra se procede a inyectar con aire el balón del catéter. El volumen de inyección varía en
función del diámetro de esa porción del útero y esto depende de la edad y tamaño del animal, como así
también de las pariciones previas. En general el volumen varía entre 15 y 20 ml. El operador es el que
determinará, por medio de la palpación, el volumen a inyectar. Se debe tener en cuenta que su exceso
produce aplastamiento de la mucosa endometrial con hemorragias, y en casos más graves, desgarro de
la pared uterina.

Con el catéter ya fijado, el operador deberá comprobar la correcta posición del instrumento. Si fuera
necesario se retirará el aire del balón de goma y se avanzará más hacia craneal. Suele ocurrir que el
operador inexperto cree fijar el catéter en un cuerno y no recolecta medio con las sucesivas inyecciones
de medio. Ello ocurre cuando el instrumento fue fijado en el cuerpo del útero y el líquido fluye a ambos
cuernos o si el balón desgarró la pared uterina. En ambos casos se podrá comprobar por palpación la

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ubicación del balón de goma o de la punta del catéter (si ésta es de acero, modelo LAMPETER, 1977a
y b). Si el balón se encuentra en el extremo anterior del cuerno uterino y éste no se ingurgita al inyectar
la solución significa que el exceso de aire del balón desgarró la pared uterina o que ésta fue perforada
con la punta del catéter. El medio es expulsado en dirección a la cavidad abdominal, en algunos casos
sólo un reducido volumen sanguinolento es recuperado.

La presencia de la herida no significa que se deba renunciar al lavaje del cuerno, particularmente si se
trata de embriones de gran valor. Resolver este problema requiere, sin embargo, destreza y sobre todo
mucha delicadeza para trabajar con el útero perforado y no agravar la lesión. Ello constituye una seria
limitante sobre todo si se tiene en cuenta que esos problemas son producto de la inexperiencia. El
operador deberá decidir de acuerdo a su criterio cual será la actitud a tomar. El catéter debe ser
colocado delante de la lesión, si es que su ubicación lo permite. Ello requiere buena sincronización
entre el operador y su asistente.

Dado que la lesión sólo puede ser determinada por crepitación en el momento de la inyección del medio
de lavaje, junto con la baja o nula recuperación del líquido ya mencionadas, no es posible fijar su
posición después que el balón fue desinflado. En consecuencia el operador deberá estar preparado
para avanzar con el catéter cuando el asistente vacíe el balón. El instrumento deberá ser colocado por
lo menos 5 cm por delante de la lesión (de acuerdo al tipo de catéter), para evitar el aumento de la
lesión de la pared del útero al inflar el balón. En los casos en que el catéter no pueda avanzar más
(genital muy largo o posición anterior de la lesión provocada por el extremo anterior del catéter) se
recomienda renunciar a ese cuerno para evitar complicaciones de gravedad.

Si la rápida evaluación indica que el catéter está bien colocado se procede a inyectar el medio de
lavaje. El volumen de líquido a inyectar varía de acuerdo a la dimensión del cuerno y en función con la
proximidad del catéter a la unión útero-tubárica. En consecuencia, la cantidad de medio debe ser
regulada cuidadosamente por el operador, a fin de inyectar la suficiente cantidad para producir en el
interior del cuerno uterino, la presión de retorno sin que su exceso provoque dolor, que intranquiliza al
animal, o lesiones. El volumen a inyectar varía entonces entre 30-50 ml. El volumen total empleado para
cada cuerno uterino variará según el criterio del operador entre 500, 700 (MUNAR y col., 1989) y 1000
ml (KÖNIG y ROMMEL, 1987). Este puede ser recolectado en diferentes tipos de recipientes y filtrado
durante o después de la recolección. La recuperación óptima no es inferior al 90% del volumen
inyectado. Algunos autores sostienen que la mayor parte de los embriones y ovocitos se obtienen
después de haber recuperado 200 ml. La temperatura del medio de lavaje debe ser de 37-39o C, los
frascos a tal fin deben mantenerse en baño María (foto 10). Una vez terminado el lavaje se repite la
misma operación en el otro cuerno uterino.

De acuerdo al grado de flexibilidad del catéter es posible cambiarlo de cuerno uterino sin sacarlo del
tracto genital. Para ello es conveniente retirar el catéter flexible hasta la cérvix e introducir lentamente el
mandril. El modelo LAMPETER (1977, foto 4 y 7), con punta metálica (foto 5), se adecua muy bien a
esta operación, por que cuando el mandril llega a la punta se produce un chasquido (LAMPETER,
1978). Catéteres muy flexibles (goma látex) son deformados por los anillos de la cérvix, lo que impide la
colocación del mandril, razón por la cual es necesario sacarlos del tracto genital, al menos hasta el
segundo anillo de la cérvix, para introducirles el mandril.

Una exitosa maniobra de lavaje no garantiza siempre la recolección del número esperado de
embriones/ovocitos en función de la cantidad de CL palpados. Las razones que motivan estas
diferencias cuantitativas pueden ser variadas y no se conocen con exactitud. No siempre es posible
explicarse este fenómeno a través de un mayor número de ovocitos no fertilizados, embriones
retardados o degenerados que pueden quedar atrapados en el oviducto o ser reabsorbidos. La falta de
experiencia puede ser una razón válida, como así también problemas de lavaje aún en grupos
experimentados. La repetición del lavaje el mismo día (6-12 h después) o al día siguiente (LANDSVERK

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y col., 1991) ha dado, en algunos casos, buenos resultados para aumentar la tasa de recolección, razón
por la cual debe tenerse en cuenta un segundo lavado.

Foto 7: Catéter de 2 vías con punta metálica según Lampeter, Minitub®, Alemania

Formas de obtención y búsqueda de los embriones

Luego del lavaje por medio de las técnicas no quirúrgicas, la aislación de los embriones de los grandes
volúmenes de medio se puede hacer por medio de sedimentación o filtración del medio recuperado.
Para la sedimentación de los embriones se emplean recipientes con forma de embudo y un cierre
hermético en su fondo, probetas o frascos de 0,5-1,0 l. Los recipientes deben estar a una temperatura
constante de 37 C ó 20 C (baño María, foto 11, o temperatura ambiente) y protegidos de la luz solar
directa. La sedimentación de los embriones requiere 20-30 minutos. Cumplido este tiempo se elimina el
sobrenadante por medio de un tubo flexible (tipo sondas pediátricas nasogástricas) que, por capilaridad
elimina lenta y progresivamente (de arriba hacia abajo) el volumen recolectado, a fin de evitar
turbulencias que hagan ascender a los embriones. El tiempo necesario para eliminar el sobrenadante
varía, en función de su volumen y del tamaño de la sonda, entre 15-25 minutos. La forma y velocidad de
eliminación del medio de lavaje es por goteo rápido.

Para acortar el tiempo que demandan las 2 operaciones mencionadas se emplean actualmente filtros
estériles con malla de acero inoxidable o plástico de 60-90 m de diámetro de poro. Estos se pueden
presentar en recipientes con forma de embudo (foto 8) donde se vuelca el medio recolectado del frasco
(después del lavaje) o directamente del catéter (durante el lavaje). Por medio de este último
procedimiento el filtro se va vaciando por su parte inferior a medida que se llena con el medio
recolectado, ahorrando de esta forma el tiempo de sedimentación, dado que los embriones quedan
contenidos en el recipiente filtrante. Otros dispositivos de filtración están unidos a un tubo de silicona, se
colocan en el recipiente con el medio recuperado (probetas) y eliminan el sobrenadante por capilaridad
(foto 9). Los embriones quedan, de esta forma, retenidos en la probeta por medio de su malla filtrante
intercambiable. La firma que los comercializa recomienda sin embargo un tiempo de sedimentación de
20 minutos. Recientemente fue presentado un nuevo filtro (Genetro, México, foto 10) que presenta la
particularidad de recolectar el medio de lavaje, la filtración y la búsqueda de los embriones sin pasos
intermedios. Su base plana y transparente permite retirar los embriones bajo observación microscópica
con el ahorro consecuente de tiempo.

El volumen de solución conteniendo los embriones (40-50 ml) se vuelca en 4-5 vidrios de reloj o en 2-3
placas de Petri (de 130 mm de diámetro) con divisiones. Para garantizar una completa observación
visual de la superficie total de la placa, la búsqueda deberá hacerse en forma de guarda griega, tanto en
el sentido de las abscisas como de las ordenadas (orientándose de acuerdo a la disposición de los

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Recolección de los embriones 69

cuadrados, Fig. 6). Para ello existen en el mercado placas cuadriculadas como la de la figura. El
cuadriculado puede trazarse, además, en las placas plásticas con un marcador fino indeleble o una
aguja hipodérmica, en la parte externa del piso como también en la tapa, colocando ésta bajo la placa
durante la búsqueda.

Foto 8: Filtro plástico en forma de embudo, Em-com EE.UU.

Los embriones encontrados deberán ser transportados a una placa de Petri más pequeña (3 mm) o a
una placa de cuatro celdas Nunc, con medio enriquecido con suero. Esta operación deberá repetirse a
fin de "lavar" los embriones antes de la transferencia o de la congelación, según lo establecido en el
reglamento de la IETS.

Foto 9: Filtro plástico con malla intercambiable (Minitüb, Alemania), combinado con una probeta

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Foto 10: Filtro Malinche I (Genetro, México)

Fig. 6: Procedimiento de búsqueda de los embriones

El pasaje de los embriones entre las placas se realiza con distintos tipos de tubos v capilares. Algunos
microcapilares (50 µl, Unopette®) se emplean con jeringas de 1 ml (Foto 12), otros (5-20 µl) con
micropipetas especiales (Transferpettor®, Foto 13) o simplemente tubos de vidrio estirados con el fuego
de un mechero Bunsen. En todos los casos se deberá tomar la precaución de redondear, con la llama
de un mechero, los bordes del tubo que toman contacto con el embrión, a fin de evitar lesiones de la
zona pelúcida o de su masa celular. Una vez que los embriones fueron lavados se puede llevar a cabo
la evaluación morfológica de los mismos.

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Recolección de los embriones 71

Foto 11: Baño María transportable

Foto 12: Capilar hecho con ayuda de un mechero Bunsen (1) y Unopette® (2) combinado con una
jeringa de 1 ml

Foto 13: Transferpettor® de 5 µl, Brand, Alemania

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Foto 14: La búsqueda y evaluación de los embriones no sólo requiere de microscopios con buenas
ópticas sino también con una buena superficie de apoyo, a fin de evitar accidentes con las
placas. Microscopio Zeiss con mesa diseñada por Palma y Hoffmann (1992)

Material necesario para efectuar un lavado y seis transferencias

Lavaje

Dilatador cervical 1
Catéter recolección de embriones 2
Mandril 2
Jeringa 60 ml 2
20 ml 2
Clamps 2
Botella para el medio de recolección 3
Tubo de recolección del medio, con peso y adaptador 2
Filtro 2
Recipiente de vidrio 500 ml 3
Lubricante 1l
PBS 2l
Suero fetal bovino
Toallas de papel
Agujas 18 descartables x 11/2 6
Baño de agua con temperatura controlada portátil 1
Incubadora portátil 1
Procaína al 2% 10 ml
Maleato de acepromacina 2 ml
Clorhidrato de xilaxina 1 ml

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Recolección de los embriones 73

Agua destilada 20 ml
Frasco estéril con tapón de goma, 20 m 1
Prostaglandina F2 1 dosis
Alcohol
Algodón
Tijera
Balde y fuentón de material plástico
Etiquetas
Marcadores

Aislación de los embriones

Lupa estereoscópica
Pipetas para manipulación de embriones
(Capilar, Unopette o Transferpettor®)
Filtros 0,22 µm de poro, tamaño: 26 mm 2
Cajas de Petri
130 mm diámetro, 6
35 mm " 5
o vidrios de reloj 6
Jeringas descartables:
1 ml 2
5 ml 3
10 ml 2
Marcadores
Etiquetas

Transferencia

Catéteres de transferencia 6
Vaina protectora
Minipajuelas (pajillas) 0,25 ml
Guantes de tacto
Procaína al 2%
Tijera
Lubricante
Toallas de papel
Desinfectante

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