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El acompaññ amieñto persoñal ayuda al joveñ a releer la propia vida desde mayor profuñdidad.
La autobiografíía coñstituye uña de las iñstañcias maí s importañtes de la iñterioridad y de la
experieñcia de Dios. Cuañdo uñ joveñ toma coñtacto coñ su autobiografíía persoñal y eñcueñtra eñ
ella señtido y orieñtacioí ñ para el futuro, eñtra eñ uñ ñivel maí s hoñdo de iñterioridad y de
trasceñdeñcia.
Pero a la vez de que se da esta experieñcia, se desarrolla la buí squeda auteí ñtica de la propia
ideñtidad de la persoña. Saber quieí ñ soy y coí mo me compreñdo es importañte.
Persoñas auténticas soñ las que se haceñ protagoñistas de su historia, se coñfroñtañ coñ la
realidad y esta es vivida y elaborada eñ relacioí ñ coñ su propia subjetividad.
Iñicialmeñte cuesta que el joveñ pase, desde los ideales primeros de la juveñtud, a vivir eñ
proceso. La persoñalidad eñ proceso va coñstruyeñdo su propia historia y asumieñdo la realidad.
El joveñ asíí, apreñde a hacer suyo todo lo positivo y lo ñegativo.
La persoña auteí ñtica vive iñteñtañdo ser fiel a síí mismas y mañteñieñdo la identidad eñ la
vida cotidiaña, iñcluso eñ medio de las crisis. Uña de estas crisis puede ser la distañcia y
desproporcioí ñ eñtre el deseo y la realidad, eñtre lo que quiere ser y lo que es, o eñtre lo que puede
llegar a ser y ño lo es por determiñacioñes importañtes. Lo eseñcial estaí eñ la iñtuicioí ñ baí sica de
coñfiar eñ la vida y eñ las actitudes de “vivir eñ verdad” y “vivir eñ auteñticidad”.
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Sesión 2.3: “Releer la propia historia” Formación Acompañamiento
Los hechos y acoñtecimieñtos soñ las ocasioñes eñ las que puedo relatar, pero la
trañsformacioí ñ iñterior ño tañto, pero ya comieñzo a teñer uñ olfato de ello, porque estaí lateñte.
Por ejemplo el eñamoramieñto o uña vida maí s ceí libe, uñ estilo de vida eñ el hogar familiar o
uña vida de autoñomíía persoñal…, puedeñ cambiar el señtido mismo del ideal del amor uí ñico y
total. Hay amistades sigñificativas, relacioñes afectivas que me cambiañ y afectañ… ¿Queí señtido
eñcueñtra mi iñterior eñ ellas?
Hay uña etapa eñ la historia persoñal, eñ que uño cree que el señtido de la vida se alimeñta de
proyectos, y otra eñ que se descubre que el señtido coñsiste eñ creer, esperar y amar.
1.3. Responsabilidades.
La coñcieñcia vocacioñal se coñstruye y crece coñ la respoñsabilidad, y hace que el trabajo sea
misioí ñ del Reiño, ño uña mera profesioí ñ. Todo lo que hacemos de cara a los demaí s exige
profesioñalidad, algo de voluñtariado y mucha diñaí mica espiritual: ¿Cuaí ñto ños ha ayudado el
trabajo a madurar humaña y espiritualmeñte?
Podemos (objetivar) medir los trabajos y respoñsabilidades y tomar coñcieñcia de coí mo hañ
repercutido eñ ñuestra vida; pero lo que se me da eñ el iñterior (iñobjetivable) es la viveñcia de la
esperañza cristiaña a la que obliga toda misioí ñ: sosteñer las respoñsabilidades y elaborar las
frustracioñes, ño llegar a teñer el eí xito o metas alcañzadas, ño llegar a ser querido o querida eñ la
medida de lo esperado,…
Las respoñsabilidades me obligañ a ser yo mismo maí s allaí de mis maí scaras, buí squeda de
gratificacioñes y de iñtereses creados, me obliga a apreñder a vivir de lo iñcoñdicioñal.
1.4. Relaciones.
El muñdo afectivo es el maí s importañte añtropoloí gicameñte. Eñ cuestioñes del corazoí ñ ños
jugamos lo mejor y lo peor de ñosotros mismo. Teñemos relacioñes asimeí tricas (coñ padres,
educadores, autoridad…) y relacioñes simeí tricas (amigos, pareja, hermaños, compaññ eros…).
Alguñas claves:
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La iñfañcia marca (ño determiña) ñuestra historia afectiva. Hay que tomar coñcieñcia del
subsuelo afectivo familiar, ¿coí mo se ha fraguado?
Discerñir las relacioñes y colocarlas eñ ñuestros ciclos vitales.
Iñteñtar jerarquizar y difereñciar por ñiveles ñuestras relacioñes afectivas.
Lo objetivable y medible es lo que ocurrioí eñ cada caso. Pero eñ este caso lo ño medible (iñ-
objetivable) es eseñcial, aquello que se fragua eñ el corazoí ñ.
Descubrir que salimos de ñosotros mismos, que la vida coñsiste eñ amar, que todo pasa por el
biñomio amor-sufrimieñto, que podemos estar iñdefeñsos y quedar vulñerables, que la relacioí ñ
me exige vivir eñ verdad y jugar limpio…
1.5. Dios1.
Dios ño es uñ refereñte eñtre otros o uña mediacioí ñ eñtre otras, siño que estaí eñ todos los
refereñtes y mediacioñes (proyectos, autocoñcieñcia, respoñsabilidades y relacioñes) e iñcluso
maí s allaí de todos y de todo. Dios tieñe el primado de ñuestra historia afectiva, porque coñoce y
añida eñ ñuestro corazoí ñ.
Pero debemos teñer cuidado de ño coñfuñdir la idea de Dios-Amor, coñ uña simple
represeñtacioí ñ ideoloí gica o señtimieñto afectivo. Dios puede quedar reducido a síímbolo de
valores o a señtido uí ltimo, de forma que la relacioí ñ afectiva se da soí lo puñtualmeñte.
Siñ relacioí ñ afectiva, siñ deseo de Dios, ño hay experieñcia de la Aliañza. Siñ que esta relacioí ñ
se fraguü e eñ desarrollo de la salida de síí eñ gratuidad hacia los otros eñ la coñstruccioí ñ de uña
persoñalidad dispoñible, ese Dios puede llegar a ser uñ coñstructo de mi ideologíía o proyeccioí ñ de
mis deseos gratificañtes.
Coñ el tiempo, sabemos por experieñcia:
- que Dios es Dios de salvacioí ñ, fidelidad y gracia;
- que la libertad iñterior coñsiste eñ la dispoñibilidad a la voluñtad de Dios;
- que hemos sido justificados por la fe, ño por las bueñas obras;
- que coñvertirse coñsiste eñ volver a ser ñiññ o;
- que Jesuí s es el camiño, la verdad y la vida;
- que la accioí ñ del espííritu sañto es real, lo maí s profuñdameñte real.
Dios ño estaí “al lado de”, siño “eñ y maí s allaí ” de todo. Por eso, si la relacioí ñ coñ Dios es
verdadera cuañdo,
- releo toda mi historia como historia de Salvacioí ñ;
- la aceptacioí ñ de míí se apoya eñ la gratuidad del amor de dios;
- oracioí ñ y accioí ñ se compeñetrañ;
- los lazos afectivos humaños ño se fuñdameñtañ eñ la posesioí ñ, siño eñ la gratuidad.
Existe uña cierta correlacioí ñ eñtre la madurez espiritual y la madurez existeñcial de los ciclos
vitales. Pero la historia humaña ño respoñde a uñ esquema liñeal evolutivo: hay desfases,
estañcamieñtos, aceleroñes…
Por eso releer la propia historia sigñifica discerñir cuaí l es la historia de Dios eñ mi vida y
aceptarla eñ su realidad, coñ sus luces y sus sombras.
1 Anexo I: Releer nuestra historia a la luz de Dios (Al final del documento)
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Las edades temprañas tieñeñ uña sigñificatividad especial a partir de las relacioñes familiares y
de la primera separacioí ñ de la familia, a partir del iñicio de la educacioí ñ reglada, primera
experieñcia de socializacioí ñ, pero ñuestro iñtereí s se ceñtra eñ la adolesceñcia, cuañdo las
relacioñes fuera del ñuí cleo familiar, comieñzañ a ser sigñificativas.
La etapa de la adolesceñcia y juveñtud se caracteriza por sigñificativos cambios fíísicos,
cogñitivos, volitivos…, pero, sobre todo, por el desarrollo de la ideñtidad, de los valores-ideales
que vañ a coñfigurar la vida y por la coñfiguracioí ñ de la afectividad relacioñal, valores e ideales
teñdraí ñ que coñfroñtarse coñtiñuameñte coñ la realidad de la vida, iñtegrar las propias
ñecesidades y resituarse coñtiñuameñte añte la accioí ñ de Dios eñ la persoña (objeto del
discerñimieñto cristiaño).
Podemos hablar de varias etapas de la adolesceñcia, que hoy se retrasa bastañte. Veamos
alguños de sus rasgos que ños ayudeñ a situarños añte ella.
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Eñtre los 18-20 aññ os el/la joveñ estaí coñstituido y equipado coñ uña persoñalidad que le
proporcioña uña coñsisteñcia baí sica coñ la que puede afroñtar activa, positiva y autoí ñomameñte
su vida. El grado de coñsisteñcia o iñcoñsisteñcia depeñderaí de lo apreñdido, de lo que le ha
coñfigurado y de coí mo sepa mañejarlo.
A ñivel religioso puede haber determiñacioñes importañtes y cierta coñversioí ñ hacia valores
iñcoñdicioñales de eñtrega.
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● Los proyectos personales y en relación con los otros fraguan por dentro la vida y
permiten vivirla desde un modo nuevo, ¿Puedes dar razón de ello?
● Mirando hacia atrás, ¿tienes la sensación de haber vivido con sentido algún ciclo
vital? o ¿percibes que tienes cuestiones pendientes?