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Manejo del riego: En las zonas bajo riego, el exceso de humedad genera un incremento
de la pérdida de nitrógeno y calcio por lixiviación. Esto se ve agudizado en zonas de
riego y/o con precipitaciones invernales superiores a 1.000 mm.
Por otra parte, los distintos nutrientes presentan además un comportamiento muy
diferente en el suelo.
Nitrógeno: El nitrógeno no es fijado por el suelo sino que es retenido por la microflora
bacteriana, mediante mecanismos de inmovilización temporal que se producen al ser
incorporados o que forman parte de los microorganismos del suelo, como bacterias,
hongos, actynomicetes y microalgas. Todo este proceso de inmovilización temporal se
estima que puede alcanzar al 35% del N aplicado. Sin embargo, esto no significa una
pérdida total del N aplicado, sino una pérdida temporal, debido a que los
microorganismos lo retienen, aunque luego lo liberan al morir. Este ciclo de vida y
muerte de los microorganismos es muy rápido y puede variar desde unas pocas horas
hasta casi un día. Todo este proceso está afectado por la humedad del suelo, la
temperatura y el contenido de carbono o materia orgánica del suelo. El nitrógeno
amoniacal puede ser retenido por la capacidad de intercambio catiónico del suelo (CIC).
Lixiviación: El nitrógeno también puede ser lixiviado o lavado del suelo, especialmente
a la forma de nitrato (N03) por exceso de riego o lluvias intensas. En este caso, la
textura del suelo, es decir, el contenido de arcilla, es un factor importante que modifica
la intensidad de la lixiviación. Además, el contenido de materia orgánica también afecta,
de manera importante, la lixiviación de N desde el suelo. Contenidos altos de materia
orgánica, por su parte, disminuyen este proceso y viceversa.
Por lo tanto, la eficiencia de recuperación será muy variable. Sin embargo, se estima
que, en promedio y en condiciones normales de manejo agronómico, las pérdidas por
las distintas vías señaladas alcanzan los siguientes valores:
-Lixiviación: 5%
-Volatilización: 5%
-Desnitrificación: 5%
-Inmovilización: 35%
Por lo tanto, la pérdida total estimada de nitrógeno sería del 50%. Sin embargo, cabe
destacar que el 35% de la inmovilización no debe ser considerada una pérdida total del
sistema suelo, sino más bien una pérdida temporal del nitrógeno aplicado. Es importante
señalar que este análisis corresponde a la fertilización de cultivos manejados mediante
riego gravitacional. A nivel de riego por goteo, la eficiencia puede ser mayor,
alcanzando el 65%. No obstante, esta puede ser claramente modificada por la capacidad
de arraigamiento de la planta. En frutales manejados por goteo, con escasas raíces, la
eficiencia puede ser tan baja como el 30%. Esto es frecuente en parrones con vides en
pie franco.
Fósforo: El fósforo es el nutriente menos recuperado por las raíces de las plantas,
debido a que es retenido o fijado por el suelo a un pH alto, mayor de 7,8 o bajo 5,8. El
fósforo, al ser incorporado al suelo, precipita rápidamente. Incluso, en menos de 48
horas ya está fuertemente retenido por la matriz arcillosa del suelo o por óxidos de
hierro y aluminio, o por efectos de los carbonatos. Por otra parte, una fracción de este es
inmovilizada por la biomasa microbiana del suelo, de manera similar al nitrógeno. Se
estima que niveles cercanos al 30% del fósforo aplicado, puede ser inmovilizado
temporalmente por la fracción orgánica del suelo. Es el macronutriente que presenta la
menor concentración en la solución del suelo (normalmente menos de 0,3 mg/L),
mientras que el nitrógeno, en la solución suelo, puede alcanzar más de 20 mg/L.
Además, el fósforo es muy poco móvil en el suelo. De hecho, en condiciones de textura
media, se mueve menos de 15 mm. Por su baja movilidad, se dice que las raíces deben
salir a buscar el fósforo en el perfil del suelo. Sin embargo, su movilidad varía con el
contenido de arcilla. Así, en suelos muy arenosos se mueve con facilidad.
Potasio: El potasio es el nutriente más recuperado por las raíces de las plantas, debido a
que es poco retenido o fijado por el suelo. La mayor retención se produce a mayor
cantidad de arcilla. En suelos arenosos, por ejemplo, es muy poco retenido, debido a que
existe una escasa matriz arcillosa. En los suelos depresionales o también denominados
lacustres —los cuales son muy arcillosos y están ubicados en la zona centro y centro
sur, como las series LlayLlay, Quillota, Paine, Hospital, Melipilla, Colchagua, San
Vicente y Quella— el potasio está mas retenido, debido al mayor contenido de arcilla
que presentan estos suelos. El fertilizante potásico, al ingresar al suelo, es adsorbido por
el coloide arcilloso, pero con baja energía de unión, especialmente si el contenido de
arcilla es medio a bajo (menos del 30%) y si el tipo de arcilla es 1:1. Además, es poco
retenido por el coloide suelo comparado con calcio y magnesio, debido a su carácter
monovalente y a su menor radio iónico de hidratación. En la solución se presenta en
niveles más altos que el fósforo y el nitrógeno (alrededor de 40 mg/L). Su movilidad en
el suelo, en general, es baja y está regulada por el contenido de arcilla.
La eficiencia de los herbicidas para barbechos depende de varios puntos a los que
conviene prestar atención para lograr una rápida acción de quemado sobre las malezas
emergidas y una acción más prolongada en aquellos de acción residual. Varios ítems
deben ser tenidos en cuenta:
Calidad de Agua: La dureza del agua que se utiliza para la preparación del caldo puede
bajar la eficacia de los herbicidas. Aguas con alta concentración de carbonatos y
bicarbonatos de Calcio y Magnesio generan una reducción efectiva de la concentración
del principio activo utilizado. En herbicidas como Glifosato, 2.4D, Dicamba, Bentazon
y las Sulfonilureas, que se encuentran formulados como ácidos débiles, la utilización de
agua con alto pH puede provocar pérdidas de eficiencia de acción de hasta un 30%, con
los consiguientes costos que esto acarrea.
Se aconseja siempre respetar el orden de mezclado. Así, como polvo soluble se debe
agregar primero al tanque, asegurándose que ya esté diluido, para posteriormente
agregar el resto de los productos. No obstante es recomendable realizar en forma previa
pruebas de compatibilidad, tanto de acción inmediata como de unas horas, en caso que
la aplicación deba suspenderse por motivos ambientales que generen riesgos de deriva.
Los herbicidas son sustancias químicas que pueden matar o suprimir el crecimiento de
ciertas plantas no deseadas, consideradas malezas que, a su vez, consisten en cualquier
vegetal no deseado que se desarrolla en un área determinada y es capaz de interferir en
el desarrollo de otro vegetal deseado.
Los herbicidas, así como los demás plaguicidas, son probados y recomendados
específicamente para determinados usos. Esto significa que son adecuados para
determinados cultivos que los toleran perfectamente y determinadas especies de malezas
que son susceptibles (Deuber, 1997).
POR SU MODO DE
ACCION SOBRE LAS PLANTAS
HERBICIDAS DE CONTACTO: Estos herbicidas afectan solamente en las partes de las
malezas que han sido cubiertas por el producto, por eso es importante mojar bien las
malezas que se quiere controlar. Las raíces de las malezas no son afectadas por estos
herbicidas y pueden rebrotar. Por ejemplo, Paraquat (Gramoxone), Lactofen (Cobra),
Bentazon (Basagran).
POR LA OPORTUNIDAD
EN QUE SE APLICAN
HERBICIDAS DE PRESIEMBRA: Son aplicados antes de la siembra o implantación
del cultivo, para eliminar las malezas existentes, como así también semillas de malezas
en germinación y órganos de propagación vegetativa. Por ejemplo, Sulfentrazone (Boral
SC).
HERBICIDAS DE PREEMERGENCIA: Su aplicación se realiza después de sembrar el
cultivo, antes de la germinación del mismo y/o la maleza. Destruyen las plantitas
pequeñas de las malezas después de que estas germinen. Por ejemplo, Imazaquim
(Scepter), Flometsulam (Preside), Pendimetalim (Herbadox).