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Definicion

Luria (1975). La atención consiste en un proceso selectivo de la


información necesaria, la consolidación de los programas de
acción elegibles y el mantenimiento de un control permanente
sobre el curso de los mismos.
Kahneman (1973, 1997). El concepto de atención implica la
existencia de un control por parte del organismo, de la elección de
los estímulos que, a su vez, controlarán su conducta, siendo la
atención algo más que una mera selección, ya que se relaciona
también con la cantidad o la intensidad. El autor considera que
tanto con la selección voluntaria como con la involuntaria hay que
tener en cuenta los aspectos intensivos de la atención.
Pinillos (1975). Proceso de focalización perceptiva que incrementa
la conciencia clara y diferente de un núcleo central de estímulos,
alrededor de los cuales que-dan otros que son percibidos de forma
más difusa.

Tudela (1992). Mecanismo central de capacidad limitada cuya


función primordial es controlar y orientar la actividad consciente del
organismo de acuerdo con un objetivo determinado.
Rosselló (1997). Mecanismo responsable de la organización
jerarquizada de los procesos que tratan y elaboran la información
que nos llega desde el mundo circundante y desde el universo
complejo que somos nosotros mismos.
García Sevilla (1997). Mecanismo implicado directamente en la
activación y el funcionamiento de los procesos y/u operaciones de
selección, distribución y mantenimiento de la actividad psicológica.

1.3. Características de la atención

Las características más importantes de la atención son:

Amplitud. Se refiere tanto a la cantidad de información que se


puede atender a la vez como al número de tareas que se pueden
realizar simultáneamente. Es limitada y depende de una serie de
características como el tipo de información que se ha de atender,
el nivel de dificultad de las tareas y el nivel de práctica y
automatización.
Selectividad. Se refiere al tipo de estímulos o de tareas que se
seleccionan.
La selección, realizada en parte por exigencias de la limitación de
la amplitud, se rea-liza tanto a nivel cualitativo (tipo de estímulos o
de tareas) como cuantitativo (número de estímulos o de tareas).
Intensidad. Se refiere a la cantidad de atención que prestamos a
un objeto o tarea. Está directamente relacionada con el nivel de
alerta y vigilancia y no es constante. Puede depender de diferentes
variables endógenas o exógenas (Estaún, Añaños y Zaragoza,
1993).
Oscilamiento o desplazamiento (shifting). Se refiere al continuo
cambio u oscilamiento que realiza la atención cuando el sujeto
tiene que atender diferentes tareas o procesar dos o más tipos de
información al mismo tiempo.
Control. Para algunos autores como Tudela (1992), el control es
una de las funciones más importantes de la atención pues
caracteriza la mayoría de las actividades que responden a unos
objetivos y requieren unas respuestas determinadas. Ruiz-Vargas
(1993) describe diferentes modelos de control de la atención y
considera que la idea de control significa dirigir el pensamiento y la
acción hacia una meta.

Algunas de estas características son la base de diferentes


clasificaciones que se han hecho de la atención.

1.5. Tipos de atención

Bajo diferentes criterios se han propuesto diferentes clasificaciones de


la atención, la mayoría de las cuales establecen dicotomías
atencionales; García Sevilla (1997) y Rosselló (1997) distinguen,
entre otros, los siguientes tipos de atención:

Atención externa y atención interna. Clasificación realizada en


función del objeto al cual va dirigida la atención: la interna se dirige
a los propios procesos y representaciones mentales y la externa a
los sucesos ambientales o propioceptivos.
Atención abierta y atención encubierta. Clasificación realizada en
función de las manifestaciones (externas/abierta o
internas/encubierta) de la atención.
Atención voluntaria y atención involuntaria. Clasificación realizada
en función del grado de control que realiza el sujeto en el acto
atencional: la atención involuntaria es aquella a través de la cual
se captan automáticamente y de forma re-fleja unos determinados
estímulos y la atención voluntaria es aquella a través de la cual
somos capaces de responder voluntariamente a unos estímulos
monótonos o poco atractivos.
Atención visual y atención auditiva. Clasificación relacionada con
la modalidad sensorial de los estímulos y sus características. Las
modalidades de atención más estudiadas son la atención visual y
la atención auditiva; según Rosselló (1997) en-tre ambas
modalidades hay diferencias, entre las cuales destaca la
asociación de la información visual con la espacialidad y la auditiva
con la temporalidad; esta diferencia determina importantes
diferencias teóricas en los modelos explicativos de la atención,
según se basen en una u otra modalidad.
Atención selectiva o focalizada
Tipo de atención que se produce cuando un organismo atiende de
forma selectiva a un estímulo o a algún aspecto de este estímulo, de
forma preferente a los otros estímulos. Está relacionada con la
capacidad limitada del propio acto atencional, que con-lleva a la
selección de estímulos. La selección atencional se puede dar de dos
formas:
Selección de la información o de los estímulos que se presentan (
precategorial).
Selección de la respuesta y/o del proceso que se va a realizar. Se
realiza una vez procesada la información previa ( poscategorial).

Atención dividida
Tipo de atención durante la cual el sujeto ha de atender al menos dos
estímulos o tareas a la vez. Es un tipo de atención simultánea cuya
función es procesar diferentes fuentes de información que se dan a la
vez o ejecutar de forma simultánea diferentes tareas.
La mayor parte de los estudios sobre atención dividida se basan en
la limitación de los recursos atencionales de los cuales dispone el
sujeto e investigan cómo éste aplica estos recursos cuando tiene que
realizar diferentes tareas a la vez; una de las posibles explicaciones
de esta optimización de recursos que requiere la atención di-vidida se
encuentra en la diferenciación entre procesos automáticos y procesos
controlados y en las características de su funcionamiento:

❑ Procesos automáticos y procesos controlados


Una de las explicaciones de la distribución de recursos
atencionales cuando el sujeto debe atender a más de una tarea, se
fundamenta en el estudio del grado de implicación de los procesos
controlados y de los procesos automáticos en cada una de las
tareas simultáneas. Esta diferenciación entre procesos controlados
y automáticos (Schneider y Shiffrin, 1977 y Shiffrin y Schneider,
1977) o entre procesa-miento automático y procesamiento
consciente (Posner y Snyder, 1975) responde a la necesidad de
diferenciar dos formas de procesamiento que hacen compatibles
unas tareas con otras.
Según Posner y Snyder (1975), la diferenciación entre ambos
tipos de pro-cesamiento se puede resumir a partir de la presencia o
ausencia de tres características, que no están presentes en los
procesos automáticos y sí lo están en los procesos controlados:
Intencionalidad.
Conciencia.
Interferencia con otra actividad mental concurrente.
Atención sostenida
Tipo de atención a partir de la cual el sujeto es capaz de mantener el
foco de atención y permanecer alerta delante de los estímulos durante
períodos de tiempo más o menos largos.
Los términos de atención sostenida, alerta y vigilancia se han
utilizado durante muchos años como sinónimos. Rosselló (1997)
considera la atención sostenida sinónima de vigilancia, mientras que
García Sevilla (1997) distingue entre estos dos términos y el de
arousal utilizando el término de arousal para describir un estado
general del organismo que afecta a diferentes funciones de la
atención (entre ellas la de permanecer vigilantes) y el término de
vigilancia para describir un tipo específico de tareas de atención
sostenida (de hecho, las más importantes).
En general, la atención sostenida se caracteriza por la aparición de
una disminución del rendimiento a lo largo del tiempo, que
experimentalmente se ve representa-da en la llamada función de
decremento. García Sevilla (1997) considera que las ta-reas de
vigilancia tienen dos efectos típicos sobre la atención:
Distraibilidad. Se da cuando el sujeto se distrae con facilidad y
empieza a des-arrollar un tipo de atención más dispersa.
Lapsus de la atención. Equivale a una disminución de la intensidad
de la atención.
El rendimiento en las tareas que requieren atención sostenida
depende, además, de otros factores que se desarrollan en el
siguiente apartado.

1.6. Factores que influyen la atención

Los factores que influyen la atención incluyen una serie de


situaciones o de variables que favorecen o desfavorecen su
funcionamiento.
1.6.3. Factores que influyen la atención en general
Rosselló (1997) considera que la atención está determinada por dos
grupos de factores:
Extrínsecos. Características de los estímulos que tienden a captar
nuestra atención; la explicación del tipo de atención generada se
encuentra en el funcionamiento de los mecanismos bottom-up. Las
características más relevantes que definen a los estímulos que
generan atención son:
— El tamaño
— La posición.
— El color.
— El movimiento.
— La novedad.
— La repetición.
— La intensidad.
— La complejidad.
Intrínsecos. Incluyen, entre otras, las siguientes situaciones del
sujeto (mecanismos top-down):
— Motivaciones.
— Expectativas.
— Intenciones.

Según este autor, «el valor prosexígeno de las propiedades de los


estímulos ex-ternos puede ser modulado por los factores cognitivos y
motivacionales, y éstos a su vez se verán más o menos regulados por
los primeros, siendo la relación en-tre ambos una especie de bucle
dialéctico de retroalimentación» (Rosselló, 1997, pp. 33).
De forma más amplia, se puede considerar que los factores que
influyen o determinan la atención en general incluyen los
determinantes biológicos y fisiológicos de la atención, determinadas
características de los estímulos (ya comentadas), situaciones relativas
al sujeto y situaciones de alteración de los mecanismos atencionales.
En síntesis, algunos de estos factores son:
Determinantes biológicos y fisiológicos. El mecanismo atencional
depende, entre otros, del buen funcionamiento de las bases
biológicas y fisiológicas de la atención; el más importante es el
nivel de activación o arousal que permite la disponibilidad del
organismo para recibir y responder ante los estímulos del entorno.
El sistema activador reticular ascendente es el responsable de la
activación necesaria para que pueda operar el mecanismo
atencional.
Determinantes relativos al sujeto. Incluyen diferentes situaciones
del sujeto:
— Las motivaciones. Relacionadas con el nivel de expectativas y
de intereses del sujeto con relación a los estímulos: el nivel de
expectativa ante los estímulos o ante la tarea influirá en la
atención y los estímulos que tienen un especial in-terés para el
sujeto, tienen más posibilidad de ser atendidos que los estímulos
que se escapen de su campo de interés.
— Situaciones específicas o estados transitorios. Pueden influir, de
forma transitoria mientras dura la situación, sobre la atención del
sujeto. Los más importantes son los efectos negativos que en
general tienen sobre la atención el estrés, la fatiga, el sueño y la
ingestión de algunas drogas y psicofármacos.
— Factores evolutivos. Factores relacionados con el desarrollo del
individuo que ocasionan las diferencias de la atención en función
de la edad (Enns, 1990).
— Diferencias individuales. Factores o características individuales
relacionadas con el género, la inteligencia, la personalidad, el
estilo cognitivo, etc. que, según algunos estudios, influyen en la
atención (Castejón y Pascual, 1991; Revelle, 1993; Rosselló y
Munar, 1994).
BASES NEUROANATOMO-FUNCIONALES

Se describe la atención como una función cerebral regulada por tres


sistemas entrelazados:

-- El sistema de atención posterior o de selectividad perceptiva


controla la orientación a eventos en el medio externo, sirve para
“localizar” los estímulos y depende de la integridad de zonas de la
corteza parietal posterior (con predominio derecho), del núcleo
pulvinar lateral y de los colículos superiores.
-- El sistema de atención anterior, denominado “vector de atención”
regula la dirección y el objetivo de ésta dentro de los espacios
conductuales relevantes (extra-personal, mnémico, semántico,
visceral, etcétera). Es un sistema de atención supervisora y
reguladora de la atención deliberada, integrado, fundamentalmente,
por zonas del cíngulo anterior, giros frontales superior, medio e
inferior, orbitofrontales y el núcleo caudado. Este sistema también es
de predominio derecho. En síntesis, de este sistema dependería
nuestra sensación subjetiva del esfuerzo mental de atención y su
disfunción daría lugar, entre otros síntomas, a perseveraciones y
distractibilidad o trastornos de vigilancia o concentración y cuyo
prototipo de trastorno podrían constituirlo los trastornos de atención
con o sin hiperactividad.
-El sistema de alerta o red de vigilancia es el suministrador del tono
atencional y es dependiente de la integridad del sistema reticular
activxador y de sus influencias talámicas, límbicas, frontales y de los
ganglios basales.
Al nacimiento, estos tres sistemas no están maduros funcionalmente y
ocurren cambios rápidos en su función durante los tres primeros
meses de vida.

Por ejemplo, la tendencia de explorar un objeto disminuye con la


edad 2 y este hallazgo sugiere un mayor grado de alerta o capacidad
de alcanzar un estado de alerta que contribuye, a su vez, a una
organización más rápida de las respuestas exploratorias.

LATERALIZACION CEREBRAL

Aunque la atención es una función bilateralizada, cada hemisferio


estaría funcionalmente especializado. El hemisferio izquierdo ejerce
un control unilateral (contralateral) y el derecho un control bilateral,
además de regular el sistema de alerta, por un lado, y de mantener el
estado de alerta, por el otro.
De ahí, y sumando el importante papel regulador de la corteza frontal
y sus conexiones con el estriado, se ha llegado a afirmar que la
regulación de esta función descansa sobre el sistema frontoestriado
del hemisferio derecho, a través de vías noradrenérgicas y, en menor
grado, serotoninérgicas; mientras que el hemisferio izquierdo, utilizaría
vías dopaminérgicas y, en menor medida, colinérgicas. El hemisferio
derecho a través de vías noradrenérgicas se hallaría mejor capacitado
para regular la atención selectiva.
La atención puede estar deteriorada en una serie de procesos
patológicos frecuentes entre los que se encuentran: el coma y los
estados confusionales, los traumatismos craneoencefálicos, la
epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, la esquizofrenia, la depresión y
la ansiedad. Este se considera un problema de salud por su alta
prevalencia.

1. Influencia del sistema voluntario sobre el sistema


automático
Por supuesto, debe existir un balance entre la tendencia a
mantener la atención y la tendencia a desconectarla. Queremos
realojar nuestra atención a cosas inesperadas siempre y cuando sean
relativamente similares a lo que nos interesa. Por ejemplo, si el
objetivo es nombrar la letra verde que aparece en el centro de la
pantalla, trataremos de filtrar letras que aparecen en otros colores.
Trataremos de modular voluntaria-mente el sistema de detección para
que sea más sensible al verde y menos al azul o al rojo. El mecanismo
exacto de modulación no se conoce:

puede que ocurra en forma directa sobre el sistema automático, o


indirectamente amplificando la señal ‘verde’ en áreas de la corteza. De
una forma u otra, al sintonizar el sistema de atención voluntaria hacia
el color verde, nos arriesgamos a que estímulo verde en el lugar
equivocado sea detectado involuntariamente por el sistema
automático. De hecho, en estos casos la letra verde activa la unión
témporo-parietal del lóbulo derecho mucho más que la letra azul.
Debido a la activación de esta parte del sistema automático, la
aparición a un costado de la letra verde nos distrae mucho más que la
aparición de la letra azul.
Otro ejemplo de que el sistema automático de atención es
modulado por el sistema voluntario proviene del estudio de memoria
visual. Para estudiar la memoria visual, se presentan cuadraditos de 2
cm2 y de diferentes colores, esparcidos en diferentes lugares de la
pantalla. Se le pide a la persona que mantenga en la memoria la
ubicación y el color de cada cuadrado. Unos segundos más tarde, se
presentan los cuadraditos de nuevo y la persona debe decir si ha
habido algún cambio. La capacidad está determinada por el número
de cuadraditos que se recuerdan sin problema, y el tope es de
aproximadamente 4 unidades. La actividad del surco intra-parietal está
relacionada con la memoria visual: cuantos más cuadraditos se deben
mantener en la memoria, mayor la actividad de esa región del sistema
voluntario de atención. Más importante, cuanta más actividad del
surco intra-parietal menor actividad de la unión temporo parietal
derecha del sistema automático. Funcionalmente esto significa que
cuanta más atención le dedicamos a lo que tenemos en la memoria,
menos atención nos que-da disponible para detectar estímulos
sensoriales inesperados

Síndrome de negligencia espacial


Síndrome de negligencia como trastorno de la atención
Este síndrome consiste en un individuo parece pasar por alto los objetos, individuos y
en ocasiones su propio cuerpo de un lado de su centro de la mirada. Algunos han
sostenido que este síndrome es un déficit unilateral de la atención. Las
manifestaciones del síndrome de negligencia pueden ser tan extrañas que son
difíciles de creer sino se observan directamente. En los casos leves la conducta puede
no ser evidente a partir de la observación causal, pero en casos graves el paciente
actúa como si la mitad del universo dejara de existir. Puede afeitarse solo la mitad de
la cara, cepillarse solo los dientes de un lado de la boca, vestirse solo un lado de su
cuerpo y comer alimentos solo de un lado de su plato. Puesto que el síndrome de
negligencia es menos frecuente después de una lesión hemisférica izquierda,
principalmente se ha estudiado respecto a la falta de reconocimiento de la mitad
izquierda del espacio como consecuencia de una lesión de la corteza cerebral
derecha. Además de pasar por alto los objetos de lado izquierdo , algunos
pacientes manifiestan una negación. Por ejemplo, pueden indicar que su lado
izquierda no está realmente paralizado, o en casos extremos ,se niegan a creer
que una pierna de su lado izquierdo forme parte de su cuerpo. Si se les pide
que hagan un dibujo, pueden llenar la mitad derecha dejando la mitad
izquierda en blanco. Si se le pide a un individuo con este síndrome que cierre
los ojos y señale hacia la línea media de su cuerpo, típicamente señalara
demasiado a la derecha como si se hubiera producido una disminución de la
mitad izquierda. Si se les vendan los ojos y se les puede que exploren los
objetos situados sobre una mesa delante de ello los pacientes se comportan
normalmente explorando los objetos de la derecha, pero son muy irregulares
respecto a la exploración del lado izquierdo. Todos estos ejemplos que indican
un problema en relación con el espacio a su alrededor.
El síndrome de negligencia se asocia a las lesiones de la corteza parietal
posterior del hemisferio derecho pero también de una lesión de la corteza pre
frontal del hemisferio derecho, de la corteza singular y otras áreas. Se ha
propuesto que la corteza parietal posterior interviene dirigiendo la atención Asia
los objetos en diferentes posiciones del espacio extra personal. Si esto es verdad
el síndrome de negligencia podría ser una alteración de la capacidad para
desviar la atención. Una prueba que respalda esta hipótesis es que los objetos
de campo visual derechos de los ´pacientes con un síndrome en ocasiones son
anormalmente efectivos para captar la atención, y muchos pacientes pueden
experimentar dificultades para desviar su atención a un objeto en este lado. No
está clara la razón de que este síndrome se ha frecuente con la lesión del
hemisferio derecho que del izquierdo. El hemisferio derecho parece dominante
para la comprensión de las relaciones espaciales y los estudios sobre cerebros
hendidos han puesto de manifiesto que es superior en la resolución de
rompecabezas complejos. Esto al parecer coincide con la mayor pérdida de
sostenido espacial después de las lesiones hemisféricas derechas. Una hipótesis es
que el hemisferio izquierdo se relaciona con la concentración de la atención en los
objetos del campo visual derecho, mientras que el hemisferio derecho se
relaciona con la concentración de la atención en los objetos de los campos
visuales izquierdo y derecho. Esto explicaría los efectos asimétricos de la lesiones
hemisféricos izquierdas y derechas, pero por el momento solo disponemos de
pruebas sugestivas que respalden esta hipótesis.

Los tres síntomas más notables síndrome de negligencia son la


reticencia a explorar el lado izquierdo la inhabilidad de detectar
estímulo en el lado izquierdo si al mismo tiempo aparece otro estímulo
similar en el lado derecho, y una dificultad para mantener la
concentración y la vigilia. Tratemos de explicar estos síntomas usando
el modelo de atención que hemos elaborado.
La reticencia a explorar el lado izquierdo e iniciar movimientos en
esa dirección parece in-dicar un problema en el sistema voluntario de

atención. Sin embargo, la lesión anatómica afecta principalmente al


sistema automático. En la gran mayoría de casos la lesión se ubica en
el hemisferio derecho, que es el hemisferio que aloja al sistema
automático.2 Además, la lesión se centra en la unión temporo parietal,
extendiéndose posteriormente al lóbulo parietal inferior (giro angular),
y anteriormente al lóbulo temporal (gi-ro temporal superior) [22,23]. A
veces incluye la ínsula y la parte ventral del lóbulo frontal (giro frontal
inferior), que también forman parte del sistema automático de atención
[24]. Aunque lesiones grandes se extienden hacia áreas dorsales, en
esos casos las partes ventrales también están lesionadas.
Todo esto crea un dilema: si la lesión afecta al sistema automático,
¿Cómo se explica que produzca un síntoma característico del sistema
voluntario? Una respuesta posible es la siguiente: el daño estructural
al sistema ventral produce una lesión funcional en el sistema dorsal. El
daño ventral produce hipo-activación en la par-te dorsal del lóbulo
parietal derecho, que a su vez produce hiperactivación del área
homóloga en el hemisferio izquierdo. Así se crea un des-equilibrio
inter-hemisférico en el sistema voluntario de atención. Este
desequilibrio se manifiesta en la tendencia a explorar el lado derecho
del campo visual, que es controlado por el hemisferio izquierdo.
Cuando el estímulo aparece en la derecha, el paciente lo detecta más
rápidamente que cuando aparece en la izquierda. Como el
desequilibrio es funcional, con el transcurrir de las semanas la
activación inter- hemisférica se va balanceando y la tendencia a mirar
a la derecha se va reduciendo. Estudios hemodinámicos en pacientes
usando el método de la flecha y el asterisco han confirmado este
argumento
Un porcentaje pequeño de pacientes no lo-gran recuperarse y aún
en la fase crónica tienen una tendencia acentuada a mirar a la
derecha. Es posible que para estos pacientes sea terapéutico
disminuir la hiperactividad del lóbulo parietal superior en el hemisferio
sano, algo que podría lograrse usando Estimulación Magnética Trans-
craneal. Para estos pacientes también podría ser útil el uso de
anteojos prismáticos que desplazan el campo visual hacia la derecha.
Esa distorsión del mapa espacial crea un desfase entre la visión y la
acción motora que en unos minutos se recalibra. Una vez sacados los
anteojos, la situación se revierte y el paciente tiende a ex-plorar más
el lado izquierdo, que antes ignoraba.

En un estudio reciente, el beneficio producido por 20 minutos diarios


de terapia por 10 días se observan aún tres meses más tarde [28].
Estas dos terapias actúan modificando el sistema voluntario de
atención. Por lo tanto, es posible que alivien el problema espacial pero
improbable que mejoren el estado alerta y la capacidad de mantener
la concentración. Este es un lindo ejemplo de la utilidad clínica que
acarrea entender las bases teóricas. La teoría nos permite
recomendar y evaluar terapias en base a los mecanismos de acción, y
a su vez el éxito o fracaso de esas terapias dictarán la utilidad del
modelo teórico.
Hemos argumentado que la reticencia a mirar a la izquierda se
debe en gran medida a un desequilibrio del sistema dorsal de atención
voluntaria. Según esta explicación, el paciente no detecta el estímulo
que aparece a su izquierda porque no le presta atención. Sin
embargo, también es posible argumentar al revés. O sea, que el
paciente no presta atención a la izquierda por-que no logra detectar
estímulo en ese lugar. Esto nos lleva al segundo síntoma mencionado,
la inhabilidad de detectar estímulo en el lado izquierdo cuando
aparece junto con estímulo en el lado derecho, o síntoma de extinción.
Como el paciente detecta el estímulo sin problemas cuan-do el
estímulo aparece solo, podemos quedarnos tranquilos que no es un
problema de visión sino un problema de atención. 4 La dificultad ocurre
cuando hay un segundo estímulo a la vista. La capacidad de detectar
estímulos en lugares o momentos inesperados es la función principal
del sistema automático de atención. Como sería de esperar, el
síntoma de extinción se debe a una lesión de este sistema, más
precisamente daño en la unión temporo-parietal derecha. Esto quiere
decir que la extinción ocurre porque al paciente le cuesta detectar el
estímulo fuera del foco de atención y por lo tanto, la atención queda
traba-da en el lugar inicial. En el método de la flecha y asterisco,
pacientes con síndrome de negligencia detectan sin problema el
asterisco cuando aparece en el lugar indicado, pero tienen dificultad
cuando aparece en el lugar inesperado [30]. En definitiva, hay dos
mecanismos que se combinan para crearle dificultades de percepción
al paciente. La tendencia a explorar el campo visual derecho acentúa
la dificultad de detectar estímulo en lugares inesperados del campo
visual izquierdo. A su vez, al no detectar estímulo en el campo

visual izquierdo se aumenta la tendencia a solo explorar el campo


sensorial derecho.
Lesiones al sistema automático de atención reducen la capacidad
de detectar estímulo poco frecuente, aún si el estímulo ocurre en el
centro de la pantalla. Esta es una situación similar a la tarea de vigilia,
en la que la persona debe detectar estímulo que aparece de vez en
cuando. Así se explica el tercer síntoma típico del síndrome de
negligencia: la reducida capacidad para mantener el estado de alerta.
El sistema de vigilancia está lateralizado hacia el hemisferio derecho y
anatómicamente se superpone en gran medida con el sistema de
atención automática. Esta superposición explica por qué al aumentar
el estado de alerta se alivia el síntoma de extinción. Esta
superoposición de los sistemas de vigilancia y atención puede ser útil
en tratamientos de rehabilitación. Una posibilidad es enseñarle al
paciente formas de aumentar el estado de alerta, entrenando al
paciente a que cada tanto se diga a si mismo «che, despertate!»5 [33].
Otra terapia hace uso de juegos de computadora que obligan a la
persona a mantener el estado de alerta. Ambos tratamientos mejoran
la capacidad de vigilia y reducen el déficit visuoespacial, pero no esta
claro que perduren una vez interrumpida su práctica.

El estado de alerta depende en gran medida del sistema


noradrenérgico y por lo tanto puede modificarse con medicación. Las
neuronas noradrenérgicas del locus coeruleus se activan con la
detección de estímulos inesperados. El bloqueo farmacológico del
sistema noradrenérgico disminuye la capacidad de mantener la
concentración y de detectar estímulos, y también re-duce la actividad
en varias regiones, incluida la unión temporo-parietal [35,36]. Otro
candidato terapéutico es el sistema colinérgico. El bloqueo de este
sistema disminuye el estado de alerta y también afecta la capacidad
de orientar la atención en el método de la flecha y asterisco [37,38].
Por último, el estado de alerta también se puede modular con drogas
que afectan otros neurotransmisores del sistema reticular ascendente.
Una de las drogas que debe ser estudiada es el modafinil, cuyo sitio
de acción es el hipotálamo, desde donde modula el sistema
histaminérgico [39].

1. Efectos de la falta de atención


Ha Nuestra descripción del síndrome de negligencia se ha limitado
hasta ahora a las fallas en los mecanismos de atención. También es
válido preguntarse que consecuencias trae la falta de atención para
los procesos sensoriales. Al nivel subjetivo, la respuesta es simple:
debido a la falta de atención, el paciente no toma conciencia de la
presencia del estímulo ni de sus características. Sin embargo, ¿Es
posible que el estímulo sea procesado subconscientemente? Una
forma de estudiar esta pregunta es midiendo la respuesta
hemodinámica a estímulo en extinción. Para esto es útil presentar
estímulo con áreas de activación conocida. Por ejemplo, las caras de
personas siempre activan una parte del giro fusiforme en la región
ventral del lóbulo occipital. Si se presenta la foto de una cara a la
izquierda de la pantalla y una casa a la derecha, a veces el paciente
no percibe la cara concientemente (ex-tinción). Sin embargo, el área
del giro fusiforme se activa igualmente [40]. Vale aclarar que la
activación a estimulo en extinción no es tan gran-de como cuando el
paciente sí toma conciencia del mismo. Con extinción, la actividad
eléctrica esta muy disminuida y a veces no se observa. Estos
resultados son muy similares a los que se obtienen en personas sanas
cuando el estí-mulo se presenta subliminalmente. También hay otras
razones para pensar que gran parte de la información es procesada
antes de llegar a la conciencia. Por ejemplo la extinción se acentúa
cuando los estímulos se parecen entre sí, aún si la similitud es
semántica y no visual. La palabra ‘tres’ acompañada del número 3
(‘TRES : 3’) se extingue más fácilmente que el número seis (‘6 : 3’).
Esto significa que la palabra ‘tres’ ha sido procesada hasta extraer su
significado (o sea hasta el nivel semántico).
Efectos de la presencia de atención. En la sección anterior vimos que
muchos procesos visuales pueden transcurrir aún sin atención. Esto
no quiere decir que la atención no modifique esos procesos. Al
contrario, la atención modula prácticamente todos los procesos
mentales y casi todas las áreas del cerebro. Por ejemplo, al prestar
atención a la velocidad con que se mueve un objeto el área cerebral
especializada en movimiento visual (área MT) aumenta su actividad
[44]. Si en cambio uno presta atención al color o a la forma del objeto,
se activan áreas en la parte ventral del sistema visual especializadas
para estas funciones.6 La atención activa áreas sensoriales aún en
anticipación al estímulo cuando todavía no hay nada en la pantalla.
Tal es el efecto modulador que tiene la atención, que estudios
hemodinámicos han demostrado aumento de activación en el área
visual primaria y hasta en núcleo geniculado lateral del tálamo.
¿Quiere decir esto que apenas sale la in-formación de la retina
empieza a ser modulada por la atención? Estudios de RNM no nos
permiten una respuesta definitiva porque la señal hemodinámica tarda
varios segundos en producirse. Se necesita un método que permita
elucidar el momento preciso en que se modula la señal. El método
más eficiente es el de los Potenciales Evo-cados, en el que la señal
electroencefalográfica se sincroniza con la presentación del estímulo
sensorial. Cada presentación del estímulo evoca un cambio en el
potencial de la señal electroencefalográfica. El cambio de potencial es
muy pequeño pero al repetir el procedimiento muchas veces se
cancelan los cambios de potencial no relacionados con el evento y así
se obtiene el potencial evocado promedio. En el ser humano la
estimulación visual tarda aproximadamente 60 milisegundos en activar
el área visual primaria de la cisura calcarina en la parte medial del
lóbulo occipital. Unos 30 ms más tarde empieza a activarse el área
V3/V3a (anterior), y el área V4 (ventral), seguido por áreas más
laterales del lóbulo occipital. La modulación por parte de la atención
recién se observa 100 ms post-estímulo. Cómo se explica que la
atención module el área visual primaria pero no en el momento de
llegada del estímulo Una posibilidad es que la modulación del área
visual primaria se deba a una señal de reentrada proveniente de áreas
corticales superiores. Ese mecanismo de reentrada parece ser
importante para la percepción conciente del estímulo.

La Hemodinámica es una especialidad de Cardiología que estudia el


estado anatómico y funcional del corazón

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