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MANEJO Y CONTROL DE LA CONTAMINACION ATMOSFERICA INDUSTRIAL

INTRODUCCION
El principio básico de la política de protección del medio ambiente es el de prevención. Este principio rector
de la actuación medioambiental se traduce, respecto a la salvaguarda de la calidad del aire, en minimizar
las emisiones a la atmósfera de sustancias contaminantes. También se conoce como la estrategia de
reducción en origen. Se trata de abandonar la actitud tradicional de reaccionar ante los problemas de la
contaminación después de que hayan salido y sustituirla por la de prevenir estos problemas y evitar que se
produzcan. Las ventajas de este enfoque son bastante evidentes y comportan además de un ahorro de
recursos, evitar los daños que, en algunos supuestos, pueden tener incluso carácter irreversible. La adopción
de medidas preventivas y la racionalización del uso de los recursos puede hacer compatibles estas dos
aspiraciones de la sociedad humana.
La rápida industrialización ha dado lugar a innumerables accidentes que han contaminado los recursos
terrestres, atmosféricos y acuáticos con materiales tóxicos y otros contaminantes, amenazando a las
personas y los ecosistemas con graves riesgos para la salud. El uso cada vez más generalizado e intensivo
de materiales y energía ha originado una creciente presión en la calidad de los ecosistemas locales,
regionales y mundiales.
A medida que se intensificó el ritmo de la actividad industrial y se fueron conociendo los efectos acumulativos,
se impuso el paradigma del control de la contaminación como principal estrategia para proteger al medio
ambiente.
Como parte de la estrategia del control de la contaminación, los intentos de proteger el medio ambiente han
consistido principalmente en aislar los contaminantes del medio ambiente y en utilizar depuradoras y filtros
en las fuentes emisoras. Estas soluciones, orientadas a objetivos de calidad ambiental o límites de emisión
específicos para un medio, se han dirigido especialmente a eliminar los puntos de vertido de residuos a
determinado medios (aire, agua, tierra).
EL OBJETIVO es analizar los métodos que se utilizan en los modelos de dispersión de los contaminantes
atmosféricos para determinar y caracterizar la naturaleza de los problemas de contaminación. Estos modelos
son fundamentales para saber qué controles deben adoptarse y evaluar su eficacia. A medida que se han
conocido mejor los impactos potenciales, la valoración de los efectos es mejor.

OBJETIVOS
GENERAL: exponer el manejo y los controles que se deben tener en cuenta en la contaminación atmosférica
ESPECIFICOS:
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PLANES PARA EL CONTROL DE LA CALIDAD DEL AIRE
La vigilancia de la calidad del aire tiene como objetivo conservar la pureza ambiental
estableciendo los límites tolerables de contaminación.

Un ejemplo de este tipo de legislación es el establecimiento de normas sobre la calidad


atmosférica basadas, en la mayoría de los casos, en directrices sobre la calidad atmosférica
(OMS 1987) para los diferentes contaminantes. Estas normas suelen indicar los niveles
máximos permisibles de contaminantes (o indicadores de la contaminación) por zonas (p.
ej., a nivel del suelo en un lugar específico del municipio en cuestión) y pueden ser de tipo
primario o secundario. Las normas primarias (OMS 1980) establecen los niveles máximos
de contaminación compatibles con un margen de seguridad adecuado y con la protección
de la salud pública, debiendo alcanzarse en un cierto plazo de tiempo. Las normas
secundarias son aquellas que se juzgan necesarias para garantizar la protección contra
efectos adversos, conocidos o previstos, de peligros que no afectan a la salud (sino
principalmente a la vegetación), debiendo cumplirse dentro de “un plazo de tiempo
razonable”. Las normas sobre la calidad atmosférica establecen valores a corto, medio y
largo plazo que deben mantenerse 24 horas al día, siete días a la semana, para la
exposición mensual, estacional o anual de todos los seres vivos (incluidos los más
vulnerables, como niños, ancianos y enfermos) al igual que para objetos inanimados.

las acciones correctivas que pueden ser de dos tipos:


Concentrar y retener los contaminantes con equipos adecuados de depuración que
producen residuos sólidos o líquidos que contaminarán los suelos y el agua si no se planifica
un tratamiento adecuado de estos residuos y, además, con el inconveniente de que estos
equipos depuradores consumen recursos naturales y energía.
Expulsar los contaminantes por medio de chimeneas suficientemente altas para que la
dilución evite concentraciones elevadas a nivel del suelo. Este procedimiento, si bien atenúa
los problemas de contaminación desde el punto de vista local, puede producir problemas
en lugares alejados de las fuentes de emisión.
CONTROL DE LA CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA
El objetivo de un sistema de control de la contaminación atmosférica es asegurar que
concentraciones excesivas de contaminantes atmosféricos no alcancen receptores
sensibles. Estos receptores pueden ser personas, plantas, animales u objetos. Siempre
debe prestarse atención a los grupos más sensibles. Los contaminantes atmosféricos
pueden ser gases, vapores, aerosoles y, en algunos casos, materiales biopeligrosos.

La selección de los controles debe realizarse en función del problema que debe resolverse
y teniendo en cuenta los aspectos siguientes:
 qué se emite y cuál es su concentración;
 cuál es el grupo receptor y cuál es el receptor más sensible;
 cuáles son los niveles permisibles de exposición de corta duración;
 cuáles son los niveles permisibles de exposición de larga duración,
 cuál es la selección adecuada de controles para garantizar que no se sobrepasan
dichos niveles.
MEDIDAS DE CONTROL

Los controles pueden dividirse básicamente en dos tipos: tecnológicos y administrativos.


Los primeros corresponden a los equipos instalados en la fuente emisora para reducir los
contaminantes en los gases liberados hasta un nivel que la comunidad considere
aceptable y que proteja a los receptores más sensibles. Los controles administrativos se
definen aquí como otros medidas de control.

Controles tecnológicos
Los sistemas de depuración de gases se instalan en la fuente, antes de la chimenea, con
el fin de eliminar los contaminantes de los gases antes de que éstos se liberen al medio
ambiente.
Estos dispositivos son conocidos como separadores o colectores. Un separador o colector
puede definirse como un “aparato utilizado para separar en un medio gaseoso uno o varios
de los elementos siguientes, que se encuentran mezclados o en suspensión en dicho
medio: partículas sólidas (filtros y separadores de polvo), partículas líquidas (filtros y
separadores de gotas) y gases (purificador de gases)”. Los principales equipos para el
control de la contaminación del aire son los siguientes:

 para partículas: separadores por velocidad (p. ej., ciclones); filtros textiles
(mangas); precipitadores electrostáticos; colectores húmedos (torres de lavado
“scrubbers”),
 para contaminantes gaseosos: colectores húmedos (torres de lavado); unidades
de adsorción (p. ej., lechos adsorbentes); postquemadores, que pueden ser con
aplicación directa de fuego (incineración térmica) o catalítica (combustión
catalítica).
Eliminación de residuos
Cuando se seleccionan y diseñan sistemas de depuración de gases, debe estudiarse una
forma segura de eliminar los residuos .Si la mayor parte de los contaminantes son recogidos
por el equipo de depuración de gases, se puede plantear un grave problema de eliminación
de residuos peligrosos. En algunos casos los residuos contienen productos valiosos que
pueden ser reciclados, como los metales pesados procedentes de un horno de fusión o los
disolventes de una fábrica de pintura. Los residuos pueden utilizarse asimismo como
materia prima para otros procesos industriales, como sucede, por ejemplo, con el dióxido
de azufre recogido como ácido sulfúrico y utilizado a continuación para la fabricación de
fertilizantes. Si no es posible reciclar o reutilizar los residuos, su eliminación puede constituir
un problema, no tanto por su volumen, sino por la propia peligrosidad del material. Así, por
ejemplo, si los residuos de ácido sulfúrico de una caldera u horno de fundición no pueden
ser reutilizados, tendrán que ser neutralizados antes de proceder a su eliminación.

Dispersión
La dispersión puede reducir la concentración de un contaminante a la que se ve expuesto
un determinado receptor, aunque no reduce la cantidad total de material procedente de una
fábrica. Una chimenea alta sólo consigue que el penacho se abra y se diluya antes de
alcanzar el nivel del suelo, donde es probable que alcance a receptores sensibles. Cuando
el contaminante se reduce a una simple molestia, como un olor desagradable, la dispersión
puede resultar un método adecuado. Pero si el material es de tipo permanente o
acumulativo, como los metales pesados, la dilución no resolverá el problema de la
contaminación atmosférica. La dispersión debe utilizarse con cuidado y teniendo en cuenta
las condiciones meteorológicas locales y superficiales del suelo. Así, por ejemplo, en los
climas fríos, especialmente cuando se producen precipitaciones de nieve, se producen con
frecuencia inversiones térmicas que atrapan a los contaminantes cerca del suelo y dan lugar
a exposiciones especialmente altas.
De forma análoga, si una fábrica está situada en un valle, los penachos pueden ascender
y descender por el valle o quedar bloqueados por las montañas cercanas, sin expandirse
ni dispersarse como sería deseable.

http://www.miliarium.com/prontuario/MedioAmbiente/Atmosfera/TecnoDescontaminacionAire.htm
link de tecnología para depuradores

CONCLUSION
XXXXX

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