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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención en


Situaciones de Infancia en Riesgo Social

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Intervención Psicopedagógica:
Proyectos y Programas de
Intervención en Situaciones de
Infancia en Riesgo Social
Montserrat Guasch Garcia
Carmen Ponce Alifonso

Resumen
Tomando como referente el modelo comunitario, describimos los ámbitos de
intervención psicopedagògica y las funciones del psicopedagogo relativas a
la infancia en riesgo social.
Dado que las situaciones de riesgo tienen un componente contextual
(familiar y entorno social) y un componente personal, se vislumbran tres
ámbitos de intervención del profesional: el familiar, el individual y el social o
comunitario.
A través de un ejemplo, el caso de un grupo de jóvenes, se analizan las
funciones del psicopedagogo, que agrupamos en 4 apartados: análisis,
valoración y diagnóstico; planificación y programación de la intervención;
seguimiento y evaluación; orientación y >asesoramiento.

1. Aspectos conceptuales
La noción de riesgo social es relativamente reciente y puede aplicarse a
diversos colectivos de población. En este artículo nos referiremos a la
infancia, según criterio legal, grupo de edad comprendido desde los 0 a los
18 años
El concepto de riesgo social referido a la infancia surgió en la década de los
años 80 en un intento de diferenciar este concepto del de inadaptación
social, si bien aún hoy no están bien delimitadas sus fronteras y
probablemente nunca puedan estarlo ya que nos encontramos ante dos
conceptos que definen situaciones que, en la mayoría de los casos, forman
un continuum.
Ante la proliferación de definiciones de niños en riesgo social, Casas (1989)
intenta agruparlas en categorías e identifica las siguientes:

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

• Niños que presentan conductas disociadas. Aquí se pone el


énfasis en las consecuencias que tales conductas puedan
acarrear al niño y a la sociedad.
• Niños con grandes déficits de cobertura de sus necesidades
básicas. Aquí se pone el énfasis en las consecuencias que tiene
para el niño la situación personal y social en la que vive.
• Niños con probabilidad elevada de requerir atención de unos
servicios sociales concretos. Aquí nos encontramos con el
conjunto de definiciones más pragmáticas.

Pensamos que ninguna de estas tres categorías define por si sola la


situación de riesgo social, ya que la experiencia nos demuestra que
normalmente las tres van juntas. No obstante, si tuviéramos que inclinarnos
por una lo haríamos por la segunda ya que a nuestro juicio es la que
identifica los estados iniciales del riesgo, mientras que si hablamos de
conductas disociadas o desadaptadas podemos decir que quizá tenemos ya
ante nosotros un problema, no únicamente un riesgo. Entendemos que al
hablar de riesgo aún no estamos refiriéndonos a una problemática
declarada, sino a una problemática posible.
Según De Paul Ochotorena y Arruabarrena (1996) determinar el riesgo que
padecen los niños supone realizar un esfuerzo de predicción de la
emergencia de una situación no deseada que aún no se ha producido. Así
pues no estamos hablando de una situación visible, observable, sino de
algo que debemos inferir a partir de la observación de la presencia de unos
indicadores que nos hagan pensar que en una situación determinada hay
una probabilidad alta o muy alta de que el desarrollo personal y social del
niño se vea gravemente entorpecido.
Existen listados y taxonomías de indicadores que no vamos a ofrecer aquí
por cuestiones de espacio. Pero sí queremos remitir al lector a la taxonomía
presentada por Petrus, Panchón y Gallego en el Informe 2002 sobre la
infancia y las familias realizado por el Instituto de Infancia y Mundo Urbano
de la ciudad de Barcelona. Los autores analizan los indicadores de riesgo
desde tres contextos diferentes: a) el contexto familiar, b) el contexto
personal y c) el contexto social. A título ilustrativo, hemos elegido varios
indicadores de cada contexto, los cuales a nuestro juicio serían los más
representativos de las situaciones de riesgo.

a) en el contexto familiar destacaríamos:


• maltrato físico o psíquico
• abandono

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

• negligencia
• abuso sexual
• familia multiproblemática
• relaciones conflictivas
• drogadicción
• encarcelamiento

b) en el contexto personal destacaríamos:


• absentismo escolar
• fracaso escolar
• conductas reactivas
• conductas disociales
• problemas emocionales
• identificación con modelos delincuenciales
• jóvenes “sin techo”
• niños extranjeros no acompañados

A este listado nosotras añadiríamos la presencia de actitudes antisociales y


características cognitivas asociadas a la inadaptación (bajo autocontrol,
rigidez cognitiva, locus de control externo, déficit de empatía y déficits en las
habilidades cognitivas para la resolución de problemas interpersonales), así
como escasas habilidades sociales, autoconcepto negativo y baja
autoestima (véase Guasch, 1996).

c) en el contexto social destacaríamos:


• entorno con carencias (barrios marginales, por ejemplo)
• entorno con altos índices de delincuencia y de victimización
• entorno con una red de sostenimiento social deficitaria
• culturas minoritarias no integradas en el entorno social

La presencia de algunos de estos indicadores no significa que


necesariamente el niño esté en una situación de riesgo social. Hay que

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

tener en cuenta que existen también lo que denominamos factores o


indicadores de protección que pueden contrarrestar el efecto pernicioso de
los factores de riesgo (nos referimos, por ejemplo, a la presencia de
modelos adultos prosociales con los cuales el niño establezca una relación
afectiva positiva). Junto con esos factores de protección cabe destacar el
fenómeno de la resiliencia, descrito por Casas (1994) como “los factores
que se refieren a la capacidad de los individuos para resistir
acontecimientos adversos en su experiencia vital sin consecuencias
negativas o perturbadoras a largo plazo para su desarrollo o su
socialización” (citado por Balsells, 1997, p. 57).
Una vez delimitados los aspectos conceptuales del tema que nos ocupa,
abordaremos en el próximo apartado las líneas esenciales de la
intervención psicopedagógica destinada a la infancia en situación de riesgo
social.

2. La intervención psicopedagogica en la infancia en riesgo


social
Haciendo un muy breve repaso de los diferentes modelos de intervención
que se han sucedido en el abordaje de las situaciones de riesgo, tenemos
que referirnos necesariamente a los modelos de intervención dirigidos a
niños inadaptados, ya que hasta muy recientemente no se diferenciaba
entre riesgo e inadaptación y se trataba a todos los niños por igual.
Haciendo una síntesis de los modelos presentados por diversos autores,
Ayerbe (1991), Rutherford (1996), distinguiríamos cuatro modelos de
intervención sobre poblaciones inadaptadas:
• Modelo represivo. Es el modelo clásico que considera que el
inadaptado lo es por voluntad propia, por lo tanto no cabe otra
respuesta social que el castigo (por ejemplo, el reformatorio)
• Modelo de beneficencia, también denominado de “welfare”
(bienestar social). Se considera a los inadaptados como víctimas
de la situación social y familiar, por lo tanto no hay que castigarlos
sino ayudarlos y compensarlos por sus privaciones y desventajas
• Modelo de tratamiento. Se considera al inadaptado como un
enfermo, por lo tanto hay que tratarlo y rehabilitarlo.
• Modelo crítico o comunitario, también conocido como modelo
educativo, es heredero de la sociología crítica y de la criminología
crítica. Contempla al inadaptado como una pieza del entorno con
el cual establece relaciones. Tal entorno, con sus déficits y sus
carencias puede situar al individuo en una situación de
vulnerabilidad y de desventaja educativa. Hay que identificar, por

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

lo tanto esos aspectos negativos para poder actuar


presuntivamente y educar para que no se llegue a la
inadaptación. Es pues bajo este modelo que se empieza a hablar
de riesgo y de prevención.

Tomando como referente el Modelo Comunitario describiremos a


continuación los ámbitos de intervención psicopedagógica y las funciones
del psicopedagogo relativas a la infancia en riesgo social.
Dado que las situaciones de riesgo tienen, como hemos visto, un
componente contextual (familia y entorno social) y un componente personal
vislumbramos ya ahí tres ámbitos de intervención del profesional: el familiar,
el individual y el social o comunitario. Consideramos que las funciones del
psicopedagogo en estos tres ámbitos las podríamos agrupar en los
siguientes bloques:
A. Análisis, valoración y diagnóstico
B. Planificación y programación de la intervención
C. Seguimiento y evaluación de la intervención
D. Orientación y asesoramiento

Cabe subrayar que en los contextos de educación no formal existen otros


profesionales con funciones muy bien delimitadas y formados expresamente
para ello; nos referimos a los educadores sociales, cuya función primordial
es la intervención directa en la comunidad y con las personas. Por tanto, no
hay que perder de vista que el psicopedagogo tendrá que trabajar en buena
coordinación con el educador. Por otra parte, existen también otros
profesionales capacitados para el desarrollo de las funciones anteriormente
mencionadas; por supuesto nos referimos, en algunos casos, al pedagogo
(especialmente para las funciones de planificación, programación y
evaluación) y, en otros, al psicólogo (especialmente para las funciones de
diagnóstico y orientación). Con lo cual estamos afirmando que el desarrollo
de esas funciones no ha de ser consideradas como exclusivas del
psicopedagogo. Antes al contrario, el psicopedagogo habrá de trabajar en
equipos interdisciplinares donde podrá haber pedagogos, psicólogos,
educadores sociales y, también, trabajadores sociales.
Analizaremos a continuación las funciones del psicopedagogo en cada uno
de los ámbitos de intervención, para ello nos basaremos en nuestro propio
trabajo (Guasch y Ponce, 2002):

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

A. Analisis valoración y diagnóstico


En el ámbito familiar
• Análisis y valoración de las características del entorno familiar
• Identificación de los posibles factores de riesgo y de los posibles
factores de protección
• Formulación del diagnóstico

En el ámbito individual o personal


• Análisis y valoración de aspectos actitudinales relativos a su
situación
• Análisis y valoración de aspectos cognitivos, especialmente la
detección de posibles déficits en aquellas variables cognitivas
directamente relacionas con la inadaptación social que ya hemos
mencionado anteriormente
• Análisis y valoración de otros aspectos como el autoconcepto, la
autoestima y el nivel de habilidades sociales
• Análisis y valoración de los aspectos relacionales, en el seno de
la familia, en la escuela y en el grupo de iguales
• Análisis y valoración de su nivel de adaptación y rendimiento
escolar
• Identificación de los posibles factores de riesgo y de los posibles
factores de protección
• Formulación del diagnóstico

En el ámbito social o comunitario


• Análisis y valoración de las características psicoeducativas de los
diferentes grupos de población de un determinado contexto social,
de un barrio, por ejemplo
• Análisis y valoración de los factores de riesgo social que pueden
estar incidiendo en los diferentes grupos de población (sobre la
infancia, especialmente)
• Formulación del diagnóstico

Una vez analizados y valorados todos estos aspectos, el psicopedagogo


deberá formular un diagnóstico de la realidad. En algunos casos, según la

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

demanda formulada, el diagnóstico se referirá a un caso individual, un niño,


por ejemplo, donde evidentemente, habrá que tener en cuenta su entorno
familiar y su entorno social más próximo, o en otros casos se referirá a todo
un núcleo familiar o incluso a un grupo o a toda una comunidad, por
ejemplo, un barrio. En el diagnóstico deberán quedar perfectamente
identificados los posibles factores de riesgo, así como los posibles factores
de protección. Ese diagnóstico deberá permitir formular un pronóstico de la
evolución de la situación con relación a la cual el profesional decidirá la
necesidad o no-necesidad de la intervención. Si se decide que es preciso
actuar, el diagnóstico realizado deberá permitir formular unas hipótesis de
intervención que será de gran utilidad para el diseño de la misma.
Cabe finalmente afirmar que el psicopedagogo, al no ser un profesional que
trabaja directamente, día a día, con la población, en la calle, en contacto
directo con familias y personas, precisará de las informaciones que le
puedan proporcionar profesionales como el educador social, el trabajador
social y los maestros para hacer el análisis de realidad y el diagnóstico.

B. Planificación y programación de la intervención


El psicopedagogo, a partir de las demandas y del diagnóstico formulado
diseñará los programas de intervención que bien podrán ser dirigidos a un
individuo en concreto, a un individuo y su familia, a todo un grupo familiar en
su conjunto o a un grupo de población con características similares.
Precisamente el ejemplo de intervención psicopedagógica que presentamos
en el apartado siguiente trata de un caso de intervención grupal.
Como ya hemos indicado anteriormente el desarrollo de los programas y la
ejecución de las diferentes acciones no correrán necesariamente todas a
cargo del psicopedagogo sino que mayoritariamente incumbirán a los
educadores sociales. Por esta razón el psicopedagogo difícilmente podrá
prescindir de ellos a la hora de planificar. El éxito de un programa viene
determinado o condicionado por la implicación de todos sus actores a la
hora de ser diseñado.

C. Seguimiento y evaluación de la intervención


¿Cuál es pues la función del psicopedagogo durante el desarrollo de los
programas?. El seguimiento y su evaluación, tanto de su aplicación en el día
a día como de sus resultados una vez ha finalizado la intervención. Es aquí
donde el trabajo en equipo con los otros profesionales toma mayor fuerza.

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

D. Orientación y asesoramiento
La orientación va dirigida a los usuarios, a los sujetos de intervención, al
público, mientras que el asesoramiento va dirigido a los profesionales. En
ambos casos se trata de ofrecer consejos y herramientas a unos y a otros
para su normal desarrollo y el correcto ejercicio de sus funciones,
respectivamente.

3. Ejemplo de intervención psicopedagógica. Un caso


concreto: el grupo de jóvenes del núcleo antiguo
3.1. Descripción del caso
Un grupo de jóvenes vive en el núcleo antiguo de la ciudad. Es una zona
llena de contrastes en pleno centro, donde convive la población autóctona,
la mayoría de clase media acomodada, con la población inmigrada.
En ciertas calles de la zona se ha instalado un número significativo de
familias inmigrantes, sobre todo de origen magrebí, con hijos menores de
edad y con problemáticas diversas: dificultades para realizar los trámites de
escolarización de los menores recién llegados, frecuente absentismo de las
jóvenes escolarizadas en la ESO, escasa participación en actividades
municipales para integrarse en la red social de la ciudad, necesidad de
atención especial para el aprendizaje de la lengua de la cultura de acogida,
etc.
En ciertas zonas del núcleo antiguo de la ciudad se viene produciendo una
sustitución poblacional: los tradicionales residentes se han trasladado a
otras zonas de la ciudad, llegando una población de nivel socioeconómico y
cultural más bajo. Se añaden a estos aspectos de la estructura de la
población, algunos aspectos psicosociales que afectan a una parte de la
población de esta zona:
- Adolescentes y jóvenes con conductas asociales
- Menores con dificultades de adaptación a los centros escolares
de primaria y secundaria
- Dificultades de adaptación a la cultura de acogida por parte de las
familias inmigrantes.

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

- Problemáticas relacionadas con la tercera edad, que tiene


dificultades para realizar tareas cotidianas, y una falta de apoyo
familiar, de sentimiento de soledad, etc.
- Existen viviendas ocupadas ilegalmente.

Algunos aspectos conductuales que vienen a definir el perfil de estos


jóvenes son los siguientes:
- respuestas desproporcionadas e incluso agresivas ante los
pequeños conflictos coditianos;
- externalización sistemática de los conflictos;
- tendencia a solucionar los problemas de la vida diaria siempre de
la misma forma;
- incapacidad reiterada para prever las consecuencias sociales de
las propias acciones;
- dificultad para ponerse en el lugar del otro;
- no tener consciencia del problema;
- dificultades para entender y respetar las normas sociales y de
convivencia.

Conociendo las necesidades detectadas desde ámbitos profesionales


diferentes (servicios sociales, institutos de secundaria, atención a la
infancia, justicia juvenil, etc.) que trabajan con estos jóvenes de forma
individual, se ve la necesidad de hacer un trabajo en grupo y se propone,
desde las diferentes instituciones, que se lleve a cabo desde los servicios
sociales de atención primaria por ser los servicios más próximos al entorno
de los usuarios.

Para poder formar parte del grupo es imprescindible:


- Haber sido derivado por un profesional (profesor del instituto,
técnico en medio abierto de justicia juvenil, etc.)
- Que se haya hecho previamente un trabajo de motivación por
parte del profesional que deriva.
- Haber estado informado previamente de los objetivos y del trabajo
que se hará.

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

En este contexto urbano nos encontramos con un grupo formado por 7


jóvenes, con edades entre los 14 y 16 años: 3 magrebíes y 4 catalanes. Se
han detectado algunas necesidades desde diferentes servicios educativos y
sociales que trabajan con estos adolescentes en sus diferentes ámbitos de
vida (personal, familiar, escolar, laboral, social): son jóvenes que presentan
dificultades para establecer relaciones interpersonales positivas y
conflictividad social.

3.2. Primer nivel de intervención: actuación de los servicios sociales


El equipo de servicios sociales es un equipo multidisciplinar, donde
destacaríamos la figura del educador social y del trabajador social.
• El educador social es un profesional de la educación, que atiende
a poblaciones con problemática social y su contexto de actuación
inmediata es la vida cotidiana. Busca el desarrollo, la maduración
y la autonomía de las personas, con el objetivo de facilitar su
adaptación social. Su intervención educativa se basa en la
mediación entre los sujetos y su entorno, potenciando la
convivencia.
El educador social juega un papel crucial en el trabajo con los
jóvenes, ya que él mismo se convierte en el principal recurso de
intervención a través de la relación que establece con los jóvenes.
Hablar y escuchar a los jóvenes son dos facetas inseparables de
su intervención. La relación con el educador es fundamental a la
hora de ofrecer pautas de comportamiento a los jóvenes y llegar a
acuerdos que se irán revisando a lo largo del proceso de
intervención.
• El trabajador social tiene como objetivo la normalización social de
los sujetos que atiende. Lleva a cabo, con su intervención, una
acción preventiva, asistencial, educativa y rehabilitadora.

Algunos de los jóvenes de nuestro grupo ya conocían al educador, por


haber participado en las actividades que realizaba en el centro abierto de la
zona.
El centro abierto es uno de los recursos utilizados desde servicios sociales,
que tiene como objetivo central y prioritario ofrecer una alternativa educativa
real, eficaz y válida para aquellos jóvenes que presentan problemas
conductuales y de absentismo escolar. Se trata de un servicio diurno, donde
se realiza una tarea preventiva fuera del horario escolar, en el que se
potencia la socialización y la adquisición de aprendizajes básicos.

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

El grupo de 7 jóvenes con los que ha de trabajar el educador, han sido


detectados y derivados desde diferentes servicios. Pero una vez derivados
los casos a servicios sociales, el educador y el trabajador social elaboraran
una propuesta de trabajo, que debe reflejarse en un proyecto de
intervención socio-educativa. Es decir, el educador y el trabajador social,
inician la planificación de la intervención, en relación con las necesidades
detectadas en el grupo de jóvenes:
Objetivo general: Desarrollar la competencia social necesaria para
establecer relaciones interpersonales positivas, adaptadas al
entorno, y enfocar constructivamente los problemas de la vida
cotidiana.

Objetivos específicos:
-Desarrollar las habilidades cognitivas básicas para la resolución de
problemas interpersonales.
-Aumentar la capacidad de autocontrol.
-Potenciar el uso de las habilidades sociales simples y complejas.

Para alcanzar estos objetivos diseñan unas acciones. Pero dada la


complejidad de las situaciones que presentan los jóvenes, se debe diseñar
una intervención muy específica, centrada en las dificultades de relación
interpersonal y la conflictividad social que presenta el grupo.
El equipo de servicios sociales contacta con el servicio de asesoramiento
con la finalidad de abordar el diseño base del programa.

3.3. Segundo nivel de concreción: actuación de los servicios de


asesoramiento
El psicopedagogo de este servicio, en función del diagnóstico que aporta el
equipo de servicios sociales del grupo, plantea el diseño de un programa
de intervención. Este programa responde a un modelo socio-cognitivo que,
sin olvidar la vertiente social de la conducta, busca encontrar el cambio
activo de los comportamientos de las personas en conflicto con la sociedad.
Se trata de incidir directamente sobre la forma en la que estos jóvenes ven y
entienden la realidad, piensan y toman sus decisiones, perciben su mundo,
comprenden a los demás, cómo intentan solucionar sus problemas, etc.

El psicopedagogo plantea una intervención centrada en tres grandes


bloques de contenido:

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

- Habilidades sociales
- Solución de problemas
- Autocontrol emocional

A) HABILIDADES SOCIALES
Se trabajarán habilidades sociales simples y complejas:
-Simples: escuchar, expresar gratitud, pedir disculpas, iniciar y
mantener una conversación, hacer preguntas, pedir aclaraciones.
-Complejas: formular una queja, defender una opinión, negociar,
persuadir a los demás.

El procedimiento que se seguirá para el desarrollo de las sesiones de


habilidades sociales será el siguiente:
1. Se iniciará la sesión anunciando qué habilidad se trabajará. Se
explicará para qué sirve y por qué es tan importante. Esta
justificación puede hacerse de diversas formas (se puede optar
por una sola fórmula o por la combinación de éstas):
a. Por medio de una explicación
b. Representando una escena donde la falta de la
correspondiente habilidad evidencie las nefastas
consecuencias que pueden derivarse para el interesado (la
escenificación la llevarán a cabo los educadores del aula o
bien el educador y uno de los jóvenes)
c. Viendo una secuencia de una película donde se muestren
igualmente los efectos negativos de no poner en práctica la
habilidad social adecuada a la situación.

2. El educador moldeará la habilidad social que se pretende


trabajar con la ayuda de uno de los jóvenes. Se habrá de insistir
en el tono de voz y la expresión corporal adecuada a la habilidad
que se trabaja.
3. Una vez que todos los miembros del grupo han entendido en
qué consistía la habilidad social, se pedirá a una pareja de
jóvenes que expliquen lo que el educador acaba de escenificar.
Mientras tanto, el resto del grupo habrá de observará la
representación y, una vez finalizada, formulará comentarios
críticos sobre el nivel o calidad de la habilidad presentada.

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

4. Se pedirá al resto del grupo que, también por parejas y por


turnos, representen la misma escena.
5. Cuando todas las parejas hayan acabado, será necesario
preguntar a los miembros del grupo en qué otras situaciones
habrían de aplicar la misma habilidad.
6. Entre todos se seleccionará una nueva situación y, de nuevo,
cada pareja la representará, teniendo en cuenta que pondrá en
práctica la habilidad el miembro de la pareja que en la
presentación anterior no lo haya hecho.
7. Se dará por acabada la sesión cuando todos los miembros del
equipo hayan representado la habilidad satisfactoriamente. Si
acaba el tiempo de la sesión y no se ha podido conseguir el
objetivo, será necesario plantearse repetir la misma habilidad en
la siguiente sesión.

B) SOLUCIÓN DE PROBLEMAS
Con la finalidad de llevar a término soluciones eficaces, se propone
una secuencia aplicada a todos los problemas:
-Reconocimiento e identificación de problemas
-Recopilación de información
-Conceptualización
-Comunicación no verbal
-Comunicación verbal
-Pensamiento alternativo
-Pensamiento consecuente
-Comunicación asertiva

C) AUTOCONTROL EMOCIONAL
Este bloque se trabajará en tres fases claramente diferenciadas:
-Identificación de las variables que alteran nuestro estado
emocional
-Reconocimiento de cuándo nos estamos alterando
emocionalmente
-Entrenamiento en las técnicas pertinentes a dominar los estados
emocionales alterados.

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

El psicopedagogo consensuará con el equipo de servicios sociales este


planteamiento de la intervención, siendo el encargado de asesorar al equipo
en cómo planificar y llevar a cabo las actividades.
Para poder llevar a cabo el proyecto de intervención es preciso la
coordinación y trabajo con las instituciones que han derivado los casos: la
institución escolar, maestros; justicia juvenil, técnicos en medio abierto, … y
también con el entorno familiar y comunitario. Será el psicopedagogo el que
realizará este trabajo, junto con los técnicos de servicios sociales.
Son también funciones del psicopedagogo el seguimiento, supervisión del
desarrollo de la intervención y evaluación de los cambios que se vayan
produciendo a lo largo del desarrollo del programa

4. Conclusiones
Acabamos de analizar, aunque haya sido sucintamente, la práctica de la
intervención psicopedagógica en el campo de la infancia en riesgo social. Si
tuviéramos que resaltar unos conceptos cable referidos a lo que acabamos
de exponer serían las siguientes: prevención, coordinación interprofesional
e intervención ecológica.
Prevención, porque tratándose de la atención a poblaciones en situación de
riesgo social, no estamos estrictamente ante una situación de
desadaptación declarada, sino ante una posibilidad. La acción del
profesional debe ir encaminada a paliar o neutralizar todos aquellos
elementos del entorno y del propio individuo que puedan conducirle a dicha
desadaptación, al conflicto o a la exclusión social.
Coordinación interprofesional, porque para desarrollar una acción efectiva
en el campo de la infancia en riesgo social se requiere de equipos
multiprofesionales y de la coordinación entre servicios diversos (servicios
sociales de base, servicios sociales especializados, servicios educativos
especializados, escuela, servicios médicos, etc) ya que se trata de un
fenómeno multidimensional que no puede ser abordado por parcelas o
compartimentos estancos. En esos equipos la figura del psicopedagogo
tiene especial relevancia, como ya hemos visto, en las funciones de análisis,
diagnóstico, evaluación, orientación y asesoramiento.
Intervención ecológica, porque no podemos contemplar a las personas
como entes aislados sino como parte integrante de un entorno con el que
establecen una relación de reciprocidad e intercambio continuo. Los
modelos de corte interaccionista, herederos de la Sociología Crítica, son
actualmente los que más plausiblemente explican la inadaptación social. Es
de vital importancia atender no sólo al individuo sino también a su entorno;
como ya hemos visto, ahí incluimos al núcleo familiar, la escuela, al grupo

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Intervención Psicopedagógica: Proyectos y Programas de Intervención
en Situaciones de Infancia en Riesgo Social

relacional y a la comunidad social. Desde un punto de vista ecológico, es


precisamente en esto último, en la intervención en la comunidad social,
donde la vertiente preventiva de la acción psicopedagógica tiene pleno
sentido.

5. Bibliografia
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inadaptados sociales" en VVAA: Pedagogía de la marginación. Madrid:
Popular.
BALSELLS, A. (1997): Maltractament infantil i educació familiar. Universitat
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CASA, F. (1989): "Situaciones de riesgo en la infancia: la prevención de los
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CASAS, F. (1994): "L´absentisme escolar com a indicador social" en I
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DE PAUL OCHOTORENA, J. y ARRUABARRENA, I. (1996): Manual de
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VANISTENDAEL, S. y LECOMTE, J. (2002): La felicidad es posible.
Despertar en niños maltratados la confianza en sí mismos: construir la
resiliencia. Barcelona: Editorial Gedisa.

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Montserrat Guasch Garcia; Carmen Ponce Alifonso

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