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Sesión 2.

3: “Releer la propia historia” Formación Acompañamiento

RELEER LA PROPIA HISTORIA Y APERTURA A LA TRASCENDENCIA

El acompaññ amieñto persoñal ayuda al joveñ a releer la propia vida desde mayor profuñdidad.
La autobiografíía coñstituye uña de las iñstañcias maí s importañtes de la iñterioridad y de la
experieñcia de Dios. Cuañdo uñ joveñ toma coñtacto coñ su autobiografíía persoñal y eñcueñtra eñ
ella señtido y orieñtacioí ñ para el futuro, eñtra eñ uñ ñivel maí s hoñdo de iñterioridad y de
trasceñdeñcia.
Pero a la vez de que se da esta experieñcia, se desarrolla la buí squeda auteí ñtica de la propia
ideñtidad de la persoña. Saber quieí ñ soy y coí mo me compreñdo es importañte.
Persoñas auténticas soñ las que se haceñ protagoñistas de su historia, se coñfroñtañ coñ la
realidad y esta es vivida y elaborada eñ relacioí ñ coñ su propia subjetividad.
Iñicialmeñte cuesta que el joveñ pase, desde los ideales primeros de la juveñtud, a vivir eñ
proceso. La persoñalidad eñ proceso va coñstruyeñdo su propia historia y asumieñdo la realidad.
El joveñ asíí, apreñde a hacer suyo todo lo positivo y lo ñegativo.
La persoña auteí ñtica vive iñteñtañdo ser fiel a síí mismas y mañteñieñdo la identidad eñ la
vida cotidiaña, iñcluso eñ medio de las crisis. Uña de estas crisis puede ser la distañcia y
desproporcioí ñ eñtre el deseo y la realidad, eñtre lo que quiere ser y lo que es, o eñtre lo que puede
llegar a ser y ño lo es por determiñacioñes importañtes. Lo eseñcial estaí eñ la iñtuicioí ñ baí sica de
coñfiar eñ la vida y eñ las actitudes de “vivir eñ verdad” y “vivir eñ auteñticidad”.

1. Enseñar a releer la propia historia.


Los evañgelios mismos soñ uña relectura de la vida, meñsaje, hechos, pasioí ñ y muerte de Jesuí s
a la luz de la Resurreccioí ñ y de la experieñcia del Espííritu Sañto. La fe se alimeñta y crece eñ esta
relectura: retomar el pasado para abrir uñ ñuevo horizoñte de futuro. La fe se da, pero ño se puede
medir; tieñe y ofrece sigños, pero ño se cuañtifica.
Pero lo primero que ñecesitamos para que el joveñ relea su historia seguí ñ su proceso de fe es
uñ marco de referencias.
Las referencias soñ lo que podemos trabajar, coñtrolar y medir eñ la historia de las persoñas.
Auñque lo importañte ocurre maí s allaí de las mediacioñes, eñ lo que ño se ve (Priñcipito) pero
trañsforma por deñtro la vida persoñal. Esto ño se puede coñtrolar ñi medir, soí lo se coñsieñte.

1.1. El sentido de la vida


Nuestros sueññ os, ñuestras metas, proyectos e ideales que hañ dado señtido a mi vida y que por
lo geñeral hañ ido cambiañdo o resituaí ñdose. Podemos preguñtarños: ¿coí mo ha cambiado el
señtido de la vida desde ñiññ o? ¿se ha ido trañsformañdo tu fe y coñ ella tus progresos e ideales?
¿eñ queí momeñtos? ¿ha coiñcidido coñ alguí ñ ciclo vital: adolesceñcia, juveñtud, madurez…?
Por uña parte, ¿Queí ideales y metas hañ ido cambiañdo eñ tu vida? y ¿Coí mo ha ido cambiañdo
tu fe y señtido de Dios eñ tu vida? Por otra parte, ¿Coí mo ha ido evolucioñañdo tu fe y señtido de
trasceñdeñcia a lo largo de los aññ os, y coí mo hañ iñfluido eñ el cambio de ideales y metas?
Eñ tu trañsformacioí ñ iñterña, vive la experieñcia del paso del ideal a la realidad, y los
momeñtos eñ los que se hañ resituado cuañdo la realidad ño ha respoñdido a los deseos.

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Los hechos y acoñtecimieñtos soñ las ocasioñes eñ las que puedo relatar, pero la
trañsformacioí ñ iñterior ño tañto, pero ya comieñzo a teñer uñ olfato de ello, porque estaí lateñte.
Por ejemplo el eñamoramieñto o uña vida maí s ceí libe, uñ estilo de vida eñ el hogar familiar o
uña vida de autoñomíía persoñal…, puedeñ cambiar el señtido mismo del ideal del amor uí ñico y
total. Hay amistades sigñificativas, relacioñes afectivas que me cambiañ y afectañ… ¿Queí señtido
eñcueñtra mi iñterior eñ ellas?
Hay uña etapa eñ la historia persoñal, eñ que uño cree que el señtido de la vida se alimeñta de
proyectos, y otra eñ que se descubre que el señtido coñsiste eñ creer, esperar y amar.

1.2. Imagen real de sí.


Eñ la adolesceñcia el yo real se ideñtifica coñ el ideal del yo, mieñtras que eñ la madurez la
realidad que ño respoñde a ñuestras expectativas ños obliga a coñfroñtarños, desajustañdo el yo
ideal del yo real. Podemos añalizar uñ poco maí s esta refereñcia:
 Recorre tus ciclos vitales y detecta el cambio de autoimageñ y de autocoñocimieñto.
 Detecta tus miedos, mecañismos de defeñsa, sistemas falsos de seguridad, resisteñcias,
ñecesidades…
 Mira si has crecido eñ humildad. Pues humildad es luz de Dios para recoñocer ñuestro ser
de criaturas y ñuestro pecado. Mira si ha crecido tu “pobreza de espííritu”.
Lo que puedo ñombrar es el autocoñocimieñto como diagñoí stico; pero el autocoñocimieñto y
la aceptacioí ñ de mi ser es uñ proceso que lleva a “la verdad que ños hace libres”, coñ la coñcieñcia
de ñuestras limitacioñes, recoñciliados coñ el pasado, descubrieñdo quieí ñ soy yo y quieí ñ es Dios…
y coí mo se me eñtrega eñ su amor.

1.3. Responsabilidades.
La coñcieñcia vocacioñal se coñstruye y crece coñ la respoñsabilidad, y hace que el trabajo sea
misioí ñ del Reiño, ño uña mera profesioí ñ. Todo lo que hacemos de cara a los demaí s exige
profesioñalidad, algo de voluñtariado y mucha diñaí mica espiritual: ¿Cuaí ñto ños ha ayudado el
trabajo a madurar humaña y espiritualmeñte?
Podemos (objetivar) medir los trabajos y respoñsabilidades y tomar coñcieñcia de coí mo hañ
repercutido eñ ñuestra vida; pero lo que se me da eñ el iñterior (iñobjetivable) es la viveñcia de la
esperañza cristiaña a la que obliga toda misioí ñ: sosteñer las respoñsabilidades y elaborar las
frustracioñes, ño llegar a teñer el eí xito o metas alcañzadas, ño llegar a ser querido o querida eñ la
medida de lo esperado,…
Las respoñsabilidades me obligañ a ser yo mismo maí s allaí de mis maí scaras, buí squeda de
gratificacioñes y de iñtereses creados, me obliga a apreñder a vivir de lo iñcoñdicioñal.

1.4. Relaciones.
El muñdo afectivo es el maí s importañte añtropoloí gicameñte. Eñ cuestioñes del corazoí ñ ños
jugamos lo mejor y lo peor de ñosotros mismo. Teñemos relacioñes asimeí tricas (coñ padres,
educadores, autoridad…) y relacioñes simeí tricas (amigos, pareja, hermaños, compaññ eros…).
Alguñas claves:

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 La iñfañcia marca (ño determiña) ñuestra historia afectiva. Hay que tomar coñcieñcia del
subsuelo afectivo familiar, ¿coí mo se ha fraguado?
 Discerñir las relacioñes y colocarlas eñ ñuestros ciclos vitales.
 Iñteñtar jerarquizar y difereñciar por ñiveles ñuestras relacioñes afectivas.
Lo objetivable y medible es lo que ocurrioí eñ cada caso. Pero eñ este caso lo ño medible (iñ-
objetivable) es eseñcial, aquello que se fragua eñ el corazoí ñ.
Descubrir que salimos de ñosotros mismos, que la vida coñsiste eñ amar, que todo pasa por el
biñomio amor-sufrimieñto, que podemos estar iñdefeñsos y quedar vulñerables, que la relacioí ñ
me exige vivir eñ verdad y jugar limpio…

1.5. Dios1.
Dios ño es uñ refereñte eñtre otros o uña mediacioí ñ eñtre otras, siño que estaí eñ todos los
refereñtes y mediacioñes (proyectos, autocoñcieñcia, respoñsabilidades y relacioñes) e iñcluso
maí s allaí de todos y de todo. Dios tieñe el primado de ñuestra historia afectiva, porque coñoce y
añida eñ ñuestro corazoí ñ.
Pero debemos teñer cuidado de ño coñfuñdir la idea de Dios-Amor, coñ uña simple
represeñtacioí ñ ideoloí gica o señtimieñto afectivo. Dios puede quedar reducido a síímbolo de
valores o a señtido uí ltimo, de forma que la relacioí ñ afectiva se da soí lo puñtualmeñte.
Siñ relacioí ñ afectiva, siñ deseo de Dios, ño hay experieñcia de la Aliañza. Siñ que esta relacioí ñ
se fraguü e eñ desarrollo de la salida de síí eñ gratuidad hacia los otros eñ la coñstruccioí ñ de uña
persoñalidad dispoñible, ese Dios puede llegar a ser uñ coñstructo de mi ideologíía o proyeccioí ñ de
mis deseos gratificañtes.
Coñ el tiempo, sabemos por experieñcia:
- que Dios es Dios de salvacioí ñ, fidelidad y gracia;
- que la libertad iñterior coñsiste eñ la dispoñibilidad a la voluñtad de Dios;
- que hemos sido justificados por la fe, ño por las bueñas obras;
- que coñvertirse coñsiste eñ volver a ser ñiññ o;
- que Jesuí s es el camiño, la verdad y la vida;
- que la accioí ñ del espííritu sañto es real, lo maí s profuñdameñte real.
Dios ño estaí “al lado de”, siño “eñ y maí s allaí ” de todo. Por eso, si la relacioí ñ coñ Dios es
verdadera cuañdo,
- releo toda mi historia como historia de Salvacioí ñ;
- la aceptacioí ñ de míí se apoya eñ la gratuidad del amor de dios;
- oracioí ñ y accioí ñ se compeñetrañ;
- los lazos afectivos humaños ño se fuñdameñtañ eñ la posesioí ñ, siño eñ la gratuidad.
Existe uña cierta correlacioí ñ eñtre la madurez espiritual y la madurez existeñcial de los ciclos
vitales. Pero la historia humaña ño respoñde a uñ esquema liñeal evolutivo: hay desfases,
estañcamieñtos, aceleroñes…
Por eso releer la propia historia sigñifica discerñir cuaí l es la historia de Dios eñ mi vida y
aceptarla eñ su realidad, coñ sus luces y sus sombras.

1 Anexo I: Releer nuestra historia a la luz de Dios (Al final del documento)

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2. PROCESO EVOLUTIVO DE LAS EDADES DE LA VIDA (REFERENCIA SIMPLIFICADA)

Las edades temprañas tieñeñ uña sigñificatividad especial a partir de las relacioñes familiares y
de la primera separacioí ñ de la familia, a partir del iñicio de la educacioí ñ reglada, primera
experieñcia de socializacioí ñ, pero ñuestro iñtereí s se ceñtra eñ la adolesceñcia, cuañdo las
relacioñes fuera del ñuí cleo familiar, comieñzañ a ser sigñificativas.
La etapa de la adolesceñcia y juveñtud se caracteriza por sigñificativos cambios fíísicos,
cogñitivos, volitivos…, pero, sobre todo, por el desarrollo de la ideñtidad, de los valores-ideales
que vañ a coñfigurar la vida y por la coñfiguracioí ñ de la afectividad relacioñal, valores e ideales
teñdraí ñ que coñfroñtarse coñtiñuameñte coñ la realidad de la vida, iñtegrar las propias
ñecesidades y resituarse coñtiñuameñte añte la accioí ñ de Dios eñ la persoña (objeto del
discerñimieñto cristiaño).
Podemos hablar de varias etapas de la adolesceñcia, que hoy se retrasa bastañte. Veamos
alguños de sus rasgos que ños ayudeñ a situarños añte ella.

a) Primera adolescencia (temprana. Educación secundaria: 12-15):


● Raí pido crecimieñto. Desarrollo del cerebro y el cuerpo; adaptacioí ñ a cambios.
● Importañcia de las pulsioñes (sexual y agresividad), que descoñciertañ.
● Etapa de coñflicto: lucha coñ lo añterior, sobre todo si es ley. Racioñalismo reactivo.
● Distañciamieñto del aí mbito protector, estreño de la libertad e iñteñto de abrirse camiño
por síí mismo.
● Necesidad de crear uñ muñdo ñuevo (cuadrilla, amigos) que sustituye a la familia; eñ lo
afectivo aparece la pareja. Modelos de ideñtificacioí ñ e ideales.
● Afectividad afectada por la realidad y los cambios profuñdos que hay que afroñtar.
● Momeñto de grañdes relacioñes simeí tricas.
● La vida estaí eñ fuñcioí ñ de lo afectivo. Problema coñ los líímites.
● Coñflicto coñ los padres que, siñ embargo, todavíía iñfluyeñ mucho y permañeceñ como
refereñcia de valores y estabilidad emocioñal. Coñflicto, tambieí ñ, coñ los sistemas de
autoridad social.
● Juego de roles ño defiñidos, e iñicia el coñflicto coñ el muñdo religioso de la iñfañcia.
● Adquisicioí ñ de roles sexuales, alguños apreñdidos del medio social.
● Se apreñde a ser adolesceñte coñ regresioñes a la iñfañcia…

b) Segunda adolescencia (media: Bachillerato y Ciclos Formativos: 16-17):


● Autoñomíía fíísica respecto de los padres.
● Se amplííañ las relacioñes y se desarrolla la amistad.
● Dificultad de ideñtificacioí ñ porque todavíía ño ha coñstruido el yo desde uñ proyecto.
Narcisismo del preadolesceñte.
● Se apreñde la relacioí ñ de pareja y a mañejar la sexualidad.
● Autocoñtrol: las pulsioñes ya ño estaí ñ desbaratadas (si se ha resuelto mííñimameñte el
coñflicto)
● Se elaborañ los roles persoñales maí s defiñidos, los sociales difereñciados, los sistemas de
valores y los objetivos vitales.
● Ideñtificacioí ñ del ideal persoñal coñ su ideñtidad social. Su ideologíía se ideñtifica coñ su
grupo.
● Se forja el futuro desde lo que quiere ser.
● Normalmeñte, abañdoño de lo religioso y de todo sistema de coñtrol.

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c) Adolescencia tardía (18…):


● Se profuñdiza eñ las relacioñes.
● El yo eñcueñtra su ideal; ya estaí elaborañdo su ideñtidad desde eí l.
● Dos ceñtros: la iñtimidad (amor) y el trabajo o las grañdes causas.
● Etapa propicia para la autoñomíía: la persoña iñicia uña buí squeda de sííñtesis persoñal eñ
medio de la ñovedad que vive (coñstruye su propia visioí ñ religiosa, políítica…).
● Aparece la iñdepeñdeñcia ecoñoí mica y social respecto del ñuí cleo familiar.
● Coñstruccioí ñ del sistema eí tico de coñducta, valores e ideales que motivañ la vida.
● Aparicioí ñ del proyecto de vida como decisioí ñ o iñtuicioí ñ, orieñtacioí ñ.

Eñtre los 18-20 aññ os el/la joveñ estaí coñstituido y equipado coñ uña persoñalidad que le
proporcioña uña coñsisteñcia baí sica coñ la que puede afroñtar activa, positiva y autoí ñomameñte
su vida. El grado de coñsisteñcia o iñcoñsisteñcia depeñderaí de lo apreñdido, de lo que le ha
coñfigurado y de coí mo sepa mañejarlo.
A ñivel religioso puede haber determiñacioñes importañtes y cierta coñversioí ñ hacia valores
iñcoñdicioñales de eñtrega.

d) Entre la adolescencia y la adultez (20-25 oí 30 aññ os):


Se hañ afiañzado ya los ideales, se dispoñe de uñ cierto equilibrio emocioñal y se combiña
debidameñte iñtimidad y actividades, relacioí ñ iñterpersoñal e iñquietudes sociales.
Cada vez aparece maí s apremiañte la preguñta: ¿queí hacer coñ la propia vida? Eñ este momeñto
el/la joveñ “saño/a” optaraí por uñ proyecto persoñal de vida. Tieñe la señsacioí ñ de haberse
eñcoñtrado coñsigo mismo/a y saber queí quiere, pero esta ideñtidad, apareñtemeñte soí lida, va a
ser puesta eñ duda, provocañdo lo que llamamos “crisis existeñcial de autoimageñ” porque:
● El proyecto estaí apoyado eñ el ideal del yo y ño eñ el yo real.
● Hay uñ yo lateñte coñ sus ñecesidades y mecañismos que la persoña ño coñoce.
● La vocacioí ñ cristiaña real estaí maí s allaí del ideal, de las propias ñecesidades y del deseo
humaño, auñque se sirve de ellos.
● La libertad y el deseo ño estaí ñ coñfroñtados coñ la realidad.
● El yo todavíía se fuñdameñta eñ el propio deseo (autorrealizacioí ñ, proyeccioí ñ de síí mismo,
motivacioñes propias…), ño eñ la obedieñcia a la voluñtad de Dios.
A ñivel creyeñte esta edad es apropiada para que se deí la coñversioí ñ hacia uña determiñacioí ñ
eñ la vida de acuerdo al proyecto vital.

e) El adulto joven (eñtre 25/30 y 40/45 aññ os):


Tieñe uñ proyecto de vida estable, asumido ño eñ fuñcioí ñ de deseos ideales (lo propio del
adolesceñte), siño desde la aceptacioí ñ progresiva de la realidad, propia y ambieñtal, eñ la que se
mueve. Pero todavíía es joveñ y le queda la tarea de coñstruir este proyecto desde uña llamada maí s
hoñda (desde el Reiño de Dios).
Posiblemeñte haya experimeñtado ya la dureza de la realidad… y seañ recieñtes ciertos
deseñcañtos y fracasos de la vida añte cuestioñes que apareceñ como iñsuperables.
El adulto joveñ se lañza a vivir coñ geñerosidad (o mediocridad) su proyecto vital. Iñiciativas,
respoñsabilidades, lazos afectivos propios (aí mbitos profesioñales, primeros destiños eñ misioí ñ…),
actividad trañsformadora… El tiempo es posibilidad dispoñible y tieñe la historia eñ sus maños. El
seguimieñto de Jesuí s pasa por el eñraizamieñto eñ la vida.

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La vida ya ño puede estar fuñdameñtada eñ fañtasíías iñfañtiles o impulsos adolesceñtes, siño


que es momeñto de realizar tareas coñ respoñsabilidad. No se achica añte los primeros fracasos, la
dificultad estimula la teñacidad, los vííñculos afectivos diñamizañ la lucha, el empeññ o por la virtud
proporcioña uña coñcieñcia cada vez maí s hoñda de las fuerzas oscuras de propio yo, la relacioí ñ
coñ Dios se vive eñ teñsioí ñ coñ la actividad y la accioí ñ… Asíí va coñstruyeñdo ñuestra propia
historia y el Reiño.
Pero eñ este proceso existeñcial suele surgir la “crisis de la mediaña edad”, que otros llamañ
“crisis de realismo”. Es muy importañte resolverla bieñ para fuñdameñtar la vida maí s allaí del
propio deseo, de la proyeccioí ñ de la libertad, de los eí xitos y fracasos… Es asíí, porque la persoña
estaí llamada a vivir desde uñ fuñdameñto mayor que eí l y sus proyectos: Dios mismo.
Eñ medio del claro-oscuro propio de este coñflicto, que suele emerger a partir de experieñcias
ñormales o extraordiñarias, surge eñ el horizoñte, y como meta del mismo, la seguñda coñversioí ñ.
Es muy importañte que se vaya preparañdo y coñfigurañdo poco a poco, desde la experieñcia vital
madura y desde la misma crisis de realismo.

f) El adulto maduro (eñtre los 40/45 y 60/65 aññ os)


A partir de los cuareñta aññ os, aproximadameñte, el futuro empieza a aparecer coñ uñ reclamo
de señtido y de mayor fuñdameñto. A veces, el cañsañcio y la desilusioí ñ haceñ mella eñ la persoña.
Depeñde el talañte vital, asíí seraí la uña ñueva etapa eñ la vida.
Por otra parte, se hañ desarrollado proyectos vitales coñ cierto eí xito y la iñsatisfaccioí ñ
proyecta a otros ñuevos ño coñocidos. Para la mayoríía la vida pide uñ mayor fuñdameñto y
aceptacioí ñ de la realidad, coñ sus posibilidades reales. Eñ coñsecueñcia:
● El proyecto de vida tieñde a cerrarse eñ lo alcañzado.
● Se experimeñta uñ proceso de reduccioí ñ eñ distiñtas dimeñsioñes de la vida: salud,
relacioñes humañas, protagoñismo social…
● La esperañza, hecha de coñfiañza eñ síí y de experieñcia, se sieñte ameñazada por la
ambiguü edad radical coñ que uña percibe su propio obrar.
● Se tieñde a relativizar todo lo peñsado, querido y trabajado.
● La muerte, añtes igñorada, comieñza a revelarse como tremeñdameñte real.
Si hay vida iñterior y buí squeda de Dios: la persoña tieñe delañte uña oportuñidad para vivir
coñ señtido maí s hoñdo, desde el amor, la compreñsioí ñ y la terñura coñ:
● uñ ñuevo horizoñte de señtido y sigñificacioí ñ;
● uña madurez, sereñidad y fe, eñ medio del proceso de reduccioí ñ;
● uña preseñcia de Dios y solidez de su amor, uí ñico y defiñitivo horizoñte;
● el señtimieñto de que la vida coñsiste eñ coñfiar, eñ trabajar y obedecer a lo real.
Es la eí poca de la madurez eñ el señtido cualitativo. Eñ ella se recogeñ los frutos de aññ os de
teñsioí ñ y empeññ o. Es la edad del arte de vivir y educar, porque se tieñe experieñcia de la vida,
visioí ñ de coñjuñto y se ha apreñdido a distiñguir lo eseñcial de lo accesorio.
g) El adulto anciano (a partir de los 65 aññ os)
Hoy es iñexacto hablar de añciañidad a los seseñta y ciñco aññ os. Siñ embargo, el proceso
existeñcial de la persoña, a ñivel de iñterioridad, coñtiñuí a y eí sta vive cambios importañtes:
● Retiro profesioñal.
● Iñcremeñto del señtimieñto de “soledad”. Persoñas cercañas falleceñ…
● Todavíía puedeñ hacerse cosas, pero ¿para queí ?
● Se vive, literalmeñte, de recuerdos (uñ peligro).

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● Impoteñcia para iñiciar algo ñuevo, ñi humaño, ñi quizaí espiritual.


● La muerte ya ño aparece y desaparece como posibilidad, siño que se impoñe.
● Se va experimeñtañdo la reduccioí ñ leñta de la vida. Si hay vida teologal coñsolidada, va
eñtrañdo y vivieñdo la iñfañcia espiritual.
● Las cuestioñes uí ltimas emergeñ: ¿eñ queí coñsiste la vida?¿eñ pleñitud o eñ
empobrecimieñto? ¿queí señtido tieñe vivir si hay que morir? ¿merece la peña creer,
esperar, amar?...
● Dios se revela como misterio iñsoñdable que puede ser vivido como cercañíía
misericordiosa, pero tambieí ñ como el grañ descoñocido o miedo ño verbalizado.
EÉ poca de sereñidad y sabiduríía, de libertad iñterior eñ la simplicidad de la mirada, iñtacto el
corazoí ñ, liberado del egoceñtrismo, reducida la existeñcia a la coñfiañza fuñdameñtada eñ la paz
espiritual que adelañta el cielo…
Se puede morir como sieñdo algo ñormal, obvio… y recibieñdo a la “hermaña muerte”; o bieñ
eñ la ñoche de la fe, destruida toda posibilidad de lucidez, o eñvueltos eñ uñ ñuevo egoceñtrismo
que ños iñcapacita para mirar a los demaí s y vivir eñ paz… ¡Es el misterio de cada vida humaña!
Pero eñ el foñdo de la persoña que vive desde la vida teologal, permañece la certeza de la fidelidad
iñquebrañtable de ñuestro Dios. A esta hora, coñ lucidez o siñ ella, hay que eñtregarlo todo al
Seññ or de la vida y de la muerte.
El hombre recoñciliado coñ su historia, el sufrimieñto, la eñfermedad y la muerte, es capaz de
mirar hacia atraí s y ver su historia como uñ coñjuñto cargado de señtido y pleñitud. Asume
respoñsablemeñte sus logros y decepcioñes, eí xitos y fracasos y los acepta, eñ su coñjuñto, coñ
actitud positiva. Vive la retrospectiva de su vida coñ los ojos de fe, la percibe desde el “todo es
gracia” y, llegado al fiñal, compreñde que “soí lo Dios basta” porque es EÉ l quieñ tieñe la uí ltima
palabra. Es este uñ momeñto vital y sagrado, eñ el que el proceso de reduccioí ñ se coñceñtra eñ la
maí xima soledad e iñtimidad. Pero, lejos de vivirse la reduccioí ñ y la muerte como añgustia cerrada
eñ la fiñitud, se viveñciañ como apertura y señtido.
La deñsidad añtropoloí gica del proceso que hemos descrito, ños permite el coñtacto coñ
presupuestos que hay eñ el hombre, previos a su libertad, que le capacitañ para la relacioí ñ coñ
Dios y determiñañ el ritmo y la calidad de su desarrollo y madurez, maí s allaí de la edad: la
auteñticidad existeñcial, el valor iñcoñdicioñal de la persoña, el caraí cter absoluto de amor y de la
eñtrega y el ritmo de la vida marcada por la gracia eterña de Dios.
La difereñcia eñtre el creyeñte y el ño creyeñte es la siguieñte: eí ste tieñde a desarrollarse
deñtro de lo fiñito, mieñtras que aqueí l, tocado por el diñamismo de Espííritu, sieñte coí mo deñtro
de su propia fiñitud se despierta la ñostalgia del amor eterño, el reclamo de la relacioí ñ coñ Dios
Amor. Cuañdo el Absoluto ha rozado al creyeñte, su deseo eñcueñtra eñ EÉ l su fueñte, su libertad y
su propio destiño2.
ANEXO I: Releer nuestra historia a la luz de Dios

● ¿Cómo ha ido cambiando tu experiencia de Dios desde tu infancia hasta ahora?


● Dios se hace presente con una historia de amor particular con cada uno, ¿cómo
puedes iniciarla con mayor profundidad?
● La relación con Dios tiene su momento, hace falta normalmente tener resueltas
algunas cuestiones: ¿Cuáles son las más importantes?

2 Tomado de GARRIDO, Javier (2004). Releer la propia historia. Ed. FRONTERA

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Sesión 2.3: “Releer la propia historia” Formación Acompañamiento

● Los proyectos personales y en relación con los otros fraguan por dentro la vida y
permiten vivirla desde un modo nuevo, ¿Puedes dar razón de ello?
● Mirando hacia atrás, ¿tienes la sensación de haber vivido con sentido algún ciclo
vital? o ¿percibes que tienes cuestiones pendientes?

Lectura complementaria (pdf): ANA GARCIÉA-MINA FREIRE, El proceso de la reconciliación


con uno mismo: una experiencia de Vida y Reino: Sal Terrae 92/6 (2004) 473-484.

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