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§1-7 INTRODUCCIÓN LÓGICA 11

embargo, sólo aplicando las reglas del juego a una interpretación concreta que per-
mita desarrollarlo podrá comprobarse su compatibilidad.
  En una disciplina pueden darse diversos sistemas de axiomas equivalen-
tes; una misma proposición puede ser axioma en un sistema y teorema en
otro: para darse cuenta de la arbitrariedad que existe en la elección de un
adecuado sistema de axiomas, basta considerar la equivalencia proposicio-
nal que entraña toda condición necesaria y suficiente (§ 1-3).
  Por ejemplo, la proposición de Euclides sobre las paralelas es equivalente
(en el marco de los otros axiomas) al enunciado siguiente: "la suma de los
ángulos de un triángulo es igual a dos rectos". Por consiguiente, si se to-
mara este último como axioma, la proposición sobre las paralelas pasaría
a ser teorema. Por eso no tiene sentido preguntar si una proposición puede
demostrarse o no, si no se especifica el sistema ele axiomas de la teoría a
que se refiere.
  El sistema de axiomas de toda teoría matemática debe mostrar como con-
dición fundamental e ineludible, que no encierre escondida una contradic-
ción: entonces se dice que el sistema de axiomas es compatible.
  La compatibilidad de un sistema de axiomas se prueba buscando un modelo cuya
existencia lógica no-contradictoria pueda asegurarse y que a la vez verifique el sis-
tema de axiomas de que se trata. Es así como el gran matemático alemán Hilbert,
principal propugnador de la Axiomática, redujo el problema de la no-contradicción
de los axiomas que fundamentan la Geometría, al de la no-contradicción de los nú-
meros reales; igual reducción se logra en el Análisis; además, la no-contradicción de
los números reales se reduce a su vez a la de los números naturales. Esto fué posible
gracias a la aritmetización de la Matemática, lograda en el siglo xix, que redujo toda
esta ciencia a una larga cadena de deducciones y construcciones, a partir del número
natural. Sin embargo, la cuestión de la compatibilidad de la Aritmética es un arduo
problema, aun no resuelto.
  Para que un sistema de axiomas se considere satisfactorio se exige también de
él su independencia, aunque lógicamente esta condición no sea ineludible como lo
es la compatibilidad. Se dice que los axiomas de un sistema son independientes si
se demuestra la imposibilidad de que ni uno cualquiera de ellos, o parte de ellos, ni
su negación pueda ser deducido de los demás. Para probar la independencia de un
axioma A basta probar la compatibilidad del sistema que forman los demás axiomas
y el contrario de A. Fué así como se llegó a probar la independencia del famoso pos-
tulado de Euclides, por obra de Gauss, Lobatchewski, Bolyai y Riemann, al crear las
geometrías no euclidianas.
  Entre las cuestiones importantes aun no resueltas completamente, que aparecen
en la Axiomática, está la de poder asegurarnos que toda proposición formulable en
los términos de la teoría sea, necesariamente, o demostrable o refutable, es decir, no
pueda formularse ningún nuevo axioma, independiente de los ya establecidos; ello
da lugar al estudio de la saturación o integridad del sistema de axiomas considerado,
y que ha sido atacado en varias direcciones (Hilbert, Veblen). Revela el interés de
esta cuestión recordar que en la misma Aritmética existen proposiciones famosas
que se intuyen como ciertas, pero que han resistido, como ocurría con el postulado
de Euclides, los más denodados esfuerzos realizados para alcanzar su demostración
aun no lograda.

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