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(Morrison, 1995)
Definición
a) Comienzo de la relación
b) Análisis conductual y diagnostico
c) Elección terapéutica
d) Evaluación de la eficacia del tratamiento
e) Modificación de la estrategia terapéutica
f) Decisión de terminar la terapia
La situación terapéutica
El terapeuta deberá tener una buena formación y un interés por las personas y
su bienestar.
La variable estado civil, tener hijos, etc. Puede ayudar a que el cliente confie mas
en lo que el terapeuta le diga al considerarlo con una determinada experiencia
de vida.
Hay además una serie de características que deberá tener todo buen terapeuta
las cuales serían.
a) Aceptación que muestra el terapeuta con el cliente. Hace referencia a
la preocupación y al interés que el terapeuta muestra al cliente, siendo
importante que el cliente lo perciba.
b) Buena empatía. Hace referencia a la capacidad para comprender los
sentimientos del otro, ej. Si un paciente dice “no sé si seré merecedor de
esta persona” una respuesta empática seria “no te crees lo
suficientemente bueno para ella”. Si la respuesta fuese “quizás no sea ella
la persona que te conviene” el terapeuta estaría dando una respuesta
desde su punto de vista.
c) Honestidad hace referencia a que el terapeuta debe ser honesto y legal
con el cliente, expresando de manera abierta y clara sus opiniones.
d) Credibilidad que sus palabras sean creíbles, validas, tengan crédito, que
sean fiables como fuente de información.
e) Experiencia le permite al terapeuta tener un bagaje que le permite
interaccionar de modo más adecuado con el paciente.
f) Buena formación como terapeuta hacen que tengan un adecuado
manejo de situaciones, comportamientos o emociones del cliente.
g) Flexibilidad que el terapeuta sea flexible para ajustar su estilo a las
necesidades de cada paciente.
h) Buen conocimiento de sí mismo. El terapeuta es también es una
persona, al igual que su cliente pero no debe permitir que sus
sentimientos, pensamientos e incluso sus problemas influyan en su
relación con el cliente. También es importante que sepa qué tipo de
pensamientos y sentimientos tienen mayor influencia en los juicios que
realiza, así como conocer las propias dificultades emocionales.
La interacción terapéutica.
Algunas sugerencia sobre cómo tratar o hacer o qué hacer con algunos clientes
a) Cliente que no acude a sus citas: si el cliente no acude a sus citas
concertadas y las cambia continuamente, debemos hablar con el para
analizar los motivos del cambio continuado de citas. En otros casos
hemos de comentarle al cliente que si es con cierta frecuencia no acude
a sus citas, vamos a suspender el tratamiento.
b) Resistencia del cliente al cambio: puede derivar de varias razones:
temor a describir su intimidad, a lo que el terapeuta piense de él, temor a
asumir la responsabilidad de su propia vida, a las diferencias entre los
objetivos que establece el terapeuta y los que realmente persigue el
cliente. Es importante respetar el ritmo del paciente.
c) Clientes que lloran durante la sesión: no siempre las razones por la
que llora el cliente son las mismas, por lo que el terapeuta deberá
comportarse de distinta manera. Ej. Si el cliente está llorando porque está
intentando contar algo muy doloroso el terapeuta deberá adoptar una
buena empatía, deberá permanecer callado y en cuanto el cliente se
calme el terapeuta deberá ayudarle a que se exprese verbalmente.
d) Clientes que reservan información relevante para los últimos
minutos de la sesión: puede ser aconsejable que el terapeuta le
comente que en la próxima sesión se tratara esos temas. Una excepción
a esta regla es si la información que proporciona es de vital importancia
se tratara en ese momento. Ej. Ideas de suicidio.
e) Cuando el cliente habla demasiado: el terapeuta ha de cortar al cliente
con la máxima cordialidad posible y redirigir la entrevista hacia la
información que resulte relevante.
Toda psicoterapia resulta de una relación entre demanda y oferta. Esta última
depende del circuito socio-profesional al que pertenece el terapeuta. En primer
lugar por el sistema asistencial dentro del cual se ejerce la práctica, y por el tipo
de relación laboral que liga al terapeuta con su actividad. En segundo lugar las
las actitudes y modos culturales de interacción empleados por el terapeuta en
sus intercambios personales constituyen una impronta activa que incide en toda
su actividad profesional.
Las funciones más significativas que hemos identificado son las siguientes:
instruccional, evaluativa, atencional, expresiva, operativa y de compromiso
vincular.
Función institucional:
Se refiere al modo en que el terapeuta transmite las normas y prescripciones que
rigen durante el tratamiento. Está constituida por el conjunto de acciones que
lleva a cabo el terapeuta con el fin de instalar el dispositivo terapéutico y sirve
para determinar los alcances y los límites de la relación terapéutica. Las
dimensiones más significativas de esta función son las siguientes: rigidez vs.
Flexibilidad y asimetría acentuada vs. Asimetría moderada.