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Educación inclusiva y atención a la diversidad

La finalidad de la educación inclusiva es garantizar una educación de calidad para todos en


igualdad de condiciones.

La inclusión significa garantizar la igualdad de condiciones (legales y reales) para asegurar

el pleno acceso, participación y logros de aprendizaje de todos los niños, prestando especial

atención a aquellos que están en situación de mayor exclusión o en riesgo de ser margina

dos (Booth y Ainscow, 2004).

La educación inclusiva ha de garantizarse desde el nacimiento para reducir lo más tempranamente

posible las desigualdades educativas y sociales y sentar las bases para la realización de trayectorias
escolares satisfactorias.

Las principales barreras para avanzar hacia una educación inclusiva en la primera infancia son la
desigual distribución de la oferta educativa, las actitudes y prácticas discriminatorias hacia las
diferencias, los costos económicos, la poca pertinencia del currículo, los enfoques educativos
homogéneos y la falta de preparación de los docentes y otros profesionales para dar respuesta a la
diversidad de necesidades de aprendizaje.

paradigma de la integración. En este último, inclusión, sin embargo, las acciones se


las acciones están orientan a modificar las
más centradas en los niños (adaptaciones condiciones del sistema educativo (currículo,
curriculares individualizadas, materiales y equi métodos de enseñanza, evaluación, normas de
pamientos convivencia, cultura de las escuelas, etc.),
específicos, etc.), preparándolos para que preparando a los centros para que sean
«encajen» en un sistema educativo que capaces de
se mantiene inalterable. Este modelo conlleva acoger a todos quienes acuden a ellos y no
un «etiquetaje» de los alumnos (los solo a cierto tipo de estudiantes, y den
integrados) respuesta a
que los separa del resto. la diversidad de necesidades de aprendizaje
que son fruto de su procedencia social y
cultural
y sus características individuales en cuanto a
capacidades, motivaciones, intereses, estilos y
ritmos de aprendizaje (Blanco, 2008).

En este sentido, puede ser vista como un proceso de innovación, ya que implica transformar los
esquemas vigentes: actitudes, concepciones, creencias, currículo, prácticas pedagógicas, formación
docente, sistemas de evaluación, organización y cultura de las escuelas.
Voluntad política y del conjunto de la sociedad

La inclusión es un paradigma que aspira a construir el tipo de persona que se quiere formar.
(Proyecto social y cultural)

Si queremos sociedades más inclusivas y democráticas y formar personas que respeten y aprecien
la diversidad, que tengan sentido de justicia y de solidaridad y valoren el bien común, es necesario,
aunque no suficiente, que los niños tengan la oportunidad de formarse en escuelas plurales que
eduquen en y para la diversidad.

La experiencia colombiana muestra que el avance de la inclusión ha sido posible gracias a la alianza
de diecinueve organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.

Valores inclusivos compartidos

Todos los niños comparten una serie de atributos (lo común), pero a la vez tienen una serie de
características que los hacen ser únicos e irrepetibles (singularidad).

Las principales señas de educación inclusiva es el respeto a la diversidad y a las diferentes


identidades personales y culturales, pues es la diversidad es una realidad compleja y no se reduce
a ciertos grupos o culturas.

existen diferencias individuales dentro de cada grupo (capacidades, intereses, motivaciones,


concepciones del mundo) y en el interior de cada individuo; las personas van cambiando y
adquiriendo múltiples identidades a lo largo de la vida por la vivencia de nuevas experiencias
(Blanco, 2009).

Por tanto, las diferencias no son una anomalía si no más bien están dentro de lo normal, y deben
verse como oportunidad para enriquecer los procesos educativos. Se crea conciencia de la
diversidad, se desarrollan valores como la solidaridad, cooperación, comprensión, aprendiendo a
vivir juntos.

Una de las principales barreras para avanzar hacia una educación inclusiva son las creencias, los
prejuicios y los estereotipos respecto de las diferencias que llevan a la exclusión y la
discriminación. Para superar esta barrera es necesario respetar y valorar por igual a todos los niños
y los aportes de las diferentes culturas, y dar apoyo a quienes tienen mayores necesidades.

Políticas intersectoriales con un enfoque de derechos y amplia participación social

La participación de los grupos “marginados” es esencial en la toma de decisiones de las políticas


educativas, políticas económicas y sociales, enfrentando los factores que generan desigualdad.

Para facilitar esta articulación es esencial que los diferentes sectores tengan una concepción
compartida sobre la infancia y la inclusión, definiendo de forma conjunta las prioridades, objetivos
y estrategias, y las responsabilidades y funciones de los distintos sectores e instituciones que
intervienen en la primera infancia.

Desarrollo profesional de los dicentes y otros agentes educativos.

Una de las principales barreras para la inclusión es la falta de formación de los diferentes
profesionales para atender la diversidad. También en contextos diversos y complejos, además de
docentes representativos de la diversidad.

La formación inicial y continua tiene que brindar herramientas para atender la diversidad e
identificar las barreras al aprendizaje y la participación y ha de estar estrechamente relacionada
con las prácticas educativas, reflexionando sobre ellas y recuperando los saberes pedagógicos para
generar conocimientos desde y para la práctica.
Venezuela: acompañamiento dicente «procesos de reflexión de lo acontecido en el día a día
para analizarlo, comprenderlo y definir acciones concretas de transformación que
respondan a las necesidades reales de los participantes».

Un currículo relevante e inclusivo

desarrollo de currículos donde se establecen las finalidades y competencias que han de desarrollar
los niños, desde los puntos de vista tanto de las exigencias sociales, mundiales y locales como del
desarrollo personal. Y no mero carácter asistencial.

asegurar la igualdad de oportunidades y mejorar la calidad, prestando apoyo principalmente en el


ámbito socioemocional, lo que favorece el aprendizaje y bienestar de los niños. Promover respeto
y vivencia de los DDHH.

Una pedagogía centrada en el niño y accesible a todos

En la práctica pedagógica y las relaciones interpersonales es donde se concreta la pertinencia de


los procesos educativos, por lo cual debemos centrarnos en cómo organizar las situaciones de
enseñanza y que sean comunes para que todos participen.

En una pedagogía inclusiva, el niño es el centro de la enseñanza y es considerado como un sujeto


de derechos y un aprendiz activo Se debe partir por lo que el niño piensa y siente, mediante la
observación y comunicación constante (niño como sujeto de derechos)

las actividades y situaciones de aprendizaje se planifican pensando en todos y cada uno de los
niños. Tomando en cuenta características singulares, cultura, lengua, intereses, experiencias,
ritmos de aprendizaje etc.

Como se señala en la experiencia de Colombia, es necesario desmitificar la idea de que hay un


modelo pedagógico para unos niños y otro modelo para otros. Cuando se planifican actividades
para lograr la participación de todos, la necesidad de hacer ajustes curriculares individuales se
reduce de forma significativa. Una pedagogía inclusiva también se caracteriza por brindar múltiples
opciones y oportunidades para que todos los niños aprendan de y con sus compañeros.
Variedad de estrategias:

En la experiencia de Venezuela se recopilaron materiales de la comunidad (juegos, leyendas,


cuentos, mitos), adoptando la precaución de que los materiales didácticos pudieran mostrar tanto
lo propio de su cultura como lo de otras culturas, en la perspectiva de una educación intercultural.

Un ambiente saludable implica también ofrecer seguridad y situaciones estimulantes para el


descanso, el juego y la recreación.

Participación, colaboración y apoyo

Un centro educativo inclusivo se caracteriza por la participación, el apoyo y la colaboración entre


los diferentes actores dentro y fuera de la comunidad educativa (Docentes niños, familias, redes)

Apoyo colaborativo: los apoyos están disponibles para todos y no solo para los niños con
necesidades especiales, y el apoyo se entiende como todos los recursos y acciones que
complementan y enriquecen la capacidad de los docentes y de las escuelas para garantizar el
aprendizaje y la participación de todos. Los apoyos se enfocan preferentemente al docente y a la
familia, para que sean capaces de atender las necesidades del niños, sin embargo, es necesario
prestar apoyo individual y esto se hace en el aula promoviendo la independencia de forma
progresiva.
Como se señala en la experiencia colombiana, «proporcionar apoyo a los niños es solo una
de las formas de aumentar su participación y aprendizaje», pero también se presta apoyo
cuando los educadores programan y enseñan conjuntamente, o cuando se plantea una
metodología cooperativa, como las tutorías entre iguales.

Transición fluida entre el hogar, los centros educativos y los niveles de enseñanza

Conclusión:
El apoyo entre los docentes de los diferentes niveles es fundamental para que se facilite el proceso
al ingreso de la escuela. (ya sea en capacitaciones o generando material educativo en conjunto)
Alianzas con instituciones y comunidades locales, se logra orientar los rr y apoyo.
Participación de la comunidad educativa.
Respetar los ritmos y tiempos

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