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Universiteit Gent
Faculteit Letteren en Wijsbegeerte
Taal- en Letterkunde: Romaanse Talen
Academiejaar 2007-2008
Índice
Introducción 6
Conclusión 83
Bibliografía 84
6
Introducción
La literatura de una nación refleja su alma y su salud. Esto es válido también para la literatura
cubana. El mundo hispanoamericano ha conocido numerosas dictaduras, la mayoría mucho
más sangrientas que la cubana. Pero la Revolución Cubana es la que ha resistido más. Cada
dictadura lleva con ella el éxodo de cierto número de gente que huye el país, con ellos
escritores y artistas de toda índole. Por la larga vida de la dictadura cubana, se ha formado
toda una nueva literatura creada fuera del país, paralela a la literatura nacional.
En la literatura contemporánea cubana producida fuera del país, ciertos deploran la tendencia
que se dibuja desde la llamada “diáspora” del final de los ochenta, inicio de los noventa;
algunos. Se nota que cierta vertiente de la literatura cae en la trampa del comercialismo fácil
machacando los mismos temas, por su éxito en el mercado internacional: la nostalgia y la
denuncia de los abusos del sistema cubano. Así, partiendo de su obra más exitosa hasta ahora,
formulamos la siguiente pregunta: ¿Eliseo Alberto se deja seducir también por este
mercado y pone en escena temas ya utilizados repetidamente? Para poder contestar a esta
pregunta, dividimos el trabajo en tres partes: Un esbozo histórico de la literatura cubana desde
la Revolución, un análisis formal y un estudio de los temas.
En este primer capitulo se esboza una breve historia de la literatura cubana desde la toma de
poder por Fidel Castro en 1959, hasta los años 90, cuando fue escrito Caracol Beach. Tras un
resumen cronológico, tratamos datos e hitos importantes, la política cultural cubana de estos
años y algunos casos concretos de autores que vivían o viven bajo la Revolución. Veremos
como la cara de la Revolución cambia durante los cincuenta años de la misma y las
consecuencias que tiene para la literatura cubana.
Se mezclan tres planos en este capítulo: primero, la historia general de Cuba. A partir de datos
e hitos importantes, veremos cómo la cara de la Revolución cambia en las cuatro décadas
desde su triunfo. En un segundo nivel se describirá la política cultural de Cuba en estos años.
Durante los 50 años de Revolución, períodos de apertura y florecimiento cultural y artístico
alternan con años oscuros marcados por la censura y la represión feroz. Por último, daremos
ejemplos concretos de autores y obras, con temas y rasgos característicos de las épocas
descritas.
La condición del intelectual cubano cambia varias veces bajo el mandato de Fidel Castro.
Distinguimos tres períodos; el primero, desde el inicio en 1959 hasta 1975, está marcado por
la evolución negativa que aumenta la represión de la libre expresión. Luego, desde 1976-1989
hay una mayor apertura, con un renacimiento prudente de una literatura tolerada de mayor
calidad. En 1989, con la caída del Muro de Berlín, el país se encuentra en una crisis
económica e ideológica. Veremos como la política cultural de estos años está marcada por la
arbitrariedad.
Las fuentes utilizadas para esto capítulo son de tres tipos. En primer lugar, hemos consultado
obras que narran la historia general de Cuba. Segundo, tenemos las obras que tratan de la
literatura cubana. En tercer lugar, encontramos algunas entrevistas con Eliseo Alberto. Como
hemos mencionado en la introducción, estamos al tanto de si son objetivas las fuentes.
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1. El inicio
1.1 La esperanza
La huida del dictador Fulgencio Batista y Zaldivar el 1 de enero de 1959 anuncia un nuevo
capítulo en la historia de Cuba. Ya en poder desde 1933 y apoyado por los EE.UU., Batista
perpetró un golpe de estado en marzo de 1952, cuando parecía que no podría ganar las
elecciones de manera democrática. No es sorprendente que desde entonces crece el
desencanto popular y aumentan las protestas contra su poder. Entre estas, hay un grupo de
jóvenes estudiantes que harán historia: grupo este vinculado al círculo de los hermanos
Castro, llegando a ser protagonistas de la Revolución Cubana. El 26 de julio de 1953 tienen la
idea arriesgada de atacar el cuartel de Moncada para tomar posesión de las armas. El asalto es
un fracaso. Muchos pierden la vida, otros son encarcelados. Entre ellos Fidel Castro mismo,
que durante su juicio pronunciará un discurso que se conocerá después como La Historia me
absolverá. Su elocuencia de abogado no le ayuda mucho, y le condenan a quince años de
cárcel. En 1955 le conceden la amnistía y huye a México, donde conocerá a otras figuras de la
Revolución cubana como Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos. Desde allí funda el
“Movimiento 26 de Julio” (en memoria del asalto al cuartel de Moncada) y en 1956, Castro y
sus seguidores vuelven a Cuba para continuar su lucha contra Batista desde la Sierra Maestra.
Los guerrilleros del M-26-J no fueron los únicos que lucharon contra la dictadura; trataron de
derribar el gobierno junto con otros grupos y partidos insurgentes desde varios puntos del
país. Entre ellos se halla el Partido Socialista Popular (el partido comunista de Cuba) y
pequeñas agrupaciones estudiantiles. El 31 de diciembre 1958, las tropas de Batista sufren su
última derrota. Con la claudicación y huida de Batista y la entrada triunfante en La Habana de
los comandantes Guevara y Cienfuegos, la Revolución Cubana es un hecho.
Ya desde el inicio el cambio de poder se deja sentir en la vida diaria del pueblo. Cuba parece
haber dejado atrás los años de neocolonialismo americano que provocó una crisis profunda en
su economía. Los dos primeros años, el gobierno realiza reformas en diversos campos de la
sociedad. Así, con la Reforma Urbana se propone hacer asequible el alquiler para toda la
población y la Reforma Agraria pone fin a una larga tradición de latifundismo. Además,
Castro toma la medida atrevida de nacionalizar varias empresas hasta entonces mayormente
10
Es en esta euforia inicial que se funda la Casa de las Américas, órgano muy importante no
solo para las letras cubanas, sino también para la literatura hispanoamericana en general.
Hasta entonces, el contacto entre escritores hispanoamericanos fue escaso. La Casa se fija
como objetivo ser un órgano de contacto entre los intelectuales de diversos países americanos
y éstos con la organización de encuentros y publicaciones diversas.
«Los escritores latinoamericanos se conocieron en La Habana gracias a múltiples
congresos, debates y simposios, y los comentarios de los excelentes miembros de los
sucesivos jurados de la Casa contribuyeron en gran medida a despertar la curiosidad de
varios escritores extranjeros por lo que se escribía en Cuba y en el Continente» (Strausfeld
2000: 12)
Gracias a la creación de varios premios se estimula la producción literaria hispanoamericana,
por ejemplo el premio para la literatura testimonial en los años setenta, aunque eso no fue
completamente inocente ni inofensivo, como veremos. En los años setenta sufrirá también el
endurecimiento y represión del régimen, perdiendo su papel prestigioso para la literatura
hispanoamericana. Más tarde en los ochenta y noventa, recuperará autoridad, pero nunca
tendrá el prestigio que tuvo al inicio de la Revolución. Este mismo año (1959) se funda el
Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), con el objetivo de crear:
«…un instrumento de opinión y formación de la conciencia individual y colectiva, y puede
contribuir a hacer más profundo y diáfano el espíritu revolucionario y a sostener su aliento
creador.» (Medin 1997: 1)
En mayo 1961, dos meses después la proclamación oficial del socialismo cubano, la ICAIC
prohíbe por primera vez la representación de una película, por motivos de ser
«…irresponsable y contrario a las metas de la Revolución.» (Schumann 2000: 125). ¿Qué
contiene la película que tiene que ser prohibida? En realidad sólo consiste en un documental
llamado P.M. de 15 minutos, que muestra La Habana nocturna con sus borrachos, sus clubes y
prostitutas. La prohibición horroriza a los intelectuales, que temen la llegada de un régimen
que siga el modelo y la misma línea de la Unión Soviética. Junio se anuncia con una serie de
reuniones en la Biblioteca Nacional entre Castro y los intelectuales preocupados. Los
encuentros cierran con el discurso de Castro, Palabras a los intelectuales, en el que declara:
«Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.» (Schumann 2000: 126). La
frase permite varias interpretaciones, pero resultará muy clara su significación poco tiempo
después. Al final de 1961, el gobierno prohíbe Lunes de Revolución, el suplemento cultural
12
Escribir en Cuba resulta ser una actividad con muchos obstáculos. Las contrariedades que
encuentran los escritores son múltiples. Para este apartado, hemos escogido tres autores
cubanos que manejan la situación de maneras muy distintas. Dan una imagen bastante
completa de los problemas que la literatura encuentra. Se trata de Miguel Barnet que parece
censurar su propia obra; Guillermo Cabrera Infante que no aguanta la Revolución y se
autoexilia en 1965, convirtiéndose en uno de los grandes detractores de la Revolución. Como
último, tenemos Reinaldo Arenas, que queda fiel a su obra, viviendo así años en la penuria y
la marginalidad.
Exiliado desde 1965, Guillermo Cabrera Infante (°1929) escribe en 1967 una obra clave de la
literatura cubana, Tres Tristes Tigres. Oviedo la califica como «…un homenaje melancólico a
las noches de la vieja Habana, al baile y la música de los cabarets que empezaban a
desaparecer.» (Oviedo 2001: 357). En la obra fragmentada Cabrera Infante trata de
reconstruir su Habana querida con la reproducción de la jerga cubana de la noche:
«El libro está en cubano. Es decir, escrito en los diferentes dialectos españoles que se
hablan en Cuba y la escritura no es más que un intento de atrapar la voz humana al vuelo,
como aquel que dice.» (Cabrera Infante 1967: Advertencia de Tres Tristes Tigres)
Cabrera Infante es uno de los pioneros de la escritura del destierro (Sanchez 2000: 164),
Central en sus obras es la reconstrucción literaria del país perdido. Es uno de los primeros que
se exilia y se enfrenta a un exilio doble:
«Hay que recordar también que en la década de los sesenta los artistas que salieron se
iban a un doble exilio puesto que las simpatías y el apoyo de los intelectuales en todo el
mundo estaban con la Revolución Cubana; a los que se alejaban de ella se les consideraba
como reaccionarios o contrarrevolucionarios.» (Regazzoni 2001: 14)
Puede ser una explicación para su muy severa crítica de la Revolución. Hasta su muerte sus
obras y ensayos se marcan por una crítica inflexible hacia Cuba y su gobierno.
No todos tienen la oportunidad de dejar el país y tienen que aguantar el régimen a veces
bastante duro. Es el caso de Reinaldo Arenas. En 1967 debuta con su novela Celestina antes
del alba. Es la única obra que publicará en su país, que abandona sólo lo abandona en 1980.
Celestina… es una exaltación de ser fiel al mundo de la ficción, aunque significa una vida de
soledad y privaciones. Este ideal reaparece en varias de sus obras (Oviedo 2001: 363) y lo
vive él mismo también hasta su muerte en 1990.
Reinaldo Arenas es un personaje casi mítico de la disidencia. Llamamos disidentes a los que
no se marchan de la isla, a pesar de la obligación de vivir al margen de la sociedad. Para los
escritores significa ejercer sus actividades a escondidas y muchas veces sin recibir jamás el
reconocimiento merecido por sus obras. Otro ejemplo es Lezama Lima, uno de los grandes
maestros de la literatura y poesía cubana; pero que nunca obtendrá los elogios merecidos para
su obra. Con el caso de Arenas llegamos también a otra vergüenza de la Revolución: la
persecución de los homosexuales. El gobierno comunista abre una verdadera caza de brujas
contra los homosexuales. Las confrontaciones entre Arenas y el gobierno tienen su origen en
su comportamiento incordiante, viviendo abiertamente su homosexualidad. Se describe su
persecución en su autobiografía Antes que anochezca, puesta al cine en 2000 con mucho
éxito. En los casi quince años entre esta primera obra y su salida del país, Arenas publica
varias obras en el extranjero. Para el gobierno, es otro motivo para dificultarle la vida. Por fin,
puede abandonar el país en 1980 por el puerto de Mariel, junto con aproximadamente 120.000
cubanos más.
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2. La Ofensiva Revolucionaria
En 1968, el gobierno lanza una “Ofensiva Revolucionaria”, una serie de medidas para
extinguir los últimos excesos del capitalismo. La más notable es probablemente la
nacionalización de unos 56.000 pequeños negocios entre tiendas, cantinas, peluquerías, etc.
La Ofensiva se deja sentir también en el ámbito de la cultura, la UNEAC por ejemplo
intensifica su vigilancia contra “elementos contrarrevolucionarios”. Así, dos premiados de la
Casa de las Américas de este año, Antón Arrufat y Heberto Padilla (dos ex-colaboradores de
Lunes de Revolución), encuentran dificultades para publicar su obra. La UNEAC no toca el
contenido de sus textos, sin embargo, decide de publicarlos con un prólogo advirtiendo al
lector del contenido contrarrevolucionario. Las consecuencias para las carreras de los
escritores son notables. Arrufat sigue trabajando en Cuba, pero sin poder representar sus
piezas. Heberto Padilla tendrá roces con la justicia algunos años después, lo que dará lugar al
tristemente célebre “Caso Padilla”. El caso anuncia el “quinquenio gris” en el ámbito de la
cultura.
El “quinquenio gris”, es el período especialmente duro entre 1971 y 1976. Varios factores
llevan a la crisis que vive el país en estos años. La política económica de Castro tiene que
culminar en “la zafra de las diez millones”1 en 1970. La zafra es un chasco y se anuncia una
crisis económica profunda. La consecuencia es una reforma de la Revolución, instalando un
sistema centralista a la imagen de la USSR. También ideológicamente Cuba se acerca a la
Unión Soviética. Ya en 1964 Cuba firmó un pacto con la USSR, pero se limitaba a un acuerdo
económico; ideológicamente, Cuba sigue su propia línea. Esto cambia al final de los sesenta.
El inicio del acercamiento de los países se puede notar cuando Cuba se alinea con la Unión
Soviética en el asunto de Checoslovaquia en 1968. La aproximación de Cuba a la Unión
Soviética se hace cada vez más clara en los setenta con las reformas en todos los ámbitos de la
sociedad.
1
Así se denomina el proyecto de Castro para aumentar la producción de caña de azúcar y llegar a la cota de diez
millones de toneladas de azúcar con el objetivo de vendérselas a la Unión Soviético.
17
Los años que siguen serán los más duros de la Revolución, marcados por persecuciones y
expulsiones laborales por motivos de orientación sexual (como es el caso de Reinaldo Arenas
o Virgilio Piñera) o por «no cumplir con los “parámetros” revolucionarios» (Vicent 2007: 1),
sea su homosexualismo, o falta de apoyo a la Revolución. Así, condenan a Reinaldo Arenas
en 1974 a dos años de UMAP por su orientación sexual. Las librerías se llenan de obras
marxistas y se prohíben los autores europeos o hispanoamericanos que han roto con el
gobierno como Mario Vargas Llosa2. El gobierno se mezcla más y más en la producción de la
literatura, tratando de convertirla en instrumento de la Revolución, un instrumento de
propaganda útil. Por ejemplo, desde 1971, el Ministerio de Asuntos Internos empieza a
estimular la producción de novelas policíacas, que hasta este momento son casi inexistentes
en Cuba (Medin 1997: 6). El género se presta muy bien para la propaganda contra los EE.UU.
y la CIA. Irónicamente, este género conocerá en los noventa un pulso alentador, con obras
que critican los problemas en Cuba como Padura Fuentes.
La segunda mitad de los setenta está marcada por iniciativas de apertura. En 1976 se crea la
primera constitución cubana Este mismo año se funda el Ministerio de Cultura para mejor
controlar la producción artística en todos los ámbitos culturales. Será responsable para la
renovación de la literatura cubana en los ochenta, aunque se puede discutir sobre la dudosa
calidad de muchas obras publicadas durante esta década, como veremos en el próximo
apartado.
2
Es una obra de Vargas Llosa, Conversación en la catedral que inicia la amistad entre un intelectual
homosexual y un joven militante en la película Fresa y Chocolate.
18
Los ochenta arrancan con otro escándalo: el éxodo masivo desde el puerto de Mariel. Las
reformas económicas, aplicadas después del fracaso de la gran zafra, no dan los frutos
esperados. El país se encuentra en una situación económica sin muchas perspectivas y junto
con el clima hostil y represivo del momento, conduce a la migración de un gran número de
cubanos. El escándalo de Mariel tiene su origen en la toma de la embajada peruana por un
grupo de cubanos. Protestan así contra la decisión del gobierno de no otorgarles el permiso de
migración. El grupo crece cada día y, para resolver la situación, el gobierno da permiso a unas
125.000 personas para salir del país por el puerto de Mariel entre abril y octubre de 1980. El
éxodo suscita indignación cuando trasciende que el gobierno aprovecha la oportunidad para
expulsar “elementos indeseables” como criminales, presos políticos y enfermos mentales. En
los años que siguen, la economía se estabilizará y se introducirán reformas, dando lugar a una
apertura mayor del sistema. En 1986 se anuncia la “rectificación de errores y tendencias
negativas”. Se corrige otra vez la línea de la Revolución con medidas económicas y el
abandono de las normas ideológicas soviéticas, recuperando sus propios modelos con José
Martí y Ernesto “Che” Guevara (Strausfeld 2000: 14).
Pero se puede preguntar si estos esfuerzos dan los frutos esperados, ¿la literatura cubana
realmente conoce un resurgir en los ochenta? En su Ensayo de un cambio Huertas describe
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como resurge en el panorama literario obras de cierta calidad después de tantos años
problemáticos. Sin embargo, el ensayo parece carecer de objetividad. Así Huertas considera
al escritor el culpable de los enfrentamientos con el gobierno:
«La concepción de la función eternamente subversiva del artista y su privilegio crítico
respecto del resto de la sociedad fue la raíz de no pocos enfrentamientos entre la
intelectualidad y el Gobierno cubano.» (Huertas 1993: 27)
Nos parece una simpleza reducir la compleja relación entre los intelectuales y el gobierno
cubano a este comentario de Huertas, así que tenemos que tomar en cuenta la falta de
objetividad aparente del autor utilizando sus consideraciones para este trabajo. Sin embargo,
no podemos eliminar esta fuente, siendo la única de la que emana informaciones tan
completas sobre la literatura de los ochenta, así que la utilizamos, aunque con ojo muy crítico.
Es claro que después de la crisis tan profunda de los setenta, el clima se relaja y se abren
posibilidades para un florecimiento de la literatura cubana. Se notan también paralelismos
entre la literatura cubana y la del resto de Hispanoamérica. Esto se podría leer como signo de
que Cuba se abre a nuevas tendencias e influencias externas. Desde la época del Boom, las
sociedades americanas han cambiados mucho, lo que se refleja en la literatura:
«El entorno político y económico destructivo en el que vivían (a menudo en el exilio
político en vez de la autoexpatriación cultural de los escritores del Boom) no fortaleció la
visión segura, aunque a veces pesimista, de la experiencia hispanoamericana, tan evidente
en las obras de la generación anterior. Sus novelas se distanciaron del mito hacia la
historia, hasta alcanzar el extremo de la novela documental.» (Pellón 2007: 296)
Hay una vuelta a la historia y al documento, típico también para la literatura de los ochenta de
Cuba. Autores como Jesús Díaz con la obra Los iniciales de la tierra o Miguel Barnet con
Oficio de Ángel, eligen como telón de fondo de sus obras la época justo después de la
Revolución. Otros sitúan su historia en el presente. Siempre la ficción esta encuadrada por un
tiempo y espacio real. Pero no podemos olvidar que el documento y el género testimonial ya
tienen cierto éxito en Cuba desde los setenta, con los esfuerzos del gobierno para su
promoción (cf. Antes). Así, el supuesto renacer de los ochenta podría ser no más que la
continuación de una tradición ya existente. Merecería una investigación más profunda para
discernir qué factores contribuyeron exactamente a la formación de la literatura de los ochenta
y cuál es su valor.
21
Otro rasgo de esta nueva literatura que Huertas menciona es el espacio para la crítica. Con
mucho humor e ironía, algunos de los escritores se atreven a plantear las deficiencias del
sistema, ejercicio muy difícil y arriesgado desde el inicio de la Revolución. En Los iniciales
de la tierra, Díaz se burla del dogmatismo de ciertos oficiales de la Revolución. Otra vez
observamos que los ejemplos que cita son poco convincentes. Heberto Padilla o Guillermo
Cabrera Infante con sus preguntas existencialistas en sus trabajos y críticas abiertas, tocaron
los fundamentos de la Revolución, con las consecuencias consabidas. Las críticas de los
autores de las ochenta que describen con humor la mala conducta de algunos funcionarios
ficticios pueden parecer indulgentes comparadas a las polémicas de los sesenta.
Podemos concluir que hay en efecto una mayor apertura del gobierno, con un ligero despertar
en la literatura como consecuencia. A pesar de esto, dudamos si presenta la misma calidad que
en los años sesenta. Hay clara voluntad de explorar nuevas posibilidades, pero esta resulta una
difícil empresa cuando la literatura y cultura del país acaban de vivir un período de morosidad
y como consecuencia no hay muchos modelos comparativos inmediatos para tomar como
ejemplo.
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En 1989, Cuba vive una crisis más grande aún que las anteriores: la caída del Muro de Berlín
y la subsiguiente disolución de la Unión Soviética. La economía recientemente estabilizada
recibe un duro golpe por la suspensión de la ayuda del Bloque del Este. Todo esto, junto al
endurecimiento del régimen, dará como resultado una nueva ola de emigración, “los
balseros”. En 1994, unos 35.000 cubanos se van del país por el mar en barcas improvisadas.
Muchos nunca llegarán a su destino. Castro declara su país en “Período especial de guerra en
tiempos de paz” que oficialmente todavía está en vigor hoy en día. Hacia el final de los
noventa, el país sale poco a poco de su crisis. Sin embargo hasta ahora Cuba todavía vive
tiempos económicos precarios.
Se deja sentir también en la política cultural que está marcada por la arbitrariedad. Hay signos
de mayor apertura, al margen de algunos incidentes que muestran el carácter persistentemente
represivo de la política. En palabras de Schumann «El fuego se enciende y se apaga, pero
deja tras de sí un clima de inseguridad.» (Schumann 2000: 133). El endurecimiento se nota
muy rápido cuando en 1991, diez intelectuales piden en una carta abierta «…un diálogo
nacional para impedir la catástrofe que amenaza económica y socialmente al país, y
elecciones libres.» (Schumann: 2000: 131). El gobierno reacciona con mano dura y condena a
los diez a penas carcelarias. Hoy, todos han dejado el país. Otro golpe para los intelectuales es
la injerencia del entonces ministro de defensa Raúl Castro en la política cultural. Ataca a las
tentativas de reforma de los académicos, y lanza una ofensiva contra el Centro de Estudios de
América (CEA). El centro se ocupa de las posibilidades de reformar el país, tanto su
economía como la política. El resultado de la ofensiva es la “reubicación” de los pensadores
del CEA.
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En el ámbito literario se nota el surgimiento de nuevas tendencias. Una de ellas son Los
Novísimos. Son un grupo de jóvenes cuentistas que pretenden «…haberle devuelto el
conflicto a la cuentística del país.» (Zaragoza Zaldívar 2002: 1). Es un movimiento de
jóvenes rebeldes que Iván Rubio Cuevas compara con la Novela de la Onda mexicana de las
sesenta y setenta o el Moral Walkman chileno (Cuevas 2000: 81). Los cuentos están
caracterizados por su puesta en escena de mundos marginales y “underground”. La tendencia
desaparece muy pronto por el agotamiento de los temas. La novela policíaca, introducida
premeditadamente en la literatura por el gobierno en los setenta, en los noventa conoce un
nuevo y más auténtico resurgir. El género no existía realmente en la literatura cubana, hasta
los años setenta, cuando recibe un impulso artificial del MININT. Se convierte entonces en el
arma propagandística del gobierno, arma esta de baja calidad literaria. En los noventa, por el
contrario, se transforma en un género crítico del sistema. Más y más, las novelas ponen en
escena antihéroes que frecuentan los mundos marginales de la sociedad, siendo un escaparate
que se acerca más a la realidad social.
Repasando la historia desde el inicio de la Revolución, se nota que muchas veces artistas e
intelectuales son los primeros que sufren la represión política. ¿Por qué la literatura parece no
sufrir este endurecimiento? Michi Strausfeld en su ensayo Isla-Diáspora-Exilio, ve una
conexión entre esta apertura y la situación económica precaria. Con la crisis, hay escasez de
todo en el país, alimentos, petróleo y también papel. Así, las casas editoriales están obligadas
a trabajar con casas extranjeras. Esto da mayor libertad al escritor de criticar la situación
cubana, escapando en parte al ojo vigilante del estado, teniendo en cuenta que las casas
editoriales cubanas están enteramente en manos de un gobierno totalitario.
«La ruptura entre el escritor y las editoriales cubanas – todas estatales – ha permitido una
mayor independencia del primero, una nueva perspectiva crítica o problemática con
respecto al gobierno y el surgir de nuevos temáticas o la ampliación de algunas ya
existentes.» (Regazzoni 2001: 16)
Esto es valido sobre todo para la novela policíaca. Las novelas de la nueva generación casi
todas están editadas en el extranjero. La relativa flexibilidad en el tratamiento de temas antes
prohibidos se nota también en otros géneros y ámbitos culturales. Así, en 1993 se estrena la
película Fresa y chocolate en el festival de cine de La Habana basada en el cuento El lobo, el
bosque y el hombre nuevo de Senel Paz. Cuenta la amistad entre un joven militante y un
intelectual homosexual siendo una crítica de la intolerancia del gobierno cubano frente a la
homosexualidad y los disidentes en general. Como dice Padura:
24
«Si no fuera cínico, se podría decir que la crisis dio a los escritores más libertad que la que tuvimos antes. El
Gobierno ya no nos puede prohibir nada…» (Strausfeld 2000: 16)
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5. Los exiliados
Muchos cubanos han dejado el país desde el inicio del gobierno de Castro, por motivos
políticos o económicos, Strausfeld menciona el número de veinte por ciento de los cubanos
que viven en exilio en 1999 (Strausfeld 2000: 17). Entre ellos se hallan muchos escritores. La
mayoría sigue trabajando fuera del país así que se forma toda una nueva literatura, con sus
temas y rasgos propios. En este apartado se repasan las tendencias más importantes de la
literatura escrita fuera del país desde la Revolución hasta los noventa. Es un panorama muy
amplio tratándose cuarenta años de literatura. Además no es fácil distinguir corrientes y
generaciones, habiendo muchos factores que se deben tomar en cuenta delimitando grupos de
autores.
Desde el inicio de la Revolución huyen escritores hacia el extranjero. Así, Severo Sarduy
(1937-1993) se va de Cuba en 1960 para estudiar en Paris, pero nunca volverá. Durante
décadas gran número de escritores (y otros) le seguirán. Este éxodo da lugar a un nuevo tipo
de literatura que se produce con fluidez en todos los rincones del mundo. Estas obras tienen
en común que tratan de recuperar literariamente su país querido y perdido y presentan por eso
rasgos y temas comunes. Cabrera Infante es uno de los “pioneros” de esta literatura. En Tres
Tristes Tigres de 1965 trata de recuperar La Habana de los años cincuenta con su lenguaje
popular e imágenes exóticas de su ciudad querida. Otra característica de esta literatura es la
puesta en escena de la infancia y juventud feliz, subrayando así lo perdido con el destierro.
Al lado del factor centrípeto de la experiencia común, tenemos factores centrífugos que
diversifican esta literatura y hacen que una delimitación de los rasgos resulte más difícil. Se
debe tomar en cuenta que se trata de una literatura producida en un largo lapso de tiempo y en
lugares diversos. Así, las nuevas culturas influyen las obras de los exiliados. Por ejemplo
Sarduy reconoce que, aunque Cuba nunca está lejos en su obra, se deja influir por la estética
del Nouveau Roman francés. Otro factor importante es la edad de los exiliados a la salida del
país. Álvarez-Borland estudió las distintas generaciones de autores cubano-americanos y
distingue dos generaciones que tratan con su país natal de maneras distintas. La primera
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generación son los que se fueron del país como adultos y en muchos casos con cierto éxito
literario como Reinaldo Arenas o Lino Novás Calvo. La segunda generación son los hijos de
cubanos exiliados que dejaron el país de niño o que nacen en exilio. La literatura de esta
segunda generación es más centrada en la búsqueda de su propia identidad viviendo entre dos
culturas. Muchas veces ya no escriben en español, sino en inglés (Álvarez-Borland 1998: 6-
7). Sin embargo, el estudio de Álvarez-Borland se limita a los autores que viven en los
EE.UU. y que escriben sobre todo en inglés. Además, parece demasiado generalizador juntar
a Reinaldo Arenas y Novas Calvo en una misma generación. No por la diferencia de edad,
pero sobre todo porque Arenas sí vivió la dictadura, Novas Calvo no. Así que se tiene que
tomar en cuenta otro factor: la experiencia de la Revolución. Pero a pesar de sus límites, el
estudio de Álvarez-Borland tiene ciertamente un gran valor para un estudio completo de la
literatura cubana de los exiliados.
Los autores cubano-americanos tienen en común su país de acogida. Otro grupo de exiliados
bastante importante para la historia de la literatura de exilio es el de los marielitos, se refiere a
los autores que llegaron a los EE.UU. durante el éxodo del Mariel como Reinaldo Arenas,
Carlos Victoria o Juan Abreu y que se agrupan rápidamente entorno a la revista Mariel. Lilian
Bertot, en The literary Imagination of the Mariel Generation explica la particularidad del
grupo:
«What made the Mariel Generation different from previous generation of Cuban writers
was not only the fact that all of these writers came out of Cuba as a group and made the
crossing as part of the Mariel exodus. Some, like Roberto Valero had been part of the
group at the Peruvian Embassy. What made them different was the fact that their
perspectives and view points came from the intra-Socialist Cuba. » (Citado en Correa
Mujica 2003: 2-3)
El exilio de la generación del Mariel desenmascara el inicio del fracaso de la Revolución.
Hasta ahora la explicación oficial del gobierno cubano sobre los exiliados es que se trata de
individuos burgueses que no son capaces a adaptarse a la nueva sociedad. Pero los escritores
(y otros) que huyen el país en el éxodo del Mariel son todos educados bajo y por la
Revolución. Es una generación desilusionada, y se nota en la literatura. Así, El Portero de
Reinaldo Arenas:
27
«…uses the history of the 1959 revolution as a metaphor for a broader exile encompassing
questions that go beyond the historical reality of exile and explore the metaphysical and
existencial aspects of the exilic condition. » (Álvarez-Borland 1998: 39)
Reaparece este elemento existencial en la obra de Eliseo Alberto, que simboliza el fracaso del
proyecto del Hombre Nuevo en la creación de personajes solitarios y aislados. La obra de
Carlos Victoria por su parte está marcada por la crítica particularmente severa hacia la
Revolución y el comunismo. Sánchez describe como su cuento Ana vuelve a Concordia
(1998) «…supera a todos en amargura y odio, expresados contra la evolución política y
económica de su patria.» (Sánchez 2000: 175)
Otro grupo bastante homogéneo son los autores de la diáspora. Representan toda una nueva
época de la historia cubana, tanto dentro del país como fuera. Es el tema del próximo
apartado.
En este apartado nos ocupamos de la literatura cubana escrita fuera del país en la década de
los noventa. Hemos utilizados fuentes distintas, con la consecuencia que tenemos varias
definiciones de la palabra “diáspora”. Así Strausfeld fija el inicio de la diáspora en los
ochenta, con las tentativas de una nueva apertura.
«…este grupo de cubanos que no dejaron la isla por motivos políticos y que pueden por lo
tanto volver o visitar su país cuando quieran, tanto más si llevan dólares. Su obra literaria,
sin embargo, es escasamente conocida en Cuba, ya que difícilmente logran publicar allá,
mientras que la de los exiliados simplemente no existe, son nombres prohibidos o
ninguneados.» (Strausfeld 2000: 15)
Sin embargo, la definición de Iván de la Nuez es más abarcadora y refleja mejor los cambios
profundos que sufre la sociedad cubana después de la desaparición de la Unión Soviética. Por
tanto, fija el inicio de la diáspora en la caída del Muro de Berlín. En su definición de la
palabra diáspora, de la Nuez refiere a un período de cambios intensos para la sociedad cubana
y el exilio.
Según de La Nuez, la particularidad del exilio de los noventa no sólo es el número elevado de
intelectuales que dejan el país, sino también un nuevo tipo de exilio. Hay todo un grupo de
28
intelectuales que vive y trabaja fuera del país, pero puede volver a Cuba (bajo ciertas
condiciones). Esto propicia los contactos con el mundo fuera del país y la “importación” de
nuevas ideas. Otro elemento constitutivo de la diáspora es el número de autores de la isla que
publican fuera del país:
«Escribo la palabra diáspora y ni puedo limitarla al espacio exterior de la isla, de la
misma manera que cuando se habla de literatura cubana no se implica solamente al
territorio insular. Si no, ¿cómo explicaríamos la cantidad de escritores que habitan
formalmente en Cuba y publican en editoriales no cubanas?» (de la Nuez 1999: 125)
La emigración entre el país y el extranjero y la publicación de muchas obras fuera de la insula
propulsan el intercambio de ideas. Hay también iniciativas para facilitar el intercambio, como
la revista Encuentro de la cultura cubana, fundada por Jesús Díaz en 1996 en Madrid y que
«…suele dar una visión panorámica de lo que pasa y se publica en La Habana, Miami,
España y otros lugares como Francia, Venezuela o México.» (Strausfeld 2000: 17)
Este intercambio intenso de ideas ocurre en un momento en que el país se encuentra en una
crisis ideológica profunda. El fracaso del proyecto soviético proporciona la búsqueda de
nuevas ideas, menos extremas gracias a este intercambio. Así, se pone fin también al estatuto
de Miami como capital del exilio:
«Lo que yo entiendo por diáspora consigna, incluso, el desmantelamiento de la que antes
era conocida como la capital del exilio, Miami, así como la pérdida de su peso específico
en la cultura cubana.» (de la Nuez 1999: 129)
Reaparecen en esta literatura los mismos temas que ya están presentes desde el inicio de esta
línea literaria, otros sujetos son nuevos y debidos a los cambios en la sociedad. Iván de la
Nuez y Sánchez señalan la aparición de una literatura de moda y el papel del mercado en esta.
Todavía se utilizan las «…fórmulas de recuperación del país perdido» (de la Nuez 1999:
130), inventado por Cabrera Infante (cf. Antes). Aparecen también ajustes de cuentas con el
pasado revolucionario. Informe contra mí mismo de Eliseo Alberto es un ejemplo
29
particularmente acertado. Con mucho humor describe la vida bajo la Revolución. Otro
ejemplo más amargo y extremo es la recopilación de ensayos de Cabrera Infante, Mea Cuba.
En Miami y los EE.UU. en general aparece la tematización del choque del cubano con su
nuevo entorno. Rafael Rojas nota la tendencia de incorporar enumeraciones de todo tipo en
las novelas, dando cuenta así de la diversidad del mundo y la sociedad:
«…una representación literaria taxonómica que, siguiendo a Foucault, podemos relacionar
con el asombro de la escritura ante el espectáculo de la diversidad.»
(Rojas 1999: 143)
Da como ejemplo entre otros Eliseo Alberto con Caracol Beach, que está poblado de:
«…criaturas caprichosamente híbridas, […]: militares hawaianos retirados, pescadores
haitianos blancos, jóvenes de la generación yuca (young urban cuban american), veteranos
de la guerra de Angola, cubano-americanos, chicanos, texanos, panameños, catalanes y
hasta un gay armenio, dueño del exitoso restaurant (sic.) Los Mencheviques.» (Rojas 1999:
146)
Pero las seducciones del mercado hacen que aparecen obras que «…parecen ser escritas para
complacer las exigencias del lector europeo/norteamericano: presentan clisés en lugar de
calidad.» (Strausfeld 2000: 19). Según de la Nuez, es una literatura demasiado nostálgica, que
exalta el pasado prerrevolucionario y que presenta Cuba como una cultura inmóvil, de
postales. Da como ejemplo el guión de Senel Paz de Cosas que dejé en La Habana (de la
Nuez 1999: 131). Sánchez explica que se trata de la generación de autores nacidos en los
cincuenta, formados por la Revolución y que dejaron el país con la diáspora (o en los ochenta,
como Sánchez fija el inicio de la diáspora en esta década). Menciona autores como Daína
Chaviano, Zoé Valdés, Eliseo Alberto y Carlos Victoria (Victoria huye el país en los ochenta,
con el éxodo de Mariel):
«Más que una búsqueda estética, poética, se les nota a los exiliados la necesidad de
reafirmarse, de conjurar los vínculos con la patria, legitimar su nacionalidad, de contar su
país en clave del realismo social y político. Producen un discurso en torno a la isla de
escasos retos creativos o riesgos.» (Sánchez 2000: 165)
Los escritores explotan temas populares como el jineterismo, la censura, el servicio secreto, la
escasez económica,…Sánchez nota que aunque pretenden denunciar la situación actual del
país, no se rebelan contra su formación:
«Hijos del testimonio, se alimentan de ese género de la Revolución, que los ha formado y
contra el cual no se rebelan.» (Sánchez 2000: 165)
30
Eliseo Alberto de Diego y García Marruz nace en el pueblo de Arroyo Naranjo en 1951, ocho
años antes de la Revolución y crece en un ambiente privilegiado de intelectuales. Su padre,
Diego Eliseo, es uno de los grandes poetas cubanos. Su madre Bella García Marruz es la
hermana de Fina García Marruz, poeta también, que a su vez se casó con Cintio Vitier, amigo
de Diego Eliseo. Junto con José Lezama Lima, Virgilio Piñera y otros fundaron en los años
cuarenta la revista Orígenes, representando una de las corrientes fundadoras de la literatura
cubana. Tendrán problemas bajo Castro por su arte poco comprometido y su origen
mayormente burgués y católico.
Eliseo Alberto tiene una carrera polifacética, empieza como periodista, prueba suerte como
poeta sin mucho éxito y trabaja como guionista para algunas películas y series. En los años
setenta escribe tres poemarios que no conocen mucho éxito. Su primera tentativa de novela,
La Fogata Roja (1983, La Habana: Gente Nueva), un libro para jóvenes sobre los guerrilleros
sandinistas en Nicaragua, no tuvo mucho aceptación tampoco. Casi diez años después escribe
La eternidad por fin comienza un lunes (1992, México Ed. del Equilibrista), esta vez con más
éxito. Narra las peripecias del Circo Cinco Estrellas y sus miembros pintorescos después de la
muerte del león. En 1997 se publica su obra probablemente más discutida, Informe contra mí
31
3
Un resumen más exhaustivo de la novela se encuentra más abajo.
32
La noche de sábado del 19 de junio de 1994: Martin Lowell, Tom Chávez y Laura Fontanet
celebran su graduación del Instituto Emerson en Santa Fe. Martin, el primero de la clase que
nunca sale, se atreve proponer la casa de sus padres en Caracol Beach para seguir la fiesta. A
medianoche están agotadas las reservas de cerveza y Martin no se atreve tocar a la colección
de licores de sus padres. Deciden ir por la licorería en la autopista, pero en el parking de la
licorería encuentran con el soldado…Lo que sigue es un recurrido loco por las calles de
Caracol Beach, durante el que el soldado encarga a Martin y Tom destrozar un coche, matar a
un perro y asaltar a una prostituta. Finalmente, los deja en el parking de la licorería (después
de asaltarla) con una última tarea: venir y matarle en el deshuesadero de coches…
En la autopista Martin y Tom cruzan con un coche y deciden pedir ayuda. Pero resulta ser
Perrales con la prostituta y el dueño del perro que han matado. Huyen a la casa de los padres
de Martin. Desde ahí deciden asaltar la tienda de material de pescadores de la vecina
Dickinson para buscar un arma, y asaltan la camioneta del lechero para llegar al
deshuesadero, donde el soldado los espera…
33
En el cementerio, Martin empieza a dudar y quiere volver. Los chicos se pelean y ocurra « el
momento más injusto de la noche y de esta novela» (Alberto 1998: 286)4. Tom pierde el
equilibro y se estrella en un hierro saliente…
La noche de sábado del 19 de junio de 1994: Sam Ramos se prepara para una noche aburrida
como alguacil de la comisaría del balneario de Caracol Beach, irritándose de su nuevo
compañero demasiado entusiástico, Wellington Perrales. Ramos recibe una llamada de la
señora Dickinson, vecina de los padres de Martin en Caracol Beach, para informarle al
comisario que hay una fiesta en la casa de los Lowell. Ramos pasa por la casa de los Lowell y
ahuyenta los jóvenes de la casa. Después decide ir y visitar a su hijo. La relación con ésto está
enturbiado por el rumbo de vida que ha tomado: se viste de mujer y vive juntos con un
hombre, un sastre armenio. Mientras en la comisaría han llegado Gigi Col, la prostituta
asaltada por Martin y Tom, y Langston con su perro muerto en sus brazos. Mientras recibe
una llamada que un loco ha asaltado la licorería. Decide ir por el lugar del delito y le
acompañan Gigi y Langston. En la autopista cruzan con los jóvenes.
4
Después en nuestro trabajo, las referencias de las citas de Caracol Beach se limitarán a la mención de las
páginas.
34
En este capítulo nos concentramos en la estructura del relato y sus singularidades. Se divide
en cuatro partes. En un primer tiempo, nos concentramos en la función de la instancia
narrativa, estudiando su identidad y su papel en la novela. Además, partiendo de la idea que el
narrador es el responsable del discurso que produce, estudiamos cómo modela el material
novelesco (= la focalización) y de qué manera integra las palabras de los personajes en el
texto narrativo (= delegación de la palabra). En la segunda parte del capítulo encontramos el
estudio del tiempo de la novela. Sabemos que el texto literario no sigue necesariamente la
cronología de la historia, así que analizaremos cómo se ordenan los acontecimientos y por qué
se hace de esta manera. En la tercera y cuarta parte del capítulo estudiamos cómo Eliseo
Alberto preña los conceptos de personaje y espacio. Estos apartados se vinculan ya
parcialmente con el capítulo siguiente, que consta del estudio temático de la novela.
Para un análisis formal coherente de la obra, necesitamos una base teórica adecuada. La
abundancia de teorías literarias existentes no facilita el trabajo. Hemos elegido tres obras
básicas: primero, Méthodes du texte (Duculot: 1995) que contiene varios textos sobre las
teorías literarias existentes. En segundo lugar, referimos a La Novela (Síntesis: 1980) de
Bobes Naves y El Texto Narrativo (Síntesis: 1980) de Garrido Domínguez. Para el estudio del
personaje, apelamos a la obra de Mieke Bal, Teoría de la narrativa: Una introducción a la
narratología (Cátedra: 1985). Son obras básicas que agrupan diversas teorías literarias,
señalando los puntos flacos y las fuerzas de cada una. Así, obtenemos un panorama completo.
Dentro del panorama, Genette es la referencia la más importante, pero veremos que en
algunos puntos su sistema es insuficiente para dar cuenta de la complejidad de nuestra novela
y referiremos a otras teorías.
35
«El narrador, esa persona ficta, situada entre el mundo empírico del autor y de los lectores
y el mundo ficcional de la novela, y que a veces se pasa al mundo de ficción como un
personaje observador, es el centro hacia el que convergen todos los sentidos que podemos
encontrar en una novela, y del que parten todas las manipulaciones que se pueden señalar
en ella, pues es quien dispone de la voz en el discurso y de los conocimientos del mundo
narrado; él es quien da cuenta de los hechos, el que elige el orden, el que usa las palabras
en la forma que cree más conveniente, y a partir de aquí construye con un discurso verbal
un relato novelesco, dotado de sentido propio que procede del conjunto de las unidades
textuales y de sus relaciones.» (Bobes Naves 1980: 197)
La definición de Bobes Naves sobre el narrador es muy larga pero bastante completa. El
narrador es una persona ficticia, responsable de la disposición del discurso narrativo. En el
estudio de la instancia narrativa Genette distingue dos aspectos. En un primer tiempo, se tiene
que establecer la identidad del narrador: la voz. Genette destaca tres elementos que
caracterizan la voz narrativa:
«Bajo el epígrafe voz estudia Genette la situación temporal del narrador respecto a la
historia, su participación en ella y los distintos niveles narrativos […]»
(Bobes Naves 1980: 205)
Se trata de determinar la relación que tiene el narrador con su narración. Como hemos dicho
en la definición, destacamos tres partes en el análisis de la voz narrativa: la situación
temporal, la persona del narrador y los niveles narrativos. Forma la base para la primera parte
del análisis del narrador. En un segundo tiempo pasamos al análisis del modo narrativo para
ver de qué punto de vista se cuentan los hechos (= la focalización) y como se integran las
palabras de los personajes (= la delegación de la palabra).
36
Antes de empezar con el análisis de la persona del narrador, nos paramos en la noción de los
niveles narrativos. En todo momento hay una distancia entre el narrador y su narración, aun
37
cuando es un personaje de su propia narración. Así, hay que separar la figura del narrador de
la del personaje. Para el estudio de esta distancia entre el narrador y su relato, Genette
introduce el concepto de los niveles narrativos. Según su sistema, los acontecimientos de la
narración principal forman el nivel diegético. El narrador de esta narración principal se
encuentra entonces en un nivel extradiegético. Puede ocurrir que uno de los personajes de la
diegésis asuma el papel de segundo narrador. Cada narración así hecha, forma parte del nivel
metadiegético (Delcroix & Hallyn 1995: 175).
Veremos como Caracol Beach tiene una situación narrativa bastante compleja. La narración
principal no se halla en el nivel diegético, sino ya en el metadiegético. Cuál es la diegésis del
discurso es lo que explicamos en esta parte del trabajo. Después de la cuestión del narrador
principal, estudiamos también el papel del diario desde el punto de vista de los niveles
narrativos.
A primera vista, estudiando el relato principal, parece ser un ejemplo clásico de una narración
heterodiegética, sin indicaciones que nos haga pensar que el narrador podría ser testigo o
personaje de la historia que cuenta. Sin embargo, la novela contiene un anexo: las biografías
de cada uno de los personajes que aparecen en la novela. En el análisis de la novela, se debe
considerar este anexo como parte del mundo ficticio. Llaman la atención dos elementos en
este anexo. Primero, tiene narrador(es) distinto(s) del discurso principal:
«Rafaela Sánchez Morales relata en una carta las razones por las cuales su comadre se
dedicó a la práctica de la prostitución pero pidió a los editores que no incluyeran los datos
en este libro, a no ser que “fuese, a juicio de ustedes, estrictamente necesario”, por lo cual
hemos considerado prudente no profundizar en el tema.» (338)
Son narradores homodiegéticos, aparecen como personajes-editores que se mueven en el
mundo ficticio. En segundo lugar, surge el narrador del discurso principal en el anexo como
personaje:
«Consultado por El Autor, Agnes MacLarty autorizó las páginas de intimidad que se
recrean literariamente en el capítulo 47 de esta novela.» (337)
De esta cita, se puede deducir que “El Autor” es el que colecciona los testimonios de las
víctimas, y el narrador de la historia principal.
La situación narrativa de Caracol Beach es parecida a las obras que integran el motivo del
manuscrito encontrado. Así, la narración principal no se encuentra en el nivel diegético, sino
metadiegético. La diegésis consta de la historia “verdadera” de los hechos, y “El Autor”
38
recopila los testimonios de las víctimas para escribir su versión de los hechos, que no
corresponde necesariamente a la historia real, como veremos. Se califica entonces al narrador
del discurso principal como un narrador-cronista heterodiegético de la historia, estando
ausente como personaje en ésta. Sin embargo, observando el discurso principal, se nota que el
narrador sobrepasa largamente los límites de las funciones de un narrador-cronista. No se
limita a los hechos conocidos sino describe también los sentimientos y pensamientos internos
de personajes como Martin o el soldado, que no pudieron contar sus versiones de los
acontecimientos.
La paradoja aparente se explica por los propósitos del narrador y la concepción que tiene
Eliseo Alberto de la ficción. No es la intención del narrador de reproducir los acontecimientos
tal como han ocurridos. Su documento es una «ficción de los hechos» (284). Este propósito
explica que se mezclan elementos típicos del documental, como testimonios de personajes, al
lado de ingredientes típicos de la ficción como la revelación de pensamientos íntimos. La idea
enlaza con lo que Eliseo Alberto declaró en una de sus entrevistas, hablando de la diferencia
entre periodismo y ficción: «La diferencia entre periodismo y literatura es la ficción: lo que
pasó y lo que pudo haber pasado.» (Valera Hernández 2005: 13)
Para terminar este apartado sobre la instancia narrativa, nos quedamos con un tercer narrador
dentro del relato principal: el soldado. Se integran páginas de su diario, que escribió durante
su estancia en Angola en 1976, como capítulos independientes5. Se trata de un narrador en
primera persona, autodiegético, la figura clásica del narrador-escritor de su propio diario.
Profundizamos dos aspectos en este apartado: primero, la posición del diario respecto a la
diegésis y, en segundo lugar, cuál es el papel del diario para la historia principal.
En teoría, el diario puede ocupar dos niveles respecto a la diegésis. Bien se encuentra a un
nivel metadiegético, paralelo a la historia principal, bien a un nivel “meta-metadiegético”. En
el primero caso, el diario es un objeto real (es decir, existente en la diegésis) escrito por el
soldado, en el segundo, sería una invención de El Autor, narrador de la historia principal. La
dificultad es que en el anexo no se menciona la libreta de ninguna manera, así que la segunda
opción, a primera vista rebuscada, es plausible. Sin embargo, surgen bastantes indicaciones
5
Se trata de los capítulos 4, 9, 16, 20, 24, 28, 32 y 42
39
indirectas en este diario que confirman que se encuentra en un nivel metadiegético, paralelo a
la historia principal. Notamos que las páginas contienen notas de un editor que señalan hojas
perdidas o partes ilegibles:
« […] tenemos que ir matando el tiempo. (Hoja perdida) Fernandito se la pasa escupiendo.
Leo me dijo que el otro día Fernandito le dijo que pensaba desertar. Quiere regresar a
casa. (Hoja perdida)» (128)
Sin embargo, no sabemos si estas notas son de los editores o del narrador principal, ni si hay
otras manipulaciones más, como pasajes borrados. Sabemos que no figura la libreta entera en
la novela, porque en el capítulo 39 se narra como Sam Ramos encuentra el lema «no amar a
nadie es una inmoralidad» en la libreta (258). Pero la frase no aparece en las páginas del
diario. Es posible que esta frase se encontrara en una de las hojas perdidas, lo que significaría
que la libreta no llegó enteramente a las manos del narrador o de los editores. Podemos
preguntarnos si la confusión sobre el diario es deliberada, pero como no disponemos de
indicios para conocer en la ubicación exacta de la libreta, no entramos en detalle sobre el
tema.
1.2.1 La focalización
El tercer tipo que distinguimos, la focalización cero es la más contestada. Mieke Bal por
ejemplo niega la existencia de relatos sin focalización, sin que el narrador o los personajes
41
Como está indicado antes, la focalización interna permite reflejar la vida íntima de los
personajes. Se precibe que en Caracol Beach, no todos los personajes están focalizados
internamente. A algunos sólo conocemos por los ojos de terceros o con un enfoque externo.
Tomamos el caso de Don Claudio Fontanet (el padre de Laura) como ejemplo. El lector le
conoce únicamente por las descripciones de Laura o el narrador. Este incluso admite no
disponer de informaciones sobre sus pensamientos:
«Quién sabe por qué el abogado se había propuesto desaparecer los puentes que no podían
conducir hasta la isla. Tal vez porque era catalán.» (30)
Declaraciones de este tipo mantienen la ilusión realista del relato como documento de los
acontecimientos. La focalización interna o no de los personajes contribuye también a su
caracterización. Así, notamos un desequilibro entre Martin y Tom en cuanto a las
informaciones internas que recibimos como lector. Esto hace que califiquemos a Tom como
42
más superficial, y que el lector tome más simpatía para ese alumno menos popular que es
Martin.
Otra razón para el uso de la focalización interna es que permite al narrador dar una visión
particular del mundo, visto por los ojos de uno de los personajes. Así, por los ojos del
soldado, vemos aparecer al tigre que le persigue desde hace tantos años. En otros casos, se
alternan los focos y recibimos varios puntos de vista de una escena. Tomamos como ejemplo
los acontecimientos en La Bastilla descritos en los capítulos 11, 12 y 15. Se describen la
entrada del soldado en el bar y su conversación con Zack, la danza de la travestí Mandy y el
texano que la molesta. Algunos de estos acontecimientos se repiten, con cambios de foco
entre el soldado y Mandy:
« El travestí comenzó a mover suavemente los brazos, al tiempo que aceleraba el ritmo de
las pisadas, hasta que de pronto abandonó la pista, buscó la diadema que había dejado en
el respaldo de la silla, echándose la cola del pelo sobre el hombro, se acercó a la barra y
le pidió a Zack un vaso de leche. » (81)
« Para él, sólo para él, había improvisado la sensual danza bajo la bola de cristales
diminutos. Los giros de la coreografía intentaban reproducir el ondulante reptar de un
caimán. Quedó en culebra. [..] El cazador sólo se volteó a mirarlo una vez, con «cósmica
indiferencia». El travestí abandonó la pista, buscó la diadema y echándose la cola del pelo
sobre el hombro se acercó a la barra. » (84)
A primera vista, los hechos del bar no son primordiales para la historia básica. Sólo después el
lector se entera de la relación especial que existe entre ambos; Mandy es el hijo de Ramos,
que a su vez ha salvado al soldado en la selva. Para Mandy Beto siempre fue una
concurrencia, como la simbolización del hijo que Ramos habría querido. Así, los cambios de
focos y la repetición de las secuencias subrayan la importancia de los hechos, a primera vista
insignificantes. Otro ejemplo de este uso de los cambios de foco surge cuando Martin propone
festejar en su casa. En este caso, se trata de una escena clave para la historia. Si no se hubiera
atrevido a proponerlo, no hubiera muerto esta noche…los cambios de foco y la repetición del
hecho subrayan en este caso la fatalidad de su decisión.
Los cambios focales pueden llevar a incrementar la tensión del relato. Así, el final dramático
en el deshuesadero está dilatado por los cambios de focos rápidos y múltiples, una técnica que
se utiliza con frecuencia en la cinematografía. En las dos primeras páginas del capítulo 46 por
ejemplo, se cambia cinco veces de foco. Reduce la velocidad del relato, pintando al lector un
43
mapa detallado de los pensamientos de cada uno de los personajes y sus posiciones en el
cementerio de coches, para llegar a una apoteosis dramática con la muerte del soldado y
Martin, justo antes de la salida del sol…
No sólo el narrador toma la palabra en su discurso, sino puede hacer hablar a sus personajes.
Este discurso se integra en el texto narrativo de diversas maneras. Sin embargo, el narrador
queda como responsable último del texto narrativo y “decide” cuando y como se incorporan
las palabras de los personajes. Caracol Beach consta en mayor parte de palabras de
personajes, siendo un texto construido a partir de sus múltiples testimonios. Es un caso
bastante complejo en cuanto a sus voces narrativas. Aparecen diversos modos de presentar las
palabras de los personajes, en muchas ocasiones con ambigüedad. La tipología de Genette de
las voces de los personajes es demasiado limitada para dar cuenta de la complejidad de las
voces en la novela, de modo que nos basamos parcialmente en la tipología establecido por
Garrido Domínguez en El Texto Narrativo. En nuestro análisis, empezamos con el estudio de
los modos que contienen signos introductores, por eso no presentan problemas de
ambigüedad. Seguimos con el estudio del uso del estilo indirecto libre y los problemas para
separar las palabras de los personajes del discurso del narrador.
Utilizando el indirecto libre, el narrador transpone y adapta el discurso del personaje al suyo:
no integra verbos introductores que marcan la distinción entre sus palabras y las del personaje,
44
El indirecto libre puede reflejar tanto las palabras de los personajes como sus pensamientos.
Al inicio del apartado hemos mencionado que nuestra novela presenta una aportación
particularmente alta del discurso del personaje, basándose el narrador en los testimonios de
estos. En algunos casos, estos testimonios se integran explícitamente como tal en el discurso
narrativo:
«El farmacéutico Langston Fischer contaría al capitán Paul Sanders que Bingo era su
única compañía. «Todas las noches lo sacaba a darle la vuelta a la manzana. Era un paseo
casi religioso. […]»» (154)
Tenemos que tomar en cuenta también la posibilidad de que el narrador integre literalmente
las palabras de los personajes sin indicarlo. Garrido Domínguez califica este tipo de discurso
como cuasi-indirecto, lo que corresponde al discurso seudodiegético de Genette:
«El narrador (o citador) se apropia […] del discurso original en su propios terminos, pero
escamotea su presencia explícita y cualquier elemento que pudiera delatar su
intervención» (Garrido Domínguez 1980: 276)
Un ejemplo de este tipo de narración es la novela Crónica de una muerte anunciada de
Gabriel García Márquez que está casi enteramente construida de discursos cuasi-indirectos.
Es la reconstrucción de la muerte del protagonista a partir de los testimonios de los otros
personajes (Garrido Domínguez 1980: 276), como es el caso de Caracol Beach. No es fácil
distinguir entre el indirecto libre y el cuasi-indirecto, porque ambos prescinden de los signos
necesarios para poder determinar al responsable del discurso.
45
Los hechos contados en Caracol Beach abarcan casi veinte años: desde la guerra de Angola
en 1976 hasta el juicio de Wellington Perrales en marzo de 1995. El relato primero (o historia
principal) abarca un sólo día: el 19 de junio de 1994. Destacamos cuatro “líneas narrativas” en
la historia principal. Con el término designamos la sucesión de los acontecimientos con
relación a uno o más personajes. Estas cuatro líneas siguen su propio ritmo y se cruzan en
momentos determinados. Así, encontramos la línea narrativa del soldado, que empieza la
mañana del sábado, cuando le aparece el tigre. La segunda es la de los jóvenes. Les
encontramos a la ceremonia de graduación la tarde del sábado. La tercera es la de Ramos y
Perrales, los policías del balneario de Caracol Beach. Finalmente tenemos la línea narrativa de
Agnes y Theo, personajes que aparecen primero en la historia de los jóvenes. La noche de
Agnes y Theo queda completamente aislada de la de los otros y contrariamente a los tres
anteriores, es la única que no se termina en el cementerio de coches. Los acontecimientos de
las líneas se reparten entre los capítulos que se siguen de manera cronológica. Sin embargo,
los ritmos de los capítulos no son iguales, como consecuencia que aparecen casos de “falsa
prolepsis”, como veremos a continuación.
2.2. La cronología
Los casos de analepsis son sobre todo externos, es decir que se trata de un regreso en el
tiempo a un momento anterior al relato principal. Procuran al lector informaciones sobre los
pasados de los personajes. De esta manera sabemos el destino triste de la madre de Laura, o el
origen del miedo de Ramos para las pelucas. En los capítulos 37 hasta 42 encontramos largas
analepsis, que informan el lector de la historia completa del soldado: como llegó a Angola, su
rescate por los americanos y Ramos, la historia de su madre. Notamos que la inserción de
estos capítulos se hace en un momento clave de la novela. Justo antes, el soldado admite
quién es realmente, se pronuncia por primera vez su nombre también. Se detiene el curso de la
trama para volver en el tiempo y pintar partes de su vida.
Más interesante son los casos de prolepsis. En general, la prolepsis es menos frecuente en la
novela que la analepsis, pero en Caracol Beach es un elemento funcional del discurso
narrativo. Encontramos dos tipos de prolepsis: la interna, es decir, que anticipa un hecho que
ocurre dentro de la historia principal, y la externa que refiere a sucesos pasan después del
relato primario. Las prolepsis internas refieren sobre todo al destino dramático de los chicos.
Desde el primer capítulo, el lector sabe cómo y cuando morirá Tom:
«Y ese segundo rayo, certera estocada de Dios, que se enteró en un hierro del cementerio,
forjándolo al rojo vivo ─ el mismo hierro donde habría de morir un muchacho llamado
Tom Chávez unas veinte horas después» (22)
En el curso de la novela surgen otros signos que indican el final dramático de los hechos.
Estas indicaciones pueden ser muy explícitas como el ejemplo aquí, pero a veces son más
cubiertas:
«Tom sólo tuvo que quitarse el saco para volver a ser la estrella del equipo. Había ido a la
graduación con zapatos de tenis, seguro, dijo a Laura, se que los pies jamás salen en las
fotografías. Martin Lowell estaría disfrazado con un frac de pingüino hasta su muerte.»
(41)
Esta última frase se deja interpretar de dos maneras: el traje es típico de Martin, como mejor
alumno, el profesor de su año, o bien más literal: que morirá algunas horas después en este
«frac de pingüino». El hecho de que el lector ya sabe desde el inicio el final dramático da una
atmósfera amenazante al relato. Referimos también a la aparición del tigre en este contexto de
anuncios. La imagen atribuye a la construcción del ambiente inquietante, aunque
estrictamente hablado no es una indicación temporal, se asocia con el final dramático.
48
Al lado de prolepsis interna, tenemos algunos casos de externas también: primero, hay los
testimonios de los personajes sobre los hechos:
«Wellington Perrales confundió el gesto del muchacho. «Estaba estrenando mi propio
miedo», escribió en el informe que presentó ante el capitán Sanders, donde reconocía sus
errores con gran valor cívico. Ramos lo defendería en el juicio que dio por concluidas las
investigaciones: «Había sido una noche rara. Insoportablemente rara», expresó ante el
tribunal que a principios de marzo de 1995 dictaría sentencia absolutoria por falta de
intencionalidad en los hechos.» (327)
Estos tipos de prolepsis aumentan la ilusión realista, como si se trata de una reconstrucción de
los hechos de la noche, técnica típica de documentales. Otra prolepsis externa es la narración
de la muerte de Catalina La Grande, madre de Beto Milanés, que se suicida después de
enterarse de la muerte de su hijo. Este acontecimiento forma un capítulo aislado, que se
inserta en la novela justo antes del capítulo que cuenta la muerte de su hijo. Otra vez, el
momento de narrar la muerte está elegido con cuidado, como aumenta también el drama de la
historia.
Nos quedamos un rato más con la prolepsis. Antes hemos mencionado que las líneas
narrativas no se desarrollan al mismo ritmo. Esto da lugar a casos de “falsa prolepis”. Un
primer ejemplo es la línea narrativa de Agnes y Theo. En el capítulo 14 se narra como salen
del bar Dos Gatos Tuertos al amanecer, justo cuando se muere Tom. Será sólo en el capítulo
43 que se muere realmente. Otro ejemplo encontramos con la secuencia del destrozo del Ford
en el parking de La Bastilla. Se narra primero la denuncia del texano de su Ford destrozado, y
sólo algunos capítulos después el lector se entera que los responsables son los chicos.
Ordenando los capítulos de cierta manera, se juega con las expectaciones de los lectores.
Volvemos al ejemplo del Ford destrozado. La denuncia de la destrucción se narra en el
capítulo 13, mientras que la acción de destrozarlo sólo se narra en el capítulo 23. Sin
embargo, entre estos dos acontecimientos, se narra también cómo el soldado se imagina
demoler el coche, lo que sugiere que el soldado es el responsable. Forma contraste extraño
con la abundancia de anuncios del final dramática de la historia.
3. Espacio
3.1 Introducción
El espacio de un texto narrativo es más que un mero decoro para las acciones. Aparte de ser
un soporte para las acciones de la historia, puede contribuir «a la creación del efecto de
realidad» (Garrido Domínguez 1980: 215), cobrar sentidos múltiples y reflejar ciertas
ideologías o la psicología de los personajes. En este capítulo analizamos el espacio de
Caracol Beach desde tres ángulos distintos. En primero lugar, investigamos la relación del
espacio novelesco con la realidad extratextual. Así, veremos como la puesta en escena de un
lugar inexistente se relaciona con el concepto de “postnacionalismo” y la situación cubana.
No podemos hablar de la realidad extratextual sin mencionar Cuba. La literatura de la
diáspora cubana muchas veces pone en escena a Cuba de manera prototípica, pero veremos
que Eliseo Alberto es una excepción a esta tendencia. En un segundo tiempo, examinamos la
oposición hiperbólica de los espacios en la novela, que refleja una postura irónica del autor
frente a los clichés utilizados por su generación. Terminamos el capítulo con el análisis de la
relación íntima entre el personaje del soldado y el espacio del cementerio de coches. Antes de
empezar señalamos que para la teoría de este capítulo, nos basamos principalmente en El
Texto Narrativo de Garrido Domínguez.
El balneario Caracol Beach es un lugar inexistente, inventado por el autor, como lo son
Vetusta en La Regenta o Macondo de Gabriel García Márquez. Eliseo Alberto indica en
diferentes entrevistas que es un lugar situado entre Cuba y Miami. Diversos elementos en la
novela apoyan esta afirmación. Así, a treinta y dos kilómetros de Caracol Beach se encuentra
la ciudad de Santa Fe, ciudad con una comunidad de cubanos exiliados que viven en el pasado
(55) la relación con Miami es obvia. Además, los personajes de Santa Fe, Laura, Tom, Martin
y sus amigos son típicos jóvenes norteamericanos. Esto demuestra que nos encontramos en
territorio estadounidense. Caracol Beach mismo no es americano, no tiene nacionalidad: vive
50
La puesta en escena de un lugar inexistente y las descripciones raras, se relacionan con la idea
(o quizá la utopía) del postnacionalismo, como explica Rojas en su ensayo Diáspora y
literatura.
«Cuba, por el doble hecho de hacer frontera con los Estados Unidos y ser también un país
migratorio, construido por inmigrantes y emigrados, ya siente los efectos de una cultura
postnacional, sino porque, al igual que el italiano, el nacionalismo insular es romántico
tardío, del siglo XIX, y también produce un orden totalitario, aunque comunista, en el siglo
XX.» (Rojas 1999: 137)
El nacionalismo cubano es anticuado y trasnochado, sobre todo después de la caída del Muro.
Junto a esto, Cuba ha cambiado profundamente, con casi un cuarto de la población en el
extranjero. Estos cambios se reflejan en la literatura, por ejemplo con la puesta en escena de
lugares inexistentes:
«Aún así, el paso de una diáspora incómoda a una plena dislocación territorial puede ser
tan breve que el propio Eliseo Alberto parece darlo en su novela Caracol Beach. Aquí el
lugar mismo se ha convertido en una ficción postnacional.» (Rojas 1999: 146)
relevante en su novela Aparece de maneras diversas y siempre con fuerte carga sombólica.
Así, dos de sus personajes principales son cubanos: Laura y el soldado. Ambos viven la
lejanía de la patria de manera distinta. Laura nunca estuvo en Cuba. Para ella, el país es una
parte de su identidad desconocida, íntimamente ligada a su madre. En su consciencia, Cuba no
es un lugar geográfico, sino una idea, una abstracción: «Cuba es un piano que alguien toca
detrás del horizonte» (234). El soldado diferentemente, tiene otra relación con su país. Es el
lugar donde nació y al que nunca puede volver por ser un exiliado. Vive su destierro como
castigo por su comportamiento cobarde en la selva de Angola, y está convencido que debe
hacer penitencia para poder volver a su país natal:
«Se veía en la costa de Caracol Beach, sin camisa y de rodillas, arrastrando un leño con
una cadena de siete eslabones de acero. De rodillas entraba en el mar que lo separa de su
isla y de rodillas andaba el fondo del océano entre arrecifes de coral, anclas, tortugas,
naufragios […] hasta llegar al litoral norte de La Habana y de rodillas seguía camino
[…]» (235-236)
Tanto para Laura como para el soldado, la patria está íntimamente relacionada a la añoranza y
el recuerdo de la madre. Para Laura, es el país natal de su madre que murió muy joven y se
transforma en el lugar que nunca conocerá. En el caso del soldado, le atormenta no sólo su
pasado bélico, sino también el recuerdo de su madre Catalina La Grande con la que tenía
rencillas mucho tiempo antes de irse a Angola. Así, tanto para Laura como para el soldado, la
pérdida del contacto con el país se simboliza en la perdida de la madre. Notamos que las dos
mujeres son bastante diferentes: la madre de Laura es una joven que murió demasiado pronto;
la del soldado una puta que se vende a los rusos. Las mujeres son metáforas para las dos caras
de Cuba: el país que sufre y el que se vende.
(94). Esta noche se celebra un homenaje a Reinaldo Arenas y el bar esta lleno de figuras
excéntricas, amigos de Reinaldo. Representa el “otro exilio”, lejos de la política que
acompaña casi inevitablemente al exilio. Sin embargo, el nombre del bar revela cierta
nostalgia. Refiriéndose a El Gato Tuerto, «el refugio de noctámbulos arrabaleros que fue El
Gato Tuerto» (Alberto 1997: 235), un bar de La Habana, frecuentado por Eliseo Alberto y sus
amigos cuando eran estudiantes. La denominación del bar se deja interpretar como un doble
guiño sutil a la nostalgia inevitable de un desterrado.
Y con esta nota algo irónica pasamos al apartado siguiente, en el que analizamos las
oposiciones hiperbólicas entre los espacios de Caracol Beach.
Analizando los lugares descritos en la novela, surgen dos oposiciones que comentamos aquí:
contrastando el pasado con el presente y a los ricos con los pobres. Con la primera oposición
entre pasado y presente nos referimos a la evolución que conduce al pequeño balneario de
pueblito pesquero hacia un enclave de ricos. La segunda oposición se sitúa en el presente,
entre la población adinerada del balneario y la más marginal.
Antes, el balneario fue un pueblo de pescadores haitianos conocido como Punta La Galia. A
través del recuerdo de Laura, el lector recibe la imagen de un lugar utópico, deformado por la
nostalgia, en suma, un lugar común de un pasado mejor y paradisíaco:
«Lo había visitado de niña, cuando no aparecía ni en los mapas y apenas era una bahía de
aguas poco profundas, protegida de las marejadas del Caribe por una barrera de arrecifes
coralinos. En estos años no le decían Caracol Beach, sino Punta La Galia y estaba
habitada de unos veinte pescadores, descendientes de haitianos blancos que vendían
pargos al ajillo y refrescos de frutas en vasijas de coco seco mientras cantaban temas de
Edith Piaf.» (28)
En el presente, el balneario se ha convertido en enclave de ricos, con hoteles y zonas de
esparcimiento para los privilegiados (29). Sin embargo, la nostalgia azucarada del recuerdo de
Laura forma contraste con la realidad. Punta La Galia/ Caracol Beach fue un refugio para
contrabandistas durante la Ley Seca y hoy en día la colonia de haitianos blancos está en
decadencia obsesionada con la pureza de sangre, dando lugar a matrimonios incestuosos y
niños malformados (52-53).
53
Que Eliseo Alberto denuncie esta crítica caricatural no significa que evite la puesta en escena
del dolor provocado por el exilio. Como se ha visto en el apartado anterior, su país surge de
maneras distintas en la novela, aunque la historia principal no se desarrolla en Cuba. En el
apartado siguiente, estudiamos un caso particularmente triste del exilio cubano: el veterano de
la guerra de Angola, Alberto Milanes. El espacio en el que vive refleja su condición de
exiliado: el deshuesadero como metáfora de la vida destrozada del soldado
Los espacios siempre reflejan en cierta medida los personajes y sus acciones: el lector supone
personajes y acciones distintas en una estación de policía que en un hospital por ejemplo. Pero
la relación entre personaje y espacio puede aun ser más íntima. A veces el espacio funciona
como metáfora o metonimia del personaje, recurso particularmente frecuente de los escritores
del Romanticismo (Garrido Domínguez 1980: 211). En el texto de Caracol Beach, surge una
relación especialmente íntima entre el soldado y el lugar donde vive: el deshuesadero y el
trailer que reflejan su personalidad hecho trizas por la guerra.
54
«El rayo inicial de la tormenta rajó una palma u rompió a diluviar. […]Un fuerte olor a
carne quemada inundó Caracol Beach confundiendo a las aves de rapiña que empezaron a
sobrevolar la zona, saboreando el banquete que les esperaba en el matadero de los
hombres. […]Las alimañas pataleaban en los charcos contaminados por aquella
amalgama de lodo y astillas ferrosas.» (21)
El deshuesadero parece así un purgatorio en el que se encuentra el soldado después de morir
por primera vez en la selva de Angola, cuando perdió la razón.
El trailer del soldado contraste con la atmósfera infernal. A través de los ojos de Laura,
recibimos la imagen de una habitación fuera del tiempo, «tuvo la impresión de haber entrado
en la recámara de un niño» (214), a pesar de estar lleno de armas de todo tipo. ¿El optimismo
de Eliseo Alberto dejaría lugar a una nota de esperanza en la novela? El carromato evoca la
inocencia del soldado, la parte intacta de su personalidad, que se halla detrás de la máscara de
la locura. El interior del trailer no es lo que parece ser a primera vista porque al contemplar
por primera vez la habitación, Laura nota la colección impresionante de armas. Después de
enterarse de la identidad real del soldado, Laura ve el lugar de otra manera. Todas las armas
resultan ser inofensivas. El juego de ser y parecer reside también en que el trailer fue en otra
vida (otra novela) un carromato del circo Arena Cinco Estrellas. En el circo todo gira en torno
a engañar el público con trucos y acrobacias que sólo parecen ser peligrosos. Así, la colección
de armas y el soldado sólo aparentan peligrosidad, siendo en realidad inofensivos e inocentes.
El circo Arena Cinco Estrellas aparece también en otra novela de Eliseo Alberto, La eternidad
por fin comienza un lunes, que narra las peripecias de los miembros del circo. Podría ser
interesante una lectura comparada del tema del circo en esta novela y en Caracol Beach.
4. Los personajes
4.0. Introducción
En este capítulo nos concentramos en los personajes de la novela. Hemos referido brevemente
en el apartado anterior a que nuestra novela está poblada de personajes de nacionalidades
distintas del mundo entero, y como esto cabe en la idea de Rafael Rojas del
“postnacionalismo”. Aquí, nos concentramos en los personajes principales. El análisis se
divide en dos partes. En un primer tiempo estudiamos como se construye la identidad de los
personajes partiendo del concepto de los signos de ser tal como explicado en La Novela de
Bobes Naves. Luego, pasamos al análisis de las funciones de los personajes en el discurso,
centralizándonos en su objetivo y el concepto de competencia.
Los signos de ser, tal como se define en La Novela de Bobes Naves, son estos que « se
manifiestan mediante sustantivos y adjetivos» (Bobes Naves 1980: 159). Refieren a al
apariencia y el carácter de los personajes. En primero lugar hay el nombre propio, que puede
ser muy significativo. En el caso del soldado, se trata entonces de falta de nombre. El lector se
entera de su nombre sólo después de que Laura le inquiere sobre su mentira de pretender de
ser el teniente Lázaro Samá. Su confesión es un momento clave en la novela, se puede
interpretar como una catarsis. Al lado del nombre propio, encontramos los nombres
predicativos, que refieren a la edad, apariencia, relaciones familiares,… del personaje. Estos
signos circunstanciales pueden convertirse en signos caracterizadores, es decir, como
referencia fija a los personajes (Bobes Naves 1980: 160).
estrella del equipo de baloncesto, y Martin el eterno primero de la clase. Los personajes de
Caracol Beach son casi caricaturas: con algunas pinceladas se construye un imagen de cada
uno de los personajes: los jóvenes sumamente estadounidense, la travestí, el alguacil gordo de
fin de carera frustrado,…
Nos quedamos un rato en una escena específica de la novela en relación con la pintura
caricatural de los personajes. Eliseo Alberto parece insertar un guiño a esta caracterización
simplificada cuando Ramos descubre los dibujos de Tom, Laura y Martin en el espejo en la
casa de los Lowell. Es gracias a estos dibujos que puede identificar los jóvenes en el
cementerio al final de la novela. Guardando en mente la construcción del espacio y su guiño
irónico a otros tipos de literatura de menos calidad, nos preguntamos si en este caso también
se puede leer como una crítica indirecta y cubierta. Los personajes son más que estas muñecas
caricaturales como parece a primera vista. En el apartado siguiente vemos como bajo esta
fachada simplificadora, se halla un mundo interno dominado por la incapacidad y el miedo
que marca cada uno de los personajes.
Cada personaje tiene su objetivo en una novela, Mieke Bal refiere a la historia como «la
ejecución de un programa» (Bal 1985: 41). Añade que este objetivo presupone una
competencia del personaje. Analizando los personajes desde este punto de vista, llegamos a la
conclusión que reina la incompetencia y que hay un abismo entre la competencia de los
personajes y su voluntad de cumplir el objetivo.
Así, Perrales es un joven policía que arde de impaciencia para cumplir su objetivo: la
protección del balneario y ser el héroe. Pero esta noche «insoportablemente rara» (327) falta
de competencia, de experiencia para poder cumplir su objetivo, y comete errores, la última
lleva a la muerte de Martin. Este último había empezado en la novela con el sólo objetivo,
poco glorioso, de festejar. Pero el soldado cruza su camino, y le fuerza a cambiar su rumbo:
secuestra a Laura y encarga a él y Tom de matarle. Los jóvenes no pueden hacerlo, son
demasiado joven, demasiado inocente. Martin pierde la razón esta noche y después su vida
también. En el capítulo siguiente profundizamos en el tema de la incapacidad, tras el motivo
del miedo. Como veremos se convierte en uno de los motores de la novela.
57
5. Conclusión
Recapitulamos aquí brevemente los elementos llamativos de este capítulo. En primer lugar,
llama la atención la construcción de los niveles narrativos. Situando la historia principal a un
nivel metadiegético, Eliseo Alberto se muestra un hijo de su tiempo. Cabe en la tradición del
género testimonial, poniendo en escena una “historia verdadera”. Sin embargo, el narrador
reivindica claramente el carácter ficticio de su narración, aunque se inspira de “la realidad”.
Así, Eliseo Alberto se distancia del género, sin abandonarlo por completo y dándolo nuevo
aliento. Hemos visto que el discurso novelesco contiene elementos del documental, sin caer
en la trampa de la mera “historiografía”. Luego, se comentaba la estructura temporal de la
novela bastante compleja. En algunos aspectos se convierte en motivo literario, como
veremos en el capítulo siguiente. También el análisis del espacio y de los personajes nos da
materia para elaborar en el próximo capítulo que desarrolla el tema de la locura en la novela.
58
Según nuestra humilde opinión, hemos llegado a la parte que encierra más dificultad en
nuestro trabajo: el análisis temático de Caracol Beach. Es la parte más personal del trabajo,
uno puede sacar conclusiones de una obra que para otros pueden pasar desapercibidas. Para
nuestro trabajo, hemos optado por subrayar un tema principal, la locura, y analizar la obra
desde esta perspectiva, tomando en cuenta el contexto socio-histórico en el que se ha creado
la obra.
Primeramente explicamos en un primer tiempo cómo Eliseo Alberto integra este tema en su
obra. Veremos que no se limita a la plasmación de personajes perturbados, sino que la
estructura misma de la novela está “contaminada”. En un segundo tiempo relacionaremos el
tema de la locura con el contexto en el que se escribe la novela: los tiempos agitados que vive
la sociedad cubana desde el inicio de La Revolución. Para esta faceta del estudio, nos
apoyamos en el poeta americano Ginsberg y su concepto de la locura: según él la locura del
hombre es una consecuencia nefasta de la sociedad moderna, y al mismo tiempo, una manera
de defenderse de la sociedad. Veremos como esta idea regresa en Caracol Beach. En tercer
lugar, examinaremos los elementos mágicos de la novela y cómo aflora reiteradamente su
relación con el tema de la locura.
59
1. El contagio de la locura
1.0. Introducción
Eliseo Alberto también se deja inspirar por la realidad médica. Pone en escena a un veterano
de guerra que sufre una psicosis provocada por un trauma de su vivencia bélica. Nos evoca a
los veteranos del Vietnam que volvieron, portadores del “trastorno por estrés postraumático”,
mejor conocido como el Shell Shock6. Pero no se limita a la mera creación realista de
personajes locos, sino transforma los síntomas del cuadro clínico en motivos e imágenes
literarios, y se reflejan hasta en la estructura del relato.
El capítulo se divide en tres partes. Empezamos con un breve esbozo del cuadro clínico del
“trastorno por estrés postraumático”7. Para este cometido nos basamos en el curso
Orthopedagogiek II (Cokelaere, 2007) que describe varias afecciones mentales. Después,
estudiamos los personajes que están afectados por la locura en la novela y las imágenes y
motivos correspondientes. Son tres los personajes que muestran “síntomas” del TPEP: El
soldado, que perdió la razón en Ibondá de Akú; Martin, que se vuelve loco por el pánico que
6
Llaman el conflicto de Angola el Vietnam cubano por la tasa de perdidas enormes e inútiles. Para un resumen
de la historia de la ayuda cubana en la lucha independentista de Angola, referimos al primer capítulo sobre la
historia de Cuba.
7
A continuación en el trabajo referiremos al ‘trastorno por estrés postraumático’ con la abreviación TPEP
60
Para el estudio de la locura en esta novela, nos basamos principalmente en tres fuentes. Al ya
mencionado curso Orthopedagogiek II agregaremos dos obras más con enfoque más literario.
La primera, Madness in Literature de Lilian Feder que ofrece un panorama general del tema
de la locura en la literatura desde las antiguas tragedias griegas. Alan Thiher, con su Revels in
Madness hace parecido, pero este último se concentra más en la relación entre la literatura y el
desarrollo de la medicina y el concepto de la locura en la sociedad.
La afección del TPEP forma el punto de partida para el análisis de la locura en Caracol
Beach. Antes de empezar, llamamos la atención que la intención no es hacer un análisis
médico de los personajes. No pretendemos que los personajes sean pacientes con TPEP, sino
que muestran rasgos de esta afección. En cada momento, se tiene que tomar en cuenta que
analizamos personajes literarios y que el autor tiene la “licencia poética” de cambiar y
transformar elementos de la realidad. El cuadro clínico es más complejo que las
características que explicaremos, pero nos hemos limitado a enumerar los más importantes, y
los que aparecen en la novela.
Después de sufrir vivencias traumáticas con pánico intenso se pueden producir
problemas mentales. En el TPEP se encuentran algunos síntomas que describimos aquí
brevemente. Primero, se reviven cada vez los hechos, manifestándose como “recuerdos
intrusos”8 o sentimientos de revivir el trauma. Recuerdos intrusos son evocaciones del trauma
en momentos inesperados, pueden consistir en imágenes, ruidos y olores. Los pacientes sufren
también de alucinaciones y flash back disociativos (= revivir mentalmente partes del trauma).
Segundo, el paciente muchas veces trata de evitar situaciones y pensamientos afines o que
están conectados con el trauma. Esto conduce a la incapacidad de recordarse del trauma
sufrido y a una perturbación sentimental. En tercer lugar, los pacientes pueden ser más
propensos a estímulos de toda índole. Teniendo problemas de concentración, y con frecuencia
de nervios. También pueden desarrollar “tics”: palabras o movimientos que se repiten
8
El término “recuerdo intruso” es una traducción propia del neerlandés de “intrusieve herinnering”.
61
El delirio de este personaje tiene su origen en su aventura en Angola, dieciocho años atrás.
Con sus siete compañeros, cae en una emboscada y sale como único superviviente. Durante
semanas, yerra por la selva con el cuerpo de su teniente y amigo Lázaro Samá en sus
hombros, sin darse cuenta que está muerte. Por fin es rescatado de la jungla por un regimiento
norteamericano. Después de su estancia en un manicomio lisboeta llega a Caracol Beach pero
sin esperanza de curarse de su trastorno mental, dieciocho años después, todavía sufre de su
trauma vivido.
Desde la primera página su locura está clara para el lector. Despierta con la alucinación del
tigre alado, seguido por un aro de siete moscas:
«Un tigre. El tigre. Ése. El amarillo. De Bengala. Su presencia le cortó el aliento. Aparecía
sin previo aviso en cualquier confusión de sueños y ya no lo dejaba en paz un instante.
Antes de descubrirlo bajo la mesa jugando con una rata de basurero había percibido su
olor a crema de amapolas rancias flotando en el aire del amanecer, como cosmético de
puta, y despertó angustiado.[…] un aro de siete moscardones posado en la lámpara del
techo, un ruido de rama que se quiebra le dijo que el demonio estaba cerca.» (15-16)
Las imágenes, ruidos y olores son fragmentos de su memoria que han cobrado vida y le cazan
en el presente. También le persiguen los fantasmas de sus compañeros muertos entre los
coches del deshuesadero. Aparte de las alucinaciones, tiene la memoria deformada. Hemos
visto en la teoría sobre el TPEP como los pacientes reprimen los acontecimientos vividos con
la consecuencia de la transformación de estas nefastas experiencias en su memoria. Eliseo
Alberto amplia este “síntoma” en el caso del soldado, que se cree el teniente Lázaro Samá, su
amigo que murió en la selva. Tiene tatuado los siete nombres de sus compañeros,
pretendiendo que son sus muertos (52). Otro eco de su trastornada memoria es latente en su
lenguaje. Se nota que repite algunas palabras frecuentemente, llegando a ser compulsivo, el
“tic”. Estas palabras no tienen sentido para los otros personajes, pero el lector, que dispone de
62
las páginas del diario, puede relacionarlas con frases del pasado. Y así llegamos a la próxima
parte de nuestro análisis, la reconstrucción del pasado.
El tigre alado que anda por la autopista en Caracol Beach juega un papel en varios episodios
del pasado del soldado. El lector recibe la primera indicación en la libreta del soldado. Cuenta
como es objeto de discusión si hay tigres en Angola o no. Sin embargo, la primera vez que
aparece el tigre en la memoria del soldado es cuando encuentra a Lázaro Samá, en el puerto
de Cienfuegos, declarando el último que: «No critiquen a Dios por haber creado el tigre:
agradézcanle más bien que no le haya dado alas.» (241) El refrán, que se deja interpretar
como que las cosas siempre pueden ser peor, se transforma en su mente y reaparece como una
alucinación en el presente. El tigre siempre va acompañado de un aro de moscas, otra imagen
que proviene de su estancia en Angola. Se describe como le persigue la imagen de una corona
de siete moscardones zumbones, en clara referencia al número de compañeros que
encontraron la muerte en Angola, perdiendo la vida en una emboscada en la selva.
Los signos de locura no se limitan a las alucinaciones. El veterano quiere olvidar, y ahoga sus
recuerdos. Pero salen a flote trozos y pedazos del pasado, que se reflejan en su lenguaje y
comportamiento. Hay frases y lemas de su pasado que le ocurren frecuentemente, teniendo así
un tic repetitivo, «aplaudan, no», que proviene del primer encuentro con Lázaro Sama, que
pronuncia esta frase después de un accidente con una saco de cemento. Sin embargo,
llamamos la atención de que el soldado ya empieza a utilizar la frase en su diario, lo que
63
puede interpretarse como indicación de que su locura empieza antes del trauma (volveremos
sobre el tema al final del apartado). Como añadidura a su “tic”, tiene un comportamiento
extraño y nervioso. En el parking de la licorería, Tom nota que su conducta se parece mucho a
la de uno de los personajes en la película Los siete Samuráis (Kurosawa, 1954). La película
cuenta la historia de seis samuráis que protegen un pueblo contra el bandido. El séptimo
personaje es un joven campesino, medio loco pero inocente que los ayuda, y es el
comportamiento de este personaje que el soldado imita:
«Estoy medio loco, igual que aquel samurai quendy que acompaña a sus maestros a la
guerra (yo) y que aparece en la película Los siete samuráis, la que nos pasaron en el barco
cuando atravesábamos el Atlántico.» (37)
Otra vez, es en el pasado que hallamos la explicación para su actitud curiosa.
La pérdida de la razón del protagonista posiblemente empieza antes del trauma sufrido. Como
argumento teníamos que el “tic” de repetir compulsivamente la frase «aplaudan, no» ya se
constata en el diario. No es el único elemento que lo indica. El diario no es un relato de
acontecimientos que se siguen cronológicamente, sino más bien una consecución de
impresiones y pensamientos alternados con anécdotas breves. Está escrito en un estilo muy
asociativo, como un “stream of consciousness” así que ya desde el inicio el lector tiene la
impresión de estar leyendo un relato sin mucha lógica. Si al inicio todavía se puede seguir sus
pensamientos, gradualmente los cambios de tema hacen imposible una lectura coherente del
discurso. Las frases se acortan y los cambios de temas se suceden más rápido.
El destino del mejor alumno del Instituto Emerson cambia de rumbo en el momento que se
enfrenta al veterano loco en el parking de la licorería. El pánico excesivo, causado por el
secuestro de Laura y la muerte de Tom algunas horas después, le empujan paso a paso al
borde de la locura, y más allá. En la descripción de la demencia de Martin, Eliseo Alberto
hace uso de imágenes y símbolos mucho más que en el caso del soldado. El enloquecimiento
se refleja en primer lugar en el motivo de las lentes y la idea de la locura como la pérdida de
capacidad de ver las cosas. Las lentes aparecen por primera vez al inicio de la novela, ya antes
de que perdiera la razón:
«Martin limpio los cristales de sus lentes miopes: « No existen zopilotes reales», pensó,
«Estás orate, Tom». Ahora lo veía todo más claro. Tom casi nunca tenía razón pero casi
siempre daba en el blanco, lo que no es exactamente lo mismo.» (24)
64
El motivo funciona aquí como un anuncio camuflado, ya que el lector (ni Martin) todavía no
sabe que perderá la razón. Su primer paso hacia la locura se produce cuando el soldado se va
con Laura, dejando a Martin y Tom con la tarea de matarle. Se simboliza su demencia en el
hecho de que Martin pierde sus lentes, y su capacidad de ver.
La pérdida de juicio se confirma también en la imagen siniestra del murciélago. Esto ocurre
dos veces pasa una en la historia; la primera vez al momento que pierde sus gafas y la
segunda en el deshuesadero, al encontrar al soldado y a Laura; dos momentos claves en la
cadencia progresiva de Martin hacia la locura.
«Un murciélago pasó volando cerca. El fotuto de un auto reproducía en el infinito acordes
de una balada de moda. El ordenamiento de la realidad no sirvió de consuelo a Martin
porque antes que la razón perdió sus lentes de miope. A esta altura de las circunstancias el
mejor alumno del Instituto Emerson estaba fuera del mundo: la demencia es una forma de
extravío.» (180-181)
«Otro murciélago pasó volando cerca. Otro coche sonó el claxon en la autopista: el fotuto
reproducía en acordes simples una balada de moda. En la tela de la noche volvieron a
encenderse las guirnaldas de las luciérnagas. El reordenamiento de la realidad no sirvió
de consuelo porque a esa altura de las circunstancias el mejor alumno del instituto
Emerson había perdido el juicio para siempre: estaba fuera del mundo: la demencia es una
forma de extravío.» (305-306)
Notamos como no sólo repite lo del vuelo del murciélago, sino todo un parágrafo, con
pequeñas alternancias. Surgen dos preguntas: ¿Qué significa el vuelo del murciélago? y ¿Cuál
es la significación de la repetición casi entera de las secuencias?
las secuencias, sugieren que hay algo que “reordena” la realidad. Entonces, la transformación
de la realidad no sólo sería producto de la demencia de los personajes, sino también de “algo”
exterior. En el capítulo siguiente sobre la lectura mágica de la novela comentaremos en
extenso la reordenación de la realidad, en relación con el realismo mágico y su poética.
9
Para un estudio detallado de la situación temporal de la novela, referimos al primero capítulo.
67
2.0. Introducción
Hemos tomado como ejemplo a Ginsberg porque presenta similitudes con la locura de
Caracol Beach, y algunos elementos muestran que el poeta fue una inspiración para Eliseo
Alberto. Así, Howl, el poema probablemente el más conocido de Ginsberg, resuena en las
obras Informe contra mí mismo y en menos medida en Caracol Beach. Howl es una acusación
contra la sociedad que empieza con las palabras famosas «I saw the best minds of my
generation destroyed by madness» (Ginsberg, 1956). Escuchamos su eco en las páginas
iniciales de Informe contra mí mismo, cuando habla de los hombres de su generación que se
atrevieron a enfrentar al despotismo de Castro:
«Yo los he visto encarar molinos de viento con la lanza de una bandera, […]. Los he visto
llegar a casa, de noche, arrastrando los pies […]. Los he visto dormidos en sus ataúdes,
[…]. Los he encontrado con la patria al hombro en algún mesón de Madrid o de
Barcelona, […]. Los he visto darle agua al dominó bajo un farol de Calle Ocho, en la
Pequeña Habana de Miami, […]. » (Alberto 1997: 28-29)
En Caracol Beach, el eco de Ginsberg es de distinta índole. Ambos tienen el mismo concepto
básico de la locura: es tanto la consecuencia de la sociedad como la protección contra ésta.
Sin embargo, veremos como se integra el tema en la novela de manera menos aguda y directa
que en la obra de Ginsberg. Además, la sociedad cubana no es la misma que la americana de
Ginsberg. La puesta en escena de la locura en Caracol Beach se relaciona con la oposición
contra este ideal imposible del Hombre Nuevo cubano y el fracaso del proyecto comunista. El
Hombre Nuevo es el símbolo del proyecto ambicioso de Guevara para la formación del
hombre revolucionario ideal. Trabaja con pasión y voluntariosamente para el futuro del país,
es un hombre valiente que defiende su patria hasta la muerte (véase el lema popular cubano
68
El lema central de la novela es «el miedo es una camisa de fuerza »: impide a los personajes
actuar tal como tendrían. Así, el soldado se anquilosa en la emboscada de Ibondá de Akú, y ve
morir sus compañeros. De la misma manera Laura ve morir su amigo Martin, clavado por el
pánico del momento:
«Beto le había advertido: « ¿Nunca has soñado que quieres gritar y no puedes? Es
horrible». Era horrible. Sería horrible durante mucho tiempo. Entender aquella sonrisa se
convirtió en una obsesión para la muchacha: aún no ha logrado olvidarla.» (326)
Son ejemplos bajo circunstancias excepcionales, pero el lema se aplica también a situaciones
cotidianas, más “banales”. Así, Ramos, al encontrarse con Beto en la jungla, no se atreve a
reconocer que le toma cariño a este joven soldado medio loco y le abandona en Caracol
Beach, sin saber nada de él durante todos los años que siguen. Experimenta lo mismo con su
hijo. Nelson-Mandy ha tomado un rumbo en su vida por lo que tiene dificultades aceptarlo,
tiene miedo a amarle a su propio hijo, homosexual y travestí. La relación de Ramos y Mandy
es al mismo tiempo la nota positiva de la novela, porque al final termina con la reconciliación
entre padre e hijo (o hija…).
Todos los personajes tienen miedo, con consecuencias a veces fatales. No obstante, no surge
la cuestión de la culpabilidad en el texto, al contrario. El discurso de Ramos ante el tribunal
69
2.2.0. Introducción
Tratamos el tema de la locura como defensa a través de la ironía que se percibe en la novela.
La ironía en la literatura (como en la vida cotidiana) es una manera para dar cuenta de la
condición humana incomprensible, y la locura de los personajes es una respuesta, una defensa
contra esta absurdez. El tema de la condición humana surge sobre todo en tiempos históricos
particularmente caóticos. Así, lo encontramos en la literatura sobre la Gran Guerra, y más
conocido, después de la Segunda Guerra Mundial, con el existencialismo. Tomando en cuenta
el contexto socio-histórico de nuestra novela, no sorprende que aparezca en Caracol Beach, y
probablemente surge también en las obras de otros escritores cubanos de su generación. La
sociedad cubana bajo la Revolución recibe unos duros golpes, no sólo económicamente, sino
también ideológicamente. Se reinventa varias veces (cf. Primer capítulo), pero el golpe más
duro es probablemente la caída del Muro, hecho del que la sociedad cubana todavía no se ha
recuperado. La puesta en escena de la ironía en Caracol Beach, tras el destino trágico de los
muchachos puede interpretarse como una respuesta a la pregunta: ¿Cómo entender el mundo
cuando la visión del mundo aleccionada no corresponde con la realidad que nos rodea?
70
Encontramos este tipo de ironía en el destino trágico de los muchachos. Martin, el primero de
la clase que nunca sale, decide por primera vez en su vida actuar como un joven de dieciocho
y se atreve a invitar a sus amigos para festejar en su casa de Caracol Beach. Con esta decisión
de vivir dicta su propia sentencia de muerte, sin saberlo. Luego, en su casa, no se atreve a
tocar el licor de sus padres y logra convencer a Tom para que le conduzca a la licorería, donde
encuentran al soldado. Es sólo horas después, cuando regresa a su casa con Tom, que escucha
el mensaje de sus padres autorizándole a tocar las botellas del bar…demasiado tarde. Y la
noche está llena de casualidades y malas jugadas del destino. Por ejemplo, cuando los chicos
vuelven de la licorería, donde el soldado los ha abandonado, se cruzan con la policía. Deciden
pedirles ayuda, pero la patrulla resulta ser la de Perrales que lleva con él Langston y Gigi Col.
Los chicos huyen desistiendo de la idea y sin ayuda.
El aspecto trágico de la historia se intensifica con dos técnicas que tienen su origen en la
tragedia griega: la ironía dramática y la parabase. La ironía dramática es un tipo de ironía de
situación que consiste en que el lector sabe más que el personaje. El desequilibro de
conocimiento entre el lector/público y el personaje produce un efecto particular:
«Dans l’ironie dramatique, un personnage au moins n’a pas de consciente de la situation
dans laquelle il se trouve, de sorte qu’il règle son comportement sur des données que les
spectateurs, et d’autres personnages peut-être, savent fausses. Ceux-là mêmes qui auraient
le plus d’intérêt à être dans le secret sont exclus : dès lors leurs efforts même les plus
tenaces apparaissent vains, ils sont voués d’avance à l’échec en raison de leur
inadéquation» (Schoentjes 2001: 57-58)
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En la novela los acontecimientos se ordenan de tal manera que el lector sabe desde el inicio el
trágico destino de los personajes, dominando así cierta atmósfera fatalista en el relato. Se
aumenta el fatalismo con la inserción de parabases en el discurso. La parabase es otra técnica
de la tragedia griega. Se trata de la incorporación de comentarios y reflexiones sobre la
historia, en la tragedia están efectuadas por el coro, en la novela es el narrador que toma la
palabra. Se utiliza en la técnica en Caracol Beach y nos referimos sobre todo a la reflexión
final justo antes de la muerte de Tom, en la que el narrador toma la palabra, que se deja
interpretar como una larga queja (284-286) del absurdo y de la injusticia de la vida humana.
«La única manera de cambiar el destino sería mintiendo y ni la mentira podría
ampararlos: la muerte también es una dictadora. ¡Cómo teje su manta! ¡Con qué paciencia
va cosiendo la mortaja! La vida es una suma de casualidades. De equívocos. Si Laura no
propone ir a bailar rock and roll a Machu Picchu, ¿dónde estarían ahora sus dos amigos?
En cualquier lugar menos en las tumbas del cementerio […]» (285)
Entre tanto pesimismo y fatalidad, Eliseo Alberto deja lugar a una nota positiva, una
esperanza, que a veces se traduce en un romanticismo (¿demasiado?) dulce. Así, se teje la
idea de que el amor puede vencer el trágico destino humano. Theo y Agnes se encuentran
aquella noche fatal de sábado y su amor los ayudará a superar la muerte de los jóvenes.
Ramos, por fin, logra superar su miedo y muestra su amor por su hijo travestí. También
hacemos hincapié en que la novela termina con la imagen de Ramos que por fin acepta a su
hijo como es, lo que cronológicamente hablado no es el último acontecimiento. Éste es el
encuentro entre Ramos y Laura, en el que resulta claro que Laura, a su vez, está contagiada
por la vida y la locura….
73
3.0. Introducción
Bajo la primera lectura de la novela, encontramos una segunda, mágica. El aspecto mágico es
un elemente frecuente en la literatura hispanoamericana, hasta convertirse según algunos en el
rasgo básico de la literatura del continente. En Cuba existen creencias afrocubanas que
forman fuentes de inspiración para muchos autores, Eliseo Alberto incluido. Especificamos
que en las fuentes utilizadas surge sobre todo la Santería o Regla de Ochoa, la variante más
expandida en Cuba. Sin embargo, existen otras también, que muestran paralelos pero también
diferencias notables, así que nuestras fuentes no responden a todas las preguntas de nuestro
trabajo, como veremos.
Hablar del aspecto mágico de la obra nos lleva automáticamente a lo real maravilloso y el
realismo mágico. No hay acuerdo general sobre los términos y sus definiciones exactas.
Hacemos referencia a la obra de Seymour Menton, Historia verdadera del realismo mágico
como base para la terminología. Surge la interrogación en qué tendencia se sitúa nuestra obra
Caracol Beach. Presenta características de ambas tendencias, fenómeno frecuentemente
recurrido en la literatura contemporánea.
Este capítulo se divide en tres partes. Empezamos con un esbozo de la diferencia entre el
realismo mágico y lo real maravilloso. A continuación veremos como Eliseo Alberto se
inspira de las creencias afrocubanas para caracterizar a sus personajes, para terminar con la
relación entre el tema de la locura y el aspecto mágico de la novela.
La polémica sobre la diferencia entre ambos términos ya existe hace más de medio siglo, y
como consecuencia, hoy en día hay una multitud de definiciones. Nos limitamos a la obra de
Seymour Menton, Historia verdadera del realismo mágico para este trabajo, evitando
demasiadas ambigüedades, sin pretender que sea la poseedora de la respuesta correcta y única
al problema.
74
El realismo mágico por su parte, tiene su origen en la pintura alemana de los años veinte. El
término lo utilizó por primera vez en 1925 el crítico Franz Roh, para referirse a una nueve
corriente de la pintura alemana como reacción contra el expresionismo contemporáneo
precedente (Menton 1998: 15). Desde los cincuenta, el término se utiliza para designar la
literatura latinoamericana escrita después de la segunda Guerra Mundial. Roh distingue unas
veinte características del realismo mágico, de las que Menton adopta siete para calificar el
realismo mágico en la literatura (latinoamericana, estadounidense y europea) y define el
realismo mágico de manera siguente:
«El realismo mágico es la visión de la realidad diaria de un modo objetivo, estático y
ultrapreciso, a veces estereoscópico, con la introducción poco enfática de algún elemento
inesperado o improbable que crea un efecto raro o extraño que deja desconcertado,
aturdido o asombrado al observador en el museo o al lector en su butaca.»
(Menton 1998: 20)
Lo inesperado y la alteración de la realidad son los elementos en común de los dos términos, y
que suscitan tantas discusiones y equivocaciones. Sin embargo, el realismo mágico presenta
algunos rasgos que se oponen radicalmente al concepto de lo real maravilloso. Así, las obras
del realismo mágico están marcadas por la frialdad y la objetividad. Despojado de todo
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Al otro lado, ambas tendencias exploran las fronteras de la realidad empírica, aunque sea con
punto de vista distinto. Lo real maravilloso presenta una explicación para los acontecimientos
inesperados: las creencias y el folklore que, contrariamente al realismo mágico, invitan al
lector a reflexionar sobre las fronteras de la realidad, guardando silencio sobre las posibles
causas de la alteración de esta realidad.
«Así, mientras que el RM […] suspende el juicio […], o se abstiene en cualquier caso de
valorar e interpretar la realidad, LRMA plantea el discurso narrativo desde la
“reflexividad”, la lógica y la argumentación explicativa, precisamente.» (Llarena 1997: 4)
3.2.1. Oshún-Laura
Oshún es una deidad muy popular en Cuba, se caracteriza por su belleza y su sensualidad
encantadora. Los hombres no pueden resistirse y ella lo sabe y lo manipula a su antojo. Le
gusta el lujo, en Cuba es la dueña del dinero. Ha tenido muchos amores, entre ellos, Oggún.
Sin embargo, su alegría sólo es superficial, internamente es triste y doliente. Es amiga íntima
de Elegguá, que la protege. Elegguá es la deidad del destino y del azar. Está representado por
un niño tramposo, peligroso cuando le encelan: « […] entonces vuelve las cosas al revés y
enreda los hilos de la vida y de los sueños.» (Vadillo 2002: 69). Está muy vinculado con
Eshu, que se identifica con el azar y los problemas. Muchas veces Eshú y Elegguá son
representados como las dos caras de una misma entidad. Elegguá en el Catolicismo se
sincretiza entre otros con el Ánima Sola.
Los personajes de Laura y su madre Maruja tienen muchas características en común con la
pareja Oshún-Elegguá. A Laura le encanta bailar y festejar y es famosa por esto en el
Instituto, no hay buena fiesta sin Laura. Logra seducir a cada hombre que quiere. Así tuvo
relaciones con su profesor Theo, con Tom y sabe que Martin está loco por ella.
«Laura, entretanto, tomó posesión del lugar con su autoridad de reina en blue jeans. A la
luz de la luna, bailando sobre la mesa del jardín, podía llegar a ser insoportablemente
atractiva. Había nacido para triunfar. Hermosa, alegre, inteligente, se sabía exitosa y no
ocultaba la satisfacción que este reconocimiento le causaba. Todos querían con ella esta
noche.» (72-73)
Sin embargo, su alegría sólo es exterior. Su madre, Maruja Vargas, cubana, murió cuando ella
era pequeña. Con la desaparición de su madre, pierde parte de su identidad y su padre, un
77
catalán, se niega a hablar de Maruja. Pero a Laura se le aparece el fantasma de Maruja como
protectora. Se puede identificar a Maruja con Elegguá, como amiga y protectora de Laura-
Oshún. Después de su muerte, Maruja se aparece como fantasma a Laura para ayudarla en
momentos difíciles. Así, la noche fatal camino de casa de Martin, trata de advertir a su hija de
una muerte segura, pero Laura no presta atención. Más tarde, en el caos final de los
acontecimientos en el deshuesadero, salva a su hija llevándosela fuera de la línea de fuego.
A primera vista, el fantasma de Maruja parece no tener mucho en común con el niño
caprichoso que es Elegguá ni con su poder de cambiar el destino. Sin embargo, como hemos
visto se sincretiza en el catolicismo con el Ánima Sola, que se representa como una mujer en
el purgatorio. Además, está íntimamente ligado con el culto a Maria, muy popular en América
Latina, y Maruja es una transformación del nombre Maria. La identificación de Maruja con el
Ánima Sola no sólo se limita a la protección de su hija Laura sino simboliza también el dolor
de su destierro, ardiendo por la eternidad en las llamas, sin posibilidad de llegar al paraíso.
3.2.2. El soldado
El caso del soldado es bastante complejo, porque lleva una mezcla de características de nada
menos que tres orishas: Babalú Ayé, Oggún y Ochosi. Oggún es el orisha del hierro, las
montañas y los minerales. Es herrero, agricultor y guerrero al mismo tiempo. Como herrero le
identifican con San Pedro, guardián de las puertas del cielo. Sus objetos simbólicos son el
machete, cuchillos y herramientas (Quiroga 2000: 84). Oshosi es la deidad de la pesca y
cazador por excelencia, protector de los que tienen problemas con la justicia. Siempre lleva un
arco y una flecha, machetes y cuchillos. Está íntimamente ligado a Oggún, viven juntos. La
tercera deidad es Babalu Aye, orisha de los enfermos. Le representan como enfermo ulceroso,
y tiene miedo de moscas e insectos. En muchas ocasiones lleva perros a su lado. En el
catolicismo se sincretiza con San Lázaro. El soldado aúna características de estas tres
deidades, como tres aspectos de su personalidad: Babalu Aye como enfermo y poseído por el
alma de Lázaro Samá. Oggún como guarda del deshuesadero y Oshosi como cazador, a la
búsqueda de alguien que le mate.
Como sabemos, en su locura el soldado se cree Lázaro Samá, de ahí que lleva características
de Babalu Ayé. Comenzaremos llamando la atención a la correspondencia existente entre el
nombre del teniente y el santo con el que se sincretiza Babalu Ayé, San Lázaro. Además, el
78
soldado es un enfermo, no sólo mental, sino también físico: tiene las encías destruidas y los
pies llenos de «hongos impertinentes» (15). Finalmente, tiene un perrito, Strike Two, que le
sigue por todas partes del cementerio.
La identificación del soldado con Oggún-San Pedro se refiere a su empleo como guarda del
deshuesadero, donde también vive. Además tiene características exteriores de herrero, con su
mono de mecánico y sus manos llenas de grasa (133). A primera vista, un cementerio de
coches es apenas comparable al cielo de San Pedro. Sin embargo, el lugar está cargado
simbolismo. Hace pensar entre otros al cementerio de coches que yace en el fondo del océano,
con los restos de los balseros que trataron de atravesar el mar con la esperanza de una vida
mejor. Para un análisis completo del lugar, nos referimos a la parte de este trabajo sobre el
espacio literario.
El último aspecto de su personalidad es el cazador Oshosi: va a la búsqueda de alguien que le
mate. No lleva arco y flechas como el orisha, sino los tiene tatuado en su brazo: un arco con
tres flechas con un pájaro y una maja enroscada, dos animales que se relacionan con Oshosi
en la santería. El soldado-cazador secuestra a Laura para empujar a los muchachos a matarle.
Antes, hemos explicado como Laura se relaciona con Oshún y como esta deidad está casada
con Ochosi. Este hecho se refleja en el lenguaje del soldado, utilizando expresiones del
ámbito matrimonial para hablar del secuestro. Así, por ejemplo, se encadena a Laura con
esposas (nótense el doble sentido de la palabra), con las palabras « ¡Que la muerte nos
separe!»(157).
Nos quedamos un rato más con Oggún y Ochosi, integrados ambos en el personaje de Beto
Milanes. No sólo se ensamblan las dos deidades en el carácter del soldado. Eliseo Alberto
parece equivocarse y equipara Ochosi a San Pedro: Por Ochosi, San Pedro para los
cristianos, patrón de los que tienen problemas con justicia.» (184)
Surge la pregunta si es deliberada o no. Las dos deidades tienen bastantes características en
común como objetos típicos y su estatuto de guerrero. No nos parece plausible que Eliseo
Alberto mezcla los dos por falta de cuidado o de conocimiento de la cultura. Si es de forma
deliberada, podría ser para poder crear una continuidad literaria en la novela, la licencia
poética digamos. Otra posibilidad que podemos considerar es que también y en realidad
Oshosi y Oggún se mezclan o se equiparan en la realidad. Para conocer la explicación,
tendríamos estudiar más en detalle las deidades de las creencias afrocubanas y las diferencias
entre los grupos, pero esto es tarea de un antropólogo y no el objeto de un estudio literario.
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3.2.3. Shangó
Cerramos esta parte del trabajo con un último personaje, o mejor dicho, pareja de personajes.
Mandy, el travestí e hijo de Ramos lleva rasgos del orisha Shango, la deidad más
contradictoria del panteón de los orishas, « Presenta el mayor número de virtudes e
imperfecciones humanas.»(Vadillo 2002: 74). Es un hombre joven, guerrero y famoso por su
belleza. En el catolicismo se sincretiza con Santa Barbara, patrona de la guerra. Equiparamos
Mandy con Shangó por su carácter contradictorio y bisexual, juntando lo masculino y lo
femenino en un personaje. Es un travestí, sumamente femenino al exterior con su vestido de
mujer; pero masculino al interior. Es violento y viril, conoce un montón de técnicas de
combate y no titubea en utilizarlos. Así, la noche del drama, ha peleado con su novio el
armenio y pega duramente al texano en el bar La Bastilla. Además, podemos interpretar a la
pareja Mandy-Tigran como dos facetas de la personalidad de Shangó. Mandy es mujer en su
forma, pero el hombre viril en su interior, cuando El Temible tiene un aspecto exterior más
masculino con su barba, sin embargo tiene un carácter más suave y femenino. Juntando estos
dos personajes en una deidad, Eliseo Alberto subraya el amor entre los dos. La moral del
amor es muy importante en la novela y es significativo que es Mandy que tiene como lema
«no amar a nadie es una inmoralidad».
3.3.0. Introducción
Como se mencionó en el capítulo sobre la locura, las ideas sobre el tema cambian con el
tiempo y se reflejan en la literatura. Feder distingue tres tipos de reacciones a la locura en las
sociedades a través de la historia: orgánica, psicológica y mágica (Feder 1980: 6); estas tres
posturas se reflejan en la literatura. Desde el inicio del siglo XX prevalece la postura
psicológica, con la expansión del psicoanálisis. En el apartado anterior hemos visto que Eliseo
Alberto también se inspira de la realidad médica para elaborar el tema de la locura. Sin
embargo, limitarse a un análisis psicológico del tema, sería negar la riqueza de la obra. Al
lado de la lectura psicológica, podemos elaborar una segunda lectura mágica de la novela.
Cuba tiene una cultura rica y mestiza, donde florecen las creencias africanas primigenias,
conocidas sobre todo como santería o creencia yoruba, y por lo tanto nos inspiramos de las
deidades y ritos de estas creencias para el desarrollo del tema en el presente trabajo.
80
El tigre aparece en la novela en primer lugar como producto de la consciencia perturbada del
soldado. Sin embargo, sale de esta esfera mental del protagonista para perseguir también a
otros personajes. Anda libremente en la autopista y Gigi siente claramente la presencia de este
animal después del ataque de los chicos. Se le aparece también a Laura años después del
drama del deshuesadero. Así, es más que una alucinación del soldado y comentamos en este
apartado los sentidos y simbolismos que esconde la imagen del tigre alado. El animal tiene
sentidos diversos en un número bastante elevado de culturas. Generalmente, se le conoce
como animal fuerte y valiente, parecido al león. Pero, contrariamente al león, tiene un lado
oscuro y sigiloso. Y para pintar al tigre, Eliseo Alberto se inspira de este lado más oscuro del
animal. Puede simbolizar el oscurecimiento de la consciencia, causado por sentimientos
elementales desencadenados (Chevalier & Gheerbrant 2005: 949), símbolo que se relaciona
con su imagen en Caracol Beach. Como hemos visto, es el miedo que enloquece a los
personajes, y el inevitable sentimiento de culpa que envenena sus mentes.
Otro dios del panteón griego que se relaciona con la locura de nuestra novela es Dionisos.
Conocemos esta deidad sobre todo como el dios del vino y símbolo del hedonismo. Pero tiene
una cara menos conocida: tiene el poder de infligir la locura. Más interesante aun es que tiene
el poder de transformarse en tigre y en la iconografía antigua le pintan muchas veces con un
tigre a su lado. Tanto Dionisos como el tigre pueden simbolizar las fuerzas oscuras e
inconscientes del ser humano (Chevalier & Gheerbrant 1982: 358).
que causa lo inesperado en la novela. Se aparece por la mañana y todo el sábado está envuelto
por una niebla mágica: se le aparece el fantasma de Maruja por primera vez en años a su hija,
hay una fiesta extraña de gatos y perros donde Martin y Tom asaltan al lechero,… Otro
ejemplo de esta atmósfera mágica es el vuelo del murciélago, que indica la locura de Martin,
como hemos visto. Llamamos la atención a una extraña coincidencia en relación con
murciélago. La referencia al animal surge también en El Sur de Borges, cuando el personaje
se hiere al inicio del cuento. Se pregunta Dahlmann si podría ser un murciélago que siente
pasar (Borges: 112), lo que se podría leer como presagio de su muerte aproximándose, como
en el caso de nuestra novela. Se termina la noche « insoportablemente rara» con la vuelta del
tigre al infierno de Ibondá de Akú con el alma del soldado:
«Beto Milanés resistió todavía un poco más y en lo que se le vaciaban las venas, la vida le
alcanzó para ver de nuevo al tigre, ahora con las alas de cisne desplegadas, imperioso
como un ángel perverso. Su alma montó el tigre y a horcajadas, sujeta de algún modo al
cuello del animal, emprendió su último viaje rumbo al infierno de Ibondá de Akú. » (328)
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Conclusión
Bibliografía
Teoría literaria
Fuentes Digitales
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