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Expresión Antropológica
EXPRESIÓN ANTROPOLÓGICA es una publicación cuatrimestral que tiene como propósito primordial contribuir a la divulgación de importan-
tes investigaciones antropológicas realizadas en el Estado de México y otras regiones. Los artículos publicados en esta revista son revisados
por un consejo editorial y de la exclusiva responsabilidad de sus autores. Los interesados en publicar sus trabajos presentarlos a este órgano
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Certificado de Licitud del Título número: 10328 y de Contenido número: 7257. La edición consta de 1000 ejemplares.
Índice
Editorial 5
Lo cotidiano de la violencia 54
Amaceli Lara Méndez
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
Por su parte, los Sáenz también fueron de los coleccionistas que hasta
1990 –año en el que se traslada lo que fue la colección Sáenz al Museo
Amparo, en Puebla– tuvieron expuestas en su domicilio, acondicionado
como museo, las 3,000 piezas arqueológicas en un recinto adecuado para
exhibirlas a quien tuviera interés de conocer la colección.
No obstante, los Sáenz no sólo rescataron y almacenaron un gran
número de piezas precolombinas, sino que recuperaron piezas que es-
taban en el extranjero, en Munich, Alemania; obtuvieron los dinteles
con el príncipe y otro con la anciana jugando con granos de maíz, como
también el altar maya que representa a una pareja, que probablemente
perteneciera a la clase gobernante, y así, muchas otras piezas.
Puesta en práctica la ley federal de 1972, los Sáenz acordaron ceder
su colección a la nación al ser propiedad de ésta, pero siempre existió en
ellos el temor de que el gobierno no las exhibiera adecuadamente o de
que ésta se hiciera perdediza, por lo que Josué y Jacqueline consideraron:
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Figurilla de La Quemada
...junto con Manuel Espinosa Yglesias y Enrique Florescano, entonces director del
INAH, una fórmula final, que fue aprobada por el secretario de Educación Pública:
la mejor solución era que nosotros, aún considerados como propietarios por la ley
aunque en la práctica no lo éramos, la donáramos a la nación y que ésta la entregara
en custodia durante cuarenta años a la Fundación Amparo, en Puebla.4
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
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Máscara (Cárdenas, Tab.) Piedra labrada (Cultura tenocelome “olmeca”)
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
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Estatuilla (San Jerónimo, Gro.)
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
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”Al ver estas piezas, olvidé a mi amiga y maravillada pude adquirir una
pequeña rana de barro.
”Entre el lodo de las ladrilleras, había dos o tres individuos compran-
do piezas. En esa época no existía nada sobre patrimonio nacional.
”En medio de los ladrillos y entre los coleccionistas estaba el pintor
Diego Rivera, al verlo le comenté que él había asistido a mi boda y que
yo era esposa de Josué Sáenz. Después de tal encuentro con los objetos
arqueológicos y con Rivera, cada semana regresaba a Tlatilco junto con
mi amiga para adquirir figuras.
”Las piezas de Tlatilco se las mostramos a Miguel Covarrubias que,
por cierto, acababa de escribir un libro sobre arte prehispánico7, y fue
así como este gran pintor y antropólogo asistía cada semana junto con
Josué y conmigo a Tlatilco.
”Se reunieron, por azar del destino, en la búsqueda de piezas: Ru-
fino Tamayo, cuyo museo está en la ciudad de Oaxaca; Diego Rivera, el
muralista que fundó el Museo del Anahuacalli en el Distrito Federal; la
coleccionista Lola Olmedo, quien abrió un museo en Xochimilco; Ma-
nolo Barbachano, cineasta coleccionista muy amigo de los Sáenz. Un
señor alemán de apellido Stavenhagen, que vendió toda su colección
al museo de Jalapa, y Feuchtwagner, otro coleccionista, también de ori-
gen alemán, que todavía vive en Cuernavaca. Todos ellos fueron amigos
nuestros, eramos los jóvenes del grupo, ya que eran amigos también de
don Moisés.
”Estos coleccionistas nos platicaron que algunos campesinos del esta-
do de Veracruz y de la Huasteca traían esculturas de todas partes, porque
México entero era una tumba. Recuerda que tenemos 3000 años de his-
toria y ruinas sepultadas por doquier. La mayoría de las obras que traían
en venta fueron de encuentros fortuitos que aparecían bajo las milpas.
”En aquel momento estabamos construyendo nuestra casa, cuando se
hicieron los cimientos aparecieron figuras de Tlatilco, esto porque esta
zona queda a 4 km del Toreo y de Tlatilco. En esa época no se fomen-
taron las excavaciones del sitio arqueológico de Tlatilco, más tarde se
fundó un museo que hoy se puede visitar.
”En la carretera rumbo a Taxco y Acapulco venden, hasta la fecha,
figuras. Por cierto, el famoso platero William Spratling, quien vivía entre
Iguala y Taxco, fue otro de los grandes autores y conocedores del arte
de México.
“Spratling fue un platero muy importante en Taxco, aún existen ta-
lleres plateros de este norteamericano. Él tenía una avioneta cessna en la
cual viajábamos y conocimos prácticamente todo el estado de Guerrero”.
–¿En la gran colección que reunieron hubo determinadas piezas que te provocaron
cierto sentimiento?
–Desde luego que sí, todo lo que perteneció al periodo Formativo hacia
1500 a.C. que adquirí cuando yo tenía 17, esas piezas años fueron mis
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
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consentidas, me proporcionaban una sensación estética maravillosa: la
rana de Tlatilco, los patos, toda esa cerámica me conmovió siempre por
su belleza.
”Durante las vacaciones viajábamos con mis hijas al puerto de Aca-
pulco, ahí vendían piezas de Mezcala, extraordinarias, hechas en piedra
verde “Serpentina” de orden abstracto.
”Nosotros los Sáenz como amantes del arte prehispánico, tuvimos
que estudiar los textos del siglo XVI como Durán, Sahagún, Torque-
mada8, etcétera, para conocer a fondo las costumbres e ideas de los
pueblos antiguos. De estas investigaciones llegamos a comprender aún
más el arte. Por ejemplo, al ver un Chac Mool de los Toltecas lo com-
paramos con la excelsa escultura del inglés Henry Moore. Si veíamos
una Diosa del Maíz la comparábamos con la Ceres griega, y así, poco a
poco, nuestro mundo, especialmente el mío, fue siempre de estudio y
de emoción”.
–¿Para ti qué es un coleccionista y qué características debe tener?
–Yo te digo cuál es el coleccionismo de mi marido y el mío;9 no fue una
cosa para invertir como se usa ahora, es decir, para revender los cuadros,
por ejemplo de Frida Kahlo, que se heredan a los descendientes y dentro
de 20 años esos cuadros…
Placa de jadeíta (Olinalá, Gro.) ”Cuando nosotros comenzamos a comprar obras precortesianas to-
das costaban alrededor de 5, 10, 15 o 20 pesos y nunca sacamos ningún
provecho; nunca hicimos ninguna venta, y como después vino la ley de
1972, que prohíbe la compra y venta de arte prehispánico, ni siquiera a
don Manuel Espinosa Yglesias, quien ahora exhibe la colección Sáenz en
su Museo Amparo, en Puebla, se le vendió. La colección cambió de loca-
ción y ahora pertenece a la república mexicana, fue Josué Sáenz quien
optó por hacer ese donativo a México.
”Formamos este corpus artístico por placer no para usufructo de di-
nero, fue gusto por la pieza en sí”.
–¿Cómo ves el coleccionismo en México?
–Las colecciones de los mexicanos ya están hechas y exhibidas en museos.
No conozco nuevos amantes del arte prehispánico en este país. Todos sa-
bemos que está prohibido vender y comprar, existe el coleccionismo de
pintura colonial y mucho de plata antigua, muy grandes coleccionistas
de arte barroco del siglo XVII y XVIII. También los hay de arte popular
como el de doña Lola Olmedo en el museo de Xochimilco. Múltiples
coleccionistas en pintura moderna, la nuestra es una colección pequeña
de arte popular y todo es anónimo, no tenemos cuadros valiosos con
pinturas firmadas de Cabrera, Andrés de la Concha, Pereyns, es decir:
todos los grandes pintores del siglo XVI y XVII están en su mayoría en el
Museo Pinacoteca Virreinal en el Distrito Federal y en el Museo Nacional
del Virreinato en Tepotzotlán.
“También compramos mucho en el mercado de La Lagunilla en el
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
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(ITAM) y de la Universidad Iberoamericana (UIA) y de varios lugares
me enviaban alumnos, y daba las clases aquí. Impartí pláticas cerca de
45 años, además tuve oportunidad de dar clases en la cárcel de muje-
res, como también a mujeres y hombres trabajadores de empresas como
Herdez. También a deportistas que viajaban fuera de México y no sabían
nada de su país. Se organizó un grupo de personas que dábamos clases
como Nacho Bernal y diversos investigadores de antropología. Igual-
mente he dado varias clases en el Centro de Escritores porque pertenez-
co a la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas (AMMPEP) y al Foro
Internacional de Mujeres.
”Todos los días venían grupos de personas, siempre estuvo la colec-
ción abierta”.
–¿Cómo exponían las piezas, tenían cajas, vitrinas, aquí en tu casa?
–Éste, nuestro nuevo hogar lo acondicionamos como museo. En la
parte alta, en nichos cavados en la pared, y con una iluminación per-
fecta dirigida por Gabriel Figueroa, expusimos todo el periodo For-
mativo, es decir, arte de los olmecas tanto de Veracruz, Guerrero, Pue-
bla y del mismo Tlatilco. De este mismo periodo que cubre de 1500
a.C. a 300 a.C. montamos otra exposición que corresponde a culturas
de agricultores sin influencia olmeca. En la escalinata, el hall y uno
de los salones de la planta baja, igualmente dentro de nichos ilumi-
nados tuvieron su lugar la escultura y pintura teotihuacana, zapoteca,
totonaca, maya y huasteca, que abarcó los años 300 a.C. a 800 d.C.,
aproximadamente.
“En un salón lateral, también iluminado con plataformas a distintos
niveles, colocamos lo que se llama el arte intermedio o Protoclásico, que
oscila entre los años 300 a.C. a 300 d.C. y tuvo su desarrollo en el occiden-
te de México, concretamente en Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán.
”Finalmente en la sala y en el comedor colocamos las culturas his-
tóricas que tuvieron un desarrollo desde 900 hasta 1200 d.C. como los
toltecas en Tula, Hidalgo; los mayas toltecas de Yucatán; los mixtecos en
Oaxaca; los tarascos en Michoacán, para terminar en un hall final con la
cultura azteca que tiene su fin con la entrada de Hernán Cortés en 1519.
”Hace seis meses nos dieron un premio: a Lola Olmedo, por su fabu-
loso museo; a Manolo Arango, personaje realizador de películas sobre
México y a mí, por la ex colección Sáenz; y a una princesa española que
obtuvo para España la colección de pinturas clásicas más grande de
Alemania. Estos premios nos los dio la Fundación Amparo y se llama
‘Premio Pericles’.
”Cuando vinieron Ángeles y don Manuel Espinosa Yglesias a invitarme
para la entrega de la presea me pareció amable, pero lo que más me gusta-
ría es que una placa del Museo Amparo dijera: ‘Antigua Colección Sáenz’.
”Creo que Josué y yo tuvimos suerte en traspasar la colección a la
supervisión de Ángeles Espinosa Rugarcia, hija de don Manuel Espino-
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
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”Entre los cinco coleccionistas mexicanos: Diego Rivera, Rufino Ta-
mayo, Miguel Covarrubias, Manolo Barbachano y nosotros, los Sáenz,
acostumbrábamos intercambiar piezas. Por ejemplo, los Sáenz teníamos
tres perros de Colima cebados y Tamayo tenía uno sentado, otro tenía
uno aullando; entre todos los cambalacheábamos para así completar los
estilos de cada colección.
”Otro de los mercados importantes en donde se compraban piezas,
era el de Cuauhtitlán, una plaza modesta. Ahí conseguimos esculturas
como un jaguar de piedra de estilo mexica y unos personajes de piedra
portadores de cetros”.
–¿Cuáles fueron los medios por los que sabían si las piezas eran originales?
–Cuando eres coleccionista lo primero que hay que hacer es saber qué
es lo auténtico y cuáles son falsificaciones10. Éstas las hay siempre, hay
piezas falsas en colecciones europeas y en todos lados. Los Sáenz apren-
dimos a conocer las piezas, primero, iconográficamente; es decir, deben
de seguirse ciertos cánones, hay un rigor iconográfico en cada una de las
piezas arqueológicas. Este aprendizaje fue empírico, se facilitó porque
se tenía el tiempo suficiente para conocer las piezas, por ejemplo, con
objetos de Nayarit o de Colima o Chupícuaro, cómo es el sombrero que
porta el personaje, hay que saber si debe de tener la pintura blanca, si
la nariz lleva nariguera, si son los tres anillos que deben de tener en las
El “hacha” Kuntz. orejas, si las uñas tienen que estar marcadas, si deben de tener la cruz en
la parte de atrás del cráneo.
”Aparte de este conocimiento empírico e iconográfico que desarro-
llé, aprendimos a usar el microscopio para el reconocimiento de las pie-
zas, esto se me facilitó porque en casa de mis padres que colecciona-
ban monedas antiguas utilizaban dicho aparato. Fue tal el manejo de la
iconografía y el microscopio que el mismo Rufino Tamayo nos hablaba
antes de comprar obras para que las viéramos, temía a las falsificaciones.
Importante para nosotros fue aprender qué tipo de barro se usó en el
golfo de México, o bien, en el Tajín o Zihuatanejo.
”Existen muchos moldes en Teotihuacán y otras regiones mayas, tam-
bién hay que aprender a ver si estas piezas están hechas con los recipien-
tes viejos, esto se usa muchas veces en las figuras Jaina, Campeche. En
varias ocasiones la cabeza es molde y entonces sí puede haber una falsifi-
cación. Aquí se usa el microscopio para poder ver si hay calcificaciones y
hongos, si son verdaderos y no adheridos con goma.
”Además de la iconografía, más que nada en arqueología lo que
se estudia es la estratigrafía, si el objeto pertenece a la época del For-
mativo estas figurillas tendrán ciertas características aunque hay que
tener en cuenta que cada sitio arqueológico, si bien del mismo perio-
do, tiene su propio estilo. Así será con las obras del periodo Clásico,
Posclásico o el Histórico.
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
A la derecha figura humana olmecoide de la cuenca de México, al igual que las del golfo, aparecen impregnadas de características felinas;
del lado izquierdo Tlatilco, México. Barro hueco bruñido
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Figura masculina en barro de Xochipala
Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo, y fotografías del autor.
Notas
1
Sáenz, Moisés. La escuela rural mexicana en INI 30 años después, revisión crítica, Méxi-
co, diciembre de 1978. pp. 39-48.
2
Gertz Manero, Alejandro. “El saqueo arqueológico, lento suicidio” en Arqueología Mexi-
cana, vol. IV núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 22-27.
3
Nalda, Enrique. “Coleccionismo, saqueo y legislación” en Arqueología Mexicana”, vol. IV,
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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz
Bibliografía
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Arqueología y ciencias sociales:
¿ciencia o no ciencia? Entre la
explicación y la interpretación
Bernardo Flores Bonilla
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Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?
posición- implican acción del sujeto de estudio (el ser huma- el grado de conocimiento acerca de algo, sino que
no) sobre el objeto (la realidad), cuestionamiento y crítica no podemos conocer la realidad. A su vez, esto nos
fértiles, constante crecimiento cualitativo y cuantitativo del imposibilita para actuar sobre nuestro objeto de
conocimiento, planeación y previsión de las acciones llevadas estudio, ya que le ignoramos y nos rebasa. Hay es-
a cabo en todos los ámbitos de la vida, logrando así una ma- tancamiento (si no retroceso) del conocimiento. Se
yor frecuencia y precisión los efectos o resultados esperados.4 abandonan las acciones de la vida humana al azar y
al caos, resultando imposible planear y prever las ac-
En el segundo caso, una concepción cognitiva ciones llevadas (personal y socialmente) en espera
y una posición teórica ambas agnósticas, idealistas de logar determinados resultados.
y relativistas extremas propias de la interpretación Pero las implicaciones de estos dos objetivos cog-
postmoderna, implican la pasividad del sujeto de nitivos no se quedan en este ámbito de lo “etéreo”,
estudio ante su realidad, el cuestionamiento y crí- lo filosófico y lo conceptual, sino que van más allá:
tica estériles dentro de un círculo vicioso: crítica y llegan a nuestra vida diaria, a lo empírico, lo mate-
cuestionamiento, investigación e interpretación de rial. Veamos sólo algunos ejemplos:
la realidad, desconocimiento del objeto en sí, más Las epidemias y pestes que han azotado a la huma-
agnosticismo. Cada vez más se sabe y se reitera no nidad, amenazaron hasta cierto grado la permanen-
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cia de nuestra especie sobre el planeta y el control de es inmune, y está exenta de errores o aciertos, se
las pestes y epidemias se logró no sólo interpretándo- puede plantear lo siguiente:
las, sino explicándolas. Abocarse a su mera interpre- Sabemos que es indudable que los datos arqueoló-
tación, quizás habría sido nuestra ruina. gicos en sí, ya sean construcciones, yacimientos, cue-
La obtención de alimento en calidad y cantidad vas, restos óseos, líticos o cerámicos, inscripciones o
suficientes para el sustento de los pueblos, se logró documentos, son la base de los conocimientos que
no sólo interpretando la tierra, las semillas y los ve- generamos acerca de las sociedades antiguas; y los
getales, sino explicando la producción agrícola. Ha- procesos naturales y culturales que han sufrido esos
ber optado por la mera “fitointerpretación” quizás materiales y datos en su formación como contexto
habría agudizado y multiplicado las hambrunas que arqueológico, tienen un peso importante en la cali-
han existido. dad y confiabilidad de la información que nos pue-
El desarrollo tecnológico y la invención de herra- dan brindar; y que aunque no es una ley, casi siempre
mientas, utensilios y maquinaria, no se ha logrado entre mayor sea la cantidad de datos y materiales ar-
simplemente interpretando las materias primas y las queológicos disponibles y mejor estado de conserva-
fuerzas de la naturaleza, sino explicando sus carac- ción tengan, mejores serán los resultados que arro-
terísticas y sus manifestaciones respectivamente. Ha- jará la investigación. Sin embargo, estos no son los
berse quedado en la mera interpretación de la rea- cimientos sobre los que descansa una investigación
lidad apenas nos habría permitido llegar a la caza, arqueológica que pretenda, y que sea capaz, de ofre-
recolección y ocupación de cuevas; pero no como lo cer una explicación científica de los procesos socia-
harían las bandas de homínidos, sino como lo hacen les o de los eventos particulares que involucran a di-
los animales salvajes. chos vestigios arqueológicos. Tales cimientos son una
Los problemas sociales de todo tipo a los que concepción epistemológica de la ciencia como una
hemos enfrentado en el pasado, asi como actuales disciplina generadora de conocimiento perfectible
y futuros, no se resolverán interpretándolos y reci- que permite la aprehensión, explicación y transfor-
tando: “la realidad es compleja e inexplicable”, sino mación del objeto de estudio, así como una posición
explicando el origen, la dinámica y las transforma- teórica cuyos componentes ontológicos, epistemoló-
ciones de tales problemáticas, considerando sus le- gicos y metodológicos estén acordes con una realidad
yes y patrones generales, así como las variables y las material, concreta y objetiva, por lo tanto, realidad
causas involucradas, su imbricación y las acciones, cognoscible e inteligible. De la anterior considera-
que con base en el entendimiento de esa dinámica ción obtenemos que a cualquier sitio o cultura ar-
provocarían su transformación y el cambio hacia el queológicos del planeta, se le puede abordar desde
sentido deseado. una concepción de la ciencia y posición teórica, de
Y ya que los problemas políticos, cultures, pro- lo cual depende que a ese sitio/cultura arqueológi-
cesos sociales e históricos o economícos nos afectan co se le pueda explicar en términos socioculturales
en nuestra vida diaria, hablar de interpretarlos o de científicamente. Por lo tanto, la explicación científica
explicarlos es a todas luces, trascendental dadas sus en última instancia no dependió de los vestigios ma-
implicaciones. teriales por sí mismos. Con esto, creo yo; queda expli-
Respecto a las razones por las cuales la explica- cado por qué afirmo tal cosa (Foto 1). Pero aquí cabe
ción científica que podamos o no ofrecer acerca de hacer una última observación: para aquel concepto
cualquier sitio o cultura arqueológicos del plane- de ciencia como “incierto recetario”, como para la
ta, depende no tanto de sus características físicas y percepción y descripción narrativa hermenéutica del
empíricas, sino del concepto que uno tenga de la objeto de estudio, así como aquella posición teórica
ciencia, así como de la teoría sustantiva manejada. agnóstica y relativista todo sitio o cultura arqueológi-
Respecto a los factores por los que la interpretación co del planeta es inexplicable simplemente porque
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Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?
así es la realidad. El concepto de ciencia útil y apli- nas, malas, antagónicas, convergentes, viejas o nuevas
cable distinguen claramente por un lado, entre los teorías que expliquen causal y racionalmente la reali-
sitios o culturas arqueológicos que nos ofrecen los dad, para alcanzar el democrático descubrimiento de
datos y la información suficientes y confiables para que no hay explicación alguna posible debido a que
obtener la explicación del fenómeno investigado, y la realidad es compleja y subjetiva, y terminar con el
por otro lado, los sitios o culturas arqueológicos que postulando la máxima de que “el fin de toda investi-
a pesar de poder ser percibidos, descritos y registra- gación es interpretar la realidad”.
dos, no ofrecen la calidad ni la cantidad de elementos El siguiente punto a examinar es: por qué la in-
para la inferencia, el entendimiento y la explicación terpretación es inmune, y está exenta de aciertos o
de los procesos sociales o de los eventos particulares errores, esto se debe a los fundamentos de las teo-
en cuestión. rías que persiguen este objetivo cognitivo, pues en
Terminaré este punto diciendo que existen varias lo ontológico asumen que la realidad, en otras pa-
corrientes teóricas que comparten alguno de estos labras, el universo debido a su complejidad y ampli-
dos objetivos cognitivos. Por ejemplo, la hermenéu- tud, es inaprehensible, lo cual automáticamente la
tica, la complejidad (o caos), el simbolismo, etc., vuelve incognoscible, además de atribuirle ser subje-
comparten el buscar la “interpretación”, mientras el tiva, mientras que en lo metodológico se considera
evolucionismo, el difusionismo, el materialismo histó- que, debido a tal ontología, no existe método, siste-
rico, el procesualismo, el ecologismo, etc., buscan la ma ni procedimiento válido, adecuado ni confiable
“explicación” del objeto de estudio. Adentrarnos en para abordar el objeto de estudio. Todo lo anterior
los postulados de cada una de estas teorías, evaluarlas resulta obvio, pues a lo inaprehensible no se le apre-
y discernir entre l”a mejor” y “la superada”, es harina hende por ningún medio, método o técnica; a lo
de otro costal, imposible de cocinar en este breve tra- incognoscible no se le puede conocer pese a todos
bajo. Lo que sí parece evidente, es que siempre será nuestros esfuerzos, y a aquello que se comporta y es
mejor la existencia de polémica entre diversas, bue- como uno lo cree, lo supone o lo desea (es decir, lo
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que es subjetivo), hay que tratarlo como mejor le * Causa 2: Debido a que la realidad se considera
parezca a uno.5 subjetiva, inaprehensible e incognoscible, los proce-
Así mismo, como consecuencia de su ontología, dimientos metodológicos para estudiarla son ineva-
en lo epistemológico consideran que las teorías o luables. Ninguno es mejor que otro y por lo tanto
modelos explicativos son incapaces de expresar qué toda metodología es igualmente válida. Pero ningu-
tan ciertos o falsos son los objetos de estudio, ya que na es confiable ni adecuada.
todos son parciales e insatisfactorios por no abarcar * Efecto 2: Los procedimientos llevados a cabo
la totalidad del universo en su complejidad, amén de a lo largo de la investigación científica son ambiva-
que todo lo que se diga, especule o teorice acerca de lentes: al mismo tiempo sirven y no sirven, por lo
lo inaprehensible e incognoscible, es en principio y tanto simultáneamente la investigación es acertada y
por definición, vano y fútil. Así que metodológica- errónea. O sea, no hay error ni acierto. No sólo cual-
mente tenemos que es válido proceder de cualquier quier método resulta inevaluable, sino el postulado
manera, pero al mismo tiempo todo procedimiento y mismo de que todo método da igual es inevaluable,
todo postulado teórico no sirven y son inevaluables. pues está basado en el principio ontológico comen-
Se considera a todo procedimiento simultáneamente tado en la causa y el efecto 1.
válido e inválido, correcto e incorrecto y adecuado
e inadecuado, pues las propias bases ontológicas y
epistemológicas postmodernas hacen que “todo se Explicación e interpretación
valga” y dependa tan sólo del criterio del investiga- en la arqueología
dor en turno. Volvemos a lo mismo: es válido hacer
y plantear una investigación de cualquier manera A primera vista, todo lo dicho hasta aquí acerca
metodológica y teóricamente, pero al mismo tiempo de teoría, conceptos y abstracciones “etéreas”, po-
todo lo hecho y planteado es igualmente tan inválido dría parecer ajeno e irrelevante no sólo al momen-
e inconfiable, como válido y confiable. to de ejercer la arqueología ya sea en campo o en
Me parece que hasta aquí, la respuesta a por qué gabinete, sino incluso para la arqueología misma.
la interpretación es inmune a, y está exenta de acier- Y aunque en efecto, la mayor parte de la arqueo-
tos y errores ya es autoevidente, pero por si acaso no logía es ejercida de manera ajena e irrelevante a
fuera así, procedo ahora a “explicar” ese por qué: tales aspectos teóricos abstractos y “etéreos”, éstos
* Causa 1: Se asume a la realidad imposible de no son (o no deberían ser) irrelevantes ni ajenos
ser conocida pues es inaprehensible y subjetiva, lo al ejercicio de la arqueología (ni de ninguna disci-
cual hace imposible explicarla. Por lo tanto, toda plina científica).
teoría (concepción ontológica) sobre la realidad es Si analizamos con detenimiento, lo expuesto
fútil y vana, incapaz de expresar su validez y veraci- aquí sobre ontología, epistemología, metodo-
dad, o su invalidez y falsedad. logía y teorías sustantivas, tiene que ver con la
* Efecto 1: La teoría que postula que la realidad posición teórica que adoptamos -consciente o in-
es incognoscible, inaprehensible y subjetiva, es in- conscientemente, implícita o explícitamente- en
capaz de expresar su veracidad o su falsedad, y re- el ejercicio profesional al enfrentarnos a nuestro
sulta por lo tanto fútil y vana. A diferencia de otras objeto de estudio. Por su parte, lo expuesto refe-
teorías, aquí no hay lugar para el error ni para el rente a los dos objetivos cognitivos comentados
acierto, pues todo lo postulado acerca de lo que no (explicación e interpretación) y a sus implicacio-
puede conocerse ni entenderse y además muta de nes, tiene que ver con el porqué y el para qué de
acuerdo a nuestra subjetividad personal, no tiene nuestra actividad investigativa en nuestro campo
punto alguno de referencia a partir del cual discer- de las ciencias sociales, en particular la arqueo-
nir entre su falsedad o veracidad. logía.6
32
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?
33
ma la que nos ofrece los elementos para conocerla y
explicarla, debemos evaluar si los datos disponibles
como el contexto, el estado de conservación, la es-
tructura socioeconómica de la sociedad arqueoló-
gica en cuestión, etc. (es decir, lo empírico), nos
permiten o no acceder al conocimiento del aspecto
de la realidad que deseamos abordar. El principio
de esta consideración es simple. Baste un ejemplo:
ontológicamente es cognoscible el autor de este
texto (lo cual es innegable), pero empíricamente
resultaría incognoscible si su nombre no se encuen-
tra escrito en él, o si alguna tercera persona que lo
supiera, no hace del conocimiento del público la
identidad de dicho autor.
Esto nos lleva a percatarnos de que el tema de
investigación así como las preguntas que se preten-
den resolver, deben plantearse certeramente no
sólo respecto a su congruencia y lógica internas y
a la relevancia de lo preguntado para el progreso
del conocimiento, sino que deben plantearse ante
el sitio, cultura, evidencia, dato, etc. (en una pala-
bra: fuente) adecuados. No se le puede preguntar
a un imán acerca del comportamiento de la ley de
gravitación universal, así como tampoco se le puede
preguntar a (supongamos) una punta de proyectil
con retoque bifacial, pedunculada, de tipología “x”
y manufacturada con materia prima “y”, acerca del
origen del Estado.
Una vez que nuestra evaluación de los documen-
tos, materiales y demás evidencias que serán nuestra
fuente de información, nos indique que son ade-
cuados y suficientes en calidad y cantidad para dar
respuesta a nuestra investigación, podemos dar luz que hay evidencia arqueológica de sociedades esta-
verde al desarrollo de la misma. tales en desierto, en costa, en selva, y en práctica-
Ahora bien, puesto que el objetivo cognitivo mente todos los ecosistemas. Ya podremos por lo
sería la explicación nomológica, nuestra labor fun- tanto, eliminar como principio general tipo ley que
damental será la búsqueda y la detección de prin- dé respuesta a nuestra pregunta, al determinismo
cipios generales tipo ley, así como de condiciones ecológico.
particulares y contingentes de nuestro caso particu- Luego, veremos que en prácticamente todos los
lar y la manera como operan e interactúan entre continentes del planeta existen vestigios arqueoló-
sí tanto las leyes como las variables, lo general y lo gicos de sociedades estatales, y que tales vestigios
particular.7 pertenecen a grupos humanos de muy diversas ra-
En el caso de nuestra hipotética investigación zas8 que antiguamente (y en ocasiones las descen-
sobre el origen del Estado, nos encontraremos con dencias presentes) vivieron y/o viven en esas zonas
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Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?
geográficas. Igualmente, ya podemos ir eliminando to científico o por generar una mera descripción
como principio general tipo ley que responda a narrativa hermenéutica de lo que hemos percibido
nuestra pregunta, al determinismo racial o genético. sensorialmente al ponernos en contacto con nues-
Por otro lado, encontraremos que sin excepción tro objeto de estudio.
no hay evidencia arqueológica de sociedades esta- Si se opta por la primera posibilidad, más o me-
tales que no muestre que dominaban un amplio y nos de la manera comentada en la hipotética inves-
complejo sistema de producción de alimento. Así tigación sobre el origen del Estado, iremos constru-
que podemos ir considerando al desarrollo agrope- yendo la respuesta (tanto en lo teórico como en lo
cuario como uno de los principios generales tipo ley empírico) a nuestra pregunta inicial, con base en
que pudieran contestar a nuestra pregunta. Pero al una relación y concatenación de causas y efectos. Y
mismo tiempo, estaremos eliminando a toda socie- aunque la construcción9 de la respuesta implica una
dad cazadora-recolectora (por carecer de un amplio carga de subjetividad, ésta se debe nada más y nada
y complejo sistema agropecuario) del sistema estatal, menos que a la objetividad de la independencia en-
y debemos indagar si esto automáticamente convierte tre objeto y sujeto de estudio, o sea, a su indepen-
a toda sociedad agropecuaria en una sociedad estatal. dencia ontológica, a que uno no está contenido en
Luego nos encontraremos empíricamente con que el otro y viceversa, razones por las que debe estable-
no toda sociedad por el mero hecho de ser agrope- cerse una relación entre ambos, relación en la que se
cuaria constituye una sociedad estatal, y que simultá- manifiesta la mutua influencia entre sujeto y objeto
neamente no existe sociedad estatal sin explotación y de la que obtenemos las percepciones, descripcio-
agropecuaria. Entonces podemos darnos cuenta de nes, conceptualizaciones y explicaciones o interpre-
que el factor agropecuario no es el único ni quizás el taciones de la realidad. Esta subjetividad individual
más importante principio general tipo ley para la con- constructora de respuestas, al ser contrastada ante
formación del Estado. Habrá que indagar nuevamente la objetividad ontológica de la realidad, muestra el
si el agropecuarismo es sólo una variable, o un factor grado de certeza o error y de veracidad o falsedad
favorable, o si en efecto puede considerársele como que hay en cada una de esas construcciones.
un principio general tipo ley, o qué pasa con esto. Siendo así, dicha respuesta “construida” por el
Y así sucesiva y largamente, al investigar nuestro sujeto de estudio (subjetivo) se convertirá en una
objeto de estudio teórica y empíricamente en bus- explicación en mayor o menor medida falsa o ver-
ca de la respuesta a nuestras interrogantes, descu- dadera, acertada o errónea según el resultado de
briremos regularidades, excepciones, aspectos en la contrastación empírica ante el objeto de estudio
común, aspectos no compartidos, similitudes, di- (objetivo). Y puesto que sólo lo imperfecto es perfec-
ferencias, etc., hasta llegar a plantear las causas, su tible y sólo lo falso es falsable, sostengo que siempre
imbricación y la dinámica que dan lugar a determi- serán mejores explicaciones científicas imperfectas
nados efectos, conformando así una respuesta plau- y falsas, que simples interpretaciones, narraciones y
sible y al menos momentáneamente satisfactoria descripciones “complejas” y “vanguardistas”.
para nuestra investigación. En explicar o no explicar el objeto de estudio ra-
dica el hacer o no hacer ciencia. En hacer o no hacer
ciencia radica el generar o no generar conocimiento
Conclusiones menos falso y menos subjetivo. En generar o no gene-
rar este tipo de conocimiento radica tanto la eficiente
Con toda esta información que hemos obtenido de o ineficiente aplicación del mismo, así como el poder
la realidad (en el hipotético proyecto de investiga- o no poder transformar efectiva, crítica y racional-
ción recién comentado) podemos optar por expli- mente la realidad (o al menos, el poder darnos cuen-
carla o por interpretarla, por generar conocimien- ta de cómo aquéllos en el poder la transforman). En
35
la eficiente o ineficiente aplicación del conocimiento
a la transformación de la realidad, radica el solucio-
nar o no solucionar los problemas reales, materiales
y concretos de la humanidad. ¿No resulta entonces
importante y necesario “explicar” la realidad científi-
camente? ¿Ciencia o no ciencia?10
En este punto quizás el lector se pregunte ¿cómo
la arqueología podría ayudar a solucionar tales pro-
blemas? Para empezar, no la arqueología, sino los ar-
queólogos debemos cambiar nuestras arqueológicas
teorías y nuestros prehistóricos objetivos cognitivos.
Es decir, por un lado debemos empezar a considerar
a la arqueología como una ciencia, pero ciencia no
por aplicar técnicas sofisticadas de análisis en labo-
ratorio o porque se usa alta tecnología satelital y ci-
bernética en la prospección de campo; sino ciencia
porque debería explicar causalmente los procesos status quo en que está inmerso nuestro mundo actual
sociales y los eventos particulares que se abordan11. Y demostrando la incesante dinámica de los procesos
por otro lado debemos proponernos hacer arqueo- socio-económico-culturales, dar razón del origen,
logía no exclusivamente para ganar puntaje como desarrollo y condiciones de la explotación entre
investigadores, para justificar el presupuesto asig- clases sociales y fundamentar su necesaria erradica-
nado, para reproducir el discurso oficial de Estado, ción; esbozar las leyes de lo social como la biología,
para ensalzar nuestro “pasado glorioso”, para expor- la química, la física, etc., lo hacen con las leyes de
tar la imagen nacional, para importar turismo inter- lo natural, entre otras tantas ideas y aportes que po-
nacional, etc., sino además de todo lo anterior (lo drían desarrollarse desde el ámbito arqueológico
cual puede ser muy válido), también para explicar el con el fin general de generar conocimiento, aplicar-
devenir histórico de la humanidad, poner de mani- lo y solucionar problemas?
fiesto las leyes fundamentales que rigen tal devenir y La verdadera ciencia genera conocimiento eva-
así poder tomar acciones para encauzar ese devenir. luable acerca de la realidad, ese conocimiento per-
La arqueología ya ha sido base fundamental para mite explicar tal realidad, a su vez; esa explicación
reconocer el origen material y terrenal de la huma- permite la aplicación del conocimiento para trans-
nidad y refutar los mitos del génesis, ha puesto en formar esa realidad y solucionar problemas.
evidencia grandes catástrofes de índole ecológica, Si esto no es así, quizás se hará investigación, re-
económica, política, etc., en muchas de las socie- portes, analogías, análisis, sistematización de datos,
dades pretéritas estudiadas, lo mismo que grandes aplicación del método científico, etc., pero el poten-
épocas de esplandor y desarrollo; ha permitido cial científico será desperdiciado. En otras palabras,
constatar que la raza8 no ha sido impedimento para se hará ciencia en tanto al menos hacia el interior de
que múltiples y diversos pueblos en todo el mundo la disciplina investigativa se genere el conocimiento
alcancen una alta civilización, y ha refutado engaños que explique y permita transformar la realidad resol-
y errores de fuentes históricas entre muchos otros viendo problemas. Ejemplo de estos, son las exitosas
importantes aportes al conocimiento y entendi- y probadas investigaciones sobre energía solar, pro-
miento del devenir histórico de la humanidad. cesos industriales ecológicos, desarrollo autosustenta-
¿Por qué no podría ahora argumentar y sustentar ble, etc., las cuales, por turbios intereses económicos
la no natural ni inmutable realidad social del actual
36
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?
Notas
1
Me refiero a la polémica que desde el ámbito de la filosofía de la
ciencia, se ha venido dando a partir de la aparición de las corrien-
tes de pensamiento postmoderno en las teoría y práctica cientí- ción conceptual de estos “lugares” y “momentos” por los que
ficas, como el antimetodologismo, la hermenéutica, el caos y la pasa el algo investigado científicamente.
complejidad, etc., las cuales han planteado (a muy grandes ras- 4
Claro que el buen o mal, así como el positivo o negativo, justo
gos y simplificadamente) que la realidad es incognoscible por no o injusto uso y manejo de estas “ventajas” de la investigación y
poder ser abarcada en su totalidad, y por ser subjetiva la percep- del conocimiento científico, ya caen fuera de las consideraciones
ción que de ella tienen los investigadores. Por lo tanto, su conclu- y de la delimitación del tema de este trabajo. No obstante, son
sión es que a la realidad no se le explica, tan sólo se le interpreta aspectos cruciales que merecen nuestra atención seamos o no
a criterio de cada individuo de manera inmensurable e inevaluable. seamos científicos.
2
Cabe señalar que para llegar a una explicación, resulta impres- 5
Algo muy propio y característico tanto del antimetodologismo
cindible epistemológica y metodológicamente el realizar una inter- como del relativismo extremo, y que es argumento típico de las
pretación de la realidad observada. Toda explicación tiene implícita teorías que proponen la incognoscibilidad de la realidad así como
necesariamente la interpretación. Por el contrario, para llegar a una la inconmensurabilidad del conocimiento y de las teorías.
interpretación no hace falta ni por mucho, realizar una explicación. 6
Aunque este trabajo aborda más particularmente la disciplina
Las interpretaciones no implican necesariamente una explicación. arqueológica -por ser la profesión del autor-, las consideraciones
3
Propongo estos términos en función del “lugar” y del “mo- generales planteadas son igualmente aplicables a todas las de-
mento” en que los hechos del algo investigado son observados más disciplinas científicas, sean sociales o naturales.
empíricamente. Es decir, las causas -en el antes o principio del 7
Por brevedad, obviaré la obligada contrastación de nuestros mode-
algo- son hechos vistos a priori; la acción de dichas causas y su los o teorías y las analogías y comparaciones de nuestras propues-
dinámica -en el durante del algo- son hechos vistos de factum, y tas con las de otros autores que han investigado la misma temática,
los efectos finales -en el después o fin del algo- son hechos vis- y demás procedimientos de cotejación y refutación necesarios para
tos a posteriori. Desde luego, se tiene muy presente la dinámica evaluar qué tan cierta o falsa es la hipótesis que proponemos. Así
dialéctica de los procesos (sean éstos naturales o sociales) que mismo, omitiré los criterios y la polémica sobre qué es y cómo es
se da en la realidad, y que en el transcurso de esta incesante un Estado para no extenderme demasiado, ya que tales aspectos
dinámica procesual, los factores que intervienen pueden trans- aunque relevantes, no son el tema central de este trabajo.
formarse, e incluso pueden aparecer nuevos factores y nuevas 8
Hago uso del concepto raza exento de la polémica y de la carga
dinámicas, formando una permanente concatenación de fenó- ideológica que le caracteriza. Personalmente considero que es
menos, causas y efectos. Sin embargo, ello no impide la detec- útil e innegable: el concepto raza hace referencia al conjunto de
37
caracteres genotípicos y fenotípicos que distinguen a las diversas Flores B., Bernardo A. “Los alcances de la arqueología. Una breve
poblaciones humanas. Ahora bien, su uso con fines ideológicos reflexión teórica en torno a la praxis arqueológica”, en: Expresión
como superioridad genética o de cualquier otro tipo, es una tor- Antropológica. Nueva Época núm. 15. Estado de México. 2002.
peza inaceptable. (Ponencia presentada en el VIII Foro Estudiantil Latinoamericano
9
El hecho ontológicamente inevitable de que el conocimiento no de Antropología y Arqueología, Brasilia, Brasil. 2001).
se autogenera, es decir; que la realidad no nos habla para decir- .“¿Puede sustentarse una ciencia carente de leyes? El
nos sus cualidades y propiedades, sino que tan sólo se expresa y caso de la ciencia social visto desde la arqueología”, Ponencia para
nosotros la percibimos, parece ser el más común y cómodo ¿ar- el X FELAA Bolivia, 2003 (Publicación en preparación).
gumento? de las teorías agnósticas relativistas postmodernas. Lo Gándara Vázquez, Manuel. “Algunas notas sobre el análisis del
que estas teorías olvidan, es que aunque cada uno de nosotros conocimiento”, en: Boletín de Antropología Americana. núm. 22.
percibe a esa realidad de manera subjetiva, la realidad se mani- México. 1990.
fiesta de manera concreta y objetiva (es decir, tal como es). Por . “El análisis de posiciones teóricas: aplicaciones a la ar-
lo tanto si bien nuestra subjetividad puede generar conocimiento queología social”, en: Boletín de Antropología Americana. núm. 27,
acertado o equívoco, correcto o incorrecto; lo que finalmente lo México, 1993.
hace mensurable, evaluable y sobre todo falso o verdadero, no es Gómez Goyzueta, Fernando. “La hermenéutica como alternativa
la retórica del investigador ni su “vanguardismo”, sino la objetivi- ante el cientificismo en arqueología”, Ponencia en el X Foro Es-
dad de la realidad que permite contrastar ente ella la subjetividad tudiantil Latinoamericano de Antropología y Arqueología. La Paz,
de cada investigador, corroborando así materialmente el grado de Bolivia. 2003.
certeza y corroboración, o de error y refutación de las diversas y Hessen, Johan. Teoría del conocimiento. Editores Mexicanos Uni-
subjetivas hipótesis propuestas. dos, GRAFIMEX, México, 1993.
10
No me refiero tan sólo a la definición y delimitación de qué es Hodder, Ian. “Reading the past: current approaches to interpre-
ciencia y qué no lo es, ni a si se cumplen o no los requisitos de tal tation in archaeology”. Cambridge University Press. Great Britain.
o cual “academia” para denominar ciencia a algo, ni mucho menos 1986.
a la terca y estéril polémica postmoderna sobre la existencia y la . “Interpretation in archaeology”, en: Cambridge Ar-
utilidad de la ciencia. Voy más allá: puesto que la ciencia (o lláme- chaeological Journal. vol. 5. núm. 2. McDonald Institute for Ar-
sele como se desee) y el conocimiento que ésta genera están chaeological Research. Great Britain. 1995.
íntimamente ligados a la solución de problemas de la humanidad, Marx, Karl. “Tesis sobre Feuerbach”, en: Engels, Friedrich.
¿debe o no debe hacerse ciencia? “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”,
11
Evidentemente, habrá casos en los que el fenómeno estudiado Editorial Progreso, Moscú, 1967.
o los vestigios arqueológicos disponibles no serán los indicados . El Capital. Crítica de la economía política, Fondo de Cul-
para alcanzar tal objetivo cognitivo. Dicho sea de paso, no toda tura Económica, México. 1974.
descripción, interpretación u otro objetivo cognitivo no explicativo Montané, Julio Marxismo y arqueología. Ediciones de Cultura Popu-
es por sí mismo negativo de antemano. Habrán muchas investi- lar. México. 1980.
gaciones útiles y válidas cuyo objetivo cognitivo no sea necesaria- Morin, Edgar. “¿Se puede concebir una ciencia de la ciencia?”, en
mente la explicación científica. Ciencia y Desarrollo, vol, 7 núm. 42, SEP, CONACYT, México, D. F.
1982.
. “Introducción al pensamiento complejo”. Editorial GE-
Bibliografía DISA. España. 1990.
Trigger, Bruce. Historia del pensamiento arqueológico. Editorial Crí-
Bate, L. Felipe. “El proceso de investigación en arqueología”. Edito- tica. Barcelona. 1992
rial Crítica. Barcelona, España, 1998.
Bhaskar, Roy. “Filosofía y realismo científico”. Cuadernos de Crítica
Núm. 48. Instituto de Investigaciones, Filosóficas, UNAM, México.
1993.
38
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?
39
Cultura alimentaria en el México
prehispánico, colonial y actual:
un estudio sobre el cambio cultural alimentario
en antropología social
Angélica García Bustos
Introducción
42
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual
43
La popularidad del huitlacoche como comida típica mexicana de
origen prehispánico ha rebasado las fronteras de México, pues recien-
temente se ha introducido a otros países como lo es Estados Unidos en
donde se le conoce como “caviar azteca”, “trufa mexicana” o “maizteca”
(Paredes, 2006: 135).
Ahora bien, sabemos por las crónicas, que la alimentación mesoame-
ricana tenía como base de su alimentación energética a la gramínea lla-
mada maíz; la cual era complementada con otros alimentos que forma-
ban parte también de la dieta, como lo son el frijol, el chile, el nopal, la
calabaza y diversas especies vegetales silvestres y animales.
El frijol, complemento de la alimentación mesoamericana, ha sido y
El frijol, complemento de la es un cultivo de gran importancia también en México, ya que es la fuente
de proteína más barata para la población de escasos recursos. Hallazgos
alimentación mesoamerica- arqueológicos indican que el frijol se conoce desde hace aproximada-
mente 7000 años antes de nuestra era, lo cual lo ubica al igual que el
na, ha sido y es un cultivo de maíz como uno de los cultivos más antiguos en Mesoamérica.
Otro ejemplo más de un complemento alimentario durante la época
gran importancia también en prehispánica es el nopal o nopalli, llamado así por los nahuas, significa
“tunal o árbol que lleva tunas” (Ochoa, 2003: 16). Árbol o planta xerófita
México, ya que es la fuen- originaria del continente americano, pertenece a la familia de las cactá-
ceas y en nuestro país existen numerosas especies, la más común es la
te de proteína más barata “opuntia” que es comestible y la cual se usa para elaborar bebidas o para
complementar guisados, además de aprovechar su fruto que es la tuna y
para la población de escasos la que también es clave en la preparación de alimentos y bebidas.
Entre las especies de insectos, que se ha demostrado eran comestibles
recursos por poseer una riqueza en nutrientes y en proteínas, principalmente,
era la mosca de los lagos y sus huevecillos (axayácatl); así como diversas
especies de chapulines (ahuauhtli), hormigas y sus larvas (chicatanas),
gusanos de maguey, jumiles, escamoles, chinches, escarabajos y abejas;
mismos que dieron también un alto contenido de niacina, riboflavina,
calcio, fósforo, hierro y otros nutrientes, por lo que se consideraban tam-
bién alimentos importantes en la dieta (Aguirre, 1980: 70,71).
El consumo de insectos (conocido como entomofagia) en la época
prehispánica se encuentra documentado en el Códice Florentino, escri-
to por Fray Bernardino de Sahagún y sus informantes, en el mismo se
destacan 96 especies de insectos comestibles. Actualmente se han con-
tabilizado 506 especies comestibles a lo largo del territorio mexicano
(Paredes, 2006: 149); lo que corrobora la importancia de su consumo,
principalmente en las zonas centro, sur y sureste de México.
En el siguiente cuadro se muestra una variedad de insectos comes-
tibles de origen prehispánico, algunos de éstos en la actualidad aun
son aprovechados con la característica que se han convertido en “exó-
ticos o raros”,1 así también visualizamos el lugar donde se recolectan
o consumen:
44
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual
Piojos Oaxaca
Morelos, Estado de México, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Puebla, San Luis Potosí,
Chinches Jalisco, Oaxaca, Querétaro
Pulgones Puebla, Morelos, Guerrero, Hidalgo
Escamoles Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal, Tlaxcala, Nuevo León, Michoacán
Gusanos del nopal Guanajuato, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Distrito Federal, Estado de México
45
Abundancia de agua en los cultivos (Cod. Durán)
46
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual
47
sobre todo el maíz, porque cumplía en el Nuevo Mundo las funciones
alimenticias del trigo.
A principios del siglo XVI, cuando los conquistadores españoles lle-
garon al territorio mesoamericano el maíz definía la dieta cotidiana en
México-Tenochtitlán. Las culturas dominadas se vieron presionadas para
producir los alimentos que los conquistadores españoles estaban acos-
tumbrados a consumir, por lo que hubo el momento en que éstos deja-
ron de consumir únicamente lo suyo para adoptar lo otro. Así, surgió la
cocina mexicana actual.
Al respecto, Luis Alberto Vargas comenta que hubo una combinación
no sólo de técnicas culinarias, sino de productos naturales de dos mun-
dos, ejemplo de ello son las tortas, producto de la fusión de dos tradicio-
nes, ya que en su preparación se combina una serie de alimento tantos
prehispánicos como españoles (s/f: 78).
Varios alimentos prepara- Aguirre Beltrán menciona al respecto que se dio un proceso de acul-
turación, ya que tanto indígenas como españoles adoptaron alimentos
dos a la usanza tradicional de una y otra cultura. Los indígenas incluyeron en su dieta pan de trigo
integral, carne de res y verduras; no obstante que la dieta indígena conti-
fueron modificando su uso, nuaba incluyendo los alimentos tradicionales, sobre todo considerando
al maíz como alimento básico de subsistencia (1980: 71).
preparación y consumo. Varios alimentos preparados a la usanza tradicional fueron modifi-
cando su uso, preparación y consumo. Ejemplo de ello: los tamales de
Ejemplo de ello los tama- ancestral tradición indígena incrementaron la variedad en preparación
con la llegada de la res y el cerdo y sobre todo al utilizar en su prepara-
les de ancestral tradición ción la manteca, que los hizo más suaves y de textura porosa, así como la
utilización de distintas hojas para su envoltura. La combinación de salsas
indígena, incrementaron la y moles con carnes, aves y pescados, hizo de este alimento uno de los
pilares de la comida regional.
variedad en preparación con Dado que el cerdo fue el primer animal traído por los europeos a
Mesoamérica, permitió la utilización de los derivados de éste para la pre-
la llegada de la res y el cerdo paración de alimentos. Por ejemplo, la manteca como derivado del cer-
do permitió elaborar productos del maíz fritos como las tostadas y quesa-
y sobretodo al utilizar en su dillas (Solís, 1998: 22-24); de igual forma se emplearon como fuentes de
grasa el aceite de ajonjolí y el de oliva, que también fueron introducidos
preparación la manteca por los españoles.
Y sin duda, el precedente más remoto del periodo colonial, son los
afamados tacos de carnitas, que Cortés ofreció a sus capitanes en un
gran banquete para festejar la captura de México-Tenochtitlán, el 13
de agosto de 1521 (Solís, 1998: 23) y que hoy día constituyen una de las
comidas mexicanas de mayor aceptación y presencia en las festividades
de todo tipo.
Las cocinas coloniales también presentaron sus modificaciones con
la llegada de los europeos, ahora ya no se cocinaba a la altura del suelo,
como se venía realizando en la época prehispánica, sino en lo alto, por
48
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual
49
Los cambios que la sociedad
sufre con el paso del tiempo
son parte de su experiencia
y éstos a su vez se traducen
en acciones realizadas a ni-
vel sociedad, considerándola
como la red de relaciones
sociales realmente existen-
tes entre un grupo de seres
humanos que viven entre sí
Ofrenda de mazorca (Cod. Florentino)
Una vez descrito lo anterior, conviene destacar como se dio esa fusión
que conllevó a su vez un cambio cultural, pues los hábitos alimentarios
tradicionales prehispánicos se vieron alterados con la llegada de los espa-
ñoles, que impusieron nuevas alternativas de alimentación determinadas
por la situación social y cultural y a la que los individuos se adaptaron.
En esos encuentros de los sistemas culturales, la cultura donante puede
no presentar toda su gama de elementos culturales, y el sistema de valo-
res propio de la cultura receptora puede actuar como filtro o modificar
algunos elementos.
Los cambios que la sociedad sufre con el paso del tiempo son parte de
su experiencia y éstos a su vez se traducen en acciones realizadas a nivel
sociedad, considerándola como la red de relaciones sociales realmente
existentes entre un grupo de seres humanos que viven entre sí. Por lo
que el cambio es un proceso en el tiempo, que necesita actores sociales
para producirse, dichos actores hacen la sociedad o el pueblo y también
la cultura, que son sus manifestaciones materiales y espirituales.
50
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual
51
Una manera en la que puede darse el cambio cultural, es a través de
la aculturación3, aplicándose a los procesos que se desarrollan cuando
dos o más culturas separadas se ponen en contacto en un grado suficien-
te para producir cambios importantes en una de ellas o en ambas.
Como es sabido, la aculturación conlleva a la adopción de ciertos ras-
gos culturales distintos, que culturalmente se aceptan, o se rechazan, al
aceptarlos y al apropiárselos se hacen parte de esa cultura, sin embargo
el no despegarse totalmente del modelo cultural anterior, sino por el
contrario generar una combinación de elementos culturales, nos lleva a
provocar un sincretismo cultural.
El sincretismo es una herramienta importante para que el cambio
El sincretismo es una he- cultural se dé, ya que la resistencia disminuye cuando la innovación en-
cuentra factores de identificación similares con su cultura. El término
rramienta importante para se acentúa para explicar la combinación de patrones culturales en la ali-
mentación, que seguramente los indígenas experimentaron al encontrar
que el cambio cultural se similitudes entre el patrón alimentario tradicional y el que aceptaron
con la conquista y que puede tratarse de una combinación de elementos
dé, ya que la resistencia culturales, no sólo en los alimentos que pudieron identificar, sino tam-
bién en la forma de producirlos, prepararlos y consumirlos.
disminuye cuando la inno- Cambiar una cultura no es fácil, sin embargo, por complejo que re-
sulte, principalmente por como se involucra el factor humano, no es una
vación encuentra factores misión imposible, aunque sí debe ser un trabajo cuidadoso, bien pensa-
do, planeado y que responda a necesidades reales de los individuos.
de identificación similares Una vez analizado lo anterior sobre el cambio cultural, nos lleva a re-
flexionar que el cambio estará presente siempre como parte de las socie-
con su cultura. El término dades, sobre todo porque la cultura es producto de éstas y es dinámica,
el cambio puede ser gradual o espontáneo y aunque culturalmente esos
se acentúa para explicar la cambios pueden ser aceptados, rechazados o combinados, generalmente
conllevan un bienestar social.
combinación de patrones Por último, no olvidemos que la alimentación es una necesidad
biológica, pero también es un hecho social y cultural, pues para sa-
culturales en la alimenta- tisfacer esa necesidad biológica habrá que explotar el marco cultural
en el cual nos desarrollamos; por tal motivo la antropología de la ali-
ción, que seguramente los mentación estudia esa diversidad de hábitos y costumbres que carac-
terizan el patrimonio gastronómico de cada pueblo. La antropología
indígenas experimentaron al al estudiar la alimentación como un hecho social y cultural total, con-
sidera en ello los procedimientos que conlleva tal hecho, como son la
encontrar similitudes entre selección, adquisición, conservación y preparación de los alimentos,
así como conocimientos, conductas, representaciones y mitos relacio-
el patrón alimentario tradi- nados a esos procedimientos.
Por lo tanto, para la antropología los alimentos no son considerados
cional y el que aceptaron con sólo como portadores de nutrientes, sino modelos o mecanismos para
estudiar la cultura; pues nutrirse es el acto fisiológico y alimentarse es el
la conquista acto social y cultural de todo ser humano.
52
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual
Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo. mundo” en Alarcón Segovia, Donato (comp.) La alimentación de
los mexicanos, México, El Colegio Nacional, 2002.
Notas Godoy Augusto, Teófilo Herrera y Miguel Ulloa, Más allá del pulque y
el tepache. Las bebidas alcohólicas no destiladas indígenas de Méxi-
1 En la actualidad, los alimentos exóticos o raros, se han conver- co,. México, I.I.A./UNAM, 2003.
tido en comida de sectores privilegiados, debido a su alto costo. Ochoa Guillén, María de Lourdes, “Con el nopal en la frente y
2 La importancia de racionar la cantidad de tortillas según la edad y en el gusto” en Polaris (revista independiente), núm. 4, marzo
el sexo, era debido a que se consideraba que la estética del cuerpo 2003, 2003.
estaba estrechamente relacionada con los excesos en la comida. Paredes López, Octavio, Los alimentos mágicos de las culturas in-
3 El término aculturación se utilizó por primera vez en antropología dígenas mesoamericanas, México, F.C.E., 2006.
a finales del siglo XIX. Después de la II Guerra Mundial se convirtió Piña Luján, Ignacio, Presencia de la comida prehispánica, México,
en un importante campo de estudio de la antropología aplicada. Fomento Cultural Banamex A. C., 1987.
Solís, Felipe, La cultura del maíz, México, Clío, 1998.
Bibliografía Vargas, Luis Alberto, “Bebidas Mexicanas” en Cuadernos de Nutri-
ción, vol. 22, núm. 3, mayo-junio, 1999.
Aguirre Beltrán, Gonzalo. Programas de salud en la situación inter- Vargas, Luis Alberto y Leticia E. Casillas, “La alimentación en México
cultural, México, I.M.S.S./Colección Salud y Seguridad Social, 1980. durante los primeros años de la colonia” en Historia general de la
Bourges Rodríguez, Héctor, “Alimentos obsequio de México al medicina en México, México, Medicina Novohispana, s/f.
53
Lo cotidiano de la violencia
Amaceli Lara
Introducción
56
Lo cotidiano de la violencia
Aunadas a las características anteriores, la violen- La madre fue el familiar que más intervino en la
cia se reproduce en nuestra propia casa con el pre- aplicación de regaños y de golpes a los adolescentes,
texto de educar a los más pequeños: siendo las progenitoras del sector urbano quienes
La educación es un proceso traumático para un más regañan, aunque las del sector rural las superan
ser de nuestra especie en vías de convertirse en ple- en la práctica de los golpes. Los hermanos son una
namente humano. No se razona con un niño de un fuente importante de golpes, mientras que otro tipo
año: se le obliga a titubear demasiado a que actúe de de parientes ya se abstienen de propinarlos (Aguilar
determinada manera. Durante sus primeros años, y Molinari, 2004).
por lo tanto, los niños reciben un trato que, si pu- Entonces, podemos definir a la violencia do-
dieran hablar, no podrían calificar de otra manera méstica como aquellas formas de maltrato que
que como violento (Tomasini, 2002). manifesta un miembro de la familia para exacer-
Al respecto, recordemos que muchos de nosotros bar su poderío, el sujeto que la efectúa cree ser
hemos sido criados bajo la creencia de más vale un el más fuerte sobre los demás y tiene su origen
buen golpe a tiempo aunque para muchos de los padres en simples discusiones y desemboca en actitudes
de familia, esto se ha salido de control, han aplicado agresivas que en ocasiones llegan a golpes, todo
muchos golpes como mecanismo idóneo para edu- ello con el objeto de someter o dominar a otros la
car. A modo de ejemplo retomo una encuesta realiza- misma conducta puede repetirse con el pretexto
da entre los adolescentes asistentes de secundarias de de educar.
zonas urbanas y rurales, que arrojó datos reveladores:
57
Los tipos de violencia doméstica que han sido
identificados son de tipo verbal (insultos y amena-
zas); el físico (golpes, torturas físicas, muerte); el
sexual (contra la pareja, hijos u otros familiares); el
económico (se dispone de propiedades que pertene-
cen a la pareja o se dejan de satisfacer las necesida-
des mínimas de la familia a pesar de contar con los
medios para hacerlo); el psicológico (malas palabras,
humillaciones públicas o privadas) (Ríos, 2003).
Todas estas características de violencia intrafami-
liar se dan en un contexto social demandante para
la pareja. En nuestro país difícilmente una familia
de tres o más miembros puede vivir decorosamente Violencia de género
con la obtención de un sólo sueldo o salario. Así,
habrá familias en las que ambos padres de familia La discriminación social de la cual han sido ob-
trabajen. Las circunstancias dificultan la integración jeto las mujeres es un hecho ampliamente docu-
familiar: las distancias que hay que recorrer para lle- mentado. En diferentes épocas y en lugares muy
gar al trabajo son grandes y en esto se invierte mu- distintos;,es posible encontrar múltiples ejemplos
cho tiempo y dinero, a veces hay que pagar renta, que muestran cómo las mujeres han experimen-
se tiene que pagar agua, electricidad, además de tado situaciones de desventaja respecto de los
contemplar otros gastos básicos (alimentos, ropa, hombres, en diversos ámbitos de la vida social (ju-
consultas médicas, transporte, etcétera). rídico, educativo, laboral, político, familiar). Tales
Pocas son las madres de familia que se quedan en evidencias han conducido a que se reconozca la
sus casas al cuidado de los hijos, y aunque lo hicie- existencia de un sistema social caracterizado por
ran, también se ven presionadas en administrar, de la dominación de las mujeres por parte de los
la mejor manera, los recursos económicos que son hombres. Esta forma de dominación, conocida
destinados a la manutención de los hijos y del hogar. como patriarcado o como sistema sexo-género,
Asimismo, quien se queda en casa realiza muchas es considerada como uno de los ejes principales
labores demandantes y rutinarias, porque se nos ha de desigualdad social entre los seres humanos de
enseñado que eso se espera de las mujeres mexica- las sociedades contemporáneas, que interactúa
nas. Estas labores domésticas cansan física y psicoló- con otras formas de diferenciación social: la clase,
gicamente a quienes las realizan, entonces no que- la raza o la etnia, reforzándose mutuamente. De
dan deseos, ni la energía suficiente para otras cosas, allí que el Programa de las Naciones Unidas para
como distraerse o convivir con los hijos y el marido. el Desarrollo considere a la disparidad por sexo
También, hay mujeres que decidieron o tuvieron como un indicador negativo del nivel de desarro-
que hacerse cargo de los hijos solas. En estos casos llo humano de los países (Rendón, 2008).
y otros muy parecidos: ¿quién atiende a la señora?, No existe acuerdo acerca de los orígenes de la
porque pareciera que una mujer mexicana nace subordinación femenina. Para algunos autores la
para servir a los otros; ella, finalmente, es totalmen- explicación está en las diferencias biológicas, para
te invisible: lleva a cabo un trabajo en la casa que otros está en las estructuras sociales o instituciona-
es rutinario, frustrante, actos violentos que se acen- les, y para otros más en la división jerárquica del tra-
túan contra ella; distinguiéndolos como violencia de bajo, donde la mujer ocupa el lugar subordinado.
género. (Rendón, 2008).
58
Lo cotidiano de la violencia
59
de clases, la violencia cambiará de contexto: habrá De esta forma, ¿qué podemos exigir a los maes-
algunos maestros que ejerzan cierto tipo de agresión tros cuando se enfrentan a una situación laboral
sobre los alumnos, esto porque es difícil lidiar con frustrante? Como padres de familia exigimos mucho
un grupo de 40-50 alumnos, que por muy diversos en la educación de los hijos, pero ¿cooperamos con
factores, no se pueden controlar fácilmente. En es- las instituciones educativas para que esto se logre?,
tas condiciones, el maestro es propenso a sufrir bur- ¿asistimos a juntas o días de clase abiertos? Incluso,
nout (quemado) o sobrecarga emocional; situación muchos padres de familia ven la escuela como la
a la cual son también expuestos: servidores públicos, güardería de los hijos, es como si los abandonaran,
profesionistas o empleados, cuyas labores los obli- dejando todo a los maestros y a la institución. No
guen a estar en contacto constante con el público. sabemos quiénes son sus amigos, cuáles son sus pro-
Además de las actividades propias de cada empleo, blemas e intereses, cómo se siente en el grupo. Aun
el estar atendiendo a la gente y obedeciendo a sus así exigen a los hijos las mejores calificaciones.
jefes o patrones, representa un desgaste físico y psi- Los padres dejamos toda la responsabilidad for-
cológico importante para las personas. mativa en la figura del maestro. Así, logramos que
En muchas escuelas de México, la profesión de esté presente el burnout en el maestro. Cristina Mas-
ser maestro se dificulta por los sueldos bajos, las ma- lach describió este síndrome como el agotamiento
las condiciones laborales: gran número de alumnos, emocional, despersonalización y baja realización
escazos salones de clase sin los medios adecuados, personal, con las siguientes características1:
instalaciones en ruinas. Aunado a lo anterior, hay
profesores que realizan doble jornada laboral para • Agotamiento emocional, que se refiere a la dis-
obtener un sueldo decoroso. minución y pérdida de recursos emocionales.
• Despersonalización o deshumanización, consis-
tente en el desarrollo de actitudes negativas, de
insensibilidad y de cinismo hacia los receptores
de servicio prestado.
• Falta de realización personal, con tendencias
a evaluar el propio trabajo de forma negativa,
con vivencias de insuficiencia profesional y baja
autoestima.
• Síntomas físicos de estrés, cansancio y malestar
general
• Sentimientos de vacío, agotamiento, fracaso,
impotencia, baja autoestima y pobre realización
personal. Nerviosismo, inquietud, dificultad
para la concentración y una baja tolerancia ha-
cia la frustración: comportamiento paranoides
agresivo hacia los clientes compañeros y hacia
la propia familia.
• Cefaleas, insomnio, algias osteomusculares, al-
teraciones gastrointestinales, taquicardia, entre
otras manifestaciones corporales.
• Predominio de conductas adictivas y evitativas,
consumo aumentado de café, alcohol, fármacos
y drogas ilegales; ausentismo laboral, bajo ren-
60
Lo cotidiano de la violencia
61
para modificar estos procesos de violencia, todavía temporales, el aumento de la inseguridad laboral, el
se está en la fase exploratoria del fenómeno. Algunos aumento de las cargas de trabajo y de más presión; y
casos han sido detectados y abordados desde los mis- el deficiente equilibrio de la vida laboral es un factor
mos planteles educativos. No obstante, la situación se que contribuye al estrés relacionado con el trabajo,
torna aún más grave, cuando son las mismas autorida- la solidaridad entre compañeros no existe.
des de los planteles quienes no pueden controlar la El acoso psicológico o mobbing, es un viejo fenóme-
proliferación de este fenómeno, como los hechos que no presente en muchos lugares de trabajo, causado
se están dando en Ciudad Juárez,6 donde los alumnos por el deterioro de las relaciones interpersonales,
no sólo han aprendido en su casa sobre la violencia, así como de disfunciones organizacionales. Esta
sino también en el entorno en donde viven. El apren- situaciónn está relacionada con una variedad de
dizaje, les ha permitido organizarse en pandillas, para factores, en las que incluyen la discriminación de
abusar de los más débiles. Este ambiente hostil les ha género, religiosa, étnica, de edad, de nacionalidad,
enseñado que no hay valores ni consecuencias, no im- discapacidad, antecedentes, orientación sexual y de
porta lo que se haga, así se sobrevive, así se vale ser. otras variedades, así como de razones socioeconómi-
De esta manera no hay respeto para nadie, ni en sus cas. El mobbing se identifica en el ambiente de traba-
hogares, ni para los profesores y los compañeros a los jo como el comportamiento agresivo y amenazador
que extorsionan y cobran por su seguridad, dentro de uno o más miembros de un grupo, el acosador;
del plantel educativo. Tampoco hay respeto para sí en contra del objetivo o la víctima; aunque ocasio-
mismos, así las jovencitas menores de quince años se nalmente esta puede ser una practica que se efectué
prostituyen porque les gusta. En Juárez vemos la cara en grupos, (varios compañeros contra un individuo
más trágica del bullying: aprender a ser cruel es ser en particular).
gandallas, porque si no, no se pueden sobrevivir. Hay un sinnúmero de acciones que pueden di-
El fenómeno del bullying puede presentarse en ficultar la vida de un compañero de trabajo: todos,
los distintos niveles educativos y una vez que salimos hemos presenciado o puesto en marcha alguna es-
de una institución educativa para insertarnos en el trategia para bloquear o, dañara a otro ser incluso
mercado laboral, no estamos exentos de la violencia sabemos o distinguimos personas que encuentran
vivida, ahora en un entorno donde tal vez permanez- disfrute en estas acciones. Este tópico es amplio y
camos por mucho más tiempo en nuestro trabajo. complejo, por el momento sólo me limitaré a hacer
una breve reseña, no obstante merece una investiga-
ción y análisis más profundo, los cuales desenmasca-
Mal de muchos... el mobbing re el actuar de un acosador.7
Sin embargo, sí quisiera centrarme en el acosado,
Imaginemos vamos a trabajar en un lugar donde para esto debemos imaginarnos las consecuencias
conviviremos con amigos o extraños, por al menos que enfrenta un trabajador que sufre algún proceso
ocho horas diarias. Lo ideal sería que ese entorno de hostigamiento. Una persona que es constante-
fuera cómodo, en donde nuestros compañeros fue- mente molestada por sus compañeros tendrá erro-
ran amigables, tolerantes y respetuosos. Sin embar- res en su trabajo, a tal grado que difícilmente podrá
go, la mayoría de las veces, nos desarrollamos en tener una convivencia en el entorno laboral. Auna-
centros de trabajo en donde la dinámica laboral es do a lo anterior, en su cuerpo sentirá las consecuen-
competitiva, hostil. El cambiante mundo del traba- cias del estrés; probablemente enfermará, hasta que
jo hace crecientes demandas en los trabajadores la cambie de puesto laboral o abandone el trabajo. El
reducción de puestos y la subcontratación, la nece- acosador habrá logrado su objetivo.
sidad de una mayor flexibilidad en cuanto a la fun- Coincido con Peña Saint Martín y Sánchez D.,8
ción y competencia, el creciente uso de contratos cuando afirman que dada la gravedad de los proce-
62
Lo cotidiano de la violencia
sos de acoso laboral, es necesario alertar a los diver- nes sean responsables de los trabajadores en una
sos grupos sociales involucrados sobre la necesidad empresa; porque todos estos procesos de asedio
de llevar a cabo acciones que conduzcan a eliminar acarrean horas de inactividad laboral, además de
el hostigamiento psicológico en el contexto laboral, desestabilización en las empresas.
ya que el mobbing tiene el potencial de infringir un Ahora recapacitemos, he descrito cuadros de vio-
daño emocional extremo, que conduce a cuadros lencia en el hogar (muchos de los cuales también
patológicos, psíquicos y físicos severos e incapacitan- son producto de los problemas vividos en la escuela
tes, e incluso la muerte. y en el trabajo); he descrito el ambiente hostil en
En otras palabras, quienes ya hemos vivido y so- el que cada día muchos mexicanos se desarrollan
lucionado procesos de acoso laboral, debemos ha- profesionalmente. Todo esto es permitido por no-
blar más de esta situación y decir a los demás que sotros, miembros de esta sociedad, ya que no mo-
no es “normal” ser molestado en el trabajo, que no dificamos nuestra conducta con los demás y menos
es “normal” el abuso y la burla en el entorno la- con nosotros mismos; incluso por la tolerancia que
boral, que no es “normal” que se desquiten con el las autoridades, tanto gubernamentales como labo-
nuevo, que no es “normal” que no se respeten las rales, tienen al respecto. Por lo tanto, es obvio que
opiniones del nuevo porque acaba de entrar a la- reproduzcamos más cuadros de violencia en los de-
borar, que no es “normal” que se difundan chismes más entornos, por lo que podemos hablar también
o rumores en torno a su persona. Debemos hablar, de la violencia social.
y sensibilizar a las autoridades, jefes, dueños, quie-
63
La violencia desde el gobierno cir, son dos factores que inciden en el mantenimien-
to u obtención del poder social.
Como podemos ver todo este contexto agresivo, que Un pequeño ejemplo de ello es el dado por el
actualmente estamos viviendo, de alguna u otra ma- propio Tomasini (2002), expuesto hace ya ocho
nera está relacionado con muchos factores sociales, años, el cual continúa vigente:
económicos, políticos, que inciden en nuestra vida.
De tal manera que el Estado también es correspon- A pesar de las promesas de campaña, el gobierno incrementa
sable de que la situación no cambie, sino al contra- brutalmente los impuestos, e implanta nuevos. La sociedad
rio, que todas estas situaciones de violencia se incre- protesta pero, dado que se trata de un estado de derecho, de
menten y se reproduzcan en los ambientes en los un gobierno elegido democráticamente, etcétera; los ciuda-
que hacemos nuestra vida cotidiana. danos no tienen nada qué hacer o, ¿no pagará el propietario
Hay niveles de violencia institucional y estructu- de un automóvil su tenencia?, ¿se negarán acaso las personas
ral-cultural. Estos niveles de violencia son casi invisi- a hacer su declaración anual y a pagar sus respectivos ISR?,
bles, pero son aún más destructivos en su impacto. ¿ni compradores ni vendedores acatarán ya las disposiciones
Ejemplos de estos tipos de violencia ocurren dentro concernientes al IVA? Nada de eso es viable. Empero, una
de las instituciones del gobierno y se manifiestan cosa es clara: habrá sido a la fuerza que el gobierno en cues-
también en las decisiones de los poderes económi- tión habrá impuesto su nueva política fiscal. En otras pala-
cos, que buscan mantener el sistema que les da con- bras, se habrá ejercido sobre los ciudadanos de un país, vio-
trol de muchísimos recursos materiales y humanos. lencia económica.
(Prigoff, 1998)
Los peligros que la violencia entraña son los La violencia social que ahora es ejercida por el
propiciionados por la injusticia y la imposición ar- gobierno mexicano, no sólo radica en la permisivi-
bitraria de voluntades y, a la vez, encargados de ge- dad de los demás actos de violencia, sino también en
nerar más violencia. Y se honda más en este aspecto; la planeación y generación de todos aquellos actos
quizá se pueda encontrar una conexión importante que someten a la población:
(más no esencial) entre violencia e irracionalidad
(Tomasini, 2002). • Menos fuentes laborales.
Dada la responsabilidad del gobierno en torno • Menores ingresos.
a la situación social que estamos viviendo, se han • Malas condiciones de vida para la gran mayoría
identificado, desde las instituciones gubernamenta- de la población.
les, otras tres formas de violencia:9
Toda esta violencia generada por el propio Es-
Violencia política. Es la comisión de actos violen- tado tendría otra lectura: “a ti pueblo, te someto,
tos motivados por la obtención o mantenimiento de te aplasto, te hago menos, para que no reacciones,
poder político. para que ya no tengas oportunidad de defenderte”.
Violencia económica. Es la comisión de actos violen- Es decir, las cuotas de calidad de vida no llevan a
tos motivados por la obtención o mantenimiento de la muerte biológica del individuo necesariamen-
poder económico. te, pero existen y se gestan otras formas de violen-
Violencia social. Es la comisión de actos violentos cia como la crueldad, el abandono, las violaciones
motivados por la obtención o mantenimiento de po- sexuales, la violencia intrafamiliar, la de género, la
der social. laboral, la indigencia, la marginación de los satisfac-
tores básicos como el alimento, la vivienda, la edu-
Sin embargo, considero que la violencia social cación, el trabajo y los logros personales limitados o
abarca tanto la violencia política y económica, es de- cancelados por la crisis económica. Todas aquellas
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Lo cotidiano de la violencia
65
Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo. Bibliográficas
66
Lo cotidiano de la violencia
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http://www.jornada.unam.mx/2007/06/13/index.php?section=so
67
Iconografía mexicana VII.
Atributos de las deidades femeninas (reseña bibliográfica)
Maria Rodríguez- Shadow, doctora en
antropología social, investigadora de la
DEAS/ INAH
Introducción
70
Iconografía mexicana VII
71
diversas divinidades que han recibido plegarias y han sido reverencia-
das en distintos periodos históricos y por diferentes grupos en nuestro
país; que les han erigido santuarios, se organizaban peregrinaciones a
los lugares de culto y eran adoradas como númenes que prodigaban los
recursos que mantenían la vida humana.
Así, Chalchitlicue, Xilonen, Tlazoltéotl, Xochiquetzal, Citlalinicue,
Mayahuel, la virgen de Ocotlan y otras deidades de la tierra, del agua y
del cielo son estudiadas usando diversas perspectivas, distintas metodo-
logías y enfoques teóricos.
El doctor Jorge Angulo en su ensayo “De madres progenitoras a Dei-
dades de los mantenimientos” apunta, desde una perspectiva del estruc-
turalismo clásico, que los cultos a la fertilidad de la tierra se produje-
ron desde las etapas más tempranas de la evolución humana y que en
Mesoamérica se concretaron en la adoración de figuras femeninas que
representaban a las fuerzas creadoras y las divinidades asociadas a la pro-
ducción agrícola en las sociedades sedentarias posteriores.
“Chalchitlicue, diosa del agua”, una de las deidades femeninas más
reverenciadas de Mesoamérica, y los númenes acuáticos son analizados
por la doctora Beatriz Barba. En su ensayo, ella señala la existencia de
muchos lugares que eran verdaderos centros de culto a las deidades
acuáticas, por ejemplo: Tlapacoya y Teotihuacan. Otros sitios que tenían
altares dedicados a estos númenes del agua y la fertilidad del campo son:
Chichén Itzá, Tepepulco, Apazco, Xochimilco, Cerro de Moctezuma, el
cerro de la Malintzin, Santa Ana Chiauhtempan, y la Laguna de la Luna
en el Nevado de Toluca.
Ya durante el Posclásico, señala la especialista, la adoración de las
diosas del agua en distintas culturas mesoamericanas se amalgamó con
tintes militares y su culto incluyó rituales de sacrificio humano. La autora
se extiende en el análisis de las ceremonias que se hacían, así como las
características iconográficas mostradas por estas deidades en diferentes
códices, mencionando que hacia el Posclásico las diosas adquirieron ma-
tices bélicos y un estatus secundario debido al carácter militarista de las
sociedades. Se trata de un análisis diacrónico basado en el estudio de
materiales arqueológicos y códices.
Desde la perspectiva del materialismo histórico, el arqueólogo Eduar-
do Corona, aborda en Xilonen, Tlazoltéotl y Xochiquetzal. Iconografía de tres
deidades de la formación social teotihuacana, el análisis comparativo de cua-
tro propuestas formuladas por Caso, Armillas, Florescano y Tena. Dichos
planteamientos son presentados para estudiar la manera en la que esos
especialistas enfocan sus estudios de la religión mesoamericana. El autor
propone que las deidades, concretamente las citadas en el título de su
contribución, expresaron, además de un continuismo artístico, un para-
lelismo en las formas de producción, ya que estos númenes se relacionan
con las formas básicas de la economía: la agricultura y la conquista mili-
72
Iconografía mexicana VII
73
tar, además de que enfatizan su carácter femenino al ser las reproducto-
ras de otros seres humanos, materia prima de la fuerza de trabajo.
Sonia Rivero, en su estudio “Atributos religiosos de una figurilla fe-
menina de Lagartero, Chiapas” analiza esta pieza, localizada en un área
habitacional que corresponde al Clásico Tardío. Se trata de una figurilla
que presenta en su indumentaria diferentes glifos relacionados princi-
palmente con las deidades del agua, del maíz y de las artesanas. La auto-
ra destaca la importancia del hallazgo de la figurilla femenina al señalar
que en el resto del área maya estas esculturas encontradas, generalmen-
te, representan hombres en su papel de sacerdotes, guerreros, dioses, ju-
gadores de pelota y músicos. Por lo tanto este descubrimiento le permite
plantear que “en Lagartero… el sexo femenino fue tan importante como
el masculino” (Rivero, 2007: 103). Se trata de un análisis sincrónico de
una representación femenina en cerámica.
“El motivo piel de serpiente y las diosas terrestres”, de la pluma de
Adriana Mondragón, comunica el significado simbólico de este diseño
ampliamente documentado en Mesoamérica plasmado en vasijas, cerá-
micas, escultura, arquitectura y documentos pictográficos. Se trata de
un diseño de variantes que se conocen desde el Clásico en Teotihuacan,
aunque sus representaciones más frecuentes se ubican en el periodo Pos-
clásico. Desde su perspectiva este motivo se relaciona con el mito de la
creación de la Tierra, aludiendo a la superficie terrestre donde es posible
la vida humana, entonces señala a diversas deidades terrestres, Cipactli,
entre ellas, monstruo terrestre primigenio que debió ser sacrificado para
formar el plano en donde habitarían los humanos. En este estudio la
autora emplea una perspectiva diacrónica.
Partiendo del análisis minucioso de diversas fuertes documentales y el
estudio de sus representaciones en varios documentos pictográficos, José de
Jesús Alberto Cravioto examina en “Citlallicue, la de la falda de estrellas” los
atributos de esta diosa. Al hacer referencia a su condición celeste y ponderar
los aspectos que la vinculan con la fecundidad, dado su importante papel en
el surgimiento del Quinto Sol, el autor llega a la conclusión de que se trata
de una manifestación de Omecíhuatl, de la deidad de los mantenimientos
y de Ometéotl, el aspecto femenino del principio generador universal. El
autor se acerca a su objeto de estudio examinando las fuentes documentales
y las pictografías de diversos códices que resultaron útiles a su propósito.
A partir de un examen detallado de las representaciones de Chantico
que proceden de distintas láminas de documentos pictográficos fecha-
dos en diferentes épocas y diversas regiones geográficas, así como de
varias piedras labradas con su efigie, y el análisis de diversos mitos, la in-
vestigadora Teresa Sepúlveda en su contribución “Atributos de una diosa
de Xochimilco”, deduce que esta diosa del fuego mantuvo elementos
iconográficos y simbólicos constantes que permiten su identificación a
través del tiempo. Esta autora propone que el culto a Cántico-Cuaxólotl
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Iconografía mexicana VII
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go Francisco Rivas, propone en “Atlacoaya, Tezcacoac y Ayopechtli. Tres
advocaciones de Mayahuel, diosa del maguey y del pulque” que el culto
a esta deidad ha sido muy antiguo; plantea que este numen ha tenido
advocaciones tanto femeninas como masculinas y que esos símbolos re-
ligiosos ancestrales se continuaron resignificando para incluirlos en el
santoral novohispano. En su artículo discute las distintas traducciones
que se han propuesto de su nombre, así como las asociaciones simbólicas
que mantiene con otras deidades.
Carlos Rincón en su contribución que tituló “Donde ataron a nuestra
madre: la diosa de la tierra y el Coatepec de la Mixteca”, propone que los
antiguos habitantes de la Cuenca de Coixtlahuaca, llamados nguiwa, o
chocho, conmemoraron la creación al establecerse y fundar sus señoríos
a finales del periodo Clásico y principios del Posclásico. En la identifi-
cación del sitio y sus significados, analiza las representaciones de una
montaña amarrada por serpientes, la compara con las de la diosa de la
tierra y formula una reinterpretación de la conocida escultura mexica
de Coatlicue. Se trata de un ejercicio muy sugerente por la cantidad de
datos que reúne en apoyo de su propuesta.
Basándose en el análisis iconográfico de un relieve de la anunciación
que se encuentra en la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe en la
ciudad de México, Julia Santa Cruz Vargas y Enrique Tovar, se proponen
en “Una trampa al diablo que comenzó con su engaño” exponer algunas
76
Iconografía Mexicana VII
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Iconografía mexicana VII
elegido por la divinidad para prodigar sus dones, y como una respuesta
a la leyenda de la aparición de la virgen de Guadalupe ante un indígena
nahua en territorio mexica.
La narración de la aparición parece fundarse en la apropiación co-
munitaria de un símbolo sagrado de la religión católica impuesta a los
grupos indígenas. De este modo, un pueblo sometido a una conversión
religiosa obligatoria se vincula a un personaje sobrenatural que los pro-
tege, todo esto se instaurará en el imaginario colectivo, con sus poderes
milagrosos y les otorga dones que preservarán su salud y les otorgará un
sentido de orgullo étnico ante los mexicas, sus antiguos adversarios.
Se trata de una colección de ensayos que tienen como eje temático el
estudio de las deidades femeninas, que en su elaboración fueron consul-
tadas diversos veneros: las crónicas indígenas, las fuentes documentales
legadas por los clérigos españoles, los diversos códices elaborados por los
tlacuilos, generalmente de carácter religioso, los datos reunidos a partir
de las exploraciones arqueológicas, pinturas, efigies, tiestos y figurillas
de cerámica, estelas y esculturas. Esta extraordinaria compilación consti-
tuirá una referencia obligada a los especialistas y estudiosos que deseen
tener un panorama de los estudios más recientes y mejor fundados sobre
las particularidades de los ritos y las características de las deidades feme-
ninas en tiempos prehispánicos y principios del periodo colonial.
Notas
1
(http://www.fundacion-jung.com.ar/forum/Tesina2002.htm)
2
En el XVI Curso de Verano en El Colegio de México, en un diplomado de Estudios de
Género (2005), del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer http://piem.colmex.
mx/Cver2005/xochiquetzal.pdf
79
80
Santiago Carbonell
“De la belleza al desencanto”
81
Belleza rusa 140 x 180 cm. Óleo mixta tela 2010
Ignacio padilla
Escena mística 145 x 190 cm. Óleo mixta tela 2008