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EJE TEMÁTICO:
Mesa 11: Gestión Humana
TEMA:
Historia Relaciones Humanas en Colombia
TÍTULO EN ESPAÑOL:
Flujos, transferencias y apropiaciones de conocimiento especializado sobre el
“factor humano”, Colombia 1912-1946
TÍTULO EN INGLÉS:
Flows, transfers and appropriations of specialized knowledge about the
“human factor”, Colombia 1912-1946
Autor (es)
Óscar Gallo 1
1
Historiador y magíster en historia de la Universidad Nacional de Colombia. Doctor en Historia de la
Universidad Federal de Santa Catarina (Brasil). Docente de Eafit. Más información: orcid.org/0000-0002-
7567-2464.
IV Congreso Internacional
Complementariedades y contradicciones entre
administración y estudios organizacionales
RESUMEN:
ABSTRACT:
In 1939 he began in Spain Francisco Franco's dictatorship (1939-1975). Historians
estimate that there were about 200,000 dead and half a million exiles. Our country came
524 Spaniards in 1932, 575 in 1935, 359 in 1938, 405 in 1939, 389 in 1940. This figure
seems incongruous with the Republic unanimous support from the presidents Alfonso
Lopez Pumarejo (1934-1938) and Eduardo Santos (1938-1940), but is justified by an
exclusionary immigration policy that only allowed the entry of Spaniards with
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irreproachable history, useful knowledge or capital needed. Among the group of exiles
was Cesar Madariaga. Formed in mining engineering and metallurgy, it was a known
promoter and advocate of the benefits of scientific work organization. Before the exile,
he had been director of the School of Foremen and Minas de Almaden, vice-chairman of
the National Committee of Scientific Labor Organization and member of the Institute of
Rehabilitation of Invalids of Labor. In Colombia he served as professor of the School of
Industrial and Commercial Administration (FAIC) Gimnasio Moderno, he worked as a
consultant for industrial relations at the Institute of Industrial Development, private and
governmental institution raised in 1940. In 1946, public or book Introduction to human
factor in industry, work that collects most of its classes with Colombian students. The
hypothesis of this paper is that Cesar Madariaga was probably one of the first spread in
the Colombian university level specialized on the human factor in the world of knowledge
work. Thus, you can identify a clear connection transfer specialized knowledge that
favored the birth and consolidation of Psychotechnology and industrial psychology in the
country.
Keywords:
Human Factor; Industrial Psychology; Psychotechnology
1. INTRODUCCIÓN
Carlos Dávila (2001), en una “nota sobre la teoría de las relaciones humanas en
Colombia”, destaca la carencia de investigación sobre la historia de la educación en
administración en Colombia. Sin embargo, sugiere que es posible identificar un primer
momento marcado por una especie de sociología del trabajo liderada por Alejandro López
desde la Escuela Nacional de Minas y que marcó a los industriales antioqueños en torno
a los años 1930. Posteriormente, en los años 1960 las ideas de Mayo y McGregor se
comenzaron a difundir en el medio académico. Específicamente, con publicaciones en la
revista ESAP o en el programa de economía industrial de la Universidad de Los Andes.
En el interregno, Dávila destaca de acuerdo con Jorge González (1981 citado por Dávila,
2001, p. 216), la difusión de la psicología aplicada al trabajo en un curso para los
“empresarios en ciernes que estudiaban en la FAIC”. El encargado de ese curso era César
de Madariaga y Rojo, al decir de González, “un ferviente cultor de la psicología aplicada
a la problemática del trabajo industrial”.
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información, con la ventaja de accesibilidad inmediata y por ende reducción del tiempo
invertido en la búsqueda. Con otras palabras, Atlas.ti busca facilitar el proceso de análisis
cualitativo a través de una serie de herramientas cuyo fin puede resumirse en
Visualización, Interpretación, “Serendipity” y Exploración –VISE-.
3. RESULTADOS
El libro “Introducción al estudio del factor humano…”, recoge lo esencial de las
conferencias dictadas por Madariaga a los alumnos del último semestre de la FAIC. No
es del caso resumir el contenido. Interesa sobre todo destacar sus aportes al conocimiento
del factor humano. Específicamente, su justificación, los planteamientos acerca de la
psicotécnica y la “psicoeconomía” y sus métodos. Del mismo modo, interesa mostrar la
relación de estos estudios con los accidentes de trabajo, la enfermedad profesional y la
fatiga industrial. Me concentro en esos aspectos, aunque el horizonte del curso se extiende
a otros horizontes como la organización jerárquica y la organización funcional, siguiendo
a Fayol y Taylor, o la importancia de establecer una legislación social con criterios
científicos.
Para Madariaga el curso se justifica por la necesidad de difundir entre los estudiantes el
conocimiento de la psicotécnica, único medio racional que puede conducir “por una vía
segura” a la apreciación de los problemas sociales. Sugiere, en contraste con el énfasis en
la fisiotécnica o los equipos y las herramientas, una humanización de la industria
considerando que lo importante en todo proceso es el factor hombre. Para él, la evolución
del trabajo humano está asociada a una liberación del deslumbramiento producido por las
cosas y las cifras. Con ese objetivo, plantea que el “rector de empresas” debe estudiar los
principios destinados al conocimiento del “complejo-hombre […] puesto que su
desconocimiento puede producir las más molestas disonancias” (Madariaga, 1946, pp. 7–
8).
La propuesta de formar al “rector de empresas” con estos temas, se hace porque en
Colombia el estudio del factor humano no formaba parte de los programas de las
facultades y escuelas técnicas. En el mejor de los casos, servía de apoyo a otros estudios
considerados más importantes como eran la organización industrial, la gerencia de
empresas, la organización científica del trabajo, la mecanización del trabajo, el estudio de
los equipos economizadores de mano de obra, los conflictos del trabajo y la legislación
de trabajo y derecho social (Madariaga, 1946, p. 17). De hecho, afirma Madariaga, el
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factor humano “no entraba siquiera entre las cuestiones integrantes de un prospecto
industrial” (Madariaga, 1946, p. 19).
En 1945, la psicotécnica en tanto que estudio del “factor humano” en la vida práctica en
sus diversos aspectos, parece ser todavía una heredera joven de la psicología
experimental, pero de un rápido crecimiento; eso al menos sugieren los seis congresos
mundiales celebrados entre 1919 y 1930. Pero, al decir de Madariaga, la psicotécnica
acumulaba demasiadas cosas, por lo que era necesario “precisar el campo de estudios de
la actividad económica en relación con el factor humano” (Madariaga, 1946, p. 11). Al
estudio científico de esta relación lo denomina Psicoeconomía. Y agrega “el sujeto [de la
psicoeconomía] es el hombre en particular en cuanto ejerce una función económica; el
objeto inmediato es la función económica que ejerce en interés de la colectividad y el
objeto mediato, el hombre (el hombre en general)” (Madariaga, 1946, p. 12).
La psicoeconomía se puede dividir en profesional, general, individual y social. A la
psicoeconomía profesional, corresponde analizar la función económica desde el “doble
punto de vista del trabajador o sujeto de la actividad económica y desde el punto de vista
del objeto inmediato, el trabajo o la función económica”. Madariaga identifica cuatro
fases: posibilidad, capacidad, conocimiento y disposición. La primera fase comprende
tanto “la naturaleza del esfuerzo, la duración del mismo, su ritmo, su continuidad o
alternancia, la fatiga, y de otro lado, las condiciones mínimas de higiene laboral y hasta
de higiene moral y de la seguridad ligadas con la accidentalidad de cada individuo y la
peligrosidad del trabajo” (Madariaga, 1946, p. 14). La segunda fase relativa a la
capacidad, comprende las aptitudes, educabilidad, readaptabilidad, selección y
orientación profesional; pero también incluye los diseños psicotécnicos del herramental
y de la maquinaria, la cinemática psicotécnica”. En cuanto a la fase de conocimiento se
destacan, por un lado, el aprendizaje, la formación profesional, el hábito, la
automatización, la especialización, por el otro lado, la racionalización de los procesos
técnicos o la organización racional de cada industria. Finalmente, la cuarta fase
comprende los estímulos, intereses, vocación, disciplina, espíritu de cooperación, y por
el lado del trabajo, los ambientes, las características especiales como la monotonía, la
perturbación.
La psicoeconomía general, en la industria responde a la necesidad de, primero, ordenación
de los elementos y las relaciones industriales; segundo, la ordenación de las unidades y
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agotamiento. Al identificar los rasgos que tienen relación más directa con el tipo de
trabajo que se va realizar se espera una armonía del conjunto.
En Colombia, el Army beta test, el test de Dearborn, el cálculo de Cleparède o la prueba
de memoria de fisionomías fueron aplicados, por ejemplo, entre cobradores del tranvía.
Pruebas similares fueron realizadas entre interesados en ingresar a la Policía Nacional
(Rodrigo, 1941). Se trata de establecer una relación psicológica con el mundo profesional,
además de medir la “velocidad de la reacción psico-motriz a un estímulo visual o auditivo,
la habilidad manual, la coordinación de movimientos de mano, etc…”, la atención e
inteligencia general mediante estímulos que obligan a la integración mental y conducen
a una reacción. Con otras palabras, “el que ha de hacer los zapatos ha de ser zapatero,
pero claro está, no llamárselo, sino serlo: ser, no estar” (Madariaga, 1946, p. 38).
De acuerdo con la profesiografía se debe estudiar las características de cada profesión en
su aspecto objetivo y subjetivo. Lo objetivo remite a la tarea, operación o labor de una
misma ocupación; lo subjetivo a la ocupación, oficio o profesión que un trabajador puede
realizar en diferentes talleres u oficinas (Madariaga, 1946, p. 51). Para este fin, Madariaga
destaca los límites de las clasificaciones generales de las profesiones; la importancia de
una clasificación psicotécnica de los oficios; las formas condicionadas por factores
externos; el estudio de las profesiones. En el primer punto, resalta que la actividad laboral
del individuo ha sufrido una profunda alteración con el proceso técnico, de modo que las
designaciones clásicas o tradicionales, por ejemplo, la de formas individuales simples
(jornalero, operario) y complejas (artesano) y formas colectivas simples (obrero
industrial, peón especializado) y complejas (obrero profesional). En esta los aspectos
complejos del factor humano se diluyen y poco dicen respecto a la selección,
remuneración y distribución. Igualmente, la clasificación basada en la ideación y la
ejecución es limitada porque desconoce el valor profesional o la función profesional
exacta. Con esa separación “costará mucho trabajo en cualquier momento saber que es lo
que hace un electricista o un mecánico” (Madariaga, 1946, p. 53).
La clasificación psicotécnica del trabajo, por el contrario, incorpora la agrupación de los
músculos que preferentemente han de entrar en actividad en un trabajo, las diferentes
disposiciones mentales, las clases de atención, las características de monotonía, las
reacciones personales del trabajador”, factores que a la postre deben orientar la
designación de las operaciones de trabajo y los métodos de selección y de aprendizaje
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El más novedoso de los métodos era el psicotécnico. La regla que rige los medios
preventivos psicotécnicos es la adecuación del trabajador al trabajo y del trabajo al
trabajador. Si es cierto, que las “las cosas han de ser para las personas y no las personas
para las cosas” (Madariaga, 1946, p. 5), la principal estrategia psicotécnica es la
eliminación del riesgo. Pero, la prevención psicotécnica está emparentada con la
selección de personal o la profesiografía, por lo tanto, privilegia las aptitudes elementales
del individuo frente a los riesgos. Con ese fin se sirve de la cinemática para eliminar los
movimientos que se revelen como peligrosos, es decir, “aquellos que se hacen fuera del
campo visual normal o en posiciones no equilibradas o en posturas incorrectas o en
lugares de espacio reducido o a velocidades grandes”.
Pero, además, la prevención psicotécnica incorpora la pregunta por la “accidentabilidad”.
La accidentabilidad es “el grado de tendencia a la producción del accidente desde el punto
de vista individual”. Sirve para identificar los sujetos predispuestos al accidente basado
en la idea de que existen discrepancias entre los niveles de la percepción y los de las
reacciones motrices. Cuando los niveles de percepción son iguales o superiores al de la
reacción motriz tienen grado de accidentabilidad reducido. La fatiga, la distracción o el
alcohol pueden ser factores predisponentes. En cualquier caso, el objetivo de a identificar
los niveles de accidentabilidad es “por medio de una selección previa […] sería posible
reducir mucho el accidente profesional y aún se podía conseguir más analizando las
operaciones de trabajo desde el punto de vista de su riesgo y reservando estas para los
que mostraran una accidentalidad más reducida” (Madariaga, 1946, p. 73).
En la época en que Madariaga imparte su curso, las investigaciones sobre fatiga tiene un
corto periplo en el campo médico colombiano (Gallo, 2016), sin embargo, ya no
corresponde al registro de la neurastenia ni al terreno exclusivo de la fisiología. De ahí
que Madariaga afirme que la higiene industrial no debe únicamente actuar sobre los
factores fisiológicos sino también sobre los factores psicológicos.
Ahora bien, la fatiga psicológica es probablemente uno de los fenómenos de mayor
controversia entre médicos del trabajo y psicólogos industriales. Y al final, la disminución
en el rendimiento o la productividad normal es el único efecto visible para discernir entre
la fatiga real, la autogestión y la simulación. Pese a las diferencias conceptuales y
científicas muchos parecen coincidir en la importancia de considerar los siguientes
aspectos: monotonía, ritmo, reposo y alternancias. En primer lugar, se sabe que la
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monotonía conduce a una fatiga prematura dado el esfuerzo mental intenso que ocasiona
una tarea de esas características, si bien, dice Madariaga, la monotonía puede tener en
algunos un efecto sedante. Del ritmo se sabe que influye sobre el rendimiento tanto si es
exagerado como lento, en ese sentido se sugiere buscar los medios de conocer los ritmos
más favorables para los sujetos y su correlación con los movimientos fisiológicos
normales. Los reposos se consideran el único medio para reducir la fatiga en la industria,
la periodicidad de los mismos depende de cada tipo de trabajo por lo que no hay
uniformidad. Las alternancias, finalmente, sugiere que ante el tedio o la repugnancia
producida por la rutina se debe adoptar el sistema de alternancias “por el cual los
trabajadores cambian de vez en cuando de trabajo, soportando de este modo los motivos
de fatiga prematura ante el estímulo que supone la esperanza de que el trabajo no va durar
mucho y de que las circunstancias y de que las circunstancias perturbadoras afectan a
todos” (Madariaga, 1946, p. 98).
4. CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN
En la primera mitad del siglo XX, médicos e ingenieros colombianos empezaron a discutir
un problema clásico del mundo laboral: la fatiga. A diferencia de lo ocurrido en otros
países, en Colombia. la «fatiga industrial» perteneció a un ramo diferenciado de la
neurastenia, históricamente más próxima de Rudolf Clasius y Charles Myers que de
Bénédict Augustin Morel. De hecho, para los médicos del trabajo, la fatiga era, antes que
nada, un concepto de las ciencias del trabajo, construido con elementos analíticos de la
termodinámica, de la sicofisiología del trabajo y de la sociología. De esa manera, se
relacionaba con otras figuras de la retórica científica, como esfuerzo y descanso, debates
acerca de la técnica, el medio y la máquina. Además, comprendía una compleja red de
interacciones con el problema de las transformaciones productivas, los cambios en las
condiciones de trabajo, la incorporación de leyes laborales y la consolidación de las
formas de racionalización científica del trabajo —representada en Colombia,
principalmente, por la economía industrial.
Por su parte, la fatiga se junta a la noción bastante problemática de factor humano. En
efecto, la discusión hizo parte del proceso más amplio de emergencia e incorporación del
«factor humano» o «factor sociológico» al cálculo de la producción. Ciertamente, las
metáforas de motor humano y capital humano no fueron sustituidas, pero hubo un proceso
de sicologización y sociologización. Así, en la medida en que se transitaba de la fisiología
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del trabajo hacia la sicofisiología, el foco en la capacidad corporal del obrero fue
descentrado, en función de la observación metódica del carácter mental del trabajador y
de su comportamiento social. No es posible analizar el impacto social y político
provocado por un concepto como el de factor humano o el de hombre social, sin embargo,
se deben problematizar algunas de sus coordenadas epistemológicas.
El movimiento del factor humano surge en respuesta al absurdo mecanicismo taylorista,
partiendo del principio que es pura especulación metafísica considerar al hombre como
motor o pura fuerza (Friedmann, 1956). Para los investigadores involucrados en ese
universo de reflexiones sobre los problemas laborales, la medicina industrial no puede
considerar al trabajador como una máquina o medir la capacidad laboral en función
exclusiva de la fuerza muscular. En la idea de factor humano convergían las
manifestaciones de fuerza, afectos, sentimientos y emociones. Como dijo T. J. Ostrewich
en el Consejo Interamericano de Seguridad, «ningún trabajador deja de ser papá, novio,
soñador, ni deja de odiar solo porque viste un overol. No podemos borrar las emociones
con llamados a la razón. La lógica no alcanza» (Ostrewich, 1950, p. 13). El mismo autor
recordaba que el trabajador no es un engranaje de la máquina industrial, sino «una unidad
completa que trabaja, respira y reúne aspectos mentales, físicos, emocionales, culturales,
sociales y económicos» (Ostrewich, 1950, p. 13).
Además de atenuar la clásica visión del motor humano, esta idea volvía más compleja la
preocupación con rendimiento, disminución del precio y aumento del volumen de la
producción, desafíos fundamentales de la racionalización científica del trabajo. De
acuerdo con la definición adoptada por la Conferencia Económica Internacional de 1927,
la racionalización era el conjunto de procedimientos propios para asegurar el mínimo de
pérdida de esfuerzos y de material, para «obtener de todos un rendimiento máximo para
alcanzar un precio de coste mínimo» (Maurethe, 1930, p. 436). En ese sentido, queda
claro que, para asegurar un mínimo de pérdida del material y un máximo de producción,
era necesario mejorar la máquina, al paso que se optimizaba el método de producción y
aumentaba el rendimiento, con menor agotamiento del obrero. Teóricamente, son las
causas mecánicas y las no mecánicas las que determinan tanto el rendimiento como la
mayor accidentalidad. Sin embargo, prácticamente todos los investigadores aceptan que
el buen funcionamiento de la industria dependía principalmente del factor humano. Para
bien o para mal, todas las campañas de intervención en la industria para acelerar la
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administración y estudios organizacionales
265.
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