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Biografía de José María Arguedas

José María Arguedas Altamirano nació en Andahuaylas (Apurímac) el 18 de enero de


1911. Sus padres fueron Manuel Arguedas Arellano (abogado) y Victoria Altamirano
Navarro. A los dos años de edad quedó huérfano de madre. Poco después, su padre se
casó con una terrateniente de Lucanas (Ayacucho), que lo maltrató constantemente.
José María que se refugió en el cariño de los indios peones de la hacienda.

En 1931, ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad San Marcos de Lima. Poco


después comenzó su carrera de escritor indigenista publicando el cuento Warma kuyay
(1933) y su libro de cuentos Agua (1935). En 1941, publicó Yawar Fiesta, su primera
novela. Más tarde, publicó sus laureadas obras: Diamantes y pedernales (1954) Los ríos
profundos (1958), El Sexto (1961) y Todas las sangres (1964). En 1963, logró el título
de doctor en Etnología y Arqueología. Por esos años se desempeñó como funcionario
público en el Ministerio de Educación, la Casa de Cultura, el Museo de Historia.
Asimismo, fue profesor del Instituto Pedagógico Nacional de Varones y las universidades
San Marcos y la Molina.

Fue en la Universidad Agraria La Molina (Lima), donde se dio un disparo en la cabeza,


víctima de una depresión profunda. Esto ocurrió 28 de noviembre de 1969. Después de
una penosa agonía falleció el 2 de diciembre de 1969.

Consagró su vida a la literatura y al estudio de la vida y la cultura de los indios quechuas.


Riguroso y entusiasta universitario, políticamente se definió como marxista.

Considerado uno de los más destacados escritores peruanos, Entre sus obras destacan:
"Agua",(1935), relato de dos mundos contrapuestos, el del dueño de la hacienda y el del
indio aferrado a su tierra y a su cultura indígena; "Canto quechua" (1938); "Yawar fiesta"
(1941); "Cuentos mágicos-realistas" (1953); "Diamantes y pedernales" (1954); "Los ríos
profundos" (1958); "El sexto" (1961), relato biográfico en el que denuncia su estancia en
la cárcel a causa de una manifestación en apoyo de la República española.
Argumento de los ríos profundos

La novela narra el proceso de maduración de Ernesto, un muchacho de 14 años quien


debe enfrentar a las injusticias del mundo adulto del que empieza a formar parte y en el
que debe elegir un camino. El relato empieza en el Cuzco, ciudad a la que arriban
Ernesto y su padre, Gabriel, un abogado itinerante, en busca de un pariente rico
denominado El Viejo, con el propósito de solicitarle trabajo y amparo. Pero no tienen
éxito. Entonces reemprenden sus andanzas a lo largo de muchas ciudades y pueblos
del sur peruano. En Abancay, Ernesto es matriculado como interno en un colegio
religioso mientras su padre continúa sus viajes en busca de trabajo. Ernesto tendrá
entonces que convivir con los alumnos del internado que son un microcosmos de la
sociedad peruana y donde priman normas crueles y violentas. Más adelante, ya fuera
de los límites del colegio, el amotinamiento de un grupo de chicheras exigiendo el reparto
de la sal, y la entrada en masa de los colonos o campesinos indios a la ciudad que
venían a pedir una misa para las víctimas de la epidemia de tifo, originará en Ernesto
una profunda toma de conciencia: elegirá los valores de la liberación en vez de la
seguridad económica. Con ello culmina una fase de su proceso de aprendizaje. La
novela finaliza cuando Ernesto abandona Abancay y se dirige a una hacienda de
propiedad de «El Viejo», situada en el valle del Apurímac, a la espera del retorno de su
padre.
Argumento de Yawar Fiesta

La novela relata una de las costumbres más tradicionales de las comunidades indígenas
del Perú: la “corrida india”, que se celebra todos los años el 28 de julio, aniversario de la
fundación de la República del Perú. La corrida india es un evento espectacular donde
un toro debe enfrentarse, en un pampón, a unos cien o doscientos indios a manera de
toreros o capeadores espontáneos, y del cual son parte otros elementos como la música
de los wakawak`ras, (trompetas de cuerno de toro), cánticos populares (huaynos), el
consumo de aguardiente, el uso de dinamita para matar al toro, e incluso la muerte de
muchos indios, despanzurrados por el cornúpeta. Esta tradición se ve amenazada por
una orden proveniente de la capital, que la prohíbe pues la considera una práctica
“bárbara”. Ante la negativa de los indios para acatar la orden, las autoridades buscarán
la manera de permitir las corridas pero “decentemente”: contratan un torero profesional
que lidiará a la manera “española”. Con ello quitan la esencia misma de la fiesta, pero
esta finalmente se realiza, imponiendo los indios su tradición ante los ojos de los
principales del pueblo. Cabe señalar que en este relato de Arguedas no se menciona al
cóndor atado al lomo del toro, que actualmente es la variante más conocida del yawar
fiesta.
Argumento de los zorros de arriba y los zorros de abajo

En esta obra, el sexo aparece como manifestaciones repelentes, representando lo más


sucio de la sociedad chimbotanas. Las confecciones del narrador, que están allí
expresadas con toda lucidez, la ternura y la desazón de la que un hombre en el límite
de su existencia es capaz, son presentadas como las del autor mismo, cuya muerte
termina convirtiéndose en testimonio final y que atraviesa el principio y fin de la novela.

Los personajes de la novela están sometidos a una doble amenaza: Por un lado, el
ingreso avasallador de la modernidad que se instala en un tranquilo y pacífico puerto
pesquero bajo la especie de una enorme industria que atrae a los pobladores del Ande
y los obliga a participar en nuevo sistema productivo (la pesca marítima y la industria de
la harina de pescado) que implica no sólo un violento y traumático cambio de valores,
sino también un proceso acelerado de adaptación que en muchos casos es asumido
como un reto en medio de las confusas reglas de sobrevivencia que impone el
capitalismo dependiente. De otro lado, el suicidio de Arguedas. Si los personajes
podían morir devorados por la maquinaria de un sistema social impuesto por distancias
no demasiado visibles, también podían morir si no seguían siendo escritos. La
continuidad vital de los personajes tenía que ser garantizada de algún modo, aun a
despecho de la muerte física del autor. En el “¿Último diario?”, cuando la decisión del
suicidio está tomada, el narrador-personaje lamenta que su muerte no le permita seguir
registrando los sucesos que conforman su materia narrativa: “…muchos hervores
quedarán enterrados”, es decir, no narrados.

Desde que es enunciado en la primera línea, el suicidio queda convertido también en


“literatura”. De este modo, su muerte pertenecerá, con el mismo derecho que su vida,
a la ficción novelística a la que le da sentido; por eso proyecta imaginariamente la vida
posible a sus personajes.
Argumento de Agua

Este cuento tiene como escenario el pueblo de San juan y al niño Ernesto como
personaje principal. La falta de lluvia en San Juan, hizo que don Braulio (hacendado o
principal) se apodere de los canales de regadíos. sin querer compartir el agua con la
comunidad. Los comuneros (los tinkis y los sanjuanes) que estaban preocupados porque
sus chacras se estaban secando, se reúnen en la plaza para esperar la repartición del
agua por parte del semanero llamado Pascual. Al lugar llegan también los escolares,
entre ellos estaba Ernesto (maktillo) y su amigo Pantacha (músico cornetero). Cuando
llega don Pascual y desobedeciendo la orden de don Braulio de no darles agua, empieza
a repartirlas a los pobladores más necesitados. Cuando el hacendado llega, se enfurece
y dispara a todos los comuneros, todos huyen menos pantacha, quien le recrimina por
tal abuso. Don Braulio le dispara en la cabeza. Su amigo Ernesto irritado y furioso, le tira
la corneta y hiere en la cabeza al hacendado. El principal a que lo disparen, pero el
mak'tillo huye sin ser herido, llegando hasta un poblado llamado Utek'pampa. Ahí
observa que lo indios se hacen respetar, muy contrariamente a su pueblo.
Argumento de El Sexto

La novela empieza con el ingreso del joven Gabriel a la prisión de El Sexto, en pleno
centro de Lima, donde oye los cánticos de los presos políticos: los apristas cantan a todo
pulmón «La marsellesa aprista» y los comunistas el himno de «La Internacional». Gabriel
es un estudiante universitario involucrado en una protesta contra la dictadura que rige al
país y por ello es conducido al pabellón destinado a los presos políticos, situado en el
tercer piso del penal. Es introducido en una celda, que compartirá en adelante con
Alejandro Cámac Jiménez, un sindicalista minero de la sierra central, preso por
comunista.

Cámac se convierte para Gabriel en el guía y consejero en ese submundo donde se


encuentra «lo peor y lo mejor del Perú». La cárcel está dividida en tres niveles: en el
primer piso se encuentran los delincuentes más peligrosos y prontuariados; en el
segundo están los delincuentes no avezados (violadores, ladrones primerizos,
estafadores, etc.) y en el tercero se encuentran, como ya queda dicho, los presos
políticos. Gabriel va conociendo uno por uno a los presidiarios. Pedro es el líder de los
comunistas y Luis el de los apristas; estos últimos son los más numerosos (más de 200,
frente a 30 comunistas). Destacan también el aprista Juan o «Mok’ontullo» y el
comunista Torralba. Otros «políticos» como el «Pacasmayo» y el piurano Policarpo
Herrera se consideran apolíticos y aducen estar en prisión por venganzas personales.
De entre los delincuentes del piso inferior Gabriel conoce a los que son los amos del
Sexto: Maraví, el negro Puñalada y el Rosita, este último un travestido. Otro grupo lo
conforman los vagos, algunos de los cuales son pintorescos, como el negro que enseña
su pene, «inmenso como el de una bestia de carga», a cambio de diez centavos; pero
otros son verdaderos espantajos humanos, víctimas de la burla y el sadismo de los más
avezados, como el Pianista, el Japonés y el Clavel.

El relato termina cuando, al amanecer siguiente, Gabriel despierta al escuchar una voz
que llamaba a los presos desde la puerta de la prisión, imitando al Puñalada. Era un
negro joven, que relevaba así al amo fallecido.

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