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GUIA #1

AREA: LENGUA CASTELLANA PERIODO: III FECHA:


TEMA: LA CRONICA GRADO: UNDÉCIMO
NOMBRE:
LA CRÓNICA PERIODISTICA

Definición: La crónica periodística es un tipo de redacción que se caracteriza por relatar de manera ordenada y
detallada ciertos hechos o acontecimientos.
Género de la crónica periodística
Al igual que el ensayo o los artículos de un blog, la crónica es un escrito de no ficción y es muy utilizada en
los medios de comunicación escritos, ya sean los tradicionales como los periódicos impresos o a
través de internet. Por ello, las crónicas periodísticas están
redactadas con un estilo adecuado para captar a un público amplio que busca una información
completa acerca del hecho narrado. Un típico ejemplo de crónica lo encontramos en el siguiente
texto:

Ejemplo de crónica periodística.

Los músicos llegaron temprano y todos los técnicos ya tenían preparado los equipos en el escenario de tal manera a
brindar al público un espectáculo inolvidable. Solo restaba una cosa: que la banda saliera a tocar. Y no se
hizo esperar mucho, luego de una media hora, a las diez de la noche, el concierto empezó para alegría y la
euforia de los miles de fanáticos presentes en aquel estadio. El sacrificio que habían pasado no fue en vano.
El frío no fue obstáculo para que una cantidad aproximada de veinte mil personas hicieran colas de varias
cuadras para poder ingresar y ver actuar a sus estrellas.
La banda inició un colorido espectáculo iniciando con las canciones que le hicieron famosa en sus comienzos.
Luego, cantó algunos de los temas de su último disco, el cual había sido
lanzado en noviembre pasado en nuestro país...

El texto dado es un ejemplo de crónica porque relata cómo se ha llevado a


cabo la realización del concierto de una banda musical.

CARACTERÍSTICAS DE LA CRÓNICA
PERIODÍSTICA.
Como se verá más abajo, cada tipo de crónica posee un estilo de redacción,
principalmente atendiendo al tema que trata. Sin embargo, la crónica
periodística posee una serie de rasgos generales presentes en todos los
demás subtipos. Dichas características pueden resumirse de la siguiente
manera:

- Público amplio. Las crónicas están destinadas generalmente a un gran


público interesado en conocer al detalle el suceso narrado.
Es un relato. Narra en forma detallada, objetiva (o subjetiva en algunos casos)
y secuencial un suceso determinado capaz de llamar la atención de los
lectores.

- Lenguaje sencillo. La crónica debe estar redactada en un lenguaje accesible para toda clase de lector.

- Diversidad de temas. No existe un determinado tema del cual puede tratar. Existen crónicas que tratan temas
sociales, políticos, económicos, policiales, deportivos, etc.
- Minuciosa. Debe procurarse relatar sin perder detalle alguno.
DIFERENCIAS ENTRE LA CRÓNICA PERIODÍSTICA Y LA NOTICIA.
La crónica periodística y la noticia tienen rasgos similares pero también diferencias notables. Por un
lado, la similitud entre ambas radica en que son formas de narrar propias del periodismo. Sin embargo, cada
una tiene una forma y una finalidad exclusiva. La principal diferencia entre la
crónica periodística y la noticia consiste en que esta última se limita a describir una información
determinada. La crónica, en cambio, va más allá y aparte de contar la información, pone énfasis
concretamente en la forma o estilo en que esta es relatada al lector. Por ello, los cronistas procuran brindar
no solo una recopilación de datos acerca de un suceso, sino ofrecer una historia completa acerca del mismo.

TIPOS DE CRÓNICAS PERIODÍSTICAS.


La clasificación de los tipos de crónicas se realiza teniendo en cuenta varios criterios. Si se presta más atención al
contenido o tema desarrollado, encontraremos crónicas deportivas, políticas, policiales o judiciales, crónicas de
viajes. También existen criterios, como cuando se tiene en cuenta el enfoque o la intención del cronista en su
redacción. Hay crónicas que se caracterizan meramente por informar acerca de un hecho, y otras que,
además de brindar información, también ofrece la visión del redactar acerca de lo narrado. El siguiente
artículo analiza detalladamente todos estos tipos.

CRÓNICAS DE SUCESOS O CRÓNICA NEGRA.


Narran hechos delictivos, de violencia, accidentes, catástrofes.
Ejemplo de una crónica de sucesos en el periódico El Universal.

CRÓNICAS POLÍTICAS.
En este tipo se agrupan los relatos del mundo político, ya sea de
carácter nacional o internacional. Una noticia, por ejemplo, de la
asunción al poder de un nuevo presidente, puede ser convertida en
una crónica si se narra todos los pormenores, curiosidades y otros
datos relacionados a dicho evento político. Ejemplo de crónica
política que narra la asunción a la presidencia de Barak Obama, en
el 2009.

CRÓNICAS DEPORTIVAS.
Las crónicas deportivas son aquellas que se encargan de narrar cuidadosamente cómo se llevó a cabo un particular
evento deportivo o bien otras noticias de este tipo. Ejemplo: Relato de la victoria de España en el
Mundial de fútbol en Sudáfrica
CRÓNICAS SOCIALES Y CULTURALES.
Relatan secuencialmente como se produjo un determinado evento social o cultural.Ejemplo: Breve
crónica acerca de la boda de los príncipes de Luxemburgo, Guillermo y Stéphanie.

CRÓNICAS DE VIAJES.
Aquellas crónicas que cuentan en forma pormenorizada lo que significó el
viaje a un lugar determinado y la experiencia que supuso, la descripción
del paisaje, etc.
TIPOS DE CRÓNICAS SEGÚN EL ENFOQUE O INTENCIÓN DEL
CRONISTA: CRÓNICA INFORMATIVA.
Puede llegar a confundirse con la noticia,
sin embargo, como toda crónica conserva
sus características que lo distinguen de una
simple noticia (relato pormenorizado, no
una mera recopilación de datos).En las
crónicas informativas, como su nombre lo
indica, la finalidad principal es informar el
lector, sin llegar e emitir un juicio personal
acerca del mismo.
CRÓNICA INTERPRETATIVA U OPINATIVA.
A más de informar, el cronista puede
también emitir un juicio valorativo acerca
del hecho narrado. Presenta la información
al lector y al mismo tiempo su opinión.
ACTIVIDAD
1. De la crónica mostrada señala cada una de sus partes.
2. Realiza un esquema que muestre los elementos más importantes de la crónica.
3. En el diccionario busco 8 palabras que desconozca de la guía.
4. Elabora una crónica y la expongo ante mis compañeros.
5. ¿Crees que las crónicas son importantes? Porque
6. ¿Es cierto que se podría llegar a confundir con una noticia?
7. ¿qué tipo de crónica te llamo más la atención? Justifica
8. Escribe un breve comentario sobre el comentario adjunto

Noche de juglares urbanos en las calles de Medellín


El vallenato reina en el cruce de la 70 con San Juan. Una crónica vallenata.
Jaime Rodríguez, acordeonero
Jaime deambula la 70 buscando clientes. Su conjunto, Nostalgia Vallenata, tiene dentro de su
repertorio tanto vallenato tradicional como el nuevo.
Por: Miguel Osorio Montoya 26 de febrero 2018 , 12:48 p.m.
Rostro cansado, piel cetrina. Camina la 70 mientras desgrana un acordeón que imprime un aire tropical a
su figura. Con voz cavernosa se le alcanza a oír: “Yo llevo 30 años tocando acá en la 70, aquí se me fue la
juventud”. Después suelta una risa corta, amarga, que se confunde con el suave quejido del acordeón.
Desde una discoteca suena un merengue llorón. Los carritos de comida, que invaden las aceras,
entorpecen el aire con olor a aceite quemado y carne asada. Un grupo vallenato, que cruza la calle con
estrepitosa arrogancia, se acerca a ofrecer su repertorio. Ante la negativa, da la vuelta y se va con
insolencia.
—A esos no les vaya a hacer preguntas —dice Jaime con severidad.
— ¿Por qué? —le respondo, contrariado por su cambio de ánimo.
—Porque esos no son buen ejemplo —hace una mueca de disgusto—. Mire, esa gente lo que gana se lo
gasta en trago y en vicio.
Jaime no es costeño como la mayoría de sus compañeros. Nació en Bogotá hace 67 años, hace 40 vive en
Medellín.
—Cuando llegué a Medellín, más o menos de unos 26 o 27 años, empecé a tocar el acordeón.
—Aprendió de alguien, supongo—le insinúo con ingenuidad.
—A mí nadie me enseñó, yo aprendí a tocar solo. Desde pequeño me gustaba, pero lo empecé a ejecutar
ya estando en Medellín. Póngale que tuviera unos 30 años—hace una pausa breve, se acomoda el
acordeón—. Cuando yo llegué, el vallenato no gustaba acá. Decían que era corroncho, ordinario.
La música vallenata, según Daniel Samper Pizano y Pilar Tafur, autores del libro Cien años de vallenato,
nació en la segunda mitad del siglo xix en las zonas rurales de lo que hoy es el departamento del Cesar. El
acordeón, al parecer, entró por el río Magdalena y sus notas se diseminaron por las estribaciones de la
Sierra Nevada y las extensas sabanas. Las migraciones, la industria bananera y las parrandas le dieron un
impulso especial. Lentamente fue aceptado por las clases altas de Valledupar, que en un comienzo lo
miraron con desdén por su origen rural.
— ¿Y ahora?—le pregunto con inquietud— ¿Quién lo escucha?
—Jóvenes y viejos. Nosotros tenemos que tener repertorio para todos. Acá lo que más se escucha es
Diomedes, pero también algo de los zuletas, los Betos.
Otro personaje emerge como una silueta negra, informe, que va adquiriendo claridad a medida que se
acerca. Se llama Rafael Mora y es de la Paz, Cesar.
—Yo soy primo tercero de Jorge Oñate—habla con cadencia caribeña, voz melodiosa, como de turpial—
.Hace nueve años vine a Medellín a compartir mi arte. Vine también por problemas personales, de
violencia.
Jaime queda rezagado por Rafael, quien intenta hablar con grandilocuencia. Entonces, se recuesta en su
Renault 4, un carro que pagó gracias a una pensión que logró en una empresa. Su semblante adquiere un
aire lúgubre mientras descansa, parece sumergirse en profundas cavilaciones.
Como dice Jaime Rodríguez, el vallenato no fue bien aceptado en Medellín en un comienzo. En los años
50, según cuenta Reinaldo Spitaletta, director del programa radial Medellín anverso y reverso, llegaron a
la capital antioqueña las canciones de Guillermo Buitrago. Era un vallenato con guitarra, que cayó bien.
Los paisas escucharon entonces canciones compuestas por Rafael Escalona y Emiliano Zuleta Baquero.
En la década el 70 empezó a llegar, producto de las migraciones y los medios de comunicación, un
vallenato más parecido al que conocemos ahora: interpretado con acordeón, caja y guacharaca.
Libia Restrepo, historiadora y docente de la UPB, dice que la sociedad antioqueña era excluyente: “En ese
tiempo se consideró música de negros y de fandango”.
“En la radio solo había un programa de vallenato, se llamaba La hora costeña, en La voz de las Américas
Ahora las cosas son diferentes. Las fiestas se amenizan al son de acordeón. Los músicos callejeros viven
de ese oficio:
—Durante un tiempo trabajé en comisiones de carros, me la rebusqué—dice Rafael Mora—, pero mi
sustento de vida ahora es el vallenato.
—¿Y solo tocan acá? —le pregunto.
—Nos contratan más que todo para fiestas sociales—sentencia, lacónico.
El viejo Jaime camina de nuevo. El acordeón, sobre su pecho, se mece como un barco sobre el mar. La
noche no es buena, no hay clientes.
Marina Quintero, conocida como la embajadora del vallenato en la ciudad, y quien desde hace más de 30
años dirige el programa radial 'Una voz y un acordeón', cuenta que cuando llegó a Medellín proveniente
de Ocaña, en 1973, casi nadie apreciaba la música vallenata. “En la radio solo había un programa de
vallenato, se llamaba La hora costeña, en La voz de las Américas”, cuenta.
Quintero resalta la importancia narrativa del vallenato. En su programa cuenta las historias detrás de la
música vallenata tradicional: la vida rural, la descripción de la naturaleza, el amor provinciano. “Acá el
vallenato está marcado por lo comercial, muy poca gente lo aprecia de verdad. Muchos no entienden de lo
que hablo”, sentencia.
La aceptación de la música vallenata fue lenta. En ella influyeron las migraciones costeñas y la industria
fonográfica que se desarrolló en la ciudad. El periodista Óscar Montes, en su libro Diomedes Díaz: vivir
más no pude, cuenta que Diomedes grabó su primer álbum en Medellín. El disco no tuvo la aceptación
deseada, pero habla de Medellín ya como receptora de la música del Caribe colombiano. Pero es muy
poco el estudio hacia esta música, como dice Marina. En general, es la industria la que logró consolidarla.
Jaime, con rostro cansino, deambula de nuevo en busca de algún cliente. Las notas del acordeón, que
alegran la noche, son ignoradas por los transeúntes.
—Esto está muy malo hoy-mira el reloj—Yo creo que me voy a ir.
Rafael, por su parte, habla con otros músicos mientras un poste lo baña con una luz pálida. Es la una de la
mañana y no ha picado el primer cliente. El semblante de Jaime, a pesar de eso, es ahora más jovial.
—Yo tengo la pensión que logré sacar—dice, —pero la mayoría acá no tiene otra fuente de ingreso.
Me despido de los músicos con algo de solemnidad. Los veo de lejos. Rafael, más corpulento, contrasta
con la figura más alargada de Jaime. Este, con el acordeón colgado, recuerda al Caballero de la triste
figura en sus andanzas por la Mancha.

MIGUEL OSORIO MONTOYA


Para EL TIEMPO
@MiguelOsorioMon
Medellín

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