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AL JUZGADO DE LO SOCIAL QUE POR TURNO

CORRESPONDA DE LOS DE HUELVA


DOÑA ********************, Procuradora de los
Tribunales y de DOÑA*************, mayor de edad,
nacional de Marruecos, provista de pasaporte num.*************, con
domicilio en ******************************, ******************,
representación que acredito mediante escritura de poder que
acompaño como Documento num. 1, actuando bajo la dirección
letrada de doña Belén Luján Sáez, colegiada 2236 del Ilustre
Colegio de Abogados de Albacete, ante el Juzgado comparezco y,
en la forma más procedente en derecho, DIGO:
Que por medio del presente escrito formulo DEMANDA
DECLARATIVA DE TUTELA POR VULNERACIÓN DE
DERECHOS FUNDAMENTALES contra la
empresa “DOÑANA 1998 S.L.”, mercantil entre otras dedicada
a la actividad agrícola, provista de CIF ++++++++, con domicilio
social en Almonte (Huelva), en la calle ++++++++++, +, CP +`+++
+; a sus efectos igualmente se indica que el lugar de prestación de
servicios es la finca sita
en***********************************************; fundamentando la
misma sin más preámbulos en los siguientes
HECHOS
PRIMERO.- Que la demandante ha prestado sus servicios para la
empresa demandada como peón agrícola en labores de
recolección de fresa, a jornada completa, de lunes a sábado, con
horario laboral de 7 a 14´30 horas, y con una antigüedad que data
de 8 de abril de 2018, siendo el salario bruto diario, incluido p.p.e.,
según Convenio de aplicación, de, s.e.o.u., de 40´39 euros.
Se hace constar a sus efectos que la trabajadora no es
representante sindical de la empresa.
Igualmente a los efectos que nos ocupan se ha de señalar que la
trabajadora, en cuanto a ciudadana no comunitaria, fue contratada
por el Régimen de contingente como eventual, teniendo contrato en
vigor hasta el 31 de julio de 2018.
SEGUNDO.– Que, a pesar de lo anterior, realmente el contrato
laboral carece de causa o presenta una causa falsa. En realidad, la
trabajadora, como integrante del contingente, es contratada en
origen ofreciéndosele trabajo continuado por tiempo de tres meses,
jornada de seis horas, con salario de algo más de cuarenta euros
por día, con alojamiento en vivienda a cargo de la empresa y el
traslado a España incluido. A la trabajadora no se le entrega copia
del contrato de trabajo que se le presenta a firma –que no se
encuentra redactado en lengua árabe-, ni se le lee, entregándosele
solamente un breve resumen en su idioma; cuando llega a España,
a la trabajadora tampoco se le presenta a firma contrato alguno con
la empresa española demandada, a la que viene asignada de
antemano.
El perfil del trabajador que se busca es el de mujer, residente en el
ámbito rural, menor de 45 años, sin formación, con hijos menores y
vínculos familiares. Cumpliendo con el perfil, mi mandante, que es
la primera vez que venía a España, es divorciada, con un hijo de
cinco años, semianalfabeta, siendo captada en una pequeña
población marroquí. Tanto la actora como su familia dependen de lo
que puedan ganar en España para su sustento durante todo el año.
Cuando la trabajadora llega a la finca de destino, encuentra que ha
sido engañada, que las condiciones pactadas son incumplidas en
su totalidad (al margen de la irregularidad que supone por sí la falta
de entrega de copia del contrato que se hace firmar a la
trabajadora) y que en verdad el conjunto de la situación resulta
intolerable. Así, de entrada a la trabajadora demandante, como al
resto de sus compañeras, se les confina en un recinto vallado
dentro de la misma finca, permaneciendo encerradas en varios
momentos, alojándolas en contenedores en las que se ubica entre 6
y 8 mujeres por contenedor en literas o colchón en el suelo, sin
agua potable y sin servicios ni ventanas; la cocina y los aseos son
comunes, sirviendo para tales usos otros contenedores (sobre 12
mujeres han de hacer uso compartido de la cocina y aseos). El
lugar donde se ubican los contenedores se encuentra sucio y en
mal estado en general, así como los contenedores mismos, los
cuales además presentan groseras goteras y desperfectos. Por
estas condiciones terribles de insalubridad y falta de habitabilidad,
encima a la trabajadora, en contra de lo pactado, se le cobra la
cantidad de 3 euros/día, cantidad que, por lo demás, se descuenta
directamente del salario, no entregándose contrato alguno al efecto.

La jornada de trabajo es igualmente incumplida, obligándosele a la


trabajadora por la empresa no sólo a echar más horas de las
pactadas, sino en condiciones en que se les obliga a coger sobre
cuarenta kilos de peso para transportar las cajas de fresa hasta el
lugar designado.
Las condiciones económicas también se varían, enterándose la
trabajadora con posterioridad que sólo se le iba a pagar unos
setenta céntimos por caja de fresa, lo que viene a resultar menos de
diez euros el día.
La trabajadora sufrió enfermedad y no fue atendida.
La trabajadora no recibió ninguna formación en materia de
prevención de riesgos laborales.
La trabajadora no ha cobrado su salario ni se le ha ofrecido labor de
forma continuada; tampoco se le ha entregado nomina o recibo de
su salario en ninguna ocasión.
El alta en Seguridad Social en todo caso se ha producido en
condiciones de infracotización.
Que existen diferencias en las condiciones de las trabajadoras
según sean “nuevas” o no, es decir, hayan repetido en la
contratación con la empresa con anterioridad.
TERCERO.- Que durante la prestación del trabajo, la trabajadora,
como sus compañeras, eran constantemente recriminadas,
debiendo soportar repetidos gritos y vejaciones con connotación
xenófoba por su origen (“marrocas”).
CUARTO.- Que la trabajadora, sin conocer a nadie, recién llegada
a un país extranjero, del que desconoce lengua y costumbres y a la
que se le deja en una finca, alejada de cualquier casco urbano y sin
posibilidades ni recursos para comunicarse, se encuentra con un
panorama mucho más sombrío del que ya se describe en el
apartado anterior.
Así, la trabajadora que se incorpora de inmediato a sus labores,
llega a la finca sin recursos y sin comer (téngase en cuenta las
prohibiciones de la empresa en este sentido) y empieza a trabajar
pero no cobra, abocándosele deliberadamente a una situación de
extrema necesidad y vulnerabilidad, llegando a pasar hambre o
tener que pedir y/o mendigar para comer, situación de
desesperación conocida y propiciada por la empresa, y no
remediada.
En esa situación, tras varios días sin comer, la trabajadora, como
muchas de sus compañeras, es sometida a acoso. Así, mi
mandante afirma ser objeto tanto por parte de compañeros de
trabajo, de origen rumano, como por uno de sus jefes, Antonio
Matos, de constantes proposiciones de índole sexual mediante
expresiones como “friki friki”, que equivalen a tener sexo,
ofrecimiento que se hace a cambio de dinero (50 euros).
De la misma manera, en esas condiciones, a las trabajadoras se les
incita a la prostitución a través de las propuestas que efectúan tres
de las trabajadoras “antiguas” de la empresa, también de origen
marroquí, llamadas ******, ***** y*****. Los ofrecimientos de contacto
sexual es para con los jefes y para con terceros. A las trabajadoras
se les “invita” a subir a vehículos para mantener relaciones con
terceros.
Al margen de la resistencia y rechazo que la actora ha mantenido
en todo momento, llegando a verse involucrada en episodios de
violencia en los que el mencionado Antonio Matos intentó por la
fuerza el contacto sexual, se ha de tener en cuenta el contexto
general en que las trabajadoras se encuentran, sometidas a una
situación de absoluta necesidad (pasando hambre y sin dinero) y
extrema vulnerabilidad que hizo que algunas de ellas sucumbieran
a la coacción que la situación supone.
Por su parte, se ha de señalar que a la puerta de la finca se
encontraban diariamente apostados vehículos con hombres
desconocidos que hacían proposiciones sexuales a cambio de
dinero a las trabajadoras cuando éstas intentaban salir de la finca;
también a la actora.
Aunque las “ofertas” fueran reiteradamente rechazadas, la situación
de acoso no disminuía.
Todas estas situaciones eran conocidas y consentidas por la
empresa demandada, que, además, con todo cinismo y
mendacidad, y causando grave daño, ha llegado a insultar a las
trabajadoras, acusándolas de “prostitutas” y amenazándolas con
tener grabaciones de sus supuestas conductas, las cuales iban a
ser enviadas a sus “familias en Marruecos”.
Téngase en cuenta a los efectos que nos ocupan que en el país de
origen de mi mandante, sea una situación de agresión sexual
extrema o un abuso o tocamiento de la menor levedad, aun
contando con toda la resistencia de la victima que se pueda
imaginar, supone una “mancha” para la mujer, a la que se le
considera impura (impureza que insistimos se entiende existe
al margen de cuál haya sido la voluntad y comportamiento
de la mujer), sufriendo así el rechazo de su comunidad, entorno y
familia, pudiendo incluso suponer perder el contacto con sus
propios hijos. Esto, junto con las dificultades de comunicación con
su propia defensa -ya que las trabajadoras sólo hablan árabe-, se
ha de tener muy en cuenta de cara a la justa valoración de los
hechos.
En definitiva, el acoso padecido resulta una conducta de índole
discriminatoria que atenta contra la dignidad de la persona y crea un
entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante y ofensivo,
además del ataque a la libertad, personal y sexual, de la
trabajadora.
QUINTO.- Que la actora ha denunciado penalmente los abusos y
agresiones sexuales sufridos, tramitándose al efecto Diligencias
Previas 553/2018, seguidas ante el Juzgado de Instrucción num. 3
de La Palma del Condado (Huelva), remitiéndonos a todo lo
tramitado en esa causa a los efectos que nos ocupan. Igualmente
se ha de entender parte integrante de esta demanda el contenido
de la denuncia penal formulada (a pesar de que dadas las
condiciones concurrentes, la declaración no pudo ser
óptima, máxime ante la clara hostilidad y reticencias que
en todo momento mostró el agente actuante).
SEXTO.- Que de forma inopinada y sin causa, con fecha 31 de
mayo de 2018 y con efectos de ese mismo día, la empresa, como
represalia, procede a dar de baja en la Seguridad Social a la
trabajadora, despidiéndola, sin que la empresa demandada haya
procedido a emitir comunicación alguna de despido. La trabajadora
se entera con posterioridad. La trabajadora ha accionado contra el
despido, encontrándose su reclamación en trámite (curioso
resulta que ni en el propio CMAC se haya observado la
práctica habitual de cumplir con el plazo legal de quince
días para la celebración del acto de conciliación por
despido, señalando para el mes de octubre próximo; ello
entronca con la negativa sistemática a reconocer la
realidad de los hechos que hemos podido encontrar en
diferentes instancias oficiales y en los propios medios de
comunicación. Todo ello siempre al margen de lo previsto
en los Convenios y Protocolos de actuación internacionales
y nacionales habidos en la materia, que siempre establecen
plazos cortos de actuación y la máxima protección a las
víctimas).
SEPTIMO.- Que ante las horribles e insoportables condiciones
laborales y de vida que se les estaba imponiendo por parte de la
empresa, las trabajadoras, incluida la actora, se quejaron de su
situación, reivindicando sus derechos. Así, se produjeron
Manifestaciones espontáneas de las trabajadoras en fecha anterior
al despido, en las que se quejaban de su situación y pedían que se
le restaurasen todos sus derechos –laborales y cívicos-. En este
orden de cosas, significar que en la Manifestación que tuvo lugar en
la finca el día 30 de mayo también participaron las trabajadoras de
origen rumano, siendo que a estas últimas se les atendió por la
empresa su reivindicación de que no se les aplicara condiciones de
“destajo”. Tanto a la aquí actora como a sus compañeras
marroquíes se les ignoró por completo en todas sus reclamaciones.
Que una intensificación en las negativas condiciones impuestas, se
produce a raíz de que la comunidad musulmana de la zona se
personara en la finca preocupándose por las condiciones que
estaban padeciendo las trabajadoras. Cuando escasos días
después, el 31 de mayo de 2018, tras recibir informaciones
confidenciales, se personan también en la finca dos de los
abogados de AUSAJ (Asociación de Usuarios de la
Administración de Justicia; asociación sin ánimo de lucro
que está prestando asistencia legal a las trabajadoras
denunciantes), permitiéndose su entrada por una de las
manijeras, rumana, de nombre *****, y los letrados, doña Belén
Luján Sáez, que autoriza este escrito, y don Jesús Diaz Formoso,
abrumados por lo que ven, piden a las trabajadoras que
confeccionen una lista con sus quejas y los nombres completos de
las personas que quieran denunciar, la situación se precipita. En
este orden de cosas, se señala que los abogados observaron lo que
venía a ser como un campamento de refugiados, al que accedieron
tras la manijera, que iba abriendo las puertas de los vallados,
cerradas con llave.
Los abogados se ofrecen a acompañar al Hospital de Huelva, para
que recibiera asistencia médica, a una de las trabajadoras de la
finca, que acepta y se marcha con ellos. Al día siguiente, los
abogados intentan poner en conocimiento de las autoridades la
situación en la finca (no se cogen las denuncias ni en el
Juzgado de guardia de Huelva –que deriva al competente
territorial-, ni en el de Palma del Condado –que a pesar de
haber sido avisado por el Juzgado de Huelva de que se
pretendía formular la denuncia, se negó a cogerla “hasta el
lunes” pese a estar de guardia), regresando a la misma
acompañados de la Guardia Civil, momento en el cual se les
entrega por una de las trabajadoras una lista con más de cien
nombres de trabajadoras que quieren denunciar o reclamar por su
situación (de estas denunciantes, el lunes día 4 de junio ya
no queda en la finca prácticamente nadie, al ser enviadas a
su país, situación que se pudo haber evitado).
En las 48 horas siguientes la situación se recrudece, siendo que
primeramente se intenta por parte de la empresa convencer a las
trabajadoras para que no denuncien mediante prebendas y
compensaciones económicas y, después, cuando fracasan,
mediante la fuerza y la coacción, amedrentando a las trabajadoras
todo el tiempo con frases del tipo “la Policia es mía”.
A mayores se dirá que la empresa ha intentado “comprar” la
voluntad de las trabajadoras denunciantes con posterioridad,
siempre con la intención de que no continúen con su reclamación.
OCTAVO.- Que, en efecto, se ha de señalar que, en el colmo de la
cosificación, de la consideración de la trabajadora como mero
objeto, cuando la empresa decide la extinción de la relación laboral
anticipadamente, se encierra a las trabajadoras en la finca, incluso
a algunas de ellas en los propios contenedores que sirven de
dormitorios (la infraestructura está preparara y pensada para
ello en cualquier momento, por lo que resulta fácil a pesar
de estar hablando de cientos de trabajadoras; la finca llega
a contar con más de 400 trabajadores) y se intenta el día 3 de
junio, sin previo aviso, subir a la trabajadora a la fuerza a un
autobús que la llevaría a su país de origen, y ello a pesar de la
voluntad contraria de la trabajadora y la existencia de contrato y
visado en vigor. Con forzar su marcha se quería impedir que la
trabajadora, como otras muchas de sus compañeras, procedieran a
denunciar su situación ante las autoridades. La trabajadora tuvo que
escapar del lugar para no ser expulsada. Agentes de la Guardia
Civil rodeaban en ese momento la finca, impidiendo la salida de las
trabajadoras del perímetro, y persiguiendo después a las
trabajadoras escapadas.
Muy pocas son las trabajadoras que no ceden a las presiones o las
que consiguen escapar, resultando de interés que las trabajadoras
que expulsan del país ese día son en su mayor parte las que figuran
en la lista de denunciantes, listado del que el empleador hizo gala
tener el sábado día 2 de junio ante las propias trabajadoras a fin de
incrementar su temor, cuando en ese momento solo había sido
aportada en el atestado policial ante la Guardia Civil el día anterior.
En definitiva, de una manera u otra, ese día 3 y los siguientes, todas
y cada una de las personas que constan en esa lista salen
obligadas del territorio nacional.
NOVENO.- Que la trabajadora ha denunciado ante Inspección de
trabajo en fecha 4 de junio de 2018, sin perjuicio de otras acciones
legales.
DECIMO.- Que la trabajadora con causa en la relación laboral,
sufre lesión psicológica, causándose un menoscabo en la
integridad física y moral de la misma. La trabajadora se encuentra
en tratamiento psicológico por síndrome ansioso reactivo a la
situación padecida en la relación de trabajo con la empresa
demandada. La enfermedad se manifestó con anterioridad a la
salida de la trabajadora de la finca.
UNDECIMO.- Que en cualquier caso, ante la discriminación
sufrida y las vulneraciones por el resto de los Derechos
Fundamentales denunciados (dignidad, integridad, intimidad,
indemnidad y libertad personal, deambulatoria y sexual), procede la
indemnización por los daños y perjuicios sufridos, incluidos los
morales, en cuantía de ochenta mil euros, más los intereses
correspondientes, correspondiendo esta indemnización de forma
añadida a cualesquiera otra que legamente se fije.
La gravedad de los hechos en las que se llega a tratar a la
trabajadora cual objeto y se le somete a situaciones de explotación
de toda índole y servidumbre, justifica la cuantía indemnizatoria en
esta jurisdicción, y ello sin perjuicio de las acciones penales que se
puedan ejercitar por la concurrencia de presuntos delitos de
lesiones (artículos 147 y ss CP), contra la libertad e indemnidad
sexual (articulo 179 y ss CP), contra los derechos de los
trabajadores (artículo 311 y ss CP), de trata de seres humanos
(articulo 177 bis CP) y de lesa humanidad (articulo 607 bis), entre
otros, que se habrán de ventilar ante la jurisdicción correspondiente.
De todos modos, se ha de señalar que la indemnización solicitada
se encuentra dentro del arco cuantitativo de la sanción
administrativa que cabría imponer por infracción por vulneración de
Derechos Fundamentales (según contempla la LISOS).
DUODECIMO.- Que en acreditación de lo expuesto,
acompañamos a este escrito de demanda los documentos que
seguidamente se relacionan, dejándose designados en todo caso
los archivos y protocolos originales, siendo éstos:
–DOCUMENTO NUM. 2 a 7, denuncias formuladas ante la Guardia
Civil.
–DOCUMENTO NUM. 8, denuncia sellada ante Inspección de
trabajo.
–DOCUMENTO NUM. 9, Convenio colectivo de aplicación.
A los anteriores hechos, le son de aplicación los siguientes
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I.- JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA.-
Son competentes para el enjuiciamiento de este asunto tanto
jurisdiccional, como objetiva y territorialmente los Juzgados de lo
Social de Huelva en base a los artículos 9.5 y 93 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial en relación con los artículos 1, 2. b), 6.1 y 10.1 de
la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social.
II.- CAPACIDAD Y LEGITIMACIÓN.-
Mi representada tiene capacidad procesal conforme a lo dispuesto
en el artículo 16.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Social por estar en pleno ejercicio de sus derechos civiles, y
Legitimación activa de acuerdo con lo establecido en el artículo 17.1
de esta misma ley por tener un interés legítimo y directo en este
asunto. La parte demandada posee legitimación pasiva por poseer
un interés legítimo en los efectos que produzca la resolución que
dicte este Juzgado.
III.- POSTULACIÓN.-
En virtud de lo dispuesto por el Art. 21 de la Ley Reguladora de la
Jurisdicción Social, la defensa del demandante en este caso será
ejercitada por abogado y será representado por procurador.
IV.- AGOTAMIENTO DE LA VÍA PREVIA DE
CONCILIACIÓN.
No es preceptiva la presentación de papeleta de conciliación previa
cumpliendo con lo dispuesto en los artículos 64 y concordantes de
la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social.
V.- PROCEDIMIENTO.
El proceso a seguir será el especial conforme a lo contemplado en
los artículos 177 y siguientes de la Ley Reguladora de la
Jurisdicción Social, sin perjuicio de la regulación supletoria que se
contiene en los artículos 80 y ss y la que se precise de la propia Ley
Adjetiva Civil.
VI.- DEMANDA.
En el presente escrito se reúnen todo los requisitos que establece el
artículo 179 y concordantes de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Social.
VII.-FONDO DEL ASUNTO.
I.- Articulos 9, 10, 14, 15, 17, 18, 24, 35 y 40
Constitución Española.
II.- Texto vigente de la Ley reguladora de la Jurisdicción Social.
III.- Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los
Trabajadores.
El artículo 4.2 del propio texto estatutario, como derecho básico,
establece que:”En la relación de trabajo, los trabajadores tienen
derecho:….e) al respeto de su intimidad y a la consideración debida
a su dignidad, comprendida la protección frente a ofensas verbales
o físicas de naturaleza sexual”, es claro, que cualquier
comportamiento empresarial que afecta a la dignidad de las mujeres
y de los hombres en el trabajo y que está basado en el sexo,
incluyendo comportamientos físicos, verbales o no verbales no
deseados por la víctima, constriñe no solo este derecho básico,
contemplado en la normativa de aplicación, sino que resulta lesiva
para los Derechos Fundamentales en juego.
IV.- Convenio Colectivo de aplicación.
V.- *Directiva 2014/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 26 de febrero de 2014, sobre las condiciones de entrada y
estancia de nacionales de terceros países para fines de empleo
como trabajadores temporeros. (DO L 94 de 28/03/2014)
*Directiva 2011/98/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
13 de diciembre de 2011, por la que se establece un procedimiento
único de solicitud de un permiso único que autoriza a los nacionales
de terceros países a residir y trabajar en el territorio de un Estado
miembro y por la que se establece un conjunto común de derechos
para los trabajadores de terceros países que residen legalmente en
un Estado miembro. (DO L 343 de 23.12.2011).
*Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5
abril de 2011, relativa a la prevención y lucha contra la trata de
seres humanos y a la protección de las víctimas y por la que se
sustituye la Decisión marco 2002/629/JAI del Consejo. (DO L 101
de 15.4.2011).
* DIRECTIVA 2000/43/CE, de 29 de junio de 2000 relativa a la
aplicación del principio de igualdad de trato de las personas
independientemente de su origen racial o étnico.
* DIRECTIVA 2000/78/CE, de 27 de noviembre de 2000, relativa al
establecimiento de un marco general para la igualdad de trato en el
empleo y la ocupación.
* DIRECTIVA 2002/73/CE, de 23 de septiembre de 2002 que
modifica la Directiva 76/207/CEE del Consejo relativa a la aplicación
del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que
se refiere al acceso al empleo, a la formación y a la promoción
profesionales, y a las condiciones de trabajo.
* Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de febrero de 1976,
relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre
hombres y mujeres en lo que se refiere al empleo, a la formación y
a la promoción profesionales, y a las condiciones de trabajo.
* Convenios nums. 111 y 158 OIT.
…………………………
El Tribunal Supremo, establece, entre otras, en Sentencia de 24 de
julio de 2014, que “la necesidad de garantizar que los
derechos fundamentales del trabajador no sean
desconocidos por el empresario bajo la cobertura formal del
ejercicio por parte de éste de los derechos y facultades
reconocidos por las normas laborales pasa por considerar la
especial dificultad que ofrece la operación de desvelar, en
los procedimientos judiciales correspondientes, la lesión
constitucional encubierta tras la legalidad sólo aparente del
acto empresarial, necesidad tanto más fuerte cuanto mayor
es el margen de discrecionalidad con que operan las
facultades organizativas y disciplinarias del empleador (por
todas, STC 183/2007, de 10 de septiembre, FJ 4 (EDJ
2007/151834), y 168/2006, de 5 de junio, FJ 4 (EDJ
2006/88985)). Por esta razón hemos señalado
reiteradamente la necesidad de que el trabajador aporte un
indicio razonable de que el acto empresarial lesiona su
derecho fundamental, principio de prueba dirigido a poner
de manifiesto, en su caso, el motivo oculto de aquél; un
indicio que no consiste en la mera alegación de la
vulneración constitucional, sino que debe permitir deducir
la posibilidad de que aquélla se haya producido. Sólo una
vez cubierto este primer e inexcusable presupuesto puede
hacerse recaer sobre la parte demandada la carga de
probar que su actuación tiene causas reales absolutamente
extrañas a la pretendida vulneración de derechos
fundamentales, así como que aquéllas tuvieron entidad
suficiente para adoptar la decisión, único medio de destruir
la apariencia lesiva creada por los indicios. Se trata de una
auténtica carga probatoria y no de un mero intento de
negar la vulneración de derechos fundamentales, lo que
dejaría inoperante la finalidad de la prueba indiciaria.
La ausencia de prueba trasciende así el ámbito puramente
procesal y determina que los indicios aportados por el
demandante desplieguen toda su operatividad para
declarar la lesión del derecho fundamental (por todas, STC
168/2006, de 5 de junio, FJ 4) (EDJ 2006/88985). En
definitiva, el demandante que invoca la regla de inversión
de la carga de la prueba debe desarrollar una actividad
alegatoria suficientemente precisa y concreta en torno a los
indicios de la existencia de discriminación. Alcanzado, en su
caso, el anterior resultado probatorio, sobre la parte
demandada recaerá la carga de probar la existencia de
causas suficientes, reales y serias, para calificar de
razonable y ajena a todo propósito lesivo del derecho
fundamental la decisión o práctica empresarial
cuestionada, único medio de destruir la apariencia lesiva
creada por tales indicios (SSTC 183/2007, de 10 de
septiembre, FJ 4 (EDJ 2007/151834)168/2006, de 10 de
noviembre, FJ 4; 17/2005, de 1 de febrero, FJ 3 (EDJ
2005/3235); 74/1998, de 31 de marzo, FJ 2 (EDJ
1998/1487); y 29/2002, de 11 de febrero, FJ 3 (EDJ
2002/3373), por todas)”.
……………………….
TSJ Cataluña Sala de lo Social, S 4-9-2001, nº 6797/2001, rec.
2/2000, en la que se dice, entre otras consideraciones:
“Son evidentes las dificultades probatorias del acoso sexual
en el trabajo , ya que por lo general se lleva a cabo en un
marco de clandestinidad o cuando menos no se acompaña
de publicidad, lo que si no imposibilita la prueba directa, si
que ésta resulta extremadamente difícil. En la mayoría de
los casos no existen testigos o, si los hay, no se
comprometen por el miedo a que el empresario pueda
tomar represalias por sus declaraciones, no existiendo
normalmente tampoco evidencias físicas, salvo si el acoso
se ha producido acompañado de actos violentos de cierta
entidad, por lo que en muchas ocasiones no existe más
constancia que el testimonio de la propia víctima, dotando
de especial relevancia su declaración. De ahí, que la
estimación de suficiencia probatoria deba proyectarse
sobre notas de verosimilitud subjetiva y objetiva.
En el presente caso, tal como se razona en el fundamento
jurídico tercero de la sentencia recurrida, la Juzgadora de
instancia ha llegado a la convicción de la existencia del
acoso sexual denunciado, en base a la prueba practicada, y
en especial, de las declaraciones realizadas por la
demandante, su hermana y su madre ante el Juzgado de
Instrucción, así como del informe emitido por la Psicóloga,
que ha tratado a la demandante afecta de un proceso
depresivo como consecuencia de las “actitudes” del
demandado. Y frente a la convicción judicial, es palmario
que resultan inoperantes las meras alegaciones del
recurrente que enfatiza la existencia de contradicciones en
las mencionadas declaraciones, ciertamente existentes,
pero normales en estos casos, teniendo en cuenta: a) la
persistencia y duración en el tiempo del acoso sexual ; y b)
el miedo y/o proceso de “culpabilización de la víctima”, que
determina que las revelaciones del acoso a sus parientes y
allegados adolezcan de claridad y exactitud, lo que modo
alguno desvirtúa la existencia real del acoso, como
tampoco éste puede ponerse en duda, por el poco
razonable argumento utilizado en el recurso, de que ante el
acoso, la trabajadora no accionó el sistema de alarma del
establecimiento…”
……………………………
VIII.- Los que indefectiblemente se recogen en sede fáctica de
este escrito, así como los que por aplicación del principio “iura novit
curia” corresponda en derecho.
Y por todo lo expuesto,
SUPLICO AL JUZGADO que, habiendo por presentada esta
demanda con sus copias y documentos que acompaño, se sirva
admitirla, tenga por formulada demanda en tutela de derechos
fundamentales y libertades publicas y, tras sus trámites, en su día
se dicte Sentencia por la que se declare que existe la vulneración
de Derechos Fundamentales denunciada (no discriminación,
dignidad, integridad, intimidad, indemnidad y libertad personal,
deambulatoria y sexual) en la relación laboral mantenida por las
partes por culpa del empresario, ordenándose reponer la legalidad
con todas sus consecuencias y reparar el daño causado,
condenándose a la empresa a estar y pasar por esta declaración y
a que abone los perjuicios causados.

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