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Universidad Central del Ecuador

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas


Carrera de Sociología
Trabajo Curso de Actualización de Conocimientos
Epistemología

Docente: Rafael Polo


Estudiante: Carlos Efraín Lima

- Comparar los planteamientos de khun y Latour en relación al trabajo


de la ciencia.

Kuhn: la estructura de las revoluciones científicas


Kuhn propuso su epistemología en base a la noción de paradigma y las condiciones de
su modificación. Su propósito fue la reconstrucción evolutiva del conocimiento
científico. Postuló que la ciencia se basa en la conformación de etapas normales,
caracterizadas por la predominancia de un paradigma que permite el establecimiento
progresivo del conocimiento científico que concibe una visión de mundo. En la historia
de la ciencia, la salida de esa normalidad y el cambio de los paradigmas se produce con
la aparición de anomalías, cuya acumulación lleva a una crisis del paradigma
predominante. La aparición de un paradigma alternativo está caracterizado por un
cambio revolucionario, en donde la tensión entre las anomalías y el cambio de
paradigma producen la estructura de una revolución científica.
En su esquema conceptual, Kuhn caracterizo a las ciencias sociales como carentes de
paradigma, inmaduras, pre-científicas, cuyo progreso estaba en retraso respecto de
disciplinas científicas maduras como la matemática.
Para Khun la ciencia no se desarrolla por medio de la acumulación de descubrimientos
e inventos individuales. El resultado de todas estas dudas y dificultades es una
revolución historiográfica en el estudio de la ciencia. Se trata de poner de manifiesto la
integridad de esa ciencia en su propia época.
Los episodios extraordinarios en que tiene lugar los cambios de compromisos
profesionales son los que se denomina revoluciones científicas. Son los complementos
que rompen a la tradición a la que está ligada la actividad de la ciencia normal. La
nueva teoría implica un cambio en las reglas que regían la práctica anterior de la
ciencia normal. Su asimilación requiere la reconstrucción de teoría anterior y la
reevaluación de hechos anteriores. La competencia entre fracciones de la comunidad
científica es el único proceso histórico que da como resultado el rechazo de una teoría
previamente aceptada o la adopción de otra.
Gran parte del éxito de la ciencia se debe a que la comunidad se encuentra dispuesta a
defender dicha posición. Es así que la ciencia normal suprime frecuentemente
innovaciones, debido a que resultan subversivas para sus compromisos básicos.
La ciencia normal respecta a la investigación basada firmemente en una o más
realizaciones científicas pasada, realizaciones que alguna comunidad científica
particular reconoce durante cierto tiempo como fundamento para su práctica posterior.
Es la teoría aceptada. El termino paradigma se relaciona estrechamente con el de la
ciencia normal.
Y la transición sucesiva de un paradigma a otro por medio de una revolución es el
patrón usual de desarrollo de una ciencia madura. No siempre hubo un paradigma
aceptado por la comunidad científica, la configuración de un primer paradigma fue un
proceso posterior en el desarrollo de las ciencias.
Para ser aceptada como paradigma una teoría debe parecer mejor que sus
competidoras, pero no necesita explicar todos los hechos que se puedan confrontar con
ella. Cuando un científico individual puede dar por sentado un paradigma, no necesita
ya, en sus trabajos principales, tratar de reconstruir completamente su campo desde
sus principios y justificar el uso de cada concepto presentado.
A partir del posicionamiento de un paradigma se da normalmente un proceso de
especialización. El paradigma obliga a los científicos a investigar alguna parte de la
naturaleza de una manera más detallada y profunda. La investigación científica normal
va dirigida a la articulación de aquellos fenómenos y teorías que ya proporciona el
paradigma. La existencia del paradigma establece el problema que debe resolverse. El
fin de la teoría es mostrar una nueva aplicación del paradigma o aumentar la precisión,
los problemas de la articulación de paradigmas son a la vez teóricos y experimentales.
Las deserciones son los puntos de apoyo sobre los que giran las revoluciones
científicas. Puede haber revoluciones grandes como pequeñas, algunas solo afectan a
los miembros de una subespecialidad profesional.
Los científicos trabajan a partir de modelos adquiridos por medio de la educación, con
frecuencia sin conocer del todo o necesitar conocer que características les han dado a
esos modelos su status de paradigmas de la comunidad. Los paradigmas guían la
investigación tanto como modelos directos como por medio de reglas abstraídas. La
ciencia normal puede seguir adelante sin reglas solo en tanto la comunidad científica
pertinente acepta sin discusiones las soluciones de los problemas particulares. Los
debates se presentan regularmente poco antes de que se produzcan las revoluciones
científicas y en el curso de estas. Mientras continúan siendo seguros los paradigmas
pueden funcionar sin acuerdo sobre la racionalización o sin ninguna tentativa en
absoluto de racionalización.
En tiempo de revolución, cuando la tradición científica normal cambia, la percepción
que el científico tiene de su medio ambiente debe ser reeducada. La ciencia normal
tiene el fin de refinar, ampliar y articular un paradigma que ya existe. Los paradigmas
no pueden ser corregidos por la ciencia normal. La investigación normal no puede
producir las leyes de otro paradigma. Solo puede conducir a la serie de crisis de las que
surgen las revoluciones.
Después de una revolución científica, muchas mediciones y manipulaciones antiguas
pierden su importancia y son reemplazadas por otras. Pero gran parte de su
vocabulario del científico y de sus instrumentos de laboratorio serán todavía los
mismos que antes. Como resultado de ellos, la ciencia pos-revolucionaria
invariablemente incluye muchas de las mismas manipulaciones llevadas a cabo con los
mismos instrumentos y descritas en los mismos términos que empleaban sus
precursores de la época anterior a la revolución.
“Debido en gran parte a que los resultados de las investigaciones no muestran una
dependencia evidente sobre el contexto histórico de la investigación y en parte debido
a que, excepto durante las crisis y las revoluciones, la posición contemporánea de los
científicos parece ser muy segura.” (Khun, 2004: 214). Hay una tendencia errónea a
hacer que la historia parezca lineal o acumulativa, como una serie de descubrimientos
e inventos individuales reunidos.
Las teorías surgen al mismo tiempo que los hechos a los que se ajustan, a partir de una
reformulación revolucionaria de la tradición científica anterior, tradición en la que la
relación que intervenía en los conocimientos entre el científico y la naturaleza no era
exactamente la misma.

Latour: cogitamus: seis cartas sobre las humanidades científicas


El eje central de la reflexión en el libro de Latour se da en torno a lo que él llama
“humanidades científicas” o “epistemología política”. Escapa al disciplinamiento que
ha encasillado a los campos y cuestiona la separación entre las ciencias y el resto de la
existencia humana. Pone en tela de juicio la idea de una autonomía de la ciencia, y
sostiene que cada acto está compuesto por una técnica y una ciencia porque están
insertas en todos los intersticios, aunque no lo veamos. Para Latour "Las humanidades
científicas consisten en seguir todas las pruebas capaces de ganar o no la convicción,
todas las ingeniosidades, todos los montajes, las astucias, los hallazgos, los trucos,
gracias a los cuales se termina por hacer evidente una prueba de manera tal que cierra
una discusión permitiendo a los interlocutores cambiar de parecer sobre el asunto a
propósito del cual se encuentran reunidos.” (Latour, 2012: 93)
El aparato ontológico y metodológico de su “epistemología política” opera con una
serie de nociones con las cuales ciencia, tecnología y política no pueden ser claramente
demarcables. Es un modelo teórico que profundiza en la relación compleja de las
ciencias y las técnicas con la historia, la economía, la cultura, la política. Hace una
ruptura con las visiones que buscan encajar las diferentes dimensiones de las que está
compuesta la ciencia. Considera que no es posible estudiar la ciencia y la política como
dos campos distintos. No ve una distinción entre un asunto de hecho y un asunto de
interés.
Para Latour los asuntos de hecho siempre encubren asuntos de interés, por lo que el
controversial proceso de formación de nociones científicas nunca supone un Cogito
individual sino un Cogitamus común. Así Latour llega a afirmar que “del cogitamus
puede deducirse todo, por lo menos, todo aquello que importa para la composición
progresiva de un mundo que habremos finalmente pensado, pesado y calculado en
común. Cogitamus ergo sumus. “Pensamos”, luego estamos embarcados en común en
un mundo que aún hace falta componer” (Ibíd.: 166).
Muestra, por ejemplo, cómo a pesar de partir de intereses diferentes, puede acontecer
un rodeo, que se traduce de descubrimientos, necesidades practicas a lenguajes,
estrategias, y asociando compone un agenciamiento. Con esta secuencia busca explicar
el surgimiento de una multiplicidad de “interesamientos” dispersos que cuando
comienzan a entrelazarse a partir de traducciones y rodeos multívocos componen un
sistema de relaciones que se cristaliza en algo. Es decir, hace un análisis sobre cómo las
relaciones generan compuestos y agenciamientos, buscando entender cómo y mediante
que procedimientos se establecen ensamblajes funcionales entre sí en razón de una
multiplicidad de entes heterogéneos, sin juzgar de antemano la naturaleza de los
compuestos asociados.
Y así nos invita a percibir la historia de la ciencia y de la técnica de una de manera
relacionada. Para Latour la historia de las técnicas esta imbricada a la historia humana
y la supuesta autonomía de la ciencia no es más que una abstracción que ha traído
graves consecuencias, por lo que es necesario repensarla para alcanzar una historia que
reconstruya la relación de las personas con las cosas.
Analizando la lógica en que se produce, traduce y circulan el lenguaje en la ciencia,
busca evidenciar las paradojas en las que cae la diferenciación entre retórica y
demostración científica. Busca demostrar que un enunciado considerado como hecho
científico no es más que la manera en que se ha naturalizado un conjunto de
discusiones que se han cristalizado alrededor de una formulación. Plantea que
“habríamos cometido un grave error si hubiéramos partido de la evidencia y de lo
indiscutible. La evidencia nunca es evidente, al menos al comienzo; en cuanto a lo
indiscutible, siempre es discutido, por lo menos al principio". (Ibíd.: 93)
Introduce la idea de elocuencia como el arte de hablar bien, tanto en la retórica de las
personas como en la demostración de las cosas. Y enfatiza en las estrategias de
persuasión y fuerza, en tanto movilización de aliados, que definiría a ambos aspectos
de la elocuencia.
Para demostrar las insuficiencias a las que llevan estas nociones de demarcación entre
ciencia y política, provenientes por ejemplo de la filosofía de las ciencias de Popper, de
manera descriptiva y operativa, Latour propone el concepto de cosmograma, el cual
permitiría una labor cosmopolitica de cartografiar y registrar las asociaciones,
ensamblajes, encadenamientos y controversias sin recaer en dualismos; contribuir
políticamente a unir lo que está disperso y a preservar lo que tiende a disgregarse. En
la naturaleza cada viviente posee un mundo de significados con su especificidad
cualitativa, un mundo circundante específico en el cual la oposición dual entre lo
objetivo y lo subjetivo carece de sentido, pues todo sujeto se encuentra inmerso en un
cosmograma propio donde articula significados y operaciones.

Bibliografía:
Khun, Thomas. (2004). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de
Cultura económica.
Latour, Bruno. (2012). Cogitamus: seis cartas sobre las humanidades científicas.
Paidos. En: https://www.scribd.com/doc/102311615/Latour-Bruno-2012-Cogitamus-
Seis-Cartas-Sobre-Las-Humanidades-Cientificas

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