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PROPUESTA ECLÉCTICA DE AUTOEVALUACIÓN

INSTITUTIONAL
Una propuesta ecléctica de Auto-Evaluación Institutional se puede diseñar para ser

desarrollado en etapas procurarndo que estas permitan recoger y analizar la información y

la toma de decisiones pertinentes.

En la primera etapa se puede abordad como finalidad detectar similitudes y/o

discrepancias entre un currículum teórico propuesto y su aplicación práctica, es decir, el

currículum real. En los siguientes aspectos aspectos: la fundamentación, la organización

y el producto del currículum, tanto del teórico como del real.

El dinamismo necesario, en esta fase, para realizar la contrastación, lo imprime la

aplicación de un plan evaluativo cuyas dimensiones han sido denominadas: Introductoria

del Currículum, Desarrollo del Currículum y Producto del Currículum, haciendo posible

la obtención de información sobre estas dimensiones, los aspectos, indicadores y rasgos

propios del currículum. Es esta información, debidamente procesada, la que permite

determinar las semejanzas y posibles incongruencias entre los dos curriculares: el teórico

y el real.

En una segunda etapa se puede tomar como punto de partida un análisis del sistema,

corresponde realizar un estudio de las discrepancias encontradas para traducirlas a

necesidades las que, debidamente jerarquizadas, facilitarán la identificación del

problema.

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En una tercera etapa una vez identificados y también jerarquizados los problemas, en

esta fase se entregan alternativas de decisión, formuladas como grandes actividades

expresadas en términos de objetivos, tendientes a optimizar el currículum evaluado.

Acorde con lo anterior, nuestro planteamiento parte sobre la base de que se deben tomar

decisiones en relación a las tres grandes dimensiones señaladas: una primera,

introductoria al currículum, una segunda, relacionada con el desarrollo curricular y una

tercera, que contempla elementos del producto del currículum. Todo esto dentro de una

concepción ecléctica de él.

Dimensión introductoria al currículum: entendida como aquella que contempla

elementos pre-curriculares que son necesarios contemplar en la entrada al proceso

mismo. Estos elementos son: antecedentes que traen los alumnos, requisitos

que deben pasar, exámenes de admisión, el proceso de selección, los recursos que se

poseen para este proceso, sus resultados y, tanto la ponderación que posee cada uno,

como el valor predictivo que tengan.

Dimensión desarrollo del currículum: aquí se pueden contemplan los diferentes

elementos que interactúan en el proceso curricular propiamente tal. Tales elementos

pueden ser: el plan de estudio total y parcial según sus áreas, los diferentes niveles y

cursos, el perfil del profesor que se desea formar, el flujo curricular, los diferentes cursos

que lo componen, la práctica docente, el examen de grado como culminación de la

carrera de profesor, así como también aspectos de la administración del currículum como:

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los recursos humanos y materiales, las funciones, las diferentes coordinaciones, la

infraestructura física y las normativas, tanto externas como internas al programa de

formación de profesores.

Dimensión producto del currículum: en esta podemos integrar los elementos de la

entrada y proceso del currículum desde una perspectiva terminal, como contribución al

éxito del programa, como: selección y admisión, desarrollo de los curricular observados

desde el punto de vista del grado de eficiencia y el elemento facilitador de la puesta en

marcha del currículum, su administración.

En síntesis, para la evaluación de las dimensiones y sus diferentes elementos

identificados, se construye un modelo que contrapone el esquema teórico que se propone

con el esquema aplicado, este último representando la realidad con todos sus éxitos,

errores, imponderables, etc., de tal manera que, aplicado el plan evaluativo, se puede

llegar con criterio amplio a determinar similitudes y discrepancias.

Sobre las discrepancias que impiden el buen éxito del currículum habrá que trabajar para

definir la toma de decisión pertinente, cuya puesta en marcha a través de acciones

concretas, producirá las innovaciones necesarias, innovaciones que podrán ser seguidas y

valoradas aplicando nuevamente el modelo, ya sea parcial o completamente, según qué

dimensión o dimensiones afecten los cambios iniciados.

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El siguiente esquema nos parece ideal para el buen funcionamiento de una

autoevaluación en una institución si queremos tener resultados excelentes.

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A continuación, proponemos una serie de sugerencias a tomar en cuenta a la hora de la

autoevaluación

1. Por su origen, se debe pretender que la autoevaluación sea consensual, esto es, la

estructura social que la promueve es la propia comunidad integrante del centro o

institución educativa.

2. La finalidad de la autoevaluación institucional se concibe como un medio para

sustentar tanto técnica como operativamente la modificación de los fenómenos

educativos; es decir, el propósito es conocer la realidad para transformarla.

3. La forma o el modo de efectuar el estudio de autoevaluación, es a través de un

proceso que implica una metodología formal, misma que parte de un protocolo y

organiza los procedimientos, instrumentos y resultados, de acuerdo a una

estrategia de acción académica.

4. Con relación al momento en el que se decide realizar una valoración de la

institución, se intenta sea permanente, esto es, que la apreciación y autocrítica

estén implícitas en todo momento en las funciones y actividades diarias de la

institución.

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5. Que se creen los propios actores de la entidad académica evaluada, esto debe de

ser de acuerdo a los sectores integrantes de la institución, como son: equipo

directivo, personal académico, personal administrativo y de servicio, y alumnos,

ponderándose tanto variables contextuales como de la dinámica académica.

6. La evaluación se debe orientar en un sentido global, es decir, se consideran todos

y cada uno de los aspectos involucrados en la naturaleza de la propia Institución,

visualizándola como un todo organizado y coherente.

7. Los efectos educativos a evaluarse a través de los procesos de apreciación, son

tanto internos como externos, se debe contemplar la propia transformación del

centro.

8. El análisis empleado es de tipo valorativo, en donde se estima se emitan juicios

críticos respecto del centro o entidad valorada.

9. Finalmente, la ejecución e instrumentación de estos procesos de apreciación,

son realizados por los mismos estamentos de la comunidad, ya que estos son los

propios actores de la acción educativa los que se encargan de diseñar y organizar

los estudios correspondientes para valorar su propia actividad.

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Las condiciones que hacen posible la autoevaluación pueden ser:

• La cultura de la participación. Es necesario comprender cómo construirla. En nuestro

entorno poco o nada se toma en cuenta la participación cultural en el proceso.

• La voluntad política para realizar la autoevaluación sin la cual esta fracasa. En el

entorno en el que se desarrolla la autoevaluación esto no aplica.

• El compromiso y la participación activa de los miembros de la comunidad durante todo

el proceso. Seria lo ideal, pero a los miembros de las comunidades ya sea por falta de

conocimiento en el tema o por falta de interés personal esta muy lejos tal acción.

• La viabilidad del acceso a la información a ser analizada. El temor a que se detecten

errores institucionales eclipsa todas las posibilidades de participación, sustentado en la

idea equivocada de que esto traerá repercusiones graves.

• El apoyo del personal técnico para el procesamiento de la información. La aceptación a

participar y la decisión de hacerlo no está sustentada en la información sobre los

objetivos, metas, procesos, metodologías, trabajo de campo; la experiencia se torna un

proceso traumático, excesivo y, por lo regular, no recomendable a otros actores

institucionales

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• La utilización de los resultados para proponer los planes de mejora. Nunca se hace ya

que lo importante es llenar una ficha y si tenia lo que piden bueno y si no también pero

nunca se le da seguimiento.

Las condiciones operativas, algo importante que nunca debe de faltar en el proceso.

1. El interés y la valoración del proceso de autoevaluación por parte de la

comunidad que va a iniciarlo. Este aspecto, si bien puede parecer accesorio, posee

una gran potencialidad pues son los aspectos afectivos o actitudinales lo que

inician y mantienen la consecución del logro del proceso.

2. La predisposición al cambio y a la innovación por parte de los actores, incluyendo

a las autoridades. Si en el contexto se carece de esta predisposición es muy difícil

que se produzcan ajustes o modificaciones en el trabajo cotidiano, por lo que el

plan de mejora no va a tener repercusión alguna.

3. El liderazgo y compromiso de las autoridades. Por ser las que encaminan la

marcha del proceso educativo, es necesario este liderazgo y compromiso para:

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4. Asegurar la realización de todas las etapas del proceso, es decir, facilitar las

condiciones que van a permitir su implementación.

5. El liderazgo de la estructura organizacional que asuma la función de orientar el

proceso. Es la encargada de movilizar directamente al resto del plantel docente y

alumnado.

6. El clima y contexto institucional han de ser sopesados antes de iniciar el proceso.

Un entorno altamente politizado, o con experiencias cercanas de cambio y

reestructuración, puede generar suspicacias y la evaluación percibirse como

amenaza.

7. La claridad y transparencia a lo largo de todo el proceso. Para ello, es importante

que se comunique oportunamente a la comunidad educativa cuáles son los

objetivos del proceso que debe ser conocido por todos para no sorprender a las

personas cuando se apliquen los instrumentos, y la forma de trabajo.

8. Poseer una base de datos actualizada sobre los resultados (tasas de egreso,

rendimiento, deserción etc.) y el estado de los recursos humanos (por ejemplo,

calificación de los docentes) y materiales disponibles (infraestructura, etc.).

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9. Contar con un equipo técnico que tenga conocimiento sobre asuntos

institucionales (evaluación y/o problemas) para asesoramiento y resolución de

interrogantes. Asimismo, contar con un equipo de apoyo logístico para la

aplicación de instrumentos y procesamiento de resultados.

10. Disponer del tiempo que requieren estas modalidades de intervención y

participación colectivas. Es decir, el tiempo necesario para comprometerse con

estas tareas diferentes a aquellas para las que se los convoca cotidianamente.

11. Utilizar un lenguaje no tecnocrático a la hora de elaborar informes.

12. Planificar en un ambiente de legitimidad que sea de acorde al situación real en la

que se encuentran y poder compartirlo.

13. Exponer claramente los problemas a abordar.

14. Establecer prioridades en función de los objetivos institucionales.

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Identificar el objeto a evaluar algo primordial en toda institución

El clima institucional. Debería ser lo primordial ya que de ello depende en gran parte el

resultado al final.

Las innovaciones pedagógicas. No podemos hablar de innovación si no tenemos lo

recursos necesario.

Los recursos tecnológicos. En las instituciones educativas no los hay en su mayoría.

Las prácticas de enseñanza y de evaluación que se realizan en el aula desde una mirada

amplia, compleja y dinámica.

El análisis de las prácticas educativas y de los aprendizajes.

El uso de las TIC. Es algo importante pero no se puede implementar porque no se tienen

recursos para ello o al menos eso nos hacen creer.

El espacio ampliado y contextual de la escuela. Esto es como querer tapar el sol con un

dedo porque, aunque sea un objetivo que no es difícil de identificar este parece pasar

desapercibido como que a nadie le interesara.

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