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NUEVA ÉPOCA • NÚMERO 41 • ENERO-ABRIL DE 2011

Enrique Peña Nieto


Gobernador Constitucional

Alberto Curi Naime


Secretario de Educación

Agustín Gasca Pliego


Director General del Instituto
Mexiquense de Cultura

Expresión Antropológica

Director: Ricardo Jaramillo Luque

Coordinador editorial: José Luis Caballero Espinosa

Consejo editorial: Fernando Muñoz Samayoa


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Ricardo Jaramillo Luque
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EXPRESIÓN ANTROPOLÓGICA es una publicación cuatrimestral que tiene como propósito primordial contribuir a la divulgación de importan-
tes investigaciones antropológicas realizadas en el Estado de México y otras regiones. Los artículos publicados en esta revista son revisados
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Certificado de Licitud del Título número: 10328 y de Contenido número: 7257. La edición consta de 1000 ejemplares.
Índice
Editorial 5

Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz 6


Silvia Romeu Adalid

Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?


Entre la explicación y la interpretación 26
Bernardo Flores Bonilla

Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual:


Un estudio sobre el cambio cultural alimentario en antropología social 40
Angélica García Bustos

Lo cotidiano de la violencia 54
Amaceli Lara Méndez

Iconografía mexicana VII.


Atributos de las deidades femeninas (reseña bibliográfica) 68
Maria Rodríguez-Shadow

Dossier: Exposición de Santiago Carbonell


“De la belleza al desencanto” 81
Editorial

T omando en cuenta la importancia y la pluralidad de alimentaría prehispánica, pasando por la influencia


nuestro patrimonio cultural como testimonio de los alimentaría en la conquista y la cultura alimentaría ac-
valores y el trabajo de las generaciones pasadas, este tual, así como el estudio de la alimentación como un
número contiene temas relacionados con este legado, factor social, resaltando la importancia de la cultura
específicamente el arte prehispánico, conservado en del maíz y los distintos alimentos que se preparan con
gran parte gracias a un grupo de coleccionistas que dicho grano desde las primeras culturas mesoameri-
con el tiempo donaron sus adquisiciones a diferentes canas, así como la diversidad de los alimentos que en
museos del país, así como una serie de propuestas so- la actualidad se siguen preparando y consumiendo.
bre el quehacer de la arqueología como ciencia. Como En un análisis sobre lo cotidiano de la violencia,
parte de nuestra riqueza cultural intangible tenemos Amaceli Lara parte del hecho de que vivimos un en-
un estudio sobre la cultura alimentaría mexicana en torno agresivo, relacionado con muchos factores so-
sus diferentes épocas y la fusión de ésta; cabe mencio- ciales, económicos y políticos que generan diversas
nar que en fechas recientes la UNESCO le asignó a la formas de violencia permitida y reproducida por to-
comida mexicana el título de patrimonio inmaterial y dos nosotros a lo largo de muchos años, y que, ade-
cultural de la humanidad; por otra parte, presentamos más muchas formas de violencia se han insertado
un estudio sobre lo cotidiano de la violencia. como parte de nuestra vida cotidiana.
Iniciamos con una entrevista realizada a la colec- El libro que se reseña en esta ocasión trata sobre
cionista de arte prehispánico Jacqueline Sáenz, que, iconografía mexicana, María Rodríguez nos dice que
junto con su esposo Josué, han sido reconocidos en el es una colección de ensayos sobre deidades femeni-
mundo como los depositarios de la mejor colección nas tomando como fuentes: crónicas indígenas, do-
privada de arte prehispánico. Silvia Romeo nos da a cumentos de clérigos españoles, códices elaborados
conocer la importancia del papel que tuvieron ellos por los tlacuilos y datos arqueológicos; dicha obra –
y otros coleccionistas en cuanto a sus aportaciones al comenta Maria– constituye una referencia obligada
adquirir y resguardar una infinidad de objetos pre- para los especialistas.
colombinos, que posteriormente formaron parte de Cerramos con una selección fotográfica de la
diversos recintos museográficos. obra pictórica de Santiago Carbonell, quien en fe-
El siguiente título: “Arqueología y Ciencias Socia- chas recientes expusiera su obra en el Museo de
les: ¿ciencia o no ciencia? Entre la explicación y la in- Arte Moderno, la cual toma como punto de partida
terpretación”, es la propuesta que nos hace Bernardo el realismo del siglo XIX y que hoy se mueve en el
Flores partiendo del supuesto de que los trabajos de ámbito moderno del fotorrealismo, en el que alcanza
tipo arqueológico deberían explicar causalmente los un verdadero virtuosismo, al captar en sus persona-
procesos sociales y los eventos particulares que abor- jes (mujeres, parejas y autorretratos) sus actitudes y
dan ligados a la solución de problemas de la humani- sus estados de ánimo.
dad, además de generar conocimiento o desarrollar
una descripción narrativa.
El tercer texto, de Angélica García, expone las
características de los principales alimentos que cultu- Arqueólogo Ricardo Jaramillo Luque
ralmente se consumen en México, desde la cultura Arqlgo. Ricardo Jaramillo Luque
Entrevista con una coleccionista:
Jacqueline Larralde de Sáenz
Silvia Romeu Adalid

Maestra en Estudios Latinoamericanos,


Investigadora independiente

Recepción: 08 de febrero 2010


Aceptación: 22 de septiembre de 2010

Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

E n el año de 1995 tuve la oportunidad de hacerle una entrevista muy


interesante a Jacqueline Larralde de Sáenz, una coleccionista de arte
prehispánico que amablemente me relató cómo ella y su esposo Josué
Sáenz iniciaron la colección. Para ello, considero necesario ubicarnos en
el año de 1944 cuando la pareja, con antecedentes de padres coleccionis-
tas, comenzó esta actividad.
En primera instancia, el doctor en economía Josué Sáenz de la Lon-
don School of Economics, fue hijo del profesor Moisés Sáenz y de Her-
linda Treviño, sobresaliente pareja interesada en la población indígena.
En el currículum de don Moisés, se pueden enumerar varias acciones:
él nació en Monterrey, Nuevo León, en 1888 y murió en Lima, Perú, en
1941. Estudió la carrera de maestro y después cursó estudios de especiali-
zación en Estados Unidos y Europa. Fue oficial mayor y subsecretario de
Educación Pública, presidente del Comité de Investigaciones Indígenas,
organizador del Primer Congreso Indigenista Interamericano, fundador
de la Casa del Estudiante Indígena y organizador y propagador de las
escuelas rurales y de las misiones culturales.1
Por parte de los padres de Jacqueline: Dora Larralde estudió la carre-
ra de violinista en Viena, Austria, y Hernán Larralde obtuvo el doctorado
en ingeniería en Georgetown University, Washington, ambos fueron per-
sonas muy instruidas y también coleccionistas de muebles antiguos y de
jarras inglesas del siglo XVII pintadas a mano.
Básicamente éstas son las raíces de Josué, fallecido el 4 de abril del
2004, y de Jacqueline, también fallecida el 7 de noviembre del mismo
año; razón por la cual se puede entender la fascinación que tuvieron
ellos por el coleccionismo de piezas prehispánicas, que de hecho inicia
en la década de 1940, a pesar de que en México ya se había redactado y
aprobado, desde 1897, la Ley sobre Monumentos Arqueológicos. Dicha ley es-
tablecía por primera vez la protección legal de los monumentos arqueo-
lógicos comprendidos como propiedad de la nación. En esta medida, se
han promulgado desde finales del siglo XIX cinco legislaciones preocu-
padas por los bienes arqueológicos e históricos declarando la propiedad
de la nación sobre ellos.
Sin embargo, todavía antes de redactarse la Ley Federal sobre Monumen-
tos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 (expedida durante
el gobierno de Luis Echeverría), hubo en la década de 1960 donaciones
por parte de los Sáenz al Museo Nacional de Antropología, como fue la
Estela 51 de Calakmul, Campeche, tal y como lo expone Alejandro Gertz
Manero en su artículo “El saqueo arqueológico, lento suicidio”.2
Considero muy importante que el lector recuerde que esta breve
Considero muy importante descripción comienza en el año de 1944, cuando realmente era otro
México, en donde, a pesar de las legislaciones de carácter cultural que
que el lector recuerde que se habían aprobado, existía la compra venta de objetos precolombinos
dando lugar a la formación de un núcleo de personas que en el México
esta breve descripción de aquel entonces eran considerados coleccionistas excéntricos y raros,
ya que se veía con buenos ojos coleccionar todo objeto con elementos
comienza en el año de culturales europeos. Sin embargo, hubo un conglomerado surgido de la
revolución mexicana que compartía otra visión respecto a la forma de
1944, cuando realmente comprender lo mexicano, muestra de ello son, como se indica en la en-
trevista que aquí presento: Diego Rivera, Rufino Tamayo, Lola Olmedo,
era otro México, en donde, Manolo Barbachano y los Sáenz, por mencionar algunos.
A partir de 1972 con la ley federal se declara que todo el patrimonio
a pesar de las legislaciones arqueológico es propiedad de la nación y que por tanto queda totalmen-
te prohibida la compra venta de piezas prehispánicas. Así, se comienza a
de carácter cultural que se poner en tela de juicio la actividad de los coleccionistas argumentando lo
nocivo que es para la formación de la identidad nacional y para el entendi-
habían aprobado, existía la miento y reconstrucción de la historia pasada de los mexicanos.
No obstante, y de acuerdo con Enrique Nalda, éste propone diferen-
compra venta de objetos tes tipos de coleccionistas y entre los que señala, considero, a un grupo el
cual comparte las mismas características de coleccionista que los Sáenz:
precolombinos
Hay otro grupo de coleccionistas que merecen mención especial. A él pertenecen quienes compraban
todo lo que podían para evitar que objetos valiosos salieran del país. Quizás el más conocido de
éstos haya sido, en México, Diego Rivera. Este importante muralista se preocupó no sólo por resca-
tar la cultura indígena y la historia prehispánica de sus pueblos sino, también, por recuperar las
expresiones materiales de esa cultura e historia, en especial por coleccionar objetos arqueológicos.
La colección que logró reunir fue muy extensa y gran parte de ella se encuentra hoy en día expuesta
en museos del país.3

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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

Piedra (Tlacotepec, Gro.)

Por su parte, los Sáenz también fueron de los coleccionistas que hasta
1990 –año en el que se traslada lo que fue la colección Sáenz al Museo
Amparo, en Puebla– tuvieron expuestas en su domicilio, acondicionado
como museo, las 3,000 piezas arqueológicas en un recinto adecuado para
exhibirlas a quien tuviera interés de conocer la colección.
No obstante, los Sáenz no sólo rescataron y almacenaron un gran
número de piezas precolombinas, sino que recuperaron piezas que es-
taban en el extranjero, en Munich, Alemania; obtuvieron los dinteles
con el príncipe y otro con la anciana jugando con granos de maíz, como
también el altar maya que representa a una pareja, que probablemente
perteneciera a la clase gobernante, y así, muchas otras piezas.
Puesta en práctica la ley federal de 1972, los Sáenz acordaron ceder
su colección a la nación al ser propiedad de ésta, pero siempre existió en
ellos el temor de que el gobierno no las exhibiera adecuadamente o de
que ésta se hiciera perdediza, por lo que Josué y Jacqueline consideraron:

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Figurilla de La Quemada

...junto con Manuel Espinosa Yglesias y Enrique Florescano, entonces director del
INAH, una fórmula final, que fue aprobada por el secretario de Educación Pública:
la mejor solución era que nosotros, aún considerados como propietarios por la ley
aunque en la práctica no lo éramos, la donáramos a la nación y que ésta la entregara
en custodia durante cuarenta años a la Fundación Amparo, en Puebla.4

Actualmente, la que fuera la colección Sáenz se encuentra expuesta


desde 1990 en el Museo Amparo, abierto al público y con la garantía
para la nación de que ésta permanece intacta, tal como lo demandaron
los Sáenz.

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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

Enseguida, muestro la entrevista que le hice a Jacqueline con la finali-


dad de que los lectores nos percatemos de cómo se manejaba la cuestión
del patrimonio cultural de la nación antes de 1972 entre los coleccionis-
tas de piezas prehispánicas en México.
–¿En tu infancia hubo objetos de interés por coleccionar?
–Sí, llegue a coleccionar cosas como fotografías de personajes importantes
–como dice ella–, me tocó vivir la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
por lo que sabía quién era W. Churchill, Hitler, Mussolini y demás, recor-
taba y pegaba a cada uno de los personajes.
Otro tipo de personalidades que también coleccionaba fueron artis-
tas de cine, los conocía en fotografía y algunos en persona como a Clark
Gable y a escritores como Tennessee Williams, esta situación se facilitaba
en la medida en que tuvo familiares relacionados con el cine y el teatro
como Romney Brent, quien fue director de cine, y Carlos Ancira, direc-
tor de teatro en México. En general, Jacqueline siempre tuvo un interés
muy particular en conocer gente. Figurilla de mujer (Huetamo, Mich.)
–¿Tus padres o algún familiar cercano coleccionaban?
–Mis padres –Dora y Hernán Larralde– fueron gente muy interesada en la
historia. Ellos adquirieron muebles y monedas antiguas, más de trescientas
jarras inglesas del siglo XVII pintadas a mano y una vasta biblioteca. Cuan-
do era niña, en casa predominaba lo europeo, las pinturas que decoraban
pertenecían al Impresionismo francés, mismas que se adquirieron en Eu-
ropa y en Estados Unidos.
Don Hernán estudió el doctorado en ingeniería en Georgetown Uni-
versity, Washington; su esposa Dora terminó la carrera de violinista en
Viena, Austria, y tuvo varios conciertos en la Unión Americana y en Be-
llas Artes en México.
Por su parte, los padres de Josué Sáenz (esposo de Jacqueline) fueron
don Moisés Sáenz y doña Herlinda Treviño de Sáenz. Don Moisés fue el
intelectual de la familia, mientras que a su hermano Aarón Sáenz se le con-
sideraba el brazo derecho de Álvaro Obregón (general y hombre del Estado
mexicano 1880 -1928), incluso, casi llega a la presidencia de México.
Por otro lado, Moisés era más joven que Aarón y más interesado en las
letras. Fueron gente modesta de Monterrey, Nuevo León, no obstante todos
se fueron a instruir a universidades de Estados Unidos: Moisés consiguió
una beca que le permitió estudiar en Columbia University en Nueva York.
Don Moisés, aparte de hablar náhuatl, tuvo la oportunidad de ser
uno de los fundadores del Instituto Nacional Indigenista en México, en
una época en que constantemente se escribía sobre indigenismo.5 Poco
tiempo después muere: se encuentra enterrado en la Rotonda de los
Hombres Ilustres en el Distrito Federal.
Los padres de Josué fueron embajadores en varias naciones euro-
peas, así como en Guatemala y en Perú. En este país vivieron un tiempo
prolongado, lo que les permitió formar una colección de arte preco-

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Máscara (Cárdenas, Tab.) Piedra labrada (Cultura tenocelome “olmeca”)

lombino que tenían en su casa. Esta particularidad fue el primer acer-


camiento de Jacqueline a un arte no europeo. Quedó muy interesada
con lo fascinante de la colección peruana y sorprendida al ver que su
suegra Herlinda escribía sobre arte prehispánico y sobre la historia de
ese país.
–¿Por qué estudiaste antropología? ¿Existe alguna relación con el coleccionismo?
–El coleccionismo te hace estudiar las piezas más a fondo que nada, yo
no soy una antropóloga que se haya especializado en alguna rama de la
arqueología. Estudié antropología social e historia, sin embargo, tuve
la suerte de revisar los códices; yo estudié con Thelma Sullivan y tuve la
fortuna de conocer a Miguel León Portilla, quien me ha guiado en mis
lecturas. Me especialicé en religión prehispánica y de lo que he dado
clases es sobre las diferentes culturas del México antiguo.
–¿Por qué coleccionas?
–Colecciono por esta pasión de lo nuestro: entré a los 16 años a una
familia donde venían de esta rama, donde mis suegros atravesaron gran
parte de la república mexicana a pie, visitaban las zonas indígenas; a
veces los acompañaba don Ramón Beteta, tío de los Beteta de ahora, fue

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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

secretario de mi suegro en alguna época, después llegó a ser ministro de


Hacienda, pero cuando eran jóvenes el padre de mi esposo fue ministro
de Educación y Beteta trabajaba con él.
“Existe esta pasión por saber quiénes somos, todo lo indígena es im-
portante, lo moreno, lo mexicano, la música, la pintura, etcétera… ¿por
qué coleccionamos? Bueno, porque yo entré a esta familia donde ya, en
sí, eran coleccionistas de cosas históricas. En la actualidad nos atrae enor-
memente el arte popular, todo lo que ves colgado es escultura folclórica”.
–¿Ya casados iniciaron la colección o alguno de ustedes había comenzado antes?
–Nosotros comenzamos a la vez, nos iniciamos por este gusto simul-
táneamente.
–¿Cuánto tiempo les llevó reunir esta variedad de obras prehispánicas?
–Desde 1944 hasta 1972. En este año en que se registró la colección y
nunca más volvimos a comprar nada. Tuvimos 3000 piezas que confor-
maron el corpus de arte prehispánico y esta casa la construimos para pre-
sentar este conjunto de obras que abarcan todos los horizontes del Méxi-
co Antiguo, de 1500 a.C. a 1519 d.C.
“En 19726 se hizo el registro; dos veces vinieron del Instituto Nacional
de Antropología e Historia y elaboraron la lista de cada objeto con su
fotografía”.
–¿Dices que no volvieron a adquirir más obras? Jaguar (La Mixteca)
–Dejamos de comprar y nunca más recibimos a ninguno de los ven-
dedores que venían, porque en ese momento se prohibió el comprar
piezas prehispánicas, el gobierno lo suspendió y ninguno de nosotros,
los coleccionistas, volvimos a comprar nada: ni Rufino Tamayo ni Die-
go Rivera. Ahora todos los coleccionistas son europeos. El año pasado
fuimos a Europa y nos asustamos de las colecciones, nos invitaron
varias personas a comer o a cenar, tenían obras importantísimas, por-
que ahora todo se llevan, y los mexicanos no tocamos nada porque
está prohibido.
“Los coleccionistas de Estados Unidos han perdido interés porque,
como sabes, hay un contrato con la ONU de que no se puede pasar nada
por la frontera. Las colecciones que había se quedaron, la Rockefeller la
donó al Metropolitan Museum de Nueva York.
”Nosotros tuvimos amistad con Nelson Rockefeller, porque mi mari-
do fue compañero de escuela de él y de David, su hermano, quien viene
con frecuencia a México invitado por el gobierno.
”Los demás coleccionistas casi todos son franceses, italianos y alemanes.
”El golpe fuerte fue hace cinco años (1990) cuando la colección se
fue a Puebla, eso sí, porque entonces ya no tenía las obras de arte que
tantos años amé y atendí. Hubo que volver a pintar la casa, no teníamos
arte más que el prehispánico. La casa quedó desolada, nada más los mue-
bles resaltaban aquí y allá”.

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Estatuilla (San Jerónimo, Gro.)

¿Por qué se dedicaron a coleccionar piezas prehispánicas?


(Para responder esta pregunta, Jacqueline tuvo que hacer un poco de
historia respecto a su relación con Josué).
–A los tres meses de conocernos contrajimos matrimonio: yo de 16 años,
educada en Estados Unidos, y él de 28 años, ya con el doctorado en
economía por la London School of Economics. Llevamos 51 años de
matrimonio.
“El encuentro que tuve con “lo colonial” y “mexicano” fue en casa de
don Moisés y doña Herlinda Sáenz. Las vajillas eran de Guadalajara, los
vasos de Carretones, tenían colección de pinturas de artistas contempo-
ráneos de aquel entonces, como el Dr. Atl, Siqueiros, Orozco, etcétera.
Cuando escuchabamos música era, sobre todo, asistir a Bellas Artes por-
que el maestro Carlos Chávez iba a dirigir, o bien, porque era el sonido
13 con el maestro Julián Carrillo, todo en conjunto significaba un mun-
do mexicano.
”El primer toque de coleccionismo prehispánico lo tuve también en
casa de mis suegros con la colección de arte precolombino peruano –que
posteriormente se regresó a su lugar de origen–. Fue aquí el comienzo
del acercamiento con el arte de los pobladores de América.
”A los 17 años, cuando tenía apenas un año de casada y sólo había
estudiado hasta la High School, una amiga norteamericana, especialista
en textiles, iba a hacer su tesis sobre este tema. Fue así que me invitó a
que juntas fueramos a Tlatilco, una zona arqueológica localizada en el
noroeste de la ciudad, le habían informado de la existencia de textiles en
aquel lugar, esto en 1945.

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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

Figurilla de jade tipo “olmeca” (Cerro de las Mesas)

”Tlatilco era un área en donde fabricaban ladrillos y adobes, entre


éstos estaban los jacales de los ladrilleros donde exponían cerámi-
cas con formas variadas, había vasijas, platos, todo desenterrado allí
mismo. Tlatilco fue una zona del periodo Formativo (1500 a.C.) co-
etáneo a Las Bocas, en Puebla. Esta podía ser la ciudad hermana de
Copilco y Cuicuilco.

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”Al ver estas piezas, olvidé a mi amiga y maravillada pude adquirir una
pequeña rana de barro.
”Entre el lodo de las ladrilleras, había dos o tres individuos compran-
do piezas. En esa época no existía nada sobre patrimonio nacional.
”En medio de los ladrillos y entre los coleccionistas estaba el pintor
Diego Rivera, al verlo le comenté que él había asistido a mi boda y que
yo era esposa de Josué Sáenz. Después de tal encuentro con los objetos
arqueológicos y con Rivera, cada semana regresaba a Tlatilco junto con
mi amiga para adquirir figuras.
”Las piezas de Tlatilco se las mostramos a Miguel Covarrubias que,
por cierto, acababa de escribir un libro sobre arte prehispánico7, y fue
así como este gran pintor y antropólogo asistía cada semana junto con
Josué y conmigo a Tlatilco.
”Se reunieron, por azar del destino, en la búsqueda de piezas: Ru-
fino Tamayo, cuyo museo está en la ciudad de Oaxaca; Diego Rivera, el
muralista que fundó el Museo del Anahuacalli en el Distrito Federal; la
coleccionista Lola Olmedo, quien abrió un museo en Xochimilco; Ma-
nolo Barbachano, cineasta coleccionista muy amigo de los Sáenz. Un
señor alemán de apellido Stavenhagen, que vendió toda su colección
al museo de Jalapa, y Feuchtwagner, otro coleccionista, también de ori-
gen alemán, que todavía vive en Cuernavaca. Todos ellos fueron amigos
nuestros, eramos los jóvenes del grupo, ya que eran amigos también de
don Moisés.
”Estos coleccionistas nos platicaron que algunos campesinos del esta-
do de Veracruz y de la Huasteca traían esculturas de todas partes, porque
México entero era una tumba. Recuerda que tenemos 3000 años de his-
toria y ruinas sepultadas por doquier. La mayoría de las obras que traían
en venta fueron de encuentros fortuitos que aparecían bajo las milpas.
”En aquel momento estabamos construyendo nuestra casa, cuando se
hicieron los cimientos aparecieron figuras de Tlatilco, esto porque esta
zona queda a 4 km del Toreo y de Tlatilco. En esa época no se fomen-
taron las excavaciones del sitio arqueológico de Tlatilco, más tarde se
fundó un museo que hoy se puede visitar.
”En la carretera rumbo a Taxco y Acapulco venden, hasta la fecha,
figuras. Por cierto, el famoso platero William Spratling, quien vivía entre
Iguala y Taxco, fue otro de los grandes autores y conocedores del arte
de México.
“Spratling fue un platero muy importante en Taxco, aún existen ta-
lleres plateros de este norteamericano. Él tenía una avioneta cessna en la
cual viajábamos y conocimos prácticamente todo el estado de Guerrero”.
–¿En la gran colección que reunieron hubo determinadas piezas que te provocaron
cierto sentimiento?
–Desde luego que sí, todo lo que perteneció al periodo Formativo hacia
1500 a.C. que adquirí cuando yo tenía 17, esas piezas años fueron mis

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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

Figurilla teotihuacanoide del occidente de México

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consentidas, me proporcionaban una sensación estética maravillosa: la
rana de Tlatilco, los patos, toda esa cerámica me conmovió siempre por
su belleza.
”Durante las vacaciones viajábamos con mis hijas al puerto de Aca-
pulco, ahí vendían piezas de Mezcala, extraordinarias, hechas en piedra
verde “Serpentina” de orden abstracto.
”Nosotros los Sáenz como amantes del arte prehispánico, tuvimos
que estudiar los textos del siglo XVI como Durán, Sahagún, Torque-
mada8, etcétera, para conocer a fondo las costumbres e ideas de los
pueblos antiguos. De estas investigaciones llegamos a comprender aún
más el arte. Por ejemplo, al ver un Chac Mool de los Toltecas lo com-
paramos con la excelsa escultura del inglés Henry Moore. Si veíamos
una Diosa del Maíz la comparábamos con la Ceres griega, y así, poco a
poco, nuestro mundo, especialmente el mío, fue siempre de estudio y
de emoción”.
–¿Para ti qué es un coleccionista y qué características debe tener?
–Yo te digo cuál es el coleccionismo de mi marido y el mío;9 no fue una
cosa para invertir como se usa ahora, es decir, para revender los cuadros,
por ejemplo de Frida Kahlo, que se heredan a los descendientes y dentro
de 20 años esos cuadros…
Placa de jadeíta (Olinalá, Gro.) ”Cuando nosotros comenzamos a comprar obras precortesianas to-
das costaban alrededor de 5, 10, 15 o 20 pesos y nunca sacamos ningún
provecho; nunca hicimos ninguna venta, y como después vino la ley de
1972, que prohíbe la compra y venta de arte prehispánico, ni siquiera a
don Manuel Espinosa Yglesias, quien ahora exhibe la colección Sáenz en
su Museo Amparo, en Puebla, se le vendió. La colección cambió de loca-
ción y ahora pertenece a la república mexicana, fue Josué Sáenz quien
optó por hacer ese donativo a México.
”Formamos este corpus artístico por placer no para usufructo de di-
nero, fue gusto por la pieza en sí”.
–¿Cómo ves el coleccionismo en México?
–Las colecciones de los mexicanos ya están hechas y exhibidas en museos.
No conozco nuevos amantes del arte prehispánico en este país. Todos sa-
bemos que está prohibido vender y comprar, existe el coleccionismo de
pintura colonial y mucho de plata antigua, muy grandes coleccionistas
de arte barroco del siglo XVII y XVIII. También los hay de arte popular
como el de doña Lola Olmedo en el museo de Xochimilco. Múltiples
coleccionistas en pintura moderna, la nuestra es una colección pequeña
de arte popular y todo es anónimo, no tenemos cuadros valiosos con
pinturas firmadas de Cabrera, Andrés de la Concha, Pereyns, es decir:
todos los grandes pintores del siglo XVI y XVII están en su mayoría en el
Museo Pinacoteca Virreinal en el Distrito Federal y en el Museo Nacional
del Virreinato en Tepotzotlán.
“También compramos mucho en el mercado de La Lagunilla en el

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Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

D.F., en Mérida, Oaxaca, Taxco e Iguala, mucho adquirimos en el mer-


cado de Chihuahua, todas las piezas que teníamos, en su mayoría las
conseguimos en las plazas: entre jitomates y cebollas”.
–¿Qué opinión tienes sobre la ley del 28 de abril de 1972?
–La ley del 28 de abril de 1972 no está con la realidad, debido a que se
continúa con el tráfico de piezas hacia el extranjero. De hecho, los mexi-
canos viven con temor de encontrarse aunque sea una punta de flecha
de obsidiana, pues ésta es patrimonio nacional. En el caso del gasoducto
en Veracruz o la carretera a Acapulco y excavaciones de hoteles en Zi-
huatanejo y Acapulco, donde se encuentran piezas al por mayor, lo que
ocurre es que estas obras han sido vendidas al extranjero, ya que algunos
de los que trabajan en este lugar ya no las ofrecen a nacionales por mie-
do de ser arrestados.
“En el exterior: la escultura, pintura y cerámica del Antiguo México sí
tienen mercado y sin riesgo de cometer delito por la posesión de piezas
de esta naturaleza. Lo que debería de hacer el gobierno mexicano, es
seguir en cierta forma con la idea que prevalece en Italia respecto a las
piezas que se han encontrado en gran cantidad. Esto es, se registra por
el gobierno cada obra, después se hace una selección de obras repetidas Estatuilla (Iguala Gro.)
y se etiquetan autorizándose su venta en los museos. Así, estas institucio-
nes recibirían un apoyo económico que puede ser utilizado en beneficio
de los establecimientos.
”Una forma de alentar a los coleccionistas es que sus donaciones a
los museos fueran deducibles de impuestos, en esta medida habría un
mayor conocimiento de las colecciones particulares”.
–¿Cuando tenían en casa la colección de piezas prehispánicas, había facilidades
para que la gente la viera y la conociera?
–Di muchas clases en la Secretaría de Relaciones Exteriores a toda la
gente que llegaba a este país. La Secretaría nos enviaba a todas las per-
sonalidades importantes que venían a México: la Reina de Inglaterra,
el Sha de Irán, presidentes de otras naciones; inclusive la Secretaría de
Educación Pública y la Universidad Nacional Autónoma de México en-
viaban a arqueólogos y antropólogos como Claude Lévi-Strauss, Tatia-
na Proskouriakoff, Eric Thompson, que llegaban a México en viaje de
estudios a visitar nuestro museo: tuve la fortuna de conocer a grandes
hombres y mujeres a quienes yo les atendía y mostraba cada cultura.
–¿Y de México venían también historiadores y arqueólogos?
–Mira, Silvia, te puedo enumerar a gente muy querida nuestra: Ignacio
Bernal, Miguel Covarrubias, Beatriz de la Fuente, Martha Foncerrada de
Molina, Alberto Ruz Lhuiller, Eduardo Matos Moctezuma, Evelyn Rat-
tray, Doris Heyden, etcétera. Sería imposible mencionar por nombre a
cada uno de los arqueólogos y artistas de todo el mundo que visitaron y
estudiaron nuestra colección de obras prehispánicas.
“Luego me invitaron del Instituto Tecnológico Autónomo de México

19
(ITAM) y de la Universidad Iberoamericana (UIA) y de varios lugares
me enviaban alumnos, y daba las clases aquí. Impartí pláticas cerca de
45 años, además tuve oportunidad de dar clases en la cárcel de muje-
res, como también a mujeres y hombres trabajadores de empresas como
Herdez. También a deportistas que viajaban fuera de México y no sabían
nada de su país. Se organizó un grupo de personas que dábamos clases
como Nacho Bernal y diversos investigadores de antropología. Igual-
mente he dado varias clases en el Centro de Escritores porque pertenez-
co a la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas (AMMPEP) y al Foro
Internacional de Mujeres.
”Todos los días venían grupos de personas, siempre estuvo la colec-
ción abierta”.
–¿Cómo exponían las piezas, tenían cajas, vitrinas, aquí en tu casa?
–Éste, nuestro nuevo hogar lo acondicionamos como museo. En la
parte alta, en nichos cavados en la pared, y con una iluminación per-
fecta dirigida por Gabriel Figueroa, expusimos todo el periodo For-
mativo, es decir, arte de los olmecas tanto de Veracruz, Guerrero, Pue-
bla y del mismo Tlatilco. De este mismo periodo que cubre de 1500
a.C. a 300 a.C. montamos otra exposición que corresponde a culturas
de agricultores sin influencia olmeca. En la escalinata, el hall y uno
de los salones de la planta baja, igualmente dentro de nichos ilumi-
nados tuvieron su lugar la escultura y pintura teotihuacana, zapoteca,
totonaca, maya y huasteca, que abarcó los años 300 a.C. a 800 d.C.,
aproximadamente.
“En un salón lateral, también iluminado con plataformas a distintos
niveles, colocamos lo que se llama el arte intermedio o Protoclásico, que
oscila entre los años 300 a.C. a 300 d.C. y tuvo su desarrollo en el occiden-
te de México, concretamente en Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán.
”Finalmente en la sala y en el comedor colocamos las culturas his-
tóricas que tuvieron un desarrollo desde 900 hasta 1200 d.C. como los
toltecas en Tula, Hidalgo; los mayas toltecas de Yucatán; los mixtecos en
Oaxaca; los tarascos en Michoacán, para terminar en un hall final con la
cultura azteca que tiene su fin con la entrada de Hernán Cortés en 1519.
”Hace seis meses nos dieron un premio: a Lola Olmedo, por su fabu-
loso museo; a Manolo Arango, personaje realizador de películas sobre
México y a mí, por la ex colección Sáenz; y a una princesa española que
obtuvo para España la colección de pinturas clásicas más grande de
Alemania. Estos premios nos los dio la Fundación Amparo y se llama
‘Premio Pericles’.
”Cuando vinieron Ángeles y don Manuel Espinosa Yglesias a invitarme
para la entrega de la presea me pareció amable, pero lo que más me gusta-
ría es que una placa del Museo Amparo dijera: ‘Antigua Colección Sáenz’.
”Creo que Josué y yo tuvimos suerte en traspasar la colección a la
supervisión de Ángeles Espinosa Rugarcia, hija de don Manuel Espino-

20
Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

sa. Ella es una mujer sensible, extraordinaria organizadora que cuando


conoció la colección quedó prendada, entonces durante cuatro años es-
tuvimos estudiando cada pieza a través de textos, películas, es decir: ella
ahora conoce la colección igual que yo”.
–¿Entre los años en que organizaron la colección, hubo quien apoyara o facilitara
la divulgación de piezas prehispánicas?
–Sí, los primeros años teníamos exposiciones en todas partes: exposi-
ciones en el Museo Nacional de Antropología en 1968, que nos presta-
ron todo un salón durante las olimpiadas. Luego, cuando se inauguró
el Museo Nacional de Arte (MUNAL), en 1982, enfrente del Palacio de
Minería, prestamos el altar maya porque así lo deseó el presidente de la
república (Miguel de la Madrid Hurtado).
”Después, tuvimos una muestra completa con cerca de 800 piezas en
el Museo Metropolitano de Nueva York, en una exposición que se lla-
mó Before Cortés. En otra ocasión, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez Guiajarro de jadeíta (Niltepec, Oax.)
montó en el Museo Rodin en París (1979-1980) una exposición olmeca
con obras nuestras. Luego el maestro Tamayo, antes de morir, en vez de
llevarse sus piezas que tenía en Oaxaca nos pidió treinta y tantas que le
parecían muy especiales para presentarlas en su exposición en el Museo
Gugenheim en Nueva York.
”El coleccionismo no sólo es atesorar piezas viejas, la colección
Sáenz se volvió tan importante por el ojo estético y crítico, ya que cuan-
do nos traían piezas era menester saber elegir la que realmente tenía
valor artístico y trascendental. Hay que tener comprensión de la esté-
tica que movió al escultor que lo realizó hace 2,000 o 3,000 años y que
aún después conmueve”.
–¿Cuáles fueron los medios de adquisición de las piezas precolombinas?
–Las piezas grandes, casi todas, se obtuvieron de colecciones particula-
res, en Estados Unidos y en Europa, por ejemplo: los dinteles con el
príncipe y otro con la anciana jugando con granos de maíz se adquirie-
ron en Munich. En esta ciudad unos amigos nuestros les comentaron a
unos coleccionistas que estábamos ahí, por esa razón conseguimos esas
dos estelas.
“Después, el famoso altar maya que representa a un príncipe y una
mujer y tiene una dimensión de 3 por 4 metros, se consiguió porque
un coleccionista alemán lo quería, recuerda Silvia el europeo siempre
ha tenido un aprecio por el arte del México Antiguo tal vez porque los
mexicanos constantemente hemos desdeñado lo mexicano.
”Así las piezas grandes se consiguieron en el extranjero y se trajeron a
México, o bien, se negociaba con extranjeros en México. Las piezas chi-
cas son de encuentros fortuitos que los campesinos hallan en sus milpas,
la mayor parte, otros de colecciones chicas que generalmente pertene-
cían a extranjeros.

21
”Entre los cinco coleccionistas mexicanos: Diego Rivera, Rufino Ta-
mayo, Miguel Covarrubias, Manolo Barbachano y nosotros, los Sáenz,
acostumbrábamos intercambiar piezas. Por ejemplo, los Sáenz teníamos
tres perros de Colima cebados y Tamayo tenía uno sentado, otro tenía
uno aullando; entre todos los cambalacheábamos para así completar los
estilos de cada colección.
”Otro de los mercados importantes en donde se compraban piezas,
era el de Cuauhtitlán, una plaza modesta. Ahí conseguimos esculturas
como un jaguar de piedra de estilo mexica y unos personajes de piedra
portadores de cetros”.
–¿Cuáles fueron los medios por los que sabían si las piezas eran originales?
–Cuando eres coleccionista lo primero que hay que hacer es saber qué
es lo auténtico y cuáles son falsificaciones10. Éstas las hay siempre, hay
piezas falsas en colecciones europeas y en todos lados. Los Sáenz apren-
dimos a conocer las piezas, primero, iconográficamente; es decir, deben
de seguirse ciertos cánones, hay un rigor iconográfico en cada una de las
piezas arqueológicas. Este aprendizaje fue empírico, se facilitó porque
se tenía el tiempo suficiente para conocer las piezas, por ejemplo, con
objetos de Nayarit o de Colima o Chupícuaro, cómo es el sombrero que
porta el personaje, hay que saber si debe de tener la pintura blanca, si
la nariz lleva nariguera, si son los tres anillos que deben de tener en las
El “hacha” Kuntz. orejas, si las uñas tienen que estar marcadas, si deben de tener la cruz en
la parte de atrás del cráneo.
”Aparte de este conocimiento empírico e iconográfico que desarro-
llé, aprendimos a usar el microscopio para el reconocimiento de las pie-
zas, esto se me facilitó porque en casa de mis padres que colecciona-
ban monedas antiguas utilizaban dicho aparato. Fue tal el manejo de la
iconografía y el microscopio que el mismo Rufino Tamayo nos hablaba
antes de comprar obras para que las viéramos, temía a las falsificaciones.
Importante para nosotros fue aprender qué tipo de barro se usó en el
golfo de México, o bien, en el Tajín o Zihuatanejo.
”Existen muchos moldes en Teotihuacán y otras regiones mayas, tam-
bién hay que aprender a ver si estas piezas están hechas con los recipien-
tes viejos, esto se usa muchas veces en las figuras Jaina, Campeche. En
varias ocasiones la cabeza es molde y entonces sí puede haber una falsifi-
cación. Aquí se usa el microscopio para poder ver si hay calcificaciones y
hongos, si son verdaderos y no adheridos con goma.
”Además de la iconografía, más que nada en arqueología lo que
se estudia es la estratigrafía, si el objeto pertenece a la época del For-
mativo estas figurillas tendrán ciertas características aunque hay que
tener en cuenta que cada sitio arqueológico, si bien del mismo perio-
do, tiene su propio estilo. Así será con las obras del periodo Clásico,
Posclásico o el Histórico.

22
Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

A la derecha figura humana olmecoide de la cuenca de México, al igual que las del golfo, aparecen impregnadas de características felinas;
del lado izquierdo Tlatilco, México. Barro hueco bruñido

”Aprender las mañas de los falsificadores es algo fascinante y de gran


importancia. Hay que conocer los estilos de cada uno de ellos, no cual-
quiera puede copiar una máscara olmeca, tiene que ser un artista consu-
mado, sin embargo, como no conoce ni la época, ni el estilo y tampoco
la iconografía, las obras quedan hermosas pero fallidas”.
¿Cuál fue la zona de la República Mexicana de la que obtuvieron más piezas?
–Puede ser que de Mezcala, ya que en toda la carretera hacia Acapulco
vendían obras de tipo abstracto; de Tlatilco, las mujercitas bonitas, tam-
bién tuvimos varias; asimismo las obras totonacas de Remojadas, Vera-
cruz, son abundantes en la colección Sáenz.
“Por donde pasa la carretera hacia Acapulco, en un lugar que se llama
Nopalillo y que está sobre la ribera del río Balsas, mi marido cuando era jo-
ven competía en kayac, navegaba junto con otros compañeros quienes entra-
ban a las regatas y competían contra Alemania y Estados Unidos. En una de
esas competencias a orillas del río Balsas había una tiendita en donde se ba-
jaban a comprar galletas y refrescos, fue entonces cuando mi marido vio en
el tendejón la figura de un bebé olmeca hecho de arcilla, a pesar de su com-
petencia lo consiguió, arribando una semana después con el bebé intacto.

23
Figura masculina en barro de Xochipala

Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo, y fotografías del autor.

Notas

1
Sáenz, Moisés. “La escuela rural mexicana” en INI 30 años después, revisión crítica, Méxi-
co, diciembre de 1978. pp. 39-48.
2
Gertz Manero, Alejandro. ““El saqueo arqueológico, lento suicidio”” en Arqueología Mexi-
cana, vol. IV núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 22-27.
3
Nalda, Enrique. “Coleccionismo, saqueo y legislación” en Arqueología Mexicana”, vol. IV,

24
Entrevista con una coleccionista: Jacqueline Larralde de Sáenz

núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 48-53.


4
Del Villar K., Mónica. “El coleccionismo arqueológico mexicano. Otro punto de vista” en
Arqueología Mexicana, vol. IV, núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 40-47.
5
Con la fundación del INI en 1948, ingresa la primera generación de Etnólogos profesiona-
les en México con una orientación indigenista. Aguirre Beltrán, G. Obra polémica, México,
SEP/INAH, 1976, p.191.
6
Covarrubias, Miguel. ”Máscaras mexicanas”, Máscaras mexicanas, México, SEP, 1954.
7
Covarrubias, Miguel.”Máscaras mexicanas, Máscaras mexicanas, México, SEP, 1954.
8
Durán, Fray Diego. Historia de las indias de la Nueva España e islas de tierra firme, México,
Editorial Nacional, 1951 3 vols.
Sahagún, Fray Bernadino de. historia general de las Cosas de la Nueva España, México,
editorial Nueva España, 3 vols.
Torquemada, Fray Juan de. Monarquía Indiana, México, editorial Porrúa, 1969.
9
“Somos coleccionistas apasionados, porque sentimos fascinación ante los objetos inte-
resantes, raros, bellos y que reflejan momentos históricos y cuyo contacto nos ha propor-
cionado un arraigo mayor en México.
10
“Las falsificaciones pueden ser reconocidas por pruebas científicas de costo muy ele-
vado, o por comparaciones con otros objetos artísticos. Es aquí donde la integridad es-
tilística e iconográfica del objeto en cuestión es crucial. En todo caso, las irregularidades
que muestran los objetos bien falsificados son sutiles; identificables solamente por el
conocimiento y la experiencia. Las falsificaciones y las reconstrucciones que son parte
del mundo del coleccionismo pueden distorsionar gravemente el conocimiento del mundo
precolombino, ya que implican una actividad prehispánica que no existió”. De la Fuente,
Beatriz. Acerca del Coleccionismo de Objetos de Arte Prehispánico. p. 10.

Bibliografía

Aguirre Beltrán, G. Obra polémica, México, SEP/INAH, 1976, p.191.


Bonifaz Nuño, Rubén. El Museo Amparo. Colección prehispánica, ediciones del Museo
Amparo, México, 1993.
Covarrubias, Miguel. “Máscaras mexicanas” en Máscaras mexicanas, México, SEP, 1954.
Del Villar K., Mónica. “El coleccionismo arqueológico mexicano. Otro punto de vista” en
Arqueología Mexicana, Vol. IV, núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 40-47.
Gertz Manero, Alejandro. “El saqueo arqueológico, lento suicidio” en Arqueología Mexicana,
vol. IV,núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 22-27.
Larralde De Sáenz, Jacqueline. Crónicas en Barro y Piedra. Arte Prehispánico de México en
la Colección Sáenz. El Periodo Formativo, UNAM, 1986.
Nalda, Enrique. “Coleccionismo, saqueo y legislación” en Arqueología Mexicana”, vol. IV,
núm. 21, México, septiembre-octubre 1996, pp. 48-53.
Sáenz, Moisés. “La escuela rural mexicana” en INI 30 Años Después. Revisión Crítica, Méxi-
co, diciembre de 1978, pp. 39-48.

25
Arqueología y ciencias sociales:
¿ciencia o no ciencia? Entre la
explicación y la interpretación
Bernardo Flores Bonilla

Arqueólogo, labora en el centro INHA


Morelos.

Recepción: 06 de abril de 2010


Aceptación: 04 de octubre de 2010

Entre la explicación y la interpretación1

E l concepto de ciencia, sus fines y sus cimientos, es un tema funda-


mental para toda disciplina cognitiva que se pretenda científica, inclu-
yendo en este caso específico a la arqueología. Se trata de un problema
tanto ontológico como epistemológico que enfrentamos al abordar
nuestro objeto de estudio (las culturas arqueológicas y las sociedades
que las produjeron): ¿debemos explicarlo, o interpretarlo? Al hablar de
explicación, me refiero a aquella de carácter nomológico (universal),
que a través de principios generales tipo ley dan razón del fenómeno
investigado por medio de una relación concatenada de causas y efectos.
Ahora bien, todo sitio y/o cultura arqueológicos del planeta presen-
tan dos opciones teórica y empíricamente: explica o no explica los proce-
sos sociales que son nuestro objeto de estudio en el sentido más amplio,
o eventos particulares y locales en un sentido más restringido. Y el hecho
de que tales sitios y/o culturas arqueológicas puedan o no proporcionar
explicaciones a tales cuestiones, depende no tanto de sus característi-
cas físicas y empíricas como dimensiones, ubicación, contexto, estado
de conservación, materiales bibliográficos y arqueológicos disponibles,
etc.; sino fundamentalmente del concepto de ciencia que maneje el in-
vestigador y de la teoría sustantiva que se postule, tal y como se verá en
páginas siguientes.
Por otro lado, el hecho de que los sitios y/o culturas arqueológicas
del planeta expliquen o no científicamente los procesos sociales o los
eventos particulares investigados, depende que conozcamos y entenda-
mos a esas sociedades arqueológicas, y por ende al ser humano mismo,
en el devenir histórico de la humanidad. Y me refiero a conocer no como
la mera acción de tener presente que “algo hubo” objetivos cognitivos muy distintos entre sí: el prime-
o que “algo existe”, ni a la percepción de tal o cual ro (con aciertos y errores) genera y propone teorías
cosa por medio de nuestros sentidos. Más bien, me que basadas en los estudios, el análisis, la experimen-
refiero a la aprehensión y explicación de aquello que tación y la observación del algo, dan cuenta racio-
hemos percibido sensorialmente, entendiendo sus nalmente del cómo, cuándo, dónde y por qué del
manifestaciones y cualidades fundamentales, dando algo, dejando claro las generalidades o regularidades
cuenta de su existencia, su desarrollo y su transfor- observadas, así como los factores o variables particu-
mación. Finalmente, debido a que el entendernos, lares que intervienen en el caso estudiado: cómo se
conocernos y explicarnos cabalmente en tanto seres relacionan entre sí tales variables, las condiciones en
humanos, así como el limitarnos a nuestra mera des- las que se dan esas relaciones factoriales y los resulta-
cripción e interpretación hermenéutica, son cuestio- dos que producen, etc. Esto es una explicación cau-
nes que implican (consciente o inconscientemente) sal, la cual en mayor o menor medida, será correcta
aspectos y actitudes culturales, éticas y políticas en o incorrecta, cierta o falsa. Por su parte, el segundo
nuestra vida diaria tanto en lo individual como en inmune, y exento de aciertos o errores -como se de-
lo colectivo. Resulta que por el mero hecho de exis- mostrará más adelante genera una descripción de lo
tir, vivir y desenvolvernos en nuestra realidad social, que se percibió de ese algo. Esto es, una narración de
estos temas ontológicos y epistemológicos no nos re- hechos ya sea a priori, de factum o a posteriori.
sultan ajenos debido a que, a pesar de que puedan La explicación causal es tal porque nos indica
no interesarnos, inevitablemente sí nos involucran y con mayor o menor complejidad, con mayor o me-
nos afectan, ya sea positiva o negativamente, depen- nor certeza según la amplitud de ésta y qué tan co-
diendo de la posición que ocupemos en la estructu- rroborada resulte al contrastarla empíricamente, las
ra social, cultural y económica de nuestro entorno relaciones de causa y efecto que hacen que el algo
nacional e internacional. Es por estas razones que sea, se desarrolle, se transforme y deje de ser, equiva-
el hablar de explicación o de interpretación resulta le a origen, dinámica y fin del algo estudiado.
de enorme trascendencia, pues constituyen objeti- La interpretación es una narración de hechos a
vos cognitivos de la ciencia muy dispares entre sí, y priori, de factum o a posteriori, porque nos describe los
más aun, yo diría que dependiendo de que se com- fenómenos o eventos observados durante el estudio
prueben estos objetivos cognitivos en el proceso de del objeto, los cuales al ser inevitablemente manifes-
investigación, se puede o no hablar de ciencia. taciones empíricas ya sea de las causas, de la trans-
formación o de los efectos del fenómeno. Y desaper-
cibidos, la narración de hechos correspondientes
Explicación e interpretación: a las causas no detectadas, resulta una narración a
¿qué son y qué implican? priori; la de hechos correspondientes a la inadverti-
da dinámica del algo, resulta una narración de fac-
Se debe empezar diciendo que tanto la explicación tum, y la de hechos correspondientes a los efectos
como la interpretación, por un lado son lo mismo: no detectados se interpreta como una narración a
objetivos cognitivos. Es decir, metas a alcanzar en la posteriori.3
generación de conocimiento: nos abocamos al estu- Ahora bien, lo que implican epistemológicamen-
dio, análisis, observación y experimentación de algo, te en estos dos objetivos cognitivos amerita nuestra
para saber acerca de él y con el conocimiento gene- atención:
rado, nos proponemos explicarlo o interpretarlo2
(entre otros objetivos cognitivos posibles: narración, en el primer caso, una concepción científica generadora de
descripción, catalogación, transformación, etc.). La conocimiento perfectible, útil y aplicable, así como una posi-
explicación y la interpretación, por otro lado, son ción teórica gnóstica, realista y objetiva, ambas -concepción y

28
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?

posición- implican acción del sujeto de estudio (el ser huma- el grado de conocimiento acerca de algo, sino que
no) sobre el objeto (la realidad), cuestionamiento y crítica no podemos conocer la realidad. A su vez, esto nos
fértiles, constante crecimiento cualitativo y cuantitativo del imposibilita para actuar sobre nuestro objeto de
conocimiento, planeación y previsión de las acciones llevadas estudio, ya que le ignoramos y nos rebasa. Hay es-
a cabo en todos los ámbitos de la vida, logrando así una ma- tancamiento (si no retroceso) del conocimiento. Se
yor frecuencia y precisión los efectos o resultados esperados.4 abandonan las acciones de la vida humana al azar y
al caos, resultando imposible planear y prever las ac-
En el segundo caso, una concepción cognitiva ciones llevadas (personal y socialmente) en espera
y una posición teórica ambas agnósticas, idealistas de logar determinados resultados.
y relativistas extremas propias de la interpretación Pero las implicaciones de estos dos objetivos cog-
postmoderna, implican la pasividad del sujeto de nitivos no se quedan en este ámbito de lo “etéreo”,
estudio ante su realidad, el cuestionamiento y crí- lo filosófico y lo conceptual, sino que van más allá:
tica estériles dentro de un círculo vicioso: crítica y llegan a nuestra vida diaria, a lo empírico, lo mate-
cuestionamiento, investigación e interpretación de rial. Veamos sólo algunos ejemplos:
la realidad, desconocimiento del objeto en sí, más Las epidemias y pestes que han azotado a la huma-
agnosticismo. Cada vez más se sabe y se reitera no nidad, amenazaron hasta cierto grado la permanen-

29
cia de nuestra especie sobre el planeta y el control de es inmune, y está exenta de errores o aciertos, se
las pestes y epidemias se logró no sólo interpretándo- puede plantear lo siguiente:
las, sino explicándolas. Abocarse a su mera interpre- Sabemos que es indudable que los datos arqueoló-
tación, quizás habría sido nuestra ruina. gicos en sí, ya sean construcciones, yacimientos, cue-
La obtención de alimento en calidad y cantidad vas, restos óseos, líticos o cerámicos, inscripciones o
suficientes para el sustento de los pueblos, se logró documentos, son la base de los conocimientos que
no sólo interpretando la tierra, las semillas y los ve- generamos acerca de las sociedades antiguas; y los
getales, sino explicando la producción agrícola. Ha- procesos naturales y culturales que han sufrido esos
ber optado por la mera “fitointerpretación” quizás materiales y datos en su formación como contexto
habría agudizado y multiplicado las hambrunas que arqueológico, tienen un peso importante en la cali-
han existido. dad y confiabilidad de la información que nos pue-
El desarrollo tecnológico y la invención de herra- dan brindar; y que aunque no es una ley, casi siempre
mientas, utensilios y maquinaria, no se ha logrado entre mayor sea la cantidad de datos y materiales ar-
simplemente interpretando las materias primas y las queológicos disponibles y mejor estado de conserva-
fuerzas de la naturaleza, sino explicando sus carac- ción tengan, mejores serán los resultados que arro-
terísticas y sus manifestaciones respectivamente. Ha- jará la investigación. Sin embargo, estos no son los
berse quedado en la mera interpretación de la rea- cimientos sobre los que descansa una investigación
lidad apenas nos habría permitido llegar a la caza, arqueológica que pretenda, y que sea capaz, de ofre-
recolección y ocupación de cuevas; pero no como lo cer una explicación científica de los procesos socia-
harían las bandas de homínidos, sino como lo hacen les o de los eventos particulares que involucran a di-
los animales salvajes. chos vestigios arqueológicos. Tales cimientos son una
Los problemas sociales de todo tipo a los que concepción epistemológica de la ciencia como una
hemos enfrentado en el pasado, asi como actuales disciplina generadora de conocimiento perfectible
y futuros, no se resolverán interpretándolos y reci- que permite la aprehensión, explicación y transfor-
tando: “la realidad es compleja e inexplicable”, sino mación del objeto de estudio, así como una posición
explicando el origen, la dinámica y las transforma- teórica cuyos componentes ontológicos, epistemoló-
ciones de tales problemáticas, considerando sus le- gicos y metodológicos estén acordes con una realidad
yes y patrones generales, así como las variables y las material, concreta y objetiva, por lo tanto, realidad
causas involucradas, su imbricación y las acciones, cognoscible e inteligible. De la anterior considera-
que con base en el entendimiento de esa dinámica ción obtenemos que a cualquier sitio o cultura ar-
provocarían su transformación y el cambio hacia el queológicos del planeta, se le puede abordar desde
sentido deseado. una concepción de la ciencia y posición teórica, de
Y ya que los problemas políticos, cultures, pro- lo cual depende que a ese sitio/cultura arqueológi-
cesos sociales e históricos o economícos nos afectan co se le pueda explicar en términos socioculturales
en nuestra vida diaria, hablar de interpretarlos o de científicamente. Por lo tanto, la explicación científica
explicarlos es a todas luces, trascendental dadas sus en última instancia no dependió de los vestigios ma-
implicaciones. teriales por sí mismos. Con esto, creo yo; queda expli-
Respecto a las razones por las cuales la explica- cado por qué afirmo tal cosa (Foto 1). Pero aquí cabe
ción científica que podamos o no ofrecer acerca de hacer una última observación: para aquel concepto
cualquier sitio o cultura arqueológicos del plane- de ciencia como “incierto recetario”, como para la
ta, depende no tanto de sus características físicas y percepción y descripción narrativa hermenéutica del
empíricas, sino del concepto que uno tenga de la objeto de estudio, así como aquella posición teórica
ciencia, así como de la teoría sustantiva manejada. agnóstica y relativista todo sitio o cultura arqueológi-
Respecto a los factores por los que la interpretación co del planeta es inexplicable simplemente porque

30
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?

Foto 1. El estado físico (la empiria) de un


sitio arqueológico, influye pero no determi-
na el potencial científico explicativo. En la
imagen, un vestigio arquitectónico, como
parte del objeto de estudio de una amplia
investigación científica, constituye un as-
pecto de la realidad concreta y objetiva a la
cual nos enfrentamos cotidianamente. Como
tal, puede o no contener las evidencias y los
datos necesarios para explicar el proceso o
el evento que se investiga científicamente,
pero el objetivo cognitivo de buscar y encon-
trar tales evidencias y datos, no descansa
en el vestigio arqueológico per sé, sino en
las ontología y epistemología asumidos de
antemano por el investigador.

así es la realidad. El concepto de ciencia útil y apli- nas, malas, antagónicas, convergentes, viejas o nuevas
cable distinguen claramente por un lado, entre los teorías que expliquen causal y racionalmente la reali-
sitios o culturas arqueológicos que nos ofrecen los dad, para alcanzar el democrático descubrimiento de
datos y la información suficientes y confiables para que no hay explicación alguna posible debido a que
obtener la explicación del fenómeno investigado, y la realidad es compleja y subjetiva, y terminar con el
por otro lado, los sitios o culturas arqueológicos que postulando la máxima de que “el fin de toda investi-
a pesar de poder ser percibidos, descritos y registra- gación es interpretar la realidad”.
dos, no ofrecen la calidad ni la cantidad de elementos El siguiente punto a examinar es: por qué la in-
para la inferencia, el entendimiento y la explicación terpretación es inmune, y está exenta de aciertos o
de los procesos sociales o de los eventos particulares errores, esto se debe a los fundamentos de las teo-
en cuestión. rías que persiguen este objetivo cognitivo, pues en
Terminaré este punto diciendo que existen varias lo ontológico asumen que la realidad, en otras pa-
corrientes teóricas que comparten alguno de estos labras, el universo debido a su complejidad y ampli-
dos objetivos cognitivos. Por ejemplo, la hermenéu- tud, es inaprehensible, lo cual automáticamente la
tica, la complejidad (o caos), el simbolismo, etc., vuelve incognoscible, además de atribuirle ser subje-
comparten el buscar la “interpretación”, mientras el tiva, mientras que en lo metodológico se considera
evolucionismo, el difusionismo, el materialismo histó- que, debido a tal ontología, no existe método, siste-
rico, el procesualismo, el ecologismo, etc., buscan la ma ni procedimiento válido, adecuado ni confiable
“explicación” del objeto de estudio. Adentrarnos en para abordar el objeto de estudio. Todo lo anterior
los postulados de cada una de estas teorías, evaluarlas resulta obvio, pues a lo inaprehensible no se le apre-
y discernir entre l”a mejor” y “la superada”, es harina hende por ningún medio, método o técnica; a lo
de otro costal, imposible de cocinar en este breve tra- incognoscible no se le puede conocer pese a todos
bajo. Lo que sí parece evidente, es que siempre será nuestros esfuerzos, y a aquello que se comporta y es
mejor la existencia de polémica entre diversas, bue- como uno lo cree, lo supone o lo desea (es decir, lo

31
que es subjetivo), hay que tratarlo como mejor le * Causa 2: Debido a que la realidad se considera
parezca a uno.5 subjetiva, inaprehensible e incognoscible, los proce-
Así mismo, como consecuencia de su ontología, dimientos metodológicos para estudiarla son ineva-
en lo epistemológico consideran que las teorías o luables. Ninguno es mejor que otro y por lo tanto
modelos explicativos son incapaces de expresar qué toda metodología es igualmente válida. Pero ningu-
tan ciertos o falsos son los objetos de estudio, ya que na es confiable ni adecuada.
todos son parciales e insatisfactorios por no abarcar * Efecto 2: Los procedimientos llevados a cabo
la totalidad del universo en su complejidad, amén de a lo largo de la investigación científica son ambiva-
que todo lo que se diga, especule o teorice acerca de lentes: al mismo tiempo sirven y no sirven, por lo
lo inaprehensible e incognoscible, es en principio y tanto simultáneamente la investigación es acertada y
por definición, vano y fútil. Así que metodológica- errónea. O sea, no hay error ni acierto. No sólo cual-
mente tenemos que es válido proceder de cualquier quier método resulta inevaluable, sino el postulado
manera, pero al mismo tiempo todo procedimiento y mismo de que todo método da igual es inevaluable,
todo postulado teórico no sirven y son inevaluables. pues está basado en el principio ontológico comen-
Se considera a todo procedimiento simultáneamente tado en la causa y el efecto 1.
válido e inválido, correcto e incorrecto y adecuado
e inadecuado, pues las propias bases ontológicas y
epistemológicas postmodernas hacen que “todo se Explicación e interpretación
valga” y dependa tan sólo del criterio del investiga- en la arqueología
dor en turno. Volvemos a lo mismo: es válido hacer
y plantear una investigación de cualquier manera A primera vista, todo lo dicho hasta aquí acerca
metodológica y teóricamente, pero al mismo tiempo de teoría, conceptos y abstracciones “etéreas”, po-
todo lo hecho y planteado es igualmente tan inválido dría parecer ajeno e irrelevante no sólo al momen-
e inconfiable, como válido y confiable. to de ejercer la arqueología ya sea en campo o en
Me parece que hasta aquí, la respuesta a por qué gabinete, sino incluso para la arqueología misma.
la interpretación es inmune a, y está exenta de acier- Y aunque en efecto, la mayor parte de la arqueo-
tos y errores ya es autoevidente, pero por si acaso no logía es ejercida de manera ajena e irrelevante a
fuera así, procedo ahora a “explicar” ese por qué: tales aspectos teóricos abstractos y “etéreos”, éstos
* Causa 1: Se asume a la realidad imposible de no son (o no deberían ser) irrelevantes ni ajenos
ser conocida pues es inaprehensible y subjetiva, lo al ejercicio de la arqueología (ni de ninguna disci-
cual hace imposible explicarla. Por lo tanto, toda plina científica).
teoría (concepción ontológica) sobre la realidad es Si analizamos con detenimiento, lo expuesto
fútil y vana, incapaz de expresar su validez y veraci- aquí sobre ontología, epistemología, metodo-
dad, o su invalidez y falsedad. logía y teorías sustantivas, tiene que ver con la
* Efecto 1: La teoría que postula que la realidad posición teórica que adoptamos -consciente o in-
es incognoscible, inaprehensible y subjetiva, es in- conscientemente, implícita o explícitamente- en
capaz de expresar su veracidad o su falsedad, y re- el ejercicio profesional al enfrentarnos a nuestro
sulta por lo tanto fútil y vana. A diferencia de otras objeto de estudio. Por su parte, lo expuesto refe-
teorías, aquí no hay lugar para el error ni para el rente a los dos objetivos cognitivos comentados
acierto, pues todo lo postulado acerca de lo que no (explicación e interpretación) y a sus implicacio-
puede conocerse ni entenderse y además muta de nes, tiene que ver con el porqué y el para qué de
acuerdo a nuestra subjetividad personal, no tiene nuestra actividad investigativa en nuestro campo
punto alguno de referencia a partir del cual discer- de las ciencias sociales, en particular la arqueo-
nir entre su falsedad o veracidad. logía.6

32
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?

Este punto de la exposición es buen momento


para hacer explícitas las consideraciones adoptadas
implícitamente en este trabajo:
- Ontológicamente, se considera una sola reali-
dad la cual es inteligible, material, objetiva y con-
creta. Sujeto y objeto de estudio son independientes
(dada la objetividad ontológica señalada), pero mu-
tuamente influyentes.
- Epistemológicamente, se considera que la rea-
lidad es investigada para generar una explicación
causal nomológica, falsable y perfectible acerca del
fenómeno estudiado. El conocimiento así generado
sirve para actuar ante la realidad e intervenir en ella
con conocimiento de causa, en espera de lograr con
nuestras acciones sobre la realidad los fines o efectos
deseados. El ser humano no produce conocimiento
perfecto y finito, por el contrario; el conocimiento
científico está siempre en constante corrección y
crecimiento.
- Metodológicamente, se considera que todo pro-
cedimiento es válido en tanto sea pertinente y con-
gruente con el marco general ontológico-epistemo-
lógico, y con las propiedades empíricas particulares
del caso de estudio específico. Dentro de este marco
tripartita ontología-epistemología-caso de estudio
particular, es aceptada y válida toda la creatividad
metodológica imaginable, pero cuando ésta sale de
aquel marco automáticamente se convierte en anar-
quía metodológica irracional.
En virtud de que tal postura teórica y tales ob-
jetivos cognitivos como investigador (en este caso,
como arqueólogo), son producto de todo el plantea-
miento inicial de este texto, y dado que como inves- simple y abreviado: Asumidas las consideraciones
tigador en este ámbito particular se aborda nuestro expuestas, pasemos directamente a un hipotético
objeto de estudio (los procesos sociales y/o eventos proyecto de investigación. Digamos que en tal o cual
de un sitio o cultura arqueológicos) a través de los sitio arqueológico del planeta, nos interesa analizar
vestigios materiales, se contesta la pregunta sobre el surgimiento de la organización social estatal (for-
qué tiene que ver todo ello con la arqueología. mación del Estado).
Ahora bien, ¿cómo bajar estos conceptos teóri- En primer lugar, sabedores de que la realidad es
cos y abstractos a lo empírico, lo material de la ar- cognoscible por mera y simple cualidad ontológica,
queología? Esto se logra planteando el proyecto de partimos de que por principio, podemos contestar
investigación arqueológica congruentemente en nuestras interrogantes y darles explicación. En se-
los términos ontológicos, epistemológicos y meto- gundo lugar, sabedores de que la realidad es una
dológicos aquí expuestos. Pondré un ejemplo muy sola, material, objetiva, concreta, y que es ella mis-

33
ma la que nos ofrece los elementos para conocerla y
explicarla, debemos evaluar si los datos disponibles
como el contexto, el estado de conservación, la es-
tructura socioeconómica de la sociedad arqueoló-
gica en cuestión, etc. (es decir, lo empírico), nos
permiten o no acceder al conocimiento del aspecto
de la realidad que deseamos abordar. El principio
de esta consideración es simple. Baste un ejemplo:
ontológicamente es cognoscible el autor de este
texto (lo cual es innegable), pero empíricamente
resultaría incognoscible si su nombre no se encuen-
tra escrito en él, o si alguna tercera persona que lo
supiera, no hace del conocimiento del público la
identidad de dicho autor.
Esto nos lleva a percatarnos de que el tema de
investigación así como las preguntas que se preten-
den resolver, deben plantearse certeramente no
sólo respecto a su congruencia y lógica internas y
a la relevancia de lo preguntado para el progreso
del conocimiento, sino que deben plantearse ante
el sitio, cultura, evidencia, dato, etc. (en una pala-
bra: fuente) adecuados. No se le puede preguntar
a un imán acerca del comportamiento de la ley de
gravitación universal, así como tampoco se le puede
preguntar a (supongamos) una punta de proyectil
con retoque bifacial, pedunculada, de tipología “x”
y manufacturada con materia prima “y”, acerca del
origen del Estado.
Una vez que nuestra evaluación de los documen-
tos, materiales y demás evidencias que serán nuestra
fuente de información, nos indique que son ade-
cuados y suficientes en calidad y cantidad para dar
respuesta a nuestra investigación, podemos dar luz que hay evidencia arqueológica de sociedades esta-
verde al desarrollo de la misma. tales en desierto, en costa, en selva, y en práctica-
Ahora bien, puesto que el objetivo cognitivo mente todos los ecosistemas. Ya podremos por lo
sería la explicación nomológica, nuestra labor fun- tanto, eliminar como principio general tipo ley que
damental será la búsqueda y la detección de prin- dé respuesta a nuestra pregunta, al determinismo
cipios generales tipo ley, así como de condiciones ecológico.
particulares y contingentes de nuestro caso particu- Luego, veremos que en prácticamente todos los
lar y la manera como operan e interactúan entre continentes del planeta existen vestigios arqueoló-
sí tanto las leyes como las variables, lo general y lo gicos de sociedades estatales, y que tales vestigios
particular.7 pertenecen a grupos humanos de muy diversas ra-
En el caso de nuestra hipotética investigación zas8 que antiguamente (y en ocasiones las descen-
sobre el origen del Estado, nos encontraremos con dencias presentes) vivieron y/o viven en esas zonas

34
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?

geográficas. Igualmente, ya podemos ir eliminando to científico o por generar una mera descripción
como principio general tipo ley que responda a narrativa hermenéutica de lo que hemos percibido
nuestra pregunta, al determinismo racial o genético. sensorialmente al ponernos en contacto con nues-
Por otro lado, encontraremos que sin excepción tro objeto de estudio.
no hay evidencia arqueológica de sociedades esta- Si se opta por la primera posibilidad, más o me-
tales que no muestre que dominaban un amplio y nos de la manera comentada en la hipotética inves-
complejo sistema de producción de alimento. Así tigación sobre el origen del Estado, iremos constru-
que podemos ir considerando al desarrollo agrope- yendo la respuesta (tanto en lo teórico como en lo
cuario como uno de los principios generales tipo ley empírico) a nuestra pregunta inicial, con base en
que pudieran contestar a nuestra pregunta. Pero al una relación y concatenación de causas y efectos. Y
mismo tiempo, estaremos eliminando a toda socie- aunque la construcción9 de la respuesta implica una
dad cazadora-recolectora (por carecer de un amplio carga de subjetividad, ésta se debe nada más y nada
y complejo sistema agropecuario) del sistema estatal, menos que a la objetividad de la independencia en-
y debemos indagar si esto automáticamente convierte tre objeto y sujeto de estudio, o sea, a su indepen-
a toda sociedad agropecuaria en una sociedad estatal. dencia ontológica, a que uno no está contenido en
Luego nos encontraremos empíricamente con que el otro y viceversa, razones por las que debe estable-
no toda sociedad por el mero hecho de ser agrope- cerse una relación entre ambos, relación en la que se
cuaria constituye una sociedad estatal, y que simultá- manifiesta la mutua influencia entre sujeto y objeto
neamente no existe sociedad estatal sin explotación y de la que obtenemos las percepciones, descripcio-
agropecuaria. Entonces podemos darnos cuenta de nes, conceptualizaciones y explicaciones o interpre-
que el factor agropecuario no es el único ni quizás el taciones de la realidad. Esta subjetividad individual
más importante principio general tipo ley para la con- constructora de respuestas, al ser contrastada ante
formación del Estado. Habrá que indagar nuevamente la objetividad ontológica de la realidad, muestra el
si el agropecuarismo es sólo una variable, o un factor grado de certeza o error y de veracidad o falsedad
favorable, o si en efecto puede considerársele como que hay en cada una de esas construcciones.
un principio general tipo ley, o qué pasa con esto. Siendo así, dicha respuesta “construida” por el
Y así sucesiva y largamente, al investigar nuestro sujeto de estudio (subjetivo) se convertirá en una
objeto de estudio teórica y empíricamente en bus- explicación en mayor o menor medida falsa o ver-
ca de la respuesta a nuestras interrogantes, descu- dadera, acertada o errónea según el resultado de
briremos regularidades, excepciones, aspectos en la contrastación empírica ante el objeto de estudio
común, aspectos no compartidos, similitudes, di- (objetivo). Y puesto que sólo lo imperfecto es perfec-
ferencias, etc., hasta llegar a plantear las causas, su tible y sólo lo falso es falsable, sostengo que siempre
imbricación y la dinámica que dan lugar a determi- serán mejores explicaciones científicas imperfectas
nados efectos, conformando así una respuesta plau- y falsas, que simples interpretaciones, narraciones y
sible y al menos momentáneamente satisfactoria descripciones “complejas” y “vanguardistas”.
para nuestra investigación. En explicar o no explicar el objeto de estudio ra-
dica el hacer o no hacer ciencia. En hacer o no hacer
ciencia radica el generar o no generar conocimiento
Conclusiones menos falso y menos subjetivo. En generar o no gene-
rar este tipo de conocimiento radica tanto la eficiente
Con toda esta información que hemos obtenido de o ineficiente aplicación del mismo, así como el poder
la realidad (en el hipotético proyecto de investiga- o no poder transformar efectiva, crítica y racional-
ción recién comentado) podemos optar por expli- mente la realidad (o al menos, el poder darnos cuen-
carla o por interpretarla, por generar conocimien- ta de cómo aquéllos en el poder la transforman). En

35
la eficiente o ineficiente aplicación del conocimiento
a la transformación de la realidad, radica el solucio-
nar o no solucionar los problemas reales, materiales
y concretos de la humanidad. ¿No resulta entonces
importante y necesario “explicar” la realidad científi-
camente? ¿Ciencia o no ciencia?10
En este punto quizás el lector se pregunte ¿cómo
la arqueología podría ayudar a solucionar tales pro-
blemas? Para empezar, no la arqueología, sino los ar-
queólogos debemos cambiar nuestras arqueológicas
teorías y nuestros prehistóricos objetivos cognitivos.
Es decir, por un lado debemos empezar a considerar
a la arqueología como una ciencia, pero ciencia no
por aplicar técnicas sofisticadas de análisis en labo-
ratorio o porque se usa alta tecnología satelital y ci-
bernética en la prospección de campo; sino ciencia
porque debería explicar causalmente los procesos status quo en que está inmerso nuestro mundo actual
sociales y los eventos particulares que se abordan11. Y demostrando la incesante dinámica de los procesos
por otro lado debemos proponernos hacer arqueo- socio-económico-culturales, dar razón del origen,
logía no exclusivamente para ganar puntaje como desarrollo y condiciones de la explotación entre
investigadores, para justificar el presupuesto asig- clases sociales y fundamentar su necesaria erradica-
nado, para reproducir el discurso oficial de Estado, ción; esbozar las leyes de lo social como la biología,
para ensalzar nuestro “pasado glorioso”, para expor- la química, la física, etc., lo hacen con las leyes de
tar la imagen nacional, para importar turismo inter- lo natural, entre otras tantas ideas y aportes que po-
nacional, etc., sino además de todo lo anterior (lo drían desarrollarse desde el ámbito arqueológico
cual puede ser muy válido), también para explicar el con el fin general de generar conocimiento, aplicar-
devenir histórico de la humanidad, poner de mani- lo y solucionar problemas?
fiesto las leyes fundamentales que rigen tal devenir y La verdadera ciencia genera conocimiento eva-
así poder tomar acciones para encauzar ese devenir. luable acerca de la realidad, ese conocimiento per-
La arqueología ya ha sido base fundamental para mite explicar tal realidad, a su vez; esa explicación
reconocer el origen material y terrenal de la huma- permite la aplicación del conocimiento para trans-
nidad y refutar los mitos del génesis, ha puesto en formar esa realidad y solucionar problemas.
evidencia grandes catástrofes de índole ecológica, Si esto no es así, quizás se hará investigación, re-
económica, política, etc., en muchas de las socie- portes, analogías, análisis, sistematización de datos,
dades pretéritas estudiadas, lo mismo que grandes aplicación del método científico, etc., pero el poten-
épocas de esplandor y desarrollo; ha permitido cial científico será desperdiciado. En otras palabras,
constatar que la raza8 no ha sido impedimento para se hará ciencia en tanto al menos hacia el interior de
que múltiples y diversos pueblos en todo el mundo la disciplina investigativa se genere el conocimiento
alcancen una alta civilización, y ha refutado engaños que explique y permita transformar la realidad resol-
y errores de fuentes históricas entre muchos otros viendo problemas. Ejemplo de estos, son las exitosas
importantes aportes al conocimiento y entendi- y probadas investigaciones sobre energía solar, pro-
miento del devenir histórico de la humanidad. cesos industriales ecológicos, desarrollo autosustenta-
¿Por qué no podría ahora argumentar y sustentar ble, etc., las cuales, por turbios intereses económicos
la no natural ni inmutable realidad social del actual

36
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?

y políticos no se aplican en la escala que las requiere


la sociedad, y permanecen “congeladas in vitro”. Pero
esta lamentable situación externa a dichas investiga-
ciones tan relevantes, útiles, transformadoras de la
realidad y solucionadoras de problemas no les quita
su cualidad científica interna. Esta es la cualidad in-
terna a la que deberíamos de aspirar en la arqueo-
logía, y ¿por qué no? en todas las demás disciplinas
científicas sean sociales o naturales.

Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo, y fotogra-


fías del autor.

Notas

1
Me refiero a la polémica que desde el ámbito de la filosofía de la
ciencia, se ha venido dando a partir de la aparición de las corrien-
tes de pensamiento postmoderno en las teoría y práctica cientí- ción conceptual de estos “lugares” y “momentos” por los que
ficas, como el antimetodologismo, la hermenéutica, el caos y la pasa el algo investigado científicamente.
complejidad, etc., las cuales han planteado (a muy grandes ras- 4
Claro que el buen o mal, así como el positivo o negativo, justo
gos y simplificadamente) que la realidad es incognoscible por no o injusto uso y manejo de estas “ventajas” de la investigación y
poder ser abarcada en su totalidad, y por ser subjetiva la percep- del conocimiento científico, ya caen fuera de las consideraciones
ción que de ella tienen los investigadores. Por lo tanto, su conclu- y de la delimitación del tema de este trabajo. No obstante, son
sión es que a la realidad no se le explica, tan sólo se le interpreta aspectos cruciales que merecen nuestra atención seamos o no
a criterio de cada individuo de manera inmensurable e inevaluable. seamos científicos.
2
Cabe señalar que para llegar a una explicación, resulta impres- 5
Algo muy propio y característico tanto del antimetodologismo
cindible epistemológica y metodológicamente el realizar una inter- como del relativismo extremo, y que es argumento típico de las
pretación de la realidad observada. Toda explicación tiene implícita teorías que proponen la incognoscibilidad de la realidad así como
necesariamente la interpretación. Por el contrario, para llegar a una la inconmensurabilidad del conocimiento y de las teorías.
interpretación no hace falta ni por mucho, realizar una explicación. 6
Aunque este trabajo aborda más particularmente la disciplina
Las interpretaciones no implican necesariamente una explicación. arqueológica -por ser la profesión del autor-, las consideraciones
3
Propongo estos términos en función del “lugar” y del “mo- generales planteadas son igualmente aplicables a todas las de-
mento” en que los hechos del algo investigado son observados más disciplinas científicas, sean sociales o naturales.
empíricamente. Es decir, las causas -en el antes o principio del 7
Por brevedad, obviaré la obligada contrastación de nuestros mode-
algo- son hechos vistos a priori; la acción de dichas causas y su los o teorías y las analogías y comparaciones de nuestras propues-
dinámica -en el durante del algo- son hechos vistos de factum, y tas con las de otros autores que han investigado la misma temática,
los efectos finales -en el después o fin del algo- son hechos vis- y demás procedimientos de cotejación y refutación necesarios para
tos a posteriori. Desde luego, se tiene muy presente la dinámica evaluar qué tan cierta o falsa es la hipótesis que proponemos. Así
dialéctica de los procesos (sean éstos naturales o sociales) que mismo, omitiré los criterios y la polémica sobre qué es y cómo es
se da en la realidad, y que en el transcurso de esta incesante un Estado para no extenderme demasiado, ya que tales aspectos
dinámica procesual, los factores que intervienen pueden trans- aunque relevantes, no son el tema central de este trabajo.
formarse, e incluso pueden aparecer nuevos factores y nuevas 8
Hago uso del concepto raza exento de la polémica y de la carga
dinámicas, formando una permanente concatenación de fenó- ideológica que le caracteriza. Personalmente considero que es
menos, causas y efectos. Sin embargo, ello no impide la detec- útil e innegable: el concepto raza hace referencia al conjunto de

37
caracteres genotípicos y fenotípicos que distinguen a las diversas Flores B., Bernardo A. “Los alcances de la arqueología. Una breve
poblaciones humanas. Ahora bien, su uso con fines ideológicos reflexión teórica en torno a la praxis arqueológica”, en: Expresión
como superioridad genética o de cualquier otro tipo, es una tor- Antropológica. Nueva Época núm. 15. Estado de México. 2002.
peza inaceptable. (Ponencia presentada en el VIII Foro Estudiantil Latinoamericano
9
El hecho ontológicamente inevitable de que el conocimiento no de Antropología y Arqueología, Brasilia, Brasil. 2001).
se autogenera, es decir; que la realidad no nos habla para decir- .“¿Puede sustentarse una ciencia carente de leyes? El
nos sus cualidades y propiedades, sino que tan sólo se expresa y caso de la ciencia social visto desde la arqueología”, Ponencia para
nosotros la percibimos, parece ser el más común y cómodo ¿ar- el X FELAA Bolivia, 2003 (Publicación en preparación).
gumento? de las teorías agnósticas relativistas postmodernas. Lo Gándara Vázquez, Manuel. “Algunas notas sobre el análisis del
que estas teorías olvidan, es que aunque cada uno de nosotros conocimiento”, en: Boletín de Antropología Americana. núm. 22.
percibe a esa realidad de manera subjetiva, la realidad se mani- México. 1990.
fiesta de manera concreta y objetiva (es decir, tal como es). Por . “El análisis de posiciones teóricas: aplicaciones a la ar-
lo tanto si bien nuestra subjetividad puede generar conocimiento queología social”, en: Boletín de Antropología Americana. núm. 27,
acertado o equívoco, correcto o incorrecto; lo que finalmente lo México, 1993.
hace mensurable, evaluable y sobre todo falso o verdadero, no es Gómez Goyzueta, Fernando. “La hermenéutica como alternativa
la retórica del investigador ni su “vanguardismo”, sino la objetivi- ante el cientificismo en arqueología”, Ponencia en el X Foro Es-
dad de la realidad que permite contrastar ente ella la subjetividad tudiantil Latinoamericano de Antropología y Arqueología. La Paz,
de cada investigador, corroborando así materialmente el grado de Bolivia. 2003.
certeza y corroboración, o de error y refutación de las diversas y Hessen, Johan. Teoría del conocimiento. Editores Mexicanos Uni-
subjetivas hipótesis propuestas. dos, GRAFIMEX, México, 1993.
10
No me refiero tan sólo a la definición y delimitación de qué es Hodder, Ian. “Reading the past: current approaches to interpre-
ciencia y qué no lo es, ni a si se cumplen o no los requisitos de tal tation in archaeology”. Cambridge University Press. Great Britain.
o cual “academia” para denominar ciencia a algo, ni mucho menos 1986.
a la terca y estéril polémica postmoderna sobre la existencia y la . “Interpretation in archaeology”, en: Cambridge Ar-
utilidad de la ciencia. Voy más allá: puesto que la ciencia (o lláme- chaeological Journal. vol. 5. núm. 2. McDonald Institute for Ar-
sele como se desee) y el conocimiento que ésta genera están chaeological Research. Great Britain. 1995.
íntimamente ligados a la solución de problemas de la humanidad, Marx, Karl. “Tesis sobre Feuerbach”, en: Engels, Friedrich.
¿debe o no debe hacerse ciencia? “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”,
11
Evidentemente, habrá casos en los que el fenómeno estudiado Editorial Progreso, Moscú, 1967.
o los vestigios arqueológicos disponibles no serán los indicados . El Capital. Crítica de la economía política, Fondo de Cul-
para alcanzar tal objetivo cognitivo. Dicho sea de paso, no toda tura Económica, México. 1974.
descripción, interpretación u otro objetivo cognitivo no explicativo Montané, Julio Marxismo y arqueología. Ediciones de Cultura Popu-
es por sí mismo negativo de antemano. Habrán muchas investi- lar. México. 1980.
gaciones útiles y válidas cuyo objetivo cognitivo no sea necesaria- Morin, Edgar. “¿Se puede concebir una ciencia de la ciencia?”, en
mente la explicación científica. Ciencia y Desarrollo, vol, 7 núm. 42, SEP, CONACYT, México, D. F.
1982.
. “Introducción al pensamiento complejo”. Editorial GE-
Bibliografía DISA. España. 1990.
Trigger, Bruce. Historia del pensamiento arqueológico. Editorial Crí-
Bate, L. Felipe. “El proceso de investigación en arqueología”. Edito- tica. Barcelona. 1992
rial Crítica. Barcelona, España, 1998.
Bhaskar, Roy. “Filosofía y realismo científico”. Cuadernos de Crítica
Núm. 48. Instituto de Investigaciones, Filosóficas, UNAM, México.
1993.

38
Arqueología y ciencias sociales: ¿ciencia o no ciencia?

39
Cultura alimentaria en el México
prehispánico, colonial y actual:
un estudio sobre el cambio cultural alimentario
en antropología social
Angélica García Bustos

Maestra en antropología social, profesora


de tiempo completo de la facultad de
antropología de la UAEM

Recepción: 23 de febrero de 2010


Aceptación: 21 de junio de 2010

Introducción

P ara especificar qué es cultura hay que referirse a un concepto amplio


y relativo, sin embargo, aquí nos limitaremos a hablar de cultura de la
alimentación en la época prehispánica y colonial, así como su legado a la
cultura alimentaria actual.
Para la selección adecuada de los alimentos, intervienen las costum-
bres de cada pueblo, así como sus tabus correspondientes; sobre todo
cuando se trata de prohibiciones respecto a consumir o no un alimento
determinado.
A la forma o modo de seleccionar los alimentos que se deben consu-
mir, por considerarse “bueno o malo”, la llamamos cultura alimentaria o
cultura de la alimentación, misma que difiere dependiendo del lugar de
origen geográfico del individuo. De esa manera podemos decir que cada
sociedad ha fijado prohibiciones o aceptaciones respecto a un alimento,
es decir, han fijado distintos hábitos de acuerdo a su cultura.
Por “cultura alimentaria entenderemos ese proceder y pensar que tie-
ne que ver con la alimentación en general, la forma de comer acostum-
brada por el grupo y los atributos rituales y simbólicos que ha asignado a
los alimentos” (Bourges, 2002: 123).
En la primera parte de este trabajo se presentarán las características
de los principales alimentos que culturalmente se consumían antes de
la conquista, posteriormente se hablara de la fusión cultural que hubo
en México con la llegada de los españoles, así como los alimentos que se
combinaron para crear la cultura alimentaria del México actual. Final-
mente se presentaran reflexiones acerca del cambio cultural y el estudio
de la alimentación como un factor cultural en antropología social.
Cultura alimentaria prehispánica

No cabe duda que en el México prehispánico existía una riqueza cultural


en cuanto a la alimentación, la cual se amalgamó con la llegada de los
españoles, legado que se transmitió al México de hoy.
En Mesoamérica, por ejemplo, existieron numerosos productos que
formaban parte de la alimentación humana, la variedad de produc-
tos comestibles era mayor que la actual, en cambio la tecnología para
producirlos, almacenarlos, prepararlos y consumirlos era limitada. Por
ejemplo, las palabras nahuas: chocolate, chile, tomate, aguacate y moles,
entre otras, eran y son actualmente parte de la alimentación, mismos
que fueron una aportación de Mesoamérica a la humanidad (Vargas,
1999:78: 79).
Entre las sociedades prehispánicas existían tres tipos de comidas en
las que eran servidos una diversidad de alimentos, por ejemplo: las comi-
das del diario eran sencillas, poco abundantes y contenían ingredientes
comunes como el maíz; mientras que las comidas ceremoniales se carac-
terizaban por su consumo simbólico, algunos alimentos tenían un signi-
ficado divino por ser utilizados para elaborar figuras de dioses, como era
el caso del amaranto; por último, estaban las comidas festivas en las que
Entre las sociedades se servían platillos especiales más ricos, elaborados y abundantes, como
el mole.
prehispánicas existían tres Al considerar los alimentos básicos y comunes del periodo histórico
referido, hablaremos primeramente del maíz como alimento fundamen-
tipos de comidas en las que tal en la alimentación. La importancia de este producto en la dieta del
mexicano persiste hasta la actualidad para la elaboración de una varie-
eran servidos una diversidad dad de alimentos y bebidas.
Desde la perspectiva alimentaria, América es el continente al que se
de alimentos, por ejemplo: le ha identificado con el maíz, así como lo puede ser Asia con el arroz y
Europa con el trigo, pues diversos hallazgos arqueológicos han permiti-
las comidas del diario eran do conocer la evolución del maíz como alimento por aproximadamente
tres mil años.
sencillas, poco abundantes Maíz es el nombre de una gramínea cultivada en México, llamado así
después de la conquista española; los grupos de habla nahua ubicados
y contenían ingredientes co- en el centro de México lo denominaron “centli” al referirse a la mazorca,
o “tlaolli” para referirse al grano. El nombre derivó del fruto comestible
munes como el maíz; mien- y de su importancia en teozintle, que significa “grano de dios”. Sobre su
origen, comentan que se ignora, lo que se sabe es que su desarrollo fue
tras que las comidas ceremo- en América, para ser precisos se acepta que en Mesoamérica ocurrió la
domesticación, donde era alimento básico de las culturas siglos antes de
niales se caracterizaban por que los europeos llegaran al nuevo mundo. Según el Popol Vuh la prime-
ra pareja humana fue moldeada de maíz, por lo que a raíz de ello los
su consumo simbólico hombres y mujeres mesoamericanos hicieron de ese grano la base de su
alimentación (Piña, 1987: 9).

42
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual

Elaboración de moldes para los alimentos (cod. Florentino)

El maíz, como planta fundamental en la alimentación de los antiguos


y actuales mexicanos, se consume tostado, sancochado (medio cocido), El maíz, como planta
en tamales, tortillas, así como en preparación de bebidas fermentadas
tradicionales, que aún se elaboran en diversos lugares de México. fundamental en la alimenta-
Por ello, no cabe duda que los antiguos habitantes de México inven-
taron una rica cocina derivada de la gramínea, en donde además de la ción de los antiguos y
posibilidad de comer los elotes directamente tiernos o maduros, ya fuera
hervidos o sobre las brasas, del grano cocido se podían obtener tortillas actuales mexicanos se
de colores diversos, de acuerdo con la variedad de tonalidades del cereal.
Diluyendo la masa con agua se obtenían los atoles, para ciertas ocasiones consume tostado, sancochado
se preparaba el pozole, comida caldosa picante, para la que se utiliza una
variedad de maíz de mayor tamaño. Moliendo los granos secos o las tor- (medio cocido), en tamales,
tillas duras se producía el pinole, que satisfacía al pueblo en tiempos de
hambre y constituía el alimento básico de los guerreros en las campañas tortillas, así como en
militares (Solís, 1998: 20-21).
El hongo del maíz, mejor conocido como huitlacoche, que puede ser preparación de bebidas
considerado una bendición o una plaga según las intenciones del agri-
cultor; desde tiempos prehispánicos se servía como un manjar a los reyes fermentadas tradicionales
aztecas. Actualmente se consume con el mismo nombre o es llamado
también tizón del maíz; su desarrollo se debe a la acción de un hongo pa-
rásito que forma una gran masa de micelios en varios lugares de la plan-
ta, al madurar el micelio se transforma en una masa de esporas negras.

43
La popularidad del huitlacoche como comida típica mexicana de
origen prehispánico ha rebasado las fronteras de México, pues recien-
temente se ha introducido a otros países como lo es Estados Unidos en
donde se le conoce como “caviar azteca”, “trufa mexicana” o “maizteca”
(Paredes, 2006: 135).
Ahora bien, sabemos por las crónicas, que la alimentación mesoame-
ricana tenía como base de su alimentación energética a la gramínea lla-
mada maíz; la cual era complementada con otros alimentos que forma-
ban parte también de la dieta, como lo son el frijol, el chile, el nopal, la
calabaza y diversas especies vegetales silvestres y animales.
El frijol, complemento de la alimentación mesoamericana, ha sido y
El frijol, complemento de la es un cultivo de gran importancia también en México, ya que es la fuente
de proteína más barata para la población de escasos recursos. Hallazgos
alimentación mesoamerica- arqueológicos indican que el frijol se conoce desde hace aproximada-
mente 7000 años antes de nuestra era, lo cual lo ubica al igual que el
na, ha sido y es un cultivo de maíz como uno de los cultivos más antiguos en Mesoamérica.
Otro ejemplo más de un complemento alimentario durante la época
gran importancia también en prehispánica es el nopal o nopalli, llamado así por los nahuas, significa
“tunal o árbol que lleva tunas” (Ochoa, 2003: 16). Árbol o planta xerófita
México, ya que es la fuen- originaria del continente americano, pertenece a la familia de las cactá-
ceas y en nuestro país existen numerosas especies, la más común es la
te de proteína más barata “opuntia” que es comestible y la cual se usa para elaborar bebidas o para
complementar guisados, además de aprovechar su fruto que es la tuna y
para la población de escasos la que también es clave en la preparación de alimentos y bebidas.
Entre las especies de insectos, que se ha demostrado eran comestibles
recursos por poseer una riqueza en nutrientes y en proteínas, principalmente,
era la mosca de los lagos y sus huevecillos (axayácatl); así como diversas
especies de chapulines (ahuauhtli), hormigas y sus larvas (chicatanas),
gusanos de maguey, jumiles, escamoles, chinches, escarabajos y abejas;
mismos que dieron también un alto contenido de niacina, riboflavina,
calcio, fósforo, hierro y otros nutrientes, por lo que se consideraban tam-
bién alimentos importantes en la dieta (Aguirre, 1980: 70,71).
El consumo de insectos (conocido como entomofagia) en la época
prehispánica se encuentra documentado en el Códice Florentino, escri-
to por Fray Bernardino de Sahagún y sus informantes, en el mismo se
destacan 96 especies de insectos comestibles. Actualmente se han con-
tabilizado 506 especies comestibles a lo largo del territorio mexicano
(Paredes, 2006: 149); lo que corrobora la importancia de su consumo,
principalmente en las zonas centro, sur y sureste de México.
En el siguiente cuadro se muestra una variedad de insectos comes-
tibles de origen prehispánico, algunos de éstos en la actualidad aun
son aprovechados con la característica que se han convertido en “exó-
ticos o raros”,1 así también visualizamos el lugar donde se recolectan
o consumen:

44
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual

Insectos comestibles de México

Insectos Lugar de consumo

Piojos Oaxaca
Morelos, Estado de México, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Puebla, San Luis Potosí,
Chinches Jalisco, Oaxaca, Querétaro
Pulgones Puebla, Morelos, Guerrero, Hidalgo

Escarabajos Hidalgo, Tabasco, Guerrero, Veracruz

Mariposas Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Distrito Federal

Moscas Nayarit, Estado de México


Oaxaca, Puebla, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Estado de México, Hidalgo, Vera-
Hormigas, abejas y avispas cruz, Yucatán y otros
Libélulas Sonora y Estado de México
Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Morelos, Puebla, Guerrero, Mi-
Chapulines choacán, Distrito Federal
Jumiles Guerrero, Oaxaca, Morelos, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México

Escamoles Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal, Tlaxcala, Nuevo León, Michoacán

Gusanos del maguey Puebla, Oaxaca, Hidalgo, Tlaxcala, Michoacán

Gusanos del nopal Guanajuato, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Distrito Federal, Estado de México

Gusanos del maíz Puebla, Hidalgo y Oaxaca

Fuente: (Paredes, 2006: 152).

Otras fuentes de proteína animal para la sociedad prehispánica eran


los crustáceos, batracios, reptiles, las aves y los mamíferos, principalmente.
En la época prehispánica existían diferencias culinarias, por ejemplo
la cocina de la nobleza era variada, gustaban de comer distintos sazones
y colores; los de clase baja tenían una dieta menos variada basada princi-
palmente en maíz, frijol, calabaza, chile y otras plantas. Importante des-
tacar el color y tipo de tortilla como indicador diferencial, por ejemplo:
Totonqui, tlaxcalli o tlacuelpacholi: eran tortillas blancas y calientes,
consumidas exclusivamente por las clases altas.
Ueitlaxcalli: eran las tortillas de consumo cotidiano de los macehualli,
se trataba de tortillas más delgadas y largas, menos blancas y en ocasiones
de diferentes colores, por lo que también eran llamadas tlaxcalpocholli
(Solís, 1998: 19).
Así también destacaban otros tipos de tortillas por su forma y tama-
ño, por ejemplo: las tlacepoalli o tlaxcalli, que eran tortillas grandes y

45
Abundancia de agua en los cultivos (Cod. Durán)

hojaldradas; las tlayudas que eran muy grandes, blandas y semicurvadas y


satumalli que refería a la tortilla hecha de pinole (Solís, 1998: 19).
En las sociedades prehispánicas los excesos en las comidas y especial-
mente la obesidad, se consideraban antisociales, por lo que desde los
primeros años de la infancia se racionaban las porciones de comida; a
los niños de hasta tres años de edad se les permitía comer media tortilla
y podían ingerir una tortilla completa los de cuatro y cinco años. De los
seis a los doce, la dieta aumentaba a tortilla y media y de los trece años
en adelante la ración era de dos tortillas por día, aunque la dieta com-
prendía el consumo de otros alimentos. Estas raciones básicas les daban
la nutrición mínima que necesitaban 2 (Solís, 1998: 15).
Parte importante e integral del proceso de alimentación son las be-
bidas, su papel ha sido y sigue siendo variado, pues hasta la fecha su

46
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual

elaboración y consumo se encuentra relacionado con costumbres y cere-


monias. Desde la época prehispánica se ha recurrido al empleo e inges-
tión de bebidas alcohólicas no destiladas con fines diversos; entre ellos se
encuentran los relacionados con la religión, la medicina, los propósitos
profilácticos y la longevidad humana (Godoy, 2003: 9).
Los primeros mesoamericanos utilizaban el maguey cuando su savia
era más dulce, domesticaron el acocote (fruto seco y hueco de la cala-
baza) para obtener el aguamiel. Importante ha sido la utilización del
peyote y el maíz para la elaboración de bebidas fermentadas, las cuales
aún se preparan en la época actual en diversos estados del territorio na-
cional. De la misma manera, el chile cobró un papel importante como
sazonante en la preparación de las bebidas prehispánicas (op.cit.:14-16).
De aquí que podamos señalar una inmensa variedad de bebidas fer-
mentadas no destiladas como las elaboradas de frutos, de cortezas, de
pulpa, de raíces, de savia o de semillas; que en la actualidad se preparan El espacio y los utensilios
y que tienen sus orígenes en la época prehispánica.
El espacio y los utensilios para la preparación de los alimentos duran- para la preparación de los
te el periodo referido también cobraron importancia, pues con el consu-
mo de tortilla la gran innovación entre los pueblos fue el uso del comal, alimentos durante el periodo
que permitió la distribución homogénea del calor. La tradición indígena
exigía que el comal se sustentara sobre tres o cuatro piedras acomodadas referido también cobraron
en círculo con un hueco para la lumbre y que simbólicamente represen-
taban al fuego y a su deidad patrona: Huehueteotl-Xiutecuhtli. Por lo importancia, pues con el
tanto el lugar para cocinar se transformaba en un adoratorio espontá-
neo, donde se rendía culto a su dios y que para los nahuas era llamado consumo de tortilla la gran
“tlecuilli”, para los purépechas “paranguas” y para los zapotecas “yig te”
o “piedra ceniza” (Piña, 1987: 12). innovación entre los pueblos
En la actualidad tanto el espacio como los utensilios para la prepara-
ción de alimentos han sufrido cambios significativos, sin embargo pode- fue el uso del comal
mos decir que aún existe cierta persistencia en comunidades indígenas,
campesinas o rurales de nuestro país.

Cultura alimentaria colonial

Con la conquista y colonización española el mestizaje en la alimentación


fue uno de los primeros en manifestarse, la dieta indígena fue modifica-
da: ya que se adoptaron nuevos alimentos y se originó un patrón alimen-
tario diferente al que se tenía en la época prehispánica. Autores varios
comentan del choque que hubo entre el maíz y el trigo; el primero, ali-
mento prehispánico y el segundo, introducido por los españoles.
El contraste entre las formas de vida de los europeos y los nativos des-
pertó la curiosidad de estos últimos, que en aquel entonces no conoció
límites; los animales y las plantas llamaron especialmente su atención,

47
sobre todo el maíz, porque cumplía en el Nuevo Mundo las funciones
alimenticias del trigo.
A principios del siglo XVI, cuando los conquistadores españoles lle-
garon al territorio mesoamericano el maíz definía la dieta cotidiana en
México-Tenochtitlán. Las culturas dominadas se vieron presionadas para
producir los alimentos que los conquistadores españoles estaban acos-
tumbrados a consumir, por lo que hubo el momento en que éstos deja-
ron de consumir únicamente lo suyo para adoptar lo otro. Así, surgió la
cocina mexicana actual.
Al respecto, Luis Alberto Vargas comenta que hubo una combinación
no sólo de técnicas culinarias, sino de productos naturales de dos mun-
dos, ejemplo de ello son las tortas, producto de la fusión de dos tradicio-
nes, ya que en su preparación se combina una serie de alimento tantos
prehispánicos como españoles (s/f: 78).
Varios alimentos prepara- Aguirre Beltrán menciona al respecto que se dio un proceso de acul-
turación, ya que tanto indígenas como españoles adoptaron alimentos
dos a la usanza tradicional de una y otra cultura. Los indígenas incluyeron en su dieta pan de trigo
integral, carne de res y verduras; no obstante que la dieta indígena conti-
fueron modificando su uso, nuaba incluyendo los alimentos tradicionales, sobre todo considerando
al maíz como alimento básico de subsistencia (1980: 71).
preparación y consumo. Varios alimentos preparados a la usanza tradicional fueron modifi-
cando su uso, preparación y consumo. Ejemplo de ello: los tamales de
Ejemplo de ello los tama- ancestral tradición indígena incrementaron la variedad en preparación
con la llegada de la res y el cerdo y sobre todo al utilizar en su prepara-
les de ancestral tradición ción la manteca, que los hizo más suaves y de textura porosa, así como la
utilización de distintas hojas para su envoltura. La combinación de salsas
indígena, incrementaron la y moles con carnes, aves y pescados, hizo de este alimento uno de los
pilares de la comida regional.
variedad en preparación con Dado que el cerdo fue el primer animal traído por los europeos a
Mesoamérica, permitió la utilización de los derivados de éste para la pre-
la llegada de la res y el cerdo paración de alimentos. Por ejemplo, la manteca como derivado del cer-
do permitió elaborar productos del maíz fritos como las tostadas y quesa-
y sobretodo al utilizar en su dillas (Solís, 1998: 22-24); de igual forma se emplearon como fuentes de
grasa el aceite de ajonjolí y el de oliva, que también fueron introducidos
preparación la manteca por los españoles.
Y sin duda, el precedente más remoto del periodo colonial, son los
afamados tacos de carnitas, que Cortés ofreció a sus capitanes en un
gran banquete para festejar la captura de México-Tenochtitlán, el 13
de agosto de 1521 (Solís, 1998: 23) y que hoy día constituyen una de las
comidas mexicanas de mayor aceptación y presencia en las festividades
de todo tipo.
Las cocinas coloniales también presentaron sus modificaciones con
la llegada de los europeos, ahora ya no se cocinaba a la altura del suelo,
como se venía realizando en la época prehispánica, sino en lo alto, por

48
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual

Y aunque así el pan compi-


tió con las tortillas, la caña
de azúcar con las mieles
indígenas, las bebidas fer-
mentadas con las destila-
das; hay elementos que nos
identifican como un México
tradicional
Ancianos tomando pulque (Cod. Florentino)

lo que se crearon los fogones o cocinas de humo; continuaron persistien-


do utensilios del mundo prehispánico para la preparación de alimentos,
como el metate y el comal; los cuales se siguen empleando con menor
medida en la actualidad.
Y aunque así el pan compitió con las tortillas, la caña de azúcar
con las mieles indígenas, las bebidas fermentadas con las destiladas;
hay elementos que nos identifican como un México tradicional, pues
rasgos culturales siguen y seguirán prevaleciendo a lo largo del tiempo,
aun con la fusión cultural que bien sabemos produjo modificaciones
graduales en nuestra cultura alimentaria y que el resultado de ello, es
la alimentación actual.

49
Los cambios que la sociedad
sufre con el paso del tiempo
son parte de su experiencia
y éstos a su vez se traducen
en acciones realizadas a ni-
vel sociedad, considerándola
como la red de relaciones
sociales realmente existen-
tes entre un grupo de seres
humanos que viven entre sí
Ofrenda de mazorca (Cod. Florentino)

Una vez descrito lo anterior, conviene destacar como se dio esa fusión
que conllevó a su vez un cambio cultural, pues los hábitos alimentarios
tradicionales prehispánicos se vieron alterados con la llegada de los espa-
ñoles, que impusieron nuevas alternativas de alimentación determinadas
por la situación social y cultural y a la que los individuos se adaptaron.
En esos encuentros de los sistemas culturales, la cultura donante puede
no presentar toda su gama de elementos culturales, y el sistema de valo-
res propio de la cultura receptora puede actuar como filtro o modificar
algunos elementos.
Los cambios que la sociedad sufre con el paso del tiempo son parte de
su experiencia y éstos a su vez se traducen en acciones realizadas a nivel
sociedad, considerándola como la red de relaciones sociales realmente
existentes entre un grupo de seres humanos que viven entre sí. Por lo
que el cambio es un proceso en el tiempo, que necesita actores sociales
para producirse, dichos actores hacen la sociedad o el pueblo y también
la cultura, que son sus manifestaciones materiales y espirituales.

50
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual

Cosecha de semillas (Cod. Florentino)

51
Una manera en la que puede darse el cambio cultural, es a través de
la aculturación3, aplicándose a los procesos que se desarrollan cuando
dos o más culturas separadas se ponen en contacto en un grado suficien-
te para producir cambios importantes en una de ellas o en ambas.
Como es sabido, la aculturación conlleva a la adopción de ciertos ras-
gos culturales distintos, que culturalmente se aceptan, o se rechazan, al
aceptarlos y al apropiárselos se hacen parte de esa cultura, sin embargo
el no despegarse totalmente del modelo cultural anterior, sino por el
contrario generar una combinación de elementos culturales, nos lleva a
provocar un sincretismo cultural.
El sincretismo es una herramienta importante para que el cambio
El sincretismo es una he- cultural se dé, ya que la resistencia disminuye cuando la innovación en-
cuentra factores de identificación similares con su cultura. El término
rramienta importante para se acentúa para explicar la combinación de patrones culturales en la ali-
mentación, que seguramente los indígenas experimentaron al encontrar
que el cambio cultural se similitudes entre el patrón alimentario tradicional y el que aceptaron
con la conquista y que puede tratarse de una combinación de elementos
dé, ya que la resistencia culturales, no sólo en los alimentos que pudieron identificar, sino tam-
bién en la forma de producirlos, prepararlos y consumirlos.
disminuye cuando la inno- Cambiar una cultura no es fácil, sin embargo, por complejo que re-
sulte, principalmente por como se involucra el factor humano, no es una
vación encuentra factores misión imposible, aunque sí debe ser un trabajo cuidadoso, bien pensa-
do, planeado y que responda a necesidades reales de los individuos.
de identificación similares Una vez analizado lo anterior sobre el cambio cultural, nos lleva a re-
flexionar que el cambio estará presente siempre como parte de las socie-
con su cultura. El término dades, sobre todo porque la cultura es producto de éstas y es dinámica,
el cambio puede ser gradual o espontáneo y aunque culturalmente esos
se acentúa para explicar la cambios pueden ser aceptados, rechazados o combinados, generalmente
conllevan un bienestar social.
combinación de patrones Por último, no olvidemos que la alimentación es una necesidad
biológica, pero también es un hecho social y cultural, pues para sa-
culturales en la alimenta- tisfacer esa necesidad biológica habrá que explotar el marco cultural
en el cual nos desarrollamos; por tal motivo la antropología de la ali-
ción, que seguramente los mentación estudia esa diversidad de hábitos y costumbres que carac-
terizan el patrimonio gastronómico de cada pueblo. La antropología
indígenas experimentaron al al estudiar la alimentación como un hecho social y cultural total, con-
sidera en ello los procedimientos que conlleva tal hecho, como son la
encontrar similitudes entre selección, adquisición, conservación y preparación de los alimentos,
así como conocimientos, conductas, representaciones y mitos relacio-
el patrón alimentario tradi- nados a esos procedimientos.
Por lo tanto, para la antropología los alimentos no son considerados
cional y el que aceptaron con sólo como portadores de nutrientes, sino modelos o mecanismos para
estudiar la cultura; pues nutrirse es el acto fisiológico y alimentarse es el
la conquista acto social y cultural de todo ser humano.

52
Cultura alimentaria en el México prehispánico, colonial y actual

Vendedor de pulque (Cod. Florentino)

Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo. mundo” en Alarcón Segovia, Donato (comp.) La alimentación de
los mexicanos, México, El Colegio Nacional, 2002.
Notas Godoy Augusto, Teófilo Herrera y Miguel Ulloa, Más allá del pulque y
el tepache. Las bebidas alcohólicas no destiladas indígenas de Méxi-
1 En la actualidad, los alimentos exóticos o raros, se han conver- co,. México, I.I.A./UNAM, 2003.
tido en comida de sectores privilegiados, debido a su alto costo. Ochoa Guillén, María de Lourdes, “Con el nopal en la frente y
2 La importancia de racionar la cantidad de tortillas según la edad y en el gusto” en Polaris (revista independiente), núm. 4, marzo
el sexo, era debido a que se consideraba que la estética del cuerpo 2003, 2003.
estaba estrechamente relacionada con los excesos en la comida. Paredes López, Octavio, Los alimentos mágicos de las culturas in-
3 El término aculturación se utilizó por primera vez en antropología dígenas mesoamericanas, México, F.C.E., 2006.
a finales del siglo XIX. Después de la II Guerra Mundial se convirtió Piña Luján, Ignacio, Presencia de la comida prehispánica, México,
en un importante campo de estudio de la antropología aplicada. Fomento Cultural Banamex A. C., 1987.
Solís, Felipe, La cultura del maíz, México, Clío, 1998.
Bibliografía Vargas, Luis Alberto, “Bebidas Mexicanas” en Cuadernos de Nutri-
ción, vol. 22, núm. 3, mayo-junio, 1999.
Aguirre Beltrán, Gonzalo. Programas de salud en la situación inter- Vargas, Luis Alberto y Leticia E. Casillas, “La alimentación en México
cultural, México, I.M.S.S./Colección Salud y Seguridad Social, 1980. durante los primeros años de la colonia” en Historia general de la
Bourges Rodríguez, Héctor, “Alimentos obsequio de México al medicina en México, México, Medicina Novohispana, s/f.

53
Lo cotidiano de la violencia
Amaceli Lara

Maestra en diseño industrial,


investigadora de la Dirección de
Antropología Física del INAH

Recepción: 23 de abril de 2010


Aceptación: 26 de agosto de 2010

Introducción

A diario oímos, leemos, sabemos, vivimos algún acontecimiento violen-


to. Tal pareciera que nos estamos acostumbrando a vivir así, aceptamos
ser violentos con nuestras familias, en nuestras casas; reproducimos ac-
tos violentos en los planteles educativos; no existe ningún respeto por
los profesores, mucho menos entre los alumnos. Asimismo, acudimos
a nuestros centros laborales a la defensiva, no sabemos de qué manera,
seremos agredidos por alguno (os) de nuestros compañeros o supervi-
sores; y qué decir del gobierno, sus representantes prometen soluciones
en campañas políticas y una vez electos no cumplen sus cometidos hay
un despilfarro monetario efectuado por los políticos y en casos de abuso
de poder no vemos justicia para aquellos. En pocas palabras, estamos
aceptando la violencia como una forma de vida.
En el presente texto, retomando algunas noticias contextualizo y
ejemplifico diversas formas de violencia que se han insertado como parte
de nuestra vida cotidiana.

Las noticias de todos los días

Últimamente, éste es el tipo de noticias que más oímos, leemos, vivimos


o comentamos:
• “Alumnos imitan al narco en escuelas de Juárez”. Extorsionan y cobran
por seguridad a compañeros y maestros. (El Universal, febrero de 2010)
• “Deplora el Papa casos de curas pederastas”. El sión y a pagar una indemnización por las le-
Papa se reunió de nuevo en el Vaticano con los siones, las secuelas y el daño moral (Amnistía
obispos irlandeses para analizar los abusos co- Internacional).
metidos durante años a menores por curas cató- Entre muchos ejemplos más; sin embargo, en el
licos en ese país y afrontar los problemas crea- presente escrito sólo retomaré unos cuantos para
dos (La Prensa, 9 de febrero de 2010). desarrollar cada punto en este trabajo.
• “La mujer con desarmador clavado sería víctima Todas estas noticias tienen algo en común: vio-
del novio”. La mujer que apareció muerta con lencia. Dentro de la violencia, cada caso puede ser
un desarmador clavado entre una de sus manos caracterizado y tipificado, según el contexto en el
y la cabeza, al parecer fue asesinada en una ven- que se haya desarrollado. Parecería que este ejer-
ganza de tipo pasional y el principal sospechoso cicio de diferenciar y contextualizar los actos de
es su novio.(La Prensa, 9 de febrero de 2010) violencia fuera una práctica absurda u ociosa, sin
• “Enojo contra Felipe Calderón Hinojosa”. El embargo haré esto para que, junto con cada lector,
Secretario de Gobernación Fernando Gómez hagamos un ejercicio de recapitulación en nuestras
Mont acudió a Ciudad Juárez, Chihuahua, a propias experiencias de vida y encontraremos la ra-
reunirse con los familiares de 15 jóvenes estu- zón por la cual aceptamos tantos actos de violencia
diantes acribillados en días recientes, y les pidió en nuestro entorno cotidiano.
(ofreció) disculpas porque el gobierno federal
atribuyó a sus vástagos acciones pandilleriles
(La Prensa, 9 de febrero de 2010). La violencia empieza
• “Plantean proteger a niños con fuero federal”. en nuestra propia casa
Debido a que hay más de un millón de niños
y adolescentes que son víctimas de explotación Podemos hablar de violencia intrafamiliar o violencia
laboral, 72% de los cuales no perciben salario doméstica, en la cual es posible detectar los siguientes
alguno y 40% no tienen estudios, dentro de la aspectos (Sotomayor y Román, 2007):
reforma laboral el Gobierno Federal propondrá
cambios al Código Penal para tipificar como de- a) La relación de violencia es contínua entre los
lito federal la contratación de menores de cator- miembros de la familia.
ce años. Un informe de la Comisión Económica b) Es un proceso que se da en dos planos tempora-
para América Latina y el Caribe (CEPAL) y del les: uno sincrónico, en el cual los participantes no
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, se limitan a la pareja, puede haber más, individuales
fechado en enero de 2009, advierte que las ni- o colectivos, involucrados ya sea de manera directa
ñas son más explotadas que los varones en el o indirecta; y otro diacrónico, en el que la relación
ámbito laboral (Excelsior, 27 de enero de 2010). violenta cambia con el tiempo por la influencia de
• “¡Por odio!”. Una madre de familia, sostiene un conjunto de sujetos.
una riña con la mayor de sus hijas, a quien co- c) Los cambios en la relación de violencia se asocian
rrió de su casa. Este enojo se expandió al resto con otros factores del contexto familiar (como el
de la familia, por lo que asesinó a sus hijas geme- trabajo, el dinero y la sexualidad, entre otros), que
las (La Prensa, febrero de 2010). la pareja utiliza o que por su importancia social afec-
• En noviembre de 2000, tras varios años de ame- tan también a los demás miembros de la familia.
nazas, el marido de Ascensión Anguita la agre- d) En esencia la violencia intrafamiliar se da
dió brutalmente en la puerta de su casa. Ella por la obtención de poder, cuyo ejercicio pue-
sobrevivió gracias a la intervención de otras de ser violento.
personas. Él fue condenado a 15 años de pri-

56
Lo cotidiano de la violencia

Aunadas a las características anteriores, la violen- La madre fue el familiar que más intervino en la
cia se reproduce en nuestra propia casa con el pre- aplicación de regaños y de golpes a los adolescentes,
texto de educar a los más pequeños: siendo las progenitoras del sector urbano quienes
La educación es un proceso traumático para un más regañan, aunque las del sector rural las superan
ser de nuestra especie en vías de convertirse en ple- en la práctica de los golpes. Los hermanos son una
namente humano. No se razona con un niño de un fuente importante de golpes, mientras que otro tipo
año: se le obliga a titubear demasiado a que actúe de de parientes ya se abstienen de propinarlos (Aguilar
determinada manera. Durante sus primeros años, y Molinari, 2004).
por lo tanto, los niños reciben un trato que, si pu- Entonces, podemos definir a la violencia do-
dieran hablar, no podrían calificar de otra manera méstica como aquellas formas de maltrato que
que como violento (Tomasini, 2002). manifesta un miembro de la familia para exacer-
Al respecto, recordemos que muchos de nosotros bar su poderío, el sujeto que la efectúa cree ser
hemos sido criados bajo la creencia de más vale un el más fuerte sobre los demás y tiene su origen
buen golpe a tiempo aunque para muchos de los padres en simples discusiones y desemboca en actitudes
de familia, esto se ha salido de control, han aplicado agresivas que en ocasiones llegan a golpes, todo
muchos golpes como mecanismo idóneo para edu- ello con el objeto de someter o dominar a otros la
car. A modo de ejemplo retomo una encuesta realiza- misma conducta puede repetirse con el pretexto
da entre los adolescentes asistentes de secundarias de de educar.
zonas urbanas y rurales, que arrojó datos reveladores:

57
Los tipos de violencia doméstica que han sido
identificados son de tipo verbal (insultos y amena-
zas); el físico (golpes, torturas físicas, muerte); el
sexual (contra la pareja, hijos u otros familiares); el
económico (se dispone de propiedades que pertene-
cen a la pareja o se dejan de satisfacer las necesida-
des mínimas de la familia a pesar de contar con los
medios para hacerlo); el psicológico (malas palabras,
humillaciones públicas o privadas) (Ríos, 2003).
Todas estas características de violencia intrafami-
liar se dan en un contexto social demandante para
la pareja. En nuestro país difícilmente una familia
de tres o más miembros puede vivir decorosamente Violencia de género
con la obtención de un sólo sueldo o salario. Así,
habrá familias en las que ambos padres de familia La discriminación social de la cual han sido ob-
trabajen. Las circunstancias dificultan la integración jeto las mujeres es un hecho ampliamente docu-
familiar: las distancias que hay que recorrer para lle- mentado. En diferentes épocas y en lugares muy
gar al trabajo son grandes y en esto se invierte mu- distintos;,es posible encontrar múltiples ejemplos
cho tiempo y dinero, a veces hay que pagar renta, que muestran cómo las mujeres han experimen-
se tiene que pagar agua, electricidad, además de tado situaciones de desventaja respecto de los
contemplar otros gastos básicos (alimentos, ropa, hombres, en diversos ámbitos de la vida social (ju-
consultas médicas, transporte, etcétera). rídico, educativo, laboral, político, familiar). Tales
Pocas son las madres de familia que se quedan en evidencias han conducido a que se reconozca la
sus casas al cuidado de los hijos, y aunque lo hicie- existencia de un sistema social caracterizado por
ran, también se ven presionadas en administrar, de la dominación de las mujeres por parte de los
la mejor manera, los recursos económicos que son hombres. Esta forma de dominación, conocida
destinados a la manutención de los hijos y del hogar. como patriarcado o como sistema sexo-género,
Asimismo, quien se queda en casa realiza muchas es considerada como uno de los ejes principales
labores demandantes y rutinarias, porque se nos ha de desigualdad social entre los seres humanos de
enseñado que eso se espera de las mujeres mexica- las sociedades contemporáneas, que interactúa
nas. Estas labores domésticas cansan física y psicoló- con otras formas de diferenciación social: la clase,
gicamente a quienes las realizan, entonces no que- la raza o la etnia, reforzándose mutuamente. De
dan deseos, ni la energía suficiente para otras cosas, allí que el Programa de las Naciones Unidas para
como distraerse o convivir con los hijos y el marido. el Desarrollo considere a la disparidad por sexo
También, hay mujeres que decidieron o tuvieron como un indicador negativo del nivel de desarro-
que hacerse cargo de los hijos solas. En estos casos llo humano de los países (Rendón, 2008).
y otros muy parecidos: ¿quién atiende a la señora?, No existe acuerdo acerca de los orígenes de la
porque pareciera que una mujer mexicana nace subordinación femenina. Para algunos autores la
para servir a los otros; ella, finalmente, es totalmen- explicación está en las diferencias biológicas, para
te invisible: lleva a cabo un trabajo en la casa que otros está en las estructuras sociales o instituciona-
es rutinario, frustrante, actos violentos que se acen- les, y para otros más en la división jerárquica del tra-
túan contra ella; distinguiéndolos como violencia de bajo, donde la mujer ocupa el lugar subordinado.
género. (Rendón, 2008).

58
Lo cotidiano de la violencia

En este sentido, cada vez más empieza a recono-


cerse el carácter social y no natural de la división
social del trabajo. Como producto de una cons-
trucción social, conocida en la literatura contem-
poránea como sistema sexo/género. Por lo tanto
la violencia por género consiste en construcciones
sociales creadas a partir de las diferencias de sexo,
que distinguen culturalmente a las mujeres de los
hombres y que les atribuyen características habilida-
des y actitudes distintas. Estas construcciones socia-
les orientan, impulsan o inhiben (e incluso llegan a
prohibir) determinadas conductas en el conjunto, o
en ciertos sectores, de los hombres o de las mujeres. res presidentas o primeras ministro de sus países,
Los hombres y las mujeres son físicamente di- entre algunas otras ocupaciones.
ferentes, especialmente en lo que respecta a la re- Cada mujer que escogió hacer “algo” diferente
producción humana. Sin embargo, estas diferencias de su vida, ha tenido un sin fin de obstáculos que
no limitan muchas capacidades y habilidades de las vencer. Comenzando por la negativa de sus familia-
mismas, lo que crea limitaciones es la forma como la res o pareja, la extrañeza de sus amigos y la incom-
mujer es reconocida desde la sociedad y la cultura prensión o rechazo de algunos de sus compañeros.
en la que se tiene que desarrollar. Sin embargo, hay que valorar que aquellas mujeres
Acentuando esta condición de desventaja de han demostrado que las tan mencionadas diferen-
carácter social, a la mujer trabajadora continúa cias entre los hombres y las mujeres, para desem-
exigiéndosele cumplir con sus responsabilidades peñar cualquier trabajo, sólo son válidas en nuestra
en casa. Así, las mujeres trabajadoras tienden a forma de pensar, con la influencia de la cultura en
tener dos empleos: su puesto de trabajo y el tra- la que hemos sido educados.
bajo doméstico. Así, en nuestra casa aprendemos a golpes y a gri-
Por lo tanto, la vida de las mujeres está dirigida tos a obedecer. Pero también aprendemos a distin-
por otros, particularmente en los asuntos de su vida guir quién es “superior” a nosotros. Por lo que cuan-
sexual. “El cuerpo de la mujer, con todo lo que su- do entramos a la escuela, de preescolar a primaria,
pone socialmente, es el vehículo a través del cual se ya vamos con un bagaje previo: si no nos “portamos
puede negociar, compartir y utilizar (...) cuando es bien” en la escuela, nos puede ir mal. En la escuela,
necesario” (Bazán, 2003). Aun cuando sabemos de aprenderemos otro tipo de violencia como el bu-
mujeres que utilizan sus atributos físicos y sexua- llying o el burnout.
les para conseguir dinero, prevendas, poder, entre
otros beneficios, éste acto también constituye una
agresión de la mujer contra sí misma. Porque no Vamos a la escuela a aprender
supo encontrar otra forma de lograr sus sometidos, bullying y burnout
sin la utilización de las prácticas sexuales para con-
seguirlo. Entramos a la escuela con un acervo, con un con-
Por ello, hasta épocas muy recientes, empezamos dicionamiento de violencia desde el hogar: ya sa-
a ver mujeres que se atreven a incursionar en cam- bemos que el modo de socialización consiste en
pos de trabajo que, en tiempos anteriores, sólo eran los regaños, los golpes, la burla, el menosprecio en
para los hombres; así, encontramos mujeres policía, nuestro propio espacio. Hemos soportado y apren-
mujeres bombero, mujeres pilotos aviadoras, muje- dido a sobrevivir en un ambiente hostil. En un salón

59
de clases, la violencia cambiará de contexto: habrá De esta forma, ¿qué podemos exigir a los maes-
algunos maestros que ejerzan cierto tipo de agresión tros cuando se enfrentan a una situación laboral
sobre los alumnos, esto porque es difícil lidiar con frustrante? Como padres de familia exigimos mucho
un grupo de 40-50 alumnos, que por muy diversos en la educación de los hijos, pero ¿cooperamos con
factores, no se pueden controlar fácilmente. En es- las instituciones educativas para que esto se logre?,
tas condiciones, el maestro es propenso a sufrir bur- ¿asistimos a juntas o días de clase abiertos? Incluso,
nout (quemado) o sobrecarga emocional; situación muchos padres de familia ven la escuela como la
a la cual son también expuestos: servidores públicos, güardería de los hijos, es como si los abandonaran,
profesionistas o empleados, cuyas labores los obli- dejando todo a los maestros y a la institución. No
guen a estar en contacto constante con el público. sabemos quiénes son sus amigos, cuáles son sus pro-
Además de las actividades propias de cada empleo, blemas e intereses, cómo se siente en el grupo. Aun
el estar atendiendo a la gente y obedeciendo a sus así exigen a los hijos las mejores calificaciones.
jefes o patrones, representa un desgaste físico y psi- Los padres dejamos toda la responsabilidad for-
cológico importante para las personas. mativa en la figura del maestro. Así, logramos que
En muchas escuelas de México, la profesión de esté presente el burnout en el maestro. Cristina Mas-
ser maestro se dificulta por los sueldos bajos, las ma- lach describió este síndrome como el agotamiento
las condiciones laborales: gran número de alumnos, emocional, despersonalización y baja realización
escazos salones de clase sin los medios adecuados, personal, con las siguientes características1:
instalaciones en ruinas. Aunado a lo anterior, hay
profesores que realizan doble jornada laboral para • Agotamiento emocional, que se refiere a la dis-
obtener un sueldo decoroso. minución y pérdida de recursos emocionales.
• Despersonalización o deshumanización, consis-
tente en el desarrollo de actitudes negativas, de
insensibilidad y de cinismo hacia los receptores
de servicio prestado.
• Falta de realización personal, con tendencias
a evaluar el propio trabajo de forma negativa,
con vivencias de insuficiencia profesional y baja
autoestima.
• Síntomas físicos de estrés, cansancio y malestar
general
• Sentimientos de vacío, agotamiento, fracaso,
impotencia, baja autoestima y pobre realización
personal. Nerviosismo, inquietud, dificultad
para la concentración y una baja tolerancia ha-
cia la frustración: comportamiento paranoides
agresivo hacia los clientes compañeros y hacia
la propia familia.
• Cefaleas, insomnio, algias osteomusculares, al-
teraciones gastrointestinales, taquicardia, entre
otras manifestaciones corporales.
• Predominio de conductas adictivas y evitativas,
consumo aumentado de café, alcohol, fármacos
y drogas ilegales; ausentismo laboral, bajo ren-

60
Lo cotidiano de la violencia

dimiento personal, distanciamiento afectivo de Bullying psicológico. Es difícil de detectar, ya que


los clientes y compañeros, y frecuentes conflic- son formas de agresión, amenaza o exclusión que se
tos interpersonales en el ámbito del trabajo y llevan a cabo a espaldas de cualquier persona que
dentro de la propia familia. pueda advertir la situación, por lo que el agresor
Cuando un profesor sufre burnout, ¿presenta todos puede permanecer en el anonimato. Puede consis-
los síntomas? Probablemente no, pero sí es común en- tir en una mirada, una señal obscena, una cara des-
contrar maestros que están mostrando síntomas muy agradable, o un gesto, en fin.
evidentes y que continúan ejerciendo. Ejemplo de El cyberbullying. Se lleva a cabo a través de co-
ello, es el caso de la maestra que encerró en el salón rreos, blogs, páginas personales, chats, en internet;
de clases a una niña de diez años porque platicaba así como mensajes y llamadas por telefonía celular.
mucho2, ya había reportes sobre la maestra y no se Estas herramientas dan la oportunidad de enviar
hizo nada al respecto. Ese fue un caso conocido, pero mensajes desde el anonimato que incluyen amena-
cuántos profesores desesperados o no, continúan zas, difamaciones, groserías y diferentes formas de
ejerciendo algún tipo de violencia contra los alumnos comunicación agresivas y violentas, de manera ma-
y no se ha hecho nada para evitar esta situación. siva y anónima.
En el mismo ambiente escolar, los alumnos pue- Al respecto, y según los resultados arrojados por
den vivir otro tipo de violencia: el bullying. El alum- la Primera Encuesta Nacional sobre Exclusión, To-
no tendrá que sortear la demanda física y psicológi- lerancia y Violencia en Escuelas Públicas, publicada
ca del nivel escolar en el que se encuentre; pero en en 2008 por la SEP, se ha encontrado que los adoles-
algunas ocasiones, esta situación será más deman- centes de hoy no toleran muy bien la diversidad. De
dante si se encuentra con un entorno hostil. los varones encuestados, 44.6% admite haber abu-
“Puede decirse que las víctimas de acoso escolar o sado de sus compañeros; en el caso de las mujeres,
bullying no son culpables de sufrir estas agresiones, 22.6% admitieron haber realizado el mismo hecho.5
pero muchas veces adolecen de falta de habilidades Dado el panorama en los planteles escolares de
sociales y sicológicas, (...) que les impide defender- nuestro país, puedo afirmar que poco se ha hecho
se. Esta actitud puede provocar reacciones negativas
y agresivas por parte de los acosadores”.3
Según la Secretaría de Educación Pública de
nuestro país, en el entorno escolar se presentan tres
tipos de bullying4:

El bullying físico, que incluye golpes, empujones,


patadas, formas de encierro, daño a pertenencias,
entre otros, es la forma más habitual. En los últi-
mos años, el bullying físico se ha mezclado con una
frecuencia alarmante en diversas formas de abuso
sexual. Conforme a la edad y el desarrollo, aumen-
tan las agresiones: se vuelven más violentas y peli-
grosas.
El bullying verbal. Consiste en poner apodos, in-
sultar, amenazar, generar rumores, expresar dichos
raciales o sexistas con la finalidad de discriminar, di-
fundir chismes, realizar acciones de exclusión, bro-
mas insultantes y repetidas.

61
para modificar estos procesos de violencia, todavía temporales, el aumento de la inseguridad laboral, el
se está en la fase exploratoria del fenómeno. Algunos aumento de las cargas de trabajo y de más presión; y
casos han sido detectados y abordados desde los mis- el deficiente equilibrio de la vida laboral es un factor
mos planteles educativos. No obstante, la situación se que contribuye al estrés relacionado con el trabajo,
torna aún más grave, cuando son las mismas autorida- la solidaridad entre compañeros no existe.
des de los planteles quienes no pueden controlar la El acoso psicológico o mobbing, es un viejo fenóme-
proliferación de este fenómeno, como los hechos que no presente en muchos lugares de trabajo, causado
se están dando en Ciudad Juárez,6 donde los alumnos por el deterioro de las relaciones interpersonales,
no sólo han aprendido en su casa sobre la violencia, así como de disfunciones organizacionales. Esta
sino también en el entorno en donde viven. El apren- situaciónn está relacionada con una variedad de
dizaje, les ha permitido organizarse en pandillas, para factores, en las que incluyen la discriminación de
abusar de los más débiles. Este ambiente hostil les ha género, religiosa, étnica, de edad, de nacionalidad,
enseñado que no hay valores ni consecuencias, no im- discapacidad, antecedentes, orientación sexual y de
porta lo que se haga, así se sobrevive, así se vale ser. otras variedades, así como de razones socioeconómi-
De esta manera no hay respeto para nadie, ni en sus cas. El mobbing se identifica en el ambiente de traba-
hogares, ni para los profesores y los compañeros a los jo como el comportamiento agresivo y amenazador
que extorsionan y cobran por su seguridad, dentro de uno o más miembros de un grupo, el acosador;
del plantel educativo. Tampoco hay respeto para sí en contra del objetivo o la víctima; aunque ocasio-
mismos, así las jovencitas menores de quince años se nalmente esta puede ser una practica que se efectué
prostituyen porque les gusta. En Juárez vemos la cara en grupos, (varios compañeros contra un individuo
más trágica del bullying: aprender a ser cruel es ser en particular).
gandallas, porque si no, no se pueden sobrevivir. Hay un sinnúmero de acciones que pueden di-
El fenómeno del bullying puede presentarse en ficultar la vida de un compañero de trabajo: todos,
los distintos niveles educativos y una vez que salimos hemos presenciado o puesto en marcha alguna es-
de una institución educativa para insertarnos en el trategia para bloquear o, dañara a otro ser incluso
mercado laboral, no estamos exentos de la violencia sabemos o distinguimos personas que encuentran
vivida, ahora en un entorno donde tal vez permanez- disfrute en estas acciones. Este tópico es amplio y
camos por mucho más tiempo en nuestro trabajo. complejo, por el momento sólo me limitaré a hacer
una breve reseña, no obstante merece una investiga-
ción y análisis más profundo, los cuales desenmasca-
Mal de muchos... el mobbing re el actuar de un acosador.7
Sin embargo, sí quisiera centrarme en el acosado,
Imaginemos vamos a trabajar en un lugar donde para esto debemos imaginarnos las consecuencias
conviviremos con amigos o extraños, por al menos que enfrenta un trabajador que sufre algún proceso
ocho horas diarias. Lo ideal sería que ese entorno de hostigamiento. Una persona que es constante-
fuera cómodo, en donde nuestros compañeros fue- mente molestada por sus compañeros tendrá erro-
ran amigables, tolerantes y respetuosos. Sin embar- res en su trabajo, a tal grado que difícilmente podrá
go, la mayoría de las veces, nos desarrollamos en tener una convivencia en el entorno laboral. Auna-
centros de trabajo en donde la dinámica laboral es do a lo anterior, en su cuerpo sentirá las consecuen-
competitiva, hostil. El cambiante mundo del traba- cias del estrés; probablemente enfermará, hasta que
jo hace crecientes demandas en los trabajadores la cambie de puesto laboral o abandone el trabajo. El
reducción de puestos y la subcontratación, la nece- acosador habrá logrado su objetivo.
sidad de una mayor flexibilidad en cuanto a la fun- Coincido con Peña Saint Martín y Sánchez D.,8
ción y competencia, el creciente uso de contratos cuando afirman que dada la gravedad de los proce-

62
Lo cotidiano de la violencia

sos de acoso laboral, es necesario alertar a los diver- nes sean responsables de los trabajadores en una
sos grupos sociales involucrados sobre la necesidad empresa; porque todos estos procesos de asedio
de llevar a cabo acciones que conduzcan a eliminar acarrean horas de inactividad laboral, además de
el hostigamiento psicológico en el contexto laboral, desestabilización en las empresas.
ya que el mobbing tiene el potencial de infringir un Ahora recapacitemos, he descrito cuadros de vio-
daño emocional extremo, que conduce a cuadros lencia en el hogar (muchos de los cuales también
patológicos, psíquicos y físicos severos e incapacitan- son producto de los problemas vividos en la escuela
tes, e incluso la muerte. y en el trabajo); he descrito el ambiente hostil en
En otras palabras, quienes ya hemos vivido y so- el que cada día muchos mexicanos se desarrollan
lucionado procesos de acoso laboral, debemos ha- profesionalmente. Todo esto es permitido por no-
blar más de esta situación y decir a los demás que sotros, miembros de esta sociedad, ya que no mo-
no es “normal” ser molestado en el trabajo, que no dificamos nuestra conducta con los demás y menos
es “normal” el abuso y la burla en el entorno la- con nosotros mismos; incluso por la tolerancia que
boral, que no es “normal” que se desquiten con el las autoridades, tanto gubernamentales como labo-
nuevo, que no es “normal” que no se respeten las rales, tienen al respecto. Por lo tanto, es obvio que
opiniones del nuevo porque acaba de entrar a la- reproduzcamos más cuadros de violencia en los de-
borar, que no es “normal” que se difundan chismes más entornos, por lo que podemos hablar también
o rumores en torno a su persona. Debemos hablar, de la violencia social.
y sensibilizar a las autoridades, jefes, dueños, quie-

63
La violencia desde el gobierno cir, son dos factores que inciden en el mantenimien-
to u obtención del poder social.
Como podemos ver todo este contexto agresivo, que Un pequeño ejemplo de ello es el dado por el
actualmente estamos viviendo, de alguna u otra ma- propio Tomasini (2002), expuesto hace ya ocho
nera está relacionado con muchos factores sociales, años, el cual continúa vigente:
económicos, políticos, que inciden en nuestra vida.
De tal manera que el Estado también es correspon- A pesar de las promesas de campaña, el gobierno incrementa
sable de que la situación no cambie, sino al contra- brutalmente los impuestos, e implanta nuevos. La sociedad
rio, que todas estas situaciones de violencia se incre- protesta pero, dado que se trata de un estado de derecho, de
menten y se reproduzcan en los ambientes en los un gobierno elegido democráticamente, etcétera; los ciuda-
que hacemos nuestra vida cotidiana. danos no tienen nada qué hacer o, ¿no pagará el propietario
Hay niveles de violencia institucional y estructu- de un automóvil su tenencia?, ¿se negarán acaso las personas
ral-cultural. Estos niveles de violencia son casi invisi- a hacer su declaración anual y a pagar sus respectivos ISR?,
bles, pero son aún más destructivos en su impacto. ¿ni compradores ni vendedores acatarán ya las disposiciones
Ejemplos de estos tipos de violencia ocurren dentro concernientes al IVA? Nada de eso es viable. Empero, una
de las instituciones del gobierno y se manifiestan cosa es clara: habrá sido a la fuerza que el gobierno en cues-
también en las decisiones de los poderes económi- tión habrá impuesto su nueva política fiscal. En otras pala-
cos, que buscan mantener el sistema que les da con- bras, se habrá ejercido sobre los ciudadanos de un país, vio-
trol de muchísimos recursos materiales y humanos. lencia económica.
(Prigoff, 1998)
Los peligros que la violencia entraña son los La violencia social que ahora es ejercida por el
propiciionados por la injusticia y la imposición ar- gobierno mexicano, no sólo radica en la permisivi-
bitraria de voluntades y, a la vez, encargados de ge- dad de los demás actos de violencia, sino también en
nerar más violencia. Y se honda más en este aspecto; la planeación y generación de todos aquellos actos
quizá se pueda encontrar una conexión importante que someten a la población:
(más no esencial) entre violencia e irracionalidad
(Tomasini, 2002). • Menos fuentes laborales.
Dada la responsabilidad del gobierno en torno • Menores ingresos.
a la situación social que estamos viviendo, se han • Malas condiciones de vida para la gran mayoría
identificado, desde las instituciones gubernamenta- de la población.
les, otras tres formas de violencia:9
Toda esta violencia generada por el propio Es-
Violencia política. Es la comisión de actos violen- tado tendría otra lectura: “a ti pueblo, te someto,
tos motivados por la obtención o mantenimiento de te aplasto, te hago menos, para que no reacciones,
poder político. para que ya no tengas oportunidad de defenderte”.
Violencia económica. Es la comisión de actos violen- Es decir, las cuotas de calidad de vida no llevan a
tos motivados por la obtención o mantenimiento de la muerte biológica del individuo necesariamen-
poder económico. te, pero existen y se gestan otras formas de violen-
Violencia social. Es la comisión de actos violentos cia como la crueldad, el abandono, las violaciones
motivados por la obtención o mantenimiento de po- sexuales, la violencia intrafamiliar, la de género, la
der social. laboral, la indigencia, la marginación de los satisfac-
tores básicos como el alimento, la vivienda, la edu-
Sin embargo, considero que la violencia social cación, el trabajo y los logros personales limitados o
abarca tanto la violencia política y económica, es de- cancelados por la crisis económica. Todas aquellas

64
Lo cotidiano de la violencia

violaciones a los derechos humanos son también


formas de violencia que se incorporan patológica-
mente a las estructuras donde los mexicanos desem-
peñan cotidianamente sus actividades.

A manera de consideraciones finales

El problema de la violencia, por lo tanto, se deri-


va de lo que genera después: resentimientos, odios,
deseos de venganza en todas las partes involucradas.
Se impone entonces un estado de cosas cuyas con-
secuencias desastrosas se pueden ver sólo muchos
lustros después, así las formas de violencia quedan
institucionalizadas. La irracionalidad de la conducta
violenta se debe, en múltiples casos, al exceso en la
conducta del hombre, la violencia se convierte en
un mecanismo útil para resolver problemas (Toma-
sini, 2002).
Estamos viviendo el producto de todo un gran el gobierno para atacar la violencia no deben in-
proceso de violencia permitido y reproducido por to- terpretarse solamente como un problema de com-
dos nosotros a lo largo de muchos años y es más, posi- portamiento ilegal y fortaleciendo las leyes, sino
blemente lo hemos permitido desde la inconciencia. que se deben observar los actos violentos como
Aunado a lo anteriormente descrito, hemos sido so- un fenómeno íntimamente asociado con el desa-
metidos a una gran cantidad de inducciones psicoló- rrollo económico, social y cultural de los pueblos.
gicas, de las cuales la más importante fue la inducción Asimismo, es imperante realizar un análisis de
del silencio, implementado a través del control casi cómo se han desarrollado las grandes ciudades,
absoluto de los medios de comunicación de masas esos centros que aglutinan un gran número de
(Prigoff, 1998); y de la aceptación tácita de un sin fin personas, y saber cuáles son los procesos de urba-
de programas televisivos violentos degradantes en sus nización deshumanizados a los que nos estamos
contenidos. Por medio de la tele hemos sido bombar- acostumbrando en el país; las decrecientes opor-
deados por un gran número de horas con caricaturas tunidades de empleo, la inequidad en el reparto
en las cuales siempre hay golpes hacia alguno de los de las riquezas y la migración.
personajes; nos hemos reído de personas con capaci- Aunado a lo anterior, es necesario que cada
dades diferente incluso las reproducimos; nos burla- uno de nosotros hagamos un esfuerzo para evitar
mos de lo que nos enseña una familia disfuncional. generar más violencia en nuestros entornos coti-
Todo lo hemos aceptado y reproducido como normal dianos: no caer en el juego de las bromas insultan-
en el trato para los demás. tes, los apodos que lastiman y las relaciones que
Coincido totalmente con Rodríguez Ortega10 agreden o demeritan nuestra persona. Empece-
cuando afirma que las grandes divergencias entre mos por nuestra casa, escuela, trabajo o barrio. No
los niveles de criminalidad y violencia en distintas reproduzcamos la violencia, ésta, posiblemente
regiones, reflejan que la conducta violenta es mo- sea la única alternativa que nosotros, los ciudada-
dificable y, por tanto, se puede sujetar a acciones nos comunes y corrientes, tenemos para alejarnos
preventivas. Por lo tanto, las medidas que toma un poco de esta situación.

65
Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo. Bibliográficas

Notas Aguilar Medina, Iñigo y Molinari Soriano, María Sara, (2004).


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1
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mental del siglo XXI en atención primaria, disponible en http: // Época, núm. 73, enero-marzo, México, p. 14.
www.semergen.es/semergen/microsites/manuales/burn/detec- Bazán Juárez, Analy (2003). “Una también siente....”, en: Muñoz
cion.pdf Elisondo, Esperanza y Yoseff Bernal, Juan José (Coordinadores)
2
“Profesora encierra a alumna de primaria como castigo en Mi- Violencia social y menores de edad, México, pp. 157-160.
choacán”, en El Universal, miércoles 3 de marzo de 2010, sección Contreras S., Jaime (2010). “Plantean proteger a niños con
nacional, disponible en http://news.yahoo.com/s/03032010/90/ fuero federal”, en: Excelsior, sección nacional, miércoles 27 de
n-mexico-profesora-encierra-alumna-primaria-, página consulta- enero, p. 21.
da el 10 de marzo de 2010. Fuentes Valdivieso, Rocío (2009). “Manifestaciones físicas en
3
Declaraciones de Adriana González Padilla, coordinadora de casos de acoso psicológico laboral; odio y erotomanía: expre-
Divultación del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y siones de la violencia en espacios laborales, en: Estudios de
Social, según la nota periodística de León Zaragoza “Crece la Antropología Biológica, vol. XIV, núm. 1, UNAM, INAH, México,
práctica del bullying o agresión física y sicológica en escuelas pp. 153-169.
del país”, en La Jornada, sección sociedad y justicia, miércoles López, Abel (2010). “Enojo contra Felipe Calderón Hinojosa”, en
13 de junio de 2007, disponible en: http//www.jornada.unam. La Prensa, 9 de febrero, Primera Plana, p. 5.
mx/2007/06/13/index.php?section=sociedad&article=042n2s Martínez, Nurit (2010). “Alumnos imitan al narco en escuelas
oc, consultada el 26 de febrero de 2010. de Juárez”, en: El Universal, sección nacional, p. 4, domingo 21
4
Información disponible en http://www.educacion.df.gob.mx/in- de febrero.
dex2.php?option=com_content&do_pdf=18&id=732 OEM-EFE (2010) “Deplora el Papa casos de curas pederastas”,
5
Según datos reproducidos en “Blinda a tus hijos del bu- en: La Prensa, sección internacional, martes 9 de febrero, p. 44.
llying”, reportaje aparecido en CNNExpansión.com, sección Peña Saint Martin, Florencia y Sánchez Díaz, Sergio (2007) “El
actualidad, disponible en http://www.expansion.com/actuali- mobbing y su impacto en la salud”, en Estudios de Antropología
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26 de febrero de 2010. Prigoff, Arline (1998). “Individuos resentidos, sociedades en-
6
Martínez Nurit; “Alumnos imitan al narco en escuelas en Juá- fermas”, en Trabajo Social, Escuela Nacional de Trabajo Social,
rez”, en El Universal, sección Nacional, domingo 21 de febrero UNAM, núm. 20, marzo, pp. 5-12.
de 2010, p. 4. Rendón Gan, Teresa (2008). Trabajo de hombres y trabajo de
7
Para ahondar más al respecto, Fuentes Valdivieso Rocío (2009) mujeres en el México del Siglo XX, Programa Universitario de
“Manifestaciones físicas en casos de acoso psicológico laboral; Estudios de Género, Centro de Investigaciones Multidiscipli-
odio y erotomanía: expresiones de la violencia en los espacios narias, Universidad Nacional Autónoma de México, México,
laborales”, en Estudios de Antropología Biológica, XIV-I, UNAM- pp. 7-15.
INAH, México, pp. 153-169. Ríos Cortázar, Víctor et al (2003) “Escuela para padres: violencia
8
Peña Saint Martin, F. y Sánchez Díaz, S. (2007). “El mobbing y intrafamiliar”, en Violencia social y menores de edad, en: Muñoz
su impacto en la salud”, en: Estudios de Antropología Biológica, Elizondo y Yoseff Bernal (coordinadores), Memoria de las Jor-
XIII, IIA-UNAM, INAH, México, pp. 823-845. nadas Académicas del Seminario Permanente de Estudios de
9
En Muñoz de Alba Medrano, Marcia (Coordinadora); Rodríguez Niños y Adolescentes, Del. DII-IA-1, Sección 10 SNTE, México,
Ortega Graciela, “Violencia social”, dsiponible en http://www. pp. 243-249.
bibliojuridica.org/libros/libro.htm?1=359, página con- Sotomayor Peterson, Zonia y Román Peréz, Rosario (2007).
sultada el 26 de febrero de 2010. Masculinidad y violencia homicida, Plaza y Valdés Editores, Méxi-
10
ibid. co, p. 41.

66
Lo cotidiano de la violencia

Tomasini Bassols, Alejandro (2002). “Violencia, ética, legalidad y ciedad&article=042n2soc consultada el 26 de febrero de 2010
racionalidad”, en Witold Jacorzynski (coordinador), Estudios so- Maslach, Cristina s/f. ¿Cómo se detecta y midel el burnout?, en:
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Grupo Editorial, México, pp. 21-37. ponible en http://www.semergen.es/semergen/microsites/ma-
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León Zaragoza, Gabriel (2007) Crece la práctica del bulying o agre-
sión física y sicológica en las escuelas del país, en La Jornada,
miércoles 13 de junio, sección Sociedad y Justicia, disponible en
http://www.jornada.unam.mx/2007/06/13/index.php?section=so

67
Iconografía mexicana VII.
Atributos de las deidades femeninas (reseña bibliográfica)
Maria Rodríguez- Shadow, doctora en
antropología social, investigadora de la
DEAS/ INAH

Iconografía Mexicana VII. Atributos de las deidades femeninas. Homenaje A la maestra


Noemi Castillo, Beatriz Barba y Alicia Blanco (Coords.), México Instituto Nacional de
Antropología e Historia, 2007.

Introducción

E l estudio de las deidades femeninas ha sido, durante mucho tiempo,


un tema que ha atraído bastante interés de las académicas de diferentes
disciplinas humanísticas: arqueología, historia, etnohistoria, sociología,
psicología, por nombrar unas cuantas.
Desde la sociología, Rita Kelkheim en su libro Santuarios marianos
mexicanos (México, Limusa, 2002), realizó un análisis metódico de las
diversas advocaciones de la Virgen María en nuestro país, así como los
joyas arquitectónicas que las albergan.
Desde la arqueología y examinando minuciosamente las fuentes do-
cumentales y el análisis de las pictografías de diversos códices, Miriam
López Hernández (2005 “La condición de la mujer mexica y maya vista
a través de las diosas” tesis de licenciatura en arqueología presentada en
la ENAH, febrero) investigó las concepciones religiosas, en especial el
papel que desempeñaron las deidades femeninas en el imaginario colec-
tivo en la civilización maya y en la cultura mexica. Parte de la premisa de
que este tipo de estudio puede aportar pistas para comprender la condi-
ción femenina en una sociedad concreta.
En un trabajo más reciente esta misma arqueóloga (Miriam López Her-
nández, 2007 “Los teotipos en la construcción de la feminidad mexica”, en
María Rodríguez-Shadow, Las mujeres en Mesoamérica prehispánica, Toluca,
Universidad Autónoma del Estado de México, pp. 243-274) realiza el estudio
de las deidades femeninas del panteón mexica enmarcando su análisis en
esa estructura social, económica y política, que le permiten ubicarse en un
tiempo y espacio determinado que la autoriza a proponer planteamientos
bien fundamentados a partir del empleo de la categoría analítica de género.
Desde la psicología, Susana Cervantes Centurión (2002, “Un acer-
camiento al ser femenino en el estudio arquetipal de dos diosas meso-
americanas”) hace un análisis de dos deidades: Ixchel y Tlazoltéotl, para
deducir el papel de las mujeres en la sociedad maya y mexica, respecti-
vamente.1
Luz María Alvarado Bárcenas (2005),2 médica del Instituto Nacional
de Medicina de Rehabilitación, ofreció una disertación sobre “Xochi-
quetzal y Tlazolteotl arquetipo de la sexualidad femenina. Una propues-
ta de integralidad, equidad y placer,” lleva a cabo un ejercicio similar.
Desde el examen de los códices Selden y Borgia, Cecilia Rosell y María
de los Angeles Ojeda realizaron un esfuerzo semejante en su obra Las
mujeres y sus diosas en los códices prehispánicos de Oaxaca (2003, Ciesas, Mi-
guel Angel Porrúa).

Las particularidades de las diosas

En efecto, es a través de las diosas y de los modelos de comporta-


miento divino que se generan los ideales que una sociedad determinada
imagina para sus mujeres; de allí que en una sociedad jerarquizada y
clasista como la mexica, donde las mujeres estaban subordinadas, es in-
teresante encontrar que en el panteón las deidades femeninas tuvieran
también papeles secundarios; en mi opinión, no es que ni las primeras
ni las segundas carecieran de importancia, sólo señalo que las imágenes
religiosas femeninas mexicas aparecen bajo la dominación simbólica de
Huitzilopochtli; una confirmacion similar se distingue en los atributos
asignados a la Virgen María, en el imaginario religioso de la tradición ju-
deocristiana, éstos son considerados secundarios a las figuras masculinas.
El volumen que reseño constituye un esfuerzo más por presentar, de
manera coherente y ordenada, las particularidades que adoptaron las
diversas advocaciones de la diosa madre en distintas culturas y periodos
históricos del mundo precolombino y colonial temprano. Esta extraordi-
naria compilación recoge las contribuciones de destacados especialistas
en este fascinante tema; a partir de sus investigaciones particulares cada
uno de los expertos va presentando sus estudios de modo que se obtiene
un panorama muy completo. En los planteamientos de la obra se enun-
cian varias hipótesis:
a) Que en las sociedades mesoamericanas del Formativo se veneraba
la maternidad debido a que se, en alto grado, la reproducción biológica
que contribuía al crecimiento de la fuerza de trabajo aplicada a la pro-
ductividad agrícola.
b) Que durante el periodo Clásico la veneración a la fertilidad feme-
nina se conservó en diferentes culturas con organizaciones políticas y
sociales más complejas, adoptando la forma de culto a la dualidad.

70
Iconografía mexicana VII

c) Que en el Posclásico el desarrollo económico y tecnológico, así


como la dominación de unos grupos sobre otros, dio lugar a un panteón
de Dioses muy complejo a partir del cual se generaron normas y leyes
estrictas con el fin de controlar la conducta de los sujetos sociales.
d) Que en las sociedades militaristas del posclásico, las deidades fe-
meninas conservaron su asociación tradicional con los mantenimientos
(el agua, la vegetación, la fertilidad), pero adquirieron un estatus secun-
dario y sus santuarios perdieron importancia (Barba, 2007:80).
e) Que las deidades femeninas prehispánicas fueron transformadas
en advocaciones de la virgen María y siguieron siendo ejes de conforma-
ción de identidades étnicas.
Esta obra se divide en dos secciones: la primera, dedicada a la ho-
menajeada: la maestra Noemí Castillo, describi su trayectoria docente
y su labor en las exploraciones arqueológicas; la segunda, se enfoca en
el tema propiamente dicho: analizar los atributos de distintas deidades
femeninas. De este modo, trece académicas se enfocan en el análisis de

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diversas divinidades que han recibido plegarias y han sido reverencia-
das en distintos periodos históricos y por diferentes grupos en nuestro
país; que les han erigido santuarios, se organizaban peregrinaciones a
los lugares de culto y eran adoradas como númenes que prodigaban los
recursos que mantenían la vida humana.
Así, Chalchitlicue, Xilonen, Tlazoltéotl, Xochiquetzal, Citlalinicue,
Mayahuel, la virgen de Ocotlan y otras deidades de la tierra, del agua y
del cielo son estudiadas usando diversas perspectivas, distintas metodo-
logías y enfoques teóricos.
El doctor Jorge Angulo en su ensayo “De madres progenitoras a Dei-
dades de los mantenimientos” apunta, desde una perspectiva del estruc-
turalismo clásico, que los cultos a la fertilidad de la tierra se produje-
ron desde las etapas más tempranas de la evolución humana y que en
Mesoamérica se concretaron en la adoración de figuras femeninas que
representaban a las fuerzas creadoras y las divinidades asociadas a la pro-
ducción agrícola en las sociedades sedentarias posteriores.
“Chalchitlicue, diosa del agua”, una de las deidades femeninas más
reverenciadas de Mesoamérica, y los númenes acuáticos son analizados
por la doctora Beatriz Barba. En su ensayo, ella señala la existencia de
muchos lugares que eran verdaderos centros de culto a las deidades
acuáticas, por ejemplo: Tlapacoya y Teotihuacan. Otros sitios que tenían
altares dedicados a estos númenes del agua y la fertilidad del campo son:
Chichén Itzá, Tepepulco, Apazco, Xochimilco, Cerro de Moctezuma, el
cerro de la Malintzin, Santa Ana Chiauhtempan, y la Laguna de la Luna
en el Nevado de Toluca.
Ya durante el Posclásico, señala la especialista, la adoración de las
diosas del agua en distintas culturas mesoamericanas se amalgamó con
tintes militares y su culto incluyó rituales de sacrificio humano. La autora
se extiende en el análisis de las ceremonias que se hacían, así como las
características iconográficas mostradas por estas deidades en diferentes
códices, mencionando que hacia el Posclásico las diosas adquirieron ma-
tices bélicos y un estatus secundario debido al carácter militarista de las
sociedades. Se trata de un análisis diacrónico basado en el estudio de
materiales arqueológicos y códices.
Desde la perspectiva del materialismo histórico, el arqueólogo Eduar-
do Corona, aborda en Xilonen, Tlazoltéotl y Xochiquetzal. Iconografía de tres
deidades de la formación social teotihuacana, el análisis comparativo de cua-
tro propuestas formuladas por Caso, Armillas, Florescano y Tena. Dichos
planteamientos son presentados para estudiar la manera en la que esos
especialistas enfocan sus estudios de la religión mesoamericana. El autor
propone que las deidades, concretamente las citadas en el título de su
contribución, expresaron, además de un continuismo artístico, un para-
lelismo en las formas de producción, ya que estos númenes se relacionan
con las formas básicas de la economía: la agricultura y la conquista mili-

72
Iconografía mexicana VII

73
tar, además de que enfatizan su carácter femenino al ser las reproducto-
ras de otros seres humanos, materia prima de la fuerza de trabajo.
Sonia Rivero, en su estudio “Atributos religiosos de una figurilla fe-
menina de Lagartero, Chiapas” analiza esta pieza, localizada en un área
habitacional que corresponde al Clásico Tardío. Se trata de una figurilla
que presenta en su indumentaria diferentes glifos relacionados princi-
palmente con las deidades del agua, del maíz y de las artesanas. La auto-
ra destaca la importancia del hallazgo de la figurilla femenina al señalar
que en el resto del área maya estas esculturas encontradas, generalmen-
te, representan hombres en su papel de sacerdotes, guerreros, dioses, ju-
gadores de pelota y músicos. Por lo tanto este descubrimiento le permite
plantear que “en Lagartero… el sexo femenino fue tan importante como
el masculino” (Rivero, 2007: 103). Se trata de un análisis sincrónico de
una representación femenina en cerámica.
“El motivo piel de serpiente y las diosas terrestres”, de la pluma de
Adriana Mondragón, comunica el significado simbólico de este diseño
ampliamente documentado en Mesoamérica plasmado en vasijas, cerá-
micas, escultura, arquitectura y documentos pictográficos. Se trata de
un diseño de variantes que se conocen desde el Clásico en Teotihuacan,
aunque sus representaciones más frecuentes se ubican en el periodo Pos-
clásico. Desde su perspectiva este motivo se relaciona con el mito de la
creación de la Tierra, aludiendo a la superficie terrestre donde es posible
la vida humana, entonces señala a diversas deidades terrestres, Cipactli,
entre ellas, monstruo terrestre primigenio que debió ser sacrificado para
formar el plano en donde habitarían los humanos. En este estudio la
autora emplea una perspectiva diacrónica.
Partiendo del análisis minucioso de diversas fuertes documentales y el
estudio de sus representaciones en varios documentos pictográficos, José de
Jesús Alberto Cravioto examina en “Citlallicue, la de la falda de estrellas” los
atributos de esta diosa. Al hacer referencia a su condición celeste y ponderar
los aspectos que la vinculan con la fecundidad, dado su importante papel en
el surgimiento del Quinto Sol, el autor llega a la conclusión de que se trata
de una manifestación de Omecíhuatl, de la deidad de los mantenimientos
y de Ometéotl, el aspecto femenino del principio generador universal. El
autor se acerca a su objeto de estudio examinando las fuentes documentales
y las pictografías de diversos códices que resultaron útiles a su propósito.
A partir de un examen detallado de las representaciones de Chantico
que proceden de distintas láminas de documentos pictográficos fecha-
dos en diferentes épocas y diversas regiones geográficas, así como de
varias piedras labradas con su efigie, y el análisis de diversos mitos, la in-
vestigadora Teresa Sepúlveda en su contribución “Atributos de una diosa
de Xochimilco”, deduce que esta diosa del fuego mantuvo elementos
iconográficos y simbólicos constantes que permiten su identificación a
través del tiempo. Esta autora propone que el culto a Cántico-Cuaxólotl

74
Iconografía mexicana VII

parece ser muy antiguo, extendiéndose desde la Cuenca de México y


más allá de los pueblos del Valle de Tehuacan, quizá creada por grupos
de habla otomanque, probablemente otomí o popoloca.
Noemí Castillo escribe “Una escultura en barro en los llamados Xan-
tiles, de Tehuacan, Puebla”, en este artículo la maestra revela el descu-
brimiento de una escultura que posee los atributos que en el Códice
Borgia, presuntamente mixteco, se asocian a Xochiquetzal. Este hallazgo
le permite replantear la hipótesis propuesta originalmente por Seler de
que el Códice citado es popoloca y no mixteco, como generalmente se
ha supuesto. Ella señala, para avalar el planteamiento de Seler, que la
escultura proviene de la exploración de un palacio en la cabecera del
señorío popoloca de Tehuacan, explica que la palabra xantil (muro de
adobe en náhuatl) puede ser una degeneración de la palabra “xante,”
que representa el sonido de “xan”, san o santo y se usó a principios de la
Colonia y que, con la evangelización de los pueblos indígenas, se gene-
ralizó para todas las figuras religiosas. De este modo, en el sur de Puebla
a todas las esculturas de barro que representan deidades del panteón
mesoamericano son denominadas xantiles.
Al analizar los diversos mitos descritos en las crónicas y fuentes y las
pictografías procedentes de diversos documentos históricos, el arqueólo-

75
go Francisco Rivas, propone en “Atlacoaya, Tezcacoac y Ayopechtli. Tres
advocaciones de Mayahuel, diosa del maguey y del pulque” que el culto
a esta deidad ha sido muy antiguo; plantea que este numen ha tenido
advocaciones tanto femeninas como masculinas y que esos símbolos re-
ligiosos ancestrales se continuaron resignificando para incluirlos en el
santoral novohispano. En su artículo discute las distintas traducciones
que se han propuesto de su nombre, así como las asociaciones simbólicas
que mantiene con otras deidades.
Carlos Rincón en su contribución que tituló “Donde ataron a nuestra
madre: la diosa de la tierra y el Coatepec de la Mixteca”, propone que los
antiguos habitantes de la Cuenca de Coixtlahuaca, llamados nguiwa, o
chocho, conmemoraron la creación al establecerse y fundar sus señoríos
a finales del periodo Clásico y principios del Posclásico. En la identifi-
cación del sitio y sus significados, analiza las representaciones de una
montaña amarrada por serpientes, la compara con las de la diosa de la
tierra y formula una reinterpretación de la conocida escultura mexica
de Coatlicue. Se trata de un ejercicio muy sugerente por la cantidad de
datos que reúne en apoyo de su propuesta.
Basándose en el análisis iconográfico de un relieve de la anunciación
que se encuentra en la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe en la
ciudad de México, Julia Santa Cruz Vargas y Enrique Tovar, se proponen
en “Una trampa al diablo que comenzó con su engaño” exponer algunas

76
Iconografía Mexicana VII

transformaciones en los dogmas y el pensamiento ideológico de la iglesia


católica que produjeron nuevas representaciones pictóricas a finales de
la época colonial en relación con el evento conocido como la “anun-
ciación.” En su examen revisan con meticulosidad diversas imágenes en
libros, pinturas y relieves de “anunciaciones,” la de Tecali, Puebla, una de
Valladolid, Yucatán, entre otras.
Enrique Tovar y Julia Santa Cruz Vargas en su colaboración llamada
“La virgen de la leche: ¿Herética por erótica?” presentan una interesante
reflexión en torno a las representaciones escultóricas y pictóricas de la
virgen María amamantando a su hijo. En su planteamiento analizan las
motivaciones que los jerarcas eclesiásticos pudieron haber tenido para
prohibir las representaciones de la virgen en ese acto: una sería la consi-
deración de que era ofensiva a la tradición que, en el siglo XVI, se estaba
construyendo alrededor de María. Los autores, en este artículo tan inte-
resante, examinan diversas representaciones de María alimentando a su
niño, plasmadas en pinturas y esculturas que proceden de varios países
y épocas, para mostrar cómo las actitudes culturales ante este acto han
variado a lo largo del tiempo, acorde al significado simbólico asignado
tanto a la leche, como a los senos de una figura femenina considerada
sagrada. Señalan cómo algunas pinturas han sido retocadas con el fin de
ocultar a la mirada de los devotos los pechos que podrían despertar la
lujuria de los observadores. Aseveran que este tema iconográfico surgió
desde el siglo II y se hizo frecuente a finales del XIII y muy extendido
hacia el XIV, del que existen al menos tres variantes: una donde la madre
acerca el seno al infante; otra donde el niño aparece prendido del seno
materno y otra donde la criatura parece rechazar el pecho de su madre.
Se trata de un ensayo bien estructurado y pleno de reflexiones sobre la
historia y el simbolismo de este tipo de representaciones.
En “Historia y mitos de la virgen de Ocotlán: Valoración antropológi-
ca” de María Rodríguez-Shadow, se analiza esta imagen colocándola en
el contexto del periodo colonial temprano en el que las diversas órdenes
religiosas, estimularon el culto mariano como un apoyo a su labor evan-
gelizadora, debido a que se cría que la virgen tenía la capacidad de dete-
ner pestes y epidemias, alejar plagas y sequías y devolver la salud a los en-
fermos. En esta última habilidad reside la importancia de la “aparición”
legendaria de la virgen de Ocotlán, ya que en 1541 una peste azotaba el
área de Tlaxcala. En este ensayo se propone a manera de hipótesis que
la leyenda de la aparición y la invención de que el agua de un manan-
tial sanaría a los enfermos de la localidad, respondía a la necesidad de
crear una imagen sagrada alrededor de la cual podría construirse una
identidad étnico comunitaria de un grupo que, desde tiempos prehispá-
nicos, se consideraba enemigo de los mexicas, asimismo, en el mito de
la aparición de esta virgen, los tlaxcaltecas, aparecían como un pueblo

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Iconografía mexicana VII

elegido por la divinidad para prodigar sus dones, y como una respuesta
a la leyenda de la aparición de la virgen de Guadalupe ante un indígena
nahua en territorio mexica.
La narración de la aparición parece fundarse en la apropiación co-
munitaria de un símbolo sagrado de la religión católica impuesta a los
grupos indígenas. De este modo, un pueblo sometido a una conversión
religiosa obligatoria se vincula a un personaje sobrenatural que los pro-
tege, todo esto se instaurará en el imaginario colectivo, con sus poderes
milagrosos y les otorga dones que preservarán su salud y les otorgará un
sentido de orgullo étnico ante los mexicas, sus antiguos adversarios.
Se trata de una colección de ensayos que tienen como eje temático el
estudio de las deidades femeninas, que en su elaboración fueron consul-
tadas diversos veneros: las crónicas indígenas, las fuentes documentales
legadas por los clérigos españoles, los diversos códices elaborados por los
tlacuilos, generalmente de carácter religioso, los datos reunidos a partir
de las exploraciones arqueológicas, pinturas, efigies, tiestos y figurillas
de cerámica, estelas y esculturas. Esta extraordinaria compilación consti-
tuirá una referencia obligada a los especialistas y estudiosos que deseen
tener un panorama de los estudios más recientes y mejor fundados sobre
las particularidades de los ritos y las características de las deidades feme-
ninas en tiempos prehispánicos y principios del periodo colonial.

Imágenes tomadas de: Esplendor del México Antiguo.

Notas
1
(http://www.fundacion-jung.com.ar/forum/Tesina2002.htm)
2
En el XVI Curso de Verano en El Colegio de México, en un diplomado de Estudios de
Género (2005), del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer http://piem.colmex.
mx/Cver2005/xochiquetzal.pdf

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Santiago Carbonell
“De la belleza al desencanto”
81
Belleza rusa 140 x 180 cm. Óleo mixta tela 2010

C on gran satisfacción, el Museo de Bellas Artes del Instituto Mexiquense


de Cultura presenta la exposición ¨De la belleza al desencanto¨, del pin-
tor español Santiago Carbonell, quien como otros distinguidos artistas
se ha arraigado a México. Actualmente radica en Querétaro, en donde
ha realizado sus más recientes creaciones de fama internacional, que nos
ofrecen parte de los mejores momentos de su búsqueda e influencias.
Propuestas que le han permitido explorar nuevas posibilidades, enrique-
ciendo la plástica contemporánea mexicana con su ya indiscutible técnica
Las obras aquí incluidas forman parte de la colección del autor, algu-
nas de factura reciente, otras no, ilustran un momento importante en la
trayectoria de su creador y en consecuencia el desarrollo de la plástica
mexicana de los últimos años: período de gran efervescencia creativa,
diversidad y renovación estética.
Skin head 140 x 180 cm. Óleo mixta tela 2010
Feel feel 145 x 190 cm. Óleo mixta tela 2005
Abrazo clandestino 133 x 190 cm. Óleo mixta tela 2007-2008
La belleza y el anzuelo 133 x 190 cm. Óleo mixta tela 2007
Vendito sea tu vientre 190 x 145 cm. Óleo mixta tela 2007

Sus manifestaciones pictóricas son un tributo al más absoluto realis-


mo, audazmente se adentró al mundo de la magia fotográfica para alcan-
zar plenamente el hiperrealismo.
Al interpretar estas obras descubrimos que el autor encuentra en ellas
su reflejo y experiencia, crea un nuevo lenguaje, establece su propio sis-
tema de signos, propone una posibilidad de comunicación mediante el
atractivo de su forma, que exige el mismo esfuerzo de interpretación que
cualquier obra de arte. Los cuadros de Carbonell nos devuelven también
la realidad del elemento, con todo el poder de deslumbramiento de una
primera mirada que nos adentra al universo mágico-figurativo del artista.
Sus percepciones tienen algo de impresionistas, expresionistas y, en algu-
nos, un surrealismo muy sutil que complacen al espectador.
Lo que llama la atención es la delicadeza que imprime al cuerpo
desnudo la tersura de su piel en una belleza delirante que trastorna lo
más intimo del ser humano, de tonos suaves, algunos intensos, hasta los
claroscuros que envuelven la figura transportándola a otra dimensión
Figura con grafiti 150 x 190 cm. Óleo mixta tela 2007
La piedra 140 x 180 cm. Óleo mixta tela 2007
como deleitándose de su propio desnudo. Así, observamos la fineza de
las formas, el detalle, la exactitud de los trazos geométricos, de todo lo
que rodea al cuadro, combinando con esa rica textura la suavidad de las
telas que se antoja palpar, para adentrarse a la esencia y contenido de
todo lo que el maestro Carbonell captura, crea y proyecta para sí mismo
y para la naturaleza que nos rodea.
Para nosotros es de especial relevancia mostrar esta excelente mues-
tra del talento, la pluralidad estética, la técnica y el vigor expresivo de
una de los mejores artistas contemporáneos; estos óleos contribuirán al
enriquecimiento en la vida cultural de los mexiquenses y, que en me-
dio del caos en que vivimos, plantea expresiones artísticas que ayudan
a crear nuevas percepciones de la existencia y construir un mundo más
tolerante y habitable donde el arte aflore en toda su plenitud.
De esta forma, este recinto contribuyó al fortalecimiento de las
actividades del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la
Revolución Mexicana.

Leonel Sánchez Maldonado


Director del museo de Bellas Artes
El camino (sabio con virgen-luna ) 190 x 150 cm. Óleo mixta tela 2007
Virgen viuda 120 x 190 cm. Óleo mixta tela 2007
Reina de Zinacantan 140 x 180 cm. Óleo mixta tela 2010

Ahora que lo pienso, no podía ser de otra forma: mi encuentro gra-


dual con Santiago Carbonell debía por fuerza terminar en Querétaro
y en persona. Desde mucho tiempo atrás había oído decir que el artis-
ta vivía en algún lugar de la provincia mexicana, pero nunca acabé de
creerlo cuando yo mismo decidí hacer de ese lugar preciso mi refugio,
mi ermita. Mi búsqueda inconsciente o pasiva del artista de mis tantos
desvelos siempre tuvo algo de azaroso, y es quizá, por eso, que hoy me
parece natural que pueda verle en su estudio, dedicado horas sin cuenta
a definir el contorno de un hombro, de una mano, de una espalda. Lo
veo allí y le oigo decir, enfático y desenfadado: ¨Mi trabajo es pintar¨.
Carbonell lo dice con la misma convicción con la que hoy lo afirman
numerosos escritores, escultores y cineastas nacidos en la década de los
sesenta. Lo dice con absoluta convicción que haría temblar a nuestros
antecesores, a los que dejaron de pintar y escribir para consagrarse a la
gestión cultural, a los brindis, a la bohemia negligente. Su sentencia es
la misma que cotidianamente elaboramos contra los improvisados, los
ingeniosos tomadores de pelo, los inventores del arte relleno de helio.
Mano abierta puño cerrado 180 x 145 cm. Óleo mixta tela 2006
Carbonell vincula su devoción por el trabajo y su pericia técnica con
su necesidad impenitente e ibérica. Pero a mí me parece más bien pro-
pia de una generación, que no es otra que la mía, una generación que
creció ante el desencanto de sus padres y sus hermanos mayores, y que
desde muy pronto hizo del arte su única utopía. Como en todos o casi
todos nosotros, de su juventud politizada y maoísta o de su paso por la
América del sandinismo y de la nueva trova, ha quedado la lección de
que el arte es la única ingenuidad que puede permanecer intacta o al
menos la única que vale la pena ser defendida encarnizadamente por el
artista. Cansado acaso de las satanizaciones maniqueas del mundo, de
la sublimación amarfilada del artista en su torre y de los innumerables
elogios a la improvisación, ahora enfrenta el mundo desde el mundo,
siempre en la conciencia de que el artista es su trabajo y que eso lo en-
grandece. Por eso mira ahora de frente el discurso de la publicidad, por
eso busca y realiza sus renovaciones en las paradojas de la moda, en las
contradicciones de la vida cotidiana y familiar en el rechazo constante y
fatigado a los círculos artísticos o intelectuales. Como él mismo, su obra
se declara necesaria, una y otra vez reflexiona sobre su propia historia y
su propia esencia, una esencia que no es concebible sin forma, mucho
menos sin pericia.
De los ochentas a los dosmiles, Santiago Carbonell ha recorrido un
largo trecho que es paradójicamente cercano a muchas formas del arte
y al pensamiento de muchos de los artistas que hoy construyen nuestra
extraña modernidad. No veo lección más clara de que el arte es sobre
todo una azarosa conspiración de soledades.

Ignacio padilla
Escena mística 145 x 190 cm. Óleo mixta tela 2008

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