allá del esfuerzo requerido para rellenar una
En
quiniela.
Es necesario decir que expulsando a Aranguren
se condena lo mas y lo poco limpiamente univer-
sitario que va quedando en nuestra universidad.
Porque Aranguren es para los que hemos traba-
jado con él una persona a la que nos unen
lazos más o menos estrechos de afecto y de
agradecimiento; pero para el resto de los
universitarios es el símbolo de la búsqueda
intelectual más honrada y más reacia a todo
compromiso que no sea el de la realidad sobre
la que se vuelca. Aranguren, y esto también
hay que decirlo porque se olvida con frecuencia,
no es un hombre respaldado por ningún partido
ni movimiento de los que pululan en la s opo-
sición * española, no es un hombre de credo
político que trate de llevar agua a su molino;
es, eso sí, un hombre que como todo hombre
no puede cercenar la dimensión política de su
entidad humana sin descender varios escalones
en la escala de la hominación, y este descenso
es, también por lo visto, lo obligado en España
si no se quieren tener complicaciones. Arangu-
ren es un profesor de moral, y una moral ue
se vuelva de espaldas a las estructuras socia
3 es
dentro de las cuales se da toda conducta huma-
na es, digámoslo a gritos a ver si se enteran
nuestros profesores de filosofía, i una solemne
y pétrea estupidez ! Creo necesario decirlo de
nuevo : detrás de Aranguren no hay nadie, si
tomamos esta expresión en el sentido que tiene
en las especulaciones políticas al uso. Es una
lástima que algo tan claro haya que repetirlo,
pero las persistentes calumnias de una infor-
El gato de Papel
En España se progresa. No hay más ue leer
los periódicos, Boletines oficiales, cd8. igos y
recopilaciones. Los convenios colectivos son un
paso adelante, por ejemplo. Un caso aclara-
torio : Los empleados en oficinas de distribu-
ción cinematográfica ganaban en fecha reciente
sueldos de hasta tres mil, tres mil quinientas,
© faximil edicions digitals, 2002
mación (?) mercenaria lo hacen necesario.
Esnaña. a fuerza de reoetirlo machaconamente
los‘ medios de comuni>ación de masas, hasta
los mejor intencionados comienzan a ver detrás
de toda manifestación de disconformidad (y no
sin secreto regocijo en bastantes casos) Qel oro
de Moscú », a las maquinaciones de la masone-
ria », las maniobras de « los enemigos de
España », los « fondos aportados por la emba-
jada china », « el comunismo y sus compañeros
de viajen, y qué se yo cuántas pruebas más
de lo bien que se han asimilado en España las
lecciones de los servicios de propaganda del
III Reich. Ahora bien, esto no quiere decir que
Aranguren esté solo ; detrás de Aranguren esta-
mos todos los que, con una mayor o menor
dosis de ella por patrimonio, creemos en la
inteligencia como algo específicamente humano
frente a la fuerza bruta que, al fin y al cabo,
no es sino herencia y patrimonio a compartir
con nuestros precursores los antropoides, y esto
tiene, qué duda cabe, un sentido político muy
determinado que debia hacer meditar a los que
pretenden organizar la convivencia española de
espaldas a los imperativos de esa inteligencia
que Aranguren representa.
Todos esperamos que los profesores no sancio-
nados demuestren una sola cosa: que entre
ellos queda, junto a tanto cerebro de alquiler,
algún que otro hombre de bien. Y yo espero que
todos los profesores sancionados vuelvan a sus
cátedras para poder volver a escribir en espaiíol
la palabra universidad con mayúscula.
A. L.
cuatro mil pesetas. Uno cualquiera para indlvi-
dualizar la situación, tres mil ochocientas
pesetas al mes. Piden el convenio colectivo.
Ruegan, presionan; lo normal. Bespues de
discusiones, regateos, dilaciones, desaires y
plantones se firma el convenio. El sujeto que
ganaba tres mil ochocientas pesetas al mes
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cobra ahora, tras la mejora, tres mil quinientas
pesetas. El sueldo base ha sido elevado. Pero
la empresa ha suprimido una « gratificación
voluntaria » que antes daba.
Ese es progreso social. Vamos con algún pro-
greso técnico. El expreso Barcelona-Bilbao, es
otro ejemplo, tardaba normalmente catorce ho-
ras que ya está bien. Se mejora y se reduce el
viaje a trece horas ; pero siempre, absoluta-
mente siempre, con una hora de retraso que no
figura en las guías. Dentro de unos años las
mejoras técnicas reducirán el trayecto a diez
Destrucción
Es difícil moverse en el estudio. Hace unos
meses que Vicente Rojo regresó de España,
después de trabajar allí un año, y las obras del
« año español » se amontonan con las de etapas
anteriores y las más recientes. Dentro de unas
semanas serán expuestas en las galerías mexi-
canas.’ Para nosotros es la oportunidad única
de una retrospectiva « privada » y no la desa-
provechamos. Las telas desfilan en procesión,
siguiendo un orden decidido por el autor, que
nos permite -con auxilio de breves u interro
gatorios »- penetrar en las motivaciones ínti-
mas de la evolución de Rojo. Este es hombre
de pocas palabras, pero las que aventura
dicen algo, a veces mucho. Para él también, la
pintura es cosa mentale, suceptible, por lo
tanto, de análisis... hasta cierto punto. Una
vez recorrido, en compañía del artista, el
itinerario de su creación, podemos intentar un
balance esquemático.
1. Vicente Rojo nació en Barcelona,
México desde 1949. Su primera ex osrcton
lugar en la capital mexxana en 1B 58. Desde entonces
han sucedido las exposiciones personales
una en Estados Unidos, otra en Barcelona
Madrid, Y. por último, las dos que acaban de. ce Yebrarse en
México, en los pasados meses de agosto cr septtembre.
último, ha artici ado en las Bienales
Tokio (19617, Par Ps (Bienal de Jóvenes artistas)
y en la Interamericana de México (1960).
Notas
horas. Pero con cuatro inamovibles e inevita-
bles horas de retraso. Y por fin, un día ventu-
roso -imaginada la perennidad del régimen-
se podrá sorprender al mundo con la marca de
un Barcelona-Bilbao por vía ferrea en una hora.
Con trece de retraso.
Recordando la frase china sobre la bomba
atómica, el progreso en España solo puede ser
definido como un modesto gato de papel. De
papel de periódico.
1. G.
Pintura
de un orden
Algunas telas de la etapa a figurativa » -que
termina alrededor de 1958- conservan, vistas
hoy, un gran vigor. Hay en ellas la influencia
del cubismo sintético, del expresionismo -par-
ticularmente en el tratamiento del color y 2
kicam;tena-, del murahsmo mexicano,
. . . Pero, sobre todo, hay ya una perso-
nalidad que comienza a imponer su sello propio.
En estas telas hay en germen mucho de lo que
vendrá después. Es visible el afán de trascender
las significaciones ideológicas extra-artísticas
para llegar a la producción de objetos pura-
mente plásticos, que se basten a si mismos
como objetivación de la sensibilidad estética
del pintor, sin recurrir a más elementos que la
materia, el color y la construcción del espacio.
Rojo prescinde de la a figura » no « por princi-
pio », ni por seguir cualquier moda, sino porque
le es innecesaria, más bien le estorba, para
resolver los problemas concretos que se
. en 1932. Vive en propone. En verdad, lo que desaparecen son
personal tuvo « ciertas figuras n -más o menos indentifica-
se bies por cuanto es posible reconstruir las
en Mexico, mas
otra en mediaciones que las relacionan con el mundo
habitual, de hoy o de ayer- para dar paso a
Y y otras « figuras ., que también en alguna parte
e Sao Paulo (19 1),
1961, 1965 de la realidad física, social o espiritual tienen
su raíz : nada nace de la nada. Pero ahora es
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