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1. INTRODUCCION
La interculturalidad puede definirse como el proceso de comunicación e interacción
entre personas y grupos con identidades culturales específicas, donde no se permite
que las ideas y acciones de una persona o grupo cultural esté por encima del otro,
favoreciendo en todo momento el diálogo, la concertación y, con ello, la integración y
convivencia enriquecida entre culturas.
2. CONCEPTO
La interculturalidad está sujeta a muchos conceptos visibles y variables como: cultura,
diversidad, hegemonía cultural, política y económica de países y regiones, obstáculos
comunicativos como el idioma y la diversidad lingüística, políticas integradoras e
integracionistas de los Estados, jerarquizaciones sociales, sistemas económicos
exclusionistas y que sustentan hegemonías ideológicas mediante la discriminación y la
acción política de menoscabo de las identidades nacionales, así como diferentes niveles
de desconocimiento entre grupos culturales de los mecanismos sociales y políticos para
el ejercicio de derechos civiles y diferencias en el ejercicio pleno de las personas, de los
derechos humanos y de género.
Por último, cabe mencionar que para que la interculturalidad sea efectiva, es necesario
que se cumplan tres actitudes básicas, como la visión dinámica de las culturas, el
convencimiento de que los vínculos cercanos solo son posibles por medio de la
comunicación y la conformación de una amplia ciudadanía donde exista la igualdad de
derechos.
4. CULTURA
Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida
como alta cultura.
Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social,
incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse
entre sí y resolver necesidades de todo tipo.
Cuando el termino surgió en Europa, entre los siglos XVIII y XIX, se refería a un
proceso de cultivación o mejora, como en la agricultura u horticultura. En el siglo XIX,
pasó primero a referirse al mejoramiento o refinamiento de lo individual, especialmente
a través de la educación, y luego al logro de las aspiraciones o ideales nacionales. A
mediados del siglo XIX, algunos científicos utilizaron el término «cultura» para
referirse a la capacidad humana universal. Para el antipositivista y sociólogo alemán
Georg Simmel, la cultura se refería a «la cultivación de los individuos a través de la
injerencia de formas externas que han sido objetificadas en el transcurso de la historia».4